Memoria de actividades Huauquipura 2021
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ticuló a partir de aquellas demandas,
que supusieron también un
crecimiento en número y dimensión
de las ONGD, las organizaciones
no gubernamentales de desarrollo.
Los países desarrollados, los que
hemos identificado como del Norte,
fueron armando un sistema de
cooperación, a partir de los años
cincuenta, para tratar de dar respuesta
a las graves necesidades de
las poblaciones de los nuevos estados
del Sur surgidos del proceso de
descolonización. En el marco de la
OCDE se creó el Comité de Ayuda
al Desarrollo (CAD) como organismo
de impulso y coordinación. Fue
precisamente este organismo el que
en 1975 lanzó a los países ricos el
reto de destinar a programas de
cooperación al desarrollo el 0,7%
de su Renta Nacional Bruta, lo que
permitiría acabar con la pobreza
extrema y el hambre en el mundo.
Casi cincuenta años después de
ese reto, sólo 5 países destinan a
cooperación el 0,7% de su RNB o
más: Luxemburgo (1,05%), Suecia
(0,99%), Noruega (0,94%), Dinamarca
(0,71%), Reino Unido (0,7%);
pero entre ellos no se encuentran
las economías más poderosas:
Estados Unidos (0,17%), Japón
(0,28%) o China, de la que no se
reportan datos, presentan porcentajes
muy bajos. El conjunto de la
Unión Europea se sitúa por debajo
del 0,45%, en descenso desde
el 0,5% que reportaba en 2016.
Más cerca de nosotros, España
cayó desde el 0,5% en 2010 hasta
el 0,2%, y se ha mantenido por
debajo de ese porcentaje apuntando
una recuperación reciente. El
Presupuesto General del Estado
2022 propone una Ayuda Oficial
al Desarrollo para el conjunto de
las administraciones del Estado
de 3.507 millones de euros, que
representan el 0,28% de la Renta
Nacional Bruta, a todas luces insuficiente
para acercarse al compromiso
de legislatura, situado en el 0,5%,
y, por supuesto al 0,7% en el plazo
establecido por la Agenda 2030.
"Sólo 5 países destinan a cooperación el 0,7%
de su RNB o más: Luxemburgo (1,05%),
Suecia (0,99%), Noruega (0,94%), Dinamarca
(0,71%), Reino Unido (0,7%);"
La cooperación descentralizada
cuenta con una previsión de
AOD para 2022 de 353,83 millones;
lo que significa 5,6 millones
más (+1,6%) que en el PGE 2021.
La previsión supone un mensaje de
que el compromiso de las entidades
descentralizadas se mantendrá,
bajando en las comunidades autónomas
(-7,68 millones, -3,19%) y
subiendo en las entidades locales
(+12,8 millones, +13,2%). Cantidades
incluidas en el cálculo general,
suponiendo 10,1 del total.
Si acercamos el foco a nuestro entorno
más próximo nos encontramos
con que el principal financiador,
el Gobierno de Aragón, rectificó
sus previsiones iniciales a la baja y
ha consignado en presupuestos 4,6
millones de euros, la misma cantidad
que en 2021, que representan
menos del 0,07 % del gasto de la
Comunidad, lo que convierte en
“papel mojado” el Pacto Aragonés
por la Cooperación al Desarrollo
que se marcó como objetivo
alcanzar el 0,2% del presupuesto
al finalizar la actual legislatura,
en 2023. Una meta con la cual se
recuperarían los niveles de 2010,
previa a los graves recortes que sufrió
en los años siguientes, que se
consideró “realista” por los firmantes
del Pacto, porque se podía cumplir,
pese a estar alejada del 0,7%
señalado en la Agenda 2030 de
Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Entre los grandes financiadores
aragoneses de la cooperación al
desarrollo, únicamente la Diputación
Provincial de Zaragoza destina
el 0,7% de su presupuesto.
El Ayuntamiento de Zaragoza,
por su parte, acelera su línea
descendente consignando en su
presupuesto de 2022 menos de 2
millones de euros, que suponen
una reducción del 45% respecto
a lo que aportaba a cooperación
al desarrollo en 2020, apenas un
0,23 % sobre el total del presupuesto
consolidado, en un municipio
que se había mantenido
durante muchos años por encima
del 0,4%. Aquí también el vigente
Pacto por la Cooperación al Desarrollo
en el marco de los Objetivos
de Desarrollo Sostenible se sacrifica
a coyunturales acuerdos políticos.
Esta lamentable situación, en la
que los presupuestos de las instituciones
no paran de crecer mientras
que las cifras que se destinan ursos
económicos para actuar en terreno,
que tienen que reducir su personal
técnico, que tienen que hacer “milagros”
para mantener su actividad.
Sin embargo, en relación a la política
de cooperación, la ciudadanía lo
tiene claro. Según datos del Euroba-
Ecos de Huauquipura 5