24 Lecturas de domingo SANTO DOMINGO, RD. DOMINGO <strong>23</strong> DE OCTUBRE DE <strong>2022</strong> LITERATURA DARÍO JARAMILLO AGUDELO Bogotá, Colombia Tomado del blog “Gozar Leyendo” Kukso comienza por situar frente a su tema el momento histórico que vivimos. Lo hace con una cita del historiador francés Alain Corbin: “la cultura occidental se funda en un vasto proyecto de desodorización” y cuenta cómo “hace menos de ciento cincuenta años –antes de la invención de los antitranspirantes, del shampoo, del dentífrico, de los purificadores de aire y los desodorantes de ambientes–, las personas y las calles colmadas de montañas de estiércol generadas a diario por miles de caballos, apestaban. Al menos, según nuestros actuales estándares”. Lo que es un hecho, una constante, es la omnipresencia de los olores: “cada día respiramos unas <strong>23</strong>.040 veces y movemos unos 133 metros cúbicos de aire –calculó en su momento la poeta y ensayista Diane Ackerman–. Nos lleva unos cinco segundos respirar, dos segundos para inhalar y tres segundos para exhalar; en ese momento, las moléculas de olor fluyen a través de nuestros sistemas. Inhalando y exhalando, olemos olores. Los olores nos cubren, giran alrededor de nosotros, entran en nuestros cuerpos, emanan de nosotros”. Egipto.- Kukso comienza retrocediendo hasta los egipcios. Para ellos “el perfume fue un elemento sagrado antes que cosmético (…). Como los obeliscos, los aromas y perfumes unían a los faraones con los dioses, la tierra con el cielo (…). Cuanto más se perfumaba una persona, más cerca de la divinidad se estaba (…). En las huertas se cultivaba albahaca, romero, perejil, cilantro, eneldo, trébol oloroso, tomillo, canela, sésamo, anís y comino (…). Se pensaba que el perfume era esencialmente de origen divino”. Correlativamente, eran mal vistos los malos olores: “Aquel cuyo olor sea desagradable será castigado y condenado al ostracismo”, dice una inscripción en una pirámide egipcia. Grecia.- “En Atenas, en Esparta, en Corinto, hombres libres, esclavos, mujeres, extranjeros, aristócratas y pobres eran asaltados a diario por los mismos invasores olfativos. Ante las miradas estáticas de las estatuas tan exageradamente pintadas, los olores pútridos de las ciudades griegas se elevaban y bombardeaban con insistencia las narices de sus habitantes. Sí, eran aromas desagradables, pero estaban habituados a ellos. No pasaban inadvertidos. Más bien, los olores convivían con la gente y la gente convivía en comunión con los olores. La actitud repulsiva hacia los excrementos es ante todo una reacción moderna, consecuencia quizá de nuestras Odorama, historia del perfume El escritor argentino Federico Kukso (1979), ha publicdo un libro original, revelador y bien informado. Su lectura, la cantidad de datos, de chismes, de observaciones agudas, convierten su lectura en una fiesta. 1)Odorama, de reciente publicación por el sello “Taurus”. sociedades altamente urbanizadas”. “En las calles de las ciudades-Estado, la basura se acumulaba en grandes montañas generando un hedor insoportable, en especial durante los meses de verano, un banquete frugal para las moscas, ratas y mosquitos, que desparramaban toda clase de epidemias. Para los griegos era lo más natural ver y oler excrementos en las calles de Atenas. Incluso para Federico Kukso. EN EL SIGLO V A. C., HIPÓCRATES INSISTÍA EN QUE TODOS LOS JÓVENES DE LA ANTIGUA GRECIA DEBÍAN TENER UN ALIENTO AGRADABLE PUES CONSTITUÍA UN INDICADOR DEL GRADO DE DULZURA INTERIOR Y DEL ESTADO DE PUREZA DEL ALMA. un pequeño grupo constituía un negocio lucrativo: como registraron Aristóteles y el comediógrafo Aristófanes, en los siglos V y IV a. C., el gremio de los koprologoi se encargaba de recolectar excrementos y orina en las calles y en las casas. Una vez terminada su jornada vendían su botín como fertilizante a los granjeros de las afueras de la ciudad”. Los griegos creían que los dioses visitaban con frecuencia a los mortales y también “se creía que sus apariciones eran precedidas por un olor dulce en el ambiente, producto de la mística ambrosía –supuestamente una mezcla de agua, miel, fruta, aceite de oliva, queso y cebada–, el néctar que co- mían y bebían, según escribió Homero en la Ilíada y Ovidio en las Metamorfosis. (…). Por entonces estas fragancias no eran sustancias químicas sino divinas: de acuerdo con Homero, el perfume había sido entregado a los hombres por los dioses en el Olimpo, quienes les habrían enseñado cómo usarlos. El olor de rosas, por ejemplo, no era una cualidad intrínseca de la planta sino una asignación divina. Según la mitología griega, al inicio de los tiempos esta flor era blanca e inodora. Un día la diosa Venus se clavó la espina de un rosal y la tiñó de rojo con su sangre. La flor se volvió tan bella que al verla, su hijo Cupido la besó y le dio su aroma actual”. Cabe señalar, sin embargo, que entre los griegos también había enemigos de los perfumes: Solón los consideraba “debilidades indignas”. Sócrates pensaba que los perfumes disfrazaban “las diferencias olfativas entre ciudadanos libres y esclavos. El único olor legítimo para un hombre, decía, era el olor del aceite usado en los gimnasios”. Platón decía que los perfumes “sólo inducían al placer carnal y eran algo propio de las prostitutas”. Por su parte, Aristóteles escribió: “se dice que son aromáticos los árboles sobre los que cae el arcoíris. ¿Es cierto o falso?”. También se preguntó: “¿Por qué las flores y las sustancias que se queman tienen un olor más agradable de lejos y, en cambio, unas huelen más a hierba y las otras huelen más a humo? ¿Es porque el olor es una especie de calor y las cosas olorosas son calientes? ¿Por qué todo huele más si se mueve? ¿Es porque se impregna más aire que estando en reposo? (…) ¿Por qué en invierno captamos menos olores? ¿Es porque el aire se mueve menos durante el frío? (…) ¿Por qué la orina, cuanto más tiempo permanece en el cuerpo huele peor y, sin embargo, el excremento es menos maloliente? ¿Por qué ningún animal huele bien, excepto la pantera?”. Roma.- La mayoría de los romanos vivía en edificaciones hasta de seis o siete pisos, sin agua ni baños. “Vivir en estas edificaciones tenía sus complicaciones, en especial cuando llamaba la naturaleza: una persona debía correr escaleras abajo para vaciar sus vasijas o sus sillas-retrete en un recipiente común o dolium al pie de la escalera o, si vivía en pisos altos y no le importaba el prójimo, simplemente arrojaba su contenido por la ventana –como ya se acostumbraba hacer unos mil quinientos años antes en la capital sumeria de Ur, hoy Irak”. “Cuando Claudio asumió como emperador romano en el año 41 emitió, según el historiador Suetonio, un edicto que permitía a todas las personas tirarse gases en banquetes, fuesen silenciosos o estridentes (…). Petronio dice en El satiricón: ‘no creo que haya tormento mayor que el de contenerse. Siempre he concedido entera libertad a mis convidados; hasta los médicos prohíben contenerse. Creedme, cuando el flato se reconcentra al cerebro, todo el cuerpo se resiente. Sé de muchos que perecieron a causa de ello’”. Galeno pensaba que el olfato era un sentido superior, conectado directamente al cerebro. Y, como los médicos griegos, también los romanos olfateaban a los pacientes para diagnosticar enfermedades. En Roma la halitosis era un mal generalizado y se hacía chistes con ella, como éste de Marcial, “Cuando el glotón Sabidius sopla sobre una tarta caliente para enfriarla, se convierte en excremento”.
SANTO DOMINGO, RD. DOMINGO <strong>23</strong> DE OCTUBRE DE <strong>2022</strong> Lecturas de domingo 25 A CADA SU TRONO ELVIS “El rey del rock” RITMOPLATINUM.COM REVISTA ESPECIAL DE EDITORA LISTÍN DIARIO Revista a la venta en el 809-686-6688, ext. 2400 | Whatsapp 809-285-8581