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Sin nosotras, se les acaba la fiesta! - Bibliothek der Friedrich-Ebert ...

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Bogotá, <strong>la</strong> capital de Colombia, está muy fría esta mañana lluviosa que Angélica<br />

decide re<strong>la</strong>tar <strong>la</strong>s razones de su desp<strong>la</strong>zamiento. El<strong>la</strong> es una entre los cuatro millones<br />

de <strong>la</strong>s personas en esa situación que tiene contabilizadas <strong>la</strong> ONG Consultoría para los<br />

Derechos Humanos y el Desp<strong>la</strong>zamiento –CODHES– o los dos millones <strong>se</strong>tecientos<br />

que confirma el gobierno. Mientras sorbemos un delicioso choco<strong>la</strong>te santafereño<br />

acompañado con pan y queso, y luego de un <strong>la</strong>rgo preámbulo, el<strong>la</strong> toma <strong>la</strong> iniciativa<br />

y me dice: ¿Qué querés que te cuente?<br />

Es <strong>la</strong> primera vez que el<strong>la</strong> concede una entrevista y no <strong>se</strong> atreve a remover esa<br />

historia. No respondo y, como si fué<strong>se</strong>mos conocedoras de nuestros códigos, me mira<br />

fijamente con sus grandes ojos verdes, con una visible tensión en su cuerpo y una<br />

ligera inquietud en sus manos, y empieza a pasar <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong>: “Me vine para Bogotá.<br />

Obviamente no tenía los recursos para venirme con mis hijos; entonces me tocó<br />

recurrir a <strong>la</strong>s súplicas, que es lo que me hace <strong>se</strong>ntir mi<strong>se</strong>rable en todo este proceso.<br />

Suplicarle al que más manda, pedirle que me deje tranqui<strong>la</strong> a mi familia. El tipo <strong>se</strong><br />

creía dios, fue casi un juicio el que me hicieron, y él era el único que podía decidir si<br />

yo vivía o no, cómo iba a vivir y cuántos de mi familia, <strong>se</strong>gún él, tenían el <strong>der</strong>echo a<br />

vivir de acuerdo a <strong>la</strong> decisión que tomara. Para mí eso fue lo más cruel, lo más terrible<br />

que me ha pasado en <strong>la</strong> vida. Así mis hijos <strong>se</strong> quedan con una hermana y yo me vengo<br />

para Bogotá con más ganas de tirármele a un carro que de luchar por <strong>la</strong> vida”.<br />

Angélica, con sus 38 años, había sido obligada a salir de los sitios donde había<br />

hecho su vida. El<strong>la</strong>, al igual que los millones de desp<strong>la</strong>zados de número exacto<br />

incierto y de los cua<strong>les</strong> más de <strong>la</strong> mitad son mujeres, <strong>se</strong> encuentra en medio de los<br />

intere<strong>se</strong>s del ejército, <strong>la</strong>s Autodefensas Unidas de Colombia –AUC– (paramilitares)<br />

y <strong>la</strong>s guerril<strong>la</strong>s Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejército del Pueblo<br />

(FARC-EP), además del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que luchan por el<br />

territorio con diferentes intere<strong>se</strong>s.<br />

Un poco de historia<br />

Este escenario de violencia tiene como hecho histórico de referencia –aunque<br />

empezó años atrás– el a<strong>se</strong>sinato del candidato a <strong>la</strong> presidencia del gobierno, el caudillo<br />

liberal Jorge Eliécer Gaitán, durante <strong>la</strong> administración del con<strong>se</strong>rvador Mariano Ospina<br />

Pérez, el 9 de abril de 1948. Es <strong>la</strong> generalización de <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada violencia en Colombia,<br />

movida desde <strong>la</strong>s oficinas en Bogotá por <strong>la</strong> dirigencia oligárquica organizada en dos<br />

partidos, el Liberal y el Con<strong>se</strong>rvador.<br />

En el campo, los habitantes <strong>se</strong> dividieron entre rojos y azu<strong>les</strong> sin conocer <strong>la</strong>s<br />

razones; <strong>se</strong> enfrentaron defendiendo los colores partidarios. El partido Liberal formó<br />

<strong>la</strong>s guerril<strong>la</strong>s libera<strong>les</strong>, cuyos campesinos dirigentes <strong>se</strong>rían a<strong>se</strong>sinados después de<br />

aceptar una amnistía que ofreció el gobierno del dictador Gustavo Rojas Pinil<strong>la</strong>, quien<br />

había asumido <strong>la</strong> presidencia en 1953, con un golpe militar.<br />

84] COLOMBIA

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