El Telon enero-marzo-abril
EDICIÓN #58 ENERO-MARZO-ABRIL - VIII TEMPORADA ǀ 2019 - 2020 ǀ WWW.TEATROSANCHEZAGUILAR.ORG
EDICIÓN #58 ENERO-MARZO-ABRIL - VIII TEMPORADA ǀ 2019 - 2020 ǀ WWW.TEATROSANCHEZAGUILAR.ORG
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
40 | EL TELÓN
ENTREVISTA
"Beethoven es un
profeta absoluto que
no escondió nada"
El compositor y director de orquesta
de origen armenio, que llegó al
país en 2002 e hizo de esta tierra
su hogar, habla sobre sus inicios e
influencias en la música clásica, la
huella que marcaron sus padres y
sus compositores favoritos. Hace un
análisis de sus 15 años dirigiendo
la Orquesta Sinfónica de
Guayaquil, período que –confiesa–
le dejaron un profundo cansancio
emocional; y cómo evalúa su más
reciente creación: la Filarmónica
municipal de Guayaquil
David
D A V I D H A R U T Y U N Y A N
Harutyunyan
¿Cómo fueron sus primeros años de formación
musical en Armenia: qué elementos fueron
determinantes en la que sería después
su profesión?
Empecé desde muy temprano. Desde los 4
años. Mejor dicho, no empecé, me empezaron,
a los 4 años. Porque a esa edad uno no era
muy consciente de qué estaba haciendo. Me
presentaron el piano de cola y desde entonces
han pasado 50 años y sigo tocando. Los
culpables eran mis padres, son dos músicos
profesionales, son dos compositores. Parece
que después de todos esos años, mirando
hacia atrás, pienso que no tenía alternativa.
Entonces entré a estudiar al colegio musical
para los niños con talento especiales como
pianista, después como teórico y compositor;
luego entré al Conservatorio, allá son como las
universidades. Allí obtuve el título de máster
de composición, con mi profesor que era
alumno y asistente de Dmitri Shostakovich;
estudié con él desde los 13 hasta los 23 años,
era el rector del conservatorio. Y ahí mismo
obtuve otro título de máster de director de
las orquestas sinfónicas y teatros operísticos.
Ahí comenzó la carrera y la vida grande, como
dicen. Entré a trabajar al Teatro de Ópera
Nacional de Armenia, primero como asistente
y después como director de fila del Teatro de
Ópera. Paralelamente estaba dando clases
como asistente de profesor en las cátedras
de Preparación Operística y Ensamble de
Cámara. Después me independicé y recibí el
título de docente del conservatorio y luego
como director de la Orquesta de Nueva Música
que estaba interpretando la música del siglo
XX. De ahí me dieron la Gran Orquesta del
Conservatorio Nacional de Armenia. Estuve
viajando y dirigiendo diferentes orquestas, a
parte de la mía, y en una ocasión alguien me
mandó una invitación para participar en un
concurso como director titular de la Orquesta
Sinfónica de Guayaquil. Nunca pensaba ni
ganar este concurso y menos quedarme a
vivir por el resto de mi vida aquí. Sin embargo,
gané. Llegué por un año y me quedé.
¿Qué lo hizo quedarse en Guayaquil en ese
entonces?
Las circunstancias. Sí, las circunstancias
no me dejaron irme, porque varias veces
tenía planificado todo para partir; pues
había otras orquestas que me estaban
invitando como director titular, pero no me
fui por las circunstancias. Y después estas se
convirtieron en la familia. Y acá estoy.
¿Cuál fue la influencia de sus padres en su
faceta como compositor? ¿De allí viene ese
amor?
No existe amor por la composición. O naces
o no naces. Amar la composición es lo mismo
que decir: a los niños les gusta pintar, pero
no todos sin pintores. Amor por la música, sí.
Porque desde que nací estuve escuchando
la música no solo en la casa, en las salas