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Como veis, hasta ahora es como si hicieseis croquetas. Esta masa, la dejáis
en la nevera durante unas horas, hay quién dice que 24, hay quién dice
que 12.
Cuando hayáis decidido poneros a la faena, ponéis a hidratar las placas en
agua caliente, entre un cuarto de hora y veinte minutos. Una vez hidratadas
las ponéis sobre un trapo, a ser posible limpio, para que no deje sabores
más que nada.
Ponemos la pasta suficiente para que el canalón quede gordito, pero no
tanta que no se pueda enrollar. Los vamos colocando en la fuente que los
vayamos a meter al horno. Importante: con la unión siempre de base.
Cuando hayamos llenado la bandeja o fuente, cubrimos con el resto de la
bechamel y con el queso Emmental rallado. Los ponemos al horno durante
un cuarto de hora y listos. Se me olvidaba, el horno debe de estar como a
200 grados centígrados.
Hechos. Servir muy calientes.
BECHAMEL:
Os la voy a enseñar para que os salga sin grumos. Ojo al parche:
Ingredientes:
½ litro de leche
40 gr. De mantequilla, margarina o aceite de oliva. Un servidor prefiere el
aceite de oliva, pero va en gustos.
40 gr. De harina
Sal, a gusto del consumidor.
Nuez moscada, a gusto del consumidor otra vez.
Pimienta, pues la misma cantidad que antes.
CONFECCIÓN:
Echamos la leche en un cazo y la ponemos al fuego, hasta que empiece a
hervir. Cuando empiece, la apartamos.
En una sartén, derretimos la mantequilla o la margarina o ponemos a calentar
el aceite. Añadimos la harina y no dejamos de remover hasta que
adquiera un color tostado, unos dos minutos. Es importante que esté bien
tostada para que no nos sepa la bechamel a harina cruda. Cuando nos haya
quedado una pasta suave y sin grumos, volcamos la leche casi hirviendo
y removemos con fuerza hasta que se mezclen los elementos. Lo ponemos
al fuego y seguimos meneándolo
con una cuchara de madera, hasta que
quede la pasta consistente. Una vez que
esté a nuestro gusto, añadimos la sal y
la pimienta y volvemos a remover.
Para que no haga grumos, aquí viene el
“truqui”, es imprescindible, que se desprenda
la harina de los costados de la
sartén.