You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Prester 9 bios
Mamá,mamá,un linyera,viene un linyera!-exclamó Blanquita,
excitada, mientras se apretaba contra la falda de su madre.
-¿Y por qué tienes miedo? Es un pobre hombre que necesita
algo -respondió la mamá mientras salía a su encuentro.
-Buen día,patroncita.
-Buen día, buen hombre.
-Patroncita, ¿tendría algo para comer?
-Sí, espere un momento.
Blanquita se quedó como una piedra mirando de pies a
cabeza al llamativo pordiosero. Tenía abundante barba... y
esos ojos escondidos debajo de las tupidas cejas tenían una
expresión de tristeza. Parecían querer sonreírle. Sus ropas
viejas se veían limpias. Hasta las manos y las uñas estaban
limpias. Blanca inspiró hondamente. Su buen olfato no
percibió olor a tabaco ni a alcohol. En su mente de cinco años
había mil preguntas acerca de ese hombre que la miraba con
ternura. Pero no abrió su boca. Ya le preguntaría a su mamá.
Ellos vivían en una casa aislada en el campo. Rara vez
llegaban extraños. Por eso el linyera, como allí llamaban a los
vagabundos, le llamaba tanto la atención.
Pronto la mamá regresó con un buen desayuno. Lo invitó a
pasar a descansar bajo la galería. Mientras él devoraba el pan
casero con queso, leche y frutas, ella le hablaba del amor de
Dios. Al mendigo se le humedecieron los ojos.
Entonces, les contó su penosa vida.
■Blanquita era toda oídos. Se emocionó mucho al escuchar
el relato. De pronto, le susurró algo al oído de la mamá, y salió
corriendo. Al momento volvió con la carita iluminada y una
monedita apretada en la mano.Se la entregó al caminante.Sus
padres le habían enseñado economía y generosidad.
29