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ART & DESIGN PANORAMA

ART & DESIGN PANORAMA ARTÍSTICO Desde la izquierda: Thasnai Sethaseree, artista y profesor de la Universidad de Chiang Mai; los apacibles alrededores de la residencia para artistas The Land, situada fuera de la ciudad La ciudad se ha convertido en un nexo de la vanguardia artística del sudeste asiático, que atrae a galeristas, curadores y expertos del extranjero una obra de Navin Rawanchaikul –enfatiza Tiravanija–. Él es una de las razones por las que estoy en Chiang Mai». Colaborador ocasional del itinerante Tiravanija, Rawanchaikul suele explorar la identidad cultural en esculturas, performances y cuadros a gran escala. Hablaremos de su trabajo más adelante. Tiravanija, el artista más conocido de Tailandia, nació hace 57 años en Buenos Aires (su padre era diplomático), pero pasó parte de su infancia en Bangkok; ahora reparte su tiempo entre Nueva York, Berlín y Chiang Mai. En 1990, este empedernido “constructor de escenas” se convirtió en una figura destacada del mundo artístico, cuando desconcertó y encandiló a los críticos al transformar una galería de arte neoyorquina en una cocina donde se servía arroz y curry tailandés gratis (este performance, que sigue siendo su trabajo más conocido, se recreó posteriormente en el Museum of Modern Art). Ya sea la reproducción de su departamento sin elevador del East Village (Serpentine Gallery de Londres, 2005) o el salón de té ceremonial escondido en un laberinto de bambú (National Gallery de Singapur, 2018), sus instalaciones son manifestaciones artísticas relacionadas con comidas compartidas en espacio públicos. Para Calvin Tomkins, de The New York Times, Tiravanija «no solo valora el vínculo colaborativo entre el artista y el espectador, sino que depende de él». En Chiang Mai, conocida como la capital creativa de Tailandia, los artistas llevan elaborando esculturas exquisitas, telas y otros objetos de interés histórico desde la época en que la ciudad era el epicentro del reino de Lanna (1259-1588). En los últimos años, esta urbe ha pasado a ser un nexo de la vanguardia artística del sudeste asiático que atrae a galeristas, curadores y expertos del extranjero. Entre ellos, Tiravanija. Cuando hace once años el artista decidió mudarse a Tailandia, eligió Chiang Mai en lugar de Bangkok, en parte porque la ciudad carecía de la infraestructura que rodea a la escena artística y porque esta carencia sacaba a relucir lo mejor de cada artista. «Apenas había galerías o museos, así que los artistas exponían o creaban sus obras donde podían», explica. Ese espíritu ha sobrevivido no solo a la llegada del dinero, sino también a la afluencia de los grandes artistas y la atención desde otras partes del mundo (el año pasado, The New York Times describió a Chiang Mai como un destino 64 CENTURION-MAGAZINE.COM

En el interior de la Gallery Seescape; derecha: khao soi en el Howie’s HomeStay imprescindible y «una avalancha de arte»). Después de comprar algunas cosas en el mercado, nos metemos en el auto de Tiravanija. Cruzamos el río Ping y tomamos rumbo a Nimman, un bullicioso barrio lleno de galerías, cafés y hoteles boutique. En la Seescape Gallery, un centro creativo orientado hacia la comunidad, me tomo un flat white y me empapo de la vibra indie antes de volver al vehículo. En los suburbios de la ciudad se encuentra nuestro siguiente destino: el MAIIAM Contemporary Art Museum inaugurado hace dos veranos con críticas muy favorables. Fundado por el galerista francés Jean Michel Beurdeley y su difunta esposa Patsri Bunnag –también dueños de una de las colecciones de arte más destacadas de Tailandia–, el museo se ha convertido en el primer escaparate exclusivo del arte contemporáneo de Tailandia (y el único museo privado). Esta antigua bodega recubierta con placas de espejo es ahora el ornamentado emblema de la escena artística de Chiang Mai. Su interior alberga salas de exposición minimalistas y más de 600 obras repartidas por dos pisos. Una de esas obras es un tríptico de Navin Rawanchaikul, el autor del trabajo que Tiravanija me ha mostrado en el mercado. Rawanchaikul representó a Tailandia en la 54ª edición de la Bienal de Venecia y también ha expuesto en solitario en el MoMa PS1 de Nueva York y en el parisino Palais de Tokyo. El enorme tríptico reinterpreta Las bodas de Caná del pintor renacentista Paolo Veronese, pero utiliza las caras de artistas tailandeses, incluida la del propio Tiravanija. «Aquí estoy yo –me indica señalando el lienzo–. Y aquí está Kamin». Se refiere a Kamin Lertchaiprasert, un artista de Chiang Mai que ahora mismo está exponiendo en el Guggenheim de Nueva York y anteriormente en la Bienal de Venecia. Al poco rato nos lo encontramos en la cafetería del museo. «Así son las cosas en Chiang Mai –apunta Tiravanija después de presentarnos–. Aquí te tropiezas con la gente, pero a diferencia de Nueva York, les puedes dedicar tiempo». Lertchaiprasert se dirige a The Land, un proyecto fuera de la ciudad que creó junto con Tiravanija, y nos vamos con él. The Land aparenta ser un utópico pueblo abandonado, transformado en un proyecto artístico al aire libre. Se fundó a mediados de los 90 cuando Tiravanija comenzó a pasar temporadas en Chiang Mai. «Me sorprendió la energía del panorama artístico», destaca. En esa época era invierno, hacía frío en Chiang Mai, pero «la gente encendía una hoguera y se sentaba alrededor haciendo preguntas y debatiendo sobre filosofía y arte». La propiedad que ambos compraron eran arrozales y parcelas de tierras de labranza. Durante los años que compartieron las 1.2 hectáreas de terreno con los agricultores locales, reinventaron este espacio como una comuna centrada en la experimentación artística y un refugio aislado para artistas visitantes, entre ellos, el colectivo danés que intentó convertir el estiércol de búfalo en gas de cocina; su generador averiado ahora funciona como una especie de escultura realizada específicamente para este lugar. CENTURION-MAGAZINE.COM 65

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