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La de grupos que se descubrían
con las caras B de las cintas que te
grababan. Pedías que te grabasen
un disco y la otra cara que quedaba
te metían lo que quisiera, y muchas
veces era incluso mejor que lo que
habías pedido.
JF: Sí, desde luego. Pero eso fue
más adelante. Yo te hablo de casetes
originales compradas en el Galeprix de
Ciudad Real a setecientos pesetas las
de novedad y a cuatrocientas pesetas
las de serie B. Por ejemplo, de los
Beatles, lo primero que me compré
fue una recopilación que se llamaba
“Beatles: Oldies” que debía recoger
canciones hasta el 65 más o menos,
por las canciones que yo recuerdo.
Se abría con el “She loves you”, tenía
el “Can’t buy me love”, el “Paperback
Writer”, “Eleanor Rigby”… Más tarde,
como cada vez que salíamos de
excursión me compraba cintas en las
gasolineras, me compré la recopilación
de “Rock & Roll music” volúmenes 1 y
2. Pero eran muy raras porque, pese
al nombre, te venían con cosas como
la versión del “Roll over Beethoven”
de Chuck Berry, pero también te
metían el “Back in the URSS”. Unas
recopilaciones extrañas. Como álbum,
por supuesto todo en casete, el primero
fue el “Abbey road”, que me encantó.
Posiblemente mi disco favorito de los
Beatles.
Yo tuve más suerte. En casa de mis
padres estaban los recopilatorios
rojo y azul de los Beatles con todos
los grandes clásicos; el “Wish
you were here” y “Dark side of the
moon”; un recopilatorio de Otis
Redding o un directo de Elvis. Con
eso yo ya iba en moto, imagínate
con unos pocos años escuchando
ya eso.
JF: Qué suerte tenías, Javi. En mi
casa no había ni tocadiscos ni radio, la
música se escuchaba en el coche. Mi
padre tenía solo dos casetes, una de
Los 3 Sudamericanos y otra de bandas
sonoras clásicas de cine, que traía
cosas como el “Raindrops Keep Fallin’
on My Head” de Burt Bacharach. Eso
era lo que había de música antes de
que yo la trajese. Luego mi tía, que no
vivía con nosotros, traía cosas como
Jarcha y cosas así.
Ser rockero en ciudades pequeñas
en los 80 era duro. En Jerez te veían
raro, me imagino que en Ciudad Real
sería parecido.
JF: Yo creo que debía ser peor. En
aquella época estaban los jevis y los
de Mecano. Era Barón Rojo o Mecano,
la elección era bien sencilla (Risas). En
la plaza del Pilar te veías a un punki,
el “ojillos”, que lo llamaban así porque
el padre era guardia civil y decían que
lo ponía fino (Risas). Había también
unos cuantos rockers en el instituto
masculino… no era como lo que te
cuenta Fernando Pardo de Madrid
que estaban los rockers, los mods, los
punkis, los jevis… No, en Ciudad Real
no había esas tribus.
Una cosa que siempre me ha
gustado de tu discurso es que
defiendes esa actitud de investigar
y de buscar, que creo que es una
forma de concebir la música como
algo vivo, no es un hilo musical que
te acompaña de fondo. Tú siempre
dices que fuiste un “metal thunder”
pero supiste evolucionar, no todos
lo hacen.
JF: Sí, yo me reconozco como jevimetal
thunder de adolescente, pero
una vez que llegué a Madrid y cumplí
mis sueños de ir a conciertos a la
Canciller, dejarme el pelo largo… se
me pasó un poco. En el 86 Judas ya
había grabado el “Turbo”, que lo cogí
con entusiasmo en su día pero lo
de las guitarras sintetizadas no me
terminó de convencer. Los Maiden
igual con el “Somewhere in Time”. El
“1987” de Whitesnake que si bien en
su día me parecía muy chulo… no
sé. El heavy comenzó a degenerarse
respecto a lo que yo había estado
escuchando a comienzos de la década,
en el 82/83… con los Maiden, Saxon,
Motorhead, KISS, Scorpions, AC/DC…
Fue gracias a Gary Moore, en una
época sin Wikipedia ni Google, que
acabé descubriendo a los Yardbirds
y comencé a tirar de la hebra. Por un
amigo de un compañero del colegio
mayor…
¿En qué colegio mayor estuviste?
JF: Primero estuve en el Alfonso X
El sabio, tres años. Pero cerró, y nos
mandaron al África. En el San Juan
Evangelista, el “Johnny”, estuve un
verano.
Es muy triste que haya cerrado
el Johnny. Los colegios mayores
durante una época vertebraban
parte de la cultura universitaria de
Madrid. Yo estuve en el Chaminade,
que pese a ser marianista era muy
liberal y allí se hicieron muchas
cosas a nivel cultural.
JF: Desde el 94 perdí cualquier
vinculación con el mundo universitario.
Pero es verdad que el Johnny con
sus ciclos de flamenco o jazz fue
muy importante. Yo recuerdo una
conferencia genial de Gomaespuma,
llamada “La radio en tetrabrik”, una
especie de teatrillo descojonándose de
Hay gente con un talento descomunal a
quien lo que escribe le sale solo y lo
mío es más a base de trabajo que de
talento. Lo único en lo que creo que
he sido bueno es de profesor de matemáticas y física.
alguien del público, muy divertido. En
el Chami tocaron Sex Museum, uno de
sus primeros conciertos.
Bueno, puedo decir que he tocado
en el mismo escenario que los Sex
Museum… (Risas).
JF: En el África montamos un festival
a favor de Angola, que en el 93
estaba pasando un mal momento, con
guerras y hambrunas y juntamos a
unos cuantos grupos. Por un lado, los
Orgasmic Toothpicks, que eran de
Hondarribia, una mezcla entre Primus
y Jane’s Addiction, que sonaban de la
hostia. Creo que llegaron a grabar algo.
Y a los Lagarto Lagarto, que a la batería
estaba Luis de Benito hijo, que ahora
tiene el programa “La isla de Robinsón”
en Radio 3; y al saxofón Daniel del
Cura. Total, que sí, en aquella época en
los colegios mayores efectivamente se
hacían muchas cosas. Yo hice mucha
fotografía, revelábamos en blanco y
negro…
Sí, eso está genial. Yo hice mucha
radio en Onda Mayor, coincidí con
Fernando Evangelio, que ahora está
en la Cope. También hice revelado de
fotografía, proyección de películas,
que era una pasada, una taller de
cómic alucinante con Miguel Ángel
Martín…
JF: Hostias, lo conozco.
Estudiaste para ingeniero de
caminos, pero has terminado en la
prensa musical. ¿Cómo se adapta
uno a un mundo tan caótico como es
el musical? En realidad tu vocación
ha sido más de comunicador. Es
decir, que tu primera ocupación fue
de profesor y luego en la prensa.
JF: La verdad es que creo que lo único
que he hecho bien, bien en mi vida
ha sido ser profesor de matemáticas.
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