La Placeta de Lorca nº 86 - Octubre 2021
Otoño nos llega en forma de canicas con la portada realizada por Jaime Insa, un fotógrafo 'de altura' que nos hace regresar a la infancia de los juegos en la calle y a una época (no hace tanto) en la que los dispositivos tecnológicos no eran más que un espejismo. Lo que es tan cierto como triste es que en las cuevas y simas de Almendricos, además de riqueza minera, se acumula gran cantidad de vertidos. Nosotros hemos hablado con Pedro Pascual que ha coordinado una exposición para crear conciencia. Hablamos de psicología con María Jesús Arcas y hacemos balance de los Juegos Deportivos del Guadalentín. A partir de la pluma de Jorge Segura profundizamos en las becas deportivas puestas en marcha por un empresario lorquino. Como todos los meses, nuestras secciones habituales y las recomendaciones de lectura. ¡Qué la disfruten!
Otoño nos llega en forma de canicas con la portada realizada por Jaime Insa, un fotógrafo 'de altura' que nos hace regresar a la infancia de los juegos en la calle y a una época (no hace tanto) en la que los dispositivos tecnológicos no eran más que un espejismo. Lo que es tan cierto como triste es que en las cuevas y simas de Almendricos, además de riqueza minera, se acumula gran cantidad de vertidos. Nosotros hemos hablado con Pedro Pascual que ha coordinado una exposición para crear conciencia. Hablamos de psicología con María Jesús Arcas y hacemos balance de los Juegos Deportivos del Guadalentín. A partir de la pluma de Jorge Segura profundizamos en las becas deportivas puestas en marcha por un empresario lorquino. Como todos los meses, nuestras secciones habituales y las recomendaciones de lectura. ¡Qué la disfruten!
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empeña en resaltar sus orígenes modestos. Yo pasaba sus páginas
por si lo relacionaba con lo que se decía desde la mesa. También relata
sus estudios musicales necesarios para ocupar el puesto que
ocupa. Es compositor, director de coros y orquestas y ha escrito
cuanto ha podido sobre los músicos de siglos anteriores, sobre todo
el XIX, nacidos en Lorca, cuando se cultivaban las humanidades y no
había ni 5, ni 13 que entretuvieran al público, e, inteligentemente,
cantaban lo que fuera, escuchaban música, asistían a conciertos y
todo esto era motivo de conversación. Tiempos pasados....
El hombre mayor que explicaba aspectos concretos del libro informó
sobre el modo de tocar el órgano del músico sacerdote y de
su Miserere nº 2, que relacionó con las conocidas leyendas de
Bécquer, Maese Pérez el organista y la también titulada Miserere,
que le sirvió también para referirse a la labor de investigador de
Antonio Manzanera. Pidió que se copiaran las partituras para que
toda la música de Gómez Navarro estuviese en Lorca, como homenaje
al músico, y que la original quedase en su lugar actual. Acentuó
el cariño y la admiración que le profesan a los 97 años de su fallecimiento
en Córdoba y en Priego de Córdoba. Recordó, y anoté en una
página blanca del libro que, cuando tocaba el órgano en la Mezquita-
Catedral, hacía «poesía mística y cadenciosa, arrancada por su talento
y por sus manos a los tubos del órgano». Eso decía un crítico
de 1924.
Recomendó afectuosamente la lectura del libro, pidió que dieran
a una calle el nombre del músico, que facilitasen -supongo que
esto era para los gestores del municipio- algún estímulo para quienes,
fuera de su espacio laboral, dedicaban su tiempo libre a la investigación
mediante la cual su trabajo era donado a su pueblo, pero
también se financiaba la publicación. Esto era cosa de otro tiempo,
ya no queda ningún Mecenas aunque haya muchos Horacios que
hacen lo que saben, que no es poco.
Me hube de entretener en mis pensamientos porque de ellos
me sacaron los aplausos que sonaban porque ya había acabado de
hablar el venerable mayor que había presentado el libro. Así que
educadamente escuché las palabras del autor, Antonio Manzanera,
del alcalde y de Tana García Mínguez, Camarera de la Virgen de los
Dolores. A la Virgen azul también se refirió el presentador y le pidió
que cuidara de todos, pero en esta hora amarga, especialmente, de
los habitantes de la isla de La Palma. Claro que, eso fue al principio.
Todo sucedió amablemente. Cercano su fin, de forma sigilosa,
abandoné el templo con el libro del músico lorquino Antonio
Manzanera que había escrito sobre otro músico lorquino, Juan
Antonio Gómez Navarro. Me prometí a mí misma que, llegada a casa,
me pondría a hojear ese libro tan ponderado. Como se pidió también
que se le diera a una calle el nombre del compositor de música, me
adherí mentalmente a esa iniciativa que tampoco debe ser algo costoso.
Si pasara alguna vez por ella, recordaría, sin duda, este acto, el
músico, el autor y escucharía de nuevo el aria tan famosa que compuso
para Jesús Nazareno de Priego de Córdoba.
Y con los acordes de un fragmento de la Salve marché a casa
pues ya no era hora de pasear por las calles ahora sí enteramente
vacías. Me hubiera gustado haber memorizado las cadencias de un
aria de Gómez Navarro que arrasa en Priego de Córdoba, cantada al
comienzo por una contralto poseedora de una voz fuerte, pero melodiosa
y modulada. Aún ahora la sigo buscando en mi interior. Me
juré volver a escucharla. ¡Ah! El alcalde accedió a la petición del presentador
y habrá alle para el músico lorquino y se copiarán las partituras
para que también se encuentren en Lorca. Jornada redonda.