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POR JOSÉ MIGUEL GARCÍA “JOMI”<br />
¿ALGUIEN DIJO “MAGIA”?<br />
Sí, bueno, si existiera, no tendría que redactar esta<br />
sección ¿cierto?, y ustedes, de igual manera, no<br />
se encontrarían leyendo. A veces pienso si lo suyo<br />
con lo mío es una especie de masoquismo, al menos<br />
quiéranse un poco.<br />
Pero ya hablando en serio, ¿alguna vez se han preguntado<br />
por qué es que nos llama más la atención el poder de<br />
la magia que el de descubrir en realidad qué es lo que<br />
sucede? Bueno, la historia comienza un poco, muy atrás,<br />
en un lugar oscuro y desolado: el oscurantismo —eh,<br />
qué buen chiste, ¿no?—. Sí, la iglesia gobernaba todo y<br />
esas cosas que ya sabemos de la primaria, pero ¿existía<br />
o no la ciencia? Para términos prácticos (no entrar<br />
mucho en debate) diremos que sí, pero esta se llamaba<br />
“Alquimia”.<br />
Uno de los personajes más emblemáticos de esta ciencia<br />
fue un señor llamado John Dee, un hombre bajito,<br />
canoso y blanco —que resulta irónico porque “Dee”<br />
quiere decir negro—. El ancianito era solamente,<br />
matemático, escritor, filósofo, químico, alquimista,<br />
consejero, cortesano, astrólogo, navegante, capitán y<br />
hermetista —lo que sea que eso signifique— lo cual resulta<br />
algo peculiar si se ponen a pensar; después de todo, era<br />
una época en la que la gente apenas y sabía contar el pan.<br />
Londres es conocido por varias cosas, pero entre ellas,<br />
es por sus escuelas viejas. Resulta que nuestro amigo<br />
negrito, estudió, nada más y nada menos, que en La<br />
Universidad de Cambridge, la cual, aunque lo duden,<br />
fue fundada en 1209, patrocinada —obvio— por su<br />
amada iglesia.<br />
No es extraño después de todo pensar que las<br />
personas mundanas se sacaran de onda con una<br />
persona que supiera sumar; ni se diga entender el<br />
cielo, y mucho menos controlar la pólvora. Es ahí<br />
cuándo nacen los magos y brujas, a través de las<br />
bocas chismosas de las personas. Otra vez.<br />
Sin embargo, no fue hasta 1922 que los magos e<br />
ilusionistas fueron “oficialmente” sacados a la<br />
luz, he ahí el gran Dai Vernon, un señor al que los<br />
magos de culto llaman “El Profesor”.<br />
Vernon —si están pensando en Harry Potter y su<br />
tío gruñón no están tan equivocados, después de<br />
todo JK tenía que quedarse sin nombres en algún<br />
momento— fue “el único mago capaz de engañar,<br />
enseñar y maravillar a Harry Houdini”, y si tengo<br />
que explicarles quién fue Houdini, perdón, pero<br />
en este momento pueden dejar de leer esto, ir por<br />
una taza de café y tirárselas encima.<br />
Ya sea por Houdini, por el buen Negrillo, Harry<br />
Potter o aquellos que dicen ser magos, todos hemos<br />
oído hablar de la fascinación de sus trucos, y no es<br />
que no queramos comprender lo que nos rodea o<br />
evadir la realidad, sino, como dijo el buen Sagan:<br />
“La imaginación a menudo nos llevará a mundos<br />
que nunca fueron, pero sin eso no iremos a ningún<br />
lado”.<br />
“Ya sea por Houdini, por<br />
el buen Negrillo, Harry<br />
Potter o aquellos que<br />
dicen ser magos, todos<br />
hemos oído hablar de la<br />
fascinación de sus trucos”<br />
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