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548.Historias de mi granja Otilia Peverini de Ampuero

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G o to p H ie h J o

Alda le entusiasmaba pasar al frente de sus compañeritos de

la Escuela Bíblica respondiendo a la Invitación de la maestra:

-¿Quién desea compartir algo y cantar?

Ida era la primera en adelantarse, tomar dos muñequitas que

le pasaba la maestra y, acompañada de todos los niños, cantar:

Yo tengo dos muñequitas hoy

y tú ninguna, ¡qué lástima!

Y como te amo compartiré

y ahora una tendrás también.

Otra niñita recibía la muñeca que Ida ¡e extendía y así

continuaba el bonito juego con otros niños y otros objetos.

Todoscomprendíanqueelcantitoy la actividad se realizaban

para desarrollar hábitos de generosidad y compasión hada los

necesitados.

La mamá de Ida se esforzaba en enseñarle a ser generosa,

pero a la nena le costaba vencer el egoísmo.

-Mira, hijita, cómo Dios nos da tantas cosas: aire puro, sol,

lluvia,flores, aves, alimentos y todo lo que necesitamos. Y Jesús

dijo que son más felices los que dan que los que reciben.

Llegó el tiempo cuando Ida entró a la escuela. Un día su

mamá le preparó, para la merienda, unos bizcochos que le

gustaban mucho a su hijita,y le dijo:

-Tedoybastantesparaquecompartas con tus compañerías.

-Sí, mamá.

Y salieron juntas hacia la escuela.

A la media tarde tuvieron un recreo más largo y todas

sacaron sus meriendas para comer.

Ida comenzó a comer con gusto un bizcocho.

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