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realidad y te reencontraras con tu hijo,
acompáñame.
Salimos de mi casa y sentí una sensación
de alivio, no sé cómo no le estoy tomando
el peso a todo lo qué pasó, es como si ya
lo supiera, él tiene razón.
Mientras camino en la ciudad tan extraña
como conocida para mí y calmada a la
vez, puedo ver una atmósfera que la
cubre. Siento un horrible dolor de cabeza.
- ¿A dónde vamos exactamente?
- Vamos a salir de la ciudad, volveremos
una realidad no creada por ti, ahí está tu
hijo esperándote, te explicará qué pasó
todo este tiempo y qué hizo. Cuando la
primera guerra terminó no podías creer
todos los sucesos que pasaron, te
cerraste a volver a la realidad,
aprovechaste la oportunidad de irte, y
quedarte solo, olvidándote de lo qué pasó
y no pudiendo escapar. Hace algunos
años tu hijo está intentando encontrarte.
De cierta forma solo soy una máquina
creada anteriormente para revertir la
realidad que tú creaste, tú mismo me
hiciste pensando en volver en algún
momento, ya que te sientes preparado y
el momento ha llegado, soy parte de tu
misma mente, ¿cuántas veces te lo tengo
que repetir?.
Me mantuve en silencio todo el camino,
reflexionando sobre todo lo que me
acababa de decir, no puedo creer que
evadí a mi hijo por miedo, no quería
asumir más responsabilidades, me
encerré a sólo sanarme yo mismo y creé
esta realidad. Un fuerte dolor en mi
cabeza me desmoronó al suelo, caí en un
desmayo, ¿cuánto rato estuve en el
suelo?
Sin darme cuenta ya había salido de la
ciudad y entré nuevamente a ella, solo lo
sabía. Me dirigí a mi casa, es como si
hubiera hecho un viaje fuera de ella y
ahora estoy volviendo, tengo mis llaves en
mi bolsillo las puedo sentir, su sonido tan
familiar, volviendo un día normal.
Al entrar veo a mi hijo sentado en la silla
del comedor, apenas entrando a la casa,
me habla.
- Papá, ¿adónde fuiste ahora? ¿y el
perro?¿de nuevo lo perdiste?.
Recordé como un pensamiento
instantáneo lo que me dije caminando a
casa, “borre a mi propio hijo por los
efectos y traumas que me dejó la guerra,
no quería asumir más responsabilidades y
me cerré a sólo sanarme yo mismo y creé
esta realidad”, pero no me importo, no
estoy listo para asumir todo esto, volveré
a mi ciudad calmada.
- Lo iré a buscar—Respondí.
Insignias élficas
Eran días oscuros aquellos de Santiago,
el invierno había llegado, estaba mucho
más frío y seco que nunca, el ambiente
era brumoso, se sentía pesado, asfixiante.
El clima por lo general no tendría
importancia para nadie ya que en Chile
los inviernos siempre son así, el frío era el
menor de nuestros problemas, el clima
político y social era complejo, estábamos
en uno de los momentos más
sanguinarios de la historia de nuestro
país, aquel general había tomado el poder
a la fuerza, gracias a pactar con magias
oscuras , traicionando todo lo que juró
proteger, solo por un poco de poder, él
sabía que si bien un individuo común
aplicando magia era bastante débil,
cuando existía una unión firme y
organizada hasta el trabajador más pobre,
enfermo y viejo, podía convertirse en una
fuerza imparable, él temía esto, por lo que
negó cualquier tipo de organización y
prohibió todo tipo de magia que tuviera
que ver con esto, persiguiendo,
desapareciendo y asesinando, a cualquier
involucrado que tuviera la mínima
conexión con estas prácticas.