Especial 20190214
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4 Página SIETE J u eve s 14 de febrero de 2019<br />
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especial@ p a g i n a s i e te . b o <strong>Especial</strong><br />
w w w. f a c e b o o k . c o m / p a g i n a s i e te @ p a g i n a _ s i e te<br />
Las condiciones inseguras y los accidentes laborales marcan sus jornadas<br />
Vivir cada día como si fuera el último,<br />
el “d ra m a ”de los trabajadores mineros<br />
l REALIDAD El sector de la minería cooperativizada, mayoritario en el país en cuanto a número de trabajadores,<br />
es el más golpeado. Por lo general, depende de cada socio conseguir los elementos de protección personal.<br />
Gabriel Díez Lacunza / La Paz<br />
“<br />
Cuando uno entra a la mina lo<br />
único que piensa es en salir”,<br />
dice en Llallagua el minero<br />
Mario Maldonado, de 58 años. Meterse<br />
a las entrañas de la Tierra no es<br />
cosa de chiste. En tiempos del auge<br />
del estaño y en la actualidad el temor<br />
era y sigue siendo el mismo.<br />
Guadalupe Ramallo (76), una<br />
exenfermera contratada en una<br />
mina de cobre en la década del 60,<br />
recuerda que los trabajadores disfrutaban<br />
los fines de semana porque<br />
sentían que su vida corría peligro.<br />
“No sabían si al entrar iban a<br />
salir vivos”. Ese es el “d ra m a ”del<br />
minero, vivir cada día como si fuera<br />
el último.<br />
Y es que las condiciones inseguras<br />
en las que trabajan los mineros<br />
en Bolivia, principalmente los<br />
cooperativizados, y la falta de<br />
equipos de protección personal<br />
(EPP) los hacen vulnerables a una<br />
serie de accidentes. El más común<br />
es el desprendimiento de rocas y<br />
tierra mientras están dentro del<br />
cerro. En muchos casos esas situaciones<br />
derivan en invalidez e incluso<br />
muerte.<br />
Según la Caja Nacional de Salud<br />
(CNS), La Paz y Oruro aglutinan la<br />
mayor cantidad de accidentes laborales<br />
denunciados. “La Paz porque<br />
es la que mayor población afiliada<br />
tiene y Oruro por que concentra<br />
a la mayor cantidad de empresas<br />
mineras ”, indica un reporte de esa<br />
entidad preparado para Página Siete<br />
. Sin embargo, muchos de los incidentes<br />
quedan en el anonimato.<br />
Sólo en 2017 el departamento de<br />
Medicina del Trabajo de la CNS registró<br />
9.567 casos a nivel nacional.<br />
Del total, 4.153 (43%) accidentes en<br />
ámbitos del trabajo se registraron<br />
en La Paz y 2.474 (26%) se dieron en<br />
Oruro. Entre ambos departamentos<br />
la suma llega a 69%. Entre 2009<br />
y 2011 se dieron porcentajes similares<br />
en estos lugares, llegando Oruro<br />
al 33% en 2010, según indican datos<br />
del Ministerio de Trabajo.<br />
Desde la Organización Internacional<br />
del Trabajo (OIT) se afirma<br />
que en países como Bolivia la actividad<br />
minera contribuye “de manera<br />
significativa”a la economía.<br />
“Concomitantemente, los accidentes<br />
del trabajo y las enfermedades<br />
profesionales también son<br />
significativas y se destacan en relación<br />
con otros sectores productivos”,<br />
se lee en el Diagnóstico en Seguridad<br />
y Salud en el Trabajo de los países<br />
de la subregión andina Bolivia,<br />
Ecuador, Colombia, Perú y la República<br />
Bolivariana de Venezuela de 2007.<br />
Mineros c o o p e ra t i v i sta s<br />
ingresando a la bocamina<br />
Cancañiri en la mina de<br />
Llallagua, norte de Potosí.<br />
En la bocamina Cancañiri, a las<br />
7:00 antes de entrar a su “oficina”<br />
(la mina de Llallagua) don Trifón<br />
Ramos (67) explica que la seguridad<br />
industrial y condiciones de<br />
trabajo son deficitarias en el sector<br />
de cooperativas mineras. Su primer<br />
ingreso al “centro de la Tierra”fue<br />
cuando tenía 18 años, entonces la<br />
Corporación Minera de Bolivia<br />
(Comibol) estaba en su auge.<br />
“La vida del minero es triste. Ingresas<br />
y no sabes cómo ni cuándo<br />
vas a salir. La desgracia está en segundos.<br />
Así es la vida, no vas a decidir<br />
qué rato te va a tocar la desgracia.<br />
Ahora estoy sano, ingreso y<br />
después es chau. Así es la vida del<br />
m i n e ro”, lamenta mientras revuelve<br />
unas hojas de coca en una<br />
bolsita verde.<br />
El norte de Potosí, con distritos<br />
mineros como Llallagua, Uncía y<br />
Catavi, fue el centro de la minería<br />
del estaño durante la primera mitad<br />
de siglo XX. En la actualidad,<br />
con una actividad bastante mermada<br />
en relación con aquellos<br />
años, según todos los mineros entrevistados,<br />
sigue dando de comer<br />
a sus habitantes cuyos familiares<br />
arriesgan la vida a diario por<br />
unas libras de estaño.<br />
El jefe médico del hospital de la<br />
CNS en Uncía, Armando Cerruto<br />
Miranda, da fe de esta realidad.<br />
“Los accidentes en la mina son el<br />
“Antes había ventilación,<br />
el acceso es<br />
por lugares dificultosos<br />
donde hay<br />
que arrastrarse para<br />
pasar a otro nivel, a<br />
otro paraje”.<br />
Severino V., minero Chojlla<br />
pan de cada día en el sector por la<br />
infraestructura y la seguridad industrial<br />
que presentan; de un tiempo<br />
a esta parte ha decrecido”, afirma.<br />
Es a ese municipio contiguo a<br />
Llallagua donde llegan todos los<br />
pacientes de la mina. “A la semana<br />
nos llegan por lo menos dos casos<br />
graves de la cinco minas que abarcamos,<br />
pero los casos en general (en<br />
postas cercanas) son diarios”, añade<br />
Cerruto.<br />
El trabajo del minero está concebido<br />
como peligroso desde los mismos<br />
documentos que regulan su<br />
existencia. El Código de Minería de<br />
1997 en su artículo 43 dice que los<br />
concesionarios y quienes realicen<br />
actividades mineras están obligados<br />
“a cuidar de la vida y salud de<br />
“En algunos lugares<br />
hemos tenido<br />
que perder a los<br />
compañeros. Casi a<br />
diario existen los<br />
accidentes de trab<br />
a j o”.<br />
Simón C., Fedecomin La Paz.<br />
sus trabajadores”, aplicando las<br />
normas de seguridad e higiene industrial<br />
vigentes.<br />
Otro ejemplo es el del Modelo de reglamento<br />
interno para cooperativas mineras<br />
auríferas (1990), publicado por el<br />
Instituto Nacional de Cooperativas.<br />
Ese documento da a entender<br />
la naturalidad de la posible muerte<br />
de los mineros, así como el hecho<br />
de que asistan “en estado de ebriedad”a<br />
su fuente laboral.<br />
“La viuda del socio fallecido tendrá<br />
derecho a nombrar un representante<br />
hasta el término de un<br />
año, debiendo al vencimiento de<br />
este plazo nombrar a la persona que<br />
ingresará a sustituir al socio fallecido<br />
con todos los derechos y obligaciones”,<br />
se lee en el numeral 3 del<br />
Gabriel Díez / Página Siete<br />
artículo 6. Mientras que en el artículo<br />
94 se asume como falta grave el<br />
acudir al trabajo en estado de ebriedad.<br />
Así, los trabajadores de las minas<br />
deben convivir a diario con la<br />
idea de que su vida corre peligro.<br />
Ello debido al mal estado de los cerros<br />
a donde ingresan a buscar minerales,<br />
a las precarias condiciones<br />
de sus elementos de protección<br />
personal e incluso a actitudes<br />
calificadas por algunos mineros<br />
como negligentes, tal como ingresar<br />
bajo los efectos del alcohol o<br />
beber al interior de las minas.<br />
Jóvenes a la mina<br />
Ismael C. J. dice tener 17 años, mide<br />
aproximadamente 1,75 y cuando<br />
se lo entrevista dice que es su primer<br />
día en la mina de Llallagua; luego<br />
se contradice y confiesa que trabaja<br />
desde un año antes. Su padre,<br />
minero, cayó enfermo de silicosis y<br />
él tuvo que tomar la posta.<br />
Trabaja los sábados y domingos<br />
transportando carretillas; gana<br />
150 bolivianos al mes. Pese a que<br />
ya gana su propio dinero, aunque<br />
poco, sabe que meterse a las entrañas<br />
de la Tierra no es cosa de chiste.<br />
“Es peligroso ahí adentro. A veces<br />
me da miedo entrar. Pienso en<br />
el Tío de la mina, le doy su coca, su<br />
singani”, dice en voz baja, como<br />
un niño asustado.