11.11.2021 Views

OHMYDOG#68

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

54

¿Cómo te animaste a tener a Toyo con tu miedo a los

gatos?

Y bueno, Isa tenía dos años y yo justo me había quedado

sin trabajo. La nena empezó a pedir un gatito y yo, como si

no tuviera quilombos, me sumé uno más. Me fui a todas las

veterinarias del barrio y no encontré ninguno. Hasta que

mi mamá me comentó de una chica rescatista y terminaron

viniendo dos gatos.

¡De ninguno a dos juntos!

¡Sí! Encima eran “Jekyll and Hyde”. Toyo era Jesucristo y el

otro un demonio. Empezaba a correr y golpearse contra la

puerta. Se le metía en la cuna a Isa y la arañaba. A las dos

semanas de su llegada un amigo me dijo que él lo quería

así que se lo llevó. Lo ama a Huevo. Era para él ese gato.

¿Toyo y Huevo?

Sí. Isa les puso esos nombres porque ella comía todo el

tiempo “tollo” (pollo) con huevo. Toyo quedó con Y griega

porque Isa lo escribió así por primera vez.

¿Y cómo es Toyo?

Es como un perro: lo llamás y viene, se le sube a la gente...

Isa tiene pasión por él. Llega y se le tira encima. Recién

ahora está más gato, hace poco hasta me lastimó la cara.

Yo estaba durmiendo y como todos los días me despertó

a las 7. Le decía: “Basta Toyo”. Seguía maullando y le grité:

“¡Te dije que basta!” y ahí reaccionó. Era como un tigre. No

paraba de atacarme. Me puse a llorar porque sentí como

que me había traicionado. Le hablaba llorando: “¿Por qué

me hiciste esto?”

¿Ahora cómo sigue?

Y… lo que me pasa es que le tengo miedo. Y él se da

cuenta. Por ejemplo, quiero hacer la cama y si está arriba

ya no lo alzo y lo saco como antes. Igual sigue al lado mío

como siempre. Cuando lavo los platos, me baño, me lavo

los dientes… ¡hasta cuando tengo relaciones! Se pone en la

puerta de la habitación y me mira fijo: “¡Cómo aprovechan

el tiempo cuando no está la nena!” Me ha pasado de estar

con mi pareja de cerrar la puerta y que la rascara, o que

saltara a una ventanita y se me tirara encima mientras

estaba en pleno acto.

¡Muy celoso! Y Javier, tu novio, ¿cómo se lleva con él?

¡Bien! Además Javi tiene dos gatos en su casa. Así que

bueno, en “ese” momento, le dice: “A ver Toyito, porfa”, y

lo saca. Él se encarga de cag… el momento. Si no es Isa es

Toyo (risas).

En tus redes lo subís permanentemente a las historias,

¿le abrirías una cuenta propia?

No puedo ni con mis redes, ¿le voy a abrir a Toyo? Ni loca.

¡No puedo manejar nada más!

Ahí contaste que Isa te está pidiendo un perrito para

cuando se muden, ¿ya te convenció?

Yo digo que no igual que mi mamá nos decía a nosotros.

Amo a los animales. El tema es el ajetreo que tengo. Con

mis hermanos le prometíamos a mis papás que nos íbamos

a hacer cargo de ellos y después nada. Yo le explico a Isa

que necesito que primero nos acomodemos en la nueva

casa antes de tener un perro. Todo esto te lo digo y en

enero vas a ver un perro ahí, acordate. Eso sí, Isa quiere

adoptar, no comprar. Y yo también, como hicimos con

Póker, que ya había pasado como por diez tránsitos. Trato

de inculcarle que todos los perros son lindos.

¿Qué pasó con Póker?

Una señora de acá del edificio pasó. Autoproclamada

presidenta del consorcio, que molesta a todos los vecinos.

Póker se desesperaba cuando yo salía y como me iba todo

el día, se la pasaba llorando. Llamé a un adiestrador pero

no hubo manera. La administración me dijo que me iba

a iniciar acciones legales. Por suerte apareció una mujer

que tenía un cachorro y publicó en Facebook que quería

otro para que se hicieran compañía. La fuimos a conocer y

Póker feliz. Con todo el dolor de mi alma y más que nada

el de Isa, lo tuvimos que dejar. Y no fue nuestro único

perro. Antes tuvimos a Simón, que a los 7 años se enfermó.

Isa era bebé. Él le enseñó a caminar. Era un Golden que

me había regalado Iliana Calabró.

¿Cómo es eso?

Estábamos haciendo temporada en Mar del Plata con

la obra “La familia con Iliana hace sonar la campana”. Yo

estaba mal con una pareja que tenía. Fue antes de Isa.

Iliana me dio la canasta con Simón adentro y me dijo: “Este

macho nunca te va a traicionar ni mentir y te va a ser fiel

toda la vida”. Lo agarré y dije: “No lo suelto más”. Y dicho

y hecho. No lo solté más. Lo tengo tatuado en mi cintura.

Era mi hijo.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!