CHAVIN DE HUANTAR EL LEGADO

RESCATE DE LA VIDA
La operación fue parte de una larga historia en la que nos
sumió arbitrariamente el terrorismo más cruel y perverso
acontecido en la región y que logramos dominar por una
evidente decisión de gobierno, de las Fuerzas Armadas
y por el cumplimiento de las acciones dispuestas por los
valerosos comandos.
Era el 22 de abril de 1997,
hora 15:23. Durante meses
fue una reacción instantánea
ensayada decenas de
veces, hasta que se hizo realidad.
Estábamos frente al rescate
de las vidas de decenas
de rehenes del sanguinario Movimiento
Revolucionario Túpac
Amaru, MRTA.
Ahí me encontraba, con el Comandante
AP Carlos Tello, encargado
de detonar la carga,
estaba al mando de mi equipo.
Sin embargo, fui el designado
para recibir la cuenta regresiva
del Coronel José Williams Zapata,
la cual empezó de 5 hasta 0.
Fueron segundos que significó
para los rehenes la esperanza
de la vida y la libertad.
La onda de la detonación que se
realizó desde el túnel activó no
solo tierra y polvo hacia el interior,
sino también toda la adrenalina
contenida en los Comandos.
Sin embargo, el reto mayor lo
tuvimos frente a nosotros: terroristas
bien armados y
dispuestos a disparar
y matarnos, inclusive
a los rehenes.
Mi nombre es César
Astudillo Salcedo,
oficial Comando del
Ejército del Perú que, junto a un
grupo de extraordinarios profesionales
de la guerra, participamos
en la operación de rescate
de rehenes “Chavín de Huántar”,
realizada en la residencia del
embajador del Japón en Lima,
en 1997.
En esta publicación, he querido
plasmar no solo mi participación
y experiencia en aquella trascedental
jornada, sino también la
de varios compañeros Comandos
y personajes emblemáticos
de aquella gesta cuya versión de
los hechos, en el rol que el destino
los colocó, resulta importante
documentar.
La operación fue parte de una
larga historia en la que nos su-
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