24.11.2022 Views

Olviden el arte prueba

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.



Revista

Olviden el arte

Taller de Literatura 2022

N° 2


Índice

- Editorial - 4 -

- Ejercicios de escritura - 5 -

- Bello barrio - 5 -

- Juegos en el cementerio

- Situaciones del hastío

- Escrituras al azar

- Epígrafes musicales

- Proyectos personales

- Convocatoria.

- Texto colectivo de cierre.


Olviden el Arte

En la literatura es posible recrear la imaginación y mezclar lo real con lo ficticio.

La literatura es una forma de expresión artística y se considera un arte porque expone la

visión del autor, quien es el que emplea la palabra desde una perspectiva estética.

Se ha nombrado a esta revista “Olviden el arte” en el intento de generar un impacto más

llamativo que decir “apoyen el arte”, puesto que la gente nunca presta atención cuando se

hace ese llamado a potenciarlo con el motivo de hacerlo más visible y accesible al público.

“Olviden el arte” se hizo con la finalidad de mostrar los procesos individuales y colectivos de

nuestro Electivo de Literatura 2022. A lo largo de todos estos procesos hemos trabajado con

distintas dinámicas, como por ejemplo con "Juegos en el cementerio" que consistió en

cambiarle el significado a palabras al azar y a partir de ellas escribir un texto. Escribir

nuestras experiencias desde el hastío, escribir textos desde epígrafes musicales, escritura

con palabras que elegimos al azar, describir nuestros barrios y un proyecto personal.

Para todes les integrantes fue un proceso largo y lento, pero a pesar del cansancio que

había al ser las clases a las 8 de la mañana de los días viernes, fue posible hacer las

actividades más entretenidas, cumpliendo su propósito de entender la literatura más allá

que simples palabras y acercarse a ella como un área más de las artes.

Taller de Literatura 2022


Bello Barrio.

Este ejercicio está inspirado en el poema "Bello barrio" de Mauricio Redolés. Describimos

nuestros barrios con la sensación que esté nos da.


Quilicumbia

Un pasaje con un portón que da hacia la

avenida, siempre cerrado por si vienen a

robar. Otro portón más que da una calle

más discreta, pero aún así cerrado por la

constante delincuencia de la comuna.

En medio un conjunto de casas con la

misma estructura base, pero que han ido

modificando cada vez más, casi siempre

hacia arriba, cada vez con más pisos. Sin

embargo hay algunas que se han

quedado igual, con una reja baja que

nunca llega más alto del metro y medio,

ignorando el constante peligro que

nuestro barrio corre.

Son las mismas personas que hace más

de 20 años, los jóvenes padres

convirtiéndose en abuelos, sus niños

pasándose a ser adultos, y los bebés

convirtiéndose en adolescentes

(Carrión 1605)

Un barrio silencioso, donde no transita

mucha gente, los vecinos mirándose entre

sí, sin crear una relación de colectividad.

Al frente de la casa hay un almacén

donde todas las mañanas sale la señora

con sus dos perros a barrer la vereda y

empezar a pelear con la gente que se

estaciona al frente de su almacén. Casas

muy lindas a decir verdad, gran parte del

tiempo risas y paz, aunque se llegan a

escuchar gritos y alguien llorando de

fondo.Tres de la tarde en la esquina de mi

casa se encuentra el mismo auto de

siempre con el señor del supermercado y

su amante. Supuestamente es un secreto,

pero es una historia que ya me sé de

memoria. Siete de la tarde paso por al

lado de los carabineros, los cuales sólo

muestran su presencia y no hacen nada al

respecto una o dos, ya perdí la cuenta la

verdad a las diez de la noche se escucha

peleas a la esquina de este barrio

silencioso.

Barrio bonito y silencioso, pero se rodea

de tanta gente diferente, con estilos de

vidas y problemas diferentes. Barrio

bonito lleno de gatos y que al amanecer

brilla con tanto resplandor. Mi barrio

bonito, que a veces no me gustaría ser

parte de él.

La viñita

Aquí viví 6 años de mi vida, estuve desde

chica hasta que entré a la adolescencia.

Prácticamente me crié allí.

Era un pequeño barrio.

Casi todas las casas eran naranjas,

menos la de mi mejor amiga, esa era azul.

Todas las casas rodeaban un parquecito

donde salía a jugar con mis amigos,

siempre hacíamos rabiar a los vecinos por

los pelotazos en los portones y cuando

jugábamos rin-rin raja.

De los pocos recuerdos claros que tengo

del lugar es cuando encontramos un

cachorro enterrado.

Pequeño barrio, no muy acogedor por las

camionetas de los viejos de la minera que

pasaban entre las seis de la mañana y las

ocho de la noche.

Éramos un barrio bastante unido, nos

conocíamos todos, desde la vieja que

maltrataba perros (y a su hijo), hasta la tía

que vendía agua.

No era muy seguro, atrás de mi casa

había un peladero donde los mismos

viejos de las mineras se juntaban a

pichanguear y siempre terminaban

robando cosas pal' asado en alguna casa.

Nunca se habían metido a la mía, hasta

que mi papá se dio cuenta que faltaban

jugos, carne y el galón de gas. Incluso si

la tía del agua sapeaba por las cámaras

de su casa nunca pillaba a los ladrones,

pero probablemente sí pilló a mi viejo

engañando a mi mamá.


Juegos en el cementerio

Siguiendo el ejemplo de los personajes de la contranovela "Rayuela" escrita por Julio

Cortázar, creamos escritos usando palabras del diccionario que no conocíamos, palabras

que no nos gustaban y palabras que sí nos gustaban a cada uno de los integrantes.


Sin título

Todavía recuerdo su vestido zompopo,

tenía una textura bricolágica que recuerdo

con melancolía. Como una ilusión,

recuerdo su silueta tan hegemónica.

Y cuando en el ocaso, veíamos en el

espejo del río, rodeado por cempasúchil

que le daba un color destacado y donde

siempre nos salía a saludar un coyote, y

aunque era un poco saltimbanqui de

nuestra parte, no nos importaba.

Jugábamos zipizape, a veces comíamos

hocino, a veces tomábamos té que nos

dejaba la boca con una sensación

febrífuga.

Ella a veces traía un bivalvo que

tocábamos con mucha emoción, este

tenía una forma paralelepípeda que tenía

tallado un ratón. Tenía una personalidad

muy zafarachera, pero esto terminó por

un maldito troglodita que la mató, y al

hallarla el forense estaba llena de

hematomas. El Juez dictaminó que ella

había empezado la pulla y el maldito

estuvo totalmente impertérrito durante

todo el juicio que quedó irresoluto.

Me quitaron a mi belleza, la que parecía

creada por un equinoccio, que tenía una

resiliencia de admirar. De verdad la

extraño.

Espejeo

El hombre forense impertérrito luego de

que un paralelepipedo resiliente le haya

gritado flux desde el ocaso.

Se aprecian unas siluetas zipizapeando,

viendo cómo se convierte en una pulla y

una de ellas queda con una hematoma,

una pulla irresoluta, el hombre troglodita

siente algo febrífugo en la boca y

desesperado se come un hocino

proveniente de un cempasúchil

contemporáneo.

Se acerca un ratón zompopo tocando un

bivalvo, y una zorra similar a un xocoyote

con un bricolaje usa su equinoccio en él.

El hombre saltimbanqui con melancolía

aprecia la hegemonía de la zorra, se saca

el cerumen con el meñique y despierta.

Todo fue una ilusión.


La resiliencia causada por una pulla

Veía con melancolía el paralelepípedo

donde se encontraba su zorro. Salía de

ver al médico forense que le diría la razón

de porque había muerto. Cuando el doctor

le dijo con una expresión impertérrita la

razón de su muerte había sido un ratón.

Recordó cuando la encontró tirada en el

suelo, Al principio pensó que se había

atragantado con hocino o que era por un

equinoccio. Pero también había visto la

silueta de un xocoyote por fuera de su

casa, sin embargo le dolía mucho el

hematoma en su cabeza, tal vez por eso

se le había ocurrido darle flux al animal.

No fue buena idea jugar zipizape.

Ahora dejando cempasúchil a su querida

mascota, pensaba que el médico solo era

un saltimbanqui y la razón de la muerte

sólo sería un caso irresoluto.

"Que ratón más troglodita" pensó, pero

quizás solo era un espejeo de él. Al

escuchar un bivalvo a lo lejos, se siente

febrífugo por el cerumen tapando el

hegemónico sonido, como zompopo.

Viendo el ocaso rememorando el

bricolage ocurrido, decidió solo seguir con

su contemporánea vida.

Resiliencia

Un ratón zafarrancho, pulla con un Flux,

porque según él, es muy zompopo, el

primero ataca con cerumen, el segundo

con un equinoccio, esto le dejó un

hematoma al troglodita ratón, el Flux le

recriminó su pensamiento tan hegemónico

y poco contemporáneo, el ratón seguía

impertérrito ante tal acusación, por lo que

simplemente respondió "eres una zorra

saltimbanqui", el Flux se sentía febrífugo,

por lo que agarró un bivalvo y se lo

estampó contra la cabeza. El ratón cayó

inconsciente, sintiendo constantemente

bricolaje en su mente, de repente se vio

solo en una habitación en forma de

paralelepípedo, el espejeo de esta daba

extraños colores similares a un ocaso,

estos colores tomaron forma, era una

silueta irresoluta, parecía un xocoyote,

esta figura se acercó al ratón, el cual le

preguntó si era real o una ilusión, el

extraño ser con forma de xocoyote le dijo:

"soy una ilusión o quizás no, soy quizás

tú, o quizás soy nadie, soy un hocino, soy

unos niños jugando zipizape, soy un

forense, soy el presente, soy el mañana,

soy el ahora, soy el caos y soy el orden, o

quizás simplemente soy un mentiroso, sí

definitivamente te estoy mintiendo", el

ratón estaba sin palabras, solo pudo

preguntar si era dios, el xocoyote

simplemente se fue, dejando un camino

de

cempasúchil.


Situaciones del hastío

Fueron escritos creados a partir de situaciones personales que nos generaran hastío,

principalmente por la repetición que ellas implican. La idea y algunos de los aspectos de la

escritura que usamos fueron inspirados en el libro “Completa”, de la escritora Paula Ilabaca.


Ocho de la noche

una mujer sermoneando "no puedes ser

tan soberbia" dice mis oídos apegados al

charango que suena y mis ojos en el

teléfono cuando la gata llora por atención

y el hombre sale de la pieza tocando el

charango miro la hora y la gata aún llora

20:34 la mujer sermoneando el hombre

grita avisando que hirvió el agua hay que

tomar once y la mujer y la gata no dejan

de llorar me empiezan a arder los ojos el

ruido me satura los oídos la pantalla se

vuelve más brillante el hombre grita que la

mujer dice la gata.

Son las 20:36.

Sin título

Saliendo del vacío que me provoca estar

en ese lugar siento como se agita mi

respiración inexplicablemente casi

ahogada puedo ver cómo mis pasos son

lentos angustiados y pulsantes quizá no

llegue a mi lugar de calma y me pierda en

los sentidos quizá que pasará en ese

largo y tedioso momento quizá me pase

algo más quizá.

En mi entorno todo es normal y cotidiano

nada sobresale todo sigue igual estar en

un mismo momento tan diferente a lo que

mi otro acompañante siente encerrados

en el mismo lugar sin salir de tan

agobiante situación puede que tú lo estés

disfrutando puede que pienses que no me

importa pero sigo aquí igual que tú.

En la mañana

Es temprano, demasiado temprano, las

ganas de volver a estar en el calor de mi

cama son inevitables, también es difícil

pensar en cómo dejar el sueño.

Agua fría y mientras me visto pienso en la

hora que es, cada vez más tarde.

Me veo en el espejo y responde con un

comentario hiriente, exactamente el tipo

de comentario que sé recibiré, supongo

por la forma en que se ve mi cuerpo,

adelgace ¿No es exactamente lo que ella

quería? Pero es demasiado temprano

para pensar en este tipo de cosas.

La agua ya no está fría, caliente casi por

completo, me acerco a la pieza donde

duerme ella, prendo la luz sabiendo que

sigue siendo temprano y el sueño en el

ambiente es palpable.

El chillido que estaba esperando se

escucha, avisando que ya está lista el

agua. No sé qué comer, no sé qué la

dejará satisfecha.

Es temprano, demasiado temprano, pero

ya estoy harta y quisiera no estar acá.


Sin título

cuando camino el tiempo se hace corto siento mi estómago cerrándose por la ansiedad al

caminar por esa calle helada que veo cómo se alarga justo como una pesadilla y el tiempo

no para mis piernas pesan más de lo que recuerdo la meta parece ser más lejana y el

tiempo avanza no me da un descanso y los minutos pasan agobiantes y mi mente trata de

concentrarse para no caer en la desesperación me mareo y camino y el camino se mueve

pasan los segundo y un segundo me pesa en la espalda mis piernas tiemblan no podré salir

de acá

Hastío

Comienza una clase son matemáticas 90 minutos siempre el profesor empieza a hablar

sobre la prueba que se avecina en dos semanas más me preocupo por unos momentos

pero después se me pasa comienza a hablar de cosas que al principio parecen tener

sentido pero después no cada vez que veo la pizarra más llena de números y apenas han

pasado 10 minutos me recuesto sobre la mesa y empiezo a bostezar en mi cabeza

subdivido el tiempo que queda para que sea más fácil calcular el tiempo que pasa sigo

bostezando y siguen apareciendo más y más números en la pizarra yo sigo acostado en la

mesa han pasado 15 minutos yo me pregunto por qué ha pasado tan poco tiempo pienso

que dormir quizás sería mejor opción pero no tengo sueño la situación se vuelve a repetir

por otros 15 minutos han pasado exactamente 30 minutos comienzan los ejercicios el

profesor me mira que no hago nada yo intento hacer algo pero no sé nada suena la primera

hora me siento un poco aliviado ya que se está acabando aunque lo pienso mejor y caigo

en cuenta de que todavía faltan 45 minutos mi mandíbula me duele de tanto bostezar todo

esto se repite otra vez el simple hecho de pensar ya me cansa finalmente la hora termina

me siento un poco aliviado pero la energía que perdí no se podrá recuperar en todo el día.

La rutina

Viernes tipo 19:00 y 20:00 de la tarde reuniones con mis amigos de la familia siempre en el

mismo sushi hablando de los mismos temas, algo sumamente aburrido tan solo pienso en

una playa con una hamaca y que estoy ahí balanceándome llegando al punto de quedarme

dormida y olvidándome de la aburrida que tienen cada viernes y sábado, luego días de

semana con clases de 8:00 a.m. a 14:30 p.m. aburrida y escucho música secretamente y

relajándome en esas horas eternas de clases, lo único entretenido era hablar con mis

amigos y cuando hacíamos trabajos, pero era una rutina que se estaba convirtiendo en una

cansadora costumbre.


Escrituras al azar

La finalidad de esta actividad era escribir una historia donde los elementos básicos de la

narración estuvieran determinados por el azar. Para esto escribimos papelitos con

diferentes tiempos, espacios, narradores, conflictos, personajes y motivaciones, y cada

integrante tenía que elegirlos de manera aleatoria.


Gomero

Eran las 5am, el tren Villa Alemana-

Valparaíso estaba por llegar. Iba con el

pelo tomado como tomate, un vestido

negro y un delantal blanco por encima.

-En estos años tenía su edad, estábamos

aún pasando por el proceso de la

revolución industrial-.

Miró Anna a sus tres sobrinos y uno de

ellos le pregunta:

-Pero tía, si usted era tan pequeña ¿por

qué trabajaba?-.

Anna los mira y dice:

-Déjenme terminar la historia y van a

entender-.

En esos años pese a mi edad yo

trabajaba para poder pagarle la atención

médica a mi papá, él tenía una grave

enfermedad llamada tuberculosis que

cada vez empeoraba más y más.

Dejando un poco de lado lo trágico, en

estos tiempos tan difíciles había logrado

conseguir un trabajo estable como

sirvienta en la mansión de los Edwards,

una familia que hace poco tiempo se

había hecho famosa gracias a la pequeña

fortuna que heredó el padre de familia,

José Edwards.

Iba algo nerviosa, no era mi primer trabajo

como sirvienta pero había experimentado

un mal trato con las familias que trabajé

alguna vez que eran bastante negligentes,

me dejaban trabajando hasta pasado mi

horario, no me dejaban tener colaciones,

y si veían una manchita de polvo me

gritaban. Pero esta vez iba más

preparada que nunca.

Eran las 7 de la mañana y ya estaba

llegando a la estación de Valparaíso,

estaba muy sorprendida porque nunca

había trabajado en la ciudad, siempre

trabajé en casas del campo.

Miraba las casas grandes y anticuadas,

se veían muy lujosas, ni me imaginaba

como podían ser por dentro.

Camine unas cuadras y llegué a la

Mansión Edwards, era una gran mansión

blanca, con un antejardín precioso, lleno

de flores rosadas y rojas.

-¡Hola!-

Un señor alto con bigote me saludaba

desde el jardín.

-Hola…Usted debe ser José Edwards

¿verdad? Yo soy su nueva sirvienta, Anna

Sepúlveda-

Dije algo nerviosa, pero el hombre con

una mirada reconfortante hizo que me

relajara. Me hizo pasar y me presentó a

toda su familia, eran dos niños, su esposa

y él. Se veían como una familia bastante

humilde a pesar de que eran gente con

plata. Para ser sincera me sentí mucho

más en casa que en mi propia casa.

Ya pasada mi jornada de trabajo de la

mañana aproveché de dar una vuelta en

mi tiempo libre por la ciudad. Don José

me había dicho que por acá había un

parque con un árbol gigante, no me lo creí

hasta que llegando al lugar me encontré

con un gran gomero. El día estaba

caluroso así que me senté debajo del

árbol.

Siempre llevaba conmigo un diario, ya

que había aprendido a escribir y leer hace

poco. Mi sueño, desde entonces, ha sido

ser una escritora, no necesariamente una

de renombre pero quería escribir libros y

aunque solo una persona lo leyera me

sentiría más que satisfecha. Así que

saqué mis cosas y comencé a escribir

sobre mi día.

Unas horas después comenzaba mi

jornada de la tarde, llegué a la mansión y

Don José con su esposa Sofía estaban

tomando un té en el jardín.

Sofía me hacía señas con las manos para

acercarme.

-¡Señorita Anna, venga a sentarse con

nosotros!-

La mire extrañada

-¿No se supone que eso está prohibido?-

Sofía y José se miran confundidos.

-Señorita, no se preocupe por eso,

nosotros no nos hacemos problemas con

ese tipo de cosas. Se nota que usted es


alguien muy ordenada y responsable, no

habría problema con que comparta con

nosotros-.

José termina de decir esto y sonríe.

Terminé acompañándolos y comencé a

contarles un poco más de mí ya que me lo

habían pedido, les conté que era la única

con un trabajo estable de los 5 hermanos

y que mi padre estaba enfermo, doña

Sofía se vio bastante conmovida por mi

historia y me abrazó.

Ya había terminado mi día de trabajo y

antes de volver a Villa Alemana

aproveché de comprar cosas para tomar

once y medicamentos que me dijeron que

podría aliviar un poco la enfermedad de

mi papá. Nunca me habían pagado tan

bien.

Mis días fueron así por varios meses y el

único problema eran mis hermanos

mayores. No hacían nada aparte de

apostar y tomar alcohol. La plata se

acababa cada vez más rápido por culpa

de ellos. Tomás, mi hermano más grande,

era el único responsable y un día reventó.

-Ya, este parcito se tiene que poner a

trabajar o se van de la casa.-

Mis dos hermanos del medio, Benjamín y

Antonio, lo miraron enojados.

-Pero ¿para qué? si la Anna ya trae plata

para la casa-

Dice Benjamín.

-Pero eso no puede ser, es la menor y

aún así es mucho más responsable que

ustedes dos juntos-.

Tomás había levantado la voz y dejó un

silencio incómodo. De repente aparece

Juan, mi papá.

-Mañana se van a buscar pega, si llegan

acá borrachos y sin pega se van-.

Tomás asiente de acuerdo con mi papá.

Yo me quedé algo shockeada, mi papá no

se levantaba de hace tiempo a retarlos, él

seguía enfermo. Mis hermanos no

apoyaban económicamente y mi relación

familiar empeoraba cada vez más.

Al día siguiente me desperté por mi papá,

¿qué hacía levantado tan temprano?

- Hija, sería mejor que te fueras por un

tiempo para la ciudad. Sé que la familia

con la que estás trabajando tiene un buen

ambiente, se nota por cómo llegaste a la

casa -

Lo mire algo asombrada y triste

- Pero papá ¿quién te va a cuidar? -

Él solo me sonrió y dijo con un tono de

voz tranquilo:

- No te preocupes por mí, preocúpate por

tu futuro y aprovecha la oportunidad con

esta familia -

Me levanté para tomar desayuno con él y

vi a Benjamín haciendo desayuno y

Antonio acompañándolo. Me asusté un

poco ya que ellos siempre se despiertan

tarde, pero miré la hora y eran las 4am.

-¿Qué hacen despiertos tan temprano? -

El Benja me miró y no respondió. Antonio

hizo lo mismo

- Supongo que tendré que dejarlos hacer

sus cosas- Pensé.

Había pasado un rato desde esa

conversación extraña, no entiendo qué

está pasando en la casa pero supongo

que le haré caso a mi papá.

Llegué a la mansión y José me recibió

con una sonrisa tranquilizadora como

siempre.

- Hola don José, me preguntaba si podría

conversar con usted un poco -

- Claro que sí, Anna-

Me miro algo preocupado, ya llevo varios

meses trabajando con esta familia y

saben que cuando hacía una pregunta es

porque era algo urgente.

Nos fuimos para el patio trasero a

conversar, le comenté lo que me dijo mi

padre y don José se quedó pensando.

-Puedes quedarte acá -

Lo miré algo apenada, no quería invadir el

espacio familiar que tenían.

- Pero don José, con lo que usted me

paga me alcanza para pagar una piez…-


- Ya eres parte de nuestra familia Anna.

Sé que puedes estar preocupada porque

crees que vas a molestar, pero no es así.-

Don José me sonrió.

-Los niños ya te sienten como una

hermana mayor, y si crees que debes

quedarte con alguna condición puedes

ayudarme en mi nuevo proyecto familiar

de carpintería.-

Lo miré por unos momentos analizando lo

que me había dicho. Claramente acepté la

propuesta con mucha felicidad.

Como siempre, al terminar el trabajo de la

mañana me fui a sentar debajo de ese

gran gomero a escribir sobre mi día,

también he escrito algunas historias sobre

el futuro.

- A qué se refería mi padre con

preocuparme solo por mi futuro,

claramente me tengo que preocupar

también por su futuro si está enfermo

¿Verdad Gomero? -

Acaricié el tronco del gomero triste, pero

luego recordé la propuesta que me dio

don José y volví a animarme.

Ya había terminado el día e iba a casa a

buscar mis cosas para mudarme con los

Edwards.

Llegue a la casa.

-El Benja y el Toño aun no vuelven,

parece que consiguieron pega-

Dijo Tomás. Se veía tranquilo.

- Entonces me puedo quedar tranquila de

que mi papá va a estar en buenas manos

ahora…-

Tomás me miró extrañado.

- Tomi, me voy a vivir a la ciudad, mi papá

me pidió que lo hiciera-

Tomás suspiró con una sonrisa.

- Es lo mejor para ti, hermanita. No

puedes cargar con casi todo el peso de la

familia... Yo se que vas a estar en buenas

manos si es que mi papá te dejo irte-

Lo miré triste, no quería irme pero tenía

que hacerlo.

-De todas formas estaré mandando un

médico para que venga a ver a mi papá,

quiero seguir ayudando aunque sea de

lejos-

Tomás se rió un poquito

-Tan preocupada que eres, ya anda a

acostarte se te va a hacer muy de noche y

no puedes llegar tarde a la pega-

Le di un abrazo y me fui a acostar.

Mis días en la mansión Edwards fueron

bastante acogedores. Ayudaba en el

pequeño proyecto que tenían haciendo

carpintería, ya había hecho muchos

muebles y alguno los mandaba como

regalo para mi papá.

Tomás me ha enviado cartas, al parecer

todo está bien, el Benja y el Toño sí

consiguieron trabajo y la enfermedad de

mi papá mejoró un poco.

Después de mi jornada iba a hablarle al

gomero, me sentía acompañada y

comprendida. Por alguna razón el día que

le hablé sobre ir a una editorial para hacer

mi propio libro me respondió moviendo

sus hojas, me sorprendí bastante pero no

dudé en ir a la editorial. Me ofrecieron un

trabajo mejor como periodista y lo acepte,

al parecer les sorprendió mi forma de

hablar sobre el futuro, la gente se cierra

en un futuro irrealista y yo prefería irme

por algo más realista y un poco pesimista.

- Ya han pasado 32 años, me fui de la

mansión a los 18 para seguir mi camino

como periodista y comenzar mi vida

independiente. Mi padre murió cuando yo

tenía 45 y el 72, la enfermedad no lo mató

pero sí el tiempo-.

Mis sobrinos me abrazaron con pena.

- Tía su historia me conmueve, voy a retar

a mi papá por dejarte sola casi toda tu

niñez-

Dijo mi sobrino enojado, era el hijo del

Benja.

- Yo también y voy a hacer que mi mamá

lo rete también-


Dijo mi sobrina, ella era el hijo del Toño.

Mi otro sobrino, el hijo de Tomás, estaba

callado pero me miró con compasión.

Yo solo me reí, ahora soy una mujer de

50 años viviendo una vida tranquila en

una casa del campo. Quizás no soy la

mujer más afortunada del mundo pero

estoy muy satisfecha con todo lo que

cumplí.

Ciudad calmada

Puedo pensar en los hermosos días que

viví, como también en los oscuros, llenos

de amargura y precauciones. Mientras me

hago un par de zapatos para ganarme la

vida, veo delante mío una foto de mi

amado hijo, tan sonriente, emocionado

por defender su patria que tanto le

metieron en la cabeza, él no se daba

cuenta de que quizás no volvería jamás.

Le pude insistir que no fuera, pero vi su

cara con tanta disposición a un elogio

futuro que me resistí. Me puedo ver

reflejado en él quizás, yo como

norteamericano digno fui a la Primera

Guerra, tengo recuerdos de cómo eran

esos años que parecían merecedores de

haberlos vivido, pero crueles en esas

instancias. A mis 73 años puedo decir que

me siento orgulloso de haber ido a pesar

de los compañeros que perdí y de la

grave lesión en la rodilla derecha que me

dejó inválido. Al lado mío está Teo, el

perro de mi hijo, su fiel acompañante que

a pesar de estar ciego y sin una pata es

más independiente que yo, él me cuida a

pesar de que mi hijo ya no esté.

Termino de hacer los zapatos y me pongo

a pensar en que tengo que bañar a mi

perro, lo acomodó en la tina para

empezar.

Mientras lo baño me doy cuenta de que

me queda mirando muy fijamente a los

ojos, pareciera estar preocupado, le

pregunto sin pensar mucho.

- ¿Estás bien?

- Sí, solo estoy preocupado por ti, quizás

te tenga que decir algunas cosas.

No pensé en mi respuesta, solo le

respondí.

- Creo que no estoy muy seguro de lo que

estoy haciendo, me está faltando mucho

la presencia de mi hijo y puedo

percatarme que algo anda mal o está más

allá de mis límites, o quizás no sé lo que

tengo que hacer ni cómo superar esto.

Lo peino mientras reflexiono y me corrijo a

mí mismo.

- Tengo que seguir con mi vida, no puedo

quedarme con un recuerdo tan vago de

hace tanto tiempo, al pensar en todo esto

cada vez me doy cuenta de que tiene

menos sentido.

- Lo que dices tiene más sentido de lo que

piensas, no te limites a pensar solo

dentro de lo que tienes incorporado como

correcto o normal, a veces las cosas son

más extrañas de lo que crees.

- No entiendo a qué te refieres, solo me

gusta pensar en lo extraño que pasó todo,

siento que no pasó, solo puedo recordar a

mi hijo yéndose de mi lado y eso me

come los pensamientos.

- Ya te lo he dicho veces anteriores pero

te niegas a aceptar que las cosas no

fueron tan simples: tu hijo no fue a la

guerra. Creaste una inteligencia artificial

en tus tiempos de guerra, eras un

científico y te encerraste en esta misma

para evadir la responsabilidad.

- No sé si creerte, explícame más.

- Te puedo llevar a ver a tu hijo, la

inteligencia artificial solo está dentro de la

ciudad, saliendo de ella volverás a la


realidad y te reencontraras con tu hijo,

acompáñame.

Salimos de mi casa y sentí una sensación

de alivio, no sé cómo no le estoy tomando

el peso a todo lo qué pasó, es como si ya

lo supiera, él tiene razón.

Mientras camino en la ciudad tan extraña

como conocida para mí y calmada a la

vez, puedo ver una atmósfera que la

cubre. Siento un horrible dolor de cabeza.

- ¿A dónde vamos exactamente?

- Vamos a salir de la ciudad, volveremos

una realidad no creada por ti, ahí está tu

hijo esperándote, te explicará qué pasó

todo este tiempo y qué hizo. Cuando la

primera guerra terminó no podías creer

todos los sucesos que pasaron, te

cerraste a volver a la realidad,

aprovechaste la oportunidad de irte, y

quedarte solo, olvidándote de lo qué pasó

y no pudiendo escapar. Hace algunos

años tu hijo está intentando encontrarte.

De cierta forma solo soy una máquina

creada anteriormente para revertir la

realidad que tú creaste, tú mismo me

hiciste pensando en volver en algún

momento, ya que te sientes preparado y

el momento ha llegado, soy parte de tu

misma mente, ¿cuántas veces te lo tengo

que repetir?.

Me mantuve en silencio todo el camino,

reflexionando sobre todo lo que me

acababa de decir, no puedo creer que

evadí a mi hijo por miedo, no quería

asumir más responsabilidades, me

encerré a sólo sanarme yo mismo y creé

esta realidad. Un fuerte dolor en mi

cabeza me desmoronó al suelo, caí en un

desmayo, ¿cuánto rato estuve en el

suelo?

Sin darme cuenta ya había salido de la

ciudad y entré nuevamente a ella, solo lo

sabía. Me dirigí a mi casa, es como si

hubiera hecho un viaje fuera de ella y

ahora estoy volviendo, tengo mis llaves en

mi bolsillo las puedo sentir, su sonido tan

familiar, volviendo un día normal.

Al entrar veo a mi hijo sentado en la silla

del comedor, apenas entrando a la casa,

me habla.

- Papá, ¿adónde fuiste ahora? ¿y el

perro?¿de nuevo lo perdiste?.

Recordé como un pensamiento

instantáneo lo que me dije caminando a

casa, “borre a mi propio hijo por los

efectos y traumas que me dejó la guerra,

no quería asumir más responsabilidades y

me cerré a sólo sanarme yo mismo y creé

esta realidad”, pero no me importo, no

estoy listo para asumir todo esto, volveré

a mi ciudad calmada.

- Lo iré a buscar—Respondí.

Insignias élficas

Eran días oscuros aquellos de Santiago,

el invierno había llegado, estaba mucho

más frío y seco que nunca, el ambiente

era brumoso, se sentía pesado, asfixiante.

El clima por lo general no tendría

importancia para nadie ya que en Chile

los inviernos siempre son así, el frío era el

menor de nuestros problemas, el clima

político y social era complejo, estábamos

en uno de los momentos más

sanguinarios de la historia de nuestro

país, aquel general había tomado el poder

a la fuerza, gracias a pactar con magias

oscuras , traicionando todo lo que juró

proteger, solo por un poco de poder, él

sabía que si bien un individuo común

aplicando magia era bastante débil,

cuando existía una unión firme y

organizada hasta el trabajador más pobre,

enfermo y viejo, podía convertirse en una

fuerza imparable, él temía esto, por lo que

negó cualquier tipo de organización y

prohibió todo tipo de magia que tuviera

que ver con esto, persiguiendo,

desapareciendo y asesinando, a cualquier

involucrado que tuviera la mínima

conexión con estas prácticas.


Yo siempre fui un mero espectador,

siempre he creído que los problemas de

las criaturas que se autodenominan

inteligentes son muy complicados y algo

tontos, quizás es porque sea un simple

perro y mi corta vida no me permite darle

mucha atención a esas cosas. Aún así

hubo un individuo que me llamo bastante

la atención, un pequeño elfo de unos

trece años, él era delgado, de color leche,

con una cara de miedo o preocupación

que resultaba bastante cómica, siempre

con un largo y cónico gorro verde, que

ocultaba su pelo negro oscuro. Su mirada

era particularmente triste y melancólica,

parecía estar observando constantemente

el pasado, incluso más que el presente,

aunque, ¿quién no sería así?, Después

de vivir aquella desgracia, el solo era un

niño, un niño elfo sureño que tuvo que

venir a la gran capital por el repentino

arrebatamiento de su madre y padre, por

el simple hecho de defender lo que

consideraban correcto. Aun así él es

bastante fuerte en el fondo, el hecho de

vivir en una ciudad nueva, sin padres y

con no precisamente el cariño de todos

por su condición de raza, rompería a

cualquiera, sobre todo a su corta edad,

creo que por eso decidí ser su mejor

amigo e intentar acompañarlo toda mi

vida, puede resultar algo tonto quizás,

pero para mí tiene sentido.

Un día el chico despertó más inquieto de

lo normal, parecía más pensativo, mucho

más nostálgico quizá, hicimos el camino a

su colegio como siempre, pero algo había

cambiado, estaba decidido a descubrir lo

que había pasado realmente con su

mamá y papá, por lo que tomó el dinero

de la micro, más lo que tenía para comer

y algo poco que tenía por ahí, compró un

pasaje para ir a Valdivia. Luego de un

extenso y cansado viaje logramos llegar a

este sitio, pero no era la última parada,

todavía había que emprender un pequeño

viaje hasta el pueblo élfico de donde el

muchacho es originario. A las afuera de la

ciudad por un camino remoto de tierra que

atravesaba un bosque encantado, se

encontraba el camino a nuestro destino,

por lo que seguimos el rumbo, en eso nos

encontramos una extraña niña al lado de

un viejo elfo leñador a la lejanía,

ingenuamente caminamos hacia ellos

para preguntar indicaciones, en eso el

chico noto algo extraño por lo que decidió

no seguir acercándose, la intuición del

niño fue casi un milagro ya que la escena

que paso después, se quedará marcada

en mi retina para siempre, la niña empezó

a recitar algún tipo de mantra gutural

arcano, sus ojos estaban completamente

blancos y dilatados, en eso el viejo

empezó a contorsionarse de manera

brutal, su cuello empezó a dar vueltas,

cada uno de sus huesos estaban

completamente rotos, finalmente el viejo

cayó al suelo y la niña escapó

rápidamente del lugar, pasamos un

minuto en completo silencio, finalmente

decidimos acercarnos al viejo, parecía

una bolsa de carne y huesos, en un

bolsillo de su chaqueta tenía una pequeña

insignia de plata en donde aparecía una

runa élfica, claramente él era un

practicante y divulgador de este tipo de

magia, el chico a pesar de su corta edad

entendía perfectamente la razón de la

muerte del leñador, la pequeña insignia

era muy similar a otras dos que le

pertenecían a sus progenitores,

relacionando eso guardo la insignia junto

a estas, en un pequeño bolso que

siempre llevaba consigo. Por todo esto y

quizás para obtener respuestas decidió

seguir a la niña.

Mientras seguíamos el rastro nos

encontramos con la casa del leñador, en

donde se encontraba una señora de la

misma edad de este, la cual estaba

llorando desconsoladamente, el chico se

acercó a ella para consolarla y


preguntarle lo que pasó, ella estaba

destrozada, no paraba de repetir que su

hijo estaba en peligro y que tendría el

mismo destino que su padre, el pequeño

le preguntó dónde estaba su hijo, ella le

respondió que huyó al bosque, por lo que

el niño decido correr a ese lugar en su

búsqueda. Luego de correr unos pocos

metros encontramos a un joven elfo

escondido entre unos arbustos, el cual

estaba muy asustado y solo se limitó a

hacer un gesto de silencio, en eso

aparece la misma niña de antes, parecía

un animal asechando a su presa,

simplemente no era una humana a pesar

de sus no más de 6 años, en eso el chico

se interpuso en el camino de esta, el niño

le pregunta quién era y cuál era la razón

de su inexplicable violencia, ella guardo

silencio y simplemente cito unas palabras

en un idioma inentendible, esto expulsó al

pequeño por el aire unos dos metros, lo

que coincidió que quedara al lado del

joven elfo, este le dijo que esta niña

cazaba gente que practicaba magia élfica

y que ella no lo hacía porque quería, sino

porque los niños a esa edad son más

receptivos a la magia además de ser

mucho más fáciles de manipular, sobre

todo a través de maldiciones , el niño

pregunto si había alguna manera de

escapar de esta situación, el joven le

respondió que él tenía dos insignias de

runas y que si logrará obtener tres más

podría citar un hechizo purificador élfico

que lograría liberar a la niña de su

maldición, aunque él dijo que estás eran

muy raras, por lo que él sólo logró obtener

dos más una que la tenía su padre, en

eso la niña sorprende a los dos elfos

irrumpiendo entre los arbustos, ella logra

asesinar rápidamente al joven, aunque

ignora completamente al niño, la niña

luego de cumplir su propósito se retira, en

eso el pequeño elfo saca rápidamente las

insignias del cadáver del joven y las junta,

posteriormente este recita impulsivamente

unas palabras en elfo antiguo que

siempre le decía su madre antes de

dormirse, lo que logra tirar un potente

rayo en dirección a la niña, cuando esté

golpea en ella cae al suelo inconsciente,

en un principio el niño la quería dejarla

ahí, pero razonando más la situación llegó

a la conclusión que esa niña no cometió

esos crímenes porque quería, una fuerza

mayor la estaba controlando por sus

propios intereses, esto motivó al niño a

tomarla en brazos y llevarla hasta el

pueblo élfico de donde él era originario,

donde sería acogida por la comunidad,

luego de cumplir este propósito, debía

seguir su camino, su camino de obtener

respuestas del paradero de sus

progenitores, de si estaban vivos o no,

quizás nunca encontraría una respuesta,

pero podría luchar al menos por aquello

que era justo.

Barrer no es una tarea fácil

Mientras visitaba el sótano de mi casa

para buscar una escoba, me topé con un

viejo álbum de fotos, si no recuerdo mal,

era del año 10112, mientras hojeaba las

fotos, las de cuando cumplí 35 me lo

confirmaron. Pero qué fatídico momento

fue ese, unos de los peores cumpleaños

que he tenido, solo superado por el

anterior, en el cual mi ex-marido me había

dejado embarazada y con el reciente

descubrimiento llamado Jesús María, el

hijo bastardo que tuvo con su Tía. Tal vez

fue ese el año en el que mi alopecia

empezó, ¿tal vez por estrés o un efecto

secundario del embarazo? Realmente

nunca lo supe con certeza, pero a los 35

ya era un hecho que mi pelo se caía. Pero

qué desgracia fue para mí, con lo bonito y

largo que tenía mi cabello.


Luego de que se me empezará a caer, me

vi en la obligación de cortarlo. En esa

ocasión estaba triste y cansada, el campo

laboral en informática era muy escaso, ya

que prácticamente solo se usaba como

auxiliar en las empresas, las demás

tareas eran asignadas a los robots,

podían hacerlo mejor. Con el

resentimiento a flor de piel contra esta

"especie" empezó mi cumpleaños La

suerte que poseía en esa época se volvió

a manifestar. Mi querida hermana gemela

había llegado con una caja y un pastel,

ella sabía mi situación y lo mal que lo

estaba pasando, y como siempre fue una

entrometida, no quería dejarme ese año

no celebrar mi cumpleaños. Sin tantos

ánimos y luego de rendirme a las súplicas

de mi hermana,, llame a mis hijos para

venir a comer, El momento fue ameno y

me hubiera olvidado de mis problemas

por un momento si no fuera porque el

regalo mi hermana, era un robot, pero no

era cualquier robot, era uno que se

encargan de las tareas de la casa, lavaba

la loza, ordenaba los cuartos, barría con

su conciencia, su función era un beneficio

sin dudarlo, pero la que no me gustaba,

es que escogió que el robot que no es

sólo para limpiar, sino que también es

amo de casa, Es decir, la figura de un

marido.

Todavía recuerdo el horror que sentí

después de ver que el robot tenía cara

humana para "hacerme compañía

masculina" me mencionó. Era increíble

como aunque pasarán tantos siglos, esas

ideas sigan arraigadas en las cabezas de

las personas.

Por un lado la ayuda no me vendría mal,

era estresante llegar a casa después de

pasar por la guardería y ver que toda la

casa estaba hecha un desastre. Pero la

verdad es que no podía asegurar que

después de un día difícil, al no ser capaz

de encontrar trabajo por un mes porque

los robots se roban mis oportunidades, no

podría resistirme agarrar a los golpes con

esa cosa. Lo termine aceptando, fue una

mala decisión.

Si, recuerdo que era más reconfortante

llegar a la casa ordenada y con comida

hecha, pero solo al ver un varón en mi

casa (que no fueran mis hijos) me hervía

la sangre, lo peor de todo es que este

robot al tener la opción de marido parecía

querer cuidar de mí cómo lo haría un

esposo, fue raro tratar de hacerlo

entender que no iba a dormir en la cama

conmigo. La verdad me daba un poco de

pena dejarlo dormir en el sillón, por lo cual

lo deje dormir con los niños, total era una

ayuda que pudiera vigilar a los bebés por

la noche.

Al poco tiempo de tenerlo en casa, pude

conseguir trabajo, así que estaba mucho

menos estresada y menos irritable, el

robot por fin me estaba cayendo bien,

más cuando después del trabajo se

ofrecía a hacerme masajes, al principio

me negué rotundamente, pero con el

tiempo lo acepte, y tal vez hubiera sido

posible que lo soportara totalmente, si no

fuera por esa vez. Un día después de la

cena, se ofreció como siempre a hacerme

un masaje, yo acepté, pero mientras lo

hacía note como parecía estar

concentrado en algo más, trate de saber

la razón de su comportamiento, y miré

hacia el piso, me di cuenta que estaba

barriendo mi cabello. Dios, como me

enoje esa vez, pudo haber pasado un

tiempo, pero mi cabello todavía era un

tema sensible para mí. “Deberías cortarte

el cabello” me dijo y me enfurecí

totalmente, no tenía ánimos en esta vida

para que un robot me diera indicaciones

de que tenía que hacer con mi cabello,

también era porque en esas fechas tenía

una importante reunión con una

importante empresa ubicada en el cerro

Santa Lucía, y si mi cabello quedaba mal


no me iban a tomar en serio para el trato

que quería hacer la empresa donde

trabajaba. Pero ese robot dijo algo que

me sorprendió “te verías bonita con un

nuevo corte de cabello”, la verdad es que

no le creía. No fue hasta después que se

fuera de mi vida que decidí que era buena

idea cortarme el cabello y que estaba de

acuerdo con su opinión.

Después de ese incidente no dejó de

insistir en que me cortara el cabello,

repitiendo una y otra vez que un corte

nuevo me quedaría bien, ¿desde cuándo

un robot se ponía tan flojo? Era obvio que

quería menos trabajo al barrer, me

confundía lo mucho que repetía sus

halagos con que me vería bien, en

especial, porque empezó a decírmelo en

otros aspectos, como mi ropa, mi

maquillaje, hasta con mi limpieza. “Barres

tan bien como yo” me dijo una vez, no sé

cómo eso sería un halago, compararme

con uno de su tipo no me hacía sentir

halagada para nada. También se había

empezado a poner más físico, ahora le

gustaba recibirme con un abrazo, al

principio me asusté, la cosa esa ya se

había descompuesto de nuevo ¿acaso ya

no le había quedado claro que no

disfrutaba su presencia? Hasta que

empecé a sentir un agradable calor al

abrazarlo de vuelta, fue agradable,

cuando recordé que es un robot, y se

estaba calentando, y en ese instante me

asuste más, se me estaba

sobrecalentando el pobre aparato, y por

un momento me vi dejando flores al

intento de hombre que tenía por robot. Iba

a correr a buscar las instrucciones para

ver qué hacer, pero me sostuvo de la

muñeca evitando que escapara, como si

pudiera leer mi mente me dijo que era una

función de calefactor, y que lo activo

porque esa noche hacía frío, fue un alivio

saber que no se me iba a quemar el

departamento, en cuanto me volvió a jalar

en el abrazo solo me deje hacer, era por

el frío me dije a mi misma, en el fondo

sabía que podía ser algo más y que debía

pararlo antes de que se volviera un

problema. Pero ya no tiempo para

concentrarme en esas cosas, no cuando

la reunión estaba a la vuelta de la

esquina, tenía que poner toda mi mente

en que mi mala suerte no corriera esa

noche

Recuerdo que, como todo en mi vida, esa

reunión fue un desastre.

Todo empezó un poco antes de salir de

casa, mi querido robot veía que mientras

me arreglaba para salir, siguiendo su

costumbre de hacerme cumplidos, ese día

me venía bien, necesitaba confianza para

seguir la noche. Cuando iba a salir, me

pregunto si me podía acompañar, eso me

dejó descolocada, muy pocas veces salía

de la casa, solo para lo esencial, hacer las

compras, llevar a los niños para algunos

lugares.

¿Porqué Dios me había hecho

heterosexual en plena modernidad? Era

una de mis mil maldiciones en la vida,

sentir cosas por un robot no era normal,

llegaba a ser triste.


Epígrafes musicales

En esta actividad elegimos un fragmento de alguna canción que nos guste o escuchemos

seguido y escribimos una historia a partir de la misma letra.


“Mundo, espera”

Cierro mis ojos y el mundo me trae a ti

con esa sonrisa que opaca a cualquiera

nuestro cuerpo se mueve al ritmo de la música.

Falta mucho para que termine nuestra canción

Mundo, espera

Tan solo regálame más tiempo a su lado

¿Acaso es tanto pedir?

La brisa sureña me recuerda cada vez más a ti

ya casi termina la canción

no dejas de pasar por mi mente.

Cada vez falta menos para que pase la siguiente canción,

no dejas de pasar por mi mente para que pase a la siguiente canción

Anhelo con todo mi ser que estos momentos juntas sean eternos.

10 segundos, ya te vas desapareciendo,

siguiente tema y esos momentos se fueron junto a nuestra canción.

Ya te extraño y tan solo cuento los días para volverte a ver.

Se abren las puertas, ya tengo que hacer combinación para ir a la casa y así pase a otra

canción.

Nada personal

Ella no puede pensar, está aburrida, entendiendo sus formas de desinterés, yo también las

tendría, aunque ella muestre lo contrario y de tanto disimular cayó dormida.

Me siento buscando respuestas pero caigo en mi procrastinación, busco en tv, algún

mensaje entre líneas, tan abrumado que solo puedo pedir un milagro, busco alguien que

sacuda mi cabeza y tener las respuestas.

Otra mañana, algo que reclamar, no me puedo a mí mismo y no podré sobrellevar calmar la

furia que me carcome la realidad, ahí está sentada como si no pasara nada viendo la

televisión tratando de obtener respuestas, pienso en llamarle la atención, pero recuerdo que

hago lo mismo, tampoco sé qué hacer con todo esto, así que me siento con ella y nos

quedamos en silencio buscando respuestas inexistentes, los dos sabemos que ya no

quedan más.


Proyectos personales


Cómo es.

Quiero que tus suaves manos alcancen mi agraciada alma.

Quiero que la brillante luz de tu sonrisa se refleje en mis cansadas retinas.

Quiero que extraigas de mis venas la honesta sangre que fluye por mi endeble cuerpo

humano.

Desgástame

Desgástame

Desgástame hasta que mi sangre se vuelva un efecto ilusorio que pasó por tus labios.

Desgástame hasta que mi cuerpo se vuelva el jardín que alguna vez habitaste.

Desgástame.

Róbate mis últimos 21 gramos y conviértelos en tus 3 segundos de existencia.

* 21 gramos: lo que pesa el alma, haciendo referencia al cuerpo.

* 3 segundos de existencia: Lo que dura el presente según un científico.


Amor propio

1. Le regalaba una flor por cada error.

Ella se hizo una bonita corona. Y se alejó.

Nunca había visto a nadie a quien el amor propio le quedara tan bien.

2. Érase una bella dama

que vivía en lo más alto de la torre

que salió por sí sola, porque nunca espero que un príncipe azul que la rescatara,

ella se salvó por sí misma y aprendió a vivir en armonía y paz consigo misma.

3. Ya han pasado 20 años

en los que ella pudo amarse con sus defectos y

lo bella que es, tanto por dentro como por fuera,

su niña interior estaría feliz al saber que pudo

aceptarse tal y como era.

4. Querida rosa tan marchita que estas,

porque alguien te opaca y no se daba cuenta lo que realmente valías,

y mira ahora

irradias por ti misma y tal vez como nunca antes.

5. Y entre la espada y la pared,

eligió la espada antes que

volver a enamorarse de ella.

6. Se distingue entre los demás

sus colores eran radiantes, porque supo vivir a través del amor propio

y divinidad que llevaba por dentro.



Sin título

27 de diciembre

la tristeza me sale por los ojos,

incontrolable como las ganas que tengo de

quitármela a golpes, tan incontrolable que

puedo sentirlo con todo mi cuerpo y me

quedo ahí, siendo increíblemente

incontrolable sin hacer nada.

22 de octubre

qué se sentirá estar encerrado y no poder salir

bajo ninguna circunstancia el estar totalmente

limitado a tus capacidades físicas, sin tomar en

cuenta la manera tan repentina que todo

sucedió, me da un temor extraño ponerme en

una posición así sabiendo que estoy tan cerca

de eso pero soy tan ajeno al mismo tiempo,

¿qué se sentirá?.

olvidé el momento en que nos sentimos

conformes y solo podemos ser nosotros

mismos.


7 de junio

¿Cuál es la otra alternativa? estoy encerrada, estancada en mi ser, en el lugar, en la

circunstancia, odio lo que me atormenta pero también odio la forma en la que me afecta.


Convocatoria


La sonrisa del gato

S.Aldana

La casa de sus abuelos nunca le había gustado. Estaba repleta de cuadros viejos, de

retratos de niños llorando, de flores marchitas y gruesas capas de polvo por todas partes.

Le parecía tétrico y hasta fúnebre pisar aquellas maderas sueltas y candelabros grandes

que se movían sin necesidad de alguna corriente de aire, al menos que ella sintiera, pues la

casa, además, tenía unos cuantos agujeros en el techo que mostraban una pléyade de

artistas luminosos.

Su antigua cama de bronce y colchón sin relleno estaban tan grises como los edificios de la

gran ciudad, y hasta una enorme telaraña unía a la pared y la mesa de noche. No sabía con

exactitud desde hace cuánto tiempo no pisaba aquel hogar, pero al ver una muñeca de

trapo tirada en el suelo infirió que tal vez tenía unos cinco o seis años la última vez que

durmió entre aquellas sábanas delgadas que la abuela le había dado para cobijarse del frío

trémulo.

Recordaba que al tener corta edad le decía a su madre que, por las noches, un gato

sonriente venía a ver a su hermana mayor y la acechaba desde la ventana, con unos ojos

tan rojos como la mismísima sangre y el pelaje tan negro como la noche, pues era tal su

extraño color azabache, que parecían dos ojos y una sonrisa flotante, pero, ¿cómo supo

que en realidad no la buscaban a ella? Fue una de las tantas noches en las que el gato de

sonrisa pronunció con gravedad y con casi disfrute el nombre: “Penélope”.

Al día siguiente, su hermana y amiga Penélope, amaneció muerta.

Penélope tenía leucemia.

La única razón por la que volvió a la casa fue que desde hace semanas la sonrisa de

dientes afilados se le aparecía en sueños. Siempre era él, su sonrisa y sus ojos grandes y

saltones, atento para saltar, listo para capturar a alguna presa. A veces, el gato caminaba a

su alrededor, midiendo su ancho y alto, como una serpiente que calcula si se podrá comer a

su víctima.

Dejó su bolso a los pies de la cama y se acostó en ella parsimoniosamente.

Acostumbrándose de a poco al polvo y a la pequeña araña en el techo, se dispuso a

esperar que el sol cayera, siempre atenta a la ventana enfrente, la cual había abierto en

espera de un viejo amigo de ojos felinos.

Debían ser las tres de la mañana cuando un maullido la despertó de un sueño en donde

aparecía el rostro impasible de Penélope.

Sintió miedo al ver al mismo gato sentado encima de su bolso, maullando y alerta, gruñendo

y amenazándola con sus alaridos, moviendo su cola en señal de enojo, ¿qué se supone que

debería hacer ahora? Claro, que no se le olvidara su plan, pero el rostro horrible del animal

la indujo a un estupor agonizante del que le costaba salir.

Fue entonces cuando, debajo de unas almohadas, sacó una pequeña oz y mató al gato.


Hermosas vistas

F.G

Era primera vez desde la cuarentena que veía todo Santiago desde este punto, no lo pensé

una vez más y lo hice.

La cobardía del pintor

I. M. Dellacasa

…Y pintará un cuadro en el que la pintura se mueva, pintará un cuerpo rojo sufriente y

liberado, pintará sus dedos fulgurosos enterrados en un torso palpitante.

Pintará con manos temblorosas su rostro cubierto de sombras y se estremecerá ante su

fatídica obra, llorará y se cubrirá la cara ante su monstruosidad, viviente.

Se golpeará los hombros porque a pesar de la aberración que crearon sus manos, no

será capaz ni de tocarla, no podrá destruirla y la amará. ¡OH!

La amará loca y desenfrenadamente. Verá en ella su propia bestia, sus pinceladas…su

creación. Y se ahogará en su cobardía, se pudrirá por no ser capaz de desligarse del rostro

obscuro, siniestro y vacío que no le devuelve la mirada.

Y allí se quedará, en el atril, cubriéndose de capas de polvo, sin observar a nadie,

tapándose con el brazo los ojos, formando con su presencia, otro monstruo más en aquel

taller donde ninguna obra brilla.


Texto colectivo de cierre

Proceso paso lento y de regocijo pese a mi situación “tedium vitae”. Dando término a la

revista, acá se presentan textos de los integrantes con la finalidad de dejar de ver en menos

a los artistas y lograr recibir el reconocimiento que merecemos. Nuestro trabajo fue normal,

sinceramente no trabajamos todas las clases, pero fue una buena experiencia. En el

momento de comenzar la revista no creí que tuviera un proceso tan largo y retroalimentado,

aprendí a trabajar en equipo, el resultado es muy bueno, experiencia de aprendizaje que

nos sirve para desarrollar la creatividad en el lenguaje.

Para mí fue increíble poder darme cuenta de la capacidad que tengo, explorara mis ideas y

mis temas de interés. También me pareció muy genial poder crear y ser parte de una

revista, y poder ver mi proceso a lo largo del año.

Ignacia Quintral

Natalia Bizama

Tamara Herrera

Celeste Gallardo

Teo Rodriguez

Aretha Seba Silva

Profesora Javiera Zumarán A.


Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!