DOCTOR COMMUNIS - Vaticano
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Hacia el saber operativo<br />
MICHEL SCHOOYANS<br />
La antropología tomista, por la articulación que sugiere entre conocimiento<br />
y voluntad, conduce directamente a la desfatalización del mundo<br />
exterior y a la intervención constituyente del hombre sobre dicho mundo.<br />
El determinismo de la naturaleza material no impide en modo alguno esta<br />
intervención; al contrario, el hombre se sirve de este determinismo para<br />
transformar el mundo material. El hombre tiene la posibilidad de actuar<br />
sobre la naturaleza en general – y en particular sobre su propia naturaleza<br />
en tanto que esta está sometida al determinismo – precisamente porque<br />
existe disimetría entre el hombre, ser de naturaleza racional y libre, y el<br />
mundo puramente material, específicamente distinto. Además, el saber<br />
humano no es un proceso puramente pasivo de sumisión a lo real. El conocimiento<br />
humano no es sólo de naturaleza puramente perceptiva, en el sentido<br />
que no se limita a captar informaciones, que se suponen verdaderas,<br />
sobre el medio ambiente.<br />
El saber humano está llamado a devenir operativo, y puede serlo en razón<br />
del encuentro de las leyes deterministas que rigen el mundo material y de la<br />
libertad misma del hombre. Esta última tiene en efecto la capacidad de rehusar<br />
el estado del mundo objetivo tal como se le presenta. El hombre no es<br />
más prisionero de cierta conciencia ingenua, para la cual el mundo objetivo<br />
estaría plantado delante como un obstáculo. 40 Él puede rehusar experimentar<br />
pasivamente este mundo y puede trabajar para transformarlo. El hombre<br />
puede rehusar considerar que este mundo no suscita extrañeza ni interrogación:<br />
posibilidad que escapa al animal movido por su instinto. Sólo el hombre<br />
puede considerar varios proyectos distintos a partir de una misma situación,<br />
y decidir, es decir elegir, en función de un proyecto que emane de su<br />
inteligencia y de su voluntad. De esta forma, porque su naturaleza se caracteriza<br />
por la inteligencia y la voluntad, la actividad del hombre no tiene nada<br />
de “cerrado”: ella es apertura al mundo, a los otros hombres, al futuro.<br />
Se ve de este modo, que la ciencia es indisociable de aquel que la hace.<br />
El animal accede a ciertos conocimientos, o más bien a ciertas informaciones<br />
sobre el entorno en el cual vive. Pero el hombre, a partir de las informaciones<br />
que recibe y que elabora, y gracias a los métodos que pone a<br />
punto para aumentar la precisión, progresa en el conocimiento y ensaya<br />
40 Hegel ha con frecuencia abordado el tema del trabajo. Limitémonos aquí a la referencia<br />
de la célebre dialéctica del Señor y del Esclavo. Ella aparece particularmente en<br />
La phénomélogie de l’Esprit. Cfr la traducción de Jean Hyppolite, en la coll. Philosophie<br />
de l’Esprit, Ed. Aubier, Paris, 1939, t. I, p. 161-166.