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MONARTERIO DE LA MURTA
SEGUNDA PARTE
Dejábamos en el número pasado, pendientes las anotaciones históricas
del Monasterio de Nuestra Señora Santa María de la Murta. Dentro de lo
que es la ruta más sencilla, cuando entramos en el paraje, sin dejar el camino
principal, justo a la mitad, pasaremos por un puente; que inicia el
retorno del trayecto por la ora parte del barranco, lleno de la vegetación
que hablamos en el número anterior. Nos encontraremos, a mano derecha
unas ruinas. siempre en rehabilitación, del Monasterio. Pasado este, sale
un camino a la derecha de nuevo, es una de las subidas al Caball Bernat,
solo hay que ir dejando el manantial a la derecha y, nos encontraremos
con los restos de lo que fue el principio de esta
construcción, donde podemos disfrutar todavía
de unos frescos del siglo XIV, a la intemperie y,
que año a año, se van desintegrando. En España,
tratamos a nuestros tesoros así. Cualquier
día, llegará un mal nacido y pondrá: “aquí estuvo
fulanito”, se le olvidará aclarar que es imbécil.
Como si nos importara un carajo a nadie
y, destrozará lo poco que quede, en fin, no nos
hagamos mala sangre.
Antes de monasterio, fue un cenobio de la orden
de los Jerónimos. Hoy, como hemos explicado,
tiene un acceso fácil, prácticamente se
conservan los caminos de antaño y está semi abandonado, pero en sus
momentos de auge o, floruit, (si queremos ponernos técnicos), tenía bastante
importancia; no solo como retiro espiritual e incluso peregrinaje, si
no, también cultural. Esto, le hacía motivo de visita para las jerarquías
eclesiásticas, y la nobleza el momento. Esa fue la razón, de que entre los
siglos XIV y XV, se construyera el monasterio al lado del cenobio primigenio.
En el siglo VI, exactamente en el año 568, mientras reinaba en España el