You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
El Maíz, N<br />
HUMBERTO ARRIETI 13<br />
Nuestro alimento por excelencia: el<br />
maíz, calificado por Andrés Bello<br />
como el “Jefe altanero de la espigada<br />
tribu”. Se ha dicho con razón que los<br />
americanos somos los hombres del<br />
maíz. Este cereal representa sin<br />
duda a nuestro continente en el plano<br />
alimentario así como el arroz a Asia y<br />
el trigo a Europa. Es un personaje<br />
protagónico en nuestros recetarios.<br />
Eclipsa a los demás por la extensión y<br />
la versatilidad con que se presenta en<br />
nuestra escena culinaria. Trigo de las<br />
indias lo bautizaron los cronistas por<br />
querer expresar su carácter de sustento<br />
universal entre los habitantes<br />
del nuevo mundo. También lo llamaron<br />
mhaiz, transcribiendo el término<br />
con el que lo designan los taínos, denominación<br />
que rápidamente se<br />
difundió desplazando otros nombres<br />
regionales que recibió la planta es<br />
H U M B E R T O<br />
h u m b e r t o a r r i<br />
tiempos precolombinos: centli o cintli<br />
lo llamaron los aztecas; Zara los Incas;<br />
ac-nache los tamanacos; matschai los<br />
wayuu o guajiros, y los timotes chja.<br />
Del libro H ijos del maíz, cito:<br />
Cuentan los mayores de las montañas del El<br />
Salvador que en tiempos lejanos llegaron a<br />
poblar esas tierras los cuatro colores del maíz<br />
en forma humana: el pinto, el blanco, el<br />
amarillo y el negro. Estos cuatros, hombres y<br />
mujeres de colores estuvieron ahí cuatro<br />
temporadas de lluvia, en las cuales iban de un<br />
lugar a otro haciéndose más y sembrando la<br />
vida, haciendo nacer comunidades,<br />
sembrando maíz en empinadas laderas y<br />
cuestas, trabajando para arrancarle lo<br />
necesario a la madre tierra y preservar la vida<br />
que trajeron.<br />
Leyendas como estas se repiten a lo<br />
largo y ancho de nuestro continente<br />
americano. En todas ellas se narra que<br />
somos hijas e hijos del maíz, y que la<br />
milpa, la chacra y el conuco son espacios<br />
sagrados, así como lo es el grano<br />
del maíz.<br />
Y como el maíz es una planta domesticada,<br />
sagrada y alimenticia, no podría<br />
existir sin la intervención humana,