Suplemento: EMPRESAS OPERADORAS DE RESIDUOS SÓLIDOS

Avanza
UDABLES
HUMANA
HAY QUE EVITAR LA
CONTAMINACIÓN
recicladores, pero la comercialización
solo puede estar a cargo
de empresas operadoras y asociaciones
de recicladores, más
no por las municipalidades.
Se calcula que apenas un 12%
de los recicladores están formalizados
lo que significa que trabajan
en condiciones más seguras
y limpias, con mejores ingresos.
Pobladores y municipalidades
los visualizan como detentores
de un trabajo decente.
El rol que juegan los recicladores
en la cadena de valor es importante
por su labor de recolección,
segregación, acondicionamiento
y en algunos casos de trituración
y compactación de los residuos.
Asimismo, valorizan los residuos
y evitan que vayan a parar a los
botaderos a cielo abierto o enterrados
en los rellenos sanitarios.
Para su formalización, los recicladores
han llevado cursos de
capacitación sobre manejo integral
de los residuos sólidos,
seguridad y salud ocupacional,
gestión empresarial y reciclaje,
habilidades sociales y desarrollo
personal. Hoy forman parte de
los programas de segregación y
recolección selectiva de las municipalidades
que además se recoger
en las viviendas lo hacen
también en las empresas.
BENEFICIOS COLATERALES
Incluir a los recicladores formalizados
en los sistemas de gestión
y manejo de residuos sólidos,
trae diversos beneficios como:
Dar visibilidad a los recicladores
con un trabajo decente puesto
que antes de su formalización
eran marginados, excluidos y
discriminados. Otorgar oportunidades
de capacitación. Brindar
mejores condiciones de trabajo,
seguridad y salud. Mejorar ingresos
económicos. Ahorrar costos
de recolección, transporte y disposición
final de residuos a las
municipalidades, entre los más
importantes.
Millones y millones de toneladas de residuos sólidos se producen
en el mundo y son depositados o derramados a la buena
de Dios en cualquier parte generando contaminación que
atenta contra la salud de los humanos. La gran parte de estos restos
van a parar a los océanos.
Pero, no todo está perdido. Hay un trabajo que, de implantarse de hecho
e intensificarse, no solo contribuiría a recuperar el medio ambiente
en el que vivimos, sino que serviría para tener materiales que, de
otra manera, se perderían para siempre dando lugar a una inevitable
escasez futura muy peligrosa. Nos referimos al RECICLAJE.
Reciclar es someter un material usado a un proceso para volver a utilizarlo.
Es un proceso cuyo objetivo es convertir residuos en nuevos
productos o en materia prima para su posterior utilización. Se previene
el desuso de materiales potencialmente útiles, se reduce el consumo
de nueva materia prima y el uso de energía. Adicionalmente, se
previene la contaminación del aire.
Entre los principales está el aire que engloba todo el flujo de contaminantes
que emanan del tráfico, la generación de electricidad, la
industria, calefacciones, etc. Luego el agua cuya contaminación puede
provenir de los vertidos de aguas residuales provenientes de actividades
industriales, urbanas, turísticas, etc. También se disminuyen
las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con la
producción de plásticos.
El reciclaje no es nada nuevo, pero todo indica que es hoy cuando
se muestra más útil y necesario que en cualquier otro momento de la
historia. Se trata primero de reutilización, y reciclaje solo en el caso de
que piezas a recuperar hayan requerido arreglos.
Se cree que el reciclaje, así como lo pensamos actualmente, tuvo su
origen en Japón, donde el año 1031 comenzó la primera reutilización
de papel desechado de la que se tenga registro. No obstante, parece
indudable que los chinos ya utilizaban previamente la recuperación
de papel.
En Japón, el papel reciclado se convirtió en el único producto de las
tiendas de papel (kamiya) y se conocía con el nombre de kamiya-gami,
literalmente “papel de tienda de papel”. Durante la época victoriana,
en Inglaterra aparecieron los primeros recicladores profesionales,
quienes se encargaban de recolectar el polvo y las cenizas generados
por incendios domésticos. En 1776, durante la guerra de independencia
de Estados Unidos se produjo la reutilización de metales y papel
de desecho, telas e incluso hervidores de hierro. En 1904, comienzan
a operar en Chicago y Cleveland las primeras instalaciones de reciclaje
de aluminio.
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