Revista Natural...Mente Animal

Rufino
Los gatos en la literatura y el arte
Nosotros los gatos, según el escritor español
Jorge de Cascante, solemos ser grandes amigos
de personas que escriben, pintan o componen,
que permanecen en su sitio mientras el gato se
mueve por la casa, dando un poco de vida a la
quietud. Y así es. Los gatos hemos sido
compañeros e inspiración de grandes escritores y
artistas, como por ejemplo:
Pablo Neruda en su "Oda al gato". El poeta
chileno respetaba y era feliz con nuestra
presencia en su estudio; fue uno de los autores
que nos dedicó varias obras.
El norteamericano Edgar Allan Poe, quien tenía
8 gatos, escribió en el año 1843 "El gato negro",
narración clásica del género horror; en la obra
describe las andanzas de un joven matrimonio,
cuyo esposo se vuelve alcohólico y en un
arranque de ira mata al gato de la casa.
El escrito más popular sobre nosotros, es El
Gato con Botas, escrito por el francés Charles
Perrault y publicado en el año 1697. De este
cuento se han hecho diversas versiones incluso
retomándolo en películas, como Shrek.
Don Ramón
Hace siglos, caminando llegamos a América
La británica Doris
Lessing, premio Nobel en
literatura en 2007, plasmó
su cariño por los mininos
en el libro “Gatos Ilustres”
En este texto, Lessing trata
las diversas emociones
que provocan los mininos
en la gente, sean o no sus
dueños.
Velar, escribir y defender el medio ambiente en
nuestro país se convirtió en un acto suicida.
Por segundo año consecutivo, Colombia tiene el
horroroso primer lugar donde más se asesinan
líderes ambientalistas; en el año 2021 fueron
asesinados 33 defensores de la naturaleza, en el
año 2022 fueron 60 y en lo que va corrido del
año 2023 las noticias sobre estos crímenes son
titulares casi que constantes. Global Witness, la
organización que recoge y estudia esta trágica
realidad, dice que desde el año 2012, en nuestro
suelo patrio, han caído a manos de los verdugos
382 defensores ambientales. Esto sin contar con
el acoso, difamación y ataques digitales que
reciben cientos de ambientalistas por parte de
esa mano oscura que mueve los intereses
criminales que saquean nuestra biodiversidad.
Según nuestro mapa genético, los perros somos
una subespecie del lobo que fue domesticada por
el hombre. La evidencia más antigua de un can
domesticado es de hace 31.700 años. Desde esa
época ayudamos en la caza y la defensa del
hombre; las razas fueron creadas por los
humanos, que empezaron a realizar cruces
buscando características específicas. Hoy somos
más de 337 razas reconocidas por la Federación
Cinológica Internacional (FCI).
Llegamos a América hace más de 11.000 años,
cuando el Hombre primitivo nómada cruzó el
estrecho de Bering; nosotros los acompañamos
en esa ruda travesía y desde luego, los ayudamos
a poblar las nuevas tierras.
Los humanos fueron prosperando e implantando
sus culturas, entonces nosotros también lo
hicimos cruzándonos con perros de otras tribus,
y fueron apareciendo distintas razas, la mayoría
de ellas hoy en día extintas. Pero no entramos a
América solo por el Estrecho de Bering, sino que
hubo varias oleadas de ingresos en las cuales
llegaron otros perros, como el husky siberiano,
que ingresó a las tierras de Alaska en la época de
la fiebre del oro en el siglo XIX.
La conquista de América
acabó con los perros
nativos.
Los canes antiguos del
Nuevo Mundo
desaparecieron tras la
llegada de los colonos
europeos que trajeron sus
propias razas. Los perros
americanos y sus firmas
genéticas que vivieron
miles de años en el
continente, casi
desaparecen por completo
después del contacto
europeo, hasta el punto de
que poco queda de esos
linajes antiguos.
Lo triste de todo es que mis compatriotas ni se
dan por enterados...Eso sí, vuelan haciendo y
publicando insulsos memes donde se
comprometen a ayudar a salvar la amazonía
cuando en la casa ni le rocían un poco de agua a
las plantas del patio. Mientras, la juventud
reenvía por whastapp, Instagram y Facebook los
simplones videos y mensajes babosos de una
joven burguesa europea, a la que como burla
nos impusieron los capitanes mundiales de la
industria como símbolo del ambientalismo.
Nuestra patria, bañada en sangre de defensores
ambientalistas no merece la atención de sus
ciudadanos; para la mayoría de los
colombianos, la atención del desastre ambiental
lo merece la acomodada europea, que en
realidad representa un sucio trabajo de
marketing mundial muy bien pensado y
elaborado para engañar a los tontos.
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