NÚMERO 4

La quietud de un atardecer o un amanecer como
escenario y los animales como actores inconscientes
de su excepcional papel en el teatro de la
vida desde tu mirada, te llenan e inflaman de una
antigua tranquilidad que terminas queriendo expresar,
a veces con una elaborada pintura y otras
con una acuarela o un intimo trazo de lápiz en tu
cuaderno de campo, que quizás solo valga para
recordarte ese momento, un recuerdo que jamás
te dañará, sino que te motivara para seguir saliendo
al campo a reencontrarte con tu vieja y ancestral
pasión, La Pintura de la Naturaleza.
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