revista digital QUEHACER FEMENINO septiembre 2021

Actualidad
su vida todo lo malo y lo sucio, y acepten
con humildad la palabra que Dios les
ha sembrado en el corazón, porque tiene
el poder para salvar su alma” (Santiago
1:20-21, NTV).
Para que las palabras de la modista
tuvieran autoridad sobre su vida había
que buscar qué puerta había quedado
abierta para que el diablo tuviera autoridad
legal para destruir. Había sido una
situación con su papá: Un día, una de sus
hermanas le mostraba sus logros escolares
al padre y este la premió. Rebeca, que
estaba mirando la escena, preguntó: “¿Y a
mí?”. Porque ella tenía excelentes notas.
Entonces, el padre le contestó: “Vos te lo
tenés que merecer”.
Esto hizo que Rebeca hiciera toda la
vida cosas “para merecer” el amor, el
reconocimiento, etc., en lugar de desarrollar
el ser que Dios había creado en ella.
Oramos con ella para romper la autoridad
de las palabras sembradas, sembrando la
verdad de la Palabra de Dios:
“Él anuló el acta con los cargos que
había contra nosotros y la eliminó clavándola
en la cruz. De esa manera, desarmó
a los gobernantes y a las autoridades
espirituales. Los avergonzó públicamente
con su victoria sobre ellos en la cruz”
(Colosenses 2:14-15, NTV).
A partir de ese día Rebeca y Dios
comenzaron a trabajar juntos y el resultado
es hermoso.
¿Qué aprendemos de esto? Dios tiene
el poder de anular y destruir las palabras
que nos han lastimado y restringido en la
vida a través de la obra de Jesús y esto
no es magia; es trabajo en lo natural y en
lo espiritual.
Decidimos trabajar sobre ellas y vivir
en la verdad. Jesús nos ha dado autoridad
para despojarnos de todas aquellas
cosas [como dice Santiago 1:21 (NTV):
“Así que quiten de su vida todo lo malo
y lo sucio…”] que quieren ensombrecer
nuestra verdadera identidad en Él.
Hoy la decisión está en tus manos:
seguir esclava de estas sentencias o trabajar
para tener la libertad y vida en Dios.
Me gustaría cerrar con una oración
para llevar a la cruz estas palabras
que nos han lastimado:
Señor Jesús, reconozco que he recibido
el juicio de ser…………………………….
Y que esto ha tenido autoridad
sobre mi vida, me ha limitado, restringido
y he perdido oportunidades
por la autoridad de ese juicio
sobre mi vida. Hoy elijo perdonar a
la persona que lo hizo (nómbrala) y
llevo a la cruz de Jesús esas palabras
porque es allí donde Él le quita
la autoridad, el poder y el gobierno
sobre mi vida. Y levanto su verdad
para que llene y transforme todo
el espacio que estaba ocupado por
esa sentencia (levanta la verdad de
Dios que te quita autoridad a ese
juicio). Gracias porque tu palabra
sembrada puede sanar mi alma. En
el nombre de Jesús, amén y amén.
Ahora tu trabajo es el de rechazar
las mentiras y afirmarte en la verdad.
Dios te bendiga
Elba E Somoza
Licenciada en Servicio Social y psicodramatista.
Pastora, Iglesia Buenas Nuevas, CABA. Autora
del curso Sanando las Heridas de la Vida y
su manual de estudio. Coordina grupos de
recuperación para situaciones de abuso. Es
autora de tres libros: Sanidad en las relaciones
familiares; Recibe la bendición; Dios quiere
sanarte de las heridas de la vida.
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