Íntimas de Dios Magazine - Abril 2022

Un versículo para ti
“Más ahora, oh SEÑOR, tú eres nuestro Padre,
nosotros el barro, y tú nuestro alfarero; obra de
tus manos somos todos nosotros”.
Isaías 64:8
La Biblia dice que Dios es el Alfarero y nosotras
somos el barro. Cuando estamos abiertas a la
voluntad de Dios en nuestras vidas, Él nos
moldea, transforma, y santifica si andamos con Él.
Cuando venimos al Alfarero, tenemos que
entregar todo, todas nuestras imperfecciones y
dejar que Él sea nuestro Maestro. Tenemos que
dejarle moldearnos y hacernos el vaso de honor
que Él quiere que nosotras seamos.
El alfarero es un hombre inteligente, creativo,
paciente y calificado. Sabe exactamente lo que
está haciendo, conoce perfectamente el material
que tiene en sus manos, tiene absoluto poder
sobre él; porque puede destruir la vasija que no le
resulta bien y volver a trabajar y pulir ese barro
haciendo una nueva vasija, según el plan que él
tiene en mente resulta ser una obra de arte única.
Sabemos que el barro no tiene forma ni vida, es
inerte, es un material que refleja desorden, él solo
no es nada. Pero por las manos del alfarero, el
barro pasa a ser transformado en una bella obra
de arte.
Nuestro gran alfarero Dios sigue trabajando,
acompañando nuestro vivir de cada día, Él
conoce nuestra condición, se acuerda de que
somos polvo. A veces nosotras olvidamos esta
realidad, pero Dios nos la recuerda siempre. Él
puede actuar como quiera y cuando quiera,
respetando nuestra libertad.
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