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concreta, con todos los sacrificios y<br />
gestión de tiempo y de esfuerzos que<br />
eso supone.<br />
Se da por supuesto que todas las<br />
personas que han estado mucho<br />
tiempo invirtiendo en una relación, o<br />
que creen que se pueden beneficiar<br />
mucho de seguir con la que han<br />
iniciado hace poco, serán menos<br />
propensas a tener relaciones fuera<br />
de ella, o al menos exigirán que<br />
otras potenciales parejas les aporten<br />
bastante más que la actual para que<br />
valga la pena la infidelidad.<br />
TEORÍA EVOLUCIONISTA<br />
La Psicología Evolucionista tiende a<br />
enfatizar el papel que la genética y<br />
en general la herencia que pasa de<br />
generación en generación influye en<br />
el comportamiento de los individuos,<br />
y en el caso del contexto psicosexual,<br />
normalmente estos patrones de<br />
conducta son descritos en términos de<br />
diferencias entre hombres y mujeres.<br />
El motivo es que, si se tiene en cuenta<br />
la influencia de la evolución sobre el<br />
comportamiento sexual, entonces el<br />
hecho de pertenecer a uno u otro sexo<br />
tiene que influir en el «punto de partida»<br />
desde el que cada persona juzga una<br />
posible opción de este tipo.<br />
Normalmente, los hombres son<br />
descritos como individuos que valoran<br />
más la cantidad que la calidad, mientras<br />
que en las mujeres se da lo contrario,<br />
y valorarían más la posibilidad de estar<br />
con una pareja que aporte estabilidad y<br />
compromiso emocional. El motivo por<br />
el que desde la Psicología Evolucionista<br />
se ha defendido esta idea no se basa<br />
en la existencia de estereotipos acerca<br />
de diferencias entre sexos, sino a partir<br />
de una herencia genética fruto de<br />
oportunidades y costes que, por cierto,<br />
se daría en muchas otras especies de<br />
seres vivos.<br />
Según esta perspectiva, las hembras,<br />
al disponer de un número limitado<br />
de óvulos y por el hecho de tener<br />
que estar embarazadas y por lo<br />
tanto “\«vulnerables» durante un largo<br />
tiempo, antes de concebir necesitan<br />
asegurarse de que van a contar<br />
con la colaboración de una pareja<br />
comprometida con la tarea de ayudar<br />
a proporcionar bienes materiales<br />
necesarios para la supervivencia de la<br />
familia, así como protección.<br />
Los machos, en cambio, tendrían<br />
menos valor reproductivo ya que<br />
biológicamente su compromiso en<br />
la creación de una familia es menor,<br />
así que sus preocupaciones irían más<br />
enfocadas a asegurarse que no están<br />
criando a la descendencia de otro<br />
individuo (las hembras, al formar los<br />
embriones, lo tienen mucho más fácil<br />
para saber quién es descendencia<br />
suya y quién no).<br />
Así pues, desde la perspectiva<br />
evolucionista los hombres deberían<br />
ser más propensos a ser infieles,<br />
a la vez que temerían más a<br />
la posibilidad de que su pareja<br />
establezca contacto sexual directo<br />
con otras personas, mientras que las<br />
mujeres estarían más preocupadas<br />
por la posibilidad de que su pareja<br />
conectase emocionalmente con<br />
otra persona. Por otro lado, la<br />
monogamia resultaría limitadora<br />
tanto para un sexo como para el otro,<br />
ya que en el caso de los hombres<br />
disminuye al mínimo la variedad<br />
de posibles parejas sexuales y,<br />
en el caso de las mujeres, evita<br />
que inviertan en otras potenciales<br />
relaciones que pueden valer más la<br />
pena. La posibilidad de formar una<br />
comunidad fija a su alrededor, ya<br />
sea familia o un sustitutivo, sería un<br />
aspecto que contribuiría a la unidad<br />
de estas relaciones una vez que se<br />
han formado.<br />
FACTORES QUE PREVIENEN LA<br />
APARICIÓN DE INFIDELIDAD<br />
Partiendo de las explicaciones<br />
anteriores, los investigadores crearon<br />
un cuestionario de 34 ítems y lo<br />
administraron a 110 personas de<br />
entre 24 y 60 años, casadas durante<br />
al menos 2 años, con al menos<br />
un hijo o hija fruto de esa relación.<br />
Las preguntas de ese cuestionario<br />
estaban referidas a elementos que,<br />
personalmente, cada individuo podía<br />
valorar como aspectos que evitarían<br />
una infidelidad por su parte.<br />
Los resultados muestran que los<br />
aspectos que más contribuyen<br />
a evitar que se dé la infidelidad<br />
son los estándares morales, las<br />
consecuencias que la infidelidad<br />
tendría sobre los hijos e hijas, el miedo<br />
a quedarse solo, y los efectos que el<br />
engaño tendría en el otro miembro de<br />
la pareja.<br />
Además, los datos obtenidos<br />
reflejan, hasta cierto punto, que las<br />
ideas evolucionistas se cumplen,<br />
pero solo de manera muy tímida.<br />
Los hombres se muestran algo más<br />
propensos a cometer infidelidad,<br />
dado que el bienestar de los hijos y<br />
los aspectos morales tienen mayor<br />
peso para las mujeres.<br />
Marzo <strong>20</strong>21 <strong>Zona</strong>E 35