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escuchó a Wilson, “Hold Up, Sally,
Take Your Big Legs Off Mine”, quien
animó a su discípulo a unirse a él en
directo. Así es como Son House dejó
de sentir furia al ver a alguien tocar
blues y la música del diablo. No cabe
duda de que los caminos del señor
son inescrutables y condujeron a
nuestro hombre a convertirse en
un bluesman bastante popular en
Mississippi.
A principios de la década de los
30 actuaba todos los sábados en
locales de la zona de Robinsonville.
Le acompañaba el también
guitarrista Willie Brown (del que
se conserva muy poca información
y ninguna foto). Sabemos que la
fuerza escénica de ambos era
incomparable. House llegó a grabar
bastante material, incluso en video.
Su voz era oscura y desgarrada. Su
estilo con la guitarra muy rítmico
y repetitivo, en conjunto resultaba
hipnótico. En aquella época les
conoció a Robert Johnson, siendo
un adolescente. Cuenta Son
House que en los descansos de
sus actuaciones, Johnson cogía su
guitarra e intentaba tocar. Solía
organizar un jaleo tremendo,
vaciaba el local y House perdía
los papeles: “No hagas eso, Robert,
estás volviendo loca a la gente, no
sabes tocar nada. ¿Por qué no tocas
la armónica para ellos?”. Aquel crío
travieso fue creciendo, sin ser capaz
de juntar dos acordes. Nadie parecía
dispuesto a darle un par de consejos
constructivos, así que desapareció.
El testimonio de Son House es que
le perdieron de vista hasta que
apareció en una de sus actuaciones
unos seis meses después. Entró con
paso firme y una guitarra al hombro.
House cuenta que le gritó “¿Dónde
vas con eso al hombro? ¿A matar a
alguien de aburrimiento?”. Robert
contestó “déjame intentarlo”.
Cuando acabó de tocar estaban
todos boquiabiertos. “Ha vendido
su alma al Diablo para tocar así”,
es todo lo que acertó a decir Son
House.
Lejos de reivindicarse como mentor
aviva el fuego de la polémica sobre
el autor de “Crossroads Blues”,
cuya letra dice: “Fui al cruce de
caminos, me arrodillé. Pedí al Señor
que está en los cielos: Ten piedad
ahora, salva al pobre Bob, por favor”.
Asumimos como cierto que el cruce
de caminos hace referencia a un
lugar de poder en el que al caer la
noche puedes encontrar a Satanás,
lo cual es un mito importado de
África por los esclavos. Johnson
pide clemencia porque su intención
es encontrar al diablo y venderle
su alma, nadie puede asegurarlo.
También menciona a Willie Brown
(y no a Son House) al final de la letra,
lo cual podría tener otras tantas
lecturas. Sin desviarnos mucho
del tema, se da por hecho que el
cruce en cuestión es el de las rutas
49 y 61, cerca de Clarksdale. Pero
si prestamos atención a su obra,
podría tratarse de la intersección
entre las rutas 8 y 1, cerca de
Rosedale, también en Mississippi,
lugar es mencionado en “Traveling
Riverside Blues”. Puede que nada de
todo lo anterior sea cierto y si lo es,
nunca tendremos pruebas.
Una reciente investigación indica
que Johnson estuvo desaparecido
entre uno y dos años. Le sitúan en su
ciudad natal, Hazlehurst, Mississippi.
Parecer ser que volvió en busca de
su padre y trabó contacto con Ike
Zimmerman, guitarrista de blues
afroamericano del que aprendió
todo lo necesario para ganarse
la vida en la carretera. La hija y la
nieta de Zimmerman han contado
que él y Johnson aprovechaban
las noches para practicar. Solían
hacerlo en el cementerio, para
no molestar, generando una
nueva ola de misticismo que los
envuelve a ambos, interpretando
oscuras canciones sobre el señor
de la oscuridad, de cementerio
en cementerio. Quizás trataban de
invocar al maligno. Puede que los
dos vendieran su alma… Podemos
conjeturar hasta el infinito. Lo cierto
es que no hay pruebas de nada,
todo está basado en testimonios
y nadie es capaz de descartar al
diablo como único maestro de
Robert Johnson. Yo quiero creer
que así fue, que vendió su alma;
como dijo el viejo Son House.
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