Edición digital Revista Natural...Mente animal -Octubre de 2022

Es el segundo nido sísmico de mayor actividad a nivel mundial, y el primero a nivel
del continente Americano; de acuerdo con datos del Servicio Geológico Colombiano
se presentan aproximadamente 40 sismos al día y 9 mil al año. En el Cañón del
Chicamocha encontramos una población de iguanas bastante alta, armadillos, tinajos,
zarigüeyas, tigrillos, osos hormigueros; existen varias aves, como las perdices, pájaros
carpinteros, águilas blancas, entre otras; cabe destacar que en este sector encontramos
a una familia de monos aulladores.
Varios siglos, antes de la invasión europea, fue el hogar de tribus guanes, laches,
yariguies y hasta muiscas, que llegaban a este territorio para intercambiar sus
productos. El cañón es un ecosistema poco común, denominado bosque seco o selva
seca; hace parte de uno de los tres únicos enclaves del país. Esto quiere decir que allí
crecen diversas plantas que, igualmente son únicas. Su flora y fauna es resaltable para
los estudios biológicos y medio ambientales. Esto se debe a que existe diversidad de
seres vivos endémicos tales como La Ceiba Barrigona, el Cucarachero Nicéforo y el
Fique del Chicamocha. Éstas son tres especies que conviven únicamente en el
ecosistema que brinda el cañón. Cada una de ellas con una naturaleza particular.
Actualmente, la mayoría del turismo en el cañón del Chicamocha se basa en deportes
de aventura y entretenimiento familiar. Se puede disfrutar, por ejemplo, del cable
vuelo o del parapente; tiene un teleférico, considerado el segundo más largo del
planeta, que atraviesa las altas montaña, bajando al río Sogamoso y llegando hasta la
Mesa de los Santos.
La flora vascular de la región semiárida del cañón del río Chicamocha se encuentra
representada por 76 familias, 297 géneros y 429 especies. Dentro de este ecosistema
se encuentran 291 especies de aves de las cuales 9 son endémicas.
Santander tiene el privilegio de poseer otros dos parques naturales: el Santuario de
fauna y flora de Guanentá Alto del Río Fonce, más conocido como el Parque Natural
de Virolín y el parque Natural de los Yariguíes. El primero está ubicado en el área de
influencia de los municipios de Encino, Gámbita, Charalá y Duitama y lo componen
10 mil hectáreas de bosques de robles de los últimos que quedan en el país, con varias
especies de fauna y flora endémicas, esto es, únicas en el mundo y de incalculable
valor científico.
Al segundo lo conforman 60.000 hectáreas de bosque andino salvadas milagrosamente
de la acción destructora de las motosierras y la candela, por estar en las estribaciones
casi inaccesibles de la Serranía de los Yariguíes con una riqueza en diversidad
biológica muy especial.
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