TABÚ 5

Siglos atrás el hombre se cubría con la piel de los
animales que cazaba y no precisamente por pudor
o recato, sino para protegerse del ambiente: el
tiempo pasó y con el desarrollo de nuevas -y aún
así rudimentarias- técnicas, comenzó a manipular
sus ropas para volverlas distintivos entre tribus, a
adornarse por jerarquía y a confeccionar piezas cada
vez más útiles, que poco después relacionó con
rituales y creencias particulares para darles aún más
significado.
La moda como la conocemos hoy en día no se
relaciona con la protección del cuerpo ni con
la distinción entre grupos, sino con la idea de
pertenencia que nos ofrece cada una de las piezas
que vestimos. Un color, una tela o un accesorio habla
más de lo que queremos ser que de lo que somos, &
tomando en cuenta que el hombre es un ser sexual,
no es sorpresa que nuestro estilo sea un fiel reflejo de
nuestra intimidad.
Muy en el fondo seguimos siendo cazadores.
Hombres modernos que persiguen a su presa con
nuevos recursos para la seducción.
Causa y efecto:
Juego de roles. Uno de los elementos que más influye
en la forma de vestir son los fetiches y para muestra
un botón: el cuero al tacto es rígido y firme, dándonos
una sensación de “segunda piel”, una mucho más
fuerte y resistente, no en vano se relaciona con el sexo;
otro gran ejemplo es la seda, mayormente usada en
lencería, igualmente delicada como sugerente, una
fibra que nos invita a dejar volar la imaginación.
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