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LA CORRECCIÓN DIVINA Hebreos 12:4
Todo hombre que busca de Dios ha de librar una intensa batalla contra el pecado que ha hallado cabida en su
ser, si no se batalla, entonces es porque la conciencia se ha adormecido y la batalla se ha perdido. El pecado
es personificado como el adversario. El pecado, ya dentro de nosotros es un adversario que necesita ser
confrontado frecuentemente para no caer, considerando que no todos habían batallado hasta derramar su
sangre como mártires. Es importante que como hijos amados de Dios, consideremos la disciplina a la que se
nos somete como la oportunidad de abandonar nuestra vieja naturaleza, ese lastre que nos impide avanzar y
podamos dejar de lado el pecado que nos sometía, para vivir en la libertad que solo nos ofrece el Espíritu. La
paternidad moderna no disciplina, porque tiene un concepto equivocado de lo que esta significa. Crecimos
creyendo que la disciplina solo mostraba el odio y la rabia de nuestros padres hacia nosotros porque fue así
como nos fue transmitida, pero la disciplina de Dios que es la correcta, solo surge del amor, un amor que busca
el crecimiento y la madurez del hijo, corrige con amor, no con rabia, ni rencor. Dios no es selectivo en cuanto
a la disciplina, es algo por lo que todos debemos pasar como hijos, pues si Cristo mismo fue sometido a ella
como hijo, porque nosotros deberíamos estar exentos. La disciplina corrige y permite a quien la vive
experimentar una relación más profunda con el Padre, ser reconocidos como hijos legítimos con todos los
derechos que ello implica. La disciplina produce como fruto santidad, el ser apartados de aquello que nos
destruye y contamina. Dios nos disciplina a diferencia de nuestros padres para nuestro bien, pues sabe bien
que el hombre no podría vivir una vida en santidad si no fuese por la templanza que produce la disciplina en
el creyente. La disciplina es intolerable para la naturaleza rebelde del hombre, pero con el tiempo produce
justicia porque quien la experimenta puede reconocer la gracia que se necesita para vivir en santidad, y paz
porque solo a través de esta puede experimentar una verdadera libertad de sí mismo y del pecado. Confiados
en el Señor, permitamos que su disciplina nos fortalezca en la fe, y aunque nuestros cuerpos estén cansados
podamos descansar en él. Proverbios 4:26 nos sirve de soporte para establecer la verdad que allí se esconde.
Para hacer sendas derechas el corazón del hombre y su mente han de ser disciplinados y entrenados por el
Señor, solo así podrán reconocer la senda derecha que les conduce a él, y entonces examinarían su cojera
espiritual, aquello que les impide llegar, su necesidad de ser sanados y salvados para que después pudieran
sanar. https://youtu.be/9bwP1e7Fspk
LA GRAN LECCIÓN DEL CORAZÓN DE JESÚS
Oposición entre la carne y el Espíritu, Jesús ruega por los que
creerán en El.
TODO AQUEL QUE SE REBAJA A SÍ MISMO, DIOS LO ENGRANDECE Y A QUIEN SE ELEVA A SÍ MISMO,
DIOS LO HUMILLA. TODO AQUEL QUE PERSIGUE LA GRANDEZA, ÉSTA SE LE ESCAPA Y TODO EL QUE
HUYE DE ELLA, LA GRANDEZA LO CORTEJA. QUIEN TRATA DE IMPONERSE POR LA FUERZA O APREMIA
LA HORA, ÉSTA LE ES ESQUIVA. Y QUIEN ESPERA CON PACIENCIA, TRIUNFA.
La Escritura dice que Jesús encarna cada atributo verdadero de Jehová, Colosenses 2:9, dice: Porque en él
habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad. Génesis 1:1, Juan 1:3, Colosenses 1:16 Y Hebreos 1:3,
dice que Jesús es el resplandor de La Gloria de Jehová, y la imagen misma de su sustancia. Jesús es Jehová,
la palabra hebrea es Jehová, la palabra Señor en letras mayúsculas y minúsculas. En Isaías 40:3, Jesús es
llamado Jehová: Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová, enderezad calzada en la soledad a
nuestro Dios. En Jeremías 23:5,6, Este verso introduce un nombre nuevo para Dios, Jehovah Tsidkenu:
Jehová nuestra justicia. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado y este será su nombre con el
cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra. En Joel 2:32, Hechos 2:21 y Romanos 10:13 dice: Y todo aquel
que invocare el nombre de Jehová será salvo. En Isaías 43:11, Dios habla: Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay
quien salve. Soy Jehová Y no hay salvador fuera de Mí, Tito 2:11,13. En Deuteronomio 10:17 dice: Porque
Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, Apocalipsis 17:14,
Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que
están con él son llamados y elegidos y fieles. Hebreos 1:6 dice: Adórenle todos los Ángeles de Dios. He aquí,
una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros,
Mateo 1:23, Isaías 7:14, Juan 10:30. 1
Corintios 10:1,4, Marcos 2:27,28. El amor
verdadero es ese sentimiento vivido en pareja con
el que muchas personas sueñan. El amor
verdadero viene de la mano del cariño
incondicional. Ese sentimiento tan fuerte a través
del que una persona conoce de verdad a otra no
solo en sus virtudes sino también, en sus defectos.
https://youtu.be/9PUCoqXRtsM