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NÚMERO 4

Revista para Fotógrafos de Naturaleza www.objetivonatural.com

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En la superficie, entre un despejado cielo azul y las

claras aguas tropicales, un grupo de submarinistas

excitados terminaron con sus preparativos. Como

los lemmings saltando de un acantilado, el grupo

saltó del barco al agua para hundirse en diversos

grados de desorden. Totalmente preocupado por

los oídos taponados y las gafas de bucear llenas de

agua, el primer buceador comenzó su descenso. Se

hundió hacia el lecho oceánico, hacia el pez piedra

que no sospechaba nada, con la gracia y velocidad

de una piedra arrojada al mar.

Con una estrategia de supervivencia que depende

de la inmovilidad y de trece espinas mortíferas, el

pez permaneció inmóvil junto a su roca. Mientras el

submarinista se zambullía a través de la columna de

agua, el pez piedra instintivamente mostró su aleta

dorsal y se preparó para el impacto. El sol se oscureció,

la tierra se movió y las aguas cristalinas a su

alrededor se llenaron de sedimento.

La rodilla izquierda absorbió la mayor parte del impacto

al chocar contra el substrato. La rodilla derecha

cubierta por el neopreno no tuvo tanta suerte. Las

agudas espinas del del pez en forma de aguja hipodérmica

perforaron con facilidad el traje de buceo y la piel

debajo de la rodilla derecha. A medida que las espinas

penetraron más, las glándulas venenosas se apretaron

bombeando toxinas hacia la blanda carne.

Con un rápido movimiento reflejo debido al intenso

pinchazo el submarinista levantó de golpe su pierna

derecha y se apoyó en la espalda apretujando la maltrecha

rodilla en su pecho. Cerró los ojos, su mente

nublándose con el dolor, un dolor que aumentaba sin

parar. ¡¡ La inmersión había empezado mal y se pondría

mucho peor !! El pez piedra se movió en silencio

hacia una roca más tranquila.

Sin ayuda inmediata nuestro desafortunado submarinista

probablemente moriría ahogado al sobrevenirle

el shock a los pocos minutos. Esta escena ficticia

podría ocurrirle a cualquier submarinista, bañista o

caminante de los arrecifes mientras exploran las cálidas

aguas tropicales.

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