Memoria de actividades Huauquipura 2021
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Viviendo en la post-pandemia
FUNDACIÓN MAQUITA ECUADOR
“Desde nuestra apuesta solidaria
seguimos dándonos las manos”
La pandemia que vivimos con el COVID-19
en Ecuador ha desnudado la fragilidad del
actual sistema político-económico y evidencia
cómo se desmantela la salud pública
que es un derecho de las personas y obligación
del Estado con su pueblo. Las estadísticas
oficiales (que distan mucho de la
realidad) han expuesto, a través de las autoridades
de gobierno que, hasta la fecha,
hubo más de 877.000 personas infectadas
a nivel nacional y más de 35.600 fallecidas.
La deserción escolar es otro golpe que
las familias soportaron durante la pandemia,
según cifras del Ministerio de Educación,
aproximadamente 90 mil estudiantes
a nivel nacional dejaron de asistir a clases.
Si a eso le sumamos que las políticas
económicas, que son el reflejo de una
ideología neoliberal, difieren de los articulados
constitucionales concernientes al incremento
anual del presupuesto en salud,
educación y demás beneficios de orden
social, se ha visto afectada severamente
la frágil economía de las familias ecuatorianas
y mucho más las de los migrantes.
A pesar de que enfrentamos este panorama
desolador, desde nuestra apuesta
solidaria seguimos dándonos las manos
junto a la cooperación internacional para
responder a las necesidades del día a día
de 248.242 familias de la agricultura familiar
campesina, artesanales, turísticas, y de
emprendimientos con las que trabajamos.
En este sentido, hemos facilitado el
crecimiento de conciencia social mediante
la transmisión de conocimientos,
innovación y liderazgo, en donde se
han formado 7.294 lideresas y líderes.
Seguimos impulsando la cadena de producción
- comercialización con los principios de
Comercio Justo; para una sociedad de derechos
actora y constructora de una vida mejor.
Una de estas experiencias de trabajo, la
ejecutamos desde hace varios años junto
al apoyo solidario de Huauquipura y varias
contrapartes amigas como el Gobierno de
Aragón, con quienes actualmente, ejecutamos
dos proyectos: “Relaciones inclusivas
sostenibles en zonas del bosque protector
Manabí”; y “Restauración agroecológica
y fortalecimiento de la Agricultura Familiar
Campesina, promoviendo una Gobernanza
Ambiental desde una perspectiva de
género”. Prácticas que nos permiten continuar
con la esperanza de días mejores.
Como Maquita seguiremos luchando
contra los abismos de desigualdades
y miseria que la gran
mayoría del planeta enfrenta para alcanzar
“Una Sociedad de Iguales”.
IVETTE PULLAS Y MARINA SAMPEDRO
FUNDACIÓN ECOCIENCIA
ECUADOR
Vivimos una realidad atípica y un tanto
irreal, más propia de un mundo en transición
que debe cargar con los embates
sociales, económicos y políticos, y que
demuestra la fragilidad del gigante planetario
ante las acciones de una microscópica
molécula, que demuestran cada vez
con mayor fuerza que todo en esta vida
se encadena en una serie de eventos interdependientes,
porque el más pequeño
evento tiene consecuencias globales.
Basados en esta premisa, en la que todo se
interrelaciona, Fundación EcoCiencia piensa
en la conservación de la diversidad biológica
a través del impulso de formas de
vida armoniosas entre el ser humano y la
naturaleza, en el que busca desarrollar alternativas
a los problemas socioambientales
del país. Una de estas alternativas responde
a las propuestas de bioemprendimientos
con las comunidades Waorani de la región
amazónica del Ecuador para disminuir las
presiones sobre los bosques de la Amazonía.
Sin embargo, desde el momento que inició
la pandemia, las restricciones impuestas
desde el gobierno central para contrarrestar
el avance de la COVID-19 limitaron la movilidad
en el territorio nacional, así como la
realización de eventos públicos y el establecimiento
de aforos en reuniones y eventos.
En este sentido, las actividades de los
proyectos se vieron directamente afectadas
ya que la mayoría de los avances suceden
en las comunidades indígenas a través
de las visitas técnicas que el proyecto
realiza mensualmente. Las comunidades
Waorani sufrieron contagios colectivos y
por ello fue necesario detener las actividades
al interior de estas para precautelar el
bienestar del equipo técnico y evitar más
propagación del virus en las comunidades.
La comunicación ha sido esencial en
este proceso para sobrellevar una realidad
de incertidumbre. Durante estos dos
años hemos mantenido una comunicación
directa y fluida con los equipos del servicio
de salud estatal que laboran en el seno de
las comunidades indígenas, e igualmente
con líderes y lideresas indígenas. Estos
protocolos asumidos desde Fundación
EcoCiencia, previo a cada ingreso en las
comunidades nos permite tener conocimiento
de la situación de los contagios en
el terreno y tomar las medidas pertinentes.
A pesar de las dificultades afrontadas,
los proyectos lograron reactivarse en el
mes de mayo de 2020 y desde ese momento
las visitas han seguido su curso
normal, con mínimos eventos circunstanciales,
y a medida que las actividades van
retomando poco a poco la normalidad,
aún persisten protocolos básicos de ingreso,
como el uso de mascarillas y alcohol,
y mantener el distanciamiento social.
En este marco descrito hemos logrado avanzar
en las actividades de los diversos proyectos
de bioemprendimientos como el manejo
del cacao y el aprovechamiento responsable
del bambú como alternativas sostenibles.
Frente a esta nueva realidad de tiempos
paradójicos, y dado el trabajo
que realizamos, nos queda una importante
lección: aún tenemos mucho
que aprender de nuestra relación
con la naturaleza, porque un desequilibrio
por mínimo que parezca tendrá
consecuencias desproporcionadas.
ANA MARÍA ACOSTA
Y ELIZABETH RIOFRÍO
Ecos de Huauquipura 15