18.10.2021 Views

La Placeta de Lorca nº 86 - Octubre 2021

Otoño nos llega en forma de canicas con la portada realizada por Jaime Insa, un fotógrafo 'de altura' que nos hace regresar a la infancia de los juegos en la calle y a una época (no hace tanto) en la que los dispositivos tecnológicos no eran más que un espejismo. Lo que es tan cierto como triste es que en las cuevas y simas de Almendricos, además de riqueza minera, se acumula gran cantidad de vertidos. Nosotros hemos hablado con Pedro Pascual que ha coordinado una exposición para crear conciencia. Hablamos de psicología con María Jesús Arcas y hacemos balance de los Juegos Deportivos del Guadalentín. A partir de la pluma de Jorge Segura profundizamos en las becas deportivas puestas en marcha por un empresario lorquino. Como todos los meses, nuestras secciones habituales y las recomendaciones de lectura. ¡Qué la disfruten!

Otoño nos llega en forma de canicas con la portada realizada por Jaime Insa, un fotógrafo 'de altura' que nos hace regresar a la infancia de los juegos en la calle y a una época (no hace tanto) en la que los dispositivos tecnológicos no eran más que un espejismo. Lo que es tan cierto como triste es que en las cuevas y simas de Almendricos, además de riqueza minera, se acumula gran cantidad de vertidos. Nosotros hemos hablado con Pedro Pascual que ha coordinado una exposición para crear conciencia. Hablamos de psicología con María Jesús Arcas y hacemos balance de los Juegos Deportivos del Guadalentín. A partir de la pluma de Jorge Segura profundizamos en las becas deportivas puestas en marcha por un empresario lorquino. Como todos los meses, nuestras secciones habituales y las recomendaciones de lectura. ¡Qué la disfruten!

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

51

Párrafo subrayado

Ser mortal. La medicina y lo que

importa al final

Atul Gawande

Ser mortal tiene que ver con la lucha por

sobrellevar las restricciones de nuestra

biología, con los límites que marcan los

genes, las células, la carne y los huesos. La

ciencia médicas nos ha concedido una extraordinaria

capacidad de forzar esos límites,

y el valor potencial de esa

capacidad fue una de las principales razones

por las que yo me dediqué a la medicina.

Pero una y otra vez he sido testigo

del daño que ocasionamos los profesionales

de la medicina cuando somos incapaces

de reconocer que esa capacidad es

finita, y que siempre lo será. Nos hemos

equivocado respecto a cual es nuestra

tarea en la medicina. Creemos que nuestra

misión consiste en garantizar la salud

y la supervivencia. Pero en realidad, es

mucho más que eso. Consiste en hacer posible

el bienestar. Y el bienestar tiene

mucho que ver con las razones por las que

uno desea estar vivo.

Por Francis Hernández

Una vez leí: “No faltan milagros, falta asombro”. No recuerdo

bien de quien era la cita, pero desde entonces me acompaña

como si de un anuncio luminoso se tratara. Y no puedo estar

más absolutamente de acuerdo. Hay que asombrarse y desarrollar

esa imprescindible y vital destreza. A veces miro la

Una de poesía

luna y las estrellas en una noche clara, en la tranquilidad del día

por despedir, a esa hora en que aún no se han encendido las farolas y el cielo oscurecido

deja ver la luminosidad estelar; entonces mi pecho se abre y exclama un

“¡Guauuuu!” interminable. “¡Alaaaaaa!” me sale espontáneo cuando saboreo una

delicia que me recuerda los infantiles días de sobriedad, austeridad, sencillez…autenticidad.

“¡Ayyyyyy!” también se me escapa cuando, deambulando por cualquier

lugar, aspiro un aroma que me traspasa y traslada a espacios y momentos vividos:

el césped recién cortado, las acolchadas algas depositadas en la orilla por la bravura

marina, la pulcra y maternal limpieza doméstica, la excitante piel amada…

“Guauuuu”, “Alaaaaaa” y “Ayyyyyy” se convierten en expresiones habituales ante las

maravillas del mundo, así expreso mi asombro, mi esperanza y mi inmenso agradecimiento.

Siento el misericordioso universo cómplice de una alegría y felicidad

tan frágiles y precarias como necesarias y protectoras. Tal vez muramos por falta

de asombro pero no por ausencia de cosas asombrosas.

Los estadios humildes (En donde resistimos 2021)

Como el que escribe y oye

caer el agua anónima, serena,

sobre los agotados campos,

y escucha su bondad, y al percibir

el ritmo y el instante

de la lluvia abandona

el lápiz que sostiene, sus papeles aparta

y ajeno a la escritura en donde residía

acude a contemplar

cómo la tierra empapa y oscurece,

y atreve una palabra

pequeña por sus labios,

y dice gracias

porque sabe que en este

soplo de vida,

en esta sencillez que nada pide,

habita la humildad de la belleza.

Francisco Caro (Piedrabuena, 1947)

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!