El Mollete Literario
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Somos vampiros que sacian su sed con recuerdos:<br />
<strong>El</strong> perfume preciso y la mascada que aún tiene parte de tu cuello;<br />
una mesa de billar en la que juegas con la soltura e ingenio de una niña<br />
y la certeza de un profesional;<br />
una pareja sentada en las escaleras de una casa<br />
y la graciosa banda de los chiles verdes.<br />
A veces pienso que la vida es una comedia absurda<br />
en la que los hermosos sentimientos no pueden nadar en la misma pecera…<br />
otras más creo que es una promesa que nunca debió haber sido dicha.<br />
18<br />
<strong>El</strong> <strong>Mollete</strong> <strong>Literario</strong><br />
Por Ulises Casal<br />
ulises.castaneda.alvarez@gmail.com<br />
@UlisesCasal<br />
Somos vampiros<br />
de la memoria<br />
Somos vampiros de la memoria,<br />
astronautas que flotan sin gravedad en el tiempo.<br />
La órbita que nos rige es la nostalgia<br />
como una sombra de luz que nos acompañará hasta el final.<br />
Cierro los ojos, y ahí estás tú,<br />
con tus labios recogiendo los pétalos caídos.<br />
Estás con tu sonrisa tratando de quitarle metal a los días,<br />
y caminas, como siempre tu cadera serpentea,<br />
y tus mejillas se sorprenden cuando me ves<br />
en la mañana afuera de tu casa.<br />
A veces veo mis manos, ya no están las mismas huellas.<br />
<strong>El</strong> reloj las ha dejado esparcidas en cada batalla de esta guerra<br />
que siempre creí que ganaría con versos y pulpa de mi alma en los labios.<br />
A menudo he luchado por no entrar a través de la vieja puerta,<br />
le temo a los escombros, a los muebles viejos,<br />
a las sábanas y a los tulipanes rojos sobre la mesa,<br />
pero su latido hace temblar mi esencia como la lluvia al mar.<br />
Me he acostumbrado a ser un monstruo atormentado;<br />
a morder mi propio cuello para beber de tu sangre.<br />
Ahora soy un anarquista que sueña que las reglas de la vida<br />
se desvanecerán con ternura,<br />
pero al mismo tiempo le tengo miedo a la luz.<br />
También me canso de estar triste,<br />
tomo pastillas de vértigo y me da gripa y me sé débil,<br />
y deliro con la idea de que algún día mi fragilidad acabará<br />
y seré invencible, irremplazable, inconfundible…<br />
que seré el mismo tiempo y tendré el poder de ajustar<br />
las manecillas para cada tonto enamorado.<br />
Si fuera Dios escribiría historias interminables,<br />
sería el diablo que haría sagrado el derecho<br />
de la sensualidad.<br />
A veces me pregunto cuánta sangre bebes tú.<br />
Con cuantos segundos o minutos te embriagas de esas viejas pasiones<br />
que te hicieron temblar y desafiar a tu orgullo con locuras.<br />
O si ves en las estrellas los poemas que alguna vez te escribí,<br />
cuando hacías brillar la noche<br />
y hacía constelaciones de poesía<br />
en lo que ha sido mi mayor muestra de fe.<br />
Aún me gusta ver la noche y pienso en las luces<br />
como frutas maduras de un árbol que da magia<br />
y en sus fantasmas imagino que sonríes porque estás bien, lejos de aquí.<br />
Casi amanece, no es hora para vampiros,<br />
pero quizás beba un sorbo más de ti de alguna foto<br />
antes de dormir.<br />
Camino por cualquier calle y me aferro a pensar que el olvido no existe.<br />
La soberbia nunca le ganará el juego a la imaginación,<br />
y entonces sé que cuando duermes aprendo de la Luna<br />
la humilde virtud de intentar hacer milagros con la ausencia;<br />
y trato de enviarte pequeños sueños con luciérnagas mensajeras<br />
para que cuando despiertes sigas iluminando tu camino.