Blackbook Tiempo de relax 20 CENTURION-MAGAZINE.COM
Este lado del paraíso Durante su estancia en la famosa clínica suiza La Prairie, Daphne Merkin descubre que el secreto del bienestar está en combinar limitaciones e indulgencias FOTOGRAFÍAS DE JAI ODELL; ESTILISMO DE MELISSA VENTOSA MARTIN Todos llevamos en nuestro interior, oculta entre las exigencias y las expectativas de nuestra vida cotidiana, una visión del lujo más absoluto: un lugar de la Tierra (o quizás de alguna otra parte) donde nuestras necesidades básicas y nuestros caprichos más extravagantes se atiendan y satisfagan. Esta idea no es otra cosa que un sueño utópico de bienestar, un sueño que algunas personas persiguen por medio de las drogas; otras, con la emoción de un nuevo amor; y algunas otras, mediante resorts de ultralujo que ofrecen una cantidad ilimitada de sol y esponjosas toallas blancas. Esa es la cuestión sobre la que reflexiono durante los seis días que paso en la reconocida Clinique La Prairie, enclavada entre el lago Lemán y los Alpes, en la tranquila localidad turística de Montreux (cuya población es de menos de 30,000 habitantes). Este municipio suizo, famoso por su festival de jazz de julio, su casino y sus escuelas de hotelería, también tiene la ventaja de contar con unas vistas espectaculares y un microclima que favorece unas temperaturas superiores a las del resto de la región. La estatua en honor a Freddie Mercury, que trabajó y vivió aquí durante los últimos años de su vida, preside el paseo de diez kilómetros que discurre junto al lago y va desde la ciudad de Vevey hasta Veytaux. Muy cerca de allí, en los terrenos de Le Montreux Palace, se levanta, a su vez, una estatua de Nabokov, residente habitual del hotel durante casi dos décadas. Desde el momento en el que salgo del aeropuerto de Zúrich y me encuentro con Felix, el vivaz chofer de la clínica que se encarga de mi abultado equipaje y me lleva a toda velocidad en un Mercedes gris, ya empiezo a sospechar que he llegado a la misma esencia de luxe, calme et volupté. No es la primera vez que alguien me espera en un aeropuerto con un cartel con mi nombre, pero en esta ocasión percibo algo distinto; quizás sea por el aire fresco que se respira en el país helvético, por la claridad de la luz, o, lo que es más probable, por la impecable reputación de la clínica como refugio superprivado para gente —Greta Garbo, Marlene Dietrich, Winston Churchill o Cary Grant, entre otros— a la que le cuesta mucho escapar de su personaje público. Incluso yo, que soy una simple periodista y no tengo ningún personaje público del que huir, siento lo fácil que puede resultar perderme —y de paso, quitarme unos kilos— en el elegante y sibarita régimen que doy por hecho que me espera. Pues bien, no me he equivocado por completo, pero tampoco he acertado de pleno. En efecto, hay un montón de cosas con las que mimarse. Por un lado está el silencio de este lugar, que contiene exquisitos adornos florales y esculturas de bronce por todas partes y está decorado con un estilo etéreo y discreto en tonos amarillos, blancos y verdes. Por otro lado, el personal (seis empleados por cada huésped), siempre amable sin ser demasiado empalagoso, aparece sigilosamente para rellenarte la taza de té o conseguirte un auto para ir hasta el pueblo. Por si fuera poco, el spa, con sus cabinas tenuemente iluminadas, ofrece tratamientos hidratantes para el cutis, masajes tailandeses y envolturas de barro con aplicación de calor. Asimismo, por un costo adicional, también se puede disfrutar de otros servicios de última generación, como el sistema CoolSculpting, la mesoterapia (un revitalizante coctel para la piel) o exfoliaciones tipo “Hollywood”. En los años 80, la compañía vendió su línea La Prairie para el cuidado de › Hermès Abrigo de pelo de camello, hermes.com Chanel Watches Reloj en acero y cerámica, chanel.com CENTURION-MAGAZINE.COM 21
