el_amor_es_hoy_libro
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Cuando se presenta una muerte en forma repentina,
el proceso de desapego para la familia es bastante
fuerte. Si se trata de un asesinato, adicionalmente al
desapego, se tiene la oportunidad de aprender: perdón,
paciencia, tolerancia, a no juzgar y a aceptar aquello
que ya pasó y no se puede cambiar.
En casos de fallecimiento a causa de una enfermedad
lenta como el cáncer o el sida, se presenta una
maravillosa posibilidad para que la persona durante el
proceso experimente el desapego, especialmente el
de su propio cuerpo y su familia: entrega, paciencia,
tolerancia y bondad.
Recordemos que los anteriores son simples ejemplos,
pues sólo cada uno sabe lo que está aprendiendo.
Nuestro contacto con los seres queridos sin vida material
es permanente; no busquemos comunicarnos con ellos
por medio del espiritismo, ya que con ésta práctica los
comprometemos a regresar del campo astral al campo
material y ocasionalmente a ocupar un cuerpo que no
les pertenece para poder expresarse, frenando así su
proceso evolutivo.
Cuando un Ser muere, pasa del campo material al
campo astral y luego toma conciencia de la dimensión
espiritual.
El primer paso lo da el espíritu inmediatamente después
de su muerte; este sale del cuerpo y pasa al campo
astral, sin importar las circunstancias en que haya
sido su partida. Esta dimensión es menos densa que la
material pero en ella, igualmente, la mente maneja el
pensamiento.
Si el espíritu está lleno de apegos, temores, odios y
rencores, le da mucha dificultad trascender al nivel
espiritual; debe liberarse primero de tales sentimientos
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