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REVISTA ENTORNO UNIVERSITARIO NUM 53

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Página 6

La bienaventurada María Zambrano

El ojo poético en su filosofía

Es una característica de nuestro tiempo establecer dicotomías,

separaciones, especialidades que nos obligan a utilizar un

cartabón para las cosas y no sólo para ellas, sino para los

seres humanos también. A ello se debe que nos preguntemos:

Homero ¿poeta o filósofo? Luis Barragán: ¿ingeniero o

arquitecto?, etcétera. Para Aristóteles, Homero fue el primer

filósofo y lo coloca al lado de grandes pensadores de su

época, como Parménides. Pero ¿qué hace un poeta entre

los metafísicos? En los orígenes de la cultura era natural

que un poeta fuera al mismo tiempo filósofo. Kranze nos

dice al respecto: “El mundo de Homero es una admirable

unidad de lo suprasensible y lo sensible, de lo espiritual y

lo corporal, la luz y la sombra, la alegría y el dolor, como

si en estas antítesis se manifestará la ley una de sus

naturalezas” (1). En Homero no hay una teología, no hay

un sistema que se manifieste desde lo oculto, no hay un

predominio del fatalismo ni de la fe, sólo la manifestación

libre del albedrío, del criterio de los hombres, de la responsabilidad

propia. “A lo largo de toda la epopeya homérica repite el

afán de señalar hasta donde llega la liberta de acción de

los hombres” (2).

En nuestro tiempo retomamos este tipo de planteamiento

y nos preguntamos: María Zambrano ¿poeta o filósofa?

Para responder habría que analizar por qué poeta o por

qué filósofa. Los escritores literarios piensan a través de

imágenes, los filósofos lo hacen a través de conceptos, de

categorías. Pero como decíamos anteriormente, hay una

tradición de pensadores de la talla de Homero, Platón, de

Nietzche, de Bataille, de Sartre, de María Zambrano que

nos muestran no sólo su preocupación por cómo enfrentar

y encontrar la verdad, sino también por cómo expresar esta

verdad, y todos ellos han elegido el camino de la estética,

de la poesía, de la forma literaria para decir la verdad.

En el caso de Borges se da otro matiz. En su escritura hay

temas filolósoficos, pero no deben interpretarse como un

propósito para hacer filosofía. Se trata de un recurso para

crear temas nacidos de la abstracción que jamás acaban

en la pura expresión literaria. Toda la obra de Borges es

estrictamente estética. A lo largo de sus páginas hay ciertos

temas que se presentan como constates: la vida, la muerte,

la eternidad, el amor, la amistad, etcétera, pero si las

ideas filosóficas expresan relaciones generales, Borges

las transforma en bellos relatos y poemas de sucesos en

mundos fantásticos.

Por otro lado, Georges Bataille también tiene sus coincidencias

con María Zambrano, en tanto que ambos hacen a un lado

Silvia Mijares

La poesía sufre el martirio del conocimiento, padece por la lucidez, por la videncia.

M. Zambrano, Filosofía y poesía

Zambrano, una de las pensadoras estudiadas por Mijares.

el estigma de objetividad rigurosa, ya que encumbran sus

planteamientos con todos los recursos posibles y logran

una idea más integrada del hombre y de la realidad en general.

Cioran escribe: “María Zambrano no ha vendido su alma

a la idea, ha salvaguardado su esencia única situando

la experiencia de lo insoluble sobre la reflexión acerca

de ello, ha superado, en suma, la filosofía”(3). Coloca

su pensamiento sobre el misterio, sobre lo complejo; a la

complejidad del devenir responde con la complejidad del

espíritu, el resultado es una obra filosófica escrita con

delicadeza y profundidad.

En su libro Claros del Bosque (3, Seix Barral, Barcelona,

1977) nuestra pensadora nos ofrece pistas acerca de cómo

abordar la realidad, y en la forma de afrontarla podemos

distinguir algunos matices, entre ellos la diferencia entre

las palabras y el lenguaje, entre sabiduría y conocimiento

¿Será posible que sólo la razón nos puede conducir a la

sabiduría? ¿O hay otros elementos que sin el rigor de la razón

también nos llevan a sofrosine? ¿Hacia dónde nos conduce

una concepción del universo surgida de la totalidad de los

elementos que constituyen el ser humano? Naturalmente a

un sitio muy diferente al que nos lleva la sola razón.

“El claro del bosque es un centro en el que no siempre

es posible entrar”(4), además no hay que buscarlo. Nada

determinado, prefigurado o consabido debe empañar la

aventura del conocimiento. Hay que “suspender” la

pregunta que es esencial en el ser humano “a la propia

alma asfixiada por el preguntar de la conciencia insurgente,

a la propia mente a la que no se le deja tregua para concebir

silenciosamente, oscuramente” (5). Habría que dejar que

nuestra sensibilidad, que nuestro instinto, que nuestra

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