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Inteligencia Emocional- Daniel Goleman

El presente libro constituye una guía para conocer todas esas visiones científicas sobre la emoción, un viaje cuyo objetivo es proporcionarnos una mejor comprensión de una de las facetas más desconcertantes de nuestra vida y del mundo que nos rodea. La meta de nuestro viaje consiste en llegar a comprender el significado y el modo de dotar de inteligencia a la emoción, una comprensión que, en sí misma, puede servirnos de gran ayuda, porque el hecho de tomar conciencia del dominio de los sentimientos puede tener un efecto similar al que provoca un observador en el mundo de la física cuántica, es decir, transformar el objeto de observación.

El presente libro constituye una guía para conocer todas esas visiones científicas sobre la emoción, un viaje cuyo objetivo es proporcionarnos una mejor comprensión de una de las facetas más desconcertantes de nuestra vida y del mundo que nos rodea. La meta de nuestro viaje consiste en llegar a comprender el significado y el modo de dotar de inteligencia a la emoción, una comprensión que, en sí misma, puede servirnos de gran ayuda, porque el hecho de tomar conciencia del dominio de los sentimientos puede tener un efecto similar al que provoca un observador en el mundo de la física cuántica, es decir, transformar el objeto de observación.

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<strong>Daniel</strong> <strong>Goleman</strong><br />

<strong>Inteligencia</strong> <strong>Emocional</strong><br />

ecuánime, como ocurre, por ejemplo, en el caso de los típicos pensamientos en los que uno, dándose<br />

cuenta de sus propias emociones, dice «no debería sentir esto», «estoy pensando en cosas positivas para<br />

animarme» o, en el caso de una conciencia más restringida de uno mismo, el pensamiento fugaz de que<br />

«no debería pensar en estas cosas».<br />

Aunque haya una diferencia lógica entre ser consciente de los sentimientos e intentar transformarlos,<br />

Mayer ha descubierto que, para todo propósito práctico, ambas cuestiones van de la mano y que tomar<br />

conciencia de un estado de ánimo negativo conlleva también el intento de desembarazamos de él. Pero el<br />

hecho es que la toma de conciencia de los sentimientos no tiene nada que ver con tratar de<br />

desembarazamos de los impulsos emocionales. Cuando gritamos «¡basta!» a un niño cuya ira le ha llevado<br />

a golpear a un compañero, tal vez podamos detener la pelea pero con ello no anularemos la ira, porque el<br />

pensamiento del niño sigue todavía fijado al desencadenante de su enfado («¡pero él me ha quitado mi<br />

juguete!») y, de ese modo, jamás lograremos erradicar la cólera. En cualquier caso, la comprensión que<br />

acompaña a la conciencia de uno mismo tiene un poderoso efecto sobre los sentimientos negativos<br />

intensos y no sólo nos brinda la posibilidad de no quedar sometidos a su influjo sino que también nos<br />

proporciona la oportunidad de liberamos de ellos, de conseguir, en suma, un mayor grado de libertad.<br />

En opinión de Mayer, existen varios estilos diferentes de personas en cuanto a la forma de atender o<br />

tratar con sus emociones:<br />

La persona consciente de si misma. Como es comprensible, la persona que es consciente de sus<br />

estados de ánimo mientras los está experimentando goza de una vida emocional más desarrollada. Son<br />

personas cuya claridad emocional impregna todas las facetas de su personalidad; personas autónomas y<br />

seguras de sus propias fronteras; personas psicológicamente sanas que tienden a tener una visión positiva<br />

de la vida; personas que, cuando caen en un estado de ánimo negativo, no le dan vueltas obsesivamente y,<br />

en consecuencia, no tardan en salir de él. Su atención, en suma, les ayuda a controlar sus emociones.<br />

Las personas atrapadas en sus emociones. Son personas que suelen sentirse desbordadas por<br />

sus emociones y que son incapaces de escapar de ellas, como si fueran esclavos de sus estados de ánimo.<br />

Son personas muy volubles y no muy conscientes de sus sentimientos, y esa misma falta de perspectiva les<br />

hace sentirse abrumados y perdidos en las emociones y, en consecuencia, sienten que no pueden controlar<br />

su vida emocional y no tratan de escapar de los estados de ánimo negativos.<br />

Las personas que aceptan resignadamente sus emociones. Son personas que, si bien suelen<br />

percibir con claridad lo que están sintiendo, también tienden a aceptar pasivamente sus estados de ánimo y,<br />

por ello mismo, no suelen tratar de cambiarlos. Parece haber dos tipos de aceptadores, los que suelen estar<br />

de buen humor y se hallan poco motivados para cambiar su estado de ánimo y los que, a pesar de su<br />

claridad, son proclives a los estados de ánimo negativos y los aceptan con una actitud de laissez-faire que<br />

les lleva a no tratar de cambiarlos a pesar de la molestia que suponen (una pauta que suele encontrarse<br />

entre aquellas personas deprimidas que están resignadas con la situación en que se encuentran).<br />

EL APASIONADO Y EL INDIFERENTE<br />

Imagine, por un momento, que está volando entre Nueva York y San Francisco. El vuelo ha sido muy<br />

tranquilo pero, al aproximarse a las montañas Rocosas, se escucha la voz del piloto advirtiendo: «Señoras y<br />

caballeros, estamos a punto de atravesar una zona de turbulencia atmosférica. Les rogamos que regresen a<br />

sus asientos y se abrochen los cinturones». Luego el avión entra en la turbulencia y se ve sacudido de<br />

arriba a abajo y de un lado al otro como una pelota de playa a merced de las olas.<br />

¿Qué es lo que usted haría en esa situación? ¿Es el tipo de persona que se desconectaría de todo y<br />

seguiría ensimismado en un libro, una revista o la película que en aquel momento estuviera proyectándose,<br />

o acaso echaría mano rápidamente a la hoja de instrucciones a seguir en caso de emergencia, escudriñaría<br />

el rostro de las azafatas y los auxiliares de vuelo en busca de algún signo de pánico o prestaría atención al<br />

sonido de los motores tratando de advertir en ellos algún sonido alarmante ?<br />

El tipo de respuesta natural que tengamos ante esta situación refleja la actitud de nuestra atención<br />

ante el estrés. En realidad, esta misma escena forma parte de una de las pruebas de un test desarrollado<br />

por Suzanne Miller, una psicóloga de la Temple University, para determinar si, en una situación angustiante,<br />

la persona tiende a centrar minuciosamente su atención en todos los detalles de la situación o si, por el<br />

contrario, afronta esos momentos de ansiedad tratando de distraerse. Porque el hecho es que estas dos<br />

actitudes atencionales hacia el peligro tienen consecuencias muy diferentes en la forma en que la gente<br />

experimenta sus propias reacciones emocionales. Quienes atienden a los detalles, por este mismo motivo<br />

tienden a amplificar inconscientemente la magnitud de sus propias reacciones (especialmente en el caso de<br />

que su atención esté despojada de la ecuanimidad que proporciona la conciencia de uno mismo) con el<br />

resultado de que sus emociones parecen más intensas. Quienes, por el contrario, se desconectan y se<br />

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