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De cuando ella regresa<br />
Josefina Toscano<br />
Era abril y Olivia recordó lo mismo que el abril anterior: las cosas no eran igual que antes.<br />
Cerró los ojos y se vio a sí misma s<strong>en</strong>tada <strong>en</strong> el sillón del living con su papá y su hermano,<br />
abrazándola, por última vez. Del otro lado de la casa estaba su mamá. Cerró más fuerte los ojos<br />
pero no pudo recordar qué estaba haci<strong>en</strong>do. La imaginó <strong>en</strong> su cuarto, echándole agua a las<br />
hort<strong>en</strong>sias que su papá le regalaba cada aniversario de cada mes. Olivia s<strong>en</strong>tía una especie de<br />
magia <strong>en</strong> ese ritual.<br />
Mi<strong>en</strong>tras la esc<strong>en</strong>a familiar se desdibujaba poco a poco, trató de recordar lo que había<br />
hecho <strong>en</strong> ese mom<strong>en</strong>to, pero un año atrás. Antes que el v<strong>en</strong>daval que le tocó <strong>en</strong> suerte<br />
cambiara su vida para siempre. Se p<strong>en</strong>só ri<strong>en</strong>do, abrazando a su hermano o haci<strong>en</strong>do nada. Le<br />
dio vértigo lo que su memoria olvidaba con el tiempo.<br />
De pronto abrió los ojos, se posó sobre la v<strong>en</strong>tana del dormitorio de su papá. Olivia se<br />
miró al espejo y se notó m<strong>en</strong>os colorida que el día anterior. Había pasado un año y todavía no se<br />
acostumbraba a que el color de sus alas no la dejase m<strong>en</strong>tir sobre cómo se s<strong>en</strong>tía. A veces, la<br />
felicidad la teñía de naranja y, otras, la soledad de color gris.<br />
Revoloteó por la habitación un rato. Quiso volar con los ojos cerrados pero se chocaba<br />
con los muebles que ahora habían cambiado de lugar. Extrañaba lo fácil que era su vida cuando<br />
s<strong>en</strong>cillam<strong>en</strong>te podía aferrarse a las cosas importantes.<br />
Su padre interrumpió su paseo matutino, estaba un poco más viejo y más cansado. No<br />
del todo r<strong>en</strong>dido. Lo vio regar las hort<strong>en</strong>sias donde a ella le gustaba reposar por las mañanas y,<br />
que ahora, le traían el perfume del pasado.<br />
Batió sus alas con furia esperando que algo sucediera, pero las cosas solo parecían<br />
cambiar cuando cerraba sus ojos. El vuelo era cada vez más int<strong>en</strong>so y, mi<strong>en</strong>tras surcaba de un<br />
lado a otro alrededor de las hort<strong>en</strong>sias como si aquello mágico volviera a ocurrir, se preguntó<br />
cuál sería el huracán que su aleteo estaría causando <strong>en</strong> ese mom<strong>en</strong>to.