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JOSE ANTONIO RIOS GONZALEZ<br />

MANUAL DE ORIENTACION y<br />

TERAPIA FAMILIAR<br />

(Enfoque sistémico teórico-práctico)<br />

INSTITUTO DE CIENCIAS DEL HOMBRE


© de la presente edición<br />

by Fundación Instituto de Ciencias del Hombre<br />

Hermosilla, 21 - Tf. 575 55 15 - Fax 575 57 10<br />

28001 - Madrid<br />

ISBN: 84-86389-20-8<br />

Depósito Legal: M-18380-1994<br />

Portada: ISIDRO PARRA<br />

Imprime: Intemational Copy, S.A.


A Pilar, mi mujer, que ha sabido renunciar al<br />

tiempo que me ha ocupado la preparación de<br />

este volumen.<br />

A Marcos, mi hijo, que alcrecer mientras yo he<br />

escrito me ha permitido ver la <strong>com</strong>pleja realidad<br />

de estas cosas.<br />

Hoyo de Manzanares, primavera de 1980 a<br />

invierno 1983-84.


AGRADECIMIENTOS:<br />

A mi mujer y a mi hijo que han sabido soportar <strong>con</strong> buen<br />

ánimo mis largas horas de encierro para escribir. Gracias a<br />

ello la realidad <strong>familia</strong>r ha esponjado muchas de estas ideas.<br />

A mis padres y hermanos que a lo largo de tantos años<br />

siguen formando el celaje de un sistema <strong>familia</strong>r de origen al<br />

que debo tantas cosas.<br />

A cuantos han trabajado a mi lado haciendo posible el<br />

intercambio de ideas, la <strong>com</strong>probación de datos, la discusión<br />

de muchos puntos. Todo ello desde 1965 en que inicié<br />

IIStirpe ll<br />

• Ahora, al cerrar páginas e índices de nombres,<br />

materias y <strong>con</strong>ceptos, ha estado ahí, <strong>con</strong> la ya probada<br />

paciencia de 28 años soportándome y ayudándome, Mercedes<br />

Molero.<br />

A tantos alumnos que <strong>con</strong> sus preguntas me han obligado<br />

a dar forma más decantada a algunos <strong>con</strong>ceptos.<br />

Mi agradecimiento tiene que extenderse a tantos profesionales<br />

en los que en<strong>con</strong>tré estímulo, ejemplo y apoyo. Desde<br />

los que tuve en Cáceres en mi niñez y adolescencia hasta<br />

los que todavía me enseñan, pasando por los que dejaron<br />

huella en mis años de Salamanca, Madrid y Roma.<br />

Al Instituto de Ciencias del Hombre que ha acogido la<br />

edición de mi obra, Al Dr. Arana que ha estimulado mi<br />

esfuerzo, a Carmen Molina, Mayte Chamón y Rosa TerradilIos,<br />

que han hecho posible la <strong>com</strong>posición del texto <strong>con</strong><br />

dedicación y tacto y a Eugenio Cotallo que ha plasmado en<br />

dibujos algunas ideas del texto.


8 José Antonio Ríos González<br />

Al Dr. Vela que, al aceptar y escribir tan entrañable y jugoso<br />

prólogo, me demuestra una vez más su calidad humana, su<br />

permanente docencia a la que debo mucho más de lo que él<br />

se imagina, y en cuya p"ersona he visto siempre encarnada<br />

la figura del verdadero maestro que no sólo enseña, sino que<br />

provoca, <strong>com</strong>o una incitación, el revoloteo de una enorme<br />

bandada de sugerencias que tendré muy en cuenta.<br />

Va cuantos han depositado su <strong>con</strong>fianza en mí para hablar­<br />

me de sus problemas y enseñarme este sugestivo y desa­<br />

fiante panorama. Al <strong>con</strong>sultarme me han enseñado. V,<br />

encima, me han pagado.


PROLOGO<br />

El autor, <strong>con</strong> amable <strong>con</strong>descendencia que le agradezco, me pide un prólogo.<br />

Mi primera reacción es negativa. Tengo la impresión, quizás exagerada, de que<br />

el asunto -Orientación y Terapia Familiar- cae en el campo ilimitado de mis<br />

ignorancias. Estoy, sin embargo, acostumbrado a no seguir al pie de la letra mis<br />

primeras reacciones. Por debilidad, ánimo <strong>com</strong>prensivo o benevolencia, suelo<br />

escuchar los argumentos de los otros, dejar que se sucedan mis reacciones<br />

segundas, terceras y enésimas, y, finalmente, a<strong>com</strong>odarme más o menos a las<br />

pretensiones de los demás. En esta ocasión he terminado, <strong>com</strong>o es obvio, por<br />

aceptar. Más <strong>con</strong> el afecto que me une al autor, alumno remoto y cer<strong>cano</strong> colega,<br />

que por mi presunta <strong>com</strong>petencia. Y aquí está el prólogo, <strong>con</strong>cebido <strong>com</strong>o<br />

diálogo <strong>con</strong> el profesor Ríos González y no <strong>com</strong>o presentación de su obra, que<br />

no requiere ninguna, y menos la mía.<br />

El diálogo habría de tocar, por mi gusto, mil cuestiones, porque el libro es<br />

sobremanera rico, <strong>com</strong>plejo, incitante y discutible. Pero entonces el prólogo<br />

sería, al modo de Bernard Shaw, más largo que la obra. Me limitaré, pues, a<br />

iniciar un breve <strong>com</strong>entario sobre los tres o cuatro puntos que juzgo más<br />

pertinentes.<br />

El primero tiene que ser, desde luego, la crisis de la <strong>familia</strong>. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> reclama<br />

atención, estudio y ayuda, porque la <strong>familia</strong> -nos dice el autor y suelen decirlo<br />

todos- está en crisis ¿Es así? En cierto modo, claro que lo está, <strong>com</strong>o suele<br />

estarlo siempre todo lo humano. Unas veces la crisis es lenta o solapada o tácita;<br />

otras, rápida o patente o vociferante. Ahora parece que, <strong>con</strong> respecto a la <strong>familia</strong>,<br />

estamos en una fase <strong>con</strong> estos segundos matices. No es la primera, ni verosí-


10 Mariano Vela<br />

milmente será la última. No es tampoco nada clara, ni siquiera indudable, a pesar<br />

de la alarma.<br />

Yo creo que lo más característico de la <strong>familia</strong> en los últimos tiempos es su<br />

creciente privatización. Ese es uno de los factores decisivos de la crisis, aunque<br />

no el único.<br />

Antes, al menos en Occidente y desde Roma. la <strong>familia</strong> era, sobre todo, una<br />

institución. Se <strong>con</strong>stituía, pública y formalmente, sobre el matrimonio, y éste se<br />

regía por normas religiosas, éticas y legales y <strong>con</strong>suetudinarias de enorme<br />

vigencia social, que, sin excluirlos necesariamente, envolvían y trascendían o<br />

amenguaban los criterios, sentimientos, preferencias y decisiones privadas de<br />

los cónyuges.<br />

Su carácter institucional daba una gran solidez y estabilidad a la <strong>familia</strong>. Su<br />

rotura pública solía ser legalmente inviable o ditrcil y, en general, socialmente<br />

<strong>con</strong>denada; los miembros de la <strong>familia</strong> solían padecerla <strong>com</strong>o un fracaso, un<br />

estigma y una tragedia. Es verdad, sin embargo, que, <strong>con</strong> frecuencia y proporción<br />

variables según las épocas, coexistían, aliado de la institución matrimonial,<br />

no siempre internamente sólida, otras formas de cohabitación y <strong>con</strong>vivencia hoy<br />

más patentes y entonces más ocultas.<br />

<strong>La</strong> inclusión en la institución matrimonial del <strong>com</strong>promiso basado en la aceptación<br />

amorosa, deliberada y mutua de los <strong>con</strong>trayentes, en principio libres y<br />

radicalmente iguales, fué introducida por el cristianismo, aunque matizada en la<br />

práctica de muy diverso modo, según los tiempos, los pueblos y las culturas.<br />

<strong>La</strong> importancia de la decisión privada no ha hecho sino crecer. Hoyes<br />

predominante y positivamente sancionada por la sociedad. No excluye la<br />

aceptación de normas institucionales, pero cada vez las exige menos y, en todo<br />

caso, cuando se aceptan, suele subrayarse el carácter personal y privado del<br />

tal aceptación, incluso si la decisión privada se <strong>con</strong>sidera por los cónyuges <strong>com</strong>o<br />

irrevocable, o, al menos, <strong>com</strong>o permanente. Hoy coexisten formas de matrimonio<br />

y <strong>familia</strong> distintas, pero todas coinciden, aunque <strong>con</strong> grados y matices, en<br />

admitir entre sus fundamentos la decisión privada.<br />

Esta privatización creciente supone, a la vez, riesgos y <strong>con</strong>quistas. El riesgo<br />

principal es la superficialidad. <strong>La</strong> <strong>con</strong>quista principal es el acendramiento.<br />

<strong>La</strong> decisión privada es, por de pronto, privada, de los individuos que la adoptan,<br />

sin demasiada presión de otras instancias. Corre el riesgo de ser superficial, de<br />

fundarse en el capricho, la precipitación inexperta, la atracción momentánea e,<br />

incluso, la deliberada intención de establecer una asociación temporal y pasajera,<br />

mientras la unión <strong>com</strong>plazca. El matrimonio y la <strong>familia</strong>, sin apenas el apoyo


Prólogo 11<br />

institucional que <strong>con</strong>densa la experiencia de siglos, se rompe fácilmente al<br />

menor <strong>con</strong>tratiempo. Ese es el riesgo: la superficialidad, la inestabilidad.<br />

Pero la decisión privada puede también adoptar otras modalidades, inaugurar<br />

nuevas formas de matrimonio y <strong>familia</strong> o acendrar otras ya existentes. <strong>La</strong><br />

decisión privada puede ser también decisión propia y personal.<br />

Sin demasiado apoyo en vigencias sociales que favorezcan o fuercen la<br />

estabilidad de la <strong>familia</strong>, a menudo en <strong>con</strong>tra de corrientes que la dificultan, son<br />

los propios cónyuges los que tienen que decidir personalmente la unión y su<br />

mantenimiento. No tienen apenas otro medio que la apropiación personal del<br />

<strong>com</strong>promiso, fundada en una mutua donación amorosa que vaya más allá del<br />

egoísmo hedonista y de las atracciones y preferencias pasajeras. <strong>La</strong> <strong>familia</strong><br />

puede subsistir, todavía hoy, sostenida en la rutina, arropada por costumbres,<br />

creencias y leyes, aunque vacía, desunida o discordante por dentro. Pero esto<br />

es cada vez más difícil, porque las presiones sociales van cada vez menos en<br />

esta dirección. Por eso crece el riesgo de la inestabilidad y la ruptura. Pero, por<br />

eso mismo, crece también la necesidad de fundamentar la <strong>familia</strong> en relaciones<br />

auténticamente personalizadas, en las que cada uno se gane y se dé a los otros<br />

<strong>com</strong>o persona, enriquezca y libere su propia personalidad, facilite a los demás<br />

su desarrollo personal y mantenga y acreciente su autonomía y su solidaridad.<br />

Esa es la posible <strong>con</strong>quista: el acendramiento, la personalización.<br />

<strong>La</strong> crisis de la <strong>familia</strong> no significa, sin más, la amenaza de su desaparición.<br />

Significa, más bien, la coexistencia cada vez más patente y socialmente sancionada<br />

de varias formas de <strong>familia</strong>, que tal vez siempre existieron, pero que<br />

solían permanecer más o menos ocultas.<br />

<strong>La</strong> cuestión es cuál va a predominar. Si la fundada en la superficialidad o la<br />

que busca el acendramiento. Si la <strong>familia</strong> inestable, que se deshace fácilmente<br />

y suele sustituirse por otra, amenazada de la misma inestabilidad, o la <strong>familia</strong><br />

estable por voluntad personal de mutua donación.<br />

Cómo personalizar y hacer más auténticas y sanas las relaciones <strong>familia</strong>res.<br />

Esa es la cuestión. Yeso es lo que, en esencia y desde el punto de vista<br />

psicosocial, examina y promueve el libro.<br />

No es extraño, por eso, que el autor adopte un enfoque ··sistémico". <strong>La</strong> <strong>familia</strong><br />

es algo más que la suma de sus <strong>com</strong>ponentes. Es un sistema. Lo que ahora<br />

a<strong>con</strong>tece y va a suceder en ella se debe al sistema total de relaciones y<br />

<strong>com</strong>unicaciones entre sus miembros y entre los subsistemas -<strong>con</strong>yugal, parental,<br />

filial, fraternal. ..- que en ella operan. Lo que le a<strong>con</strong>tece al sistema afecta a<br />

los miembros y subsistemas que lo <strong>com</strong>ponen.


12 Mariano Vela<br />

Los objetivos principales que persigue el autor son diagnosticar a la <strong>familia</strong><br />

hacia un dinamismo que permita y favorezca el desarrollo sano de la totalidad<br />

y el crecimiento personal y solidario de sus miembros.<br />

A partir de la teoría general de sistemas y la aplicación que de ella han hecho<br />

los mejores especialistas de la orientación y terapia <strong>familia</strong>res, sobre todo los<br />

que siguen los enfoques sistémicos, transaccionales y estructurales de las<br />

escuelas de Palo Alto, Milán y Filadelfia, el autor aprovecha, cuando hay datos<br />

fidedignos, las aportaciones de la etología y los estudios más empíricos y<br />

experimentales -Piaget, Wallon, Harlow, Ajuriaguerra, Spitz, Bolwby, Maccoby,<br />

Sears, Bandura, Mussen, Bijou, Pelechano...- y se guía por ciertas nociones<br />

psicoanalíticas, <strong>com</strong>o, entre otras, la de síntoma adaptativo disfuncional -Freud,<br />

Erickson, Ackerman, Ajuriaguerra, Rof Carballo...-.<br />

Un rasgo plausible de la obra, que por fortuna va apareciendo en nuestras<br />

publicaciones y que empieza a mostrar el progreso de nuestra psicología, es la<br />

atención que presta a las aportaciones españolas: Ortega, Marías, Rof Carballo,<br />

Pinillos, Pelechano, Martí-Tusquets, García Hoz, Secadas, Fernández Ballesteros,<br />

Jiménez Burillo, Aragó, Arana, García Yagüe, Castaño, Cencillo, y la larga<br />

serie de trabajos del propio autor y de sus discípulos y colaboradores.<br />

El enfoque, <strong>com</strong>o digo, es sistémico y la intención, integradora. A mí me<br />

parecen bien las dos cosas. Aunque las dos son arriesgadas, <strong>com</strong>o el autor<br />

sabe de sobra. Es necesario atenerse a un enfoque general. <strong>La</strong> alternativa es<br />

eclecticismo inane o el caos. Pero un enfoque es una perspectiva. Y hay siempre<br />

otras. De nuevo, es preciso aclarar que el autor lo sabe y lo re<strong>con</strong>oce. Yo, sin<br />

embargo, me atrevería a hacerle algunas observaciones. El enfoque sistémico<br />

y transaccional tiene ciertas limitaciones que <strong>con</strong>viene resaltar. En primer lugar,<br />

en el estado actual de la ciencia psicológica, es un modelo heurístico, que puede<br />

servir de base para originar ideas e interpretaciones coherentes, más bien que<br />

un modelo .suficientemente preciso para generar inequívocamente hipótesis<br />

<strong>com</strong>probables. Convengo en que esto no es necesariamente una desventaja,<br />

pero es una limitación <strong>con</strong> la que hay que <strong>con</strong>tar. No es una desventaja, porque<br />

la ciencia psicológica ha de ser, ante todo, psicológica; es decir, ha de re<strong>con</strong>ocer<br />

-<strong>com</strong>o sucede en el caso de la <strong>familia</strong>- que trata de la <strong>con</strong>ducta humana, la cual<br />

tiene siempre un sentido lleno de denotaciones y <strong>con</strong>notaciones personales que<br />

exigen ser interpretadas y <strong>com</strong>prendidas. Es una limitación, porque la ciencia<br />

psicológica ha de ser ciencia y atenerse, a la postre, a <strong>con</strong>ceptos y relaciones<br />

empírica y experimentalmente refutables y verificadas. No se puede prescindir<br />

ni de la hermenéutica del sentido que tienen los sucesos de la <strong>familia</strong>, ni de la


Prólogo 13<br />

verificación de hipótesis sobre los hechos que en ella a<strong>con</strong>tecen. De ahí la<br />

especial dificultad de la teoría psicológica, que todavía no ha en<strong>con</strong>trado una<br />

fundamentación epistemológica suficiente. En todo caso, <strong>con</strong>viene distinguir<br />

aspectos y niveles. Parece claro que el sentido de las <strong>con</strong>ductas <strong>familia</strong>res es<br />

el que, en cada momento, le viene <strong>con</strong>ferido y actualizado por el sistema de<br />

relaciones, transacciones y <strong>com</strong>unicaciones. Pero ese sistema no agota la<br />

realidad de la <strong>familia</strong>.<br />

De una parte, los miembros de la <strong>familia</strong> no son simples piezas o elementos,<br />

sino personas, que no se agotan en el sistema, aunque sólo en él viven, se<br />

modifican, se perfeccionan o se deterioran. Reducirlos al sistema, no es adoptar<br />

un punto de vista sistémico. Es caer en un reduccionismo psicosocial de la<br />

<strong>familia</strong>, del que el autor, por lo demás, está a cien leguas.<br />

De otra parte, <strong>com</strong>o ha subrayado la teoría general de sistemas, cada <strong>com</strong>ponente<br />

es una totalidad que integra sub<strong>com</strong>ponentes y cada totalidad, un <strong>com</strong>ponente<br />

de sistemas más abarcadores. <strong>La</strong> <strong>familia</strong>, incluso <strong>com</strong>o sistema, forma<br />

parte de sistemas más amplios, que <strong>con</strong>tribuyen a actualizar el sentido de su<br />

dinamismo. No sólo el sistema de la <strong>familia</strong> de origen y la <strong>familia</strong> deseada, sino<br />

los sistemas de parentesco, de amistad, de barriada y <strong>com</strong>unidad, de sociedad<br />

y cultura. Ninguna es prescindible ni suficiente para explicar y <strong>com</strong>prender a la<br />

persona. Hay que ir <strong>con</strong>stantemente del todo a la parte y viceversa. Como<br />

re<strong>con</strong>oce el autor, no se puede permanecer en la <strong>con</strong>sideración de la totalidad,<br />

porque eso nos llevaría a una vaguedad infecunda: el bosque nos impediría ver<br />

los árboles. Ni se puede descansar en el estudio de las partes aisladas, porque<br />

éstas sólo funcionan en el sistema: los árboles nos impedirían ver el bosque.<br />

Hay que distinguir aspectos y niveles. El profesor Ríos González ha elegido,<br />

muy pertinentemente, el nivel de la <strong>familia</strong>, sin perjuicio de atender, cuando lo<br />

estima necesario, a otros niveles más amplios o más restringidos. Pero, en<br />

cualquier caso, el estudio y la orientación de la <strong>familia</strong> requieren siempre algo<br />

más que la <strong>con</strong>sideración de su sistema de relaciones. Por abajo, exigen su<br />

<strong>con</strong>exión <strong>con</strong> la persona. Por arriba, su integración en la <strong>com</strong>unidad y la<br />

sociedad, e incluso, si hemos de ser -estrictos, en el todo de la realidad y su<br />

sentido.<br />

Viene esto a cuento de que, a mi parecer, el tratamiento sistémico de la <strong>familia</strong><br />

necesita <strong>com</strong>plementarse <strong>con</strong> otros tratamientos, aunque en la práctica cada<br />

caso a<strong>con</strong>sejará lo que, sin ser <strong>com</strong>pleto, sea suficientemente oportuno o<br />

factible. Creo que la intención integradora del autor debe ser mantenida y<br />

ampliada en estudios futuros, que le animo a emprender, para examinar esos


14 Mariano Vela<br />

enfoques <strong>com</strong>plementarios. Tal vez debería explotar hasta qué punto la orientación<br />

terapéutica no-directiva halla a<strong>com</strong>odo en la intervención sistémica y<br />

transaccional, que a mí me parece demasiado abundante en intervenciones,<br />

prescripciones y directrices del terapeuta.<br />

Es cierto, por otro lado, que el sistema de transacciones es decisivo, pero no<br />

es menos cierto que en éste tienen que integrarse otros niveles en los que<br />

funciona, dentro de ciertos límites, la hoy tan denostada casualidad lineal. De<br />

acuerdo en que el "paciente designado" es más bien un síntoma del "paciente<br />

<strong>familia</strong>" o de la "<strong>familia</strong> disfuncional", y no, en primer término, el resultado de un<br />

trauma pretérito o de una enfermedad que le causa sus trastornos. Pero eso no<br />

quita para que haya traumas pretéritos que <strong>con</strong>viene discernir, enfermedades<br />

actuales que hay que curar, o hábitos disfuncionales que importa "desprender".<br />

En este <strong>con</strong>texto, el enorme arsenal de técnicas de terapia y modificación de<br />

<strong>con</strong>ducta de que hoy disponemos, tanto para el caso individual <strong>com</strong>o para el<br />

<strong>familia</strong>r, <strong>com</strong>unitario y ecológico, merece la pena ser <strong>con</strong>siderado por el autor<br />

<strong>con</strong> más atención y cuidado.<br />

y no sólo desde el punto de vista práctico. En esto, <strong>com</strong>o en todo, lo capital<br />

es la teoría. Todo lo que no se fundamenta en ella es, a lo más, rutina, y, a lo<br />

menos, charlatanería. Como dijo Leonardo da Vinci, la teoría e iI capitana, la<br />

prattica sano i soldati. Claro que me refiero a la teoría tal y <strong>com</strong>o la <strong>con</strong>cebía<br />

Ortega: la teoría es teoría de la práctica, y la práctica, práctica de la teoría. <strong>La</strong><br />

teoría del autor creo que necesita esa distinción de aspectos y niveles -no sólo<br />

mentada, sino estudiada por pormenor- a la que vengo refiriéndome. Ya sé que<br />

le pido demasiado; más de lo que los psicólogos actuales, entre los que le ruego<br />

me admita, somos capaces de lograr. Pero eso es lo que anima la vida.<br />

Embarcarse en proyectos ambiciosos e inciertos que merezcan la pena. Animo,<br />

pues, y a la tarea, amigo Ríos González.<br />

Tú mismo dices -y permíteme que, para mejor seguir el diálogo, me dirija<br />

directamente a tí- que los resultados de tus tratamientos están por <strong>com</strong>probar.<br />

Me parece que será difícil someterlos a prueba rigurosa. Antes, habría que afinar<br />

la teoría: qué previsiones exactas permite hacer y en qué circunstancias.<br />

Probablemente tu interpretación e intervención sistémica sea fecunda en ciertas<br />

situaciones. En otras, tal vez lo sea la terapia psicoanalítica o la existencial, o<br />

las técnicas de inhibición y sustitución de hábitos de la terapia y modificación<br />

de <strong>con</strong>ducta, más o menos basadas en el <strong>con</strong>dicionamiento clásico, operante<br />

o vicario, o en los procesos cognoscitivos.


Prólogo 15<br />

Por ejemplo, en un cierto momento parece que admites la noción de algunos<br />

autores que opinan que lila esquizofrenia es el resultado de una determinada<br />

interacción <strong>familia</strong>r ll . Creo que tienes razón y la mayor parte de la bibliografía<br />

actual sobre el tema va por ese camino. Pero ¿carece de importancia el hecho<br />

de que "el dato neuroquímico más sólido en la patogenia de los esquizofrénicos<br />

es la hiperactividad del sistema dopaminérgico en la región mesolímbica u <strong>com</strong>o<br />

afirma Alonso Fernández en la pág. 393 de su Compendio de Psiquiatrfa? (Oteo,<br />

Madrid, 1982).<br />

Nihil, nimis, amigo Ríos. Los sistemas interhumanos son decisivos. Pero no<br />

todopoderosos. Tienen múltiples límites biológicos, psicosomáticos, biográficos,<br />

históricos, políticos, étnicos, culturales... Por eso, distingamos -y perdona la<br />

reiteración impertinente- niveles y aspectos. <strong>La</strong> práctica de la psicología lo exige.<br />

Reclama arte hermenéutica, técnica rigurosa y, por debajo de todo, teoría<br />

<strong>con</strong>sistente, predictiva y verificable.<br />

Por eso hay que trabajar <strong>con</strong> rapidez, pero sin prisas. Por eso, en nuestras<br />

Facultades y Secciones de Psicología, que apenas han nacido, hemos procurado<br />

introducir cursos de formación evaluativa y terapéutica de todos los estilos,<br />

pero en los que predominan las orientaciones más directamente fundamentadas<br />

en tecnologías verificables, <strong>com</strong>o son las que se apoyan en teorías del aprendizaje.<br />

No parecen suficientes, porque suelen prescindir, aunque cada vez lo<br />

hagan menos, del sentido personal de la <strong>con</strong>ducta. Pero son las más firmes.<br />

Yo sé, <strong>com</strong>o tú, que los alumnos de psicología piden la formación terapéutica<br />

que les falta. Tienen razón. Pero hay que dársela <strong>con</strong> seriedad y sosiego. Como<br />

algunos vais haciendo. Más vale un terapeuta experto y responsable, bien<br />

afincado en la ciencia, que cien aficionados ahítos de buenas intenciones y<br />

yermos de técnica y pericia.<br />

Decía Ortega que en la <strong>con</strong>ducta del hombre hay que distinguir la acción y la<br />

actividad. <strong>La</strong> acción es el quehacer biográfico, lo que el hombre decide hacer<br />

por algo y para algo. Es lo que <strong>con</strong>fiere sentido personal a su vida. <strong>La</strong> actividad<br />

es el <strong>con</strong>junto de mecanismos que la acción pone en marcha y de los que el<br />

hombre en buena parte ni se da cuenta, ni es responsable. Me parece que la<br />

orientación y la terapia de la <strong>familia</strong> y de las personas reclama atender a las dos<br />

cosas: ayudar a los hombres y a los grupos humanos a desarrollar proyectos<br />

que den sentido a su vida y ofrecerles técnicas y artes que les permitan disponer<br />

mejor de sus propios mecanismos.<br />

Tu libro nos enseña mucho de las dos cosas. Y -qué remedio- nos deja<br />

perplejos sobre muchas cosas más. Si tuviera que resumirlo en pocas palabras,


16 Mariano Vela<br />

diría las siguientes. En la vida del hombre, de la <strong>familia</strong> y de los grupos humanos;<br />

lo primero y capital es, desde el punto de vista psicológico, la vinculación.<br />

Vinculación significa disponer de un lazo afectivo inicial <strong>con</strong> los otros, que se<br />

viva <strong>com</strong>o absolutamente seguro, incluso antes de saber dudar, tal vez ya antes<br />

del nacimiento, pero, en todo caso, según tantos datos de la investigación actual,<br />

muy temprano y anterior a la diferenciación del yo <strong>con</strong>sciente. Lo segundo, tan<br />

importante <strong>com</strong>o lo primero, es ser capaz de desarrollar, a partir de esta<br />

vinculación, suficiente seguridad y autonomía personales. En la <strong>familia</strong> y fuera<br />

de ella, el hombre no puede atreverse a explorar el mundo ni a sí mismo, sino<br />

desde un refugio seguro, desde una cierta <strong>con</strong>fianza básica o urdimbre afectiva<br />

primordial. Pero tampoco puede proseguir su desarrollo <strong>com</strong>o persona si no es<br />

capaz de hacer surgir, desde esa seguridad, la decisión autónoma. Yo no<br />

hablaría de romper vínculos. Yo hablaría de asumirlos personalmente. Yo no<br />

diría que lo más profundo del hombre es su aspiración a la claridad. Pero esa<br />

aspiración no puede iniciarse y crecer sino sobre el humus de la vinculación<br />

primaria, la seguridad afectiva y la autonomía responsable.<br />

Sin seguridad radical ¿cómo afrontar la permanente inseguridad de la vida<br />

humana? Sin autonomía psicológica ¿cómo encararse, personal y responsablemente,<br />

<strong>con</strong> la inextricable dependencia biológica, social e histórica en que nos<br />

sustentamos?<br />

En <strong>con</strong>clusión, eso creo que significa, amigo Ríos, tu obra: un intento de ayudar<br />

al hombre, en su circunstancia <strong>familia</strong>r y desde sus in<strong>con</strong>tables zozobras y<br />

dependencias, a ser más capaz de sentirse personalmente vinculado, seguro,<br />

autónomo en <strong>com</strong>pañía solidaria <strong>con</strong> los demás.<br />

Mariano Yela, 1984.


PROLOGO SEGUNDA EDICION<br />

Tras una excelente acogida de esta obra, aparece ahora la segunda edición<br />

de la misma. Para un autor es una gran satisfacción haber visto cómo el<br />

esfuerzo puesto en la preparación de un volumen ha sido correspondido<br />

plenamente.<br />

Un largo período desde que se agotó ha bastado para reflexionar acerca de lo<br />

que <strong>con</strong>venía hacer de cara al futuro. Y la verdad es que no era fácil tomar<br />

decisiones. Si a lo largo de los años transcurridos entre 1984 y 1993 he tenido<br />

que releer muchas veces sus páginas, la mayoría de las veces me asaltaba el<br />

deseo de cambiar bastantes cosas en casi todas los capítulos. Siempre que se<br />

intenta reeditar un libro le asalta a uno la duda de si no será mejor escribir otro<br />

nuevo. En este caso me empujaba a ello el <strong>con</strong>templar la abundante producción<br />

en torno al tema en los últimos años: la celebración, tanto nacional <strong>com</strong>o<br />

internacional, de Congresos, jornadas de estudio, seminarios y reuniones<br />

centradas en la problemátic::a <strong>familia</strong>r, así <strong>com</strong>o la <strong>con</strong>tinua aparición de trabajos<br />

de investigación en este campo, sin olvidar las nuevas aportaciones de autores<br />

clásicos y los muchos nuevos que van apareciendo, han <strong>con</strong>stituido·el núcleo<br />

básico de esa tentación. Pero siempre me frenaba otra realidad: había que<br />

escribir una nueva obra. Y tal <strong>con</strong>vencimiento me acobardaba.<br />

Junto a esta vivencia interior, <strong>con</strong>templada solamente por mí mismo en la<br />

intimidad, me llegaban otras voces: reeditarla tal y <strong>com</strong>o estaba; a lo sumo añadir<br />

algunas cosas, revisar la bibliografía, introducir algún pequeño cambio y seguir<br />

en la línea de poder ofrecer un MANUAL DE ORIENTACION y TERAPIA<br />

FAMILIAR.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 19<br />

calidad. <strong>La</strong> puesta en marcha hasta el momento de cerrar estas líneas, de<br />

Masters acogidos en las Universidades Autónoma de Barcelona, Santiago de<br />

Compostela, Civil y Pontificia de Salamanca, Pontificia de Comillas y Universidad<br />

del País Vasco, en los que hasta ahora he tenido la satisfacción de participar<br />

<strong>com</strong>o docente, así <strong>com</strong>o la incorporación de asignaturas relacionadas <strong>con</strong> lo<br />

<strong>familia</strong>r en los nuevos planes de estudio de Psicología -por citar el ámbito donde<br />

me muevo- son un dato que <strong>con</strong>firma lo que indico anteriormente. Y cuando la<br />

Orientación y la Terapia Familiar siguen avanzando para la <strong>con</strong>solidación de su<br />

rigor científico, así <strong>com</strong>o cuando la integración entre lo académico y lo clínico<br />

se logra -!aunque no sin polémicas!-, para avanzar acordes <strong>con</strong> su cada día más<br />

larga historia, me siento muy satisfecho de poder sacar a la luz una obra que ya<br />

es la obra de muchos: de tantos alumnos universitarios y terapeutas que la han<br />

<strong>con</strong>vertido en un libro de <strong>con</strong>sulta y referencia, de todos los que la han leído y<br />

aceptado, de cuantos la han criticado, de los que la siguen esperando, de los<br />

que la <strong>con</strong>ocerán a partir de ahora. En sus manos queda de nuevo. Y esperamos<br />

que sea para provecho de todos.<br />

<strong>La</strong> Terapia Familiar ha crecido mucho en estos años. <strong>La</strong> <strong>con</strong>solidación de las<br />

Asociaciones que <strong>con</strong>stituyen la actual Federación Española de Asociaciones<br />

de T.F., y desde cuya presidencia tengo el privilegio de <strong>con</strong>templar su <strong>con</strong>tinuo<br />

desarrollo, su empuje y las perspectivas que se abren de cara al futuro, son una<br />

garantía de que el camino que se está recorriendo es sólido y fecundo. <strong>La</strong><br />

producción científica en tesis doctorales, la aparición de experiencias y obras<br />

de autores españoles que permiten ir rompiendo la dependencia que hemos<br />

tenido hasta ahora de autores extranjeros, la floración de trabajos que se<br />

presentan en las ya clásicas y anuales Jornadas Nacionales de Terapia Familiar,<br />

así <strong>com</strong>o los que van apareciendo en nuestra revista "Cuadernos de Terapia<br />

Familiar", <strong>con</strong>stituyen hitos fundamentales para alegrarnos de la situación de la<br />

realidad española en este ámbito.<br />

Una vez más mis agradecimientos:<br />

A Pilar, mi mujer, y a Marcos, mi hijo, ya crecido y a punto de iniciar los<br />

derroteros de la ciencia psicológica en su flamante vida universitaria. Ambos me<br />

han ayudado a seguir viendo IIde cerca ll<br />

la viva realidad de la <strong>familia</strong>. Marcos,<br />

ahora, ha corregido ya las pruebas de esta nueva edición.<br />

Al Instituto de Ciencias del Hombre, que la reedita y al profesor Arana que <strong>con</strong><br />

tanto ánimo me ha respaldado siempre en estas tareas.<br />

A cuantos me han facilitado difundir su <strong>con</strong>tenido llamandome a participar<br />

<strong>com</strong>o docente en las instituciones que forman a terapeutas y en las actividades


20 José Antonio Ríos González<br />

formativas de las Asociaciones de Terapia Familiar que agrupan a los que nos<br />

dedicamos a este campo.<br />

A Mercedes Molero, que organiza y coordina nuestro trabajo clínico en "Stirpe ll<br />

desde .hace 28 años.<br />

A Natacha, que <strong>com</strong>o coterapeuta durante muchos años sigue a mi lado en<br />

IIStirpe l1<br />

y a Zaida, que me ha a<strong>com</strong>pañado hasta su marcha a otro <strong>con</strong>tinente<br />

hace muy pocos días. A ambas debo nuevas ideas y un gran respaldo, así <strong>com</strong>o<br />

el haber podido plasmar lo que llamamos coterapia y que supone tan rudo<br />

aprendizaje.<br />

A ellas tres y a María Jesús Chichón, Luis Cerrón, Ricardo Ferrín y Ana Dorado<br />

que me han ayudado a preparar los índices analítico y de autores. A los que en<br />

los años que van desde 1980 hasta hoy han seguido nuestro Programa de<br />

Formación en Terapia Familiar, caminando sobre las huellas de este libro.<br />

Ninguno de ellos sabe lo que ha hecho para que esto vuelva a ser posible, pero<br />

mi gratitud tiene que ser grande porque sin su apoyo habría sido imposible dar<br />

este nuevo paso.<br />

y en el fondo de todo ello, el recuerdo, ahora ya más allá de lo terreno, para<br />

mis padres. Mi padre no llegó a ver, por unas horas, el primer ejemplar de la<br />

edición de 1984 que le llevé cuando ya estaba amenazado de muerte. Mi madre<br />

no ha visto la 2 1 por unos meses. Pero ambos han estado, y siguen estando<br />

presentes, en todos mis trabajos. No podía omitirlos en este momento. A ellos<br />

el más profundo de mis agradecimientos.<br />

Madrid, 10 de junio de 1993<br />

J.A. R.G.


INTRODUCCION<br />

Este libro es la presentación de un modelo teórico-práctico para trabajar en<br />

Terapia de Familia. Por lo difícil que es delimitar dónde termina la Orientación<br />

Familiar y dónde se inicia la Terapia, he preferido unir ambos términos en la<br />

titulación. De cualquier modo, orientación y terapia se abordan aquí desde un<br />

enfoque sistémico y <strong>con</strong> un claro objetivo operativo. Si, <strong>com</strong>o digo en el epílogo,<br />

la formación de terapeutas de <strong>familia</strong> no ha entrado aún en las aulas donde se<br />

forjan los psicólogos, la experiencia clínica de los que han optado por la<br />

psicología aplicada va inclinándose hacia la búsqueda de caminos que permitan<br />

llegar a los núcleos básicos donde se engendran los <strong>con</strong>flictos.<br />

A lo largo de ocho capítulos y un epílogo presento un modelo de terapia <strong>familia</strong><br />

que <strong>con</strong>stituye el armazón y la trayectoria de "Stirpe" desde su fundación en<br />

1965. Como en todo ser vivo, también en IIStirpe" hay etapas que indican un<br />

proceso y una búsqueda aún no acabada:<br />

a) Etapa de diagnóstico y terapia de casos individuales <strong>con</strong> problemática<br />

psicopedagógica y clínica, aunque partiendo de un <strong>con</strong>tacto inicial <strong>con</strong><br />

los padres en los casos de niños y <strong>adolescentes</strong>. Abarca el período que<br />

va de 1965 al curso 1971-72.<br />

b) Los tratamientos posteriores a este <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> los padres y estudio<br />

individualizado del sujeto seguían el modelo lineal-clásico en una relación<br />

IIsujeto-terapeuta 11, sin dejar de dara los padres una serie de criterios<br />

y orientaciones no-directivas que sirviesen de guía para la relación<br />

educativa y maduradora en el interior de la fa·milia.


22 José Antonio Ríos González<br />

c) Etapa centrada en una mayor atención al análisis del sistema <strong>familia</strong>r<br />

(S.F.) <strong>com</strong>o totalidad. Suponía la aceptación de un tipo de <strong>con</strong>trato<br />

inicial, aunque <strong>con</strong> la intencionalidad inmediata de pasar enseguida del<br />

individuo al sistema. Tanto el modelo clásico del diagnóstico (diagnóstico<br />

del sujeto), <strong>com</strong>o del tratamiento (terapia del sujeto), pierde aquí su<br />

fuerza, empezando a prevalecer lo que se expone a lo largo de esta obra.<br />

Esta etapa se inicia en el curso de 1971-72, <strong>con</strong> una mayor incidencia<br />

en 1974 para incrementarse y decantarse definitivamente hacia el modelo<br />

actual en 1979.<br />

<strong>La</strong>s etapas a) y b) se centraron en buscar elllpor qué ll de ciertas dificultades.<br />

Nuestro archivo <strong>con</strong>serva información acumulada a través de la aplicación de<br />

pruebas psicológicas centradas en el sujeto, aparte de lo detectado en las<br />

primeras entrevistas <strong>con</strong> los padres. De lo hecho en ellas se ha dado cuenta<br />

en otros lugares (RIOS GONZALEZ, 1965a, b, c y d; 1967a; 1968c, h, j Y k;<br />

1970c; 1971 a; 1973h).<br />

<strong>La</strong> etapa c) se centra en el análisis de las interacciones existentes en la<br />

<strong>familia</strong>, no aceptando que el sujeto, y solo él, sea la causa de IImales", sino<br />

que para que éste cambie hay que actuar sobre todo el sistema <strong>familia</strong>r, sobre<br />

lo racional, sobre el <strong>con</strong>texto, sobre lo sistémico. El sujeto se transforma así<br />

en "paciente designado".<br />

Cualitativamente supone un cambio radical en los enfoques del trabajo<br />

psicoterapéutico. No fuá una transformación instantánea, sino largamente<br />

preparada por las exigencias del trabajo que buscaba un mayor grado de<br />

eficacia y e<strong>con</strong>omía de tiempo y técnicas. <strong>La</strong> <strong>con</strong>firmación de algunas ideas<br />

la tuve en el <strong>con</strong>traste <strong>con</strong> la lectura de los hoy denominados pioneros de la<br />

Terapia Familiar, así <strong>com</strong>o la cristalización de algunas experiencias en los<br />

<strong>con</strong>tactos y la posibilidad de trabajar en Roma <strong>con</strong> el profesor Luigi Cancrini<br />

en el Instituto di Psiquiatria de la Universidad de Roma, al tiempo que participar<br />

en un curso impartido por Salvador Minuchin en el mismo Instituto en 1974.<br />

Desde entonces la opción fué clara, tomando <strong>com</strong>o criterio básico ir caminando<br />

hacia la no aceptación de casos aislados si la <strong>familia</strong> se resistía a entrar<br />

en un proceso acorde <strong>con</strong> la nueva perspectiva. Esta ya larga etapa no ha sido<br />

fácil por cuanto a las resistencias de las <strong>familia</strong>s se han ido añadiendo las no<br />

menos fuertes de algunos colaboradores. Cualquiera de ellas tiene una explicación<br />

lógica: la <strong>familia</strong> quiere mejorar, pero no está muy dispuesta a cambiar<br />

sus interacciones y modelos; la resistencia de algunos psicólogos se explica<br />

por la asimilación de sistemas lineales en la búsqueda de causas y raíces,


Manual de Orientación y Terapia Familiar 23<br />

tanto en lo diagnóstico <strong>com</strong>o en lo terapéutico. <strong>La</strong> experiencia demuestra que<br />

dar entrada a los l/sistemas circularesl/ de trabajo en las estructuras que<br />

proporciona la formación académica impartida en la Universidad, es un proceso<br />

largo y en el que muchos se dan por vencidos. A ello hay que añadir la<br />

carencia de fuentes de formación por la escasa bibliografía en español, así<br />

<strong>com</strong>o la ausencia de personas o grupos <strong>con</strong> experiencia en este campo. Hoy<br />

van abriéndose camino algunos grupos que imparten formación en T.F.,<br />

aunque todavía reducidos al ámbito de lo privado y en el <strong>con</strong>texto de algunas<br />

instituciones excesivamente marcadas por lo psiquiátrico. Todo ello, sin embargo,<br />

abre nuevas perspectivas.<br />

<strong>La</strong> presente obra intenta ser una aportación teórico-práctica para la formación<br />

en Terapia Familiar. <strong>La</strong> sistematización de bastantes ideas experimentadas en<br />

la <strong>con</strong>sulta a través de los últimos años, así <strong>com</strong>o la reflexión sobre <strong>con</strong>tenidos<br />

íntimamente ligados a los trabajos de Orientación y Terapia Familiar, y de cuya<br />

estructura pueden dar una idea anticipada los trabajos que he publicado desde<br />

1962 hasta la fecha y que se citan en la bibliografía final, me han empujado a<br />

dar forma a este volumen. <strong>La</strong>s tareas docentes en la Universidad Complutense<br />

desde 1974, el seguimiento de <strong>familia</strong>s en I/Stirpel/ a lo largo de 19 años, la<br />

participación en trabajos de orientación individual y colectiva, así <strong>com</strong>o la<br />

breve, pero no por ello menos intensa, <strong>con</strong>templación del enorme esfuerzo de<br />

orientadores escolares que acumulan información l/sobre el sujetol/ en los<br />

Servicios de Orientación Escolar y Vocacion.al de las Inspecciones de E.G.B.,<br />

y que apenas tienen tiempo para actuar teniendo en cuenta el sistema<br />

interactivo en que vive todo escolar, han sido razones para decidirme a dar<br />

forma a estas ideas.<br />

El <strong>con</strong>tenido queda ahí, en ocho capítulos apretados y un epílogo sintético<br />

sobre la formación de terapeutas. En el primero se aborda el planteamiento de<br />

la Orientación Familiar, tanto a nivel <strong>con</strong>ceptual <strong>com</strong>o en los niveles operativos<br />

de lo educativo, el asesoramiento y el nivel de tratamiento terapéutico. En cada<br />

uno se exponen las finalidades y objetivos, así <strong>com</strong>o los instrumentos para<br />

<strong>con</strong>seguir tales metas.<br />

En el segundo se estudia lo que es el Sistema Familiar desde la Teoría<br />

General de Sistemas y se desarrollan aspectos teóricos y aplicaciones prácticas<br />

de cuanto ha de atravesar la <strong>familia</strong> a lo largo del transcurso de sus ciclos<br />

vitales, desde el inicio de la <strong>familia</strong> en la pareja y su dinámica, hasta el momento<br />

en que la <strong>familia</strong> pierde el <strong>con</strong>trol directo sobre los <strong>hijos</strong>, pasando por los ciclos


Quien crea que mi variado trabajo haya sido<br />

una "maldición" se equivoca. Ha sido para mí<br />

una necesidad. Casi podría decir que ha sido<br />

un gozo, y que lo sigue siendo hoy. No me ha<br />

importado la "fama". Si un dios me hubiera<br />

ofrecido en una mano la fama, en la otra la vida<br />

<strong>familia</strong>r feliz, y me hubiese permitido elegir<br />

entre ambas, no habría vacilado ni un momento<br />

en escogerla segunda mano y su <strong>con</strong>tenido.<br />

Pues el trato <strong>con</strong> los hombres me parece más<br />

importante que el "éxito"y sus a<strong>com</strong>pañantes".<br />

(H. Zulliger)


CAPITULO I<br />

PLANTEAMIENTO DE LA ORIENTACION FAMILIAR<br />

El campo de la Orientación se hace cada vez más <strong>com</strong>plejo y amplio. Es una<br />

exigencia de los tiempos en que vivimos. Porque ya no basta tener sentido<br />

<strong>com</strong>ún para poder orientar al hijo, al alumno, al amigo. Lo que hace unos años<br />

- tal vez no muchos - bastaba para salir airoso de un <strong>com</strong>etido <strong>com</strong>o el de dar<br />

pautas o criterios para poder avanzar en la realización personal de un sujeto,<br />

ya no es suficiente. <strong>La</strong> multiplicidad de variables que interactúan en una<br />

situación personal es cada vez más intrincada. Y lo que es así en el orden de<br />

la "orientación personal", "profesional ll , IIvocacionalll etc, es más evidente en el<br />

terreno que ahora nos interesa: la orientación <strong>familia</strong>r.<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong> no es ya el pequeño núcleo de <strong>con</strong>vivencia en que casi todo se<br />

resolvía por un buen sentido <strong>com</strong>ún y la aplicación práctica de vivencias que<br />

eran válidas para sertransmitidas a otras generaciones. Ni las perspectivas eran<br />

tan <strong>com</strong>plejas <strong>com</strong>o lo son ahora, ni la presión ambiental ejercía el tremendo<br />

poder que ahora realiza, ni, por otra parte, las aspiraciones de los <strong>hijos</strong> quedaban<br />

tan lejos de las experiencias vividas por los padres. Todo, en síntesis, estaba<br />

<strong>com</strong>o al alcance de la mano. Los <strong>con</strong>dicionantes socioculturales no eran<br />

despóticos, ni las circunstancias socioe<strong>con</strong>ómicas imprimían el ritmo de exigencias<br />

que ahora nos azota. Aún más: el propio sujeto no tenía los incentivos que<br />

actualmente le empujan a estructurar motivaciones y aspiraciones que se sitúan<br />

fuera de lo que la <strong>familia</strong> media puede afrontar <strong>con</strong> sus recursos y experiencias<br />

naturales.


28 José Antonio Ríos González<br />

A todo ello, <strong>con</strong> no ser poco, se añaden otros factores que no pueden olvidarse.<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong> actual está en crisis, aunque tal crisis no suponga una situación<br />

agónica. No está muerta, <strong>com</strong>o se pretende, sino que atraviesa situaciones de<br />

verdadera prueba porque el <strong>con</strong>texto social le exige nuevas actitudes, nuevos<br />

enfoques, nuevos modos de elaborar las propias experiencias (RIOS GONZA­<br />

LEZ, 1980a). Hay una verdadera lIenfermedad ll<br />

que requiere un adecuado<br />

diagnóstico, un sereno pronóstico ante las posibilidades reales de recuperación<br />

y cura, así <strong>com</strong>o un <strong>con</strong>junto de resortes que es preciso poner en marcha para<br />

<strong>con</strong>seguir, progresiva y serenamente, la recuperación de aquellos niveles más<br />

amenazados en el fondo de la realidad de cada <strong>familia</strong> <strong>con</strong>stituída. Tal <strong>con</strong>junto<br />

de resortes admite diversos tratamientos que, en mi criterio, <strong>con</strong>stituyen lo que<br />

ampliamente puede denominarse 1I0rientación <strong>familia</strong>r ll<br />

pero que, sin embargo,<br />

precisa matizaciones y determinación de aspectos y niveles.<br />

El tema de la 1I0rientación <strong>familia</strong>r ll<br />

ha sido abordado desde posiciones unilaterales.<br />

Con el desarrollo de las ciencias de la educación y la aplicación de las<br />

teorías derivadas del mejor <strong>con</strong>ocimiento de las ciencias relacionadas <strong>con</strong> la<br />

<strong>con</strong>ducta humana, el enfoque de la <strong>familia</strong> ha ido adquiriendo mayores ámbitos<br />

y una profundidad más acorde <strong>con</strong> las actuales exigencias del núcleo <strong>familia</strong>r.<br />

No obstante, y a pesar del interés teórico por el tema, aún escasean las<br />

aportaciones científicas para un mejor <strong>con</strong>ocimiento de este sector. A raíz de la<br />

***<br />

promulgación de la Ley de Educación, la Sociedad Española de Pedagogía, a<br />

través de su revista IIBordón ll<br />

, abordó el estudio de problemas básicamente<br />

relacionados <strong>con</strong> la 1I0rientación escolar ll<br />

, abriendo la posibilidad de hacer un<br />

planteamiento de aspectos vinculados a la Ilorientación ll<br />

en general (BORDaN,<br />

1971). En el estudio introductorio, DIAZ ALLUE (1971) plantea, aunque sin<br />

denominarlo así, el ámbito de la 1I0rientación <strong>familia</strong>r ll : 1I ••••el Orientador no puede<br />

<strong>con</strong>siderar cumplido su <strong>com</strong>etido <strong>con</strong> la orientación al alumno y el asesoramiento<br />

al Centro. Deber suyo es también, y la legislación actual lo recoge <strong>con</strong> acierto:<br />

orientar a los padres para que sean ayuda eficaz y estímulo de sus <strong>hijos</strong> en su<br />

perfeccionamiento personal y en su integración social. De ahí las entrevistas<br />

individuales, <strong>con</strong>ferencias periódicas y coloquios que habrá de organizar el<br />

Departamento para informar sobre las personalidad de sus <strong>hijos</strong> -entendida en<br />

su más amplio sentido- para orientarles sobre "el establecimiento de sanas<br />

relaciones <strong>familia</strong>res" y para formarles en orden a esa eficaz colaboración en la<br />

tarea orientadora ll . Se marcan ahí, aunque de modo un tanto esquemático,<br />

puntos que son esenciales para la determinación del ámbito de la orientación


Manual de Orientación y Terapia Familiar 29<br />

<strong>familia</strong>r. Porque este modo de abordar la educación de los padres requiere haber<br />

<strong>con</strong>seguido <strong>con</strong> anterioridad un adecuado <strong>con</strong>ocimiento de lo que es la <strong>familia</strong><br />

<strong>com</strong>o grupo humano y sistema de <strong>com</strong>unicación interpersonal, así <strong>com</strong>o tener<br />

en la mano los datos precisos sobre cada <strong>familia</strong> en particular. Por ello mismo,<br />

y en la misma situación antes citada, yo mismo hablaba de que 1110 social forma<br />

parte del proceso normal de madurez personal ll<br />

, para añadir que 1110 que interesa<br />

destacar aquí es la necesidad de valorar y emitir un juicio respecto al grado de<br />

madurez que ha alcanzado, en un momento <strong>con</strong>creto, el proceso de socialización<br />

del educando. En el planteamiento actual del <strong>con</strong>ocimiento del alumno se<br />

da entrada, de manera formal, al estudio del ambiente <strong>familia</strong>r ll<br />

(RIOS GONZA­<br />

LEZ, 1971 a). Pero la realidad, hasta ahora, ha sido muy distinta por algo que ya<br />

apuntaba en aquella ocasión: liCuando se ha presentado este aspecto en<br />

algunos de los últimos documentos encaminados a facilitar el proceso de<br />

evaluación, no han faltado quienes se han alarmado por dar entrada al análisis<br />

de la situación <strong>familia</strong>r. <strong>La</strong> alarma es infundada, dado que hecho <strong>con</strong> tacto, no<br />

presentará grandes obstáculos ll<br />

, apoyando tal afirmación en algo que, doce<br />

años más tarde, ratifico <strong>con</strong> los datos de la experiencia diaria en el trabajo de<br />

orientación, diagnóstico y terapia de las relaciones <strong>familia</strong>res: lila <strong>familia</strong> tiende<br />

a colaborar cuando se le ofrecen garantías de seriedad técnica y de orientación<br />

posterior. <strong>La</strong> experiencia en la <strong>con</strong>sulta psicopedagógica, centrada en el <strong>con</strong>ocimiento<br />

de la dinámica <strong>familia</strong>r, es positiva en todos los sentidos ll<br />

, porque "sólo<br />

un acertado <strong>con</strong>ocimiento del ambiente <strong>familia</strong>r y de cuanto se estructura en él,<br />

puede favorecer el enfoque adecuado del proceso de integración social desde<br />

la <strong>com</strong>unidad educativa hasta la sociedad <strong>com</strong>o <strong>com</strong>unidad circundante ll<br />

(RIOS<br />

GONZALEZ, 1971 a).<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong>, <strong>com</strong>o tal, sigue estando lejos del planteamiento <strong>com</strong>pleto de la<br />

orientación. Una razón, entre otras que indudablemente pueden alegarse, es la<br />

que ya apuntaba en 1971 y de la cual se derivó el deseo de aportar algunas<br />

pistas para que la relación <strong>con</strong> la misma fuese realista desde las mismas<br />

instituciones educativas (RIOS GONZALEZ, 1972b).<br />

Lo que la misma idea ha ido dando a lo largo de estos años va a <strong>con</strong>stituir el<br />

fondo del <strong>con</strong>tenido de este volumen. Porque no se dará un paso eficaz sin<br />

haber aceptado y vivido en la realidad que desde una seriedad técnica es posible<br />

tener un adecuado <strong>con</strong>ocimiento del ambiente <strong>familia</strong>r <strong>com</strong>o factor estructurante<br />

de personalidades maduras <strong>com</strong>o síntesis de perfeccionamiento personal y de<br />

integración social.<br />

***


30 José Antonio Ríos González<br />

Ante este planteamiento puede aducirse que la institución <strong>familia</strong>r está en<br />

evolución y que malamente pueden darse criterios cuando el terreno sobre el<br />

que van a caer es un tanto movedizo. No niego el hecho. Aún más: parto de él<br />

porque la realidad no puede escamotearse por mucho que queramos. Lo<br />

movedizo y cambiante hay que delimitarlo muy bien porque de lo <strong>con</strong>trario se<br />

pueden <strong>com</strong>eter graves errores. Quiero decir<strong>con</strong> ello que si la institución <strong>familia</strong>r<br />

está sometida a modificaciones hay que precisar <strong>con</strong> la mayor exactitud que sea<br />

posible, qué es lo que cambia en ella y qué es lo que, pese a todo, va a <strong>con</strong>servar<br />

una cierta estabilidad y permanencia. Nadie duda que la <strong>familia</strong> es un grupo<br />

primario de relación en el que se afrontan desafíos.que se traducen en deberes<br />

y exigencias inherentes a las transformaciones propias de los procesos evolutivos<br />

del ser humano en crecimiento y desarrollo. Por ello mismo la <strong>familia</strong> puede<br />

ser vista <strong>com</strong>o un sistema de <strong>com</strong>unicación en el que tienen lugar estos<br />

procesos (MINUCHIN, 1976). El hecho inevitable de que tales procesos tengan<br />

una <strong>con</strong>creción particular en función de parámetros culturales no quita fuerza al<br />

hecho, también irrefutable por una realidad que se impone <strong>con</strong> claridad meridiana,<br />

de que tales procesos se asientan en raíces universales que no pone en<br />

duda ni el sociólogo, ni el antropólogo, ni el mismo etólogo que aporta <strong>con</strong>clusiones<br />

para ser aplicadas al análisis riguroso de la <strong>con</strong>ducta humana. Hay, por<br />

ello, temas <strong>com</strong>unes y universales que admitirán posteriormente la adecuación<br />

a coordenadas peculiares del entorno en que se desarrollan las personas<br />

<strong>con</strong>cretas. Así, por ejemplo, siempre se dará una relación recíproca entre<br />

miembros de un mismo núcleo <strong>familia</strong>r, unos ritmos de crecimiento evolutivo que<br />

determinan el tipo, nivel y características de la interacción personal entre<br />

progenitores e <strong>hijos</strong>, progenitores entre sí e <strong>hijos</strong> entre sí. Se darán, igualmente,<br />

cambios en la interacción en función de ciclos vitales, maduración de procesos<br />

y perturbaciones en el desarrollo personal de cada miembro del sistema. Todo<br />

ello, unido a las transacciones <strong>con</strong> el ambiente extra<strong>familia</strong>r encarnado en la<br />

escuela, el grupo social, la pandilla o el ámbito de la socialización, así <strong>com</strong>o la<br />

relación <strong>con</strong> la <strong>familia</strong> circundante y los modos de afrontar el mundo externo en<br />

su sentido más amplio, es algo que no puede ser negado <strong>com</strong>o una realidad<br />

inevitable. Este <strong>con</strong>junto de fenómenos <strong>con</strong>stituyen lo estable de la institución<br />

<strong>familia</strong>r. Y sobre ello es sobre lo que ha de actuar el orientador <strong>familia</strong>r.<br />

Ante la realidad déla <strong>familia</strong> <strong>com</strong>o sistema de <strong>com</strong>unicación pueden adoptarse<br />

muchas posturas en función de parámetros que perfilen enfoques teóricos sobre<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar 31<br />

los que apoyar una determinada acción orientadora. Por ello mismo se hace<br />

necesario definir desde ahora cuál es mi enfoque, aunque su desarrollo tenga<br />

que ser desplegado a lo largo de todo el volumen. En ello queda implícito el<br />

<strong>con</strong>cepto que aquí se defiende acerca de lo que debe serla orientación <strong>familia</strong>r.<br />

Tal vez sea más clarificador exponerlo en unas cuantas afirmaciones.<br />

1. El enfoque que postulo es el derivado del hecho de que el proceso de<br />

maduración personal que respalda la <strong>familia</strong> se asienta en el modo de<br />

plantear y desarrollar las relaciones que vinculan a los distintos miembros<br />

del sistema <strong>familia</strong>r.<br />

2. Tales relaciones <strong>con</strong>figuran, aún admitiendo la diversidad y diferenciación<br />

debida a raíces <strong>con</strong>stitucionales propias de cada individuo en cuanto<br />

persona perfectamente diferenciada, un determinado estilo que explica el<br />

modo de progresar hacia la madurez personal y la integración social en<br />

sus distintas modalidades.<br />

3. El planteamiento, por otra parte, se centra en las teorías sistémicas que<br />

niegan la validez o cualquier intento de explicación de un fenómeno<br />

-incluído el de la evolución maduradora del ser humano- <strong>com</strong>o algo<br />

aislado.<br />

4. Esto obliga a modificar el modo clásico de observar un fenómeno humano,<br />

<strong>com</strong>o es el de aislarlo de su <strong>con</strong>texto. Obliga, por ello, a observar el<br />

<strong>com</strong>portamiento y el proceso de maduración <strong>com</strong>o el resultado de interacciones<br />

y circularidades que tienen lugar en el interior de un sistema.<br />

En este caso en el interior del sistema <strong>familia</strong>r que se analiza y observa.<br />

5. El planteamiento sistémico que adopto no va a centrar la orientación<br />

<strong>familia</strong>r en el seguimiento individual de un sujeto <strong>con</strong>creto que se presenta<br />

al orientador <strong>com</strong>o IIproblema ll<br />

, sino que va a centrarse en el estudio del<br />

IIsistema relacional ll<br />

de que forma parte ese sujeto señalado <strong>com</strong>o <strong>con</strong>flictivo,<br />

difícil o problemático.<br />

6. Consecuentemente a todo ello, el orientador <strong>familia</strong>r no se <strong>con</strong>formará<br />

<strong>con</strong> diagnosticar la situación personal individualizada de un educando,<br />

sino que tratará de profundizar en lo que las apariencias que le muestran<br />

los padres o los educadores (ya sean II<strong>com</strong>portamientos anormales ll<br />

,<br />

IItrastornos de aprendizaje ll<br />

, IIdificultades de adaptación 11 , IIsíntomas de<br />

apariencia psicopatológica ll<br />

, IIsíndromes encuadrados generalmente en<br />

la patología ll<br />

, etc....) tienen <strong>com</strong>o lenguaje cifrado que obedece a un


32 José Antonio Ríos González<br />

código <strong>con</strong> el que se transmite un significado <strong>com</strong>unicacional en el ámbito<br />

de ese sistema relacional <strong>con</strong>creto.<br />

7. Esto mismo lleva a que el orientador <strong>familia</strong>r tenga necesidad de verificar<br />

una verdadera <strong>con</strong>versión personal para salir del terreno de la psicopatología<br />

y, mediante una tarea de despsiquiatrización y despsicopatologización<br />

de los fenómenos vistos en un niño o un adolescente (y vale lo mismo<br />

para las <strong>con</strong>ductas adultas), efectúe una nueva descripción de <strong>con</strong>ductas<br />

individuales en términos de relaciones interpersonales plagadas de <strong>com</strong>unicaciones<br />

simultáneas en diversos niveles.<br />

8. Si la orientación <strong>familia</strong>r va a ayudar a cada miembro, cualquier problema<br />

sometido a la <strong>con</strong>sideración del orientador en cuanto experto, debe<br />

abordarse desde perspectivas en las que tanto el diagnóstico <strong>com</strong>o el<br />

seguimiento o terapia posterior se hagan teniendo en cuenta los elemen­<br />

tos relacionales implícitos en este planteamiento.<br />

9. <strong>La</strong> <strong>familia</strong>, desde esta perspectiva, se mostrará <strong>com</strong>o un terreno en el que<br />

tienen lugar determinadas reglas para mantener estilos, introducir cambios<br />

o defender posiciones que se estiman inamovibles.<br />

10. Por ello mismo el orientador <strong>familia</strong>r ha de ser un experto en descubrir las<br />

reglas del juego sistémico que pone en práctica una <strong>familia</strong> <strong>con</strong>creta. <strong>La</strong><br />

orientación <strong>familia</strong>r tendrá mucho de estrategia para actuar sobre tales<br />

reglas y modificar la interacción que dificulta el desarrollo personal de sus<br />

miembros. Igualmente deberá <strong>con</strong>ocer las técnicas que facilitan los cambios<br />

en la estructura del sistema, si es que <strong>con</strong> ellos se favorece el<br />

progreso de cada miembro y del grupo <strong>familia</strong>r <strong>com</strong>o elemento dinami­<br />

zante de maduración.<br />

***<br />

Este planteamiento de la orientación <strong>familia</strong>r discrepa de otras posturas<br />

clásicas e históricamente explicables. Porque el orientador <strong>familia</strong>r va a manejar<br />

situaciones <strong>con</strong>cretas que admiten distintos enfoques. En cualquier caso se<br />

tratará siempre de situaciones catalogadas <strong>com</strong>o problemáticas y difíciles<br />

mientras no se llegue a una mentalización que haga situar las cosas en un nivel<br />

profiláctico más que terapéutico o reorientador. Y los enfoques posibles tal vez<br />

puedan agruparse en dos modos tradicionales de abordaje:


Manual de Orientación y Terapia Familiar 33<br />

a) un intento de solución basado en la investigación de raíces bioquímicas<br />

y neurológicas que expliquen el fenómeno que se <strong>con</strong>sulta y sobre el que<br />

se desea luz y orientación. A este enfoque corresponderá en fase posterior<br />

una técnica de solución fundamentalmente basada en recursos farmacológicos<br />

y eminentemente organicistas.<br />

Para tal enfoque el problema que afecta a una <strong>familia</strong> o a alguno de sus<br />

miembros parte de una aceptación implícita de que el <strong>con</strong>flicto <strong>con</strong>sultado<br />

es la <strong>con</strong>secuencia natural de unos postulados que hacen ver al sujeto<br />

<strong>com</strong>o un verdadero enfermo (1).<br />

b) <strong>La</strong> búsqueda se funda en el modelo teórico que postula que la raíz de todo<br />

<strong>con</strong>flicto humano está en <strong>com</strong>ponentes de naturaleza emocional. Para tal<br />

enfoque lo que se trae a la <strong>con</strong>sideración del experto obedece a que las<br />

vivencias del sujeto afectado han sufrido una alteración porque la inmadurez<br />

que tenía el mismo en el momento de producirse una determinada<br />

experiencia, impidió dar una respuesta sana y significativa. Tal respuesta<br />

fue inadecuada en términos de salud mental y adaptación emocional,<br />

produciendo de modo involuntario e in<strong>con</strong>sciente un IItrauma ll<br />

seguido de<br />

secuelas y huellas que hay que borrar.<br />

Para tal enfoque el sujeto afectado no es un enfermo, sino que es una<br />

persona que no ha sabido o no ha podido dar la respuesta sana que<br />

hubiera hecho posible el crecimiento progresivo de su personalidad a<br />

partir de aquella experiencia no integrada. Esta paralización del progreso<br />

personal puede ser temporal y transitoria, dando lugar a <strong>com</strong>portamientos<br />

de tipo regresivo o, por el <strong>con</strong>trario, puede desencadenar una paralización<br />

duradera y profunda que ocasiona cuadros clasificables <strong>com</strong>o verdaderas<br />

fijaciones.<br />

<strong>La</strong>s técnicas utilizadas por los seguidores de este planteamiento quedan<br />

encuadradas dentro de las líneas tradicionales en los tratamientos de<br />

naturaleza psicoterapéutica en sus múltiples modalidades. Aquí se ve al<br />

sujeto <strong>com</strong>o un ser menesteroso de reestructurar su actitud ante una<br />

realidad interna o externa que se vivió <strong>com</strong>o amenaza y provocó la<br />

paralización de que he hablado.<br />

Sin negar validez a tales planteamientos, y admitiendo honradamente que en<br />

no pocas situaciones hay que recurrir a ellos para en<strong>con</strong>trar una explicación<br />

satisfactoria a situaciones que nos son planteadas en la <strong>con</strong>sulta de cada día,<br />

***


34 José Antonio Ríos González<br />

mi preferencia -y es la que ofrezco aquí- se inclina por un nuevo modo de otear<br />

la realidad que se nos <strong>con</strong>sulta.<br />

El enfoque defendido aquí se cent...a en el análisis de <strong>con</strong>texto, porque sin<br />

<strong>con</strong>ocer éste no puede explicarse satisfactoriamente el por qué de una <strong>con</strong>ducta.<br />

Por ello no se trata de ver al sujeto <strong>com</strong>o un enfermo o <strong>com</strong>o un ser sometido<br />

a traumas insuperables en un momento dado de su biografía. Se trata de verlo<br />

<strong>com</strong>o una pieza, un elemento, un eslabón del sistema en que ha nacido, crece<br />

y se desarrolla.<br />

El problema <strong>con</strong>sultado hay que tratar de aclararlo <strong>con</strong>siderándolo <strong>com</strong>o el<br />

resultado de un modo de <strong>com</strong>unicación disfuncional en el interior del sistema.<br />

El <strong>com</strong>portamiento, por tanto, se <strong>con</strong>templa desde la óptica de un lenguaje <strong>con</strong><br />

el que el sujeto que lo padece quiere expresar algo que no acierta a formular<br />

<strong>con</strong> palabras. O algo que no le es permitido expresar de modo directo y verbal.<br />

Es un lenguaje no-verbal, cifrado, codificado, <strong>com</strong>o ya se ha dicho.<br />

Desde el <strong>con</strong>texto relacional y la dimensión sistémica, lo que ven los padres o<br />

los educadores, admite una doble lectura:<br />

a) para los padres o<br />

el observador externo.....<br />

b) para el experto desde<br />

el nivel sistémico .<br />

Una perturbación<br />

Un <strong>com</strong>portamiento adaptado a<br />

esa disfuncionalidad de la<br />

<strong>com</strong>unicación en ese sistema.<br />

De este modo, un niño o un adolescente sometido a la observación del<br />

orientador que acepta tal enfoque no será más un lIenfermo ll , IIculpablell, IIraíz ll<br />

o IIcausall de un problema que atañe a toda la <strong>familia</strong>, sino que será una pieza<br />

más -y no la única ni la principal en la mayor parte de los casos- de la cadena<br />

que explica el proceso que palpita bajo la sintomatología clamorosa que se<br />

somete a estudio. <strong>La</strong> <strong>con</strong>clusión que puede adelantarse en el mayor número de<br />

situaciones es que tal niño o tal adolescente es el 11paciente designado ll de un<br />

sistema interactivo enfermo y afectado.<br />

<strong>La</strong> orientación, la ayuda, la terapia necesaria no afectará sólo al señalado por<br />

los padres o educadores <strong>com</strong>o afectado por lIalgoll que tratan de descubrir. Tales<br />

tipos de ayuda habrá que extenderlos también a los señaladores, aunque crean<br />

lo <strong>con</strong>trario y traten de defenderse de ello por todos los medios a su alcance.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 35<br />

A. Concepto de Orientación Familiar<br />

Desde el planteamiento hecho anteriormente, puede decirse que la Orientación<br />

Familiar debe ser entendida <strong>com</strong>o el <strong>con</strong>junto de técnicas encaminadas a<br />

fortalecer las capacidades evidentes y las latentes que tienen <strong>com</strong>o objetivo el<br />

fortalecimiento de los vínculos que unen a los miembros de un mismo sistema<br />

<strong>familia</strong>r, <strong>con</strong> el fin de que resulten sanos, eficaces y capaces de estimular el<br />

progreso pers.onal de los miembros y de todo el <strong>con</strong>texto emocional que los<br />

acoge.<br />

En tal <strong>con</strong>cepto quedan incluidos todos los aspectos y niveles que es preciso<br />

delimitar, <strong>con</strong> el fin de que ningún área del <strong>com</strong>portamiento individual quede<br />

fuera del influjo del <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r <strong>com</strong>o factor potenciador de las capacidades<br />

existentes en cada miembro.<br />

Por otra parte, no debe limitarse a la <strong>con</strong>sideración de los problemas o<br />

situaciones que afectan a algún miembro en cuanto ser individualizado, sino que<br />

ha de extenderse a la <strong>con</strong>templación de todo el <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r en que se<br />

sintetiza la dinámica del sistema de interacción personal entre sus miembros.<br />

Aún más: una situación <strong>familia</strong>r tomada <strong>com</strong>o objeto de orientación puede<br />

colocarse en distintos niveles. Inicialmente, puede ser una situación correspondiente<br />

a la evolución normal de lo que es el progresivo crecimiento del sistema<br />

<strong>familia</strong>r. Orientar tal situación sería, por ello mismo, iluminarla a la luz de los<br />

criterios de normalidad que corresponden a cada ciclo vital del crecimiento del<br />

sistema. Tal situación será objeto de orientación en el nive/que voy a denominar<br />

educativo. Otras veces la .situación sometida a orientación va a responder a<br />

exigencias que, sin dejar de ser normales en cuanto que tienen su explicación<br />

en el mismo proceso evolutivo de la <strong>familia</strong>, presenta características o matices<br />

que la hacen peculiar. Tal peculiaridad vendrá determinada por ciertas dificultades<br />

que no pueden ser superadas <strong>con</strong> los criterios normales correspondientes<br />

al nivel anterior. Se tratará aquí de situaciones que precisan un asesoramiento<br />

más específico porque la presencia de variables más sutiles obligan a <strong>con</strong>cretar<br />

de modo particular lo que pueden ser criterios generales. Precisan un tratamiento<br />

especial. A tal nivel se le va a dar aquí la denominación de nivel de orientación<br />

o asesoramiento.<br />

Finalmente, y la experiencia lo demuestra así, hay situaciones en las que la<br />

<strong>com</strong>plejidad de factores obliga a utilizar procedimientos más específicos. No<br />

bastan los primeros de tipo general, ni los que en segundo lugar se han indicado


36 José Antonio Ríos González<br />

<strong>com</strong>o especiales. Aquí se trata de técnicas que se sitúan en lo que puede<br />

denominarse terapia <strong>familia</strong>r.<br />

Por todo ello, y a partir de ese triple modo de <strong>con</strong>siderar el objeto de la<br />

orientación <strong>familia</strong>r, no hay más remedio que abordar el tema de los niveles en<br />

que ésta puede plantearse.<br />

B. Niveles de la Orientación Familiar<br />

Cualquiera de los ya apuntados, y que inmediatamente serán ampliados,<br />

afrontan situaciones relacionadas <strong>con</strong> la estructura, dinámica y desarrollo de la<br />

<strong>familia</strong> entendida <strong>com</strong>o grupo humano. <strong>La</strong> distinción de niveles obedece a la<br />

necesidad de establecer criterios que hagan posible el crecimiento de los<br />

miembros y del sistema total desde la plataforma de encuentros, <strong>com</strong>unicaciones<br />

y <strong>con</strong>tactos perfectivos que no son idénticos en todos los casos. A ello se<br />

añade que tales objetivos han de hacerse realidad en una vida <strong>com</strong>partida que<br />

es, a su vez, elemento esencial para la maduración <strong>con</strong>tínua del sistema y sus<br />

elementos personales.<br />

Aquí se van a distinguir tres niveles:<br />

a) Nivel educativo de la Orientación<br />

b) Nivel de asesoriamiento en la Orientación<br />

c) Nivel de tratamiento terapéutico en la Orientación.<br />

A cada uno de ellos corresponden distintas finalidades, objetivos e instrumentos<br />

para su realización.<br />

a) Nivel educativo de la Orientación<br />

Finalidad<br />

Se trata de proporcionar a la <strong>familia</strong> los medios adecuados para la realización<br />

de su misión educativa en todos los frentes y objetivos que le corresponden<br />

<strong>com</strong>o "grupo primario" en el que han de tener lugar los procesos que precisan<br />

el <strong>con</strong>tacto y la <strong>com</strong>unicación total <strong>con</strong> las figuras significativas para el hijo, ya<br />

sea niño, adolescente o joven.<br />

Tal orientación, por ello, limita su acción a la formación básica de los padres<br />

para que puedan cumplir una tarea de <strong>con</strong>figurar personas sanas en el <strong>con</strong>texto<br />

que ellos mismos han de creary enriquecer. Es, portanto, un nivel de <strong>con</strong>tenidos<br />

mínimos para ser factores de enriquecimiento global de los <strong>hijos</strong>.


Objetivos<br />

Pueden indicarse los siguientes:<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 37<br />

1. Ilustrar los estadías y procesos del desarrollo personal de los miembros<br />

del sistema.<br />

2. Ilustrar los estadías y procesos que debe <strong>con</strong>seguir la <strong>familia</strong> <strong>com</strong>o<br />

sistema para proporcionar elementos de apoyo, seguridad y progreso a<br />

los miembros de la misma.<br />

3. Aprendizaje de los modos en que debe verificarse el <strong>con</strong>tacto perfectivo<br />

entre padres e <strong>hijos</strong> para <strong>con</strong>stituir una base sobre la que asentar las<br />

líneas fundamentales de la maduración personal, así <strong>com</strong>o los aspectos<br />

específicos de la dinámica <strong>familia</strong>r normal en que se <strong>con</strong>creta tal <strong>con</strong>tacto<br />

perfectivo.<br />

4. Aprendizaje de los modos y peculiaridades en que ha de verificarse el<br />

encuentro interpersona/ entre los diversos planos del mismo sistema<br />

<strong>familia</strong>r en cuanto que cada subsistema tiene unas exigencias propias y<br />

una dinámica peculiar para ser eficaces.<br />

5. Aprendizaje de los niveles y tipos de <strong>com</strong>unicación que <strong>con</strong>stituyen un<br />

elemento básico para la interacción humana en el interior del núcleo<br />

<strong>familia</strong>r bien <strong>con</strong>stituido.<br />

Instrumentos para su realización<br />

Es obvio que en este nivel de la Orientación se trata de utilizar instrumentos<br />

básicamente formadores en cuanto que las finalidades y los objetivos no se<br />

apartan de lo que es el núcleo central de la tarea educativa elemental de la<br />

<strong>familia</strong>. Tal evidencia no quita valor a los instrumentos a usary, lo que es también<br />

evidente, hace difícil dar en el centro de las motivaciones que hagan posible la<br />

aceptación de tales medios de formación por parte de los padres.<br />

Parecen imprescindibles dos caminos sobre los que las modalidades pueden<br />

adquirir múltiples formas: por una parte se trata de poner en práctica las<br />

denominadas lIescuelas de padres ll<br />

<strong>con</strong> estructuras atractivas y funcionales o,<br />

por otro lado, impulsar cuantos resortes parezcan adecuados para instaurar,<br />

<strong>com</strong>o modalidad de la educación permanente de adultos (E.P.A.), una formación<br />

permanente de padres que los sitúe en los niveles adecuados desde los que<br />

den respuestas válidas a sus responsabilidades educativas en el interior de la<br />

<strong>familia</strong>. Como en otro lugar se volverá sobre estos puntos, no es necesario<br />

ampliarlos aquí.


38 José Antonio Aros González<br />

b) Nivel de asesoramiento en la Orientación<br />

Finalidad<br />

En este nivel se pretende ofrecer a la <strong>familia</strong> criterios de funcionamiento tanto<br />

para las situaciones normales de la dinámica <strong>familia</strong>r, <strong>com</strong>o para aquéllas otras<br />

en las que cualquier alteración de los procesos o fenómenos normales presenten<br />

dificultades que obstaculicen la <strong>con</strong>secución de los objetivos educativos y<br />

formadores de la <strong>familia</strong> <strong>com</strong>o núcleo de <strong>con</strong>vivencia enriquecedora y desarrollo<br />

personal.<br />

Se trata aquf de afrontar situaciones de normalidad y situaciones en las que<br />

los procesos ordinarios sufran alguna alteración o desajuste. Por ello mismo va<br />

más allá de la formación básica de los padres. Es una especie de introducción<br />

en la <strong>com</strong>prensión de momentos evolutivos delicados que no pueden ser<br />

abordados <strong>con</strong> criterios ordinarios.<br />

Objetivos<br />

Bastarfa indicar dos fundamentales:<br />

1. Ilustrar los procesos y etapas de la <strong>con</strong>stitución del sistema <strong>familia</strong>r a<br />

través del tiempo mediante la creación de programas adecuados a tal fin.<br />

2. Replantear y formular reglas de intreacción y <strong>com</strong>unicación que caracterizan<br />

los procesos que a<strong>con</strong>tecen en el interior del sistema.<br />

Ambos objetivos se centran en la <strong>familia</strong>, sin poner el acento en lo que es la<br />

vida personal de cada uno de sus miembros. Cuanto respalda este criterio ha<br />

sido ya expuesto en las páginas anteriores.<br />

Instrumentos para su realización<br />

En este nivel hay que situar los Servicios o Gabinetes de Orientación de<br />

Padres, mucho más ricos en <strong>con</strong>tenidos y finalidades que los habitualmente<br />

puestos en juego.. No pueden reducirse a un <strong>con</strong>tacto superficial y ocasional<br />

provocado por motivaciones exclusivamente centradas en el choque que desencadenan<br />

ciertas dificultades polarizadas en el área del escaso rendimiento<br />

escolar. Hay mucho más, ya que la función materna y paterna no se reduce a<br />

un objetivo de <strong>con</strong>trol de rendimiento de capacidades. Una vez más hay que<br />

afirmar que lo que se <strong>con</strong>vierte en objetivo de un Servicio no es más que una<br />

<strong>con</strong>secuencia de otros abandonos no abordados.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 39<br />

Junto a tal instrumento -Gabinete de Orientación de Padres- hay que potenciar<br />

otra serie de medios tendentes a plantear en todas sus dimensiones un auténtico<br />

Asesoramiento <strong>familia</strong>r que no puede limitarse a lo que pasa por las coordenadas<br />

padres-<strong>hijos</strong>, sino que ha de abarcar lo que atraviesa las que unen a los<br />

progenitores en su doble vertiente de padre-madre y marido-mujer, así <strong>com</strong>o<br />

las que afectan a los subsistemas que vinculan a hermanos entre sí y a todos<br />

los miembros del núcleo central de la <strong>familia</strong> (padres e <strong>hijos</strong>), <strong>con</strong> otros miembros<br />

vinculados a la vida <strong>familia</strong>r por múltiples motivos. Los instrumentos tendentes<br />

a poner en práctica tal tipo de asesoramiento precisan una gran atención y a<br />

ellos habrá que referirse en muchas ocasiones a lo largo de estas páginas.<br />

e) Nivel de tratamiento terapéutico en la Orientación<br />

Finalidad<br />

El fin de este nivel es poner en manos de la <strong>familia</strong> las técnicas adecuadas<br />

para el trabajo de elaboración y/o reestructuración de aquellos aspectos en los<br />

que una alteración excepciona/de los dinamismos del sistema <strong>familia</strong>r suponga<br />

una amenaza seria del funcionamiento de los objetivos, medios y procedimientos<br />

inherentes a las finalidades propias de la <strong>familia</strong> <strong>com</strong>o <strong>con</strong>texto de <strong>com</strong>unicación<br />

y perfeccionamiento humano de sus miembros.<br />

Es evidente que se trata de situaciones excepcionales a las que hay que<br />

responder, por ello mismo, <strong>con</strong> medios igualmente excepcionales. Se trataría,<br />

en síntesis, de situaciones en las que hay un cierto deterioro de los mecanismos<br />

normales de funcionamiento en el sistema. <strong>La</strong> razón de ello está en la necesaria<br />

elaboración o reestructuración de algo que ha perdido Su eficacia o su carácter<br />

progresivo. Los mecanismos de regresión o fijación que afectan al ser individual<br />

afectan <strong>con</strong> igual fuerza al sistema <strong>familia</strong>r. Tal amenaza debe ser <strong>com</strong>batida<br />

<strong>con</strong> resortes específicos, una vez determinada su naturaleza <strong>con</strong>creta.<br />

Objetivos<br />

Dado que en este nivel, y según las <strong>con</strong>diciones ya establecidas, el"paciente"<br />

es el sistema <strong>familia</strong>r entero y su modo de interaccionar, los objetivos a tener<br />

en cuenta pueden <strong>con</strong>cretarse en lo siguiente:<br />

1. Ilustrar los cambios y sus estrategias para <strong>con</strong>seguir romper <strong>con</strong> los<br />

dinamismos paralizantes del progreso del grupo <strong>familia</strong>r, así <strong>com</strong>o aprender<br />

el modo de imprimir en la misma dinámica del sistema los elementos<br />

capaces de potenciar el crecimiento hacia metas superiores para el grupo<br />

y sus miembros.


40 José Antonio Ríos González<br />

2. Enseñar la utilización de resortes adecuados para superar las inevitables<br />

visicitudes que derivan de la evolución de los miembros y de la interacción<br />

de los mismos <strong>con</strong> el sistema y de éste <strong>con</strong> el ambiente.<br />

Tales objetivos se centran en hacer posible el progreso de la <strong>familia</strong> frente a<br />

amenazas cada vez más disgregadoras. Porque la <strong>familia</strong> se ve desafiada aquí<br />

por la exigencia de cambios y ha de aprender estrategias que aseguren, al<br />

tiempo que la evolución adecuada a unas circunstancias históricas <strong>con</strong>cretas,<br />

la estabilidad de un dinamismo que no la desintegre. Del mismo modo, y por el<br />

mismo desafío, ha de aprender a superar, sin desgarrones irrecuperables, la<br />

presión de niveles de aspiraciones provenientes del ambiente que la colocan<br />

en situaciones críticas. <strong>La</strong> adecuación entre tales aspiraciones y sus posibilidades<br />

reales de respuesta, <strong>con</strong>stituyen el núcleo central del desafío en el que no<br />

pocas <strong>familia</strong>s están actualmente sucumbiendo. Hay también, por todo ello, una<br />

verdadera neurosis de la <strong>familia</strong> <strong>con</strong>siderada <strong>com</strong>o entidad grupal que está en<br />

interacción <strong>con</strong> un ambiente y que, ya desde sus mismas posiciones interiores,<br />

sufre el incesante golpeteo de la evolución de las personas que la integran.<br />

Instrumentos para su realización<br />

Cada vez es más evidente la necesidad de ofrecer a la <strong>familia</strong> Servicios de<br />

Terapia especialmente diseñados para sus necesidades. A la alergia que en no<br />

pocos sectores vinculados a la pedagogía se tiene ante cuanto huela a terapia,<br />

hay que decir que no todo planteamiento terapeútico debe ser rechazado por<br />

<strong>con</strong>siderarlo saturado de psicologismo. Es éste un error que ha paralizado<br />

muchas iniciativas y ha bloqueado muy buenas intenciones.<br />

Quienes desde el campo de la pedagogía nos hemos adentrado en el ámbito<br />

de las terapias no somos desertores de lo pedagógico. Lo que hay que centrar<br />

es el sentido exacto de lo terapéutico desde planteamientos de orientación y<br />

ayuda. Y aquí la Orientación Familiar tiene un campo muy poco explorado.<br />

Por ello, en este nivel, es urgente abordar la implantación de Servicios de<br />

Terapia Relacional al servicio de la Familia <strong>con</strong> diversos objetivos:<br />

a) Terapia Relacional de todo el sistema <strong>familia</strong>r.<br />

b) Terapia Relacional del subsistema <strong>con</strong>yugal o de pareja.<br />

c) Terapia Relacional focalizada en uno o más miembros del sistema, ya sea<br />

<strong>com</strong>o individuos aislados (posibilidad menos frecuente en este enfoque),<br />

ya sea <strong>com</strong>o <strong>com</strong>ponentes de determinados subsistemas según criterios<br />

que se establecerán más adelante.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 41<br />

d) Terapia Relacional del S.F.O. (sistema <strong>familia</strong>r de origen) cuando haya<br />

necesidad de ampliar hasta tales orígenes la labor de reestructuración de<br />

los dinamismos amenazados.<br />

Hasta aquí llegan los planteamientos del enfoque dado a la Orientación<br />

Familiar, el <strong>con</strong>cepto del que se parte y los niveles en que se plantea.<br />

A desarrollar cuanto queda encerrado en ello se dedican las páginas que<br />

siguen.<br />

NOTAS CAPITULO I<br />

***<br />

(1) No puede negarse la posible raíz bioquímica o neurológica de una alteración que<br />

se somete al estudio de un orientador <strong>familia</strong>r. Lo que se pretende plantear aquí es<br />

que, una vez que la ciencia médica, en cualquiera de sus especialidades, haya negado<br />

las raíces biológicas de un trastorno, hay que admitir la explicación psicodinámica y<br />

relacional del mismo. Aún más: el enfoque sistémico debe adoptarse una vez descartadas<br />

esas raíces, aunque haya que desear que el bioquímico o el neurólogo no se<br />

empecinen en buscar una explicación que se sale de su campo específico por un mal<br />

entendido prestigio o prurito profesional. Por nuestra parte, el planteamiento es claro<br />

y no hacerlo así sería, al menos, imprudente y peligroso, aparte de dañino para el sujeto<br />

que lo padece.


42 José Antonio Ríos González<br />

APENDICE 1<br />

ESCUELAS DE TERAPIA FAMILIAR<br />

Algunos autores (NAVARRO GONGORA, 1985 y 1993 Y SANZ PONS, 1987,<br />

y GUTIERREZ, 1988 y 1989) han presentado, de acuerdo <strong>con</strong> diversos criterios,<br />

las Escuelas y Modelos de Terapia Familiar que pueden distinguirse entre las<br />

actualmente existentes. Creemos interesante presentar una síntesis de lo que<br />

ellos nos ofrecen y en los que pueden apreciarse las caracteristicas fundamentales<br />

y los modelos de intervención o estrategias que ponen en juego cada una<br />

de ellas:<br />

NA VARRO (1985) distingue 5 IIdenominaciones"(1) a cada una de las cuales<br />

asigna (2) unos autores, (3) unas características y (4) unas notas típicas de sus<br />

modelos de intervención:<br />

1.1. Terapeutas del cambio:<br />

2. Wattzlawick, Sluzki...<br />

3. Lo que ha hecho la <strong>familia</strong> para cronificar el síntoma<br />

4. Romper el patrón interaccional mediante Cambio-2.<br />

Cambio del tipo de juego <strong>familia</strong>r.<br />

2.1. Orientación paradógica:<br />

2. Escuela de Milán: Selvini, Prata...<br />

3. El juego <strong>familia</strong>r es el que determina la patología<br />

4. Intervención paradógica para cambiar el juego. El juego define<br />

los roles a mantener. Connotación positiva. Sesión sólo para<br />

diagnosticar. Prescripción al final de la sesión.<br />

3.1. Orientación estratégica:<br />

2. Haley y Madanes.<br />

3. <strong>La</strong> terapia <strong>con</strong>siste en un proceso de secuencias que reflejan el<br />

reparto de poderes en la <strong>familia</strong>: Para qué tal <strong>con</strong>ducta. Qué<br />

mantiene tal <strong>con</strong>ducta.<br />

4. Con la información se define el poder y se ofrecen nuevas<br />

alternativas para evitar la repetición de secuencias patológicas.


4.1. Orientación estructuralista:<br />

2. Minuchin.<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 43<br />

3. <strong>La</strong>s disfunciones <strong>familia</strong>res se deben a la existencia de <strong>con</strong>fusión<br />

de límites dentro de la <strong>familia</strong>. A la no jerarquización.<br />

4. Basándose en el desafío trata de ganarse a la <strong>familia</strong> para que<br />

soporten el desafío del síntoma, de la estructura <strong>familia</strong>r y de su<br />

propia realidad. Desequilibrar el sistema para que se busque un<br />

nuevo equilibrio ante la inutilidad de lo hecho hasta venir a <strong>con</strong>sulta.<br />

Mandar tareas de hacer algo nuevo para permanecer unidos.<br />

5.1. Orientación experimental<br />

2. Epstein y Bishop.<br />

3. <strong>La</strong> terapia es un proceso que mantiene lo sistémico.<br />

4. Señala 4 microetapas: 1 y 2: diagnóstico. 3: intervención<br />

mediante negociación para obligar a cumplir tareas. 4. Recopilación<br />

de cara al futuro.<br />

En un trabajo más reciente (NAVARRO, 1993) presenta una síntesis de los<br />

que según BRODERICK y SCHARADER, 1981) pueden <strong>con</strong>siderarse "fundadores"<br />

de la terapia <strong>familia</strong>r. Me remito a dicho trabajo no sin enumerar a los<br />

que se presentan en esta relación <strong>com</strong>o pertenecientes a los auténticos orígenes<br />

(1952-1961): J. BELL, ACKERMAN, T. LIDZ, L.C.WYNNE, M. BOWEN, C.<br />

WHITAKER, G. BATESON, J. HALEY, J. WEAKLAND, O. JACKSON, V. SATIR,<br />

1. BOSZORMENYI-NAGY, J. FRAMO, y G. ZUK.<br />

En la etapa de <strong>con</strong>solidación (1960-1980) se sitúa "un nivel de desarrollo <strong>con</strong><br />

pocos precedentes en la historia de la Psicoterapia", tanto en el nivel de<br />

publicaciones <strong>com</strong>o en el incremento de las relativas a Terapia Familiar en<br />

relación <strong>con</strong> otras disciplinas afines. A esta época pertenecen la mayoría de los<br />

autores que se citan en el cuadro que presentan NAVARRO y el de SANZ<br />

(1987).<br />

Para SANZ, los posibles modelos o escuelas pueden agruparse en nueve<br />

"denominaciones" (1); <strong>con</strong> autores representativos (2); lugar de desarrollo (3);<br />

<strong>con</strong> un "pecado original" que han de remediar (4) y un objetivo de "salvación"<br />

(5) a través de algún procedimiento o técnica que caracteriza a cada orientación<br />

(6):


44 José Antonio Ríos González<br />

1.1. Psicoanalítica<br />

2. Ruffiot, Liendo<br />

3. Francia<br />

4. <strong>La</strong> represión<br />

5. "Insight ll<br />

6. Mediante la interpretación<br />

2.1. Existencial<br />

2. Stierlin<br />

3. Heidelberg (Alemania)<br />

4. <strong>La</strong> delegación<br />

5. Re<strong>con</strong>ciliación<br />

6. Mediante el reenvío a los orígenes<br />

3.1. Transgeneracional<br />

2. Boszormenyi-Nagy<br />

3. Filadelfia (USA)<br />

4. <strong>La</strong> lealtad invisible<br />

5. Pago de deudas<br />

6. Mediante rituales terapéuticos<br />

4.1. Comunicación<br />

2. Satir, Chogoya<br />

3. Boston (USA)<br />

4. <strong>La</strong> mala <strong>com</strong>unicación<br />

5. Buena <strong>com</strong>unicación<br />

6. Descubrir nuevos modelos de <strong>com</strong>unicación<br />

5.1. Estructural<br />

2. Minuchin<br />

3. Filadelfia (USA)<br />

4. <strong>La</strong> <strong>con</strong>fusión de límites<br />

5. Reestructuración del sistema <strong>familia</strong>r<br />

6. Manipulación. Prescripción directa. Explicitación


6.1. Ecléctica<br />

2. Ando/fi, Masson<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

3. Roma (Italia), <strong>La</strong>usanne (Suiza)... ¿España?<br />

4. <strong>La</strong> disfuncionalidad del sistema<br />

5. IITodo es verdad si funciona ll<br />

6. Interpretación, reestructuración, reformulación, manipulación,<br />

prescripción paradógica<br />

7.1. Estratég¡ca<br />

2. Ha/ey<br />

3. N. York (USA)<br />

4. <strong>La</strong> incapacidad para resolver problemas<br />

5. Devolución de los problemas<br />

6. Reformulación<br />

8.1. Sistémica<br />

2. Watz/awick, S/uzki<br />

3. RMI. Palo Alto (USA)<br />

4. Los sistemas disfuncionales<br />

5. Cambio de la interacción disfuncional<br />

6. Manipulación no explicitada<br />

9.1. Paradójica<br />

2. Se/vini-Pa/azzoli<br />

3. Milán (Italia)<br />

4. No deseo de cambio. Juegos de poder<br />

5. Provocar crisis<br />

6. Connotación positiva, prescripción paradójica<br />

E. GUT/ERREZ (1989), tras señalar algunas precisiones a la imprecisión del<br />

término IIterapia <strong>familia</strong>r ll<br />

, lo que llevó a que el propio N. W. ACKERMAN llegase<br />

a identificar hasta diez formas de terapia <strong>familia</strong>r, nos ofrece una lista de 62<br />

denominaciones distintas que incluyen el apelativo de Terapia Familiar (cfr.<br />

1989, tabla 1, p. 5-7). A partir de esta amplia heterogeneidad, presenta 15<br />

clasificaciones realizadas entre 1968 y 1984 (tabla 2, pp. 13-14), Yen las que<br />

***<br />

45


Manual de Orientación y Terapia Familiar 47<br />

APENDICE 2<br />

LA TERAPIA Y LA ORIENTACION FAMILIAR EN ESPAÑA.<br />

No hay una historia escrita de la Terapia Familiar en España, aunque hay<br />

datos para ver el camino recorrido hasta hoy. También NAVARRO (1993), SANZ<br />

PONS (1987, 1992a y 1992b), GUTIERREZ (1988 y 1989) Y RIOS sobre una<br />

experiencia muy <strong>con</strong>creta (1990) han presentado algunas pinceladas sobre este<br />

particular. NAVARRO (1993) habla de un período de 13 años (1980-1993) que<br />

creemos insuficiente, aunque bien es verdad que tal punto de partida puede<br />

<strong>con</strong>siderarse un momento "oficial" o "público" de lo que un reducido número de<br />

personas veniamos haciendo desde años atrás.<br />

SANZ (1992a) afirma que "es bien sabido que toda historia que pretende<br />

recoger nombres, hitos y fechas corre el riesgo de dejar sin citar personas o<br />

a<strong>con</strong>tecimientos, negligencias que ofenden los susceptibles narcisismos de los<br />

terapeutas". Como respuesta a la necesidad de intercambiar experiencias<br />

clínicas y terapéuticas, empezó a llevarse a la páctica un algo que iría tomando<br />

mayores vuelos. Para él "una fecha de nacimiento" es mayo de 1981, cuando<br />

"nos reunimos en Zaragoza un grupo de profesionales interesados en el tema",<br />

dando origen a lo que en años sucesivos -e ininterrumpidamente hasta el<br />

presente 1993- ha cristalizado en las Jornadas Nacionales de Terapia Familiar.<br />

Es evidente que estas reuniones científicas, inicialmente muy informales y<br />

actualmente provistas de toda la estructura de verdaderos <strong>con</strong>gresos -que no<br />

hemos querido dejar de denominar "jornadas"- han sido la ocasión anual de dar<br />

<strong>con</strong>sistencia y rigor a lo que se viene haciendo en España sobre Terapia<br />

Familiar. <strong>La</strong> dispersa temática de las primeras (Zaragoza 1981, Barcelona 1982)<br />

ha ido <strong>con</strong>centrándose en temas monográficos:"<strong>La</strong> primera entrevista" (Segovia,<br />

1982), "El Contrato y la intervención terapéutica" (Vitoria, 1983), "El trabajo<br />

<strong>con</strong> <strong>familia</strong>s en un <strong>con</strong>texto publico" (Salamanca, 1984), "Instrumentos en TF"<br />

(Valencia, 1985), "Eclecticismo y juegos terapéuticos" (Madrid, 1986), "Evaluación<br />

en TF" (Zaragoza, 1987), "Intervenciones sistémicas" (Sitges, 1988), "Terapia<br />

de Pareja" (San Sebastián, 1989), "Familias psicosomáticas" (Toledo,<br />

1990) "Familias separadas, monoparentales y re<strong>con</strong>stituidas" (Sevilla, 1991),<br />

"Terapia <strong>familia</strong>r y sentimientos" (Cáceres, 1992) y' las ya XIV Jornadas de<br />

Santiago de Compostela que se preparan cuando cierro ests líneas y que<br />

tendrán lugar en noviembre de 1993, sobre el tema "Género y Terapia Familiar".<br />

Al corregir las pruebas de esta edición se han celebrado ya estas Jornadas y


48 José Antonio Ríos González<br />

quedan <strong>con</strong>vocadas las XV que tendrán lugar en Octubre 1994 en Vitoria,<br />

dedicadas al tema de li<strong>La</strong> Formación en Terapia Familiar ll<br />

•<br />

Paralelamente, y <strong>com</strong>o respuesta a la necesidad más o menos sentida por<br />

todos de agruparse en el plano institucional, han ido naciendo Asociaciones<br />

de Terapia Familiar en las distintas Autonomías del territorio español. <strong>La</strong><br />

primera fué la Asociación Vasca de Terapia Familiar (1984), seguida de la<br />

Valenciana, Aragonesa, Madrileña, Catalana que en mayo de 1991 fundaron la<br />

Federación Española de Asociaciones de Terapia Familiar (FEATF). Desde<br />

su <strong>con</strong>stitución en la fecha citada se han incorporado la Andaluza y Gallega en<br />

un primer momento (1991) Y en una fase más reciente (1993) las creadas en<br />

Canarias y Castilla-León. Algunas de ellas forman parte, <strong>com</strong>o tales, de la<br />

Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas (FEAP) que, a<br />

su vez, se integra en la IIEuropean Association for Psychotherapyll. Con<br />

carácter individual, muchos Terapeutas de Familia españoles son miembros de<br />

la IIEuropean Family Therapy Association ll<br />

(EFTA), ampliando así el radio de<br />

participación e integración en los circuitos europeos de la especialidad.<br />

Citar a todos los que han hecho posible todas estas realidades nos coloca en<br />

la situación aludida por R. SANZ: podemos ofender susceptibles narcisismos.<br />

En el plano científico, la bibliografía de este Manual y los volúmenes que han<br />

recogido los trabajos de las distintas Jornadas de Terapia Familiar, pueden dar<br />

una idea de quién es quién en el terreno de las aportaciones científicas a la<br />

Terapia Familiar.<br />

En este sentido R. SANZ (1992a y 1992b) da algunos: J.L. Ruiz de Munain (S.<br />

Sebastián), J. Navarro Góngora yM.J. Olea, M.T. Blanco y M. Martínez-Zulaica<br />

(Salamanca), C. Martín y A. Carreras (Zaragoza), C. Rajera, T. Suarez, J.A.<br />

Ríos, N. Barbagelata, E. López Barberá (Madrid), R. Sanz (Valencia), A. Sarró,<br />

L. Albadalejo, J.L. Linares, C. Campo, L. Cabrero, A . Fernández, P. <strong>La</strong>go y M.<br />

Rives (Barcelona), R. Pereira, A.M. Zurimendi, A. Espina, F. Carrasco, M. Mnez.<br />

de Velasco (Euzkadi), Manrique (Santander), P. Guilló y N. Hervás (Sevilla).<br />

NAVARRO (1993), <strong>con</strong> el testimonio de 1. PEREZ DE LAZARRAGA, y <strong>com</strong>o<br />

ya se ha dicho, parte de 1980 licuando animosamente se empezó a juntar en<br />

Madrid un grupo de terapeutas, entre los que se en<strong>con</strong>traba este autor (él<br />

mismo), que habían oido hablar de TF <strong>con</strong> el objetivo de <strong>com</strong>partir<strong>con</strong>ocimientos<br />

y supervisión mutua de casos. Por la misma época -sigue diciendo- funcionaban<br />

otros dos grupos en la capital de España, el del profesor José Antonio<br />

Ríos González y el de Carmen Rajera y Teresa Suárez, y probablemente alguno<br />

más en Barcelona, Valencia y el País Vasco, sin ningún tipo de <strong>con</strong>exión y


Manual de Orientación y Terapia Familiar 49<br />

<strong>con</strong>ocimiento mutuol/. Aunque NAVARRO no se atreve a calificar a estos grupos,<br />

parece que pertenecen más a bien acierta l/prehistoria de la Terapia Familiar<br />

en España.<br />

El mismo habla de una l/segunda etapal/ que l/<strong>com</strong>ienza en 1981, año en el<br />

que se celebra el I Encuentro de Terapeutas Familiares del Estado Españoll/<br />

(Zaragoza). Y es aquí donde sitúa lo que no duda en denominar l/la difusión de<br />

de la TF en la universidadl/. Agradezco en lo que vale que se atreva a decir que<br />

l/seguramente la primera persona que <strong>com</strong>enzó a hablar de Terapia Familiar en<br />

la Universidad Española fué el Prof. José Antonio Ríos González, de Madridl/,<br />

para <strong>com</strong>pletar esta idea afirmando que l/años más tarde fueron José Luis<br />

Rodriguez Arias y este autor (Navarro) en Salamanca y Emilio Gutiérrez en<br />

Santiago de Compostela, quienes desde asignaturas específicas explicaron<br />

Terapia Familiar a muchas generaciones de psicólogosl/.<br />

Es evidente que faltan otros nombres que no pueden omitirse al hablar de la<br />

TF Sistémica: aunque en etapas posteriores a las que él reseña no sería justo<br />

olvidar a los que desde otras Universidades realizan la misma tarea que él nos<br />

asigna a otros: J.L. Linares desde su Escuela de Terapia Familiar (Universidad<br />

Autónoma de Barcelona), A. Carreras (Zaragoza), M. Millán (Valencia), A.<br />

Espina (País Vasco), A. Rache (Barcelona), V. Escudero (<strong>La</strong> Coruña), L. de<br />

Nicolás (Deusto), M. Vaz (Extremadura) y M. Beyebach (Pontificia Salamanca)<br />

Una expresión de cuanto se viene haciendo en esta misma dirección, es la<br />

existencia de Masters de Formación de Terapeutas en distintas instituciones<br />

de diversa índole. Aunque <strong>con</strong> alguna frecuencia aparecen noticias de prensa<br />

que muestran un Master <strong>com</strong>o l/el primerol/ o l/el únicol/ existente en España, el<br />

realmente primero es el que, dirigido por J. L. Linares, viene funcionando en la<br />

Universidad Autónoma de Barcelona habiendo salido su primera promoción en<br />

el curso 1990-91. En enero de 1990 se puso en marcha el Master dirigido por<br />

E. Gutiérrez en la Universidad de Santiago de Compostela y en el curso 1991-92<br />

se inició el Master en Psicoterapias dirigido por J. Navarro en la Universidad de<br />

Salamanca que acoge, entre sus <strong>con</strong>tenidos, la materia de Terapia Familiar que<br />

imparte el J.A. Ríos. En el curso 1992-93 ha iniciado su andadura el de la<br />

Universidad de Comillas (Madrid) y en 1993-94 empiezan los que dirigirán L.<br />

Jiménez Diaz en la Universidad Pontificia de Salamanca y el que sobre l/Terapia<br />

Familiar y de Parejal/ dirigirá A. Espina en la Universidad del País Vasco<br />

Con alguna anterioridad a cuanto antecede han ido apareciendo Programas<br />

de Formación en Terapia Familiar en Centros privados e instituciones de<br />

distinta naturaleza. Tal vez los más antiguos sean, por una parte, el iniciado y


50 José Antonio Ríos González<br />

dirigido por J.A. Ríos en "Stirpe" (1965-...) desde 1980 y que, ininterrumpidamente,<br />

sigue vigente <strong>con</strong> las <strong>con</strong>siguientes adaptaciones y tal <strong>com</strong>o se presenta<br />

en otro Apéndice de este Manual, y, por otra, el desarrollado por C. Rajera y T.<br />

Suárez, ambos en Madrid. Igualmente en Madrid, y algunos años más tarde,<br />

iniciaron sus cursos de formación, <strong>con</strong> matizaciones más o menos peculiares,<br />

el Grupo ITGP (E. López Barberá y P. Población, 1985), el Grupo "Zurbano" (N.<br />

Barbagelata, 1986) y el centro ITAD (E. Brik, 1986).<br />

En Barcelona trabajan en este mismo nivel A. Sarró, P. <strong>La</strong>go yA. Fernández.<br />

En el País Vasco funcionó durante algunos años un grupo encabezado por J.<br />

L. Ruiz de Munain, R. Pereira y J.A. Martín Zurimendi, así <strong>com</strong>o el aglutinado<br />

en torno a F. Carrasco y M. Martínez de Velasco. En el momento actual<br />

(1993-94) la Asociación Vasca de TF pone en marcha la Escuela Vasca de<br />

Terapia Familiar dirigida por R. Pereira y <strong>con</strong> un programa estructurado en dos<br />

niveles: Consejero en TF y Psicoterapeuta Familiar. En Aragón realizan tareas<br />

formativas A. Carreras y C. Martín y el País Valenciano sigue manteniendo los<br />

programas dirigidos por R. Sanz, y los que coordinan M. Millán y Carmela Pérez<br />

de León, así <strong>com</strong>o el ya clásico de Juan R. Abellán en Castellón. Canarias<br />

cuenta <strong>con</strong> la Formación que encabeza J. Pereira Miragaya y en Andalucía hay<br />

que citar los cursos promovidos por P. Guilló y N. Hervás, aparte de otros grupos<br />

en Granada y Málaga que han visto pasar por sus actividades a muchos de los<br />

terapeutas citados. En Málaga acaba de nacer la Escuela de Terapia Familiar<br />

dirigida por L. Torremocha y vinculada a la Universidad Autónoma de Barcelona.<br />

En Salamanca han formado a varias generaciones de terapeutas J. Navarro,<br />

MI José Olea, J.L. Rodriguez-Arias y M. Beyebach, no sólo <strong>com</strong>o docentes<br />

universitarios, sino también <strong>com</strong>o responsables de equipos privados que han<br />

tenido entre sus tareas las relativas a la formación de terapeutas.<br />

Como otra expresión de este bullir intelectual, investigador y de manifestación<br />

de cuanto se viene haciendo en el terreno que nos ocupa, hay que hablar<br />

-porque antes lo han hecho SANZ y NAVARRO- de nuestra revista Cuadernos<br />

de Terapia Familiar C'Stirpe", enero 1987). El primero de ellos (1992a), cariñosamente,<br />

dice que "es la mejor y casi única publicación de nuestro país<br />

especializada en el tema", mientras que NAVARRO la cita <strong>com</strong>o "editada en<br />

Madrid por el grupo "Stirpe" y <strong>com</strong>o una de las tres únicas (otras dos argentinas)<br />

del ámbito hispano. En los 23 números aparecidos hasta ahora de Cuadernos<br />

(1987-1993) se han publicado trabajos de autores españoles y extranjeros que<br />

quedan citados, en su mayor parte, en la Bibliografia de este volumen.<br />

<strong>La</strong> <strong>con</strong>vocatoria del Premio STIRPE y su <strong>con</strong>cesión a los mejores trabajos


52 José Antonio Rros González<br />

Julián Marías, J.L. Pinillos, M. Yela, F. Mayor Zaragoza, J. Arana, F. Garre, G.<br />

Vella, K.O. O'Leary, F. Freixa, J.L. Martí-Tusquets, E. Miret Magdalena, J.A.<br />

Ríos, M. Vazquez, C. Magaz).<br />

<strong>La</strong>mentablemente esta experiencia quedó truncada al no ser renovado el<br />

<strong>con</strong>venio inicial después de 1982. No obstante, el I.C.H. ha mantenido su<br />

inquietud por los temas <strong>familia</strong>res dando cabida entre sus numerosos cursos a<br />

los que desde 1983 hasta 1990 he impartido yo mismo para la formación de<br />

orientadores y terapeutas <strong>familia</strong>res. Entre sus posteriores actividades científicas<br />

y entre los <strong>con</strong>tinuos títulos que edita, la <strong>familia</strong> ocupa un lugar destacado,<br />

ofreciendo un fondo editorial muy estimado por los interesados en esta temática.<br />

Este volumen que alcanza ahora su 2 1 edición es una muestra más del interés<br />

de la institución en el sentido que afirmamos.<br />

Hay que citar al Instituto Superior de Ciencias de la Familia dependiente de<br />

la Universidad Pontificia de Salamanca. Sus cursos de especialización en<br />

Orientadores Familiares, tanto en su sede de Salamanca <strong>com</strong>o en las filiales de<br />

Valladolid, Murcia y Sevilla, significan una valiosa aportación a este terreno. Son<br />

muchas las promociones salidas de todos ellos, tras la capacitación que supone<br />

la realización de sus planes de estudio y en los que colaboran especialistas de<br />

las ciencias humanas afines <strong>con</strong> la <strong>familia</strong>. <strong>La</strong> importancia que se da en ellos a<br />

cuanto supone la Terapia Familiar Sistémica, hace que destaquemos su existencia<br />

y sus realizaciones. En la bibliografía quedan recogidas algunas referencias<br />

a muchas de sus publicaciones y hay que reseñar la aparición en 1990<br />

de Familia (Revista de Ciencias y Orientación Familiar).<br />

Algunos Universidades han puesto en marcha Cursos de Formación de<br />

Orientadores Familiares (Comillas, Oeusto) y otras, <strong>com</strong>o la Universidad Complutense,<br />

ha dado un gran peso a la Orientación Familiar en el Master de<br />

Orientación que vienen impartiéndose desde el curso 1991-92.<br />

Los nuevos planes de estudio en las Facultades de Psicología y Educación,<br />

han abierto una nueva puerta a esta materia <strong>com</strong>o disciplina específica. Con la<br />

misma denominación de Orientación Familiar he tenido la satisfacción de verla<br />

incluida, al menos <strong>com</strong>o asignatura optativa, en el nuevo plan de la licenciatura<br />

de Psicología de la Universidad Complutense, dando asi la posibilidad de un<br />

mayor espacio para unos <strong>con</strong>tenidos que hasta ahora, y <strong>com</strong>o único profesor<br />

de Orientación Educativa en la misma, he tenido que impartir dentro de ésta<br />

última. ta buena acogida que tiene los temas de <strong>familia</strong> planteados desde una<br />

dimensión sistémica en los alumnos de psicología, ofrecen unas perspectivas<br />

futuras que no dudamos serán fecundas.


CAPITULO 11<br />

EL SISTEMA FAMILIAR<br />

A los distintos modos tradicionales de entender y tratar a la <strong>familia</strong>, viene<br />

añadiéndose en los últimos años un nuevo enfoque que asienta sus planteamientos<br />

en las <strong>con</strong>clusiones a que se llega desde las investigaciones derivadas<br />

de la Teoría General de Sistemas (T.G.S.) y aplicadas a las ciencias humanas.<br />

<strong>La</strong> T.G.S. es una teoría general del <strong>com</strong>portamiento que se aplica a la <strong>familia</strong><br />

<strong>com</strong>o guía que permite una nueva <strong>con</strong>ceptualización de lo que sucede en el<br />

interior de este grupo humano tan peculiar. Se parte, <strong>com</strong>o principio básico, de<br />

que la <strong>familia</strong> es algo más y algo muy distinto que la suma de sus partes. Ahí<br />

se sitúan las aportaciones de BLACK (1971) Yde SPEER (1970) en lo relativo<br />

al tema que aquí interesa, aunque todo ello teniendo <strong>com</strong>o fundamento los<br />

estudios de VON BERTANLAFFY (1976), BUCKLEY (1967), EMERY (1974),<br />

PIZZORNO (1973), ROIG (1970), RAPPAPORT (1976) y CIGOLI (1977a)<br />

No hace falta decir que <strong>con</strong> tal enfoque no se agota de modo total lo que<br />

actualmente <strong>con</strong>stituye el amplio campo de las IIteorías de la <strong>familia</strong> ll<br />

• BRODE­<br />

RICK (1971) ha verificado un detallado estudio sobre tal desarrollo y parece que<br />

las más recientes estructuras <strong>con</strong>ceptuales para el análisis de la <strong>familia</strong> se<br />

agrupan en torno a las siguientes: 1) Balance Theory; 2) Teoría de los juegos;<br />

3) Teoría del intercambio; 4) T.G.S.y 5) Teoría de los sistemas sociales.<br />

En este sentido, el enfoque aquí adoptado se polariza en los planteamientos<br />

derivados de la T.G.S., desde la cual afronto cuanto sigue.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 55<br />

5. <strong>La</strong>s modificaciones que tienen lugar en la estructura de <strong>com</strong>unicación que<br />

se ha establecido <strong>com</strong>o más típica.<br />

Lógicamente esta multiplicidad de aspectos hace que, a su vez, la <strong>familia</strong> sea<br />

un sistema abierto y, por tanto, en <strong>con</strong>tínua transformación, ocasionando<br />

cambios y modificaciones que son distintos en cada momento de su evolución.<br />

Esta característica es admitida por todos los teóricos de la <strong>familia</strong>, lo que abre<br />

enormes posibilidades en torno a lo que <strong>con</strong>stituye el verdadero trabajo de<br />

orientación <strong>familia</strong>r.<br />

<strong>La</strong> estructura del sistema <strong>familia</strong>r va a ser la síntesis de las interacciones que<br />

se verifican entre los miembros, aunque al mismo tiempo tal estructura pueda<br />

recibir distintos enfoques. Así, por ejemplo, CATELL (1956) afirma que la<br />

estructura del grupo <strong>familia</strong>r es el resultado del número y tipo de los ligámenes<br />

existentes en el mismo grupo. Como expresión de tales ligámenes señala el tipo<br />

de disciplina, rol materno, rol paterno, etc., aspectos que resultan imprescindibles<br />

no sólo por lo que son en sí, sino por lo que suponen en los niveles<br />

emocionales de percepción por parte de los miembros de la <strong>familia</strong>. <strong>La</strong> experiencia<br />

clínica demuestra cómo tal tipo de percepción <strong>con</strong>figura actitudes que<br />

se traducen en <strong>con</strong>ductas que no tendrían explicación sin esta óptica de<br />

<strong>con</strong>templación.<br />

Pero aquí hay que preguntarse cómo se estructuran estas redes de interacción<br />

y estas vinculaciones que se mantienen muy ocultas.<br />

Para <strong>com</strong>prender tales mecanismos no hay más remedio que referirse al<br />

<strong>con</strong>cepto de sistema y ver qué se deriva del mismo.<br />

a) Concepto de Sistema<br />

El <strong>con</strong>cepto más básico es el formulado por VON BERTALANFFY (1976) al<br />

afirmar que "un sistema puede ser definido <strong>com</strong>o un <strong>com</strong>plejo de elementos en<br />

interacción. Por interacción -<strong>con</strong>tinúa diciendo- entendemos unos elementos "p"<br />

ligados por relaciones "R", de modo que el <strong>com</strong>portamiento de un elemento "p"<br />

en "R" difiere de su <strong>com</strong>portamiento en otra relación IIR'II. Si se <strong>com</strong>porta del<br />

mismo modo en "R II y IIR"·, no existe interacción, y los elementos se <strong>con</strong>ducen<br />

independientemente por referencia a las relaciones "R II y "R'".<br />

<strong>La</strong> descripción hecha por T. PARSON y F. BALES (1955) presenta matices<br />

que clarifican la operatividad del uso del <strong>con</strong>cepto de sistema. Dicen ellos que<br />

por sistema hay que entender lIel <strong>con</strong>junto <strong>con</strong>stituido por una o más unidades<br />

ligadas entre sí de modo que el cambio en el· estado de una unidad estará


56 José Antonio Ríos González<br />

seguido de un cambio en el estado de otras unidades del sistema; tal cambio<br />

irá seguido e un nuevo cambio en la unidad primitivamente modificada; y así<br />

sucesivamente ll<br />

•<br />

Conviene destacar algunas características de los sistemas por cuanto de ellas<br />

pueden deducirse aplicaciones que para la <strong>familia</strong> tienen una importancia<br />

capital.<br />

Así, por ejemplo, hay que decir que a todo sistema le afecta una doble<br />

independencia por cuanto la interacción no sólo se da entre los elementos o<br />

miembros del sistema entre sí, sino que, a su vez, hay una verdadera interacción<br />

<strong>con</strong> el entorno, tal y <strong>com</strong>o ponen de relieve las definiciones dadas por PARSON<br />

y S. RIOS ya citadas.<br />

En el caso de la <strong>familia</strong> esta nota característica tiene una importancia capital.<br />

Porque la <strong>familia</strong> no puede mantenerse aislada del entorno. Aún más: ese<br />

entorno la va a ir <strong>con</strong>figurando. Y de ese entorno se derivan muchas de las<br />

influencias que hoy día se valoran <strong>com</strong>o elementos amenazantes de la unidad,<br />

cohesión y progreso de la institución <strong>familia</strong>r. Pero al mismo tiempo de ese<br />

mismo entorno recibirá influjos benéficos que le impedirán paralizarse o deteriorarse.<br />

Por ello, a esta característica se une la <strong>con</strong>sideración del sistema en una doble<br />

vertiente: sistema abierto y sistema cerrado, aspectos de indudable valor<br />

práctico para la <strong>com</strong>prensión de la dinámica de grupo <strong>familia</strong>r.<br />

<strong>La</strong>s notas diferenciales de uno y otro grupo de sistema son los siguientes:<br />

Sistema abierto:<br />

• Mantiene <strong>con</strong>tínuos intercambios <strong>con</strong> su entorno<br />

• Puede alcanzar su estado final independientemente de las <strong>con</strong>diciones<br />

iniciales<br />

• Patentiza una cierta manera de demostrar una IIvoluntad propia ll<br />

• No está regulado por el segundo principio de la termodinámica, según el<br />

cual, <strong>con</strong> el paso del tiempo la cantidad de energía de un sistema cerrado<br />

disminuye en calidad al permanecer <strong>con</strong>stante.<br />

Sistema cerrado:<br />

• No mantiene ningún tipo de intercambio <strong>con</strong> su entorno<br />

• El estado final depende de las <strong>con</strong>diciones iniciales del propio sistema


Manual de Orientación y Terapia Familiar 57<br />

• Al estar regulado por el segundo principio de la termodinámica, hay un<br />

aumento de entropía en su seno, lo que supone un empobrecimiento<br />

energético y, <strong>con</strong> ello, una pérdida <strong>con</strong>stante de calidad.<br />

<strong>La</strong>s aplicaciones de estos dos modelos de sistema al caso de la <strong>familia</strong> están<br />

llenas de sugerencias. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> abierta o cerrada, según estas descripciones,<br />

presenta distintos modos de tratamiento en el plano de la orientación, <strong>com</strong>o<br />

luego se verá.<br />

Finalmente, hay que decir algo en torno a la aplicación del <strong>con</strong>cepto de sistema<br />

en el interior de los denominados grupos primarios. <strong>La</strong> <strong>familia</strong>, en efecto, es un<br />

grupo primario, y se entienden por tales lIaquellos caracterizados por asociación<br />

y cooperación íntima cara-cara ll , según la noción dada por COOLEY (1963), a<br />

lo que añade que IIson primarios en varios sentidos, pero principalmente en que<br />

son fundamentales en la formación de la naturaleza social e ideales del individuo.<br />

El resultado de la asociación íntima, psicológicamente, es una cierta fusión<br />

de las individualidades en un todo <strong>com</strong>ún, de tal modo que cada ser, al menos<br />

para muchos propósitos, es la vida <strong>com</strong>ún y el propósito del grupo. Quizá el<br />

modo más simple de describir esta totalidad es decir que es un IInosotrosll:<br />

envuelve un tipo de simpatía e identificación mútua para la cualllnosotros ll es la<br />

expresión natural ll (JIMENEZ BURILLO, 1977).<br />

También en este tipo de grupo se dan ciertas características:<br />

Grupo primario<br />

• Calidad de la relación que los miembros mantienen entre sí<br />

• Aunque no de manera exclusiva, el grupo primario es un grupo pequeño<br />

• <strong>La</strong> asociación de los miembros es cara-cara<br />

• No hay roles especializados<br />

• Hay una relativa permanencia<br />

• <strong>La</strong> intimidad está presente<br />

• No predetermina la calidad de la interacción<br />

Otro aspecto, indudablemente cuajado de posibilidades, para analizar la<br />

<strong>familia</strong> <strong>com</strong>o sistema es el de tener presente los posibles tipos de sistema que<br />

marcan toda una escala de niveles entre los que es preciso situar a la <strong>familia</strong><br />

en el momento de diagnosticar las transacciones, estructura interna, reglas de<br />

funcionamiento, modificaciones en la <strong>com</strong>unicación y aparición de subsistemas.<br />

Siguiendo a K. BOULDING, pueden establecerse 8 niveles de sistemas:


58 José Antonio Ríos González<br />

Tipos de subsistemas según niveles<br />

1. IIEstructura estática" a modo de armazón o esqueleto (es el nivel más<br />

bajo)<br />

2. Sistema elemental dinámico <strong>con</strong> movimientos predeterminados (Ej.: la<br />

maquinaria de un reloj)<br />

3. Sistema cibernético autorregulado (Ej.: el termostato)<br />

4. Sistema abierto elemental: en él <strong>com</strong>ienza la vida (Ej.: la célula <strong>com</strong>o nivel<br />

más elemental de vida)<br />

5. Nivel de sistema socio-genético (Ej.: la planta)<br />

6. Sistema animal: en él hay <strong>con</strong>ducta finalista, movUidad y lIauto<strong>con</strong>ciencia"<br />

7. Sistema social: Es un sistema abierto<br />

8. Sistema trascendental: También abierto.<br />

Los tres primeros tipos (1 ,2,3) son sistemas cerrados, mientras que los<br />

siguientes (4,5,6), así <strong>com</strong>o los dos finales (7 y 8) son sistemas abiertos, aunque<br />

en algunas situaciones se <strong>com</strong>porten y actúen <strong>com</strong>o sistemas cerrados.<br />

El <strong>com</strong>portamiento de la <strong>familia</strong> dentro de esta escala adopta formas sorprendentemente<br />

llamativas, hasta poder <strong>con</strong>templar <strong>familia</strong>s cuyo dinamismo no<br />

sobrepasa los niveles más bajos de los aquí descritos. <strong>La</strong> <strong>con</strong>ducta de los<br />

miembros en tales sistemas adopta formas fuertemente deterioradas mientras<br />

no se actúe sobre la estructura de tales sistemas.<br />

b) Interacción en el sistema<br />

Los fenómenos que tienen lugar en el interior de un sistema no responden más<br />

a la explicación clásica representada gráficamente <strong>com</strong>o<br />

sino que lo que se observa en todo sistema es una interacción circular y sin fin<br />

que puede representarse gráficamente <strong>com</strong>o:


Manual de Orientación y Terapia Familiar 59<br />

En el caso de la <strong>familia</strong>, tal interacción se traduce en que en ella hay personas<br />

que se <strong>com</strong>unican aquí y ahora, <strong>con</strong> independencia de que tal <strong>com</strong>unicación<br />

tenga necesidad de ser puesta en relación <strong>con</strong> la biografía que cada cual ha<br />

estructurado en su pasado. No se excluye que tales experiencias influyan en el<br />

tipo de interacción que se observa en este momento <strong>con</strong>creto, pero lo que se<br />

destaca es que la relación y la <strong>com</strong>unicación son ya inevitables <strong>com</strong>o <strong>com</strong>ponentes<br />

de la <strong>con</strong>ducta que se adopta en el interior del sistema.<br />

Por ello la interacción hay que verla desde el propio "<strong>con</strong>texto relacional".<br />

Desde el mismo terreno en el que nace un determinado tipo de interacción.<br />

Hace algunos años, el deseado diagnóstico de una situación necesitada de<br />

orientación, lo centraba en la búsqueda de causas que explicasen el por qué<br />

de<br />

mientras que ahora -<strong>con</strong> la experiencia que permiten unos años trabajando en<br />

problemas de diagnóstico y terapia de las relaciones <strong>familia</strong>res (STIRPE,<br />

1965-1993)- lo que indago es el círculo sin fin que se establece en<br />

En aquel enfoque se escapaban muchas cosas porque, a pesar de entrevistar<br />

a los padres o a los educadores, éstos quedaban fuera del problema que se<br />

planteaba. Eran puros espectadores, pero no se les incluía en la interacción<br />

<strong>com</strong>o factores influyentes y muchas veces decisivos (RIOS GONZALEZ, 1983).<br />

El problema práctico está en saber diagnosticar lo que sucede en la interacción<br />

<strong>familia</strong>r, mediante una adecuada valoración de los datos que se proporcionan<br />

cuando los padres o los educadores muestran lo más evidente y clamoroso de<br />

un <strong>con</strong>flicto.<br />

Para realizar tal trabajo no hay más remedio que tener unas pautas que<br />

permitan hacer una evaluación del <strong>con</strong>texto que abriga tal problema.<br />

Existe un Indice de Interacción Familiar <strong>com</strong>puesto por 15 dimensiones que<br />

facilitan esta tarea. Veamos:


60 José Antonio Ríos González<br />

Indice de Interacción Familiar<br />

1. Mentalidad psicológica del <strong>con</strong>texto respecto al problema del IIpaciente<br />

designado ll<br />

2. Empatía y hostilidad respecto al problema<br />

3. Grado de acuerdo o desacuerdo acerca de las funciones primarias de la<br />

<strong>familia</strong><br />

4. Concentración <strong>familia</strong>r o grado de acercamiento o lejanía de la <strong>familia</strong><br />

5. Percepción del rol ejercido por el otro (<strong>com</strong>o esposo/esposa, padre/<br />

madre, hijo/hija)<br />

6. Percepción del propio rol<br />

7. Comportamiento provocatorio de cada miembro de la <strong>familia</strong> y efectos<br />

producidos por ello<br />

8. Afecto primario de cada' miembro respecto a los otros<br />

9. Grado de influencia en que queda lIatrapado ll cada miembro por los otros<br />

10. Gratificación de las necesidades delllpaciente designado ll (dependencia,<br />

poder, autonomía, armonía delllpaciente designado ll )<br />

11. Poder de los miembros de la <strong>familia</strong><br />

12. Capacidad de expresar las propias necesidades<br />

13. Capacidad de captar las necesidades de los otros<br />

14. Aceptación de la formulación del orientador/terapeuta de los aspectos<br />

salientes de la interacción <strong>familia</strong>r<br />

15. Aceptación del plan de tratamiento re<strong>com</strong>endado<br />

Con este Indice (WELL8, RABINER, 1973) puede establecerse un cierto<br />

diagnóstico de lo que está sucediendo en la interacción, aunque sería oportuno<br />

<strong>com</strong>pletarlo mediante su ajuste a través de la<br />

Escala de Interacción Familiar<br />

Para RI8KIN Y FAUNCE (1964, 1970a, 1970b, 1972) el modo de medir la<br />

interacción <strong>familia</strong>r puede hacerse a través de la observación de cómo se<br />

relacionan los miembros del sistema <strong>familia</strong>r. Esta escala puede utilizarse<br />

mientras se observa a una <strong>familia</strong> en cualquier secuencia de su vida ordinaria.<br />

Comprende los siguientes aspectos:


Manual de Orientación y Terapia Familiar 61<br />

1. Claridad: viene dada por el modo claro y <strong>com</strong>prensible de hablarse los<br />

distintos miembros<br />

2. Continuidad: se desprende del modo en que los varios miembros se<br />

atienen a un mismo argumento durante la <strong>con</strong>versación y de qué modo<br />

pasan de unos temas a otros<br />

3. Entrega/<strong>com</strong>promiso: se da cuando cada miembro toma postura<br />

precisa sobre un problema o sentimiento que le afecta directamente<br />

4. Acuerdo/desacuerdo: cuando los miembros expresan de modo explícito<br />

las divergencias o las <strong>con</strong>cordancias en la visión de un mismo hecho<br />

5. Intensidad afectiva: cuando la relación entre los miembros es amistosa o<br />

manifiesta una agresividad evidente<br />

Cada uno de estos aspectos debe ser precisado en el momento en que se<br />

pretende tener una idea exacta del momento emocional que vive una <strong>familia</strong><br />

<strong>con</strong>creta. No basta tener una idea de los episodios que, a modo de antecedentes,<br />

actúan sobre lo que lIahora mismo ll<br />

se percibe <strong>com</strong>o un <strong>con</strong>flicto. Lo<br />

importante es ver el modo de relacionarse los miembros entre sí. Y para ello, es<br />

válido y útil el esquema anterior.<br />

S. MINUCHIN (1976) señala 6 sectores en los que ha de centrarse el diagnóstico<br />

de la interacción <strong>familia</strong>r:<br />

1. <strong>La</strong> estructura de la <strong>familia</strong>: sus modelos transaccionales preferidos y los<br />

modelos disponibles <strong>com</strong>o alternativas a los preferidos.<br />

2. <strong>La</strong> flexibilidad del sistema y su capacidad para elaborar nuevos modelos<br />

<strong>con</strong> los que reestructurarse. Este aspecto se pone de relieve a través de<br />

las lIalianzas" y las "coaliciones" que tienen lugar en el interior del sistema,<br />

así <strong>com</strong>o de los subsistemas que corresponden a determinadas circunstancias.<br />

3. <strong>La</strong> resonancia del sistema <strong>familia</strong>r y su sensibilidad en relación <strong>con</strong> las<br />

acciones individuales de cada miembro. Esto polariza a las <strong>familia</strong>s en<br />

dos tipos extremos: <strong>familia</strong>s en las que predomina una sensibilidad<br />

externa, de modo que el umbral para la activación de los mecanismos de<br />

<strong>con</strong>tradesviación resulta extremadamente bajo; aquéllas en que el umbral<br />

es excesivamente alto.<br />

4. El <strong>con</strong>texto ambiental de la <strong>familia</strong>, analizando las fuentes de apoyo y<br />

tensión de la ecología <strong>familia</strong>r.<br />

5. El estadío de desarrollo y la puesta en práctica de lo peculiarde tal estadía,<br />

sujeto por sujeto.


62 José Antonio Ríos González<br />

6. Los modos a través de los cuales los síntomas del paciente designado se<br />

usan dentro del sistema para mantener los modelos transaccionales<br />

preferidos por la <strong>familia</strong>.<br />

Es evidente que de todo ello puede obtenerse una idea bastante exacta de los<br />

hilos secretos <strong>con</strong> los que se teje la vida de un sistema <strong>familia</strong>r. Sólo así puede<br />

llegar a <strong>con</strong>ectarse algo que de otro modo permanecerá <strong>com</strong>o inexplicable o, lo<br />

que es mucho peor, se explicará mediante atribuciones a los <strong>com</strong>portamientos<br />

de un miembro aislado del sistema.<br />

B. LA FAMILIA Y SUS CICLOS VITALES<br />

El sistema <strong>familia</strong>r es un ser vivo que, <strong>com</strong>o el mismo ser individual que tiene<br />

un proceso de crecimiento hacia niveles de madurez y plenitud, puede ser<br />

susceptible de estudio desde las perspectivas de estadíos o fases de evolución.<br />

Personalmente prefiero hablar de "ciclos vitales", aunque la determinación de<br />

los mismos no sea tarea fácil ni metodológicamente sencilla. Mientras que los<br />

teóricos de la <strong>familia</strong> hablan de la necesidad de establecer estos niveles de<br />

desarrollo del sistema <strong>familia</strong>r, quienes trabajan los aspectos prácticos no<br />

suelen ofrecer modelos en los que sea posible traducir y verter esta indudable<br />

realidad. Hay quien habla de etapas claras, <strong>com</strong>o si en la <strong>familia</strong> que nace y<br />

crece hubiese trienios, cuatrienios o quinquenios, R. HILL (1965) habla de<br />

estadíos. Y a ellos me remito y, en gran medida sigo, para lo que expongo<br />

seguidamente.<br />

HILL indica los siguientes estadíos:<br />

1. Fundación y encuentro de la pareja<br />

2. <strong>La</strong> novedad de ser padres<br />

3. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> <strong>con</strong> los niños en edad preescolar<br />

4. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> <strong>con</strong> los niños en edad escolar<br />

5. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> <strong>con</strong> <strong>hijos</strong> <strong>adolescentes</strong><br />

6. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> <strong>con</strong> <strong>hijos</strong> jóvenes<br />

7. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> <strong>com</strong>o centro de despegue: los <strong>hijos</strong> se casan o dejan el círculo<br />

<strong>familia</strong>r<br />

8. <strong>La</strong> familta no tiene ya <strong>con</strong>trol sobre los <strong>hijos</strong>: han salido del ambiente<br />

<strong>familia</strong>r<br />

9. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> después de la jubilación.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 63<br />

Para él se trata de una teoría cíclica: se parte de una pareja, se pasa por una<br />

serie de estadíos de desarrollo, para terminar <strong>con</strong> la misma pareja originaria.<br />

***<br />

Aquí voy a seguir estos pasos aunque <strong>con</strong> alguna modificación, especialmente<br />

en el punto 1, ya que aunque el encuentro de la pareja <strong>con</strong>stituye un momento<br />

especialmente significativo -excesivamente olvidado en el momento de analizar<br />

la génesis de cualquier sistema originado en ese lIencuentroll_, parece importante<br />

centrar la atención en un IIciclo vital ll más amplio que voy a denominar lIel<br />

inicio de la <strong>familia</strong> ll . Abarca mucho más que cuando la pareja se encuentra y<br />

establece los vínculos que van a ir reforzándose en pasos sucesivos.<br />

Pero veamos qué supone cada uno de los pasos citados.<br />

***<br />

El hecho de establecer unos determinados IIciclos vitales ll en el proceso de<br />

desarrollo del sistema <strong>familia</strong>r, obedece al dato indiscutible de apreciar que la<br />

realidad presenta cambios <strong>con</strong> un evidente sentido progresivo, así <strong>com</strong>o otros<br />

cargados de una fuerte tendencia regresiva. Es obvio que cada ciclo vital va a<br />

presentar crisis, <strong>con</strong>flictos y tensiones ya que en el fondo de cada etapa se<br />

encierran situaciones vitales en las que están implicados algunos, y a veces<br />

todos, los miembros del propio sistema. No quiere decirse <strong>con</strong> esto que todos<br />

los problemas que aparecen en una <strong>familia</strong> son idénticos. Los problemas -o, al<br />

menos, sus percepciones- son diferentes. Mucho más diferentes son los modos<br />

de afrontarlos, los métodos de intentar una solución, las formas de <strong>con</strong>trolarlos,<br />

<strong>com</strong>o también son diversos los resortes a utilizar y las experiencias utilizadas<br />

en función de la vivencia tenida y el recuerdo utilizable de las mismas.<br />

Lo que interesa destacar en este momento es que los problemas que vive una<br />

<strong>familia</strong> están relacionados <strong>con</strong> los <strong>con</strong>flictos básicos de la etapa de desarrollo<br />

vital en que se encuentra el núcleo humano que <strong>con</strong>stituye tal <strong>familia</strong> (BERNAN<br />

y LIEF, 1975).<br />

l. El Inicio de la <strong>familia</strong><br />

El <strong>com</strong>ienzo de un sistema <strong>familia</strong>r <strong>con</strong>stituye todo un ciclo vital en el que<br />

juegan un papel importante actitudes personales de los miembros integrantes<br />

de la pareja, así <strong>com</strong>o estados emocionales que envuelven a los mismos de<br />

modos claros, unas veces, y de modos llenos de <strong>com</strong>ponentes in<strong>con</strong>scientes,<br />

la mayoría de las veces.


64 José Antonio Ríos González<br />

Si hubiese que precisar los términos en que pudiera formularse lo que <strong>con</strong>stituye<br />

el 11<strong>con</strong>flicto básico ll<br />

del <strong>com</strong>ienzo de una <strong>familia</strong>, me atrevería a <strong>con</strong>cretarlo<br />

en la dinámica y tensión que se desencadena desde el momento en que se es<br />

<strong>con</strong>sciente de la necesidad de disolver la dialéctica que se entabla entre el<br />

sistema <strong>familia</strong>r de origen (S.F.O.) de cada uno de los cónyuges del matrimonio<br />

o miembros de la pareja, y el sistema <strong>familia</strong>r creado (S.F.C.) que forjan los<br />

mismos.<br />

Tal <strong>con</strong>flicto se <strong>con</strong>creta en el modo de disolver unos determinados lazos y<br />

crear otros igualmente necesarios para dar unidad, cohesión y posibilidad de<br />

encuentro y progreso entre las dos personas que originan una nueva <strong>familia</strong>.<br />

No es tarea fácil y, por ello, necesita orientación desde estos primeros<br />

momentos. <strong>La</strong> etapa de formación de una lIunidad <strong>con</strong>yugal vital ll<br />

no es algo que<br />

pueda dejarse a la improvisación o se pretenda resolver mediante declaración<br />

de buenas intenciones en los que se <strong>com</strong>prometen a un vínculo tan estrecho y<br />

profundo. Es una tarea <strong>com</strong>pleja en la que intervienen procesos emocionales<br />

muy <strong>con</strong>cretos, pero necesitados de una <strong>con</strong>templación desde la óptica de lo<br />

que va a ser su realización en el sistema <strong>familia</strong>r.<br />

En la orientación de la <strong>familia</strong> que <strong>com</strong>ienza -y este planteamiento es perfectamente<br />

aplicable, válido y urgente de utilizar en la denominada IIpreparación<br />

prematrimonial ll<br />

, cualquiera que sea el módulo que se emplee para este objetivo<br />

educativo- habría que fijar los siguientes objetivos o finalidades:<br />

a. <strong>con</strong>seguir una adaptación de pareja.<br />

b. establecer unos niveles de <strong>com</strong>unicación.<br />

c. alcanzar unos cauces de encuentro y <strong>con</strong>tacto.<br />

d. fijar unas metas de relación.<br />

e. crear unos <strong>con</strong>fines respecto al S.F.O. de cada cónyuge.<br />

Veamos cada uno separadamente.<br />

a) Conseguir una adaptación de pareja<br />

Los procesos de adaptación que se refieren al <strong>com</strong>portamiento individual<br />

<strong>con</strong>stituyen, en mi criterio, un campo cuajado de sugerencias y sembrado de<br />

dificultades. No es fácil adaptarse a una realidad, ya sea interna (adaptación<br />

<strong>con</strong>sigo mismo), ya sea externa (adaptación <strong>con</strong> los otros, <strong>con</strong> el ambiente, <strong>con</strong><br />

las exigencias, presiones, valores, etc.).<br />

Sin embargo, hay pautas que abren posibilidades para <strong>con</strong>seguir un adecuado<br />

nivel de adaptación a cada una de las parcelas en que tal proceso se imponga


66 José Antonio Ríos González<br />

arraigadas, valores defendidos, aspiraciones acariciadas, que van a estructurar<br />

una trama en la que ambos partness se van a ver implicados <strong>con</strong> todos esos<br />

aspectos: diversión y gustos, distribución del tiempo, elección de estilos de vida,<br />

<strong>com</strong>idas, empleo del tiempo libre, decoración de lugares en los que va a<br />

desarrollarse la vida de la pareja y de la <strong>familia</strong>, ira la cama, estar desnudos,<br />

hacer el amor...<br />

<strong>La</strong> <strong>con</strong>sulta <strong>con</strong> parejas muestra un panorama inagotable de situaciones en<br />

las que se palpa de modo patente cada una de estas cosas. Y no sólo <strong>con</strong><br />

parejas que llevan poco tiempo <strong>com</strong>partiendo una misma vida y un mismo hogar,<br />

sino <strong>con</strong> parejas cargadas de años y testigos de mil experiencias. Los modelos<br />

de transacción que ponen en peligro la posibilidad de una adecuada adaptación<br />

en los términos anteriormente descritos son innumerables, dando lugar a<br />

modelos relacionales en la dinámica de la pareja que ya he empezado a exponer<br />

en otro lugar (RIOS GONZALEZ, 1979f, 1980e, f,g, y h). No puede pensarse<br />

que son cosas nimias. Hay parejas tremendamente incapacitadas para la<br />

adaptación mutua por no haber <strong>con</strong>seguido un modelo de relación en cualquiera<br />

de los matices apuntados. No todos llegan a la <strong>con</strong>sulta del experto, pero no por<br />

ello son menos importantes a la hora de programar una línea en la que la<br />

<strong>con</strong>quista de la adaptación sea un objetivo bien preciso y necesario. Los<br />

ejemplos podrían multiplicarse y de algunos se hace referencia en la serie de<br />

artículos citados en la última nota.<br />

Insertando cuanto acabo de exponer <strong>con</strong> lo ya dicho acerca del sistema<br />

<strong>familia</strong>r, habría que destacar la idea de que <strong>con</strong> el propio modo de <strong>com</strong>portarse<br />

se favorece o se anula el intento de adaptación que realiza el otro. El criterio<br />

sistémico se evidencia en este plano de un modo inmediato. Y el respaldo que<br />

ofrece a esta dinámica lo anteriormente adquirido, incorporado y mantenido a<br />

toda costa en el S.F.O., es una de las mayores dificultades para <strong>con</strong>seguir un<br />

cambio que favorezca la <strong>con</strong>secución de la adaptación deseada.<br />

Una buena adaptación de pareja exige afrontar la·separación de los esquemas<br />

del S.F.O. en cuanto que ellos <strong>con</strong>stituyan una rémora o un freno para plantear<br />

nuevos horizontes en el <strong>con</strong>texto de lo que ha de ser el S.F.C., ya que, de lo<br />

<strong>con</strong>trario, se <strong>con</strong>servarán lazos ambivalentes y limitantes.<br />

A veces tales resistencias se camuflan en que hay necesidad de mantener<br />

vínculos afectivos <strong>con</strong> los miembros del S.F.O., y no es esto lo que se pone en<br />

juicio aquí. Lo que hay que revisar y reestructurar es el tipo de solidaridad que<br />

se mantiene <strong>con</strong> los miembros del S.F.O. ya que, <strong>com</strong>o se verá más adelante,<br />

hay dependencias maduradoras y progresivas, mientras que hay dependencias


Manual de Orientación y Terapia Familiar 67<br />

neuróticas y limitantes. <strong>La</strong> adaptación, desde estas coordenadas, ha de ser un<br />

apoyo para una mayor cohesión de la relación de la pareja que <strong>com</strong>ienza su<br />

andadura.<br />

b) Establecer unos niveles de <strong>com</strong>unicación<br />

En el <strong>com</strong>ienzo de la pareja y, por ello mismo, de la <strong>familia</strong>, el tema de la<br />

<strong>com</strong>unicación se transforma en punto central y de trascendencia capital. Parto<br />

del hecho de que en todo <strong>com</strong>portamiento hay <strong>com</strong>unicación y de que toda<br />

<strong>com</strong>unicación es un vehículo de información que genera lazos de relación entre<br />

los miembros de un sistema. Por ello mismo, la <strong>com</strong>unicación es algo que<br />

permeabiliza la vida de relación entre los humanos, hasta tales límites que la<br />

hace inevitable en cualquier situación.<br />

Desde esta plataforma, la <strong>com</strong>unicación existe para el ser humano desde el<br />

mismo momento de su nacimiento. <strong>La</strong>. relación madre-hijo está cuajada de<br />

mensajes. Parece, incluso, que el mismo amor materno es ya un producto de la<br />

<strong>com</strong>unicación que se establece entre el niño y la madre que lo da a luz<br />

(AJURIAGUERRA, 1978; CUKIER-HEMEURY, LEZINE, AJURIAGUERRA,<br />

1979), máxime si se tiene en cuenta que no sólo existe un lenguaje <strong>com</strong>unicativo<br />

expresado verbalmente, sino que hay muchos códigos a través de los que se<br />

verifica la transmisión de mensajes y la emisión y recepción de información.<br />

Sin entrar en el tema de la <strong>com</strong>unicación profunda que a<strong>con</strong>tece a lo largo de<br />

los primeros meses de vida del niño, para lo cual la literatura científica está<br />

suficientemente enriquecida (SPITZ, BOWLBY, HARLOW, LORENZ) y dado<br />

que habrá que volver al tema al hablar del "apego·· más adelante, interesa<br />

destacar aquí que ya en el <strong>com</strong>ienzo de la <strong>familia</strong> yen los entresijos in<strong>con</strong>scientes<br />

de la misma elección de pareja, hay vinculaciones ocultas <strong>con</strong> lo que han<br />

sido las primeras <strong>con</strong>exiones <strong>com</strong>unicativas del ser humano <strong>con</strong> la figura<br />

representativa de la madre (3) en las que, por supuesto, no hubo <strong>con</strong>tenidos<br />

traducidos en <strong>com</strong>unicaciones verbales, sino <strong>con</strong>tenidos emocionales envueltos<br />

en mensajes no-verbales que llegaron profundamente al mundo afectivo del<br />

recién nacido. Hay, <strong>com</strong>o ha afirmado repetidamente ROF CARBALLO (4), un<br />

"ambiente internalizado" que <strong>con</strong>stituye el núcleo central de la urdimbre en los<br />

términos por él expuestos y tan afanosamente ampliados a lo largo de muchos<br />

años de investigación.<br />

Por estas razones, la <strong>com</strong>unicación es un verdadero encuentro que va desplegándose<br />

a lo largo de la evolución del ser humano hasta llegar a la elección<br />

de pareja y a la <strong>con</strong>strucción de una <strong>familia</strong> propia.


68 José Antonio Ríos González<br />

De ahí que pueda hablarse de la <strong>com</strong>unicación en un <strong>con</strong>texto en el que tienen<br />

lugar varios tipos de lIencuentrosll:<br />

1. Encuentro biológico: el del recién nacido <strong>con</strong> la madre, que no se limita a<br />

lo estrictamente biológico, sino que se <strong>con</strong>vierte en camino hacia la<br />

percepción de ciertas pautas ambientales y culturales.<br />

2. Encuentro personal: del ser humano <strong>con</strong> el mundo interno del 11otro 11 ,<br />

según las distintas fases de desarrollo en que se encuentre y realice.<br />

Entran aquí los lIencuentrosll <strong>con</strong> las figuras significativas de la infancia:<br />

padres, adultos, modelos idealizados, etc.<br />

3. Encuentro cultural: mediante la percepción de pautas y modelos que<br />

facilitan la incorporación a las estructuras neuropsíquicas de lo que en el<br />

mundo entorno <strong>con</strong>stituye pautas de <strong>con</strong>ducta, normas culturales, fidelidad<br />

a modelos transmitidos, estilos de vida, valores, etc.<br />

4. Encuentro trascendental: <strong>con</strong> realidades de tipo superior en las que se<br />

armonizan estructuras ya aprendidas, pero siempre necesitadas de una<br />

más adecuada integración <strong>con</strong> lo que se va adquiriendo progresivamente.<br />

Sobre estos cuatro pilares se <strong>con</strong>solida la "<strong>con</strong>fianza básica ll (5) que, por su<br />

parte, va a <strong>con</strong>vertirse en el gérmen del<br />

5. Encuentro <strong>con</strong>sigo mismo: en él se formará la propia identidad que va a<br />

servir de apoyo para la seguridad personal (quién soy, qué quiero, de qué<br />

soy capaz) que hará posible la apertura de vías de <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> el mundo<br />

y <strong>con</strong> los otros desde una cohesión interna que es fundamental para la<br />

madurez personal y la madurez de las relaciones interpersonales.<br />

Comunicación y encuentro se entrelazan así para reforzar el sistema relacional<br />

que permite los <strong>con</strong>tínuos intercambios y la emisión y recepción de información<br />

que hará inagotable el perfeccionamiento del ser humano.<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong> que <strong>com</strong>ienza debe <strong>con</strong>ocer muy bien, al menos, tres grandes<br />

sectores del fenómeno de la <strong>com</strong>unicación:<br />

• Los tipos de <strong>com</strong>unicación<br />

• Los niveles de <strong>com</strong>unicación<br />

• Los sistemas de <strong>com</strong>unicación


Tipos de <strong>com</strong>unicación<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 69<br />

Pueden distinguirse dos grandes tipos de <strong>com</strong>unicación que, a su vez, abarcarán<br />

otros aspectos <strong>com</strong>plementarios sobre los que es preciso tener algunos<br />

<strong>con</strong>ocimientos para su mejor utilización y puesta en práctica.<br />

Estos dos grandes tipos son los siguientes:<br />

• Comunicación verbal<br />

• Comunicación no-verbal<br />

Cada uno tiene su dinámica, su <strong>con</strong>tenido y sus peculiaridades. No siempre<br />

van unidos, y de su discrepancia o de las posibles distorsiones que se introduzcan<br />

en su empleo, pueden derivarse dificultades que afectan a la relación o<br />

<strong>con</strong>flictos que amenacen la estabilidad en el mismo buen deseo de la práctica<br />

de la <strong>com</strong>unicación.<br />

<strong>La</strong> <strong>com</strong>unicación verbal: este tipo se realiza de manera <strong>con</strong>tínua. También<br />

lo pone en juego la pareja que se acerca a la <strong>con</strong>stitución de un sistema <strong>familia</strong>r.<br />

Consiste básicamente en la transmisión de información -del tipo que seamediante<br />

formas verbales, al tiempo que proporciona al otro un <strong>con</strong>ocimiento<br />

exacto de lo que se transmite, aunque tal <strong>con</strong>ocimiento es puramente intelectual<br />

y muchas veces está desprovisto de elementos esenciales para el establecimiento<br />

de una verdadera relación interpersonal.<br />

Constituye un nivel primario de <strong>com</strong>unicación y se centra en 1110 que se dice ll<br />

•<br />

<strong>La</strong> base de este tipo de <strong>com</strong>unicación está en la utilización de <strong>con</strong>ceptos<br />

<strong>com</strong>prensibles para el receptor de la misma.<br />

<strong>La</strong> dinámica <strong>con</strong>siste en que el <strong>con</strong>tenido que se transmite se vincula al objeto<br />

de la transmisión de manera clara y <strong>com</strong>prensible. Es una dinámica semejante<br />

a la que en el lenguaje cibernético se denomina <strong>com</strong>unicación digital (cuando<br />

llamo IIgato ll<br />

alllgato ll<br />

; cuando al expresar un estado de ánimo negativo no digo<br />

lIestoy regular ll<br />

, sino que afirmo clara y rotundamente lIestoy fatal ll ).<br />

<strong>La</strong>s características o peculiaridades pueden sintetizarse del modo que sigue:<br />

a) Lo <strong>com</strong>unicado se vincula al objeto de modo claro<br />

b) Lo que se transmite se hace mediante palabras inteligibles para el<br />

receptor<br />

c) Utiliza <strong>con</strong>ceptos<br />

d) Los mensajes que envía son mensajes de <strong>con</strong>tenido<br />

e) Es un vínculo de transmisión cultura


70 José Antonio Ríos González<br />

f) Cuando se transmite un sentimiento o una emoción se hace expresando<br />

el estado de ánimo <strong>con</strong> palabras<br />

<strong>La</strong> <strong>com</strong>unicación no verbal: En este tipo de <strong>com</strong>unicación la información que<br />

se transmite viene expresada en formas no-verbales, lo que obliga al receptor<br />

a traducir de algún modo el lenguaje codificado que le llega.<br />

Constituye un nivel de verdadera meta<strong>com</strong>unicación y su variedad es amplia<br />

y diversa: el tono de voz, los gestos, la postura del cuerpo, el mismo silencio<br />

que se adopta cuando se "decide" lino <strong>com</strong>unicarse" (6), la enfermedad, el<br />

"lenguaje sintomático", la agresividad, el deseo de huída de un ambiente o<br />

grupo, el afirmar lino quiero saber nada de... II<br />

•<br />

Constituye un nivel secundario de <strong>com</strong>unicación y se centra en lo que se dice<br />

<strong>con</strong> gestos o lenguaje corporal.<br />

<strong>La</strong> base está en lo aprendido en las etapas preverbales de la maduración<br />

personal, en las cuales aprendemos de nuestros padres -tal vez más de la<br />

madre, aunque no ·exclusivamente- inflexiones de voz, tono, ritmo, cadencias,<br />

<strong>con</strong>tacto de las manos, movimientos del rostro, expresión del mismo, ruidos,<br />

etc.<br />

<strong>La</strong> dinámica se centra en que lo que se transmite se vincula al objeto de la<br />

transmisión de modo <strong>con</strong>fuso y, por ello, necesitado de cierta traducción en<br />

función del <strong>con</strong>texto en que se exterioriza tal <strong>com</strong>unicación. Equivale a la<br />

<strong>com</strong>unicación analógica del lenguaje cibernético (cuando no digo verbalmente<br />

"gato", sino que lo imito <strong>con</strong> los gestos, el mimo o la expresión gráfica del dibujo,<br />

así <strong>com</strong>o cuando no digo <strong>con</strong> palabras que "estoy fatal", sino que adopto<br />

expresiones en el rostro que traducen tal estado interno).<br />

<strong>La</strong>s características o peculiaridades pueden reducirse a éstas:<br />

a) Lo <strong>com</strong>unicado se vincula al objeto de manera no siempre inteligible.<br />

b) Lo que se transmite se hace mediante gestos, posturas o movimientos<br />

que el receptor debe <strong>con</strong>vertir en lenguaje interno que le resulte <strong>com</strong>prensible.<br />

c) No utiliza <strong>con</strong>ceptos, sino que emplea signos (síntomas, corporeidad, etc.)<br />

d) Los mensajes que se envían son mensajes de relación<br />

e) No transmite nociones ni cultura<br />

f) Lo que se envía puede <strong>com</strong>prenderse de muchas maneras, hasta tal<br />

punto que evoca distintas emociones según el receptor o el <strong>con</strong>texto en<br />

que se encuentra éste.


72<br />

Una parte<br />

verbal<br />

Aquí se afirma I<br />

"algo"<br />

Re<strong>con</strong>ocidas<br />

Explicitas<br />

Acordadas<br />

José Antonio Ríos González<br />

CONFLICTOS Y<br />

"MALENTENDIDOS"<br />

EN LA<br />

COMUNICACION<br />

EL MENSAJE<br />

tiene<br />

EL MENSAJE<br />

ENCIERRA<br />

UN DOBLE<br />

VINCULO<br />

EL MENSAJE<br />

SE<br />

ACOMODA<br />

A REGLAS<br />

Una parte<br />

no-verbal<br />

Aquí se niega<br />

lo afirmado<br />

verbalmente<br />

Implícitas pero<br />

no re<strong>con</strong>ocidas<br />

Secretas<br />

"Metarreglas"<br />

Se ve, pues, cómo el fenómeno de la <strong>com</strong>unicación se apoya, para su sana o<br />

inadecuada utilización, en otros fenómenos: tipos de "mensajes", presencia o<br />

no de "dobles vínculos", así <strong>com</strong>o "reglas", a cada uno de los cuales dedico un<br />

<strong>com</strong>entario que los clarifique.<br />

Tipos de mensajes: En la <strong>com</strong>unicación humana interesa destacar dos tipos<br />

de mensajes: los denominados IImensajes de <strong>con</strong>tenido ll<br />

y IImensajes de relación<br />

ll<br />

•<br />

Hay que entender por mensaje de <strong>con</strong>tenido el que se transmite mediante un<br />

lenguaje verbal, directo, <strong>com</strong>prensible y no necesitado de traducción. Corresponde,<br />

por todo ello, a una verdadera situación real que se expresa de modo<br />

inequívoco. Cuando yo digo lIestoy mal ll<br />

, lIestoy triste", "estoy deprimido ll<br />

,<br />

IInecesito cariño ll<br />

, lite pido <strong>com</strong>prensión ll<br />

, IIquiero que me des afecto 11 , " estoy<br />

pidiéndote valoración"... no hay lugar a interpretaciones. En la misma vida<br />

<strong>familia</strong>r, si un hijo dice IIquiero que me querais", no hay por qué andar buscando<br />

una interpretación. Significado y significante coinciden perfectamente y actuar<br />

de otro modo es ignorar una evidencia para IIbuscar tres pies al gato ll<br />


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

Ante tal mensaje caben varias posturas:<br />

o se <strong>con</strong>firma el mensaje y se obra en <strong>con</strong>secuencia: se da cariño, <strong>com</strong>prensión,<br />

valoración, afecto, amor.<br />

O se acepta sin tomar actitudes: se acepta a nivel racional, se entiende<br />

intelectualmente lo que pide el otro, se razona sobre lo que se transmite; pero<br />

todo sigue igual porque lo que el emisor pedía queda sin realizarse.<br />

O se rechaza por no estar de acuerdo <strong>con</strong> la exigencia expresada claramente:<br />

lIyo creo que no estás mal ll<br />

, lIyo creo que no necesitas cariño...<strong>com</strong>pren­<br />

sión ...amor...afecto ll<br />

, lIyo creo que ya te queremos bastante ll<br />

quieres?lI.<br />

73<br />

o lI¿qué más<br />

O se ignora: ni se registra el mensaje del otro, ni se reacciona ante él, ni se<br />

tiene en cuenta. Quien lo recibe actúa II<strong>com</strong>o quien oye 1I0ver ll<br />

•••<br />

<strong>La</strong> verdadera <strong>com</strong>unicación <strong>com</strong>o fenómeno de relación sólo se asegura en<br />

el primer caso, ya que <strong>con</strong>firmar el mensaje es dar una respuesta sana a la<br />

interacción establecida.<br />

Cuando se adopta alguna de las otras posturas -aceptación puramente intelectual,<br />

rechazo o ignorancia del mensaje- se ponen las bases para que el mismo<br />

sujeto que inicialmente envió un mensaje de <strong>con</strong>tenido no recibido de modo<br />

<strong>con</strong>veniente, <strong>com</strong>ience a estructurar un tipo de <strong>com</strong>unicación basado en la<br />

utilización sistemática de los mensajes de relación.<br />

El mensaje de relación es siempre no-verbal, aunque esto, a su vez, sea más<br />

o menos sano según los casos. En el 11 mensaje de relación ll<br />

se dice algo envuelto<br />

en símbolos. No hay coincidencia entre el significado y el significante y, por ello,<br />

la <strong>con</strong>fusión emotiva es inevitable, ya que se actúa sobre distintos planos entre<br />

el que envía el mensaje y el que lo recibe. El que IIhabla ll<br />

así, utiliza un mensaje<br />

que el otro lIescuchall de otro modo totalmente diferente. <strong>La</strong> <strong>com</strong>unicación aquí<br />

se hace caótica y <strong>con</strong>fusa.<br />

Yo no diré ya -una vez visto el fracaso del mensaje verbal de <strong>con</strong>tenido que<br />

no ha tenido adecuada respuesta- IIquiero que me querais ll<br />

; ni el niño lo repetirá<br />

más <strong>con</strong> sus palabras. El y yo, aunque cada uno en distintos planos, pero<br />

idénticamente en cuanto a la mecánica del <strong>com</strong>portamiento que adoptamos,<br />

ex.igiremos el afecto, el amor, la <strong>com</strong>prensión o la valoración, enviando un<br />

lenguaje analógico que pondrá en juego signos que tratarán de envolver<br />

emocionalmente el ambiente para IIser escuchado ll<br />

: un mal gesto, una crisis de<br />

nervios, una descarga agresiva, un insulto, un dolor físico que los movilice y les


Manual de Orientación y Terapia Familiar 75<br />

<strong>La</strong> meta<strong>com</strong>unicación· ha sido definida por BATESON (1956) <strong>com</strong>o una "co­<br />

municación relacionada <strong>con</strong> la <strong>com</strong>unicación", es decir, una <strong>con</strong>firmación o<br />

rechazo de cuanto ha sidO dicho o del modo en que se ha dicho una determinada<br />

cosa. Este fenómeno se ha estudiado ampliamente en los casos de esquizofrenia<br />

(MISHLER y WAXLER, 1968b), aparte de las investigaciones verificadas por<br />

un amplio número de autores (BATESON, 1956; MISHLER y WAXLER, 1968a;<br />

SOJIT, 1969; WYNNE, 1966b; LENNARD Y BERNSTEIN, 1969).<br />

Con un ejemplo ya clásico en este tema puede aclararse el <strong>con</strong>cepto expuesto:<br />

Una pareja en terapia refirió este incidente: El marido, estando solo en casa, recibió<br />

una llamada telefónica interurbana de un amigo que le anunciaba que vendría a la<br />

ciudad por algunos días. Inmediatamente lo invitó a estar <strong>con</strong> ellos, sabiendo que su<br />

mujer estaría <strong>con</strong>tenta por verlo, y sabiendo que ella habría hecho lo mismo. Sin<br />

embargo, cuando la mujer volvió a casa surgió una fuerte discusión acerca de la<br />

invitación que había formulado el marido. En la sesión de terapia en que se discutió<br />

este problema, tanto la mujer <strong>com</strong>o el marido parecían de acuerdo en el hecho de<br />

invitar al amigo, ya que ello parecía la cosa más oportuna en aquella situación. Estaban<br />

perplejos al ver que a propósito del mismo tema estaban de acuerdo en una parte y<br />

no lo estaban en otra. Realmente había dos problemas implicados en la discusión: uno<br />

se refería al modo más oportuno de actuar en el plano práctico, es decir, respecto a la<br />

invitación hecha al amigo, mientras que el otro se refería a la relación entre los<br />

<strong>com</strong>unicantes, es decir, el problema de quién tenía el derecho de tomar una iniciativa<br />

sin <strong>con</strong>sultar al otro. En el intento de resolver la falta de acuerdo, la pareja <strong>com</strong>etía un<br />

error muy frecuente en la <strong>com</strong>unicación: el desacuerdo a nivel de IImensaje de relación ll<br />

se transformaba en una falta de acuerdo a nivel de II<strong>con</strong>tenidos ll<br />

, plano en el que no<br />

había desacuerdo ll<br />

• (CANCRINI, 1974).<br />

Este caso típico ofrece un ejemplo en el que puede distinguirse cómo hay una<br />

doble posibilidad de <strong>com</strong>unicarse: a nivel de <strong>con</strong>tenidos y a nivel de relación,<br />

todo ello en el encuadre de la misma <strong>com</strong>unicación. Puede desglosarse así:<br />

Marido: IIHe invitado a nuestro amigo que viene a la ciudad ll<br />

"10 he invitado yo, no tú ll<br />

(mensaje de relación).<br />

(mensaje de <strong>con</strong>tenido);<br />

Mujer: liNo debiste invitarlo porque no tenemos sitio, porque me resulta antipático,<br />

etc. 1I<br />

(mensaje de <strong>con</strong>tenido); lino te pertenece a tí tomar una decisión de<br />

este tipo, soy yo quien debe decidir estas cosas" (mensaje de relación).<br />

Marido: IIDebía invitarlo yo ya tí te resulta simpático" (mensaje de <strong>con</strong>tenido);<br />

lIiclaro que me corresponde a mí decidirlo!" (mensaje de relación).<br />

(CANCRINI, 1974).<br />

Es natural, por tanto, que la relación se establezca en distintos niveles desde<br />

los que resulta prácticamente imposible <strong>con</strong>seguir una <strong>com</strong>unicación adecuada.<br />

Cada uno se mueve en distinto plano. Y a la hora de la verdad no hay encuentro<br />

posible.


76 José Antonio Ríos González<br />

A ello se añade otro fenómeno que plantea muchos problemas: la presencia<br />

del "doble vínculo" en la vida del sistema <strong>familia</strong>r.<br />

El doble vínculo: el doble vínculo se hace presente cuando en un mensaje<br />

determinado hay más de un nivel de <strong>com</strong>unicación, niveles que discrepan o son<br />

in<strong>con</strong>gruentes (V. SATIR, 1967), tema ampliamente estudiado por BATESON,<br />

G.; JACKSON, 0.0.; HALEY, J.; WEAKLANO, J.H. (1956), Y una abundante<br />

recogida de datos sobre el tema en OLSON (1972).<br />

<strong>La</strong> teoría puede <strong>con</strong>cretarse diciendo que el doble vínculo aparece cuando:<br />

1) el sujeto queda envuelto en una situación que supone una gran intensidad<br />

emocional, lo que significa la presencia de una relación en la que es de<br />

importancia vital discriminar el tipo de mensaje que se recibe, para poder<br />

dar una respuesta adecuada;<br />

2) al mismo tiempo, el sujeto se ve atrapado en una situación en la que la<br />

otra persona expresa dos mensajes distintos: lo que uno afirma está<br />

negado por el otro; y<br />

3) el sujeto no está en <strong>con</strong>diciones de expresar su propia idea sobre los<br />

mensajes transmitidos, tanto por la in<strong>con</strong>gruencia que se da en ellos,<br />

<strong>com</strong>o por la manipulación afectiva que encierran.<br />

Es, pues, una forma trastornada de la <strong>com</strong>unicación y encierra factores<br />

desorientadores. <strong>La</strong>s <strong>con</strong>secuencias de este fenómeno son muchas y variadas,<br />

aunque bastaría destacar que <strong>con</strong> este tipo de <strong>com</strong>unicación el sujeto no sabe<br />

a qué atenerse. <strong>La</strong> vida de cualquier <strong>familia</strong> ve aparecer alguna vez esta<br />

distorsión, aunque sólo en los casos acentuados puede tener <strong>con</strong>secuencias<br />

imprevisibles. <strong>La</strong> experiencia clínica muestra <strong>con</strong> excesiva frecuencia que<br />

muchos de los problemas de falta de entendimiento de lo que hace o del modo<br />

de reaccionar de un miembro (un hijo, por ejemplo) se reducen a la existencia<br />

de IIdoble vínculo ll<br />

• Es el caso del padre que alardea de ser muy amplio, flexible,<br />

generoso y liberal en la actitud que tiene ante los <strong>hijos</strong> mientras que, al mismo<br />

tiempo, no permite a los mismos el menor asomo de autonomía o libertad. O el<br />

de aquéllos que hablan de afecto, cariño, amor, mientras que <strong>con</strong> la actitud no<br />

<strong>com</strong>unican ni transmiten el menor signo de lo que proclaman <strong>con</strong> la boca.<br />

En la pareja ocurre igual y las entrevistas <strong>con</strong>juntas de las mismas son testigos<br />

de cómo mientras se zarandean <strong>con</strong> los gestos y las críticas agresivas, se<br />

adorna el lenguaje <strong>con</strong> epítetos aparentemente cargados de una gran riqueza<br />

afectiva que no se vive en la realidad. El uso de diminutivos al dirigirse al


78 José Antonio Ríos González<br />

<strong>com</strong>o puede parecer al exponerlo de este modo. <strong>La</strong> mayoría de las veces se<br />

trata de un acuerdo que no goza de la característica de ser<strong>con</strong>sciente y, aunque<br />

parezca parádojico, muchas veces tal acuerdo no es <strong>con</strong>ocido ni por los mismos<br />

participantes. Lo van <strong>con</strong>struyendo <strong>com</strong>o fruto de ajustes que facilitan el mantenimiento<br />

de una "homeostasis <strong>familia</strong>r" que de otro modo quedaría <strong>com</strong>prometida.<br />

Esta es la razón por la que se ha descrito la regla <strong>com</strong>o un juego en el que,<br />

aunque haya pocos <strong>con</strong>dicionamientos, permite múltiples <strong>com</strong>binaciones<br />

(WATZlAWICK, WEAKLAND, 1976).<br />

El descubrimiento de las reglas que rigen la vida de un sistema <strong>familia</strong>r es obra<br />

que requiere una larga y cuidadosa observación, semejante a la que tendría que<br />

poner en práctica el des<strong>con</strong>ocedor del juego del ajedrez, por ejemplo, que<br />

tratase de ver cuáles son las reglas que ponen en práctica dos jugadores a lo<br />

largo de una partida. la <strong>familia</strong> actúa también así, aunque puedan describirse<br />

algunos Ilmodelos" de reglas.<br />

Entre los posibles modelos pueden destacarse los siguientes:<br />

• Reglas re<strong>con</strong>ocidas (RR)<br />

• Reglas implícitas (RI)<br />

• Reglas secretas (RS)<br />

• Metarreglas (MA)<br />

Veamos cada una de ellas:<br />

• Reglas re<strong>con</strong>ocidas (RR): Son reglas que se han establecido explícitamente<br />

y de manera directa y abierta al iniciarse la relación que origina la <strong>familia</strong>.<br />

Algunas parejas las tienen muy claras porque han trabajado en su acuerdo<br />

y elaboración y han llegado a establecerlas antes de formalizar el vínculo<br />

que los une de modo definitivo. Comprende, <strong>com</strong>o ya ha quedado apuntado,<br />

distintos aspectos de áreas de la interacción, tales <strong>com</strong>o asignación<br />

de tareas, responsabilidad de ciertos papeles cara al otro o a los <strong>hijos</strong>,<br />

grado y uso de un cierto nivel de libertad que facilite el refuerzo del<br />

sentimiento de "yo mismo" que han de tener los miembros del sistema en<br />

función de sus características personales y de su grado de madurez y<br />

desarrollo. Lo deseable en la dinámica del proceso de la <strong>familia</strong> es que<br />

aún los aspectos más profundos de cada uno se hagan objeto de reglas<br />

re<strong>con</strong>ocidas: por ejemplo, la espontaneidad para expresar necesidades<br />

profundas de tipo afectivo, emocional, sexual, para los temas relacionados


80 José Antonio Ríos González<br />

"metarregla" hace que lo que <strong>con</strong>stituye la regla de <strong>com</strong>portamiento quede<br />

superado porque uno de los miembros del sistema va más allá de lo<br />

acordado. Esto hace que la metarregla distorsione a la regla, la fragmente<br />

o <strong>con</strong>funda los significados aceptados de alguno de los modos anteriormente<br />

descritos. <strong>La</strong> metarregla engendra reacciones distintas de las que<br />

el mismo sistema está acostumbrado a presenciar. Este es un modo suy<br />

sutil de romper profundamente la posibilidad de <strong>com</strong>unicación.<br />

Los niveles de <strong>com</strong>unicación<br />

Una vez vistos los tipos de <strong>com</strong>unicación y sus múltiples ramificaciones, hay<br />

necesidad de dedicar algunas líneas a analizar los niveles en que puede<br />

establecerse la misma <strong>com</strong>unicación.<br />

Operativamente parece oportuno reducir a tres los niveles en que puede<br />

establecerse la <strong>com</strong>unicación intrasistémica <strong>familia</strong>r:<br />

• Comunicación informativa<br />

• Comunicación racional<br />

• Comunicación emotiva, profunda<br />

<strong>La</strong> <strong>com</strong>unicación informativa se da siempre que la información que se<br />

transmite se hace de manera <strong>con</strong>vencional, fría, en la que sólo se dice "10 que<br />

ha sucedido". Simplemente se informa de lo que se ha hecho, visto, oido o<br />

realizado. Gráficamente suelo expresarlo diciendo que es una <strong>com</strong>unicación<br />

"tipo telediario": en el telediario de TV se nos informa nada más. Nunca sabemos<br />

lo que lo transmitido supone para quien lee la noticia o para quien la ha creado.<br />

En la <strong>familia</strong>, este tipo de <strong>com</strong>unicación se da cuando los miembros ··cuentan"<br />

a los otros lo que han hecho en un día o en media jornada. <strong>La</strong> pareja puede<br />

emplear también este tipo de <strong>com</strong>unicación cuando se transmite al otro pura y<br />

simplemente lo realizado en un determinado período de tiempo e·esta mañana<br />

he salido de casa a las... he ido a he visto a... he hecho la gestión... tomé una<br />

cerveza... y he regresado a casa ")<br />

Aquí predomina lo <strong>con</strong>vencional, cotidiano, rutinario, lo externo.<br />

<strong>La</strong> <strong>com</strong>unicación racional se da siempre que· al tiempo que se transmite<br />

datos o hechos se <strong>com</strong>unican algunas <strong>con</strong>sideraciones de tipo especulativo,<br />

reflexivo o intelectual al hilo de la noticia dada. Encierra un cierto <strong>con</strong>tenido<br />

"formativo" o 11 manipulativo", ya que al transmitir el hecho se pretende, en alguna<br />

medida, actuar sobre el otro ("esta mañana he salido de casa a las... porque


Manual de Orientación y Terapia Familiar 81<br />

creo que es lo debido para aprovechar el tiempo; he visto a... y me ha parecido<br />

que está...; he hecho la gestión... para evitar peores <strong>con</strong>secuencias, etc... II ).<br />

Este tipo de <strong>com</strong>unicación se utiliza en la <strong>familia</strong> <strong>com</strong>o vehículo transmisor de<br />

pautas, valores o normas que se estiman <strong>com</strong>o importantes. Hay, por ello, una<br />

carga de intencionalidad que hace que en el mismo sistema se estructure un<br />

modelo <strong>con</strong>creto muy vinculado a valores y hasta a ideologías que se transmiten<br />

culturalmente en ese <strong>con</strong>texto.<br />

<strong>La</strong> <strong>com</strong>unicación emotiva y profunda es aquélla en la que, al tiempo que se<br />

dan datos se transmiten sentimientos, afectos, emociones, estados de ánimo<br />

del que <strong>com</strong>unica. Hay, por ello, una cierta manifestación de la intimidad<br />

personal que se desvela a propósito de aquello que se relata o dice. Es una<br />

<strong>com</strong>unicación autorreveladora del sí mismo. No sólo da uno noticias o datos; se<br />

da uno -de algún modo- a sí mismo.<br />

Los ejemplos anteriormente expuestos quedarían traducidos así en este nivel<br />

de <strong>com</strong>unicación: IIEsta mañana he salido de casa a las... y me he alegrado de<br />

poder hacerlo así, ya que me ha supuesto un vencimiento interno que me parece<br />

importante; he ido a... aunque me fastidia enormemente; he visto a ... y me he<br />

alegrado porque me agrada ver que le guardo una gran estima, así <strong>com</strong>o él a<br />

mí; he hecho la gestión... que me ha enfadado porque...; tomé una cerveza<br />

porque tenía necesidad de calmar el desasosiego que me produjo todo eso; y<br />

he regresado a casa, aunque de buena gana me habría quedado tomando el<br />

sol antes de encerrarme aquí ll .<br />

En este nivel, realizado 'en el interior de la <strong>familia</strong>, habrá una verdadera<br />

<strong>com</strong>unicación. Supondría una verdadera IIcaricia ll -en términos de Análisis<br />

Transaccional- para uno mismo y para los otros, así <strong>com</strong>o cuando en la<br />

interacción <strong>familia</strong>r aparecen expresiones mediante las que se gratifica a los<br />

otros en lo afectivo, intelectual, valores personales, transmisión de lo que<br />

despiertan en nosotros y de lo que nos hacen sentir en un momento dado.<br />

Hay que advertir que este nivel de <strong>com</strong>unicación adopta muchas veces el<br />

lenguaje no-verbal ya descrito. En el interior de la <strong>familia</strong> un gesto, una caricia,<br />

una mirada, una sonrisa, pueden servir de signos para <strong>com</strong>unicar al otro la carga<br />

afectiva que se tiene en ese momento; en el aspecto negativo puede ser que<br />

<strong>con</strong> una mirada hosca, un rictus, una mueca o un gesto airado <strong>com</strong>uniquemos<br />

al otro nuestro desgrado, nuestro enfado, ira, hostilidad o nuestro rechazo.<br />

Todo ello puede ser observado en una entrevista diagnóstica <strong>con</strong> un grupo<br />

<strong>familia</strong>r, pudiendo analizar los cruces de IImensajesll y el nivel en que cada uno


82 José Antonio Ríos González<br />

de ellos se sitúa. De este modo tendremos una visión profunda y objetiva de lo<br />

que está sucediendo en esa <strong>familia</strong><br />

<strong>La</strong> falta de niveles profundos en la <strong>com</strong>unicación <strong>familia</strong>r desencadena fenó­<br />

menos muy <strong>con</strong>cretos: no saber qué quiere el otro, qué necesita, qué busca, de<br />

qué es capaz; lo que, a su vez, puede ser el origen de <strong>con</strong>ductas típicamente<br />

carenciales por la acentuación del sentimiento de abandono afectivo en que<br />

crecen los miembros; otras veces se origina pobreza emocional en la estructura<br />

del <strong>com</strong>portamiento, falta de ternura expresada y vivida en la relación diaria, así<br />

<strong>com</strong>o la búsqueda de tales gratificaciones en otro lugar y todo ello de manera<br />

<strong>com</strong>pulsiva.<br />

También aquí hay que decir que una falta de realización de este nivel puede<br />

amenazar, desde sus orígenes, a la dinámica de la <strong>familia</strong> que <strong>com</strong>ienza.<br />

Los sistemas de <strong>com</strong>unicación<br />

Es un aspecto que afecta a los tipos y niveles a los que se ha aludido<br />

anteriormente. Prefiero utilizar el esquema que ha adaptado P. SCHILLER en<br />

su Programa de Comunicación de las Parejas sobre ideas de W.F. HILL (7),<br />

sintetizado de este modo:<br />

Convencional<br />

Sociable<br />

Cotidiano<br />

Rutinario<br />

111<br />

Especulativo<br />

Intelectual<br />

Reflexivo<br />

Serio, pero seguro<br />

11<br />

Directivo<br />

Persuasivo<br />

Condescendiente<br />

Cerrado<br />

IV<br />

Abierto<br />

Auto-revelador<br />

Auto-responsable<br />

Serio, <strong>con</strong> riesgo<br />

<strong>La</strong>s característica de cada uno de estos cuatro sistemas son las Siguientes,<br />

ampliadas y adaptadas por mí en lo que se refiere a su utilización para un mejor<br />

<strong>con</strong>ocimiento de la <strong>familia</strong>:<br />

1: En este sistema de <strong>com</strong>unicación lo que sucede es lo siguiente: los<br />

miembros se relacionan para manejar realidades superficiales en las que<br />

nadie entra en los sentimientos de los demás: II¿Qué tal estás?lI, II¿Qué<br />

hiciste ayer?lI, II¿Has resuelto ya aquella papeleta?lI, II¿Qué hacemos<br />

: ..


Manual de Orientación y Terapia Familiar 83<br />

mañana?", "¿Dónde vamos a <strong>com</strong>er?lI, "¿Dónde veraneamos este año?lI,<br />

11 ¿Cambiamos de casa? 11 , "¿Compramos un televisor nuevo?lI.<br />

Por decirlo de un modo gráfico: se tocan 11cosas", pero no se tocan para<br />

nada los IIsentimientos ll<br />

de los miembros del sistema. Se hace lo de cada<br />

día, lo corriente, lo que hacen todos. En la pareja, por ejemplo, se tocan<br />

físicamente los cuerpos, pero no se tocan los afectos, los sentimientos,<br />

las emociones...<br />

11: Hay un diálogo manipulativo, ya que se busca por muchos procedimientos<br />

que el otro haga lo que uno pretende. Se da cuando un miembro del<br />

sistema pretende que los demás hagan algo que a él le interesa o le<br />

apetece, sin preguntar previamente a los que se van a ver implicados en<br />

ello, si lo quieren o no. IIProhibido expresarse ll<br />

, 11 Haz esto", "A<strong>com</strong>páñame<br />

a... II , "Mañana vamos a... ", IIVamos a quedarnos aquí porque yo me<br />

encuentro divinamente ll<br />

, IICocíname... que me gusta ll<br />

•<br />

No se asoma uno a los sentimientos de los otros, sino que se <strong>con</strong>templan<br />

los que a uno le agradan y en función de ello se toman decisiones que<br />

afectan a los demás. Hay una manipulación en función de lo que a un<br />

miembro determinado le interesa en ese momento o en esa temporada.<br />

Es fácil adivinar que en el fondo hay un verdadero manejo de los sistemas<br />

de "poder ll<br />

•<br />

111: Hay una posibilidad de apertura, de <strong>con</strong>fidencias, aunque sea en un nivel<br />

cargado de intelectualidad y de factores racionales. Hay, no obstante, un<br />

mayor respeto por los otros, aunque persista el temor a entrar en el mundo<br />

de los sentimientos. Se habla, se razona, se dan explicaciones, se busca<br />

la razón lógica, fría y un tanto calculada de lo que se dice, se hace, se<br />

transmite. "Si os parece podemos ir a... porque será interesante que todos<br />

<strong>con</strong>ozcamos...", 11 ¿Qué razones aducís para podertomar una decisión <strong>con</strong><br />

respecto al lugar de vacaciones?", IILo mejor será... II , 11 Si lo decidimos así<br />

todos sacaremos provecho ll<br />

•••<br />

Hay un intento de acercamiento, aunque aún muy tímido. Se abre una<br />

puerta hacia lo <strong>con</strong>fidencial, pero fácilmente queda bloqueada por erpeso<br />

de lo racional.<br />

IV: Es el tipo de <strong>com</strong>unicación más positiva. Hay apertura y <strong>com</strong>pfomiso de<br />

lo que cada uno tiene dentro de sí mismo. Se revela y manifiesta algo del<br />

interior, se <strong>com</strong>promete al expresar sentimientos. "Si <strong>con</strong> ello te encuentras<br />

mejor... porque yo me encuentro también bien ll<br />

, IIA mí me apetece,


84 José Antonio Ríos González<br />

pero si a vosotros no, tomamos otra decisión", "Si todos nos en<strong>con</strong>tramos<br />

mejor, lo hacemos así"...<br />

Hay un verdadero <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> el sentimiento de los otros desde la<br />

profundidad y el riesgo de expresar los sentimientos propios. Se respeta<br />

el mundo emotivo de los demás miembros.<br />

e) Alcanzar unos cauces de encuentro y <strong>con</strong>tacto<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong> posee unas capacidades de enriquecimiento de sus miembros que<br />

está <strong>con</strong>dicionado por el adecuado o inadecuado cauce que encuentre para<br />

actualizar el <strong>con</strong>tacto y encuentro que realicen los miembros entre sí.<br />

Conviene ver estos dos puntos separadamente:<br />

El encuentro <strong>con</strong> los otros:<br />

Para poder <strong>con</strong>seguir esa finalidad es preciso determinar lo que suelo denominar<br />

a nivel práctico "espacio <strong>com</strong>ún de encuentro". Se trata, <strong>con</strong> este término,<br />

de expresar un ámbito en el que sea posible <strong>con</strong>ectar <strong>con</strong> los demás sin que tal<br />

tipo de <strong>con</strong>exión sea a riesgo y costa de perder algo del 11yo 11 que <strong>con</strong>stituye el<br />

núcleo central de la propia identidad. En cada ser humano hay un deseo de ser<br />

"sí mismo", al tiempo que existe la necesidad de ··pertenecer a... ", todo ello a<br />

base de que una y otra cosa refuercen ampliamente lo que es la verdadera<br />

individualidad.<br />

Esta necesidad de encuentro se estructura mediante actitudes de búsqueda<br />

en las cuales en las que se pretende lograr una instalación en ese terreno o<br />

espacio <strong>com</strong>ún, en el que todos los que <strong>con</strong>fluyan a él se sientan beneficiados<br />

y, al mismo tiempo, se encuentren satisfechos, plenos, coherentes, <strong>con</strong>tentos.<br />

Tales actitudes de búsqueda no se culminan muchas veces. Topográficamente<br />

dejan espacios vacíos; emocionalmente se aprecian distancias. Otras veces,<br />

<strong>com</strong>o se verá enseguida, se rompe el juego porque las pulsiones o la inadecuada<br />

visión de lo más progresivo, hace aparecer modelos en lo que tampoco se<br />

<strong>con</strong>sigue el mejor tipo de "espacio <strong>com</strong>ún de encuentro ll<br />

•<br />

De esta realidad parece que puedan establecerse tres modelos a los que<br />

pueda reducirse el efecto final de las actitudes de búsqueda:<br />

<strong>familia</strong> distante<br />

<strong>familia</strong> simétrica<br />

<strong>familia</strong> <strong>com</strong>plementaria<br />

Cada una de ellas tiene un perfil propio.


'C.<br />

ESPACIO<br />

COMUN DE<br />

ENCUENTRO<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 85<br />

FAMILIA DISTANTE<br />

FAMILIA SIMETRICA<br />

FAMILIA COMPLEMENTARIA<br />

G GPARE'-'A<br />

PARE'-'A<br />

COMPLEMENTARIA<br />

ESPACIO COMUN<br />

DE ENCUENTRO<br />

DISTANTE<br />

PARE'-'A 51METRICA


86 José Antonio Ríos González<br />

Familia distante: En esta <strong>familia</strong> cada miembro anda por su sitio. No hay lugar<br />

de encuentro porque los miembros están fuertemente motivados por un deseo<br />

e impulso de independencia total que los dispersa. Cada uno es celoso de su<br />

propia independencia y autonomía, pero en grado más alto del debido para que<br />

se <strong>con</strong>siga una diferenciación personal sin temor a perder la propia identidad.<br />

Entre los miembros no hay <strong>com</strong>unicación, porque <strong>com</strong>unicar sentimientos sería<br />

amenazar el propio terreno. Hay, en síntesis, distanciamiento, alejamiento. Lo<br />

que puede aparecer en algún chispazo, no deja de ser un leve intento de<br />

encuentro que no se estabiliza y refuerza.<br />

<strong>La</strong> imagen gráfica de este tipo de <strong>familia</strong> sería la denominada IIA II en la figura<br />

anterior. Se indican los mismos tipos de pareja para mayor claridad del <strong>con</strong>cepto<br />

básico.<br />

Familia simétrica: En esta modalidad de <strong>familia</strong> los miembros están mezclados<br />

y <strong>con</strong>fusos. Ya sea por aprendizajes previos al momento de la observación,<br />

ya sea por la presión de ciertos mecanismos de IItroquelado ll<br />

de estilo de vida y<br />

relación, lo cierto es que no hay manifestaciones de autonomía ni de independencia.<br />

Alguien quiere hacer de los otros 1I0 tro yo idéntico ll<br />

• Hay una dinámica<br />

de poder y sometimiento en la que alguien domina y otros están dominados y<br />

<strong>con</strong>trolados. Hay pérdida de identidad y, por ello mismo, peligro de rotura por<br />

no poder IIser yo mismo". <strong>La</strong> tensión en estas <strong>familia</strong>s es patente. Pero nadie se<br />

atreve a levantar la bandera y presentar cara. Lo paradójico de tales <strong>familia</strong>s es<br />

que vistas desde el exterior y sin intentos de profundizar en ellas, tienen la<br />

fachada exterior de orden, equilibrio, salud mental, ausencia de <strong>con</strong>flictos, etc.,<br />

cuando en realidad es todo lo <strong>con</strong>trario porque nadie es sí mismo, sino una fría<br />

imagen especular de alguien que resulta intocable. El "terreno propio" es<br />

mínimo. <strong>La</strong> imagen gráfica de este tipo es la denominada "B" en la figura.<br />

Familia <strong>com</strong>plementaria: En la <strong>familia</strong> <strong>com</strong>plementaria cada uno es cada uno;<br />

cada uno es lo que es. Todos tienen sensación de ser lIyo mismo", aunque hay<br />

una zona de todos ("espacio <strong>com</strong>ún de encuentro") que no amenaza ni rompe<br />

la individualidad de los miembros de ese sistema. El que haya un "espacio<br />

<strong>com</strong>ún" facilita que cada cual vaya a él cuando lo necesite y quiera, sin miedo<br />

a ser manipulado, sometido o <strong>con</strong>trolado. Es un espacio abierto para entrar y<br />

salir porque sus fronteras son flexibles y sanas. Cada uno es <strong>con</strong>sciente de su<br />

propio valer, de su propia imagen, del respeto que le tienen los otros, que no<br />

necesita poner fronteras rígidas que aseguren que no va a ser invadido en su<br />

propia identidad. En ese "espacio <strong>com</strong>ún de encuentro" todos se <strong>com</strong>unican sin


Manual de Orientación y Terapia Familiar 87<br />

caretas, sin defensas, sin miedos. Todos refuerzan su adaptación; todos se<br />

hacen cada vez más II sí mismo ll<br />

porque el encuentro <strong>con</strong> los otros se <strong>con</strong>vierte<br />

en una fuente de mejor encuentro <strong>con</strong>sigo mismo en su más desnuda realidad.<br />

Cada miembro acepta, respeta y potencia la individualidad de los otros, estableciéndose<br />

así una circulariedad que le asegura que lo que él da a todos lo va<br />

a recibir también de todos. Es un intercambio permanente, <strong>con</strong>tínuo.<br />

<strong>La</strong> imagen gráfica de este modelo es la descrita <strong>com</strong>o "CII en la figura.<br />

El <strong>con</strong>tacto entre los miembros<br />

El <strong>con</strong>tacto en la <strong>familia</strong> lo entiendo <strong>com</strong>o el tipo de modalidad que toma la<br />

relación según el plano en que se sitúan los distintos miembros del sistema. De<br />

ahí surgen los siguientes tipos:<br />

• <strong>con</strong>tacto por relación objetiva<br />

• <strong>con</strong>tacto por relación 1I0 bjetal ll<br />

• <strong>con</strong>tacto por relación madura<br />

• <strong>con</strong>tacto por relación infantil<br />

Contacto por relación objetiva: <strong>La</strong> vinculación de los miembros entre sí se<br />

establece a través de lo que el otro es en sí mismo y <strong>com</strong>o tal, <strong>con</strong> todas sus<br />

facetas positivas y negativas, <strong>con</strong> sus posibilidades y límites, <strong>con</strong> sus luces y<br />

sus sombras. <strong>La</strong> percepción de los otros se realiza sin ponerle aditamentos<br />

idealizados o sublimados, por lo que no hay fantasmas que impidan tener una<br />

idea lo más real posible de lo que es cada uno por sí mismo.<br />

El <strong>con</strong>tacto, por ello mismo, es <strong>con</strong> un otro despojado de falsedades, sin<br />

máscaras, y tanto las demandas <strong>com</strong>o las expectativas se apoyan en lo que el<br />

otro puede dar realmente sin exigir más de lo debido.<br />

El <strong>con</strong>tacto, además, es de IItú ll<br />

a IItÚ", eliminando factores de <strong>con</strong>flictos.<br />

El esquema gráfico de este <strong>con</strong>tacto sería el de la página siguiente.<br />

A todo ello habría que añadir que en el <strong>con</strong>tacto por relación objetiva, el<br />

encuentro se verifica a nivel de igualdad en cuanto personas (lIde persona a<br />

persona ll<br />

) aunque cada uno de los miembros se encuentra en un nivel distinto<br />

en cuanto a edad o grado de madurez personal. El no aceptar esto en la dinámica<br />

<strong>familia</strong>r ocasiona verdaderos errores que perturban el crecimiento de sus<br />

miembros.


90 José Antonio Ríos González<br />

El <strong>con</strong>tacto por relación "objetal" produce un encuentro a nivel de desigualdad,<br />

ya que el lIyoll se encuentra <strong>con</strong> el IItú" no por lo que éste es, sino por lo que<br />

simboliza, representa, se desea que sea o se mitifica. Sería así:


Manual de Orientación y Terapia Familiar 91<br />

Lo 1I0 bjetivo ll y IIrealll queda empequeñecido, oculto por lo que se idealiza en<br />

el "otro ll que, a su vez, queda engrandecido y <strong>con</strong>vertido en una figura irreal.<br />

Contacto por relación madura: Puede coincidir <strong>con</strong> la relación objetiva ya<br />

que la percepción del "yoll y del "tú" se hace sin distorsiones y <strong>con</strong> aceptación<br />

plena de lo que es el IItúll/"otros ll , según se trate de relación de pareja o de<br />

relación <strong>con</strong> varios miembros del sistema.<br />

A este tipo de <strong>con</strong>tacto corresponde lo que se ha denominado "relación<br />

simétrica ll , que no hay que <strong>con</strong>fundir <strong>con</strong> lo que antes se ha denominado II<strong>familia</strong><br />

simétrica ll . <strong>La</strong> relación simétrica la han descrito, entre otros, JACKSON y HALEY<br />

(1966), diciendo que se da este tipo de relación cuando hay una situación de<br />

igualdad en la que todos los miembros tienen la misma libertad para tomar la<br />

iniciativa, verificándose, por ello, un intercambio simétrico. De ahí se deriva que<br />

todos pueden tomar, indistintamente, una iniciativa, una crítica, un <strong>con</strong>sejo.<br />

Tiene un cierto riesgo de <strong>com</strong>petitividad, pero supone un nivel de relación que<br />

favorece el progreso y, por supuesto, la <strong>com</strong>unicación que enriquece.<br />

Contacto por relación infantil: En ella los miembros que participan aportan<br />

tipos diferentes de <strong>con</strong>tacto y no todos tienen la misma libertad para iniciar,<br />

decidir cualquier cosa. En tal <strong>con</strong>tacto hay uno que toma la iniciativa mientras<br />

que el resto de miembros siguen lo marcado por aquél. Es una "relación<br />

<strong>com</strong>plementaria ll (8).<br />

Aquí no hay progreso ni <strong>com</strong>unicación enriquecedora.<br />

d) Fijar unas metas de relación<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong> que <strong>com</strong>ienza ha de realizar un trabajo tendente a fijar unos objetivos<br />

esenciales en torno a los que se estructura la relación.<br />

<strong>La</strong> labor del orientador en este aspecto es mostrar a la pareja que se <strong>con</strong>stituye<br />

el <strong>con</strong>junto de aspectos que quedan englobados en tal finalidad. Para ello puede<br />

servir de base lo expuesto en los apartados a, b, c, anteriores. Del planteamiento<br />

claro de ello depende que, en verdad, la <strong>familia</strong> tenga un camino que recorrer y<br />

unas pautas sobre las que pueda verificar de cuando en cuando una revisión<br />

de lo que <strong>con</strong>sigue y de los aspectos que están más necesitados de incrementar<br />

la búsqueda profunda que garantice el progreso.<br />

Quedarán incluídos dentro de este objetivo los aspectos que se describirán al<br />

hablar de la formación de la pareja. Por razones de claridad metodológica los<br />

incluyo en otro lugar, pero su empleo puede ser un puntal más en el momento<br />

de fijar estas metas.


92 José Antonio Ríos González<br />

e) Crear unos <strong>con</strong>fines respecto al S.F.O. de cada cónyuge<br />

<strong>La</strong> creación de una <strong>familia</strong> plantea un primer problema <strong>con</strong> respecto a la<br />

demarcación del terreno propio. El tema de los II<strong>con</strong>fines ll se hace inevitable,<br />

dado que hay que delimitar muy bien el nuevo tipo de relación <strong>con</strong> los miembros<br />

del sistema <strong>familia</strong>r de origen (S.F.O.).<br />

Una idea que hay que destacar es que la fijación de estos límites o fronteras<br />

no va <strong>con</strong>tra ningún sentimiento profundo de ligazón afectiva <strong>con</strong> los <strong>familia</strong>res<br />

próximos, sino que lo que se pretende es marcar un terreno propio donde se<br />

realicen aquellas metas educativas y de relación interpersonal -primero entre<br />

los <strong>com</strong>ponentes de la pareja y posteriormente entre éstos y los <strong>hijos</strong> que vayan<br />

viniendo- que van a <strong>con</strong>vertirse en el motor permanente del progreso y la<br />

cohesión de todo el sistema iniciado.<br />

Se trata, por tanto, de un replanteamiento del estilo de vida, del modo de<br />

practicar la solidaridad <strong>con</strong> los otros, de aceptar un cierto IIcorte ll <strong>con</strong> el pasado,<br />

pasos necesarios para <strong>con</strong>seguir el objetivo de IIsentirse casados ll o IIsentirse<br />

padres ll , sentimientos sobre los que se asienta emocionalmente el verdadero<br />

grupo primario que es el sistema <strong>familia</strong>r.<br />

<strong>La</strong>s repercusiones de unos <strong>con</strong>fines escasamente determinados son múltiples:<br />

intromisión de los padres de cada cónyuge en lo que <strong>con</strong>stituye el estilo de vida<br />

que éstos han de forjar, interferencias respecto a la determinación de valores,<br />

metas, prioridades preferentes, implantación de modelos que estiman <strong>com</strong>o<br />

mejores o más <strong>con</strong>venientes de cara a sectores e<strong>con</strong>ómicos, sociales, culturales,<br />

religiosos, políticos o profesionales. Mucho más clara es la intromisión de<br />

figuras del ambiente de origen en los criterios educativos a adoptar cuando<br />

llegue el momento de perfilar un camino por el que deba transcurrir la educación<br />

que haya que impartir a los <strong>hijos</strong> de los nuevos padres.<br />

Este área <strong>con</strong>stituye un punto central en el momento de trazar elllmapa ll<br />

de la<br />

<strong>familia</strong> recién creada. Tanto para el diagnóstico <strong>com</strong>o para la orientación o<br />

terapia posterior, el IImapall va a ser un medio utilísimo que ahorra muchas<br />

técnicas y acelera el descubrimiento de entresijos que tienen, en la falta de<br />

<strong>con</strong>fines claros, el origen de muchas preocupaciones.<br />

Sobre el IImapall se hablará más adelante.


11. El ser padres<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 93<br />

Los objetivos <strong>con</strong>seguidos en el primer tramo del camino que ha de recorrer<br />

una pareja van a sufrir un cambio en el momento de nacer el primer hijo. Ser<br />

padres no es un simple fenómeno biológico, sino que encierra y abarca todo un<br />

mundo de emociones muy sutiles. El que esto no se perciba y capte así no quiere<br />

decir que es de otro modo. Sin embargo, no viven igual esta realidad el hombre<br />

que la mujer. Si la mujer tiene evidencia inmediata de lo que es "ser madre", el<br />

varón no percibe en su biología esta realidad. GUITTON (1971) desde una<br />

perspectiva y BOLLEA (1957) desde planteamientos fundados en investigaciones<br />

más <strong>com</strong>plejas, destacan <strong>com</strong>o puntos centrales de la paternidad los<br />

siguientes:<br />

- Sorpresa<br />

- Responsabilidad<br />

- Colaboradores de la prolongación de la especie<br />

El <strong>con</strong>vertirse en padre/madre exige un cambio bastante fuerte en la realización<br />

de metas individuales y de pareja, hasta tal punto que los mecanismos de<br />

adaptación, <strong>com</strong>unicación, relación y <strong>con</strong>tacto que se han expuesto en páginas<br />

anteriores, necesitarán una <strong>con</strong>tinua a<strong>com</strong>odación en función de las obligaciones<br />

de paternidad y maternidad que van a aparecer.<br />

A lo largo de la vida de una <strong>familia</strong> se aprecia que ciertas dificultades y<br />

<strong>con</strong>flictos tienen su raíz en no saber distinguir y separar las funciones parentales<br />

(propias del padre y la madre) de las funciones <strong>con</strong>yugales.<br />

Es evidente que aparecen nuevas funciones que obligan a adecuar la dinámica<br />

interna de cada cual, la dinámica ya establecida de la propia pareja y la misma<br />

dinámica de los deseos y aspiraciones personales a las necesidades, exigencias,<br />

crianza y cuidados del hijo. Igualmente aparecen en los miembros de la<br />

pareja nuevas necesidades: las específicas del hecho de ser padre (necesidades<br />

paternales) y madre (necesidades maternales), <strong>con</strong> todo el riesgo que<br />

encierra el afrontar responsabilidades sobre las que no se tiene experiencia<br />

vivida y para las que valen escasamente otras realidades del pasado.<br />

Un problema frecuentemente necesitado de ayuda y orientación es el que<br />

aparece en el momento en que la presencia de un hijo se <strong>con</strong>vierte en amenaza<br />

para la satisfacción de las necesidades afectivas de cualquiera de los miembros<br />

de la pareja. Se teme perder afecto del otro miembro por el acaparamiento que<br />

provoca el recién nacido. A veces se plantea una auténtica crisis. Este hecho


96 José Antonio Ríos González<br />

• Delimitar muy bien que las aportaciones que hagan los sistemas <strong>familia</strong>res<br />

de origen sean ayudas para organizar las nuevas funciones de la <strong>familia</strong>,<br />

pero nunca a costa de romper o distorsionar el modelo que la pareja haya<br />

establecido en su primera fase de <strong>con</strong>stitución <strong>familia</strong>r.<br />

• Precisar que el refuerzo <strong>con</strong> las <strong>familia</strong>s de origen por los nuevos lazos<br />

afectivos <strong>con</strong> un nuevo miembro, no se <strong>con</strong>vierta en vínculos sutiles de<br />

dependencias cuajadas de gratificaciones secundarias que hacen perder<br />

autonomía y libertad intrasistémica en la pareja. Este es el caso, por citar<br />

alguno, de los nuevos padres que hipotecan ciertas libertades a cambio<br />

de que tíos, abuelos o parientes más o menos cer<strong>cano</strong>s, cuiden del hijo<br />

para poder disfrutar de un tiempo utilizado en expansión, libertad u ocio.<br />

• .Cuidar, de modo especial, que la presencia del primer hijo no suponga la<br />

creación del denominado "triángulo perverso", de tanta importancia para<br />

el diagnóstico cuidado de la relación <strong>familia</strong>r.<br />

Dada la importancia de este punto, merece la pena dedicarle un amplio<br />

<strong>com</strong>entario.<br />

El triángulo perverso<br />

En la situación hipotética planteada más arriba al hablar de la posible amenaza<br />

para la seguridad afectiva de un miembro de la pareja por el hecho de nacer un<br />

hijo, se encierra un gérmen de lo que puede ser un "triángulo perverso". Veamos.<br />

Por triángulo perverso se entiende "una situación de relación en el ámbito de<br />

la cual tres miembros de un sistema relacional pertenecientes a dos generaciones<br />

diversas, se disponen de tal modo que forman una alianza que una a dos<br />

de ellos, de generaciones distintas, <strong>con</strong>tra el tercero. Tal alianza se caracteriza<br />

por el hecho de ser negada por parte de los dos 'aliados' todas las veces que<br />

el tercero se lamenta de ello" (CANCRINI, 1973).<br />

Pueden destacarse estas notas características:<br />

1) <strong>La</strong>s personas que <strong>com</strong>ponen el triángulo no son iguales, y una de ellas<br />

pertenece a una generación diversa de la de las otras: padre-hijo, superior-súbdito,<br />

diriginte-dirigido, jefe-subordinado...<br />

2) En el proceso interactivo que se establece hay una persona de una<br />

generación que forma coalición <strong>con</strong> la de la otra generación, de tal manera<br />

que éstas, aliadas, se sitúan <strong>con</strong>tra la que está en el mismo plano<br />

generacional que la primera: madre-hijo "<strong>con</strong>tra" padre; padre-hijo "<strong>con</strong>tra"<br />

madre.


98 José Antonio Ríos González<br />

Hay un rodeo cuando los padres en <strong>con</strong>flicto utilizan al hijo, sin aliarlo<br />

claramente a ninguno de ellos, para mantener el subsistema <strong>con</strong>yugal <strong>con</strong> algún<br />

modo de equilibrio y armonía que no pasa de ser ilusoria.<br />

En este caso al hijo se le <strong>con</strong>vierte en un problema que hay que <strong>con</strong>sultar, sin<br />

darse cuenta de que ellos mismos refuerzan cualquier aspecto anómalo, para<br />

poder desviar o tapar sus propios problemas.<br />

Gráficamente se darían estas dos situaciones superpuestas al tiempo que la<br />

situación (e) sirve de Iltapadera" para la situación (O):<br />

Hijo<br />

<strong>con</strong>flictivo<br />

apareciendo muy unidos padre y madre en (e), frente al hijo, siendo la realidad<br />

que padre y madre están en <strong>con</strong>flicto entre sí (O) y el hijo ha sido víctima del<br />

"rodeo ll de ellos.<br />

Hay una coalición estable (o triángulo perverso) cuando se establece una<br />

coalición transgeneracional rígida <strong>con</strong>tra el otro progenitor, <strong>com</strong>o ya he descrito.<br />

Gráficamente la situación sería ésta:<br />

(C)


100 José Antonio Ríos González<br />

• Estas <strong>familia</strong>s adoptan una postura de verdadera resistencia al cambio que<br />

movilice a la totalidad de los miembros del sistema (la mayor parte de las<br />

veces centrado en los padres), buscando exclusivamente que cambie<br />

aquel miembro (el hijo) que han señalado <strong>com</strong>o <strong>con</strong>flictivo.<br />

• Tales padres prefieren que el hijo tenga alguna enfermedad orgánica antes<br />

que re<strong>con</strong>ocer que lo que está lIenfermo" es el <strong>con</strong>texto o las relaciones<br />

que se han establecido.<br />

• En estos sistemas <strong>familia</strong>res hay un cómplice que es preciso descubrir.<br />

Sólo él tiene la llave y mantiene oculta la dinámica de permanencia del<br />

<strong>con</strong>flicto. <strong>La</strong> <strong>com</strong>plicidad viene explicada porque gracias al <strong>con</strong>flicto se<br />

<strong>con</strong>siguen gratificaciones secundarias para no abordar otros niveles que<br />

resultan molestos o arduos de superar.<br />

• Un <strong>con</strong>flicto en un hijo ofrece a no pocos padres la posibilidad de ser padres<br />

de un determinado modo, aunque <strong>con</strong> la característica de serlo de un modo<br />

menos <strong>com</strong>prometido. No saben ser padres más allá de la procreación o<br />

de la actitud de tutela para aspectos relacionados <strong>con</strong> la salud del hijo. Lo<br />

que no saben es IIdar ll<br />

en otros niveles.<br />

Ser padres <strong>con</strong>stituye un paso importante en el proceso evolutivo del sistema<br />

<strong>familia</strong>r. Y de su adecuado modo de vivir esta profunda realidad depende la<br />

buena o mala salud mental del núcleo <strong>familia</strong>r.<br />

Ha quedado apuntado un núcleo originario de problemas, aunque la misión<br />

paterna y materna encierra otros aspectos que se verán en el próximo capítulo<br />

***<br />

111. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> <strong>con</strong> <strong>hijos</strong> en edad preescolar<br />

Para una mejor <strong>com</strong>prensión del ciclo vital que abarca este período, hay que<br />

decir que se entiende por edad preescolar la etapa cronológica <strong>com</strong>prendida<br />

entre el nacimiento y el <strong>com</strong>ienzo de la vida de relación en una institución<br />

educativa. No obstante este <strong>con</strong>cepto, la realidad ofrece una gran variedad en<br />

cuanto a edades <strong>con</strong>cretas en que esto se realiza. Teóricamente la edad<br />

preescolar llegaría hasta el <strong>com</strong>ienzo de la Educación Primaria, si se tiene en<br />

cuenta que es ahí donde se inicia la vida escolar 1I0 ficial ll<br />

• <strong>La</strong> realidad es otra:<br />

todos los niños toman <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> las instituciones educativas mucho antes,<br />

ya que factores sociales, e<strong>con</strong>ómicos y culturales presionan para que la incorporación<br />

a una institución (guardería infantil, jardín de infancia, parvulario) sea<br />

mucho más precoz.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 101<br />

Por otra parte, y desde una <strong>con</strong>sideración psicológica, esta etapa exige<br />

actualmente un mayor ajuste también desde el punto de vista del momento en<br />

que se inicia. Tal afirmación viene respaldada por el hecho indiscutible de que<br />

dentro de la infancia no basta hablar de dos o tres infancias (1 ª: del nacimiento<br />

al tercer año; 2ª: de los cuatro a los siete años; 3ª: de los ocho al <strong>com</strong>ienzo de<br />

la preadolescencia -10/11 años-) (MONEDERO, 1972), sino que lIel primer año<br />

de vida ll<br />

<strong>con</strong>stituye un ciclo vital <strong>con</strong> características tan peculiares y fenómenos<br />

tan importantes que lo <strong>con</strong>vierten en un período <strong>con</strong> entidad propia (SPITZ,<br />

1970).<br />

Esto obliga a ajustar, desde una perspectiva operativa y <strong>con</strong> vistas a dar<br />

criterios claros a los padres sobre lo que representa la relación <strong>con</strong> los <strong>hijos</strong>,<br />

mientras permanecen estrechamente vinculados al ambiente doméstico de la<br />

<strong>familia</strong>, lo que aquí se entiende por período preescolar, ya que en él tienen lugar<br />

procesos evolutivos de enormes repercusiones en la maduración de la personalidad<br />

del hijo.<br />

Dicho esto podrían mostrarse dos esquemas en los que se vean claramente<br />

las fases de la infancia y, posteriormente, lo que abarcaría teóricamente la edad<br />

preescolar. A ello habría que añadir lo que en realidad, y dadas las circunstancias<br />

sociales del momento en que se vive, va a <strong>con</strong>siderarse aquí <strong>com</strong>o lIedad<br />

preescolar ll<br />

:<br />

INFANCIA:<br />

Años 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1O 11 ...<br />

I 1 I<br />

Inf. 1ª 2ª 3ª<br />

EDAD PREESCOLAR (Teóricamente):<br />

Nacimiento 2 3 4 5 6<br />

Vida en <strong>familia</strong><br />

(Preescolar)<br />

Inicio escolaridad<br />

(E. G. S.)


102 José Antonio Ríos González<br />

EDAD PREESCOLAR (Situación real actual):<br />

Nacimiento Primer año<br />

Guardería<br />

234<br />

I I<br />

Jardín<br />

5 6<br />

Parvulario<br />

<strong>La</strong> situación real -la que viven cada día la inmensa mayoría de las <strong>familia</strong>splantea<br />

muchos problemas de cara a lo que ha de ser la maduración del niño.<br />

<strong>La</strong> perspectiva teórica es válida para tratar de enfocar y poner luz en las<br />

realidades que chocan <strong>con</strong> lo que psíquicamente es necesario mantener si<br />

queremos ayudar al niño de cara a su futuro.<br />

Hay que partir de un hecho cierto: muchos niños, y parece que cada vez más<br />

<strong>con</strong>forme la incorporación de la mujer/madre al mundo del trabajo es más<br />

frecuente, ya desde el primer año de vida viven en una institución más o menos<br />

adecuada desde el punto de vista educativo. Algunos niños viven varias horas<br />

diarias en la Guardería cuando sólo cuentan días.<br />

Lo que es una realidad socio-<strong>familia</strong>r se <strong>con</strong>vierte en un hecho irreversible. Y<br />

la <strong>familia</strong>, en este ciclo vital <strong>con</strong>creto, precisa tener ideas claras sobre las<br />

repercusiones que puede tenertal realidad. En la medida en que unos buenos<br />

medios de orientación preparen a la <strong>familia</strong> para afrontar este desafío, podrán<br />

evitarse mayores males.<br />

En este ciclo vital tienen lugar procesos de capital importancia, la mayor parte<br />

de ellos centrados en el tipo de relación madre-hijo, arrancando de ahí una serie<br />

de repercusiones de gran profundidad.<br />

Como se verá al hablar de la figura paterna, no todo queda reducido a tal<br />

relación madre-hijo, pero sí puede afirmarse que el mayor porcentaje de incidencia<br />

en lo que va a ser la <strong>con</strong>stitución de la personalidad, corre a cargo de la<br />

madre en este período. Más claramente de lo que suceda en el primer año de<br />

vida, pero también del tipo de enriquecimiento afectivo que se <strong>con</strong>siga a lo largo<br />

de toda la primera infancia (0-3 años de edad cronológica).<br />

Los procesos centrales durante el período preescolar son los siguientes:<br />

1. <strong>La</strong> relación afectiva <strong>con</strong> la madre<br />

***<br />

a) A través de la lactancia y el destete<br />

b) En el aprendizaje de los primeros hábitos<br />

c) A través de la pre-identificación


2. <strong>La</strong> relación afectiva <strong>con</strong> el padre<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 103<br />

a) A través del 11efecto Guadiana"<br />

b) Con el inicio de la identificación primaria<br />

Puede advertirse cómo de manera más clara se establecen en este período<br />

dos subsistemas claros de relación: a) el subsistema de <strong>com</strong>unicación Madre­<br />

Hijo; b) el subsistema de relación Padre-Hijo.<br />

<strong>La</strong> adecuada o inadecuada realización de lo que somatopsíquicamente corresponde<br />

a cada uno de ellos, dará lugar a la aparición de fenómenos muy<br />

peculiares y ampliamente estudiados a lo largo de los últimos años. Como de<br />

algunos de ellos habrá ocasión de hablar en otros lugares, para mayor claridad<br />

metodológica aquí me voy a centrar en los siguientes puntos:<br />

• Abandono y subsistema Madre-Hijo<br />

• Efectos del abandono materno<br />

Abandono y subsistema Madre-Hijo en período preescolar<br />

El tipo de relación que se establece entre madre e hijo actúa de manera<br />

profunda en todo lo que representa la evolución del niño. Es a través de esa<br />

relación <strong>com</strong>o se ponen las bases para lo que serán las vinculaciones <strong>con</strong> el<br />

mundo externo inmediato y lejano. <strong>La</strong> madre envía mensajes a través de un<br />

mundo táctil que desencadena en el niño reacciones positivas <strong>com</strong>o son el<br />

abrazo, la sonrisa, la búsqueda de alimento y el deseo de exploración. También<br />

desencadena reacciones negativas: llanto, irritabilidad, pena.<br />

<strong>La</strong> necesidad de <strong>com</strong>unicación desencadenará en el niño sensaciones placenteras<br />

o reacciones de displacer <strong>con</strong> las que la recodificación del mensaje<br />

primitivo será enviada a la madre en forma de nuevo mensaje de aceptación o<br />

rechazo. Si el niño no recibe en las primeras impresiones la sensación de ser<br />

aceptado <strong>com</strong>o ser individualizado y <strong>con</strong>creto, devolverá a la madre un lenguaje<br />

que expresará su sensación profunda de abandono.<br />

En los primeros momentos de la relación ya se estará haciendo patente esta<br />

interacción madre-hijo, y ahí donde actualmente pone su empeño investigador<br />

AJURIAGUERRA, que trata de ver "qué sucede" en ese primer encuentro de la<br />

madre primípara <strong>con</strong> su hijo.<br />

Si es verdad que la madre no sabe ser madre, puede aparecer el rechazo del<br />

hijo. Y el mismo hijo, ser creador del amor materno según él, estructurará un<br />

estado de anafectividad o anoxia afectiva que le a<strong>com</strong>pañará a lo largo de toda<br />

su vida (AJURIAGUERRA, 1978).


106 José Antonio Ríos González<br />

estimo que aumenta de día en día (10)- una fuerte <strong>con</strong>causa de actitudes de<br />

"abandono" que incidirán necesariamente sobre la personalidad del hijo.<br />

<strong>La</strong> experiencia clínica indica cómo el hijo no-deseado ni-aceptado, rumia una<br />

morbosa culpabilidad por saber que ha venido al mundo sin ser deseado (S.<br />

CIBELLI, 1958), teniendo ocasión de tratar a personas en las que la superación<br />

de tal <strong>con</strong>flicto ha llevado largos años de psicoterapia hasta integrar los propios<br />

valores <strong>con</strong> el sentimiento de rechazo que habían albergado durante muchos<br />

años.<br />

En el lactante puede vivirse un estado de abandono al verse privado del<br />

alimento materno en una fase tan primordial <strong>com</strong>o es la <strong>con</strong>tenida en la relación<br />

preobjetal. Si la carencia se estructura antes del período normal en el que la<br />

relación se <strong>con</strong>vierte en "objetal", el desarrollo psicoafectivo sufrirá alteraciones<br />

de mayor o menor intensidad.<br />

El abandono se estructura aquí porque el niño se separa de la madre mucho<br />

antes de sentirla <strong>com</strong>o algo distinto-a-sí-mismo. M. KLEIN (1932) fija <strong>com</strong>o inicio<br />

de la percepción de la madre <strong>com</strong>o figura distinta-de-sí-mismo el segundo<br />

cuatrimestre de vida (4º a 8º mes de vida), de tal modo que cualquier interrupción<br />

de la relación madre-hijo en los meses anteriores, se vivirá <strong>com</strong>o una verdadera<br />

amputación emocional, <strong>con</strong> repercusiones físicas y neurológicas.<br />

<strong>La</strong> relación preobjetal interrumpida ha sido estudiada por A. DELL'ANTONIO<br />

(1968), llegando a la <strong>con</strong>clusión de que los niños que cambian de ama de cría<br />

en el segundo semestre de vida tienen mayor número de reacciones adecuadas<br />

a las situaciones de <strong>com</strong>unicación interpersonal y a la adaptación cuando<br />

aparecen frustraciones en el juego. El daño es, por tanto, menor cuando el<br />

cambio de "ama" se realiza después de iniciada la relación objetal <strong>con</strong> la que<br />

sustituyó a la madre. El daño en el desarrollo psicoafectivo del lactante es mayor<br />

si la relación <strong>con</strong> tal figura maternal se interrumpe en los primeros meses de<br />

vida.<br />

Otros estudios han puesto de relieve la incidencia de una alimentación al pecho<br />

y una alimentación artificial en la aparición precoz del asma y algunos tipos de<br />

eczemas (GRILLO, 1972, 1973; RESTA, 1955; NOCCIOLI y RUGANI, 1957;<br />

PANTAROTTO y coL, 1976), aspectos que corroboran la importancia de la<br />

relación afectiva <strong>con</strong> la madre.<br />

En el análisis de la díada madre-hijo aparecen estados de semicarencias<br />

particulares cuando alguna circunstancia específica altera lo que es la normal<br />

relación entre estas dos personalidades. V. RAPISARDA, F.R. BARLETIA YM.<br />

MARCELLINI (1970) han estudiado las relaciones del prematuro entre los días


Manual de Orientación y Terapia Familiar 107<br />

2 Y 23 de vida, cuando se ve sometido a la carencia del <strong>con</strong>tacto físico de la<br />

madre por tener que permanecer bajo <strong>con</strong>trol y observación en la incubadora.<br />

El resultado inmediato de tal abandono es una <strong>con</strong>ducta caracterizada por<br />

indiferencia al <strong>con</strong>tacto (9 de 30 sujetos), torpeza, succión poco eficaz y<br />

dificultad para despertar a la hora del biberón (los mismos sujetos), mientras<br />

que estructuraban una <strong>con</strong>ducta de búsqueda una vez gratificados <strong>con</strong> el<br />

<strong>con</strong>tacto de un cojín de goma-espuma provocador de un estímulo suave (21 de<br />

los 30 niños observados). En éstos, por otra parte, este agradecimiento al<br />

<strong>con</strong>tacto se traducía en una <strong>con</strong>ducta de tranquilidad al tocar el cojín, tocarlo<br />

<strong>con</strong> las manos, girar la cabeza hacia el lado donde se en<strong>con</strong>traba éste, así <strong>com</strong>o<br />

la realización de movimientos rítmicos de succión dirigidos al mismo cojín.<br />

Esto indica la necesidad de un <strong>con</strong>tacto cutáneo del tipo que el mismo<br />

AJURIAGUERRA (1978) ha descrito cuando ha dicho que la madre es para el<br />

niño, piel, calor, caricia y voz, <strong>con</strong>stituyéndose en ellas las lIaferencias emocionales"<br />

que son el campo y el camino para la madurez biológica dentro del ámbito<br />

de los <strong>com</strong>portamientos de vinculación.<br />

Otro tipo de semicarencia puede vivirlo el niño durante el proceso de incorporación<br />

precoz a una institución de cuidados o pedagógica. Este es el caso a que<br />

aludía anteriormente y que está <strong>con</strong>stituyendo un verdadero problema desde<br />

<strong>con</strong>sideraciones psicológicas.<br />

P. BENEDETTI Y G. DE GIORGIS (1959) han estudiado lo que sucede en 80<br />

niños <strong>con</strong> una permanencia en el Asilo-Nido (equivalente a nuestras Guarderías<br />

Infantiles), entre 30 días y 11 meses (<strong>con</strong> una media de 3,6) y separados de la<br />

madre durante 8 horas diarias (de 8 de la mañana a 6,30 de la tarde) teniendo<br />

todos ellos edades <strong>com</strong>prendidas entre 12 semanas y 16 meses. Sus <strong>con</strong>clusiones<br />

son las siguientes:<br />

• El ritmo de sueño es adecuado en las horas de permanencia en el<br />

Asilo-Nido, alterándose en su casa<br />

• El ritmo de alimentación/hambre se perturba en casa <strong>con</strong> rechazos de<br />

alimentos que no aparecen durante la estancia en el Asilo-Nido<br />

• <strong>La</strong> adaptación a nuevas situaciones es menor y más frustrante para los<br />

niños que frecuentan el Asilo-Nido, sobre todo en lo relativo a la capacidad<br />

de solucionar nuevas situaciones<br />

• Aparecen rasgos de pasividad, escasa iniciativa, uniformidad estereotipada<br />

en las soluciones, manteniendo una dependencia del observador, ya<br />

que esperan de él palabras o gestos de ánimo antes de iniciar cualquier


108 José Antonio R(os González<br />

actividad nueva. (El grupo de <strong>con</strong>trol no busca estas estimulaciones, sino<br />

aprobación dentro de cierta indiferencia independiente)<br />

• El llanto de los niños del Nido es monótono, lamentoso y uniforme, frente<br />

a lo vivaz, arrítmico y agitado de los del grupo <strong>con</strong>trol<br />

• <strong>La</strong> reacción ante los nuevos juguetes es de mayor indiferencia, lento<br />

acercamiento, agarre y manipulación monótono y uniforme, mientras que<br />

los del grupo <strong>con</strong>trol estructuran un acercamiento rápido, manipulación<br />

exploratoria más rica y un más rápido abandono del juguete.<br />

• <strong>La</strong> psi<strong>com</strong>otricidad aparece más retrasada en los niños del Asilo-Nido<br />

• <strong>La</strong> reacción ante la luz, color y sonido no presenta diferencias significativas.<br />

Concluyen estos autores que la permanencia precoz en el Asilo-Nido puede<br />

<strong>con</strong>siderarse <strong>com</strong>o un factor hospitalizante, entendido tal término <strong>com</strong>o la<br />

<strong>con</strong>secuencia de una suma de frustraciones cercanas temporalmente y en<br />

sujetos en los que se instaura una perturbada relación <strong>con</strong> la figura materna por<br />

la prolongada separación en edades tan tempranas.<br />

<strong>La</strong> importancia de estas <strong>con</strong>clusiones pone el dedo en la llaga de una realidad<br />

social ya mencionada.<br />

<strong>La</strong> búsqueda de soluciones que mitiguen estas realidades no es tarea fácil. Sé<br />

que muchas veces se busca la solución mediante el intento de <strong>com</strong>pensar las<br />

carencias en las horas de <strong>con</strong>tacto, relación y cercanía. Sin embargo, y también<br />

aquí llega P. BENEOETTI, la IIhiperprotección <strong>con</strong> que muchas madres desean<br />

<strong>com</strong>pensar estas separaciones provoca una reacción ansiosa y asume un valor<br />

de verdadero estrés sensorial por lo que lleva de participación ansiógena ll<br />

(BENEOETTI y DE GIORGIS, 1959). Tal vez la orientación de estas madres<br />

haya que hacerla mediante técnicas que impidan aparecer estos elementos<br />

ansiógenos que obstaculizarán que el poco tiempo de <strong>con</strong>tacto pueda <strong>con</strong>vertirse<br />

en un factor de enriquecimiento para el hijo.<br />

Otro tipo de carencias aparece en el fenómeno que viene denominándose<br />

maternaje inadecuado, <strong>con</strong> repercusión posterior en la aparición de depresiones<br />

o equivalentes depresivos. L. DI CAGNO Y F. RAVETTO (1972), ven en la base<br />

de toda depresión un tejido de IIpérdidas", reales o imaginadas, de lo que es el<br />

ligamen de amor cuya matriz inicial es la primera relación objetal madre-hijo.<br />

Igualmente, la existencia de un IImaternaje" no ideal (WINNICOTTy SPERLING,<br />

1959), así <strong>com</strong>o la pérdida delllobjeto de amor fundamental ll<br />

(JOFFE y SANO­<br />

LER, 1967), <strong>con</strong>dicionan la aparición de respuestas afectivas de tipo depresivo


Manual de Orientación y Terapia Familiar 109<br />

o formas enmascaradas que tienen el significado de lIequivalentes depresivos ll<br />

tales <strong>com</strong>o las fobias, obsesiones, inhibiciones, estados maníacos, alteraciones<br />

del sueño y de la alimentación, síntomas psicosomáticos, inestabilidad, astenia<br />

y aburrimiento.<br />

En los sujetos estudiados por DI CAGNO (1972), de edades <strong>com</strong>prendidas<br />

entre 4 años y medio y 13, Y afectados por sintomatología depresiva por<br />

carencias maternales parciales, se podían en<strong>con</strong>trar las siguientes características:<br />

• Extrema dependencia del objeto.<br />

• Contínua exigencia de amor y manifestaciones de amor.<br />

• Tendencia al aislamiento.<br />

• Escasa estima de sí mismos.<br />

• Escasa capacidad para sublimar los impulsos libidinales.<br />

• Nivel evolutivo de tipo pulsional-anal.<br />

• Tendencia a la regresión sádico-oral.<br />

• Agresividad parcialmente dirigida al exterior (acting) y parcialmente hacia<br />

sí (somatizaciones).<br />

• Mecanismos de defensa poco válidos y eficaces.<br />

• Fijación a la etapa del IIprincipio del placer ll<br />

•<br />

• Escaso rendimiento escolar a pesar de la buena dotación intelectual de<br />

base.<br />

En la historia clínica de los sujetos se aprecia que tal cuadro de características<br />

venía ya anticipado por <strong>con</strong>ductas presentes en el primer año de vida, destacándose<br />

una lactancia prolongada hasta el 5º/6º mes, pero <strong>con</strong> alteraciones<br />

bioinstintuales en forma de anorexia, vómitos, insomnios.<br />

Todo ello indica que el maternaje no era adecuado desde estas etapas.<br />

<strong>La</strong> sintomatología se acentuaba siempre que se renovaba la sensación de<br />

separación o pérdida, apareciendo <strong>com</strong>o elemento indispensable una IIdistorsión<br />

cualitativa ll<br />

de la relación afectiva y una IIdis<strong>con</strong>tinuidad ll<br />

<strong>com</strong>o elemento<br />

diferenciador gue <strong>con</strong>diciona la estructura del cuadro depresivo.<br />

<strong>La</strong> <strong>con</strong>clusión <strong>com</strong>ún en todos los autores es que la presencia de abandono<br />

afectivo materno actúa <strong>com</strong>o elemento desencadenante de cuadros depresivos<br />

a lo largo de la edad evolutiva (CAPLAN y DOUGLAS, 1969; BOWLBY, 1960,<br />

1972; MONRO, 1966).<br />

***


110 José Antonio Ríos González<br />

Un efecto <strong>com</strong>ún en casi todos los casos de abandono materno es la aparición<br />

de lo que puede denominarse lenguaje sintomático y que será el gérmen de los<br />

<strong>com</strong>portamientos sintomáticos de tanta importancia a lo largo de la edad<br />

evolutiva. Aunque este fenómeno habrá de ser tratado en varios lugares,<br />

interesa destacar aquí que cuando hay carencias o vacíos afectivos a nivel de<br />

pobreza de dedicación y cuidados, el hijo "sabe" que puede introducir algo que<br />

remueva la pasividad de los otros, en especial de la madre. Tratará de llamar la<br />

atención, aunque sea de manera "anormal" para, de este modo, ser tenido en<br />

cuenta de alguna manera.<br />

En la edad preescolar <strong>com</strong>ienzan a aparecer síntomas que <strong>con</strong>stituyen un<br />

verdadero lenguaje por parte del niño. Los padres deben <strong>con</strong>ocer los más<br />

frecuentes, ya que al detectar su presencia puede plantearse, <strong>com</strong>o medida<br />

preventiva que impida la cristalización de los mismos en el interior de la<br />

estructura de la personalidad del hijo, la búsqueda de las causas que los<br />

originan. Máxime si tenemos en cuenta que el <strong>com</strong>ponente "<strong>com</strong>unicativo" del<br />

síntoma es la mejor pista para indicar que el sistema de relación <strong>familia</strong>r está<br />

amenazado en algún punto.<br />

Pero no todo ha de ser negativo en esta fase. En ella, de manera silenciosa y<br />

oculta, se está fraguando un proceso de capital importancia para el porvenir del<br />

niño: se inician las identificaciones <strong>con</strong> dos fenómenos trascendentales: la<br />

preidentificación <strong>con</strong> la madre y la identificación <strong>con</strong> la figura paterna (identificación<br />

primaria). De una y otra van a depender los pasos siguientes en el<br />

desarrollo de una personalidad adulta, madura y bien estructurada. Porque del<br />

juego de identificaciones va a depender el tipo de identidad que se logre en la<br />

adolescencia.<br />

***<br />

Estos dos puntos -preidentificación e identificación primaria- es aquí donde<br />

cronológica y emocionalmente tienen su lugar. De ahí que la cercanía de las<br />

figuras parentales no deba ser interferida ni interrumpida por una rotura de<br />

ligámenes antes del tiempo debido. Esto debe estar <strong>con</strong>solidado antes de iniciar<br />

la vida escolar.


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

IV. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> <strong>con</strong> <strong>hijos</strong> en edad escolar<br />

<strong>La</strong> socialización<br />

No puede precisarse <strong>con</strong> exactitud cuándo se inician los procesos de socialización.<br />

Parece que una falta de estímulos por parte del ambiente bloquea las<br />

necesidades de <strong>com</strong>unicación y <strong>con</strong>tacto que experimenta el niño desde los<br />

primeros días. Lo que en ello juegan tres signos de <strong>com</strong>unicación -mirada,<br />

sonrisa y tacto- es cada vez más evidente. De tal modo que la carencia de ellos,<br />

o lila defectuosa recepción de estímulos, por pobre «aferentización», se percibe<br />

en el segundo, tercero y en los años subsiguientes de la vida ll<br />

, llegando a<br />

<strong>con</strong>secuencias más graves <strong>com</strong>o que lila articulación verbal es defectuosa, las<br />

aptitudes para el juego pobres y limitadas, y, sobre todo, la adquisición de<br />

<strong>con</strong>ceptos generales sufre un grave deterioro. El mundo <strong>con</strong>ceptual queda<br />

lacunar, insuficiente. Es impreciso y desordenado. En los juegos se observa, en<br />

estos niños, una defectuosa delimitación entre lo que es IItuyo ll y II mío" (ROF<br />

CARBALLO, 1972).<br />

Por ello, el primer <strong>con</strong>cepto o idea a tener en cuenta al afrontar el estudio de<br />

la socialización del ser humano es que, si partimos de admitir que el niño está<br />

en <strong>con</strong>tínuo desarrollo, sería erróneo tratar de verlo <strong>com</strong>o un ser aislado. <strong>La</strong>s<br />

coordenadas sociales inciden sobre el desarrollo del ser humano. <strong>La</strong> socialización,<br />

de este modo, se <strong>con</strong>vierte en una de las más fuertes causas de evolución<br />

intelectual y afectiva del- hombre.<br />

Pero la socialización no puede <strong>con</strong>cebirse <strong>com</strong>o la influencia del ambiente<br />

sobre el niño pasivo. No está socializado el niño que logre una sumisión pasiva<br />

a cuanto le viene dado desde fuera. El ser bien <strong>con</strong>dicionado y eternamente<br />

obediente no es ningún ideal educativo, <strong>com</strong>o tampoco debe entenderse la<br />

socialización <strong>com</strong>o la aceptación sumisa de normas <strong>con</strong>struidas por un determinado<br />

grupo social.<br />

Socializar no es, por tanto, distorsionar la personalidad, sino ponerla en camino<br />

de ser persona <strong>con</strong> todo lo que tal expresión lleva <strong>con</strong>sigo. Es, pues, una<br />

participación activa y directa en las respuestas que el mismo sujeto debe darse<br />

ante los otros, siendo una respuesta IIsuya" a las exigencias e interrogantes que<br />

le presenta el grupo.<br />

Aunque la socialización es un proceso inacabado pueden fijarse algunos<br />

momentos especialmente significativos en orden a la estructuración de este tipo<br />

111


Manual de Orientación y Terapia Familiar 113<br />

Aparecerá aquí un fenómeno -desgraciadamente ignorado por padres y educadores-<br />

según el cual el niño se somete bien a la disciplina del grupo espontáneo<br />

(psicogrupo fundado en razones afectivas), mientras que se adapta mal<br />

a la de la clase y la propia <strong>familia</strong> (sociogrupo basado en relaciones formales);<br />

hecho que se aprovecha muy poco para crear estímulos, motivaciones y<br />

búsqueda de éxitos al amparo de la afectividad plenamente satisfecha.<br />

Esta es la razón de que en la <strong>con</strong>ducta del niño aparezcan actitudes negativistas<br />

y de oposición a cuanto le viene impuesto desde el exterior. Estas<br />

respuestas no tienen nada de anormal, sino que significarán la búsqueda de<br />

<strong>com</strong>portamientos acordes <strong>con</strong> sus profundas y reales necesidades.<br />

A la luz de este criterio, y <strong>com</strong>o formas de expresar un camino hacia la<br />

socialización en el sentido antes expuesto, hay que interpretar las siguientes<br />

actitudes:<br />

• Oposición a todo criterio de autoridad que no venga arropado en razones<br />

afectivas.<br />

• Oposición a los deseos del adulto <strong>com</strong>o expresión de aprendizaje de la<br />

propia libertad.<br />

• Agresividad ante el adulto para ver cómo reacciona ante lo IImaloll y<br />

aprender de él el uso debido para una mayor integración de sus tendencias.<br />

• Irritabilidad <strong>com</strong>o defensa de un lIyo ll amenazado.<br />

• Hostilidad y destructividad <strong>com</strong>o signos de una fuerte necesidad de<br />

<strong>con</strong>seguir mayor seguridad.<br />

• liNo he oido ll<br />

, lino he entendido ll<br />

, <strong>com</strong>o agresión a algo que le molesta y no<br />

desea o no sabe expresar de manera clara. Es un rechazo camuflado.<br />

De este modo la socialización va a ir pareja a la <strong>con</strong>quista de una sana<br />

independencia, tarea que no se acaba en la infancia, pero en la cual pone las<br />

bases de lo que será un progresivo desarrollo de tal proceso (REYMOND-RI­<br />

VIER, 1971).<br />

E/Juego<br />

El encuentro <strong>con</strong> el mundo de los otros se realiza a través del trabajo y del<br />

juego. Si la clase es para el niño una <strong>com</strong>unidad de trabajo, también debe ser<br />

una <strong>com</strong>unidad de juego. Mediante ambos elementos, debidamente integrados,<br />

el niño descubre que la relación <strong>con</strong> los otros no es una simple relación de


114 José Antonio Ríos González<br />

dependencia, sino que encierra otros valores. En el juego descubrirá que puede<br />

influir sobre los otros, y, a la vez, será influido de modo distinto a <strong>com</strong>o lo había<br />

sido hasta esta edad: no habrá presión autoritaria, sino que se <strong>con</strong>vertirá en<br />

motivación. Aparecerá al mismo tiempo el matiz de lo cooperativo, tendiendo a<br />

permanecer al lado de los otros, jugar en colaboración una vez superadas las<br />

etapas en que el objeto de juego era el propio cuerpo o el juego <strong>con</strong> su mundo<br />

de imaginación y ensueño.<br />

<strong>La</strong> actividad de grupo empieza a imponerse y necesita jugar <strong>con</strong> los otros para<br />

seguir socializándose.<br />

El juego es una manifestación que no sólo debe ser aceptada en el <strong>com</strong>portamiento<br />

infantil, sino que la misma <strong>familia</strong> ha de estimular cuanto le sea posible.<br />

Se ha afirmado, <strong>con</strong> toda razón, que el juego es la forma privilegiada de<br />

expresión infantil, ya que al jugar el niño <strong>con</strong>sigue:<br />

• Escenificar parte de sus deseos.<br />

• Dominar el entorno que le rodea.<br />

***<br />

• Traducir en actos las pulsiones que le empujan y las prohibiciones que se<br />

le oponen.<br />

• Defenderse de sus <strong>con</strong>flictos mediante desplazamientos hacia áreas más<br />

<strong>con</strong>structivas.<br />

Pero hay que distinguir lo que supone en la vida del niño el juego <strong>com</strong>o<br />

expresión de vivencias internas y lo que no pocas veces se impone al niño al<br />

tiempo que se le coloca fuera de un <strong>con</strong>texto emocional por la presión de lo que<br />

desean para él los adultos.<br />

Es ahí donde queda colocado el tema del juguete que <strong>con</strong>stituye un nivel muy<br />

peculiar de la actividad del niño ante la realidad y la fantasía. El juguete es un<br />

objeto transicional en el que el niño vuelca muchos de sus deseos y transforma<br />

parte de su mundo interno. Pero no todo juguete resulta educativo.<br />

El niño, de por sí, no habría inventado el juguete. Este es un invento del adulto,<br />

ya que para el niño todo es bueno para jugar: desde una caja de cartón que se<br />

desecha por inútil, hasta un trozo de alambre, un pedazo de cinta aislante y un<br />

palillo de dientes. Con estos tres trozos de cosas el niño <strong>con</strong>struye un maravilloso<br />

barco que sale a pescar en alta mar y regresa cargado de peces. Al niño<br />

le basta una lata de sardinas vacía o una serie de sillas o un muelle viejo. Porque


Manual de Orientación y Terapia Familiar 115<br />

el muelle viejo estimula la creatividad, y la lata vacía es un caballo que va a<br />

beber a la charca, y las sillas se transforman en un maravilloso tren que atraviesa<br />

praderas y valles.<br />

No se trata, por tanto, de estimular al <strong>con</strong>sumismo del juguete <strong>com</strong>ercializado,<br />

sino de descubrir lo que hay en cada pedazo de realidad para <strong>con</strong>vertirlo en<br />

motivo de improvisación y área de imaginación. MATEOS COLINO (1977) ha<br />

expresado acertadamente esta realidad en un relato auténtico que ha titulado<br />

"El niño rico y... el otro" que me resisto a omitir por cuanto evita cualquier<br />

<strong>com</strong>entario al respecto. Dice así:<br />

1. Tengo, tengo, tengo,<br />

tú no tienes nada;<br />

tengo una linda escopeta<br />

que dispara...<br />

un camión así de grande,<br />

un acordeón, una flauta...<br />

2. Yo tengo una piedrecita<br />

colorada.<br />

1. Tengo, tengo, tengo,<br />

tú no tienes nada;<br />

tengo el coche de papá,<br />

un tren que corre solito,<br />

un helicóptero, un pito...<br />

2. Yo tengo un tornillo nuevo<br />

que cambié por una rana.<br />

1. Tengo, tengo, tengo,<br />

tú no tienes nada;<br />

tengo un sable de verdad,<br />

un cuarto <strong>con</strong> mil juguetes .<br />

un jardín que es sólo mío .<br />

2. ¡Mira éste! Y yo un río<br />

para escupir en el agua...<br />

y una largatija verde<br />

y un cristal para mirarla,


116 José Antonio Ríos González<br />

un hermanito pequeño<br />

que se monta a mis espaldas,<br />

y otro hermano que es IIsoldao ll<br />

<strong>con</strong> los botones de plata...<br />

y me sé un nido de chovas<br />

en lo alto de una rama...<br />

y un rincón de amapolas,<br />

y una estrella que me guiña,<br />

y una araña... ¡Ah!... ¡Ah!<br />

¡Y dice que no tengo nada!...<br />

El niño en esta etapa necesita jugar, aunque el apoyo del verdadero juguete<br />

no sea siempre necesario. Cualquier objeto, cualquier material (papel, palos, un<br />

trozo de cuerda, residuos de material de ferretería...) será suficiente.<br />

Un buen juguete, cuando el niño tenga que buscar este apoyo, debería tener<br />

las siguientes cualidades:<br />

***<br />

• Que no limite ni canalice <strong>con</strong> exceso el margen de elección e iniciativa del<br />

niño<br />

• Que se preste a ser empleado en varios sentidos<br />

• Que permita hacer cosas para las que no ha sido fabricado<br />

• Que suscite y provoque la creatividad<br />

• Que permita hacer, decir, obrar II <strong>com</strong>o sí. .. 1I<br />

Lo que ha de tener en cuenta la <strong>familia</strong> <strong>con</strong> <strong>hijos</strong> en esta etapa es que el<br />

proceso del juego tiene unos niveles bien definidos que van acordes <strong>con</strong> la<br />

evolución psíquica del niño a lo largo de su infancia. Porque el niño no prefiere<br />

jugar siempre a lo mismo. Cada edad tiene su motivación en función de lo que<br />

necesita para su maduración. Los estudios de PIAGET han aportado ideas de<br />

gran utilidad para la mejor <strong>com</strong>prensión del tema.<br />

Para PIAGET hay tre.s tipos de estructuras lúdicas:<br />

• Ejercicio: Oa 3/4 años<br />

• Símbolo: 3/4 a 7 años<br />

• Reglas: 617 a 11 años


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

Esquemáticamente pueden sintetizarse así:<br />

Juegos de Ejercicio<br />

• Son juegos de simple funcionamiento.<br />

• Su motivación reside en el placer de actuar.<br />

• No se realizan para aprender una nueva <strong>con</strong>ducta.<br />

• Consisten en la realización de algo <strong>con</strong>creto mediante repetición y variación<br />

de movimientos.<br />

• Se derivan de la capacidad sensomotriz del niño.<br />

• En ellos interviene <strong>com</strong>o motor la inteligencia sensomotriz.<br />

Pueden distinguirse varios tipos:<br />

a) Juegos de ejercicio simple:<br />

b) Juegos de ejercicio por <strong>com</strong>bi­<br />

nación sin objeto:<br />

c) Juegos de <strong>com</strong>binación <strong>con</strong><br />

objeto<br />

d) Juegos de los ejercicios de<br />

pensamiento:<br />

Juegos de símbolo<br />

• Corresponden al tipo simbólico de inteligencia<br />

Tirar piedras a una charca<br />

Alinear objetos, soldados, bolos...<br />

Saltar del suelo a un banco, de un<br />

muro al suelo, de una piedra a otra...<br />

Jugar a los IIpor qué ll<br />

, veo-veo...<br />

• Facilitan la adquisición de la capacidad para codificar las experiencias en<br />

símbolos<br />

• Con el símbolo representan a objetos ausentes<br />

• Tienen un papel importante por cuanto <strong>con</strong> tal función simbólica desarrollan<br />

la actividad representativa<br />

Los tipos que se señalan en esta clase son:<br />

a) Formas de transición:<br />

El hacer II<strong>com</strong>o si. ..<br />

b) Juegos simbólicos propiamente dichos:<br />

... hablase por teléfono<br />

... leyese el periódico 11<br />

... durmiese<br />

117


) Juegos de <strong>com</strong>binaciones<br />

intelectuales:<br />

c) Juegos <strong>com</strong>petitivos sometidos<br />

a reglas:<br />

d) Juegos <strong>con</strong> residuos de<br />

carácter mágico-religioso<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 119<br />

Naipes, ajedrez, damas<br />

Partido de: pelota, tenis, bolos...<br />

Este esquema indica la <strong>com</strong>plejidad de un tema tan profundo en la vida del<br />

niño a lo largo de su evolución. Todos los autores interesados por la <strong>con</strong>ducta<br />

infantil en cualquiera de sus manifestaciones, así <strong>com</strong>o todas las escuelas que<br />

han adelantado una teoría sobre la psicología del niño y sus repercusiones en<br />

la obra de su educación, han dado clasificaciones, tipos, aparición por edades,<br />

sexos, culturas, etc...., en<strong>con</strong>trando en ese cúmulo de investigaciones un filón<br />

inagotable sobre el particular.<br />

Como no se trata de dar aquí todo lo referente al juego, sino de indicar pautas<br />

que valgan para la realización de una verdadera orientación de los padres ante<br />

tema tan crucial, sintetizo lo que me parece más central sobre ello <strong>con</strong> vistas al<br />

<strong>con</strong>ocimiento de los adultos y aducadores u orientadores de la <strong>familia</strong>:<br />

***<br />

• A partir de los 5/6 años, el niño prefiere juegos de fantasía -relatos,<br />

cuentos, juegos de palabras- siempre que se permita una gran libertad<br />

para su imaginación y capacidad creadora.<br />

• Elll<strong>com</strong>o si. .. 1I<br />

ha de facilitar que cualquier tipo de juego y juguete sirva de<br />

aprendizaje para la vida; <strong>con</strong> ello estructura ideales, aficiones, intereses<br />

que tendrán su valor posterior al tomar decisiones en estudios y trabajos.<br />

• El adulto debe saberjugar<strong>con</strong> el niño tal y <strong>com</strong>o él quiere que sea el terreno<br />

del mundo lúdico. El adulto queda sorprendido muchas veces porque el<br />

niño, en un momento dado, le dice. IITú no sabes.. II . Y es cierto, porque el<br />

adulto ha perdido la capacidad de soñar, de obrar u<strong>com</strong>o si. .. u, de dar<br />

riendas sueltas a la espontaneidad. El adulto no sabe caer al suelo, víctima<br />

de una bala o una flecha imaginaria que le lanza el hijo; a lo sumo sabe<br />

caer, pero ignora que sólo podrá levantarse del suelo -iporque está<br />

II muerto U !- cuando lo permitan las UreglasU de ese juego. Por eso es verdad<br />

que Uno sabe jugar... u •


Manual de Orientación y Terapia Familiar 121<br />

- Se simbolizan deseos larvados, reprimidos, latentes, al tiempo que<br />

facilitan la expresión del mundo emocional.<br />

- Se descarga agresividad y se liberan tensiones.<br />

- Se crea una barrera <strong>con</strong>tra la amenaza de la angustia, la depresión, el<br />

miedo.<br />

- Es un medio para resolver, aunque sea de manera indirecta, <strong>con</strong>flictos<br />

in<strong>con</strong>scientes.<br />

El juego: Teorías<br />

• Teoría del descanso: (LAZARIUS, PATRICK)<br />

Crítica:<br />

El juego es un descanso, un reposo del cuerpo y del espíritu. Para<br />

LAZARIUS, el juego es una recreación de energías <strong>con</strong>sumidas en<br />

otras actividades.<br />

El niño no trabaja. El juego es el trabajo del niño. Quien se cansa<br />

en el trabajo es el adulto.<br />

• Teoría del excedente de energía: (SCHILLER y SPENCER)<br />

Crítica:<br />

El juego sirve para gastar remanentes de energía. SCHILLER<br />

establece analogías entre juego y arte. SPENCER defiende que el<br />

niño descarga sobrantes de energía al jugar.<br />

<strong>La</strong> experiencia demuestra algo en <strong>con</strong>tra de esta teoría: el niño<br />

enfermo o <strong>con</strong>valeciente tiene menos energía de lo normal, y<br />

también juega.<br />

• Teoría del atavismo: (STANLEY y HALL)<br />

Los juegos del niño, a lo largo de su vida, son una recapitulación<br />

de las actividades de la humanidad a lo largo de su evolución.<br />

• Teoría del ejercicio preparatorio: (CARR, GROSS)<br />

El juego es un ejercicio de preparación para la vida. Por medio de<br />

él se desarrolla la imaginación, la <strong>con</strong>fianza en sí, el auto<strong>con</strong>trol,<br />

la capacidad de cooperación <strong>con</strong> los demás.


122 José Antonio Ríos González<br />

• Teoría del animismo: Base en la Etnología<br />

El niño se encuentra en una etapa psicológica semejante a la del<br />

salvaje; del mismo modo que éste "anima" a las cosas, las dota de<br />

alma, el niño hace lo mismo <strong>con</strong> los objetos del juego.<br />

• Teoría de la derivación por ficción: (SEASHORE)<br />

El juego es un lenguaje. Con él se expresan necesidades y se<br />

satisfacen deseos. Sirve para manifestar tendencias sociales<br />

(autoexpresión).<br />

• Teoría de la información y la redundancia: (BERLYNE, HECKHUASEN,<br />

HUTT)<br />

Es una actividad en busca de información, motivada por la novedad,<br />

<strong>com</strong>plejidad y la emoción de lo des<strong>con</strong>ocido, o <strong>com</strong>o actividad redundante<br />

en la que el niño experimenta <strong>con</strong> los objetos ya <strong>con</strong>ocidos<br />

por él (HUTT).<br />

• Teorías psicoanalíticas:<br />

- El juego no es un instinto de imitación.<br />

- En el juego el niño repite todo lo que en la vida le causa una honda<br />

impresión, y <strong>con</strong> él intenta adueñarse de la situación.<br />

- El juego es un procedimiento simbólico para <strong>con</strong>trolar las relaciones<br />

penosas <strong>con</strong> las imágenes introyectadas.<br />

Dentro de ellas hay varios enfoques:<br />

- Teoría catártica: (CARA, GROSS, FREUD)<br />

- El juego purifica al niño de hábitos innatos antisociales, violentos,<br />

favoreciendo la anulación, encauzamiento o sublimación de los<br />

mismos.<br />

- FREUD en<strong>con</strong>tró analogías entre el juego simbólico infantil y los<br />

sueños del adulto. Con el juego se hace activo lo que se ha sufrido<br />

de manera pasiva.<br />

- ERICKSON define el juego <strong>com</strong>o la elaboración de experiencias<br />

traumáticas, aunque también defiende que es expresión de renovación.<br />

- ANA FREUD ve en el juego una reproducción de satisfacciones<br />

eróticas: los primeros juegos están ligados al cuerpo materno y al<br />

propio cuerpo.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 123<br />

- Enfoque terapéutico: (M. KLEIN, ABERASTURY)<br />

- M. KLEIN ve en el juego el medio de expresión por excelencia y una<br />

vía privilegiada de aproximación entre niño y analista.<br />

- ABERASTURY ve en él un medio de relación progresiva <strong>con</strong> el<br />

mundo exterior, las personas y los objetos.<br />

- Teoría piagetiana: PIAGET y sus seguidores<br />

- El juego hay que entenderlo <strong>com</strong>o una asimilación pura, entendiendo<br />

por asimilación el sometimiento de la realidad al organismo. Es<br />

un intento de hacerse uno mismo el mundo, pero un mundo particular<br />

para cada individuo, pues transforma lo real según sus propias<br />

necesidades.<br />

- El juego es una relajación del esfuerzo adaptativo, ya que la adaptación<br />

implica exigencias reales que le presionan <strong>con</strong>tínuamente y<br />

le producen tensiones internas.<br />

El juego: Clasificación<br />

1. PIAGET:<br />

2. WALLON:<br />

3. C. BUHLER:<br />

4. J. CHATEAU:<br />

- De ejercicio (1.a)<br />

- De símbolo (1.b)<br />

- De reglas (1.c)<br />

- Funcionales (2.a)<br />

- Simbólicos o de ficción (2.b)<br />

- De adquisición (2.c)<br />

- De fabricación (2.d)<br />

- Funcionales (3.a)<br />

- Imaginativos (3.b)<br />

- Constructico (3.c)<br />

- Funcionales (4.a)<br />

- De experimentación (4.b)<br />

- De <strong>con</strong>strucción (4.c)<br />

- De destrucción y desorden (4.d)<br />

- Figurativos (4.e)<br />

- De exploración (4.f)


124<br />

5. CLAPARDE<br />

Explicación de los juegos<br />

1.a, 1.b, 1.c: Descritos anteriormente<br />

José Antonio Ríos González<br />

- Sensoriales (5.a)<br />

- Motores: De agilidad (5.b)<br />

De fuerza (5.c)<br />

- Psíquicos: Intelectuales (5.d)<br />

Afectivos (5.e)<br />

Volitivos (5.f)<br />

2.a: En ellos sólo interviene el movimiento corporal. Pueden ser de movi<br />

mientos muy simples (extender y encoger brazos, piernas, mover dedos,<br />

etc.)<br />

2.b: En ellos interviene una actividad de tipo simbólico üugar a muñecas,<br />

montar en un palo <strong>com</strong>o si fuera un caballo, <strong>com</strong>o si fuese una bruja,<br />

etc.)<br />

2.c: En ellos el niño adquiere nuevos elementos y se siente incluído en el<br />

mismo juego (narraciones, cantos, etc.)<br />

2.d: En éstos el niño disfruta acoplando y <strong>com</strong>binando objetos, modificándo<br />

los, transformándolos, creando otros nuevos üugar a lIinventos ll<br />

).<br />

3.a: Los propios del primer año de vida (movimientos...)<br />

3.b: Típicos desde los dos años de edad.<br />

3.c: Propios de niños <strong>con</strong> cuatro años y medio<br />

4.a: Ligados a la aparición de una función nueva en el niño.<br />

4.b: En ellos se repiten resultados interesantes.<br />

4.c: En ellos el niño ingenia algo que <strong>con</strong>struye por sí.<br />

4.d: En ellos el niño se entretiene <strong>con</strong> lo <strong>con</strong>trario.<br />

4.e: Juegos en los que se representa algo.<br />

4.f: Dirigidos a explorar y crear nuevas vivencias y situaciones.<br />

5.a: Pueden ser: de gustos (chupar, mascar), de colores y formas (botones,<br />

objetos varios), de sonido (sonajero, silbato).<br />

5.b: Juegos de manos, juegos de lenguaje.<br />

5.c: Carreras, pulso, salto, etc.<br />

5.d: Dominó, ajedrez, adivinanzas<br />

5.e: Cuentos, Películas<br />

5.f: Imitación, inhibición de impulsos


El descubrimiento del amigo<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

El niño, en su maduración afectiva, va a dar un nuevo paso: el descubrimiento<br />

del amigo. Entre todos los niños va a distinguir a alguno al que se siente más<br />

vinculado por razones que no siempre llega a definir en su totalidad: /lFulano es<br />

mi mejor amigo porque.... es mi amigo/l, /I •••porque jugamos más/l, /I •••porque<br />

hablamos... /I. Lo que siente no siempre puede quedar traducido en palabras.<br />

Pero hay un matiz que es importante tener en cuenta por cuanto indica sobre<br />

la profundidad de la vida emocional del niño. El amigo /1 real 11 se <strong>con</strong>vierte muchas<br />

veces en amigo /lpermanente/l que él a<strong>com</strong>paña aún en la lejanía física. El amigo<br />

está siempre presente, aún en la lejanía física. El amigo está siempre presente,<br />

aún cuando estén separados. Y <strong>con</strong> él se habla, se juega, se intercambian ideas,<br />

aventuras, proyectos... <strong>La</strong> IIpresencia-valorll del amigo es algo que debe ser<br />

tenido en cuenta para mejor orientar la vida emocional del niño en esta etapa.<br />

El amigo, aliado algunas veces y rival a los pocos minutos, va a <strong>con</strong>stituir un<br />

factor de identificación secundaria por cuanto en él va a en<strong>con</strong>trar aspectos a<br />

imitar y facetas de personalidad y <strong>con</strong>ducta que el niño desea incorporar en el<br />

trabajo oculto de la estructuración de su personalidad. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> debe respetar<br />

la búsqueda de este amigo, la elección del mismo y la relación que establezca<br />

<strong>con</strong> él. Es al niño al que le corresponde realizar esta tarea ya que sólo él puede<br />

decidir sobre sus sentimientos. Los padres muchas veces se <strong>con</strong>vierten en<br />

lIaduaneros ll de la vida afectiva del hijo, trazándole pautas rígidas y marcándole<br />

criterios para la elección del amigo que no coinciden <strong>con</strong> las tendencias<br />

espontáneas del hijo. Al niño, cuando elige II SU amigo ll , no le preocupan los<br />

determinantes sociales, culturales, e<strong>con</strong>ómicos, que presiden la vida del adulto.<br />

Lo que quiere el niño es un verdadero interlocutor <strong>con</strong> quien <strong>com</strong>unicarse. Lo<br />

afectivo prevalece sobre lo sociológico o sobre lo que prefieren los padres.<br />

Algunas veces este fenómeno queda bloqueado y, <strong>con</strong>secuentemente, interrumpido,<br />

<strong>con</strong> evidente daño para la evolución psíquica del niño. Sus necesidades<br />

a este nivel quedan insatisfechas; lo que es una emoción básica tiene que<br />

buscar un sustitutivo, apareciendo -empleando un término feliz utilizado por el<br />

Análisis Transaccional- las tareas de /lrebusque ll : el niño debe adoptar formas<br />

de relación que sean aceptadas por el entorno <strong>familia</strong>r. Tales objetivos no logran<br />

de manera clara la finalidad primaria de esta tendencia radicada en la estructura<br />

afectiva del <strong>com</strong>portamiento infantil.<br />

Cuando en la vida del niño aparecen estos obstáculos, el niño emprende otros<br />

caminos. Y su misma tendencia a la unidad, la coherencia, la salida IIsana/l, crea<br />

125


126 José Antonio Ríos González<br />

un nuevo fenómeno de gran hondura: la creación del amigo imaginario. Es una<br />

forma de imaginación peculiar y debida a esa tarea de Ilrebusque ll<br />

• Sin embargo,<br />

parece que en casi todos los niños se da este fenómeno, aunque se acentúe en<br />

los casos en que ciertos vacíos obligan a crear un <strong>com</strong>portamiento <strong>com</strong>pensatorio<br />

que desencadena una mayor acentuación de este fenómeno evolutivo. Y<br />

a este aspecto me refiero de modo fundamental, ya que en casos necesitados<br />

de orientación puede dar la pista para realizar un diagnóstico de la realidad que<br />

vive el niño.<br />

El <strong>con</strong>cepto de Ilamigo imaginario ll<br />

según JERSILD (1955) puede extenderse<br />

a una persona, un animal o un objeto que, aunque obra de la mente del niño,<br />

asume el aspecto de una realidad independiente <strong>con</strong> la que el niño se relaciona<br />

y establece vínculos de carácter afectivo. En él se en<strong>con</strong>trarán determinadas<br />

características que no encuentra en otras personas; por él podrá obtener<br />

privilegios que no alcanza en otras relaciones; le servirá de base para justificar<br />

o para reforzar determinados <strong>com</strong>portamientos. De este modo, la creación del<br />

Ilamigo imaginario ll suplirá carencias vividas en la realidad de su propio entorno.<br />

Un aspecto, por tanto, que ha de ser tenido en cuenta a la hora de indagar en<br />

las posibles raíces de sentimientos experimentados por el niño en esta etapa.<br />

Tras él hay que ver siempre una IIdisponibilidad afectiva ll<br />

para vincularse a<br />

"amigos ll que no encuentran en la realidad. Y, de modo indirecto, hace pensar<br />

a los padres que en la vida de relación afectiva del hijo hay des<strong>com</strong>pensaciones<br />

a las que es preciso prestar atención antes que lamentar las <strong>con</strong>secuencias de<br />

un vacío no <strong>com</strong>pletado de cara a lo que serán las relaciones de amistad en<br />

etapas posteriores.<br />

<strong>La</strong> identificación <strong>con</strong> los adultos<br />

<strong>La</strong> salida del hogar supone para el niño el descubrimiento de un mundo<br />

formado por adultos. Por ello el enriquecimiento de su personalidad no termina<br />

en cuanto haya adquirido a través de la identificación <strong>con</strong> la figura paterna. Esta<br />

identificación -<strong>com</strong>o se verá- es el primer paso de un largo recorrido. Sería<br />

in<strong>com</strong>pleto que todo terminase alrededor de los 4/5 años, al finalizar la identificación<br />

<strong>con</strong> el padre.<br />

Sobre la plataforma de lo adquirido por el deseo de ser <strong>com</strong>o es el padre -deseo<br />

que es <strong>com</strong>ún en niños y niñas-, va a <strong>con</strong>struirse un nuevo tipo de indentificación:<br />

la identificación secundaria. El niño empieza a descubrir la existencia de otros<br />

adultos distintos al padre: el maestro o la maestra, los adultos que frecuentan<br />

el ambiente <strong>familia</strong>r, los parientes cer<strong>cano</strong>s, otras figuras que le llegan a través


Manual de Orientación y Terapia Familiar 127<br />

de mil medios de <strong>com</strong>unicación. Incluso entre sus mismos <strong>com</strong>pañeros establece<br />

una jerarquía: no todos son iguales porque los hay más capaces, más<br />

simpáticos, más habilidosos, más... Hay una pirámide de personalidades, aunque<br />

en la cima esté, aún, el padre.<br />

y ese padre empieza a verse de manera un tanto distinta: no es <strong>com</strong>pletamente<br />

perfecto, ni totalmente capaz de todo. Tiene lagunas, limitaciones. Y sobre ellas,<br />

para "<strong>com</strong>pletarlas" de algún modo, aparece el proceso de identificación secundaria.<br />

Esta identificación <strong>con</strong>siste en la asimilación de pautas y modelos vistos en<br />

otras personas distintas al padre. Por eso no termina nunca. Se iniciará en esta<br />

etapa pero durante la adolescencia, juventud y aún la madurez el hombre estará<br />

sometido a la presión de desear ser <strong>com</strong>o..., apareciendo una dinámica interminable<br />

que hace <strong>con</strong>stante el deseo de enriquecer lo que ya se tiene.<br />

A. ARTO Y M. TEJERA de MEER (1971) han recogido algunas de las definiciones<br />

más clásicas de este tipo de identificación. Así para JANIS, se trata de<br />

la tendencia de una persona a adquirir los atributos de la personalidad de otras<br />

personas; para BANDURA es un proceso a través del cual una persona modela<br />

sus pensamientos, sentimientos y <strong>con</strong>ductas siguiendo a otra persona que le<br />

sirve de modelo. Para LORIMIER <strong>con</strong>siste en destacar un sector o parte de la<br />

personalidad <strong>con</strong> el cual la persona tiende a hacerse semejante.<br />

De este tipo de identificación interesa resaltar aquí que también está presente<br />

en la misma dinámica del sistema <strong>familia</strong>r. El "objeto" de identificación secundaria<br />

que encuentra el niño en su propia <strong>familia</strong> está encarnado en la figura de<br />

la madre. Ahora la madre vuelve a estar en un plano destacado, ya que es<br />

tomada <strong>com</strong>o "persona que modela... sentimientos y <strong>con</strong>ductas ll<br />

y <strong>com</strong>o persona<br />

que muestra lIatributos a adquirir ll<br />

• <strong>La</strong> madre, por tanto, es un adulto<br />

privilegiado entre los muchos que va a en<strong>con</strong>trar el niño para <strong>com</strong>pletar lo que<br />

el padre no ha podido acabar de transmitirle.<br />

Sintetizando lo que ya he expuesto en otro lugar (RIOS GONZALEZ, 1980a)<br />

puede decirse que para elhijo varón la madre será el centro en el que se amplien<br />

y enriquezcan aquellos rasgos típicos de la <strong>con</strong>ducta femenina ya estructurada<br />

y que también son necesarios para que el hijo perfeccione su personalidad<br />

varonil <strong>con</strong> el <strong>com</strong>plemento de lo que una figura femenina significativa puede<br />

aportar.<br />

Para la hija hembra la identificación secundaria <strong>con</strong> la figura adulta de la madre,<br />

supondrá la realización de una línea que va a tener una clara y necesaria<br />

<strong>con</strong>tinuidad mediante la identificación psicosexual <strong>con</strong> una persona del propio


128 José Antonio Ríos González<br />

sexo. El empalme <strong>con</strong> la identidad será más fácil desde el terreno ya preparado<br />

<strong>con</strong> esta identificación materna.<br />

<strong>La</strong> identificación secundaria <strong>con</strong> otros adultos aparecerá la mayor parte de las<br />

veces bajo formas más o menos variadas de lIinfluencias ll<br />

que, en el momento<br />

actual, son múltiples y entremezcladas. Ahí van a jugar un papel importante<br />

figuras idealizadas, mitos ensalzados por la sociedad, imágenes más o menos<br />

adulteradas de personajes reales que llegan al mundo emocional del niño <strong>con</strong><br />

una fuerza en la que alternan elementos positivos y, por tanto, lIimitables ll<br />

, y<br />

elementos no tan sanos, a cuya eliminación habrá que ayudar al sujeto bien <strong>con</strong><br />

medios normales y <strong>con</strong> la fuerza equilibradora de la presentación de modelos<br />

más sanos en el mismo ambiente cer<strong>cano</strong>, o <strong>con</strong> medios de los que no están<br />

ajenas las técnicas de terapia cuando el proceso ha profundizado en estratos<br />

de la personalidad que hay que reestructurar.<br />

El campo emocional de las identificaciones, por todo ello, se <strong>con</strong>vierte en un<br />

área necesaria de explorar en el trabajo de orientación <strong>familia</strong>r. Si los modelos<br />

parentales han dejado un vacío que se ha llenado por figuras pertenecientes al<br />

proceso de identificación secundaria, habrá que analizar hasta dónde esta<br />

sustitución ha resultado positiva y enriquecedora. Igualmente habrá que analizar<br />

los <strong>con</strong>tenidos cuando la presencia de figuras secundarias pueden nublar,<br />

desplazar o aniquilar de modo inadecuado lo que se había <strong>con</strong>solidado en la<br />

identificación primaria. Pero tal identificación no se acaba aquí.<br />

El niño puede tomar <strong>com</strong>o superior a él -adulto en cierto sentido- a otros niños<br />

de su misma edad pero que se le muestran <strong>com</strong>o dignos de imitación en algún<br />

plano. <strong>La</strong> identificación <strong>con</strong> el semejante puede ser también un factor de<br />

identificación progresiva en cuanto que despierten deseos de superación y<br />

permitan la incorporación de rasgos o particularidades que no encuentra en los<br />

adultos que le rodean.<br />

Tal dato llevará a la necesidad de plantearse la existencia de otras modalidades<br />

de identificación, tales <strong>com</strong>o las regresivas, la identificación <strong>con</strong> el rival y la<br />

identificación cruzada, todas ellas importantes para clarificar <strong>com</strong>portamientos<br />

que tienen lugar a lo largo de todo el proceso evolutivo de maduración personal.<br />

<strong>La</strong> identificación regresiva se hace presente cada vez que el niño toma <strong>com</strong>o<br />

modelo una persona que le obliga a adoptar formas de <strong>com</strong>portamiento en las<br />

que predomina la repetición de esquemas ya superados y hasta abandonados<br />

por inútiles en la fase evolutiva que atraviesa, y <strong>con</strong> cuya repetición se logran<br />

determinados beneficios.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 129<br />

CORMAN (1971) pone <strong>com</strong>o típico de este tipo de identificación la que se<br />

realiza <strong>con</strong> el hermano-rival recién nacido, aspecto que <strong>con</strong>stituirá un elemento<br />

básico en el tema del subsistema fraternal, <strong>com</strong>o se verá en su lugar.<br />

El tipo de identificación que se denomina IIcruzadall tiene un alto valor en este<br />

momento evolutivo. CORMAN prefiere denominarla lIidentificación <strong>con</strong> el otro<br />

sexo ll ; personalmente prefiero denominarla IIcruzadall para acentuar lo que<br />

supone la toma de modelos, esquemas, <strong>com</strong>portamientos o sentimientos pertenecientes,<br />

efectivamente, al sexo opuesto, pero siempre y cuando se dé en<br />

etapas o momentos evolutivos distintos en los que es normal que un niño o niña<br />

se identifique <strong>con</strong> el progenitor del sexo opuesto. Así, aunque sea identificación<br />

<strong>con</strong> el otro sexo, no puede denominarse identificación IIcruzadall a la que la niña<br />

realiza <strong>con</strong> el padre antes de los cuatro años.<br />

<strong>La</strong> identificación cruzada se da cuando el sujeto <strong>con</strong>tinúa teniendo <strong>com</strong>o<br />

modelo a una persona del otro sexo cuando se han superado las edades<br />

señaladas para la identificación primaria <strong>con</strong> el padre (en el caso de la niña o<br />

adolescente) o de la secundaria <strong>con</strong> la madre (en el caso del niño o el<br />

adolescente).<br />

Una prolongación de tal tipo de identificación puede ocasionar ambivalencias<br />

sexuales, dificultad de diferenciación sexual a partir de los momentos evolutivos<br />

en que estas diferenciaciones deben _hacerse más patentes. Este momento<br />

puede colocarse, aproximadamente, alrededor de la etapa adolescente en que<br />

se <strong>con</strong>solida la identidad personal y la identidad psicosexual.<br />

Otras veces el IIcruzamientoll de identificaciones se produce por una defensa<br />

natural ante la sensación de frustración que se vive en la <strong>con</strong>cienciación del<br />

propio sentido de identidad sexual. Y no pocas veces por el deseo de gozar de<br />

las ventajas del otro sexo, especialmente cuando es la mujer la que desea<br />

equipararse al varón, hecho que se debe a la misma presión social ya que, al<br />

menos hasta ahora, el sexo masculino ha sido estimado <strong>com</strong>o poseedor de un<br />

mayor poder social.<br />

Sólo hay que añadir que de la existencias de tales identificaciones IIcruzadasll<br />

se derivan perturbaciones en el desarrollo personal de <strong>adolescentes</strong> y jóvenes,<br />

<strong>com</strong>o.demuestra la práctica clínica relativa a problemas de identidad.<br />

Procesos de identificación<br />

METODOLOGIA<br />

• Completar la hoja de respuestas P.I.R.


130 José Antonio Ríos González<br />

• Responder a las siguientes cuestiones:<br />

1. Actualmente ¿cómo quien deseas ser?<br />

2. ¿Es un hombre, una mujer o una idea?<br />

3. ¿A quién te gustaría parecerte o ser igual cuando seas mayor?<br />

4. ¿Por qué razón?<br />

APL/CAC/ON<br />

- Individual o colectivamente<br />

- En casos de investigación: seguridad de anonimato<br />

- Necesidad de ser sinceros<br />

- Libertad para responder o no las cuestiones propuestas<br />

CLAS/F/CAC/ON DE LAS RESPUESTAS<br />

<strong>La</strong>s respuestas obtenidas pueden clasificarse así:<br />

1. Respuestas de tipo <strong>familia</strong>r<br />

Todas en las que el sujeto responda nombrando algún miembro de la<br />

<strong>familia</strong>: padre, madre, hermanos, tíos, abuelos o primos.<br />

También aquellas que supongan un significado cultural equivalente (p.ej.,<br />

el padrino).<br />

2. Respuestas de figuras idealizadas<br />

2. 1 Adultos <strong>con</strong>ocidos no <strong>familia</strong>res<br />

Personas adultas del ambiente inmediato que ejercen funciones<br />

de educación, orientación, transmisión de normas o pautas de<br />

<strong>con</strong>ducta: profesores, dirigentes o líderes de grupos, etc.<br />

2.2 Figuras míticas<br />

Personas <strong>con</strong> existencia real, presente o pasada, pero no<br />

<strong>con</strong>ocidas directamente por el sujeto que responde, o también<br />

no pertenecientes al ambiente inmediato: personajes famosos,<br />

figuras del mundo artístico, científico, político, religioso o ámbito<br />

del a<strong>con</strong>tecer histórico.<br />

2.3 Respuestas abstractas o idea/es<br />

Respuestas que incluyen un <strong>con</strong>cepto abstracto, un ideal moral,<br />

sin que ello sea <strong>con</strong>cretado en figuras reales o míticas <strong>con</strong>cretas.


3. Respuestas narcisistas<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 131<br />

Comprende aquellas respuestas en las que el sujeto se propone a sí<br />

mismo <strong>com</strong>o ideal.<br />

4. Respuestas negativas de la identificación<br />

Incluye todas aquéllas en las que el sujeto ha respondido diciendo "nadie",<br />

"no sé", o cualquier otra forma vaga de eludir una <strong>con</strong>testación directa y<br />

clara.<br />

EJEMPLOS DE CADA TIPO DE RESPUESTA<br />

1 "A mi padre", "A mi abuelo", "A mi tío..."<br />

2.1 "Al profesor de...", "Al director de mi escuela...", "Al maestro<br />

que tuve cuando tenía..."<br />

2.2 "A Napoleón", "A Miguel Angel", "A Flemming"<br />

2.3 "A la honradez", HA la ecuanimidad", "Al honor"<br />

3 "A mí mism.o", "Como soy", "Como me veo a mí mismo"<br />

4. "A nadie", "No sé", "Me da lo mismo", "No me interesa el tema",<br />

"Qué más da"<br />

VALORACION DE LAS RESPUESTAS<br />

Respuesta Significado que puede darse<br />

1. Mantenimiento de dependencias infantiles en las que los procesos<br />

de rebelión y <strong>con</strong>testación "<strong>con</strong>tra" el padre o figuras semejantes<br />

no se ha verificado de manera clara.<br />

- En niños: Procesos de indentificación "primaria" (padre) o<br />

"secundaria" (otros adultos <strong>familia</strong>res) en marcha.<br />

- En <strong>adolescentes</strong>: Dependencia infantil de figuras <strong>familia</strong>res<br />

- Después de la adolescencia: Implica una negación de la necesidad<br />

de afirmar la propia personalidad frente a figuras que ostentan<br />

autoridad o poder por vinculaciones se sangre o parentesco<br />

muy próximo.<br />

2.1 Dinamismo del proceso de evolución que corresponde a la<br />

identificación "secundaria". Rotura de dependencias pasadas<br />

<strong>familia</strong>res.


132<br />

2.2<br />

2.3<br />

3.<br />

4.<br />

José Antonio Ríos González<br />

Falta de modelos reales suficientemente capaces de <strong>con</strong>vertirse<br />

en objetos de identificación. Sustitución de figuras reales por<br />

otras más o menos idealizadas.<br />

Lo mismo, aunque <strong>con</strong> la elaboración interna de valores e ideales.<br />

Encierra un tipo de crítica a figuras <strong>familia</strong>res o del mundo en que<br />

se mueve el sujeto entrevistado.<br />

Fijación a etapas en las que el "yo" es la única fuente de satisfacción<br />

y gratificación interna. En algún caso, regresión a etapas en<br />

las que se niega la <strong>con</strong>quista de elementos ajenos para incorporarlos<br />

a sí mismo. En <strong>adolescentes</strong> este tipo de respuesta no puede<br />

atribuirse, salvo otros datos paralelos que lo corroboren, a haber<br />

alcanzado un nivel de <strong>con</strong>solidación del "sí mismo", ya que tal meta<br />

se logra al final de la adolescencia.<br />

Dificultad para estructurar rasgos personales a partir de lo que es<br />

la identificación, En algunos casos puede ser un índice de desintegración<br />

del "yo", ya sea por rechazos o por inadaptación a cualquier<br />

nivel. No atribuirlas a patología, sino más bien a crisis de identificación,<br />

a fenómeno transitorio. En su base puede haber carencias de<br />

afecto, pobreza emocional en el ambiente <strong>familia</strong>r o cer<strong>cano</strong>.<br />

v. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> <strong>con</strong> <strong>hijos</strong> <strong>adolescentes</strong><br />

<strong>La</strong> edad evo.lutiva tiene -un punto culminante muy maltratado, y mal tratado: la<br />

adolescencia. Maltratado porque se le han dado calificativos cargados de<br />

negativismo: edad difícil, edad ingrata, edad tumultuosa. Mal tratado porque se<br />

ha ocultado que en él tienen lugar síntesis integradoras de trascendencia vital<br />

para lo que va a seguir: se ha ignorado que en la adolescencia tiene lugar un<br />

fenómeno crucial para la estabilidad, cohesión y progreso de lo que será el<br />

adulto que va a nacer ah í. Se trata del fenómeno de la identidad <strong>com</strong>o integración<br />

personal de todas las identificaciones precedentes y <strong>com</strong>o reajuste de otros<br />

procesos que también se han verificado en la infancia que termina.<br />

El hijo adolescente es todo un problema. Pero el problema no reside en él. El<br />

problema nace en la actitud del adulto que no sabe qué hacer ante esa vida que<br />

se manifiesta en una verdadera explosión de despertares: el despertar intelectual,<br />

el despertar social, el despertar afectivo, el despertar moral. .. Una misma


Manual de Orientación y Terapia Familiar 133<br />

unidad que se explica en multiplicidades. Y una misma explosión que el adulto<br />

quisiera dominar y no puede.<br />

Ahí está el problema. Ese hijo ¿qué es? ... Es una pregunta espinosa: porque<br />

ya no se es lo que era (niño), pero aún no es, o todavía no es lo que ha de llegar<br />

a ser (adulto). El hijo adolescente es tierra de nadie... No es ya, pero todavía no<br />

es... Y, sin embargo, el adulto no ha captado esta realidad en la que, paradójicamente,<br />

se encuentra atrapado. Porque la dificultad, lo ingrato, lo verdaderamente<br />

tumultuoso está en que la relación padre/hijo adolescente, madre/hijo<br />

adolescente, adulto/adolescente, se plantea en la ambivalencia de lo que no es<br />

ya ni todavía a empezado a ser. El drama del adolescente está en que, a pesar<br />

de eso, se le trata <strong>com</strong>o a un niño mientras que al mismo tiempo se le exige<br />

<strong>com</strong>o a un adulto. Ese es el meollo de este ciclo vital adolescente.<br />

Se le trata <strong>com</strong>o a un niño. Es decir, no se le deja opinar <strong>con</strong>forme a lo que va<br />

descubriendo <strong>com</strong>o <strong>con</strong>secuencia lógica de su desarrollo intelectual; no se le<br />

deja expresar sentimientos porque IItodavía es un crío"; no puede manifestar<br />

que tiene ciertas dificultades que <strong>con</strong>stituyen todo un mundo de emociones<br />

en<strong>con</strong>tradas y sentimientos nada clarificados, porque eso no es propio de su<br />

__ edad. Ni en lo afectivo, ni en lo social, ni en lo religioso, ni en lo ético, puede<br />

decir nada. Es muy niño.<br />

Pero al mismo tiempo se le exige <strong>com</strong>o a un adulto. Tiene que ser responsable,<br />

no puede ser inestable, no se le <strong>con</strong>siente que tenga altibajos propios de su<br />

encrucijada evolutiva. Y tendrá que IIren dir ll<br />

<strong>com</strong>o un adulto: en el estudio, en el<br />

trabajo, en la respuesta a las demandas de la sociedad, de la <strong>familia</strong>...<br />

Ese es el caos... Ese es el laberinto de la adolescencia. Porque su mundo<br />

emocional y afectivo permeabiliza cuanto vive, piensa, crea y desea. Y todo ello<br />

-frente a esa in<strong>com</strong>prensión del adulto- ha de hacerlo solo, a solas. En nuestra<br />

cultura no hay IIritos de iniciación ll<br />

que hagan sensible el paso de la infancia a<br />

la adolescencia. No sucede <strong>com</strong>o en otras culturas donde ciertos rituales hacen<br />

que todo el ambiente social sepa, acepte, respete y valore el paso que hace el<br />

niño a este nuevo nivel de mayores exigencias. Aquí, entre nosotros, no hay<br />

ritos cruentos. Pero hay un paso a otra edad, a otro nivel evolutivo, que, aunque<br />

incruento, no deja de ser terriblemente doloroso.<br />

***


134 José Antonio Ríos González<br />

Tal vez todo se deba a <strong>con</strong>fundir "adolescencia ll<br />

y IIpubertad ll<br />

• A cargar de<br />

biología io que es un puro y <strong>com</strong>plejo fenómeno emocional. A ver <strong>com</strong>o crisis<br />

lo que es maduración y plenitud. A <strong>con</strong>fundir la necesidad de autonomía e<br />

independencia <strong>con</strong> deseos que el adulto <strong>con</strong>sidera inútiles e innecesarios.<br />

Por todo ello la adolescencia hay que verla <strong>com</strong>o un tránsito y <strong>com</strong>o una crisis<br />

en la que juega un papel primordial el <strong>con</strong>cepto de crecimiento.<br />

A ello hay que dar una gran importancia, pero viéndolo, en este caso, dentro<br />

del propio <strong>con</strong>texto del sistema <strong>familia</strong>r.<br />

Estos son los puntos que un orientador <strong>familia</strong>r ha de tener presentes:<br />

• <strong>La</strong> adolescencia <strong>com</strong>o tránsito<br />

• <strong>La</strong> crisis de la identidad personal<br />

• <strong>La</strong> adolescencia en el <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r<br />

<strong>La</strong> adolescencia <strong>com</strong>o tránsito<br />

G. LUTIE (1966) en un magnífico estudio sobre la adolescencia <strong>com</strong>ienza<br />

transcribiendo unas palabras de J.J. ROUSSEAU que indican claramente esta<br />

idea: ·Nosotros nacemos, por decirlo así, dos veces: la primera para existir y,<br />

la segunda para vivir... Hasta la adolescencia los niños de ambos sexos nada<br />

tienen de evidente que los distinga; todo es igual: el mismo aspecto, el mismo<br />

rostro, la misma encarnadura; muchachos y muchachas son niños; el mismo<br />

nombre basta para seres tan semejantes... Pero el hombre no puede permanecer<br />

siempre en la niñez. Sale de allí en el momento establecido por la naturaleza,<br />

y este momento de crisis, aunque es bastante breve, tiene enormes diferencias...<br />

Una transformación del humor, los arrebatos, una <strong>con</strong>stante agitación de<br />

ánimo hacen al niño incorregible... A las manifestaciones morales de índole<br />

variable se añaden los sensibles cambios del físico. Se desarrolla su fisonomía<br />

y se impregna de carácter: la pelusilla escasa y suave que aparece bajo las<br />

mejillas se oscurece y se hace más fuerte. Cambia su voz; mejordicho, la pierde;<br />

no es ni niño ni hombre... Este es el segundo nacimiento... Es en este momento<br />

cuando el hombre nace verdaderamente a la vida u (ROUSSEAU, 1957).<br />

<strong>La</strong> adolescencia es un puente entre la niñez y la madurez. El hombre es<br />

hombre maduro cuando ha superado los estados necesarios para llegar a un<br />

equilibrio personal que lleva en sí desde todos los puntos que quiera <strong>con</strong>siderarse<br />

el fenómeno. Lo que importa es ver en la adolescencia un momento de<br />

lograr la organización, integración dinámica y diferenciación de todos los


Manual de Orientación y Terapia Familiar 137<br />

IIbarrera emocional ll . En tal barrera emocional -expresión elegida para resumir<br />

la presión de todos los factores personales o ambientales que ponen resistencia<br />

a la necesidad de satisfacer necesidades básicas que tiene el sujeto- hacen acto<br />

de presencia muchos elementos que <strong>con</strong>stituyen el mundo entorno del adolescente:<br />

padres, educadores, adultos, cuadros de valores, esquemas sociales,<br />

culturales, religiosos, etc. que se interponen entre el sujeto y sus aspiraciones.<br />

Tal barrera puede suponer una paralización en el proceso hacia la <strong>con</strong>secución<br />

de metas, tal y <strong>com</strong>o indica la flecha de trazos: lo que debería suceder <strong>con</strong> la<br />

frecuencia que el mismo adolescente desea para sí. Pero eso, repito, no suele<br />

a<strong>con</strong>tecer así.<br />

Al producirse el choque, hay una situación zigzagueante que pusiera ser la<br />

mejor representación gráfica de la adolescencia: el sujeto tiene que tantear el<br />

terreno, buscar un punto de apoyo... Y mientras no lo logra está en IIdesequilibrio<br />

ll<br />

, lIinadaptado ll . En esta situación -y mientras no se afianza a algo segurosu<br />

estructura se presenta al exterior <strong>com</strong>o lIanormal y desequilibrada ll , aunque<br />

en realidad no lo sea. Tiene la apariencia de anormal y tal apariencia -aunque<br />

parezca un juego de palabras- es lo normal en esta edad.<br />

El adolescente se ve <strong>com</strong>prometido en una lucha biológica y psicosocial.<br />

Temporalmente dará la sensación de ser lIanormalll porque su <strong>com</strong>portamiento<br />

está plagado de IIsíntomas ll<br />

que en la edad adulta pueden ser vistos <strong>com</strong>o<br />

expresiones de patología. En la adolescencia, tal calificativo no debe usarse, ya<br />

que no hay fijación de síntomas <strong>com</strong>o puede suceder en la edad adulta.<br />

<strong>La</strong> flecha que va a los recuadros denominados II<strong>con</strong>ducta normal ll<br />

y IIsíntomas ll<br />

indicaría la dirección del sujeto que no superase la crisis del desequilibrio,<br />

desagradablemente necesario en esta etapa evolutiva. Por el <strong>con</strong>trario, la flecha<br />

que asciende hasta lIestructura normal y equilibrada ll<br />

es el camino -más largo y<br />

más difícil en un orden ideal, pero el único en el planteamiento real de la dinámica<br />

humana- que tendrá que recorrer en niño para pasar de su infancia a su edad<br />

adulta, según las leyes de su misma naturaleza somatopsíquica.<br />

Ese es el proceso y ahí se encierra lo que algunos autores denominan IIcrisis ll<br />

•<br />

No hay tal crisis si el adolescente encuentra una mano amiga y <strong>com</strong>prensiva de<br />

este tránsito. Pero el desequilibrio se agudiza al ver que no hay donde agarrarse<br />

para salir fortalecido de esta travesía que va desde la infancia hasta la edad<br />

adulta, aún un tanto lejana.<br />

El adolescente es un ser en transición. Es IItierra de nadie....'.<br />

***


138 José Antonio Ríos González<br />

<strong>La</strong> orientación del adolescente, así <strong>com</strong>o la orientación de la <strong>familia</strong> <strong>con</strong> <strong>hijos</strong><br />

<strong>adolescentes</strong>, lleva <strong>con</strong>sigo la necesidad de.<strong>com</strong>prender exactamente en qué<br />

<strong>con</strong>siste esta etapa o ciclo vital.<br />

Frente a los calificativos de edad Ildifícil", "ingrata", Ilin<strong>com</strong>prensible", 11caótica",<br />

<strong>con</strong> que suele describirse esta fase evolutiva, hay que destacar que lo único<br />

verdaderamente exacto es que tal edad es "incómoda". Y el drama del adolescente<br />

está en la ambivalencia que adopta el adulto ante él: por una parte es un<br />

niño; por otra, <strong>com</strong>o ya se ha expuesto, se le piden respuestas de adulto. Y no<br />

es nada de eso. El no sabe qué bulle en su interior. Y el adulto, probablemente,<br />

ya no recuerda cómo era cuando atravesó su adolescencia. Por eso resulta<br />

arduo <strong>com</strong>prender al adolescente, saber interpretar todo lo que el adolescente<br />

está diciendo, ya sea <strong>con</strong> lenguajes verbales, ya sea <strong>con</strong> lenguajes simbólicos.<br />

Este tránsito tiene un sentido evolutivo que no hay que olvidar. Se llega a la<br />

adolescencia una vez superadas unas etapas (las infancias), que se recapitulan<br />

en un trabajo de integración y síntesis que es la única preparación para dar el<br />

gran salto a la edad adulta.<br />

Si hubiera que buscar un <strong>con</strong>traste entre lo que ha sucedido anteriormente y<br />

lo que va a empezar a realizarse en este momento, podría decirse que el niño<br />

es biología, mientras que el adolescente se ve inmerso en un fenómeno<br />

eminentemente cultural. No es que todo sea biología en el niño, sino que<br />

fundamentalmente los fenómenos evolutivos se centran en su maduración<br />

física, frente a lo que va a suponer un cambio de enfoque en el adolescente. Si<br />

la sociedad adoptase ante el adolescente determinadas actitudes educativas,<br />

la transición no sería tan dura y tan incómoda. Por lo menos en nuestra cultura,<br />

<strong>com</strong>o han puesto de manifiesto los estudios de antropología <strong>com</strong>parativa entre<br />

nuestra sociedad y la que viven en otras latitudes (MEAD y otros).<br />

Desde las <strong>con</strong>clusiones de los antropólogos, puede verse <strong>con</strong> claridad que lo<br />

que en nuestra cultura es una "crisis", se vive <strong>com</strong>o experiencia gratificante en<br />

otras sociedades. Pero lo que más interesa destacar aquí es que tal crisis está<br />

fuertemente hermanada <strong>con</strong> la adquisición del sentido de "identidad personal ll<br />

que vive cada sujeto. De ello se hablará enseguida.<br />

Es aquídonde el mundo interiordel adolescente va a empezara adquirirformas<br />

nuevas. Su personalidad se estructura de un modo típico, aunque por razones<br />

prácticas <strong>con</strong>venga fijarse en algunos procesos más centrales.<br />

Personalmente pienso que en la adolescencia hay que destacar los siguientes<br />

procesos:


• Proceso de interiorización<br />

• Proceso de adaptación social<br />

• Proceso de integración<br />

• Proceso de maduración<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 139<br />

Del mismo modo hay que distinguir ciertas dificultades que <strong>con</strong>tribuyen a hacer<br />

un tanto inestable la adquisición de esa personalidad que se verá coronada <strong>con</strong><br />

la <strong>con</strong>quista de la lIidentidad personal ll<br />

•<br />

<strong>La</strong>s dificultades son:<br />

• Dificultades en la esfera emotivo-afectiva<br />

• Dificultades en la esfera social<br />

• Dificultades en la esfera escolar<br />

• Dificultades en la efera vocacional-profesional<br />

• Dificultades en la esfera de valores<br />

Proceso de interiorización<br />

El descubrimiento de la propia intimidad es un hecho indiscutible en el que se<br />

vuelcan todas las energías del adolescente. Del 11yo 11 infantil se pasará paulatinamente<br />

alllyoll del adulto, atravesando todas las capas de la personalidad que<br />

deben ser <strong>con</strong>ocidas en su estructura más íntima. El IIdespertar afectivo ll<br />

se<br />

enriquece en esta etapa; la afectividad madura al <strong>com</strong>pás que se logra la<br />

aceptación respetuosa del adolescente. Su pudor exige respeto, y la aceptación<br />

que pide para sí es la que él mismo va logrando mediante el enfrentamiento<br />

<strong>con</strong>sigo mismo en lo más íntimo de su ser.<br />

Al interiorizar en sus sentimientos, emociones, afectos y en su mismo mundo<br />

intelectual, se siente inseguro, ya que no acierta a unir lo que <strong>con</strong>stituye una<br />

clara tendencia a descubrir el mundo que le rodea al tiempo que <strong>con</strong>templa y<br />

trata de <strong>com</strong>prender lo que aparece en su interior.<br />

Este proceso necesita un clima determinado, <strong>com</strong>o es el de permitirle realizar<br />

el descubrimiento de su intimidad sin críticas ni rechazos. Y aquí los adultos<br />

fallan muchas veces. <strong>La</strong> fácil irritabilidad del adolescente, la inestabilidad de sus<br />

emociones, los cambios de humor, el rubor y la vergüenza no <strong>con</strong>fesada de lo<br />

que siente, descubre y desea, son factores influyentes en este proceso.<br />

El adolescente siente nostalgia de la infancia en cuanto que sabía cómo obrar,<br />

al tiempo que suspira por nuevos horizontes. Cuando San Juan de la Cruz nos


140 José Antonio Ríos González<br />

habla de su lIadolezco, peno y muero", nos da una imagen poética de lo que<br />

sucede en el interior del adolescente.<br />

Al profundizar en sí mismo se admira de lo que <strong>con</strong>templa naciendo <strong>con</strong><br />

pujanza, se pasma por lo desmesurado de su mundo tendencial y afectivo, y, al<br />

temerlo por intuir que los de fuera no le van a <strong>com</strong>prender, se ensimisma, se<br />

encierra en sí, se aisla. Por ello es difícil que el adolescente se abra claramente<br />

al adulto. Teme no ser <strong>com</strong>prendido y se espanta ante la idea de ser rechazado.<br />

y cuando se atreve a exteriorizar necesita la garantía de un secreto inviolable:<br />

será algún amigo elegido para sus <strong>con</strong>fidencias o serán las páginas de un diario<br />

que guardará <strong>con</strong> siete llaves. Sólo ahí encuentran muchos <strong>adolescentes</strong> la<br />

descarga de su mundo interno, lleno de vivencias muy ricas.<br />

Sólo hay una postura ante este hecho: la plena aceptación que no <strong>con</strong>siste en<br />

admitirle todo o en perdonarle todo, sino en ponerse en su lugar, adoptar su<br />

óptica de visión, simpatizar <strong>con</strong> él en el sentido más genuino del término a fin<br />

de que tanto lo agradable <strong>com</strong>o lo doloroso pueda colocarlo en el cuadro<br />

estructural de sus experiencias <strong>con</strong> la seguridad de una <strong>com</strong>pañía adulta que<br />

le refuerza y estimula. Aunque la <strong>con</strong>templación de este despertar interior deba<br />

hacerse <strong>con</strong> sigilo y un gran tacto.<br />

Proceso de adaptación social<br />

El empuje que motiva la adaptación social durante la adolescencia se asienta<br />

en la necesidad de independencia <strong>con</strong> respecto al núcleo <strong>familia</strong>r de origen. El<br />

<strong>com</strong>portamiento autónomo se va <strong>con</strong>quistanto tras actitudes que tienden a ser<br />

calificadas <strong>com</strong>o negativas por cuanto destaca de un modo muy claro la rotura<br />

<strong>con</strong> los vínculos <strong>familia</strong>res en un determinado nivel. Si es cierto que la libertad,<br />

la autonomía y la independencia se revisten de formas un tanto radicales y hasta<br />

estereotipadas, no es menos cierto que el fondo del proceso ha de ser valorado<br />

<strong>com</strong>o positivo en una adecuada orientación de los problemas <strong>familia</strong>res.<br />

El adolescente necesita integrarse en la sociedad, y ello no es posible sin un<br />

cierto nivel de IIrotura ll<br />

<strong>con</strong> los ligámenes primarios que le vinculan al propio<br />

núcleo <strong>familia</strong>r. Si esto es así en cualquier situación, tal vez en nuestros días se<br />

aprecia una mayor tendencia a romper <strong>con</strong> cuanto se valora <strong>com</strong>o esquema<br />

tradicional más o menos rígido e inflexible.<br />

Esta incorporación a la sociedad la realiza el adolescente mediante gestos de<br />

independencia respecto a lo que puede ser calificado <strong>com</strong>o lIestructuras formales<br />

ll<br />

que amenazan su independencia. De ahí que rechace cuanto puede venir<br />

impuesto por el adulto. Conviene no olvidar que la sociedad es un producto de


142 José Antonio Ríos González<br />

sentido y unidad, es educar. Y el orientador <strong>familia</strong>r ha de transmitir estas ideas<br />

a los padres, porque muchos ignoran el sentido evolutivo de tales fenómenos.<br />

<strong>La</strong> integración, por otra parte, obliga a no destruir nada, sino que impone el<br />

deber de encauzar todo. El adolescente se manifiesta <strong>com</strong>o multiplicidad, <strong>com</strong>o<br />

dispersión, <strong>com</strong>o algo aparentemente incoherente, pero, al mismo tiempo, nada<br />

'es superfluo en él, ya que todos <strong>con</strong>stituyen elementos <strong>con</strong> los que hay que<br />

trabajar para <strong>con</strong>struir una personalidad armónica.<br />

Lo social y lo cultural, lo físico y lo emocional, lo religioso y lo moral, forman<br />

las bases de la necesidad de nuevas experiencias que perfilarán una fisonomía<br />

adulta. Y de todo lo que <strong>con</strong>stituye el mundo de lo "exterior-practicado" hay que<br />

pasar a que sea lo Hinterior-aceptado". De una etapa un tanto revolucionaria por<br />

rotura de esquemas pasados, pasará -por integración de fuerzas- a una estabilidad<br />

adecuada a su momento evolutivo.<br />

Proceso de maduración<br />

El adolescente madura al ritmo de sus necesidades y quiere ser aprobado por<br />

los demás tal y <strong>com</strong>o es y no <strong>com</strong>o quisiéramos que fuera. El tiene una vida por<br />

delante y quiere madurar <strong>con</strong> calma. Lo que de verdad desea el adolescente es<br />

que le dejen imponerse a sí mismo el ritmo que puede soportar y el que<br />

personalmente admite según sus propias características personales.<br />

Muchas de las aparentes dificultades que hacen acto de presencia en la vida<br />

del adolescente, no son más que defensas <strong>con</strong> las que salvaguardar tal ritmo<br />

de maduración. Consciente o in<strong>con</strong>scientemente crea <strong>com</strong>portamientos de<br />

fatiga, pereza, independencia, ociosidad, desorden, anarquía, <strong>con</strong> los que pone<br />

entre su vida y la de los otros una barrera que le permite marcar los tiempos de<br />

su ritmo evolutivo. Gracias a ello <strong>con</strong>sigue pervivir <strong>com</strong>o persona.<br />

Es evidente que la maduración <strong>con</strong>stituye un proceso <strong>com</strong>plejo en el que<br />

intervienen muchos factores que deben ser analizados <strong>con</strong> atención y cuidado.<br />

Para ello me remito a manuales en los que la <strong>con</strong>sideración de tales aspectos<br />

pueda ser más ampliada de lo que aquí puede hacerse (MUSSEN, 1982;<br />

NICKEL, 1978; MARCHESI y otros, 1983).<br />

Todos estos procesos tienen dificultades específicas, de las que voy a destacar<br />

las que estimo más importantes para un adecuado <strong>con</strong>ocimiento de lo que puede<br />

ser una amenaza para la buena realización del tránsito de la infancia a la edad<br />

adulta.<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar 143<br />

Dificultades en la esfera emotivo-afectiva<br />

<strong>La</strong> mayoría de las veces nacen de una verdadera ignorancia por parte del<br />

adulto de lo que es el despertar afectivo y emocional del adolescente. <strong>La</strong>s<br />

emociones del adolescente vienen a <strong>con</strong>stituir un mundo de atracciones y<br />

repulsiones que explican su inestabilidad, su ambivalencia, su falta de <strong>com</strong>portamiento<br />

lineal. Ni él mismo se <strong>com</strong>prende porque des<strong>con</strong>oce el nuevo curso<br />

de sus sentimientos. Sus oscilaciones son dramáticas, sus ambivalencias son<br />

<strong>con</strong>tínuas, y su falta de objetivo añade nuevas <strong>con</strong>trariedades en la necesidad<br />

de <strong>con</strong>seguir un equilibrio que nadie le enseña.<br />

<strong>La</strong> actitud del adulto tiene aquí un influjo decisivo, ya que se trata de poner<br />

orden en lo que de por sí es desordenado: la carga afectiva, la necesidad de<br />

aprobación y estima, la búsqueda de afecto y de expresiones que refuercen tal<br />

necesidad, unido todo ello al <strong>com</strong>ponente sexual que empieza a manifestarse<br />

<strong>con</strong> más ímpetu que en etapas anteriores, precisa un ajuste que el adolescente<br />

no puede dar por sí mismo.<br />

Si a ello se añade que una postura excesivamente frecuente es la de infravalorar<br />

este mundo tan <strong>com</strong>plejo, o lo que es más negativo, cargar de moralismos<br />

improcedentes lo que no es más que expresión de un mundo riquísimo de<br />

posibilidades expresivas, se verá agravada por las peculiaridades subjetivas<br />

que va a imprimir el adulto que a<strong>com</strong>pañe al adolescente en esta encrucijada.<br />

El adolescente carece aún del suficiente espíritu crítico para enjuiciar intelectualmente<br />

y encajar emocionalmente lo que se deriva de cada una de estas<br />

manifestaciones de la vida emocional. Tiene que ser el adulto sereno quien<br />

enseñe el por qué de una emoción, la raíz y la finalidad de una tendencia, el<br />

sentido de lo sexual en ese mundo de afectos y sentimientos, el valor de un<br />

límite por motivaciones asentadas en una aceptación sana de un cuadro de<br />

valores <strong>com</strong>o referencias para el <strong>con</strong>trol, también sano, de sus propios impulsos<br />

y necesidades (RIOS GONZALEZ, 1980c).<br />

Dificultades en la esfera social<br />

El adolescente quiere ser aceptado por la sociedad, empezando por la propia<br />

<strong>familia</strong>. El problema reside en que esa sociedad -la <strong>familia</strong>r, la escolar, la más<br />

amplia que va <strong>con</strong>ociendo- lo ignora y, a veces, ni le respeta ni le escucha. Su<br />

necesidad de expansión y <strong>com</strong>unicación encuentra la cortapisa que le ponen<br />

excesivos prejuicios <strong>con</strong> respecto a lo que ha de hacer en esa sociedad que ya<br />

encuentra establecida. Su deseo de libertad encuentra el muro de una autoridad


Manual de Orientación y Terapia Familiar 145<br />

vital. Lo peor de este penoso asunto es que el adolescente no fracasa la mayor<br />

parte de las veces por falta de capacidades o aptitudes, <strong>com</strong>o asimismo no rinde<br />

porque no estudie lo debido para unos fines ya determinados por elllcurriculum ll<br />

exigido por la ley, sino que el fracaso aparece <strong>com</strong>o <strong>con</strong>secuencia de las<br />

interferencias que ocasionan problemas de personalidad, de relación interpersonal<br />

y afectiva, de tensiones en el <strong>con</strong>texto ambiental de la <strong>familia</strong> o la<br />

institución docente, así <strong>com</strong>o que la causa de muchos fracasos reside en no<br />

saber estudiar, en falta de aprendizajes de técnicas de trabajo intelectual<br />

agravado por la pasividad de muchos educadores que no intentan enseñar tales<br />

técnicas a sus propios alumnos.<br />

A ello hay que añadir que la exigencia de una maduración biológica <strong>com</strong>o la<br />

que tiene lugar en la adolescencia, impide una entrega total -<strong>con</strong> toda la<br />

personalidad y no sólo <strong>con</strong> la inteligencia-, a la tarea del estudio que es algo<br />

más que el aprendizaje de nociones intelectuales o la adquisición de <strong>con</strong>ocimientos<br />

instrumentales (RIOS GONZALEZ, 1973a, e y f, 1983b).<br />

El adolescente se sentirá motivado para el estudio no por lo que objetivamente<br />

valgan los <strong>con</strong>ocimientos adquiridos, sino por lo que tales <strong>con</strong>ocimientos le<br />

abran de posibilidades para sentirse satisfecho y seguro de sí mismo. En el<br />

estudio del adolescente <strong>com</strong>o tarea intelectual hay un halo afectivo que no<br />

puede despreciarse. El transferido <strong>con</strong> la vida afectiva del que enseña que es<br />

algo difuminado en la actual masificación de la enseñanza. Y al adolescente no<br />

se le puede exigir cuando se le ha negado algo que <strong>con</strong>stituye el fondo<br />

imprescindible para que el aprendizaje sea una realidad.<br />

El fracaso escolar del adolescente, el escaso rendimiento, su inadecuada<br />

integración en el mismo <strong>con</strong>texto de la clase, así <strong>com</strong>o su frecuente rechazo del<br />

sistema encarnado por el profesor o en el centro docente que le acoge, hay que<br />

verlo a la luz de estos <strong>con</strong>dicionamientos, sin olvidar, por otra parte, que en la<br />

mayor parte de los problemas escolares de los <strong>adolescentes</strong>, hay un alto<br />

porcentaje de <strong>con</strong>flictos derivados de su interacción <strong>con</strong> el propio ambiente<br />

<strong>familia</strong>r, ya sea en forma de tensiones, <strong>con</strong>flictos intrasistémicos, inseguridades<br />

derivadas de malas identificaciones, angustias derivadas de un alto nivel de<br />

aspiraciones por parte de los padres, actitudes rígidas que bloquean el buen<br />

uso de las capacidades, <strong>com</strong>o hay que ver casi todos los días en la <strong>con</strong>sulta de<br />

problemas vinculados a este sector (RIOS GONZALEZ, 1972a, 1973b).


146 José Antonio Ríos González<br />

Dificultades en la esfera vocacional-profesional<br />

<strong>La</strong> elección de caminos sobre los que habrá de discurrir la vida vocacional y<br />

la futura profesión, se centra en la adolescencia en la búsqueda de respuestas<br />

a los interrogantes: 11 ¿Qué quiero?1I y 11 ¿De qué soy capaz?lI.<br />

Pero hay que advertir, desde este punto de vista, que no todo se reduce a<br />

poner el acento en las aptitudes o a cargar la mano en la búsqueda de intereses<br />

más o menos estructurados. Lo uno y lo otro es importante, pero siempre y<br />

cuando en la misma línea de aspiraciones <strong>familia</strong>res -nivel de aspiraciones de<br />

los padres <strong>con</strong> respecto al hijo adolescente- no se olvide al"hombre·· que palpita<br />

tras el telón de lo que se mide y valora cuantitativamente.<br />

Lo que hay que orientar en este momento vital es a la persona que, indudablemente,<br />

posee tales aptitudes -las que de verdad posee y no las que los padres<br />

desean que tenga el hijo <strong>con</strong> evidente tendencia a idealizar lo que no es<br />

objetivo-, y se centra en tales intereses que actúan a modo de motivaciones. Ni<br />

más ni menos, porque la experiencia indica cuántos dramas se fraguan cuando<br />

no hay proporción entre ··capacidades·· y ··posibilidades reales", engendrando<br />

<strong>com</strong>portamientos neuróticos por falta de adecuación a una realidad que no<br />

pueden negar los padres.<br />

A ello hay que añadir que en muchos <strong>adolescentes</strong> no hay aún la suficiente<br />

capacidad para distinguir entre verda.deros intereses y lo que no pasan de meras<br />

ilusiones. Sólo un experto en orientación vocacional y profesional puede iluminar<br />

los deseos del adolescente al tiempo que ayuda a los padres a la aceptación<br />

serena de lo que es mejor para el porvenir del hijo o hija. Los padres, si son<br />

responsables no sólo de lo que ha de <strong>con</strong>stituir la base de una verdadera<br />

elección profesional, sino también de los elementos que aseguran una adecuada<br />

higiene mental del hijo, aceptarán el planteamiento que haga el orientador<br />

experto en este ámbito.<br />

Dificultades en la esfera de los valores<br />

El mundo de los valores sentirá también el impacto que va a producir en la<br />

persona del adolescente su momento de tránsito. Pero tales crisis de valores<br />

adquieren también el carácter de signo en función de un esfuerzo de adaptación<br />

e integración en la vida estructurada por el mundo de los adultos. Todos los<br />

valores encierran una vivencia a la que, de una u otra forma, hay que darle una<br />

respuesta: la <strong>con</strong>strucción de un código moral -objetivo ya iniciado en otras<br />

etapas anteriores, pero precisado de una mejor integración en esta fase-, la<br />

<strong>con</strong>solidación de un cuadro o cuerpo de ideales que respalden su <strong>con</strong>ducta, la


Manual de Orientación y Terapia Familiar 147<br />

aceptación personal de pautas transmitidas en las etapas anteriores y no hechas<br />

carne de la propia carne mediante crítica personal que las incorpore de manera<br />

<strong>con</strong>sciente y madura, <strong>con</strong>stituyen metas a <strong>con</strong>seguir en este plano de realización.<br />

Tal vez ocupe un lugar importante la formación de un código moral, <strong>con</strong><br />

independencia del molde sobre el que se vierta en forma de ideología que<br />

también habrá de decidir personalmente el adolescente.<br />

***<br />

Puede apreciarse, por todo lo dicho, que la orientación de la <strong>familia</strong> en muchos<br />

aspectos que tienen su punto crucial en la adolescencia, ha de recurrir al experto<br />

en tales niveles. Se trata, una vez más, de hacer coincidir a los distintos<br />

especialistas en un verdadero trabajo interdisciplinar. Porque el adolescente,<br />

<strong>com</strong>o ya se ha dicho, es una unidad que sólo puede ser <strong>com</strong>prendida, y desde<br />

tal <strong>com</strong>prensión ayudada, desde esa multiplicidad que le caracteriza.<br />

<strong>La</strong> crisis de la identidad personal<br />

<strong>La</strong> llegada de la adolescencia supone un trabajo de selección y síntesis de<br />

elementos adquiridos anteriormente. Con otras palabras: la búsqueda de la<br />

identidad es la misión típica de la adolescencia, según la teoría ya extendida y<br />

ampliamente aceptada de ERICKSON. Es un fenómeno importante y crucial que<br />

en la misma teoría de ERICKSON (1968, 1970) ocupa un lugar muy <strong>con</strong>creto:<br />

es el quinto estadio que denomina puberal, <strong>con</strong>stituido por el <strong>con</strong>flicto de base<br />

lIidentidad-<strong>con</strong>fusión de identidad ll<br />

, partiendo de la pregunta de si la identidad<br />

es algo más que la suma de las identificaciones que tienen lugar en la infancia.<br />

Es interesante saber que su respuesta da la clave para <strong>com</strong>prender mejor en<br />

qué <strong>con</strong>siste, de verdad, la identidad. Su planteamiento es el siguiente:<br />

1. Es seguro que la identidad está preparada por las identificaciones que<br />

tienen lugar en la infancia<br />

2. Igualmente está preparada por la aceptación del rol correspondiente al<br />

propio sexo en la fase edípica<br />

3. Asimismo por la formación de la <strong>con</strong>ciencia moral<br />

Todo ello, afirma él, es necesario para la <strong>con</strong>quista de la madurez personal.<br />

Pero la identidad es algo más que todo lo anterior. Al sentimiento de identidad<br />

pertenecen también, <strong>com</strong>o notas características, los siguientes aspectos:<br />

• El sentimiento de pertenencia a un grupo<br />

• <strong>La</strong> aceptación de los preceptos y prohibiciones del mismo grupo


148 José Antonio Ríos González<br />

A ello hay que añadir que el resultado final será la <strong>con</strong>quista de la IIvivencia<br />

<strong>con</strong>sciente e in<strong>con</strong>sciente de la <strong>con</strong>tinuidad del yoll, cuya esencia supone que,<br />

a pesar de todos los cambios que se experimenten, se sigue siendo el mismo;<br />

esto, por otra parte, da al sujeto la posibilidad de tomar decisiones personales,<br />

incluso frente a las permanente e inevitables presiones delllsuper-ego ll .<br />

Conseguida la identidad, la personalidad logra algunas características fundamentales<br />

que la van a a<strong>com</strong>pañar a lo largo de las etapas posteriores, tales<br />

<strong>com</strong>o la de ser independiente, sentirse segura y, finalmente, mantener la<br />

<strong>con</strong>ciencia de la <strong>con</strong>tinuidad del yo a la que ya se ha aludido.<br />

Si es imprescindible hablar de la identidad al hablar de la adolescencia, se<br />

debe a que sólo la identidad <strong>con</strong>seguida posibilita la transformación en adulto<br />

al mismo tiempo que define al individuo <strong>com</strong>o persona madura, aunque algunas<br />

veces no todos los elementos que la <strong>con</strong>stituyen sean positivos en su totalidad.<br />

Pueden coexistir elementos negativos que <strong>con</strong>tribuyen a perfilar <strong>con</strong> mayor<br />

precisión la misma identidad.<br />

Durante la adolescencia hay que ayudar al sujeto a que responda lo más<br />

claramente posible las siguientes preguntas:<br />

• Quién soy<br />

• Hacia donde me encamino: qué quiero<br />

• De qué soy capaz<br />

<strong>La</strong> respuesta clara a estas tres cuestiones -cuyo <strong>con</strong>tenido <strong>con</strong>stituye un nivel<br />

muy importante de la terapia <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong> y personas que padezcan en<br />

alguna medida crisis en el proceso de identidad personal- permite abrir un cauce<br />

diáfano hacia la <strong>con</strong>quista de los siguientes objetivos:<br />

• Independencia<br />

• Madurez psicosexual<br />

• Estabilidad en la relación interpersonal<br />

• Incorporación socializada a lo productivo<br />

• Toma de decisiones ante lo vocacional<br />

• Toma de decisiones ante la vida<br />

En esta tarea, nada fácil para el adolescente, la <strong>familia</strong> <strong>con</strong>stituye un punto de<br />

apoyo esencial <strong>com</strong>o punto de referencia y <strong>com</strong>o elemento vinculante para<br />

poder hacer el paso a otros <strong>con</strong>textos que van a reclamar de modo muy fuerte<br />

la incorporación de este adolescente que aspira a ser un adulto independiente.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 149<br />

Hoy más que nunca, dadas las características de un mundo eminentemente<br />

cambiante, se hace necesario poseer algunas fidelidades a valores fundamen­<br />

tales, aunque el modo de realizar tales valores sea distinto al de otros momentos<br />

históricos. Hay que admitir una adaptación que facilite la realización de valores<br />

adaptados a las <strong>con</strong>diciones cambiantes, pero la flexibilidad para adaptarse ha<br />

de ser fortalecida desde el ambiente <strong>familia</strong>r para que no impida la estabilidad<br />

de una personalidad coherente y estimulada positivamente desde el entorno<br />

que la agita y enriquece.<br />

ERICKSON afirma que en el ser humano hay un lIinstinto de fidelidad ll que no<br />

puede ser malogrado, al tiempo que existe una edad en la que hay que aprender<br />

a ser fiel a alguna <strong>con</strong>cepción ideológica, ya que sin tal capacidad de fidelidad<br />

sólo se logrará un lIyoll débil o, lo·que puede acarrear <strong>con</strong>secuencias posteriormente<br />

más lamentables, se busca un grupo anómalo al que ser fiel, <strong>con</strong> todas<br />

sus <strong>con</strong>secuencias.<br />

En esta segunda posibilidad es donde empezará a manifestarse lo que él<br />

mismo denomina la IIdifusión o <strong>con</strong>fusión de identidad ll . Consiste en un intento<br />

de resolver su crisis de fondo <strong>con</strong> la pérdida de identidad, esto es, tratando de<br />

difuminar los límites y perfiles propios de su persona, <strong>com</strong>o si intentase borrarlos<br />

al fundirse <strong>con</strong> lo que no es IIsí mismo ll . Este abandono -lamentablemente<br />

presente en grandes sectores de la adolescencia actual y en no pocos de la<br />

juventud de nuestros días- se exterioriza en formas de <strong>con</strong>ducta que van desde<br />

la orgía erótica menos <strong>con</strong>trolada hasta lo que ha denominado la fusión<br />

dionisíaca en las mil formas de borrachera colectiva que sigue presente en las<br />

danzas hipnotizadoras, las músicas estridentes, la legión de fans que rodean a<br />

cada ídolo de la canción, la música, etc. cuando no se deriva hacia búsquedas<br />

equívocas de la identidad perdida o de la falta de <strong>con</strong>tornos claros en la<br />

personalidad, mediante la droga, la evasión, la violencia.<br />

A la <strong>con</strong>quista de una identidad personal ensamblada en un <strong>con</strong>texto de<br />

identificaciones previas, <strong>con</strong>tribuirán los padres de una manera decisiva, quiérase<br />

o no. Los padres están en la vida del adolescente mucho más presentes<br />

de lo que unos y otros se imaginan. Será para bien, en el caso de identificaciones<br />

anteriores perfectamente estructuradas; o será para mal en el caso de rechazos<br />

o incorporaciones inadecuadas.. Pero padres e hijo adolescente -<strong>con</strong> independencia<br />

del sexo de éste- van a estar más vinculados de lo que <strong>com</strong>unmente<br />

se piensa.<br />

El hilo que los une, en mi criterio, es de las fidelidades ocultas a lo que el hijo<br />

ha ido captando en la vida de los padres. Se da ahí un cierto estrato producto


150 José Antonio Ríos González<br />

de muchas experiencias que el hijo va registrando en silencio. Si todo ha ido<br />

bien, la apariencia de tranquilidad y normalidad impide plantearse el tema de<br />

hasta dónde han influido padre y madre en la vida del hijo. Sólo cuando lIalgoll<br />

no ha ido bien -<strong>con</strong>forme a los procesos ya indicados en los ciclos vitaJes<br />

anteriores- se va a notar este desajuste. <strong>La</strong> experiencia clínica lo demuestra de<br />

modo palpable y <strong>con</strong> evidencia agresiva: no hay vinculación, no hay dependencia<br />

sana al tiempo que la independencia que se pretende pierde también<br />

niveles de salud mental.<br />

<strong>La</strong> raíz de este hecho es muy <strong>com</strong>pleja, pero tal vez ayude a clarificar lo que<br />

encierra en sí, el planteamiento que hace JULIAN MARIAS (1980) cuando habla<br />

del Ilespesor histórico ll que necesita el hijo. Nada mejor que sus propias<br />

palabras: IILos padres tienen que presentar su realidad ante los <strong>hijos</strong> para que<br />

sepan quiénes son, quiénes son este hombre y esta mujer que encuentro en<br />

casa, que por lo visto son mis padres, y cuál es su vida, cuál es y qué sentido<br />

tiene. Esto, naturalmente, no se puede explicar. Los padres no pueden dar un<br />

curso a los <strong>hijos</strong> sobre quiénes son; lo único que pueden hacer es <strong>con</strong>tar cosas.<br />

Cuando los padres cuentan cosas, entonces ponen en juego la forma suprema<br />

de razón vital, que es razón narrativa; entonces <strong>con</strong>siguen inyectar en los <strong>hijos</strong><br />

su propia realidad 11 , para añadir que 1110 más grave y lo que obliga a cambiar las<br />

posibilidades de diálogo es la crisis de la adolescencia, en virtud de la cual el<br />

hijo empieza a vivir desde sí mismo, ya que no vive desde los padres, ya que<br />

no vive desde el ambiente <strong>familia</strong>r o desde la tradición <strong>familia</strong>r o desde la<br />

escuela. Se cree que vive desde sí mismo, pero no es verdad, tal vez menos<br />

que nunca, pero cree que vive desde sí mismo; vive desde sus coetáneos".<br />

Basta por ahora lo más relacionado <strong>con</strong> la etapa evolutiva. Porque a otros<br />

aspectos de la identidad habrá que dedicarle un nuevo espacio al hablar de<br />

algunos problemas específicos de la dinámica <strong>familia</strong>r.<br />

<strong>La</strong> adolescencia en el <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r<br />

<strong>La</strong> integración de vivencias internas y externas en que puede <strong>con</strong>cretarse el<br />

proceso de identidad personal, no se realiza de un modo aislado. El adolescente<br />

va creciendo en un <strong>con</strong>texto y ese <strong>con</strong>texto debe dar una serie de respuestas.<br />

Una vez más hay que aludir aquí a la necesidad de plantear la visión de la<br />

adolescencia desde presupuestos sistémicos. Porque lo que ocurre en el<br />

adolescente no sucede porque el sujeto esté en esa etapa de transición y crisis<br />

de identidad únicamente. Hay cosas que suceden de un modo determinado


Manual de Orientación y Terapia Familiar 151<br />

porque el adolescente vive en un determinado <strong>con</strong>texto, ya sea sociológico en<br />

sentido amplio, ya sea en el mismo <strong>con</strong>texto de la <strong>familia</strong> que le ha dado el ser.<br />

<strong>La</strong> codificación del lenguaje no-verbal se hace síntoma <strong>con</strong> características<br />

especiales en la adolescencia.<br />

El <strong>com</strong>portamiento sintomático durante la adolescencia hay que relacionarlo<br />

<strong>con</strong> el <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r que lo acoge. No hay que olvidar que el deseo de<br />

afianzarse a la propia identidad es algo que acarrea sinsabores y sufrimientos.<br />

El lenguaje para exteriorizar este cierto malestar es el síntoma, pero tales<br />

síntomas hay que relacionarlos <strong>con</strong> los IIfactores ll que lo explican y desde los<br />

cuales, únicamente, puede entenderse tal <strong>com</strong>portamiento.<br />

El <strong>con</strong>texto del adolescente hay que desmenuzarlo <strong>con</strong> cuidado. Y en él<br />

ocupan un lugar preferente los factores ambientales o personales que desencadenan<br />

las <strong>con</strong>ductas que hay que descifrar y orientar.<br />

Si los síntomas son manifestaciones externas de lo que está sucediendo en el<br />

interior del individuo, los factores son los elementos personales o ambientales<br />

(situacionales o ambientales) que ocasionan la aparición y/o el mantenimiento<br />

de un síntoma determinado en un momento <strong>con</strong>creto.<br />

<strong>La</strong> <strong>com</strong>prensión de esta dinámica es fundamental para entender lo que ocurre<br />

en un momento de la biografía del individuo. Porque en el plano <strong>con</strong>sciente de<br />

la <strong>familia</strong> desea ayudar al hijo, quiere evitarle malestares, desea fortalecer su<br />

dinamismo de crecimiento y autonomía; pero en el plano oculto, por in<strong>con</strong>sciente,<br />

esa misma <strong>familia</strong>, atrapada en los mecanismos de su propio <strong>con</strong>texto, hace<br />

muchas cosas para evitar que aquellas buenas intenciones y deseos se realicen<br />

de manera satisfactoria.<br />

Por ello se hace necesario que, en el momento de dificultad para el adolescente,<br />

se descubra abiertamente cuál es el factor que hace posible el mantenimiento<br />

de la misma crisis. Esto es importante y delicado. Pero es imprescindible<br />

si se quiere actuar <strong>con</strong> eficacia. Aún más: siempre hay un factor -normalmente<br />

una persona del mismo <strong>con</strong>texto- que sin saberlo y, por supuesto, sin quererlo<br />

del modo que sucede en la realidad, está siendo una especie de IIquintacolumnista<br />

ll para fomentar la "anormalidad" y hasta la patología de un determinado<br />

<strong>com</strong>portamiento que aparece en el adolescente. Puede ser el mismo padre, la<br />

propia madre, un hermano, un <strong>familia</strong>r cer<strong>cano</strong>.<br />

Lo difícil en estas situaciones es descubrir cuál es elllfactor ll que determina la<br />

existencia de un cierto <strong>com</strong>portamiento. Está tan oculto en la mayoría de los<br />

casos que el diagnóstico de la dinámica <strong>familia</strong>r en estas encrucijadas supone


152 José Antonio Ríos González<br />

todo un seguimiento minucioso de pequeñas pistas que lleven al centro del<br />

problema, a la raíz de lo que se observa <strong>com</strong>o preocupante.<br />

Sin anticipar lo que más tarde se desarrollará en relación <strong>con</strong> los lIestratos ll<br />

que <strong>con</strong>stituyen la <strong>familia</strong> (Cap. 5: Los modelos <strong>familia</strong>res), hay que decir aquí<br />

que no pocas veces el factor se agazapa tras los esquemas del S.F.O. (sistema<br />

<strong>familia</strong>r de origen), del S.F.C. (sistema <strong>familia</strong>r creado) o del nunca acabado<br />

S.F.Q.lD. (sistema <strong>familia</strong>r querido o deseado), que proyecta en forma de<br />

presiones, exigencias, aspiraciones, modelos de referencia, etc. lo que los<br />

padres quieren y el hijo adolescente, por su misma necesidad de afirmación, va<br />

a rechazar de forma natural y permanente.<br />

Ante los factores <strong>familia</strong>res el adolescente precisa afirmar, <strong>com</strong>o mínimo, tres<br />

necesidades básicas:<br />

• Afirmación de la independencia<br />

• Afirmación de la autonomía<br />

• Afirmación de la originalidad<br />

A cada una de estas necesidades la <strong>familia</strong> va a responder de un modo<br />

particular, <strong>com</strong>o si se tratara de un juego de fuerzas para ver quién domina o<br />

prevalece: si lo que el hijo adolescente intenta <strong>con</strong>seguir o lo que los padres<br />

desean mantener <strong>com</strong>o prevalente frente a lo que les llega <strong>com</strong>o imposición.<br />

Lo que va a observarse desde el plano del orientador es un tejido de relaciones<br />

en el que destacan algunas actitudes educativas parentales que actúan -o<br />

pretenden actuar, al menos- <strong>com</strong>o diques que frenen lo que es vivido <strong>com</strong>o un<br />

exceso impropio de la edad del hijo o hija adolescente.<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong> ante la necesidad de independencia del hijo<br />

Hay <strong>familia</strong>s que estructuran toda la vida de tal forma que en ningún momento<br />

cada miembro tenga su propio terreno, su capacidad de aislamiento y recogimiento<br />

sufientemente garantizada. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> que acepte mal esta necesidad<br />

del hijo reaccionará hasta organizar la misma vida física de los miembros del<br />

sistema de un modo que siempre sea posible <strong>con</strong>templarlos a todos. En la vida<br />

del hijo podrán entrar y salir los padres cada vez que deseen, no sólo porque la<br />

<strong>com</strong>unicación interpersonal esté garantizada de los modos sanos que ya se han<br />

apuntado, sino porque la lIexigencia ll<br />

será tal que resultará imposible escaparse<br />

a tal <strong>con</strong>trol por parte de los adultos del ambiente <strong>familia</strong>r. Es el caso en que<br />

ciertos IIfactores ll<br />

físicos se ponen a <strong>con</strong>tribución de esta cierta filosofía del<br />

<strong>com</strong>portamiento intra<strong>familia</strong>r. Así, porejemplo, cuando en la vivienda las puertas


Manual de Orientación y Terapia Familiar 153<br />

de la casa permanecen abiertas, sin posibilidad de que cada miembro -yen<br />

especial el hijo niño adolescente- pueda retirarse a su cuarto <strong>con</strong> la seguridad<br />

de que nadie va a entrar en él sin su permiso. Hay "<strong>familia</strong>s de puertas abiertas"<br />

donde no hay fronteras de ningún tipo, no hay terreno propio, no hay intimidad<br />

para nada. Y, <strong>com</strong>o símbolo de <strong>com</strong>ponentes más profundos, del mismo modo<br />

que padres y hermanos pueden entrar en la habitación del otro, todos tienen<br />

derecho (?) a entrar en la vida personal del mismo.<br />

El adoleste necesita un lugar físico donde aislarse, donde hacer el descubrimiento<br />

de la propia intimidad (" un cuarto donde tener mi mesa", "una mesa<br />

donde tener mi cajón cerrado", "un cajón donde tener mis cosas", "una casa<br />

donde tener mi cuarto" ... son necesidades que si no están satisfechan explican<br />

<strong>com</strong>portamientos que resultan in<strong>com</strong>prensibles sin tales claves).<br />

Cada vez que esto esté amenazado en el período adolescente, se tiene una<br />

clave para entender la distorsión que está sufriendo; desde ella es posible una<br />

reacción que el adulto no entiende si no se le hace ver la existencia de tal<br />

<strong>con</strong>texto.<br />

Sólo así puede entenderse, por ejemplo, que un adolescente al que se le niega<br />

la palabra verbal o se la escucha cuando él la emite de un modo un tanto<br />

<strong>com</strong>plicado, utilice <strong>com</strong>portamientos que van <strong>con</strong>tra las normas que se han<br />

establecido en su hogar <strong>con</strong> respecto a un punto <strong>con</strong>creto. En esa <strong>familia</strong>, que<br />

ocupa una vivienda <strong>con</strong> varios cuartos de baño, hay una prohibición <strong>con</strong>creta:<br />

no utilizar el baño asignado a los padres. Y este hijo, entre otras cosas, todas<br />

las noches, cuando los padres se han retirado a descansar -<strong>con</strong> las puertas<br />

abiertas, por supuesto- entra en el baño de los padres y orina por todo él <strong>com</strong>o<br />

rechazo claro y lenguaje no-verbal cargado de agresividad hacia esos padres<br />

que hace meses no le escuchan. Porque la falta de recepción por parte de los<br />

padres se pone de relieve todas las noches <strong>con</strong> lo que sigue el "rito" de orinar<br />

todo el cuarto de baño de los padres. Este adolescente se encamina seguidamente<br />

al dormitorio de los padres y empujando la puerta se asoma tímidamente<br />

a ella y les dice. "Papá, mamá: os quiero". Y se retira a su dormitorio. Los padres<br />

-que cuando yo los recibí en mi <strong>con</strong>sulta venían observando estos <strong>com</strong>portamientos<br />

desde hacia varios meses- no responden nada y fingen estar dormidos<br />

¡todas las nochesl<br />

¿ Pueden buscarse más factores que expliquen lo que está sucediendo en esta<br />

dinámica <strong>familia</strong>r? ... Los padres no lo entendían. Ni quisieron entenderlo a partir<br />

de la <strong>con</strong>sulta. Lo que el hijo quería decir lo expresaba <strong>con</strong> el orín, por una parte,<br />

y <strong>con</strong> palabras muy claras que esperaban una respuesta, por otra. Pero ninguno


154 José Antonio Ríos González<br />

de estos "lenguajes·· eran entendidos por estos padres. El resto del <strong>com</strong>porta:miento<br />

de este adolescente no estaba al nivel de su etapa adolescente. Era un<br />

verdadero niño, carente de la necesaria independencia porque en ese <strong>con</strong>texto<br />

<strong>familia</strong>r no era posible <strong>con</strong>seguir un mínimo nivel de independencia emocional<br />

desde el momento que los propios padres le habían negado el respaldo de<br />

seguridad que se deriva de una <strong>com</strong>unicación espontánea y fluida que le era<br />

negada todas las noches.<br />

Como <strong>con</strong>secuencia de ello, y ante la presión interna que experimenta el<br />

adolescente, la huida del hogar es una escapatoria inevitable. Se buscará fuera<br />

del hogar lo que no se encuentra en él. Tal vez en el ciclo vital siguiente -la<br />

juventud- este hecho vaya dándose <strong>con</strong> mayor frecuencia. Pero lo que es un<br />

hecho indiscutible es que la tendencia a buscar fuera del hogar lo que éste le<br />

niega a muchos <strong>adolescentes</strong>, obliga a plantearse tal huida en etapas cada vez<br />

más precoces.<br />

Cuando la <strong>familia</strong> no permite la independencia sana del hijo nos en<strong>con</strong>tramos<br />

ante un tipo muy definido de <strong>familia</strong> <strong>com</strong>o se verá en su lugar. En este caso,<br />

estamos ante la <strong>familia</strong> que puede denominarse <strong>familia</strong> simbiótica que, en la<br />

etapa que ahora nos interesa resaltar, es un verdadero obstáculo para la<br />

maduración del hijo, ya sea por parte de limitaciones que impone el padre o la<br />

madre. El dinamismo de esta dinámica <strong>familia</strong>r se verá en su lugar, pero lo que<br />

sí puede afirmarse aquí es que al final esta incapacidad para admitir la independencia<br />

del hijo, cristaliza en la rotua violenta de los vínculos que unen a<br />

padres e hijo, sin que <strong>con</strong> ello se resuelva todo el problema que ha crecido en<br />

tal caldo de cultivo emocional.<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong> ante la necesidad de autonomía del hijo<br />

Ante la necesidad de autonomía del hijo pueden adoptarse actitudes perfectamente<br />

<strong>com</strong>prensivas de tal necesidad, permitiendo al hijo que estructure su<br />

vida personal, y su futuro, del modo que estime más idóneo <strong>con</strong> respecto a lo<br />

que cree mejor para él, dadas sus características personales. En tal situación,<br />

el hijo adolescente podrá elegir por sí mismo, podrá decidir, podrá "desviarse··<br />

de lo que <strong>con</strong>stituye un modelo estereotipado en la dinámica de su propia <strong>familia</strong>.<br />

El hijo adolescente autónomo, por decirlo en pocas palabras, es aquel que parte<br />

de su propia realidad, mide sus posibilidades y toma decisiones cargando <strong>con</strong><br />

toda la responsabiliadd que se derive de sus mismas decisiones. No seguirá,<br />

por ello, el modelo de la <strong>familia</strong> ya hecho previamente a lo que cada hijo decida.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 155<br />

Pero en muchas <strong>familia</strong>s se ignora que el hijo adolescente precise tal autonomía<br />

<strong>com</strong>o elemento básico para la estructuración de su personalidad. No sólo<br />

no se valora, sino que en muchos casos se ignora y hasta se <strong>com</strong>bate<br />

abiertamente. El hijo -en el decir de tales padres- tiene que hacer lo que dicen<br />

los mayores, acatar los modelos que éstos imponen, aceptar las normas que<br />

derivan de la voluntad de los adultos. Aquí es donde se pone de relieve de una<br />

manera palpable esa actitud que ya se ha descrito: al adolescente se le seguirá<br />

tratando <strong>com</strong>o a un niño, <strong>con</strong> el agravante de que <strong>con</strong> ello se le infantiliza, se le<br />

obliga a vivir en permanente actitud de regresión, ya que los <strong>com</strong>portamientos<br />

que debe adoptar ante la exigencia del ambiente son los típicos de etapas<br />

evolutivas ya muy pasadas.<br />

El modelo <strong>familia</strong>r que produce este tipo de obstáculos para el hijo adolescente<br />

es la <strong>familia</strong> que vamos a denominar "<strong>familia</strong> restrictiva" o "<strong>familia</strong> limitante".<br />

Tienen un modelo que no puede discutirse ni directa ni indirectamente. Los<br />

efectos de tal tipo de <strong>familia</strong> sobre el hijo se verán en su lugar, aunque hay que<br />

decir aquí que un resultado inmediato sobre lo que es el adolescente es el de<br />

violentar cuanto suponga espontaneidad, originalidad, creatividad, afectando a<br />

todos los niveles de la <strong>con</strong>ducta, aunque resulte más llamativo en algunos a los<br />

que los padres, particularmente, están más sensibilizados, tales <strong>com</strong>o los que<br />

ejercen sobre el <strong>con</strong>junto de la vida escolar y los procesos de organización<br />

mental.<br />

También aquí aparecerán <strong>com</strong>portamientos sintomáticos: si en la <strong>familia</strong><br />

restrictiva no hay posibilidad de diferenciarse, no hay posibilidad de opinar, no<br />

puede defenderse algo que vaya en <strong>con</strong>tra de lo ya establecido, la <strong>con</strong>ducta del<br />

adolescente se poblará de lenguaje cifrados no-verbales. Ese es el sentido de<br />

la autonomía ("hacer lo que me da la gana", aunque sea de manera descarada<br />

y llamativa) en el modo de vestir cargando de agresividades <strong>con</strong>tra lo tradicional,<br />

lo formal, lo habitual en esa <strong>familia</strong>, en el modo de hablar cargado de novedades<br />

ininteligibles para los padres a fin de hacer más patente y aguda la separación<br />

entre una y otra generación, principalmente cuando en el mismo desgarro verbal<br />

se pretende poner la fuerza de una clara división entre lo que es el mundo que<br />

se está <strong>con</strong>struyendo el adolescente <strong>con</strong> sus iguales y lo que es el mundo de<br />

la <strong>familia</strong> de origen.<br />

Es un modo de establecer un terreno propio en el que se busca una autonomía<br />

y donde el adulto no tiene entrada ni posibilidad de <strong>com</strong>unicación. Los límites<br />

que el mismo adolescente va a ponerse en este intento de definir su propia<br />

personalidad frente a la que los adultos intentan imponerle, no pueden preverse.


158 José Antonio Ríos González<br />

El hijo adolescente pide, en síntesis, salidas positivas para su independencia,<br />

su autonomía y su originalidad. Cuando se cierran los caminos él mismo<br />

<strong>con</strong>struirá los propios, aunque se equivoque desde la perspectiva del adulto.<br />

Para él, todo ello se encuentra en un <strong>con</strong>texto emocional que no hay más<br />

remedio que aceptar, si se le quiere ayudar y orientar.<br />

Sólo así se logrará canalizar las energías del adolescente para <strong>con</strong>quistar la<br />

identidad personal, y desde ella seguircaminando en la búsqueda de la madurez<br />

que le espera en los ciclos vitales posteriores.<br />

Actitudes ante el adolescente<br />

Finalmente, y antes de pasar a otro ciclo vital, <strong>con</strong>viene decir cuáles son las<br />

actitudes que ha de adoptra el adulto -padre o educador- ante el adolescente.<br />

Desde un punto de vista práctico, parece imprescindible <strong>con</strong>seguir una postura<br />

caracterizada por las siguientes notas:<br />

• Comprensión elevadora: Al adolescente hay que <strong>com</strong>prenderle sin <strong>con</strong>fundir<br />

este término <strong>con</strong> una aceptación indiscriminada de cuanto dice,<br />

quiere, vive, expresa y busca. Comprender al adolescente no es permitirle<br />

todo, sino que <strong>con</strong>siste básicamente en ponerse en su lugar para, desde<br />

ahí, adivinar qué está viviendo, qué necesita, qué busca y elevarle hacia<br />

niveles de mayor autoexigencia antes que a niveles de imposición.<br />

Esta <strong>com</strong>prensión no siempre es posible porque muchos adultos han<br />

olvidado cómo eran cuando atravesaron la adolescencia y hay que tener<br />

un cierto virtuosismo para saber <strong>con</strong>ectar <strong>con</strong> esa edad. Si por la vía del<br />

recuerdo de lo que fuimos cuando eramos <strong>adolescentes</strong> no se logra<br />

<strong>con</strong>ectar <strong>con</strong> ellos, hay que aprenderlo. Lo cual, por otra parte, no es tarea<br />

fácil.<br />

• Aceptación razonable: El adolescente es lo que es y no lo que el adulto<br />

quiere que sea. Hay que aceptarle tal y <strong>com</strong>o es: <strong>con</strong> sus posibilidades y<br />

sus limitaciones, <strong>con</strong> sus luces y sus sombras. Con todo lo que él mismo<br />

-aunque no lo diga- rechaza dentro de sí. <strong>La</strong> falta de aceptación nace<br />

muchas veces porque el adolescente -llanarquía de tendencias l " según<br />

MENDOUSSE- se muestra <strong>com</strong>o rebelde, difícil, oposicionista, IImaloll.<br />

Pero el adulto ha de <strong>com</strong>prender -y desde la <strong>com</strong>prensión aceptar- que tal<br />

actitud es el signo de un deseo de aprenderpordesafío: es un reto al adulto<br />

al que le dice <strong>con</strong> gestos Ilenséñame a utilizar esto que no sé cómo<br />

manejar, no sé cómo aprovechar ll<br />

, al tiempo que quiere aprender a ver


Manual de Orientación y Terapia Familiar 159<br />

cómo responde el adulto ante lo que él vive <strong>com</strong>o II maldad ll<br />

que no quiere.<br />

Lo IImaloll del adolescente es su agresividad no canalizada, intento de<br />

superación, creatividad, originalidad, necesidad de afirmación... Y todo ello<br />

espera ser aprovechado, pero nunca reprimido de manera despótica y<br />

antieducativa.<br />

• A<strong>com</strong>pañarle para que descubra la propia intimidad: No sólo en lo que se<br />

refiere a saber estar junto a él <strong>con</strong> cercanía emocional, sino, incluso,<br />

proporcionarle el ambiente y <strong>con</strong>diciones materiales para que este lIencuentro<br />

<strong>con</strong>sigo mismo ll<br />

se verifique en <strong>con</strong>diciones óptimas. Entra ahí,<br />

por supuesto, el proporcionarle un IIrincón ll<br />

donde el adolescente pueda<br />

aislarse, reflexionar a solas, leer, estudiar, evadirse <strong>com</strong>o sea positivo. El<br />

tema del cuarto propio en el que crear su propia IIburbuja humana ll<br />

está<br />

amenazado por la arquitectura de la vivienda moderna. El adolescente no<br />

tiene su rincón, su habitación. Muchas veces tiene que estudiar, buscarse<br />

a sí mismo, en medio de un ambiente carente de silencio y posibilidad de<br />

recogimiento. Y en no pocos casos tiene que esperar al final del último<br />

programa de TV para extender la cama plegable en que duerme en el<br />

mismo salón de la casa. Su intimidad se ve así permanentemente amenazada.<br />

• Crear un clima de <strong>com</strong>unicación profunda en el que sea posible que el<br />

adolescente exponga todo, descargue todo. Si al niño se le permite que lo<br />

haga, no hay razones poderosas que obliguen a limitar esta necesidad en<br />

el adolescente. Aún más: la vida afectiva de éste está más necesitada de<br />

expansión. Sólo así las experiencias internas tendrán una expresión<br />

mediante la cual será posible seguir a<strong>com</strong>pañando al hijo que atraviesa<br />

esta edad tan in<strong>com</strong>prendida por el adulto.<br />

• Mantener la presentación de modelos de identificación ya que la misma<br />

revisión de los ya adquiridos que supone la identidad, obligan a tener que<br />

buscar nuevos refuerzos en los aspectos que se <strong>con</strong>serven de aquellos y<br />

se <strong>com</strong>plementen <strong>con</strong> los que -<strong>com</strong>o fruto de identificación secundaria<br />

nunca finalizada- puedan seguir siendo de utilidad para el adolescente.<br />

Conviene tener muy presente que es aquí donde la rotura <strong>con</strong> viejos<br />

modelos obliga a buscar nuevos aspectos o matices en los programas que<br />

fundamentaron la identificación anterior. Todavía el padre y la madre, así<br />

<strong>com</strong>o otros adultos cer<strong>cano</strong>s, pueden ser un caudal de nuevas incorporaciones<br />

a la estructura personal del chico.


160 José Antonio Ríos González<br />

• Aceptar que el adolescente resulta aun <strong>com</strong>plicado porque el adulto que<br />

está junto a él no está preparado para darle tiempo, interés y dedicación.<br />

y todo ello es lo que <strong>con</strong>stituye un elemento básico para asegurar que el<br />

adolescente se sienta re<strong>con</strong>ocido <strong>com</strong>o persona <strong>con</strong>creta que es valorada<br />

por el mundo de los adultos.<br />

VI. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> <strong>con</strong> <strong>hijos</strong> jovenes y la rotura de dependencias<br />

Aunque el tema de los límites cronológicos de las distintas edades ha de estar<br />

siempre en revisión, parece que el <strong>com</strong>ienzo de la edad juvenil puede situarse<br />

en el momento en que el adolescente tiene casi <strong>con</strong>solidada la propia identidad.<br />

No puede fijarse un tipo intemporal de adolescente, <strong>com</strong>o tampoco puede<br />

hacerse así <strong>con</strong> respecto a lo que es el joven. No hace muchos años al hablar<br />

de un joven, cualquier adulto tenía la imagen de una persona <strong>com</strong>prendida entre<br />

los 16/17 y los 24/25 años. Hoy no vale tal imagen. Si la adolescencia no puede<br />

ser separada de un <strong>con</strong>texto sociológico y <strong>familia</strong>r, lajuventud queda igualmente<br />

encuadrada en el mismo marco social, sometida, por otra parte, a una cultura<br />

entretejida de costumbres, usos coyunturales, modas y transformaciones que<br />

no resultan fáciles de objetivizar para darles mayor <strong>con</strong>sistencia y rigor.<br />

<strong>La</strong> etapa adolescente se amplia cada vez más, ya sea porque la misma<br />

<strong>com</strong>petitividad social obliga a ampliar mucho más el período clásico de escolaridad,<br />

ya porque la misma preparación humana y técnica que requiere el mundo<br />

moderno hace que el descubrimiento de la intimidad y la forja de la identidad<br />

Cquién soyll,lIqué quiero ll , IIde qué soy capaz ll ) se realice <strong>con</strong> mayores exigencias<br />

de maduración y respuestas típicamente adultas. Quiero decir <strong>con</strong> ello que<br />

la llamada vida escolar (preescolar, Primaria, Formación Profesional, o elecciones<br />

a nivel universitario) ocupan un arco de edades cada vez más amplio en<br />

cantidad y más riguroso en calidad.<br />

No obstante estas coordenadas inevitables, y a nivel operativo, se hace<br />

necesario fijar algunos límites. Resaltando una vez más la necesidad de un<br />

criterio flexible en el momento de precisar edades que estima ERICKSON <strong>com</strong>o<br />

centrales en los estadios sexto y séptimo de sus fases de desarrollo psicoafectivo<br />

y que, a su vez, abarcan los <strong>con</strong>flictos de base <strong>con</strong>stituidos por los polos<br />

lIintimidad-aislamiento ll (sexto ciclo vital) y IIgeneratividad-estancamientoll (séptimo<br />

ciclo vital), pasos necesarios para la edad adulta.<br />

El <strong>com</strong>ienzo de la edad juvenil, por tanto, podría ponerse en los 17 años<br />

aproximadamente <strong>con</strong> un final alrededor de los 20/21 años que es el momento


Manual de Orientación y Terapia Familiar 161<br />

en que el joven adquiere una madurez plena y una segunda etapa que terminaría<br />

hacia los 28/29 años según mi estimación personal.<br />

Unificando ambos criterios, la edad juvenil podría sintetizarse de este modo:<br />

Edad<br />

Ciclo Conflicto Etapa o Cronológica Virtud<br />

Vital de base Fase (Años) Básica<br />

VI Intimidad<br />

Aislamiento Juventud 17/21 Amor<br />

VII Generatividad Adultez<br />

Estancamiento Joven 22/29 Cuidado<br />

<strong>La</strong>s características de este amplio ciclo vital dan <strong>com</strong>o resultado final una<br />

síntesis bastante <strong>com</strong>pleja de la que pueden distinguirse y diferenciarse algunos<br />

puntos que estimo esenciales para delimitar el camp.o en que habrá de actuar<br />

el asesor u orientador <strong>familia</strong>r en aquellos sistemas <strong>familia</strong>res en que haya <strong>hijos</strong><br />

<strong>com</strong>prendidos en estas edades.<br />

<strong>La</strong>s notas más importante a destacar son las siguientes:<br />

1. Consolidación de la capacidad de amar, producir, <strong>com</strong>unicarse productivamente<br />

<strong>con</strong> los demás.<br />

2. Integración de la capacidad de dar y recibir de modo equilibrado y sano,<br />

evitando la donación neurótica del que busca algo a cambio y la ansiosa<br />

necesidad de recibir <strong>con</strong> actitudes inmaduras e infantiles.<br />

3. Estabilidad progresiva de la madurez psicosexual en la que tomen parte<br />

los <strong>com</strong>ponentes psíquicos y físicos sin disociaciones que obstaculicen<br />

dicha estabilidad.<br />

4. Adquisición y <strong>con</strong>solidación de las actitudes básicas de lIintimidad ll perfectamente<br />

integradas <strong>con</strong> la capacidad de saber salir de sí mismo para<br />

vivir la IIsolidaridad ll <strong>con</strong> los otros, tal y <strong>com</strong>o corresponde al IInarcisismo<br />

socializado ll<br />

•<br />

5. Capacidad de crearse nuevas metas de vida de modo que <strong>con</strong> ellas pueda<br />

desarrollarse plenamente la personalidad <strong>com</strong>o totalidad unificada y<br />

adaptada a las propias necesidades y a las exigencias del entorno.<br />

6. Capacidad de IIsepararsell de quienes le han creado (padres), mediente<br />

la <strong>con</strong>quista de una independencia adulta y sana que le libere de los<br />

ligámenes primarios típicos de las etapas anteriores a la adolescencia.


162 José Antonio Ríos González<br />

7. Capacidad de producir ("generatividad") ya sea mediante la creatividad,<br />

ya sea a través de la formación de nuevos modelos de <strong>con</strong>ducta adaptados<br />

a las exigencias físicas y psíquicas de este ciclo vital.<br />

8. Capacidad de poner la madurez afectiva al servicio de la razón y la<br />

voluntad, teniendo en cuenta que tal afectividad va más allá del propio<br />

interés personal. En ello volvería a centrarse la capacidad de "dar"<br />

señalada en el punto dos.<br />

<strong>La</strong> no realización de estas características producirá en el joven actitudes que<br />

lo fijarán de modo inadecuado en los polos negativos de los <strong>con</strong>flictos de base<br />

que <strong>con</strong>stituyen el armazón de esta estructuración personal.<br />

Así, la falta de realización de las características <strong>com</strong>prendidas entre las<br />

número 1 al 4, ambos inclusive, llevará a:<br />

• Aislamiento destructivo<br />

• Búsqueda de <strong>com</strong>pensaciones y reivindicaciones llenas de exigencias <strong>con</strong><br />

respecto a los otros, esperando que ellos resuelvan todo y en el mismo<br />

momento que impone la <strong>com</strong>pulsividad angustiosa del que se encuentra<br />

en este <strong>con</strong>flicto.<br />

• Refugio en las figuras subjetivamente adornadas de características "maternales"<br />

o "paternales", <strong>con</strong> especial proyección en el momento de romper<br />

vínculos afectivos para buscar otros de mayor madurez, <strong>com</strong>o es, por<br />

ejemplo, la elección de pareja.<br />

• Incapacidad para resolver la vinculación pordependencia afectiva, cargándola<br />

de <strong>com</strong>ponentes neuróticos que ocasionen la búsqueda neurótica del<br />

afecto.<br />

• Peligro de caer en <strong>com</strong>portamientos <strong>com</strong>pulsivos cuando los otros no se<br />

presten al juego que el sujeto intenta imponer a toda costa. <strong>La</strong> búsqueda<br />

de <strong>com</strong>pañero/<strong>com</strong>pañera ("partner") adecuada a la edad que se posee,<br />

se hace bajo el impulso de motivaciones en las que predominan los<br />

elementos destructivos y de venganzas <strong>com</strong>o proyecciones de figuras<br />

masculinas/femeninas anteriormente vividas <strong>com</strong>o "malas", ya sea por<br />

abandonos reales o por <strong>com</strong>plejos de sentimientos de abandono afectivo<br />

<strong>com</strong>o aparece en algunos momentos de la propia infancia.<br />

A su vez, la falta de realización de las características <strong>com</strong>prendidas entre los<br />

números 5 y 8, desencadenan <strong>com</strong>portamientos en los que está presente:


Manual de Orientación y Terapia Familiar 163<br />

• El estancamiento y la fijación derivados de una postura de cerrazón,<br />

egocentrismo infantilizado e inactividad del que se derivarán <strong>con</strong>secuencias<br />

que influirán en un modo inmaduro de afrontar la realidad en sus<br />

múltiples manifestaciones.<br />

• Incapacidad de crear metas en los aspectos personales, <strong>familia</strong>res, sociales<br />

y laborales, repitiendo de modo estereotipado esquemas ya inútiles por<br />

inadecuados a las exigencias del ciclo vital en que se encuentra.<br />

• Dificultad para mantenerse estable en las elecciones hechas y las decisiones<br />

tomadas, ya sea por incapacidad para defender el propio trabajo, la<br />

propia situación personal o laboral, el impulso de una búsqueda <strong>con</strong>tínua<br />

de progreso y mejor "status" en cualquiera de sus manifestaciones.<br />

• Mantenimiento de dependencias neuróticas <strong>con</strong> respecto a las figuras<br />

significativas de la infancia (padre y madre, fundamentalmente) de modo<br />

que el paso de ser "hijo/hija" a ser "padre/madre", "hombre casado/mujer<br />

casada", no se realiza adecuadamente.<br />

• Dificultad para salir del nivel captativo de la afectividad, sin saber ponerla<br />

al servicio de una mayor y más adulta <strong>com</strong>unicación sin dar salidas hacia<br />

el exterior en Isa formas adultas de <strong>com</strong>unicación.<br />

Entre todas estas características, quiero dar un relieve particular, por las<br />

implicaciones emocionales que tiene de carta a la <strong>con</strong>quista de la verdadera<br />

madurez personal, el tema de la rotura de dependencias de vínculos <strong>familia</strong>res<br />

que ha de tener su momento en esta etapa vital.<br />

En la característica 6 se ha dicho que el sujeto, en este momento, ha de<br />

<strong>con</strong>seguir "separarse" de los padres mediante la <strong>con</strong>quista de una independencia<br />

adulta y sana que le libere de los ligámenes primarios típicos de las<br />

etapas anteriores a la adolescencia.<br />

Psicológica y educativamente este aspecto encierra un valor especial. En la<br />

actualidad <strong>con</strong>stituye el eje en torno al cual gira un gran número de <strong>con</strong>sultas<br />

que realizan los padres <strong>con</strong> <strong>hijos</strong> en edad juvenil. El motivo es el de no<br />

<strong>com</strong>prender, desde la óptica adulta, por qué los <strong>hijos</strong> desean marchar del hogar<br />

<strong>con</strong> el cortejo de <strong>con</strong>secuencias que actualmente acarrea este hecho. Esto en<br />

lo que se refiere a la problemática que afecta más directamente a situaciones<br />

que repercuten en la <strong>familia</strong>. Pero hay otra razón para centrar en ello nuestra<br />

atención: en la <strong>con</strong>sulta psicológica vemos cuadros de <strong>com</strong>portamientos que<br />

amenazan la estabilidad personal de los sujetos y de cuyo diagnóstico se<br />

<strong>con</strong>cluye la existencia de vínculos de carácter neurótico que han impedido la


Manual de Orientación y Terapia Familiar 165<br />

joven: lo que ha de buscar, y a lo que los padres y educadores han de <strong>con</strong>tribuir<br />

mediante su apoyo y ayuda, es una independencia madura y adulta, frente a la<br />

independencia infantil o neurótica que se oculta tras lo que voy a llamar<br />

inmediatamente el mito de la independencia.<br />

Con otras palabras: el joven psicológicamente sano busca y necesita una<br />

independencia madura, adulta y progresiva, puesto que en ella deberá poner,<br />

a partir de este ciclo vital, la base más sólida de su estabilidad personal. Pero<br />

esta independencia es perfectamente <strong>com</strong>patible, aunque aparente una paradoja,<br />

<strong>con</strong> un vínculo de dependencia que, a su vez, ha de ser igualmente<br />

maduro, adulto y progresivo.<br />

Por el <strong>con</strong>trario, lo que vemos en la <strong>con</strong>sulta es un gran número de personas<br />

jóvenes -y circunstancialmente en la etapa histórica de transición que estamos<br />

viviendo en España también un número abundante de adultos no maduros- que<br />

han intentado lograr una identidad personal a base de <strong>con</strong>seguir una deseada<br />

independencia interna mientras caen en un nuevo tipo de dependencia al buscar<br />

lo que querían por caminos básicamente infantiles, tales <strong>com</strong>o el de lograr a<br />

toda costa lo que no era más que el mito de la independencia.<br />

¿En qué <strong>con</strong>siste este "mito"?<br />

Tal vez pueda verse si <strong>com</strong>paramos los dos tipos posibles de dependencia<br />

que pueden darse. Ser independiente es, en algún sentido, ser libre para saber<br />

elegir lo más <strong>con</strong>veniente. Pero hay que advertir que aún la persona más madura<br />

tiene dependencias. Lo diferenciador, por tanto, no está en ser dependiente o<br />

independiente, sino en el modo de ser una y otra cosa.<br />

Una reflexión personal sobre cada uno de nosotros nos puede llevar a aceptar<br />

un hecho indiscutible: cada cual dependemos de otras muchas personas: en lo<br />

<strong>familia</strong>r (mi mujer, mi hijo, mis <strong>familia</strong>res), en lo social (mis vecinos, mis amigos,<br />

mis <strong>con</strong>ocidos), en lo profesional (mis "pacientes", mis alumnos, mis colaboradores,<br />

mis superiores). Pero lo que me da a mí el ser dependiente o independiente<br />

profundamente es si esas personas (<strong>familia</strong>res, amigos, superiores,<br />

alumnos...) me ayudan a ser yo-mismo (dependencia adulta, madura y objetiva)<br />

o me impiden ser yo-mismo (dependencia infantil, limitante, neurotizante). Si<br />

todos ellos posibilitan que mi personalidad se vaya realizando <strong>con</strong>forme a unas<br />

metas elegidas y aceptadas en mi decisión profunda, dependo de ellos pero de<br />

un modo que me dan seguridad, valor, posibilidad de estabilidad, impulsos para<br />

un permanente progreso en las distintas direcciones en que ha de discurrir mi<br />

vida adulta. Si, por el <strong>con</strong>trario, me paralizan, me limitan, me apartan en alguna


166 José Antonio Ríos González<br />

medida de la realización de mis decisiones, me quitarán valor, seguridad,<br />

estabilidad, progreso personal, social, profesional, docente.<br />

Por otra parte: si la rotura <strong>con</strong> determinadas dependencias me va a permitir<br />

creer que soy yo-mismo al tiempo que creo otras dependencias sutiles y ocultas<br />

por darse en las capas más in<strong>con</strong>scientes y profundas de la personalidad, la<br />

rotura realizada no va a dar <strong>com</strong>o resultado lo madurador, sino el refuerzo de la<br />

dependencia que originariamente se deseaba eliminar.<br />

En el caso del joven que ha de romper vínculos infantiles <strong>con</strong> las figuras<br />

parentales, por ejemplo, la situación expuesta se podría diversificar en las<br />

siguientes posibilidades:<br />

• El joven que rompe <strong>con</strong> los vínculos parentales cuando ha logrado una<br />

adecuada identidad personal y la desvinculación se ha verificado de<br />

manera progresiva, serena, aceptada interiormente y sin virulencia <strong>con</strong><br />

respecto a lo que ha de seguir siendo la relación afectiva <strong>con</strong> los padres,<br />

habrá creado:<br />

a) Una dependencia adulta <strong>con</strong> respecto a los padres, a los que no<br />

rechaza pero sitúa en el lugar exacto que han de tener en la dinámica<br />

de relación interpersonal <strong>con</strong> ellos.<br />

b) Una independencia, también adulta, por cuanto tal desvinculación<br />

no crea los lazos neuróticos por los mecanismos de la pena, la<br />

culpa, el temor a haberlos dañado, etc.<br />

• El joven que rompe tales vínculos sin haber estructurado su identidad<br />

personal y lo hace de modo brusco, violento, <strong>com</strong>o verdadera huida en la<br />

que se oculta algo que debió en<strong>con</strong>trar antes y no se realizó de un modo<br />

suficiente y maduro, se en<strong>con</strong>trará <strong>con</strong>:<br />

a) Una nueva dependencia, más infantil y neurótica por cuanto los<br />

vínculos que se establecen en ella carecen de salud al estar injertados<br />

en los <strong>com</strong>ponentes de la culpabilida,d la impulsividad ("huir<br />

de... H), la pena, el temor a no haber hecho las cosas de otro modo.<br />

b) Una independencia infantil por cuanto <strong>con</strong> ella no se ha logrado<br />

una distancia emocional <strong>con</strong> respecto a los padres, sino solamente<br />

una distancia o separación física al tiempo que se mantienen idénticos<br />

vínculos a los que venían existiendo antes de una decisión de<br />

esta naturaleza.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 167<br />

Quiere decirse <strong>con</strong> ello que la rotura de dependencias ha de hacerse para<br />

<strong>con</strong>seguir una lejanía en la que el joven pueda en<strong>con</strong>trarse a sí mismo, pero sin<br />

la permanente amenaza de tener que defenderse ante lo que puede seguir<br />

experimentando <strong>com</strong>o una presencia ininterrumpida de los padres interiorizados.<br />

Esto explica que haya jóvenes que rompen <strong>con</strong> el hogar de modo sano y en<br />

los que se da la posibilidad de mantener una cercanía emocional y afectiva <strong>con</strong><br />

respecto a los padres, aunque la distancia y la separación física sea muy grande.<br />

Y, al mismo tiempo, explica que muchos otros caigan en el espejismo de creerse<br />

IIlibres ll<br />

de los padres porque están lejos (en otra casa, en otra ciudad, en otro<br />

país), al tiempo que permanecen lIatados ll<br />

a ellos porque el modo de verificar la<br />

separación no fue el que <strong>con</strong>duce a la verdadera libertad emocional de IIsentirse<br />

sí-mismo ll<br />

•<br />

De esta segunda modalidad están plagadas las <strong>con</strong>sultas que exponen padres<br />

e <strong>hijos</strong> al orientador <strong>familia</strong>r que se mueve en estas dimensiones.<br />

Todo lo dicho puede quedar sintetizado en el cuadro que sigue y en el que<br />

resumo las características fundamentales de una y otra dependencia:<br />

DEPENDENCIA INFANTIL<br />

Punto de partida:<br />

Total dependencia de las figuras parentales.<br />

Más frecuente de la madre.<br />

Características:<br />

- Falta de autonomía.<br />

- Excesivo mantenimiento de identificaciones<br />

secundarias.<br />

- Desarrollo parcial de la personalidad<br />

<strong>com</strong>o totalidad o en algunos de sus<br />

niveles.<br />

- Relación objeta/ <strong>con</strong> objetos parciales.<br />

- Se refuerzan las regresiones para evitar<br />

el aprendizaje de nuevas <strong>con</strong>ductas.<br />

- Temor a la iniciativa.<br />

- Establecimiento de relaciones objetales<br />

(por lo que simbo/izan las personas<br />

personas).<br />

- Busca y exige la cercanía física de las<br />

figuras protectoras (padres o sustitutos<br />

de los mismos).<br />

DEPENDENCIA MADURA<br />

Punto de partida:<br />

Aceptación del grado de autonomía<br />

propio del ciclo vital que se vive en el<br />

momento.<br />

Características:<br />

- Autonomía suficiente.<br />

- Rotura <strong>con</strong> identificaciones que IIfijen ll<br />

•<br />

- Desarrollo total de la personalidad<br />

en todos los niveles (biológico, adaptativo,<br />

emocional, sociaL.)<br />

- No hay búsqueda de relaciones<br />

parciales ni de tipo objeta/o<br />

- Superación de situaciones mediante<br />

aprendizaje de nuevas <strong>con</strong>ductas.<br />

No hay regresiones sistematizadas.<br />

- Creatividad e iniciativa.<br />

- Capacidad de establecer relaciones<br />

objetivas (por lo que son las personas,<br />

no por lo que simbolizan).<br />

- No precisa la cercanía física, ni la<br />

huye, sino que <strong>con</strong>sigue un distanciamiento<br />

emocional sin roturas violentas.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 169<br />

crecimiento personal. <strong>La</strong>s <strong>con</strong>secuencias, por la misma causa, <strong>con</strong>stituirán un<br />

elemento formativo, enriquecedor de la misma personalidad.<br />

Otras figuras aparecerán <strong>com</strong>o <strong>con</strong>secuencia de una búsqueda de algo que<br />

ha sido negado y, en alguna medida, se encuentra bloqueado, impedido. En<br />

tales casos, la raíz no es natural y lógica, sino forzada por factores exteriores<br />

que el sujeto no podrá <strong>con</strong>trolar a pesar de su buen deseo y hasta de su<br />

permanente y esforzado ejercicio de voluntad. Casi hay que admitir que en tales<br />

situaciones el sujeto es manejado por dinamismos ocultos que se desencadenan<br />

por la misma acción <strong>con</strong>trarrestante de agentes que le impiden ser lo que<br />

necesita y quiere.<br />

Esta "rotura" tiene sus pasos naturales que permiten <strong>con</strong>templar un itinerario<br />

sugerente y rico de manifestaciones. Es, en manos del orientador, un termómetro<br />

que marcará el buen talante evolutivo del sujeto que se encuentra implicado<br />

en tales manifestaciones, Desde el momento del parto -lleno de interpretaciones<br />

y tan propicio a establecer hipótesis que rozan el mundo de la fantasía y la<br />

ficción, pero no por eso carente de un verdadero sentido de "rotura" <strong>con</strong> algo<br />

protector, amparador, tutelar-, el fenómeno del destete, estudiado en gran parte<br />

pero muy abierto a nuevas investigaciones, la exterogestación estudiada por<br />

BOSTOCK y tan cargada de verdaderas liberaciones <strong>con</strong> respecto a las inmadureces<br />

nerviosa, inmunológica y enzomática, hasta los fenómenos de "rotura"<br />

en el paso del biberón a la cucharilla, de la cuna al "parque", del rastreo al<br />

caminar, de la falta de <strong>con</strong>trol en los hábitos de limpieza hasta la autonomía<br />

respecto a ellos, sin olvidar el maravilloso mundo de la <strong>con</strong>quista, manejo y<br />

enriquecimiento del lenguaje, son jalones de una verdadera desvinculación que,<br />

por estar muy relacionada <strong>con</strong> la madre, puede ser denominada "desmaternalización"<br />

y que, por otra parte, es un paso necesario para no interrumpir el<br />

progreso del niño.<br />

Todo esto, sin embargo, va verificándose de modo progresivo y hasta sencillo<br />

si no aparecen alteraciones que obliguen a reforzar los mecanismos normales<br />

de funcionamiento biológico o psicológico, según los casos. Son, además,<br />

"roturas" fácilmente aceptadas y nunca <strong>con</strong>vertibles en fuente de tensiones en<br />

la dinámica <strong>familia</strong>r.<br />

Pero hay momentos en los que la rotura es más virulenta y, por ello, menos<br />

aceptada. <strong>La</strong> razón de tal hecho no reside -<strong>com</strong>o muchos padres desean<br />

afrontar- en que el proceso deba ser evitado, reprimido, rechazado por el propio<br />

hijo, sino en que tal proceso se da en un <strong>con</strong>texto que no ha sido preparado<br />

para respetar la normalidad de la maduración psicológica del sujeto. Entonces


170 José Antonio Ríos González<br />

es cuando el proceso se presenta <strong>com</strong>o "crisis" que envuelve a todos los<br />

miembros del sistema <strong>familia</strong>r.<br />

Veamos qué sucede cuando un hijo "rompe" <strong>con</strong> el hogar.<br />

<strong>La</strong> marcha del hijo del hogar <strong>con</strong>stituye para el sistema <strong>familia</strong>r, y esencialmente<br />

para los padres, una ocasión inigualable para replanear muchas cosas.<br />

Culturalmente se <strong>con</strong>sidera "normal" que un hijo/hija abandone el hogar <strong>familia</strong>r<br />

cuando decisiones adultas le llevan a tomar una postura personal ante la vida<br />

y sus exigencias. Eso no es vivido emocional y socialmente <strong>com</strong>o una rotura.<br />

Es, suele decirse, "ley de vida". Y, tras la decisión, nada se rompe en los niveles<br />

afectivos: sigue el <strong>con</strong>tacto, se mantienen y reestructuran <strong>con</strong> mayor o menor<br />

dificultad los nuevos lazos emocionales, sin que ello suponga violencias de<br />

ningún tipo. <strong>La</strong> <strong>familia</strong>, por decirlo brevemente, no rompe nada esencial aunque<br />

se modifiquen vías y modos de <strong>com</strong>unicación, porque los padres tendrán que<br />

rehacer muchos aspectos de la propia vida al quedarse solos. Como ha<br />

expresado bellamente GUITTON (1973) quedan <strong>com</strong>o "supervivientes del<br />

amor" y vuelven a en<strong>con</strong>trarse frente a frente <strong>com</strong>o al inicio. Otras veces lo que<br />

queda en este momento crucial de la <strong>familia</strong> son lilas restos del naufragio".<br />

***<br />

<strong>La</strong> otra posibilidad es la de no ver la marcha del hijo <strong>com</strong>o "ley de vida". Supone<br />

un trauma y existe una especie de alarma social ante otros modos de rotura que<br />

están apareciendo: los <strong>hijos</strong> se marchan porque no se dejan <strong>con</strong>trolar o porque<br />

los padres no los saben <strong>con</strong>trolar debidamente. Los datos empíricos son<br />

evidentes: muchos <strong>hijos</strong> prefieren dejar la casa para instalarse por cuenta<br />

propia, ya sea a solas o ya sea <strong>com</strong>partiendo un nuevo piso <strong>con</strong> jóvenes de su<br />

misma edad, pero no exclusivamente del mismo sexo. Otros se marchan porque<br />

no soportan un determinado tipo de <strong>con</strong>vivencia <strong>familia</strong>r, sin faltar los que<br />

motivan su decisión en un abierto rechazo de las actitudes educativas de los<br />

padres.<br />

En síntesis: se prefiere al grupo, el piso propio, la vida en el apartamento frente<br />

a la vida de lo que algunos sectores de la juventud denominan lila <strong>familia</strong><br />

burguesa del siglo XIX".<br />

En este panorama, <strong>con</strong>templado a vista de pájaro pero que sintetiza una<br />

realidad social que nadie puede negar, surge una pregunta que no vamos a<br />

eludir aquí: ¿Qué está pasando tras estos hechos?<br />

Desde el punto de vista psicológico -<strong>com</strong>o psicólogo de la <strong>familia</strong> y de la edad<br />

evolutiva- no interesa lo anecdótico que no pasa de ser un efecto más o menos


Manual de Orientación y Terapia Familiar 171<br />

llamativo, sino que interesa indagar las "causas" que actúan a modo de motivaciones<br />

desencadenantes de <strong>com</strong>portamientos <strong>com</strong>o los que aquí se ponen en<br />

juego.<br />

Esa amplia gama de posibilidades explicativas puede sintetizarse en los<br />

siguientes puntos:<br />

1. <strong>La</strong> rotura <strong>con</strong> el hogar no es sólo y siempre una huida física de la casa<br />

<strong>familia</strong>r de origen.<br />

2. Hay una huida física que no lleva <strong>con</strong>sigo la verdadera rotura de dependencias.<br />

3. Hay roturas <strong>con</strong> el <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r que son profundas aunque aparentemente<br />

se mantenga la permanencia física en el hogar de los padres.<br />

4. <strong>La</strong> rotura <strong>con</strong> el hogar, así <strong>com</strong>o su expresión externa de "huida de la<br />

casa", es un fenómeno dinámico en el que, al menos, intervienen:<br />

a) Una motivación tendencial.<br />

b) Una peculiar percepción de la <strong>familia</strong>.<br />

c) <strong>La</strong> necesidad de tomar una decisión traducida en una postura<br />

personal <strong>con</strong> implicaciones racionales y repercusiones emotivas.<br />

5. <strong>La</strong> rotura <strong>con</strong> el hogar obliga a estructurar un nuevo tipo de <strong>con</strong>ducta,<br />

tanto en el miembro del sistema que se aleja <strong>com</strong>o en los miembros que<br />

permanecen en el hogar de origen.<br />

Cualquier otra <strong>con</strong>sideración, posible porque la variedad de situaciones resulta<br />

tan amplia <strong>com</strong>o casos de <strong>familia</strong> puedan verse, creo que pueden reducirse a<br />

alguna de estas facetas que se muestran en la realidad de la <strong>con</strong>sulta <strong>familia</strong>r.<br />

Pero en el tema hay una doble vertiente que no debe ignorarse: existe en el<br />

hecho su cara y su cruz.<br />

Así, ante la realidad del hijo o hija que abandona el hogar, hay que hacerse<br />

una doble pregunta que ayudará a ver el hecho en su verdadera dimensión. De<br />

no hacerlo así, el diagnóstico de la situación puede resultar equivocado. <strong>La</strong><br />

pregunta a formularse es la siguiente:<br />

1. Aspecto negativo: <strong>con</strong> la rotura, ¿de qué se huye?<br />

11. Aspecto positivo: <strong>con</strong> la huida, ¿qué se busca?<br />

<strong>La</strong> primera pregunta plantea la rotura <strong>com</strong>o una huida física o emocional del<br />

<strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r. <strong>La</strong> huida desencadena <strong>con</strong>flictos, tensiones, agresividades y<br />

violencias porque ni el que se <strong>con</strong>vierte en protagonista quiere profundamente<br />

la rotura, ni el que lo sufre (los padres, en este caso) la aceptan.


172 José Antonio Ríos González<br />

<strong>La</strong> carga emocional que se pone en juego es muy fuerte y la serie de<br />

interrogantes que plantean los padres resulta <strong>com</strong>pleja y abrumadora: ¿Qué<br />

hemos hecho? ¿A qué se debe esta decisión? ¿De qué huye? ..<br />

Ninguna de tales preguntas tiene una respuesta tranquilizadora. <strong>La</strong> razón está<br />

en que tales preguntas no van directamente encaminadas a buscar el meollo<br />

de la cuestión. El hijo no huye de nada ni reprocha nada <strong>con</strong>creto. Tal vez no<br />

sabría dar una pequeña 11 razón 11 de su actitud o su decisión. Se va, simplemente,<br />

porque necesita irse, porque lIalgo ll le empuja a ello; porque <strong>con</strong> la huida se<br />

libera de algo difuso y hondo que domina todo su <strong>com</strong>portamiento.<br />

Pero todo ello si se trata de en<strong>con</strong>trar la clave que explique el por qué de la<br />

huida física.<br />

<strong>La</strong> huida emocional discurre por otros cauces. Se permanece en el hogar, se<br />

aceptan ciertas normas que no resultan excesivamente duras para evitar roces<br />

y no levantar IIdramas ll<br />

• Pero el centro de interés, las aspiraciones, los deseos,<br />

no tienen ningún punto de <strong>con</strong>fluencia <strong>con</strong> lo que <strong>con</strong>stituye el móvil de la <strong>familia</strong><br />

<strong>com</strong>o totalidad.<br />

Padres e hijo están en distinta onda y existe una disociación porque se camina<br />

por distintos niveles. Esa huida, aunque a los padres les afecte menos porque<br />

también trasciende menos al exterior, es más radical que la huida física.<br />

El segundo planteamiento <strong>con</strong>duce a un proceso de <strong>con</strong>quista y reestructuración<br />

de lo anteriormente vivido. Se trata de la búsqueda de algo. Y ahí si existen<br />

posibles respuestas que permiten dominar la situación real de la <strong>familia</strong> en la<br />

que aparece la crisis de que hablamos. Los padres que antes se preguntaban<br />

11 ¿de qué huye?lI, 11 ¿a qué se debe?lI, .. ¿qué hemos hecho?1I... cambiarán la<br />

formulación por otra: 11 ¿qué busca el hijo o hija?", 11 ¿qué necesita?lI, .. ¿qué echa<br />

de menos o qué no le hemos dado...?"<br />

<strong>La</strong> razón de este nuevo enfoque reside en que no es lo mismo ponerse en<br />

marcha para huir de algo que buscar algo.<br />

<strong>La</strong>s primeras preguntas llevan a <strong>con</strong>feccionar un catálogo de cosas que se<br />

han hecho por los <strong>hijos</strong> y <strong>con</strong> las que se pretende hacer ver al hijo que no tiene<br />

motivos para marcharse de casa. Naturalmente que son cosas válidas, pero hay<br />

necesidad de profundizar y preguntarse si junto a tal validez han tenido el valor<br />

de ser suficientes para lo que las necesidades del hijo reclamaban. <strong>La</strong>s<br />

preguntas del segundo bloque ponen el dedo en puntos tan neurálgicos <strong>com</strong>o<br />

los de los "posibles ll<br />

abandonos, carencias, descuidos, vacíos. Es así <strong>com</strong>o<br />

puede llegar a explicarse -aunque no se justifique- que el hijo rompa <strong>con</strong> el<br />

hogar.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 173<br />

En esta segunda hipótesis, el hijo busca lo que no tiene en el hogar o lo que<br />

ha visto que el hogar no podrá darle nunca. Desde un punto de vista real no lo<br />

han transmitido al hijo, al menos tal y <strong>com</strong>o éste lo necesitaba. Y el que se<br />

justifique por mil circunstancias honestas y ciertas, no quita explicación al hecho<br />

que ahora se lamenta.<br />

El hijo, por tanto, se centra en su percepción y decide. Le faltan aún motivaciones<br />

de otra clase que le permitan saber que lo que pide o echa en falta no lo<br />

tuvo porque no fue posible dárselo. Nadie se lo negó a <strong>con</strong>ciencia. Tal <strong>con</strong>clusión<br />

supone unos planteamientos nuevos que suelen aparecer más tardíamente.<br />

¿Qué hacer en tales situaciones?<br />

<strong>La</strong> orientación <strong>familia</strong>r de estos casos exige poner el acento en la clarificación<br />

de lo que <strong>con</strong>stituye la dinámica de la rotura <strong>com</strong>o producto final de una<br />

motivación basada en las tendencias del joven.<br />

<strong>La</strong> huida o la rotura hay que colocarlas en el plano de lo puramente anecdótico.<br />

Con terminología ya aclarada en otros lugares, se trata de un puro síntoma. Lo<br />

profundo es el proceso dinámico que engendra tal síntoma y a éste hay que<br />

verlo <strong>com</strong>o la señal externa de que ha llegado un momento en el que se impone<br />

la realidad de algo que se ha descuidado en etapas anteriores: la reestructuración<br />

-desde un punto de vista operativo y funcional- se <strong>con</strong>creta no sólo en el<br />

buen análisis del tema de las dependencias, las cuales, <strong>com</strong>o ya se ha indicado,<br />

admiten tipos y grados que no funcionan en virtud de edades cronológicas, sino<br />

en íntima relación <strong>con</strong> la madurez real o percibida por parte de los elementos<br />

humanos que intervienen en su realización.<br />

Los padres que acuden al orientador o al asesor <strong>familia</strong>r han de salir <strong>con</strong> la<br />

idea clara de que, si es tiempo aún, deben revisarse los niveles y los tipos de<br />

dependencia/independencia existentes entre ellos y sus <strong>hijos</strong>. No hay otra<br />

salida. Y cuando los padres no han vivido en la propia carne el IIdrama ll<br />

de la<br />

huida de los <strong>hijos</strong>, deben preparar <strong>con</strong> tiempo, tacto y visión clara lo que<br />

<strong>con</strong>ducirá a una sana rotura <strong>com</strong>o expresión de una desvinculación madura de<br />

lo que son los Iigámenes de las etapas anteriormente vividas.<br />

Es cierto que para tales situaciones no hay fórmulas mágicas o recetas de fácil<br />

aplicación. A lo sumo, pero ya es algo importante, pueden darse IIcriterios" que<br />

cada <strong>familia</strong> habrá de traducir en actos <strong>con</strong>cretos.<br />

Entre otros, pueden citarse algunos para estas situaciones:


174 José Antonio Ríos González<br />

• Intentar <strong>con</strong>vertir el momento de la rotura o huida en camino positivo hacia<br />

un nuevo tipo de reencuentro entre padres y el hijo que vive en esta<br />

coyuntura emocional por su misma evolución personal.<br />

• Que el mismo proceso educativo en que se encuentra injertada la necesidad<br />

de romper dependencias, pueda verlo el hijo <strong>com</strong>o un nuevo modo de<br />

"en<strong>con</strong>trarse <strong>con</strong>sigo mismo", ya que de su independencia y autonomía<br />

va a seguirse un nuevo modo de vivir la libertad. <strong>La</strong> sorpresa de no pocos<br />

jóvenes una vez dado el paso de la rotura es que no saben vivir su propia<br />

libertad.<br />

• "... ayudara que los <strong>hijos</strong> encuentren un sentido a su proceso de liberación,<br />

una finalidad valiosa para cuya <strong>con</strong>secución personal precisen de la<br />

autonomía. Cuando la libertad se descubre sólo de manera reactiva -<strong>con</strong>tra<br />

alguien o <strong>con</strong>tra algo- o de una forma vacía, esto es, sin un significado al<br />

que ordenar la espontaneidad individual, el proceso de autonomía se<br />

vuelve <strong>con</strong>tra los padres o se desvía hacia arbitrariedades, metas pueriles<br />

o <strong>com</strong>portamientos degradatorios. Disponer de libertad sin saber qué<br />

hacer <strong>con</strong> ella <strong>con</strong>duce casi inevitablemente a que el proceso de autonomía<br />

se malogre" (PINILLOS, 1980).<br />

• <strong>La</strong> actitud básica y fundamental del padre ante el hijo que huye o rompe<br />

emocionalmente <strong>con</strong> el ambiente <strong>familia</strong>r, es la de buscar una respuesta<br />

adecuada al interrogante"¿qué busca?", ya que la búsqueda se desencadena<br />

de manera inevitable siempre y cuando el sujeto se sienta vacío de<br />

algo que <strong>con</strong>sidera y pide <strong>com</strong>o esencial.<br />

• El <strong>com</strong>ponente agresivo que pone en juego el hijo que rompe <strong>con</strong> los<br />

padres está engendrado en una frustración previa. A los padres les resulta<br />

duro aceptar este mecanismo psicológico suficientemente estudiado (00­<br />

LLARO y col., 1957) y que muchos racionalizan para quitarle los matices<br />

hirientes que posee ("lo vivirán así, pero objetivamente no es así ll ) sin<br />

plantearse cara a cara dónde está el origen del sentimiento de frustración<br />

que origina la necesidad de huida.<br />

• <strong>La</strong> <strong>familia</strong> ha de aceptar que en el <strong>con</strong>flicto Ilrotura-huidalbúsqueda ll<br />

hay<br />

un dinamismo en el que se pretende destruir un "objeto malo ll y poseer,<br />

por propia <strong>con</strong>quista, un ·objeto bueno·, dando lugar a un juego profundo<br />

que oscila entre el 11amor/odio ll , sin que la carga de odio reactivo permita<br />

captar las dosis de amor que pugnan por salir. Tal <strong>con</strong>quista tiene su ritmo<br />

y los padres que saben esperar <strong>con</strong>siguen algún fruto.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 175<br />

• <strong>La</strong> madurez, desde esta perspectiva, <strong>con</strong>sistirá en <strong>con</strong>seguir un equilibrio<br />

razonable entre las fuerzas antagónicas amor-odio, progreso-destrucción,<br />

vida-muerte, o <strong>com</strong>o dice FARBAIRN (citado por GUNTRIP, 1971) yo<br />

Iibidinal/yo antilibidinal en el que el segundo está plagado de autodestrucción<br />

y revuelta <strong>con</strong>tra sí mismo.<br />

• En toda huida hay deseo de en<strong>con</strong>trar una determinada estabilidad.<br />

Muchas veces se trata de un sujeto <strong>con</strong> un lIyoll incapaz de en<strong>con</strong>trarse<br />

<strong>con</strong>sigo mismo, y, por ello, anulado para perfilar la propia identidad.<br />

Buscará y buscará incansablemente y por ello estará en camino sin alivio<br />

ni sosiego.<br />

• Necesidad de analizar la realización en el hijo de la denominada función<br />

de horizonte <strong>com</strong>o parte de la urdimbre <strong>con</strong>stitutiva descrita por ROF<br />

CARBALLO (1974) y en la que luchan las actividades existenciales de<br />

proximidad y lejanía, anhelo de libertad y de reclusión, obsesión por el<br />

vagabundaje y el <strong>con</strong>finamiento, IIperegrinando en busca de aventuras que<br />

brindar a una imagen maternal. .. II , <strong>con</strong>cluyendo que IIcríticos nada <strong>con</strong>taminados<br />

por ideas psicoanalíticas han visto siempre en este <strong>con</strong>stante<br />

peregrinar por los caminos del mundo y por los de la fantasía un intento<br />

in<strong>con</strong>sciente de buscar a la madre en la lejanía 11 •<br />

• <strong>La</strong> búsqueda de una figura maternal queda camuflada la mayor parte de<br />

las veces tras la relación <strong>con</strong> un grupo idealizado o en un sustitutivo <strong>con</strong><br />

el que se establecen nuevas dependencias infantilizantes.<br />

• <strong>La</strong> búsqueda de un padre distinto al que se tiene ha de ser analizada <strong>con</strong><br />

cuidado cuando el sujeto lo permita. Porque la mayor parte de las veces<br />

se trata de una trampa en la que la IImuerte del padre ll viene seguida por<br />

la aparición de un tirano más despótico y creador de nuevas dependencias<br />

(RIOS GONZALEZ, 1976e).<br />

• <strong>La</strong> relación terapéutica en <strong>con</strong>flictos de este tipo <strong>con</strong>stituye un camino de<br />

solución, ya que el clima terapéutico que proporciona seguridad emocional,<br />

<strong>con</strong>stituye un restablecimiento de relaciones <strong>con</strong> un lIobjeto-figura-tutelar<br />

ll <strong>con</strong> el que corregir las distorsiones de una relación interna <strong>con</strong>sigo<br />

mismo y una relación exterior <strong>con</strong> figuras vividas <strong>com</strong>o amenazantes o<br />

frustrantes.<br />

• Tanto la huida <strong>com</strong>o el frecuente rechazo de los padres, hay que enfocarlo<br />

<strong>com</strong>o huida y rechazo de "partes·· vividas <strong>com</strong>o ··malas·· o negativas en la<br />

relación profunda. Ni los padres pueden verse <strong>com</strong>o objetos de rechazo


176 José Antonio Ríos González<br />

total -lo que lleva a un mecanismo reactivo de rechazo en sentido opuesto-,<br />

ni los <strong>hijos</strong> pueden quedar en la idea parcial de que es a IItodo el<br />

padrellrtoda la madre ll a quien evitan <strong>con</strong> la huida o quieren borrar <strong>con</strong> el<br />

rechazo. De esta idea se derivan actitudes positivas en las que algunas<br />

IIpartes buenas ll colorean la relación al desplazar de su papel dominante<br />

a las IIpartes malas ll que prevalecían anteriormente.<br />

• <strong>La</strong> parte penosa, de una realidad inevitable es que muchos <strong>hijos</strong> no se<br />

atreven a buscar o no encuentran esa figura sustitutiva, al lado de la que<br />

sea posible re<strong>com</strong>poner la propia identidad, sin necesidad de rechazar<br />

identificaciones parciales no elaboradas <strong>con</strong> las armas que puede proporcionar<br />

la misma madurez emocional a que predispone la edad cronológica<br />

que coincide <strong>con</strong> la juventud de vida.<br />

• li<strong>La</strong> responsabilidad de los padres y la autonomía de los <strong>hijos</strong> no sólo no<br />

son elementos que se oponen entre sí, sino que <strong>con</strong>stituyen dos caras<br />

<strong>com</strong>plementarias de un mismo proceso: el de la transmisión y desarrollo<br />

de la plenitud humana ll (PINILLOS, 1980).<br />

VII. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> y la perdida del <strong>con</strong>trol directo sobre los <strong>hijos</strong><br />

Cuando el hogar empieza a vaciarse de <strong>hijos</strong>, aparecen roturas profundas de<br />

las dependencias anteriormente establecidas. <strong>La</strong> marcha normal de los <strong>hijos</strong> es<br />

para los padres una IIpérdida de objeto ll muy importante. Los <strong>hijos</strong> <strong>con</strong>stituyen<br />

para los padres el objeto de mayor interés. Son el objeto amoroso que ha<br />

originado más catexia libidinal, entendiendo por tal la fijación de la libido a un<br />

objeto o parte de un objeto.<br />

Los padres, que han vivido y gastado la mayor parte de su libido.para <strong>con</strong>seguir<br />

que el hijo llegue a adulto, van a sufrir el impacto de la rotura inevitable por<br />

despegue de los <strong>hijos</strong> hacia una vida independiente y autónoma. <strong>La</strong> raíz del<br />

choque que provoca esta inevitable realidad está en que la mayor parte de los<br />

impulsos de los padres han estado polarizados durante muchos años en el hijo.<br />

y aquí aparece un fondo que no puede despreciarse: no es sólo la falta física<br />

del hijo lo que va a <strong>con</strong>stituir un factor desencadenante de crisis, sino que se<br />

trata más bien de la toma de <strong>con</strong>ciencia de que gran parte de la labor propia de<br />

la paternidad y maternidad ya no es necesaria para el hijo. Los padres, por<br />

decirlo brevemente, ya no son imprescindibles para el hijo. Y la sensación


Manual de Orientación y Terapia Familiar 177<br />

profunda de algunos padres es que, desde ahora, la vida pierde sentido por<br />

<strong>com</strong>enzar a desvirtuarse lo que para ellos era la relación objetal <strong>con</strong> el hijo.<br />

A veces esta situación resulta más dramática en el caso de que sólo perviva<br />

uno de los cónyuges de la <strong>familia</strong> de origen. <strong>La</strong> pérdida del <strong>con</strong>trol directo sobre<br />

los <strong>hijos</strong> se ve des<strong>com</strong>pensada, a su vez, por la falta de un <strong>com</strong>pañero o<br />

<strong>com</strong>pañera -según el caso- <strong>con</strong> el que reanudar una estructuración de los<br />

procesos de integración y gratificación de las necesidades libidinales, afectivas<br />

y emocionales que se ponen en juego en estos casos.<br />

En el caso de que pervivan los dos cónyuges cuando la evolución vital de la<br />

<strong>familia</strong> llega a este ciclo, pueden apreciarse dos posibilidades:<br />

a) Si la experiencia matrimonial y <strong>familia</strong>r ha supuesto una experiencia<br />

positiva, el proceso de reintegración de necesidades <strong>con</strong>tinuará las líneas<br />

ya marcadas de marcha ascendente <strong>con</strong> clara tendencia a reforzar<br />

sentimientos y vivencias, al tiempo que la intensidad de la mutua relación<br />

será cada vez más enriquecedora.<br />

Se plantea así, aunque hasta ahora haya sido muy poco estudiado en tal<br />

sentido, una reestructuración verdadera del tema del lIapegoll. Lo que<br />

sucede en la relación primaria de la madre/hijo y padre/hijo en términos<br />

de apego, vuelve a reaparecer en este momento en la dinámica necesitada<br />

de revisión entre las figuras <strong>con</strong>yugales que se sienten amenazadas.<br />

Insisto en que es un tema escasamente estudiado y de cuya hondura y<br />

<strong>con</strong>secuencias <strong>con</strong>vendrá estar atento cuando se trabaja <strong>con</strong> el subsistema<br />

<strong>con</strong>yugal que atraviesa este momento.<br />

b) Si, por el <strong>con</strong>trario, la experiencia matrimonial y <strong>familia</strong>r no hubiera sido<br />

positiva, la pérdida de <strong>con</strong>trol sobre los <strong>hijos</strong> desencadenará vacíos que<br />

no podrán llenarse en la inter<strong>com</strong>unicación de los cónyuges que quedan<br />

en honda y profunda soledad. Entre ellos no hay vínculos estables ni<br />

profundos; la vida, en <strong>con</strong>secuencia, se presentará <strong>com</strong>o un vacío que<br />

puede originar muchos <strong>con</strong>flictos y hasta serios trastornos en la misma<br />

estructura personal de los afectados.<br />

Es evidente que la situación b) es la que puede ser objeto de <strong>con</strong>sulta para<br />

recibir ayuda por parte del orientador o asesor <strong>familia</strong>r. Sólo ella <strong>con</strong>duce a<br />

<strong>com</strong>portamientos regresivos o a la cristalización de fijaciones derivadas de la<br />

misma tensión que desencadena dentro de cada persona o dentro de la relación<br />

de pareja o <strong>familia</strong>r. Lo que es grave es que tal situación <strong>con</strong>duzca a un<br />

progresivo aislamiento de uno respecto al otro. Esta posibilidad suele darse <strong>con</strong>


178 José Antonio Ríos González<br />

mayor frecuencia en las <strong>familia</strong>s en las que la presencia de un hijo <strong>con</strong>flictivo<br />

-la mayor parte de las veces identificado <strong>com</strong>o lo que se <strong>con</strong>oce <strong>com</strong>o "paciente<br />

designado"- ha sido el elemento unificador y el motivo estabilizador de una<br />

relación precaria entre los cónyuges. Si la pérdida de <strong>con</strong>trol sobre ese hijo -ya<br />

sea por la misma solución de los <strong>con</strong>flictos que él mismo vivía, ya sea por la<br />

natural marcha del hogar del mismo- aparece en matrimonios demasiado<br />

cohesivos e integrados, el distanciamiento de los partners es inevitable. Por un<br />

simple mecanismo de adaptación y de defensa, cada miembro de la pareja vivirá<br />

una.regresión narcisista: vivirá exclusivamente para sí, desentendiéndose de la<br />

vida del otro. Habrá un abandono del otro, <strong>con</strong> la serie de secuelas que esto<br />

lleva <strong>con</strong>sigo en orden al establecimiento de <strong>con</strong>diciones que pudieran resultar<br />

positivas y llenas de elementos progresivos.<br />

Hay <strong>familia</strong>s en las que no se soporta perder <strong>con</strong>trol sobre los <strong>hijos</strong>. Se<br />

establecerán tipos de relación, intercambios basados en el egoísmo y la búsqueda<br />

de ayudas que faciliten cierta <strong>com</strong>odidad, se estructurarán mutualidades<br />

gratificadoras que encierran el gérmen de dependencias muy poco sanas, todo<br />

ello tendente a no perder los <strong>hijos</strong> gracias a los que se manipula y se <strong>con</strong>serva<br />

cierto dominio sobre los <strong>hijos</strong> ya maduros.<br />

Volviendo a una idea ya apuntada en otro lugar, se trataría aquí de aquellas<br />

<strong>familia</strong>s de origen que impiden que el hijo o hija deje de ser tal para iniciar un<br />

nuevo camino vital <strong>com</strong>o "ser casado"rser casada" o iniciar la trayectoria de<br />

"ser padre"/"ser madre", dejando, respectivamente, de sentirse solo y exclusivamente<br />

"ser hijo"rser hija".<br />

Un modo de descubrir que hay personas atrapadas en este mecanismo que<br />

engendra inhibición y bloqueo de todo. tipo, es ver el <strong>con</strong>tenido que hacen objeto<br />

de análisis algunas personas que se someten a terapia por <strong>con</strong>flictos de<br />

adaptación a la situación <strong>con</strong>yugal o <strong>familia</strong>r que viven.<br />

<strong>La</strong> experiencia me demuestra que suelen darse algunas de estas posibilidades,<br />

según sea la situación de la persona sometida a análisis terapéutico por<br />

un motivo <strong>com</strong>o el que ahora voy a exponer:<br />

1. Si el analizado es el sujeto hijo/hija de un sistema <strong>familia</strong>r de origen en el<br />

que no se acepta la pérdida de <strong>con</strong>trol directo de los propios padres, el<br />

"<strong>con</strong>tenido" objeto de clarificación terapéutica será el siguiente:<br />

- Todo lo que <strong>con</strong>stituye el mundo vivencial desde la perspectiva del<br />

"hijo"/"hija", a fin de ver cómo <strong>con</strong>seguir una liberación de las ataduras<br />

que lo ligan a los progenitores.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 179<br />

- Todo lo que de un modo u otro se relaciona <strong>con</strong> las <strong>com</strong>unicaciones<br />

"padre/hijo-hija ll o "madre/hijo-hija", y marginando cualquier otro plan­<br />

teamiento que haga ver su propia realidad personal desde otras <strong>con</strong>­<br />

sideraciones.<br />

En <strong>con</strong>trapartida, tales personas no serán capaces de entrar en el nivel que<br />

permitiría hacer un planteamiento progresivo de su misma realidad mediante el<br />

análisis de:<br />

- Todo lo que <strong>con</strong>stituye su mundo vivencial desde la perspectiva de<br />

IIpadre ll rmadre ll si han formado un nuevo,sistema <strong>familia</strong>r, <strong>con</strong> lo que,<br />

de modo indirecto, lograrían el refuerzo de un nuevo papel que pondría<br />

límites a la realidad <strong>con</strong>flictiva de seguir siendo IIhijollrhija ll que impide<br />

madurar la realidad inmediata de ser IIpadre"rmadre ll .<br />

- Todo lo que se relaciona <strong>con</strong> la nueva situación de ser lIesposo"res­<br />

posa ll , a fin de establecer unas relaciones más adecuadas <strong>con</strong> lo que<br />

en tal ciclo vital <strong>con</strong>stituye el verdadero eje de la búsqueda de un nuevo<br />

rol.<br />

En síntesis: <strong>La</strong>s personas en tal situación hablan mucho de la realidad de cara<br />

a lo que ha sido, y sigue siendo, su vida <strong>familia</strong>r de origen, y muy poco -y, a<br />

veces, casi nada- de lo que es el nuevo status de vida <strong>con</strong> proyección hacia el<br />

futuro.<br />

Hay que advertir que en estos casos no siempre se trata de un deseo o intento<br />

directamente buscado por los padres <strong>con</strong> respecto al hijo o hija, sino de una<br />

interacción que parte del hijo y que impide la toma de <strong>con</strong>ciencia de una nueva<br />

realidad maduradora.<br />

No faltan, desde luego, los mecanismos de <strong>con</strong>trol de padres sobre <strong>hijos</strong><br />

adultos que marchan del hogar. Y lo que muchas personas traen a la <strong>con</strong>sulta,<br />

presentándolo, incluso, <strong>com</strong>o fenómenos que se atreven a encuadrar en el<br />

clásico II<strong>com</strong>plejo de Edipoll, no pasan de ser dificultades para prescindir del<br />

<strong>con</strong>trol directo sobre el hijo que los deja. A lo sumo, podría verse <strong>com</strong>o el<br />

resultado de un "<strong>com</strong>plejo de Edipo invertido ll en el que el padre o madre que<br />

mantiene lazos de <strong>con</strong>trol sobre los <strong>hijos</strong> trata más bien de que éstos le den<br />

seguridad y apoyo al permitirle seguir siendo el tipo de padre o madre que fueron<br />

durante los años de la infancia, adolescencia o juventud de cada hijo.<br />

***


180 José Antonio Ríos González<br />

<strong>La</strong> pareja que ve alejarse paulatinamente a los <strong>hijos</strong>, ha de saber renunciar al<br />

<strong>con</strong>trol ejercido durante largos años sobre ellos. Esta es una labor necesaria,<br />

más en nuestra época en que la misma organización social lleva a la rotura<br />

violenta de relaciones escasamente estructuradas.<br />

Por ello parece <strong>con</strong>veniente sintetizar algunos criterios que sirvan de orientación<br />

para el apoyo que precisa la <strong>familia</strong> que atraviesa este momento vital.<br />

Tal vez sean útiles los siguientes puntos:<br />

• <strong>La</strong> pérdida de <strong>con</strong>trol directo sobre los <strong>hijos</strong> no debe entenderse ni vivirse<br />

<strong>com</strong>o un lIabandono ll<br />

o <strong>com</strong>o una IIpérdida de objeto ll<br />

, sino <strong>com</strong>o una<br />

realidad inevitable de la que padres e <strong>hijos</strong> deben salir enriquecidos.<br />

• Para ello hay que preparar adecuadamente a los padres que empiezan a<br />

adentrarse en las etapas vitales en que este despegue de afectos toma<br />

una nueva forma de manifestarse.<br />

• Aunque sea difícil indicar en qué momento empieza a hacerse necesario<br />

este tipo de orientación a la pareja, parece oportuno iniciar un tipo de<br />

asesoramiento en el momento en que la misma edad de los <strong>hijos</strong> supone<br />

un indicio de que tal momento no se va a hacer esperar.<br />

• <strong>La</strong> idea de una aceptación de la sana autonomía de los <strong>hijos</strong> es imprescindible<br />

para afrontar este ciclo vital.<br />

• Es urgente el <strong>com</strong>ienzo de una orientación en el caso de que la pérdida<br />

del cónyuge sitúe al superviviente en <strong>con</strong>diciones de mayor labilidad<br />

emocional y, por ello mismo, en la profunda necesidad de buscar apoyos<br />

de los que puede derivarse cualquier tipo de dependencia poco sana.<br />

• <strong>La</strong> ayuda en tales casos debe tener un doble dirección: ayudar al padre o<br />

madre que se encuentran en tal coyuntura emocional para que acepten la<br />

pérdida de tal <strong>con</strong>trol sobre el hijo, por una parte; y, por otra, la ayuda al<br />

hijo o hija para que sepa despegarse del padre o madre, reforzándole en<br />

los mecanismos de independencia sin dejarse atrapar por vínculos neuróticos<br />

de cualquier tipo.<br />

• A tales <strong>hijos</strong>/hijas hay que enseñarles a ser padre/madre o marido/esposa,<br />

según las circunstancias <strong>con</strong>cretas de su propia realidad personal, trasladando<br />

el polo de atención emocional desde la polaridad II<strong>familia</strong>-de-origen ll<br />

a la polaridad nueva II<strong>familia</strong>-propia ll<br />

, ya que sólo en ésta última en<strong>con</strong>trará<br />

sentido a la propia existencia vital.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 181<br />

• Dada la inevitable necesidad de un trabajo personal tendente a <strong>con</strong>seguir<br />

un adecuado nivel de adaptación a las nuevas necesidades, parece<br />

<strong>con</strong>veniente que la orientación <strong>familia</strong>r enn este momento se centre en:<br />

- Remover obstáculos que impidan que padres ancianos e <strong>hijos</strong> ya<br />

maduros mantengan un tipo de vinculación que fue válida en otras<br />

edades pero que no es sana en el nivel en que se encuentran unos y<br />

otros.<br />

Tales obstáculos deben ser detectados caso por caso, ya que no hay<br />

un único modelo que determine la existencia de tales <strong>con</strong>secuencias.<br />

- Adecuar medios, ya que la ineficacia de muchos esfuerzos bien intencionados<br />

está en haber aplicado remedios desproporcionados o inadecuados<br />

para determinadas metas. <strong>La</strong> búsqueda de procedimientos,<br />

métodos, instrumentos y personas, entrará dentro de la tarea del<br />

orientador o asesor <strong>familia</strong>r que trabaje <strong>con</strong> personas de estas edades<br />

(RIOS GONZALEZ, 1980d).<br />

- Revisar el nivel de aspiraciones puesto que la falta de realismo en el<br />

momento de plantear temas, ideales y aspiraciones, lleva a una "programación"<br />

de vida que es una auténtica utopía. No es vano ni inútil<br />

colocarse en el nivel teórico de la utopía que desencadena esperanzas<br />

y búsquedas, pero no es menos cierto que un desnivel entre "posibilidades"<br />

y lIaspiraciones ll<br />

desencadena situaciones neuróticas de las<br />

que es preciso defenderse. IILo neurótico de la situación está, precisamente,<br />

en que existe un desnivel insalvable entre lo que se desea y lo<br />

que se puede obtener ll<br />

(RIOS GONZALEZ, 1980d). Lo neurótico en<br />

este caso sería que los padres ancian'os intenten <strong>con</strong>quistar las metas<br />

de siempre <strong>con</strong> los medios de siempre, la cual no es posible por razones<br />

de tipo biológico, psíquico y social. Un intento de tal naturaleza llevará<br />

inevitablemente a la creación de síntomas neuróticos enmascaradores<br />

de problemas más hondos en la relación establecida y mantenida<br />

<strong>con</strong>tra viento y marea. Lo cual, a la larga, llevará a situaciones permanentemente<br />

inestables e inmaduras.<br />

Todo esto, <strong>com</strong>o puede verse, <strong>con</strong>stituye un verdadero trabajo preventivo. Es<br />

difícil poder salir de una situación vitalmente limitada y tendencialmente limitante<br />

si no se han puesto las premisas mínimas que garanticen que se va a envejecer<br />

bien, de manera sana, sin desencadenar depresiones por pérdidas de objeto.<br />

Hay que colocar al padre y a la madre ancianos -esos supervivientes del amor


Manual de Orientación y Terapia Familiar 183<br />

(6) El mismo silencio pone de relieve la inevitabilidad de la <strong>com</strong>unicación. Es particularmente<br />

significativo el caso de una pareja que se niega al habla, pero permanecen<br />

juntos durante un cierto período de tiempo. Al cabo de algunos minutos, bastará que<br />

cualquiera de ellos emita un ruido <strong>con</strong> la garganta, tenga un golpe de tos, haga algún<br />

movimiento que sea inusual, para que el otro, recibiendo un IIcierto mensaje ll<br />

, le<br />

pregunte ¿Qué pasa.. ?<br />

(7) Utilizo material proporcionado por ella misma en el I Corso di Sessoterapia per<br />

Terapisti e Consulenti (Roma, Noviembre 1979) al que asistí <strong>com</strong>o miembro de la<br />

American Association of Sex Educators, Counselors and Therapists.<br />

(8) Conviene no <strong>con</strong>fundir IIsistema simétrico ll<br />

y IIsistema <strong>com</strong>plementario ll<br />

(<strong>familia</strong><br />

simétrica y <strong>familia</strong> <strong>com</strong>plementaria, pareja simétrica y pareja <strong>com</strong>plementaria), <strong>con</strong> lo<br />

que aquí se denomina IIrelación simétrica ll<br />

y IIrelación <strong>com</strong>plementaria ll<br />

• Lo más<br />

<strong>con</strong>ducente a situaciones de madurez y de relación positiva está situado, para mí, en<br />

las figuras siguientes: II relación simétrica ll<br />

, IIpareja <strong>com</strong>plementaria ll<br />

y II<strong>familia</strong> <strong>com</strong>ple­<br />

mentaria ll<br />

•<br />

(9) He visto en mi <strong>con</strong>sulta el caso de una niña de 16 meses que estaba afectada desde<br />

los 2 meses por un cuadro de vómitos irresistibles cada vez que la cogía en brazos la<br />

madre. En el trabajo diagnóstico -y una vez descartado todo <strong>com</strong>ponente somático de<br />

su trastorno por parte de un pediatra y un otorrinolaringólogo- se puso de manifiesto<br />

el rechazo prenatal que estructuró la madre por una situación emocional muyespecífica<br />

en la que vivió el embarazo <strong>com</strong>o lIun estorbo ll<br />

para su tranquilidad emocional. <strong>La</strong> niña<br />

no vomitaba cuando la abuela y la tía materna la alimentaban, sólo cuando la madre<br />

lo hacía. Una vez orientada la nueva actitud de la madre, desaparecieron los vómitos.<br />

(10) Así parece deducirse del primer análisis de datos sobre el particular recogidos a<br />

través de un estudio sobre más de mil mujeres embarazadas entrevistadas para la<br />

investigación sobre los IIContenidos Oníricos Durante el Embarazo" (Investigación<br />

iniciada <strong>con</strong> los alumnos de Psicología Evolutiva de la Universidad Complutense bajo<br />

mi dirección y que nos ha ocupado ya los cursos académicos de 1976/77 hasta<br />

1979/80. Todavía se prolongará).<br />

(11) Así lo expuso en un grupo de discusión <strong>con</strong> motivo de su venida a Madrid en 1978,<br />

invitado por el Instituto de Ciencias del Hombre y en el que tuve el honor de poder<br />

participar.


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

APENDICE 1<br />

LA TERAPIA FAMILIAR CON NIÑOS.<br />

En un reciente trabajo (RIOS GONZALEZ, 1993f y 1993g) he tratado de<br />

esbozar un programa de intervención para la Terapia Familiar <strong>con</strong> niños. Su<br />

estructura se organiza en torno a unos objetivos fundamentales y a unos<br />

modelos de estrategia y actitud terapéutica que nos parecen esenciales:<br />

1. Los objetivos fundamentales, basados en lo que es esta etapa evolutiva<br />

según se expone en este mismo volumen y <strong>con</strong>forme a la experiencia<br />

terapeutica acumulada en nuestro equipo (Stirpe, 1965-1993), pueden<br />

<strong>con</strong>cretarse en los puntos siguientes:<br />

1.1. Ayudar al crecimiento personal.<br />

1.2. Potenciar el desarrollo evolutivo en términos de maduración y<br />

cambio.<br />

1.3. Fomentar los procesos de identificación <strong>con</strong> las figuras parentales.<br />

1.4. Facilitar la progresiva rotura de dependencias evitando la hiperprotección.<br />

1.5. Devolver la capacidad de utilizar adecuadamente las potencialidades<br />

manifiestas y latentes que están presentes en el niño.<br />

1.6. Integrar al niño en su <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r mediante una positiva<br />

interacción <strong>con</strong> los miembros del mismo.<br />

2. Los modelos estratégicos que presentamos para el trabajo <strong>con</strong> niños se<br />

sintetizan en las siguientes directrices:<br />

2.1. Connotar en padres e <strong>hijos</strong> lo que tienen de positivo.<br />

2.2. Jugar <strong>con</strong> el niño a IIcrecerll y lino crecer ll .<br />

2.3. Utilizar técnicas activas.<br />

2.4. Emplear resortes en forma de tareas.<br />

2.5. Entrar en el mundo infantil a través del uso del <strong>con</strong>structo de la<br />

Emoción Expresada (E.E.).<br />

2.6. Trabajar <strong>con</strong> los niños para <strong>con</strong>seguir IIpadres eficaces ll .<br />

185


186 José Antonio Ríos González<br />

3. <strong>La</strong> actitud terapéutica ha de centrarse en:<br />

3.1. Aceptar al niño <strong>com</strong>o es y <strong>con</strong> todo lo que tiene.<br />

3.2. No infantilizarlo.<br />

3.3. No ironizar más allá de lo debido.<br />

3.4. Dar al niño algo más que "cosas ll<br />

•<br />

3.5. Darle tiempo y calma.<br />

3.6. Utilizar su lenguaje y su mundo interno y externo.<br />

3.7. Manejar su cultura y respetarla.<br />

3.8. Utilizar el espacio físico de la terapia.<br />

3.9. Saber hablar al niño.<br />

3.10. Saber escuchar al niño.<br />

3.11. Saber preguntar al niño.


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

APENDICE2<br />

LA TERAPIA FAMILIAR CON ADOLESCENTES<br />

En el mismo trabajo citado en el apéndice 1 y sobre la base de cuanto se ha<br />

descrito en este capítulo acerca de la adolescencia, apoyándonos una vez más<br />

en nuestra experiencia, podemos señalar los siguientes aspectos del trabajo<br />

<strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>:<br />

1. Los objetivos fundamentales son éstos:<br />

1.1. Consolidar la identidad personal.<br />

1.2. Fomentar la autonomía.<br />

1.3. Respetar la individuación.<br />

1.4. Respaldar la independencia.<br />

1.5. Permitir la expresividad afectiva.<br />

1.6. Equilibrar la libertad.<br />

2. Los modelos estratégicos y la actitud terapéutica para trabajar <strong>con</strong><br />

<strong>adolescentes</strong>, pueden resumirse así:<br />

2.1. Saber esperar el momento oportuno para intervenir.<br />

2.2. Redefinir la situación <strong>com</strong>o una coyuntura transitoria y los<br />

síntomas en términos evolutivos.<br />

2.3. Respetar la intimidad del adolescente.<br />

2.4. Saber manejar los secretos.<br />

2.5. Respetar su libertad.<br />

2.6. Potenciar la interacción padres-hijo.<br />

2.7. Eliminar mitos.<br />

187<br />

(J.A. Ríos, 1993f y 1993g)


188 José Antonio Ríos González<br />

APENDICE3<br />

CAMBIOS FAMILIARES EN LA ADOLESCENCIA<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong> sufre modificaciones en el momento en que el hijo llega a la<br />

adolescencia y las principales que debe tener en cuenta el terapeuta, a fin de<br />

ayudar a su manejo positivo, son las siguientes:<br />

ESTRUCTURA<br />

Códigos reguladores de la<br />

relación entre los miembros<br />

del Sistema Familiar.<br />

• valores<br />

• reglas<br />

• roles<br />

• límites<br />

• poder<br />

• mitos<br />

• rituales<br />

• fidelidades<br />

• cohesión<br />

• rigidez ante el miedo<br />

• rigidez ante las amenazas<br />

FAMILIA<br />

DESARROLLO<br />

Actualización de<br />

funciones específicas<br />

FUNCIONES<br />

Modos de desarrollar<br />

los objetivos y tareas del<br />

Sistema Familiar.<br />

• autoridad<br />

• disciplina<br />

• relación Ildentro ll<br />

• relación "fuera ll<br />

• estilo de vida<br />

• estilo educativo<br />

• posibilidades de cambio<br />

• <strong>com</strong>unicación<br />

• adaptación<br />

• "saber crecer"<br />

• Ildejar crecer ll<br />

• evolución y cambio<br />

• nuevos ritmos<br />

• crecimiento flexible<br />

• equilibrar cambios y mantenimiento<br />

• negociar reglas y normas<br />

• establecer rituales de pasaje y transición<br />

(J.A. Ríos, 1993fy 1993g)


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

APENDICE 4<br />

PELIGRO ANTE LOS CAMBIOS FAMILIARES EN LA<br />

ADOLESCENCIA<br />

1. ANTE LOS CAMBIOS DE ESTRUCTURA<br />

• Dogmatismo ante los valores<br />

• Invariabilidad de las reglas<br />

• Fijación de los roles<br />

• Rigidez de los límites<br />

• Imposición del poder<br />

• Idealización de los mitos<br />

• Esclerosis de los rituales<br />

• Esclavitud ante las fidelidades<br />

• Cohesión paralizante ante los miedos y amenazas de cambio<br />

2. ANTE LOS CAMBIOS DE FUNCIONES<br />

• Acentuación del autoritarismo<br />

• Visceralidad disciplinar<br />

• Cohesión por aislamiento<br />

• Muralla ante el exterior<br />

• Mitificación del estilo de vida<br />

• Mitificación del modelo educativo<br />

• Negación de la necesidad de cambio<br />

• Revisión de las funciones asignadas<br />

• Aparición de nuevas funciones<br />

• Comunicación profunda bloqueada por miedo al <strong>com</strong>promiso<br />

que implica,<br />

• Conductas inadaptadas <strong>com</strong>o falta a<strong>com</strong>odación al cambio<br />

• Impedir el crecimiento personal<br />

189


190 José Antonio Ríos González<br />

3. ANTE CAMBIOS DEL DESARROLLO<br />

• No respetar los ritmos de crecimiento<br />

• Acentuar lo morfostático<br />

• Encorsetar el crecimiento <strong>con</strong> pautas rígidas<br />

• Provocar disfunciones por implantar un ··sistema cerrado·· que<br />

deteriora y daña<br />

• Imposición de reglas paralizantes<br />

• No introducir rituales de pasaje y tránsito<br />

(J.A. Ríos, 1993f y 1993g)


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

APENDICE 5<br />

CONTRASTES INTERGENERACIONALES EN LA<br />

ADOLESCENCIA<br />

Algunas IIcrisis ll<br />

durante la adolescencia no dejan de ser el resultado de un<br />

enfrentamiento o choque -<strong>con</strong>traste- entre el hijo adolescente y los padres <strong>com</strong>o<br />

pertenecientes a una generación distinta. En el cuadro siguiente se muestran<br />

algunos de los principales <strong>con</strong>trastes que deben tenerse en cuenta para una<br />

mejor <strong>com</strong>prensión sistémica de lo que a<strong>con</strong>tece:<br />

ELEMENTOS ADOLESCENTES<br />

1. Adquisición de la identidad<br />

2. Inestabilidad emotiva<br />

3. Despertar fisiológico<br />

(esplendor y despilfarro<br />

de energías físicas)<br />

4. Confusión y caos ante lo<br />

nuevo y des<strong>con</strong>ocido de<br />

ser IIsí mismo"<br />

5. Inseguridad interna bajo<br />

apariencia de seguridad<br />

y alta autoestima<br />

6. Desafío ante IIquién soy"<br />

IIqué quiero" y IIde qué<br />

soy capaz ll<br />

, para resol­<br />

ver la propia identidad<br />

7. Búsqueda de valores<br />

ELEMENTOS ADULTOS<br />

1. Reestructu ración adulta de<br />

la identidad adolescente.<br />

2. Amenaza especular de la estabi­<br />

lidad del adulto.<br />

3. Decaimiento fisiológico<br />

(deterioro y ahorro de<br />

energías físicas)<br />

4. Confusión y caos de cómo ser<br />

padre de un adolescente.<br />

En <strong>con</strong>creto, 11 ¿qué tipo de<br />

padre necesita este hijo?1I<br />

5. Amenaza a la seguridad<br />

parental que se pregunta<br />

.. ¿qué hacer?", .. ¿cómo<br />

acertar? 11 , 11 ¿cómo educar?1I<br />

6. Miedo a no responder a la<br />

demanda de un modelo que<br />

sintetice las identificaciones<br />

en la identidad<br />

7. Crisis de los valores de las<br />

etapas anteriores<br />

191


192 José Antonio Ríos González<br />

8. Necesidad profunda de<br />

<strong>com</strong>unicación y miedo a<br />

la <strong>com</strong>unicación profunda<br />

9. Socialización eufórica<br />

y vida hacia el exterior<br />

de la <strong>familia</strong><br />

10. Despertar intelectual y<br />

acentuación del espíritu<br />

crítico.<br />

8. Revisión de las formas y<br />

códigos de <strong>com</strong>unicación<br />

(tipos y niveles)<br />

9. Miedo a la pérdida de la<br />

lI unidad <strong>familia</strong>r ll<br />

, lIintegración<br />

<strong>familia</strong>r ll<br />

y IIcohesión <strong>familia</strong>r ll<br />

10. Miedo a no estar a la altura<br />

del hijo. Pensar que hay que darle<br />

seguridad intelectual y técnica en<br />

vez de seguridad interna y respaldo<br />

emocional.<br />

(J.A. Ríos, 1993f Y 1993g)


CAPITULO 111<br />

LOS MIEMBROS DEL SISTEMA FAMILIAR<br />

En toda <strong>familia</strong> existen unos miembros fijos porque sin ellos -figura materna y<br />

figura paterna, <strong>hijos</strong>- no podría hablarse de II<strong>familia</strong> ll<br />

• Pero no todas las <strong>familia</strong>s,<br />

a pesar de esta semejanza, son iguales. Basta una observación superficial para<br />

llegar a la evidencia de que la <strong>familia</strong> S. se diferencia de la <strong>familia</strong> G. aunque<br />

sea solamente en la estructura material de los <strong>com</strong>ponentes que la integran.<br />

Así, por ejemplo, podrían en<strong>con</strong>trarse estos dos modelos muy simplificados:<br />

Familia S.<br />

Hijo varón<br />

En ambas, evidentemente, se dan dos planos en la estructuración de los<br />

miembros: padre/madre en un plano; hijo (en la <strong>familia</strong> S.); Hijo e hija en la <strong>familia</strong><br />

G., en otro.<br />

Analizando detenidamente una y otra <strong>familia</strong> la diferencia no es sólo cuantitativa,<br />

en cuanto que la primera está formada por tres miembros (padre, madre,


194 José Antonio Ríos González<br />

hijo varón) y la segunda la <strong>con</strong>stituyen cuatro miembros (padre, madre, hijo<br />

varón e hija hembra). Hay, evidentemente, una diferencia cuantitativa que es<br />

<strong>con</strong>veniente tener en cuenta al acercarse al mejor <strong>con</strong>ocimiento de un sistema<br />

<strong>familia</strong>r. Pero no siempre lo cuantitativo es criterio diferenciador porque en una<br />

semejanza cuantitativa (igual número de miembros) la estructura del sistema<br />

<strong>com</strong>o totalidad y la estructura de los subsistemas que se desarrollan en él,<br />

pueden tener formas y funcionamientos diversos.<br />

Lo que diferencia a la <strong>familia</strong> S. de la <strong>familia</strong> G. es sobre todo, al menos en mi<br />

criterio, la distinta organización de los dos subsistemas que albergan una y otra.<br />

Desde esta perspectiva, estas <strong>familia</strong>s quedarían así:<br />

FAMILIA s.<br />

I<br />

Subsistema <strong>con</strong>yugal: Marido/mujer.<br />

Subsistema parental: Padre/madre.<br />

Subsistema filial: Padres/hijo varón.<br />

I FAMILIA G. I<br />

I ceA» Subsistema <strong>con</strong>yugal: Marido/mujer.<br />

Subsistema parental: Padre/madre.<br />

ceB»<br />

Subsistema filial: Padres/hijo varón.<br />

Padres/hija hembra.<br />

Hermano/hermana<br />

Ambas <strong>familia</strong>s coinciden en dos aspectos de las posibles relaciones: lo que<br />

en el gráfico se indica <strong>com</strong>o relación "A" relativa al subsistema <strong>con</strong>yugal y al<br />

subsistema parental. <strong>La</strong>s parejas originarias de tal sistema <strong>familia</strong>r participan<br />

de dos mismas realidades: son una pareja y son padres. Pero, sin embargo,<br />

difieren en la relación "B", relativa al subsistema filial ya que la <strong>familia</strong> S. está<br />

vinculada entre sí <strong>con</strong> una paternidad, y sobre un hijo varón, mientras que la<br />

<strong>familia</strong> G. tiene una relación 118" de doble dirección ya que son padre y madre<br />

dos veces y <strong>con</strong> respecto a <strong>hijos</strong> de distinto sexo.


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

Padre<br />

vez, un nuevo subsistema en el que el padre queda relegado a una situación<br />

marginal. Para este hijo la dinámica emocional tendrá que optar por crear algún<br />

tipo de alianza o coalición <strong>con</strong> el padre periférico o, si <strong>con</strong> éste no hay posibilidad<br />

de relación profunda, marginarse, <strong>con</strong>stituyendo un nuevo islote en el mapa<br />

<strong>familia</strong>r, o <strong>com</strong>o recurso último, intentar introducirse en el terreno en que se<br />

encuentran madre y hermana.<br />

Cada una de estas tres opciones va a dar lugar a un sistema <strong>familia</strong>r distinto.<br />

y en cada uno de tales modelos, los miembros del sistema ocuparán una<br />

posición característica de la que se van a derivar enormes <strong>con</strong>secuencias<br />

prácticas.<br />

En esta <strong>com</strong>plejidad de posibilidades hay necesidad de introducir algunos<br />

elementos <strong>com</strong>unes a cualquier situación. Y ello obliga a que, una vez <strong>con</strong>ocida<br />

la realidad de una <strong>familia</strong> <strong>con</strong>creta que precisa orientación o asesoramiento, se<br />

manejen elementos operativos que permitan delimitar campos de <strong>com</strong>petencia<br />

peculiar para cada miembro del sistema que originan<br />

Es verdad que no todos pueden actuar de idéntica manera porque cada cual<br />

percibirá, motivará su <strong>con</strong>ducta y tomará actitudes o decisiones en función del<br />

lugar que ocupa en el interior del sistema. Pero igualmente cierto es que si cada<br />

cual no verifica un determinado papel, no habrá sistema capaz de imprimir a sus<br />

miembros las notas ya repetidas de posibilidad de progreso y capacidad de<br />

cohesión, tanto en el orden individual <strong>com</strong>o en el plano de la misma relación<br />

<strong>com</strong>unicativa <strong>con</strong> los otros.<br />

Si la <strong>familia</strong> lIes un sistema formado por personas ligadas unas a otras y sujetas<br />

a influencias recíprocas ll<br />

hay que ver qué tiene que hacer cada cual en el interior<br />

del sistema (MINUCHIN, 1974)<br />

Los distintos miembros <strong>con</strong>stituyen los elementos del sistema, los eslabones<br />

de una misma cadena que los liga entre sí, pero el desarrollo y crecimiento de<br />

cada miembro <strong>com</strong>o persona <strong>con</strong>creta, así <strong>com</strong>o el crecimiento de la totalidad<br />

***<br />

197


198 José Antonio Ríos González<br />

<strong>com</strong>o <strong>con</strong>junto, reclama una a<strong>com</strong>odación permanente a los cambios inevitables<br />

originados por el paso de ciclos vitales. Pero, a su vez, los mismos cambios<br />

vitales dependen de la aportación que cada miembro del sistema haga al<br />

<strong>con</strong>junto <strong>con</strong> el que se relaciona.<br />

De este modo la <strong>familia</strong> no es un fénomeno fortuito o accidental, sino que se<br />

<strong>con</strong>vierte en un lugar de encuentro, <strong>con</strong>tacto y <strong>com</strong>unicación en el que se hace<br />

posible - o, por el <strong>con</strong>trario, se hace imposible - la tarea del perfeccionamiento<br />

de sus miembros mediante el quehacer educativo que entiende <strong>com</strong>o tal el<br />

proceso en el que el encuentro de los miembros se <strong>con</strong>vierte en <strong>con</strong>tacto<br />

perfectivo gracias a un determinado tipo de <strong>com</strong>unicación para el que la <strong>familia</strong>,<br />

<strong>com</strong>o grupo primario humano, está particularmente bien dotada.<br />

<strong>La</strong>s influencias recíprocas de que habla S.MINUCHIN pueden enmarcarse en<br />

tres tipos de encuentro:<br />

***<br />

• el encuentro perfectivo <strong>con</strong> la madre.<br />

• el encuentro perfectivo <strong>con</strong> el padre.<br />

• el encuentro perfectivo <strong>con</strong> los iguales en la <strong>con</strong>stelación de hermanos o<br />

fratría.<br />

A ello habría que añadir otros tipos de encuentro <strong>con</strong> figuras que adquieren el<br />

valor de significativas dentro del mismo <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r.<br />

A cada uno de tales encuentros voy a dedicar este capítulo en el que,<br />

necesariamente, hay que sintetizar mucho para <strong>con</strong>densar lo fundamental y<br />

remitir al lector a otras fuentes en las que ampliar lo que inevitablemente<br />

resultará resumido.<br />

EL ENCUENTRO PERFECTIVO CON LA MADRE<br />

Pretender sintetizar en unas páginas lo mucho que se ha escrito e investigado<br />

sobre la relación madre-hijo, es un intento utópico y, por ello, inútil. No hay más<br />

remedio que remitirse a la bibliografía existente y tratar de ofrecer aquí algunas<br />

de las principales fases por las que el encuentro perfectivo entre la figura<br />

materna y el hijo ha de atravesar necesariamente.<br />

Este encuentro se verifica en el interior del subsistema de <strong>com</strong>unicación<br />

Madre-Hijo, dando lugar a la aparición de un sentimiento básico que ERIKSON<br />

(1968, 1970) ha denominado "<strong>con</strong>fianza básica" y en el que se apoyarán


Manual de Orientación y Terapia Familiar 199<br />

fenómenos de importancia capital para el desarrollo posterior de la personalidad<br />

adulta.<br />

En tal encuentro pueden destacarse los siguientes fenómenos que <strong>con</strong>stituyen<br />

verdaderos procesos evolutivos del ser humano:<br />

• El apego<br />

• El diálogo mímico de la lactancia<br />

• El descubrimiento de un "objeto" significante.<br />

• <strong>La</strong> estructuración del psiquismo mediante el influjo de los "organizadores".<br />

• Los procesos de pre-identificación.<br />

• El aprendizaje de los hábitos primarios.<br />

A cada uno de ellos debe prestar atención especial el asesor o el orientador<br />

<strong>familia</strong>r que pretende poner luz en la <strong>com</strong>pleja dinámica de la relación que se<br />

establece en los primeros meses de la vida de ser humano.<br />

Por ello <strong>con</strong>viene detenerse en su análisis.<br />

E/apego<br />

El tema del apego no es una cuestión teórica o un descubrimiento científico<br />

que esté despegado de la realidad humana. El apego, <strong>com</strong>o <strong>com</strong>portamiento,<br />

es un verdadero impacto en el futuro de lo que hay que entender por desarrollo<br />

del ser humano. El año 1958 es una cifra clave para quien tenga los ojos abiertos<br />

a la realidad humana. En este año HARLOW Y BOWLBY, por caminos distintos,<br />

<strong>con</strong> metodología no idéntica y <strong>con</strong> la atención puesta, respectivamente, en el<br />

neonato-macaco y en el neonato-niño, llegan a <strong>con</strong>clusiones semejantes sobre<br />

lo que es la satisfacción de necesidades en una y otra especie.<br />

Lo que para no pocos ha <strong>con</strong>stituido una piedra de escándalo al sentirse<br />

infravalorados por ver la semejanza que existe entre lo que necesita el animal<br />

y lo que necesita el niño, es, sin lugar a dudas, un verdadero hito en el<br />

planteamiento de los nexos que unen las distintas manifestaciones de procesos<br />

que están íntimamente ligados al desarrollo y maduración del sujeto en crecimiento.<br />

R.ZAZZO (1974) se pregunta si tales descubrimientos <strong>con</strong>stituyen el toque a<br />

muerte para el psicoanálisis o, si por el <strong>con</strong>trario, no es momento de un<br />

replanteamiento crítico o segundo nacimiento del psicoanálisis. <strong>La</strong> respuesta no<br />

está clara, aunque el hecho de interrogarse sobre ello <strong>con</strong>stituye un punto de<br />

arranque para formular una nueva teoría sobre el origen de la afectividad.


200 José Antonio Ríos González<br />

<strong>La</strong> razón de tanta importancia puede adivinarse si se tiene en cuenta que hasta<br />

tal año los postulados en que se apoyaba el hecho de la relación afectiva<br />

madre-hijo se sintetizaba en los siguientes puntos:<br />

1. El neonato sólo tenía necesidad de alimentarse.<br />

2. Esta necesidad impulsaba a la búsqueda de su satisfacción<br />

3. Tal satisfacción originaba la aparición de ligámenes <strong>con</strong> el ambiente.<br />

El proceso así planteado dió origen a que la corriente psicoanalítica <strong>con</strong>ceptualizase<br />

todo este esquema mediante la formulación de la noción de libido, la<br />

actividad denominada oral y las tesis del apoyo, ocasionando el planteamiento<br />

del fin de la necesidad <strong>com</strong>o, la solución de la tensión orgánica derivada del<br />

hambre y polarizando el medio a través del cual se resuelve la tensión en el<br />

seno materno.<br />

De este modo los hitos esenciales de la relación madre-hijo se resumen en:<br />

• Tensión por el hambre.<br />

• Placer en su satisfacción<br />

• Descubrimiento del "objeto" que procura tal placer: el seno que nutre, la<br />

madre que nutre.<br />

• Apoyo de la pulsión 'libidinal o sexual en sentido psicoanalítico sobre la<br />

función vital de la alimentación.<br />

<strong>La</strong>s investigaciones de HARLOW <strong>con</strong> animales, así <strong>com</strong>o las realizadas por<br />

BOWLBY <strong>con</strong> niños, llevan a la <strong>con</strong>clusión de que estos hechos no son excluidos<br />

de la <strong>con</strong>ducta humana, sino que el mismo proceso dinámico existe en muchos<br />

mamíferos y en algunos pájaros, <strong>com</strong>o han puesto de relieve, entre otros, el<br />

propio HARLOW junto a HINDE, LORENZ<br />

Una primera <strong>con</strong>clusión inevitable, y no por ello degradante de la <strong>con</strong>dición<br />

humana, es que lo que llamamos socialización y afectividad, el hecho de abrirse<br />

a los otros, reside en la animalidad. Esto es así, <strong>com</strong>o demuestran los hechos<br />

de investigaciones sistemáticas y no <strong>con</strong>dicionadas por prejuicios o presión de<br />

ideologías cerradas a la evidencia de lo que demuestran los fenómenos observados.<br />

Una segunda <strong>con</strong>clusión es que lo que inmediatamente vamos a definir <strong>com</strong>o<br />

apego no es fruto del aprendizaje, sino el efecto de una necesidad primaria para<br />

cuya realización se dispone de mecanismos innatos.<br />

Tales <strong>con</strong>clusiones obligan a reestructurar el planteamiento clásico de la<br />

primera infancia y, tal vez, de todo el desarrollo humano que se asienta sobre


Manual de Orientación y Terapia Familiar 201<br />

estas primeras experiencias, al tiempo que afecta al modo de saber sobre lo<br />

que es la verdadera raíz de la afectividad. Los descubrimientos realizados en<br />

este plano ofrecen puntos de reflexión para restablecer el ligamen perdido o roto<br />

entre la infancia humana y la infancia animal.<br />

Desde una dimensión teórica, tales <strong>con</strong>clusiones han empujado a muchos<br />

psicoanalistas a abandonar los métodos clásicos de tal teoría, ya que un punto<br />

crucial de las mismas reside en que la dependencia emocional -denominada<br />

ahora apego- es algo que se aprende.<br />

<strong>La</strong> aplicación de la teoría del apego al estudio de las relaciones interpersonales<br />

en el niño lleva a admitir que la necesidad de afecto es algo innato que no precisa<br />

aprendizaje. Siguiendo el hilo de las investigaciones de HARLOW (1958)<br />

podemos afirmar lo siguiente:<br />

• <strong>La</strong> satisfacción de las necesidades de alimentación no tiene el papel<br />

principal que se le atribuye.<br />

• En el neonato la necesidadde <strong>con</strong>tacto, así <strong>com</strong>o la búsqueda de cercanía<br />

<strong>con</strong> la madre, prevalece sobre la tensión del hambre.<br />

• Desde el nacimiento, lo que denominamos afecto o amor no se nutre<br />

esencialmente de leche material, sino que hay otros <strong>com</strong>ponentes más<br />

radicales y profundos que <strong>con</strong>tribuyen, tanto al desarrollo físico del neonato<br />

<strong>com</strong>o a su despliegue emocional y afectivo.<br />

• Parece que tales hechos son perfectamente localizables en la <strong>con</strong>ducta<br />

del neonato humano (BOWLBY, SPITZ, AJURIAGUERRA, entre otros).<br />

El apego, desde tal perspectiva, es una tendencia original y permanente a<br />

buscar la relación <strong>con</strong> los otros, tal y <strong>com</strong>o se manifiesta en el <strong>con</strong>texto etológico<br />

en que se ha <strong>con</strong>statado el hecho, quedando arraigada tal idea por la presencia<br />

de estructuras neurofisiológicas que la explican adecuadamente. .<br />

Por todo ello, en lo que aquí denomino <strong>con</strong>tacto perfectivo <strong>con</strong> la madre no<br />

sólo hay <strong>com</strong>ponentes fisiológicos que desencadenan <strong>con</strong>ductas de acercamiento<br />

por necesidad de satisfacer tensiones derivadas de carencias <strong>com</strong>o<br />

puede ser el hambre, sino que hay <strong>com</strong>portamientos que se desvinculan e<br />

independizan de las simples necesidades fisiológicas para situarse en el plano<br />

de la búsqueda de interacción y cooperación <strong>con</strong> los semejantes. El <strong>con</strong>tacto<br />

físico, la búsqueda de satisfacción piel-a-piel, la serie de gratificaciones a base<br />

de renuncias en las necesidades primarias de alimento, ponen de relieve que<br />

el sujeto no actúa movido por algo que está exclusivamente en él <strong>com</strong>o sujeto<br />

aislado, sino que se <strong>com</strong>porta y actúa <strong>com</strong>o ser-vinculado-a-otros, relacionado-


Manual de Orientación y Terapia Familiar 203<br />

hechos observados por HARLOW. Sus estudios <strong>con</strong> dos tipos de madres<br />

artificiales -una <strong>con</strong> biberón que amamanta, pero fría y seca en su estructura de<br />

alambre, y otra sin biberón pero cubierta de piel suave y agradable al tacto- han<br />

puesto de manifiesto la necesidad de <strong>con</strong>tacto táctil, de adherencia a la superficie<br />

cutánea de la madre, lo que demuestra cómo la necesidad de agarre, de<br />

calor o tibieza <strong>com</strong>unicada en el cuerpo a cuerpo, es superior a la necesidad<br />

oral o de alimento.<br />

En el análisis de muchas <strong>familia</strong>s zarandeadas por <strong>con</strong>flictos profundos<br />

en<strong>con</strong>tramos madres frías, distantes, poco cálidas en afecto, en expresividad<br />

corporal, en dejarse agarrar, trepar, palpar, chupar...por el niño de pocos días<br />

o meses. Aunque el hijo esté bien alimentado, cuidado, vigilado, si le falta lo que<br />

<strong>con</strong> mayor grafismo puede expresarse en el IIpiel-a-piel ll<br />

, tal hijo será un ser<br />

amenazado a lo largo de toda su maduración.<br />

En otro lugar (RIOS GONZALEZ, 1980) me he extendido más sobre algunas<br />

de estas realidades a las que nunca puede estar ajeno el orientador de la <strong>familia</strong>.<br />

Igualmente hay que decir <strong>con</strong> respecto al proceso que sigue el neonato para<br />

desvincularse de la madre. En el caso de la especie humana se trataría de ver<br />

cómo se plantea y desenvuelve lo que en otro lugar se ha denominado rotura<br />

de dependencias. Porque en el apego hay necesidad de plantear el proceso de<br />

la rotura de tal dependencia.<br />

Si el apego es total en los primeros días y meses, es cierto que <strong>con</strong>forme el<br />

individuo crece va estructurando otras <strong>con</strong>ductas de apego que le separan de<br />

la madre o figura sustitutiva de ella. Aparecerán ahí tendencias a buscar otros<br />

1I0bjetos" encarnados en la IIgente ll<br />

, lilas otros ll<br />

• Inicialmente serán los IIpareslJ,<br />

los iguales (otros niños, otros animales de la misma edad), para aparecer más<br />

tarde los otros-adultos, ocasionando procesos <strong>com</strong>plementarios en orden a la<br />

maduración total y <strong>con</strong>densados en la socialización y la integración, según<br />

etapas o ciclos evolutivos peculiares. Más adelante surgirá la tendencia a<br />

desarrollar actividades denominadas exploratorias, ya sea a través del juego, la<br />

creatividad, la imitación, <strong>con</strong> la parti,cularidad de que la intensidad de las mismas<br />

es inversamente proporcional a la necesidad de mantener un vínculo de apego<br />

<strong>con</strong> la madre.<br />

Es por ello signo de progreso la aparición de tales manifestaciones, así <strong>com</strong>o<br />

será índice o señal de alarma <strong>con</strong> respecto a este punto, el mantenimiento de<br />

cuadros de <strong>com</strong>portamiento en los que el apego a los iguales sea más duradero<br />

de lo que evolutivamente puede <strong>con</strong>siderarse superado.


204 José Antonio Ríos González<br />

En los niños que aún no han llegado a la adolescencia pero que tampoco están<br />

en edades correspondientes a la primera infancia (0-3 años), no es signo de<br />

normalidad lo que se ha puesto de relieve <strong>con</strong> la observación de los monos<br />

criados sin madre y en grupo. Tales monitos tienden a juntarse en la postura<br />

que ha sido descrita <strong>com</strong>o elltchu-chu-chu", permitiendo de este modo un mayor<br />

<strong>con</strong>tacto piel a piel en una mayor superficie de su cuerpo.<br />

<strong>La</strong> importancia de estas realidades para una adecuada orientación de las<br />

madres <strong>con</strong> niños pequeños es fundamental. Muchos cuadros clínicos detectados<br />

en etapas más avanzadas de la biografía de una persona, tienen su raíz en<br />

estos <strong>com</strong>portamientos tempranos. Una madre bien orientada puede evitar el<br />

desencadenamiento de procesos que alteran profundamente la maduración de<br />

la personalidad.<br />

De ahí que este tema <strong>con</strong>stituya un capítulo central para la mejor orientación<br />

durante el embarazo y primeros meses de la vida del niño. <strong>La</strong> madre bien<br />

orientada será fuente de garantía respecto a lo que ha de ser la mejor higiene<br />

mental del desarrollo del hijo.<br />

El diálogo mímico de la lactancia<br />

En el encuentro perfectivo madre-hijo juega un papel importante el fenómeno<br />

de la lactancia. <strong>La</strong>s investigaciones a que se ha aludido anteriormente han<br />

puesto de relieve que aunque el alimento sea i,mportante, no es lo único<br />

importante. Un alimento dado en un ambiente relacional frío, pobre de afecto,<br />

distante emocionalmente, no aporta nada profundo a la dinámica del desarrollo<br />

del niño. Aún más: sólo lo afectivo permite que el mismo alimento surta efectos<br />

favorables que repercutan en la totalidad del mismo crecimiento del niño.<br />

Cuando se dice que el niño necesita de la madre para subsistir, no se afirma<br />

sólo la necesidad material de la madre <strong>com</strong>o portadora de elementos nutritivos<br />

y de apoyo físico, sino que se afirma algo mucho más profundo que no <strong>con</strong>viene<br />

olvidar. Se trata, ante todo, que de tal relación va a depender el desarrollo<br />

posterior de la personalidad adulta. <strong>La</strong> hondura de esta afirmación nos sitúa en<br />

un plano en el que la realidad de los hechos desborda lo imaginable: el ambiente,<br />

el <strong>con</strong>texto cargado de emotividad transforma los alimentos en proteínas de tal<br />

modo que para el niño se humanice -es decir, para que trascienda el plano de<br />

lo puramente biológico y muy semejante a lo <strong>com</strong>ún <strong>con</strong> los demás mamíferosdebe<br />

recibir algo. Y este lIalgo ll es lo afectivo, lo relacional, la ternura. <strong>La</strong> madurez<br />

no se logra si no es en un <strong>con</strong>texto de cuidados maternos que se expresan en<br />

el besar, acariciar, <strong>con</strong>ectar físicamente, pudiendo llegar a la tremenda afirma-


Manual de Orientación y Terapia Familiar 207<br />

amplificado por otros caminos de <strong>com</strong>unicación en los que el lenguaje corporal<br />

de la madre plantea la necesidad de ser verdaderamente orientado para que<br />

resulte motivador de crecimiento en.el hijo.<br />

<strong>La</strong> repercusión de todo esto sobre la estructuración de algunas <strong>con</strong>ductas es<br />

evidente. Los delincuentes y algunos tipos de homosexuales han vivido una<br />

relación muy pobre <strong>con</strong> la madre. Ya desde estos niveles primarios. El niño,<br />

instintivamente, da a la madre la posibilidad de ser madre, pero si la madre<br />

IIresiste ll<br />

a esa sugerencia o provocación por parte del hijo, no dará nada a éste<br />

ni aún en los niveles de la relación física. Los monos de HARLOW y los niños<br />

carenciales de SPITZ, así <strong>com</strong>o los niños que robaban y fueron denominados<br />

lIindiferentes afectivos ll<br />

por el propio BOWLBY (1946) quedaron truncados en<br />

su capacidad de dar porque no fueron adiestrados en recibir. Se cuaja ahí un<br />

<strong>com</strong>portamiento que hay que desmenuzar <strong>con</strong> cautela en muchos problemas<br />

de orientación. Siempre que en<strong>con</strong>tremos sujetos que dan para recibir y no para<br />

entregarse a sí mismos en esa donación, en la base de su <strong>com</strong>portamiento<br />

en<strong>con</strong>traremos códigos que se identificarán <strong>con</strong> el hecho de dar para seguir<br />

recibiendo lo que nunca tuvieron. Por ello adoptarán una postura más bien<br />

pasiva mediante la cual aceptarán todo ofrecimiento que llene el vacío anterior<br />

en que han vivido, así <strong>com</strong>o buscarán personas o realidades en las que sea<br />

posible prolongar o simbolizar un pecho materno que les invite a nutrirse en<br />

cualquier nivel de su <strong>con</strong>ducta emocional.<br />

Pero volvamos al tema de la lactancia en las madres primíparas tal y <strong>com</strong>o lo<br />

presentan las investigaciones de CUKIER-HEMEURY, LEZINE y AJURIAGUE­<br />

RRA (1979) Yque <strong>con</strong>stituyen es este momento un capítulo importante de la<br />

orientación <strong>familia</strong>r cuando nace el primer hijo.<br />

Basados en la teoría general del apego, dan una relevancia capital al modo<br />

<strong>com</strong>o se estructura la mutualidad madre-hijo en los primeros encuentros a través<br />

de la lactancia.<br />

El apego <strong>com</strong>o totalidad no es para ellos la simple suma de los elementos que<br />

intervienen en su <strong>con</strong>figuración -pecho, sonrisa, mirada, voz y <strong>con</strong>tacto- sino<br />

que hay alguna situación que resulta privilegiada por dar entrada en ella a casi<br />

todos los elementos en un todo que los integra. Tal situación es la de la lactancia,<br />

pero expresada a través de la actitud de acogida que facilita la adecuada<br />

mutualidad madre-hijo a través de la <strong>con</strong>strucción de posturas adecuadas<br />

durante la mamada. El regazo materno -limitado en el período prenatal por los<br />

***


208 José Antonio Ríos González<br />

límites normales del espacio uterino- se amplía después del nacimiento hasta<br />

formar un verdadero <strong>con</strong>texto de la relación y materializado en la realidad que<br />

forma el"cuerpo a cuerpo" entre la madre y el niño. Estas posturas adecuadas<br />

ayudan a reducir el estado de malestar que afecta al niño recién nacido y<br />

mediante el ofrecimiento del pecho y la recepción del mismo por parte del hijo,<br />

se verifica la vinculación materno-filial, vinculación que se realiza a través de<br />

algunas aqtividades significantes, tales <strong>com</strong>o:<br />

• el ritmo de la succión<br />

• la actividad mecánica de ingerir y deglutir<br />

• percepción del olor de la leche y del cuerpo de la madre<br />

• gusto y calor de la leche materna<br />

• <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> el cuerpo y pecho disponible de la madre<br />

• intercambios corporales entre ambos cuerpos<br />

• al ser acogido en el hueco de los brazos y en la cavidad que facilita el<br />

chupeteo<br />

• reciprocidad de las posturas que se van ajustando para proporcionar<br />

bienestar y relax al niño que mama y a la madre que lacta.<br />

En medio de este <strong>con</strong>texto el niño responde al lenguaje tónico y postural que<br />

da la madre ante las mismas demandas que hace el hijo. Ambos aprenden a<br />

partir de una misma situación nutritiva, de tal modo que hay un diálogo de<br />

aceptación o de rechazo cada vez que uno de los cuerpos tiende hacia o se<br />

retrae de, dado que obliga al otro a buscar un mayor <strong>con</strong>tacto o a estructurar<br />

actitudes de huida y fuga.<br />

Este aspecto de la relación primaria entre madre e hijo es algo que está ausente<br />

de la verdadera formación de la madre. Como muy bien apuntan tales autores,<br />

la preparación al parto (parto sin temor, mejor que parto sin dolor), ayuda a la<br />

madre hasta el momento de la expulsión del niño, pero deja a las madres sin<br />

armas frente al hijo y su primera evolución. Parece que algunas lecturas que<br />

hacen antes de dar a luz las futuras madres, no permiten el adecuado uso de<br />

<strong>con</strong>ocimientos que aún están muy lejos de afrontar este tema de la "postura<br />

durante la mamada".<br />

<strong>La</strong> postura ideal por responder a las <strong>con</strong>diciones más idóneas para <strong>con</strong>seguir<br />

una adaptación mutua sobre la que se establezca la relación afectiva profunda<br />

entre madre e hijo, debe tener en cuenta la <strong>con</strong>secución de los siguientes<br />

aspectos:


Manual de Orientación y Terapia Familiar 209<br />

1. Que el pecho que lacta esté suelto y disponible, libre de ataduras.<br />

2. Que el pezón se ofrezca frente a la boca del niño y no lateralmente<br />

obligando a esfuerzos para en<strong>con</strong>trarlo.<br />

3. Que el niño pueda, <strong>con</strong> ayuda o sin ella, tomarlo o dejarlo, mamar o<br />

respirar durante la mamada.<br />

4. Que tal situación postural pueda ser mantenida por parte de madre e hijo<br />

sin fatigas. De lo <strong>con</strong>trario la madre se cansa y el hijo interrumpe la<br />

mamada.<br />

5. Que el cuerpo del niño esté cogido por los brazos de la madre, elevado<br />

por la rodillas de ésta o sujeto de modo que no resbale.<br />

6. Que el cuerpo de la madre esté relajado y <strong>con</strong> posibilidad de movimiento<br />

para el brazo opuesto al pecho ofrecido para la mamada.<br />

7. Que el peso de los cuerpos de ambos esté equilibrado sin esfuerzos.<br />

8. Es menos importante que la posición del niño sea vertical, horizontal o<br />

intermedia <strong>con</strong> respecto al de la madre; lo importante es que la postura<br />

adoptada se mantenga durante toda la mamada.<br />

9. Que cualquier movimiento de adaptación o reajuste entre cuerpo de la<br />

madre y cuerpo del hijo se haga sin esfuerzos dolorosos, sin dudas<br />

respecto a <strong>con</strong>tinuar o no la lactancia al pecho y sin que la angustia,<br />

ignorancia o temor a hacerlo malo la <strong>con</strong>fusión, rompa el proceso.<br />

Con tales criterios no se trata de calificar a las posturas adoptadas por la madre<br />

<strong>com</strong>o buenas o malas, sino de ver qué <strong>con</strong>diciones permiten que se realice de<br />

modo fácil y eficaz una adaptación mutua que gratifique a ambos miembros de<br />

la situación relacional que se da en la mamada.<br />

Estas posturas -clasificadas por ellos en ajustadas o no ajustadas, <strong>con</strong> varios<br />

subtipos (CUKIER-HEMEURY, LEZINE y AJURIAGUERRA (1979)- dependen<br />

de varios elementos que hay que tener en cuenta, tales <strong>com</strong>o:<br />

a) el peso del niño<br />

b) el nivel de vigilia que tenga al mamar<br />

c) su estado de saciedad<br />

d) su grado de tensión<br />

e) la misma morfología corporal de la madre <strong>com</strong>o <strong>con</strong>secuencia de dolores<br />

derivados del parto y sus circunstancias<br />

f) el vestido de la madre al dar la tetada<br />

g) la capacidad de la madre para representarse la posición en el espacio


Manual de Orientación y Terapia Familiar 211<br />

<strong>La</strong>s <strong>con</strong>clusiones a que llegan las investigaciones iniciadas por estos autores<br />

pueden sintetizarse, por el momento, así:<br />

1. En posturas adecuadas:<br />

Bebé satisfecho: 75% de las madres se declaran satisfechas<br />

2. En posturas inadecuadas o difíciles para la madre:<br />

Bebé satisfecho: 75% de madres satisfechas<br />

Bebé insatisfecho: 80% de madres decepcionadas y ansiosas<br />

Si el bebé ha mamado bien: madres sin inquietud<br />

3. <strong>La</strong> insatisfacción del bebé se expresa a través de gritos y agitación.<br />

<strong>La</strong> de la madre a través de ansiedad y decepción<br />

4. El tiempo de duración de la mamada viene definido por la necesidad del<br />

niño. <strong>La</strong>s paradas espontáneas del niño interrumpen la succión de forma<br />

regular, pero sin que el niño suelte el pecho y sin que cambie de posición.<br />

<strong>La</strong>s paradas provocadas por la madre hacen que el niño suelte el pezón<br />

que retira la madre, ya sea para reajustar la postura, para estimular la<br />

succión o <strong>con</strong> intención lúdica.<br />

s. Alprincipio de la mamada el niño está en gran tensión muscular y <strong>con</strong> los<br />

puños fuertemente cerrados.<br />

6. Al final de la mamada el niño se relaja, suelta los brazos y los extiende,<br />

abre las manos, moviliza los dedos, deja caer la cabeza hacia atrás y<br />

puede dormirse fácilmente, apareciendo una especie de sonrisa o semisonrisa<br />

<strong>con</strong> los ojos cerrados.<br />

7. El niño ha de en<strong>con</strong>trar su postura adecuada en los brazos de la madre,<br />

aunque puede intentar deshacer la cavidad que se le ofrece ya que el niño<br />

no es un ser puramente pasivo. Unos brazos rígidos e incapaces de<br />

flexibilidad tónica impiden el encuentro de una postura adecuada para el<br />

niño. <strong>La</strong> adecuación se <strong>con</strong>sigue por la interacción de los dos cuerpos,<br />

obligando a la madre a lIentender ll<br />

el lenguaje motriz del niño que intenta<br />

modificar o desarticular la actividad tónica de la madre que lo tiene.<br />

8. Cualquier disarmonía tónica puede modificarse durante la mamada mediante<br />

una buena toma del pezón de la madre.<br />

9. Todo ello <strong>con</strong>firma que la lactancia no es sólo un acto nutritivo, sino que<br />

desde que la madre ofrece su pecho y el niño lo recibe, se crean las bases<br />

de las primeras relaciones que <strong>con</strong>stituyen la vinculación, la mutualidad<br />

y el verdadero apego.


212 José Antonio Ríos González<br />

El descubrimiento de un "objeto significante"<br />

Ya ha quedado expuesto en otro lugar lo que hay que entender en el lenguaje<br />

psicológico de la corriente psicoanalítica por "objeto". Se trata, <strong>com</strong>o se dijo, de<br />

una persona. Pero aquí hay que hablar de una "persona significante", es decir,<br />

<strong>con</strong> valor o sentido para la estima interna del niño. Es, por ampliar la noción, un<br />

objeto <strong>com</strong>o medio para satisfacer la pulsión o necesidad sentida en un<br />

momento determinado. De ahí se deriva que la significación del objeto puede<br />

cambiar la pulsión, lo que hace del objeto un factor variable, unas veces interno<br />

y otras externo. En cualquier caso suele hablarse de "objeto libidinal" en cuya<br />

formación intervienen estadios que <strong>con</strong>figuran su realización final.<br />

Este planteamiento, siguiendo las ideas de R.SPITZ (109), puede servir para<br />

pasar del <strong>con</strong>ocimiento teórico a la realización práctica de criterios <strong>con</strong> cuya<br />

aplicación puede realizarse un verdadero programa de orientación materna.<br />

Porque la madre está en el centro de la formación del "objeto libidinal"<br />

Para SPITZ hay tres estadios bien definidos:<br />

A. Estadio preobjetal (nacimiento)<br />

FORMACIÓN DEL OBJETO LIBIDINAL<br />

- En él se observan fenómenos de descarga por displacer<br />

- Hay funciones de defensa a cargo de un umbral de percepción que<br />

actúa <strong>com</strong>o barrera <strong>con</strong>tra estímulos.<br />

- Hasta el 2º mes el niño sólo re<strong>con</strong>oce la señal de alimento ante el<br />

hambre. No re<strong>con</strong>oce el pezón materno o el biberón si no se le introduce<br />

en la boca.<br />

- Sólo reacciona ante el estímulo externo por una percepción inhabitual.<br />

B. Estadio del objeto precursor (3 a 6 meses)<br />

- <strong>La</strong> reacción peculiar y específica es la sonrisa a la cara del adulto,<br />

siempre que tal cara la vea de frente y <strong>con</strong> los ojos en movimiento<br />

- El niño, en esta situación, no diferencia rostros, ni diferencia un rostro<br />

de una máscara. Para él es suficiente el <strong>con</strong>junto o gestalt formada por<br />

"ojos-nariz-frente-movimiento 11 •<br />

- <strong>La</strong> cara de la madre <strong>com</strong>ienza a ser objeto libidinoso.<br />

- Es la transición de la pasividad a la actividad por la <strong>com</strong>unicación<br />

madre-hijo sobre lo afectivo del placer-displacer.


214 José Antonio Ríos González<br />

Aunque su estructura interna es diferente a la que puede en<strong>con</strong>trarse en la<br />

depresión adulta, hay elementos que iluminan adecuadamente el buen entendimiento<br />

de ésta, ya que, en alguna medida, en la depresión del adulto hay<br />

también una "pérdida ll , ya sea real o a nivel de fantasías, ya haya a<strong>con</strong>tecido o<br />

ya sea temida de manera inmediata y casi inevitable (LOWEN, 1972).<br />

Lo que hay que destacar en orden a una buena orientación <strong>familia</strong>r es que la<br />

depresión anaclítica típica de la infancia no <strong>con</strong>stituye un signo de patología,<br />

aunque sí hay que <strong>con</strong>templarla <strong>com</strong>o un signo de alarma porque pueden fijarse<br />

huellas <strong>con</strong> clara influencia en <strong>con</strong>ductas posteriores.<br />

El hospitalismo: Se utiliza el término para designar la alteración desencadenada<br />

en los niños privados de cuidados maternos <strong>con</strong> la evidente aparición de<br />

retrasos en el desarrollo del peso, estatura, crecimiento somático, lenguaje,<br />

inteligencia y capacidad de adaptación al medio que les rodea.<br />

El término se ha tomado de las experiencias y observaciones realizadas <strong>con</strong><br />

enfermos que muestran ciertas alteraciones derivadas de la larga permanencia<br />

en un hospital o de las <strong>con</strong>diciones malsanas del ambiente hospitalario.<br />

<strong>La</strong>s <strong>con</strong>secuencias de ambos síndromes han de ser tenidos en cuenta <strong>con</strong> vistas<br />

a la información de las madres respecto al influjo que ejercerá sobre el hijo<br />

cualquiera de éstos fenómenos. Es preciso destacar, al menos, los siguientes:<br />

• Al no haber relaciones significativas <strong>con</strong> el objeto libidinal se hace imposible<br />

la descarga de los impulsos agresivos.<br />

• Por ello Ilniño tranquilo", 11pacífico", no es sinónimo de niño normal que<br />

crece acorde <strong>con</strong> sus necesidades.<br />

• En tales situaciones el propio lactante va a dirigir <strong>con</strong>tra sí mismo el<br />

<strong>com</strong>ponente agresivo.<br />

• Por ello, tras una deseada y hasta alabada tranquilidad del niño, puede<br />

estar engendrándose un mecanismo de autodestrucción derivado de la<br />

.orientación "<strong>con</strong>tra SPI de la fuerza agresiva.<br />

• El niño que esté bajo cualquiera de estos dos síndromes llega a hacerse<br />

incapaz de asimilar la <strong>com</strong>ida, es víctima de las alteraciones del sueño<br />

apareciendo trastornos en tal sentido, se ataca a sí mismo bajo formas de<br />

golpearse <strong>con</strong>tra los barrotes de la cuna, pegarse <strong>con</strong> el propio puño,<br />

tirarse del pelo, etc...Todo ello <strong>con</strong>stituye una guía de observación para<br />

entrever que hay problemas profundos a nivel de relación.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 215<br />

Pero tras estas investigaciones se encierra un problema que merece una<br />

atención especial en las circunstancias actuales. Suele reflexionarse sobre la<br />

serie de <strong>con</strong>clusiones a que llegó SPITZ y, parece ser, que ante el espanto que<br />

produce el saber que una determinada duración de la separación madre-hijo<br />

produce daños irreversibles, se <strong>con</strong>traarguye haciendo una verdadera racionalización<br />

del tema. Su formulación más elemental y sencilla sería la siguiente:<br />

IISí, es cierto que una separación de 5 meses entre el hijo y la madre produce<br />

daños irreversibles", añadiendo, IIpero SPITZ trabajó <strong>con</strong> niños de la Inclusa ll<br />

••••<br />

Esto es cierto.<br />

Pero más allá del planteamiento cuantitativo de tiempo de separación (5 meses<br />

seguidos produce esos daños), hay que plantearse una cuestión nueva:<br />

¿<strong>La</strong> separación madre-hijo que cualitativamente pueda llegar a ser <strong>com</strong>o la<br />

que estudió SPITZ, producirá los mismos daños aunque haya horas al día que<br />

la madre esté <strong>con</strong> el hijo? ...<br />

No hay datos para responder adecuadamente.<br />

Pero sí hay indicios para planearse el tema <strong>con</strong> claridad, toda vez que las<br />

<strong>con</strong>diciones sociolaborales de muchas madres impiden que el tiempo de permanencia<br />

<strong>con</strong> el hijo se haga acorde <strong>con</strong> unas mínimas <strong>con</strong>diciones de higiene<br />

mental que garanticen ternura, <strong>com</strong>unicación profunda, estabilidad afectiva,<br />

coherencia en la línea de actitud educativa, en el ejercicio de la autoridad y en<br />

el mantenimiento de un determinado tipo de disciplina que sean las mimbres<br />

<strong>con</strong> que se vaya tejiendo o estructurando la maduración personal del hijo.<br />

Este es un hecho empírico auque no haya datos para hacer una exposición<br />

arropada por datos estadísticos que permitan ver la significación del hecho.<br />

<strong>La</strong> <strong>con</strong>sulta de problemas <strong>familia</strong>res da pie para poder plantear que las<br />

<strong>con</strong>diciones en que se da el encuentro madre-hijo por razones del estilo de vida<br />

de la mujer actual, <strong>con</strong>stituye una seria amenaza para que se <strong>con</strong>vierta en un<br />

factor positivo de crecimiento y desarrollo de la personalidad del hijo que se<br />

cobija en ella. Algunos estudios (BENEDETII DE GIORGIS, 1959) insisten en<br />

el mismo carácter ansiógeno que adoptan <strong>com</strong>portamientos maternales cuando<br />

la madre desea IIsuplir", II<strong>com</strong>pensar", Ildar ll<br />

, lo que no puede darse en un clima<br />

y ritmo más acorde <strong>con</strong> el mismo "tempo vital ll<br />

del niño que desea en<strong>con</strong>trar a<br />

la madre cerca lIaquí y ahora ll<br />

, sin dilaciones, sin esperas por horarios, sin<br />

retrasos.<br />

En la misma línea hay que afirmar que es probable que los daños producidos<br />

por este tipo de relación y encuentro madre-hijo, no sean tan profundos <strong>com</strong>o


Manual de Orientación y Terapia Familiar 217<br />

<strong>La</strong> ampliación del tema en las obras básicas de R. SPITZ (1970, 1972) puede<br />

aportar un <strong>con</strong>junto de sugerencias de las que, inevitablemente, se derivará la<br />

aparición de aspectos <strong>con</strong>cretos a realizar en la relación madre-hijo en estos<br />

primeros momentos del desarrollo evolutivo.<br />

Los procesos de pre-identificación<br />

El tema de la identificación, desde mi punto de vista, es fundamental para<br />

entender la <strong>con</strong>stitución de la personalidad del individuo. Supone todo un<br />

<strong>com</strong>plejo de mecanismos en los que la integración de elementos se <strong>con</strong>vierte<br />

en dinamismo que va <strong>con</strong>duciendo por pasos sucesivos hasta finalidades muy<br />

<strong>con</strong>cretas. Si la meta final puede situarse en la identidad que coronará todo lo<br />

jncorporado en los procesos de identificación, la base, el sustrato de los mismos,<br />

está en la pre-identificación que se verifica en la relación o encuentro perfectivo<br />

<strong>con</strong> la madre.<br />

Es la madre el objeto de pre-identificación.<br />

Pero lo es de manera natural, espontánea, por <strong>con</strong>tacto inevitable, directo y<br />

profundo. No intervienen ahí razonamientos, planteamientos intelectuales, selección<br />

de modelos. El hijo asie.nta sus raíces en la relación <strong>con</strong> la madre<br />

poniendo la estructura básica sobre la que se organizarán posteriormente otras<br />

relaciones identificadoras. Tal vez en esta fase pueda verse <strong>con</strong> mayor claridad<br />

cómo lo esencial de la identificación no es la copia más o menos fiel de modelos<br />

o clichés que se repiten de modo mecánico. Cuando el niño o niña inician tales<br />

procesos sólo hacen una cosa: dejarse invadir por pautas, recoger información<br />

a través de mensajes canalizados por la vía del mundo emocional. No hay<br />

intencionalidad, sino un dejarse llevar por algo que gratifica, estimula o motiva<br />

profundamente. Pre-identificación es semejante a preparar el terreno sobre el<br />

que va a ser posible <strong>con</strong>struir -por observación, imitación y deseo de ser <strong>com</strong>o...un<br />

determinado tipo de persona que cristalizará tras la decantación de elementos<br />

incorporados sin elaboración crítica. Es por ello por lo que el niño no crítica<br />

nada de la madre, aunque emocionalmente rechace algunos aspectos que le<br />

llegan por <strong>con</strong>ductos afectivos y sentimentales que percibe <strong>com</strong>o amenazantes,<br />

insuficientes o claramente lesivos.<br />

<strong>La</strong> fase en que se verifica este tipo de <strong>con</strong>strucción de fundamentos básicos<br />

ocupa los primeros años de la vida humana. Sin poder fijar límites <strong>con</strong>cretos,<br />

pero observando hechos, puede <strong>con</strong>siderarse que lo que el niño haya logrado<br />

antes de descubrir al padre <strong>com</strong>o modelo es lo que facilitará que tal descubrimiento<br />

se haga <strong>con</strong> un sentido u otro.


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

Para mí tales hábitos primarios se centran en los siguientes:<br />

• Alimentación<br />

• Sueño<br />

• Esfínteres<br />

Por ser menos tratado vaya limitarme al tema de la alimentación remitiéndome<br />

a la bibliografía existente para los otros dos puntos.<br />

Alimentación<br />

Parecería exagerado afirmar que el niño debe aprender a alimentarse. Igualmente<br />

lo parecería si se afirmase que la madre debe enseñar al hijo lo que<br />

<strong>con</strong>cierne a una función vital tan elemental e imprescindible. Pero a pesar de<br />

todo, hay que recalcar ambas afirmaciones. Es evidente que no me estoy<br />

refiriendo a un aprendizaje mecánico de las operaciones que lleva <strong>con</strong>sigo el<br />

hecho físico de alimentarse: captar alimentos, elaborarlos mediante salivación<br />

o masticación y deglutirlos. Me refiero, fundamentalmente. a lo que tiene de<br />

profundo el aparentemente simple hecho de "<strong>com</strong>er". Comer no es simplemente<br />

tragar. Comer es realizar una función en la que intervienen elementos físicos y<br />

<strong>con</strong>texto emocional. Muchos trastornos en la esfera oro-alimenticia ponen de<br />

relieve la enorme <strong>com</strong>plejidad de influencias procedentes de niveles estrictamente<br />

emocionales.<br />

Cuando el niño mama no sólo chupa la leche <strong>con</strong>tenida en el pecho materno.<br />

El niño "incorpora" pautas que le son transmitidas a través de códigos cifrados<br />

en lenguajes no-verbales que debe descodificar. Ya he hablado de ello más<br />

arriba. Pero lo que hay que decir aquí es que el hábito primario de alimentarse<br />

puede perfeccionarse mediante la eliminación de obstáculos que impidan que<br />

el encuentro perfectivo <strong>con</strong> el alimento sea un camino hacia la maduración.<br />

A cualquiera que tenga experiencia en la observación de procesos relacionados<br />

<strong>con</strong> las etapas infantiles no se le escapa el dato de que hay madres que<br />

interfieren en el mismo proceso de alimentación del hijo. ¿Cómo puede hacerse<br />

esto? ..Oe mil modos entre los que quiero destacar algunos:<br />

• Se interfiere en el perfeccionamiento del hábito alimenticio a través de un<br />

ritmo inadecuado en la proporción de alimento al recién nacido.<br />

• Se interfiere, igualmente, cada vez que la alimentación normal viene<br />

envuelta en un clima emocional cargado o sobresaturado de ansiedad por<br />

la presencia de una madre <strong>con</strong> esta característica.<br />

219


220 José Antonio Rros González<br />

• Se interfiere siempre que intenta aumentar la intensidad <strong>con</strong> que el niño<br />

ha de realizar esta función. Tal aumento puede estar dependiendo de una<br />

aceleración del ritmo, una cierta sensación de IImeter prisas" al hijo para<br />

que se alimente en un período de tiempo prefijado por la madre ansiosa.<br />

• Se perturba la salud psíquica del hecho de alimentarse todas las veces<br />

que la madre recurre a la <strong>com</strong>ida <strong>com</strong>o único o casi exclusivo recurso para<br />

calmar la inquietud, el malestar o la desazón del hijo pequeño. En último<br />

término se trataría de una actitud <strong>con</strong> la que se refuerza el <strong>com</strong>ponente<br />

oral <strong>com</strong>o resolución de tensiones originadas en áreas muy distantes de<br />

la alimenticia.<br />

• <strong>La</strong> actitud anterior suele en<strong>con</strong>trarse en la base de <strong>com</strong>portamientos muy<br />

posteriores cuya dinámica se ha estructurado mediante la asociación del<br />

acto de <strong>com</strong>er <strong>con</strong> la sensación lIimprorrogable ll<br />

de reducir una ansiedad<br />

desencadenada por otros estímulos emotivos.<br />

• Una alimentación cuya meta sea la de <strong>con</strong>seguir un hijo IIbien nutrido ll<br />

,<br />

<strong>con</strong>lleva una serie de actitudes erróneas de cuyo final han de sentirse<br />

responsables muchos padres. El mito de que IIniño bien nutrido es igual a<br />

niño sano ll<br />

hay que <strong>com</strong>bartirlo, así <strong>com</strong>o el no menos frecuente en<br />

algunos niveles socioculturales de que IIniño grueso es igual a niño sano ll<br />

• Una ansiedad materna en el proceso alimenticio del hijo se transmite y<br />

proyecta sobre el hijo en forma de ansiedad que suele descargarse -por<br />

la creación de reflejos <strong>con</strong>dicionados- mediante una mayor ingesta de<br />

alimentos. Se tendrá ahí la base inequívoca de lo que más tarde puede<br />

<strong>con</strong>solidarse <strong>com</strong>o IIvoracidad <strong>com</strong>pulsiva ll<br />

•<br />

• Una voracidad <strong>com</strong>pulsiva llevará, aún al niño muy pequeño, a una<br />

búsqueda improrrogable de alimento: II<strong>com</strong>er aquí y ahora ll<br />

, no para<br />

alimentarse, sino para calmarse.<br />

• Si la ingesta de alimentos se verifica en un adecuado proceso de metabolización<br />

pueden evitarse <strong>con</strong>secuencias muy molestas; si, por el <strong>con</strong>trario,<br />

tales procesos quedan alterados en algún nivel, pueden aparecer otras<br />

<strong>con</strong>secuencias entre las que hay que destacar, por ejemplo, la obesidad<br />

del niño vinculada a la interacción de factores emocionales difíciles de<br />

desenmascarar.<br />

• Si es cierto que para algunos autores (VAN DEN BOSCH, 1977) en la<br />

génesis de la obesidad no intervienen <strong>com</strong>ponentes vinculados a la vida<br />

emocional del individuo, sino que lo que pueda en<strong>con</strong>trarse en este sentido


Manual de Orientación y Terapia Familiar 221<br />

es derivado secundariamente de la propia obesidad; para otros, (LEXE­<br />

NAIRE y col., 1975) la obesidad es el síntoma específico de una alteración<br />

de la personalidad.<br />

• Si KAPLAN (1957) no acepta que haya II<strong>familia</strong>s obesígenas ll , admite que<br />

la necesidad de hiperalimentarse es la reacción a una relación <strong>familia</strong>r<br />

perturbada. Así opina también H. BRUCH y G.TOURAINE (1940).<br />

<strong>La</strong>s repercusiones de un falso planteamiento de la plataforma sobre la que ha<br />

de <strong>con</strong>struirse un buen perfeccionamiento del hábito de alimentarse pueden<br />

articularse en torno a varios puntos de polarización:<br />

• Alimentación y esquema corporal<br />

• Alimentación y sexualidad<br />

Alimentación y esquema corporal: <strong>La</strong> formación del esquema corporal<br />

ocupa un lugar importante en la maduración del ser humano r aunque aquí no<br />

hay posibilidad de desarrollar cuanto lleva <strong>con</strong>sigo este aspecto. Me remito a la<br />

bibliografía, aunque expongo algunos puntos básicos que facilitarán aplicar lo<br />

que ha de ser el verdadero trabajo de integración entre lIesquema corporal ll y<br />

lIalimentación ll .<br />

<strong>La</strong> adquisición del esquema corporal tiene unas fases y etapas que han de<br />

tenerse en cuenta para una mejor educación del niño:<br />

1. Durante la primera infancia (O a 3 años) el niño juega <strong>con</strong> su cuerpo y<br />

empieza a ··<strong>con</strong>ocerlo" en cuanto que lo manipula y toca.<br />

2. El nacimiento de una personalidad incipiente tiene lugar entre los 2 y 3<br />

años, jugando un papel importante la distinción entre elllyo" y los 1I0tros"<br />

a través de un distanciamiento en el que juega un lugar destacado el<br />

distinguir su corporeidad de la de los demás. Se separa, se distancia, se<br />

re<strong>con</strong>oce en el espejo y, algunas veces, ante la propia fotografía.<br />

3. Hacia los 3 años se estructura una verdadera <strong>con</strong>ciencia del propio cuerpo<br />

a través de niveles entre los que destacan:<br />

a) El re<strong>con</strong>ocimiento diferenciado de partes del cuerpo.<br />

b) El progresivo ascenso -sólo logrado alrededor de los 7 años- hacia<br />

la integración de esas partes en una unidad corporal.<br />

c) Representación del propio cuerpo en dependencia de la maduración<br />

neurofisiológica del individuo.<br />

d) Interiorización perfecta del propio esquema corporal, meta que se<br />

alcanza entre los 6 y 7 años de edad.


222 José Antonio Ríos González<br />

4. A partir de los 8 años el uso del esquema corporal se hace más rico y<br />

variado, apareciendo el perfeccionamiento de movimientos que va unido<br />

a la mejor organización de la potencia musculary a la adquisición de cierta<br />

"gracia" que no siempre se usa <strong>con</strong> moderación y estética. <strong>La</strong> afirmación<br />

seductora dela personalidad (WALLON, 1965) corresponde al período de<br />

gracia que malogran las manipulaciones inadecuadas de muchos padres<br />

y educadores.<br />

5. <strong>La</strong> aparición del despertar del adolescente <strong>con</strong> su evidente eclosión puberal,<br />

supone un replanteamiento de la aceptación o rechazo del esquema<br />

corporal. <strong>La</strong> aparición de los caracteres secundarios de la sexualidad<br />

implica una remodelación del esquema anteriormente aceptado.<br />

6. <strong>La</strong>s repercusiones emocionales de tales transformaciones son innumerables<br />

y, por desgracia, muchas veces desapercibidas para los padres.<br />

En muchos <strong>adolescentes</strong> se a<strong>com</strong>paña de un sentimiento de rídiculo ante<br />

la percepción un tanto desangelada de la propia figura. Lo que en mi tierra<br />

se expresa al decir que el adolescente "parece un cigüeño en campo<br />

raso", ahorra muchas palabras. <strong>La</strong> imagen me parece perfecta.<br />

7. El adolescente, probablemente más que el niño y el adulto sano, "se siente<br />

vinculado a esa sustancia", según la feliz expresión de AJURIAGUERRA<br />

(1976), ya que <strong>con</strong> ella va a <strong>com</strong>unicarse y a relacionarse <strong>con</strong> el entorno.<br />

Aquí aparece un nuevo factor que determina otras muchas cosas: que lila<br />

sociedad y él mismo asumen o rechazan la morfología <strong>com</strong>o portadora<br />

de significación, <strong>com</strong>o papel que les es <strong>con</strong>fiado, ya que la forma visible<br />

de sery de actuardel cuerpo y la <strong>con</strong>ducta social se hallan frecuentemente<br />

asociados".<br />

8. En tal evolución corporal no actúan siempre <strong>con</strong> la misma intensidad las<br />

características de la alimentación, ya que el dinamismo morfológico<br />

obedece a leyes perfectamente establecidas por la fisiología y cuya<br />

modificación desde el exterior puede ocasionar alteraciones, ya sea en lo<br />

referente al crecimiento estatural o al aumento ponderal <strong>con</strong> la aparición<br />

de "disauxias D o "auxopatíasD de tanta importancia en esta etapa evolutiva.<br />

<strong>La</strong> alimentación puede influir en la modificación de la normal evolución del<br />

esquema corporal que ha de aceptar e integrar el niño y el adolescente. Un<br />

régimen inadecuado de alimentación, ya sea por defecto o por exceso, afecta<br />

a los cambios morfológicos del ser en crecimiento. Los cuadros de desnutrición


Manual de Orientación y Terapia Familiar 223<br />

en sus múltiples formas, <strong>con</strong>stituyen un capítulo de permanente actualidad en<br />

la tarea del pedíatra, y al mismo tiempo han de ser tenidos en cuenta por parte<br />

del psicólogo o del orientador <strong>familia</strong>r, toda vez que hay alteraciones vinculadas<br />

a este hecho, tales <strong>com</strong>o raquitismo, inquietudes, retrasos de tipo psi<strong>com</strong>otriz<br />

y hasta inadecuado uso de las capacidades intelectuales.<br />

Por el extremo opuesto aparece la hipera/imentación que da lugar a la<br />

aparición de la obesidad, fenómeno que <strong>com</strong>prende un doble fenómeno que<br />

interesa resaltar aquí: por una parte el mismo hecho de "alimentarse" en su doble<br />

vertiente de incorporación de calorías y, por otra, el valor simbólico que encierra<br />

la misma obesidad. A ello hay que añadir un segundo aspecto <strong>con</strong>cretado en lo<br />

que es el cuerpo total <strong>com</strong>o medio de relación, expresión y <strong>com</strong>unicación (M.<br />

AMOROS y M. VIOLA 1980), <strong>con</strong>sideraciones que acarrean una serie importante<br />

de <strong>con</strong>secuencias prácticas de cara a una adecuada orientación del sujeto<br />

afectado y su <strong>familia</strong>.<br />

Siguiendo el estudio antes citado parece que el tema del "esquema corporal"<br />

<strong>con</strong>tiene un significado simbólico especial en el caso de los sujetos obesos,<br />

aparte del indiscutible valor patógeno de la misma obesidad. FINZI (1977) ha<br />

detectado en una muestra de 16 obesos adultos que el primer problema <strong>con</strong> la<br />

imagen corporal arrancaba de situaciones fisiológicas entre las que se en<strong>con</strong>traba<br />

la pubertad y que ocasionó la aparición de la obesidad <strong>com</strong>o reacción<br />

emocional a ciertas actitudes de rechazo. Para DREYFUS y HELD (1958) el<br />

aumento ponderal y la "gordura ll<br />

suponen un modo de satisfacer la necesidad<br />

de omnipotencia en los sujetos, aparte de <strong>con</strong>vertirse en un arma defensiva<br />

<strong>con</strong>tra los peligros del mundo. Se estructura así lo que se ha denominado<br />

"relación a distancia" y que se observa en el <strong>com</strong>portamiento de los adultos<br />

obesos llenos de temores, inseguridades y <strong>com</strong>ponentes agresivos no siempre<br />

elaborados. El <strong>con</strong>ocimiento directo de algunos obesos .<strong>con</strong>firma esta teoría y<br />

explica la dinámica de <strong>com</strong>portamientos que resultarían enigmáticos si no se<br />

<strong>con</strong>tase <strong>con</strong> tal explicación. ALEXANDER (1977) va más allá y sitúa el hecho<br />

en lo que más adelante expondré al hablar de la sexualidad.<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong> juega aquí un papel importante. Aunque el tema de si existe o no<br />

una <strong>familia</strong> que pueda ser identificada <strong>com</strong>o "<strong>familia</strong> obesígena" no hay por qué<br />

tocarlo aquí, sí parece que el ambiente <strong>familia</strong>r presiona sobre el sujeto hasta<br />

desencadenar en él el <strong>com</strong>portamiento hiperalimenticio (BRUCH y TOURAINE,<br />

1940). El planteamiento de tal tesis está en que los obesos viven en un clima<br />

<strong>familia</strong>r cuya característica central está en una emotividad ambivalente que<br />

impide la <strong>con</strong>quista de un espacio autónomo e imposibilita la experimentación


224 José Antonio Ríos González<br />

de sensaciones, pensamientos o vivencias <strong>com</strong>o propias del 11yo 11 , al tiempo que<br />

el obeso encuentra dificultades para estructurar una forma adulta de agresividad,<br />

haciendo que el IImecanismo oral <strong>con</strong>stituya para los obesos la mejor<br />

solución psíquica para los <strong>con</strong>flictos creados por la intensa acumulación agresiva<br />

ll<br />

(idem).<br />

El núcleo <strong>familia</strong>r del obeso responde a una rigidez superegoica que desencadena<br />

<strong>com</strong>portamientos de huida de la represión y de la insatisfacción básica<br />

que padecen, huida que encierra un fuerte <strong>com</strong>ponente <strong>com</strong>pensatorio en<strong>con</strong>trado<br />

en la regresión de tipo oral que acentúa la búsqueda de alimento hasta<br />

niveles desorbitados. El <strong>com</strong>er reduce la ansiedad básica que se encuentra en<br />

la estructura personal del obeso (RAKOFF, 1967).<br />

Aunque al hablarde estructura de personalidad del obeso parece que se insiste<br />

en que hay un tipo de persona que tiende a la hiperfagia, hay que aclarar que<br />

recientemente se inclinan las teorías hacia la visión de que tales posibles<br />

<strong>com</strong>ponentes psiopatológicos o de desviación psiquiátrica no son causa, sino<br />

efectos secundarios de la misma obesidad desencadenada por la hiperalimentación<br />

(VAN DEN BOSCH, 1977). A ello se opone, sin embargo, LEXENAIRE y<br />

colaboradores (1975) que ya defendía la visión de la obesidad <strong>com</strong>o un síntoma<br />

específico de un desorden de la personalidad, aunque la cualificación de este<br />

desorden toma formas muy diversas en los distintos investigadores. Para<br />

KAPLAN (1957) puede ser una neurosis o una psicosis, mientras que para<br />

RAKOFF (1967) es un desorden emocional <strong>com</strong>plejo <strong>con</strong> caracteres de depresión,<br />

obsesión y fobia.<br />

Alimentación y sexualidad: Hay una hipótesis clásica que defiende que la<br />

relación entre nivel de alimentación y nivel de sexualidad guarda una proporción<br />

inversa. Parece que a mayor hipoalimentación corresponde un más alto grado<br />

de hipersexualidad.<br />

Sobre esa línea se han realizado muchos estudios colocándose entre ellos los<br />

que defienden que la hipernorexia nerviosa puede ser la expresión de una<br />

auténtica neurosis sexual (VIELBAHN y colaboradores, 1976). Para ellos, <strong>com</strong>o<br />

para BRUCH (1957 y 1961) la alteración en la relación afectiva entre la madre<br />

y el hijo crea una base que explica y da sentido a la regresión oral que lleva a<br />

la voracidad, al tiempo que tal regresión es la expresión una reactivación del<br />

trauma sexual infantil re<strong>con</strong>ducible a una no-solución del <strong>con</strong>flicto edípico.<br />

Discutible o no, no hay duda de que este esquema teórico ayuda a clarificar el<br />

fondo de situaciones personales <strong>con</strong>cretas, así <strong>com</strong>o permite hacer un progra-


226 José Antonio Ríos González<br />

mecanismo que explica la necesidad de hiperalimentarse se verificaba en este<br />

caso: "el niño cuyas otras necesidades están reprimidas, insatisfechas, reacciona<br />

<strong>con</strong> una demanda alimenticia creciente y un deseo de satisfacción inmediato;<br />

el alimento, equivalente del amor, tiene un valor <strong>com</strong>pensatorio y de alivio;<br />

aparentemente sumiso, en realidad se <strong>con</strong>vierte en un tirano que no soporta el<br />

rechazo" (p. 201).<br />

Esto obliga a que la orientación <strong>familia</strong>r del niño y el adolescente tenga muy<br />

en cuenta la auténtica relación emocional de la que se derivan éstos y otros<br />

posibles <strong>con</strong>flictos. También en la búsqueda insaciable de alimentarse hay un<br />

síntoma dinámico que <strong>con</strong>viene esclarecer. Los <strong>com</strong>unmente presentados<br />

<strong>com</strong>o Il<strong>com</strong>plejos" <strong>con</strong> el esquema corporal terminan por enraizar en <strong>con</strong>flictos<br />

que repercuten en la vida de relación, tanto a nivel afectivo y emocional, <strong>com</strong>o<br />

en el más <strong>con</strong>creto de la relación sexual.<br />

En la sexualidad va a jugar un papel destacado el auto<strong>con</strong>cepto que tenga el<br />

sujeto de su propio esquema corporal, ya sea para aceptarlo sanamente y, por<br />

ello, utilizarlo sin distorsiones, ya sea para tratar de modificarlo <strong>con</strong> imposiciones<br />

que intenten alterar aquellos aspectos menos integrados en relación <strong>con</strong> cierta<br />

idea de lo que puede ser un "modelo ll<br />

incorporado desde las presiones socioculturales<br />

o socio<strong>familia</strong>res que ha vivido la persona en sus etapas infantiles.<br />

Parece necesario incorporar en un buen programa de orientación personal y<br />

<strong>familia</strong>r algunas de las ideas básicas expuestas por ERIKSON (1978) al exponer<br />

la dinámica del <strong>con</strong>flicto de base "autonomía-vergüenza/duda ll<br />

en el que inter­<br />

viene la vergüenza de Ilestar <strong>com</strong>pletamente expuesto ll<br />

, Ilestar <strong>com</strong>pletamente<br />

mirado", junto al sentimiento de Ilestar desnudo ll y los subsiguientes impulsos a<br />

Ilocultar el rostro 11 , lIimpulso a ocultar... lino mirarmi... ti ya que Ilveo malo y sucio... 11<br />

y el <strong>com</strong>plejísimo mundo del IIser visto por detrás'l y IIser visto por delante",<br />

aspectos totalmente ignorados en muchos esquemas de la mal denominada<br />

ediJcación afectiva y sexual y en los que se cobijan las causas profundas de los<br />

rechazos de que estoy hablando. En todo ello se encierran formas más o menos<br />

claras de "negar el propio cuerpoll <strong>con</strong> los miedos y bloqueos ante partes que<br />

facilitarían la plena aceptación de la propia estructura corporal, meta a <strong>con</strong>seguir<br />

en la infancia y la adolescencia y a aceptar dentro de un equilibrado deseo<br />

educativo por parte de la <strong>familia</strong>.<br />

Igualmente deben tenerse en cuenta algunas de las <strong>con</strong>clusiones obtenidas<br />

al estudiar los modos y sistemas más adecuados para <strong>con</strong>seguir lo que viene<br />

llamándose "recuperación de la integridad corporal ll o la Ilimagen del cuerpo en<br />

su <strong>con</strong>junto ll (PASINI, 1977). Esta recuperación del cuerpo que hay que hacer


Manual de Orientación y Terapia Familiar 227<br />

tantas veces en las terapias de <strong>con</strong>flictos-sexuales en la pareja, es un elemento<br />

básico para <strong>con</strong>séguir una respuesta sexual adecuada (MASTERS y JOHN­<br />

SON, 1970) <strong>com</strong>o forma privilegiada de <strong>com</strong>unicación que coloca en un nivel<br />

superior la valoración del cuerpo <strong>com</strong>o algo más <strong>com</strong>pleto que un simple<br />

elemento material que se ve perturbado en sus funcionamientos mecanicistas<br />

y estrictamente orgánicos. Habría necesidad de hablar aquí del reduccionismo<br />

que supone el hablar de "sexoterapias" que en no pocos casos limitan su ámbito<br />

al puro síntoma, sin entrar en las capas que explican la dinámica de la aparición<br />

del síntoma en este <strong>con</strong>texto <strong>com</strong>unicativo y relacional a que tantas veces aludo.<br />

Lo que PASINI denomina "acercamiento corporal" debe iniciarse en la infancia<br />

cuando la sexualidad aún es biológica y no reproductora. Los fantasmas que<br />

amenazan el buen <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> el propio esquema corporal se disipan hasta<br />

niveles aceptable y no perturbadores cuando el niño tiene acceso a formas de<br />

relajación, masajes que satisfacen la necesidad cutánea del <strong>con</strong>tacto piel a piel,<br />

así <strong>com</strong>o la expresión corporal y gestual que sigue siendO una "cenicienta"de<br />

los programas educativos en sus verdaderas dimensiones de aplicación práctica<br />

y real.<br />

<strong>La</strong> experiencia demuestra que muchos <strong>con</strong>flictos de la sexualidad adulta se<br />

asientan en .mecanismos de verdaderas negaciones de partes corpóreas valoradas<br />

<strong>com</strong>o rechazantes, malas, sucias o impuras. En tal recuperación corporal<br />

han de tener cabida la recuperación de las sensaciones, la re<strong>con</strong>quista de<br />

energías bloqueadas en el sentido defendido por las escuelas bioenergéticas<br />

(LOWEN y su escuela) y las más breves y rápidas de las formas de tipo 11Gestalt".<br />

En síntesis: cualquier forma encaminada a una mejor integración de lo adquirido<br />

y lo verdaderamente sentido y deseado, serán una ayuda para el trabajo<br />

de orientación ante cualquier situación encuadrable en la problemática que se<br />

apunta en estas páginas.<br />

Vinculado al tema ya aludido del <strong>con</strong>tacto corporal que pone las bases de una<br />

adecuada maduración de la personalidad total del individuo, habría necesidad<br />

de aludir aquí cómo algunos tipos de dermatología tienen una fuerte vinculación<br />

<strong>con</strong> alteraciones psíquicas o de inadaptación en sus varias formas, enfoque que<br />

ha puesto de relieve R. BASSI al ver cómo la problemática sexual aparece en<br />

la mayor parte de las dermatosis.<br />

<strong>La</strong> sexualidad, vista desde estas perspectivas, se ofrece <strong>com</strong>o una faceta de<br />

las relaciones que han de tenerse en cuenta tanto en los enfoques estrictamente<br />

educativos, <strong>com</strong>o en los procedimientos que se sitúan en el plano de las técnicas<br />

de terapia (VIVALDI y LUPOI, 1979).


228 José Antonio Ríos González<br />

<strong>La</strong> madre en la Orientación y Terapia Familiar<br />

Al trabajar <strong>con</strong> las <strong>familia</strong>s no aparecen siempre los mismos dinamismos. Una<br />

observación superficial puede llevar a la precipitada <strong>con</strong>clusión de que siempre<br />

se hacen las mismas cosas. Pero no es así. Lo que sí es cierto es que hay<br />

variables que se manejan <strong>con</strong> casi todas las <strong>familia</strong>s y, lo que es más cierto aún, .<br />

hay modalidades de orientación y terapia que no hay más remedio que utilizar<br />

al dirigirse a alguno de los miembros significativos del sistema <strong>familia</strong>r.<br />

Por ello parece <strong>con</strong>veniente detener la atención en ver qué papel juega la<br />

madre -<strong>com</strong>o luego se hará <strong>con</strong> el padre- en la terapia del sistema <strong>familia</strong>r. Aquí<br />

sí hay repetición porque rara vez no hay que hacer algunas de las cosas que<br />

se van a <strong>com</strong>entar inmediatamente. <strong>La</strong> razón de tal repetición está en que hay<br />

modelos de <strong>com</strong>portamiento materno que se repiten en la mayoría de las<br />

<strong>familia</strong>s.<br />

Es indudable que tales modelos aparecen en relación directa <strong>con</strong> las edades<br />

de los <strong>hijos</strong>, cambiándose porotros alternativos en la medida en que el hijo crece<br />

en sus normales procesos evolutivos.<br />

De cualquier modo, en la figura materna, <strong>com</strong>o muy bien han señaladado<br />

NAPIER y WHITAKER (1978), hay una tendencia natural a ser el centro<br />

psicológico de la <strong>familia</strong> y sus dinamismos. Y esto se pone de relieve apenas<br />

se inicia una sesión <strong>con</strong>junta <strong>con</strong> la <strong>familia</strong>. Al ser invitados a "exponer qué les<br />

trae a la <strong>con</strong>sulta", y tras unos instantes de embarazo y silencio, suele ser la<br />

madre la que toma la palabra, lo cual, <strong>com</strong>o muy bien se sabe, es un indicio de<br />

cierto poder por parte de la misma. <strong>La</strong> madre, a partir de tal poder, acapara un<br />

territorio en el que, <strong>con</strong>sciente o in<strong>con</strong>scientemente, no entran otros miembros,<br />

pasando a <strong>con</strong>trolar áreas en las que se mueve <strong>con</strong> desenvoltura y flexibilidad.<br />

Este es un dato que llama la atención en el primer <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> las <strong>familia</strong>s,<br />

sobre todo cuando la motivación de la <strong>con</strong>sulta se centra alrededorde problemas<br />

de salud, estudios, educación en general y cuantos tengan vertientes psicopedagógicas.<br />

De tal modo de proceder se derivan otras actitudes que el orientador y<br />

terapeuta debe partir para planificar sus intervenciones en el orden práctico.<br />

Veamos las más importantes.<br />

En las mayorías de las <strong>familia</strong>s parece necesario iniciar un trabajo de modificación<br />

de pautas y reglas mediante la introducción de cambios que permitan<br />

<strong>con</strong>seguir los siguientes objetivos de cara a la figura materna:


Manual de Orientación y Terapia Familiar 229<br />

Controlar su carácter central mediante prescripciones y tareas que <strong>con</strong>sigan<br />

un desplazamiento de la madre hacia áreas más secundarias cuando su<br />

centralismo impide la <strong>con</strong>quista de la autonomía e independencia sana por parte<br />

del hijo'o <strong>hijos</strong>. Todo lo que sea mantenerla en el centro de las interacciones del<br />

sistema <strong>familia</strong>r es <strong>con</strong>vertirla en figura <strong>con</strong>troladora, aduanera, por cuyas<br />

manos debe pasar todo y cuya aprobación se hace necesaria. Desafiar este<br />

modo de actuar de la madre es un paso necesario para ayudar a la <strong>familia</strong> a<br />

adquirir una interacción más amplia y rica, capaz de distribuir el poder entre los<br />

demás miembros, evitando por otra parte cuanto suponga acumulación de<br />

atribuciones en una sola figura. A tal fin <strong>con</strong>viene iniciar en la primera sesión de<br />

trabajo <strong>con</strong> la <strong>familia</strong> un acercamiento a otro miembro que no sea la madre, para<br />

abrir un cauce en el que sea posible empezar a instalar elementos de descentralización<br />

que den relieve y prestigio al miembro elegido. He de insistir que el<br />

miembro a potenciar no ha de ser necesariamente el padre, salvo cuando -<strong>com</strong>o<br />

se verá en su lugar- <strong>con</strong>venga hacer salir a éste de una situación periférica.<br />

Sacar a la madre del protagonismo, fundamentalmente cuando se autovalora<br />

<strong>com</strong>o la única capaz de entender lo que sucede en la <strong>familia</strong>, <strong>com</strong>o la más<br />

capacitada para afrontar una situación o <strong>com</strong>o el eslabón imprescindible para<br />

proporcionar al hijo la protección o la ayuda que estima necesaria para éste. <strong>La</strong><br />

estrategia para <strong>con</strong>seguir este objetivo terapéutico se basa en hacerle ver la<br />

necesidad de en<strong>con</strong>trar otros modelos alternativos de cuanto ella valora <strong>com</strong>o<br />

señales externas de ser "una buena madre". Un excesivo protagonismo de la<br />

madre puede ocasionar lo que NAPIER y WHITAKER (1978) denominan "excesivo<br />

maternage" o serie de juegos simbióticos en-los que preside la ansiedad<br />

por ser algo importante e imprescindible para el hijo.<br />

Delimitar el terreno de actuación materna, fundamentalmente cuando la invasión<br />

materna sea excesiva en menoscabo de lo que ha de ser la presencia<br />

emocional y hasta física de otras figuras importantes para el desarrollo de la<br />

vida del hijo. Este aspecto se hace particularmente necesario cuando el padre<br />

queda desplazado por la fuerte presencia de la madre en áreas de la acción<br />

educativa y maduradora de la interacción padres-<strong>hijos</strong>. <strong>La</strong> delimitación de<br />

territorios puede lograrse mediante la acentuación de otros papeles a desempeñar<br />

por la madre en cuanto miembro de subsistemas que quedan desdibujados<br />

por la acentuación de su papel materno. Ayudar a la mujer a que sea<br />

"persona" es poner fronteras a su desmesurado afán por estar presente en la<br />

vida del hijo; ayudarla, por otra parte, a ser "esposa" es invitarla a ocupar su<br />

adecuado lugar en el subsistema <strong>con</strong>yugal, objetivos que al tiempo que clarifican


230 José Antonio Ríos González<br />

la díada madre-hijo potencian la realización de metas y aspiraciones que por un<br />

papel desproporcionado quedan sin culminación en la vida de muchas mujeres.<br />

Los aspectos <strong>con</strong>cretos del modo IIcómo" realizar tal finalidad terapéutica<br />

quedan a la creatividad del orientador o el terapeuta, pudiendo afirmar <strong>con</strong> la<br />

experiencia clínica que tales "prescripciones" provocan un evidente alivio en<br />

estas madres angustiadas, a la par que disipan interferencias perturbadoras<br />

que bloquean el armónico desarrollo global de la personalidad del hijo en<br />

evolución.<br />

Restar fuerza a su necesidad de acaparar poder, haciendo ver cómo una<br />

disolución de los núcleos centralizadores del poder en la dinámica <strong>familia</strong>r<br />

<strong>con</strong>stituye un factor positivo de cara a un equilibrio de fuerzas en el que cada<br />

miembro del sistema aporte sus capacidades positivas para el bien del <strong>con</strong>junto<br />

y, en su caso, del paciente designado que puede verse sofocado por el aplastante<br />

poder de una figura dominante. <strong>La</strong> manera de <strong>con</strong>tribuir a la creación de<br />

este dinamismo es crear áreas o niveles en los que la madre se sienta<br />

<strong>com</strong>petente, sin necesidad de recurrir a estas formas de poderío. A veces hay<br />

necesidad de prestar un mayor apoyo a este tipo de madre para calmar sus<br />

necesidades profundas, al tiempo que se cierra el camino a la búsqueda de<br />

atención y solicitud del protagonismo antes citado. El trabajo <strong>con</strong> la madres<br />

<strong>com</strong>o IIsubsistema personal ll<br />

puede acelar la <strong>con</strong>quista de este objetivo terapéutico.<br />

Enseñar otros modelos alternativos de ser buena madre, aspecto que en<br />

muchos casos <strong>con</strong>stituye un terreno totalmente inexplorado. Pesan ahí los viejos<br />

arquetipos de madres culturalmente apreciadas en cuanto que llenan los <strong>com</strong>etidos<br />

tradicionales de ser buenas alimentadoras, excelentes vigías de la salud<br />

física, <strong>con</strong>troladoras meticulosas de las relaciones de amistad y vida social a<br />

que se abre el hijo, centralizadora de las funciones de relaciones <strong>con</strong> el mundo<br />

y los personajes de la vida escolar de los <strong>hijos</strong>, mientras que otras atribuciones<br />

quedan relegadas a un plano posterior. El amplio panorama que se ofrece aquí<br />

al trabajo terapéutico <strong>con</strong> la figura materna es atractivo y sugerente. Muchas<br />

madres descubren en el proceso de ayuda a la <strong>familia</strong> que hay tareas hasta<br />

entonces des<strong>con</strong>ocidas y hasta temidas: dar <strong>con</strong>fianza sin despertar ansiedades,<br />

<strong>com</strong>partir <strong>con</strong> el padre o algún otro miembro la tarea de respaldar la<br />

seguridad amenazada del hijo, saber renunciar a resolver cuanto preocupa al<br />

hijo para crear un hueco donde en<strong>con</strong>trarse <strong>con</strong>sigo misma y su realidad<br />

personal o <strong>con</strong>yugal, dejar de ser "madraza ll<br />

para empezar a ser madre que<br />

sabe ser persona y mujer, negarse a anticiparse a las necesidades del hijo


Manual de Orientación y Terapia Familiar 231<br />

cubriéndolas al tiempo que priva a éste de la estructuración de mecanismos de<br />

superación, búsqueda, auto<strong>con</strong>trol y auto<strong>con</strong>fianza. El campo de las necesidades<br />

del hijo precisa también de un tipo de madre que muchas no han descubierto:<br />

no sólo cubrir las necesidades materiales y biológicas del hijo, sino saber dar<br />

ternura, <strong>com</strong>pañía, participación en la vida afectiva del niño y en las tentativas<br />

.de afirmación sentimental del hijo o hija adolescente. Que en la interacción<br />

madre-hijo encue.ntre resonancia yeco el hecho de saber <strong>com</strong>partir cuanto<br />

<strong>con</strong>stituye la vida profunda de una y otro.<br />

***<br />

Todo ello, armónicamente integrado <strong>con</strong> lo que ha de ser el papel del padre<br />

en la terapia, es un capítulo de realizaciones en el que el trabajo <strong>con</strong> <strong>familia</strong>s se<br />

cuaja de éxitos, al tiempo que se palpa la <strong>con</strong>quista de metas que ayudan a la<br />

madre y a los <strong>hijos</strong> a ocupar su debido lugar en la vida intensa y rica del sistema<br />

<strong>familia</strong>r.<br />

EL ENCUENTRO PERFECTIVO CON EL PADRE<br />

Desde 1980 en que publiqué mi obra "El padre en la dinámica personal del<br />

hijo", se ha reactivado la aparición de trabajos relacionados <strong>con</strong> la figura paterna.<br />

Es <strong>com</strong>o si en distintos lugares, y <strong>com</strong>o obedeciendo a algunos elementos<br />

internos desencadenantes de nuevos derroteros, hubiese llegado el momento<br />

de empezar a dar cuenta sistemática de lo que el padre significa en la vida y<br />

desarrollo personal del hijo. A lo largo de este capítulo se dará cuenta de algunos<br />

de tajes trabajos y de sus aportaciones a un mejor <strong>con</strong>ocimiento del tema, aún<br />

<strong>con</strong>sciente de que algunos pueden quedar en el silencio dada la numerosa serie<br />

de los aparecidos en tan corto espacio de tiempo.<br />

<strong>La</strong>s orientaciones clásicas en el modo de abordar el tema se han polarizado<br />

en los puntos que originan el enfoque psicoanalítico que ha proporcionado<br />

elementos de base para un planteamiento del mismo. Durante muchos años<br />

casi todas las sugerencias alrededor del padre se han centrado en desentrañar<br />

cuantas ideas sugerían los temas clásicos de la teoría freudiana, aunque más<br />

centrados en algunos de los puntos más directamente vinculados a su dinámica.<br />

Es un enfoque que no puede olvidarse y del que habría que seguir sacando<br />

aplicaciones prácticas, aunque sea mediante una revisión crítica de algunas<br />

facetas importantes. Personalmente lo he tenido muy en cuenta en la obra<br />

anteriormente citada y estimo que hay necesidad de seguir reflexionando sobre


232 José Antonio Ríos González<br />

tal enfoque. No en vano sigue teniendo vigencia la importancia de los procesos<br />

de identificación junto a cuanto hay que destacar respecto al ·proceso de<br />

adquisición de la identidad personal, momentos evolutivamente cruciales y en<br />

los que inciden las <strong>con</strong>secuencias derivadas de otros procesos colaterales que<br />

han tenido un gran desarrollo dentro de la teoría psicoanalítica.<br />

G.BADOLATO (1983) ha sabido sintetizar cuanto a<strong>con</strong>tece en el interior del<br />

triángulo que forman padre, madre e hijo mediante la puesta en marcha de varios<br />

pasos inevitables:<br />

• A través del hijo el hombre puede realizar, indirectamente, el deseo<br />

edípico: dar un hijo a la mujer = dar un hijo a la Madre.<br />

• Convirtiéndose en padre, simbólicamente satisface el deseo de matar<br />

simbólicamente al propio padre, ocupando su puesto: ser padre =ser el<br />

Padre.<br />

• El hombre puede, <strong>con</strong> el nacimiento del hijo, revivir su historia pasada<br />

<strong>com</strong>o hijo: tener un hijo = ser el Hijo. Esta última <strong>con</strong>dición permite al padre<br />

sentirse en empatía <strong>con</strong> el niño y percibir sus deseos y necesidades. Pero<br />

<strong>com</strong>o en la situación precedente, ésta puede dar lugar a la aparición de<br />

sentimientos ambivalentes y a <strong>con</strong>flictos profundos.<br />

• Crear un niño = ver realizados los propios deseos de generar. Estos<br />

sentimientos tienen mucho que ver <strong>con</strong> la situación edípica y si el hombre<br />

no ha superado la problemática de este período, puede aparecer la envidia<br />

por la generatividad femenina que, posteriormente, lo llevará a defenderse<br />

de muchos modos a nivel <strong>com</strong>portamental. Puede, por ejemplo, manifestarse<br />

desapego e indiferencia hacia la mujer o identificarse <strong>con</strong> ella,<br />

desarrollando perturbaciones psicosomáticas, o también hacerse agresivo<br />

y hostil hacia su partner.<br />

• Participar en el embarazo y el parto de la mujer = experimentar aquel<br />

matrimonio emotivo que, <strong>com</strong>o hijo, ha interiorizado el padre a través de<br />

la relación <strong>con</strong> la propia madre. Este proceso, en sentido positivo, puede<br />

llevar a una sublimación de las propias tendencias femeninas, haciendo<br />

sentir al padre en sintonía <strong>con</strong> la mujer durante el embarazo y llevándolo<br />

a expresar la propia creatividad asumiendo funciones maternas. De modo<br />

inverso, al sentirse más ligado a la mujer, dependiente de ella, puede<br />

despertar viejos temores de <strong>con</strong>vertirse en pasivo y afeminado, y ocuparse<br />

de modo Ilmaterno" del niño puede crear preocupaciones relativas a la<br />

propia homosexualidad (I.c., pág.8).


Manual de Orientación y Terapia Familiar 233<br />

<strong>La</strong> <strong>con</strong>clusión de esta autora es que en esta clave de lectura, para llegar a una<br />

plena <strong>com</strong>prensión del modo <strong>con</strong> que el hombre puede vivir la paternidad, se<br />

da un gran relieve a las experiencias infantiles y a la solución del <strong>com</strong>plejo<br />

edípico.<br />

Un segundo enfoque, más actual y aún en vías de fuertes desarrollos, es el<br />

derivado de la aplicación de los <strong>con</strong>ocimientos etológicos a la <strong>con</strong>ducta humana.<br />

Tal orientación pone el acento en el análisis y observación de las <strong>con</strong>ductas de<br />

apego que no son exclusiva <strong>com</strong>petencia de la madre. El establecimiento de<br />

relaciones precoces entre padre e hijo, así <strong>com</strong>o la observación de las múltiples<br />

manifestaciones derivadas de tal <strong>con</strong>ducta primaria, lleva a <strong>con</strong>clusiones de<br />

gran utilidad práctica <strong>con</strong> vistas a lo que puede <strong>con</strong>stituir un verdadero programa<br />

de orientación y terapia de las interacciones <strong>familia</strong>res.<br />

***<br />

Cuanto está suponiendo esta dirección en el estudio de la paternidad ocasiona<br />

la pujante y reciente floración de trabajos a que he aludido anteriormente. Se<br />

verán algunos datos en tal sentido y de ellos se derivarán aplicaciones prácticas.<br />

Si esto es lo que puede afirmarse respecto a los enfoques generales más<br />

actualizados en el estudio del tema del padre, hay que destacar que, admitida<br />

la gran importancia de su figura en el desarrollo del hijo, se perfilan varias<br />

direcciones en lo que acertadamente Serena DINELLI (1983) denomina lIel<br />

discurso sobre la paternidad ll . Para ella hay que hablar de un IIdiscurso ll porque<br />

el área científico-cultural en que se mueve el tema del padre se muestra<br />

actualmente <strong>com</strong>o algo más bien IIdisperso" y IImagmáticoll. Se trata de un tema<br />

que suscita una viva atención y una curiosidad que afecta a muchos más que a<br />

los implicados en el tema <strong>com</strong>o profesionales; <strong>com</strong>o muchos problemas cruciales<br />

afrontados por las ciencias humanas, el uso público de ciertos datos de las<br />

investigaciones y la presión del clima de la época sobre tales investigaciones,<br />

interactúan ampliamente y hacen que ellldiscurso ll esté menos codificado de lo<br />

necesario.<br />

***<br />

Esta autora estima que de tal situación surgen tres orientaciones principales:<br />

1) <strong>La</strong> que pone y repropone al padre <strong>com</strong>o un 1I0 tro ll progenitor, IIdiverso ll de<br />

la madre, <strong>con</strong> una posición propia y cuya razón específica está caracterizada<br />

de modo muy variado.


234 José Antonio Ríos González<br />

2) <strong>La</strong> que tiende a delinear un "nuevo padre" que asume dimensiones<br />

tradicionalmente <strong>con</strong>sideradas "maternas".<br />

3) <strong>La</strong> que, partiendo de una cierta <strong>con</strong>cepción del niño, tiende a perfilar<br />

"capacidades...(que)...definen un modelo de adulto que cuida y que puede<br />

. ser la madre, el padre, el educador o cualquier otro adulto <strong>familia</strong>r", citando<br />

a L. CAMAIONI (1980).<br />

Su observación no es inútil porque permite poder delimitar <strong>con</strong> cierta nitidez el<br />

terreno en que se mueve cada investigador, aparte de proporcionar un esquema<br />

de referencia que facilita el encuadre de algunos modelos de orientación y<br />

terapia que tienden a <strong>con</strong>seguir, <strong>com</strong>o objetivos terapéuticos o educativos, un<br />

tipo de padre que responde a alguno de tales modelos.<br />

De cualquier modo, y teniendo en cuenta que todo ello va a ir apareciendo <strong>con</strong><br />

las inevitables superposiciones que imponen tates orientaciones, me parece<br />

necesario encuadrar de algún modo cuanto se relaciona <strong>con</strong> la figura paterna.<br />

Tal encuadre obedece, desde mi punto de vista, en la urgente necesidad de<br />

<strong>con</strong>seguir esa "codificación u que echa de menos S. DINELLI.<br />

Aún a riesgo de dejarfuera de tal encuadre otros puntos y aspectos importantes<br />

para otros planteamientos, mi experiencia clínica me obliga a seleccionar<br />

algunos puntos en torno a los cuales <strong>con</strong>creto lo que <strong>con</strong>sidero ce,ntral en el<br />

estudio de lo que denomino aquí "el encuentro perfectivo <strong>con</strong> el padre".<br />

El esquema en el que "codifico" los aspectos que estimo más centrales para<br />

analizar y exponer lo que puede <strong>con</strong>stituir los puntales de la acción del padre<br />

en orden a la <strong>con</strong>stitución de la personalidad infantil y <strong>com</strong>o ejes en torno a los<br />

que se estructura lo que denomino encuentro perfectivo <strong>con</strong> el padre puede ser<br />

el siguiente:<br />

A. <strong>La</strong> paternidad <strong>com</strong>o interacción maduradora<br />

B. Procesos de vinculación <strong>con</strong> el padre:<br />

1. Prepaternidad y covada.<br />

2. Apego y figura paterna.<br />

3. Integración precoz <strong>con</strong> el hijo.<br />

4. Identificación.<br />

5. <strong>La</strong> oferta de un código de valores.<br />

6. Autoridad y disciplina.<br />

7. El respaldo de la adquisición de la identidad.<br />

8. Desarrollo personal y relación paternal.


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

C. Procesos de desvinculación <strong>con</strong> el padre.<br />

D. <strong>La</strong> deprivación paterna.<br />

E. El problema de los sustitutos paternos.<br />

F. El padre en la Orientación y Terapia Familiar.<br />

A. <strong>La</strong> paternidad <strong>com</strong>o interacción maduradora<br />

<strong>La</strong> excesiva acentuación de la figura materna en tiempos muy recientes ha<br />

hecho posible que el padre ocupe en la investigación un papel secundario. Pero,<br />

lo que es más grave, también en la realidad cotidiana de la dinámica <strong>familia</strong>r.<br />

Es por ello por lo que ROF CARBALLO, en el prólogo a mi libro sobre el padre<br />

afirma lo siguiente: l'Es corriente que al terminar una <strong>con</strong>ferencia sobre estos<br />

temas irrumpa, junto a quien acaba de disertar, una dama que protesta: 11 ¿Y el<br />

padre?lI, pregunta. II¿No se olvidan ustedes de la importancia del padre en la<br />

formación del hijo?lI. IIEs evidente que sí ll . <strong>La</strong>s razones de tal olvido u omisión<br />

son muchas. Yo me atreví a insinuar, siguiendo sugerencias de G. BOLLEA,<br />

que pudiera existir un <strong>com</strong>plejo edípico no resuelto en los innumerables investigadores<br />

masculinos que se habían adentrado en el análisis de la figura<br />

materna. Ahí queda el tema por si alguien lo recoge y lo analiza <strong>con</strong> esmero.<br />

Pero, tal vez haya una razón de <strong>con</strong>texto científico <strong>con</strong> implicaciones culturales<br />

que no puede olvidarse. <strong>La</strong> ciencia psicológica, en lo que se refiere a la<br />

observación del ser humano en sus primeras experiencias, ha estado fuertemente<br />

cargada de lo que SIMONA CUDINI (1983) - luna mujer investigando la<br />

figura paterna junto a GABRIELA BADOLATO (1983) y SERENA DINELLI<br />

(1983)! - denomina IIpredestinación biológica, únicamente femenina...para <strong>con</strong>stituir<br />

aquella que SPITZ define la IIfigura primaria ll , afirmación que tiene mucho<br />

que ver <strong>con</strong> lo que S.DINELLI dice al indicar que ellldiscurso de la maternidad ll<br />

se ha fundado sobre una base biológica que no se ha aplicado igualmente al<br />

análisis de la relación padre-hijo. <strong>La</strong>s sugerencias de una biologización más<br />

amplia, y por supuesto seria, de la relación paterno-filial, han de en<strong>con</strong>trar en el<br />

futuro una gama enorme de <strong>con</strong>clusiones que, hoy, pueden parecer desorbitadas.<br />

Baste aludir a cuanto indica B. THIS (1980) cuando liga el hecho de<br />

<strong>com</strong>prometerse el padre <strong>con</strong> el hijo en un periodo precoz a la voz paterna,<br />

perceptible por el niño también durante la vida fetal por sus tonos graves. O lo<br />

que afirma DELAISI de PERCEVAL (1980) que nada menos que pone al<br />

esperma paterno <strong>com</strong>o el vector masculino de la parentalidad poniéndolo en<br />

paralelo <strong>con</strong> la leche materna, vector femenino, p,lanteamiento que desarrolla,<br />

entre otras cosas, un paralelismo entre las dos "substancias" por su color, olor<br />

235


236 José Antonio Ríos González<br />

y potencialidad nutritiva. Son, <strong>com</strong>o afirma DINELLI, dificultades y problemas<br />

<strong>con</strong> larga historia respecto a la verdadera colocación del hombre y la mujer en<br />

la procreación.<br />

Todo ello, aún incipiente <strong>com</strong>o hipótesis de investigaciones sistemáticas y<br />

amplias, pone el acento en la necesidad de partir de un enfoque que hasta ahora<br />

ha estado ausente: la interacción padre-hijo es un proceso en el que hay que<br />

dar entrada a una mayor biologización del <strong>con</strong>tacto perfectivo entre ambos.<br />

Cuanto culturalmente se ha venido haciendo para potenciar la figura paterna no<br />

sabemos hasta qué límites puede haber distorsionado raíces profundas del<br />

fenómeno que llamamos "paternidad". Por ello no tengo más remedio que añadir<br />

aquí lo que el profesor AJURIAGUERRA me respondió en un coloquio sobre el<br />

tema y en cuya respuesta -que <strong>con</strong>servo grabada ya que no se publicó el<br />

coloquio en la edición de sus <strong>con</strong>ferencias (1978)- aludió a la posible frustración<br />

que sentimos los hombres al no poder lactar a nuestros <strong>hijos</strong>. Comparó él, en<br />

tal ocasión, esta posible envidia a la tan traída y llevada "envidia del pene" que<br />

el psicoanálisis coloca en la dinámica de la psicología de la mujer.<br />

Este enfoque biológico puede abrir muchas puertas nuevas cuyas <strong>con</strong>secuencias<br />

no dudo que serán de fuerte repercusión para un enriquecimiento de<br />

la relación que se establece entre estos dos seres humanos que llamamos padre<br />

e hijo.<br />

<strong>La</strong> interacción maduradora, abriéndose a esta perspectiva, supone la presencia<br />

de una serie de procesos que <strong>con</strong>stituyen un <strong>con</strong>tinuo, aunque en él puedan,<br />

y deban, distinguirse niveles cuya presencia en ciclos vitales del ser en crecimiento<br />

permitan una mejor sistematización de cuanto encierran y acarrean.<br />

Si hubiese que situar en algún momento de ese <strong>con</strong>tinuo lo que en el esquema<br />

presentado se denominan "procesos de vinculación y desvinculación", no dudaría<br />

en inclinarme por colocar a los primeros dentro del ciclo vital de la infancia,<br />

rica cuantitativa y cualitativamente de fenómenos que ponen los cimientos de<br />

la personalidad madura, al tiempo que situaría en la adolescencia los que<br />

quedan incluidos dentro de los "desvinculantes" de la figura paterna.<br />

Para el psicólogo de la edad evolutiva es importante este planteamiento, dado<br />

que también desde un lado teórico, la figura paterna está ausente del análisis<br />

del desarrollo evolutivo del ser humano. Como docente de tal materia en los<br />

estudios de psicología vengo hablando del tema hace muchos años, aunque no<br />

parece llegado aún el momento en que tal tema haya adquirido su mayoría de<br />

edad para entrar <strong>con</strong> la misma fuerza que están presentes los temas de la madre<br />

en cualquier programa de esta materia. Tal vez los más recientes estudios de


Manual de Orientación y Terapia Familiar 237<br />

MACFARLANE (1980), PEDERSEN y colaboradores (1980), LAMB (1981),<br />

PARKE Y colaboradores (1981), VOGTHAGERBAUMER (1981), DELAISI DE<br />

PERCEVAL (1982), BADOLATO (1983), CUDINI (1983), DINELLI (1983), BE­<br />

LLOTI (1983), NORDIO, PIAZZA y STEFANINI (1983), sin olvidar las sugerencias<br />

de ZAMPINO DE VICENTI (1983), por reducirlo a los tres últimos años,<br />

<strong>con</strong>stituyan un buen empuje para lo que personalmente vengo impartiendo<br />

desde hace muchos años <strong>com</strong>o un tema central de la psicología evolutiva.<br />

Tal aspecto IImadurador ll<br />

se <strong>com</strong>prenderá, aunque sea sólo parcialmente, a<br />

través de los puntos que siguen.<br />

B. Procesos de vinculación <strong>con</strong> el padre<br />

El niño, a lo largo de su evolución, necesita estructurar mecanismos de<br />

adaptación y ajuste que le hagan apto para afirmar su personalidad ante sí<br />

mismo y ante el entorno. Pero esto supone la puesta en práctica de ciertos<br />

aprendizajes que se <strong>con</strong>solidan a partir de <strong>con</strong>ductas que trae en su bagaje<br />

innato. Los aprendizajes <strong>con</strong>stituyen el sustrato sobre el que van a tomar forma<br />

los procesos de vinculación, muy estudiados también en relación <strong>con</strong> la madre<br />

y menos <strong>con</strong>ocidos en lo que es la relación <strong>con</strong> el pade.<br />

No pueden ignorarse estos procesos, aunque es verdad que su observación<br />

ha ofrecido hasta el momento pocos elementos sobre los que asentar un<br />

verdadero cuadro de referencias. Lo que importa destacar desde este momento<br />

es que la vinculación <strong>con</strong> el padre va a acentuar aquello que no es propio del<br />

hijo, sino lo que le viene dado por caminos <strong>con</strong>exionados <strong>con</strong> los arquetipos, la<br />

cultura, los modelos y hasta los mitos. De todo el <strong>con</strong>junto de elementos<br />

incorporados paulatinamente a lo largo de la infancia, aunque nunca se acaban<br />

ciertos niveles de tal vinculación enriquecedora, el niño, llegada a la adolescencia,<br />

tendrá que seleccionar aquello que le permita IIser él mismo ll<br />

aunque sea<br />

sobre la base de lo integrado en las etapas anteriores.<br />

<strong>La</strong> vinculación es un proceso <strong>com</strong>plejo y amplio. No está hecha de un sólo<br />

factor o dato, sino que en ella se dan cita múltiples fenómenos entre los que<br />

destaco los que se exponen a <strong>con</strong>tinuación.<br />

1. Prepaternidad y covada<br />

Lo que biológicamente a<strong>con</strong>tece en la mujer que espera un hijo está más o<br />

menos estudiado en la literatura científica, no sólo desde una perspectiva de<br />

normalidad <strong>com</strong>o desde el ángulo de algunas repercusiones que se acercan a


238 José Antonio Ríos González<br />

lo patológico en la mujer gestante. En el caso del varón la cuestión no está tan<br />

clarificada porque aunque se intuya que hay cambios emocionales no se tienen<br />

datos para saber qué es lo que, en verdad, cambia y se modifica. <strong>La</strong> pregunta<br />

inevitable es la que se formula G. BADOLATO (1983) cuando se interroga qué<br />

cambia para el hombre durante la espera, tanto en lo que se refiere a la<br />

modificación de las percepciones sobre sí mismo <strong>com</strong>o en lo relacionado <strong>con</strong><br />

la interacción <strong>con</strong> la mujer y en términos de vivencias respecto al nuevo papel.<br />

Creo que puede dar un encuadre sobre el que colocar los datos que vayan<br />

en<strong>con</strong>trándose cuanto hace ver G. VELLA (1981) a propósito de su reflexión<br />

sobre la Il<strong>con</strong>yugalidadll y la Ilgenitorialidadll <strong>com</strong>o aspectos de una misma<br />

realidad humana que obligan a revisar un viejo y un nuevo papel en la vida del<br />

varón adulto. Cuando el ser humano, y también la pareja, se acercan a desempeñar<br />

un papel11genitorial ll , paternal/maternal, es importante ver qué cambia, ya<br />

que el papel desempeñado hasta ese momento necesita una redefinición<br />

profunda. <strong>La</strong> relación <strong>con</strong>yugal debe ser definida respecto a un Iltertium datum ll<br />

que no es ya la pareja de origen, sino que es el producto real del proyecto de<br />

pareja. V, desde ahí, su afirmación es rotunda y bella: lila pareja integra su<br />

<strong>con</strong>yugalidad en la genitorialidad <strong>com</strong>o parte de la <strong>con</strong>yugalidad ll<br />

(VELLA,<br />

1981, p.247)<br />

Todo esto tiene lugar antes del nacimiento. Parece serque apenas se <strong>con</strong>creta<br />

el hecho biológico del embarazo. V desde tal instante se dispara todo un<br />

dispositivo en el que el padre va ser el punto central de dinamismos potentes<br />

que le arrastrarán hasta la toma de <strong>con</strong>ciencia más o menos clara de muchas<br />

ideas en las que se entremezclan lo real <strong>con</strong> lo imaginario, lo palpable <strong>con</strong> lo<br />

fantasmagórico, lo impuesto por la realidad de las cosas <strong>con</strong> lo querido y, tal<br />

vez, nunca .alcanzado. <strong>La</strong> preparternidad, por ello, se adentra en el mundo de<br />

lo des<strong>con</strong>ocido que resiste a su experimentación. El pre-padre no quiere decirse<br />

en voz alta lo que siente, teme, desea, le amenaza, le <strong>con</strong>funde y le estimula.<br />

Es, <strong>con</strong> BADOLATO, Ilun delicado momento de reestructuración ll en el que<br />

aparecen la <strong>con</strong>fusión y la duda, el rígido reparto de papeles masculino y<br />

femenino y en el que la imagen estereotipada del padre le arrastra y le <strong>con</strong>funde.<br />

Esta imagen, perfilada en breves pinceladas por esta autora, trata de unificar la<br />

indiferencia <strong>con</strong> la absorción poreltrabajo, la frecuente irritabilidad, la frustración<br />

sexual y la incapacidad de imaginarse al hijo que va a nacer en la etapa de<br />

espera de un hijo que, también <strong>com</strong>o parte del estereotipo, ha, de ser, precisamente<br />

para el padre, un varón.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 239<br />

<strong>La</strong> paternidad aparece, pues, <strong>com</strong>o <strong>con</strong>fusión. Y en esta <strong>con</strong>fusa espera el<br />

varón recibe muy pocas ayudas. Es cierto, <strong>com</strong>o van desentrañando algunas<br />

investigaciones y pone de relieve la autora que vengo citando, que el hombre<br />

puede vivir sentimientos muy intensos durante el embarazo de la mujer, aunque<br />

simultáneamente se encuentra impotente para en<strong>con</strong>trar un cauce que le<br />

permita expresar tales sentimientos. Ahí debe empezar la ayuda y orientación<br />

pre-padre: hacerle partícipe de los cambios que afectan al cuerpo de la mujer<br />

para que, participando de ellos, encuentre un camino para expresar sus dificultades,<br />

gozos, emociones, al tiempo que disminuyen las distancias y soledades<br />

que se crean en la pareja durante el embarazo.<br />

El pre-padre empezará, por ello, a vivir el embarazo <strong>com</strong>o algo que no es un<br />

hecho de exclusiva <strong>com</strong>petencia de la mujer. Pasará el tópico de que sólo la<br />

mujer sufre y goza <strong>con</strong> la ilusionante espera. El embarazo empezará a <strong>con</strong>cebirse<br />

<strong>com</strong>o algo que afecta a ambos miembros de la pareja y las modificaciones<br />

que se operan en la mujer - aún cargadas de biología inevitable- producirán en<br />

el hombre resonancias emotivas, pero también físicas. Esto no elimina que lo<br />

que es plenitud física en la mujer se <strong>con</strong>vierte en inseguridad y angustia en el<br />

varón, ya que los cambios de la mujer los vive el hombre <strong>com</strong>o amenazantes e<br />

inquietantes. Pero ahí tienen su lugar muchos tópicos y prejuicios que nos<br />

transmite la cultura y que tienden a ser reforzados en todas las épocas porque<br />

nadie se atreve a desafiarlos apoyándose en datos objetivos derivados de una<br />

seria investigación.<br />

Un recorrido por la historia de la cultura - aventura en la que no puedo<br />

detenerme aquí- pone de manifiesto cómo algunas sociedades mantienen<br />

rituales que preparan la paternidad. Un ejemplo típico es la presencia de la<br />

"covada" en muchas culturas y <strong>con</strong> vestigios en algunas zonas de nuestro país<br />

vasco. Se <strong>con</strong>oce <strong>con</strong> tal denominación tomada del francés "couver", "covar" o<br />

hacer nacer, una serie de precripciones y obligaciones relativas al <strong>com</strong>portamiento<br />

del padre y asociadas al nacimiento del hijo y en cuya pormenorizada<br />

descripción se ha detenido PARKE (1981), aunque algunas reflexiones sobre<br />

el tema las debemos a AJURIAGUERRA (1978) que ha investigado este punto.<br />

Es importante anotar que si en nuestra cultura occidental apenas si se mantienen<br />

vivos estos rituales de iniciación a la paternidad, el <strong>com</strong>portamiento prepaternal<br />

está cuajado de síntomas físicos que hacen pensar que los <strong>com</strong>ponentes<br />

biológicos de la paternidad no son muy diferentes de los que tradicionalmente<br />

se asignan a la mujer embarazada. Es importante ver que tales síntomas físicos<br />

(" síndrome de la covada") aparecen hacia el tercer mes del embarazo de la


2. Apego y figura paterna<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 241<br />

El tema del apego había estado limitado a la madre hasta que HARLOW, en<br />

1958, empieza a prestar atención al ligamen <strong>con</strong> la figura paterna.<br />

Tal vez pueda afirmarse sin miedo a errar que tal vinculación se inicia antes<br />

del nacimiento y, probablemente, haya necesidad de investigar y profundizar<br />

mucho más que lo hecho hasta ahora en el momento del parto. Lo que<br />

MACFARLANE (1980) ha denominado IIpsicología del nacimiento ll abarca también,<br />

y no en escasa medida, al padre. AJURIAGUERRA (1978) habla de la<br />

IIcovadall <strong>com</strong>o de un lazo (magia simpática) entre el niño y el padre y II<strong>com</strong>o<br />

estimulación necesaria para la expresión de las tendencias paternas que<br />

acentúan el principio de la legitimidad ll . Lo que se ha visto en el hombre <strong>com</strong>o<br />

mero espectador del dolor de la mujer en el momento del parto, pretende ser<br />

mostrado en la actualidad <strong>com</strong>o un posible punto de apoyo desde el que la<br />

relación de apego <strong>con</strong> el hijo se inicie en los primeros instantes de vida.<br />

El planteamiento teórico es muy <strong>com</strong>plejo y parece que todo va aclarándose<br />

hacia la decisión de que el padre esté presente al nacimiento del hijo siempre<br />

que previamente haya existido una cercanía emocional que haga que ambos<br />

esposos deseen <strong>com</strong>partir tal experiencia. <strong>La</strong> presencia del padre en la sala de<br />

partos queda, por ello, <strong>con</strong>dicionada a que ambos quieran que sea así, al tiempo<br />

que ambos <strong>con</strong>ozcan bien cómo se desarrolla un parto.<br />

A tal planteamiento se han aportado argumentos en favor de tal <strong>com</strong>portamiento,<br />

sin que falten argumentos que muestran posibles datos que se<br />

presentan <strong>com</strong>o hipotéticas <strong>con</strong>traindicaciones. En <strong>con</strong>tra de la presencia del<br />

padre en el momento del parto se aduce la posibilidad de que la vida sexual<br />

quede perturbada por la presencia del marido durante la fase de expulsión. El<br />

mismo AJURIAGUERRA alude al tema al decir que introducir al padre en el<br />

suceso del parto es hacerle vivir una especie de cavada real y no simbólica,<br />

para afirmar seguidamente que licuando el padre asiste al parto no se proyecta<br />

en su mujer. Es espectador y asiste más bien a un espectáculo prohibido -el de<br />

la vista de los órganos genitales de la madre- y a la fascinación de su propia<br />

madre que lo alumbró, para asegurar que IIsi se interroga a algunos padres...<br />

dicen a menudo que el espectáculo de ese perineo no representa un aspecto<br />

muy erotizante ll , aunque muestra que tal presencia del padre -y para ello cita a<br />

A. BOUCHARD-GODART- puede despertar en éste, IIviendo al recién nacido<br />

tan débil y dependiente ll , el deseo humano por lo que lIapegoll y lo que más tarde<br />

veremos <strong>com</strong>o lIintegración precoz <strong>con</strong> el hijoll llegan a superponerse. El apego<br />

será el resultado de la relación precoz, aunque algunos autores establecen


242 José Antonio Ríos González<br />

distinciones que ayudan a perfilar <strong>con</strong> mayor exactitud estos <strong>con</strong>ceptos básicos.<br />

Así, por ejemplo, LAMB (1981) distingue el"apego ll<br />

del "<strong>com</strong>portamiento afiliativo".<br />

Entiende bajo este denominador el <strong>com</strong>portamiento expresado a través<br />

de sonrisas y vocalizaciones puesto en acto en una interacción amistosa aún<br />

<strong>con</strong> personas extrañas al niño, mientras que por II<strong>com</strong>portamiento de apego"<br />

entiende lo expresado por el llanto y por la búsqueda de ayuda que es el que<br />

da la medida exacta de lo que sea el apego al adulto y si existe una jerarquía<br />

de preferencia entre más personas. Sus <strong>con</strong>clusiones se resumen en que los<br />

niños muestran apego a ambos progenitores, aunque prefieren a la madre en<br />

situaciones de estrés, mientras que desde el punto de vista afiliativo, y después<br />

del primer año de vida, los varones prefieren al padre porque éste es el que<br />

interactúa más <strong>con</strong> el hijo en este plano de "ofrecerle lo mejor de sí mismo", "un<br />

nuevo provenir de <strong>com</strong>partir y amar, una nueva distribución de los papeles".<br />

<strong>La</strong> pretendida repercusión sobre la sexualidad por el hecho de <strong>con</strong>templar el<br />

parto no parece demostrada en número significativo de casos. VOGTHAGER­<br />

BAUMER (1981) ha <strong>con</strong>statado que sólo un 20/0 de maridos de primíparas<br />

temían que esto sucediera así.<br />

Lo que sí parece cierto en este orden de cosas es que la pareja esté<br />

simultáneamente preparada para tal a<strong>con</strong>tecimiento (KITZINGER, 1970) y en<br />

muchos países empieza a aceptarse tal presencia si previamente ambos<br />

esposos han tomado parte en algún tipo de preparación al parto.<br />

Algunas investigaciones (HENNEBORN y COGAN (1975) han evidenciado<br />

que la presencia del marido en el parto tiene un efecto beneficioso sobre el modo<br />

que tiene la mujer de percibir el dolor, hasta permitir reducir la administración<br />

de fármacos durante el parto, y TANZER, en un trabajo no publicado pero citado<br />

por MACFARLANE, insiste en los efectos positivos que tiene la presencia del<br />

padre mientras la mujer pare, <strong>com</strong>parándolo <strong>con</strong> otros casos en que fueron<br />

excluidos del parto.<br />

En algunas situaciones específicas se ha demostrado igualmente el efecto<br />

beneficioso de la presencia del padre. Tal es el caso de los partos cesáreos.<br />

PARKE (1982) indica que las mujeres asistidas en este tipo de parto estando<br />

presente el marido, reaccionan mejor y antes que otras mujeres. Por otra parte<br />

-y esto hay que resaltarlo aquí- el parto cesáreo tiene repercusiones sobre la<br />

relación padre-hijo a distancia de algunos meses del nacimiento. PEDERSEN<br />

y colaboradores (1980) investigaron los efectos producidos por el parto cesáreo<br />

en la relación padre-hijo a los cinco meses del nacimiento y en<strong>con</strong>traron que<br />

estos padres dedicaban más tiempo al hijo cuando estaban en casa, producen


244 José Antonio Ríos González<br />

apego a ambos progenitores, aunque prefieren a la madre en situaciones de<br />

estrés, mientras que desde el punto de vista afiliativo, y despues del primer año<br />

de vida, los varones prefieren al padre porque éste es el que interactúa más <strong>con</strong><br />

el hijo en este plano.<br />

De cualquier modo es evidente que el padre es una figura importante para el<br />

hijo y que una adecuada orientación y posible terapia de la interacción <strong>familia</strong>r<br />

debe tender a hacer más fuerte y <strong>con</strong>stante esta relación que reforzará los<br />

vínculos que se sintetizan en el lIapegoll. Lo que es <strong>con</strong>veniente es saber<br />

detectar cuándo y cómo aparecen las expresiones de su existencia. CHAFFER<br />

y EMERSON (1964), sobre datos proporcionados por las madres, <strong>con</strong>sideran<br />

un índice de apego las reacciones del niño tanto al alejamiento del padre <strong>com</strong>o<br />

a su entorno. Con un <strong>com</strong>portamiento que se inicia hacia los 7/9 meses, el71 %<br />

de los niños lloraban, tanto al alejamiento del padre <strong>com</strong>o al de la madre, y<br />

expresaban alegría y gozo a su retorno. Según KOTELCHUCK (1972) la<br />

protesta por el alejamiento de los padres no aparece si uno de ellos -indiferentemente<br />

que sea el padre o la madre- se queda <strong>con</strong> el niño. <strong>La</strong>s preferencias se<br />

sitúan, aproximadamente, hacia un 55% <strong>con</strong> la madre, un 25% <strong>con</strong> el padre y<br />

un 20% que no tiene preferencias, según datos obtenidos por observación<br />

directa.<br />

A esto hay que añadir que SPELKE (1973) <strong>con</strong>stató que los <strong>hijos</strong> que tienen<br />

una relación más estrecha <strong>con</strong> el padre <strong>com</strong>ienzan a protestar más tarde por la<br />

separación, y el llanto dura menos, lo que parece indicar, según él, que el llanto<br />

no es un índice válido de apego.<br />

Otro <strong>com</strong>portamiento investigado ha sido el de a quién acude el niño para pedir<br />

auxilio en un momento dado. Según COHEN y CAMPOS (1974) el orden<br />

preferente es: madre, padre y figura extraña, aunque según otros las diferencias<br />

entre padre y madre no aparecen tan evidentes (WILLEMSEN, FLAHERTY,<br />

HEATON y RITCHEY (1974), FEDELMAN e INGHAM (1975) Y LAMB (1976).<br />

Los estudios realizados en torno a este tema aportan datos sobre los que es<br />

<strong>con</strong>veniente reflexionar. <strong>La</strong>s limitaciones metodológicas, sin embargo, hay que<br />

anotarlas, porque faltan experiencias que abarquen períodos de edad que hasta<br />

ahora han quedado fuera de la observación. El mismo LAMB (1981) indica cómo<br />

***<br />

los estudios realizados tienen en cuenta sujetos a partir de los nueve meses,<br />

mientras que no hay datos de lo que sucede entre los 6 y los 9, que es cuando<br />

según BOWLBY (1969) se forma el ligamen madre-hijo. He ahí, por tanto, un


Manual de Orientación y Terapia Familiar 245<br />

desafío para llenar un hueco actualmente existente y sobre el que, tal vez,<br />

podrán obtenerse datos importantes para una mejor sistematización del tema.<br />

Cuando BOWLBY (1974) estudia longitudinalmente el tema del apego <strong>con</strong><br />

ambas figuras progenitoriales, lo hace <strong>con</strong> niños de 7, 8, 12, 13 Y24 meses. Sus<br />

<strong>con</strong>clusiones son que los niños prefieren padre o madre indistintamente, antes<br />

que a un extraño hasta los 12 meses, que las niñas mantienen tal preferencia<br />

hasta los 2 años y que los varones manifiestan una clara preferencia hacia el<br />

padre y sólo se dirigen a la madre en situaciones de estrés.<br />

3. Integración precoz <strong>con</strong> el hijo<br />

Si tradicionalmente la madre se ha venido ocupando más del hijo recién nacido,<br />

hay que admitir que las investigaciones más recientes imponen la necesidad de<br />

plantearse los modos en que el padre debe interactuar <strong>con</strong> el hijo para <strong>con</strong>seguir<br />

una integración que, por ser precoz, deje huellas profundas en la estructuración<br />

personal del hijo. KAGAN y MOSS (1962) hablan del denominado lIefecto<br />

Guadiana ll<br />

según el cual el tipo de relación que establezcan padre e hijo en el<br />

primer año de vida va a tener unos efectos que, frente a los inmediatos que<br />

provoca la buena o mala relación <strong>con</strong> la madre según SPITZ, van a ser mediatos,<br />

a largo plazo. Según ellos tales efectos se sentirán cuando el hijo haya coronado<br />

los procesos de identidad, lo cual, desde un punto de vista práctico nos da una<br />

clave para entender qué puede dar razón de ser de lo que es un adolescente o<br />

joven que presenta ciertos trastornos o desajustes en su personalidad o en su<br />

<strong>con</strong>ducta. Todo ello tiene que ver <strong>con</strong> lo que fue la interacción <strong>con</strong> el padre en<br />

los primeros meses de su existencia.<br />

Junto a esta idea, para mí importante y clave de la decodificación de muchas<br />

<strong>con</strong>ductas que se ven en la <strong>con</strong>sulta, hay una serie de investigaciones que<br />

muestran una línea escalonada de cómo se va a realizar esta integración precoz<br />

entre padre e hijo. Aludo a algunas de las más importantes, aunque quedan<br />

omitidas otras.<br />

Partiendo de que tanto el padre <strong>com</strong>o la madre son igualmente sensibles a las<br />

señales que les envía el hijo, no interactúan de igual manera, en<strong>con</strong>trando que<br />

la relación establecida entre padre-hijo y madre-hijo difieren cualitativa y cuantitativamente,<br />

al menos en la <strong>familia</strong> media actual en la que aún el varón ocupa<br />

el puesto laboral central. Si, derivado de ello, los padres están, <strong>com</strong>o media,<br />

menos horas en casa, la relación <strong>con</strong> el hijo puede verse afectada profundamente<br />

en <strong>com</strong>paración <strong>con</strong> la que establecen la madre y el hijo.


246 José Antonio Ríos González<br />

Sobre esta línea central se han realizado experiencias y las observaciones de<br />

LEWIS y WEINRAUD (1974) y GOLINKOFF y AMES (1979) han analizado la<br />

presencia paterna durante las horas de vigilia del hijo, en<strong>con</strong>trando que se<br />

agrupan en tomo a 3 horas diarias frente a las 8 y media que está presente la<br />

madre. PEDERSON y ROSSON (1969), así <strong>com</strong>o LEWIS y WEIN (1979)<br />

en<strong>con</strong>traron, respectivamente, que los padres pasaban, <strong>con</strong> <strong>hijos</strong> de 8/9 meses,<br />

una media de 45 minutos al día, frente a los 15 ó 20 minutos diarios que<br />

en<strong>con</strong>traron los segundos en los sujetos que entrevistaron.<br />

Estas diferencias de tiempo entre padre y madre suponen, inevitablemente,<br />

diferencias de tareas y, por tanto, de interacción, fundamentalmente ·en dos<br />

aspectos: la higiene y la alimentación del hijo, por un lado, y las actividades de<br />

juego por otro.<br />

<strong>La</strong> interacción a través de la higiene y la alimentación parece que es más<br />

frecuente por parte de la madre. No se sigue de ahí que tal interacción -<strong>con</strong>tacto<br />

físico, fundamentalmente- sea rica y estimuladora, porque muchas madres sólo<br />

cogen al hijo en brazos para lavarlo, alimentarlo o para calmar su llanto, evitando<br />

hacerlo en otros momentos en que la motivación no sea cierto esquema de<br />

"deber" u "obligación" culturalmente asignada a la mujer. <strong>La</strong> carencia de otros<br />

tipos de <strong>con</strong>tacto entre madre e hijo puede marcar una línea divisoria entre las<br />

posibles modalidades de interacción entre el hijo y el padre.<br />

<strong>La</strong> interacción a través del juego <strong>com</strong>o actividad gratificante para padres e hijo<br />

parece que es más frecuente por parte del padre. Se enfrentan por ello, dos<br />

motivaciones entre una y otra <strong>com</strong>unicación: la primera por "deber", la segunda<br />

por "necesidad de gratificarse", lo cual cambia esencialmente el <strong>con</strong>tenido y<br />

fondo de la relación. KOTELCHUK ha en<strong>con</strong>trado que un 40% de los padres de<br />

Soston juegan <strong>con</strong> los <strong>hijos</strong>, frente a un 25 Q /o de madres que se dedican<br />

preferentemente a atenderlos. RICHARDS y colaboradores (1977) han <strong>con</strong>sta­<br />

tado que en Gran Bretaña un 9% de los padres se dedican a jugar <strong>con</strong> los <strong>hijos</strong>,<br />

mientras que sólo la mitad se ocupan de atenderlos en otras cosas.<br />

Esta interacción a través del juego es la que ha hecho patente en las<br />

observaciones de BRAZELTON (1979) que el <strong>com</strong>portamiento de los <strong>hijos</strong> ante<br />

el padre se presenta <strong>com</strong>o festivo, jocoso, abren más los ojos y muestran más<br />

serenidad en el rostro.<br />

Una diferencia importante es la que se ha detectado a.1 ver que todo esto<br />

a<strong>con</strong>tece así cuando se trata de <strong>familia</strong>s en las que la mujer sigue ocupando el<br />

lugar de esa figura de "mujer doméstica" que no trabaja fuera de casa. Por el<br />

<strong>con</strong>trario, cuando la mujer pasa muchas horas fuera de casa por motivos


Manual de Orientación y Terapia Familiar 247<br />

laborales, también juega mucho <strong>con</strong> el hijo, dado que de los cuidados se ocupa<br />

alguna otra persona, al tiempo que la madre quiere recuperar al máximo el<br />

tiempo que pasa fuera del hogar.<br />

De todo ello aparece <strong>con</strong> cierta fuerza la necesidad de plantearse la cuestión<br />

de describir, en alguna medida, al padre <strong>com</strong>o <strong>com</strong>pañero de juegos del hijo,<br />

dado que la respuesta de los niños al juego <strong>con</strong> el padre es significativamente<br />

más positiva que <strong>con</strong> la madre. CLARKE-STEWART (1978) afirman que los<br />

niños de 20 meses son significativamente más Ilresonantes" a una interacción<br />

social de juego iniciada por el padre que a las iniciadas por la madre, y que<br />

igualmente, hacia los 2 años y 5 meses son más cooperativos, cer<strong>cano</strong>s,<br />

estimulados e interesados en el juego <strong>con</strong> el padre. Más de dos tercios de los<br />

niños prefieren jugar <strong>con</strong> el padre y la decantación del padre <strong>com</strong>o <strong>com</strong>pañero<br />

de juego encuentra reciprocidad en el niño en los dos primeros años de vida.<br />

Otra observación importante en este orden de cosas es la relativa a los tipos<br />

de juego que sirven de base para la interacción <strong>con</strong> el padre y la madre. Los<br />

juegos verbales (cu-cu/trás, palmas-palmitas, etc.), llamarle, es<strong>con</strong>derse, dirigirse<br />

al hijo <strong>con</strong> sonrisas dulces, sonidos repetitivos, imitativos, es el tipo de<br />

juego más presente en la interacción madre-hijo (YOGMAN y otros, 1977;<br />

LAMB, 1981), en una escala <strong>com</strong>parativa que. se gradúa así: madres:47 % ;<br />

padres: 20%, personas extrañas: 120/0. Los juegos de <strong>con</strong>tacto físico (tocarse<br />

<strong>con</strong> movimientos rítmicos, juegos de acción, juegos en que interviene el <strong>con</strong>tacto<br />

corporal y la fuerza muscular) son los más frecuentes en la interacción padre-hijo<br />

(DELAISI DE PARCEVAL, 1982).<br />

Todas estas observaciones se estima que son válidas hasta los 2 años<br />

aproximadamente y en el fondo de su dinamismo está la explicación de un estilo<br />

<strong>com</strong>plementario de <strong>com</strong>unicación que se <strong>con</strong>junta <strong>con</strong> la interacción de las dos<br />

modalidades presentes en el hombre y la mujer. El hombre tiende más a<br />

<strong>com</strong>unicarse, también <strong>con</strong> el hijo, mediante la acción y el <strong>con</strong>tacto físico (LAMB,<br />

1981), mientras que la mujer se inclina por la actividad verbal (POWER y<br />

PARKE, 1981), aunque hay que admitir que las madres utilizan el mismo estilo<br />

<strong>com</strong>unicativo <strong>con</strong> los <strong>hijos</strong> y las hijas, sin diferencia sexual, mientras que el padre<br />

interactúa <strong>con</strong> juegos vivos y turbulentos <strong>con</strong> los varones y no son así <strong>con</strong> las<br />

hembras. (LAMB,1982).<br />

A ello hay que añadir que según PARKE (1982) la relación del padre <strong>con</strong> el<br />

hijo varón es más estimulante, mientras que <strong>con</strong> la niña está más cargada de<br />

afectuosidad, lo que puede ser ya una forma peculiar de interacción tipificada<br />

<strong>con</strong> diferencias en orden a la definición sexual de los <strong>hijos</strong>.


248 José Antonio Ríos González<br />

En este tipo de relación pesan cosas previas. Y así RUBIN (1974) habla de<br />

que los padres, antes de coger en brazos a los <strong>hijos</strong>, están <strong>com</strong>o programados<br />

por atribuciones que asignan al hijo varón ya la hija hembra. Al varón le atribuyen<br />

mayor fuerza y vivacidad, mejor coordinación motriz y una <strong>con</strong>stitución más<br />

robusta. A la hija se le atribuye mayor dulzura y más debilidad y fragilidad. Esto<br />

se debe, según HOFMAN (1971), a que los estereotipos y los roles sexuales<br />

influyen sobre las expectativas de los padres, expectativas que, <strong>com</strong>o afirma<br />

LAMB (1980), se reflejan sobre el <strong>com</strong>portamiento que adoptan los padres ante<br />

el hijo, solicitando de éste cosas diferentes según el sexo.<br />

A partir del segundo año los padres dirigen el <strong>com</strong>portamiento social sobre<br />

todo <strong>con</strong> los varones, mientras que las madres lo hacen <strong>con</strong> las hijas, al tiempo<br />

que unos y otras centran la atención de los <strong>hijos</strong> sobre sí mismos, su identificación<br />

sexual y la identidad en general.<br />

4. Identificación<br />

A la identificación secundaria, de la que se ha hablado en el capítulo anterior,<br />

precede la que puede denominarse lIidentificación primaria" y sobre la que me<br />

he extendido ampliamente en mi obra sobre el padre (RIOS GONZALEZ,<br />

1980a). Me remito a ello por no repetir cuanto se dijo allí, aunque sí <strong>con</strong>venga<br />

recordar que tal nivel en este proceso se ve actualmente muy amenazado por<br />

la escasa <strong>con</strong>vivencia que mantienen los <strong>hijos</strong> <strong>con</strong> la figura paterna. Es<br />

importante destacar que tal identificación ha de haber cubierto sus niveles<br />

mínimos antes de que el hijo haga su entrada en la vida escolar, lo que obliga<br />

a una presencia paterna <strong>con</strong>stante y rica antes de este momento crucial. Es por<br />

aquí por donde se refuerza una vez más la necesidad de que la interacción<br />

padre-hijo sea intensa en el primer tramo de la vida infantil, aspecto muy poco<br />

cultivado.<br />

Desde un punto de vista operativo y práctico, y dada la finalidad de esta obra,<br />

hay que destacar aquí las <strong>con</strong>diciones que autores <strong>com</strong>o LYNN (1969) han<br />

señalado aquí para que la identificación primaria tenga un efecto positivo. El<br />

habla de que toda identificación está favorecida por el tiempo, la intimidad y la<br />

intensidad <strong>con</strong> que se verifican y repiten los <strong>con</strong>tactos entre las dos personalidades<br />

que intervienen en el proceso identificador. <strong>La</strong> realización de estas tres<br />

<strong>con</strong>diciones <strong>con</strong>tribuyen a una adecuada interacción emocional entre padre e<br />

hijo, dado que en la vida real de la <strong>familia</strong> es donde ha de verificarse este<br />

encuentro entre ambas personalidades. A un mayor tiempo de relación corresponderá<br />

una más profunda interacción, lo que <strong>con</strong>tribuirá a que la observación


Manual de Orientación y Terapia Familiar 249<br />

del padre <strong>com</strong>o modelo sea más <strong>con</strong>stante y estable. Muchos <strong>hijos</strong> de hoy han<br />

tenido escasas posibilidades de observar al padre, lo que supone una verdadera<br />

pérdida de datos para la <strong>con</strong>strucción de un modelo al que se tienda por<br />

imitación. Sólo la observación facilitará el descubrimiento de lIalgoll imitable en<br />

el padre, aspecto que parece ser importante para el enfoque de la identificación<br />

<strong>com</strong>o un proceso de aprendizaje, sobre todo en cuanto se refiere al aprendizaje<br />

de roles maculinos.<br />

A mayor intimidad seguirá la inevitable <strong>con</strong>secuencia de una interacción más<br />

calurosa y afectiva y uno de cuyos efectos inmediatos será el de desencadenar<br />

el deseo de reproducir en sí mismo IIpartes del padre amado ll y al fin de evitar<br />

el sentimiento de pérdida de amor (MOWRER, 1950).<br />

A la intensidad seguirán procesos de refuerzo de cuanto el niño/niña -dado<br />

que la identificación primaria es un proceso <strong>com</strong>ún independientemente de sexo<br />

de quien lo asume- vea imitable y estimulante del IIdeseo de ser <strong>com</strong>o .. .'1 que<br />

<strong>con</strong>stituye el último eslabón del proceso identificador. Aquí es donde, tal vez,<br />

tenga su influjo el matiz de quien presenta este proceso <strong>com</strong>o un <strong>con</strong>cepto<br />

sociológico y que pretende unificar los enfoques de la teoría freudiana y la del<br />

aprendizaje en la síntesis postulada por PARSON (1955), para quien el niño se<br />

identifica <strong>con</strong> la persona que está en mejor situación de dispensarle tanto<br />

gratificaciones <strong>com</strong>o puniciones, poniendo de relieve que el modelo que tiene<br />

más probabilidades de ser imitado es el que <strong>con</strong>trola de manera más evidente<br />

los resortes que tienen valor, tal y <strong>com</strong>o a<strong>con</strong>tece en la mayoría de las <strong>familia</strong>s<br />

en relación <strong>con</strong> el padre (BANDURA y WALTERS, 1963; MUSSEN (1961).<br />

De cualquier modo, y admitiendo que probablemente una integración de las<br />

teorías que tratan de explicar este proceso sea el camino adecuado para una<br />

mejor utilización de cuantos resortes encierra, lo que hay que reforzar en el<br />

trabajo <strong>con</strong> las <strong>familia</strong>s es la creación del <strong>con</strong>texto en que sea posible que se<br />

realice esta culminación de pasos reales en el camino del hijo hacia la madurez.<br />

Una ausencia del padre, o una inadecuada realización de la identificación<br />

primaria, supondrá una amenaza para el equilibrado crecimiento del hijo,<br />

aspecto que hay que cultivar en casi todos los procesos terapéuticos que vemos<br />

en la <strong>con</strong>sulta. En este sentido es iluminante el hecho tantas veces repetido de<br />

que cuando, tras el trabajo de orientación o terapia, se revisan las <strong>con</strong>diciones<br />

antes citadas -tiempo, intimidad e intensidad- en la dinámica padre-hijo, se<br />

obtienen beneficios inmediatos traducidos en una evidente mejora del <strong>com</strong>portamiento<br />

del hijo un una palpable mejoría de la <strong>con</strong>notación gratificadora que<br />

experimentan los padres al <strong>com</strong>probar los resultados de la reestructuración de


250 José Antonio Ríos González<br />

los modelos de relación que tenían establecido <strong>con</strong> el hijo. Ello es lo que hace<br />

que este punto lo tenga muy presente al trabajar <strong>con</strong> las <strong>familia</strong>s porque, aún<br />

en los casos de relación más positiva, siempre se puede avanzar en la intensificación<br />

de este proceso inacabado.<br />

5. <strong>La</strong> oferta de un código de valores<br />

También he tratado este punto en mi obra sobre el padre, partiendo de un<br />

planteamiento en que se revisa, aunque de manera pasajera, cuanto supone la<br />

crítica de lo que en este terreno debe hacer la <strong>familia</strong> y, por ello, el padre.<br />

Me remito allí, aunque creo válidos en el momento actual, y de cara a una tarea<br />

de orientación <strong>familia</strong>r, los criterios que expuse en su momento y que sintetizo:<br />

1. El padre debe fomentar una adecuada adhesión al sistema de valores que<br />

<strong>con</strong>sidere necesario para la estructuración coherente y progresiva del<br />

grupo <strong>familia</strong>r de que es responsable. Esto no impide que el hijo, <strong>com</strong>o<br />

se verá más adelante, haga una crítica de cuanto le transmite el padre,<br />

ya que hay momentos en que tal crítica es imprescindible para la elaboración<br />

de lo que posteriormente <strong>con</strong>stituirá su propia filosofía de vida.<br />

2. <strong>La</strong> transmisión de una jerarquía de valores que regule la maduración<br />

personal del hijo ha de hacerse mediante la aceptación de que es esencial,<br />

distinguiéndolo perfectamente de lo accidental. No todo, ni en todos los<br />

momentos afectados por los cambios culturales, permanece inmutable.<br />

3. El padre, cualquiera que sea el patrimonio cultural que haya recibido en<br />

sus esquemas educativos anteriores, ha de aceptar un pluralismo en el<br />

enfoque de sus cuadros de referencia. <strong>La</strong>s razones de esta actitud<br />

educativa básica obedece a motivos de tipo histórico, cultural y social,<br />

aparte de las derivadas de los mecanismos de evolución personal y<br />

psíquica del hijo. El tema de los valores ocupa un lugar central en la<br />

progresiva independencia que va a reclamar el hijo en crecimiento.<br />

4. Tarea educativa del padre es la de fomentar el intercambio de valores<br />

procedentes de otros <strong>con</strong>textos educativos o culturales, sin que sea válido<br />

el dogmatismo y la cerrazón que se ciegan ante las aportaciones de otros<br />

ambientes. Este modo de abordar la transmisión de valores es un deber<br />

derivado de una crítica selectiva y depuradora de cuanto adviene a la<br />

propia <strong>familia</strong>, al tiempo que facilita una asimilación de valores que<br />

enriquecen y aumentan el esquema básico que se toma <strong>com</strong>o punto de<br />

partida.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 251<br />

5. Es exigencia de la función paterna que éste adquiera una capacidad de<br />

a<strong>com</strong>odación que no significa olvido o abandono de los propios esquemas,<br />

sino que ante ellos se adopte una postura de flexibilidad que haga<br />

viable la aproximación, entendimiento, asimilación y madura integración<br />

de otras aportaciones al cuadro básico de cada grupo <strong>familia</strong>r.<br />

6. <strong>La</strong> colaboración del padre <strong>con</strong> el hijo en el tránsito de lo que es una moral<br />

inducida y, por ello, heterónoma, a una moral crítica, elaborada, autónoma,<br />

es un deber ineludible. Lo cual requiere que, previamente a este paso,<br />

el padre no renuncie a transmitir al hijo un <strong>con</strong>junto de valores referenciales<br />

sobre los que el hijo, llegado a su momento, hará la propia selección.<br />

Esta colaboración debe darse en términos de interacción y <strong>con</strong> buenos<br />

niveles de participación, tal y <strong>com</strong>o ha <strong>con</strong>statado HOLSTEI (1972).<br />

Todo esto <strong>con</strong>stituye el fondo de lo que ROF CARBALLO ha denominado<br />

IIfunción vinculadora ll<br />

, en cuanto transmisión de pautas muy remotas, gracias a<br />

las cuales -quiérase o no- el nuevo ser queda vinculado a todo un fondo cultural<br />

que presta armazón y estructura a la personalidad en crecimiento.<br />

El análisis, así <strong>com</strong>o el ofrecimiento de un respaldo para la realización de esta<br />

tarea en el interior de la <strong>familia</strong>, <strong>con</strong>stituye también un objetivo cargado de<br />

finalidades terapéuticas ya que muchos <strong>adolescentes</strong> y jóvenes se muestran<br />

desarbolados por no haber recibido, a su debido tiempo, un código de valores<br />

por parte del padre.<br />

6 Autoridad y disciplina<br />

Autoridad y disciplina aparecen perfectamente hermanadas <strong>com</strong>o dos facetas<br />

de una misma realidad educativa, tendentes a la <strong>con</strong>secución de un ser<br />

equilibrado ante los valores y perfectamente capaz de integrar y vaya apareciendo<br />

<strong>com</strong>o <strong>con</strong>secuencia interna de la elaboración personal de pautas,<br />

normas y valores.<br />

<strong>La</strong> autoridad educativa de la figura paterna ha de enmarcarse en lo que<br />

<strong>con</strong>stituye el meollo de la transmisión de un respaldo que haga posible la<br />

integración de todas las tendencias que laten en el fondo de la inicialmente<br />

anárquica personalidad del hijo.<br />

El problema práctico que ofrece la realización de estas afirmaciones se centra<br />

en ver qué tipo de autoridad suele desarrollarse en el interior de la dinámica<br />

<strong>familia</strong>r y qué tipo de personalidad provoca cada uno de los posibles modelos.


252 José Antonio Ríos González<br />

Me parece importante y útil la clasificación que han establecido HARVEY, HUNO<br />

y SCHROEDER (1961) Ya los que me atengo en lo que estimo puede ser una<br />

síntesis fiel de sus ideas.<br />

Para estos autores los posibles modelos de autoridad se agrupan en torno a:<br />

1. Autoritarismo estable<br />

11. Autoritarismo inestable.<br />

111. Sobreprotección.<br />

IV. Independencia creadora.<br />

A cada una de ellas añadiré cuanto he descrito en otro luga a propósito de las<br />

que he denominado "actitudes educativas erróneas" (RIOS GONZALEZ,<br />

1980a).<br />

l. Autoritarismo estable<br />

Sus notas fundamentales pueden agruparse en los puntos siguientes:<br />

1. El medio educativo que origina este nivel de autoridad es el que viene<br />

representado por los regímenes de tipo totalitario estabilizados.<br />

2. <strong>La</strong>s pautas y metas del <strong>com</strong>portamiento vienen prescritas desde arriba,<br />

verticalmente, y de forma detallada por la autoridad que no dimana de la<br />

base, sino de unos principios superiores, inexpugnables y nunca discutidos.<br />

3. Desde ellos se estructura descendentemente un clima de disciplina donde<br />

están claramente especificadas las metas del <strong>com</strong>portamiento y -lo que<br />

es muy importante- también los procedimientos exactos o pautas que<br />

<strong>con</strong>ducen a su <strong>con</strong>secución.<br />

4. Se sabe que atenerse a este sistema <strong>con</strong>duce a determinadas <strong>com</strong>pensaciones<br />

y re<strong>com</strong>pensas, mientras que transgredirlo origina castigos bien<br />

determinados.<br />

5. <strong>La</strong>s <strong>con</strong>secuencias de este modelo sobre la personalidad son la aparición<br />

de una personalidad <strong>con</strong>formista, <strong>con</strong> escasos <strong>con</strong>flictos, <strong>con</strong> una creativida<br />

y un subdesarrollo cognitivo atrofiados, al tiempo que la identidad<br />

personal se define en términos externalistas ajenos a ella que provoca<br />

una pobreza de tal identidad. Todo ello se exterioriza en una pobreza de<br />

léxico, tendencia a la categorización simplista y dicotómica, escasa capacidad<br />

para distinguir medios y fines, actualismo elemental en la descripción<br />

de los hechos, resistencia al cambio, moral heterónoma y una débil<br />

identidad personal y una personalidad simbiótica. Otra faceta es la del que


Manual de Orientación y Terapia Familiar 253<br />

el crecimiento de la autonomía personal queda afectada por un raquitismo<br />

psicológico de graves <strong>con</strong>secuencias.<br />

En líneas generales este nivel está muy cerca de lo que personalmente he<br />

denominado "rigidez y dominio" al clasificar las actitudes educativas <strong>familia</strong>res<br />

(RIOS GONZALEZ 1980a) aunque algunas de sus <strong>con</strong>secuencias se aprecian<br />

más en el tipo que he denominado lIinfantilismo ll<br />

, <strong>com</strong>o puede verse en su lugar.<br />

/l. Autoritarismo inestable<br />

En este nivel las notas típicas son la siguientes:<br />

1. El proceso de autopropiación personal se dibuja <strong>con</strong> más energía que en<br />

el anterior, aunque sólo en términos de oposición a la sociedad, de forma<br />

reactiva y hostil, tanto a los otros <strong>com</strong>o a las instituciones.<br />

2. Frente al <strong>con</strong>formismo del nivel 1, aquí el sujeto adopta una postura<br />

negativista.<br />

3. <strong>La</strong> persona se descubre a sí misma <strong>com</strong>o agente hostilmente diferenciado<br />

del medio.<br />

4. El sujeto posee una <strong>con</strong>ciencia de identidad personal, pero define esta<br />

autoimagen de forma negativa.<br />

S. El mantenimiento de su identidad personal coincide <strong>con</strong> no ser invadido<br />

o <strong>con</strong>quistado por nadie.<br />

6. <strong>La</strong> entrega amorosa a otra persona le resulta in<strong>com</strong>patible <strong>con</strong> la defensa<br />

de su integridad, y todo acercamiento lo vive <strong>com</strong>o amenaza.<br />

7. Su última verdad es la negación.<br />

8. Aunque las pautas, premios y castigos, vienen definidas desde arriba ­<br />

<strong>com</strong>o en el nivel 1- la diferencia está en que tales principios son reemplazados<br />

por la imprevisible arbitrariedad del padre. Al niño se le premia hoy<br />

por lo mismo que se le castiga mañana.<br />

9. Tal autoritarismo inestable <strong>con</strong>figura un encuentro negativo <strong>con</strong> el mundo<br />

y determina una demarcación negativa y hostil de las fronteras personales.<br />

10. Los resultados son la aparición de un yo <strong>com</strong>o negación del otro y por la<br />

vía de enfrentamiento, un proceso de autonomía individual que es el<br />

resultado de la necesidad de defenderse de los ataques exteriores, al<br />

mismo tiempo que la identidad personal se define en términos de una<br />

independencia negativa, socialmente destructiva e individualmente estéril.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 255<br />

8. Los resultados más probables de esta. educación sobreprotectora son la<br />

evasión o la entrega servil y astuta al poder. Utilizan cómodamente las<br />

ventajas de que disponen para <strong>con</strong>seguirlo que desean, propiciando, si<br />

es preciso, la voluntad del poderoso a costa de falsificarse y renunciar a<br />

sus <strong>con</strong>vicciones.<br />

9. Es frecuente que este nivel de autoridad se dé actualmente en las nuevas<br />

clases medias que quieren ahorrar a sus <strong>hijos</strong> los esfuerzos y calamidades<br />

que ellos tuvieron que afrontar para mejorar.<br />

De ahí que una <strong>con</strong>clusión de PINILLOS en este sentido sea muy clara: lIel<br />

exceso de facilidades no ganadas <strong>con</strong> esfuerzo es un mal punto de partida para<br />

el logro de una autonomía responsable ll<br />

(I.c. pág. 81).<br />

En mi clasificación de las actitudes educativas figura, <strong>com</strong>o correspondiente a<br />

ésta, la que he denominado Ilhiperprotección", aunque distingo dos modalidades<br />

de la misma: la hiperprotección represiva, que impide la aceptación de una recta<br />

y equilibrada aceptación de la libertad del hijo, yla que llamo indulgente en<br />

cuanto en ella se manifiesta una <strong>con</strong>tinua tendencia a transigir <strong>con</strong> el hijo, a<br />

<strong>con</strong>ceder todo capricho, a dejar hacer, a evitar cualquier frustración. Tales<br />

hiperprotecciones provocan en el hijo sentimientos de inferioridad e inseguridad,<br />

aparte de que el hijo se ve privado de lo <strong>com</strong>petitivo porque todo le viene resuelto<br />

de manera inmediata. Aludo allí a que <strong>con</strong> esta actitud se eliminan la iniciativa<br />

y la responsabilidad.<br />

IV. Independencia creadora<br />

Este IV nivel aparece <strong>com</strong>o adecuado para lo que puede <strong>con</strong>siderarse una<br />

equilibrada forma de ejercicio de la autoridad. Sus características quedan<br />

encuadradas del modo que sigue:<br />

1. Produce una autonomía responsable que, a su vez, genera una <strong>con</strong>ciencia<br />

liberal.<br />

2. <strong>La</strong>s estructuras cognitivas se estructuran en interacción esforzada <strong>con</strong> el<br />

medio.<br />

3. Propicia el desarrollo de una actitud resolutoria y animosa frente a los<br />

obstáculos y frustraciones inevitables de la vida.<br />

4. El yo personal se define <strong>con</strong> firmeza, de forma flexible y abierta en<br />

interacción <strong>con</strong> el medio evaluado <strong>con</strong> realismo y del que el sujeto se<br />

siente responsable.<br />

5. <strong>La</strong> verdad de este tipo de personas es una verdad recíproca y creadora.


256 José Antonio Ríos González<br />

6. El sujeto se sabe agente libre, responsable de sus acciones, pero todo<br />

ello en reciprocidad <strong>con</strong> la sociedad de la que forma parte.<br />

7. <strong>La</strong> integración de los sentimientos de autonomía y <strong>con</strong>vivencia origina una<br />

libertad responsable que no excluye la crítica.<br />

8. Su libertad no es "libertad de..." o "libertad para..." sino "libertad <strong>con</strong>....·,<br />

en solidaridad <strong>con</strong> la sociedad de que forma parte.<br />

A este nivel ha de asociarse la autoridad sana que engarza y asienta sus raíces<br />

en las auctoritas romana, <strong>con</strong>cebida <strong>com</strong>o un fundamenteo benévolo del poder,<br />

<strong>com</strong>o aumento de calidad personal para garantizar el bien de los gobernados.<br />

Lo creativo queda aquí engrandecido y potenciado y hay que volver a afirmar<br />

que si la autoridad <strong>familia</strong>r, y por ello la paterna, está en crisis, no es por falta<br />

de ejercicio, sino por un inadecuado ejercicio de ella en su <strong>con</strong>cepción esencial.<br />

El ejercicio del poder <strong>com</strong>o forma arbitraria, caprichosa y represiva impide el<br />

crecimiento, el augmentum en que se basa el buen ejercicio de la autoridad. El<br />

padre que usa sus poderes para aumentar las capacidades, las posibilidades,<br />

el despertar de potencialidades latentes en el hijo, es un padre sanamente<br />

adornado de la autoridad. El padre que, por el <strong>con</strong>trario, frena posibilidades,<br />

limita potencialidades de manera arbitraria y caprichosa, peca <strong>con</strong>tra la autoridad<br />

rectamente entendida. Esa es, afirmaba en otro lugar, la razón de la actual<br />

crisis de autoridad: porque quien la ejerce la entiende solamente <strong>com</strong>o limitación<br />

y no <strong>com</strong>o estímulo.<br />

***<br />

Este planteamiento de la autoridad lleva anejo un equilibrado y armonioso<br />

modo de aplicar la disciplina. Veamos, por ello, qué papel juega el padre en el<br />

ejercicio de la disciplina <strong>com</strong>o síntesis de una adecuada educación ética.<br />

Stefanía ORlO (1969) distingue cinco tipos de disciplina:<br />

• caprichosa: cuando a períodos de ternura normal siguen otros de rigidez<br />

o de excesiva indulgencia.<br />

• indiferente: cuando los padres no. se preocupan del hijo ni le dirigen<br />

palabras de aprobación o admonición.<br />

• rígida-severa: cuando los padres se exceden en correcciones, prohibiciones<br />

o castigos.<br />

• indulgente: cuando existe tendencia a aceptar y aprobar todo lo que hace<br />

el hijo.


258 José Antonio Ríos González<br />

y <strong>com</strong>o se ha visto al analizar las características del autoritarismo inestable. <strong>La</strong><br />

firmeza crea hábitos y estructuras internas bien organizadas; la rigidez desencadena<br />

reacciones negativas enel hijo cuando no, <strong>com</strong>o afirma el mismo<br />

BILLER, una agresividad desencadenada por la frustración que genera.<br />

En la firmeza puede coincidir un <strong>com</strong>ponente que <strong>con</strong>sidero fundamental: el<br />

afectivo. No hay posibilidad de introducir en el hijo esquemas de disciplina<br />

armónica si no están respaldados por la presencia de referencias afectuosas a<br />

través de las cuales padre e hijo queden vinculados a un mismo valor referencial<br />

que dé <strong>con</strong>sistencia a cuanto pretende incorporarse en la vida personal del hijo.<br />

A este respecto, MOULTON y colaboradores (1966), destacan que el dominio<br />

paterno en el campo disciplinar es un factor ético cuando va <strong>com</strong>binado <strong>con</strong> un<br />

elevado nivel de <strong>com</strong>promiso afectivo, y HOLSTEI (1972) ha descubierto que<br />

tras un adolescente, maduro desde el punto de vista moral, hay un padre<br />

afectuoso, <strong>com</strong>prometido <strong>con</strong> el hijo y de elevada estatura moral.<br />

Cuando HOFFMAN (1971) ha estudiado el desarrollo de la <strong>con</strong>ciencia moral<br />

de acuerdo <strong>con</strong> un cierto número de índices morales, los chicos sin padre<br />

obtuvieron puntuaciones significativamente más bajas en juicio moral interiorizado,<br />

en el sentido de culpa <strong>con</strong>siguiente a la transgresión, aceptación de<br />

la corrección, valores morales y <strong>con</strong>formidad a las reglas. A su vez los profesores<br />

los juzgaron más agresivos, lo que puede significar una dificultad de auto<strong>con</strong>trol.<br />

Estos chicos, aunque <strong>con</strong> una influencia que aparecía menos clara, mostraban<br />

una débil identificación <strong>con</strong> el padre lo que se unía a un menor desarrollo de la<br />

<strong>con</strong>ciencia moral. los que obtuvieron mejor identificación <strong>con</strong> el padre alcanzaron<br />

mayor puntuación en juicio moral interiorizado, en valores morales y en<br />

<strong>con</strong>formidad. Es importante destacar la <strong>con</strong>clusión de los estudios de GLUECK<br />

y GLUECK (1950) y de STANFIELD (1966) según los cuales los chicos que<br />

reciben del padre una disciplina coherente y apropiada, no <strong>com</strong>eten actos<br />

delictivos. Esto parece <strong>con</strong>firmar que los <strong>hijos</strong> sin esquemas disciplinares<br />

transmitidos por el padre, carecen de un modelo del que aprender a retrasar los<br />

impulsos agresivos y destructivos.<br />

Sobre este aspecto tan importante en la dinámica de la relación padre-hijo,<br />

parece <strong>con</strong>veniente establecer algunos criterios que indiquen, aunque sea de<br />

manera amplia, un camino a .seguir en tos trabajos de orientación y revisión<br />

terapéutica de cuanto a<strong>con</strong>tece en este aspecto de la interacción. <strong>La</strong> práctica<br />

clínica demuestra que es un objetivo que aparece necesitado de ayuda en la<br />

problemática de muchas situaciones sometidas a <strong>con</strong>sulta. Para ello sigo los<br />

pasos de cuanto indica BILLER (1974) Y que puede estructurarse así:


Manual de Orientación y Terapia Familiar 261<br />

<strong>La</strong> mayoría de las investigaciones se han centrado en la repercusión que tiene<br />

la ausencia del padre en orden a la identidad psicosexual, pero ello se verá más<br />

adelante.<br />

8. Desarrollo personal y relación paternal<br />

Aunque las áreas de influjo paterno no pueden reducirse a capítulos muy<br />

determinados, parece obligado aludir a algunos que por su importancia práctica<br />

encierran <strong>con</strong>sideraciones de las que necesariamente ha de partir todo orientador<br />

y todo terapeuta <strong>familia</strong>r.<br />

En una <strong>con</strong>sideración global y no particularizada puede decirse que el influjo<br />

paterno <strong>con</strong>stituye el fono de lo que puede entenderse por IInurturance ll<br />

paterna<br />

por diferenciación <strong>con</strong> lo que el mismo <strong>con</strong>cepto encierra respecto a la relación<br />

madre-hijo. BILLER (1974) llega a afirmar que en tal <strong>con</strong>cepto intervienen el<br />

<strong>com</strong>portamiento afectuoso, estimulante y solícito del padre, y que todo esto<br />

puede manifestarse o no a través de actividades de cuidado que son más<br />

<strong>com</strong>unes en las descripciones de la nurturance materna.<br />

De cualquier modo hay que destacar la importancia del tipo de relación paterna<br />

cuando se quiere profundizar en el <strong>con</strong>ocimiento de la <strong>con</strong>stitución personal del<br />

hijo. L<strong>La</strong>ma la atención el ver que hay niños y <strong>adolescentes</strong> que presentan un<br />

adecuado desarrollo personal cuando la interacción padre-hijo ha discurrido por<br />

cauces suficientemente claros y <strong>con</strong>sistentes, mientras que cuando tal relación<br />

adolece de carencias o presenta brechas fácilmente observables, es corriente<br />

en<strong>con</strong>trar <strong>hijos</strong> <strong>con</strong> lagunas cuya plenitud difícilmente llega a alcanzarse. Por<br />

<strong>con</strong>traste suele verse bien cuando la <strong>con</strong>ducta de un niño presenta <strong>com</strong>o dos<br />

caras de una misma realidad: en una de ellas se aprecia estabilidad, cohesión,<br />

posibilidad de progreso, en la otra no hay nada de esto. Al profundizar solemos<br />

en<strong>con</strong>trar <strong>con</strong> ese hijo -niño o adolescente- ha incorporado esquemas y pautas<br />

en un área determinada que coincide <strong>con</strong> aquéllas en las que tradicional y<br />

culturalmente interviene la madre, mientras que otras -en las que aún se sigue<br />

hablando de II<strong>com</strong>petencia del padre ll<br />

- aparecen las lagunas. Es un dato visto<br />

en la <strong>con</strong>sulta y que indica de modo patente cómo la IInurturance ll<br />

materna se<br />

ha realizado al tiempo que ha quedado in<strong>com</strong>pleta y hasta ausente la IInurturance<br />

ll<br />

paterna.<br />

Para que el desarrollo personal vaya acorde <strong>con</strong> un suficiente <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> el<br />

padre es importante intensificar la cantidad y la calidad de las interacciones. Y<br />

más hondamente parece paso obligado el que en tales interacciones coincida<br />

una especie de <strong>com</strong>binación que aúne la disponibilidad paterná para IIdarse ll<br />

y


262 José Antonio Rfos González<br />

un <strong>com</strong>promiso afectivo ("<strong>com</strong>prometerse <strong>con</strong> el hijo·) que se mantenga de<br />

manera persistente. REUTER y BILLER (1973) aluden a algo parecido y lo han<br />

en<strong>con</strong>trado así en los estudiantes de "college" que presentan una adaptación<br />

personal positiva.<br />

Esta finalidad educativa del padre tiende a orientar al hijo en todos los aspectos<br />

de su vida, para lo cual ha de crear un clima que haga posible la apertura total<br />

del hijo ante los ojos del padre. Coincido plenamente <strong>con</strong> VELA (1967) cuando<br />

afirma que "educar es, primeramente, formar la personalidad del hijo en actitud<br />

de apertura, para que esa personalidad naciente <strong>com</strong>ience a ser propiamente<br />

suya y se abra a un mayor enriquecimiento y autoposesión", admitiendo, a su<br />

vez, que esta tarea no admite descansos: lila tarea del padre <strong>com</strong>o educador<br />

-sigue diciendo VELA- es permanente. Educa -o maleduca- siempre. No puede<br />

descansar de esta tarea, <strong>com</strong>o no puede descansar de vivir. O, si se quiere,<br />

educa incluso en el descanso. Cada palabra, cada silencio, cada caricia, cada<br />

mirada, cada ejemplo: todo es educativo".<br />

Pero esta tarea se desglosa y abre en un abanico de situaciones que <strong>con</strong>viene<br />

<strong>com</strong>entar. Veamos.<br />

a) qesarrollo cognitivo y figura paterna:<br />

<strong>La</strong>s investigaciones en este sector ocupan un amplio campo. BILLER (1974)<br />

pone de relieve que algunas investigaciones destacan la asociación que existe<br />

entre una determinada relación padre-hijo y ciertas dificultades que se encuentran<br />

en la vida escolar de los alumnos. Desde un punto de vista metodológico<br />

es necesario destacar los estudios de LESSING, ZAGORIN y NELSON (1970)<br />

dado que en ellos se resuelven algunas cuestiones críticas que canalizan el<br />

modo de estudiar este tema. En primer lugar hay que destacar que su enfoque<br />

mejora los estudios precedentes que asociaban la ausencia paterna e insuficiencia<br />

intelectual, aparte de presentar un análisis más detallado de las diferencias<br />

existentes entre sexos, clases sociales y áreas específicas del<br />

funcionamiento intelectual. Por otra parte establecen un criterio que hasta<br />

entonces no había estado suficientemente claro: se entiende por "ausencia<br />

paterna" el fenómeno resultante de dos años de separación entre padre e hijo,<br />

aunque tal periodo no sea necesariamente <strong>con</strong>secutivo. Una crítica que puede<br />

hacerse desde el punto de vista metodológico es que muchos datos proceden<br />

de casos vistos en clínicas de seguimiento de niños <strong>con</strong> problemas.<br />

Este último aspecto es importante, aunque hay que aclarar que las dificultades<br />

reales para "investigar" en casos prejuzgados <strong>com</strong>o unormales" es un hecho de


Manual de Orientación y Terapia Familiar 263<br />

experiencia diaria. Ni las <strong>familia</strong>s ni las <strong>com</strong>unidades educativas se abren para<br />

colaborar en cuanto supone la aportación de datos que faciliten evitar esta<br />

laguna. Sólo las <strong>con</strong>sultas psicopedagógicas o los centros y equipos que<br />

atienden casos específicos, cuentan <strong>con</strong> datos suficientes y seguidos <strong>con</strong> cierta<br />

<strong>con</strong>stancia y duración temporal.<br />

<strong>La</strong> investigación de LESSING y colaboradores anteriormente citada relaciona<br />

la ausencia paterna <strong>con</strong> el funcionamiento cognitivo de los <strong>hijos</strong>. Estudiando 500<br />

sujetos de 9 a 15 años vistos en una clínica psicopedagógica midieron tal<br />

relación mediante el criterio del nivel de éxito que obtenían estos sujetos en el<br />

test de Weschsler. Sus resultados quedan sintetizados en estos puntos:<br />

Tanto en varones <strong>com</strong>o en hembras la ausencia paterna estaba asociada a<br />

una baja capacidad en las pruebas perceptivo-motrices y manipulativo-espaciales.<br />

• Los varones separados del padre obtenían puntuaciones más bajas que<br />

los que no vivían esta situación, especialmente en las pruebas de aritmética.<br />

• Estas pruebas, en términos de standards sociales, se <strong>con</strong>sideran vinculadas<br />

a la necesidad de aptitudes de tipo masculino.<br />

• Sus <strong>con</strong>clusiones sugieren la existencia de interacciones <strong>com</strong>plejas entre<br />

ausencia del padre y clase social: en las clases obreras, los <strong>hijos</strong> separados<br />

del padre obtenían resultados generalmente más bajos que los que<br />

tenían cer<strong>cano</strong> al padre. <strong>La</strong> menor capacidad se centraba en las pruebas<br />

verbales, las tareas perceptivo-motrices y las manipulativo-espaciales. En<br />

las clases medias los daños globales eran menores y las áreas más<br />

afectadas eran las perceptivo-motrices y manipulativo-espaciales, pero<br />

obtenían puntuaciones más altas en inteligencia verbal.<br />

• Cuando los <strong>hijos</strong> alejados del padre tenían un sustituto paterno los resultados<br />

que obtenían, <strong>com</strong>parativamente <strong>con</strong> aquéllos que no sufrían la<br />

ausencia del padre, no eran significativamente diferentes, lo que parece<br />

puede interpretarse <strong>com</strong>o que un modelo masculino da estabilidad al niño.<br />

En la misma línea, BILLER (1974) afirma que los estudios <strong>con</strong>cuerdan en que<br />

los niños sin padre, al menos tos procedentes de ambientes sociales más bajos,<br />

tienen menos posibilidad de éxito en los tests de inteligencia y en los tests<br />

aptitudinales que los que tienen los <strong>hijos</strong> <strong>con</strong> padre presente (BLANCHARD y<br />

BILLER, 1971; DEUTSCH y BROWN, 1964; LESSING y col., 1970; SAN­<br />

TROCK, 1972). Por otra parte todo parece indicar que en edades más avanza-


264 José Antonio Ríos González<br />

das a las infantiles, tal ausencia paterna incide en las aptitudes de los <strong>hijos</strong>,<br />

<strong>com</strong>o han puesto de manifiesto los estudios de SUTTOM-SMITH, ROSENBERG<br />

y LANDY (1968) que al examinar esta relación -ausencia paterna y puntuación<br />

en tests de aptitudes -en estudiantes de segundo curso universitario, <strong>con</strong>cluyen<br />

que estos sujetos obtenían puntuaciones más bajas en los niveles verbales,<br />

lenguaje y aptitudes en general, siendo mayor la repercusión desfavorable sobre<br />

los varones, al tiempo que aquellos sujetos que tenían un hermano varón<br />

rendían más que los que tenían una hermana, y las hijas únicas <strong>con</strong> padre<br />

presente alcanzaban rendimientos mayores en tests aptitudinales.<br />

Los mismos autores en 1969 amplían sus <strong>con</strong>clusiones en el sentido de hacer<br />

ver que la ausencia del padre tenía un efecto particularmente destructivo sobre<br />

las aptitudes hacia materias científicas en las chicas universitarias. Igualmente<br />

destacan que la ausencia total del padre antes de los 16 años está asociada a<br />

escasa aptitud para las materias científicas, <strong>con</strong>clusiones que llevan al pensa­<br />

miento según el cual la ausesncia del. padre tiene un efecto negativo sobre las<br />

aptitudes escolares.<br />

Todo ello plantea el tema de si el padre tiene un papel importante o no en la<br />

formación de estilos cognitivos en el hijo. El tema es particularmente interesante<br />

cuando se trata de analizar las posibles raíces de ciertos <strong>con</strong>flictos escolares<br />

que se sitúan en el nivel de rendimientos insuficientes en algunas materias o<br />

áreas de la vida académica de los sujetos.<br />

LESSING, ZAGORIN y NELSON (1970) han profundizado en el tema para<br />

escudriñar cómo repercute la ausencia del padre en el funcionamiento cognitivo,<br />

<strong>com</strong>o ya se ha indicado y CORTES YFLEMING (1968) en<strong>con</strong>traron la existencia<br />

de tal interacción en niños negros de escuelas elementales.<br />

El tema, al margen de planteamientos genéricos, se enfoca en el sentido de<br />

ver cómo el padre influye en la adquisición de ciertas capacidades intelectuales<br />

características del sexo al que se pertenece. El fundamento teórico de tal<br />

abordaje está en que parece cierto que las capacidades quedan distribuidas de<br />

un modo peculiar según el sexo (varones más aptos para tareas analíticas,<br />

. espaciales, matemáticas y verbales; hembras más idóneas en fluidez verbal,<br />

uso del lenguaje, capacidad de percibir detalles y aptitud para la lectura), lo que<br />

puede relacionarse <strong>con</strong> el tipo y grado de relación padre-hijo y sus repercusiones<br />

en este sector del funcionamiento intelectual.<br />

Así, por ejemplo, estudiando grupos de <strong>hijos</strong> que no tuvieron presente al padre<br />

por la situación vivida durante la segunda guerra mundial, y cuando los <strong>hijos</strong><br />

estaban en edades <strong>com</strong>prendidaas dentro de las primera infancia, se vió que


266 José Antonio Ríos González<br />

ayudas específicas en su recuperación lectora. Algunos autores llegan a hablar<br />

de que hay cuatro veces más chicos que chicas (BENTZEN, 1963; KOPEL Y<br />

GEERDED, 1933; MARZURKEREWICZ, 1960), al tiempo que se ve que cuando<br />

los profesores son hombres los niños triunfan más en la lectura (PRESTON,<br />

1962; CASCARlO, 1971), detalle que habla elocuentemente a favor de una<br />

relación positiva entre capacidad de lectura y relación <strong>con</strong> figuras y modelos<br />

masculinos.<br />

BILLER (1974) plantea el problema en términos que indican que algunas<br />

clases están saturadas de factores feminizantes, <strong>com</strong>o puede suceder cuando<br />

la enseñanza la imparten de manera preponderante profesoras. Esto se ve<br />

agravado cuando el niño no tiene padre y su vida de relación <strong>con</strong> adultos se<br />

encuentra abocada a una interacción niño-maestra. En tal situación la omnipresencia<br />

de la figura femenina aumenta los <strong>con</strong>flictos de inter<strong>com</strong>unicación<br />

personal y que, según los datos, afecta de manera más directa sobre los hábitos<br />

de lectura.<br />

Es éste un dato que hay que introducir en el análisis de posibles factores<br />

desencadenantes de fracasos escolares en un área tan castigada <strong>com</strong>o es la<br />

que se presenta aquí.<br />

Otro aspecto objeto de estudios sistemáticos es el de la relación existente entre<br />

figura paterna y fracaso/éxito escolar de los <strong>hijos</strong>.<br />

Al tema de la relación <strong>familia</strong> y fracaso escolar he dedicado una obra (RIOS<br />

GONZALEZ, 1973b) -actualmente pendiente de una nueva edición revisada- en<br />

la que he en<strong>con</strong>trado que un 34% de los sujetos que fracasan padecen lo que<br />

denomino "carencia de la figura paterna", no por falta real de la misma, sino por<br />

lo que suelo denominar Ilausencia virtual del padre en cuanto que, aún viviendo,<br />

no hace acto de presencia en la vida emocional y en los niveles educativo de la<br />

relación <strong>con</strong> el hijo.<br />

En relación <strong>con</strong> el éxito escolar las carencias paternas se han clasificado<br />

-según BLANCHARD y BILLER (1971)- en cuatro tipos: a) ausencia paterna<br />

precoz (iniciada antes de los 3 años de edad), b) ausencia paterna reciente<br />

(iniciada después de los 5 años de edad), c) niños <strong>con</strong> escasa disponibilidad del<br />

padre (menos de 6 horas semanales) y d) niños <strong>con</strong> elevada disponibilidad del<br />

padre (más de 2 horas diarias <strong>con</strong> el hijo). En un estudio tendente a relacionar<br />

éxito escolar y disponibilidad paterna según tales tipos, y tomando una muestra<br />

de niños <strong>con</strong> inteligencia media procedente de las clases obrera y media-baja,<br />

en<strong>con</strong>traron las siguientes <strong>con</strong>clusiones:


Manual de Orientación y Terapia Familiar 267<br />

• El grupo de los sujetos cuyos padres tenían una elevada disponibilidad<br />

(tipo d) obtenían un éxito escolar superior al de los otros tres.<br />

• Los sujetos del grupo a) tenían, en general, puntuaciones más bajas que<br />

los restantes.<br />

• Los que quedaban clasificados en los tipos b) y c) tenían resultados<br />

escolares inferiores a los que corresponderíaan a su nivel de escolaridad.<br />

• Los niños del grupo tipo a) aparecían en clara desventaja desde el punto<br />

de vista del éxito escolar y muy bajos en áreas lingüísticas y matemáticas.<br />

• Otros estudios paralelos han detectado que la ausencia precoz del padre<br />

está asociada a un déficit en la <strong>com</strong>prensión de la lectura (DYLL y BILLER,<br />

(1973).<br />

KIMBALL (1952) investigó sobre chicos <strong>con</strong> un alto nivel intelectual <strong>com</strong>parándolos<br />

<strong>con</strong> otros seleccionados al azar para ver qué influía en el bajo<br />

rendimiento de los primeros. <strong>La</strong>s entrevistas y pruebas realizadas <strong>com</strong>probaron<br />

que los que tenían un bajo rendimiento escolar mantenían unas relaciones<br />

inadecuadas <strong>con</strong> el padre. Muchos de los padres estaban en casa muy poco<br />

tiempo e intentaban <strong>con</strong>trolar y dominar a los <strong>hijos</strong> <strong>con</strong> una excesiva disciplina.<br />

Mediante la técnica de frases a <strong>com</strong>pletar, detectó que un número de sujetos<br />

significativamente superior que tenían rendimiento escaso, mantenían una<br />

escasa relación <strong>con</strong> el padre y sus respuestas revelaron sentimientos de<br />

rechazo y hostilidad por parte del padre. Igualmente los datos de técnicas<br />

proyectivas indicaban la presencia de gran hostilidad ante el padre por parte de<br />

los chicos.<br />

GRUNEBAUM y colaboradores (1962) examinaron la vida <strong>familia</strong>r de un grupo<br />

de chicos de enseñanza primaria que, teniendo una inteligencia de tipo medio,<br />

se en<strong>con</strong>traban uno o dos años retrasados en su escolaridad. Todos tenían una<br />

insuficiente relación <strong>con</strong> el padre y a éste lo describían así:<br />

• Persona inadecuada y frustrada<br />

• Persona que había sufrido fracasos<br />

• Inseguro de la propia masculinidad.<br />

• No capaz de ofrecer a los <strong>hijos</strong> un modelo adecuado de <strong>com</strong>petencia<br />

masculina.<br />

• Consideraban a la propia mujer <strong>com</strong>o superior a él.<br />

• <strong>La</strong> propia mujer <strong>com</strong>partía esta percepción.


268 José Antonio Ríos González<br />

Paralelamente, la mayoría de las mujeres <strong>con</strong>sideraban, tanto al hijo <strong>com</strong>o al<br />

marido, personas i-nadecuadas e in<strong>com</strong>petentes y aparecían implicadas en<br />

sabotear en ellos la <strong>con</strong>fianza en sí mismos.<br />

Algunas reflexiones sobre estos datos llevan a la posibilidad de que más allá<br />

de lo que a<strong>con</strong>tece <strong>con</strong> la figura paterna pueda aplicarse a una cierta dinámica<br />

y estructura <strong>familia</strong>r <strong>com</strong>o totalidad. BILLER por ejemplo, plantea la posibilidad<br />

de que la dinámica <strong>con</strong>yugal puede tener una clara influencia sobre el éxito o<br />

fracaso escolar de los <strong>hijos</strong>.<br />

En este sentido SHAW y WHITE investigaron la relación existente entre vida<br />

<strong>familia</strong>r y elevado o bajo rendimiento escolar en alumnos de enseñanza media<br />

y superior <strong>con</strong> inteligencia superior a la media, en<strong>con</strong>trando que los alumnos<br />

<strong>con</strong> un elevado éxito escolar se percibían más parecidos a los propios padres<br />

de cuanto lo sentían aquéllos que tenían un bajo rendimiento, al tiempo que se<br />

percibían más parecidos al padre que a la madre, mientras que los segundos<br />

no lo percíbian así. Existía, pues, una correlación positiva entre autovaloración<br />

del padre y del hijo en el grupo <strong>con</strong> elevado éxito, mientras que no a<strong>con</strong>tecía<br />

así en el otro. De ello se <strong>con</strong>cluye que la intimidad e identificación <strong>con</strong> el padre<br />

está en relación <strong>con</strong> el éxito escolar.<br />

BILLER (1966), por su parte, trabajando <strong>con</strong> chicos de inteligencia superior y<br />

escaso rendimiento escolar, en<strong>con</strong>tró que la mayoría eran <strong>hijos</strong> "alejados" del<br />

padre. Muchos de estos padres eran hombres de éxito, pero en la percepción<br />

de los <strong>hijos</strong> estaban más dedicados a su trabajo que a la <strong>familia</strong>, a lo que las<br />

investigaciones de RADIN (1972) añaden el dato de que tanto la calidad <strong>com</strong>o<br />

la cantidad de las interacciones padre-hijo están fuertemente asociadas al<br />

funcionamiento intelectual de los niños de 4 años. Esta interacción se midió en<br />

función de los <strong>com</strong>portamientos afectuosos o restrictivos del padre, viendo que<br />

el número total de interacciones padre-hijo se correlaciona positivamente <strong>con</strong><br />

las puntuaciones del test Stanford-Binet y <strong>con</strong> el test de vocabulario de PEA­<br />

BODY.<br />

Mi preocupación por el tema del fracaso escolar y las relaciones internas de<br />

la dinámica <strong>familia</strong>r me ha llevado ha examinar algunas variables influyentes en<br />

el tema y así, por ejemplo, sobre una clasificación de las actitudes educativs<br />

presentes en las <strong>familia</strong>s y utilizadas para el trabajo interno de mi <strong>con</strong>sulta (RIOS<br />

GONZALEZ, 1972a) y descritas <strong>con</strong> más detalle en ocasión posterior (RIOS<br />

GONZALE, 1980a) he en<strong>con</strong>trado que las actitudes educativas <strong>familia</strong>res más<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar 269<br />

presentes en los sujetos afectados porfracasos escolares o trastornos escolares<br />

de diversa índole son las que denomino rígida, perfeccionista y exigente, hasta<br />

en un 80% de los casos vistos. <strong>La</strong> dinámica sistémica de fondo se explica en<br />

cuanto que el alto nivel de exigencia y aspiraciones de los padres produce un<br />

bloqueo neurótico de unas buenas capacidades que estaban presentes en el<br />

45% de los sujetos estudiados (22% <strong>con</strong> 0.1. normal; 23% <strong>con</strong> 0.1. superior).<br />

Esto me lleva a defender que <strong>con</strong> excesiva frecuencia entre una buena capaci­<br />

dad y un mal rendimiento se interpone la presencia de una barrera emocional<br />

<strong>con</strong>struidaa por factores ambientales y personales encarnados en las actitudes<br />

erróneas que adoptan los padres <strong>com</strong>o figuras significativas del <strong>con</strong>texto<br />

<strong>familia</strong>r.<br />

Al indagar en el tipo de ambiente <strong>familia</strong>r, dos de mis colaboradores en un<br />

momento dado (GALINO y PEREARNAU, H.) en<strong>con</strong>traron, desde el punto de<br />

vista de las actitudes sanas o inadecuadas adoptadas por los padres de sujetos<br />

superdotados <strong>con</strong> fracasos que:<br />

• Cuando las actitudes de padre y madre son sanas en ambos, el fracaso<br />

escolar aparece en 0% de los casos.<br />

• Cuando uno de ellos adopta cualquiera de las actitudes clasificadas <strong>com</strong>o<br />

no sanas o inadecuadas, aparece el fracaso en el 140/0 de los casos.<br />

• Cuando ambas figuras parentales adoptan actitudes no sanas, el fracaso<br />

se hace presente en el 44% de los casos.<br />

Son datos obtenidos sobre una muestra de 45 superdotados atendidos en<br />

IIStirpe ll<br />

por problemas de rendimiento escolar.<br />

***<br />

Como dimensión particular de la inteligencia se presenta la creatividad en<br />

cuanto capacidad generadora de nuevas ideas. También se ha estudiado qué<br />

relación existe entre ella y la relación emocional que establece el sujeto <strong>con</strong> el<br />

padre. CHAMBERS (1964) y DAUW (1966) han expuesto, basándose en sus<br />

estudios, que los sujetos creativos tienen un padre de óptima instrucción y<br />

elevado status profesional. De los diversos estudios relacionados <strong>con</strong> el tema<br />

paraece que puede obtenerse un perfil que dibuja el tipo de padre que hace<br />

posible el desarrollo de la capacidad creativa en los <strong>hijos</strong>. Más o menos sería<br />

el siguiente:<br />

a) Elevado nivel profesional (DAUW, 1966; HELSON, 1971),


270 José Antonio Ríos González<br />

b) Persona muy autónoma e independiente en su trabajo (WEISBERG y<br />

SPRINGER, 1961).<br />

c) Optima instrucción y ocupación prestigiosa que le permite gran autonomía<br />

(CHAMBERS, 1964; DAUW, 1966).<br />

d) Seguridad e<strong>con</strong>ómica (HELSON, 1971)<br />

e) Persona expresiva, no autoritaria y capaz de dar libertad al hijo (WEIS­<br />

BERG y SPRINGER, 1961).<br />

f) Persona calurosa y aceptante que escucha al hijo más que imponerle su<br />

opinión (CROSS, 1966).<br />

g) Persona de elevados principios e integridad moral (HELSON, 1967).<br />

h) Persónas más <strong>con</strong>troladas, racionales, lógicas y serenas que los padres<br />

de mujeres no creativas (HELSON, 1967)<br />

i) Capaz de <strong>con</strong>ceder al hijo un alto nivel de autonomía.<br />

j) Modelo muy imitado por el propio hijo (LANG, HENDERSON y ZILLER<br />

(1967), citados por BILLER, 1974).<br />

De aquí puede deducirse que un tipo determinado de padre <strong>con</strong>stituye un factor<br />

potenciador de la capacidad creativa del hijo. Una aplicación de tales datos a la<br />

tarea orientadora puede ofrecer caminos que, hábilmente manejados por el<br />

experto, faciliten la toma de <strong>con</strong>ciencia de los padres ante una responsabilidad<br />

que tantas ventajas puede aportar a la maduración del hijo.<br />

BILLER (1974), partiendo de otros datos, se plantea la cuestión de si los sujetos<br />

creativos no proceden también de ambientes <strong>familia</strong>res <strong>con</strong>flictivos o, incluso,<br />

si la carencia precoz del padre no pone en juego mecanismos que llevan a la<br />

potenciación de la creatividad. Así, cita a ALBERT (1969) que descubrió que un<br />

elevado porcentaje de hombres geniales habían perdido al padre durante la<br />

infancia, lo que le permite plantear la hipótesis que una precoz pérdida del padre·<br />

puede permitir al sujeto bien dotado explorar la realidad <strong>con</strong> mayor libertad que<br />

otros, al tiempo que te facilita desarrollar un tipo de <strong>com</strong>portamiento más original<br />

y creativo .. El mismo BllLER indica que otros estudios sugieren que los niños<br />

creativos proceden de <strong>familia</strong>s afectadas por <strong>con</strong>flictos (DREVER y WELlS,<br />

1966; LANG, HENDERSON y ZtLLER, 1967).<br />

Una vez más aparece aquí la necesidad de hacer un estudio detallado de cada<br />

situación <strong>con</strong>creta. Tal vez de la adecuada integración de cuantos elementos<br />

positivos puedan aparecer en las situaciones aparentemente más negativas,<br />

pueda obtenerse un esquema de referencias en el que los datos favorables


Manual de Orientación y Terapia Familiar 271<br />

dejen una huella profunda de cara a la superación de factores inicialmente<br />

adversos.<br />

b) Otras capacidades y figura paterna:<br />

En otras capacidades interviene el padre de manera bastante evidente. Merece<br />

la pena destacar las siguientes:<br />

Los niños que tienen una buena relación <strong>con</strong> el padre se adaptan prontamente<br />

a los cambios sociales de su ambiente (SPELKE, 1973), son más curiosos en<br />

la exploración del ambiente, aparecen más seguros y <strong>con</strong>fiados en el hecho de<br />

ampliar exploraciones, así <strong>com</strong>o se muestran superiores en el desarrollo motriz,<br />

sobre todo en andar a gatas, capacidad de gatear y en la tarea de manipular<br />

objetos (BILLER, 1974c).<br />

Algunas investigaciones destacan en los <strong>hijos</strong> <strong>con</strong> buena relación paterna una<br />

menor ansiedad ante la separación y ante el <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> los extraños. Según<br />

KAGAN (1958a) un 40% de los niños valorados <strong>com</strong>o "poco agresivos" por sus<br />

profesores -frente a un 10 % de los juzgados "muy agresivos"- percibían a la<br />

madre <strong>com</strong>o "el jefe en casa".<br />

MERLOO (1956), a su vez, y partiendo de su experiencia psicoterapéutica, ha<br />

en<strong>con</strong>trado que es <strong>com</strong>ún entre las personas sin padre una falta de cuidadada<br />

percepción del tiempo, lo que parece estar unido a dificultades de auto<strong>con</strong>trol.<br />

En relación <strong>con</strong> la capacidad de proyectar un futuro adecuado, WHOlFORD<br />

y LIEBERMAN (1970) en<strong>con</strong>traron un barrio cubano de Miami que los niños de<br />

primaria sin padre tenían proyectos de futuro menos elaborados que los niños<br />

que tenían padre. lo mismo sucedía <strong>con</strong> estudiantes universitarios observados<br />

por TOlOR, BRANNIGARN y MURPHY (1970) los cuales, si se percibían<br />

distantes del padre estaban en menor grado de proyectarse en una perspectiva<br />

de futuro que aquéllos que se veían cer<strong>cano</strong>s al padre.<br />

BlllER (1974a) <strong>con</strong>cluye que el padre parece tener un papel particularmente<br />

significativo en el desarrollo de la <strong>con</strong>stancia, la motivación para el éxito, el<br />

<strong>com</strong>portamiento autoafirmativo y analítico orientado hacia la resolución de<br />

problemas.<br />

e) Papel sexual y figura paterna:<br />

los procesos de identificación culminan <strong>con</strong> la formación de la propia identidad,<br />

pero ésta, a su vez, se <strong>con</strong>vierte en algo <strong>com</strong>plejo cuyo dinamismo va a<br />

entrar en capas muy profundas de la estructuración personal del ser humano.


272 José Antonio Ríos González<br />

Una parte de esta identidad es la que viene denominándose lIidentidad psicosexual<br />

ll<br />

, entendiendo por tal el "<strong>con</strong>junto de actitudes, de modos de pensar y<br />

reaccionar psicológicamente ante la realidad del sexo, incluyendo la dimensión<br />

afectiva que, en la sexualidad humana, da sentido verdaderamente humano a<br />

la dimensión biológico-instintual ll<br />

(ARTO y TEJERA DE MEER, 1963).<br />

<strong>La</strong> aceptación, integración, maduración y desarrollo de un papel sexual es algo<br />

que empieza a sentirse desde las primeras relaciones en el ámbito de la <strong>familia</strong><br />

y el niño y la niña tienen necesidad de ir caminando progresivamente hacia la<br />

adquisición de una auténtica identidad sexual que ha de pasar por la elección<br />

de un modelo de masculinidad o de feminidad que <strong>con</strong>duzca a la percepción de<br />

IIsí mismo" <strong>com</strong>o varón o <strong>com</strong>o mujer (RIOS GONZALEZ, 1980a). Tal definición<br />

se ha visto a la luz de las interacciones que tienen la figura paterna y materna<br />

en la <strong>con</strong>strucción de la identidad psicosexual del hijo y la hija. Aquí interesa<br />

fijar la atención en cuanto se ha hecho en relación <strong>con</strong> la figura paterna, aunque<br />

hay que admitir que la mayor parte de los investigadores se han centrado en<br />

correlacionar figura paterna y masculinidad <strong>com</strong>o se verá inmediatamente.<br />

En el lugar antes citado he dicho que por lo que respecta a la figura masculina<br />

es el padre el encargado de realizar esta tarea, porque el niño varón -aunque<br />

en la niña la identificación primaria se verifica <strong>con</strong> idénticas repercusiones<br />

maduradoras que <strong>con</strong> el niño- no sólo ha de identificarse <strong>con</strong> el padre, sino que<br />

en él debe en<strong>con</strong>trar un modelo apropiado que le permita <strong>com</strong>parar sus propias<br />

características <strong>con</strong> las que ve reflejadas en la figura varonil del padre. El padre,<br />

<strong>com</strong>o modelo de masculinidad, <strong>con</strong>stituye el último eslabón de la armadura<br />

<strong>com</strong>pleta de la personalidad formada: la identidad <strong>con</strong>sigo mismo <strong>com</strong>o persona<br />

y <strong>com</strong>o persona sexuada.<br />

El padre, pues, juega un papel importante en todo este <strong>com</strong>plejo proceso.<br />

Un dato a tener en cuenta es que la calidad de la relación padre-hijo influye en<br />

el desarrollo masculino del hijo, y tanto más cuanto mayor es la cantidad de<br />

tiempo que pasa el padre en casa. Recuérdese cuanto se dijo al hablar de las<br />

<strong>con</strong>diciones mínimas para la realización de una armónica identificación <strong>con</strong> el<br />

padre. Por otra parte aparece <strong>com</strong>o un factor de desarrollo masculino el grado<br />

en que el padre exhibe un <strong>com</strong>portamiento masculino en todas las interacciones<br />

<strong>familia</strong>res, aspecto que hace necesario un clima en el que el <strong>con</strong>tacto paterno<br />

favorezca la imitación del mismo porque el desarrollo masculino del hijo sólo se<br />

verifica si el padre manifiesta un <strong>com</strong>portamiento masculino en presencia del<br />

hijo. Por <strong>con</strong>traposición a estos datos están el hecho <strong>com</strong>probado por LANSKY<br />

(1956) según el cual los <strong>adolescentes</strong> <strong>con</strong> escasa masculinidad proceden de


Manual de Orientación y Terapia Familiar 273<br />

<strong>familia</strong>s en las que el padre desarrolla un papel tradicionalmente femenino, tal<br />

<strong>com</strong>o no participar en cuestiones de decisión y disciplina <strong>familia</strong>r, dato que ha<br />

<strong>con</strong>firmado ALTUCHER (1957). A este modo de ver la situación, BILLER (1974)<br />

opone que lo que influye negativamente en la masculinidad del hijo no es tanto<br />

que el padre desempeñe papeles femeninos, sino que se dé en él una renuncia<br />

sistemática al papel masculino en la vida <strong>familia</strong>ro que, también haya una parcial<br />

inversión de roles. El mismo autor afirma que el desarrollo adecuado de la<br />

personalidad está facilitado en aquellas <strong>familia</strong>s en las que el padre exhibe<br />

claramente un papel masculino positivo y la madre un papel femenino igualmen­<br />

te positivo.<br />

Este desarrollo sexual adecuado dentro de la personalidad ha llevado a<br />

BILLER y KAYTON (1971) a estudiar grupos de adultos masculinos neuróticos<br />

no perturbados, esquizofrénicos paranoides y esquizofrénicos no paranoides,<br />

en<strong>con</strong>trando que los no perturbados percibían a los padres <strong>com</strong>o adornados de<br />

un <strong>com</strong>portamiento apropiado al sexo en mayor porcentaje que los perturbados,<br />

quienes, a su vez, percibían en menor proporción al padre <strong>com</strong>o figura adornada<br />

de rasgos masculinosya la madre <strong>con</strong> rasgos femeninos. De todo ello <strong>con</strong>cluyen<br />

que un <strong>com</strong>portamiento gravemente perturbado va asociado a dificultad y/o<br />

anormalidad del desarrollo del papel sexual, citando en tal sentido las investigaciones<br />

de BILLER, 1973b; BILLER YPOEY, 1969; CHEEK, 1964; GARDNER,<br />

1967; KAYTON Y BILLER, 1972; McCLELLANO, WATT, 1968; y ZEICHNER,<br />

1955,1956.<br />

<strong>La</strong> profundidad del tema va más allá de lo que puede <strong>con</strong>cebirse inicialmente<br />

<strong>com</strong>o relación padre-hijo, dado que se adentra en sentimientos que están o no<br />

presentes en la vida del padre <strong>com</strong>o persona maduradora. Así, por ejemplo, un<br />

padre que se siente seguro de la propia masculinidad de base, es más probable<br />

que acepte positivamente a la mujer que aquél que rechaza la propia masculi­<br />

nidad o que <strong>con</strong>stantemente ha de ponerla a prueba. Por ello el padre eficaz es<br />

el que anima al hijo a estar satisfecho de su masculinidad y a la hija de su<br />

feminidad, aunque ello se deba identificar <strong>con</strong> un desmedido afán por inculcar<br />

en los <strong>hijos</strong> una rígida asimilación de los estereotipos culturales. Lo que ha de<br />

hacer el padre es estimular lo que hay de peculiar en cada hijo o hija, incluido<br />

en ello el elemento sexual diferenciador.<br />

Todo este <strong>con</strong>junto de elementos maduradores se <strong>con</strong>cretan en un especial<br />

acento de lo afectuoso (MOULTON, 1966).<br />

El tema del poder paterno aparece también aquí, ya que, <strong>com</strong>o afirma 018­<br />

TLER (1964), los universitarios que se describían <strong>com</strong>o masculinos sobre un


274 José Antonio Ríos González<br />

cuestionario de adjetivos, <strong>con</strong>sideraban al padre <strong>com</strong>o una persona muy <strong>com</strong>prometida,<br />

capaz de impartir disciplina y muy <strong>com</strong>petente, lo que resume <strong>com</strong>o<br />

persona -muy poderosa".<br />

Para BILLER (1974) la función que juega el padre en el desarrollo del papel<br />

sexual del hijo adquiere las siguientes líneas de estructuración:<br />

• Una relación calurosa <strong>con</strong> un padre que esté seguro de la propia masculinidad,<br />

es un factor crucial para el desarrollo masculino del hijo.<br />

• Los padres que tienen un padre punitivo y rechazante o pasivo e ineficaz,<br />

tienen, en general, un funcionamiento del rol sexual menos adecuado que<br />

los niños que tienen un padre <strong>com</strong>prometido e interesado que juega un<br />

papel importante y decisivo en la interacción <strong>familia</strong>r.<br />

• El tener padre no garantiza que el desarrollo del rol sexual del niño tendrá<br />

lugar <strong>con</strong> facilidad. No todos los niños cuyo padre está presente se<br />

<strong>con</strong>vierten en masculinos, mientras muchos niños <strong>con</strong> padre ausente<br />

desarrollan modelos de <strong>com</strong>portamiento masculino.<br />

• Puede preverse que los niños <strong>con</strong> un padre disponible y muy importante<br />

sean, <strong>com</strong>o grupo, masculinos <strong>con</strong> mayor seguridad, en especial por lo<br />

que se refiere a la orientación del rol sexual, en relación <strong>con</strong> aquéllos otros<br />

niños de padres ausentes o ineficaces.<br />

También puede predecirse que los niños <strong>con</strong> padre presente pero ineficaz, no<br />

resultan más masculinos que los niños <strong>con</strong> padre ausente (BILLER, 1969).<br />

<strong>La</strong>s investigaciones en este sector han sido muy numerosas y <strong>con</strong>viene<br />

destacar algunas.<br />

SEARS y SEARS (1946) han analizado el influjo de la ausencia del padre en<br />

niños de 3 a 5 años mediante la técnica del teatro de marionetas. Sus <strong>con</strong>clusiones<br />

llegan a afirmar que los niños <strong>con</strong> padre ausente se muestran menos<br />

agresivos y manifiestan una menor diferenciación sexual en el juego <strong>con</strong><br />

muñecos, al tiempo que demuestran menor énfasis en la masculinidad de las<br />

marionetas que representan al padre y al niño.<br />

BACH (1946) <strong>con</strong>cluye que los niños separados del padre producen un retrato<br />

fantástico del padre idealizado, <strong>con</strong> rasgos femeninos si se <strong>com</strong>para <strong>con</strong> los<br />

niños de un grupo de <strong>con</strong>trol que elaboraban las tendencias agresivas del padre.<br />

Para SANTROCK (1970a), en los niños negros de 4/5 años, aparece un<br />

<strong>com</strong>portamiento menos masculino y más dependiente en situaciones del juego<br />

de marionetas, frente a lo que a<strong>con</strong>tece <strong>con</strong> los que tiene un padre ausente,<br />

aunque él no <strong>con</strong>firma que existan diferencias en la agresividad.


276 José Antonio Ríos González<br />

<strong>La</strong>s repecusiones de la interacción padre-hijo en los <strong>con</strong>flictos de identidad<br />

psicosexual adquieren un relieve especial cuando se estructura una <strong>con</strong>ducta<br />

homosexual <strong>com</strong>o variente del <strong>com</strong>portamiento humano en el plano sexual.<br />

También en este sentido se han verificado estudios tendentes a clarificar el tipo<br />

y nivel de influjo paterno en tal situación. En su lugar (RIOS GONZALEZ, 1980a)<br />

he presentado las <strong>con</strong>clusiones de BIEBER y colaboradores (1967) ya ellas me<br />

remito. Parece que destaca el punto de queen los <strong>adolescentes</strong> homosexuales<br />

se encuentran siempre sentimientos negativos, de miedo y de no aceptación del<br />

padre, al mismo tiempo que <strong>con</strong>cluyen que ningún padre de homosexual puede<br />

ser <strong>con</strong>siderado IIpadre normal ll<br />

; quedan catalogados dentro del tipo de padre<br />

IIlejano··, hostil, despreciativo y abiertamente rechazante, en<strong>con</strong>trando que de<br />

179 padres de homosexuales que estudian 79 de ellos corresponden al tipo<br />

denominado IIdistante ll<br />

• Una <strong>con</strong>clusión más les lleva a afirmar que los trastornos<br />

profundos interpersonales en la relación padre-hijo homosexual son irreversibles.<br />

Es un tema, por otra parte, necesitado de revisión que permite plantear nuevas<br />

perspectivas en los enfoques tradicionales que, <strong>com</strong>o se sabe, han acentuado<br />

la vertiente ··desviante ll<br />

de la homosexualidad frente a la vertiente IIvariante ll<br />

que<br />

puede permitir un nuevo planteamiento de la interacción padre-hijo.<br />

c. Procesos de desvinculación <strong>con</strong> el padre<br />

Lo que durante la etapa infantil cristaliza en formas de interacción tendentes<br />

a vincular al padre <strong>con</strong> el hijo, en la adolescencia y juventud adquiere la forma<br />

de una verdadera rotura de vínculos. Sin embargo hay que entender rectamente<br />

este aspecto, dado que en él se centran procesos que pueden resultar beneficiosos<br />

para la maduración del hijo o, por el <strong>con</strong>trario, pueden <strong>con</strong>vertirse en<br />

obstáculos para su maduración.<br />

Ya he aludido en otro lugar a cuanto supone la rotura de dependencias<br />

infantilizantes y que, cronológicamente, tiene un momento preciso en el ciclo<br />

vital de la <strong>familia</strong>. A todo lo dicho allí hay que añadir aquí que el padre<br />

desempeña un papel crucial en este paso inevitable. Cuanto se haya <strong>con</strong>solidado<br />

en la infancia, traduciéndose en formas <strong>con</strong>cretas de interacción enriquecedora,<br />

va a servir de respaldo para la <strong>con</strong>quista de lo que puede llamarse nivel<br />

de dependencia sana. El hijo tiene que separarse del padre, aunque ello haya<br />

de hacerse de tal modo que haga posible que cada uno de ellos -y especialmente<br />

el hijo- capte lo que necesita del otro, pero sin crear lazos que le lleven a<br />

<strong>con</strong>siderar al padre <strong>com</strong>o imprescindible a partir de estas etapas evolutivas.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 277<br />

<strong>La</strong> desvinculación hay que hacerla de modo que los vínculos afectivos no creen<br />

obstáculos que vayan <strong>con</strong>tra lo que son dos metas esenciales para el progreso<br />

personal y <strong>familia</strong>r de cada miembro y cada sistema: la autonomía personal y la<br />

libertad interior.<br />

Los problemas aparecen cuando el padre no es <strong>con</strong>sciente de la necesidad<br />

de esta IIrotura ll que ayuda a madurar. Si no se verifica así, el hijo quedará<br />

anclado en fases que ha de superar a toda costa. En la realidad se observa este<br />

<strong>con</strong>flicto cada vez que en una <strong>familia</strong> se presenta la encrucijada de tener que<br />

optar por formas que permitan la autonomía debida a la edad cronológica de los<br />

<strong>hijos</strong>. Es un momento delicado en el que"se repite una y otra vez lo que ya ha<br />

quedado apuntado en otro lugar: la dificultad de muchos padres para saber ser<br />

el padre que necesita ese hijo o hija adolescente o joven. Querer seguir siendo<br />

el padre de un hijo niño no es ya posible. Y la rotura violenta puede aparecer<br />

cuando los procesos normales no se respetan <strong>com</strong>o debiera ser.<br />

<strong>La</strong> ..diferenciación del hijo ha de adquirir aquí un lugar preferente. El hijo tiene<br />

que definir su identidad, aunque ello hay que hacerlo mediante el desafío de<br />

cuanto ya no le sirve por inadecuado. <strong>La</strong> famosa rebelión <strong>con</strong>tra el padre<br />

-lIasesinato del padre ll<br />

en el lenguaje del psicoanálisis- es un paso inevitable y<br />

necesario. Se trata de romper <strong>con</strong> lo inservible, <strong>con</strong> cuanto fué válido en una<br />

etapa pero que resulta estéril en un nuevo estadio del desarrollo.<br />

En este momento tiene lugar otro proceso que muchos padres dejan pasar sin<br />

advertirlo. Se trata del desmontaje de cuanto ha sido mitificado a lo largo de la<br />

infancia, lo que, por otra parte, no está desprovisto de tensiones y resistencias.<br />

El hijo que empieza a ser independiente IIculpall, en cierto modo, al padre de<br />

todo aquello que puede percibir <strong>com</strong>o causa y raíz de sus dificultades personales.<br />

Ha de criticar muchos cosas recibidas y busca un responsable de todo lo<br />

que empieza a presentársele <strong>com</strong>o menos adecuado para su actual momento.<br />

<strong>La</strong> aparición del fenómeno de un IIresponsablell de sus fracasos y <strong>con</strong>flictos,<br />

desencadena la dinámica de en<strong>con</strong>trar al padre <strong>com</strong>o posible causa de estos<br />

males. El que fué modelo y líder hasta ahora se <strong>con</strong>vierte en objeto de críticas<br />

y ataques. Se le exigen responsabilidades hasta límites excesivos, se trata <strong>con</strong><br />

crueldad al que hasta hace poco se ha adorado y amado. Se da, por ello, una<br />

verdadera lucha II<strong>con</strong>tra el padre ll , y al padre, antes divinizado, se le destrona,<br />

aunque camuflando los brotes de agresividad <strong>con</strong> atisbos de afecto, lo que<br />

<strong>com</strong>plica el análisis profundo de esta realidad.<br />

Lo que la psicología de los grupos ha descubierto <strong>com</strong>o fenómeno de la<br />

revuelta <strong>con</strong>tra el líder, tiene también lugar en el interior de la relación paterno-


278 José Antonio Ríos González<br />

filial. Pero hay que tener en cuenta que esta 11revuelta se presenta <strong>com</strong>o reacción<br />

a una "divinización ll previa del jefe del grupo. Este es, in<strong>con</strong>scientemente,<br />

exaltado en su personalidad, <strong>con</strong>siderado <strong>com</strong>o una figura todopoderosa,<br />

omnisapiente ll (ROF CARBALLO, 1969) y IItras la suma idealización dellllíder ll ,<br />

del jefe del grupo, viene el intento de anularlo de forma simbólica, de destruirlo<br />

y hasta de devorarlo canibalísticamente ll (idem). En la <strong>familia</strong> ocurre igual y hay<br />

que esperarlo así. Conforme el hijo crece en independencia y afirma su autonomía,<br />

el padre irá perdiendo terreno. Pero esto hay que verlo <strong>con</strong> tranquilidad,<br />

<strong>con</strong> la naturalidad de un paso más en la normal evolución del hijo. Sólo habrá<br />

violencia en la medida en que tal momento se prolongue, se intente frenar o se<br />

luche <strong>con</strong>tra él. Por eso ROF CARBALLO (1969) afirma que Hel padre, <strong>com</strong>o<br />

representante de los valores anquilosados, empobrecidos en lo <strong>con</strong>suetudinario,<br />

entristecido por la ausencia de ideales y la invasión del materialismo<br />

burgués, se presenta <strong>com</strong>o estorbo al que es fácil <strong>con</strong>vertir en Ilchivo emisario ll ,<br />

en causa de todo lo malo ll .<br />

En este plano no hay que ver todo <strong>com</strong>o cuajado de elementos negativos. Hay<br />

que insistir una y otra vez en que el padre, en cuanto IIchivo expiatorio", puede<br />

<strong>con</strong>vertirse -o mejor aún, debe <strong>con</strong>vertirse- en nuevo-modelo de identificación<br />

gracias a un modo peculiar de transformar lo que parecía negativo en elemento<br />

positivo. Este fenómeno se denomina identificación <strong>con</strong> el objeto de la agresión,<br />

y gracias a efla, <strong>con</strong> palabras de ROF CARBALLO (1969) lIel agresor...acaba<br />

pareciéndose al objeto que ataca. En realidad puede decirse que la identificación<br />

(por ejemplo, <strong>con</strong> el maestro o <strong>con</strong> una persona admirada) nunca se lleva<br />

a cabo sin una agresión previa, sin un ataque ll .<br />

Este aspecto <strong>con</strong>stituye un dato a manejar en cualquier trabajo de orientación<br />

y terapia <strong>familia</strong>r. Porque en su adecuada o inadecuada solución depende la<br />

positiva o negativa evolución del hijo. Pero .luego insistiré sobre los aspectos<br />

<strong>con</strong>cretos de la terapia y su relación <strong>con</strong> la figura patema.<br />

o. <strong>La</strong> privación paterna<br />

Con este mismo título ha editado BILLER un interesante libro al que vengo<br />

aludiendo <strong>con</strong> frecuencia. Constituye un tema amplio, sugestivo y lleno de<br />

nuevos caminos quees necesario tener muy presente. Pero aquíhay que reducir<br />

el tema.<br />

En mi trabajo de orientación y terapia -y de un modo operativo- distingo dos<br />

tipos de ausencias o privaciones de la figura paterna: la ausencia real que se<br />

da siempre que el padre no existe por alguna de las múltiples razones que


280 José Antonio Ríos González<br />

E. El prob1ema de los sustitutos paternos<br />

En todo proceso evolutivo del ser humano hay un momento en que el padre<br />

deja de ocupar un lugar preferente para darpaso a la aparición de otros modelos.<br />

Esta es la base de la identificación secundaria según la cual el niño empieza a<br />

fijar su atención en adultos que no son el propio padre. Esto tiene su valor y su<br />

importancia y sobre ello me he detenido en otro lugar (RIOS GONZALEZ,<br />

1980a).<br />

Pero cuando no se ha llenado el vacío producido por algunas de las modalidades<br />

de privación paterna, el sujeto debe buscar un modelo que supla y llene<br />

cuanto dejó cubrir el propio padre. Es aquí donde aparece la necesidad de<br />

buscar y tener modelos sustitutivos del padre que tanta importancia ha tenido<br />

en algunos momentos <strong>con</strong>cretos, tales <strong>com</strong>o los vividos <strong>con</strong> ocasión de la<br />

segunda guerra mundial y estudiados por WYNN (1964) entre otros.<br />

Algunos datos parecen <strong>con</strong>firmar que hay muchos niños y <strong>adolescentes</strong><br />

carentes de modelo paterno y hay quien ofrece la cifra de un 100/0 de niños de<br />

Estados Unidos que viven en <strong>familia</strong>s sin padre (HERGOG y SUDIA, 1970)<br />

acercándose a un 50% en algunas áreas (KING, 1945; MOYNIHAM, 1965).<br />

En nuestra cultura el hecho está presente aunque no tengamos datos precisos<br />

que nos permitan hacer una aproximación a la realidad. <strong>La</strong> experiencia de la<br />

<strong>con</strong>sulta se inclina hacia la <strong>con</strong>statación según la cual en muchas <strong>familia</strong>s -y me<br />

atrevo a decir que casi en el 100 % de los casos que acuden en demanda de<br />

orientación o necesitados de terapia- el padre no es el modelo adecuado que<br />

necesita el hijo. Es una realidad alarmante, pero real. De ahí que, <strong>com</strong>o he<br />

adelantado hace un momento, este punto <strong>con</strong>stituya uno de los objetivos<br />

fundamentales de cualquier terapia <strong>familia</strong>r.<br />

En honor a la verdad hay que decir que en muchos casos se han puesto en<br />

juego ciertos dinamismos que <strong>com</strong>pensan esta falta. No es fácil estructurar<br />

cuáles son y cómo funcionan, pero deseo destacar uno que aparece <strong>com</strong>o<br />

particularmente significativo para la creación de sustitutos paternos. Se trata de<br />

lo que denomino la IIpresencia-valorll o imagen incorporada al funcionamiento<br />

emocional del hijo <strong>com</strong>o resultado de algunos vestigios dejados por el padre en<br />

la trayectoria emocional del hijo en alguna etapa anterior. Con otras palabras:<br />

es el resultado del influjo que ejercen los recuerdos de interacciones pasadas<br />

que fueron positivas y válidas, aunque no hayan <strong>con</strong>servado la <strong>con</strong>stancia y la<br />

estabilidad debida para su mantenimiento. Muchos <strong>hijos</strong> <strong>con</strong>servan una imagen<br />

paterna interiorizada a partir de hechos aislados, episodios vividos o recuerdos


Manual de Orientación y Terapia Familiar 283<br />

niveles de la realización del <strong>com</strong>promiso tomen forma muy diversas y peculiares<br />

según cada miembro.<br />

Una vez dado este paso, la presencia paterna enla orientación o terapia puede<br />

esquematizarse acorde <strong>con</strong> los siguientes objetivos.<br />

- Que afronte junto a los miembros la toma de <strong>con</strong>ciencia del tema que<br />

<strong>con</strong>stituye el motivo de la <strong>con</strong>sulta. Es un paso necesario para poder afrontar<br />

el cambio de las reglas, ritos, rotura de mitos y adquisición de nuevos modelos<br />

de interacción. De no hacerlo así seguirá manteniéndose la idea de que el<br />

<strong>con</strong>flicto que se <strong>con</strong>sulta es algo que sólo está en el interior del paciente<br />

designado. El padre -culturalmente muy lejos de verse <strong>com</strong>prometido en los<br />

niveles profundos de la relación <strong>con</strong> el hijo- ha de iniciar una toma de <strong>con</strong>ciencia<br />

que le lleve a abrirse a la posibilidad de tener algo que ver <strong>con</strong> aquello que se<br />

<strong>con</strong>sulta. Y esto no sólo a nivel teórico o especulativo-racional, sino <strong>con</strong> la<br />

subsiguiente <strong>con</strong>clusión de que ha de hacer algo <strong>con</strong>creto para empezar el<br />

cambio que se desea.<br />

Si el padre no entra en este juego interactivo, se mantendrá fuera del ámbito<br />

en que actuará la terapia o la orientación, lo que inevitablemente lleva <strong>con</strong>sigo·<br />

reservarse un potencial de poder que actuará a modo de freno en el esfuerzo<br />

de cambio y de trabajo terapéutico que realicen los demás miembros. El<br />

terapeuta de la <strong>familia</strong> no puede dejar este cabo suelto, a no ser que prefiera<br />

afrontar el trabajo <strong>con</strong> una <strong>familia</strong>- sabiendo que un miembro preponderante -el<br />

padre, en este caso- va a manejar hilos de poder desde fuera del <strong>con</strong>texto<br />

terapéutico. <strong>La</strong>s inexperiencias del terapeuta que <strong>com</strong>ienza <strong>con</strong> <strong>familia</strong>s facilitan<br />

este poder y son las causa de esterilidades en el esfuerzo del terapeuta y de los<br />

que participan en la terapia <strong>familia</strong>r. Los modos en que este <strong>con</strong>trol a distancia<br />

se hace patente son muchos: descalificación del trabajo terapéutico, críticas a<br />

las pautas que van apareciendo, intentos de sabotear las tentativas de cambio,<br />

negativa a posibilitar que quienes quieran puedan participar en la terapia.<br />

Algunas veces -y tengo experiencia de ello- se niega la colaboración e<strong>con</strong>ómica<br />

para que la terapia pueda llevarse a cabo, sobre todo cuando son los miembros<br />

jóvenes de la <strong>familia</strong> los que desean mantener las sesiones porque encuentran<br />

un apoyo y refuerzo en ellas. No hace falta decir que una dificultad de tal<br />

naturaleza tiene fácil solución mediante la redefinición del <strong>con</strong>trato terapéutico<br />

y su vertiente e<strong>con</strong>ómica <strong>con</strong> aquellos miembros menos solventes que deseen<br />

<strong>con</strong>tinuar la terapia.


284 José Antonio Ríos González<br />

- Que el padre entre activamente en la interacción <strong>familia</strong>r que se pone en<br />

marcha <strong>con</strong> el proceso terapéutico. No. basta una colaboración pasiva -no<br />

impedir, permitir, dejar hacer-, sino que es necesaria una participación estimulante<br />

y solícita del padre <strong>con</strong> cuanto hagan los demás miembros. Para <strong>con</strong>seguir<br />

tal finalidad hay que adoptar una actitud orientadora en la que se hagan<br />

presentes cauces de transmisión de información sobre la que asentar actuaciones<br />

<strong>con</strong>cretas por parte del padre. Algunos terapeutas jóvenes que empiezan<br />

a ver cómo se trabaja <strong>con</strong> la <strong>familia</strong> se sorprenden al observan -al menos en mi<br />

caso- que en el transcurso de una sesión no hago escrúpulos para introducir<br />

una intervención en la que doy información respecto a determinada áreas del<br />

<strong>com</strong>portamiento interactivo que debe <strong>con</strong>seguir el padre en la relación <strong>con</strong> los<br />

<strong>hijos</strong> o <strong>con</strong> la esposa. Enseñar al padre lo que debe hacer en la <strong>familia</strong> forma<br />

parte de e"ste nivel, y enseñarlo poniendo ejemplos, sugiriendo posibilidades,<br />

provocando reacciones, estimulando actividades. No dudo en explicar a un<br />

padre la importancia que tiene mostrarse <strong>com</strong>o modelo de identificación para el<br />

hijo; o desmenuzarle <strong>con</strong> lenguaje asequible para su nivel en qué <strong>con</strong>siste la<br />

rotura de dependencias, o los pasos normales del desarrollo intelectual, afectivo<br />

o social para que empiece a discernir lo que es evolutivamente normal de lo que<br />

puede sersignificativo de amenazas o, incluso, primera señal de alarma sobre<br />

posteriores deterioros patológicos. Tampoco renuncio a transmitir a un padre<br />

superocupado lo que importa saber "perder el tiempo" en jugar <strong>con</strong> su hijo, la<br />

capital importancia de que el niño pueda jugar o el adolescente sepa relacionarse<br />

en su mundo social. A veces tras la información viene la prescripción <strong>con</strong>creta<br />

en la que se transmite al padre algo que debe hacer a partir de ahora: dedique<br />

más tiempo a su hijo, pregúntele qué tipo de padre necesita tener, qué le<br />

agradaría ver cambiado en la relación <strong>familia</strong>r, cómo le gustaría que le hablase,<br />

oyese o a<strong>com</strong>pañase en el descubrimiento de nuevas realidades.<br />

<strong>La</strong> misma mecánica de la sesión de terapia <strong>familia</strong>r ofrece múltiples posibilidades<br />

para enseñar al padre a interactuar <strong>con</strong> el hijo o los otros miembros.<br />

Siguiendo la escala de interacción a que se ha aludido en un capítulo anterior,<br />

puede hacerse ver al padre cuándo actúa bien y cuándo deja algo que desear<br />

en relación <strong>con</strong> la clarida de los mensajes, la <strong>con</strong>tinuidad de un tema iniciado,<br />

el interés demostrado ante lo que hace o dice el hijo, la intensidad emocional y<br />

afectiva <strong>con</strong> que muestra su cercanía profunda <strong>con</strong> el mismo y el tipo o nivel de<br />

<strong>com</strong>unicación que pone en práctica para la <strong>con</strong>secución de la relación profunda<br />

que forma parte de la interacción armónica.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 285<br />

Son ocasiones que el buen terapeuta no puede dejar escapar, aprovechando<br />

lo que <strong>con</strong>stituye el "momento terapéutico" idóneo para intervenir. Dejarlo pasar<br />

es desaprovechar una ocasión que tal vez tarde mucho en volver a aparecer.<br />

<strong>La</strong> labor de coterapia permite que estas oportunidades no se esfumen.<br />

- Sacar al padre de cualquier situación periférica. El padre periférico es una<br />

figura muy repetida en las <strong>familia</strong>s que acuden a la <strong>con</strong>sulta. Es la otra cara de<br />

la moneda en la que la mujer aparece <strong>com</strong>o figura central. Para <strong>con</strong>seguir que<br />

ese aspecto tenga una realización inmediata hay que aprovechar la primera<br />

sesión de terapia. Si, <strong>com</strong>o sucede en muchos casos, es la madre quien rompe<br />

el fuego haciendo una exposición detallada de cuanto les trae a la <strong>con</strong>sulta, el<br />

terapeuta deberá interrumpirla muy pronto para introducir al padre en el fluir de<br />

los datos que se muestran. Con ello se logran dos cosas: una es la de delimitar<br />

el uso de poder de la madre <strong>con</strong> un mensaje que puede traducir en algo <strong>com</strong>o<br />

"yo digo esto, pero aquí se quiere escuchar a otros"; una segunda, <strong>com</strong>prometer<br />

al padre en la definición de la situación. Desde ese momento el mensaje se<br />

traduce en un lIyo, padre, aquí, no soy periférico; se me quiere escuchar",<br />

impresión que ha de ser reforzada dándole más tiempo que a otros en la<br />

exposición de cuanto quiera aportar para un mejor <strong>con</strong>ocimiento de la situación.<br />

Personalmente no dejo pasar más de cinco minutos para introducir este factor<br />

de modificación en la dinámica en la primera entrevista. Y el efecto potenciador<br />

de un padre que empieza a ocupar un nuevo lugar en el territorio de la <strong>familia</strong><br />

es evidente. Si no se logra en los primeros momentos es muy difícil recuperar<br />

a este padre periférico para el trabajo posterior. Si se le recupera en un nuevo<br />

modo de sentiry percibir su función paterna, tendremos un aliado inquebrantable<br />

dispuesto a esforzarse en iniciar cambios, gustoso por modificar las interacciones,<br />

colaborador en la creación de nuevas reglas.<br />

Desde la terapia hay que pasar al terreno real y en<strong>com</strong>endarle tareas a través<br />

de las prescripciones en las que ocupe un lugar destacado. Un padre periférico<br />

no debe marchar de la sesión sin una tarea fijada y a la que se asociará gracias<br />

a la alianza que habrá creado <strong>con</strong> él el terapeuta una vez potenciada su<br />

importancia en el <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r. Esta tarea terapéutica ha de ir paralela a la<br />

ya fijada de restar protagonismo a la madre y desplazarla desde el puesto central<br />

a uno lateral en el que pierda el poder inicial.<br />

<strong>La</strong>s secuencias de sesiones ulteriores permitirá valorar hasta qué límites y <strong>con</strong><br />

qué grado de <strong>com</strong>promiso está dispuesto a <strong>con</strong>servar el lugar <strong>con</strong>quistado. Hay<br />

veces que hay que reforzar mucho esta alianza <strong>con</strong> el terapeuta, pero no debe<br />

cejarse en ello puesto que en tal estrategia reside la base de cuanto en otro


286 José Antonio Ríos González<br />

lugar he denominado la jerarquización de la <strong>familia</strong> y en cuya realización ha de<br />

jugar un papel fundamental, aunque no exclusivo ni excluyente, el padre.<br />

El sacar al padre de su lugar periférico debe hacerse más fuerte mediante la<br />

creación de una alianza padre-hijo en tareas que empalmen <strong>con</strong> lo afirmado en<br />

el punto anterior. <strong>La</strong> centralización del padre no puede hacerse mediante la<br />

afirmación de principios en el nivel verbal, sino traducida en cosas <strong>con</strong>cretas y<br />

que sea el padre quien toma decisiones referentes al hijo, que sea él quien pida<br />

cuentas de lo que sea necesario, que a partir de ese momento no se saquen<br />

<strong>con</strong>clusiones sin estar presente el padre. Y que la verificación de tales tareas<br />

ocupe un lugar destacado en la sesión siguiellte. De no marchar <strong>con</strong>forme a lo<br />

previsto, habrá necesidad de insistir en ello <strong>con</strong> nuevas prescripciones.<br />

- Colocar al padre en su lugar territorial y emocional, objetivo que <strong>con</strong>stituye<br />

una aplicación ampliada de lo anterior. Como he de afirmar en el próximo<br />

capítulo esta colocación del padre tiene varios frentes ya que viendo sector por<br />

sector se hace necesario fijar el lugar exacto en el tema de la disciplina, la<br />

autoridad, el estilo educativo, su situación en los respectivos subsistemas, todo<br />

la cual ha de estar muy presente en el trabajo de orientación y terapia para ir<br />

insistiendo en el momento oportuno.<br />

En el fondo se trata de dibujar<strong>con</strong> la mayorprecisión posible los <strong>con</strong>fines reales<br />

en que el padre ha de moverse <strong>com</strong>o marido, <strong>com</strong>o padre, <strong>com</strong>o persona <strong>con</strong><br />

su propia identidad. Esto supone enseñaral padre a mezclarse en su subsistema<br />

<strong>con</strong>creto cuando sea <strong>con</strong>veniente, pero también a saber salir de él cuando no<br />

haya más remedio que hacerlo para la adecuada delimitación de los respectivos<br />

subsistemas. El criterio que hará ver que el padre no ocupa su lugar territorial o<br />

. emocional es el de la presencia de<strong>con</strong>flictos que pierden virulencia cuando cada<br />

cual está en su lugar <strong>con</strong>forme a una idea jerarquizada del sistema <strong>familia</strong>r. Aquí<br />

caben enfoques, pero cada terapeuta debe tener una referencia sobre la que<br />

actuar y este cuadro referencial debe tener un respaldo teórico basado en lo<br />

que es el desarrollo evolutivo de un hijo que se relaciona <strong>con</strong> un adulto que es<br />

su padre. Unicamente habría que añadir aquí que la defensa de tal colocación<br />

paterna no ha de entrar en <strong>con</strong>flicto <strong>con</strong> una hipotética preponderancia frente a<br />

la madre. Cada cual tiene su lugar, aunque este lugar deba ser fijado <strong>con</strong>forme<br />

al modelo de <strong>familia</strong> que desean sus miembros y a la salvaguardia de la identidad<br />

de cada uno de ellos.<br />

- Que la función paterna sea un factor de maduración personal para el adulto<br />

que ocupa tal lugar, finalidad que obliga al terapeuta a intensificar la identidad


288 José Antonio Ríos González<br />

Veamos separadamente cada uno de estos puntos.<br />

1. Valor de la fratría en la maduración<br />

Aunque la influencia de los hermanos suele verse <strong>con</strong> una excesiva acentuación<br />

de aquellos aspectos que resultan negativos o limitantes de lo que puede<br />

ser el adecuado desarrollo de la personalidad infantil, interesa resaltar aquí<br />

aquéllos otros que pueden formar un verdadero <strong>con</strong>junto de estímulos positivos<br />

tendentes a potenciar las capacidades positivas del ser en evolución.<br />

<strong>La</strong> experiencia clínica rectamente utilizada en lo que es la búsqueda de<br />

alianzas y coaliciones en el interior del sistema <strong>familia</strong>r, y más <strong>con</strong>cretamente<br />

en el subsistema fraternal, ofrece datos capaces de poder afirmar que los<br />

hermanos ayudan a:<br />

- Convivir, dado que la interacción fraterna se <strong>con</strong>vierte en una verdadera<br />

escuela para estructurar los mecanismos de cooperación, aceptación de límites,<br />

respeto a las necesidades de los otros y aceptación de los deberes propios<br />

frente a los derechos de los demás. <strong>La</strong> vida de la <strong>familia</strong> en el plano de los<br />

iguales permite repetir muchas ocasiones en las que la cualidad o virtud de la<br />

<strong>con</strong>vivencia es un requisito necesario para <strong>con</strong>seguir un mínimo de felicidad<br />

<strong>com</strong>partida.<br />

- Competir de modo sano y no destructivo ya que la misma dinámica fraternal<br />

obliga a que cada cual busque aquello que le es más útil para <strong>con</strong>seguir su<br />

propia definición personal a la vez que le hace más coherente <strong>con</strong>sigo mismo<br />

para afirmarse y diferenciarse frente a las características peculiares de los otros.<br />

<strong>La</strong> <strong>com</strong>petencia sana facilita la definición de la propia identidad, obligando a<br />

poner en juego dinamismos que refuercen la propia estabilidad. No es menos<br />

importante que en esta situaci.ón de <strong>com</strong>petitividad se encuentre la base para<br />

tener asegurada la posibilidad de progreso personal. Por todo ello -y porque<br />

desde mi punto de vista se dan cita aquí tres rasgos básicos de la personalidad<br />

madura (coherencia, estabilidad y progreso) -la fratría adquiere un valor insustituible<br />

cuando se le dan todas las posibilidades de realización en un <strong>con</strong>texto<br />

equilibrado y sano.<br />

- Relacionarse <strong>con</strong> el otro, establecer lazos que permitan una amplia y<br />

cualificada red de <strong>com</strong>unicaciones puede iniciarse en la interacción <strong>con</strong> los<br />

hermanos. En la fratría se establecen relaciones de igualdad, de diferenciación<br />

<strong>con</strong> unos miembros mayores que el sujeto que se ve en el centro de la relación,


Manual de Orientación y Terapia Familiar 289<br />

<strong>con</strong> los miembros menores, etc. <strong>La</strong> socialización y lo que <strong>con</strong>stituye la verdadera<br />

humanización encuentra en la <strong>con</strong>stelación de hermanos una verdadera escuela<br />

de aprendizajes múltiples.<br />

Junto a estas tareas de <strong>con</strong>vivir, <strong>com</strong>petir y relacionarse <strong>con</strong> los otros,<br />

aparecerán otras funciones que las <strong>com</strong>pletan y enriquecen tales <strong>com</strong>o la<br />

cooperación, la emulación, el aprender a <strong>com</strong>batir aceptando los propios límites,<br />

sin olvidar algunos matices de lo que es, en una fratría <strong>com</strong>puesta de varones<br />

y hembras, la aceptación de ciertos papeles vinculados al sexo y que no siempre<br />

saben aprovechar todas las <strong>familia</strong>s que se ven en esta situación. A todo ello<br />

hay que añadir que la fratría ofrece una posibilidad de que sus miembros<br />

aprendan a resolver ciertas situaciones por ellos mismos, sin acudir a la ayuda<br />

o respaldo de adultos, aspecto que tampoco suele valorarse porque muchos<br />

adultos intervienen <strong>con</strong> excesiva intensidad en el mundo de los <strong>hijos</strong>. <strong>La</strong> fratría<br />

facilita tomar <strong>con</strong>ciencia de lo que en otro lugar se describe <strong>com</strong>o "mundo de<br />

los <strong>hijos</strong>", "mundo de los niños", en el cual, para ser sano, no han de entrar los<br />

mayores a no ser <strong>con</strong> ciertas <strong>con</strong>diciones y cautelas.<br />

2. Rivalidad fraterna<br />

Ya ha quedado apuntado que una función esencial de los hermanos es la de<br />

ayudar a la mejor socialización del niño. Pero no es menos cierto que tal proceso<br />

va a en<strong>con</strong>trar dificultades y dolores que es preciso tener muy en cuenta. Un<br />

obstáculo, inevitable y a su vez enriquecedor, es el que <strong>con</strong>tituye el paso<br />

obligado mediante el cual el niño hace la elevación de sus sentimientos desde<br />

la rivalidad a la amistad y la colaboración. Estos últimos sentimientos se<br />

traducirán en actitudes que van a ser un término óptimo de lo que es el proceso<br />

relacional <strong>con</strong> los hermanos.<br />

El nudo central del proceso está, por lo tanto, en la buena disolución de los<br />

mecanismos que <strong>com</strong>ponen la actitude de rivalidad <strong>con</strong> los hermanos. Veamos<br />

este aspecto.<br />

Siguiendo algunas ideas de L. CORMAN (1970), las tensiones entre hermanos<br />

pueden <strong>con</strong>cretarse en el fenómeno de la rivalidad en tres niveles fundamentales:<br />

• rivalidad cuerpo a cuerpo<br />

• rivalidad de rechazo<br />

• rivalidad mediante la negación del rival


290 José Antonio Ríos González<br />

Rivalidad cuerpo a cuerpo:<br />

Paradójicamente a cuanto pudiera parecer es la menos profunda. Los padres<br />

suelen mostrarque un hijo está en este nivel cuando afirman de un hijo: "siempre<br />

está pegándose <strong>con</strong> el otro o la otra; pero se llevan muy bien, se quieren mucho".<br />

y es verdad. Ocurre en la vida de cualquier <strong>familia</strong> y la ausencia de este<br />

<strong>com</strong>portamiento puede ser un síntoma de actitudes no sanas entre hermanos.<br />

Este tipo de rivalidad suele presentarse cuando el niño -<strong>con</strong> independencia de<br />

su sexo- <strong>com</strong>ienza a ser <strong>con</strong>sciente de su fortaleza física o ciertas capacidades<br />

de poder y dominio. Empieza a estructurarse de un modo más claro y evidente<br />

alrededor de los dos o tres años de edad, <strong>con</strong> indicios claros de un predominio<br />

de los <strong>com</strong>ponentes sádicos de que habla la psicología profunda. Coincide, por<br />

otra parte, <strong>con</strong> la puesta en juego de un mayor número de capacidades motrices<br />

y <strong>con</strong> una explosión de pulsiones agresivas fuertes y escasamente <strong>con</strong>troladas.<br />

El niño, en medio de este <strong>com</strong>plejo de fuerzas y tensiones, ha de buscar una<br />

canalización que suele expresarse mediante el deseo de poder sobre el herma­<br />

no.<br />

Es una rivalidad en la que se da cauce a la necesidad de descargas de energías<br />

y dinámicamente tiene el gran valor de expresar el deseo de imponerse. En el<br />

fondo de tal rivalidad, traducida en peleas, riñas, golpear, morder y hasta escupir<br />

al otro hay un verdadero deseo de <strong>com</strong>petir y ver "de qué soy capaz". Tras tal<br />

<strong>com</strong>portamiento se oculta una intencionalidad: ver cómo poder sobre el otro y<br />

ver, al mismo tiempo, cómo reacciona el otro ante lo que él mismo puede<br />

empezar a percibir <strong>com</strong>o no permitido, <strong>com</strong>o "malo" a fin de iniciar un camino<br />

para saber dónde y cómo colocar lo que percibe y teme <strong>com</strong>o dañino.<br />

Este tipo de <strong>con</strong>ducta asiste a muchos padres y educadores, siendo así que<br />

es un modo de <strong>com</strong>portamiento que permite la adquisición de nuevos modelos<br />

de interacción. El niño que entra en esta dinámica capta perfectamente cuáles<br />

son sus posibilidades reales y sus limitaciones en el nivel de las capacidades<br />

físicas y de dominio. Para los padres es una ocasión propicia que les permitirá<br />

descubrir y enseñar al niño el sentido de todo cuanto vive. Su canalización le<br />

ayudará a vivir situaciones de emulación, adquisición de destrezas, superación,<br />

defensa ante el otro, así <strong>com</strong>o la canalización de una agresividad que en vez<br />

de derivar hacia formas destructivas, cristalice en modalidades más positivas.<br />

También aquí la no intromisión del adulto <strong>con</strong>stituye un factor a tener en cuenta.<br />

Cuando el adulto se mezcla en este mundo de rivalidad cuerpo a cuerpo es<br />

cuando el niño no aprende nada de cuanto es normal en su <strong>con</strong>ducta impulsiva<br />

infantil.


Rivalidad de rechazo:<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

Es la más peligrosa. No aparece en el niño descrito <strong>com</strong>o peleón y luchador,<br />

sino en el que rompe el <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> el hermano. Es curioso ver cómo se<br />

manifiesta esta realidad en los niños y las técnicas proyectivas que se utilizan<br />

en el campo psicológico permiten ver, por ejemplo, cómo el hermano-rival no<br />

aparece, ya sea en un relato, ya sea en un dibujo de la <strong>familia</strong>. A veces se<br />

representa al hermano aislado del resto de los miembros del sistema <strong>familia</strong>r o<br />

metido en un círculo que lo aísla más, o en un extremo de la escena.<br />

El rechazo, verbalizado o no, es una realidad que viven muchos niños. <strong>La</strong><br />

expresion de tal actitud básica es múltiple: no permitir que el hermano tome parte<br />

en los propios juegos, no dejar cosas propias a ese hermano, criticar sus<br />

modales para ridiculizarlo o agrandar lo que se estima negativo en su <strong>con</strong>ducta<br />

o en sus modos de actuar. <strong>La</strong>s verbalizaciones que se usan algunas veces son<br />

elocuentes. En la <strong>con</strong>sulta se han escuchado las siguientes: IIQuiero que<br />

Enriqueta (la hermana) vaya a la guerra y la maten ll<br />

; o aquel niño que al saber<br />

que nacería un hermano afirmaba: IIpues ese va a durar poco porque le<br />

ahogaré ll<br />

• Otro describía al hermanito <strong>com</strong>o lIuna cosa roja que grita yapesta ll<br />

,<br />

definición que era más positiva que la del que afirmaba que el hermano era<br />

licero, cero, cero ll<br />

• No faltan ocasiones en que la negación del hermano se hace<br />

mediante un rodeo sutil para negar al hermano-rival <strong>com</strong>o hermano-real diciéndole:<br />

IIAnda, anda...díselo a tu mamá ll<br />

o lIa tí no te quiso papá... Tu viniste porque<br />

el cobrador del autobús te entregó a mamá ll<br />

•<br />

En el fondo de este tipo de rivalidad hay un <strong>com</strong>ponente de hostilidad por celos<br />

que no puede omitirse. Como se verá más adelante la presencia del hermano<br />

es una ocasión para elaborar la propia capacidad de afrontar una frustración<br />

profunda y un verdadero sentimiento de pérdida de afecto. En este último sentido<br />

la rivalidad de rechazo oculta y disimula una profunda necesidad de llamar la<br />

atención, de captar el afecto, de agredir a quien se valora <strong>com</strong>o causa y origen<br />

de todos los males propios.<br />

Ante tales situaciones muchos padres se interrogan acerca de por qué suceden<br />

estas cosas cuando tratan a todos por igual. No son <strong>con</strong>scientes de que<br />

tras la frase -que hay que admitir aunque sin renunciar a desafiarla cuando sea<br />

el momento propicio- hay diferencias que el niño capta perfectamente. En el<br />

rechazo del otro palpitan muchas carencias que no siempre se descubren y casi<br />

nunca se suplen. Para <strong>com</strong>probar tal afirmación hay que observar otros <strong>com</strong>portamientos<br />

colaterales en los que se exterioriza cuanto dinamiza un <strong>com</strong>portamiento<br />

observable.<br />

291


292 José Antonio Ríos González<br />

Personalmente creo que un factor de verificación lo <strong>con</strong>stituye la presencia de<br />

somatizaciones o la aparición de <strong>com</strong>portamientos regresivos que no son más<br />

que el <strong>com</strong>portamiento sintomático de quien se encuentra mal en capas más<br />

profundas. Son modos de <strong>con</strong>ducta para llamar la atención y eliminar tensiones.<br />

En los <strong>com</strong>portamientos regresivos se oculta un deseo de identificación <strong>con</strong> el<br />

rival para recibir de éste -ordinariamente de menor edad- ciertas <strong>com</strong>pensaciones<br />

al mismo tiempo que se pretende <strong>con</strong>seguir de los mayores los mismos<br />

cuidados y atenciones que aún recibe el rival. <strong>La</strong> vuelta a esquemas ya<br />

superados es un modo ladino de pedir igualdad de trato y la <strong>con</strong>cesión de los<br />

mismos privilegios que se proporcionan al más pequeño.<br />

Rivalidad mediante la negación del rival:<br />

CORMAN la une <strong>con</strong> la denominada "rivalidad de rechazo". Personalmente<br />

creo que puede distinguirse <strong>com</strong>o una verdadera modalidad, ya que no se trata<br />

tanto de un "rechazo" cuanto de una verdadera "ignorancia", lo que en mi criterio<br />

<strong>con</strong>tiene un mayor <strong>com</strong>ponente de agresividad hacia el hermano. Cuando<br />

CORMAN dice que niega al otro su derecho de existir, que se niega su<br />

existencia, está indicando algo más profundo que el simple rechazo. En tal<br />

actitud hay capas demasiado profundas, superpuestas progresiva y paulatinamente<br />

a lo largo de mucho tiempo. Y por ello mismo desmontar este <strong>com</strong>plejo<br />

tramado no es tarea fácil en la labor de orientación y terapia. Esta modalidad ha<br />

estado presente en los <strong>con</strong>flictos de un chico tratado por mí y en relación <strong>con</strong><br />

un hermano gemelo. <strong>La</strong> actitud permanente hacia el hermano era -y sigue<br />

siendo, aunque <strong>con</strong> una tendencia a mejorar- la de vivir <strong>com</strong>o si el otro no<br />

existiera. Tras una apariencia suave y cordial, lo cierto es que su hermano no<br />

significaba nada para él. Y en el fondo palpitaba la permanente necesidad de<br />

defenderse de quien estaba percibido <strong>com</strong>o un rival en ciertas áreas en que su<br />

madurez y sus éxito eran mayores que los obtenidos por el primero.<br />

Estas son, sucintamente, las manifestaciones más frecuentes del fenómeno<br />

de la rivalidad fraterna. Es, por lo dicho, un proceso necesario para la maduración<br />

y su sentido evolutivo ha de ser <strong>con</strong>ocido por los padres para adoptar una<br />

actitud de <strong>com</strong>prensión y aceptación. A<strong>com</strong>pañar al hijo en medio de la elaboración<br />

de cuantos mecanismos se encierran en tal proceso, <strong>con</strong>stituye una<br />

verdadera ayuda. De su rivalidad sacará provecho, siempre y cuando los adultos<br />

sean capaces de prestar el apoyo <strong>con</strong>veniente para que su canalización sea<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar 293<br />

positiva. <strong>La</strong> emulación, el deseo de superar al otro, la necesidad de afirmarse<br />

ante sí mismo, son puntos de apoyo para que tal experiencia sea enriquecedora.<br />

3. Reacción al nacimiento de un hermano y respuesta a la<br />

frustración<br />

El nacimiento de un hermano desencadena nuevos <strong>com</strong>portamientos en el<br />

niño. Todos los padres lo saben aunque no siempre se tenga una idea exacta<br />

de cuanto tiene lugar en los funcionamientos intrapsíquicos del niño. Se alude<br />

a nuevas formas de actuar, se relatan episodios del tipo de los descritos en<br />

páginas anteriores, pero es preciso estructurar tales <strong>con</strong>ductas en torno a<br />

variables que, al tiempo que facilitan la observación de <strong>con</strong>ductas positivas o<br />

negativas, permitan establecer criterios de actuación a nivel de orientación y<br />

terapia <strong>familia</strong>r.<br />

v. TERRANA (1963) ha investigado el <strong>com</strong>portamiento del primogénito al<br />

nacer el segundo y aunque sus <strong>con</strong>clusiones tienen muy en cuenta este orden<br />

de colocación en el interior de la fratría, pienso que sus observaciones son<br />

perfectamente aplicables a otros hermanos, cualquiera que sea su orden en la<br />

serie fraterna.<br />

Parece que los <strong>com</strong>portamientos observados en el nacimiento de un hermano<br />

pueden agruparse en torno a dos grandes áreas:<br />

a) <strong>com</strong>portamientos agresivos<br />

b) <strong>com</strong>portamientos regresivos<br />

sin excluir otros matices sobre los que se hará algún <strong>com</strong>entario.<br />

a) Comportamientos agresivos:<br />

Se clasifican dentro de este gran grupo todos los <strong>com</strong>portamientos de tipo<br />

verbal o de actuación directa mediante los cuales un niño agrede al nuevo<br />

hermano. Ya se dijo en otro lugar que la verbalización no siempre se manifiesta,<br />

siendo así que la agresividad toma formas exteriorizadas de <strong>con</strong>ductas lesivas<br />

para el otro. TERRANA clasifica aquí los casos citados por el propio FREUD en<br />

su descripción de las reacciones del pequeño Hans al nacimiento de su hermana<br />

y el caso citado por JUNG de la pequeña Ana la cual, apenas le presentan a su<br />

hermano declara su propósito de matarlo. También coloca aquí aquellos otros<br />

casos más violentos que describen DESCURET (1841) YBAUDOUIN (1931)<br />

quienes, respectivamente, aluden al caso de un chico de doce años que arroja<br />

en la garganta de su hermana una vela y la llena de cenizas calientes y el de


294 José Antonio Ríos González<br />

un niño de cuatro años que derrama en los ojos del hermano tintura de iodo por<br />

haber sido alabado en su presencia.<br />

Con cualquiera de tales <strong>com</strong>portamientos agresivos es evidente que se trata<br />

de causar.un mal al otro hermano. Luego se dirá qué actitud educativa hay que<br />

adoptar ante estos modelos de <strong>con</strong>ducirse.<br />

b) Comportamientos regresivos:<br />

<strong>La</strong> casuística en este plano es muy frecuente y más normal desde un punto<br />

de vista psicológico y educativo. En líneas generales, y <strong>com</strong>o es bien sabido,<br />

se trata de modos de retornar a estadios de desarrollo ya superados: dejar de<br />

hacer lo que se sabía, pedir ayuda en lo que ya se era autosuficiente, solicitar<br />

que se haga <strong>con</strong> uno lo que se hace <strong>con</strong> el recién nacido. <strong>La</strong>s áreas en las que<br />

las regresiones florecen <strong>con</strong> gran fuerza son, por ejemplo, las del <strong>com</strong>er,<br />

vestirse, expresar las propias necesidades, pedir el pecho, ser querido de un<br />

modo muy infantil, pedir que se le coja en brazos, etc.<br />

Es evidente que no todas las regresiones tienen la misma importancia e<br />

intensidad, sino que admiten niveles. El autor que vengo citando habla de tres<br />

niveles de regresiones: leve, grave y un tercer tipo que denomina regresiónagresión.<br />

- <strong>La</strong> regresión leve está <strong>con</strong>stituida por aquellos modos de <strong>com</strong>portamiento<br />

que suponen un retorno a situaciones ya superadas en la relación madre-hijo y<br />

en las que predomina un deseo de llamar la atención y exigir cosas para las que<br />

ya era autosuficiente: querer ser cogido, mimado, lactado...<br />

<strong>La</strong> regresión grave <strong>con</strong>stituye un tipo de reacción de mayor intensidad, <strong>con</strong><br />

evidente aparición de síntomas que indican una participación emotiva más<br />

profunda, al tiempo que adoptan ante el nuevo hermano una actitud de indiferencia<br />

y frialdad que se refuerza <strong>con</strong> las insistentes exigencias a la madre y la<br />

aparición de formas de inquietud, enuresis, insomnios, anorexia y adelgazamiento.<br />

<strong>La</strong> regresión-agresión tiende a eliminar al recién nacido. El <strong>com</strong>portamiento<br />

adquiere aquí formas de malos tratos, golpes, intentos de hacerlo caer de la<br />

cuna, pellizcarle, meter los dedos en los ojos, y así sucesivamente. En este nivel<br />

los síntomas de regresión son más o menos graves <strong>con</strong> <strong>com</strong>portamientos en<br />

los que se alterna lo verbal <strong>con</strong> lo directamente ejercido.<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar 295<br />

De cualquier modo lo que parece claro es que en una u otra forma -agresiva<br />

o regresiva y sus respectivos niveles- lo que queda afectado hondamente es la<br />

dinámica afectiva del hijo <strong>con</strong> la madre y todo ello por obra y gracia de la<br />

aparición de un nuevo hermano. Lo que no parece tan claro es cómo se <strong>con</strong>creta<br />

tal dinamismo, ya que en unos casos se advierte un intento por reforzar los<br />

ligámenes afectivos <strong>con</strong> esa madre que se teme perder mientras que en otros<br />

casos se acentúa el rechazo de la madre paralelamente a una más clara<br />

polarización afectiva hacia el padre. En cualquier caso no es temerario decir que<br />

el niño atrapado en esta tensión dinámica vive una verdadera y profunda<br />

ambivalencia tanto <strong>con</strong> los adultos -padre y madre- <strong>com</strong>o <strong>con</strong> el nuevo hermano,<br />

ya que junto a tal cúmulo de sentimientos negativos no faltan <strong>com</strong>portamientos<br />

de afectividad <strong>con</strong> los que intenta adaptarse a la nueva e inevitable situación.<br />

Los datos de V.TERRANA indican que, <strong>con</strong> cualquiera de sus modalidades, el<br />

<strong>com</strong>portamiento de los primógenitos se altera al nacer un hermano en un 60%<br />

de los casos, aunque la frecuencia, según tipos, sea <strong>com</strong>o sigue:<br />

Tipo<br />

Regresión leve<br />

Regresión grave<br />

Regresión-agresión<br />

Ninguna reacción<br />

Frecuencia<br />

35%<br />

23%<br />

11 % 69%<br />

31 %, aunque parece que esta<br />

cantidad sea superior a lo<br />

que a<strong>con</strong>tece en la realidad.<br />

Siguiendo sus observaciones es interesante ver qué factores <strong>con</strong>tribuyen a<br />

tales tipos de reacción, destacando, para un mejor <strong>con</strong>ocimiento de esta<br />

frecuente realidad objeto de tantas <strong>con</strong>sultas, los siguientes aspectos:<br />

1. Edad del primógenito al nacer el segundo.<br />

2. Sexo<br />

3. Preparación psicológica para el hecho.<br />

4. Alejamiento ocasional<br />

5. Antecedentes patológicos <strong>familia</strong>res<br />

6. Estructura del núcleo <strong>familia</strong>r<br />

7. Condiciones psicológicas antecedentes del primogénito.


296 José Antonio Ríos González<br />

1. Edad al nacer el hermano:<br />

El mayor número e intensidad de reacciones se da cuando el primogénito tiene<br />

entre 1.6 añosy 2,5, seguido de aquéllos que están entre 1,1 Y 1,5 años. <strong>La</strong><br />

reactividad es menor cuando la edad está situada ya a partir de los 3,1 años.<br />

2. Sexo<br />

Menor frecuencia en función del tipo de regresión:<br />

- Leve: a partir de los 3,1.<br />

- Grave: entre 1,1 Y 1,5 años<br />

- Agresión-regresión: entre 2,6 y 3,5.<br />

Mayor frecuencia:<br />

- Leve: entre 1,6 y 2 años<br />

- -Grave: entre 2,1 Y 2,5 años.<br />

- Agresión-regresión: entre 1,6 Y 2 años<br />

• <strong>La</strong> reacción regresión-agresión es prerrogativa casi exclusiva de los varones,<br />

tanto cuando el recién nacido es del mismo sexo <strong>com</strong>o cuando es del<br />

otro.<br />

• <strong>La</strong> regresión grave es más frecuente cuando el primogénito es de sexo<br />

diferente al nacido.<br />

• <strong>La</strong> diferencia de sexo favorece las reacciones de tipo regresivo simple o<br />

leve y aumenta la de tipo agresivo-regresivo cuando el primogénito es<br />

hembra.<br />

3, Preparación psicológica para el hecho:<br />

No parece que este dato influya de manera suficientemente clara. Los no<br />

preparados para la llegada de un nuevo hermano tienen reacciones de tipo<br />

regresión leve hasta en un 25,4%.<br />

4. Alejamiento ocasional:<br />

Se entiende aquí por tal alejamiento la separación del hermano por un período<br />

superior a un día. El alejamiento ha provocado reacciones más fuertes (regresión<br />

grave y regresión-agresión) en los sujetos que han aceptado mal el hecho<br />

de ser separados del nuevo hermano.


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

5. Antecedentes patológicos <strong>familia</strong>res:<br />

• Mayor incidencia de patología psiquiátrica en sujetos <strong>con</strong> regresión leve<br />

y, sobre todo, en sujetos <strong>con</strong> reacción de tipo regresivo-agresivo (27,4%) .<br />

• Precedentes de tipo psicótico entre los sujetos <strong>con</strong> fenómenos de tipo<br />

regresivo-agresivo o regresiones leves (18 y 13% respectivamente).<br />

6. Estructura del núcleo <strong>familia</strong>r:<br />

Entre los tipos de estructura que tiene en cuenta el autor que se viene citando<br />

destaca la incidencia de la <strong>familia</strong> descrita <strong>com</strong>o inestable -la que tiene al menos<br />

un miembro genitorial afectado por tareas emotivas de cierta importancia y que<br />

determinan alteraciones en las relaciones sociales <strong>familia</strong>res- que, según él,<br />

<strong>con</strong>stituye un elemento determinante en el tipo de reacción. <strong>La</strong> estructura<br />

inestable incide más frecuentemente en las reacciones de tipo regresivo-agresivo<br />

(81 %).<br />

7. Condiciones psicológicas antecedentes del primogénito:<br />

Se destaca la influencia de algunos factores tales <strong>com</strong>o el embarazo y<br />

lactancia del primogénito. <strong>La</strong> presencia de algún tipo de estrés emocional a lo<br />

largo del embarazo aparece ligeramente más presente en los sujetos que han<br />

presentado reacciones al nacimiento del nuevo hermano, frente a aquellos otros<br />

que no han tenido ningún tipo de alteración por tal hecho. Sin embargo tal<br />

diferencia aparece <strong>com</strong>o escasamente significativa. <strong>La</strong> lactancia, tanto artificial<br />

<strong>com</strong>o mixta está presente en los casos que han mostrado un tipo de reacción<br />

regresivo-agresiva. En cuanto al desarrollo emocional parece que el porcentaje<br />

de sujetos emotivamente alterados antes del nacimiento del hermano aumenta<br />

sensiblemente en proporción a la intensidad de las reacciones precoces, y que<br />

tal porcentaje en los sujetos <strong>con</strong> reacciones regresivas graves y regresión-agresión<br />

alcanza niveles superiores al 80% de los casos. <strong>La</strong>s alteraciones de<br />

<strong>com</strong>portamiento que se han detectado anteriormente al nacimiento del nuevo<br />

hermano se <strong>con</strong>cretan en perturbaciones de la alimentación sin base orgánica,<br />

ansiedad, fobias, <strong>com</strong>portamiento agresivo, etc.<br />

Otros tipos de reacción:<br />

Ante el hecho de un nuevo hermano se encuentran otros tipos de reacción en<br />

<strong>con</strong>ductas presididas por la inquietud, la búsqueda desmesurada de caprichos,<br />

la tendencia al aislamiento y la reclusión en un modo de <strong>com</strong>portamiento<br />

297


298 José Antonio Ríos González<br />

taciturno que afecta a toda la <strong>con</strong>ducta. Según KOHLER (1926) <strong>con</strong>stituyen<br />

modos más o menos claros de reclamar sobre si mismo la atención del ambiente.<br />

Junto a ello se encuentran formas ambivalentes presididas por la lucha entre un<br />

<strong>com</strong>portamiento hostil y una cierta tendencia a la afectuosidad. El polo de la<br />

hostilidad nace de la <strong>con</strong>sideración del hermano <strong>com</strong>o un intruso que va a<br />

arrebatar algo muy querido; la afectuosidad se exterioriza por caricias, besos y<br />

cuidados especiales <strong>con</strong> que se relaciona al hermano recién nacido.<br />

Dentro de tal <strong>con</strong>junto de fenómenos no <strong>con</strong>viene olvidar que para la mayoría<br />

de los autores la rivalidad entre hermanos es una verdadera respuesta a la<br />

frustración por el sentimiento real o imaginado de carecer del afecto materno.<br />

Así los estudios de CAHN '(1936, 1962), LEBOVICI (f948)· <strong>con</strong> niños institucio- '<br />

nalizados. Para FREUD la rivalidad fraterna se origina en un fenómeno semejante<br />

al <strong>com</strong>plejo edípico: el nacimiento de un hermano determina la persuasión<br />

de que el amor materno vendrá,absorbido totalmente por el neonato y que él<br />

cesará de ser monopolizador. El nacimiento de otro hermano, en último término,<br />

se vive <strong>com</strong>o una verdadera y profunda limitación.<br />

Actitud educativa de los padres ante el nacimiento de un hermano:<br />

Dada la importante frecuencia <strong>con</strong> que se encuentran estos tipos de reacción<br />

en la casuística de una <strong>con</strong>sulta orientada a la <strong>familia</strong> y sus relaciones, parece<br />

<strong>con</strong>veniente tener en cuenta algunos puntos <strong>com</strong>o criterios de orientación y<br />

posible terapia <strong>familia</strong>r:<br />

1. <strong>La</strong>s reacciones que se detectan de manera inmediata al momento del<br />

nacimiento de un nuevo hermano tienden a remitir después de un período<br />

que va desde algunas semanas a algún mes. <strong>La</strong>s reacciones tienden a<br />

normalizarse progresiva, aunque lentamente.<br />

2. Una actitud parental <strong>com</strong>prensiva favorece la superación del <strong>com</strong>ponente<br />

hostil hacia el recién nacido.<br />

3. Una actitud punitiva refuerza la hostilidad de base y la acrecienta de<br />

manera más evidente.<br />

4. <strong>La</strong>s actitudes más favorables para resolver los sentimientos de hostilidad<br />

son:<br />

a) Evitar proporcionar los cuidados íntimos al neonato en presencia<br />

del hermano.<br />

b) Si no se evita tal cosa, hacer participar al hermano en tales<br />

cuidados, pero de este modo activo y siempre que tenga edad<br />

para ello.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 299<br />

c) Prestar atención al mayor sin que pueda vivir <strong>com</strong>o un abandono<br />

la actitud de indiferencia que se adopte <strong>con</strong> él.<br />

d) Evitar magnificar las IIbellezas ll<br />

del recién nacido. Si se hace, que<br />

también el otro sea re<strong>con</strong>ocido <strong>com</strong>o IIbello ll<br />

, digno, noble, capaz,<br />

etc. en algun nivelo área.<br />

e) Clarificar lo antes posible las relaciones entre los hermanos.<br />

f) Destacar que cada uno es cada uno, delimitando muy bien lo que<br />

<strong>con</strong>stituye la característica diferencial entre ellos.<br />

g) Potenciar la necesaria satisfacción de las necesidades profundas<br />

de cada uno, de modo que ninguno perciba que lo que se da al<br />

neonato es a costa de pérdidas propias en el nivel de necesidades<br />

materiales y afectivas.<br />

5. <strong>La</strong> presencia de hostilidad cronificada (entendiendo por cronificación la<br />

<strong>con</strong>statación, a distancia de años, de actitud hostil <strong>con</strong>stante y expresada<br />

de muchas maneras) no es muy frecuente. Sólo caen en ella un 11 % de<br />

los casos, lo que indica la posibilidad de una evolución positiva aún<br />

cuando las reacciones hayan sido intensas y profundas en las primeras<br />

fases de la relación entre los hermanos.<br />

6. Conviene tener en cuenta lo que HILGARD (1951) ha denominado<br />

IIherencia social ll<br />

, entendiendo por tal el determinismo de la rivalidad<br />

fraterna que se realiza por una transmisión in<strong>con</strong>sciente a los <strong>hijos</strong> por<br />

parte de los padres, y referido a sus antiguos <strong>con</strong>flictos de rivalidad<br />

fraterna. Según él tal rivalidad se traspasa de generaciones a generaciones<br />

y se interrumpe sólo cuando el <strong>con</strong>flicto se hace <strong>con</strong>sciente. Para mí<br />

que tal hecho es un dato más que avala la necesidad de indagar muy bien<br />

en los Sistemas Familiares de Origen de los padres que se atienden en<br />

la <strong>con</strong>sulta.<br />

7. <strong>La</strong> actitud ansiosa de los padres ante el hecho de la rivalidad entre<br />

hermanos y ante la presencia más o menos fuerte de celos, no es una<br />

<strong>con</strong>dición sana para la resolución del <strong>con</strong>flicto. Los padres han de saber<br />

que el paso por tal situación es un proceso madurador, evolutivamente<br />

normal y emocionalmente necesario para la adecuada <strong>con</strong>stitución de la<br />

personalidad madura. Una actitud de sana indiferencia - <strong>com</strong>o quien no<br />

ve todo lo que está sucediendo- <strong>con</strong>tribuirá a colocar las cosas en su lugar<br />

más sano.<br />

8. Procurar no intervenir en las tensiones que originará tal proceso. <strong>La</strong><br />

intrusión en el mundo de los hermanos no suele ser un buen procedi-


300 José Antonio Ríos González<br />

miento para la normalización de las relaciones que tienen lugar en el<br />

interior de la fratría.<br />

4. El orden que se ocupa en la fratría<br />

Es éste un dato que tengo muy presente al trabajar <strong>con</strong> las <strong>familia</strong>s. No es<br />

exclusivo para un planteamiento del diagnóstico dinámico que interesa antes de<br />

orientar o tratar terapéuticamente, pero sí es un aspecto a <strong>con</strong>siderar tanto<br />

desde el punto de vista de la autoimagen que se forma el sujeto por el lugar que<br />

ocupa en el sistema <strong>familia</strong>r total y en el subsistema fraternal, <strong>com</strong>o por cuanto<br />

se proyecta sobre él un <strong>con</strong>junto de aspiraciones, deseos, espectativas y metas<br />

que forjan los padres en torno a cada uno de sus <strong>hijos</strong>.<br />

Por ello, y antes de pasar a la descripción de lo que puede ser un reflejo de<br />

cuanto tienen lugar en la dinámica intrapsíquica de cada hijo y en la intrasistémica<br />

por su colocación en la serie, me parece oportuno decir que al observar a<br />

un hijo suelo tener en cuenta dos puntos de vista:<br />

A B<br />

El lugar que se ocupa en la <strong>con</strong>ste- El papel que se asigna a cada uno<br />

lación de hermanos o fratría: en el dentro del S.F. o del Subsistema<br />

Subsistema fraternal fraternal.<br />

Por ejemplo:<br />

El primogénito<br />

El tercero<br />

El hijo único...<br />

Por ejemplo:<br />

El 11listo 11<br />

Elllsimpático ll<br />

Elllproblema ll<br />

A cada uno de estos enfoques se dedican los dos últimos apartados de este<br />

punto relacionado <strong>con</strong> el encuentro perfectivo <strong>con</strong> los iguales.<br />

Veamos cada uno de ellos por separado:<br />

El primogénito<br />

Viene descrito en la literatura científica que aborda este tema <strong>com</strong>o un sujeto<br />

"autoritario y <strong>con</strong>servador ll . Así lo describe ADLER (1962). Es objeto de mayor<br />

atención por parte de los padres dado que su situación permite que los padres<br />

le proporcionen mayor número de vínculos afectivos y una mejor cualidad en<br />

las relaciones que establecen <strong>con</strong> él. El desarrollo intelectual se da en un periodo<br />

de soledad en el que la misma disponibilidad afectiva actúa a modo de estímulo<br />

para el buen despliegue de las facultades intelectuales. Algunos estudios llegan


Manual de Orientación y Terapia Familiar 301<br />

a hablar de un 65% de <strong>hijos</strong> primogénitos que alcanzan niveles de inteligencia<br />

superior.<br />

El nivel de aspiraciones de los padres sobre el primogénito, especialmente<br />

cuando éste es una niña, es muy alto y exigente y por ello en<strong>con</strong>tramos <strong>con</strong><br />

frecuencia casos de niñas que, por ser las primeras en la fratría, han recibido<br />

<strong>con</strong> precocidad excesivos encargos que "han matado" su infancia por cargarlas<br />

<strong>con</strong> responsabilidades inadecuadas para la madurez que tienen <strong>con</strong>forme a su<br />

edad cronológica. Se le asignan, por ejemplo, cuidados delicados respecto a<br />

los hermanos pequeños, se les en<strong>com</strong>iendan tareas domésticas que le impiden<br />

jugar, tener tiempo libre, poder disfrutar de la infancia.<br />

Al mayor, y en nombre de la primogenitura, se le exige ser razonable cuando<br />

aún es un niño, se le impone dar buen ejemplo a los pequeños, se les pide que<br />

sacrifique satisfacciones legítimas y hasta necesarias para su maduración bajo<br />

el pretexto de que "tú eres el mayor....·, "debes dar ejemplo...", lilas otros son<br />

más pequeños...". El <strong>con</strong>flicto del primogénito está en que se les exige <strong>com</strong>o a<br />

un adulto cuando no lo es. Aquí queda amenazada la necesaria libertad para<br />

que el niño sea niño de verdad.<br />

En esta situación puede sentir celos de los otros y estructurar rivalidades <strong>com</strong>o<br />

las ya expuestas anteriormente. Y tal vez esté aquí el dato que tomando al azar<br />

una muestra de casos vistos en nuestra <strong>con</strong>sulta en<strong>con</strong>tremos que la incidencia<br />

de los primogénitos en una distribución de casos atendidos <strong>con</strong>stituye el mayor<br />

número de <strong>con</strong>sultas. Esta fue la distribución de 930 casos vistos:<br />

Lugar en la serie<br />

1º<br />

2º<br />

3º<br />

4º<br />

5º<br />

6º<br />

Ultimas<br />

Gemelos<br />

Número de casos<br />

361<br />

270<br />

Queda por dilucidar si en realidad los primogénitos tienen un menor grado de<br />

salud mental que precisa <strong>con</strong>sejos y orientaciones especiales o si, por el<br />

<strong>con</strong>trario, <strong>con</strong>tribuye a ello que sean los propios padres quienes manifiestan una<br />

mayor sensibilidad para reaccionar <strong>con</strong> la búsqueda de ayuda ante cualquier<br />

manifestación de inadaptación en el hijo mayor.<br />

137<br />

81<br />

34<br />

35<br />

35<br />

48


Manual de Orientación y Terapia Familiar 303<br />

• Reacción de oposición que estructura un fuerte espíritu de oposición, tanto<br />

al mayor <strong>com</strong>o a los padres. <strong>La</strong> secuela de frustraciones, reacciones<br />

rebeldes y hasta ciertos rasgos paranoides, podrían tener su explicación<br />

en este mecanismo descrito por HEUYER y DUBLINEAU (1947).<br />

• Reacción a través de un ceder que le lleva a ceder, aceptar todo, dejarse<br />

llevar por todo. En este clima es fácil que aparezca un cierto desánimo.<br />

Por ello alguien ha calificado al segundo hijo <strong>com</strong>o un candidato a la<br />

neurosis de fracaso.<br />

Este lugar impone al sometimiento a algunas regresiones que no tienen más<br />

sentido que el dar una justificación in<strong>con</strong>sciente a la hostilidad que late en él y<br />

que hay que disimular y tapar.<br />

Una nota destacada en los segundogénitos es la de un mecanismo de<br />

<strong>com</strong>pensación mediante el descubrimiento de un aspecto en el que sobresalir,<br />

<strong>com</strong>pensando así un fondo de sentimiento de inferioridad.<br />

Cuando el segundo es un sujeto de sexo <strong>con</strong>trario al del primogénito, puede<br />

ser que juegue dos papeles: el que le viene dado por el lugar que le corresponde<br />

<strong>com</strong>o tal y el que, simultánemente, tiene por ser el primogénito de su sexo, lo<br />

cual hace más <strong>com</strong>pleja la situación y la trama de interacciones derivadas de<br />

tales redes.<br />

Esta variedad se verifica siempre que el sujeto sea el primero de su sexo,<br />

interactuando las características de tal primogenitura y las de aquéllas inherentes<br />

al lugar ordinal ocupado en la fratría.<br />

El tercero o tercerón<br />

Es, según ADLER, perezoso, lleno de fantasía y original. <strong>La</strong> originalidad<br />

-característica que he visto acentuada en muchos terceros- le viene dada por la<br />

necesidad que tiene de organizar y organizarse de tal modo que salga <strong>con</strong><br />

elegancia de los <strong>con</strong>flictos que viven entre sí el primero y el segundo. Pese a<br />

las reiteradas <strong>con</strong>fesiones de imparcialidad de los padres ante la presión de<br />

preferencias ocultas por los dos primeros, el tercero capta que lIaquello ya está<br />

repartido ll : uno es el preferido del padre; el otro se lleva las preferencias de la<br />

madre. Y en este momento llega él. Momento difícil que me atrevo a denominar<br />

IIneurosis del tercer hijoll, intuida muchas veces al detenerme en este dinamismo<br />

y aún no estudiada, al menos que yo sepa. Se trata de un <strong>con</strong>flicto peculiar<br />

mediante el cual se rompe cierta armonía adquirida precedentemente. <strong>La</strong><br />

aparición del tercer hijo <strong>con</strong>vulsiona la dinámica <strong>familia</strong>r ya estructurada y rompe


304 José Antonio Ríos González<br />

los equilibrios preestablecidos. Su nacimiento obliga a replantear los lazos<br />

afectivos y hay que llegar a un cierto IIreparto afectivo ll de modo que todos se<br />

encuentren gratificados y ninguno sea preferido. <strong>La</strong> neurosis del tercer hijo,<br />

entendida <strong>com</strong>o ansiedad y angustia ante nuevas situaciones, no tarda en<br />

aparecer.<br />

Algunos estudios han destacado que tal reparto adopta formas peculiares: un<br />

24% de las madres prefieren al hijo mayor y los primogénitos corresponden a<br />

esta preferencia materna en un 49% cuando son varones y un 46% de las<br />

hembras primogénitas reaccionan <strong>con</strong> celos a la madre.<br />

En tal situación, y mientras llega un reajuste que no resulta ni fácil ni cómodo,<br />

el tercero vive un período <strong>com</strong>o IIsolitario y abandonado ll . Tiene que <strong>com</strong>pensarse,<br />

ha de defenderse y en esa soledad se hace original. <strong>La</strong> fantasía y la<br />

pereza no son más que formas larvadas de depresión alllsentirse ll rechazado y<br />

aislado en un mundo que estaba ajustado <strong>com</strong>o un perfecto mosaico.<br />

De esta hipótesis, <strong>con</strong>firmada en la experiencia de la <strong>con</strong>sulta, deseo dar<br />

cuenta exacta en algún momento.<br />

Los <strong>hijos</strong> intermedios<br />

Estos se encuentran en una situación difícil. En general tienden a acentuar las<br />

actitudes <strong>com</strong>petitivas y de defensa porque han de esforzarse por adoptar un<br />

delicado papel de intermediarios. Entre ellos las defensas se estructuran en el<br />

sentido de mantener un equilibrio que les permita no tener que acudir a salidas<br />

especialmente extraordinarias. A veces son - <strong>com</strong>o la clase media en la dinámica<br />

social- las víctimas de las tensiones que viven los otros.<br />

LUBAN-PLOZZA (1977) afirman que sus actitudes dependen de la distancia<br />

que los separan del anterior o del siguiente y a veces se sienten atraídos por un<br />

hermano mayor y otras por los de menor edad. Si la diferencia de edad es<br />

pequeña tienden a identificarse <strong>con</strong> el mayor o a regresar hacia el pequeño, y<br />

de ahí se deriva su deseo de llamar la atención, la agresividad o la renuncia.<br />

En cierta ocasión una señora me expresaba en su terapia la difícil situación<br />

que tuvo que afrontar en su fratría, amplia en número de hermanos y hermanas:<br />

IIYo he sido siempre la menor de las mayores y la mayor de las pequeñas ll , frase<br />

que tenía mucho que ver <strong>con</strong> cierta <strong>con</strong>fusión de identidad personal a la que<br />

estaba vinculada la no clara definición de quién era, en verdad, en el interior de<br />

la serie de hermanos.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 305<br />

En los <strong>hijos</strong> intermedios, aunque no de modo exclusivo pero tal vez de modo<br />

bastante claro, se aprecia otro aspecto que hay que tener presente. Es el caso<br />

de ser un varón entre hermanos o una chica entre varones. El <strong>con</strong>glomerado de<br />

modelos, arquetipos, pautas educativas y, lo que es más importante, las actitudes<br />

educativas adoptadas por los padres ante tales situaciones, determinan un<br />

juego dinámico de interacción personal que tiene un gran influjo sobre la<br />

determinación de identificaciones y síntesis de identidad psicosexual tal y <strong>com</strong>o<br />

se expuso ya en otro lugar. Es por ello por lo que antes se ha aludido a la<br />

importancia de los hermanos en el proceso de adquisición de papeles vinculados<br />

a la sexualidad <strong>com</strong>o rasgo diferenciador de personalidad.<br />

El hijo último<br />

Para ADLER, es casi siempre un IItipo particular ll<br />

• Nunca se vió sólo ni tiene<br />

un sucesor. Vive, aun sin quererlo, en un ambiente más indulgente y blando.<br />

IISUS padres, que <strong>com</strong>ienzan a envejecer, casi siempre lo hacen objeto de<br />

preferencias y mimos ll<br />

ha escrito alguien.<br />

En la estructuración de peculiaridades del último hijo, entre las que parece<br />

destacar cierta hiperprotección que acarrea una mayor dependencia de los<br />

padres, tiene interés especial el ver el tiempo cronológico que lo separa de los<br />

demás. Como criterios que parecen dar pautas para un mejor entendimiento de<br />

lo que sucede en este tipo de hijo, podemos indicar los siguientes ejes de<br />

interpretación:<br />

• En los niños menores de 7 años, un año de diferencia marca diferencias<br />

apreciables en las actitudes que se adoptan <strong>con</strong> él.<br />

• Tres años de diferencia de edad desencadenan actitudes de protección<br />

hacia el pequeño por parte de los hermanos.<br />

• El primogénito tiende a dominar sobre el pequeño y da lugara cierta tiranía.<br />

• Un efecto frecuente en los pequeños sometidos a esta tensión es la de<br />

estructurar mecanismos de regresión que no favorecen positivamente su<br />

maduración.<br />

• Diez años de diferencia entre el pequeño y otros hermanos da lugar a la<br />

aparición de un fenómeno <strong>com</strong>plejo y espinoso: el pequeño vive bajo el<br />

influjo de muchos IIpadres suplementarios ll<br />

• Tantos <strong>com</strong>o hermanos mayores<br />

un poco alejados por edad. Algunas veces este pequeño se <strong>con</strong>vierte<br />

en una especie de hijo único, ya que lo que debieran ser relaciones


306 José Antonio Ríos González<br />

fraternales quedan reducidas a cero por la acción paternalista de los<br />

hermanos mayores que no actúan <strong>com</strong>o verdaderos hermanos.<br />

• Parece que las últimas hijas hembras adoptan formas más caprichosas<br />

que los varones últimos. En cualquier caso unos y otras pueden sentirse<br />

inútiles por tener todo resuelto gracias a la disponibilidad, protección y<br />

servicialidad antipedagógica que adoptan cuantos los rodean.<br />

El hijo único<br />

Ha sido descrito <strong>com</strong>o un primogénito perpetuo y se señala <strong>com</strong>o característica<br />

fundamental la de desarrollar un sentimiento de dependencia muy fuerte respecto<br />

a los padres.<br />

El hijo único viene calificado clásicamente <strong>com</strong>o un "verdadero problema<br />

pedagógico" y hacia él se canalizan las interminables listas de cualidades<br />

negativas: egoísta, inadaptado, agresivo, caprichoso, inmaduro...por no añadir<br />

a ello la cualidad de mimado, adulado, "objeto precioso y único", exigente,<br />

malhumorado, "no logrando en la mayoría de los casos ser un adulto lo<br />

suficientemente maduro <strong>com</strong>o para tomar decisiones y <strong>com</strong>eter sus propias<br />

equivocaciones", según una revista pretendidamente especializada en temas<br />

de <strong>familia</strong> y educación.<br />

LUBAN-PLOZZA (1977) ven en el hijo único un sujeto <strong>con</strong> mayores dificultades<br />

para superar el <strong>com</strong>plejo edípico y un potencial prisionero de la sofocante<br />

relación triangular madre-padre-hijo, así <strong>com</strong>o le atribuyen la imposibilidad de<br />

transferir sobre hermanos los propios sentimientos de amor y agresividad al no<br />

poder vivir la prueba de los celos <strong>com</strong>o se vive en una <strong>familia</strong> <strong>con</strong> más <strong>hijos</strong>.<br />

Igualmente parece que el hijo único tiene dificultades en <strong>con</strong>seguir un espíritu<br />

grupal.<br />

<strong>La</strong> actitud errónea de los padres del hijo único se centra en buscar un éxito<br />

brillante para él, que los amigos y el ambiente social en que se mueven sea lo<br />

más selecto posible <strong>con</strong>forme a su nivel sociocultural y e<strong>con</strong>ómico y una<br />

pretendida aspiración de que nadie supere a su hijo, para lo cual tienden a<br />

<strong>con</strong>cederle todos sus gustos.<br />

Un peligro evidente es que el niño en tal situación <strong>familia</strong>r tenga escasa<br />

iniciativa por "tener todo resuelto" y que los padres estén tan pendientes de él<br />

que le <strong>con</strong>ceden todo antes de que lo pida.<br />

<strong>La</strong> socialización -cuajada en intercambio y frustraciones interpersonalespuede<br />

verse amenazada y afectada por no tener muchas ocasiones en que


Manual de Orientación y Terapia Familiar 307<br />

<strong>com</strong>unicarse <strong>con</strong> hermanos. Algunas veces los intentos de integración en<br />

grupos pueden verse limitados por lo que pudiera denominarse IImedios de<br />

selección materna ll<br />

, cuando la madre es ansiosa y sofocante. Y de ahí hasta<br />

atribuir al hijo la cualidad de II pOCO valioso ll<br />

no hay mucha distancia.<br />

Es un tipo que precisa ser revisado a la luz de otros criterios. Entre los<br />

seleccionados por los Estados Unidos para la realización de los primeros vuelos<br />

espaciales se en<strong>con</strong>tró un elevado número de <strong>hijos</strong> únicos. El astronauta no es,<br />

precisamente, un ser mediocre física y psiquicamente, sino un hombre situado<br />

en el nivel de bien dotado <strong>com</strong>o personalidad global. No ha faltado el <strong>com</strong>entario<br />

jocoso de decir que, precisamente por ser <strong>hijos</strong> únicos, están mejor dotados<br />

para afrontar la soledad inevitable del espacio. Pero es la broma que nunca<br />

falta.<br />

Existe en el hijo único un rasgo que ha de ser tenido en cuenta <strong>con</strong> vistas a su<br />

educación: su <strong>com</strong>ponente de rivalidad fraterna, aún no teniendo hermanos. Ha<br />

sido M.KLEIN quien lo ha expresado de manera. clara. Dice: IIEI hijo único es<br />

mucho más sensible a la angustia que provoca en él la <strong>con</strong>tinua espera de un<br />

hermano o de una hermana y a los sentimientos de culpa que experimenta por<br />

los impulsos de agresividad in<strong>con</strong>sciente que dirige <strong>con</strong>tra su existencia imaginaria<br />

en el interior de la madre, ya que no puede adoptar en la realidad una<br />

actitud positiva de relación <strong>con</strong> él ll<br />

•<br />

Esta afirmación, sorprendente para el profano, pone de relieve cómo también<br />

en el hijo único se da un dinamismo que es beneficioso para la maduración<br />

personal. El teme perder, llegado un momento, la situación de privilegio y<br />

preferencia. Por otra parte, al no quedar <strong>com</strong>pensada por otras interacciones<br />

de mayor afectividad <strong>com</strong>o sucede en el hermano <strong>con</strong> hermano real a su lado,<br />

puede crecer la tensión emocional. <strong>La</strong> tensión, por ello, puede ser aprovechada<br />

por unos padres <strong>con</strong>ocedores del hecho. Y de sus dinamismos puede beneficiarse<br />

este hijo, aparentemente tan desamparado de procesos de enriquecimiento.<br />

Como el hijo primogénito, el hijo único suele tener una buena dotación<br />

intelectual, efecto que resulta de la adecuada relación <strong>con</strong> las figuras parentales.<br />

También aquí algunos estudios que habrá ocasión de referir en su lugar,<br />

demuestran que en el hijo único inciden muchos elementos valiosos cuando se<br />

utilizan <strong>con</strong> mesura, equilibrio y buen sentido.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 309<br />

de una exposición pintoresca y divertida. Los padres deben saber que a la<br />

identidad física se oponen diferencias psicológicas importantes. Para ZAZZO<br />

(1960), en los gemelos se da lo que él denomina IImicro-ambiente ll . Se trata de<br />

una pareja formada por dos seres que son <strong>com</strong>plementarios <strong>con</strong> una estructura<br />

interna y en un mundo peculiar fundado en una relación que va desde un eje de<br />

lIascendenciall a otro de IIsumisión ll .<br />

No <strong>con</strong>viene olvidar que cada gemelo tiene una posición distinta ante el mundo<br />

que les rodea. Por decirlo de modo gráfico: uno es elllministro del interior" de la<br />

pareja; el otro es el IIministro de exteriores ll . Cada cual tiene misiones muy<br />

<strong>con</strong>cretas dentro del subsistema gemelar. En este aspecto BURLINGHAM y<br />

BARRON (1963) destacan cómo entre los gemelos se da una fusión entre la<br />

propia imagen-especular y la visión del ca-gemelo representa la pérdida de una<br />

parte del propio yo. P.or ello puede afirmarse que la vida de la pareja gemelar<br />

es una célula cerrada <strong>con</strong> un argot o jerga propios, <strong>con</strong> un lenguaje <strong>com</strong>unicativo<br />

secreto y sólo accesible a los que lo usan.<br />

De este curiosísimo mundo interno se derivan <strong>con</strong>secuencias importantes.<br />

Viven un aislamiento, pero emparejados. Por ello puede verse afectado el<br />

normal proceso de socialización y la maduración afectiva puede verse limitada<br />

al quedar reducida la <strong>com</strong>unicación interpersonal <strong>con</strong> otros. <strong>La</strong> inteligencia es<br />

normal y el hecho de ser gemelos no repercute en el desarrollo intelectual. <strong>La</strong><br />

adquisición del lenguaje aparece <strong>con</strong> mayor retraso en un 50% de los gemelos<br />

y el modo de vivir la intimidad de la pareja del modo que lo hacen influye en un<br />

retraso en la toma de <strong>con</strong>ciencia de la propia individualidad. A ello puede<br />

<strong>con</strong>tribuir que el mismo proceso de identificación <strong>con</strong> las figuras parentales lo<br />

viven de un modo peculiar: no se identifican <strong>con</strong> el padre o <strong>con</strong> la madre <strong>com</strong>o<br />

seres individualizados, sino que se identifican <strong>con</strong> lila pareja ll<br />

que forman padre<br />

y madre. Esto hay que tenerlo en cuenta para ilustrar la mejor <strong>com</strong>prensión de<br />

un proceso de tanta trascendencia para la <strong>con</strong>quista de la posterior identidad<br />

<strong>con</strong>sigo mismo.<br />

***<br />

<strong>La</strong>s ventajas que aparecen en la interacción gemelar pueden sintetizarse así:<br />

• Afrontar juntos las situaciones angustiosas frecuentes en las primeras<br />

frases del desarrollo evolutivo, especialmente aquellos momentos de<br />

abandono y soledad que suelen aparecer en la infancia.<br />

• Esto lo manifiestan muchos niños que fantasean <strong>con</strong> tener un hermano<br />

gemelo para evitar la soledad (BURLINGHAM, 1945).


310 José Antonio Ríos González<br />

• En las parejas de gemelos hay sentimientos de imitación, identificación y<br />

<strong>com</strong>plemento recíproco (HARTMANN, 1939; BURLINGHAM, 1949; LEO­<br />

NARO, 1961).<br />

<strong>La</strong>s desventajas, <strong>con</strong>forme a estudios específicos, suelen ser las siguientes:<br />

• Hay una <strong>com</strong>petición <strong>con</strong>tinua más intensa que la que se da entre<br />

hermanos, <strong>com</strong>portamiento que tiene <strong>com</strong>o objetivo el poder lograr una<br />

mayor atención y cuidados por parte del mundo exterior. Para SHIELOS<br />

(1954), el ca-gemelo es un auténtico rival.<br />

• En los gemelos MZ la estrecha semejanza puede <strong>con</strong>vertirse en una<br />

importante dificultad evolutiva. A este respecto BURLINGHAM (1946, pág,<br />

72) afirma: "en los gemelos idénticos la semejanza externa y la <strong>con</strong>fusión<br />

que crea esto puede hacerlos sentir que para ellos nada es personal o<br />

único. Tienen, por ello, razón para sentirse no re<strong>con</strong>ocidos, sólos y<br />

enfadados, porque no pueden estar nunca seguros que incluso la propia<br />

madre no esté cambiando a uno por otro", según transcribe REITANO<br />

BARLETTA y DI NUOVO (1980, 29) Y que traduzco personalmente.<br />

• Dificultad de ser re<strong>con</strong>ocidos <strong>com</strong>o entidad singular por los otros, lo que<br />

<strong>con</strong>duce a dificultades para la identificación personal.<br />

• LEZINE (1951) señala <strong>com</strong>o un obstáculo y desventaja la <strong>con</strong>fusión de<br />

identidad.<br />

• y LEONARO (1961) afirma que si tal <strong>con</strong>fusión se prolonga las repercusiones<br />

sobre el desarrollo posterior de la personalidad pueden ser serias.<br />

• Otros autores (FENICHEL, 1950; KARPMAN, 1953) hacen ver que la<br />

relación entre gemelos puede <strong>con</strong>vertirse en una simbiosis forzada y, a su<br />

vez, fácil para traducirse en hostilidad reactiva.<br />

• ZAZZO (1960) afirma que la <strong>con</strong>fusión entre los gemelos <strong>con</strong>duce a lo que<br />

denomina la "revolución por afirmar la singularidad", lo que lleva <strong>con</strong>sigo<br />

que el gemelo necesite negar al ca-gemelo y desee, a su vez, "ser sin el<br />

otro", todo ello <strong>com</strong>o camino necesario para adquirir su propia identidad.<br />

• Es de este modo <strong>com</strong>o puede explicarse la hostilidad in<strong>con</strong>sciente que<br />

han en<strong>con</strong>trado en estudios clínicos BURLINGHAM y BARRON (1963) y<br />

que se sobrepone a la dependencia y a la -necesidad del ca-gemelo".<br />

• Finalmente hay que decir que la adquisición de modelos fuertemente<br />

ambivalentes (dependencia-hostilidad) desde las primeras fases del desarrollo<br />

evolutivo, puede ser un- obstáculo para la socialización del gemelo


312 José Antonio Ríos González<br />

Mediante una muestra de 168 sujetos de edades <strong>com</strong>prendidas entre los 14 y<br />

los 24 años, llegaron a las siguientes <strong>con</strong>clusiones que <strong>con</strong>sidero importante<br />

destacar:<br />

• En casi todas las modalidades de respuestas a las frustraciones medidas<br />

por el Test de Rosenzweig, las mayores diferencias se dan entre los<br />

no-hermanos emparejados casualmente.<br />

• <strong>La</strong>s diferencias más bajas se encuentran en los MZ y DZ del mismo sexo.<br />

• Hay menores diferencias en los DZ que en los hermanos.<br />

• Todo esto es así en las variables IIdominancia del obstáculo ll<br />

, lIextrapunitividad<br />

ll<br />

<strong>con</strong> diferencias significativas.<br />

• No resulta así en la variable lIintrapunitividad ll , probablemente porque este<br />

puntaje del test se presta a mayores fluctuaciones casuales.<br />

• Los gemelos resultan más tendentes a la IIdefensa del yoll que los no<br />

gemelos, dato que puede explicarse por la mayor dificultad que encuentran<br />

para adquirir y afirmar una identidad propia a causa de la presencia del<br />

gemelo-rival, según la teoría psicoanalítica.<br />

• Que esta mayor defensa del yo se traduce en una mayor hostilidad sólo<br />

parece <strong>con</strong>firmarse estadísticamente en el caso de parejas gemelares del<br />

sexo femenino.<br />

• <strong>La</strong>s gemelas del sexo femenino (especialmente DZ) tienen tendencias<br />

agresivas latentes mayores que los varones, mientras que en los hermanos<br />

<strong>com</strong>unes ocurre lo <strong>con</strong>trario (ROSENZWEIG, 1969).<br />

• <strong>La</strong>s gemelas son significativamente más agresivas que los hermanos. Este<br />

incremento de agresividad no resulta significativo en los gemelos masculinos.<br />

• El incremento de la hostilidad en los gemelos es un hecho muy <strong>com</strong>plejo,<br />

polideterminado y no facilmente generalizable.<br />

• Con la rivalidad gemelar y <strong>con</strong> la dificultad de adquirir la identidad,<br />

interactúan numerosas variables relacionadas <strong>con</strong> el orden en la fratría, el<br />

grado de semejanza física entre ellos, la situación socioe<strong>con</strong>ómica y<br />

cultural y, sobre todo, la actitud de los padres.<br />

• Particularmente importante es el clima <strong>familia</strong>r en que son educados los<br />

gemelos. <strong>La</strong> hostilidad disminuye cuando los padres cuidan la no aparición<br />

de ocasiones de rivalidad y esto sucede así más que en casos de<br />

hermanos <strong>com</strong>unes (KOCH, 1966).


Manual de Orientación y Terapia Familiar 313<br />

• Parece que mucho depende de la actitud de la madre que puede vivir el<br />

nacimiento de los gemelos <strong>com</strong>o un placer narcisístico que apaga su<br />

deseo de exhibición o que puede vivirlo <strong>com</strong>o hecho frustrante que<br />

desencadena un rencor in<strong>con</strong>sciente (BURLINGHAM, 1946).<br />

• <strong>La</strong> hostilidad latente y la dificultad de adquirir una identidad autónoma no<br />

es un hecho inevitable, sino que puede modificarse según las actitudes<br />

parentales.<br />

• ZAZZO (1960), BENEDETTI Y DE GIORGIS (1959) y CACCIAGUERRA<br />

(1975) destacan que el clima afectivo de la <strong>familia</strong> es esencial tanto para<br />

determinar las líneas de un normal desarrollo psicológico de la pareja<br />

gemelar, <strong>com</strong>o para acentuar o reducir las semejanzas gemelares de<br />

base.<br />

Parece evidente la necesidad de que la <strong>familia</strong> <strong>con</strong> <strong>hijos</strong> gemelos reciba un<br />

tipo de orientación peculiar que la ayude a centrar <strong>com</strong>o objetivo fundamental<br />

de su acción maduradora lo que ha de ser la <strong>con</strong>sititución de individualidades<br />

bien diferenciadas y nunca la potenciación de aquellos factores que puedan<br />

crear modos y tipos de dependencias in<strong>con</strong>venientes en la dinámica interna del<br />

subsistema gemelar.<br />

El sistema <strong>familia</strong>r <strong>con</strong> <strong>hijos</strong> gemelos ha de tener muy presente cuanto acaba<br />

de exponerse. El orientador y el terapeuta en<strong>con</strong>trarán en ello ideas que<br />

enriquecerán su tarea y alentarán la creación de técnicas que permitan que cada<br />

gemelo acentúe lo peculiar y desdibuje lo <strong>com</strong>ún. Sólo así el funcionamiento<br />

interactivo <strong>con</strong> el co-gemelo puede ser un terreno propicio para afirmar sanamente<br />

la propia personalidad.<br />

5. Los papeles asignados dentro de la fratría <strong>com</strong>o subsistema<br />

<strong>familia</strong>r.<br />

Aparte del lugar que se ocupa en la fratría, doy importancia al tema de la<br />

asignación de papeles que se realiza en el interior del sistema <strong>familia</strong>r. Es un<br />

tema sobre el que no se han realizado estudios longitudinales para ver hasta<br />

qué punto influye la imagen creada en las etapas infantiles por el <strong>con</strong>texto<br />

<strong>familia</strong>r y la autoimagen que lleva el sujeto sobre su espaldas a lo largo de toda<br />

su vida. Poseo algunos datos al respecto y adelantaré algo aquí, aunque todo<br />

ello necesita un estudio sistemático y amplio sobre el que no renuncio a volver<br />

en otra ocasión.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 315<br />

Sobre tales papeles/mitos se <strong>con</strong>struye toda una tupida trama de <strong>com</strong>portamientos<br />

y actitudes educativas. <strong>La</strong> variedad es muy extensa, aunque pueden<br />

señaJarse algunas modalidades típicas.<br />

Un modo de <strong>com</strong>portamiento que aparece en cualquier <strong>familia</strong> -porque en<br />

todas se dan estos repartos de papeles- es la de motivar a aquellos miembros<br />

que han sido clasificados <strong>com</strong>o representantes de imágenes valoradas positivamente.<br />

por el entorno social o <strong>familia</strong>r. <strong>La</strong>s actitudes educativas parentales,<br />

los modelos de autoridad y los esquemas re,ferenciales de disciplina son<br />

totalmente diferentes según que el hijo/hija sea <strong>con</strong>siderado bueno, listo, guapo,<br />

simpático, trabajador, fuerte, habilidoso, obediente y sumiso, o, por el <strong>con</strong>trario,<br />

quede situado en la gama del hijo enfermo, malo, tonto, problemático, rebelde<br />

o desobediente. A los que tengan la suerte de ser valorados <strong>con</strong> los apelativos<br />

estimados <strong>com</strong>o positivos, les llegarán estímulos, alabanzas, motivaciones<br />

positivas. A los que queden situados en el grupo de los segundos, llegarán<br />

re<strong>con</strong>venciones, censuras, críticas y apenas si recibirán a lo largo de su vida<br />

estímulos y motivaciones. Piénsese, por ello, la cantidad de resortes educativos<br />

que se emplearán <strong>con</strong> los primeros y la enorme cantidad de factores negativos<br />

o poco enriquecedores que a<strong>com</strong>pañarán al crecimiento evolutivo de los segundos.<br />

Es aquí donde sitúo lo que anteriormente he afirmado respecto a la posible<br />

proyección de tales papeles en la vida ulterior de las personas. En el cuadro que<br />

presento, ofrezco una pequeña muestra de este tema en el que se analizan<br />

paralelamente tres variables: IIMi papel en la <strong>familia</strong> es... II , IIEsto exige de mí. .. 1I<br />

y liMe hace sentir... JI<br />

, tratando <strong>con</strong> ello de ver cómo lo que la <strong>familia</strong> asigna a un<br />

miembro puede resultar alentador o limitante en cualquiera de sus formas. No<br />

se trata de sacar <strong>con</strong>clusiones es este momento, sino de ofrecer un instrumento<br />

<strong>con</strong> el que poder sondear algunos niveles en los que tal aspecto tiene su<br />

influencia:<br />

Otro aspecto interesante del tema de los papeles asignados en el sistema<br />

<strong>familia</strong>r es el de la presencia inevitable del anti-tipo asignado a un miembro. Se<br />

trata de descubrir en la dinámica <strong>familia</strong>r quién ocupa el polo opuesto a lo<br />

afirmado sobre un miembro <strong>con</strong>creto. Siguiendo los ejemplos ya citados, en<strong>con</strong>tramos<br />

en las <strong>familia</strong>s -y así lo hago ver de modo directo en las sesiones de<br />

terapia <strong>familia</strong>r a los que participan en ellas -que cuando un miembro viene<br />

descrito <strong>com</strong>o el IIvagoll, el IIperezosoll, se está hablando subliminalmente de<br />

otro que es el anti-tipo de éste y tal anti-tipo está implícitamente descrito <strong>com</strong>o<br />

el IItrabajador ll , el Jldiligente ll , etc. Ambos suelen actuar en la <strong>familia</strong> <strong>com</strong>o


lO la<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 317<br />

verdaderos mitos que, según se hace ver en su lugar, actúan <strong>com</strong>o defensas<br />

para ocultar otras realidades.<br />

En este juego especular de IItipo/antitipo ll hay necesidad de insistir en todo<br />

trabajo de orientación y terapia <strong>familia</strong>r. No debe aceptarse la definición que da<br />

<strong>familia</strong> de cada uno de sus miembros. Como punto de partida el orientador o<br />

el terapeuta ha de des<strong>con</strong>fiar que eso que muestra la <strong>familia</strong> sea una realidad<br />

objetiva. <strong>La</strong> carga de subjetividad es enorme y hay que desafiarla aunque para<br />

ello haya necesidad de elegir el momento adecuado. El desafío es necesario<br />

porque sólo cuando se reduzca la fuerza que potencia la presencia del papel<br />

asignado, podrá trabajarse en niveles de progreso y enriquecimiento del sistema<br />

<strong>familia</strong>r y de sus miembros. Por ello es <strong>con</strong>veniente desenmascarar muy pronto<br />

lo que haya en este sentido. Prácticamente cuando una <strong>familia</strong> empieza a<br />

describir a un hijo <strong>com</strong>o lIadornado ll de toda la serie de cualidades -positivas o<br />

negativas- que le han ido asignando a lo largo de los años, interrumpo el discurso<br />

para preguntar a quien habla: 11 ¿Y quién es el lIopuestoll a éste en la <strong>familia</strong>?lI.<br />

He oído muchas veces las mismas expresiones: lI iAhl Fulano es todo lo<br />

<strong>con</strong>trario: trabajador, <strong>con</strong>stante, no hay que mandarle estudiar, responsable... 1I<br />

si se estaba describiendo al IItipo ll perezoso, indolente, inestable... Y así para<br />

cualquier tipo de <strong>com</strong>portamiento descrito en la <strong>con</strong>sulta.<br />

En estas situaciones hay que trabajar un área que resulta útil y provechosa:<br />

• Crear áreas de <strong>com</strong>petencia para cada miembro.<br />

• Controlar las formas en que la <strong>familia</strong> ha <strong>con</strong>tribuido a la creación de tal<br />

papel y mito.<br />

• Asegurar que la <strong>familia</strong> permita la manifestación espontánea de lo que<br />

cada miembro tiene en sí de positivo y enriquecedor.<br />

Veamos brevemente cada uno de estos puntos:<br />

Crear áreas de <strong>com</strong>petencia<br />

Este objetivo es particularmente necesario cuando se trata de orientar la acción<br />

<strong>familia</strong>r hacia la eliminación de elementos o factores negativos en la dinámica<br />

relacional <strong>con</strong> un miembro <strong>con</strong>creto. El orientador y el terapeuta no pueden<br />

aceptar la definición negativa de un miembro tal y <strong>com</strong>o viene dada por la <strong>familia</strong>.<br />

Como hipótesis de trabajo hay que partir de que esa descripción es irreal y falsa.<br />

Para ello no debe entrarse nunca en la aceptación de tal definición y hay que<br />

actuar <strong>com</strong>o si no se hubiera oído. Desde ese momento hay que empezar a<br />

explorar otros aspectos de la personalidad de ese miembro ofreciendo alterna-


318 José Antonio Ríos González<br />

tivas en las que se muestren determinadas áreas en que el mismo -empiece a<br />

ser "<strong>com</strong>petente" ante la <strong>familia</strong>. Suelo invitar a la <strong>familia</strong> a que tras la descripción<br />

negativa de un miembro me digan "algo positivo" que tenga. Algunas <strong>familia</strong>s<br />

necesitan mucha ayuda en este momento porque a fuerza de remachar en lo<br />

negativo tienen una ceguera total para descubrir "algo" positivo en el otro. Les<br />

ayudo abriendo un abanico de posibilidades: "qué le gusta de su hijo", "qué le<br />

resulta más atractivo de su hija", "qué le alegra ver en éste miembro de la <strong>familia</strong>"<br />

...y desciendo a detalles: su bondad, su voz, su deseo de ayudar, su afán de<br />

superarse. A veces hasta bromeo dentro de ciertos límites: IITendrá algo bueno<br />

¿no? .. aunque sea la letra... ". Algunas veces la ceguera es total. No me resisto<br />

a recordar dos casos verdaderamente alarmantes. Uno es el de una <strong>familia</strong> que<br />

entrevisté a propósito de los <strong>con</strong>flictos de adaptación de una hija de 16 años.<br />

Cuando invité a la madre a explorar <strong>con</strong>migo algunas posibles áreas de<br />

Il<strong>com</strong>petencia" existentes en la hija todo intento resultaba inútil para aquella<br />

mujer afligida y dolorosa. Cuando le ofrecí la posible alternativa de ver si existía<br />

"algo" en su hija que le hubiera gustado en algún momento de su vida, en<strong>con</strong>tró<br />

el filón. "Sí, afirmó, lo que me ha gustado siempre de mi hija ha sido su pelo".<br />

<strong>La</strong> hija estaba presente y lo oyó. Era, en verdad, un aspecto un tanto superficial,<br />

pero para mí, suficiente a fin de poder iniciar un trabajo de integración sobre la<br />

base que aquella madre me ofrecía. <strong>La</strong> sorpresa surgiría quince días después<br />

cuando la hija -por mecanismos de hostilidad latente que no voy a describir aquí<br />

y que indicaban que la relación <strong>con</strong> la madre era negativa a niveles muy<br />

profundos -estructuró una alopecía que le hizo empezar a perder el cabello. El<br />

área de "<strong>com</strong>petencia" que había elegido la madre no era suficiente para<br />

reestructurar una relación más positiva.<br />

El otro caso fué el de una pareja que deseaba analizar su sitema de relación<br />

para <strong>con</strong>solidar los lazos afectivos que los habían empujado a vincular sus vidas.<br />

Cuando les invité a los dos a describir lo positivo que viesen en el otro, y esta<br />

invitación aparecía en la <strong>con</strong>sulta pero tras 12 años de <strong>con</strong>vivencia matrimonial,<br />

se miraron el uno al otro <strong>com</strong>o quien afronta un mundo des<strong>con</strong>ocido. Ella fué<br />

más sincera que él a nivel verbal porque, mirándole, dijo: liNo encuentro nada<br />

positivo en tí". El no dijo nada. Pero ninguno de ellos fué capaz de re<strong>con</strong>ocer<br />

<strong>com</strong>petente al otro en ningún aspecto. Ni siquiera ese recurso fácil tantas veces<br />

escuchado para romper el fuego ante mi pregunta:<br />

"Hombre...es bueno...es buena ll . Una triste pena, pero frecuente en muchas<br />

<strong>familia</strong>s.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 319<br />

Controlar las formas <strong>con</strong> que se ha <strong>con</strong>tribuido a la creación de tal<br />

papel y mito<br />

En el Cuestionario S.F. ya citado se aborda este aspecto a través de un camino<br />

indirecto, dado que se intenta valorar si la personalidad de cada miembro se<br />

manifiesta en <strong>familia</strong> en alguno de estos niveles: intenso, claro y definido; regular<br />

y poco definido; nada claro ni definido; bastante desdibujado y, finalmente,<br />

totalmente anulado. Por <strong>con</strong>traste se sondea si la clara o <strong>con</strong>fusa manifestación<br />

de la propia personalidad ha quedado reforzada por parte de la <strong>familia</strong> de<br />

manera muy directa y fuerte; no lo ha impulsado claramente, pero ha influido;<br />

ha tratado de impedirlo por todos los medios posibles a su alcance y ha hecho<br />

todo lo <strong>con</strong>trario de lo que ha resultado.<br />

<strong>La</strong> determinación de tales formas de <strong>con</strong>tribución a la creación de ciertos<br />

papeles en el seno de la <strong>familia</strong>, tiene un valor de gran importancia. <strong>La</strong><br />

orientación de la <strong>familia</strong> ha de hacerse a base de <strong>con</strong>trolar aquellos modos de<br />

actuación que <strong>con</strong>tribuyan a la aparición de modelos no adecuados para el buen<br />

desarrollo personal de los miembros. En la terapia <strong>familia</strong>r no escasean las<br />

ocasiones en que hay que cambiar ciertas actitudes que engendran los papeles<br />

que se han expuesto.<br />

Para ello serán válidos los modos terapéuticos en los que se estimulan nuevos<br />

estilos educativos y se eliminan los esquemas de referencia en que se asienta<br />

la aparición de cuanto es nocivo para el desarrollo de un miembro <strong>con</strong>creto.<br />

Asegurar que la <strong>familia</strong> permita la manifestación espontánea de lo que<br />

cada miembro tiene en sí de positivo.<br />

Se encierra aquí un objetivo terapéutico que rara vez no hay que utilizar.<br />

Demasiadas <strong>familia</strong>s actúan <strong>com</strong>o factor limitante de lo que es cada uno de sus<br />

miembros. Una vez más aparece el modo de actuación mediante el cual la<br />

<strong>familia</strong> ve <strong>con</strong> agrado aquello que coincide <strong>con</strong> sus esquemas previos respecto<br />

a ideales o modelos forjados en sus niveles de aspiración. Esto lo potencia. Pero<br />

todo aquello que, de modo más o menos claro, no coincide <strong>con</strong> lo pre<strong>con</strong>cebido,<br />

tiende a frenarlo, bloquearlo.<br />

El mal que se produce <strong>con</strong> este modo de actuación debe tenerse en cuenta al<br />

orientar a la <strong>familia</strong>. No puede cercenarse nada que potencialmente está en un<br />

miembro del sistema <strong>familia</strong>r. <strong>La</strong>bor de la <strong>familia</strong>, en cuanto <strong>con</strong>texto educativo<br />

y madurador, es reforzar lo que esté latente en cada uno de sus miembros. Para<br />

ello la orientación y la terapia deben preparar un clima en el que sea posible la


320 José Antonio Ríos González<br />

libre manifestación de lo que es cada uno. <strong>La</strong>s mismas sesiones de terapia<br />

ponen de relieve la cantidad de mecanismos de represión, eliminación y negación<br />

que funcionan en la relación padres-<strong>hijos</strong> o hermanos-hermanos.<br />

Respetar estas facetas de la propia individualidad es facilitar el progreso de<br />

los miembros. Y nunca faltan ocasiones para que el experto haga ver a los<br />

padres y hermanos la necesidad de crear el clima propicio para que todo se<br />

manifieste <strong>con</strong> libertad y espontaneidad. De ello se beneficiarán todos.<br />

Un caso especial de asignación de papeles: el hijo genitorial<br />

Constituye un caso peculiar de esta asignación de papeles que se hace en las<br />

<strong>familia</strong>s. Es un caso particular por cuanto casi nunca se admite que tal asignación<br />

se haga <strong>com</strong>o viene expresada al ser descubierta. El hijo genitorial es aquel<br />

hijo o hija que por el papel que adopta o se le asigna en la <strong>familia</strong> hace las veces<br />

de figura IIgenitorial ll<br />

-padre o madre- para los propios padres. Se da siempre<br />

que el hijo/hija protege a un progenitor mediante la aceptación de un juego<br />

simbiótico en el que el adulto (padre o madre) protege para ser protegido por<br />

ese hijo o hija.<br />

<strong>La</strong>s posibilidades de juego simbiótico son múltiples y algunas de ellas quedan<br />

recogidas en nuestro Cuestionario tras algunas de estas modalidades:<br />

Hijo que hace de padre<br />

Hija que hace de padre<br />

Hija que hace de madre<br />

Hijo que hace de madre<br />

que quedan <strong>com</strong>plementadas, a su vez, por algunas de éstas:<br />

Padre que hace de hijo<br />

Madre que hace de hijo<br />

sin faltar la inversión de papeles <strong>con</strong> los modelos en que:<br />

Padre que hace de madre<br />

Madre que hace de padre<br />

El tema central aquí es el del IIhijo genitorial ll<br />

que encierra una serie muy<br />

<strong>com</strong>pleja de situaciones graves. <strong>La</strong> experiencia clínica demuestra cómo tras un<br />

hijo genitorial se oculta la mayor parte de las veces un adulto incapaz de afrontar<br />

sus responsabilidades personales, ya sea <strong>com</strong>o padre/madre, ya sea <strong>com</strong>o<br />

adulto/adulta o, también, sea <strong>com</strong>o esposa/esposa que renuncian a tal nivel y


Manual de Orientación y Terapia Familiar 321<br />

se a<strong>com</strong>odan a aquello que le viene dado en forma de actitud protectora por<br />

parte de un hijo o hija.<br />

Desde un punto de vista operativo hay necesidad de romper esta simbiosis<br />

que no <strong>con</strong>duce a relaciones maduradoras. No es madurador para los adultos<br />

que entran en el juego porque los priva de sus responsabilidades objetivas,<br />

haciéndoles descender a niveles de <strong>com</strong>portamientos más inmaduros e infantilizantes.<br />

No es madurador para los <strong>hijos</strong> porque se ven acosados por <strong>com</strong>petencias,<br />

exigencias y responsabilidades que no son las debidas a su edad o a<br />

su grado de desarrollo y maduración personal.<br />

El orientador y terapeuta debe introducir en estas situaciones un factor crítico<br />

y provocador, prohibiendo que el hijo asuma las responsabilidades que no son<br />

las debidas a su edad o a su grado de desarrollo y maduración personal.<br />

El orientador y terapeuta debe introducir en estas situaciones un factor crítico<br />

y provocador, prohibiendo que el hijo asuma las responsabilidades que se le<br />

asignen y creando el <strong>con</strong>texto adecuado para que el adulto que tiene tales<br />

pretensiones le sea negada la posibilidad de su <strong>con</strong>secución. No hacerlo así es<br />

reforzar un modelo de asignación de papeles muy nefasto para la sana interacción<br />

<strong>familia</strong>r a partir de cuanto sucede en la fratría.<br />

6. Algunos datos sobre el orden de nacimiento y patología<br />

psíquica en edad evolutiva<br />

Aunque anteriormente se han hecho algunas referencias en relación <strong>con</strong> la<br />

incidencia <strong>con</strong> que aparecen determinadas necesidades de <strong>con</strong>sulta en función<br />

del lugar ocupado por los <strong>hijos</strong> en la serie, vuelvo sobre el tema para presentar<br />

algunos datos obtenidos por otros autores que han tratado de ver si existe o no,<br />

y en qué medida e intensidad, entre el orden de nacimiento y algunos cuadros<br />

cer<strong>cano</strong>s a la patología durante la edad evolutiva.<br />

A. NOVELLETTO y D. BONFATTI (1980) han estudiado el tema a través de<br />

una muestra de 468 casos vistos en un Centro Médico Psicopedagógico<br />

(C.M.P.P.) de Roma en los años 1971 a 1973. Junto a sus datos presentan los<br />

de otros investigadores y a todos ellos aludo en las páginas siguientes.<br />

ROSENOW (1930, 1931) ha presentado el resultado de su análisis en dos<br />

trabajos. En el primero de ellos (1930) en<strong>con</strong>tró la preponderancia de primogé­<br />

. nitos entre los pacientes de las "Child Guidance Clinics", viendo que de 200<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar 323<br />

b) Es posible que el estudio profundo de las interacciones en el interior de<br />

la <strong>familia</strong> revele la existencia de esquemas típicos latentes, propios de<br />

cada <strong>con</strong>stelación <strong>familia</strong>r.<br />

***<br />

El tercer estudio que presentan NOVELETTO y BONFATTI es de MAUCO y<br />

RAMBAUD (1951) que han estudiado 200 casos vistos en un Consultorio<br />

Psicopedagógico de París y cuyo motivo central fué de presentar dificultades<br />

afectivas de tipo carencial.<br />

Comparando los <strong>hijos</strong> únicos <strong>con</strong> los primogénitos observaron que los <strong>hijos</strong><br />

únicos tenían una proporción 2/3 superior a la de los segundogénitos. En el caso<br />

de los primogénitos el aumento era también mayor, aunque en niveles más<br />

modestos. El análisis interno de sus datos lleva a las siguientes <strong>con</strong>sideraciones:<br />

- El hijo único queda genéricamente desfavorecido ofreciendo <strong>com</strong>o posibles<br />

causas la de una salud más decadente en los padres, mayor dificultad en el<br />

embarazo, parto y lactancia, un destete más tardío, mayor promiscuidad <strong>con</strong> los<br />

padres y en especial <strong>con</strong> la madre y la frecuencia de un tipo de pareja parental<br />

formado por un padre débil y una madre abiertamente posesiva.<br />

En cuanto a ciertos aspectos del perfil evolutivo de estos <strong>hijos</strong> únicos se<br />

en<strong>con</strong>tró:<br />

• Desarrollo psi<strong>com</strong>otriz: precoz<br />

• Desarrollo del lenguaje: precoz<br />

• Incorporación escolar: más difícil<br />

• Indisciplina, mal rendimiento: mayor frecuencia<br />

- El primogénito es el que presenta más perturbaciones de <strong>com</strong>portamiento<br />

después del hijo único. Tales perturbaciones parecen centrarse en un tipo de<br />

inestabilidad general. Otros aspectos aparecen así:<br />

• Inteligencia: <strong>con</strong>firmada su superioridad<br />

• Afectividad: presenta dificultades en función de la tendencia de los padres<br />

a <strong>con</strong>siderarlo <strong>com</strong>o el 11más adulto" de los <strong>hijos</strong>.<br />

• Celos de los hermanos: aparece <strong>com</strong>o momento crítico el de los 4/5 años<br />

de edad.


324 José Antonio Ríos González<br />

- Los<strong>hijos</strong> intermediosy últimosaparecen en esta investigación <strong>con</strong> un carácter<br />

más genérico. El motivo más frecuente de <strong>con</strong>sulta es por alteraciones de<br />

lenguaje en los intermedios, mientras que en los últimos es una especie de<br />

tendencia a llamar la atención por todos los medios posibles.<br />

Otros aspectos en relación a éstos, aparecen así:<br />

• Celos, respecto al primogénito: son celosos de los hermanos mayores.<br />

• Menor promiscuidad <strong>con</strong> los padres.<br />

• Mayor separación de la <strong>familia</strong>, lo que hace que el retraso afectivo sea más<br />

evidente que en los ultimogénitos.<br />

• <strong>La</strong> rivalidad del intermedio es más fuerte <strong>con</strong> el hermano mayor, sobre todo<br />

entre 1/2 años de edad.<br />

• Los últimos tienen mayor rivalidad cuando la diferencia de edad es de 3<br />

años entre ellos, lo que puede atribuirse a que sienten la superioridad del<br />

mayor <strong>com</strong>o la de un protector y no <strong>com</strong>o la de un modelo.<br />

<strong>La</strong> investigación ya citada de NOVELETTO y BONFATTI (1980) les lleva a las<br />

siguientes <strong>con</strong>clusiones:<br />

***<br />

1. El papel patógeno de la <strong>con</strong>dición de hijo único aparece necesitado de<br />

una revisión y un nuevo replanteamiento, tanto porque los <strong>hijos</strong> únicos<br />

aparecen <strong>con</strong> menor frecuencia en la <strong>con</strong>sulta, <strong>com</strong>o porque sus características<br />

psicológicas no aparecen excesivamente perturbadas. <strong>La</strong>s hipótesis<br />

que pueden dar razón de este dato son: a) que la profilaxis del<br />

embarazo y parto ha podido reducir el carácter traumático de la primera<br />

procreación, evitando que muchas mujeres teman un nueva maternidad;<br />

b) que el carácter patógeno del hijo único ha llegado a hacer mella en la<br />

mentalidad social de nuestros días.<br />

2. El papel delicado del primogénito queda <strong>con</strong>firmado en la investigación<br />

que han realizado. Se refuerza, <strong>com</strong>o ventaja, un mayor desarrollo<br />

intelectual del primogénito y, <strong>com</strong>o desventaja, una mayor presión psicológica<br />

de los padres <strong>con</strong> una evidente presencia de ansiedad en ellos.<br />

Todo ello parece más evidente en <strong>familia</strong>s <strong>con</strong> dos <strong>hijos</strong>, mientras que en<br />

las de 3 <strong>hijos</strong> aparece más <strong>com</strong>plicado por la aparición de signos de<br />

carencia afectiva, dato que sigue observandose en <strong>familia</strong>s <strong>con</strong> 4 y más<br />

<strong>hijos</strong>.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 325<br />

3. <strong>La</strong> poslclon del segundogénito y el intermedio asegura una relativa<br />

protección en sentido de menor relevancia de datos anómalos, pero a<br />

costa de un perfil más llano y anónimo. El hijo intermedio aparece aquí<br />

<strong>com</strong>o más proclive a perturbaciones de <strong>com</strong>portamiento respecto al<br />

primogénito y al último.<br />

4. El último hijo de la serie aparece <strong>con</strong> mayor número de notas patológicas,<br />

lo cual lo acerca al primogénito y parece que esto se hace más evidente<br />

al aumentar las dimensiones del núcleo <strong>familia</strong>r. Tales perturbaciones<br />

pueden interpretarse <strong>com</strong>o repercusión del aumento de ansiedad de los<br />

padres frente al último de sus <strong>hijos</strong>.<br />

Ambos autores apoyan aquí, en todas sus <strong>con</strong>clusiones, la necesidad de<br />

plantearse un desarrollo práctico de estas ideas frente a lo que ha de ser una<br />

planificación y procreación <strong>con</strong>sciente.<br />

***<br />

El subsistema fraternal, tal y <strong>com</strong>o puede verse a través de todas estas ideas,<br />

<strong>con</strong>stituye un factor importante en el desarrollo personal del sujeto. Su buen<br />

<strong>con</strong>ocimiento, el manejo adecuado de su dinámica, la necesidad de estar atento<br />

a lo que <strong>con</strong>stituye en él un factor de riesgo, son jalones en los que ha de apoyar<br />

su acción el orientador y el terapeuta de la <strong>familia</strong>. Por ello no podía dejar de<br />

ser tratado en el <strong>con</strong>texto de este volumen, aún <strong>con</strong>scientes de las muchas<br />

lagunas que quedan por cubrir y de las muchas investigaciones que han de ser<br />

<strong>con</strong>tinuadas.


328 José Antonio Ríos González<br />

En este subsistema sólo se tiene en cuenta lo que une a ambos <strong>com</strong>o marido<br />

y mujer, prescindiendo de otras particularidades que pueden darse en los<br />

mismos, tales, por ejemplo, <strong>com</strong>o las de ser al mismo tiempo padre y madre.<br />

B. Subsistema parental<br />

Aunque pueda referirse a las mismas personas individualizadas que el subsis­<br />

tema <strong>con</strong>yugal, el vínculo que estructura éste se centra en la realidad relacional<br />

que supone para ambos el ser progenitores de unos nuevos seres. Está, por<br />

tanto, integrado porel hombre-padre y la mujer-madre, realidad que origina unos<br />

vínculos afectivos <strong>con</strong> uno o más nuevos seres.<br />

<strong>La</strong> realidad del "ser padre" y Ilser madre ll<br />

es el elemento <strong>con</strong>stitutivo que da<br />

9rigen a este tipo de subsistema.<br />

c. Subsistema filial<br />

Está integrado por los <strong>hijos</strong> que <strong>con</strong>stituyen un núcleo diferenciado de miembros<br />

del sistema. En su aceptación, así <strong>com</strong>o en su potenciación dentro de lo<br />

que <strong>con</strong>stituyen las técnicas de orientación, asesoramiento o terapia <strong>familia</strong>r, es<br />

un puntal básico para trabajar en la reestructuración de las relaciones interpersonates<br />

sanas dentro del sistema <strong>familia</strong>r.<br />

El tema de la <strong>con</strong>stelación de hermanos o, <strong>con</strong> otro nombre, la fratría, se<br />

<strong>con</strong>vierte en elemento clave para la determinación de límites o <strong>con</strong>fines en la<br />

vida interna de <strong>familia</strong> y en lo que <strong>con</strong>stituye la vida personal de cada miembro,<br />

entendida <strong>com</strong>o expresión de autonomía y posibilidad de definir la propia<br />

individualidad de cada miembro.<br />

El subsistema filial puede adquirir modalidades distintas si dentro de la fratría<br />

se distinguen núcleos propios en atención a las características diferenciales en<br />

función del sexo. De este modo podríamos admitir la existencia de un subsistema<br />

filial/fraternal formado por los varones, por las hembras, al mismo tiempo<br />

que en función de las edades puedan admitirse diversos subsistema. Este último<br />

modelo se presenta en las <strong>familia</strong>s <strong>con</strong> muchos <strong>hijos</strong> <strong>com</strong>prendidos en un arco<br />

de edades amplio, lo que hace que los intereses, las metas, los objetivos y las<br />

aspiraciones de los mayores sean muy distintos de lo que aglutina a los más<br />

pequeños. Esto, <strong>com</strong>o se verá, presenta características que no pueden olvidarse<br />

al tratar de <strong>com</strong>prender cómo funciona una determinada <strong>familia</strong>.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 329<br />

Si los subsistemas genéricos que pueden establecerse quedan agrupados en<br />

torno a los anteriormente expuestos, el tema se hace más <strong>com</strong>plicado si<br />

tenemos en cuenta que en todos ellos, y en cada uno separadamente, vamos<br />

a en<strong>con</strong>trar unos factores determinantes de un funcionamiento que es el que<br />

interesa al orientador o al asesor <strong>familia</strong>r.<br />

En torno a este punto pueden distinguirse los siguientes factores:<br />

a) Dinámica de los subsistemas.<br />

b) Presentación gráfica de los subsistemas.<br />

c) Conflictos inter-subsistémicos.<br />

d) Confines territoriales y vitales entre subsistemas.<br />

e) Elementos básicos de un subsistema sano.<br />

Veamos cada uno de estos por separado.<br />

a) Dinámica de los subsistemas<br />

<strong>La</strong> vida interna de la <strong>familia</strong> entendida <strong>com</strong>o sistema de <strong>com</strong>unicación y<br />

relación interpersonal tiene un dinamismo que a la vez que <strong>con</strong>stituye un<br />

elemento de crecimiento y desarrollo es también factor de <strong>con</strong>flictos y tensiones.<br />

Los ciclos vitales de la <strong>familia</strong> que se han descrito más adelante son la expresión<br />

externa de este hecho indiscutible e inevitable.<br />

Pero la dinámica general del sistema <strong>familia</strong>r total está <strong>con</strong>dicionada a la<br />

dinámica particular que adopte cada subsistema en los distintos ciclos de la vida<br />

total del sistema.<br />

Una nota peculiar de la dinámica de los subsistemas que va a ejercer un influjo<br />

decisivo en orden a realizar sobre los miembros un beneficio positivo, es la<br />

delimitación del subsistema <strong>com</strong>o algo flexible y variable o algo rígido y escasamente<br />

mutable. <strong>La</strong> rigidez del subsistema llevará a estructurar actitudes<br />

personales en su interior que impedirán una riqueza de inter<strong>com</strong>unicación <strong>con</strong><br />

otros subsistemas de los que pudieran sentirse altamente beneficiados. Por el<br />

<strong>con</strong>trario, una excesiva flexibilidad y permanente mutabilidad puede desencadenar<br />

la falta de esquemas referenciales sobre los que asentar la identidad del<br />

propio subsistema y, <strong>con</strong>secuentemente, de los miembros que lo integran.<br />

<strong>La</strong> armonización entre rigidez y flexibilidad es lo que va a facilitar la <strong>con</strong>quista<br />

de un punto de apoyo para la maduración personal de los miembros del<br />

subsistema. Una excesiva rigidez puede llevar a que los miembros -y el mismo<br />

subsistema <strong>com</strong>o tal- queden afectados por la inmutabilidad que cuajará en<br />

cuadros de <strong>com</strong>portamiento nada beneficiosos para lo que es el proceso<br />

evolutivo de la persona humana. Con otras palabras: la rigidez será una


330 José Antonio Ríos González<br />

amenaza a la permanente evolución de las personas que, de este modo, se<br />

sentirán atrapadas a cuadros más o menos cer<strong>cano</strong>s a la fijación de un proceso<br />

que queda inutilizado.<br />

Por el <strong>con</strong>trario, una excesiva flexibilidad irá <strong>con</strong>tra la necesidad de definir una<br />

cierta identidad <strong>com</strong>o perteneciente a un subsistema al que se pertenece por<br />

motivos profundo de la misma realidad <strong>familia</strong>r.<br />

<strong>La</strong> rigidez del subsistema<br />

Hará que éste caiga en el peligro ya descrito de <strong>con</strong>vertirlo en un subsistema<br />

cerrado sin <strong>con</strong>tacto y <strong>com</strong>unicaciones <strong>con</strong> otros niveles que favorecerán su<br />

enriquecimiento interno. De este modo, y en los casos <strong>con</strong>cretos de los subsistemas<br />

aquí descritos, tendríamos que:<br />

En el subsistema Los miembros se<br />

sentirán siempre<br />

... <strong>con</strong>yugal<br />

... parental<br />

... fraternal<br />

marido, mujer<br />

padre, madre<br />

hermanos,hermanas<br />

... y nunca<br />

padre, madre<br />

marido, mujer<br />

<strong>hijos</strong>, hijas<br />

Contra tal rigidez hay que actuar para facilitar que la percepción de una realidad<br />

<strong>com</strong>pleja y variopinta no quede imposibilitada, sino que aunque en un momento<br />

<strong>con</strong>creto haya que acentuar la percepción de ser miembro de un subsistema<br />

determinado (percepción de ser marido, mujer, padre, madre, hijo, hija, hermano,<br />

hermana...), ello no inutiliza que en otro momento se potencie y refuerce la<br />

percepción de ser parte de otro subsistema. Así, por ejemplo, el varón adulto de<br />

una <strong>familia</strong> actualizará en la relación <strong>con</strong> su mujer la percepción de ser miembro<br />

del subsistema "<strong>con</strong>yugal", aislando esta realidad de cualquier otra que en ese<br />

momento no ha de distorsionar la primera. Al cabo de un rato, y sin negar lo<br />

anterior, pero situándolo en un plano al que es posible llegar por ausencia de<br />

rigideces, potenciará su percepción de ser padre, poniendo en el primer plano<br />

de su vivencia su <strong>con</strong>dición de miembro del subsistema "parental".<br />

Lo mismo puede decirse del adolescente que, según distintos momentos de<br />

su experiencia personal, actualice su <strong>con</strong>dición de "hijo" (miembro del subsistema<br />

fraternal).<br />

Esta lucha <strong>con</strong>tra la rigidez facilita la .presencia de cierta flexibilidad en la<br />

adopción de relaciones que hacen posible enriquecerse en la alternancia de<br />

vinculaciones, según las peculiaridades de cada subsistema.


332 José Antonio Ríos González<br />

Una vez más hay que destacar que más que la situación o problema que se<br />

nos <strong>con</strong>sulta hay que adentrarse en el laberinto que forma la <strong>familia</strong> desde el<br />

momento que se admite en ella la existencia de una permanente <strong>com</strong>unicación.<br />

Factor desencadenante de tal laberinto suele ser la inversión de identidades<br />

en la típica que exige cada subsistema, inversión que suele pasar desapercibida<br />

en muchas <strong>familia</strong>s, pero que forma parte de la cadena que integra muchas<br />

situaciones <strong>con</strong>sultadas.<br />

Desde esta perpectiva solemos en<strong>con</strong>trarnos <strong>con</strong> situaciones en las que la<br />

trama interna del problema puede iluminarse a la luz de este esquema:<br />

Cuando en el sub- se da entrada <strong>com</strong>o si se invierte su<br />

sistema... a/... fuese... identidad <strong>com</strong>o<br />

<strong>con</strong>yugal hijo marido/ (a) hijo<br />

hija esposa/ (b) hija<br />

parental hijo padre (1) hijo<br />

hija madre (2) hija<br />

filial padre hijo (3) padre<br />

madre hija (4) madre<br />

fraternal padre hermano (5) padre<br />

madre hermana (6) madre<br />

a) Al hijo se le sitúa en un plano adulto, <strong>com</strong>o <strong>con</strong>fidente.<br />

b) A la hija se la sitúa en un plano adulto, <strong>com</strong>o <strong>con</strong>fidente<br />

1) El hijo hace las veces de la figura paterna, <strong>com</strong>o adulto<br />

2) <strong>La</strong> hija hace las veces de la figura materna, <strong>com</strong>o adulta<br />

3) El padre acepta una alianza inapropiada, a nivel de igual<br />

4) <strong>La</strong> madre acepta una alianza inapropiada, a nivel de igual<br />

5) y (6) ocurre <strong>com</strong>o en (3) y (4), mezclando los <strong>con</strong>fines.<br />

En todos estos casos, <strong>com</strong>o fácilmente se adivina, cada miembro abandona<br />

su lugar adecuado dentro del subsistema respectivo y, por supuesto, dentro del<br />

sistema total.<br />

***<br />

Este fenómeno, denominado Ilintrusión ll<br />

, sirve de tapadera para ocultar verdaderos<br />

<strong>con</strong>flictos en lo que <strong>con</strong>stituye la plena aceptación del lugar que cada cual<br />

ha de ocupar en el sistema <strong>familia</strong>r. A veces pasa desapercibido a un observador<br />

superficial, pero es muy frecuente. Aún más: en las <strong>familia</strong>s <strong>con</strong> problemas suele<br />

ser un hecho habitual aal que todos los miembros se someten sin plantearse<br />

críticamente lo que supone su vivencia.


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

Tal vez queda más claro en los puntos siguientes.<br />

b) Presentación gráfica de los subsistemas<br />

<strong>La</strong> existencia de subsistemas claros y nítidos, así <strong>com</strong>o la presencia simultánea<br />

de subsistemas que no tienen límites claros y definidos en el interior del<br />

sistema <strong>familia</strong>r total, es algo que no se adivina de modo rápido e inmediato.<br />

Para facilitar esta tarea puede utilizarse un sistema directo que permita<br />

<strong>con</strong>seguir en un breve plazo una visión gráfica de cómo se encuentran los<br />

distintos subsistemas que nos interese descubrir en una <strong>familia</strong> determinada.<br />

El procedimiento que personalmente utilizo es la <strong>con</strong>fección de lo que denomino<br />

11 mapa de la <strong>familia</strong> ll<br />

y que, sintéticamente, <strong>con</strong>siste en visualizar sobre un<br />

papel o pizarra la distribución de los distintos miembros del sistema total,<br />

teniendo en cuenta que no sólo se trata de ver quiénes están presentes en dicho<br />

II mapall, sino, lo que es más importante para nuestro trabajo, la posición relativa<br />

que ocupa cada cual en el interior del sistema. Este IImapall puede hacerse de<br />

varios modos, <strong>com</strong>o se expone en el capítulo 7.<br />

Como ya se ha indicado al describir los subsistemas, no se trata solamente de<br />

ver que están a su lado los demás miembros, sino que hay que precisar qué tipo<br />

de vínculo los une <strong>con</strong> el que se presenta <strong>com</strong>o problemático, al tiempo que se<br />

establecen vinculaciones entre él y cada uno de los demás miembros así <strong>com</strong>o<br />

las existentes entre todos los demás.<br />

El IImapa ll que se empieza a <strong>con</strong>struir tiene sólo un dato que quedaría<br />

representado así:<br />

333


Manual de Orientación y Terapia Familiar 335<br />

1. <strong>La</strong> relación padre-hijo es positiva y sana<br />

2. <strong>La</strong> relación madre-hijo es "intrusiva" por parte de la madre que, en cierto<br />

modo, invade el terreno propio de la individualidad del hijo.<br />

3. <strong>La</strong> relación padre-hija 1 1 es positiva, sana, pero muy cercana<br />

4. <strong>La</strong> relación padre-hijo 2º es inexistente<br />

5. <strong>La</strong> relación madre-hijo 2º es cercana, aunque no positiva ni sana (expresada<br />

en línea dis<strong>con</strong>tinua)<br />

6. <strong>La</strong> relación madre-hija 1 1 se ve interrumpidaa por la presencia del 4º<br />

(paciente designado)<br />

7. El hijo 3º es el personaje "aislado" de la <strong>familia</strong>, manteniendo sólo un<br />

vínculo muy leve <strong>con</strong> la hermana mayor (hija 1ª)<br />

Desde el punto de vista de los "subsistemas" puede hacerse la siguiente<br />

lectura:<br />

1. Subsistema <strong>con</strong>yugal:<br />

a) Entre padre y madre aparece el"paciente designado" (4º hijo)<br />

b) Hay más cercanía emocional entre padre e hija 1 1 que entre marido y<br />

mujer<br />

c) <strong>La</strong> mujer -<strong>com</strong>o esposa- está lejana del marido y mantiene una mayor<br />

cercanía del 4º hijo (paciente designado) y del hijo 2º<br />

2. Subsistema parental:<br />

a) Ni padre ni madre aparecen <strong>com</strong>o figuras paternal y maternal del 3º de<br />

los <strong>hijos</strong>.<br />

b) <strong>La</strong> figura paterna parece más vinculada <strong>com</strong>o tal a la hija mayor (1 1 ) Yal<br />

4º hijo (paciente designado).<br />

c) <strong>La</strong> figura materna mantiene una relación <strong>com</strong>o tal sólo <strong>con</strong> los <strong>hijos</strong> 2º y<br />

4º, al tiempo que su presencia en la vida de la hija 1 1 está mediatizada<br />

por el paciente designado (4º de la serie de <strong>hijos</strong>).<br />

3. Subsistema fraternal:<br />

a) No está bien delimitado el subsistema fraternal ya que los <strong>hijos</strong> no<br />

mantienen una cohesión en cuanto tales y la intromisión en los otros<br />

subsistemas es patente de un modo intuitivo y gráfico.


336 José Antonio Ríos González<br />

b) Los hermanos, en cuanto miembros de un hipotético subsistema fraternal,<br />

están "dispersos", viéndose obligados -y esto es una hipótesis a <strong>con</strong>firmar<br />

en el proceso de ayuda o de terapia- a jugar papeles inadecuados a su<br />

identidad <strong>com</strong>o hermanos o <strong>com</strong>o <strong>hijos</strong>. Así, por ejemplo, puede ser que:<br />

- <strong>La</strong> hija mayor tenga que asumir papeles de <strong>con</strong>fidente del padre,<br />

obligándola a jugar un doble papel:<br />

- Como hija de... años de edad<br />

- Como persona adulta que ha de asumir tareas para las que no está<br />

madura emocionalmente.<br />

- El hijo 2º, por estar muy cer<strong>cano</strong> emocionalmente a la madre, aunque<br />

no <strong>con</strong> una relación positiva y sana, se ve sometido a mensajes<br />

<strong>con</strong>tradictorios sobre los que ha de tomar postura, pero sin posibilidades<br />

reales de dar buena respuesta a las mismas ya que, ante la madre<br />

es:<br />

- Hijo cer<strong>cano</strong> pero poco integrado <strong>con</strong> ella.<br />

- Hijo al que la madre, tal vez, intente utilizar para poder <strong>com</strong>pensar<br />

la falta de apoyo que no recibe del miembro del subsistema <strong>con</strong>yugal<br />

y paternal. El hijo, en tal situación, tiene que desempeñar tareas de<br />

adulto en una doble dimensión <strong>com</strong>o sustitutivo del esposo y <strong>com</strong>o<br />

sustitutivo del padre.<br />

Desde el punto de vista del paciente designado (4º), la Ilectura" del"mapa" de<br />

esta <strong>familia</strong> tiene las siguientes características:<br />

1. <strong>La</strong> relación <strong>con</strong> la madre no aparece <strong>com</strong>o la más adecuada para<br />

<strong>con</strong>seguir una autonomía, independencia e identidad personal adecuada<br />

a su edad real. Su personalidad, <strong>com</strong>o su terreno físico, está "invadido"<br />

por la madre.<br />

2. En esta relación es posible que haya intercambios ocultos e in<strong>con</strong>scientes<br />

<strong>con</strong> los que ambos salen gratificados. <strong>La</strong> madre, por una parte, tiene la<br />

posibilidad de "sentirse buena madre" de este hijo, al menos. El hijo, al<br />

ser el "paciente designado" de esta <strong>familia</strong> encuentra en la madre un<br />

apoyo para seguir siendo lo que es, ya que si deja de serlo la madre tendrá<br />

que aprender otro modo de "ser buena madre", que hasta el presente, por<br />

los hechos que <strong>con</strong>sultan, no ha podido o no ha sabido descubrir.


340 José Antonio Ríos González<br />

e) Conflictos inter-subsistémicos<br />

Cuando los distintos subsistemas no están bien delimitados es inevitable que<br />

aparezcan problemas de los que se van a sentir víctimas uno o más miembros<br />

del sistema <strong>familia</strong>r total. Entre los subsistemas ocurre lo que sucede en la<br />

tensión que a veces hay que <strong>con</strong>templar entre naciones <strong>con</strong> fronteras <strong>com</strong>unes:<br />

es fácil que nazca la tensión, la lucha, la defensa del propio territorio y, ¿por qué<br />

no decirlo?, hasta el deseo de apoderarse de algún palmo de tierra perteneciente<br />

al otro. En cualquiera de tales situaciones estaríamos en presencia de un<br />

<strong>con</strong>flicto inter-subsistémico, al igual que en el caso del simil elegido nos<br />

en<strong>con</strong>traríamos ante un <strong>con</strong>flicto inter-naciones o internacional.<br />

Veamos algunos de los aspectos de estos <strong>con</strong>flictos intersubsistémicos:<br />

Tensión<br />

<strong>La</strong> tensión que puede aparecer entre los subsistemas está derivada la mayor<br />

parte de las veces por una falta de claridad en lo que ha de ser <strong>com</strong>petencia,<br />

responsabilidad, obligaciones y derechos de cada uno de ellos. Suelen ocultar<br />

reglas que nunca se han hecho explícitas y que, por ello mismo, impulsan a que<br />

cada uno trate de defender lo que estima <strong>com</strong>o propio frente al que estiman<br />

<strong>com</strong>o lIenemigoll o II<strong>com</strong>petidorll. El hecho de que cada vez que aparece un<br />

fenómeno en que deban intervenir los miembros de más de un subsistema haya<br />

que discutir los términos en que se puede formular tal hecho, plantea una<br />

tensión. <strong>La</strong> particularidad radica en que el hecho puede ser muy banal, pero<br />

capaz de encerrar en su aparente insignificancia una carga emocional que viene<br />

determinada p'or la estratificación de insatisfacciones que no se hacen explícitas.<br />

Tales tensiones no pueden mantenerse ocultas desde el momento que interviene<br />

el orientador. Es más, una labor suya es desenmascarar la raíz última de<br />

tales tensiones. Mal servicio se haría a la <strong>familia</strong> si se colaborase en el<br />

mantenimiento de este mecanismo de ocultación que tanto malestar produce.<br />

Hay que descubrirlo, hay que hacer patente las reglas ocultas que lo retroalimentan<br />

de manera permanente, hay que ir al fondo del tema, aunque todo ello<br />

suponga la provocación de una verdadera crisis, ya que la <strong>familia</strong> se ha<br />

habituado a <strong>con</strong>vivir <strong>con</strong> lo oculto que no desea descubrir por nada del mundo.<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong> se aterroriza de admitir que hay tensión <strong>com</strong>o <strong>con</strong>secuencia de una<br />

verdadera lucha interna. Y por ello prefiere seguir ocultándolo.<br />

Lo de menos es el <strong>con</strong>tenido de la tensión, ya que en cada <strong>familia</strong> ésta puede<br />

variar según sus características propias. Lo que deseo resaltar aquí es que


Manual de Orientación y Terapia Familiar 341<br />

existe este elemento dinamizante, cuyo <strong>con</strong>ocimiento es imprescindible para<br />

poder realizar una tarea de orientación, asesoramiento o terapia.<br />

Lucha<br />

<strong>La</strong> lucha tiene un único objetivo: diferenciar el propio subsistema de los demás<br />

que se dan en la <strong>familia</strong>. Sucede aquí lo que a<strong>con</strong>tece en la <strong>con</strong>ducta individual<br />

siempre que el sujeto se ve despojado de la propia individualidad. Cuando el<br />

sujeto no se ve diferente a los otros, no se ve potenciado en alguna característica<br />

que lo distingue de los otros, cuando no puede presentar <strong>com</strong>o algo propio y<br />

típico una nota que lo separe positivamente de lo <strong>com</strong>ún que afecta a todos,<br />

desencadena mecanismos de lucha por su distinción. Esta lucha no siempre es<br />

abierta y clara, sino que muchas veces se camufla tras <strong>com</strong>portamientos <strong>con</strong><br />

los que perfila algo peculiar. En este mecanismo radica la explicación de por<br />

qué individuos muy normales en la mayor parte de sus niveles de <strong>com</strong>portamiento<br />

estructuran un área en la que aparecen <strong>com</strong>o extraños, raros, extravagantes.<br />

En ese área es donde han descubierto que pueden hacer algo que no<br />

hacen los demás. Es en ese área donde él y sólo él es <strong>com</strong>petente, aunque de<br />

tal "<strong>com</strong>petencia" se deriven <strong>con</strong>secuencias muy rechazadas por el ambiente<br />

en que vive. Es una forma de plantar cara al ambiente, de dar guerra, de luchar.<br />

En las relaciones entre subsistemas sucede lo mismo. Si el subsistema no ha<br />

sido respetado y diferenciado por los otros <strong>com</strong>o algo peculiar y <strong>con</strong> características<br />

propias, sus miembros -sabiéndolo o no, porque también en esta <strong>con</strong>cienciación<br />

habrá que trabajar desde el punto de vista terapéutico y orientador- se<br />

organizarán en torno a tipos de <strong>com</strong>portamiento subsistémico <strong>con</strong> los que luchar<br />

frente a los demás. Hay que advertir, sin embargo, que en tal lucha no se alían<br />

siempre todos los miembros del subsistema que plantea tal dinamismo, sino que<br />

se crearán infraestructuras dentro del subsistema, respondiendo a un modo<br />

particular de crear focos de interés en torno a los que agruparse.<br />

En muchas <strong>familia</strong>s actuales solemos ver que un número determinado de<br />

miembros del subsistema fraternal -dejando marginado a otro número de<br />

miembros de ese mismo subsistema-, se asocian para reivindicar ciertos derechos.<br />

Cuando ante la rigidez del subsistema parental los <strong>hijos</strong> no pueden hacer<br />

nada para <strong>con</strong>seguir unas autonomías que <strong>con</strong>sideran mínimas, los <strong>hijos</strong><br />

varones, por ejemplo, reclaman ciertas libertades, apoyándose en esquemas<br />

culturales que refuerzan la posibilidad de admitir una independencia en el<br />

<strong>com</strong>portamiento de los varones que han sobrepasado, por ejemplo, la edad<br />

adolescente. En este caso parte del subsistema fraternal marca de modo más


Manual de Orientación y Terapia Familiar 343<br />

<strong>con</strong> mayor o menor claridad un cierto esquema de valores, traducido la mayoría<br />

de las veces en metas u objetivos que desean para los <strong>hijos</strong>, aparece la<br />

preocupación por los IIdebería..." y en torno a los cuales se estructuran verdaderas<br />

presiones <strong>con</strong> las que se lucha desde este subsistema. Unas veces serán<br />

normas sociales (lIdebería portarse así en sociedad, en la escuela, en una<br />

reunión de amigos, en una visita... 11) otras son normas éticas ("debería ser menos<br />

egoísta, más generoso, más responsable, más bueno, más obediente..."), otras<br />

son normas que regulan un cierto modelo estimado <strong>com</strong>o mejor rdebería<br />

estudiar más, aprovechar mejor el tiempo, rendir más, organizar mejor su tiempo<br />

de estudio... II )<br />

Todo ello no es censurable siempre que se mantenga en niveles en los que la<br />

exigencia no impida la realización de otras necesidades básicas del hijo o <strong>hijos</strong><br />

que se ven afectados por la presencia de esta lucha <strong>con</strong> tantas apariencias de<br />

exigencias normales, equilibradas, lógicas. Lo censurable, y lo que a su vez<br />

origina la lucha, es que un alto nivel de exigencias va a originar actitudes<br />

educativas rígidas o desproporcionadas para lo que el sujeto afectado puede<br />

dar en ese momento de sU,evolución personal.<br />

Hay muchos padres que, ya sea porque ellos pudieron exigirse mucho a sí<br />

mismos o, por el <strong>con</strong>trario, porque sufren las <strong>con</strong>secuencias de que no se les<br />

enseñó a ello o nadie les pidió nada, proyectan sobre los <strong>hijos</strong> esta vivencia y<br />

dan gran importancia a la implantación de estos valores. A veces los mismos<br />

padres se autodefinen Ilmuy exigentes ll en todos los planos del <strong>com</strong>portamiento<br />

de un hijo niño o adolescente. Esas madres que se denominan a sí mismas Ilel<br />

ojo vigilante", se manifiestan en el mismo transcurso de una sesión <strong>con</strong> toda la<br />

<strong>familia</strong> de un modo muy particular: durante la sesión, y mientras se habla <strong>con</strong> la<br />

dinámica propia de esta técnica de terapia <strong>familia</strong>r, la madre está <strong>con</strong>trolando<br />

todos y cada uno de los movimientos de los <strong>hijos</strong>. Con gestos, miradas,<br />

pequeños movimientos de cabeza, advertencias mediante el lenguaje inequívoco<br />

de las manos, o breves mensajes verbales, pretende mantener las riendas<br />

del <strong>com</strong>portamiento de cada hijo. En una palabra: no deja actuar libre y<br />

espontáneamente a cada hijo. Si interviene el terapeuta se justifica bajo razones<br />

de tipo social, educativo, de tratar bien los objetos presentes en la sala o los<br />

muebles sobre los que actúan los <strong>hijos</strong> (la silla que ocupan, la mesa alrededor<br />

de la que se sientan, una maceta, un cenicero, una lámpara, un pequeño<br />

adorno).<br />

Sobre tal realidad inequívoca se asienta uno de los medios más idóneos para<br />

poder actuar de modo directo sobre los esquemas <strong>familia</strong>res en este sentido.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 345<br />

Es más: tal espacio emocional está a disposición de ambos parteners, se reparte<br />

satisfactoriamente entre ambos y no hay otros miembros que intenten apoderarse<br />

de alguna parte del mismo. No hay, <strong>con</strong> otras palabras, <strong>com</strong>petencias o<br />

luchas afectivas. El "dar" y el 11 recibir" fluyen sin grandes obstáculos, sin<br />

tensiones.<br />

Pero este punto puede ser abordado desde dos dimensiones que permiten ver<br />

<strong>con</strong> mayor claridad toda su importancia:<br />

1. Confines territoriales entre subsistemas<br />

2. Confines vitales entre subsistemas.<br />

Veamos cada uno por separado aunque ambos aspectos estén interactuando<br />

en la realidad viva de cada <strong>familia</strong>.<br />

1. Confines territoriales entre subsistemas<br />

El resultado de un 11 mapa <strong>familia</strong>r" bien <strong>con</strong>struido va a ser la visión inmediata<br />

de una distribución territorial de sus miembros. Cuando se habla de terapia <strong>con</strong><br />

toda la <strong>familia</strong>, incluyendo a los <strong>hijos</strong> más pequeños, suele presentarse el<br />

fantasma de qué hacer <strong>con</strong> los muy pequeños. En este punto está la razón de<br />

su presencia en la misma sesión de terapia <strong>familia</strong>r, toda vez que a través del<br />

dibujo, la <strong>con</strong>strucción del"mapa" mediante técnicas activas y manipulativas, la<br />

realización del plano de la vivienda que ocupa la <strong>familia</strong>, los pequeños también<br />

intervienen, no sólo para decir lo que sucede en la realidad (cómo es mi casa,<br />

'cómo estamos distribuidos en la vivienda, qué habitación ocupa cada cual, etc)<br />

sino también para abrir brecha en los cambios deseados por cada miembro (qué<br />

cambiaría en mi casa, qué modificaría en mi vivienda, <strong>con</strong> quién me gustaría<br />

<strong>com</strong>partir una habitación, dónde me gustaría estudiar, leer, descansar,....).<br />

El subsistema <strong>con</strong>yugal tiene a su disposición todo el terreno físico de la propia<br />

vivienda mientras no aparezcan los <strong>hijos</strong>. El hijo, desde este punto de vista,<br />

viene a "ocupar sitio", reclama un espacio, necesita un territorio en el que, poco<br />

a poco, van a desarrollarse procesos de gran transcendencia para la maduración<br />

personal del mismo.<br />

Sobre este plano físico, la <strong>familia</strong> va a estructurar un tipo muy particular de<br />

relaciones. Tiene su propio terreno y cada subsistema necesitará tener muy<br />

delimitados los <strong>con</strong>fines, las fronteras del mismo. Por ello tiene importancia<br />

saber de que espacio real disponen marido y mujer y si el modelo educativo<br />

permite que los <strong>hijos</strong>, <strong>con</strong>forme vayan apareciendo, acepten esta territorialidad<br />

en la que la pareja <strong>con</strong>yugal va a necesitar seguir progresando <strong>com</strong>o unidad.


346 José Antonio Ríos González<br />

Será el espacio donde puedan en<strong>con</strong>trarse, no sólo a nivel sexual, sino donde<br />

tendrán que seguir <strong>com</strong>partiendo afectos, aspiraciones, metas y objetivos.<br />

Muchas <strong>familia</strong>s tienen aquí el germen de sus sinsabores porque en la misma<br />

territorialidad nunca han marcado fronteras. Los <strong>hijos</strong> pueden entrar y salir en<br />

el terreno propio de los padres, del mismo modo que los padres -<strong>con</strong> un ímpetu<br />

avasallador impresionante- entran y salen en el terreno propio de los <strong>hijos</strong>. A<br />

unos y otros -<strong>com</strong>o adultos o <strong>com</strong>o niños, <strong>adolescentes</strong> y jóvenes- se les impide<br />

un mínimo de intimidad. Ninguno encuentra IISU propio rincón ll<br />

y todos están<br />

invadidos por todos.<br />

Minuchin (1978) ha presentado el símbolo de la II<strong>familia</strong> de puertas abiertas··<br />

y II<strong>familia</strong> de puertas cerradas·· para representar gráficamente lo que sucede en<br />

estos sistemas. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> de puertas abiertas nunca cierra las puertas de cada<br />

habitación. No hay fronteras, no hay diques. Lo curioso, cuando se pregunta a<br />

la <strong>familia</strong> si actúan así, es que valoran este tipo de <strong>con</strong>vivencia <strong>com</strong>o muy sano.<br />

Creen que por tener acceso directo a todos, logran cosas muy positivas, siendo<br />

así que lo único que se logra a la larga es una auténtica invasión de los niveles<br />

profundos de la intimidad y el aislamiento que necesita la persona humana.<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong> de puertas cerradas es la más sana: en ella hay un territorio propio<br />

para los adultos y territorio propio para el subsistema de los <strong>hijos</strong>-niños, los<br />

<strong>hijos</strong>-<strong>adolescentes</strong> o los <strong>hijos</strong>-jóvenes. Cada cual en su sitio, sin mezclas<br />

inadecuadas. El ser humano precisa para aislarse, tiene derecho a su independencia,<br />

precisa un territorio propio del mismo modo que los necesita el<br />

animal y lo demarca <strong>con</strong> su canto o su orina. El niño o el adolescente que no<br />

logra esto estructurará <strong>com</strong>portamientos que pueden parecer patológicos, siendo<br />

así que responden a un mecanismo de autonomía.<br />

<strong>La</strong> <strong>con</strong>sulta presenta a veces casos clamorosos en los que la invasión agresiva<br />

del terreno del otro se presenta <strong>con</strong> manifestaciones aparentemente extrañas.<br />

He podido ver un adolescente en el que la falta de individualización dentro del<br />

sistema <strong>familia</strong>r total le llevaba diariamente a buscar un cierto apoyo en los<br />

padres que no acertaban a entender su lenguaje. Este chico reproducía todas<br />

las noches un verdadero ritual, entre cuyos <strong>com</strong>ponentes se presentaba el ir a<br />

la zona física del piso que estaba reservada a los padres. En esta zona se<br />

asentaban el dormitorio y cuarto de baño de los padres, ya que para los <strong>hijos</strong><br />

existía otra zona <strong>con</strong>creta en la que también había un cuarto de baño. El<br />

ritual-agresivo de este adolescente era entrar en el cuarto de baño de los padres<br />

y orinar en el pavimento, retirándose a <strong>con</strong>tinuación a su dormitorio. Los padres


Manual de Orientación y Terapia Familiar 347<br />

no entendían qué significaba esto que venía repitiéndose -noche tras nochehacía<br />

más de ¡dos años¡<br />

El <strong>con</strong>texto indicaba que se trataba de un deseo de apoderarse de una porción<br />

del terreno de los otros. Pero el <strong>com</strong>ponente agresivo quedaba muy claro al ver<br />

que el ritual previo al ya descrito era aproximarse al dormitorio de los padres,<br />

empujar la puerta que -curiosamente- nunca estaba cerrada, pero sí entornada<br />

y repetir también cada noche: IIpapá, mamá: os quiero ll<br />

•<br />

Los padres nunca le respondían, aunque le oían todas las noches. (!).<br />

<strong>La</strong> interpretación dada a los padres no fué <strong>com</strong>partida por ellos. Y este<br />

adolescente solamente pudo ser apoyado muy levemente para poder defenderse<br />

del influjo de sus propias carencias no captadas. No tenía su territorio bien<br />

marcado y entraba en un terreno ajeno para descargar alguna de sus muchas<br />

tensiones.<br />

El tema de la territorialidad es un caballo de batalla en muchos sujetos que se<br />

ven afectados por los muy mal denominados IIproblemas escolares", mal aprovechamiento<br />

de sus capacidades o <strong>con</strong> el siempre famoso problema de los<br />

fracasos escolares. ,Mi experiencia me enseña que siempre que se presenta un<br />

problema del tipo de los aludidos hay necesidad de explorar el tema de la<br />

territorialidad. Esta necesidad es aún más evidente cuando el sujeto afectado<br />

están en plena adolescencia o muy cer<strong>cano</strong> a los umbrales de la misma. El<br />

adolescente, <strong>com</strong>o muy bien se sabe, es celoso de su propia intimidad y desea<br />

tener bajo celosías la mayor parte de sus sentimientos y vivencias. No hay cosa<br />

que más apetezca un adolescente que tener un cuarto para él, una mesa para<br />

él, un cajón cerrado para él. En síntesis: un rincón, una propiedad, un espacio<br />

en el que verifique el encuentro <strong>con</strong>sigo mismo y desde el que pueda realizar<br />

su gran despliegue a la vida adulta. Por ello le molesta tener que usar el lugar<br />

de los otros, la mesa de los otros, el cuarto de los otros. Un sitio donde<br />

en<strong>con</strong>trarse a gusto, donde estudiar a gusto, donde leer a su ritmo y <strong>con</strong> su<br />

entorno peculiar, dado que también necesita adornarlo a su gusto, decorarlo<br />

según sus preferencias, ambientarlo <strong>com</strong>o él quiere y no <strong>com</strong>o ha dispuesto otro<br />

hermano, el padre o la madre.<br />

No es un simple capricho, sino la base de muchas seguridades sobre las que<br />

podrá crecer el progreso personal.<br />

Tal vez las estrategias delllcambio ll que hay que introducir aquí merezcan un<br />

<strong>com</strong>entario basado en casos reales vistos por mí en la <strong>con</strong>sulta.


348<br />

El caso de Roberto:<br />

José Antonio Ríos González<br />

Un varón de 9 años que es traído a la <strong>con</strong>sulta porque en su <strong>com</strong>portamiento<br />

escolar se muestra falto de atención, dificultades de aprendizaje y dificultades<br />

de <strong>con</strong>centración. Los medios utilizados por los padres hasta el momento de la<br />

<strong>con</strong>sulta han sido los encaminados a reforzar las ayudas mediante un profesor<br />

particular, prolongar su estancia en el colegio una hora más de lo habitual y<br />

colaboración del padre para que reciba ayuda en la realización de sus tareas<br />

escolares.<br />

<strong>La</strong> terapia <strong>familia</strong>r se encamina a ver qué tipo de interacciones existen en la<br />

dinámica interna de este sistema. Inmediatamente aparece un punto sobre el<br />

que canalizamos nuestra acción: el niño necesita su propio terreno, desea tener<br />

su espacio, sin verse sometido al uso <strong>com</strong>partido de propiedades y terrenos.<br />

Pide, de un modo muy <strong>con</strong>creto, IIque me pongan una mesa en mi cuarto para<br />

no tener que estudiar en el cuarto de mi padre". El único sitio que tiene y donde<br />

de verdad se encuentra a gusto es en su habitación, poniéndola "<strong>com</strong>o a mí me<br />

guste y no <strong>com</strong>o me la ha decorado mamá".<br />

Los padres acceden a este deseo que es apoyado en el momento de ser<br />

expresado, pese a las dificultades reales de esta <strong>familia</strong>, y cambia la actitud del<br />

niño ante el trabajo escolar. El niño se <strong>com</strong>promete a "estudiar más y rendir<br />

más ll ; se a<strong>con</strong>seja a los padres que lo dejen a su ritmo, que le permitan<br />

organizarse <strong>com</strong>o él quiera, sin presionarle, sin agobiarle y que dialoguen <strong>con</strong><br />

él sobre el tema de la estructuración de sus espacios Clmesa de estudio",<br />

IIhabitación propia l " Ildecoración a su gusto ll ...).<br />

Desde ese momento lo que inicialmente era un problema de estudios Cllos<br />

estudios de nuestro hijoll) se <strong>con</strong>vierte en un problema de desarrollo personal<br />

Cllo que nuestro hijo necesita"), <strong>con</strong> lo que el modo de abordar la búsqueda de<br />

soluciones toma un derrotero totalmente distinto.<br />

El caso de Javier:<br />

Se trata de un adolescente de 14 años que preocupa a la madre por la situación<br />

que atraviesa en los estudios que realiza. Entre los diversos aspectos que<br />

aparecen <strong>com</strong>o relevantes, destaca, desde el punto de vista que interesa aquí,<br />

que al trabajar sobre elllplano ll de la vivienda, Javier reivindica para sí una mayor<br />

independencia territorial frente a lo que otros miembros de la <strong>familia</strong> tienen. <strong>La</strong><br />

<strong>familia</strong> está integrada por la madre, una hermana de 16 años, un hermano de<br />

11 y la abuela materna. Toda la sesión de terapia <strong>familia</strong>r (3ª de las tenidas) se


Manual de Orientación y Terapia Familiar 349<br />

polariza en torno a unos cambios que afectan a lo que <strong>con</strong>viene redistribuir<br />

dentro del piso que ocupan. <strong>La</strong> <strong>com</strong>petencia <strong>con</strong> la hermana se pone de relieve<br />

en muchos aspectos, pero en éste resalta al hacer patente cómo desea que la<br />

habitación que ocupa ella pase a ser para él y que la madre y hermana<br />

<strong>com</strong>partan la que actualmente ocupan Javier y el hermano pequeño. A éste se<br />

le puede trasladar a una cama plegable que usa la madre en el salón-<strong>com</strong>edor<br />

de la vivienda.<br />

Para Javier lo importante es tener su espacio físico. Y desde ahí reestructura<br />

muchos aspectos que inciden en el problema que motiva la venida a la <strong>con</strong>sulta.<br />

En la distribución territorial de esta <strong>familia</strong> aparecen muy claras cuatro zonas<br />

o bandas:<br />

a) <strong>La</strong> habitación de la hermana mayor en la que nadie puede hacer nada.<br />

Su territorialidad está defendida perfectamente y no está dispuesta a<br />

ceder ni un palmo de lo que es suyo o ha logrado tener <strong>com</strong>o tal.<br />

b) <strong>La</strong> habitación de la abuela en la que no hay posibilidad de acceso. Ella<br />

puede acceder a cualquier otra. Aún más: la abuela se ha reservado otra<br />

habitación en la que ha <strong>con</strong>centrado todos sus muebles cargados de<br />

afectividad y sobre cuya propiedad no admite la menor <strong>con</strong>versación. Esa<br />

habitación podría permitir una redistribución de terreno que influiría positivamente<br />

en la dinámica emocional de esta <strong>familia</strong>, dejándola, por ejemplo,<br />

para la madre de Javier o, incluso para el pequeño, <strong>con</strong> el que la<br />

abuela tiene una buena relación.<br />

c) <strong>La</strong> habitación que <strong>com</strong>parten Javier y su hermano, separada por una<br />

puerta de la que ocupa la abuela y en cuya puerta de acceso Javier<br />

quisiera poner un armario IIpara cerrar el paso a la abuela que incordia<br />

casi todas la noches ll<br />

•<br />

d) El salón-<strong>com</strong>edor donde duerme la madre de Javier ya que lIestoy hecha<br />

a todo y no me importa ll<br />

, <strong>con</strong> lo que racionaliza la situación en la que no<br />

tiene autonomía adulta ni posibilidad de hacer una vida adecuada. Ella<br />

sabe renunciar a todo.<br />

Tras tales datos se ocultan relaciones en las que la distribución física indica el<br />

fondo de las interacciones:<br />

• <strong>La</strong> hermana mayor ha logrado su independencia tras los problemas que<br />

vivió y necesitaron la ayuda de un psicólogo para vencer ciertos <strong>com</strong>portamientos<br />

cargados de negativismo, rebeldía, oposicionismo y dificultades<br />

de relación <strong>con</strong> la <strong>familia</strong> (lIsoberbia ll<br />

y lIegoísta ll<br />

son los apelativos <strong>con</strong> que


350 José Antonio Ríos González<br />

más frecuentemente la describen Javier y la propia madre). Para la madre,<br />

superados aquellos momentos, esta hija es "buena chica si se la sabe<br />

lIevar ll , expresión que encierra el ceder ante ella puesto que IIsaberla lIevar ll<br />

equivale a Ilceder ante ella ll<br />

• Por ello aparece <strong>com</strong>o el miembro más<br />

independiente de la <strong>familia</strong>.<br />

• <strong>La</strong> abuela tiene su terreno bien delimitado también a raíz de haber estado<br />

internada en una sanatorio psiquiátrico. Al salir del mismo reivindicó para<br />

ella el terreno descrito anteriormente.<br />

• Los miembros que hasta ahora no habían necesitado ayudas específicas<br />

por parte de experto en temas de salud mental no tienen delimitado su<br />

terreno. Javierviene a nuestra <strong>con</strong>sulta e inmediatamente aparece el tema<br />

del Ilpropio terreno ll<br />

• Parece que ha captado algo ya aprendido por la<br />

hermana y la abuela: o mi independencia o mi equilibrio psíquico precario.<br />

• <strong>La</strong> madre está dispuesta a ceder también ante Javier <strong>com</strong>o hizo en casos<br />

anteriores.<br />

<strong>La</strong> ayuda a esta <strong>familia</strong> se orienta desde ese momento a que cada cual tenga<br />

su terreno propio pero no a base de renunciar a las necesidades profundas de<br />

alguno de los miembros.<br />

y desde ese momento los problemas que ocasionaron la venida a la <strong>con</strong>sulta<br />

empiezan a redimensionarse de un modo distinto, en el que se muestran nuevos<br />

enfoques de aspectos de la situación global, desde la percepción que madre e<br />

hijo tienen de la hermana mayor hasta la necesidad de que la madre empiece<br />

a enfrentarse <strong>con</strong> Javier y <strong>con</strong> la hija para defender sus propias necesidades y<br />

recuperar lo que es de ella a niveles profundos, aspectos que hasta ese<br />

momento estuvieron eclipsados por la protección que ocupaba el primer puesto<br />

de sus quehaceres <strong>com</strong>o imagen materna. Cuando la madre adoptó la postura<br />

de no ceder de lo que precisa <strong>com</strong>o mujer, <strong>com</strong>o adulta, <strong>com</strong>o persona, los <strong>hijos</strong><br />

empezaron a colocarse en una actitud también distinta. El enfoque de cambiar<br />

las relaciones entre las personas evitó seguir insistiendo en la pretendida<br />

finalidad de cambiar a las personas.<br />

El Ilterreno ll de Javier empezó a estar delimitado en todos los aspectos y<br />

empezó a manejarlo <strong>com</strong>o ha de hacerlo un adolescente de 14 años:<br />

• <strong>La</strong> madre dejó de hablar por él en las sesiones de terapia<br />

• <strong>La</strong> madre dejó de adelantarse a suplir las deficiencias escolares o sociales<br />

del hijo.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 351<br />

• <strong>La</strong> madre aceptó que el hijo tiene derecho a equivocarse, a <strong>com</strong>eter<br />

errores, a no ser el que mejor lleva las cosas al colegio cuando en realidad<br />

todo ello caía sobre las espaldas de la madre.<br />

• Igualmente empezó a dedicarse a ella misma porque IItengo más tiempo<br />

disponible desde que he dejado de hacer cosas que tiene que hacer él<br />

mismo ll<br />

•<br />

• IIVoy a recuperar un espacio para mí donde pueda descansar, dormir,<br />

relajarme, leer... 1I<br />

lIy voy a cultivar más algunas relaciones que tengo<br />

abandonadas ll<br />

•<br />

• IIMi hijo tiene ya idea de lo que puede hacer y no me necesita especialmente...<br />

II .<br />

• IIEmpiezo a descansar porque lo que hacía hasta ahora me ha supuesto<br />

muchas renuncias y mucho cansancio ll<br />

•<br />

<strong>La</strong> situación de Javier, y de todo el sistema <strong>familia</strong>r, <strong>com</strong>enzó a evolucionar<br />

hacia formas acordes <strong>con</strong> la edad de cada miembro y las necesidades actuales<br />

de cada uno, desde el momento en que los problemas de fondo fueron<br />

abordados desde la perspectiva de la territorialidad de cada uno de ellos.<br />

2. Confines vitales entre subsistemas<br />

Tras el tema de los <strong>con</strong>fines territoriales palpita de manera muy fuerte el tema<br />

de los <strong>con</strong>fines vitales o, <strong>con</strong> otra expresión gráfica, el del 11 mapa emocional ll<br />

de<br />

la <strong>familia</strong>. Se trata de una geografía relacional sobre la que podrá apoyarse la<br />

unidad y el progreso del sistema total y el de cada uno de sus miembros. A<br />

propósito de un caso ya expuse en otra ocasión algunas de estas ideas que<br />

ahora trato de ampliar <strong>con</strong> nuevas experiencias (RIOS GONZALEZ, 1976b).<br />

El II mapa emocional ll<br />

tiene un fundamento psicológico que corroborará cualquier<br />

estudio de la edad evolutiva. Hay un hecho que sintetiza factores evolutivos<br />

y esquemas culturales, <strong>con</strong>sistente en que la mayoría de los síntomas que<br />

aparecen en niños y <strong>adolescentes</strong> sanos son un modo de expresar su incapacidad<br />

de soportar la permanencia en un tipo de dependencia <strong>familia</strong>r que obstaculiza<br />

la autonomía, la sana <strong>com</strong>petencia el el descubrimiento y desarrollo de<br />

la propia intimidad.<br />

Ello lleva inevitablemente a la <strong>con</strong>clusión de que cada miembro de la <strong>familia</strong><br />

-tal vez en esto puedan admitirse matizaciones entre adultos e <strong>hijos</strong>- necesita<br />

también un espacio psicológico propio. Tal espacio psicológico es un algo muy


Manual de Orientación y Terapia Familiar 355<br />

• 11 ¿Has preguntado a ellos si necesitan tu ayuda?ll, cuando un hijo o hija<br />

intentan mediar en una tensión, problema, <strong>con</strong>flicto o discusión que tiene<br />

lugar en el subsistema <strong>con</strong>yugal.<br />

• 1I ¿Habeis pedido ayuda vosotros? 11 , cuando sucede lo mismo pero pretende<br />

encarar a los padres <strong>con</strong> un problema que es sólo de ellos.<br />

• IIEsta es una cuestión que sólo afecta a tus padres", cuando algún hijo se<br />

interna en el subsistema emocional de los padres.<br />

• IIEsta es una cuestión que afecta a vuestro/vuestros hijo/<strong>hijos</strong>", siempre<br />

que los padres intentan invadir el terreno emocional de los <strong>hijos</strong>.<br />

• "Dejen que su hijo se arregle por sí mismo", cada vez que los padres<br />

suplantan al hijo en una decisión, tarea, etc.<br />

• liNo traten de acudir siempre en socorro de su/sus hijo/<strong>hijos</strong>; es por esto<br />

por lo que están cansados ll<br />

, manera de integrar simultáneamente una<br />

limitación de atribuciones por parte de los padres, juntamente <strong>con</strong> un cierto<br />

apoyo para <strong>con</strong>seguir que los padres se descarguen de responsabilidades<br />

que les impiden, al menos, una actitud relajada y de distensión.<br />

No faltan casos en los que la invasión del terreno propio de un niño o un<br />

adolescente se hace desde distintos subsistemas presentes en la vida emocional<br />

del niño. Podrían multiplicarse los ejemplos y las situaciones, pero tal vez<br />

baste un botón de muestra. Se trata de un niño de 4 años que intenta meterse<br />

en la piscina <strong>familia</strong>r ante la mirada atenta de la abuela y tres tías que actúan<br />

en ausencia de los padres. <strong>La</strong> escena, tal y <strong>com</strong>o apareció en una sesión de<br />

terapia, la cuento:<br />

Abuela: IIPonte el flotador redondo ll<br />

Tia 1ª:<br />

Tia2ª:<br />

Tia3ª:<br />

liNo. Ponte el de brazos ll<br />

•<br />

IIEste niño es mejor que no se bañe".<br />

Concluyente: "¡Este niño es un desobedientel ll<br />

•••<br />

El <strong>com</strong>entario está sobrando ante un chaparrón de mensajes tan <strong>con</strong>tradictorios<br />

y que, aunque irrelevantes para un observador superficial, son las<br />

piezas <strong>con</strong> las que ese niño ha de <strong>con</strong>struir en algunos momentos de su<br />

evolución una trama de relaciones <strong>con</strong> el ambiente superpuesto de subsistemas<br />

que presionan. <strong>La</strong> autonomía del niño está en grave peligro. Y las <strong>con</strong>secuencias<br />

no han tardado en aparecer en formas <strong>con</strong>cretas de <strong>com</strong>portamiento sintomático<br />

que ha necesitado una ayuda especializada.


356 José Antonio Ríos González<br />

e) Elementos básicos de un subsistema sano<br />

Aunque puedan ampliarse las características <strong>con</strong> que describir lo que, de un<br />

modo funcional, puede entenderse por subsistema sano, prefiero reducir a<br />

algunos elementos básicos lo que <strong>con</strong>viene <strong>con</strong>seguir para que <strong>con</strong>tribuya a la<br />

maduración de los individuos y permita una adecuada integración progresiva y<br />

coherente del sistema <strong>familia</strong>r total.<br />

Los elementos básicos han de ser los siguientes:<br />

1. Que el subsistema sea algo más que la simple suma de sus partes<br />

(individuos).<br />

2. Que tenga bien definidos los límites, fronteras o <strong>con</strong>fines <strong>con</strong> respecto a<br />

los demás.<br />

3. Que aún admitiendo una gran variedad por el influjo de variables socioculturales,<br />

tenga:<br />

a) Su propia identidad<br />

b) Su autonomía <strong>com</strong>o tal y que refuerce la autonomía de cada<br />

uno de sus miembros.<br />

4. Que tal autonomía no suponga una amenaza para el establecimiento de<br />

una autoridad y jerarquía total en el sistema global.<br />

5. Que el subsistema facilite a cada miembro el planteamiento y resolución<br />

de:<br />

a) El tema de la autonomía<br />

b) El tema de la <strong>com</strong>petencia<br />

c) El tema de la propia intimidad<br />

d) El tema de la sana independencia<br />

Cada punto merece un breve <strong>com</strong>entario aclaratorio.<br />

1. Que el subsistema sea algo más que la suma de sus partes<br />

En el subsistema <strong>con</strong>yugal esto es una verdad de cuya ignorancia se siguen<br />

<strong>con</strong>secuencias muy <strong>con</strong>cretas. Una pareja no puede ser -porque de hecho<br />

nunca lo es en la realidad- el resultado final de la pretendida suma de los<br />

partners.<br />

Sorprende ver cómo dos miembros de una pareja que, separadamente tienen<br />

un valor determinado, no dan <strong>com</strong>o resultado final lo que mantemáticamente<br />

equivaldría a la suma de ambos valores en términos cuantitativos, aunque el


Manual de Orientación y Terapia Familiar 357<br />

símil no pretenda decir que necesariamente hay que cuantificar este fenómeno.<br />

Así, por ejemplo, vemos parejas en <strong>con</strong>flictos que al ser analizadas se <strong>con</strong>cluye<br />

que ambos miembros son valiosos y perfectamente <strong>com</strong>petentes en determinadas<br />

áreas, mientras que al mostrarse <strong>com</strong>o lIunidad <strong>con</strong>yugal ll<br />

el resultado total<br />

queda disminuido.<br />

Lo que teóricamente debiera ser algo así<br />

+ =<br />

queda reducido, en la realidad, a un esquema muy semejante a éste<br />

+ =<br />

lo que claramente nos demuestra que intervienen muchos elementos para llegar<br />

a este resultado final. Ello, en la realidad, lleva a la evidencia de que dos<br />

personas perfectamente sanas pueden generar un subsistema carente de esta<br />

misma cualidad, ya que <strong>con</strong> excesiva frecuencia lo que no está planteado en<br />

términos sanos es la relación, <strong>con</strong>clusión que abre caminos insospechados a la<br />

hora de orientar o tratar terapéuticamente a este subsistema<br />

Desde esta <strong>con</strong>sideración lo teórico debería ser:<br />

MIEMBRO<br />

SANO<br />

(Marido)<br />

+<br />

MIEMBRO<br />

SANO<br />

(Esposa)<br />

mientras que en la realidad a<strong>con</strong>tece de este otro modo:<br />

MIEMBRO<br />

SANO<br />

(Marido)<br />

+<br />

MIEMBRO<br />

SANO<br />

(Esposa)<br />

=<br />

=<br />

SUBSISTEMA<br />

CONYUGAL<br />

SANO<br />

SUBSISTEMA<br />

CONYUGAL<br />

NO SANO<br />

ya que en la dinámica interna del subsistema influyen otros factores, <strong>com</strong>o por<br />

ejemplo:


Manual de Orientación y Terapia Familiar 359<br />

También en esta situación se introduce un elemento nuevo, <strong>con</strong>sistente en el<br />

modo deseado por el otro de realizar una tarea sobre la que cada uno tiene un<br />

<strong>con</strong>cepto determinado. No es, por ello, la suma de los <strong>con</strong>ceptos parciales de<br />

la realidad paternal o maternal, sino la diferenciación introducida por un nuevo<br />

tipo de relación que se establece en el mismo <strong>con</strong>tenido.<br />

En el subsistema fraternal el tema se <strong>com</strong>plica ante la realidad de que en una<br />

misma fratría intervienen elementos diferenciales -tales <strong>com</strong>o edad, sexo, nivel<br />

de maduración en sus varias modalidades- que hacen más <strong>com</strong>plejo el resultado<br />

final. Cada una de estas variables ejerce un tipo de presión sobre lo que va a<br />

ser el resultado final del subsistema, puesto que la misma red de <strong>com</strong>unicaciones<br />

altera <strong>con</strong> suma facilidad lo que se espera <strong>com</strong>o síntesis.<br />

Los ejemplos puestos al referirme a los otros tipos de subsistemas pueden ser<br />

aplicados a este otro, ya que la matriz básica es la misma.<br />

2. Que tenga bien definido los límites o fronteras respecto a los<br />

demás subsistemas<br />

Ya se ha aludido en varias ocasiones a este tema. Sin embargo no resulta fácil<br />

determinar en algunos casos dónde debe terminar el ámbito de actuación de un<br />

subsistema frente a las necesidades del otro. Hay <strong>familia</strong>s en las que no está<br />

determinado lo que <strong>con</strong>stituye lIel mundo de los adultos ll y lo que forma parte<br />

delllmundo de los <strong>hijos</strong>ll, aunque en éstos, a su vez, sea preciso deslindar otros<br />

mundos, tales <strong>com</strong>o lIel mundo de los niños", lIel mundo de los <strong>adolescentes</strong> ll ,<br />

"el mundo de los jóvenes ll , puesto que pueden darse todos estos niveles dentro<br />

del <strong>com</strong>plejo "mundo de los <strong>hijos</strong>".<br />

En la práctica de la <strong>con</strong>sulta hay que manejar <strong>con</strong> profusión esta característica,<br />

ya que de su demarcación se van a seguir claros e inmediatos resultados<br />

positivos para la mejor integración <strong>familia</strong>r. Lo dicho al hablar de los <strong>con</strong>fines'<br />

territoriales y vitales tiene, <strong>con</strong> vistas a este objetivo, su aplicación práctica y el<br />

sentido de su aprendizaje.<br />

3. Identidad del subsistema y autonomía de sus miembros<br />

Cada subsistema necesita dibujar muy claramente su propia personalidad, de<br />

tal modo que lIalgo" peculiar de cada uno sea la nota distintiva en la que todos<br />

sus miembros se encuentren perfectamente cómodos y diferenciados. Con otras<br />

palabras: un hijo ha de saber que dentro del sistema total es tratado <strong>com</strong>o IIhijo"<br />

(subsistema filial) y <strong>com</strong>o IIhermano" (subsistema fraternal), sin que en ningún


Manual de Orientación y Terapia Familiar 361<br />

sin poder relajarse, sin poder disfrutar de lo que disfrutan otras niñas de<br />

su misma edad. Aparte de ello, sobre María Luisa pesa la permanente<br />

<strong>com</strong>paración <strong>con</strong> la <strong>con</strong>ducta del hermano.<br />

De ello se deriva que en la situación a) ella pertenece a un subsistema en el<br />

que tiene muy poca <strong>com</strong>petencia y no encuentra su lugar exacto. Hay una<br />

verdadera ambivalencia porque, aun siendo niña cronológicamente, no tiene un<br />

mundo propio <strong>com</strong>o tal, aunque en el nivel de trato que recibe por parte del<br />

sistema <strong>familia</strong>r es valorada <strong>com</strong>o niña.<br />

Aunque biológicamente es una adolescente no tiene entrada en el mundo a<br />

que tal ciclo evolutivo corresponde, ya que ni socialmente es valorada <strong>com</strong>o tal<br />

ni emocionalmente ha recibido hasta ahora apoyos que la <strong>con</strong>figuren <strong>com</strong>o tal.<br />

En la terapia proporcionada a tal <strong>familia</strong> se tuvo en cuenta este objetivo y a ello<br />

fueron abocados los miembros del sistema.<br />

Los niveles de exigencia la colocan en responsabilidades altas. En este caso,<br />

<strong>com</strong>o en no pocos, se da mucha responsabilidad y poco poder a esta hija. <strong>La</strong>s<br />

<strong>con</strong>secuencias precisan la búsqueda de identidad personal dentro de la propia<br />

identidad del subsistema que la cobija, al tiempo que se le permite salir del cerco<br />

en que se encuentra aprisionada.<br />

Esta característica del subsistema va a imponer un ritmo de modificaciones<br />

fuertes cuando hasta el momento de acudir a un experto no se hayan introducido<br />

los cambios inherentes a la misma evolución progresiva del sistema de relaciones.<br />

Tal ritmo, a su vez, va a suponer <strong>con</strong>flicto y tensión porque algunos<br />

miembros van a oponerse a esta reestructuración sistémica por temor a perder<br />

algo, o a no saber cómo afrontar lo nuevo que de tales modificaciones se derive.<br />

Pero ello no debe quitar la claridad que <strong>con</strong> respecto a este punto debe tener<br />

el orientador o asesor <strong>familia</strong>r.<br />

4. Que la autonomía del subsistema no sea una amenaza a la<br />

autoridad y jerarquía del sistema global<br />

Aunque la diversidad de modelos inadecuados de <strong>familia</strong> sea múltiple y<br />

variopinta, un elemento muy frecuente de perturbaciones es el de en<strong>con</strong>trar en<br />

casi todas ellas una pérdida de jerarquización, de tal modo que la reestructuración<br />

de la jerarquía <strong>familia</strong>r suele ser uno de los objetivos prioritarios en los<br />

sistemas <strong>familia</strong>res perturbados.<br />

Ya he hablado en otro lugar de lo que es la verdadera autoridad, <strong>con</strong>cepto<br />

íntimamente ligado al que interesa ahora, ya que de la integración de uno y otro


362 José Antonio Ríos González<br />

van a derivarse modos inmediatos de estructurar temas tan importantes <strong>com</strong>o<br />

el de la disciplina, normas de <strong>com</strong>portamiento, referencias ordenadoras claras<br />

para la vertebración de valores en los <strong>hijos</strong>, modelos de <strong>con</strong>ducta que faciliten<br />

la adquisición de la seguridad interna, etc. Todo ello -aunque <strong>con</strong> apariencias<br />

de rebeldía y no pocas dosis de rechazo- lo necesita el hijo, y cuando se le<br />

muestra equilibradamente lo acepta y responde sanamente a ello.<br />

<strong>La</strong> pérdida del papel ordenador de las figuras parentales tal y <strong>com</strong>o se<br />

desprende de lo que atinadamente ha expuesto ROF CARBALLO al hablar de<br />

la "función ordenadora ll<br />

dentro de la Ilurdimbre <strong>con</strong>stitutiva" (1975a), está<br />

trayendo excesivas <strong>com</strong>plicaciones a la <strong>familia</strong> actual. Se ha desertado de lo<br />

jerárquico que precisa el hijo para crecer y madurar sanamente. Bajo justificaciones<br />

que pretenden defender esquemas falsamente estimados <strong>com</strong>o democráticos,<br />

se implantan modelos tendentes a reforzar lo igualatorio entre<br />

generaciones o, <strong>con</strong> los términos ya utilizados aquí, ente subsistemas. Democracia<br />

<strong>familia</strong>r no equivale a igualdad entre subsistemas <strong>familia</strong>res. Lo jerárquico<br />

en el sistema famiiliar <strong>con</strong>stituye un elemento que esencialmente es asimétrico:<br />

no puede haber igualdad porque eso anularía laposibilidad de verificar realmente<br />

procesos que son esenciales para la <strong>con</strong>stitución evolutiva de la personalidad<br />

del hijo. Sin asimetría no hay autoridad <strong>com</strong>o respaldo, ni jerarquía <strong>com</strong>o meollo<br />

de <strong>con</strong>stitución de valores, ni posibilidad de identificaciones <strong>con</strong> las figuras<br />

parentales. El sistema <strong>familia</strong>r es, evidentemente, una unidad totalizadora, pero<br />

el yo que se deriva de él no es un yo dividido, sino un yo liberado en el que, por<br />

otra parte, su pertenencia al "nosotros H<br />

<strong>familia</strong>r le potencia y fortalece porque<br />

es un lIyo jerárquico'l, un IInosotros jerárquico" que el orientador, el asesor o el<br />

terapeuta de la <strong>familia</strong> no pueden perder de vista.<br />

Por todo ello la independencia y la autonomía del hijo ha de ser fortalecida,<br />

impulsada, reforzada; pero también hay que cuidar que tal autonomía e independencia<br />

no rompa la necesaria asi.metría jerárquica que <strong>con</strong> tanta claridad ha<br />

defendido MARTIN SANTOS (1964) al hablar de lo que tiene lugar en el juego<br />

transferencial de la relación terapéutica analista-analizado. Sus palabras son<br />

iluminadoras para entender adecuadamente lo que sucede en la relación<br />

paternal-filial que tantas veces vemos en la <strong>con</strong>sulta. Hay padres que se dejan<br />

seducir por el engaño de lo democrático, igualatorio, simétrico. Y los males de<br />

tal seducción son para el hijo y para el mismo sistema <strong>familia</strong>r. No hay maduración<br />

sin desigualdad que estimule lo que es progresivo y <strong>con</strong>tinuo. <strong>La</strong> igualdad<br />

rompe las motivaciones, aniquila las potencialidades, bloquea las ansias de<br />

superación en el plano vital. Por ello pueden aplicarse aquí sus palabras de que


Manual de Orientación y Terapia Familiar 363<br />

"en este plano existencial, la seducción transferencial tiene un objetivo muy<br />

<strong>con</strong>creto: intentar vencer el radical más esencial de la cura, lo que antes hemos<br />

llamado la asimetría fundacional de la situación. El último objeto de la intentona<br />

transferencial sería precisamente la destrucción de tal asimetría jerárquica", un<br />

dinamismo de ataque <strong>con</strong>tra el que hay que estar muy prevenido.<br />

Para MINUCHIN el tema de lo jerárquico es un tema capital. Creo interpretar<br />

adecuadamente su pensamiento si me atrevo a sintetizar en unos puntos lo que<br />

parece central en su <strong>con</strong>cepción sobre el particular:<br />

a) Hay una noción desviacionista que defiende que la <strong>familia</strong> democrática<br />

no debe tener una organización jerárquica, <strong>con</strong>fundiendo autoridad <strong>con</strong><br />

autoritarismo.<br />

b) Es necesario destacar que .Ia autoridad-jerarquía necesaria a la misión de<br />

los padres es, realmente, parte de la responsabilidad de los mismos para<br />

lograr dar protección al hijo.<br />

c) El hijo que crece tiene necesidad de saber que mientras aprende hay<br />

<strong>con</strong>troles externos que le darán protección y t1feedbackll correctivos.<br />

d) El tema de la jerarquía/autoridad parece estar bastante claro cuando los<br />

<strong>hijos</strong> son pequeños, pero no es así cuando los <strong>hijos</strong> llegan a la adolescencia<br />

o a la juventud. En tales etapas muchos padres pierden claridad<br />

en el momento de definir lo que es la jerarquía en el interior de la <strong>familia</strong>.<br />

e) <strong>La</strong> terapia (yen cualquier caso en la orientación o en el asesoramiento de<br />

la <strong>familia</strong>) debe aclarar a los padres que hay áreas de poder y responsabilidad<br />

paternal, aunque también hay áreas en las que padres e <strong>hijos</strong><br />

pueden <strong>con</strong>frontarse <strong>com</strong>o iguales sin romper la jerarquía.<br />

f) <strong>La</strong> autoridad paternal o maternal debe servir para reforzar un respeto<br />

profundo por las posiciones que cada miembro del sistema tiene dentro<br />

del mismo <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r.<br />

Todo ello abre caminos inagotables en el momento de trabajar directamente<br />

<strong>con</strong> <strong>familia</strong>s en las que este tema se ha <strong>con</strong>vertido en <strong>con</strong>tenido de lucha por el<br />

poder, <strong>con</strong> las inevitables pérdidas para cada miembro que se ha implicado en<br />

tan <strong>con</strong>fuso torbellino.


364 José Antonio Ríos González<br />

5. Que el subsistema facilite a cada miembro el planteamiento y<br />

resolución de :<br />

a) El tema de la autonomía<br />

Ha quedado ampliamente desarrollado en los puntos anteriores. Baste decir<br />

aquí que cada miembro debe gozar de una autonomía tanto en el propio<br />

subsistema -<strong>con</strong>yugal, parental, fraternal- <strong>com</strong>o en el sistema total y acorde <strong>con</strong><br />

las características derivadas del puesto que ocupa en el mismo.<br />

Lo que se ha acentuado al hablar de la autonomía propia de los <strong>hijos</strong> no quiere<br />

restar importancia a la que es preciso defender en los adultos, ya sea en su<br />

dimensión de esposo/esposa o en la propia de padre/madre, porque no siempre<br />

éstos alcanzan un nivel de independencia y autonomía en la que sea posible la<br />

relación adecuada <strong>con</strong> los otros miembros del respectivo subsistema o del<br />

sistema total.<br />

En la tarea de orientación y asesoramiento hay que prestar atención a este<br />

aspecto, haciendo que los <strong>hijos</strong> no invadan el terreno de los adultos hasta<br />

amenazar la propia identidad del papel que han de desempeñar en cada<br />

momento de la vida <strong>familia</strong>r.<br />

b) El tema de la <strong>com</strong>petencia<br />

Constituye un aspecto muy olvidado en los planteamientos de muchas <strong>familia</strong>s.<br />

En la <strong>familia</strong> sana cada miembro ocupa un lugar en el que es aceptado en virtud<br />

de cierta cualidad o característica <strong>con</strong>seguida por sí mismo, y en la que no hay<br />

exigencias desde el exterior que distorsionan lo que tal miembro quiere y<br />

necesita ser. En la famifia sintomática, <strong>con</strong>flictiva o problemática hay miembros<br />

que no son aceptados <strong>com</strong>o <strong>com</strong>petentes en algún área o aspecto.<br />

Este <strong>con</strong>cepto precisa una reflexión más detenida.<br />

Lo que antes he venido describiendo <strong>com</strong>o necesidad de ocupar un puesto<br />

muy <strong>con</strong>creto en el II mapa ll <strong>familia</strong>r, puede ser abordado desde este nuevo<br />

ángulo <strong>com</strong>o la necesidad de que cada miembro tenga un papel digno y<br />

<strong>com</strong>petente en el funcionamiento dinámico de la <strong>familia</strong> y sus respectivos<br />

subsistemas. No hace falta decir que este aspecto se refiere a todos, padres e<br />

<strong>hijos</strong>, adultos y niños.<br />

<strong>La</strong> II<strong>com</strong>petenciall del hijo se aprecia desde la primera entrevista <strong>con</strong> la <strong>familia</strong>.<br />

Si se recibe a toda la <strong>familia</strong> -<strong>com</strong>o es de desear desde la perspectiva sistémicainmediatamente<br />

se ve si los padres valoran al hijo <strong>com</strong>o <strong>com</strong>petente o no de


Manual de Orientación y Terapia Familiar 365<br />

escuchar lo que les trae a la <strong>con</strong>sulta. Lo más frecuente es que no pongan<br />

resistencias a ser recibidos todos, a excepción de X... que es, precisamente, el<br />

paciente designado. Admiten que acudan <strong>con</strong> ellos los <strong>hijos</strong> lino afectados ll por<br />

el problema que traen. En esa distinción -el afectado/los no afectados- ya hay·<br />

<strong>con</strong>tenidos necesitados de clarificación.<br />

A mí me interesa mucho ver cómo exponen el problema-motivo de la <strong>con</strong>sulta<br />

ante todos los <strong>hijos</strong>, sin exclusiones de ningún tipo, y por supuesto, sin excluir<br />

al que en el sistema <strong>familia</strong>r ya ha sido etiquetado <strong>com</strong>o IIpaciente ll .<br />

Interesa ver cómo se expone el problema, cómo lo verbalizan cuando el hijo<br />

está presente. A espaldas de él es muy probable que lo hayan verbalizado en<br />

muchas ocasiones, ya sea entre ellos o en presencia de alguna persona<br />

estimada <strong>com</strong>o significativa en el ámbito <strong>familia</strong>r. A veces también se ha hablado<br />

delllproblema ll <strong>con</strong> algún hijo. Pero lo que hay que destacar <strong>con</strong> vistas a lo que<br />

aquí hay que descubrir es cómo lo presentan los padres cuando el hijo está<br />

presente. Tal vez, <strong>com</strong>parando lo que ha sucedido al hablarlo en otro <strong>con</strong>texto<br />

y lo que sucede en el momento de plantear la <strong>con</strong>sulta, se aprecian ya algunos<br />

cambios. A lo mejor lo primero que han de ver los padres -y el tema es igualmente<br />

válido cuando se trata de problemas de pareja planteados <strong>con</strong> o sin la presencia<br />

del otro miembro -es que lIese modo ll de plantear el tema o mostrar el <strong>con</strong>flicto<br />

es lo primero que hay que cambiar.<br />

<strong>La</strong> razón de este planteamiento es que lo qU;i), interesa en terapia, orientación<br />

o asesoramiento de la <strong>familia</strong> es que cuando hablan del problema en presencia<br />

del sujeto que ha sido designado <strong>com</strong>o portador del mismo están enviando<br />

mensajes a éste. Y lo que va a suceder -que los miembros del sistema no han<br />

captado nunca- es que el sujeto va a responder al mensaje de un modo que<br />

nunca pudo hacer porque nunca se vió apoyado por nadie. Y ahora sí va a estar<br />

apoyado. Delante del experto no va a darse el esquema:<br />

Mensaje -----. Silencio<br />

ni siquiera va a tener lugar el viejo esquema:<br />

Mensaje<br />

Estímulo<br />

Respuesta<br />

----..<br />

silenciada<br />

sino que, <strong>con</strong> el apoyo del experto se va a dar una doble fase:


Manual de Orientación y Terapia Familiar 367<br />

En tal situación ya hay algo importante que hacer patente: el paciente designado<br />

no es tan <strong>com</strong>petente <strong>com</strong>o los otros, al menos en el modo de <strong>com</strong>portarse<br />

ante personas no <strong>familia</strong>res. Yeso es una IIreglall que siempre funciona así<br />

aunque, extendida a otros muchos aspectos y facetas de la vida ordinaria.Detrás<br />

de la regla hay una permanente amenaza de la espontaneidad de ese hijo. Lo<br />

cual no es poco. Porque obliga a que ese hijo exprese lo espontáneo de un<br />

modo que no es el suyo personal, sino el adoptado o el impuesto por el sistema.<br />

¿Qué va a seguirse de todo esto, aparentemente trivial y casi sin importancia?.<br />

Lo primero y fundamental es que ese hijo -y repítase lo mismo para cualquier<br />

miembro de un subsistema dado- se planteará la necesidad de crear lIotro<br />

<strong>com</strong>portamiento ll , <strong>con</strong>trario a las reglas del sistema y en el que sea posible<br />

<strong>con</strong>seguir una <strong>com</strong>petencia que nadie le pueda discutir o negar.<br />

11 En mi casa yo no soy nadie -decía un adolescente que he visto en mi <strong>con</strong>sulta-;<br />

no soy nada ll . Y empezó entonces a crear un ámbito en el que ser lIalgoll quena<br />

fueran los demás y lo diferenciase claramente de los otros. Lo que sucedió es<br />

que erró la puntería y se especializó en abrir coches. IIComo abro yo los coches<br />

no lo hace nadie en mi <strong>familia</strong>". A este chico no le habían dado otra posibilidad<br />

y el sistema permitía muy pocas cosas, ahogando al individuo. Cuando los<br />

padres, tras las orientaciones oportunas, empezaron a valorarle en otras facetas,<br />

a <strong>con</strong>siderarle <strong>com</strong>petente en áreas sanas de la <strong>con</strong>ducta, cambió su<br />

<strong>com</strong>portamiento. Desde ese momento ya tenía un sentido en el sistema y una<br />

<strong>com</strong>petencia que le definía ser él mismo frente a los demás. Y todo ello de<br />

manera sana.<br />

Destacar este aspecto en la <strong>familia</strong> es una tarea imprescindible porque en cada<br />

<strong>familia</strong> cada miembro tiene un papel; uno es el listo, otro el guapo, otro el<br />

habilidoso, alguno ocupa ese puesto de especie de ministro de asuntos exteriores<br />

que sirve de vinculación <strong>con</strong> el mundo extra<strong>familia</strong>r, mientras que no falta<br />

quien realice tareas de intermediario para evitar tensiones y <strong>con</strong>flictos en el<br />

interior de la <strong>familia</strong>: el que fracasa, el agresivo, el extraño, la oveja negra... el<br />

IIpaciente designado ll . Y desempeña su papel muy bien: fracasa <strong>com</strong>o ninguno,<br />

agrede <strong>com</strong>o nadie, es raro de un modo excepcional, roba, miente, da disgustos,<br />

enferma...<strong>com</strong>o ningún otro sabría hacerlo en la <strong>familia</strong>. El que soporta este<br />

papel se hace <strong>com</strong>petente en ese nivel y en ese aspecto y nadie puede<br />

aventajarle.<br />

El dinamismo que ocasiona estos <strong>com</strong>portamientos tiene su origen no en el<br />

individuo, sino en un sistema que no ha permitido abrir un área de <strong>com</strong>petencia<br />

para ese miembro menos capaz o más vulnerable por mil razones. De ahí que,


368 José Antonio Ríos González<br />

aunque al sujeto se le trate <strong>con</strong> fármacos o se le apoye <strong>con</strong> terapia centrada en<br />

él, no va a <strong>con</strong>seguirse un gran cambio. Mientras el sistema no sea capaz de<br />

crear un campo de prestigio y <strong>com</strong>petencia para tal miembro, no se adelantará<br />

nada.<br />

En la pareja sucede otro tanto porque <strong>con</strong> excesiva frecuencia un partner<br />

resulta poco valorado por el otro hasta terminar siendo el raro o el enfermo. El<br />

subsistema tendrá que reforzar factores muy poco estimulados y en los que el<br />

sujeto afectado en<strong>con</strong>trará nuevos puntos de apoyo para ser <strong>com</strong>petente ante<br />

el otro.<br />

Escudriñar las posibilidades de estimulación en el interior del sistema <strong>familia</strong>r<br />

abrirá puertas insospechadas para la recuperación de estos miembros que,<br />

hasta, el momento de una terapia o <strong>con</strong>sulta, habían sido catalogados <strong>com</strong>o<br />

IIno-<strong>com</strong>petentesll en alguna dimensión. El más elemental narcisismo que se<br />

agazapa en la personalidad de todos hará que se delimite un espacio en el que<br />

hacer algo que no saben hacer otros, aunque éste algo sea simultáneamente<br />

<strong>con</strong>flictivo.<br />

Para estimular tales <strong>com</strong>petencias será necesario recurrir a mil antes: desde<br />

la búsqueda de un dato mínimamente positivo y en el que apoyar tareas,<br />

asignación de responsabilidades, delimitación de toma de decisiones, potenciación<br />

de lo que haya quedado salvado de tanto negativismo por parte del<br />

ambiente, hasta la creación en la misma tarea orientadora o terapéutica de<br />

misiones asignadas a ese miembro, y a través de las cuales perciba la <strong>con</strong>fianza<br />

que el orientador o el terapeuta pone en él. <strong>La</strong> creación de seguridades en tales<br />

miembros no-<strong>com</strong>petentes da frutos inmediatos. Y el sistema total capta la<br />

lección y empieza a cambiar en sus actitudes básicas.<br />

e) El tema de la propia intimidad<br />

Es un tema derivado de lo dicho en la necesidad de <strong>con</strong>fines territoriales y<br />

<strong>con</strong>fines vitales. Si siempre es necesario que el ser humano tenga asegurada<br />

la posibilidad de gozar de la propia intimidad, hay momentos evolutivos en que<br />

esta necesidad resulta imperiosa. Parece que una fase en que esto es así es la<br />

adolescencia, aunque en otras etapas adquiera relieves peculiares por las<br />

características de las mismas.<br />

<strong>La</strong> <strong>con</strong>quista de la intimidad, así <strong>com</strong>o su descubrimiento, deben estar asegurados<br />

por la organización y estructura del subsistema, hasta tal punto que nunca<br />

una invasión por parte de los otros impida este objetivo que es esencial para el<br />

buen funcionamiento emocional del ser en crecimiento.


Manual de Orientación y Terapia Fammar 369<br />

<strong>La</strong> <strong>con</strong>quista de, la intimidad, así <strong>com</strong>o su qescubrimiento, deben estar asegurados<br />

por la organización y estructura del subsistema, hasta tal punto que nunca<br />

una invasión por parte de los otros impida este objetivo que es esencial para el<br />

buen funcionamiento emocional del ser en crecimiento.<br />

Hay una intimidad propia del niño que debe ser salvaguardada: la intimidad y<br />

el aislamiento que precisa para desarrollar sus juegos de fantasía, su <strong>con</strong>quista<br />

de la realidad, su despliegue de potencialidades en las formas en que vaya<br />

presentándose a lo largo de su infancia. Nunca debe ser perturbado el mundo<br />

del juego infaotU, sus elaboraciones de ensueño y fantasía, su modo de integrar<br />

los aprendizajes, su elección de modelos y objetos de identificación.<br />

Hay una intimidad propia del adolescente que queda velada por el misterio de<br />

los afectos, la profundidad de los sentimientos <strong>com</strong>partidos <strong>con</strong> muy pocos y la<br />

hondura de emociones para cuya transmisión necesita tener asegurado un<br />

mínimo de pudor y de reserva. El adolescente está lleno de silencios, no porque<br />

en el fondo de su espíritu no hay motivos de resonancia, sino porque el silencio<br />

roto precisa de un clima que no siempre encuentra. El tema de la intimidad<br />

adolescente debe ser un tema <strong>con</strong>ocido, estimado y respetado por los padres.<br />

Si no es así, el adolescente buscará otros ambientes para <strong>con</strong>trarrestar lo que<br />

percibe muy hondamente. Y el fenómeno dellldiario ll es la evidencia de que sólo<br />

un libro cerrado puede ser el <strong>con</strong>fidente de intimidades que no todos saben<br />

degustar en un clima de respeto y aceptación.<br />

Hay una intimidad propia. del adulto que la <strong>familia</strong> ha de respetar: la intimidad<br />

de los padres en cuanto tales y en cuanto esposos. Y ello <strong>con</strong> relación a los<br />

propios <strong>hijos</strong>, pero también <strong>con</strong> respecto a los miembros de los respectivos<br />

sistemas <strong>familia</strong>res de origen. Hay parejas que están azotadas no por residuos<br />

del tan llevado y traído II<strong>com</strong>plejo de edipoll, sino por la falta de aceptación de<br />

que el hijo o la hija ha dejado el hogar <strong>familia</strong>r de origen tiene derecho a una<br />

intimidad a la que sólo se tendrá acceso en el caso de que sea abierta la puerta<br />

por quien es dueño de ella.<br />

Cuando se está atento a ello, se descubre que muchas <strong>familia</strong>s violan estas<br />

intimidades bajo ropajes de interés, protección, prestación de ayuda o intentos<br />

de acercamiento desde los que plantear una mejor <strong>com</strong>prensión. No es cierto<br />

que sea así, y la orientación y la terapia han de tener muy presente la creación<br />

de mecanismos que garanticen la defensa de la propia intimidad de cada<br />

miembro. Con independencia de la edad que tengan tales miembros.


370 José Antonio Ríos González<br />

d) El tema de la sana independencia<br />

Lo dicho en el capítulo 11 tiene aquí su aplicación directa. <strong>La</strong> independencia ha<br />

de ser apoyada dentro de cada subsistema, ya que de su mayor o menor grado<br />

va a depender el fortalecimiento de la <strong>familia</strong> <strong>com</strong>o totalidad. Cuando el sujeto<br />

no sienta suficientemente apoyada esta necesidad, buscará lo que le falta fuera<br />

del propio ambiente <strong>familia</strong>r, <strong>con</strong> lo que se introducirá un factor disgregante de<br />

la misma unidad y cohesión <strong>familia</strong>r.<br />

Cuanto se expuso allí tiene lugar destacado en el momento de esbozar lo que<br />

es una de las características del subsistema sano.


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

APENDICE 1<br />

LA SESION CON EL SUBSISTEMA PARENTAL<br />

Se especifica en el punto 5 de nuestro Contrato, haciendo ver que "a la tercera<br />

sesión vendrán solamente los padres/matrimonios". Este planteamiento se<br />

deriva de la experiencia vivida en los años anteriores a su implantación. Solía<br />

a<strong>con</strong>tecer que cuando intentábamos tener una sesión citando sólo a los padres<br />

tras haber tenido algunas previas <strong>con</strong> todo el sistema <strong>familia</strong>r, esta sesión se<br />

aplazaba <strong>con</strong> bastante frecuencia. <strong>La</strong>s anulaciones por razones de enfermedad<br />

imprevista, viaje inesperado, reunión urgente de trabajo, etc., se acumulaban<br />

en torno a este intento. En no pocas <strong>familia</strong>s era casi el final de la terapia: litado<br />

va mejor", "hemos mejorado··, "estamos avanzando", "nuestro hijo está muchísimo<br />

mejor ll<br />

•<br />

Creo que está por estudiar <strong>con</strong> detenimiento si las interrupciones, abandonos<br />

y terminaciones bruscas de muchas terapias no están vinculadas a este factor<br />

que nos ha permitido atajarlo en una gran medida, ya que el número de<br />

aplazamientos o anulaciones de tal sesión entra en límites bastante normales.<br />

Es evidente que hay que estar atentos para no caer en otra trampa. A veces nos<br />

avisan diciendo "no podremos ir porque , pero pueden darnos otro dia y hora<br />

para la próxima a la que ya iremos todos··. Es evidente que no podemos caer<br />

en esa maraña, para lo cual vuelve a citarse a los padres para la misma tercera<br />

sesión.<br />

<strong>La</strong> intención de esta sesión está en dar un nuevo paso en el abordaje sistémico<br />

de la <strong>familia</strong>. Si al <strong>com</strong>ienzo de la terapia hemos pasado "del individuo al<br />

sistema", ahora se trata de pasar IIdel sistema total al subsistema parental" para,<br />

de este modo, centrarnos en cuanto <strong>con</strong>venga trabajar sobre los estilos educativos<br />

de los padres, los modelos de autoridad y disciplina, la relación parental<br />

<strong>con</strong> los <strong>hijos</strong>, etc. Es, por ello, una sesión IIpara los padres ll<br />

que, hipotéticamente,<br />

han acudido a terapia "porque no saben qué hacer·· ante el problema que les<br />

afecta.<br />

Nuestro deseo no es, por lo tanto, trabajar sobre ellos "<strong>com</strong>o pareja ll<br />

(subsistema<br />

<strong>con</strong>yugal), sino II<strong>com</strong>o padres··, aunque la experiencia demuestra que es<br />

una ocasión propicia para empezar a plantear cuestiones que afect.an al matri­<br />

.monio .y que, no pocas veces, se muestran <strong>com</strong>o la verdadera causa de la<br />

disfuncionalidad del hijo que padece los síntomas que intentan eliminar.<br />

371


372 José Antonio Ríos González<br />

Si sucede así, y desde un punto de vista procesual, es el momento de pasar<br />

de una terapia de <strong>familia</strong> a una terapia de pareja. De este modo el IIpaciente<br />

designado ll queda fuera del tratamiento.<br />

APENDICE2<br />

LA SESION CON EL SUBSISTEMA FRATERNAL<br />

En el mismo Contrato se hace ver la necesidad de tener una sesión exclusivamente<br />

para el paciente y sus hermanos.<br />

En el proceso que planteamos suele ser la 4ª ó 5ª sesión. Del mismo modo<br />

que afrontamos la introducción de cambios en la <strong>familia</strong> a través de la sesión<br />

<strong>con</strong> los padres, se nos muestra <strong>com</strong>o un instrumento muy útil el poder <strong>con</strong>trastar<br />

cómo se ve la situación que <strong>con</strong>sultan cuando son los <strong>hijos</strong>, a solas, quienes<br />

pueden hablar de cuanto les afecta. Basados en la importancia de la <strong>con</strong>stelación<br />

de hermanos, sus dinamismos y el valor integrador de muchos de sus<br />

mecanismos, podemos en<strong>con</strong>trar ahí un camino para entrar en nuevos modelos<br />

de <strong>com</strong>unicación, apoyos y formación de mecanismos de progreso y estabilidad<br />

que no siempre se tienen en cuenta.<br />

<strong>La</strong> importancia teórica que encierra esta sesión se ve avalada por la experiencia.<br />

Es entonces cuando se aprecia cómo el orden cronológico en la fratría, el<br />

reparto de papeles a través de las atribuciones que se han descrito al hablar<br />

delllencuentro perfectivo <strong>con</strong> los hermanos ll , va más allá de la pura especulación.


CAPITULO V<br />

LOS MODELOS FAMILIARES<br />

Cada día se afirma <strong>con</strong> insistencia que no hay una <strong>familia</strong>. Cada vez parece<br />

más evidente que hay muchos tipos de <strong>familia</strong>. Y todos los días -al final del<br />

trabajo <strong>con</strong> distintas <strong>familia</strong>s- me <strong>con</strong>firmo .en ambas afirmaciones porque no<br />

hay dos <strong>familia</strong>s iguales y, lo que es más curioso y atractivo, un misma <strong>familia</strong><br />

va ofreciendo sesión a sesión un peculiar modo de presentarse <strong>com</strong>o en un<br />

jugueteo que semeja al caleidoscopio que me entretenía en mis calurosas<br />

siestas cacereñas de niño. Un pequeño movimiento en la dinámica de la <strong>familia</strong><br />

es semejante al breve girar del caleidoscopio que ofrecía un dibujo distinto <strong>con</strong><br />

la pregunta siempre sin <strong>con</strong>testar de si aquello que estaba viendo lo había visto<br />

alguna vez anterior. Creo que no.<br />

Lo mismo a<strong>con</strong>tece cuando se da un pequeño impulso al grupo <strong>familia</strong>r:<br />

aparece un nuevo IIdibujoll que provoca la misma pregunta: este IItipo ll de <strong>familia</strong><br />

que estoy <strong>con</strong>templando ahora mismo -día tantos del mes equis de mil novecientos<br />

tantos- ¿la había visto alguna otra vez? Creo que no.<br />

Hay un trabajo apasionante al trabajar <strong>con</strong> la <strong>familia</strong> y, simplemente, <strong>con</strong>siste<br />

en re<strong>con</strong>struir en cada <strong>familia</strong> las fases a través de las que se forma un<br />

determinado modelo. Lo peculiar, lo interesante, lo novedoso y hasta lo atrevido<br />

no está en ver IIcómo ll se ha formado ese IItipo de <strong>familia</strong> ll<br />

, sino en descubrir el<br />

IIpor qué" y "para qué" de ese modelo que tiene mucho que ver -casi todo- <strong>con</strong><br />

lo que ocurre en la relación de sus miembros. No interesa, por ello, la etiología<br />

de la <strong>familia</strong> que ahora veo; lo que me interesa es la "ecología ll<br />

de esa <strong>familia</strong>,


374 José Antonio Ríos González<br />

el Ilecosistemall que tengo delante. Porque sólo así puedo aceptar que no hay<br />

una <strong>familia</strong> pura ni un modelo único, sino que en la realidad viva de cada <strong>familia</strong><br />

se dan cita muchos modelos parciales que originan un tipo que me es dado<br />

<strong>con</strong>templar, <strong>com</strong>o en los cristalitos que según se <strong>com</strong>binen van a dar lugar a<br />

una figura particular formada por el juego alucinante de cada una de sus partes.<br />

Para exponer cuanto se relaciona <strong>con</strong> este tema es preferible partir de la<br />

realidad. De lo que sucede cuando al orientador <strong>familia</strong>r o al terapeuta se le<br />

presenta una <strong>familia</strong> <strong>con</strong>creta <strong>con</strong> una situación <strong>con</strong>flictiva sobre la que solicitan<br />

ayuda y orientación.<br />

Es evidente, por lo ya dicho, que la <strong>familia</strong> trae una idea muy <strong>con</strong>creta: qué le<br />

pasa a este hijo en un área <strong>con</strong>creta de su <strong>com</strong>portamiento. Traen, por decirlo<br />

una vez más, un IIpaciente designado ll en torno al cual giran sus preocupaciones<br />

o se centran sus ignorancias.<br />

y no hay más remedio que partir de ahí. Pero hay que pasar enseguida a la<br />

observación de los IImodelos'l <strong>familia</strong>res que sirven de decorado, de fondo, al<br />

problema que empiezan a exponer.<br />

El IIpaciente ll es el punto de <strong>con</strong>tluencia de la presión que ejercen sobre él<br />

muchos modelos que los propios padres ignoran. También en su situación real<br />

y personal hay muchos estratos o capas <strong>com</strong>o las que pueden dar sentido a la<br />

capa del terreno que intenta desentrañar el geólogo.<br />

Gráficamente puede expresarse del modo siguiente:<br />

***


Con ello quiero expresar lo siguiente:<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 375<br />

Al sistema <strong>familia</strong>r cada miembro de la pareja aporta un IImodelo" de sistema<br />

que está en función de las propias vivencias y en relación <strong>con</strong> lo experimentado<br />

en la <strong>familia</strong> en que ha nacido cada uno. Padre y madre, al tener un hijo, van a<br />

tratar de definir algunos aspectos particulares de lo que han vivido a lo largo de<br />

los años de permanencia en la <strong>familia</strong> de origen. Se trata, por tanto, de un primer<br />

IIsistema <strong>familia</strong>r ll<br />

que, de manera más o menos fuerte, va a estar presente<br />

cuando en el hijo empiecen a manifestarse determinadas <strong>con</strong>ductas. Lo <strong>com</strong>plejo<br />

de la situación está en que no va a ser un único IIsistema <strong>familia</strong>r de origen ll<br />

(S.F.O.) el que va a presionar la <strong>con</strong>stitución de la personalidad del hijo, sino<br />

que van a ser dos en cuanto que cada uno de los progenitores aporta su propio<br />

S.F.O.<br />

Sobre las experiencias de cada miembro de la pareja hay que realizar un<br />

verdadero trabajo que ni es fácil ni resulta cómodo para muchas parejas. Se<br />

trata de hacer una síntesis de cuanto cada cual <strong>con</strong>sidere válido y aprovechable<br />

para <strong>con</strong>servarlo en el propio sistema que empiezan a <strong>con</strong>struir, así <strong>com</strong>o de<br />

una eliminación de aquello que estimen menos valioso o menos útil para el<br />

momento <strong>con</strong>creto que vive esta pareja. Se trata aquí del IIsistema <strong>familia</strong>r<br />

creado ll<br />

(S.F.C.) que es una verdadera obra de negociación <strong>con</strong>sensuada para<br />

perfilar cómo va a ser IInuestra <strong>familia</strong>", evitando así que cada cual intente hacer<br />

de esta nueva <strong>familia</strong> una copia fiel de la que les vió nacer. En el S.F.C. habrá<br />

muchas cosas que ya se tuvieron, vivieron y potenciaron en el S.F.O., pero habrá<br />

otras cosas nuevas: aquéllas surgidas <strong>com</strong>o <strong>con</strong>secuencia de una integración<br />

de aspectos que se verán inmediatamente.<br />

Este S.F.C. también va a estar presionando el tipo de <strong>com</strong>portamiento que se<br />

presenta en la descripción de cuanto preocupa en el hijo que traen a la <strong>con</strong>sulta.<br />

Pero no termina ahí el proceso.<br />

Una pareja tiene que aceptar que intenta <strong>con</strong>servar cosas valoradas <strong>com</strong>o<br />

positivas en su S.F.O., al igual que ha de admitir que desea <strong>con</strong>struir cosas<br />

nuevas y diferentes más acordes <strong>con</strong> las coordenadas históricas, sociales,<br />

culturales y hasta biológicas que le impone el momento histórico que viven. Pero<br />

a pesar de que estos dos planos estén suficientemente perfilados y claros,<br />

siempre queda un plano que es el que explica y da sentido al carácter dinámico<br />

del sistema <strong>familia</strong>r <strong>com</strong>o totalidad. <strong>La</strong> pareja sabe también que lo que tienen<br />

adquirido y lo que han estructurado por sí mismos, no satisface todas las<br />

necesidades y aspiraciones que <strong>con</strong>figuran el dinamismo que hará posible no<br />

detenerse en una marcha progresiva y ascendente. Marido y mujer van a estar


376 José Antonio Ríos González<br />

buscando ··algo más ll , meca(lismo que estructurará un nivel de aspiraciones que<br />

va a motivar la aparición delllsistema <strong>familia</strong>r querido o deseado" (S.F.Q/D.) de<br />

tanta importancia.<br />

***<br />

<strong>La</strong> <strong>con</strong>junta acción de estos tres ··sistemas <strong>familia</strong>res·· ocasiona la aparición<br />

de un tupida red que explica por qué muchas veces resulta un tanto enigmática<br />

la <strong>con</strong>ducta de un miembro del sistema. <strong>La</strong> última razón de este hecho reside<br />

en que sobre el hijo (miembro señalado o paciente designado) se van a proyectar<br />

los fantasmas del pasado, los deseos del futuro y la verificación de aquellas<br />

realizaciones que se ven <strong>com</strong>o de urgente aplicación en el presente.<br />

Veamos por separado cada uno de estos modelos del sistema <strong>familia</strong>r.<br />

EL SISTEMA FAMILIAR DE ORIGEN<br />

El S.F.O. <strong>con</strong>stituye desde mi punto de vista un factor importante en la dinámica<br />

de la aparición y mantenimiento de los síntomas que ocasionan la petición de<br />

ayuda al experto. Es, por ello, un factor <strong>con</strong>stituido por elementos ambientales<br />

o de <strong>con</strong>texto que hay que retrotraer a los orígenes de la vida personal del<br />

cónyuge <strong>com</strong>o persona individualizada. Sería, en alguna medida, el lIin<strong>con</strong>sciente<br />

colectivo·· de la escuela psicoanalítica y que alberga en su interior un<br />

<strong>con</strong>junto de datos que no pueden dejarse en el olvido al tratar de <strong>con</strong>ocer el<br />

funcionamiento de una <strong>familia</strong> <strong>con</strong>creta.<br />

El S.F.O. tiene, a su vez, muchas capas y va a ser una especie de caparazón<br />

en el que se han organizado la mayoría de los mecanismos de ajuste de la<br />

persona. Es el caldo de cultivo en el que intervienen de manera decisiva las<br />

actitudes y el tipo de <strong>con</strong>tacto perfectivo que realizan las figuras significativas<br />

para el ser humano cuando es niño y adolescente. Aunque el S.F.O. se sitúa en<br />

el interior de sistemas más amplios, tales <strong>com</strong>o la <strong>com</strong>unidad circundante de la<br />

ciudad o el pueblo, la región, la nación, el <strong>con</strong>tinente..., aquí se va a tratar de<br />

delimitar el campo de observación a lo que sucede en el pequeño grupo que<br />

está <strong>con</strong>stituido por el "sistema <strong>familia</strong>r", aunque en cualquier referencia al<br />

mismo no se desprecia la influencia inevitable de esos otros <strong>con</strong>textos que<br />

<strong>con</strong>figuran el mismo funcionamiento del S.F.O. que interesa resaltar aquí.<br />

,IIA mí me gusta ser europeo, y español, y gallego, y coruñés, y arosano, y<br />

padronés, e iriense...", afirmaba Camilo José Cela en uno de sus escritos,<br />

afirmación que viene a sintetizar muy claramente la idea anteriormente expues-


Manual de Orientación y Terapia Familiar 377<br />

tao Al final se llegaría al sistema <strong>familia</strong>r <strong>con</strong>stituido por figuras encarnadas y por<br />

una cierta urdimbre tejida de elementos muy <strong>con</strong>cretos.<br />

Para ver <strong>con</strong> mayor precisión lo que se sitúa dentro del S.F.O. voy a seguir los<br />

siguientes puntos:<br />

a. <strong>La</strong> estructura del S.F.O.<br />

b. <strong>La</strong> actitud ante el S.F.O.<br />

A. <strong>La</strong> estructura del S.f.O.<br />

<strong>La</strong> estructura del S.F.O. se organiza a través de la interacción que se realiza<br />

entre elementos que pueden multiplicarse hasta lo infinito, pero que por razones<br />

operativas y prácticas <strong>con</strong>viene sintetizar en algunos que parecen centrales o<br />

más significativos.<br />

Con el fin de integrar aquí lo que es la teoría del tema <strong>con</strong> lo que <strong>con</strong>stituye el<br />

modo práctico de análisis del S.F.O., creo oportuno presentar el modelo que<br />

utilizo para que los mismos <strong>com</strong>ponentes de la pareja o la <strong>familia</strong> expongan las<br />

<strong>con</strong>clusiones de su observación sobre el propio sistema de origen.<br />

En el gráfico adjunto se presenta un modelo sobre el que escribir de manera<br />

sucinta lo más destacable en torno a los siguientes puntos:<br />

ESPOSO<br />

ESTRUCTURA DEL S.F.O.<br />

MIEMBROS<br />

VALOR DOMINANTE<br />

PODER OSTENTADO<br />

MITO FUNDAMENTAL<br />

ELEMENTOS DEL CISMA FAM.<br />

MIEMBRO/S SINTOMATICO/S<br />

ACTITUDES EDUCATIVAS BASICAS<br />

AUTORIDAD PREDOMINANTE<br />

PRINCIPALES CRISIS PADECIDAS S/F<br />

FIDELIDAD OCULTA AL CLAN FAMILIAR<br />

FIDELIDAD OCULTA A LA TRIBU<br />

FIDELIDAD OCULTA AL PADRE<br />

FIDELIDAD OCULTA A LA MADRE<br />

FIDELIDAD OCULTA A --<br />

ESPOSA


378 José Antonio Ríos González<br />

Este <strong>con</strong>junto de elementos integrantes del S.F.O. actúan sobre el paciente<br />

designado a través de mensajes enviados <strong>con</strong>stantemente por parte de padre<br />

y madre. El modo en que esto se verifica no es fácil de ver en cada uno de los<br />

instantes de la vida de una <strong>familia</strong>. Sin embargo está ahí. Actuando, obrando,<br />

modelando, dejando huellas que ni el mismo sujeto receptor puede hacer<br />

<strong>con</strong>sciente. De los muchos modos en que puede expresarse cómo se realiza<br />

esta especie de trasvase no creo haber en<strong>con</strong>trado una exposición más clara y<br />

bella que la que ha hecho JULIAN MARIAS (1980) al decir lo siguiente:<br />

IILos padres no pueden dar un curso a sus <strong>hijos</strong> sobre quiénes son; lo único<br />

que pueden hacer es <strong>con</strong>tar cosas....• 11Naturalmente, no sólo los padres, hay<br />

que remontarse al mundo de los antepasados, al mundo infantil de los padres,<br />

a los antepasados a quien los <strong>hijos</strong> no han <strong>con</strong>ocido ni <strong>con</strong>ocerán nunca. Es<br />

decir, tienen que introducir a los <strong>hijos</strong> en forma directa, inmediata, narrativa, en<br />

una <strong>con</strong>tinuidad <strong>familia</strong>r hacia arriba, que es histórica; se introducen así en un<br />

mundo que es histórico". "Esta función -sigue diciendo- produce en el hijo un<br />

espesor histórico que es lo <strong>con</strong>trario de la descapitalización que se está<br />

produciendo de una manera absolutamente aterradora en las sociedades actuales,<br />

en que los jóvenes viven en un mundo que no tiene apenas espesor, que<br />

es puro actualismo".<br />

Termina diciendo: "... 10 que me acuerdo que llamé en un artículo hace muchísimos<br />

años el fondo del arca. Aquellos viejos armarios de las casas antiguas,<br />

de donde empezaban a salir cosas olvidadas, de las cuales no se acordaba<br />

nadie, pero que al irlas sacando empezaban a evocar trozos del pasado de los<br />

padres, de los abuelos, y <strong>con</strong>stituían un mundo en el cual participaba el niño,<br />

adquiriendo espesor histórico".<br />

He querido subrayar la bella expresión "espesor histórico" porque a mi juicio<br />

se encierra ahí una idea muy fecunda para poder trabajar en la orientación y<br />

terapia <strong>familia</strong>r. Hay que buscar ese espesor en el S.F.O., ya sea <strong>con</strong> formas<br />

positivas y estimuladoras, ya sea <strong>con</strong> residuos de <strong>con</strong>flictividad que colorea<br />

valores, mitos, tabúes, fidelidades y <strong>com</strong>portamientos de cualquier tipo. El hijo<br />

capta ese espesor, aunque, <strong>com</strong>o muy bien dice él, sin que los padres le den<br />

un curso a los <strong>hijos</strong> para explicarles IIquiénes son ll<br />

• Lo que él especifica <strong>com</strong>o<br />

IIforma directa, inmediata, narrativa" puede adoptar las modalidades de la<br />

<strong>com</strong>unicación verbal (narrativa) o no-verbal (directa, inmediata), pero también<br />

el orientador <strong>familia</strong>r puede arbitrar tácticas para que esto se <strong>con</strong>vierta en una<br />

verdadera realidad en el seno de una entrevista o una sesión de terapia <strong>con</strong> la<br />

<strong>familia</strong>. Personalmente he utilizado <strong>com</strong>o forma real de plasmar lo que JULIAN


Manual de Orientación y Terapia Familiar 379<br />

MARIAS denomina IIfondo del arca 11 , haciendo traer a la sesión esa caja de fotos<br />

antiguas que <strong>con</strong>servan casi todas las <strong>familia</strong>s. Eso es un tesoro. Es un estímulo<br />

inigualable que hace evocar trozos del pasado casi desdibujado, situaciones,<br />

vivencias, hábitos y costumbres, modos de vestir que son patrimonio de un<br />

momento cultural <strong>con</strong>creto que ha dejado sus huellas sobre quienes lo vivieron.<br />

y todo ello es un material que permite ir dibujando <strong>con</strong> perfiles más claros lo que<br />

ha sido ese IIsistema <strong>familia</strong>r de origen ll de cada miembro de la pareja que forma<br />

un nueva <strong>familia</strong>. Es un soporte que facilita entrar en la verdadera urdimbre de<br />

la <strong>familia</strong>. Y, a veces, disipa temores, recupera estados de ánimo, permite<br />

<strong>con</strong>ocer lo que fuá en verdad una etapa que se ha sepultado en el olvido.<br />

A este respecto no quiero dejar de resaltar cómo no hace mucho, y por iniciativa<br />

de una madre angustiada que acudió <strong>con</strong> marido e <strong>hijos</strong> a nuestra <strong>con</strong>sulta, el<br />

único modo que en<strong>con</strong>tró esta apesadumbrada mujer de aliviar ciertos sentimientos<br />

de culpa que se le habían incrustado <strong>con</strong> respecto a uno de los <strong>hijos</strong><br />

(el 11paciente designado") fuá traer a la primera entrevista -sin que se le hubiese<br />

pedido, <strong>con</strong> lo que dinámicamente <strong>con</strong>firmó la idea antes expuesta- un montón<br />

de fotografías en la que ella se detenía para hacerme ver que lIyo he tratado a<br />

este hijo <strong>con</strong> el mismo cariño que a los otros" (sic) o que lIya ve usted cómo le<br />

estoy mirando ll o IIcómo lo tengo a mi lado y más agarrado que al otro ll ....,<br />

fotografías de la infancia de este niño que han permitido abrir un rayo de luz en<br />

la visión que esta mujer se iba forjando de la relación que tenía <strong>con</strong> el hijo objeto<br />

de la <strong>con</strong>sulta.<br />

Gracias a lo que tales recuerdos fotográficos habían depositado en elllespesor<br />

histórico ll de esta relación, se ha podido trabajar una vez disipada la nube de<br />

una culpabilidad que entorpecía la estructuración de una relación más sana y<br />

relajada.<br />

Veamos por separado lo que encierra cada uno de estos aspectos.<br />

1. Miembros<br />

Se trata de enumerar los miembros que han estado presentes en la vida del<br />

sujeto que responde a lo propuesto. Comprende, por tanto, la presenc;:ia del<br />

padre y de la madre, así <strong>com</strong>o la de los distintos hermanos, sin omitir la presencia<br />

de otros miembros significativos que puedan ser valorados <strong>com</strong>o partes integrantes<br />

del sistema <strong>familia</strong>r. Muchas veces se omite la enumeración de parientes<br />

que ejercen un gran influjo en la dinámica <strong>familia</strong>r y ostentan un fuerte y<br />

***


380 José Antonio Ríos González<br />

claro poder en la misma. En tal situación suelen en<strong>con</strong>trarse abuelos, tíos, etc.,<br />

<strong>con</strong> independencia de que <strong>com</strong>partan la misma vivienda o no. El influjo y el poder<br />

no va necesariamente unido a la cercanía física, sino que es patente y claro aún<br />

en casos de lejanía física o geográfica.<br />

<strong>La</strong> descripción de los "miembros" del S.F.O. permite ver cómo se estructura<br />

desde aquí una cierta idea de <strong>familia</strong> amplia o reducida, al tiempo que posibilita<br />

<strong>com</strong>prender un "tipo·· determinado de <strong>familia</strong>, <strong>com</strong>o se verá más adelante.<br />

De la descripción de los miembros de uno y otro S.F.O. podrá <strong>con</strong>cluirse<br />

quiénes han de tomar parte en un trabajo posterior de ayuda, orientación o<br />

terapia, ya que de la segregación de alguno de ellos pueden seguirse mecanismos<br />

de evolución lenta o negativa, por haber dejado fuera de la reestructuración<br />

del sistema alguna persona <strong>con</strong> niveles de poderíoque mediatiza la introducción<br />

de cambios necesarios para la buena salud psíquica y educativa del núcleo<br />

<strong>familia</strong>r que se tiene delante.<br />

2. Valor dominante<br />

Cada <strong>familia</strong> estructura su vida en torno a un valor preponderante del que hace<br />

depender su sensación de felicidad, éxito y eficacia. Es difícil en<strong>con</strong>trar la<br />

verdadera causa de por qué un sistema <strong>familia</strong>r <strong>con</strong>diciona la mayor parte de<br />

sus experiencias a la verificación o no de tal valor. Lo que sí es cierto es que<br />

toda <strong>familia</strong> gira en torno a un punto estimado <strong>com</strong>o meta, objetivo a <strong>con</strong>seguir<br />

y termómetro de su buen o mal funcionamiento.<br />

Podría hacerse una enumeración de los valores que se detectan <strong>con</strong> mayor<br />

frecuencia en un <strong>con</strong>sultorio de problemas relacionados <strong>con</strong> la vida <strong>familia</strong>r.<br />

Pero cada experto puede presentar una relación un tanto diversa, ya que este<br />

tema está en función de variables tan claras <strong>com</strong>o nivel social, cultural, e<strong>con</strong>ómico,<br />

etc. Y esta perspectiva hay que aceptarla y respetarla sin tratar de<br />

modificarla, sino ayudando a la <strong>familia</strong> para que lo que es un valor auténtico no<br />

se les <strong>con</strong>vierta en raíz y causa de sufrimientos internos, ya sea por la tensión<br />

y el estrés que supone su <strong>con</strong>quista, ya sea por la sensación de frustración y<br />

fracaso que desencadena la no <strong>con</strong>secución del mismo. El valor dominante<br />

debe ser un incentivo, una motivación de estabilidad sana, de cohesión interna<br />

y de progreso para el grupo <strong>familia</strong>r y sus miembros.<br />

En la experiencia de los años dedicados a la orientación y terapia <strong>familia</strong>r<br />

destacaría los siguientes:


a) <strong>La</strong> inteligencia<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 381<br />

Estimada <strong>com</strong>o tal en <strong>familia</strong>s en las que el cultivo de la cultura se ha <strong>con</strong>vertido<br />

en una meta a la que se supeditan otras finalidades. Tal valor es restrictivo<br />

cuando obliga a que los miembros del sistema tengan que sacrificar otras<br />

parcelas del vivir humano tan importantes <strong>com</strong>o ésta para un equilibrado<br />

desarrollo de la persona humana.<br />

Hay <strong>familia</strong>s que sufren porque para lograr metas en lo intelectual han de<br />

sacrificar procesos de socialización, de relación humana, de saber adquirir<br />

destrezas, habifidades y capacidades que socialmente se ven muy lejanas de<br />

un <strong>con</strong>cepto limitado de lo intelectual.<br />

Dentro de estos modelos <strong>familia</strong>res están los sistemas <strong>con</strong>dicionados por la<br />

imperiosa necesidad de mantener un mismo nivel de formación cultural y<br />

profesional transmitido de generaciones anteriores. Son las <strong>familia</strong>s en que<br />

todos los <strong>hijos</strong> han tenido que estudiar, viviéndose <strong>com</strong>o un verdadero drama<br />

el hecho de que alguno de sus miembros rompa lo que parece una tradición<br />

inamovible.<br />

El valor lIinteligencia ll<br />

llega a permeabilizar de tal modo la dinámica de las<br />

<strong>familia</strong>s que el hijo que no responde a este modelo es catalogado <strong>com</strong>o díficil,<br />

inadaptado, extraño y marginado. Aún en los <strong>hijos</strong> que se adaptan a este molde<br />

se siente la presión delllvalor dominante ll , dado que no se prestigian o potencian<br />

otros <strong>com</strong>portamientos maduradores, no se estimulan otras cualidades, no se<br />

abren caminos por derroteros de otros signos, al tiempo que se censura la falta<br />

de éxito en los estudios, el escaso rendimiento, la reducida motivación para<br />

esfuerzos intelectuales.<br />

Un capítulo abultado de <strong>con</strong>sultas tienen que ver <strong>con</strong> este valor, <strong>con</strong>virtiendo<br />

al hijo en un IIhijo-inteligencia ll y en el que no se <strong>con</strong>sidera desde ningún punto<br />

de vista su <strong>con</strong>dición de IIser sociable ll , IIser afectivo ll , IIser emotivo ll<br />

, etc. Lo<br />

único que interesa a los padres es que ese hijo o esa hija sean eficaces en el<br />

cultivo de su .inteligencia, aunque sea a costa de sacrificar facetas de la<br />

personalidad que son más necesarias para un adecuado progreso y equilibrio<br />

personal.<br />

Lo que hay de <strong>com</strong>portamiento reactivo y rechazante ante tal valor en muchos<br />

problemas clasificados <strong>com</strong>o IItrastornos escolares" es algo que aparece <strong>con</strong><br />

evidencia en la <strong>con</strong>sulta, aunque está pendiente de un estímulo sistemático que<br />

ponga luz sobre esta realidad.


384 José Antonio Ríos González<br />

Hay <strong>familia</strong>s en las que Il<strong>com</strong>er a la misma hora ll<br />

esel último vestigio de muchas<br />

cosas perdidas. Con ello se intenta mantener una imagen formal de algo que ya<br />

no existe, <strong>com</strong>o si así pudiera salvarse algo muy deteriorado o se intentase<br />

recuperar algo ya perdido.<br />

Ante una <strong>familia</strong> hay que observar cómo se vive este valor y cómo actúa cada<br />

miembro ante la imposición más o menos velada de este tipo de <strong>com</strong>portamien­<br />

to. <strong>La</strong> experiencia <strong>con</strong>firma que gran parte de los hábitos actuales presentes en<br />

muchas <strong>familia</strong>s -frente a las exigencias manifestadas por los padres- y según<br />

los cuales se tiende a coincidir menos en las horas de <strong>com</strong>er y cenar, son una<br />

verdadera <strong>con</strong>testación a esquemas valorados <strong>com</strong>o pobres de <strong>con</strong>tenidos al<br />

faltarles el <strong>com</strong>ponente afectivo y <strong>com</strong>unicativo que debiera tener. Hay que decir<br />

muy claramente que en este aspecto no todo es achacable al ritmo de vida o a<br />

in<strong>com</strong>patibilidad de horarios, porque cuando se presenta la posibilidad de<br />

coincidir, se evita por todos los medios.<br />

Nada de ello <strong>con</strong>tradice que haya necesidad de revisar los verdaderos <strong>con</strong>tenidos<br />

del hecho de <strong>com</strong>er y del rito de <strong>com</strong>er en <strong>familia</strong>. Los terapeutas de la<br />

<strong>familia</strong> saben muy bien que hay cuadros de anorexia que <strong>con</strong>stituyen un<br />

lenguaje <strong>com</strong>unicativo frente a moldes vacíos de <strong>com</strong>unicación profunda. Como<br />

también es cierto que hábitos culturales valiosos en otras épocas pierden fuerza<br />

y sentido en la actualidad. Así, por ejemplo, muchas <strong>familia</strong>s han vivido durante<br />

años en torno al ritual de la merienda <strong>com</strong>o algo muy significativo. Sin llegar, tal<br />

vez, al té de las cinco de la sociedad inglesa, hay reductos en los que Ilmerendarll<br />

<strong>con</strong>stituye un momento de <strong>con</strong>fluencia de relaciones y vinculaciones. A este<br />

respecto no olvidaré lo oído a una <strong>familia</strong> en un día de excursión en la sierra<br />

madrileña. <strong>La</strong> madre, fiel guardian de quién sabe qué tradiciones inviolables,<br />

llamaba a sus <strong>hijos</strong> dispersos por el campo <strong>con</strong> una frase que es todo un tratado<br />

de fidelidades ocultas a mantener: IIVenid que <strong>com</strong>amos, porque luego tenemos<br />

que merendar... 11<br />

Y todos, sin rechistar, acudieron ante tal <strong>con</strong>vocatoria. Lo<br />

importante, parece ser, no era <strong>com</strong>er. Lo importante, lo valioso, era poder<br />

merendar.<br />

<strong>La</strong> razón última de tales valores no está siempre muy clara. De otro modo<br />

podríamos explicarnos cómo una <strong>familia</strong> que ve amenazada su vivienda por un<br />

fuego declarado reacciona de modo distinto en cada uno de sus miembros.<br />

Aunque uno de ellos -la madre- respondía a lo que aquí se está exponiendo.<br />

Mientras el padre recogía papeles y documentos importantes para salvarlos y<br />

cada hijo acaparaba juguetes o recuerdos personales que estaban cargados de<br />

<strong>con</strong>tenidos afectivos para ellos, la madre centrada en el valor-<strong>com</strong>ida, metía en


Manual de Orientación y Terapia Familiar 385<br />

una bolsa de plástico IIpan y chorizo ll para poder merendar una vez salvados de<br />

las llamas.<br />

d) El dinero<br />

<strong>La</strong> experiencia terapeútica enseña que el buen manejo del tema IIdinero ll abre<br />

puertas insospechadas para poder entrar en niveles más profundos de la<br />

dinámica personal. Existen relaciones muy estrechas entre IIdinero ll y otras<br />

realidades más o menos verbalizadas. No en vano FREUD insistía en la<br />

necesidad de plantear muy abierta y claramente el tema de dinero en la primera<br />

entrevista <strong>con</strong> un paciente ya que, para él al menos, era un tema al que se<br />

enfrenta un cierto tabú que era preciso romper desde el inicio de un análisis,<br />

enseñando así al paciente a hablar de algo muy resistente a la verbalización.<br />

De este modo, y siempre desde su perspectiva, se abría la posibilidad de abordar<br />

un tema muy <strong>con</strong>exionado a él en niveles simbólicos: el sexo.<br />

El dinero es un valor muy civilizado y lleno de racionalizaciones que aparecen<br />

en la terapia de la <strong>familia</strong>, aunque sea de manera muy camuflada. Hay <strong>familia</strong>s<br />

que giran en torno a él del modo ya descrito para otros IIvaloresll, aunque lo<br />

importante aquí es ver si tal valor se ha <strong>con</strong>vertido en la interacción de la <strong>familia</strong><br />

en un verdadero instrumento de IIpoder ll , IIdependencia ll , IIsimbiosis ll , II manipulación<br />

ll y hasta IIchantaje afectivo 11 al que se ve sometido alguno de sus<br />

miembros. El tema aflora cuando se plantea lo que la <strong>familia</strong> ha hecho, sigue<br />

haciendo y está dispuesta a hacer por un hijo necesitado de ayuda. liNo nos<br />

importa lo que cueste ll , lIaunque nos arruinemos ll , IIprimero está su curación ll ...<br />

y así sucesivamente. Pero lo que la <strong>familia</strong> no acierta a ver es la estrecha relación<br />

que existe entre IIgasto de dinero ll y 1I0tros gastos ll , tales <strong>com</strong>o lIenergíall,<br />

IItiempo", lIafecto", "sexualidad ll . Hay ligámenes de muchas clases y aquí se<br />

ocultan ligámenes profundos que no siempre acaban de clarificarse.<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong> adopta ante el IIvalor-dineroll una de estas dos posturas:<br />

a) gastar o<br />

b) ahorrar.<br />

Veamos cada una de ellas:<br />

a)Gastar: <strong>La</strong> <strong>familia</strong> adopta una postura de generosidad y desprendimiento<br />

ante el dinero <strong>com</strong>o realidad, siempre que previamente ha adoptado<br />

actitudes de apertura, flexibilidad, respeto a la autonomía del otro. Gastar<br />

dinero equivale en la <strong>familia</strong> a no poner límites irracionales a lo que ha de<br />

ser la natural expansión vital de sus miembros, según edad y cualidades


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

b) Ahorrar: También aquí los psicoanalistas han hablado de la relación existente<br />

entre lIahorro de dinero ll y lIahorro sexual ll , entendiendo por sexual<br />

algo más amplio-que lo puramente genitalizado. Hay un proverbio escocés<br />

que afirma que lIel dinero es <strong>com</strong>o el sexo: nunca es bastante ll (citado por<br />

LOCKART). Pero también el ahorro tiene un sentido más profundo que se<br />

proyecta sobre otras muchas realidades cotidianas, tales <strong>com</strong>o lIestar<br />

seguros ll , lIasegurar el destino ll , II<strong>con</strong>seguir otros fines ll , IImarcarse objeti­<br />

vos a larga distancia ll , IIpoder mirar tranquilos al futuro ll . El ahorro equivale<br />

a crearse un clima de seguridad que se <strong>con</strong>trapone a lIarriesgar ll , lIaventurarse<br />

ll , IIsaber jugar ll , IIcorrer el riesgo ll , <strong>con</strong> lo que ciertos esquemas<br />

simbólicos tienen mucho que decir en estas actitudes de protección buscada<br />

y de huida en la inseguridad.<br />

No en vano JUNG habló de las 3 11 Mil del análisis según sus planteamientos:<br />

Money (moneda, dinero), Madre y Materia, pudiendo afirmarse desde tal<br />

posición que la terapia jungiana busca que lila materia sea transformada<br />

en IImoneyll en el templo de la madre ll lo que para mí equivale a decir que<br />

en toda terapia se realiza la <strong>con</strong>versión de un problema (materia), y una<br />

vez <strong>con</strong>ocido e integrado sanamente, en poder (dinero), gracias al ambiente<br />

protector y asegurador (madre) de la relación terapéutica.<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong> puede beneficiarse de esta idea si aprende a utilizar su actitud<br />

de lIahorro ll en una fuente de seguridad y de sano poder frente al destino,<br />

los fines y las metas de sus miembros. Lo ahorrado puede transformarse<br />

en algo utilizable, pero en el nivel afectivo no puede regatearse afecto y<br />

<strong>com</strong>unicación <strong>com</strong>o vehículos de integración y enriquecimiento personal<br />

de los miembros del sistema. Si en elllahorrar ll se oculta un IItemor a dar ll ,<br />

un II miedo a desprenderse ll , no hay más remedio que llevar a todo el<br />

sistema <strong>familia</strong>r a una postura emocional más cercana a lo que supone<br />

lIarriesgarse afectivamente ll , correr el riesgo de expresar sentimientos",<br />

lIaventurarse a dar sin ser correspondido ll , IIsaber jugar en el nivel de los<br />

sentimientos y los afectos ll .<br />

<strong>La</strong> utilización del tema dellldinero ll en los <strong>con</strong>flictos afectivos de la <strong>familia</strong> y en<br />

la problemática sexual de las parejas, permite clarificar el fondo de unas<br />

relaciones inadecuadas que empiezan a tomar un nuevo cariz cuando tras lo<br />

expresado al hablar de este valor se descubren valores ocultos y simbolizados<br />

en un tema aparentemente banal y des<strong>con</strong>exionado de otras realidades. No en<br />

***<br />

387


388 José Antonio Ríos González<br />

vano en el dinero se ha puesto la base de algunas fijaciones de carácter anal<br />

<strong>con</strong> todo lo que de <strong>con</strong>trolador, sádico, retentivo y expulsivo se encuentra en<br />

este tipo de personalidades. Pero esto sería ir más allá de lo que aquí interesa<br />

resaltar.<br />

e) Otros valores<br />

Pueden enumerarse algunos centrados en núcleos ideológicos de distinta<br />

naturaleza, pero que de manera inequívoca <strong>con</strong>dicionan muchos <strong>com</strong>portamientos<br />

que se transmiten de padres a <strong>hijos</strong>. Desde el valor "religión" hasta el<br />

valor "política" <strong>con</strong> un signo u otro, la <strong>familia</strong> es depositaria de un cúmulo de<br />

ideas que es necesario mantener y transmitir. Luego se verá que muchos padres<br />

transmiten a sus <strong>hijos</strong> una ideología determinada, aunque se aprecie que lo<br />

transmitido y casi impuesto no era totalmente aceptado e integrado. Sin embargo,<br />

y mientras se descubre tal fenómeno, <strong>con</strong>stituye un paquete de ideas que<br />

pasan a formar parte del S.F.O. que explica el <strong>com</strong>portamiento de un adulto que<br />

presenta <strong>com</strong>o problemático a su hijo.<br />

En cualquier dirección que tomen estos valores es preciso ver, en un paso<br />

posterior, la actitud personal que se ha adoptado ante tal valor. Porque sólo<br />

desde ahí puede canalizarse un programa de ayuda para la <strong>familia</strong> que lo<br />

soporta.<br />

***<br />

<strong>La</strong> casuística que puede <strong>con</strong>templarse en la <strong>con</strong>sulta da lugar a una verdadera<br />

galería de "valores" incorporados al S.F.O. y de cuyo análisis detenido podrán<br />

seguirse directrices prácticas para la mejor orientación de la <strong>familia</strong>. He visto<br />

una <strong>familia</strong>, ya aludida, en la que el valor máximo era "no cansarse", haciendo<br />

que los <strong>hijos</strong>-niños tuvieran que sufrir esquemas de <strong>com</strong>portamiento totalmente<br />

inactivos, pasivos, huidizos de cualquier esfuerzo, <strong>con</strong> verdaderos equilibrios<br />

para evitar el cansancio saludable que puede producir en un niño el simple<br />

hecho de jugar. Otra <strong>familia</strong> seguida en terapia había colocado en el centro de<br />

sus aspiraciones el valor del "prestigio social" cayendo en <strong>com</strong>portamientos<br />

forzados y estereotipados para mantener una imagen ya decrépita de los<br />

antepasados de la misma, muy estimados en su ciudad de origen. Para otra era<br />

la "belleza" lo "estético", hasta planear verdaderas crisis de división intra<strong>familia</strong>r<br />

cuando algún miembro intentaba o lograba romper la sumisión a este valor<br />

predominante en todo el <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r. <strong>La</strong>s mismas ideas que regulaban este<br />

<strong>com</strong>portamiento trataban de imponerse a la hora de la toma de decisiones de


Manual de Orientación y Terapia Familiar 389<br />

los <strong>hijos</strong> en el terreno profesional: los estudios se valoraban en función del grado<br />

de belleza o de <strong>con</strong>tenidos estéticos que tenían o podían reportar en el futuro<br />

de quien los tomase <strong>com</strong>o camino de realización personal y profesional.<br />

***<br />

Al orientador <strong>familia</strong>r se le ofrece en el plano de los IIvaloresll un amplio campo<br />

de trabajo. Mucho más si se parte de que también quien orienta tiene tomada<br />

una opción personal por algún valor determinado. <strong>La</strong> aceptación de los valores<br />

del otro será <strong>com</strong>pleta cuando no se intente modificarlos, sino partir de ellos<br />

para <strong>con</strong>vertirlos en un verdadero estímulo de superación, apoyo y garantía de<br />

seguridad personal y emocional en su nuevo sistema <strong>familia</strong>r creado.<br />

3. Poder ostentado<br />

En toda <strong>familia</strong> existe una fuente de poder que no siempre se descubre. <strong>La</strong><br />

persona que ostenta tal poder o dominio va a matizartoda la vida de ese sistema<br />

relacional dando lugar a algunos tipos de <strong>familia</strong> muy característicos. Tal será<br />

el caso de la II<strong>familia</strong> matrifocal ll , cuyo poder ostenta la madre, así <strong>com</strong>o la<br />

IIpatrifocal ll centrada en la figura paterna, <strong>com</strong>o se verá en su lugar.<br />

Descubrir el que ostenta el poder es algo fundamental para trabajar a nivel de<br />

orientación, asesoría o terapia. Y ello no resulta fácil porque hay toda una serie<br />

de defensas in<strong>con</strong>scientes para ocultar esta realidad. El experto ha de detectarlo,<br />

para lo cual le servirá de ayuda alguno de los criterios dados por los<br />

expertos en el tema y que resumimos a <strong>con</strong>tinuación siguiendo las referencias<br />

dadas por CIGOLI (1977a)<br />

Parece que la persona que ostenta el poder en un sistema <strong>familia</strong>r puede<br />

adoptar algunas de las siguientes actitudes o <strong>com</strong>portamientos: la que toma<br />

más decisiones (CAPUTO, 1963), o aquélla cuyas decisiones personales se<br />

<strong>con</strong>vierten <strong>con</strong> mayor frecuenca en decisiones de todo el grupo (FERREIRA y<br />

WINTER, 1965, 1966 Y 1968). Para otros el poder viene exteriorizado por el<br />

detalte de quién utiliza más tiempo en la entrevista <strong>familia</strong>r (WISHLER y<br />

WAXLER, 1966, 1967...) mientras que para WILD y colaboradores (1975) se<br />

detecta por el tipo de relación que se establece en el interior de la <strong>familia</strong> al<br />

realizar una tarea en<strong>com</strong>endada <strong>com</strong>o técnica de diagnóstico y terapia de todo<br />

el sistema <strong>familia</strong>r.<br />

Algunas modalidades del mismo tema se ofrecen en las investigaciones<br />

llevadas a cabo por LERNER (1965, 1967), así<strong>com</strong>o las realizadas porBECKER


390 José Antonio Ríos González<br />

y SIEFKES (1969) que evidencian, en su opinión, la asociación existente entre<br />

Ilpersonalidad <strong>con</strong> escasa adaptación premorbosa il y IIdominio o poder del<br />

progenitor del sexo opuesto al del paciente ll<br />

, <strong>con</strong>clusiones que no han podido<br />

corroborar FARINA y HOLZBERG (1968).<br />

Para WILD y colaboradores (1974 Y 1975a y b) los padres de los pacientes<br />

esquizofrénicos son más dominantes que los de <strong>hijos</strong> n'ormales, aunque esto<br />

sólo es válido en el interior de clases sociales bajas.<br />

Desde el punto de vista que interesa resaltar aquí hay que destacar la<br />

importancia que tiene el ver quien y cómo ostentó el poder en el S.F.O. de los<br />

cónyuges que acuden al <strong>con</strong>sultorio. Suele darse el caso de querer repetir el<br />

mismo esquema, opción que aparece siempre que la experiencia del que desea<br />

mantenerla haya sido positiva <strong>con</strong> respecto a lo que vivió en su propia casa, así<br />

<strong>com</strong>o es fácil en<strong>con</strong>trar quien busca por todos los medios luchar <strong>con</strong>tra el<br />

modelo vivido, dado que su vivencia <strong>con</strong>serva residuos muy negativos en tal<br />

dirección.<br />

***<br />

En la práctica del trabajo <strong>con</strong> <strong>familia</strong>s hay un mecanismo que sirve para<br />

localizar <strong>con</strong> relativa rapidez quién ostenta o, al menos, quién intenta acaparar<br />

el uso del poder en el interior del sistema <strong>familia</strong>r. Se trata de ver qué sucede<br />

en la primera entrevista <strong>con</strong> una <strong>familia</strong>.<br />

<strong>La</strong> primera entrevista suele estar solicitada por algún miembro de la <strong>familia</strong><br />

que es quien realiza los primeros <strong>con</strong>tactos <strong>con</strong> el experto. Será mediante una<br />

llamada telefónica o por petición directa de una <strong>con</strong>versación que le permita IIver<br />

cómo <strong>con</strong>vencer ll<br />

a un <strong>familia</strong>r de la necesidad o la <strong>con</strong>veniencia de acudir a un<br />

especialista. Esto <strong>con</strong>stituye ya un dato: esa persona que llama o pide una<br />

entrevista orientadora tiene algún poder.<br />

<strong>La</strong> situación puede resultar más clara cuando se tiene ya a toda la <strong>familia</strong> en<br />

la <strong>con</strong>sulta. Lo adecuado al iniciar una <strong>con</strong>versación <strong>con</strong> una <strong>familia</strong> es no<br />

dirigirse a un miembro <strong>con</strong>creto de los presentes. Ni siquiera al formalmente<br />

más representativo (padre o madre), ni al que ya tuvo algún tipo de <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong><br />

el experto. Lo correcto para poder detectar el tema del IIpoder ll<br />

es lanzar una<br />

pregunta al aire, a todos, sin destinatario <strong>con</strong>creto: IIBien. ¿Qué ha motivado<br />

que pidan Vds. una <strong>con</strong>sulta?II ...<br />

<strong>La</strong>nzada la pregunta hay que registrar bien quien la recoge y la <strong>con</strong>testa. En<br />

un porcentaje alto empieza a hablar el miembro del sistema que ha logrado


Manual de Orientación y Terapia Familiar 391<br />

ciertas áreas de poder o que, <strong>com</strong>o se ha dicho anteriormente, está en actitud<br />

de <strong>con</strong>seguir un poder que le interesa.<br />

El mismo modo de plantear la cuestión-eje de la <strong>con</strong>sulta puede servir de pauta<br />

para ver hasta qué punto tal persona intenta modelar el problema <strong>con</strong>forme a<br />

ciertos esquemas personales que pretende lIimponer ll<br />

a los otros. Como habrá<br />

ocasión de hablar de cómo <strong>con</strong>trolar y manejar estas actitudes, no me detengo<br />

más en este punto. Lo importante es poder tener un dato que fácilmente localiza<br />

miembros deseosos de ostentar un poder en el seno de la <strong>familia</strong> que acude a<br />

la <strong>con</strong>sulta.<br />

4. Mito fundamental<br />

Al hablar de los mitos en la <strong>familia</strong> no hay más remedio que aceptar que en<br />

toda <strong>familia</strong>, aún en aquella que pueda ser clasificada <strong>com</strong>o más normal, hay<br />

una cierta dosis de mitología. Los estudiosos del tema, entre los que resulta<br />

inevitable citar a ANTONIO J. FERREIRA (1963, 1965, 1966 Y 1967), H.<br />

STIERLIN (1973) Y M. SELVINI-PALAZZOLI (1974), afirman que el mito es<br />

necesario para un buen desarrollo de las relaciones.<br />

El <strong>con</strong>cepto de IImito ll<br />

puede quedar descrito <strong>com</strong>o las IIcreencias o las<br />

opiniones bien sistematizadas y <strong>com</strong>partidas portodos los miembros del sistema<br />

<strong>familia</strong>r respecto de sus roles mutuos y de la naturaleza de su relación ll<br />

(A. J.<br />

FERREIRA, 1966).<br />

Una característica fundamental de todo mito es que tras esas <strong>con</strong>vicciones<br />

<strong>com</strong>partidas se oculta un intento de oscurecer o negar una realidad que resulta<br />

penosa para la <strong>familia</strong>. Por ello se puede afirmar que el mito es a la <strong>familia</strong> lo<br />

que el mecanismo de defensa es al individuo, ya que funciona <strong>com</strong>o una especie<br />

de fuerza amortiguadora frente a cambios o alteraciones imprevistas. Es importante<br />

destacar que por eso mismo el mito facilita la aparición de rituales que,<br />

<strong>com</strong>o programas de acción ya previstos y sabidos, ahorran procesos intelectuales<br />

de búsqueda mediante elaboraciones, dado que inmediatamente, y ante un<br />

hecho imprevisto o nuevo, el mito permite llegar rápidamente a áreas en las que<br />

el acuerdo de los miembros es automático.<br />

Toda la teoría acumulada sobre la observación de mitos <strong>familia</strong>res puede<br />

resumirse en los siguientes puntos:<br />

a) El mito da a cada miembro un rol que es aceptado por todos y cuyo desafío<br />

se <strong>con</strong>vierte en un verdadero IItabú ll<br />


392 José Antonio Ríos González<br />

b) Igualmente prescribe atributos a cada uno de los miembros de la <strong>familia</strong><br />

<strong>con</strong> lo que, de alguna manera, se determinan las relaciones mutuas que<br />

han de presidir la interacción en el interior del sistema.<br />

c) El mito se <strong>con</strong>vierte en parte inseparable del <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r, se hace<br />

tan importante para la <strong>familia</strong> que forma parte de una imagen interna de<br />

la <strong>familia</strong>.<br />

d) Visto desde dentro resulta ser una parte integral de esa realidad <strong>familia</strong>r;<br />

<strong>con</strong>templado desde fuera aparece <strong>com</strong>o un algo añadido que resulta<br />

irracional e irreal.<br />

e) El mito tiene, por otra parte, una clara función homeostática que permite<br />

mantener un equilibrio útil para tal <strong>familia</strong>. Si se rompe el mito se rompe<br />

ese equilibrio <strong>familia</strong>r.<br />

f) Dada la función homeóstatica que posee, la resistencia para cambiarlo o<br />

eliminarlo es muy grande, toda vez que es el mito el que permite <strong>con</strong>servar<br />

un IIstatus quo ll que no se quiere modificar.<br />

g) Esta resistencia al cambio es tanto más fuerte cuanto más rígida es la<br />

homeostasis establecida.<br />

h) De ahí se deriva la característica apuntada al <strong>com</strong>ienzo y según la cual el<br />

mito sirve para oscurecer o negar una realidad penosa y <strong>com</strong>pleja cuya<br />

aceptación sería muy dolorosa para el sistema.<br />

i) Los mitos se transmiten de generación en generación y para descubrirlos<br />

hay que rastrear en la vida de la <strong>familia</strong> que los ha establecido en su<br />

interior.<br />

j) Su descubrimiento ha de hacerse a través de la localización de las reglas<br />

secretas que presiden la relación <strong>familia</strong>r, están ocultas y sumergidas en<br />

la trivialidad de los clichés y las rutinas de cada <strong>familia</strong> (FERREIRA, 1966)<br />

k) Cuando se trabaja <strong>con</strong> la <strong>familia</strong> a nivel de descubrir mitos hay que tener<br />

en cuenta que el mito no es mentira. El mito, por el <strong>con</strong>trario, se basa en<br />

hechos reales e históricos, aunque en ello se mezcla una ficción significativa<br />

hasta tal punto que IIsuenall a auténtico. ERIKSON (1971) ha<br />

afirmado al hablar de los mitos históricos que esa mezcla de historia y de<br />

ficción es la que permite que el mito se ofrezca <strong>com</strong>o un algo auténtico<br />

de una época o de un país hasta evocar lo que denomina "fervorosa<br />

admiración ll y lIambición ardiente ll . Lo mismo sucede <strong>con</strong> los mitos que se<br />

crean en la <strong>familia</strong>.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 393<br />

1) No hay, por tanto, que preguntarse sobre la verdad o la lógica del mito. El<br />

mito está ahí, incrustado en la dinámica de la <strong>familia</strong> y no hay más remedio<br />

que encararlo y aceptarlo.<br />

m) Si se desea analizar un mito hay que analizar sus imágenes y sus temas,<br />

pero todo ello en relación <strong>con</strong> la cultura que le rodea. En el caso de la<br />

<strong>familia</strong>, la cultura viene dada por el resultado de cuanto ha ido acumulando<br />

el S.F.O. que se intenta <strong>con</strong>ocer.<br />

n) <strong>La</strong> <strong>con</strong>strucción de un mito es algo lento y sinuoso en lo que intervienen,<br />

<strong>com</strong>o afirma ERIKSON, la <strong>con</strong>strucción de la frase <strong>con</strong> la que se transmite<br />

y la propia melodía que a<strong>com</strong>paña a las palabras que lo expresan.<br />

Personalmente, ya fin de IIrastrear ll cómo se ha formado un mito en una <strong>familia</strong>,<br />

suelo fijarme en varios puntos que deseo exponer.<br />

• En primer lugar intento que la <strong>familia</strong> relate alguna anécdota mantenida<br />

<strong>com</strong>o muy peculiar en la vida de un miembro del sistema, anécdota que<br />

de algún modo ha quedado <strong>com</strong>o la impresión fotográfica de un rasgo,<br />

<strong>com</strong>portamiento, reacción o modo de ser de ese sujeto. Todas las <strong>familia</strong>s<br />

tienen su archivo particular a este respecto y cada uno de nosotros puede<br />

relatar algunas anécdotas peculiares de nuestro S.F.O..<br />

• En segundo lugar trato de que la <strong>familia</strong> a través de cada uno de los<br />

miembros presentes en la sesión de diagnóstico o de terapia me digan<br />

"quién es quién" en la <strong>familia</strong>. Con otras palabras: que definan a cada uno<br />

de los miembros, para lo que resulta operativo un esquema de aplicación<br />

interesante a estudiar el IIsubsistema fraternal" o "fratría ll <strong>com</strong>o ya se ha<br />

visto. Es el momento de ver quien es lIel Iisto 11 , lIel guapoll, lIel hostil'l, lIel<br />

simpático ll , etc.<br />

• Trato de descubrir cómo se <strong>con</strong>struyó ese mito. A partir de qué dato,<br />

experiencia, a<strong>con</strong>tecimiento o anécdota recordada. Y, a ser posible, IIquién<br />

creó el mito ll : el padre, la madre, algún hermano, el abuelo o la abuela...o,<br />

incluso, algún personaje no <strong>familia</strong>r pero significativo a tal fin: un vecino,<br />

un maestro, un amigo de la <strong>familia</strong>, el <strong>con</strong>sejero de algún miembro del<br />

sistema <strong>familia</strong>r.<br />

• Un aspecto importante es ver cómo se mantiene el mito, ya sea a base de<br />

recordar <strong>con</strong> excesiva frecuencia aquel episodio que lo originó, aquella<br />

frase <strong>con</strong>creta que le dió vida, aquel momento del ciclo vital de la <strong>familia</strong><br />

que no ha sido asimilado e integrado <strong>con</strong> los suficientes niveles de salud<br />

mental que le permitan tenerlo integrado sin molestias.


396 José Antonio Ríos González<br />

1) Responsables de todas las miserias de la <strong>familia</strong><br />

2) Condenadas a asumir sobre sí, además de la propia culpa, la de los<br />

otros miembros de la <strong>familia</strong>.<br />

3) Asumen el papel de expiar las culpas de la <strong>familia</strong> en lugar de otros.<br />

El mito de disculpa/excusa y redención/reparación da a estos mecanismos<br />

una apariencia de coherencia y racionalidad, al tiempo que abre una<br />

especie de cuenta corriente de ventajas, aunque falsificada, pretendiendo<br />

<strong>con</strong> ello definir la culpa y la inocencia de cada cual.<br />

Se plantea aquí una cuestión importante, dado que la <strong>familia</strong> no necesita<br />

una víctima presente y activa, ya que para <strong>con</strong>struir y mantener el mito<br />

basta tener una persona ausente y hasta muerta sobre la que se descargan<br />

todas las tensiones presentes.<br />

STIERLIN expone el caso del padre "malo", desaparecido de casa y<br />

alcoholizado que adquiere para una <strong>familia</strong> determinada el significado de<br />

el padre que ha abandonado <strong>con</strong> mala intención a una mujer e <strong>hijos</strong> fieles,<br />

lo que es causa del desencadenamiento de iras justas de cualquier mal y<br />

desgracia de la <strong>familia</strong>, sin entrar a indagar si hay otras causas o personajes<br />

que expliquen el por qué de tales males y descalabros.<br />

Tales mitos impiden ver el verdadero fondo de las <strong>con</strong>ductas que se<br />

exteriorizan <strong>con</strong> malestar y sufrimiento, mientras que resulta imposible<br />

trabajar en la terapia <strong>familia</strong>r por este modo de ocultar la verdadera cara<br />

de la realidad.<br />

e) Mitos de salvación y protección: Este tipo de mito amplia los mitos de disculpa<br />

y redención. Tras toda reparación vendrá la salvación <strong>com</strong>o el final<br />

esperado de, cualquier tipo de fatiga, dolor y <strong>con</strong>flicto.<br />

<strong>La</strong> base del mito, en este caso, está en la creencia de que todo sufrimiento,<br />

así <strong>com</strong>o cualquier injusticia presente en la vida <strong>familia</strong>r e individual, puede<br />

ser borrado y alejado por la beneficiosa intervención de una persona<br />

potente y hasta omnipotente. Hay, por ello, un salvador mítico. Para<br />

STIERLIN tal salvador mítico puede tomar forma en un pariente o un amigo<br />

rico, fuerte y capaz de socorrer, del que se espera sea capaz de <strong>con</strong>ducir<br />

al "paraíso" y librar de fatigas y <strong>con</strong>flictos a todos los que sufren por una<br />

circunstancia determinada. Afirma él que también puede quedar adornado<br />

de tal carácter el mismo terapeuta de la <strong>familia</strong> en cuanto que se espera<br />

que proporcione todo aquello deseado. Del terapeuta se percibe la efusión<br />

de cierto carisma, aspecto que se refuerza toda vez que los breves y


Manual de Orientación y Terapia Familiar 397<br />

de cierto carisma, aspecto que se refuerza toda vez que los breves y<br />

espaciados <strong>con</strong>tactos impiden la aparición de desilusiones que serían, por<br />

otra parte, inevitables.<br />

En tales mitos de salvación y protección, <strong>com</strong>o sucede <strong>con</strong> los de armonía,<br />

fa verdadera historia de la <strong>familia</strong> queda deformada.<br />

Tipos de mitos<br />

Entre todos los posibles mitos que aparecen en la experiencia clínica <strong>con</strong> la<br />

<strong>familia</strong> parece oportuno señalar algunos que por su frecuencia es necesario<br />

tener muy presentes. Con ello no se pretende cerrar las posibilidades de<br />

aparición de otros. Pero, tal vez, muchos mitos parciales puedan quedar<br />

reducidos a alguno de los siguientes:<br />

a) El mito de la unidad <strong>familia</strong>r<br />

b) El mito de la felicidad material<br />

c) El mito de la normalidad<br />

d) El mito de la IIcapacidad para "<br />

e) El mito de "a quien se parece "<br />

f) El mito de "de quien ha heredado..."<br />

Veamos cada uno de ellos por separado<br />

a) El mito de la "unidad <strong>familia</strong>r". Su formulación más frecuente puede sintetizarse<br />

así:<br />

• ttSiempre hemos sido una <strong>familia</strong> muy unida hasta que..: t , y aquí empieza<br />

fa descripción más o menos detallada de lo que ahora, en su creencia,<br />

puede ser una amenaza para esa unidad tan querida y estimada por todos<br />

los miembros del sistema.<br />

• "Siempre hemos estado de acuerdo en todo", hasta que la aparición de la<br />

<strong>con</strong>ducta del miembro señalado <strong>com</strong>o paciente ha empezado a presentar<br />

ciertas grietas en esa especia de t1unidad monolítica t • que en opinión de<br />

alguno de los miembros ha llegado a ser hasta un motivo de envidia para<br />

<strong>familia</strong>res y amigos del propio <strong>con</strong>texto<br />

• t1Estamos de acuerdo todos, menos... (P.O.)t1<br />

Una vez formulada esta unidad hay que entrar en su análisis interno<br />

preguntando, <strong>com</strong>o ha de ser la norma terapeútica más eficiente, si todos<br />

están de acuerdo <strong>con</strong> esa visión del <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r respecto a este valor<br />

expuesto. Hay que estar muy atento a lo que cada cual diga, toda vez que


398 José Antonio Ríos González<br />

el mito va a facilitar la presentación de su realidad <strong>com</strong>o algo muy coherente<br />

y bien establecido. Pero hay que estar más atento a lo que diga elllpaciente<br />

designado ll que lo sufre y padece. Es muy probable que sea él el único que<br />

se atreva a relatar situaciones <strong>familia</strong>res en las que tan pretendida unidad<br />

no ha sido tan evidente, tan sólida ni tan monolítica <strong>com</strong>o se pretende<br />

mostrarla.<br />

El mito de la lIunidad <strong>familia</strong>r ll va unido a un nivel de expectativas que ha<br />

impuesto a esa <strong>familia</strong> un determinado sector social que ha envuelto a ese<br />

sistema. Por eso la rebelión <strong>con</strong>tra una auténtica-falsa-unidad se vive en<br />

la <strong>familia</strong> <strong>com</strong>o una <strong>con</strong>testación repleta de rebeldía. Y por ello, tal vez, sea<br />

uno de los motivos más frecuentes de crisis actuales en muchas <strong>familia</strong>s<br />

que han tenido que mantener la imagen ante un determinado <strong>con</strong>texto<br />

sociocultural, aparte de los <strong>com</strong>ponentes sociopolíticos y socioreligiosos<br />

que han obligado a <strong>con</strong>struir el IImito ll de la unidad <strong>com</strong>o fachada que<br />

mostrar el ambiente circundante.<br />

El paciente designado que es etiquetado <strong>com</strong>o tal porque IIrompe la<br />

unidad ll , 11rompe los acuerdos... 1I<br />

ha de ser <strong>con</strong>templado desde otra óptica:<br />

tal vez es el único sincero que IIse atreve ll a desafiar lo engañoso y falso<br />

del mito. Con su postura está saliendo de una cierta patología del sistema.<br />

y desde ahí hay que decirse muy claramente a quién hay que IItratar ll<br />

en<br />

ese sistema centrado en tal mito.<br />

b) El mito de la "felicidad <strong>familia</strong>r". <strong>La</strong> formulación más frecuente en este tipo es:<br />

• IISiempre hemos rebosado felicidad hasta que... 1I<br />

y también ahí se acumulan<br />

las lamentaciones que hacen vivir el pasado <strong>com</strong>o un verdadero<br />

paraíso perdido que tal vez no vuelva. En el origen de lo perdido está la<br />

<strong>con</strong>ducta, la vida que hace, el <strong>com</strong>portamiento descrito en el P.D.<br />

• IINunca hemos tenido motivos de insatisfacción hasta que han empezado<br />

a manifestarse los hechos... II , intentando <strong>con</strong> ello mantener una especie<br />

de IIluna de miel ll que ha a<strong>com</strong>pañado la vida de todos los miembros de la<br />

<strong>familia</strong>.<br />

Se describen escenas idílicas en las que hay que estar muy atento para<br />

descubrir algunas grietas que 'indican que no todo lo que reluce es oro.<br />

También aquí es preciso escuchar a todos. No pocas veces la felicidad del<br />

grupo se fragua a costa de la infelicidad de algún miembro que la padece<br />

en silencio. En tales <strong>familia</strong>s suele ser ese miembro que IIse <strong>con</strong>forma <strong>con</strong><br />

poco ll<br />

, IInunca protesta ll<br />

, lIes muy <strong>con</strong>descendiente ll<br />

, lIacepta todo ll . Pero


Manual de Orientación y Terapia Familiar 399<br />

nadie -hasta llegado el momento de acudir al orientador o al terapeuta- se<br />

ha planteado la cuestión de si tendrá algo que decir y ocultará alguna<br />

explicación que dé sentido a lo que se aprecia en él <strong>com</strong>o II<strong>con</strong>descendencia<br />

ll , II<strong>con</strong>formidad ll , lIaceptaciónll, silencio casi permanente.<br />

<strong>La</strong> felicidad <strong>con</strong>vertida en mito a mantener suele apoderarse de alguna<br />

víctima. Y tal víctima suele en<strong>con</strong>trar sus primeras manifestaciones de<br />

lIactitud propiciatoria ll en los modelos de <strong>con</strong>ducta que se fraguaron en el<br />

S.F.O. que lo ha visto nacer y crecer.<br />

<strong>La</strong> infelicidad, por ser honda y temer sacarla a la luz <strong>com</strong>o mentís de lo<br />

que se expone de cara al ambiente externo de la <strong>familia</strong>, suele expresarse<br />

<strong>con</strong> lenguajes sintomáticos más que <strong>con</strong> lenguajes verbales y directos.<br />

Muchas somatizaciones en niños y <strong>adolescentes</strong> son la señal clamorosa<br />

de un estado de insatisfacción e infelicidad que no aflora <strong>con</strong> otros<br />

lenguajes. El síntoma, una vez más, es la expresión de una inadecuación<br />

entre lo que se vive y lo que se intenta mantener de cara al ambiente<br />

externo.<br />

e) El mito de la "normalidad". No es un mito exclusivamente <strong>familia</strong>r, sino un<br />

mito perfectamente incorporado a los esquemas sociales de <strong>con</strong>templación<br />

de una realidad cualquiera. Ser IInormalll o lIanormalll es una permanente<br />

dualidad que se muestra <strong>com</strong>o fórmula <strong>con</strong> la que desafiar la<br />

definición de una persona, una situación o una realidad.<br />

En el caso de la <strong>familia</strong> es llamativo el ver que, una vez escuchados los<br />

primeros detalles sobre una situación <strong>con</strong>sultada, y habiendo formulado<br />

algunas preguntas acerca de hechos domésticos, <strong>con</strong>ductas en otros<br />

miembros que no sean el P.D., relato de 1110 que han hecho ustedes ayer ll ,<br />

distribución de horarios, utilización del tiempo libre, antecedentes <strong>familia</strong>res,<br />

vivencias de otras épocas más lejanas,....Ia palabra que más se repite<br />

es la de IInormalll. IINormal 1l<br />

son los horarios, IInormalll ha sido el uso del<br />

tiempo libre, y las costumbres y hábitos de la <strong>familia</strong>, y IInormalesll han sido<br />

los S.F. de origen. Igualmente es IInormalll el <strong>com</strong>portamiento de los <strong>hijos</strong><br />

o hijas que no son el P.D. que ocasiona la venida a la <strong>con</strong>sulta.<br />

<strong>La</strong> formulación del mito tiene una doble cara:<br />

• Por un lado se presenta lo que <strong>con</strong>stituye el núcleo central del IImito ll :<br />

- JlSiempre hemos sido una <strong>familia</strong> normal. .. JI<br />

- IINunca reñimos... 1I<br />

- IINunca nos enfadamos... 1I


400 José Antonio Ríos González<br />

• Por otro lado se acepta una realidad percibida <strong>com</strong>o amenazante de esa<br />

IInormalidadll, pero se minimiza <strong>com</strong>o <strong>con</strong>secuencia de la presión del<br />

mismo mito:<br />

- IISiempre hemos sido... pero a pesar de todo seguimos manteniendo<br />

bastante normalidad ll .<br />

- IINunca reñimos, y aunque ahora...enseguida recuperamos la normali­<br />

dad ll .<br />

- IINunca nos enfadamos, y aunque de una temporada hacia acá... ,<br />

inmediatamente volvemos a ser normales ll ...<br />

<strong>La</strong> palabra más oída en estas <strong>familia</strong>s es la de IInormalll, IInormalll, IInor­<br />

mal ll ...<br />

Sucede aquí <strong>com</strong>o en el amor. Cuando hay que decir muchas veces que<br />

se ama es señal inequívoca de que no están muy claras todas las cosas.<br />

Ante este IImito ll el mismo orientador o terapeuta ha de tener muy claras<br />

las ideas centrales de la realidad que se pretende encapsular en el binomio<br />

IInormal-anormalll. En tal sentido <strong>com</strong>parto plenamente la teoría de JACK­<br />

SON (1967) según la cual lino existe un animal <strong>com</strong>o la persona normal ll<br />

mientras que hay que aceptar -y esto es igualmente válido para la <strong>familia</strong>que<br />

lIexiste, sin embargo, una amplia variedad de modelos de adaptación<br />

y de repertorios <strong>com</strong>portamentales ll , lo que lleva de la mano a tener que<br />

admitir que lino existe una entidad <strong>com</strong>o una <strong>familia</strong> normal ll<br />

El problema se plantea, por ello, en tener claro -si ello es posible- qué hay<br />

que entender por Ilnormalidadll ya que en ello va incluido un <strong>con</strong>junto de<br />

variables tan dispersas <strong>com</strong>o lila manera de obrar ll , lila cultura ll , lila subcul­<br />

tura ll , todo lo cual, a su vez, depende de cada IIgrupo étnico ll y, porsupuesto<br />

y en este caso, de cada Ilgrupo <strong>familia</strong>r ll ya que no hay un único modelo de<br />

<strong>familia</strong>.<br />

Con el mismo JACKSON puede asumirse <strong>com</strong>o punto de vista de lo que<br />

puede entenderse por normalidad un lIalgoll en lo que estén presentes las<br />

siguiente notas:<br />

• <strong>La</strong> idea de que en todo ser humano y en cualquier grupo humano hay una<br />

serie de potencialidades.<br />

• Que el despliegue de tales potencialidades puede en<strong>con</strong>trar ciertas limitaciones.<br />

• Que el éxito o las limitaciones varían <strong>con</strong> el variar de las situaciones.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 401<br />

Para valorar el grado o el nivel de normalidad de una <strong>familia</strong> hay que<br />

observar cuál es el nivel de la capacidad de funcionamiento en vario$<br />

campos del vivir.<br />

y ahí es donde radica el verdadero punto central del tema. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> teme<br />

perder su normalidad -y por ello se aferra a la repetición del II mito ll <strong>com</strong>o<br />

una cantinela -porque no ha llegado a ver que aunque pierda capacidad<br />

de vivir en un aspecto, el amenazado por la <strong>con</strong>ducta del P.D., puede<br />

mantener otras potencialidades <strong>con</strong> posibilidad de despliegue y desarrollo.<br />

El tener limitaciones en ellas no es lIanormalll y, por ello, no hay necesidad<br />

de entrar en el juego dinámico del IImito ll que hace que se refuerce para<br />

<strong>con</strong>servar la homeostasis que lo caracteriza, al tiempo que se oscurece o<br />

niega algo que ha de ser admitido <strong>com</strong>o perfectamente normal: la limitación<br />

en un momento dado.<br />

<strong>La</strong> paradoja de la <strong>con</strong>ducta estructurada en torno al limito de la normalidad ll<br />

está en que por no ver normal un cierto momento vital de la <strong>familia</strong> se<br />

aumenta hasta niveles anormales -lInormal, normal, normal ll - lo que en sí<br />

es perfectamente normal, pero siempre y cuando se le mantenga dentro<br />

de los <strong>con</strong>fines de relatividad que tiene el <strong>con</strong>cepto de IInormalidadll en el<br />

interior del sistema interaccional de la <strong>familia</strong>.<br />

El carácter del II mito ll a cuanto describen <strong>com</strong>o IInormalll se pone en<br />

evidencia apenas se desafía lo que la <strong>familia</strong> presenta <strong>com</strong>o tal. No admite<br />

la prueba de aumentar la realización de aquellos aspectos valorados <strong>com</strong>o<br />

tales mediante las prescripciones de rituales de que se hablará inmediatamente.<br />

d) El mito de la "capacidad para... ". Aparece <strong>con</strong> mucha frecuencia aunque<br />

oculto tras las resistencias que aparecen <strong>com</strong>o normales en todo proceso<br />

de terapia. Suele adoptar formas muy variadas que sólo es posible descubrir<br />

tras frases aparentemente triviales. IISomos muy flexibles para II ,<br />

IIsomos muy liberales para....', lIen nuestra <strong>familia</strong> se tiene libertad para II ,<br />

frases que encierran un deseo de llegar a ser <strong>com</strong>o..., cuando en realidad<br />

se acepta muy interiormente que todo ello no deja de ser una fachada que<br />

oculta todo lo <strong>con</strong>trario de lo que se manifiesta <strong>con</strong> la boca. <strong>La</strong>s <strong>con</strong>fesiones<br />

no pedidas de apertura para participar, <strong>com</strong>partir, socializar, son formas<br />

larvadas de querer lograr lo que no se tiene.<br />

Una forma peculiar de este mito aparece cuando la <strong>familia</strong>, una vez dados<br />

los primeros pasos para buscar ayuda o apoyo, ve que lo que les afecta


402 José Antonio Ríos González<br />

está permeabilizando la vida de todos los miembros del sistema. Es el<br />

momento del paso del individuo al sistema que tantos problemas desencadena.<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong>, en esta encrucijada, toma <strong>con</strong>ciencia de que lo que<br />

hace sufrir no radica exclusivamente en elllpaciente designado ll , y ante la<br />

necesidad de introducir cambios que lleguen a todos los niveles de la<br />

estructura <strong>familia</strong>r, resiste al cambio. No lo dice así, sino que es entonces<br />

cuando <strong>con</strong>fiesa que lIes capaz por sí misma ll de resolver lo que les<br />

preocupa. Es una forma discreta de huir. Y <strong>com</strong>o tal ha de ser <strong>con</strong>templado<br />

por el orientador o el terapeuta.<br />

El desafío del mito de la IIcapacidad para... 1I<br />

ha de hacerse aceptando la<br />

decisión de interrumpir un seguimiento iniciado, pero <strong>con</strong>certando <strong>con</strong> la<br />

<strong>familia</strong> una entrevista de <strong>con</strong>trol-evolutivo de la situación sometida a<br />

<strong>con</strong>sulta al cabo de un período perfectamente trazado: dentro de un mes,<br />

dos meses, etc. Es la forma de enfrentarles <strong>con</strong> la propia realidad, <strong>con</strong> la<br />

<strong>com</strong>probación de su verdadera capacidad y eficiencia.<br />

***<br />

Este mito, sin embargo, presenta una faceta que no quiero pasar por alto:<br />

la manifestación de un auténtico nivel de potencialidades terapéuticas no<br />

utilizado en toda su plenitud. Con otras palabras: habrá que saber distinguir<br />

cuándo la <strong>familia</strong> utiliza el mito para defenderse <strong>con</strong> él y cuándo, por el<br />

<strong>con</strong>trario, empieza a sacar recursos de sus propias capacidades curativas.<br />

<strong>La</strong> razón de esta distinción radica en algo que es muy importante cuando<br />

se trabaja <strong>con</strong> <strong>familia</strong>s, tal y <strong>com</strong>o es el hecho de hacerlas despertar hacia<br />

la utilización de sus propias capacidades terapéuticas.<br />

Desde una perspectiva personal dejo a la <strong>familia</strong> que decida por sí misma<br />

cuándo ha de volver a una sesión una vez iniciado un proceso de cambio<br />

en la estructura y en la dinámica del funcionamiento de sus interacciones.<br />

Parto de la idea de que hay que devolver cuanto antes la capacidad<br />

terapéutica a la <strong>familia</strong> en <strong>con</strong>flicto. Unas veces porque, en verdad, posee<br />

tal capacidad, aunque ésta esté bloqueada y paralizada; otras porque es<br />

preciso reestructurar el uso de las partes más sanas del sistema, aunque<br />

ello <strong>con</strong>lleve una tarea de aceptación de lo que <strong>con</strong>servan <strong>com</strong>o más<br />

saludable y el re<strong>con</strong>ocimiento <strong>con</strong>sciente de aquellas zonas o áreas del<br />

<strong>com</strong>portamiento intrasistémico que han quedado amenazadas y hasta<br />

deterioradas en muchas ocasiones.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 403<br />

Resulta, por tanto, útil el manejo del limito de la capacidad para... II . El arte<br />

del terapeuta o del asesor y orientador <strong>familia</strong>r está en saber sacar partido<br />

positivo de la creencia que tiene la <strong>familia</strong> en sus propias virtualidades. Un<br />

buen uso del pensamiento mágico y hasta omnipotente de que IIse es<br />

capaz ll <strong>con</strong>stituye un instrumento terapéutico que en los modelos clásicos<br />

se paraliza y aniquila.<br />

Tal vez en esa creencia de IIser capaz ll se encierre un filón que es preciso<br />

recuperar para la eficacia de muchas terapias. Al menos aminora la<br />

duración de las mismas porque el desafío que puede provocarse <strong>con</strong> tal<br />

creencia se transforma en motivación de esfuerzos que de otro modo<br />

quedarían en el terreno de lo puramente planeado.<br />

e) 'El mito de"a quien se parece... ". Es una forma secundaria del manejo de<br />

los poderes que pretende <strong>con</strong>servar cada uno de los S.F.O. de los progenitores<br />

de un caso en observación. Con él se intenta dar cuenta y razón<br />

del por qué de un determinado <strong>com</strong>portamiento. Más que a los parecidos<br />

físicos se refiere a la explicación, modos de ser, aptitudes o cualidades<br />

más o menos elogiables por parte del <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r.<br />

Es una forma de racionalización de ciertas <strong>con</strong>ductas ante las que no sabe<br />

qué explicación dar o qué actitud tomar. <strong>La</strong> única clave que da razón de<br />

ser es ver tal <strong>con</strong>ducta <strong>com</strong>o una prolongación o una repetición de lo que<br />

hizo o sigue haciendo otro miembro del sistema <strong>familia</strong>r que se valora <strong>com</strong>o<br />

cliché original de un <strong>com</strong>portamiento. Esto no quiere decir que tal explicación<br />

sea la única salida para <strong>con</strong>ductas estimadas <strong>com</strong>o IIpositivasll, sino<br />

que es una forma aceptación resignada -por la fuerza de lo que se pretende<br />

sea una especie de repetición por vías vinculadas a la herencia- de aquello<br />

que supone el dar razón de un aspecto valorado <strong>com</strong>o IInegativoll, recha­<br />

zable, censurable o fuente de preocupación y disgusto.<br />

El mito de lIa quien se parece... 1I<br />

es una prolongación aceptada del motivo<br />

que ocasiona la <strong>con</strong>sulta ante el experto. De este modo, el paciente<br />

designado no es para la <strong>familia</strong> el resultado de una interacción disfuncional,<br />

sino que es un ejemplar más de una serie iniciada <strong>con</strong> la presencia más o<br />

menos lejana de un antepasado que lo explica y justifica.<br />

Lo cierto es que en este mito intervienen factores enraizados en los<br />

procesos de identificación que no siempre resultan fáciles de desentrañar.<br />

Pero es igualmente cierto que lo progresivo que encierra cualquier proceso<br />

sano de identificación queda amenazado <strong>con</strong> esta <strong>con</strong>templación, por


404 José Antonio Ríos González<br />

cuanto la explicación a través del mito trata de justificar una verdadera<br />

paralización (fijación) de procesos que deben <strong>con</strong>tribuir a la evolución<br />

enriquecedora del sujeto que se ve en el centro del <strong>con</strong>tenido del mito.<br />

El paciente designado no es aquí elllanti-tipoll de un modelo valorado <strong>com</strong>o<br />

positivo y frente al cual sale perjudicado e infravalorado, sino que se<br />

<strong>con</strong>vierte en este mito en el refuerzo de un modelo estimado, si es positivo,<br />

o pacientemente aceptado <strong>com</strong>o inevitable, si es negativo.<br />

En ambos casos la <strong>familia</strong> cree que hay muy poco que hacer frente a él.<br />

Mantenerlo <strong>com</strong>o fiel heredero de una línea presente en la genealogía, si<br />

fuese positivo o, en el caso <strong>con</strong>trario, soportarlo al tiempo que se le<br />

<strong>con</strong>vierte en un eslabón que refuerza aquello no querido pero implacablemente<br />

impuesto por la misma fuerza de lo que adentra sus raíces en lo<br />

genealógico. Es, <strong>con</strong> otras palabras, un eslabón inevitable, para gozo y<br />

alegría o para zozobra y sufrimiento. En cualquier caso la actitud es de no<br />

cambiar, de mantener -<strong>com</strong>o ya se ha dicho- el status qua de la relación<br />

establecida <strong>con</strong> ese miembro y gracias a ese miembro.<br />

Este tipo de mito entraría dentro del grupo de los denominados limitas de<br />

la disculpa ll : Ilfulano es así, ha sido siempre así, es la copia exacta de... y<br />

eso no puede cambiarse; seguirá así aunque todos suframos por ello ll .<br />

Es evidente que la rotura de este mito rompería muchas interacciones en<br />

las que se apoya, pobre, pero realmente, un cierto tipo de equilibrio: el que<br />

se deriva de negar una realidad penosa <strong>con</strong>tra la que se prefiere no luchar.<br />

f) El mito de ude quien ha heredado... ". Si en todos los mitos hay una actitud<br />

básica de no cambiarlos, en éste la intención de mantener el status qua es<br />

mucho más clara. Y en él se ofrece un peligro que no es tan manifiesto en<br />

los otros: el de arrastrar al experto hasta las simas del propio mito. Lo que<br />

es el paciente designado es algo <strong>con</strong>tra lo que no hay nada que hacer<br />

IIporque es heredado ll ; no se trata de una <strong>con</strong>ducta derivada de factores<br />

ambientales o de <strong>con</strong>texto, sino que el problema es fruto de un juego en el<br />

que lo hereditario tiene el gran peso específico de ser la única raíz y causa<br />

del mal. El mito queda, pues, reforzado, y lo que hay en verdad es un<br />

enfermo.


Actitud ante los mitos<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

Siguiendo al mismo STIERLIN, parece que hay varios aspectos a tener en<br />

cuenta <strong>com</strong>o actitud básica para un trabajo de orientación y terapia de la <strong>familia</strong><br />

afectada por alguno de los mitos ya descritos.<br />

Esquemáticamente pueden sintetizarse así:<br />

1. Lo primero que hay que <strong>con</strong>seguir por parte de quien orienta o trata a la<br />

<strong>familia</strong> es una actitud de <strong>com</strong>prensión respecto al carácter de defensa y<br />

protección que posee todo mito. Sin ello no será posible abordar su<br />

desmontaje y su IIdesmitificación ll<br />

, dado que afrontar de manera directa<br />

la eliminación de mitos sólo <strong>con</strong>sigue un reforzamiento de los mismos,<br />

<strong>con</strong> el <strong>con</strong>siguiente endurecimiento de la situación a modificar.<br />

2. Es preciso saber y no olvidar que los mitos estarán presentes mientras la<br />

<strong>familia</strong> no pueda prescindir de ellos. Es una verdad que asombra al<br />

trabajar <strong>con</strong> las <strong>familia</strong>s. Estas, por mil caminos, tratan de aferrarse al<br />

mito, lo que supone, a su vez, la necesidad de saber que el mito, <strong>com</strong>o<br />

afirma BOSZORMENYI-NAGY (1965) es una lIinjusticia luminosa ll<br />

que ha<br />

quedado aislada de la <strong>con</strong>ciencia de todos los miembros del sistema<br />

<strong>familia</strong>r. El mismo autor hace ver cómo se agarran al mito al poner en boca<br />

de una madre la pregunta-afirmación que refuerza la presencia del mito<br />

ttestar bien Jl<br />

: IIFuera de la enfermedad de nuestro hijo, ¿qué problemas<br />

tenemos?1I ... Sólo el relato de cada miembro de una misma experiencia y<br />

realidad hace posible <strong>com</strong>enzar el desbloqueo de lo que <strong>con</strong>stituye el<br />

fondo de cada mito.<br />

3. Un cuidado especial hay que adoptar para no dejarse engañar por el mito.<br />

Su aparente coherencia presenta el enorme peligro de dejarse arrastrar<br />

por su engaño. Para ello es necesario extremar la atención, ya que el<br />

orientador o terapeuta que caiga en sus redes dificilmente <strong>con</strong>seguirá<br />

liberarse de su peso para trabajar libremente <strong>con</strong> la <strong>familia</strong>.<br />

4. Especial mención hay que hacer al hecho de no desafiar o discutir el mito<br />

en tanto no se haya proporcionado a la <strong>familia</strong> <strong>com</strong>o totalidad y a sus<br />

miembros un modelo y un cambio que permita poder prescindir del apoyo,<br />

defensa y protección que le proporciona el mito. Esto requiere tiempo y<br />

calma. Con la <strong>familia</strong>, en tal situación, no hay más remedio que extremar<br />

el tacto y la delicadeza, ya que el desafío del síntoma puede vivirse <strong>com</strong>o<br />

agresión que lejos de diluir los aspectos negativos va a reforzar las aristas<br />

405


406 José Antonio Ríos González<br />

más violentas que permitan su <strong>con</strong>servación. Sólo cuando la <strong>familia</strong><br />

disponga de otros apoyos puede iniciarse este trabajo.<br />

5. Ahí se apoya que BOSZORMENYI-NAGY (1973) afirme que ante los<br />

mitos <strong>familia</strong>res hay que adoptar una postura que integre la corrección, la<br />

integridad y una curiosidad no desprovista de empatía. Estas tres cuali­<br />

dades básicas harán posible que antes de desafiar al mito, antes de poner<br />

de relieve la discrepancia entre elUmito oficial u de la <strong>familia</strong> y las Uinterac­<br />

ciones reales de tal <strong>familia</strong> u , es mejor favorecer un clima de exploración<br />

que lleve paulatinamente a la muerte natural a tales mitos. Luchar frontal­<br />

mente n.o <strong>con</strong>duce a éxitos terapeúticos.<br />

6. Una manera práctica de abordar el desmantelamiento del mito es adoptar<br />

y hacer adoptar a la <strong>familia</strong> una perspectiva multigeneracional. Con ello<br />

se pretende que la <strong>familia</strong> no vea el mito <strong>com</strong>o algo de lo que los miembros<br />

actuales son los únicos y casi exclusivos responsables, lo cual no deje de<br />

suponer la aceptación irremediable de una pesada carga. <strong>La</strong> perspectiva<br />

multigeneracional facilita ir más allá del presente para analizar la realidad<br />

del mito lo que, al tiempo que da un mayor ángulo de visión, alivia las<br />

propias responsabilidades. Este es el caso, por ejemplo, de la madre que<br />

impone sobre un hijo ciertos esquemas míticos C1tu eres... u , Utú te <strong>com</strong>portas<br />

<strong>com</strong>o... u , ua tí no te cambia nadie... U ) porque ella misma, en cuanto<br />

persona individualizada, se mantiene ligada a su propia madre que la<br />

manipuló, la explotó, la canalizó a ser..., actitudes que repite la madre <strong>con</strong><br />

el hijo repitiendo un mismo esquema y al que emocionalmente se siente<br />

vinculada sin poder liberarse de él. Es una modalidad del tema de la<br />

fidelidades ocultas al que hay que referirse más adelante.<br />

7. Finalmente hay que afirmar que en toda tarea de orientación o terapia hay<br />

necesidad de explorar las relaciones en las que nace el mito. Cuanto se<br />

ha dicho al hablar de la <strong>con</strong>strucción del mito es aplicable aquí para<br />

bosquejar lo que es tal exploración.<br />

No quiero terminar este epígrafe sin aludir a lo valioso que resulta para el<br />

trabajo de descubrimiento de mitos la utilización de cuanto se deriva del perfecto<br />

<strong>con</strong>ocimiento de los SS.FF.O. (sistemas <strong>familia</strong>res de origen) ya que todo mito<br />

tiene una larga historia. Como afirma el mismo STIERLIN, puede decirse que<br />

los mitos son <strong>com</strong>o esas vallas publicitarias que se elevan en algunos barrios<br />

de las grandes ciudades para ocultar chabolas o ghetos vergonzantes. Al tiempo<br />

que distraen la atención de los extraños, y hasta los divierten, logran algo más


Manual de Orientación y Terapia Familiar 407<br />

profundo: mantenerlos alejados de una penosa realidad que es mejor no ver,<br />

que es mejor ignorar.<br />

5. Elementos del cisma <strong>familia</strong>r<br />

En la <strong>familia</strong> necesitada de orientación y terapia es <strong>con</strong>veniente poder delimitar<br />

<strong>con</strong> claridad los elementos o factores que intervienen en el desencadenamiento<br />

de un cisma <strong>familia</strong>r. Tales elementos <strong>con</strong>stituyen factores que <strong>con</strong>tribuyen tanto<br />

a la aparición del síntoma <strong>com</strong>o al mantenimiento del mismo. En cualquier caso,<br />

se trata de localizar qué o quienes colaboran para hacer posible que la <strong>familia</strong><br />

sufra la rotura de mecanismos que debieran <strong>con</strong>tribuir a la estabilidad de la<br />

misma.<br />

En el trabajo <strong>con</strong> las <strong>familia</strong>s este punto toma la forma de descubrir los factores<br />

que hay que relacionar <strong>con</strong> el síntoma o síntomas presentes en la problemática<br />

planteada. Entiendo por factores aquellos elementos personales, ambientales<br />

que refuerzan la aparición y presencia de la sintomatología y en ellos hay que<br />

insistir. Unas veces tales elementos podrán <strong>con</strong>vertirse en armas de evolución<br />

positiva; para ello el orientador o el terapeuta elaborará estrategias de refuerzo<br />

y potenciación de aquellos elementos estimados <strong>com</strong>o factores positivos. En el<br />

caso de que en ellos se alberguen mecanismos de tipo negativo, por cuanto<br />

<strong>con</strong>tribuyen a poner en marcha funcionamientos desintegrantes de la unidad,<br />

cohesión o estabilidad <strong>familia</strong>r, habrá que poner una gran' atenciión para<br />

<strong>con</strong>trolar la acción de los mismos.<br />

<strong>La</strong>s estrategias a base de prescribir aquellos funcionamientos que aparezcan<br />

<strong>com</strong>o necesitados de ser <strong>con</strong>trolados y eliminados, <strong>con</strong>stituye uno de los<br />

resortes más poderosos en el trabajo terapeútico <strong>con</strong> las <strong>familia</strong>s disfuncionales.<br />

El uso de las paradojas desencadena la puesta en marcha de los factores<br />

positivos, la utilización de aquellos resortes más sanos que quedan <strong>com</strong>o<br />

arrin<strong>con</strong>ados en la vida de muchas <strong>familia</strong>s.<br />

<strong>La</strong> utilidad de tales estrategias radica en haber podido fijar <strong>con</strong> la mayor<br />

exactitud posible dónde y cómo actúan tales elementos. <strong>La</strong> experiencia demuestra,<br />

que una buena utilización del factor <strong>con</strong>tribuye a su propia desaparición.


408 José Antonio Ríos González<br />

6. Miembro/s sintomático/s del S.F.O.<br />

Como se ha hecho ver en varias ocasiones, el motivo inicial de una terapia<br />

<strong>familia</strong>r es la presencia de un IIproblema ll en un miembro del sistema. Tal<br />

miembro es el que venimos denominando IIpaciente designado'" A partir de él<br />

se pone en juego toda una estructuración <strong>familia</strong>r que hay que observar y<br />

<strong>con</strong>ocer. Hay, por tanto, un miembro sintomático, portador de uno o más<br />

síntomas que motivan la <strong>con</strong>sulta. Como es bien sabido desde el enfoque<br />

sistémico de la dinámica <strong>familia</strong>r, el miembro sintomático es la punta del iceberg,<br />

ya que tras él se ocultan otras muchas cosas que no aparecen en las primeras<br />

informaciones que se dan.<br />

Cuando se trabaja <strong>con</strong> un sistema <strong>familia</strong>r hay que indagar más allá del<br />

miembro sintomático y hay que buscar la existencia o no de otros miembros<br />

cargados de otros síntomas a los que, ya sea por razones <strong>con</strong>ocidas o por<br />

motivaciones ocultas, no se presta tanta atención. A lo que tienen otros miembros<br />

que no sean el IIdesignado ll no se le da importancia.<br />

Cuando se quiere ver lo que ha ocurrido en generaciones anteriores -dado que<br />

para muchos problemas es <strong>con</strong>veniente remontarse a las generaciones precedentes-<br />

hay que ver quiénes han sido en ellas IImiembros sintomáticos ll , porque<br />

la transmisión de pautas disfuncionales se verifica a través de la <strong>com</strong>unicación<br />

de <strong>com</strong>portamientos que se han aceptado <strong>com</strong>o IInormalesll en algunos miembros<br />

significativos del sistema <strong>familia</strong>r visto en varias generaciones.<br />

<strong>La</strong> importancia de detectar la presencia de otros miembros sintomáticos reside<br />

en la necesidad de actuar sobre la <strong>familia</strong> que presenta un problema centrado<br />

en un síntoma en términos de desfocalización del problema-eje.<br />

<strong>La</strong>s opciones ante tal descubrimiento pueden ser varias, todas ellas dependiendo<br />

de las preferencias estratégicas del terapeuta. En algunos casos permite<br />

hacer ver que lo que afecta al paciente designado no es una IItara ll descalificadora<br />

del mismo <strong>com</strong>o persona, sino que otros miembros están afectados por<br />

otros síntomas a los que se quita importancia. Sólo el síntoma del P.D. tiene<br />

valor traumático para esa <strong>familia</strong>. El terapeuta, en tal situación, ha de hacer ver<br />

que hay otras muchas cosas que arreglar. Es así <strong>com</strong>o se hace el paso del<br />

individuo al sistema, cambio de tanta importancia en el modelo que se postula<br />

en estas páginas.<br />

Hay veces que lo que interesa hacer, <strong>com</strong>o desafío de cuyas repercusiones<br />

sólo la experiencias es un testimonio que avala su valor, es destacar la<br />

importancia y el carácter disfuncional del síntoma de un miembro distinto al P.D.,


Manual de Orientación y Terapia Familiar 409<br />

ya que <strong>con</strong> ello se desvela que antes de afrontar la solución de cuanto les trae<br />

a la <strong>con</strong>sulta hay otros puntos importantes que resolver.<br />

<strong>La</strong> relación de cuanto existe entre síntomas existentes en la <strong>familia</strong> y necesidad<br />

de ocultarlos para sólo fijar la atención en el que ellos muestran <strong>com</strong>o problema-eje,<br />

tiene bastante que ver <strong>con</strong> lo expuesto acerca de los mitos. Hay<br />

síntomas-mitos que actúan negativamente sobre el P.O., mientras que hay otros<br />

vistos <strong>com</strong>o mitos-favorables a favor de otro u otros miembros intocables que<br />

el terapeuta debe desafiar. <strong>La</strong> manera directa de actuar se traduce en intervenciones<br />

en las que haga ver que lo que exponen no es lo fundamental. "Con ese<br />

problema -suelo decir a las <strong>familia</strong>s- tratan de ocultar la <strong>con</strong>ducta de N.N. que<br />

es más preocupante que lo que están diciendo". O también: "Vdes. son una<br />

<strong>familia</strong> en la que hablan mucho del problema de X. para no abordar cuanto<br />

plantea el síntoma T. de M.".<br />

Puede verse, por todo ello, que lo que hay que plantear aquí es una verdadera<br />

estrategia de desvío: que fijen la atención en algo más importante que se está<br />

desplazando y hasta negando. Sólo así el síntoma propuesto adquiere la<br />

verdadera naturaleza de "defensa" de algo que es más molesto tocar. En el<br />

fondo es una estrategia para buscar, por parte de la <strong>familia</strong>, un I cambio-1", sin<br />

tocar nada del sistema en el cual se apoya la necesidad de plantear el<br />

I cambio-2".<br />

7. Actitudes educativas básicas<br />

<strong>La</strong> razón de incluir este aspecto en el estudio de la dinámica del S.F.O. reside<br />

en que la experiencia de la <strong>con</strong>sulta demuestra que un error educativo lleva a<br />

un desequilibrio en los procesos de adaptación y ajuste del educando. Esa es<br />

la última explicación de por qué he dado tanta importancia a este tema en otras<br />

ocasiones (RIOS GONZALEZ, 1972 b, Y 1980 a), destacando algunos tipos de<br />

actitudes educativas parentales que inciden en la educación de los <strong>hijos</strong>. El tema<br />

se relaciona aquí <strong>con</strong> lo que los propios padres pueden haber recibido en sus<br />

respectivos S.F.O.<br />

<strong>La</strong>s actitudes educativas básicas que he destacado en ambas ocasiones se<br />

reducen a las siguientes:<br />

• Hiperprotección represiva<br />

• Hiperprotección indulgente<br />

• Insuficiente, frustrante y traumatizante


410 José Antonio Ríos González<br />

• Inestable, incoherente y ambivalente<br />

• Rígida, perfeccionista<br />

• Tensión <strong>familia</strong>r <strong>con</strong> influjo <strong>familia</strong>r negativo.<br />

Cada una de ellas parece tener una relación más directa <strong>con</strong> algún tipo de<br />

problema que precisa la intervención del experto, remitiéndome a los lugares<br />

citados para ver de qué modo se presentan en la problemática de niños y<br />

<strong>adolescentes</strong>.<br />

De los datos manejados puede <strong>con</strong>cluirse que la actitud que se encuentra en<br />

un mayor número de casos <strong>con</strong>sultados es la descrita <strong>com</strong>o II rígida y perfeccio­<br />

nista ll (800/0 de los casos), seguida de la presencia de una IItensión <strong>familia</strong>r<br />

ne.gativa ll (550/0) y de la lIinsuficiente, frustrante y traumatizante ll (450/0)<br />

<strong>La</strong> hiperprotección represiva abunda más en las <strong>familia</strong>s que acuden por<br />

problemas de lIapatía ll del sujeto (42%) e lIinadaptación ll (36%)<br />

<strong>La</strong> hiperprotección indulgente se encuentra <strong>con</strong> mayor frecuencia en los<br />

problemas de lIinadaptación ll (42%) y IIfracaso escolar ll (36%)<br />

<strong>La</strong> rigidez que origina un estilo educativo perfeccionista y exigente de muy altos<br />

porcentajes en casi todos los problemas analizados: lIinadaptación ll<br />

(780/0),<br />

IIfracaso escolar ll (720/0), lIagresividadll (71 %), lIinestabilidad ll<br />

(65%) seguidos de<br />

IItimidez ll , lIapatía ll<br />

y II<strong>con</strong>ducta irregular ll en un 55, 50 Y52% de los casos vistos.<br />

Este tipo de educación es el que más frecuentemente aparece en la muestra<br />

analizada, lo que puede ocasionar la reflexión de que es una actitud educativa<br />

fácilmente identificable <strong>com</strong>o verdaderamente errónea.<br />

<strong>La</strong> actitud descrita <strong>com</strong>o lIinsuficiente, frustrante y traumatizante ll<br />

se distribuye<br />

<strong>con</strong> mayor intensidad en los cuadros <strong>con</strong>sultados <strong>com</strong>o <strong>com</strong>portamientos<br />

caracterizados por la lIagresividadll (53%), IItimidez y labilidad ll (54%) y II<strong>con</strong>ducta<br />

irregular l' (48%), así <strong>com</strong>o la tensión <strong>familia</strong>r negativa se hace patente <strong>con</strong><br />

mayor intensidad en los casos de lIinestabilidad emotiva ll (600/0), lIapatía ll (580/0)<br />

y IIfracaso escolar ll (51 %).<br />

Dada la insistencia <strong>con</strong> que padres y educadores a<strong>con</strong>sejan la <strong>con</strong>sulta <strong>con</strong><br />

un experto en terapia ante problemas de tipo escolar, deseo destacar los datos<br />

en<strong>con</strong>trados al estudiar 125 niños y <strong>adolescentes</strong> atendidos en nuestra <strong>con</strong>sulta<br />

y una vez separada la actitud educativa paterna y materna. Los resultados<br />

fueron los siguientes:


Manual de Orientación y Terapia Familiar 411<br />

Actitud educativa básica Padre Madre Total %<br />

Hiperprotección represiva 1 5 6 15<br />

Hiperprotección indulgente 5 11 16 41<br />

Insuficiente 4 4 10<br />

Frustrante, traumatizante 1 1 3<br />

Inestable 2 2 4 10<br />

Incoherente 1 1 2 5<br />

Ambivalente 2 3 5 13<br />

Rígida 8 4 12 31<br />

Perfeccionista 3 4 7 18<br />

Exigente 11 9 20 51<br />

Tensión <strong>familia</strong>r negativa 2 4 6 15<br />

Los datos anteriores plantean un tema importante: la divergencia educativa en<br />

muchas <strong>familia</strong>s. Se da este fenómeno siempre que la actitud educativa adop­<br />

tada por el padre discrepa de la que adopta la madre. Esta diversidad y<br />

ambivalencia produce graves daños porque el hijo no cuenta <strong>con</strong> un punto de<br />

referencia fijo y al que acoplar su <strong>com</strong>portamiento, situación que crea ambigüe­<br />

dad en cuanto se refiere a la búsqueda de apoyos válidos para trazar una<br />

trayectoria personal acorde <strong>con</strong> criterios suficientemente sólidos. Por el <strong>con</strong>tra­<br />

rio, cuando padre y madre adoptan una misma actitud, aunque pueda valorarse<br />

<strong>com</strong>o errónea, produce menos daños. En este caso hay una regla <strong>familia</strong>r que<br />

se <strong>con</strong>oce claramente, así<strong>com</strong>o se sabe qué tipo de reacción y posibles castigos<br />

pueden venir tras la tras las transgresión de una norma <strong>con</strong>creta. Por ello resulta<br />

interesante ver que hay niños que no reaccionan violenta o rebeldemente <strong>con</strong>tra<br />

una decisión parental que puede parecer desproporcionada. <strong>La</strong> razón de tal<br />

aceptación reside en el que el niño o el adolescente saben perfectamente que<br />

aquello obedece a una línea clara de actuación <strong>familia</strong>r. En tales casos no hay<br />

daño para el hijo porque éste llega a integrar <strong>con</strong>venientemente la pauta o regla<br />

<strong>familia</strong>r.<br />

Es indudable que tales modelos dependen en gran medida de lo que los<br />

adultos han recibido del S.F.O. respectivo, dando <strong>com</strong>o válidos aquellos estilos<br />

educativos que se han <strong>com</strong>probado <strong>com</strong>o suficientemente coherentes. Cuando<br />

no resulta así, la tarea del orientador o terapeuta está en trabajar la <strong>con</strong>stitución<br />

de un estilo educativo básico en el que no aparezcan fuertes divergencias en


412 José Antonio Ríos González<br />

el sentido expuesto. Es por ello por lo que me atrevo a afirmar que vale más una<br />

actitud exigente en ambos progenitores, aunque desencadene mecanismos no<br />

muy sanos, que una ambivalencia por la discrepancia materno-paterna ante los<br />

<strong>hijos</strong>.<br />

He ahí, por tanto, un objetivo importante que rara vez no hay que trabajar en<br />

el proceso terapeútico de las <strong>familia</strong>s que acuden a nuestra <strong>con</strong>sulta.<br />

8 Autoridad predominante<br />

Al explorar este aspecto puede servir de guía y pauta cuanto se ha expuesto<br />

en el capítulo 111 al hablar de la autoridad, ya que todo aquello resulta válido para<br />

el establecimiento de unos criterios que permitan delimitar <strong>con</strong>venientemente el<br />

equilibrado ejercicio de la misma. Destacaría aquí lo útil que resulta ver cuál es<br />

el tipo predominante entre las distintas modalidades de autoridad que se ejercen<br />

en el interior de un sistema <strong>familia</strong>r, ya que, <strong>com</strong>o sucede en el caso de las<br />

actitudes educativas, cuanto más cer<strong>cano</strong> sea el modelo adoptado por padre y<br />

madre, mejores serán los efectos positivos de la misma. Cuanto se dijo allí<br />

acerca de la estabilidad/inestabilidad del autoritarismo, así <strong>com</strong>o sobre el<br />

hiperproteccionismo y la independencia creadora, tiene aquí su aplicación<br />

práctica e inmediata.<br />

Esta valoración permite introducir un factor discriminante en el <strong>con</strong>ocimiento<br />

de los mecanismos que interactúan en la relación padres-<strong>hijos</strong> en un tema cuya<br />

realización tiene vigencia diaria en cualquier <strong>familia</strong>.<br />

9. Disciplina predominante<br />

También se ha expuesto en el capítulo 111 todo el <strong>con</strong>tenido teórico de ejercicio<br />

de la disciplina <strong>com</strong>o prolongación del ejercicio real de la autoridad <strong>familia</strong>r. <strong>La</strong><br />

valoración de este punto encierra actualmente un gran valorporcuanto suponga<br />

I<br />

el establecimiento de modelos de disciplina que lleven implícito el deseo parental<br />

de ofrecer un esquema de referencias y valores que no aceptan de buen grado<br />

los <strong>hijos</strong> actuales. Los tipos que ha ofrecido S. ORlO (1969) Y descritos en el<br />

lugar citado permiten cincunscribir <strong>con</strong> bastante exactitud cualquier esquema<br />

de <strong>com</strong>portamientos adoptados en este aspecto. Es difícil, sin embargo, decir<br />

cuál de estos tipos es más frecuente en las <strong>familia</strong>s disfuncionales que acuden<br />

a la <strong>con</strong>sulta. Aunque no poseo datos elaborados en este sentido, me inclino<br />

por afirmar que en la mayoría de <strong>con</strong>flictos <strong>familia</strong>res prevalece la denominada<br />

"rígida-severa" o aquélla que se excede en correcciones, prohibiciones y<br />

castigos. Es alarmante ver la escasa frecuencia de interacciones estimulantes


Manual de Orientación y Terapia Familiar 413<br />

entre padres e <strong>hijos</strong>, mientras que sorprende ver cómo la mayoría de los padres<br />

que piden ayuda tienen perfectamente estructurado un tipo de relación en el que<br />

los mensajes están cuajados de limitaciones, correcciones, prohibiciones y<br />

castigos. Aún más: el envío de tales mensajes lo realizan algunos padres en un<br />

<strong>con</strong>texto relacional en el que al escuchar la forma verbal que adoptan da la<br />

impresión que se dirigen a un hijo de mayor edad de la que tiene realmente. <strong>La</strong><br />

saturación de <strong>con</strong>tenidos que entrarían a forma parte de lo que he denominado<br />

adultismo (RIOS GONZALEZ, 1972b) es evidente en tales situaciones. El<br />

análisis detenido de secuencias de este tipo, tal y <strong>com</strong>o aparecen en el interior<br />

de las sesiones de Terapia Familiar, <strong>con</strong>stituye un dato en cuya profundización<br />

puede en<strong>con</strong>trarse la explicación de por qué un niño o un adolescente se<br />

<strong>com</strong>portan de un modo disfuncional.<br />

En el capítulo 111 se indicaron algunas pautas de actuación que pueden tener<br />

aquí su lugar oportuno, ya que la <strong>com</strong>probación de si se realizaron o no en el<br />

S.F.O. de los progenitores de P.D. ofrecerá un camino sobre el que asentar las<br />

hipótesis causales de un <strong>com</strong>portamiento sometido a <strong>con</strong>sulta y tratamiento.<br />

10. Principales crisis padecidas<br />

En los SS.FF.OO. de padre y madre han existido algunas crisis. A veces se<br />

re<strong>con</strong>ocen y puede hablarse de ellas, mientras que en no pocas ocasiones esas<br />

crisis pasan a formar parte de un sustrato <strong>familia</strong>r que se <strong>con</strong>vierten en mito y<br />

tabú. Tales crisis, en esta segunda posibilidad, no se <strong>con</strong>vierten en materia de<br />

información cuando la <strong>familia</strong> plantea un problema. Me atrevería a decir que<br />

tales crisis del pasado se ocultan de manera directa bajo la ya repetida<br />

racionalización que se expresa mediante la afirmación de que IIhay cosas que<br />

no tienen nada que ver <strong>con</strong> lo de ahora ll<br />

, IIhay cosas sin importancia ll<br />

, IIhay datos<br />

que pueden ser una tontería ll<br />

•<br />

El trabajo terapéutico en estas situaciones es verdaderamente fascinante. Se<br />

trata de ir uniendo piezas aparentemente in<strong>con</strong>exas, sin importancia, <strong>com</strong>o<br />

auténticas tonterías. Sin embargo, y quisiera insistir en ello, puede llegarse a la<br />

<strong>con</strong>clusión de que en muchas <strong>familia</strong>s aquello que no tiene importancia, lo que<br />

muestran <strong>com</strong>o nada relacionado <strong>con</strong> lo de ahora o lo que se define <strong>com</strong>o<br />

tontería, no se ha dado una sola vez en ese sistema <strong>familia</strong>r. Es un algo que se<br />

ha dado muchas veces aunque los miembros de la <strong>familia</strong> no lo han visto así.<br />

Hay que aclarar algo más importante: lo que entienden por crisis suele quedar<br />

reducido a episodios o situaciones muy clamorosas cuyo recuerdo reproduce<br />

estados de ansiedad, inquietud o malestar. Pero no dejan de ser anécdotas que


414 José Antonio Ríos González<br />

apenas dejan huella profunda en términos emocionales. Es cierto que se<br />

recuerda <strong>con</strong> pavor un dato <strong>con</strong>creto; pero casi nada más. Lo que hay que<br />

entender por "crisis" es todo aquello que una vez que se ha presentado un dato<br />

queda registrado en el bagaje <strong>familia</strong>r de tal modo que suele repetirse <strong>con</strong><br />

evidente <strong>con</strong>vulsión cada vez que aparece. Se trata, por tanto, de algo que<br />

programa y que hasta desencadena su reaparición en otros momentos del ciclo<br />

vital de la <strong>familia</strong>. Hay veces que su aparición se percibe <strong>com</strong>o un nuevo episodio<br />

<strong>con</strong>vulsivo, pero sin que se llegue a vincular <strong>con</strong> otra secuencia del pasado que<br />

también desencadenó una tormenta.<br />

En estos momentos estamos tratando una <strong>familia</strong> agitada por la situación<br />

marital de un hijo de 19 años que ya es padre. Por lo visto hasta ahora esta<br />

<strong>familia</strong> "sólo" tiene el problema de éste hijo. Pero la realidad es otra porque los<br />

demás miembros de la generación joven (el paciente y otros tres hermanos)<br />

también tienen problemas. Sólo la situación del paciente acosa a los padres,<br />

<strong>con</strong> la particularidad de que otros aspectos de la vida de este joven son<br />

minimizados por los padres. ¿Qué crisis <strong>familia</strong>r repetida hace que estos padres<br />

movilicen a toda la <strong>familia</strong> para salvar a este hijo <strong>con</strong>creto? Parece bastante<br />

evidente que en la vida del padre ha quedado programada un actitud de<br />

amenaza ante un hecho cada vez que se repite. Se trata de la presencia de<br />

embarazos <strong>com</strong>o factor desencadenante de crisis <strong>familia</strong>res que arrastra a<br />

todos. Pero es el padre quien padece esta vulnerabilidad ante un hecho. Sus<br />

peores momentos vitales coinciden, según va abriendo en las sesiones de<br />

terapia <strong>familia</strong>r, <strong>con</strong> embarazos que parten de cuanto él vivió ante el embarazo<br />

de su propia madre en momentos especialmente delicados para su S.F.O.<br />

Posteriormente ha sido el embarazo de una hermana; en otra fase el primer<br />

embarazo de una hija, y ahora, al acudir a la <strong>con</strong>sulta, expresa que los problemas<br />

del hijo se iniciaron cuando dejó embarazada a su actual <strong>com</strong>pañera.<br />

En mi planteamiento eso es una crisis que se vive <strong>com</strong>o tal no por lo que<br />

objetivamente puede ser la situación personal del hijo, sino por las implicaciones<br />

emocionales que tiene para el padre el hecho de que su hijo sea responsable<br />

de un embarazo. Es explicable que, en tal <strong>con</strong>texto, este padre viva <strong>com</strong>o<br />

amenaza lo que en situación normal puede ser <strong>con</strong>templado <strong>com</strong>o un problema<br />

a cuya solución puede <strong>con</strong>tribuirse de manera objetiva y serena.<br />

El descubrimiento de estos nudos críticos en las <strong>familia</strong>s de origen <strong>con</strong>stituye<br />

una pieza fundamental para explicarse las reacciones emotivas que desencadena<br />

un a<strong>con</strong>tecimiento más o menos normal en la evolución. personal de un<br />

hijo. Y en tal línea hay que situar la <strong>con</strong>templación terapéutica de elementos que


Manual de Orientación y Terapia Familiar 415<br />

adquieren el carácter de desencadenantes de fuertes <strong>con</strong>flictos intra<strong>familia</strong>res.<br />

Es por ello por lo que hay que ver desde tal perspectiva la presencia de valores<br />

y mitos que pueden <strong>con</strong>vertirse en puntos neurálgicos que originan crisis. Todo<br />

depende de que la actitud emocional ante ellos, en un momento <strong>con</strong>creto, pueda<br />

estructurar el <strong>con</strong>flicto hasta hacerlo repetible cada vez que vuelve a aparecer<br />

un dato en la dinámica de ese sistema <strong>familia</strong>r <strong>con</strong>creto.<br />

Es ahí donde el terapeuta <strong>familia</strong>r ha de saber indagar sin dejar pasar nada<br />

<strong>com</strong>o poco valioso, sin importancia. En esas situaciones se hace necesario crear<br />

el IImomento terapéutico ll<br />

que haga posible desvelar cuanto encierra de clave<br />

para desentrañar un problema aparentemente insoluble.<br />

11. Fidelidades ocultas en el S.F.O.<br />

En el prólogo que tuvo la amabilidad de escribir para mi libro sobre el padre el<br />

Dr. ROF CARBALLO (RIOS GONZALEZ, 1980a) planteaba una serie de sugerencias<br />

en este sentido que son un verdadero desafío para los investigadores<br />

en temas de <strong>familia</strong>. Sus palabras son claras: IIEn los últimos tiempos me<br />

sorprende' cada día más el hecho de haber sido tan ciego, en la experiencia<br />

hispánica, en la clínica de enfermos de este <strong>com</strong>plejo país que es España, para<br />

la acción de los IIclanes <strong>familia</strong>res ll<br />

• Estoy persuadido que España es un país,<br />

en sus estructuras psicológicas, en su psico-historia, <strong>com</strong>o ahora se dice,<br />

infinitamente más IItribal ll<br />

, más de clanes <strong>familia</strong>res de lo que habíamos pensado.<br />

El clan dicta sus reglas y la madre a la que <strong>con</strong>sideramos patológica o poco<br />

afectiva o afectiva en exceso, muchas veces lo que hace es recoger esas pautas<br />

secretas, esas <strong>con</strong>signas, esas II misiones ll<br />

que le ha dictado el clan. No está<br />

estudiada la inmensa influencia de los matrimonios más o menos <strong>con</strong>sanguíneos<br />

en la mayor parte de las provincias españolas. Pero aún sin ellos, es<br />

singularísima la trascendencia que tiene en la formación de nuestro 11 ca rácter ll<br />

,<br />

tanto regional <strong>com</strong>o nacional, el imperativo poderoso de las IIfidelidades ocultas ll<br />

a la tribu o clan que, disimulado dentro de la estructura tribal de la sociedad<br />

burguesa o proletaria, <strong>con</strong>tinúa ahí <strong>com</strong>o una lIincrustación ll<br />

poderosa dentro<br />

del tejido social ll<br />

(ROF CARBALLO, 1980).<br />

De este modo se <strong>con</strong>struye una tupida red de fidelidades que se remontan a<br />

generaciones anteriores y que no siempre resulta fácil desmontar.<br />

Siempre que se trabaja <strong>con</strong> una <strong>familia</strong> se aprecia la fuerte resistencia a<br />

modificar las dependencias que se han establecido <strong>con</strong> valores del pasado<br />

<strong>familia</strong>r. En las generaciones adultas, representadas en nuestro caso por los<br />

padres que traen un hijo a la <strong>con</strong>sulta, esta dependencia no siempre es patente,


416 José Antonio Ríos González<br />

pero existe. Como afirma ROF CARBALLO esto está IIdisimulado ll<br />

y para<br />

descubrir el juego no hay más solución que abordar el análisis de los valores<br />

dominantes, los mitos fundamentales, los factores desencadenantes de cismas,<br />

aspectos que se han expuesto anteriormente. No es menos la casuística<br />

acumulada en los años de trabajo, fidelidades ocultas al clan o tribu, al padre,<br />

a la madre. En cada caso adoptan formas diferentes, ya que el juego interactivo<br />

de sus <strong>com</strong>ponentes no obedece siempre a idénticas motivaciones.<br />

- En las fidelidades al clan y a la tribu tienen una gran fuerza las presiones<br />

ejercidas por el deseo de mantener inmutables las reglas que han presidido las<br />

interacciones del sistema <strong>familia</strong>r en que ha crecido quien desea <strong>con</strong>servarlas.<br />

Es llamativo el ver cómo algunos adultos quieren que los propios <strong>hijos</strong>, madurados<br />

en un <strong>con</strong>texto sociocultural muy diverso al que ellos tuvieron en edades<br />

similares, repitan lo que ellos vivieron cuando eran niños o jóvenes. <strong>La</strong> lucha<br />

interna de la <strong>familia</strong> se hace aquí muy dura porque el mecanismo que aparece<br />

de manera inevitable es la escalada de ver quién gana y quién domina. Un<br />

análisis sereno de tales actitudes puede abrir una brecha para empezar a ser<br />

más flexible ante la realidad que viven los <strong>hijos</strong> y que, por ello mismo, arrastra<br />

<strong>con</strong> igual fuerza a los adultos.<br />

<strong>La</strong> dificultad práctica de modificar esta fidelidad cuando es fuertemente esclerótica<br />

y paralizante, reside en que se explica tal actitud mediante fuertes<br />

racionalizaciones que la presentan <strong>com</strong>o lógica, coherente y normal. Hay que<br />

decir que, en verdad, tienen una parte así, pero que no todo se explica mediante<br />

tal fachada porque en el fondo se oculta un miedo a iniciar un cambio, un temor<br />

a perder lo que ofrecía seguridad, un sentimiento de ansiedad ante lo que puede<br />

deparar un futuro que no se <strong>con</strong>oce sin tales apoyos y que siempre está cargado<br />

de incógnitas.<br />

Estas fidelidades al clan y a la tribu se encuadran dentro de la ya citada<br />

psico-historia de cada región. Su forma más frecuente es la de reglas estructuradas<br />

a las que se someten las personas pertenecientes a un mismo grupo<br />

humano <strong>con</strong> características idénticas y dependientes de troncos <strong>com</strong>unes. <strong>La</strong><br />

<strong>con</strong>secuencia práctica de ello se traduce en inmovilismos que aparecen <strong>com</strong>o<br />

modelos encorsetados e incapaces de plantearse la menor posibilidad de<br />

modificación interna. Otras veces se aprecian tras tradiciones inamovibles ante<br />

la evidencia de necesitar un cambio. IIEn mi casa siempre se obró así ll<br />

, lIen mi<br />

<strong>familia</strong> ante tales situaciones se actuaba de tal modo ll<br />

, son frases que repiten<br />

algunos padres a sus <strong>hijos</strong>. Romper la línea tribal sería traicionar algo muy<br />

profundo. Y ante tal posibilidad, nada se cambia.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 417<br />

- <strong>La</strong>s fidelidades al padre y a la madre son más palpables y la misma historia<br />

ofrece casos que demuestran hasta dónde se puede llevar una fidelidad aún a<br />

costa de pérdidas enormes en el orden individual y hasta colectivo. En la práctica<br />

clínica hay un modo peculiar de sometimiento al esquema de este tipo de<br />

fidelidad: se trata de aquellas personas que limitan su vida, cercenan sus<br />

aspiraciones y cierran su progreso antes que superar al propio padre o madre.<br />

Actúan ahí mecanismos restrictivos en el sentido de achicar los posibles<br />

horizontes de una vida personal. Aún más, la dependencia a tal fidelidad no se<br />

resuelve fácilmente por el hecho de que el padre o la madre hayan muerto, idea<br />

que albergan estas personas cuando hacen <strong>con</strong>sciente la trampa en que están<br />

cogidas. Lo que no se haya disuelto antes de la muerte de los padres no se va<br />

a resolver tras su desapararición; y esto me lo demuestra la experiencia<br />

terapéutica.<br />

<strong>La</strong> situación emotiva de tales dependencias ha sido cuidadosamente descrita<br />

por CREMERIUS (1971) al analizar la dependencia vivida por Felipe 11 <strong>con</strong><br />

respecto a la poderosa personalidad de Carlos 1. Este caso no es una excepción<br />

lejana de la realidad y puedo afirmar que en la <strong>con</strong>sulta he visto repetida la<br />

misma <strong>con</strong>flictividad en adultos que no se atreven a introducir cambios en algo<br />

iniciado por el propio padre, ya sea en los negocios, en la trayectoria del modelo<br />

<strong>familia</strong>r, en las perspectivas deseadas para el hijo.<br />

Es, por otra parte, un mecanismo que actúa a espaldas del propio padre,<br />

porque éste, en las situaciones que vive el hijo, no habría dudado en modificar<br />

sus esquemas de <strong>com</strong>portamiento, modificación que no se atreve a hacer el hijo<br />

ante el profundo temor de ser lIinfiel ll<br />

•<br />

Portado ello puede decirse que las fidelidades ocultas son una lucha defensiva<br />

<strong>con</strong>tra el destino personal, lucha que se expande en aspiraciones que pueden<br />

sintetizarse en los siguientes puntos:<br />

• Repetir un mismo y único modelo de identificación encarnado en lo que<br />

hace y es el padre o la madre.<br />

• Realizar propósitos, planes y finalidades del modelo paterno o materno,<br />

aunque tales propósitos no siempre son objetivos y reales, sino percibidos<br />

así por el hijo que se somete a ellos.<br />

• Ser un hijo-fiel, un fiel-sucesor de lo hecho o iniciado por el padre. En tal<br />

actitud parece ir implícito el deber de no cambiar nada de lo establecido,<br />

querido e interpretado <strong>com</strong>o deseado por el padre o la madre. <strong>La</strong> gama de<br />

IIdeseos ll<br />

adivinados en las expectativas de los padres es muy amplia.


B. <strong>La</strong> actitud ante el S.F.O.<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

Los ciclos vitales de la <strong>familia</strong> ofrecen fenómenos semejantes a los que tienen<br />

lugar en el interior de la evolución personal de un individuo: hay procesos de<br />

diferenciación que toman formas muy <strong>con</strong>cretas en las fases de síntesis de<br />

procesos anteriores.<br />

En el orden individual, y una vez atravesados los inevitables procesos de<br />

"identificación" <strong>con</strong> figuras significativas, aparece la gran síntesis integradora<br />

que recibe el nombre de "identidad" y tan central en la maduración del individuo<br />

<strong>com</strong>o ha demostrado en amplios estudios ERIKSON (1968).<br />

En el orden que se refiere al sistema <strong>familia</strong>r podemos apreciar un camino<br />

paralelo:<br />

- A las identificaciones en el orden<br />

individual corresponde<br />

- A la identidad <strong>com</strong>o síntesis integradora<br />

en el orden individual, corresponde.<br />

<strong>La</strong> incorporación de valores,<br />

mitos,fidelidades... en el orden<br />

<strong>familia</strong>r.<br />

419<br />

<strong>La</strong> selección mediante la<br />

dialéctica resultante de<br />

aceptación/rechazo que afecta<br />

a modelos, valores, mitos tabúes,<br />

miedos y coaliciones derivadas<br />

del sistema <strong>familia</strong>r.<br />

En el gráfico que sigue se sintetiza lo que interesa descubrir en el juego<br />

dinámico del crecimiento del sistema <strong>familia</strong>r que se deriva de los S.F.O. de los<br />

miembros de la pareja.<br />

Un breve <strong>com</strong>entario sobre cada uno de estos elementos puede facilitar la<br />

<strong>com</strong>prensión de su uso y la utilidad de su empleo en las tareas de orientación,<br />

asesoramiento o terapia.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 421<br />

Emocionalmente la tarea no es tan simple <strong>com</strong>o puede aparecer aquí. Hay<br />

personas que, por decirlo de modo gráfico, lIarrastranll modelos no integrados<br />

que ocasionan sufrimientos, al tiempo que son <strong>con</strong>scientes a nivel racional de<br />

que tal modelo no les vale para progresar <strong>com</strong>o personas. Pero a pesar de todo,<br />

se muestran <strong>com</strong>o incapaces, impotentes, para hacer la selección mediante<br />

decantación de aspectos o de modelos totales inservibles.<br />

En el fondo de tal incapacidad se oculta un mecanismo que es preciso clarificar:<br />

la presencia de dependencias que producen inmadurez y estancamiento.<br />

A la simple <strong>con</strong>templación de este dinamismo en lo que se refiere a una<br />

persona <strong>con</strong>creta (esposo o esposa), hay que unir la <strong>com</strong>plejidad que se ofrece<br />

cuando en el trabajo <strong>con</strong> la <strong>familia</strong> hay que ver cuál es el resultado final de la<br />

interacción entre las partes o la totalidad de lo lIaceptadoll y lo IIrechazado ll por<br />

los dos miembros de la pareja parental que vemos en la <strong>con</strong>sulta. Al final, <strong>com</strong>o<br />

veremos más adelante, el resultado final de tal selección va a ser, o debiera ser<br />

al menos, lo que <strong>con</strong>stituirá una parte del modelo que estructura el S.F.C. por<br />

esas personas que integran la pareja.<br />

<strong>La</strong> casuística derivada de este proceso es muy amplia y no es necesario<br />

detenerse en su descripción, pues lo importante es saber qué hay oculto tras el<br />

proceso descrito, aunque las particularidades <strong>con</strong> que aparece sean múltiples.<br />

Valores aceptados y rechazados<br />

El tema de los valores recibidos y la actitud adoptada ante ellos es más<br />

<strong>com</strong>pleja. Se da aquí una particularidad que parece más incisiva en el momento<br />

de tomar postura ante lo transmitido. Me estoy refiriendo a la presión social que<br />

se ejerce en determinados momentos históricos que coinciden <strong>con</strong> momentos<br />

personales de los sujetos que analizamos. Es sorprendente el poder ver cómo<br />

muchos valores que se <strong>con</strong>sideraban aceptados no llegaron a ser nunca tales,<br />

sino impuestos por la presión ambiental, social o cultural, que no llegó a<br />

valorarse <strong>com</strong>o tal. Hay valores transitorios que desencadenan crisis cuando se<br />

descubren <strong>com</strong>o tales. Hay vinculaciones que no dejan de ser simples vínculos<br />

de <strong>con</strong>veniencia u oportunidad, quedando oculta tal naturaleza <strong>com</strong>o <strong>con</strong>secuencia<br />

de la capa que cubre la verdadera motivación de su elección.<br />

Todo ello provoca sorpresa y estupor en quien lo padece. Y supone una<br />

verdadera tarea de selección entre lo que desea mantenerse <strong>com</strong>o valor<br />

perdurable y renovable, y lo que se selecciona <strong>com</strong>o intocable por estar<br />

incorporado al esquema básico que da razón de ser y explica el propio <strong>com</strong>portamiento<br />

personal.


422 José Antonio Ríos González<br />

He visto en algunas parejas verdaderas crisis de la vinculación afectiva porque<br />

se resintieron las bases del código de valores que motivaron una elección<br />

determinada. <strong>La</strong> evolución de algunos valores éticos fuertemente ligados en<br />

nuestra cultura a cuadros de referencia religiosa muy <strong>con</strong>creta, ha movilizado<br />

los cimientos de algunas parejas.<br />

Todo parecía recio y bien <strong>con</strong>stituido. Y no era así. Con la influencia de otros<br />

factores ausentes en el momento de la decisión que ocasionó la formación de<br />

pareja, todo se ha visto de modo muy distinto. Lo que parecía "aceptado" no era<br />

tal; y lo que fué válido durante algún tiempo ha pasado a ser visto <strong>com</strong>o "valor<br />

rechazado" que ha ocasionado la rotura de los vínculos establecidos.<br />

Pero no sólo ha sucedido así <strong>con</strong> lo religioso y lo ético. Esto ha <strong>con</strong>stituido una<br />

etapa muy <strong>con</strong>creta de nuestra historia inmediata, pero el tema se ha ampliado<br />

hasta otros aspectos. Y cuando escribo estas páginas estoy <strong>con</strong>templando<br />

varias <strong>familia</strong>s nacidas de un dinamismo de pareja en las que el "valor aceptado '1<br />

-al menos se vivió así-, fué el derivado de una ideología política que aglutinó la<br />

vida y las metas de las personas que <strong>con</strong>stituyeron tales parejas. Tales ideologías<br />

estuvieron vistas <strong>com</strong>o verdadero motivo de "unidad" por cuanto tenían de<br />

mito al entrar en el área de lo proscrito, lo prohibido y lo <strong>con</strong>templado <strong>com</strong>o<br />

verdadero aglutinante de inquietudes vitales en las que se cifran aspiraciones<br />

estimadas <strong>com</strong>o sólidas motivaciones en las que asentar una vida <strong>com</strong>ún de<br />

cara al futuro. <strong>La</strong> misma crisis de estas ideologías en cuanto han perdido el<br />

mordiente que les dió su carácter oculto en momentos históricos muy peculiares,<br />

han supuesto la pérdida de un valor que nunca estuvo fuertemente <strong>con</strong>solidado.<br />

Fué un vínculo pobre que ha perdido su fuerza cohesiva y que apenas sí da<br />

empuje a lo que es el verdadero progreso de la persona en crecimiento.<br />

<strong>La</strong> <strong>con</strong>templación de los valores más o menos transmitidos por los progenitores,<br />

por la cultura o por las mismas circunstancias del mundo entorno, ha de<br />

hacerse bajo el prisma de distinguir si son valores incorporados sin elaboración<br />

crítica, o si pasan a formar parte del bagaje personal tras una integración en la<br />

que tenga lugarla crítica objetiva -en cuanto es posible- de aquello que se asume<br />

<strong>com</strong>o base de decisiones profundas.<br />

Mitos aceptados y rechazados<br />

<strong>La</strong> aceptación de mitos es algo paulatino y casi imperceptible a lo largo de la<br />

vida de los individuos y los sistemas <strong>familia</strong>res. Ya se ha visto en otro lugar cómo<br />

se desarrolla este proceso. Y dada su lentitud para formarse resulta más<br />

profunda su raigambre. De ahí se deriva que el rechazo del mito sea algo difícil


Manual de Orientación y Terapia Familiar 423<br />

y costOSO. Aún más: parece bastante claro que ante los mitos incorporados al<br />

esquema de vida de un sujeto no cabe el rechazo porque ello supondría una<br />

labor de desenmascaramiento para la que el individuo se siente incapacitado.<br />

No hay que olvidar que IIrechazar ll un limito <strong>familia</strong>r ll es <strong>con</strong>vertirse en disidente<br />

del sistema que lo ha creado y potenciado. Y esto es algo que resulta muy<br />

costoso. Lo que en otros temas puede ser un rechazo, va a <strong>con</strong>vertirse aquí en<br />

una verdadera destrucción, ya que sólo <strong>con</strong> la destrucción puede llegar a<br />

desaparecer el mito. Esta es la razón por la que la mayor parte de las veces sea<br />

inútil un abordaje directo de los mitos. MARA SELVINI PALAZZOLI (1971) habla<br />

de una estrategia basada en la prescripción de rituales, ya que sólo una táctica<br />

de verdadero II rodeo ll , en la que el ataque aparezca encubierto y <strong>com</strong>o inadvertido,<br />

es eficaz en este tema.<br />

Personalmente opino que el rechazo del mito sólo será posible cuando el que<br />

lo padece sea <strong>con</strong>sciente de qué existe tras la trivialidad de los clichés y las<br />

denominadas rutinas <strong>familia</strong>res que, por otra parte, aparecen <strong>com</strong>o verdades<br />

indiscutibles que desencadenan acuerdos automáticos. Y al mismo tiempo<br />

sucede que la <strong>familia</strong> que busca ayuda y pide apoyo lo hace a base de plantear<br />

de manera implícita su deseo de cambiar, pero sin que estas costumbres y<br />

hábitos sufran modificaciones. Tales IIcostumbresll y IIhábitos ll son los mitos<br />

resistentes a cualquier intento de cambio.<br />

Los expertos en el tema ven en el ataque frontal del IImito ll el final de muchas<br />

terapias. No porque hayan <strong>con</strong>seguido sus fines, sino porque la <strong>familia</strong> rompe<br />

el vínculo terapéutico antes de aceptar la posibilidad del cambio. <strong>La</strong> cautela en<br />

este aspecto nunca será excesiva.<br />

<strong>La</strong> mejor actitud es su aceptación <strong>con</strong>sciente. Desde esa plataforma podrá<br />

intentarse su modificación, su flexibilización. Para que de este modo una parte<br />

aceptada del mito pueda modificar la parte menos sana del mismo, la que impide<br />

el progreso hacia formas más coherentes de <strong>con</strong>ducta <strong>familia</strong>r.<br />

Tabúes aceptados y rechazados<br />

El tema del tabú es un viejo tema en la historia de la psicología. Pero es, al<br />

mismo tiempo, un tema mal enfocado y tal vez peor entendido. Se ha establecido<br />

<strong>com</strong>o uno de los objetivos más buscados en los movimientos revolucionarios<br />

que han buscado su respaldo ideológico en teorías psicológicas. Es evidente<br />

que en la destrucción de los tabúes se han empeñado muchos ideólogos y no<br />

pocas corrientes <strong>con</strong>testatarias de todo lo establecido en la sociedad y la cultura.


426 José Antonio Ríos González<br />

riores. <strong>La</strong> razón de este efecto se basa en que tales rechazos <strong>con</strong>stituyen una<br />

raíz de mecanismos de proyección que infiltran muchas de las relaciones<br />

afectivas y emocionales que se establecen en la vida posterior.<br />

Los rechazos van a proyectarse en imágenes que se identificarán <strong>con</strong> personas<br />

del nuevo sistema de vida. <strong>La</strong>s coaliciones y alianzas aceptadas van a<br />

suponer un refuerzo y un apoyo para mecanismos de identificación que pueden<br />

resultar beneficiosos para el progreso personal del miembro que las acepte<br />

<strong>com</strong>o factores de refuerzo para los proyectos de vida de cara al futuro.<br />

Como se ha apuntado en otro lugar hay coaliciones en forma de triangulación<br />

que al ser reforzadas no resultan beneficiosas, pero de ellas se ha hablado <strong>con</strong><br />

amplitud en su lugar. Baste señalarlas aquí <strong>com</strong>o una modalidad de un tipo de<br />

alianza o coalición que iría en <strong>con</strong>tra de los beneficios positivos que se acaban<br />

de indicar más arriba. <strong>La</strong> no aparición de rechazo en estos tipos reforzaría, en<br />

efecto, su naturaleza regresiva o cargada de <strong>com</strong>ponentes de fijación que es<br />

preciso no olvidar.<br />

EL SISTEMA FAMILIAR CREADO<br />

Como ya se ha anticipado, la pareja no mantiene todo aquello que trae desde<br />

el plano individual de cada <strong>com</strong>ponente <strong>com</strong>o residuo a mantener del S.F.O. <strong>La</strong><br />

pareja, por ser una entidad dinámica, va a esforzarse por la formación de lo que<br />

puede denominarse "unidad <strong>con</strong>yugal vital l', para lo que inevitablemente entrará<br />

en un juego en el que participarán presiones de lo anteriormente vivido (S.F.O.)<br />

y nuevos estímulos ante lo que pretende que <strong>con</strong>stituya la "identidad de pareja"<br />

que los defina frente a otras semejantes.<br />

Este proceso es el que va a dar entrada al Sistema Familiar Creado (S.F.C.)<br />

y en cuya base palpita una intención o deseo de formar una <strong>familia</strong> peculiar,<br />

aunque en muchos casos se des<strong>con</strong>ozca que tal Ilunidad <strong>con</strong>yugal vital 11 va a<br />

exigir la transformación de aspectos que radican en los estratos puramente<br />

individuales.<br />

El deseo de formar una <strong>familia</strong> propia -diferente de las que han <strong>con</strong>ocido el<br />

desarrollo personal de los que van a <strong>com</strong>poner la nueva-, exige asimilar un<br />

nuevo modo de ser por cuanto supone de trabajo sustitutivo de los esquemas<br />

previos <strong>con</strong> que se viene a esta nueva realidad.<br />

Pero en todo el proceso intervienen varios fenómenos que es preciso destacar.<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar 427<br />

<strong>La</strong> creación de un nuevo Sistema Familiar en el interior de la pareja, va a<br />

reclamar de manera inmediata la delimitación de <strong>con</strong>fines propios de la misma,<br />

ya que la <strong>con</strong>strucción de un nuevo y característico subsistema <strong>con</strong>yugal pide<br />

el refuerzo de cuanto permita el mejor desarrollo de esta nueva realidad vital.<br />

Esta delimitación tiene <strong>com</strong>o objetivo fundamental establecer un ámbito de<br />

separación <strong>con</strong> respecto a los modelos de <strong>com</strong>portamientos tenidos <strong>com</strong>o<br />

válidos hasta entonces.<br />

En segundo lugar va a necesitar el establecimiento de nuevas relaciones, no<br />

sólo de cara al exterior de los sistemas respectivos de origen, sino también de<br />

cara al modo de relacionarse <strong>con</strong> los miembros del S.F.O. que se deja.<br />

Este establecimiento de relaciones lleva implícito un tipo de renuncia, ya que<br />

sin IIcambio ll o IIrenunciall no se verifica lo que supone la mutación relacional del<br />

sujeto <strong>con</strong> las figuras significativas de sus orígenes.<br />

Lo que supone tal renuncia puede sintetizarse así:<br />

• Si los <strong>com</strong>ponentes de la pareja han <strong>com</strong>enzado a sentirse, profunda y<br />

radicalmente, IIcasadosll.<br />

• Si la pareja, <strong>com</strong>o tal, vive o no la realidad de lo que es lIestar casado ll y<br />

lIestar casada ll en el propio sistema relacional que han establecido.<br />

En el plano de la totalidad de la relación <strong>familia</strong>r la formulación sería así:<br />

• Si los <strong>com</strong>ponentes de la pareja que ha procreado han <strong>com</strong>enzado a<br />

sentirse, profunda y radicalmente, IIpadres ll .<br />

• Si la pareja, <strong>com</strong>o tal, vive o no la realidad de lo que es IIser padre ll y IIser<br />

madre" en la relación establecida <strong>con</strong> los <strong>hijos</strong> tenidos.<br />

Estas dos formulaciones no son una pura disquisición teórica, sino una realidad<br />

palpable en cada <strong>con</strong>sulta. He visto parejas que han llegado a romper el vínculo<br />

establecido por caminos jurídicos o canónicos sin haber estado, en verdad,<br />

IIcasadosll en el sentido que hablo aquí. Y he visto algunas parejas que han roto<br />

más de una vez los vínculos que establecían, sin ser <strong>con</strong>scientes de que en<br />

ninguna de las situaciones vividas habían establecido un verdadero <strong>com</strong>promiso<br />

al nivel de IIsentirse marido/<strong>com</strong>pañero" o "sentirse esposa/<strong>com</strong>pañera ll . Se<br />

rompía algo que, en verdad, no llegó a existir nunca.<br />

Es sorprendente poder observar cómo hay parejas que pasan inmediatamente<br />

de lo que pudieramos denominar IIser libre a nivel de sistema <strong>con</strong>yugal" a lo que<br />

puede definirse <strong>com</strong>o lIestar vinculado a un sistema <strong>con</strong>yugal ll , mientras que<br />

otras -o alguno de sus miembros, al menos- no llegan a percibir y, por ello, a


428 José Antonio Ríos González<br />

vivir en <strong>con</strong>secuencia de lo mismo, lo que supone tal"cambio" y "renuncia". Hay<br />

parejas o personas en las que esta realidad no llega nunca, aunque inexplica­<br />

blemente permanezcan juntas. P.or ello puede decirse que es necesario ver si<br />

entre el 11rito 11 de vincularse y el 11sentirse" vinculado hay <strong>con</strong>exión o no. Porque<br />

eso explica lo aparentemente absurdo de muchos <strong>com</strong>portamientos que llegan<br />

a la <strong>con</strong>sulta.<br />

Lo mismo hay que decir respecto al sentirse padre y madre una vez realizada<br />

la evidente materialidad de haber engendrado un hijo. A muchas madres yana<br />

pocos padres no llega a alcanzarles tal realidad. Yeso explica también lo ilógico<br />

de relaciones que pueden observarse en la dinámica <strong>com</strong>unicativa y afectiva<br />

entre padres e <strong>hijos</strong>.<br />

***<br />

Una y otra realidad -sentirse casado/casada y ser padre/madre- pasan por un<br />

proceso que puede ser expresado indicando lo que hay que "dejar de ser ll para<br />

II<strong>com</strong>enzar a ser" un algo distinto que <strong>con</strong>figurará la nueva relación, ya sea <strong>con</strong><br />

el 11otro cónyuge" o ya sea <strong>con</strong> elllotro hijo/hija".<br />

Sería algo así <strong>com</strong>o esto:<br />

Sentirse casado-casada:<br />

- Relación que se cambia: la establecida <strong>con</strong> el S.F.O. por el hecho de<br />

ser hijo/ser hija.<br />

- Relación nueva que se establece: la que se deriva del S.F.C. por el<br />

hecho de ser marido/ser esposa.<br />

En el caso de la paternidad o maternidad la situación es la siguiente:<br />

Sentirse padre-madre:<br />

- Relación que se cambia: la establecida <strong>con</strong> el S.F.O. por el hecho de<br />

ser hijo/ser hija.<br />

- Relación nueva que se establece: la que se deriva del S.F.C. por el<br />

hecho de ser padre/ser madre.<br />

Ambas situaciones crean nuevos modos de <strong>com</strong>portamiento y originan, igualmente,<br />

nuevas reglas <strong>com</strong>o se verá al hablar de éstas.<br />

En este hecho, esencialmente dinámico y necesitado de ser reestructurado y<br />

renovado permanentemente si quiere <strong>con</strong>seguirse una estabilidad progresiva<br />

en la relación interpersonal que se plantea, hay que destacar una idea que<br />

evitará el percibir <strong>com</strong>o amenazantes situaciones y hechos que no dejan de ser<br />

fenómenos derivados de la misma dinámica que se establece. El que un


Manual de Orientación y Terapia Familiar 429<br />

miembro de la pareja no modifique su relación por la no aparición de la nueva<br />

vinculación que ha de establecer <strong>con</strong> otros miembros del sistema -cónyuge o<br />

partner en un caso, hijo o hija en el otro- no ha de atribuirse a raíces y orígenes<br />

patológicos o, lo que suele ser muy frecuente, a mala voluntad o a falta de interés<br />

y colaboración por su parte. Lo importante para un adecuado <strong>con</strong>ocimiento del<br />

fenómeno es saber que la aparición de la nueva relación y el cambio en la<br />

establecida previamente en el S.F.O. respectivo, depende esencialmente del<br />

tipo de interacción que se establece entre los dos miembros que juegan en cada<br />

caso <strong>con</strong>creto (JACKSON, 1965).<br />

Mi experiencia personal en la terapia de algunos casos me obliga a indicar que<br />

la no aparición de una nueva relación no siempre depende de que la dinámica<br />

de la interacción <strong>con</strong> el miembro en cuestión esté empobrecida y actúe <strong>com</strong>o<br />

causa del hecho, sino que esta interacción no aparece porque hay una inadecuada<br />

11 rotu ra ll o IIcambio ll <strong>con</strong> la relación originaria, lo que hace que se <strong>con</strong>vierta<br />

en verdadera causa y la no aparición de la necesitada es un verdadero efecto.<br />

Caso típico es el que <strong>con</strong> frecuencia se ve en la <strong>con</strong>sulta de problemas<br />

<strong>familia</strong>res, tanto a nivel de pareja <strong>com</strong>o en la inadecuada relación padres-<strong>hijos</strong>,<br />

y según el cual un hombre casado y maduro no acaba de establecer una relación<br />

madura y adulta <strong>con</strong> la mujer porque está anclado en <strong>con</strong>flictos o dependencias<br />

<strong>con</strong> alguna figura parental que le impide percibirse <strong>com</strong>o II marido ll y IIcasadoll,<br />

porque aún tiene muy arraigados los vínculos y sentimientos que le hacen<br />

percibirse exclusivamente <strong>com</strong>o IIhijoll. No da el paso hacia una nueva realidad<br />

y en tal situación .no puede decirse que la falta de II relación adulta <strong>con</strong> la mujeril<br />

sea la raíz de sus problemas y tensiones, sino que tal falta de II relación adulta ll<br />

es la <strong>con</strong>secuencia de una II relación inadecuada <strong>con</strong> las figuras parentales ll , de<br />

las que, a su vez, se derivan las situaciones que se le aparecen <strong>com</strong>o <strong>con</strong>flictivas.<br />

Puesto que la dinámica del S.F.C. originará fenómenos peculiares que lo<br />

<strong>con</strong>vertirán en caldo de cultivo para la aparición de nuevas estructuras relacionales,<br />

tales <strong>com</strong>o las reglas del sistema <strong>familia</strong>r, basta lo dicho hasta aquí,<br />

aunque hay necesidad de relacionar este tema <strong>con</strong> el ya expuesto de la<br />

formación de la pareja en el capítulo 2.<br />

Los aspectos que abarca la formación del S.F.O. no pueden reducirse, dado<br />

que tal hecho abarca muchos y variados aspectos de la verdadera relación. Por<br />

***<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar 431<br />

tructivos" y/o "deshumanizantes", al tiempo que las sanas producirán en el<br />

<strong>com</strong>portamiento del S.F. una mayor "cohesión" y un más claro "progreso", tanto<br />

en el plano de los individuos <strong>com</strong>o en el plano de los subsistemas, particularmente<br />

en el subsistema <strong>con</strong>yugal que es el que se trata de analizar aquí. Por<br />

ello cada una de las columnas señaladas <strong>com</strong>o "sanas" y "dañadas" llevan una<br />

doble entrada: varón (V) y mujer (M), de modo que pueda señalarse en la casilla<br />

correspondiente lo que uno u otra han de indicar <strong>com</strong>o más significativo en el<br />

sentido marcado.<br />

A. SALUD<br />

B. ECONOMIA<br />

C. VIDA SOCIAL<br />

D. VIDA CULTURAL<br />

E. VIDA RELIGIOSA<br />

F. PROFESION<br />

G. AFECTIVIDAD<br />

H. SEXUALIDAD<br />

AREASSANAS<br />

(NO DAÑADAS)<br />

cohesión y progreso<br />

ESQUEMA 1 - S.F.C.<br />

AREAS DAÑADAS<br />

destructivoldeshumanizante<br />

v C. v P. M D1. M Dh.<br />

<strong>La</strong>s áreas que se señalan en esta ficha no son las únicas que pueden valorarse,<br />

sino aquéllas que en mi experiencia aparecen <strong>con</strong> mayor frecuencia al intentar<br />

medir cómo se <strong>con</strong>stituye el S.F.C. Se indican 8 áreas: salud, e<strong>con</strong>omía, vida<br />

social, vida cultural, vida religiosa, profesión, afectividad y sexualidad. Con ello<br />

se busca abrir un camino mucho más amplio de aspectos deteriorados en la<br />

relación de pareja, al tiempo que se ofrece un abanico de opciones entre los<br />

que siempre es posible en<strong>con</strong>trar algún nivel menos dañado, y en el que sea<br />

posible apoyar un esquema de trabajo de saneamiento o terapia cuando los<br />

<strong>con</strong>flictos lo requieren. Aún las <strong>familia</strong>s que vienen <strong>con</strong> un planteamiento<br />

excesivamente limitado y corto, pueden ver que la vida es mucho más rica que<br />

aquello que se ha <strong>con</strong>vertido en fuente de sufrimiento y desazón.<br />

<strong>La</strong> razón de distinguir en las áreas dañadas un aspecto destructivo y otro<br />

deshumanizante está en que no es idéntico el daño producido por una u otra<br />

causa. Hay aspectos destructivos de la relación que no se viven <strong>com</strong>o deshumanizantes<br />

para el otro miembro de la pareja. Así, por ejemplo, algunos vínculos


432 José Antonio Ríos González<br />

establecidos en un momento determinado pueden deteriorarse por una labor<br />

lenta de destrucción de motivaciones. Pero no siempre tal experiencia IIdeshumaniza<br />

ll al otro, ya que no lo coloca en situación de tener que renunciar a valores<br />

profundos de la misma <strong>con</strong>dición humana. El fenómeno de IIpérdida de afecto"<br />

que tanto se ve en la <strong>con</strong>sulta se vive sin deshumanización. Por el <strong>con</strong>trario,<br />

hay otros niveles -tal vez los referidos a las áreas afectiva y sexual- que, sin<br />

estar muy deteriorados ni aparecer <strong>con</strong> un fuerte matiz destructivo, se sitúan en<br />

planos de verdadera deshumanización por cuanto suponen un rechazo, igno­<br />

rancia, coacción en las prestaciones solicitadas, humillación de lo exigido, etc.<br />

<strong>La</strong> matización de tal aspecto ofrece canales importantes de cara a una<br />

actuación <strong>con</strong>tinuada a partir de su descubrimiento y análisis.<br />

El esquema (2) presenta una nueva dimensión del tema. Se trata de evaluar<br />

las áreas en que cada cónyuge es más o menos <strong>com</strong>petente, valioso, querido<br />

y capaz, todo ello referido a las mismas áreas utilizadas en el esquema (1) ya<br />

descrito.<br />

<strong>La</strong> razón de este enfoque está en ver cómo se mantienen o se pierden, al<br />

tiempo que cómo aparecen en el S.F.C. factores desencadenantes de procesos<br />

progresivos en el orden personal o dentro de la propia dinámica del subsistema<br />

<strong>con</strong>yugal. El tema de la II<strong>com</strong>petenciall o el IIprestigioll matizado aquí <strong>con</strong> los<br />

niveles de IIser válido ll , IIser querido ll y 11 mostrarse capaz ll , abre un camino muy<br />

rico en sugerencias y posibilidades. Uno y otro cónyuge han de saber 11para qué ll<br />

les vale el nuevo S.F. que han creado,toda vez que el mantenimiento de<br />

IIprestigiosll, <strong>com</strong>o la pérdida de los mismos, puede ser la raíz de <strong>con</strong>flictos que<br />

influyan en los <strong>hijos</strong> <strong>com</strong>o una pura y simple derivación de sentimientos de<br />

inadecuación o insatisfacción por frustraciones no siempre detectadas.<br />

En la ficha adjunta aparece para cada situación una doble casilla para <strong>con</strong>signar<br />

lo relativo al varón (v) o a la mujer (h).<br />

COMPETENTE<br />

VALIOSO<br />

QUERIDO<br />

ESQUEMA 2 - EL S.F.C.<br />

Afeas en que cada cual es... *<br />

Mas Menos<br />

v h v h<br />

CAPAZ<br />

*Utilizarlasáreasindicadasen S.F.C. (1)<br />

-_ COMPETENTE<br />

VALIOSO<br />

QUERIDO<br />

CAPAZ


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

EL SISTEMA FAMILIAR QUERIDO O DESEADO<br />

En el proceso de formación del S.F.C. no intervienen solamente aquellos datos<br />

de la realidad que están presentes de un modo inmediato en la vida de los<br />

cónyuges que interactúan. Lo mismo que en la <strong>con</strong>stitución de la personalidad<br />

individual intervienen los niveles que ocupan el amplio y <strong>com</strong>plejo mundo de las<br />

lIaspiraciones ll<br />

, en el mundo intrasistémico de la <strong>familia</strong> actúan de manera muy<br />

fuerte aspiraciones, deseos, idealizaciones y hasta fantasías que movilizan<br />

fuerzas internas, a través de las que se expresan metas y objetivos de realización<br />

mediata y a largo plazo.<br />

Todo ello, perfectamente ensamblado y actuando de manera real, forman lo<br />

que puede ser <strong>con</strong>cebido <strong>com</strong>o un factor de impulso permanente y de cambios<br />

inevitables para <strong>con</strong>solidar la unión vital de los miembros del sistema, ya sea el<br />

<strong>con</strong>yugal al inicio de la relación establecida, ya sea el <strong>familia</strong>r total <strong>con</strong>forme van<br />

apareciendo los <strong>hijos</strong>.<br />

<strong>La</strong> razón última de este nuevo dinamismo está en que cuando se forma una<br />

pareja, cada miembro de ella espera que las transaciones de una nueva unidad<br />

formada tomen la <strong>con</strong>figuración y los límites de formas de relación que le son<br />

<strong>familia</strong>res. Palpita ahí el deseo de mantener algo que ya le era <strong>con</strong>ocido antes<br />

de iniciar esta nueva singladura. Esto será así cuando la valoración de lo vivido<br />

en el S.F.C. sea positiva, se recuerde <strong>com</strong>o <strong>con</strong>structiva y se <strong>con</strong>serve <strong>com</strong>o<br />

enriquecedora. En el caso opuesto, <strong>com</strong>o es obvio, se intentará que lo que haya<br />

de ser vivido en el futuro lejano -aunque <strong>con</strong> el deseo nunca <strong>con</strong>fesado de que<br />

esto suceda cuanto antes- sea todo lo <strong>con</strong>trario de lo que le ha sido <strong>familia</strong>r y<br />

cer<strong>cano</strong>. Tal actitud se tendrá cuando lo <strong>con</strong>servado se valore <strong>com</strong>o negativo,<br />

desintegrador, paralizante o deteriorante de una relación humanamente entendida<br />

y querida.<br />

Cada cónyuge, por tanto, tratará por todos los medios a su alcance de<br />

organizar la nueva unidad <strong>con</strong>yugal -lila mía ll<br />

- según líneas de <strong>com</strong>portamiento<br />

en las que pueda realizar lo que de manera más o menos <strong>con</strong>sciente ha buscado<br />

siempre que se planteaba la posibilidad de una vida <strong>familia</strong>r propia.<br />

Aún más: tratará igualmente que el otro cónyuge, y los <strong>hijos</strong> cuando vengan,<br />

se adecúen a ese modelo que tiene lIin mente ll<br />

•<br />

Ese es el núcleo central del S.F.Q./D. y en el que, sobre la base del ya<br />

<strong>con</strong>stituido (S.F.C.) seguirán actuando algunos aspectos que en el trabajo de<br />

<strong>con</strong>senso no hayan incorporado y que pertenecen al S.F.O.<br />

433


434 José Antonio Ríos González<br />

Es así <strong>com</strong>o de ninguna manera puede darse por acabada la tarea de seguir<br />

manteniendo vinculaciones <strong>con</strong> lo que ha <strong>con</strong>stituido la plataforma básica de<br />

origen. Y por ello, precisamente, cada cual seguirá trabajando por la <strong>con</strong>quista<br />

de un modelo definitivo de pareja o de <strong>familia</strong> que, tal vez, nunca llegará a<br />

<strong>con</strong>solidarse.<br />

En la <strong>con</strong>formación del sistema <strong>familia</strong>r querido o deseado entrarán también<br />

los aspectos antes apuntados, y en él van a jugar un papel destacado los<br />

mecanismos que integran la polaridad formada por lo aceptado/rechazado<br />

relativa a modelos, valores, mitos, tabúes y miedos. En las aspiraciones y metas<br />

actuarán <strong>com</strong>o elementos dinámicos <strong>con</strong> los que se intenta que los otros<br />

miembros del sistema acepten lo que uno acepta, y rechacen lo que para uno<br />

<strong>con</strong>stituye elementos de perturbación o <strong>con</strong>flicto.<br />

Como punto importante a destacar en este nivel de la formación del modelo<br />

<strong>familia</strong>r, está el hecho de que muchas aspiraciones queridas o deseadas<br />

<strong>con</strong>stituyen verdaderas utopías que es preciso disipar en la tarea de orientación<br />

o en el trabajo de terapia.<br />

Hay que ver muy claro que hay <strong>familia</strong>s que sufren y son desgraciadas porque<br />

se han marcado aspiraciones irrealizables o metas que no pueden ser clasificadas<br />

más que en el <strong>con</strong>cepto de verdaderos mitos. Tal es, <strong>com</strong>o ya se ha visto<br />

más adelante, el mito de la "unidad ll <strong>familia</strong>r, de la IInormalidadll, de la IIfelicidad ll ,<br />

objetivos que al chocar <strong>con</strong> una realidad inevitable y que, sin ser patológica,<br />

está cargada de limitaciones, produce el desnivel típico de toda situación<br />

neurótica que <strong>con</strong>figura al sistema <strong>familia</strong>r dentro de <strong>com</strong>portamientos neuróticos,<br />

aunque su estructura interna no puede ser calificada <strong>com</strong>o tal. Se trata<br />

aquí, <strong>com</strong>o en el caso del individuo, de un <strong>com</strong>portamiento que es reactivo a<br />

una situación; él único que cabe en tales casos.<br />

Mientras tales sistemas <strong>familia</strong>res se vean atrapados por este tipo de redes,<br />

se en<strong>con</strong>trarán en situaciones de <strong>con</strong>flicto. Y lo que inicialmente es un elemento<br />

enriquecedor y estimulante para el permanente progreso del sistema y sus<br />

miembros, se <strong>con</strong>vierte en el material <strong>con</strong> que va <strong>con</strong>struyéndose la <strong>con</strong>flictividad<br />

interna que los obliga a acudir a un experto.<br />

En la realidad estas aspiraciones y deseos se formulan de modos muy<br />

<strong>con</strong>cretos a nivel de verbalización. Sin embargo hay parejas y <strong>familia</strong>s que<br />

***<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar 435<br />

nunca se han formulado en voz alta las preguntas que pueden servir de<br />

iluminación para lo que está moviéndolas en los niveles profundos de la<br />

interacción. MINUCHIN afirma que muchas parejas se han dicho linos casamos",<br />

"será magnífico", pero nunca se han planteado otras cuestiones claves, tales<br />

<strong>com</strong>o "10 que yo quiero y espero de tí <strong>com</strong>o esposol. y "10 que yo quiero y espero<br />

de tí <strong>com</strong>o esposa", al igual que en el juego interno de la <strong>familia</strong> muy pocas<br />

veces salen preguntas <strong>com</strong>o las siguientes: "10 que yo espero de tí <strong>com</strong>o padre<br />

o <strong>com</strong>o madre", "10 que yo espero de tí <strong>com</strong>o hijo", .....<strong>com</strong>o hermano", "...<strong>com</strong>o<br />

madre ll<br />

•••<br />

Es demasiado profundo el <strong>con</strong>tenido de tales situaciones' para agotarlo en una<br />

simple respuesta. <strong>La</strong> dinámica <strong>familia</strong>r tiene que ir dando respuestas válidas en<br />

cada momento evolutivo de la <strong>familia</strong> y en cada coyuntura evolutiva de los<br />

individuos. <strong>La</strong>s aspiraciones de un padre difieren bastante de un hijo cuando<br />

éste se encuentra en la infancia y cuando se encuentra en la juventud o está<br />

atravesando la adolescencia. Lo mismo puede decirse del hijo, ya que lo que<br />

un niño espera del padre o de la madre es muy diferente de lo que va a pedir y<br />

necesitar cuando esté en plena adolescencia.<br />

De este modo se <strong>com</strong>prende que en la formación del S.F.Q/D no intervienen<br />

únicamente las denominadas aspiraciones o deseos de los adultos, sino también<br />

las de los miembros de las generaciones jóvenes, lo que hace más<br />

<strong>com</strong>plejo el juego interno de la formación del sistema.<br />

de/ESPOSO<br />

EL S.F.Q/D.<br />

MODELO A LOGRAR EN FAMILIA<br />

MODELO COMO MARIDO/ESPOSA<br />

MODELO COMO PADRE/MADRE<br />

ASPIRACIONES CONYUGALES<br />

----ASPIRACIONES COMO PADRE/MADRE<br />

RITOS A MANTENER EN S.F.<br />

RITUALES A CONSERVAR EN S.F.<br />

ESTILO A MANTENER EN S.F.<br />

VALOR PRIMORDIAL A CONSERVAR<br />

IIQUIERO MANTENERME FIEL A... II<br />

liME CUESTA MUCHO ELIMINAR, DESMITI­<br />

FICAR, ROMPER CON... "<br />

"LO QUE DESEO CAMBIAR POR ENCIMA DE<br />

TODO ES... II<br />

de /a ESPOSA


436 José Antonio Ríos González<br />

En los trabajos de orientación y terapia <strong>familia</strong>r hay que utilizar este <strong>con</strong>junto<br />

de realidades porque en ellas se encierran las claves de <strong>com</strong>portamientos que<br />

precisan ayuda. Mientras no se entre en la hondura de tal mecánica, se dejarán<br />

muy fuera de las técnicas de reestructuración elementos que son clave para<br />

<strong>con</strong>seguir un progreso y una línea de <strong>com</strong>portamiento que sea sana y eficaz<br />

para el sistema.<br />

En el problema planteado a partir del P.D. tienen un influjo importante estos<br />

elementos derivados del S.F.C. y los que lógicamente van a actuar desde el<br />

momento que los padres estructuran su propio nivel de S.F.O/O. Hay, por tanto,<br />

que trabajar <strong>con</strong> todos ellos a la hora de analizar lo que está a<strong>con</strong>teciendo en<br />

la vida de todo el sistema.<br />

<strong>La</strong> habilidad del orientador o del terapeuta está en saber manejar todos estos<br />

materiales, para <strong>con</strong>seguir una mejor profundización de las verdaderas causas<br />

que explican lo que está sucediendo en lIeste momento <strong>con</strong>creto ll<br />

, que no es<br />

más que la secuencia de una larga película cuyo desarrollo se inició muchísimo<br />

tiempo antes, y cuyo fin no puede <strong>con</strong>cebirse si no es teniendo en cuenta el<br />

orden relacional de todas las secuencias que nos sea dado observar y desmenuzar.


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

APENDICE 1<br />

LA FAMILIA DE ORIGEN DEL TERAPEUTA (F.O.T.)<br />

<strong>La</strong> formación clásica de gran número de terapeutas, y entre los que se<br />

encuentran los nombres de todos los pertenecientes a las primeras generaciones<br />

de quienes nos dedicamos a Terapia Familiar Sistémica (alguien tendrá que<br />

describir en qué generación nos en<strong>con</strong>tramos en España), ha tenido sus más<br />

hondas raices en los modelos más o menos cer<strong>cano</strong>s al psicoanálisis. En lo<br />

académico todos hemos bebido en sus fuentes; en lo clínico casi todos hemos<br />

utilizado, <strong>con</strong> mayor o menor rigor, sus valiosos instrumentos; y en lo personal<br />

hay toda una generación que hemos pasado por el análisis que supone el<br />

acercamiento a nuestras raices mediante las técnicas que ha puesto en marcha<br />

esta escuela de tanta tradición.<br />

De un tiempo a esta parte, y derivado del hecho de la crítica al psicoanálisis o<br />

a sus modos de llevarlo a cabo, son menos los profesionales de la medicina y<br />

la psicología que se someten a tales II<strong>con</strong>troles ll<br />

• No es cierto que se haya<br />

sustituido por otros modelos de intervención para <strong>con</strong>seguir un mejor <strong>con</strong>ocimiento<br />

de sí mismo, porque todos <strong>con</strong>ocemos personas que IIhacen ll<br />

terapia sin<br />

haber indagado en su interior <strong>com</strong>o camino hacia un mejor <strong>con</strong>ocimiento de las<br />

escrucijadas de nuestros propios <strong>con</strong>flictos para estar más libres al trabajar <strong>con</strong><br />

otras personas.<br />

Sin entrar en toda su <strong>com</strong>plejidad, y resaltando que en ello tienen un fuerte<br />

desafío los programas de Formación de Psicoterapeutas, y más <strong>con</strong>cretamente<br />

de Terapeutas de Familia que son los que nos interesan aquí, creemos que hay<br />

que en<strong>con</strong>trar la fórmula adecuada para que quien haga terapia se haya<br />

enfrentado <strong>con</strong>sigo mismo de alguna manera.<br />

Recientemente se está insistiendo en que todo terapeuta <strong>familia</strong>r pase por la<br />

experiencia de lIanalizar ll<br />

su propia <strong>familia</strong> de origen. Personalmente ya lo he<br />

hecho y puedo garantizar que permite ver, desde otra óptica, aspectos que el<br />

modelo psicoanalítico no llega a abordar. Ver, desde la perspectiva sistémica,<br />

lo que cada cual ha vivido desde sus raices, resulta aleccionador e i1uminante.<br />

Por ello hay que decir que resulta útil, aunque también hay que afirmar que no<br />

es suficiente si no se lIentra en sí mismo" a través de otras técnicas.<br />

437


438 José Antonio Ríos González<br />

Esta es la razón por la que en nuestro Programa de Formación de Terapeutas<br />

(cfr. Epílogo) no hemos dudado en incluir este aspecto <strong>con</strong> la metodología<br />

adecuada a tal fin y que no dudamos en calificar <strong>com</strong>o valioso instrumento de<br />

formación personal.<br />

Es posible que en los años venideros se perfilen modelos para trabajar en este<br />

plano de tanta importancia. Sobre los elementos básicos en que podamos<br />

coincidir cuantos nos empeñamos en ello, se irán mostrando facetas que<br />

<strong>con</strong>tribuirán a mejorar su realización. En otra ocasión daremos cuenta de<br />

nuestra experiencia, dejando abierto el camino mientras llega ese momento.<br />

***


CAPITULO VI<br />

TIPOS DE FAMILIA<br />

Como no hay modelos únicos de <strong>familia</strong>, tampoco hay un único tipo de <strong>familia</strong>.<br />

El juego dinámico es aquí más <strong>com</strong>plejo y variado. En cada <strong>familia</strong> van a <strong>con</strong>fluir<br />

varios tipos, según la perspectiva que se adopte para su <strong>con</strong>templación.<br />

Pueden intentarse algunas clasificaciones que faciliten tanto el trabajo de<br />

diagnóstico y observación <strong>com</strong>o el más <strong>com</strong>plicado de orientación, asesoramiento<br />

o terapia de cada tipo de <strong>familia</strong>.<br />

Manteniendo un criterio operativo para mejor <strong>com</strong>prensión de cuanto intento<br />

decir, prefiero establecer el siguiente cuadro de clasificación de posibles tipos<br />

de <strong>familia</strong>, advirtiendo que soy plenamente <strong>con</strong>sciente de que pueden adoptarse<br />

otros muchos y que aquí, por supuesto, no quedan agotadas ni las posibilidades<br />

reales ni las opciones posibles.<br />

Se trata, simplemente, de ofrecer un cuadro de referencias sobre el que<br />

mostrar la gama de posibles tipos que aparecen en la <strong>con</strong>sulta.<br />

A. Por el grado de estabilidad, cohesión y progreso<br />

1. Familias sintomáticas:<br />

2. Familias sanas<br />

1.1. F. Neuróticas<br />

1.2. F. Fóbicas<br />

1.3. F. Obsesivas<br />

1.4. F. Histéricas<br />

1.5. F. Ansiosas<br />

1.6. F. Anafectivas


440 José Antonio Ríos González<br />

B. Por la figura que centraliza la dinámica del S.F.<br />

1. Familias matrifocales<br />

2."'Familias patrifocales<br />

3. Familias focalizadas en otro miembro no parental<br />

C. Por la "distancia emocional" entre sus miembros<br />

1. Familias distantes<br />

2. Familias simétricas<br />

(disgregadas, in<strong>com</strong>patibles)<br />

(simbiótica, homeostática, unidireccional,<br />

<strong>con</strong> <strong>com</strong>unicación de<br />

IIdirección interna ll<br />

)<br />

3. Familias <strong>com</strong>plementarias (modelos <strong>com</strong>plementarios, <strong>con</strong> sistema<br />

de <strong>com</strong>unicación abierta)<br />

O. Por otros dinamismos disfuncionales<br />

1. Familias restrictivas, limitantes<br />

2. Familias autistas<br />

3. Familias esquizofrenógenas<br />

4. Familias anorexígenas<br />

5. Familias obsesígenas<br />

6. Familias normativas<br />

7. Familias <strong>con</strong> <strong>com</strong>unicación de dirección por los otros<br />

8. Familias <strong>con</strong> <strong>com</strong>unicación tradicional<br />

Al margen de estos IItiposll, <strong>con</strong>tamos <strong>con</strong> modelos estructurales sistematizados<br />

por WERTHEIN y REISS y a los que dedicaré un <strong>com</strong>entario al final del<br />

presente capítulo, dado que sus ideas han de ser tenidas en cuenta siempre<br />

que se habla de modelos y tipos de <strong>familia</strong>.<br />

No puede dejarse a un lado en este momento lo que aporta a este aspecto de<br />

la dinámica <strong>familia</strong>r lo que otros muchos autores han expuesto en torno a tipos<br />

de matrimonio o tipos de pareja, remitiéndome en este caso a las aportaciones<br />

de ACKERMAN (1965), BERNAN Y LEIF (1975), MARTIN (1976), SAGER<br />

(1976), MARTI-TUSQUETS (1980) y mis propias aportaciones sobre IImodelos<br />

relacionales en la dinámica de la pareja ll (1979f, 1980e,f,g,h) y su <strong>com</strong>plemento<br />

en los lIestilos de terapia en la dinamica de la pareja ll (1981 a,b,c,d; 1982a,b;<br />

1983c). Si la <strong>familia</strong> se <strong>con</strong>stituye sobre la base de una dinámica de pareja, no<br />

hay que olvidar lo que sucede en su interior cuando se intenta descubrir qué<br />

procesos tienen lugar en el funcionamiento interno de todo el sistema <strong>familia</strong>r.<br />

Veamos cada una de las indicadas en el cuadro anterior.


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

A. Por el grado de estabilidad, cohesión y progreso<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong> aparece ante el observador que trabaja <strong>con</strong> ella <strong>com</strong>o un sistema<br />

dinámico, abierto y progresivo. Pero ello requiere un cierto grado de estabilidad,<br />

cohesión y progreso que facilite la permanente evolución de dicho sistema.<br />

<strong>La</strong> estabilidad afecta a los modelos de interación, ya que sobre ella se<br />

<strong>con</strong>struye la posibilidad de una maduración de los miembros <strong>com</strong>o individualidades,<br />

estabilidad que, a su vez, hace posible la <strong>con</strong>quista de un nivel de<br />

felicidad frente a la infelicidad que acosa a tantas <strong>familia</strong>s en <strong>con</strong>flicto. <strong>La</strong><br />

estabilidad - en el sentido de la teoría del equilibrio óptimo de LENNARD y<br />

BERNSTEIN (1969) facilita que haya más acuerdos que desacuerdos, que para<br />

que el sistema <strong>familia</strong>r funcione bien es preciso que las respuestas dadas por<br />

el mismo sean más que las preguntas, que la <strong>con</strong>cordancia sea una garantia de<br />

equilibrio y que tal estabilidad no pierda dinamismo a pesar de tener que<br />

<strong>con</strong>servar ciertos niveles estáticos por ser fundamentales y necesitados para<br />

una permanencia en niveles mínimos de pervivencia.<br />

<strong>La</strong> cohesión para hacer posible la integración entre las necesidades del<br />

sistema total y de los subsistemas y miembros que alberga éste. <strong>La</strong> cohesión<br />

será una garantia de estabilidad y por ella se evitará la aparición de la lIintrusión ll<br />

(LENNARD, 1969), las lIinterrupciones ll<br />

(RISKIN, FAUNCE, 1968) y la lIintromisión<br />

ll<br />

(MISHLER y WAXLER,1968).<br />

El progreso abarca dos direcciones mínimas: por una parte el crecimiento y<br />

desarrollo positivo de sus miembros <strong>com</strong>o seres individualizados y, por otra, el<br />

progreso de los miembros <strong>com</strong>o partes de un subsistema (<strong>con</strong>yugal, parental o<br />

fraternal).<br />

Veamos ahora algunos de los tipos que aparecen a partir de estas tres notas.<br />

1. Familias sintomáticas<br />

En otro lugar (RIOS GONZALEZ, 1980a) la he definido <strong>com</strong>o aquélla en la que<br />

la <strong>com</strong>unicación se realiza mediante un lenguaje traducido en síntomas. No hay<br />

mensajes verbales en la medida en que sería sano y deseable. Hay, por el<br />

<strong>con</strong>trario, un auténtico juego manipulativo mediante la remoción de emociones<br />

provocadas por la presentación de los síntomas creados y mantenidos tenazmente.<br />

Este tipo de <strong>familia</strong> puede denominarse tambien <strong>familia</strong> psicosomática (LU­<br />

BAN-PLOZZA, 1977) y en tal sentido su <strong>com</strong>portamiento, <strong>com</strong>o muy bien<br />

describe este autor, no se debe a una particular o casi predestinada estructura<br />

441


Manual de Orientación y Terapia Familiar 443<br />

Para mí, y sintetizando aquí lo que expuse en mi obra "El padre en la dinámica<br />

personal del hijo" (1980), la <strong>familia</strong> sintomática ofrece todas o algunas de las<br />

características siguientes:<br />

a. Confusión de generaciones<br />

b. Conflictos <strong>con</strong>tinuos<br />

c. Escasa autonomía personal<br />

d. Fuerte resistencia al cambio<br />

Remitiéndome al lugar indicado para un mayordesarrollo de cada una de ellas,<br />

resumo aquí lo que estimo fundamental en torno a cada una de ellas.<br />

a. Confusion de generaciones<br />

En tal <strong>familia</strong> resulta poco claro el reparto de <strong>com</strong>portamientos acordes <strong>con</strong> la<br />

edad y el momento evolutivo de cada miembro. Algunos de ellos - cuando no<br />

todos- ocupan un lugar que no les corresponde. No hay diferenciación de planos,<br />

sino que el <strong>con</strong>junto es <strong>com</strong>o un <strong>con</strong>glomerado en el que no aparecen límites<br />

claros. Esto origina múltiples formas: desde la situación en la que los padres<br />

quieren que todos lo <strong>hijos</strong> sean iguales a ellos, <strong>con</strong> idéntica escala de valores,<br />

<strong>con</strong> realizaciones prácticas idénticas a las del <strong>com</strong>portamiento adulto, hasta la<br />

dificultad real de aceptar en cada hijo una peculiaridad de <strong>con</strong>ducta derivada de<br />

sus diferencias personales·y de la presión que el mismo <strong>con</strong>texto social impone<br />

a un hijo niño, adolescente o joven.<br />

En tal <strong>con</strong>fusión juega su papel la falta de claridad en la determinación de lo<br />

que antes se ha denominado "terreno físico" y "terreno emocional" en la<br />

<strong>con</strong>figuración del propio "mapa de la <strong>familia</strong>". Con otras palabras: no hay respeto<br />

por un mínimo esquema en el que sea posible apoyar la diferenciación personal<br />

de las generaciones adultas (padres y antepasados cer<strong>cano</strong>s) y las generaciones<br />

nuevas (<strong>hijos</strong> en cualquiera de sus ciclos vitales no adultos).<br />

Esta <strong>con</strong>fusión invade, <strong>com</strong>o es obvio, todos los terrenos de la relación<br />

estableciendo capas y más capas a modos de subsistemas <strong>con</strong>fusos tal y <strong>com</strong>o<br />

las ha estudiado J. HALEY (1974).<br />

Es así <strong>com</strong>o vuelve a aparecer aquí, y desde esta perspectiva, la necesidad<br />

de plantear el tema de la autonomía, la <strong>com</strong>petencia personal y la atmósfera<br />

que posibilite la <strong>con</strong>quista de la propia intimidad para que en todo ello se<br />

encuentren las bases sobre las que apoyar una sana "cultura <strong>familia</strong>r" <strong>com</strong>o<br />

valor que garantice un nivel de salud que se ve amenazado por esta <strong>con</strong>fusión<br />

entre las generaciones.


444<br />

b. Conflictos <strong>con</strong>tinuos<br />

José Antonio Ríos González<br />

Los <strong>con</strong>flictos que superan un cierto nivel de presencia inevitable en la relación<br />

interna de un sistema <strong>familia</strong>r, <strong>con</strong>stituyen un dato <strong>con</strong> caracter de sintomatología<br />

que expresa hacia el exterior la existencia de anomalías más profundas en<br />

la relación intrasistémica. Se entiende aquí <strong>com</strong>o tales los <strong>con</strong>flictos que se dan<br />

de manera sistemática y estereotipada, de tal modo que cuando entran en<br />

<strong>con</strong>flicto dos miembros del sistema <strong>familia</strong>r -lo que puede ser hasta entonces<br />

sana manifestación de una relación dinámica de <strong>com</strong>petencia enriquecedorasiempre<br />

hace su aparición un IItercer miembro ll que toma parte a favor de uno<br />

de los <strong>con</strong>trincantes en la fase anterior del <strong>con</strong>flicto. Esto <strong>com</strong>plica enormemente<br />

la dinámica sana de crecimiento de las personas y del sistema total. Un caso<br />

extremo, pero no por ello infrecuente, es el que se denominó en otro lugar <strong>com</strong>o<br />

IItriángulo perverso ll y cuya importancia quedó resaltada entonces.<br />

<strong>La</strong> entrada de un tercer miembro en un <strong>con</strong>flicto <strong>con</strong> ribetes de normalidad<br />

dinámica hace más <strong>con</strong>fusa la <strong>com</strong>unicación y la misma disolución del <strong>con</strong>flicto<br />

inicial. De este modo, <strong>com</strong>o se adivina fácilmente, la <strong>con</strong>fusión de generaciones<br />

puede hacerse mayor, dado que en muchas de estas situaciones entran a jugar<br />

un papel de <strong>con</strong>flictividad miembros de distintas generaciones.<br />

<strong>La</strong> permanencia de <strong>con</strong>flictos, por su parte, <strong>con</strong>tribuye a la aparición de<br />

II meta<strong>com</strong>unicaciones ll y II metamensajes ll que, al no ser manejados <strong>con</strong> claridad,<br />

sumergen a la <strong>familia</strong> entera en un proceso irreversible en tanto no sean<br />

<strong>con</strong>scientes del nivel en que situan los <strong>con</strong>flictos y acudan a quien, desde fuera,<br />

pueda ayudarles a desenredar tan <strong>com</strong>plicada madeja.<br />

Lo paradójico de esta característica está en que la <strong>familia</strong> que se ve afectada<br />

por ella empieza a creer que es incapaz de vivir sin los <strong>con</strong>flictos. Lo cual, a su<br />

vez, refuerza aún más la <strong>con</strong>flictividad básica que objetivamente no es tan grave.<br />

Lo grave reside en no ser <strong>con</strong>scientes de la escasa importancia de la razón que<br />

desencadena cada uno de los lIenormesll <strong>con</strong>flictos que la acosan.<br />

c. Escasa autonomía personal<br />

Es una nota muy importante, en cuanto que la dinámica del sistema <strong>familia</strong>r<br />

impide que los miembros <strong>con</strong>sigan una sana independencia que evite la aparición<br />

de hábitos más o menos neuróticos <strong>com</strong>o <strong>con</strong>secuencia del excesivo<br />

mantenimiento de ligámenes primarios y dependencias infantiles o infantilizantes<br />

que obstaculizan todo crecimiento.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 445<br />

El descubrimiento de las formas larvadas de esta escasa autonomía personal<br />

<strong>con</strong>stituye un capítulo importante y, a la vez, atray_ente, para el orientador o el<br />

terapeuta <strong>familia</strong>r. Su existencia está muy oculta y disimulada, aunque existen<br />

pistas a través de las cuales puede llegarse a su descubrimiento. <strong>La</strong>s estrategias<br />

de diagnóstico son muy variadas, aunque todas coincidan en la necesidad de<br />

actuar sorprendiendo aquellos IIvestigios ll que ocultan importantes carencias.<br />

Desde la <strong>con</strong>fección del II mapa <strong>familia</strong>r ll hasta el empleo de la táctica que<br />

descubra la <strong>familia</strong> IIde puertas abiertas" o IIpuertas cerradas ll , pasando por la<br />

presentación del IIplano de la vivienda ll , lila sala de estar en casa ll y otras<br />

técnicas, forman parte de las estrategias mediante las cuales pueden desenmascararse<br />

los mecanismos que mantienen este peculiar modo de ser de la<br />

<strong>familia</strong> sintomática. Tras esos detalles IIsin importancia ll se encierra un gran<br />

significado.<br />

Esos detalles sin importancia son, la mayor parte de las veces, verdaderos<br />

mitos. <strong>La</strong>s <strong>familia</strong>s sintomáticas tienen un mucho de <strong>familia</strong> mitológica, dado que<br />

el fondo de su p"ropia subcultura está lleno de mitos en forma de leyendas,<br />

temores, ideologías y síntomas <strong>com</strong>unicativos. Así, por ejemplo, a un miembro<br />

del sistema <strong>familia</strong>r se le asigna un papel que está caracterizado por cierta<br />

incapacidad para..., lo que no deja de ser un modo solapado de arrebatarle la<br />

capacidad de ser autónomo e independiente. Ello queda reforzado porque la<br />

misma subcultura <strong>familia</strong>r atribuye a otro miembro (elllno-paciente ll ) un II<strong>con</strong>trario<br />

ll que lo hace IIser más capaz para... II . De este modo el mito queda establecido<br />

y <strong>con</strong> él-se refuerza un permanente estado de ataque a la creatividad, originalidad,<br />

independencia y autonomía del miembro <strong>con</strong>siderado IIno-autónomoll.<br />

Este fondo mítico, <strong>con</strong>struido a base de roles y <strong>con</strong>tra-roles, se mantiene por la<br />

rentabilidad que tiene para tales <strong>familia</strong>s ya que gracias a él se mantiene un<br />

cierto equilibrio que, aunque pobre, es válido para <strong>con</strong>servar un tipo de interacción<br />

que es el único posible mientras no se modifiquen los modelos que han<br />

aprendido en etapas anteriores.<br />

Tras todo ello se establecen reglas de la relacion <strong>familia</strong>r sintomática y se<br />

destacan los <strong>com</strong>ponentes <strong>com</strong>plementarios de los roles asignados. <strong>La</strong> originalidad<br />

y la identidad del individuo queda muy amenazada en tal tipo de <strong>familia</strong>s.<br />

d. Fuerte resistencia al cambio<br />

<strong>La</strong> resistencia al cambio es una barrera que oculta actitudes hiperprotectivas,<br />

dificultades de adaptación, inmadurez personal de los padres, etc. Es una fuente<br />

inagotable de racionalizaciones y en ella reside uno de los aspectos más


446 José Antonio Ríos González<br />

resistentes ala acción terapéutica sobre la <strong>familia</strong> sintomática. Los síntomas se<br />

manejan <strong>con</strong> mucha habilidad y la tarea de desmontarlos es ardua y duradera.<br />

<strong>La</strong> resistencia toma mil formas y así puede verse cómo la <strong>familia</strong> <strong>con</strong>templa una<br />

especie de deambular de un síntoma que pasa de un miembro a otro cuando el<br />

primero empieza a "curarse" de él o a defenderse <strong>con</strong> mayor fuerza del mismo.<br />

En la pareja parental suele verse <strong>con</strong> claridad cómo cuando uno de ellos se<br />

deprime mejora el otro. En algunas parejas se alternan -<strong>com</strong>o simple resistencia<br />

a cambiar hacia formas mas sanas de interación- frigidez e impotencia, sin que<br />

los que lo sufren acierten a descubrir cual es la raíz y cual es la <strong>con</strong>secuencia.<br />

Parece <strong>com</strong>o si la coexistencia <strong>con</strong> el síntoma fuese ya irremediable; a<strong>con</strong>tece<br />

que cuando un hijo <strong>com</strong>ienza a independizarse, por ejemplo, enferma la madre.<br />

Es el síntoma circulante que adopta diversas formas según el miembro en que<br />

se albergue.<br />

***<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong> que yo denomino "sintomática" coincide en sus líneas generales y<br />

en algunas notas peculiares <strong>con</strong> la que otros autores han denominado <strong>familia</strong><br />

"disfuncional". Así para GULOTTA (1976) en la <strong>familia</strong> disfuncional prevalece la<br />

característica homeostática o retroacción negativa que tiende a mantener la<br />

situación, frente a la retroacción positiva o tendencia a la transformación y al<br />

cambio.<br />

Para JACKSON (1950) se da el tipo disfuncional cuando se violan las reglas<br />

del sistema, fundamentalmente las básicas del "quid pro quo" ("algo por algo"),<br />

no se respetan y <strong>com</strong>ienzan las dificultades.<br />

Para MINUCHIN (1978) se da siempre que el sistema se <strong>con</strong>vierte en cerrado<br />

al tiempo que aumentan las exigencias de obediencia a sus reglas. Para este<br />

autor el despliegue de rasgos peculiares de la <strong>familia</strong> disfuncional es amplio.<br />

Merece la pena un <strong>com</strong>entario al hilo de sus ideas:<br />

• <strong>La</strong> libertad de elección de cada uno de sus miembros queda disminuida<br />

hasta tal punto de limitarlos psicológicamente en todo su <strong>com</strong>portamiento.<br />

• <strong>La</strong> definición de los <strong>con</strong>fines entre subsistemas es <strong>con</strong>fusa, aspecto en el<br />

que he insistido más arriba.<br />

• <strong>La</strong> diferenciación personal es escasa.<br />

• <strong>La</strong> eficacia de la función de guía de los padres es muy escasa.<br />

• Se aprecia mayor desequilibrio en el subsistema genitorial<br />

• Los miembros de la <strong>familia</strong> son los que él denomina "intrusivos".


Manual de Orientación y Terapia Familiar 447<br />

• <strong>La</strong> percepción que tiene cada miembro de los otros es una percepción<br />

global, sin <strong>con</strong>cretar en qué resultan agradables o desagradables. Por<br />

ejemplo, dice él, suelen oirse expresiones <strong>com</strong>o éstas: "Me gusta cuando<br />

somos felices juntos".<br />

• Al hablar, al <strong>com</strong>unicarse entre sí, los miembros muestran una distribución<br />

alterada e irregular en el modo de hablar juntos.<br />

• <strong>La</strong>s alianzas terminan siempre en modelos rígidos.<br />

No quedaría <strong>com</strong>pleto, en cuanto es posible dentro de las limitaciones de esta<br />

obra, si no se presentasen, aunque sea de manera sucinta, algunas modalidades<br />

de las <strong>familia</strong>s sintomáticas. Creo oportuno presentar, al menos, las siguientes:<br />

1. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> neurótica<br />

Corresponde a este tipo de <strong>familia</strong> la caracterizada por una sobredotación de<br />

ansiedad o angustia que permeabiliza la vida de relación de la misma.<br />

***<br />

Lo neurótico en la <strong>familia</strong> está en que la carga de ansiedad que se respira en<br />

ella impide una adecuada realización de todo lo que <strong>con</strong>stituye un elemento de<br />

progreso y avance.<br />

<strong>La</strong> multiplicidad de <strong>com</strong>portamientos neuróticos a nivel de grupo o sistema no<br />

invalida que todas ellas tengan <strong>com</strong>o elemento <strong>com</strong>ún y básico el de obstaculizar<br />

el progreso. <strong>La</strong> neurosis <strong>familia</strong>r paraliza el crecimiento de sus miembros,<br />

hasta tal punto que los trastornos relacionales impiden el buen desarrollo de los<br />

miembros.<br />

Esta paralización afecta <strong>con</strong> más intensidad a los miembros más jovenes, lo<br />

que explica que la mayor parte de las <strong>con</strong>sultas derivadas de este tipo de <strong>familia</strong><br />

tengan <strong>com</strong>o motivo manifiesto algún trastorno en el <strong>com</strong>portamiento de alguno<br />

de los miembros-niños o miembros-<strong>adolescentes</strong> de estos sistemas <strong>familia</strong>res.<br />

Es aquí donde salta una vez más el interrogante de si los trastornos de estos<br />

sujetos son alteraciones sistémicas que los cobijan.<br />

Veamos, por ello, algunos tipos de <strong>familia</strong>s neuróticas que aparecen en la<br />

<strong>con</strong>sulta.


448<br />

2. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> fóbica<br />

José Antonio Ríos González<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong> fóbica se caracteriza por un permanente estado de defensa ante<br />

posibles peligros y amenazas. Todas sus energías se canalizan hacia la<br />

<strong>con</strong>strucción de defensas, por lo que se le ha llamado tambien II<strong>familia</strong> fortaleza ll<br />

(HORST-RICHTER, 1971) o II<strong>familia</strong> fachada ll<br />

•<br />

<strong>La</strong>s caracteristicas fundamentales de ella son las siguientes:<br />

• Los ligámenes <strong>familia</strong>res son rígidos y fríos.<br />

• No hay expresión de sentimientos.<br />

• No hay manejo de emociones; a lo sumo se utilizan de manera manipu<br />

lativa.<br />

• <strong>La</strong> vida de relación está plagada de racionalizaciones, siendo un <strong>com</strong>portamiento<br />

<strong>con</strong>tinuo el presidido por este mecanismo defensivo.<br />

• Toda la cotidianeidad está presidida por un fuerte sentimiento de amenaza.<br />

• Tal sentimiento no queda siempre plasmado en amenazas <strong>con</strong>cretas y<br />

bien definidas, sino que <strong>con</strong>stituye una especie de halo que preside y<br />

regula las acciones más pequeñas de la vida ordinaria.<br />

• En este temor y defensa permanente quedan implicados todos los miembros.<br />

• Al mismo tiempo en ambos sentimientos se <strong>con</strong>creta la formación de esa<br />

especie de barrera que no es para defenderse de nada externo, sino de la<br />

propia angustia.<br />

• En la presencia de rigidez en los ligámenes que vinculan a los miembros<br />

entre sí está la raíz de la aparición de simbiosis inmaduras que paralizan<br />

cualquier deseo o intento de progreso y avance.<br />

• <strong>La</strong> ansiedad llega a <strong>con</strong>dicionar las relaciones <strong>con</strong> el mundo externo<br />

hasta tal punto que los miembros de este tipo <strong>familia</strong>r rompen los ligámenes<br />

extra<strong>familia</strong>res.<br />

• En los miembros, a su vez, se percibe una cierta incapacidad para<br />

cualquier tipo de hiperprotección que se haya ido estructurando en etapas<br />

anteriores, en las que la inmadurez del mismo ha impedido poder reaccionar<br />

de modo adecuado y sano a lo que no es sano para el <strong>com</strong>pleto<br />

desarrollo de la independencia personal.<br />

• Finalmente, el sistema de <strong>com</strong>unicación intra<strong>familia</strong>r puede definirse<br />

<strong>com</strong>o autolimitativo.


3. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> obsesiva<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 449<br />

Esta <strong>familia</strong> centra todas sus energías en el mantenimiento de ritos y rituales<br />

que le lIasegurenll la defensa <strong>con</strong>tra los temores persistentes que la acechan.<br />

Frente a la fóbica que orienta todas sus defensas en la <strong>con</strong>strucción de muros<br />

que le preserven del exterior, la obsesiva acumula sus fuerzas en el mantenimiento<br />

de los ritos <strong>con</strong> que trata de defenderse de sus amenazas internas.<br />

<strong>La</strong>s caractersíticas más destacadas de este tipo de <strong>familia</strong> son las siguientes:<br />

• Centrada en un tema que incorpora <strong>con</strong> rigidez y frente al que se <strong>com</strong>porta<br />

<strong>com</strong>o totalmente impotente para superarlo y trascenderlo.<br />

• Totalmente sometida al despotismo de los mecanismos que pone en<br />

juego la dinámica que ocasiona un limitado intento de superación.<br />

• Al igual que en el <strong>com</strong>portamiento individualizado del obsesivo, el sistema<br />

<strong>familia</strong>r obsesivo reacciona motivado por la intrusión insistente de ideas,<br />

impulsos, creencias y motivaciones que no son deseadas.<br />

• Como actitud de defensa <strong>con</strong>tra la ansiedad neurótica, la <strong>familia</strong> se aisla<br />

para defenderse <strong>con</strong> modos de actuación que desbordan los <strong>com</strong>portamientos<br />

normales. Hay, por ello, una sustitución no <strong>con</strong>sciente que por lo<br />

mismo resulta ineficaz y refuerza los temores ante el tema central de su<br />

mecanismo obsesivo.<br />

• <strong>La</strong> obsesividad de la <strong>familia</strong> hay que delimitarla entre una gama amplia de<br />

<strong>con</strong>tenidos. Los más frecuentes adoptan forma de IImitos ll , IIritos ll y II ritua­<br />

les ll<br />

que se exteriorizan mediante un permanente sometimiento al orden,<br />

la limpieza, el mantenimiento de pautas rígidas de <strong>con</strong>ducta, el desmesurado<br />

respeto por lo formal, lo puntual, lo ético. Todo ello, <strong>com</strong>o característica<br />

<strong>com</strong>ún de lo típicamente neurótico, impidiendo el crecimiento y llegando<br />

al deterioro por la pérdida de impulsos crecientes que desaparecen del<br />

dinamismo de tales <strong>familia</strong>s.<br />

• Lo obsesivo toma forma de tabú en cuanto se rozan temas vinculados a<br />

lo sexual, erótico o afectivo en su sentido más estricto. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> obsesiva<br />

colorea todo lo afectivo <strong>con</strong> el tinte de lo que hay que evitar, de lo que es<br />

preciso soslayar, de todo aquello de lo que no hay más remedio que huir.<br />

• Los ritos y rituales florecen por doquier en tal tipo de <strong>familia</strong>, de donde la<br />

rigidez de lo establecido se <strong>con</strong>vierte en permanente piedra de toque <strong>con</strong><br />

la que se pretende deslindar los miembros fieles a la norma <strong>con</strong>creta y<br />

aquéllos que, por ser más sanos, eluden el sometimiento a la misma.


450 José Antonio Ríos González<br />

• <strong>La</strong> <strong>com</strong>unicación queda amenazada por temor a tocar las capas más<br />

profundas de los propios pensamientos despóticos.<br />

• El <strong>con</strong>trol de las emociones es <strong>con</strong>tinuo, percibiendo <strong>com</strong>o amenaza<br />

cualquier intento de expresividad, espontaneidad y originalidad.<br />

• <strong>La</strong>s actitudes educativas <strong>familia</strong>res se polarizan en un deseo y un refuerzo<br />

estimulante de cuanto aumente la inhibición y la represión de cualquier<br />

manifestación emotiva de sus miembros (LAUGHLIN, 1967).<br />

• A la observación externa tales <strong>familia</strong>s aparecen <strong>com</strong>o modelos de discreción<br />

y delicadeza, mientras que un observador atento descubrirá que tras<br />

tales <strong>con</strong>ductas sólo se oculta una verdadera defensa para mantenerse<br />

distante, fría <strong>con</strong> altos índices de perfeccionismo que está presente en la<br />

vida de alguno o algunos de sus miembros. Con ello se IIremuevenJl<br />

emociones muy importantes hasta estratos profundos que inutilizan cualquier<br />

intento de exteriorización.<br />

• En tales <strong>familia</strong>s hay que abordar la interacción padres-<strong>hijos</strong>, ya que los<br />

<strong>com</strong>portamientos evidenciados <strong>com</strong>o obsesivos en un hijo no dejan de ser<br />

el reflejo de idéntica raíz en alguno de los progenitores.<br />

4. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> histérica<br />

<strong>La</strong> relación intrasistémica es fundamentalmente manipulativa. El manejo de<br />

las emociones, la utilización disfuncional de los estados de ánimo, sentimientos<br />

y estados afectivos, <strong>con</strong>stituye el elemento básico sobre el que se organizan y<br />

estructuran todos los dinamismos de relación entre sus miembros.<br />

A este tipo de <strong>familia</strong>s se le ha dado tambien el nombre de Jl<strong>familia</strong> teatro Jl<br />

(HORST-RICHTER, 1971) ya que el <strong>com</strong>portamiento que se observa parece<br />

estar dictado escrupulosamente <strong>con</strong>forme a un guión previo, aunque a veces<br />

no sea fácil descubrir quién organiza la acción y quién pone en movimiento a<br />

los distintos elementos personales que se mueven ante el hipotético público.<br />

Cada uno adopta un papel <strong>con</strong>creto cada vez que el manipulador pone en<br />

marcha los mecanismos de teatralidad. A veces las cosas más simples se<br />

dramatizan hasta límites increíbles y en la mayoría de las ocasiones a toda<br />

actuación corresponde un IIchantaje ll<br />

previo -aunque difuso y camuflado- que<br />

es el que moviliza la acción de todo el sistema <strong>familia</strong>r.<br />

No hay, por otra parte, <strong>com</strong>portamientos discretos y naturales. Todo viene<br />

lIadornado ll<br />

por lo extraordinario, por lo llamativo; cada acto se rodea de cierto<br />

nivel de teatralidad y el simple hecho de tener que tomar una aspirina, por


Manual de Orientación y Terapia Familiar 451<br />

ejemplo, va anunciado <strong>con</strong> antelación, se hace ante todos y se a<strong>com</strong>paña de<br />

verbalizaciones que dan mayor relieve a un acto tan banal y ordinario. Lo<br />

importante es que todos vean que quien toma la aspirina lo esta pasando muy<br />

mal, <strong>con</strong> lo que pone en movimiento el fondo de los sentimientos, emociones y<br />

estados afectivos de quienes lo <strong>con</strong>templan.<br />

Como caracteristicas básicas de la <strong>familia</strong> histérica pueden destacarse las<br />

siguientes:<br />

• A cualquier manifestación de malestar por parte de un miembro se sigue<br />

una escalada por parte de otro u otros para IIver quién está pasándolo<br />

peor ll<br />

, IIquién esta peor ll<br />

, IIquién sufre más ll<br />

, lo que supone una serie<br />

ininterrumpida e interminable de <strong>com</strong>petitividad para ver quién despierta<br />

más <strong>com</strong>pasión y encuentra más protección.<br />

• A cualquier intento de manejo por parte de algún miembro se va a<br />

seguir de manera fulminante el deseo de otro por superar el primer<br />

intento, ganando terreno y <strong>con</strong>siguiendo ser éste segundo quien maneje<br />

y manipule a todos.<br />

• Los lenguajes no-verbales dominan sobre los verbales y de <strong>con</strong>tenido,<br />

hasta tal punto que <strong>con</strong> los gestos, los <strong>com</strong>portamientos, los síntomas, se<br />

moviliza toda la emotividad de los otros.<br />

• <strong>La</strong>s codificaciones de cada <strong>familia</strong> histérica llenan la vida de relación más<br />

elemental, lo que lleva a la encrucijada de tener que estar descifrando<br />

permanentemente cuanto quiere decir el otro a través de los códigos en<br />

juego.<br />

• A cualquier mensaje cifrado que no tenga una respuesta de protección,<br />

amparo, disculpa o <strong>con</strong>miseración, va a seguir un juego nuevo: el de atacar<br />

al otro <strong>con</strong> <strong>con</strong>ducta hostil por negar el amparo que nunca se pide de modo<br />

verbal y directo.<br />

• Estos dinamismos manipulativos hacen infranqueables los lenguajes codificados,<br />

<strong>con</strong> lo que la <strong>com</strong>prensión del fondo emotivo de los miembros<br />

resulta una tarea ardua y penosa para el experto.<br />

5. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> ansiosa<br />

MARTI-TUSQUETS (1980) la ha descrito <strong>com</strong>o un tipo de <strong>familia</strong> dominada<br />

por la angustia, la timidez, el miedo, la inseguridad y las fantasías en torno a los<br />

temas del sexo, la agresividad, la violación y la muerte.


6. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> anafectiva<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

Vengo denominando <strong>com</strong>o tal aquella <strong>familia</strong> en la que la pobreza de interacción<br />

emocional impide la aparición de relaciones basadas en el juego afectivo<br />

entre sus miembros.<br />

Son <strong>familia</strong>s caracterizadas por las siguientes notas:<br />

• El mundo de las emociones <strong>con</strong>stituye un arca secreta de la que nadie<br />

sale y en la que nadie tiene posibilidad de entrar.<br />

• <strong>La</strong>s <strong>com</strong>unicaciones que se establecen entre los miembros se limitan a<br />

los niveles informativos y formativo-manipulativos.<br />

• <strong>La</strong> expresión de sentimientos y afectos no es moneda habitual, sino que<br />

cada cual ha de buscar apoyos para su mundo interno fuera del propio<br />

ámbito del sistema <strong>familia</strong>r.<br />

• Cuando se interroga a estas <strong>familia</strong>s acerca de su mundo afectivo lo<br />

presentan <strong>com</strong>o IInormalll, tal vez porque se refugian en el mito de que<br />

entre ellos no hay tensiones manifiestas ni crisis especiales.<br />

Esta aparente quietud es la que impide que se enfrenten realmente <strong>con</strong> la<br />

gran frialdad interna que les acosa.<br />

• <strong>La</strong> interacción queda bloqueada por parte de alguno o algunos de los<br />

miembros, <strong>con</strong>virtiéndose en verdaderos <strong>con</strong>troladores de la expresión<br />

de niveles profundos de la vida personal. Cualquier intento en sentido<br />

positivo se ve bloqueada y hasta bombardeada por los otros, ya que<br />

<strong>com</strong>unicarse equivale a <strong>com</strong>prometerse y <strong>com</strong>prometer a los demás en el<br />

mismo dinamismo.<br />

• <strong>La</strong> vida de estas <strong>familia</strong>s languidece y se arrastra <strong>con</strong> pobreza en espera<br />

de que agentes externos movilicen de vez en cuando sus fondos emotivos.<br />

Pero no para persistir en el mecanismo puesto en juego ocasionalmente,<br />

sino para justificar algunas manifestaciones esporádicas. Una vez pasado<br />

el episodio, vuelven a su monotonía, a su cerrazón, al silencio afectivo que<br />

las a<strong>com</strong>paña de manera permanente.<br />

Actitud ante la <strong>familia</strong> sintomática<br />

Consciente de la enorme dificultad que tiene el poder marcar unas pautas que<br />

permitan acertar en el modo y actitud más idónea para orientar, asesorar o tratar<br />

<strong>con</strong> técnicas terapéuticas a las <strong>familia</strong>s sintomáticas -<strong>com</strong>o tales o <strong>con</strong> la<br />

matización específica de los subtipos descritos anteriormente-, me atrevo a<br />

453


454 José Antonio Ríos González<br />

marcar algunas ideas a modo de criterios orientadores sobre los que pueda<br />

basarse la creacion de nuevos modos de actuación según la originalidad y<br />

creatividad del experto que ha de trabajar en estos niveles.<br />

Un primer aspecto que hay que destacar es que lo básico <strong>con</strong> cualquier <strong>familia</strong><br />

sintomática es iniciar un proceso de cambio en la interación sistémica, lo que<br />

supone el planteamiento claro de una verdadera estrategia. Para ello pueden<br />

ser útiles las ideas siguientes:<br />

1. Es necesario plantearse las líneas generales, los objetivos inmediatos y<br />

las metas a largo plazo sobre las que realizar una profunda y verdadera<br />

reestructuración del sistema <strong>familia</strong>r.<br />

2. Esta estructuración no ha de afectar exclusivamente al sistema <strong>familia</strong>r<br />

total, sino que para que sea en verdad eficaz y útil ha de hacerse<br />

parcelando la actuación a través de alguno o algunos de los subsistemas<br />

internos que se vean más vinculados a la resistencia al cambio que se<br />

intenta <strong>con</strong>seguir.<br />

3. Reducción y <strong>com</strong>prensión del "síntoma" <strong>com</strong>o verdadera "maniobra" del<br />

sistema de <strong>com</strong>unicación establecido en esa <strong>familia</strong>. El carácter manipulativo<br />

del síntoma es siempre un funcionamiento de las <strong>familia</strong>s sintomáticas,<br />

aunque parece más fuerte en las <strong>familia</strong>s histéricas.<br />

4. Abandonar cuanto antes la <strong>con</strong>templación del síntoma o la sintomatología<br />

existente <strong>com</strong>o algo inútil, ya que centrarse en ello supone -cuanto<br />

menos- una verdadera pérdida de tiempo y la creación de un clima de<br />

pesimismo y desánimo por cuanto se lucha <strong>con</strong>tra algo que no puede<br />

desmontarse a través de acción directa, sino mediante el desenmascaramiento<br />

de su verdadero montaje.<br />

5. Con estas <strong>familia</strong>s se hace urgente verificar lo que en otras ocasiones he<br />

descrito <strong>com</strong>o "paso del síntoma a sus causas". Sólo actuando sobre ellas<br />

puede ser reducido a algo menos <strong>con</strong>flictivo y perturbador.<br />

6. Promover de manera activa, directa y optimista la individualidad de todos<br />

y cada uno de los miembros del sistema <strong>familia</strong>r. De modo particular del<br />

miembro calificado <strong>com</strong>o "paciente designado". Para ANDOLFI (1977) es<br />

imprescindible Ilfavorecer una mayor individuación de cada miembro en<br />

<strong>con</strong>frontación a los otros".<br />

7. Para él mismo se hace necesario "fortalecer dos cosas que faltan en este<br />

tipo de <strong>familia</strong>s: la identidad de cada uno y el espacio personal que son<br />

la matriz del <strong>con</strong>flicto".


Manual de Orientación y Terapia Familiar 455<br />

8. Restablecer una autoridad natural centrada en las figuras parentales -para<br />

algunos en la figura paterna- <strong>com</strong>o fuente de seguridad, apoyo y modelo<br />

de indentificaciones. En este punto re<strong>con</strong>ozco haber iniciado una evolución<br />

hacia la aceptación más abierta de la intervención de la madre junto<br />

al padre, evitando lo radical que suponía la mera acentuación del padre<br />

<strong>com</strong>o centro casi exclusivo del adecuado ejercicio de la autoridad.<br />

9. Necesidad de marcar los <strong>con</strong>fines de la autoridad natural a que alude el<br />

punto anterior a fin de evitar la aparición de las <strong>con</strong>fusiones entre generaciones<br />

que son una fuente de <strong>con</strong>flictos.<br />

10. Ayudar a la estructuración de defensas sanas que permitan elevar el nivel<br />

de tolerancia ante los <strong>con</strong>flictos normales e inevitables, sin agrandarlos<br />

más de lo debido ni agravarlos más de lo que son en realidad. <strong>La</strong><br />

adquisición de un hábito que permita ver en lo <strong>con</strong>flictivo-<strong>con</strong>trolado algo<br />

que es inherente a la vida <strong>com</strong>o tal y que, a su vez, facilite la <strong>con</strong>strucción<br />

de mecanismos de ajuste más sanos de los que habitualmente se ponen<br />

en juego, <strong>com</strong>o producto de <strong>con</strong>ductas <strong>com</strong>pulsivas que no van a la raíz<br />

sino a las derivaciones de focos más radicales.<br />

11. Elevar, al mismo tiempo, la tolerancia de los miembros adultos del sistema<br />

<strong>familia</strong>r <strong>con</strong> respecto a la autonomía de los miembros pertenecientes a<br />

generaciones jóvenes.<br />

12. Elevar la capacidad de solución de los propios problemas, mediante la<br />

recuperación de las capacidades terapéuticas de la <strong>familia</strong> a través de la<br />

aportación <strong>con</strong>structiva de cada miembro, <strong>com</strong>o ser potencialmente orientado<br />

hacia la <strong>con</strong>quista de su estabilidad personal y a la estabilidad del<br />

grupo del que forma parte.<br />

13. Modificar el presente de la relación <strong>familia</strong>r introduciendo cambios afectivos.<br />

Para ello es útil aprovechar el espacio doméstico <strong>com</strong>o realidad<br />

palpable y, a partir de él, crear cuantos momentos terapéuticos hagan<br />

posible la movilización de las energías latentes, des<strong>con</strong>ocidas por los<br />

mismos que las poseen y, por ello, aún no utilizadas.<br />

14. Facilitar el desarrollo de un sistema que estimule la libertad de elegir en<br />

cada miembro, aunque preservando siempre los ligámenes de pertenencia<br />

a tal <strong>familia</strong> (MINUCHIN,1978).<br />

15. Ayudar a que la <strong>familia</strong> evolucione hacia la <strong>con</strong>strucción de un "sistema<br />

abierto" en el que su relación <strong>con</strong> el mundo externo sea una permanente<br />

fuente de enriquecimiento, más que un germen de tensiones, ansiedades,<br />

amenazas y miedos.


456 José Antonio Ríos González<br />

Con tales criterios ante la vista puede realizarse un acercamiento a este tipo<br />

general de <strong>familia</strong>. Nunca insistiré bastante en afirmar que en manos del orientador<br />

o el terapeuta queda aún mucho para crear. Intentar tener fórmulas hechas<br />

es mutilar una acción que, por su misma esencia, es eminentemente creadora.<br />

2. Familias sanas<br />

Por <strong>con</strong>traposición a la <strong>familia</strong> sintomática que se ha descrito, existe una <strong>familia</strong><br />

que puede <strong>con</strong>siderarse suficientemente sana y progresiva.<br />

<strong>La</strong> utilización del término IIsana ll plantea ya muchos problemas. Hablar así<br />

equivale más o menos veladamente a <strong>con</strong>traponer una realidad que es IInormalll<br />

(sana) a otra que queda afectada por algún índice de lIanormalidadll (no sana).<br />

Este lenguaje, <strong>com</strong>o fácilmente se adivina, está cargado de <strong>com</strong>ponentes que<br />

rozan lo sano <strong>com</strong>o <strong>con</strong>trapuesto a lo patológico, factores que tienen mucho<br />

que ver<strong>con</strong> lo psiquiátrico clásico o <strong>con</strong> la búsqueda casi obsesiva de elementos<br />

derivados de lo enfermo.<br />

Lo sano al hablar de la <strong>familia</strong> toma otras dimensiones. En un cuadro <strong>com</strong>parativo<br />

puede apreciarse lo que puede <strong>con</strong>siderarse II sanoll, aunque sea por<br />

determinación de lo que excluye más que por fijación de lo que pudiera<br />

<strong>com</strong>prender en sí misma.<br />

Familia sana (1) Familia No-sana<br />

- <strong>La</strong> que no tiene en su interior - <strong>La</strong> que presenta en su interior<br />

un IIpaciente designado ll<br />

• un IIpaciente designado ll<br />

•<br />

- <strong>La</strong> no necesitada a recurrir a - <strong>La</strong> necesitada de algún tipo<br />

ayuda de expertos. de ayuda especializada.<br />

- <strong>La</strong> que tiene bien definidos - <strong>La</strong> que tiene escasamente<br />

los <strong>con</strong>fines internos y los de definidos los <strong>con</strong>fines internos<br />

relación <strong>con</strong> el mundo exterior. y los de relación <strong>con</strong> el<br />

mundo exterior.<br />

- <strong>La</strong> que es capaz de adaptarse a<br />

a las previsiones que ejerce la<br />

evolución y el desarrollo somatopsíquico<br />

de sus miembros.<br />

- <strong>La</strong> que es capaz de adaptarse a<br />

las presiones y a las leyes de<br />

adaptación sociocultural.<br />

- <strong>La</strong> que es incapaz de adaptarse<br />

a las presiones que ejerce la<br />

evolución y el desarrollo somatopsíquico<br />

de sus miembros.<br />

- <strong>La</strong> que es incapaz de adaptarse<br />

a las presiones y a las leyes<br />

de adaptación sociocultural.<br />

(1) Recientemente he preferido empezar a denominar a este tipo de <strong>familia</strong> II<strong>familia</strong> eficaz ll<br />

,<br />

ya que ofrece más posibilidades de cara a su <strong>con</strong>tribución al buen desarrollo integral de la<br />

personalidad de sus miembros.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 457<br />

<strong>La</strong>s cinco notas anteriores no agotan otras posibilidades de <strong>con</strong>frontación, pero<br />

estimo que encierran elementos básicos para poder establecer una diferenciación<br />

que, en alguna medida, delimite el <strong>con</strong>cepto de II<strong>familia</strong> sana ll<br />

que interesa<br />

aquí.<br />

Es evidente que a ello pueden añadirse otras precisiones que perfilarán mejor<br />

el <strong>con</strong>cepto que puede ser útil en el trabajo de orientación y terapia.<br />

Por ejemplo:<br />

• <strong>La</strong> ausencia de síntomas psiquiátricos no es siempre garantía de salud en<br />

el sistema <strong>familia</strong>r. Pueden carecer de tales síntomas todos los miembros<br />

del sistema al tiempo que las relaciones, interaciones, <strong>com</strong>unicaciones y<br />

transaciones estén fuertemente amenazadas en lo que <strong>con</strong>stituye la salud<br />

de los vínculos que establecen entre los miembros.<br />

• <strong>La</strong> ausencia de un lIenfermo ll<br />

tampoco garantiza el grado de salud <strong>familia</strong>r.<br />

Hay <strong>familia</strong>s que acuden a la <strong>con</strong>sulta no porque en su seno exista un<br />

esquizofrénico o un delincuente, sino porque el uso de las relaciones<br />

<strong>com</strong>unicativas está amenazado o se <strong>con</strong>serva en niveles muy pobres y<br />

precarios.<br />

• Hay que tener en cuenta que 1110 sano ll<br />

no es un <strong>con</strong>cepto homogéneo,<br />

sino heterogéneo y, por tanto, puede darse -y así resulta en la realidad de<br />

la <strong>con</strong>sulta- que una <strong>familia</strong> no esté lIenferma ll<br />

al tiempo que no es<br />

totalmente IIsana ll o lIeficaz ll •<br />

• Una <strong>familia</strong> puede ser sana, aunque muy pocas -por no decir ninguna- lo<br />

sea al cien por cien. Hay grados que son los que marcan el nivel de<br />

capacidad o incapacidad que se ha indicado en el cuadro <strong>com</strong>parativo<br />

anterior.<br />

• No es lo mismo II<strong>familia</strong> no sanan que II<strong>familia</strong> patológica ll<br />

, por lo que<br />

tampoco es lícito oponer IIsalud ll<br />

y IIpatología n al abordar el grado de<br />

equilibrio en un sistema <strong>familia</strong>r <strong>con</strong>creto.<br />

En esta línea <strong>con</strong>ceptual se mueven actualmente muchos expertos en terapia<br />

<strong>familia</strong>r entre los que no puede dejar de citarse a G. VELLA (1981).<br />

S. MINUCHIN (1974,1978) expone algunas ideas que pueden ayudar a una<br />

<strong>com</strong>prensión del <strong>con</strong>cepto de II<strong>familia</strong> sanan <strong>con</strong> que actúa él. Lo sintetizo en la<br />

idea de reflejar fielmente su <strong>con</strong>cepción:<br />

Para él la <strong>familia</strong> sana es:


458 José Antonio Ríos González<br />

• El sistema que proporciona a sus miembros una red de apoyo suficientemente<br />

estructurada.<br />

• El sistema que proporciona a los miembros una gama de reglas que no<br />

impide que cada uno tenga un suficiente margen de elección. Creo que en<br />

tal línea habría que añadir que tal margen permita la iniciativa personal y<br />

la decisión de cada cual.<br />

• El sistema <strong>con</strong> una clara definición de los subsistemas que alberga.<br />

• <strong>La</strong> que posee un alto grado de diferenciación interpersonal.<br />

• <strong>La</strong> que posee un suficiente nivel de eficacia en la función-guía de los<br />

padres al tiempo que en el subsistema genitorial se logre un equilibrio que<br />

permita que si uno de los progenitores hace el papel de guía, el otro siga<br />

<strong>con</strong> el hijo la dirección marcada por el primero.<br />

• El sistema en el cual los miembros no son intrusivos.<br />

• El sistema en el que los miembros tienen una percepción <strong>con</strong>creta y bien<br />

definida -no global- de los restantes miembros de la <strong>familia</strong>.<br />

• El sistema que es capaz de "estar de acuerdo" o "estar en desacuerdo",<br />

así <strong>com</strong>o en el que los miembros son capaces de <strong>con</strong>siderar más alterna­<br />

tivas que las utilizadas ante cualquier situación de <strong>con</strong>flicto.<br />

• Finalmente <strong>con</strong>sidera <strong>familia</strong> sana la que está en grado de definir las<br />

cuestiones que le afectan de modo claro y de resolverlas de modo<br />

satisfactorio.<br />

Entre líneas puede leerse que no es <strong>familia</strong> sana, por tanto, la que carece de<br />

dificultades sino la que sabe cómo encararlas, delimitarlas y buscar una vía de<br />

solución aunque no sea de disolución total y absoluta de lo que afecta.<br />

Personalmente, y <strong>con</strong> idéntico temor y riesgo que tuve al trazar el perfil de<br />

características de la "<strong>familia</strong> sintomática", adelanto las que expuse <strong>com</strong>o carac­<br />

terísticas de la <strong>familia</strong> sana en mi obra sobre la figura paterna ya citada.<br />

Pueden resumirse así:<br />

***<br />

a. Claridad de límites entre las generaciones.<br />

b. Existencia de ligámenes emotivamente ricos <strong>con</strong> una separación adecuada<br />

que no sea rotura violenta y agresiva.<br />

c. Que los ligámenes afectivos no impidan la diferenciación de cada miem­<br />

bro y le permitan progresar.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 459<br />

d. Independencia <strong>con</strong>structiva que dé cohesión y coherencia a cada miembro<br />

y a su sana autonomía.<br />

e. Aceptación de una autoridad natural centrada en la pareja <strong>con</strong>yugal <strong>com</strong>o<br />

fuente de identificaciones y seguridad a nivel profundo.<br />

f. Que el vehículo y medio de <strong>com</strong>unicación interpersonal sea el lenguaje<br />

verbal aceptado por todos y espontáneo en su manifestación.<br />

g. Que los mensajes sean de <strong>con</strong>tenido <strong>com</strong>o reflejo claro de necesidades<br />

no camufladas ni expresadas mediante códigos de cualquier tipo.<br />

h. Que la <strong>familia</strong> y cada uno de sus miembrosacepte y <strong>con</strong>firme los mensajes<br />

de los otros, adoptando actitudes <strong>con</strong>structivas ante ellos.<br />

Sin restar importancia a ninguna de las características apuntadas, creo importante<br />

resaltar el gran valor terapéutico que tiene el incremento de los puntos f,g<br />

y h, ya que la experiencia demuestra cómo una mejoría en los procesos de<br />

<strong>com</strong>unicación lleva <strong>con</strong>sigo un progreso en la maduración de la relación <strong>familia</strong>r.<br />

Aún más: la reacción del sistema al mensaje de sus miembros <strong>con</strong>stituye un<br />

termómetro que indica el grado de progreso hacia niveles de mayor salud.<br />

Conviene no olvidar que cualquier actitud que suponga una aceptación del otro<br />

a través del mensaje que envía al 11<strong>con</strong>texto 11 , se <strong>con</strong>vierte en factor de estabilidad<br />

y de desarrollo personal, <strong>con</strong> lo que toda II<strong>con</strong>firmación ll o lIaceptaciónll del<br />

mensaje es un índice de salud en el dinamismo interno del sistema.<br />

B. Por la figura que centraliza la dinámica del S.f.<br />

El tema del poder en la <strong>familia</strong> tiene una gran importancia por cuanto supone<br />

la polarización en una figura que, siendo un miembro del sistema <strong>familia</strong>r,<br />

ostenta un valor peculiar toda vez que en él se <strong>con</strong>centran ciertos mecanismos<br />

que le permiten adquirir el relieve de figura especialmente significativa.<br />

En varias ocasiones se ha insistido en el tema del IIpoder ll y en otras se ha<br />

hecho ver cómo la interferencia de un miembro supone un replanteamiento de<br />

algunos funcionamientos internos del <strong>com</strong>plejo sistema <strong>familia</strong>r.<br />

Admitiendo que la variedad de posibilidades es muy grande, y sin detener la<br />

atención en el caso peculiar del IIpaciente designado" cuando es él quien<br />

centraliza la mayor parte de la vida <strong>familia</strong>r ya él <strong>con</strong>fluyen energías, tensiones,<br />

preocupaciones, etc., vaya centrarme en las dos figuras <strong>con</strong> que habitualmente<br />

hay más necesidad de trabajar. En otras posibilidades han de aplicarse los<br />

criterios diferenciadores que se derivan del hecho que quedará reflejado al<br />

hablar de:


460 José Antonio Ríos González<br />

1. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> matrifocal<br />

2. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> patrifocal<br />

En un tercer tipo:<br />

3. Familia focalizada en otro miembro, aludiré a algunas figuras<br />

específicas (abuelos, tíos, tías).<br />

1. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> matrifocal<br />

Específicamente es el tipo de <strong>familia</strong> centrada en la figura materna. Más<br />

ampliamente puede entenderse por tal la <strong>familia</strong> cuyo centro fundamental está<br />

en una figura femenina adulta que no sea el miembro que vengo llamando<br />

"miembro sintomático" o "paciente designado/l.<br />

En el segundo modo de entender lo /I matrifocal/l hay que dar cabida a cualquier<br />

figura sustitutiva de la figura materna tal y <strong>com</strong>o viene entendiéndose ésta,<br />

aunque <strong>con</strong> un carácter restrictivo se aplica al modelo <strong>familia</strong>r en el que la<br />

/Imadre /l adopta una actitud negativa ante la masculinidad, haciendo de tal<br />

actitud un factor de dominio para imponer criterios, pautas, modelos y estilos de<br />

<strong>com</strong>portamiento en la medida en que puede <strong>con</strong>seguir tal grado de influencia.<br />

Paralelamente a su existencia, y estimo que es un índice de diagnóstico sobre<br />

el tipo de que se habla ahora, se da en este tipo de <strong>familia</strong> la existencia de lo<br />

que venimos denominando /Ipadre periférico/l o, también /Ipadre ausente/l, aun­<br />

que en este segundo modo mantengo la opinión de que no es una ausencia real<br />

(por muerte, lejanía, abandono, etc), sino lo que he denominado lIausencia<br />

virtual del padre ll<br />

y que <strong>con</strong>siste en una presencia real que no se ve correspondida<br />

por una presencia moral y activa en los niveles de cercanía emocional <strong>con</strong><br />

el hijo, modelo de identificación, guía de pautas educativas o formadoras. Este<br />

tipo de "padre periférico ll<br />

coincidente <strong>con</strong> la madre dominante en el tipo matrifocal<br />

ha sido en<strong>con</strong>trado en las investigaciones de FRAZIER (1939) y DAI<br />

(1953).<br />

PETTIGREN (1964) estima que el tipo de <strong>familia</strong> matrifocal es más frecuente<br />

en las clases socioe<strong>con</strong>ómicamente bajas y prevalente en <strong>familia</strong>s de color<br />

pertenecientes a este nivel social.<br />

<strong>La</strong> motivación que da lugar al desarrollo de cuanto palpita en el fondo de la<br />

dinámica de este tipo de <strong>familia</strong> puede expresarse <strong>con</strong> las palabras de ROHER<br />

y EDMONDSON (1969) cuando afirman que estas mujeres lIaunque manifiestan<br />

un verdadero afecto por sus niños, están claramente <strong>con</strong>vencidas que todos los<br />

varones deben <strong>con</strong>vertirse, inexorable y deplorablemente, en hombres <strong>con</strong><br />

todos los defectos de tal sexo ll<br />

(pag.161).


Manual de Orientación y Terapia Familiar 461<br />

Es evidente que tal actitud básica tiene una influencia fuertemente presente<br />

en otros aspectos que afectan al desarrollo personal de los miembros del<br />

sistema. Así, por citar alguna repercusión, tal desprecio materno por la masculinidad<br />

lleva a que el hijo varón evite <strong>com</strong>portamientos masculinos mientras no<br />

establezca un <strong>con</strong>tacto suficientemente rico <strong>con</strong> el ambiente de sus iguales.<br />

Personalmente pienso que este tipo <strong>familia</strong>r afecta a la adecuada maduración<br />

personal del hijo en todo lo relativo a la adquisición de una identidad que facilite<br />

la maduración global del individuo, aunque en algunos casos esta influencia<br />

menos positiva afecta de modo más claro al aspecto psicoafectivo y psicosexual<br />

del proceso de identidad personal.<br />

<strong>La</strong>s actitudes parentales más frecuentes en este tipo de <strong>familia</strong> se <strong>con</strong>centran<br />

en torno a dos líneas fundamentales:<br />

Por un lado la presencia <strong>con</strong>stante de una fuerte hiperprotección materna; por<br />

otro, la existencia de un padre ausente (TILLER 1958) Y una figura paterna<br />

descrita <strong>com</strong>o sumisa e ineficaz (LEVY, 1943).<br />

TILLER ha en<strong>con</strong>trado el tipo de padre ausente en <strong>familia</strong>s de marinos<br />

noruegos cuyos <strong>hijos</strong>, <strong>com</strong>prendidos entre 8 y 9 años, estaban rodeados de un<br />

ambiente más hiperprotector por parte de la madre que en otros grupos de<br />

<strong>con</strong>trol. Lo que es claro por el tipo de ocupación laboral del marido, parece que<br />

se repite en otros tipos de <strong>familia</strong>s en las que el padre está, <strong>com</strong>o se adelantó<br />

anteriormente, virtualmente ausente de los aspectos nucleares de la formación<br />

personal del hijo.<br />

Un caso particular en el que es frecuente en<strong>con</strong>trar el modelo matrifocal es el<br />

de las <strong>familia</strong>s que tienen un hijo catalogado <strong>com</strong>o lIenfermo crónico ll<br />

• Esta<br />

realidad propicia la aparición de ligámenes casi exclusivos entre la madre y el<br />

hijo enfermo, dado que los padres encuentran serias dificultades para interactuar<br />

<strong>con</strong> un hijo enfermo, ligazón que se mantiene muy fuerte aún cuando se<br />

indaga en la dinámica <strong>familia</strong>r que origina tastornos y pautas educativas que<br />

influyen negativamente en la maduración del hijo.<br />

El hijo de <strong>familia</strong> matrifocal es un hijo poco motivado para manifestar lo que se<br />

ha denominado <strong>com</strong>portamiento asertivo, firme, decidido. <strong>La</strong> razón está en que<br />

la <strong>con</strong>secución de los elementos que desembocan en tal <strong>con</strong>ducta se ven<br />

interferidos por la madre, así <strong>com</strong>o que ésta bloquea cualquier intento del hijo<br />

por <strong>con</strong>seguir un mayor dominio de sí. <strong>La</strong> madre refuerza este clima re<strong>com</strong>pensando<br />

cualquier actitud obediente y sumisa por parte del hijo.


462<br />

2. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> patrifocal<br />

José Antonio Ríos González<br />

Es la <strong>familia</strong> centrada en el padre, o en la figura de un varón, que se muestra<br />

<strong>com</strong>o persona significativa para la realización de funciones y el desarrollo de<br />

procesos que intervienen en la <strong>con</strong>stitución de la personalidad de los <strong>hijos</strong>.<br />

En este tipo de <strong>familia</strong> el padre -o quien haga sus veces <strong>com</strong>o figura sustitutiva<br />

o vicaria- viene presentado <strong>com</strong>o modelo perfecto de <strong>com</strong>portamiento independiente.<br />

<strong>La</strong>s investigaciones citadas por BILLER (1974a y b) hacen ver que un padre<br />

activamente empeñado en lo que supone la tarea afecto-educativa que ha de<br />

desarrollar el sistema <strong>familia</strong>r, <strong>con</strong>trola todas las tendencias hiperprotectoras de<br />

la madre, al tiempo que estimula el desarrollo de actividades independientes,<br />

en especial por parte del hijo varón.<br />

<strong>La</strong> mayor frecuencia, tal y <strong>com</strong>o aparece en la experiencia de nuestra <strong>con</strong>sulta<br />

<strong>familia</strong>r, es que este tipo de <strong>familia</strong> centrada en el padre no es la más abundante<br />

en nuestra sociedad. El padre más frecuente es el que se ha denominado <strong>com</strong>o<br />

"padre periférico"; un tipo de figura paterna un tanto ausente y alejado de lo que<br />

es el foco de los problemas <strong>familia</strong>res y del <strong>con</strong>trol de cuanto suponga una cierta<br />

guía o seguimiento de la dinámica <strong>familia</strong>r <strong>com</strong>o tal.<br />

No obstante esta realidad, cuando aparece una <strong>familia</strong> "patrifocal ll<br />

ofrece<br />

aristas difíciles de afrontar y solucionar, dado que la mayor parte de las veces<br />

no se trata de una estructura <strong>familia</strong>r suficientemente cohesionada desde<br />

fundamentos sólidos y mínimamente sanos, sino que en este tipo <strong>familia</strong>r se<br />

tiende a acentuar cuanto <strong>con</strong>stituye una imposición de esquemas, pautas y<br />

normas que impiden la adecuada evolución emocional de los miembros que<br />

<strong>com</strong>ponen tal sistema <strong>familia</strong>r.<br />

<strong>La</strong> tarea terapéutica <strong>con</strong> este modelo de <strong>familia</strong> ha de tender a reestablecer<br />

un equilibrio entre lo que puede llamarse predominio de lo rígido e inflexible y<br />

presencia de lo que es el verdadero sentido de lo armónico, que integra lo firme<br />

y lo maleable en cuanto a la toma de actitudes educativas acordes <strong>con</strong> lo que<br />

ha de ser el crecimiento de la personalidad en el interior del sistema.<br />

<strong>La</strong> tarea terapéutica de restituir lo IIpatrifocal ll<br />

queda <strong>con</strong>cretado en la mayoría<br />

de los casos en torno a lo que en otro lugar he denominado lIestablecimiento de<br />

lo jerárquico ll<br />

, en cuanto supone de ordenación de lo <strong>con</strong>veniente para la<br />

maduración de la persona.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 463<br />

El padre, en tales circunstancias, ha de ocupar un puesto madurador dentro<br />

del sistema <strong>familia</strong>r, delimitando su lugar y evitando que una mal entendida<br />

invasión de territorialidad dificulte y obstaculice el crecimiento de cada miembro.<br />

los estudios de SCHUHAM (1970) han puesto de relieve cómo las <strong>familia</strong>s<br />

<strong>con</strong> <strong>hijos</strong> sanos son las que tienen <strong>com</strong>o figura dominante la del padre, así <strong>com</strong>o<br />

aquéllas en las que las decisiones de éste eran mutuamente aceptadas por el<br />

resto de miembros.<br />

***<br />

Idéntica <strong>con</strong>clusión ha sacado AlKIRE (1969) cuando descubre que el padre<br />

domina frecuentemente en las <strong>familia</strong>s de <strong>adolescentes</strong> normales, mientras que<br />

la madre es la figura dominante en las que tienen <strong>hijos</strong> <strong>adolescentes</strong> perturba­<br />

dos.<br />

Otros autores (lEIGHTON, STOllAK y FERGUSON, 1971) han <strong>com</strong>parado<br />

<strong>familia</strong>s <strong>con</strong> <strong>hijos</strong> sanos y <strong>familia</strong>s <strong>con</strong> <strong>hijos</strong> perturbados, deduciendo de sus<br />

investigaciones que:<br />

a) En general las <strong>familia</strong>s sanas tienen un padre en posición dominante.<br />

b) En las <strong>familia</strong>s sanas el papel del padre es más aceptado por parte de los<br />

otros miembros.<br />

c) las <strong>familia</strong>s alteradas, por el <strong>con</strong>trario, estaban dominadas por la madre,<br />

aunque el resto de la <strong>familia</strong> se opusiese y se en<strong>con</strong>trase incómoda.<br />

<strong>La</strong> presencia y dominio por parte de la figura paterna tiene, según otros<br />

autores, unas matizaciones en función del nivel socioe<strong>con</strong>ómico en que se<br />

sitúan tales <strong>familia</strong>s. Así según BlOOO y WOlFE (1960) el padre de <strong>familia</strong>s<br />

de clase inferior intenta dominar y sostener una visión patriarcal, aunque<br />

frecuentemente tiene una influencia real muy escasa a nivel de toma de<br />

decisiones. En las clases medias el padre se preocupa menos por <strong>con</strong>seguir<br />

una autoridad absoluta en las interacciones <strong>familia</strong>res, <strong>con</strong>siguiendo, sin embargo,<br />

una mayor influencia.<br />

En la misma línea Mc. KYNlEY (1964) hace ver que los padres de la clase<br />

inferior son más punitivos y menos afectuosos que los de clase media. Según<br />

los estudios de BOWERMAN y EDLER (1964) Y de DISTLER (1964), los<br />

<strong>adolescentes</strong> de clase inferior perciben a la madre <strong>com</strong>o más dominante que el<br />

padre, al menos al ser <strong>com</strong>parados <strong>con</strong> los chicos de igual edad de clase media.<br />

Es interesante ver que el padre viene percibido <strong>com</strong>o figura menos adornada<br />

de autoridad en las clases inferiores, aspecto que ha de ser tenido en cuenta al


464 José Antonio Ríos González<br />

trabajar <strong>con</strong> este tipo de <strong>familia</strong>s en cuanto se intente reestructurar un equilibrio<br />

y un establecimiento de jerarquización que ayude a la maduración psicológica<br />

del hijo.<br />

Este aspecto parece estar relacionado <strong>con</strong> el hecho que los niños de clase<br />

inferior experimenten mayor dificultad en la relación <strong>con</strong> el padre y, por <strong>con</strong>siguiente,<br />

en cuanto supone el desarrollo de su personalidad y en la <strong>con</strong>quista<br />

de un rol sexual <strong>com</strong>parándolo <strong>con</strong> lo que a<strong>con</strong>tece <strong>con</strong> los niños de clase<br />

media. Aunque los padres de clase media pueden <strong>con</strong>stituir potencialmente un<br />

modelo autorizado para los <strong>hijos</strong>, hay pruebas que sugieren que, frecuentemente,<br />

no están <strong>com</strong>prometidos en la relación <strong>con</strong> los propios <strong>hijos</strong> (BILLER, 1971 a;<br />

BILLER y MEREDITH, 1974).<br />

El padre dominante, causa de <strong>familia</strong> patrifocal en límites excesivamente altos,<br />

puede tener un efecto sobre el desarrollo del hijo tan negativo <strong>com</strong>o el de una<br />

madre dominante, y algunas investigaciones han aportado datos que ponen en<br />

relación la arbitraria afirmación de poder por parte del padre y su hiper<strong>con</strong>trol<br />

<strong>con</strong> la aparición de un escaso ajuste y de alteraciones psicopatológicas en el<br />

hijo (BODIN, 1969), FERREIRA (1966), HOFFMAN (1960), HUTCHINTON<br />

(1969), MURREL y STACHOWIAK (1967), RUBISTEIN y LEVITT (1957),<br />

STRODTBECK (1958) TRAPP y KLAUSER (1958).<br />

Lo que parece cierto es que el extremo dominio paterno es indicativo de una<br />

inadecuada relación que sofoca el desarrollo de la independencia y de la<br />

<strong>com</strong>petencia del hijo (BILLER, 1978). Una posible razón de tal hecho es que en<br />

muchas ocasiones la base de la autoridad y dominio del padre se asienta en la<br />

capacidad de éste para proveer e<strong>con</strong>ómicamente a la propia <strong>familia</strong>, razón por<br />

la que la carencia de tal base origina que si la madre tiene un "status" profesional<br />

más alto que el marido aparezcan <strong>con</strong>flictos <strong>con</strong>yugales y problemas en la<br />

educación de los <strong>hijos</strong> (GOVER, 1963; ROTH Y PECK (1951), WESTLEY Y<br />

EPSTEIN (1970).<br />

Quedan, por tanto, algunos interrogantes que no impiden que el trabajo de<br />

orientación y terapia <strong>familia</strong>r pueda desarrollarse <strong>con</strong> cierta seguridad. Tal vez<br />

sea importante poner de relieve que muchas de las lagunas que existen en el<br />

tema tienen <strong>com</strong>o origen lo que el propio BILLER (1978) ha señalado <strong>com</strong>o<br />

problemas metodológicos y que, desde el punto de vista de lo que luego hablaré<br />

sobre el diagnóstico de la dinámica <strong>familia</strong>r, tiene su importancia. Para este<br />

autor algunas de las investigaciones llevadas a cabo adolecen del hecho de que<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar 465<br />

las fuentes de los datos no son independientes, dado que la relación padre-hijo<br />

se ha valorado en muchos estudios a través de las respuestas del hijo y otras<br />

veces a través de las descripciones que hace la madre. Parece importante -de<br />

ahí que en mi práctica tienda a ello de manera clara y directa- que el padre<br />

quede incluido en la recogida de datos, <strong>con</strong> su presencia real y física en la misma<br />

entrevista o sesión de terapia <strong>familia</strong>r. BILLER pone de relieve que es necesario<br />

llegar a una observación más directa de la interacción padre-hijo si se quiere<br />

<strong>com</strong>prender mejor el impacto del padre sobre el desarrollo de la personalidad<br />

del hijo.<br />

Esta es la razón por la que cada vez creo más en la necesidad de ver a toda<br />

la <strong>familia</strong> junta. Cuanto se observa y descubre en una sesión <strong>con</strong> todos los<br />

miembros del sistema <strong>familia</strong>r no se logra obtener en muchas entrevistas,<br />

coloquios, recogida de datos a través de cuestionarios, etc, tal y <strong>com</strong>o se hace<br />

en la metodología tradicional del trabajo de orientación y diagnóstico.<br />

3. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> focalizada en otro miembro no parental<br />

Con relativa frecuencia se encuentran en la <strong>con</strong>sulta tipos de <strong>familia</strong>s en las<br />

que el poder está centrado en un miembro que no pertenece al núcleo central<br />

del sistema <strong>familia</strong>r (padre, madre, <strong>hijos</strong>), sino en otro que, aunque importante<br />

en las <strong>familia</strong>s de origen de uno de los progenitores, no debiera acaparar en sí<br />

el poder que ostenta.<br />

Los casos más recientes de este hecho son los que aparecen cuando un<br />

abuelo o abuela asume ciertas áreas de <strong>com</strong>petencia y en cuyas manos se<br />

depositan de manera más o menos explícita ciertas tareas que debieran<br />

<strong>con</strong>servar el padre o la madre. Esta lIintrusión ll<br />

es muy frecuente en las tareas<br />

educativas, apareciendo el hecho de que son los abuelos quienes trazan las<br />

líneas educativas en cuanto se relaciona <strong>con</strong> modelos de <strong>com</strong>portamiento,<br />

esquemas de autoridad o moldes en los que se vierte el modo <strong>con</strong>creto de llevar<br />

a cabo la disciplina.<br />

Este tipo de <strong>familia</strong> encuentra grandes dificultades para poder desarrollar un<br />

verdadero programa educativo acordado por los padres. Aunque éstos tuviesen<br />

una idea clara de lo que <strong>con</strong>viene hacer <strong>con</strong> los <strong>hijos</strong> -cosa que no siempre<br />

sucede así y cuya ausencia origina que los otros vayan apoderándose de un<br />

mayor número de áreas en las que decidir y actuar- en<strong>con</strong>trarían el gran<br />

obstáculo de verse <strong>con</strong>tinuamente invadidos por los esquemas preferidos por<br />

abuelos o tíos.


466 José Antonio Ríos González<br />

<strong>La</strong> orientación y terapia <strong>familia</strong>r en tales modelos de <strong>familia</strong> tiene un objetivo<br />

definido y <strong>con</strong>creto: hay necesidad de trabajar la <strong>con</strong>strucción de límites claros<br />

entre las generaciones de antepasados (abuelos, tíos...) y las presentes en el<br />

sistema afectado por esta característica de dominio y focalización.<br />

Cuanto se ha indicado al hablar de los límites entre los subsistemas se hace<br />

imprescindible aquí. Los abuelos, <strong>com</strong>o los tíos o cualquier otro <strong>familia</strong>r no<br />

parental, <strong>con</strong>stituyen un subsistema que no puede mezclarse en el terreno<br />

propio de los otros. A la determinación de las <strong>com</strong>petecias y los límites que hay<br />

necesidad de marcar, tiende un objetivo fundamental del trabajo <strong>con</strong> tales<br />

<strong>familia</strong>s.<br />

En este <strong>con</strong>texto, y a pesar de lo dicho, la <strong>familia</strong> focalizada en los abuelos,<br />

posee resortes de calidad que no <strong>con</strong>viene olvidar, siempre y cuando no se<br />

pasen los límites <strong>con</strong>venientes para que la acción de los padres no quede<br />

amenazada sino que, por el <strong>con</strong>trario, quede fortalecida.<br />

En otro lugar (RIOS GONZALEZ,1983a) he escrito que lila presencia de los<br />

abuelos en el <strong>con</strong>texto narrativo y vinculante de las nuevas generaciones es<br />

algo que hay que re<strong>con</strong>quistar. El abuelo, esa figura mítica que vincula al joven<br />

<strong>con</strong> tiempos pasados, es una fuerte y clara figura en la que <strong>con</strong>fluyen procesos<br />

de identificación necesarios para la sólida <strong>con</strong>stitución de la personalidad<br />

humana ll<br />

• Es un aspecto que hay que asegurar <strong>con</strong> equilibrio, toda vez que los<br />

niños de hoy pierden la visión de otras épocas por la frecuente lejanía <strong>con</strong> que<br />

se establecen estas relaciones intra<strong>familia</strong>res. En el mismo lugar destaco cómo<br />

en muchas <strong>familia</strong>s actuales los niños tienen, respecto a los abuelos, una lejanía<br />

física y emocional que les hace perder parte de la importante IIfunción vinculadora"<br />

descrita por ROF CARBALLO al hablar de su "urdimbre <strong>con</strong>stitutiva ll<br />

• Es,<br />

<strong>com</strong>o afirma él mismo, la que <strong>con</strong>sigue que el nuevo ser quede vinculado a una<br />

tradición, aunque sea de un modo insensible.<br />

Me llamó la atención, a este respecto, un dato entre los muchos que hube de<br />

manejar al estudiar aspectos de la vida <strong>familia</strong>r relacionados <strong>con</strong> la figura<br />

paterna. Se trata del alto porcentaje de chicos y chicas entre 13 y 20 años que<br />

evocaban <strong>com</strong>o IIrecuerdo más triste de mi vida" la muerte del abuelo (60% de<br />

la muestra de 2.594 sujetos) y la muerte de la abuela (39% de la muestra). Es<br />

a través de una relación tan profundamente sentida al morir los abuelos <strong>com</strong>o<br />

puede adivinarse la enorme gama de pautas, códigos, costumbres y esquemas<br />

de <strong>con</strong>ducta que se han incorporado <strong>con</strong> tal <strong>con</strong>tacto perfectivo.<br />

Por todo lo dicho, se adivina que la <strong>familia</strong> focalizada en otro miembro no<br />

parental corre ciertos riesgos en cuanto se relaciona <strong>con</strong> la pérdida de <strong>com</strong>pe-


Manual de Orientación y Terapia Familiar 467<br />

tencias O la intromisión de pautas que distorsionan el estilo educativo que ha de<br />

generar la pareja parental. Pero ello no invalida que la presencia de tales<br />

miembros del sistema <strong>familia</strong>r más amplio se refuerce y se aproveche. <strong>La</strong><br />

presencia de abuelos y parientes cer<strong>cano</strong>s lino intrusivos ll<br />

, es una pieza clave<br />

para la <strong>com</strong>pleja tarea educativa y para la determinación de un modelo de <strong>familia</strong><br />

que sea potenciador de elementos básicos para la maduración del ser humano.<br />

c. Por la IIdistancia emocional ll<br />

entre sus miembros<br />

El tema de la IIdistancia emocional entre los miembros ll<br />

es un tema en el que<br />

me suelo centrar <strong>con</strong> mucha frecuencia al trabajar <strong>con</strong> las <strong>familia</strong>s. De él se<br />

derivan demasiadas cosas importantes para no dejar de tratarlo, ya que cuando<br />

entre los miembros del sistema <strong>familia</strong>r se levantan barreras sutiles, la dispersión<br />

interna y la incoherencia del núcleo básico de la <strong>familia</strong> es un hecho<br />

evidente. Tales barreras pueden ser removidas <strong>con</strong> las técnicas adecuadas, ya<br />

que no siempre resulta fácil en cuanto que los miembros del sistema oponen<br />

resistencias no fácilmente salvables.<br />

Al hablar en el capítulo 11 de los cauces de encuentro y <strong>con</strong>tacto he descrito<br />

los tres tipos de <strong>familia</strong> que pueden aparecer cuando se observan las actitudes<br />

de búsqueda: la <strong>familia</strong> IIdistante ll<br />

, la <strong>familia</strong> IIsimétrica ll<br />

y la <strong>familia</strong> II<strong>com</strong>plementaria<br />

ll<br />

, cada una de las cuales ofrece un perfil propio que fuá descrito en aquel<br />

lugar.<br />

Aparte de lo dicho entonces, es <strong>con</strong>veniente ampliar algunas características<br />

en cuanto que cada uno de estos tipos origina modos de <strong>com</strong>portamiento que<br />

es necesario tener en cuenta. Veamos cada uno de ellos.<br />

1. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> "distante"<br />

Da lugar a una verdadera y llamativa disgregación en cuanto que sus miembros<br />

no tienden a unificar esfuerzos, unir intereses y potenciar capacidades latentes.<br />

<strong>La</strong>s <strong>con</strong>ductas, por otra parte, se hacen in<strong>com</strong>patibles, cayendo en una verdadera,<br />

aunque disimulada, <strong>com</strong>petitividad que lejos de resultar eficiente y útil se<br />

transforma en un factor de mayor dispersión y autodestructividad.<br />

En tal <strong>familia</strong> se rompen los mecanismos de funcionamiento interno coherente<br />

y <strong>con</strong> el intento y deseo de destruir tabúes y mitos <strong>familia</strong>res, quedan perfudicadas<br />

otras muchas cosas esenciales para el progreso y la estabilidad.<br />

Para mí la imagen gráfica de este tipo de <strong>familia</strong> sería la de II<strong>familia</strong>-hotel ll<br />

, en<br />

la que todos saben que tienen un lugar físico para vivir, pero en la que los


468 José Antonio Ríos González<br />

Iigámenes primarios y profundos quedan totalmente desdibujados y casi inoperantes.<br />

<strong>La</strong> <strong>con</strong>vivencia <strong>familia</strong>r y sus reglas mínimas quedan totalmente anula­<br />

das.<br />

<strong>La</strong> nota de in<strong>com</strong>patibilidad se refuerza en tal <strong>familia</strong> desde el mismo momento<br />

en que la <strong>com</strong>unicación no existe en los niveles mínimos que aseguren que<br />

puede darse un <strong>con</strong>ocimiento del otro, para hacer viable la <strong>com</strong>prensión que<br />

ponga las bases de un entendimiento mutuo. Tal lejanía los va <strong>con</strong>virtiendo en<br />

seres in<strong>com</strong>patibles, no porque no tengan capacidad, sino porque el ejercicio<br />

de tal entendimiento queda absolutamente eliminado.<br />

Cada miembro, por otro lado, va estructurando sus propios modos de enfocar<br />

la realidad, apareciendo el fantasma de la presencia no discutida ni <strong>con</strong>frontada<br />

de prejuicios que van agravando el distanciamiento y la lejanía emocional entre<br />

los miembros. Es una realidad que hace que se permanezca juntos, aunque no<br />

unidos. <strong>La</strong> presión ambiental, la presencia de prejuicios sociales, las dificultades<br />

de mil tipos, hacen que tales <strong>familia</strong>s estén, en verdad, lejos de una mínima<br />

<strong>com</strong>unicación. El resultado final es un verdadero daño para el hijo que vive en<br />

un clima tan pobre y tan emprobrecedor.<br />

2. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> "simétrica"<br />

Acentúa lo simbiótico que amenaza la independencia de los <strong>hijos</strong> y anula<br />

cualquier intento de autonomía en los miembros que se ven atrapados en el<br />

proceso simbiótico. Lo simétrico y simbiótico adopta aquí la forma inevitable de<br />

quienes se ven presionados para hacer cuanto sea posible -aún a costa de<br />

muchas pérdidas profundas- por IIsobrellevar los sentimientos de aislamiento,<br />

invalidez y soledad ll<br />

tal y <strong>com</strong>o se ha expresado ROF CARBALLO (1972).<br />

Al mismo tiempo, tal tipo de <strong>familia</strong> intenta reforzar lo lIigual ll<br />

para mantener un<br />

equilibrio que de la impresión externa de que todo está en orden y de que<br />

cualquier peligro está perfectamente <strong>con</strong>trolado. <strong>La</strong> presencia de unos valores<br />

unidireccionales es una nota típica de tal <strong>familia</strong>. Hay, por decirlo <strong>con</strong> otras<br />

palabras, una preponderancia práctica <strong>con</strong>cretada en un objeto o valor primordial<br />

que se intenta inculcar en todos los miembros por igual. A ello se une la<br />

presencia de un único y central valor <strong>familia</strong>r (el dinero, la fama, el <strong>con</strong>sumo, la<br />

inteligencia, el éxito, la salud, lo religioso, lo político, el <strong>com</strong>er bien... etc) y a él<br />

se supedita todo, caiga quien caiga.<br />

<strong>La</strong>s <strong>con</strong>secuencias de tal actitud han sido descritas en muchas ocasiones,<br />

destacando cómo la aparición de trastornos en tales <strong>familia</strong>s es una <strong>con</strong>secuen-


Manual de Orientación y Terapia Familiar 469<br />

cia inevitable. Hay un principio operativo en la observación del <strong>com</strong>portamiento<br />

humano <strong>con</strong>sistente en ver cómo no puede vivirse unidireccionalmente, sino<br />

que lo verdaderamente sano es estar abierto a la introducción de cambios que<br />

creen nuevas ilusiones, obliguen a nuevas formas de relación que abran nuevas<br />

posibilidades humanas (MARTI TUSQUETS. 1980). El mismo ROF CARBALLO<br />

ha hablado de formas de relaciones primarias que son necesarias para que el<br />

hombre no se deprima, ya que toda rutina en la relación produce depresión.<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong> IIsimétrica ll<br />

rompe la posibilidad de crear nuevos esquemas y en ella<br />

la fantasía queda atenazada.<br />

<strong>La</strong> nota de la presencia de un tipo de <strong>com</strong>unicación de IIdirección interna ll<br />

intenta poder imponer un mismo esquema a todos los miembros del sistema<br />

<strong>familia</strong>r. En este tipo de <strong>com</strong>unicación, los padres actúan de forma directa en<br />

la transmisión de mensaje, aspecto que puede ser positivo y enriquecedor, pero<br />

la finalidad perseguida es que los <strong>hijos</strong> estén formados al máximo, que adquieran<br />

el mayor y mejor número de <strong>con</strong>ocimientos, que adopten actitudes responsables<br />

en su formación, mientras que la máxima aspiración de tales padres es<br />

que los <strong>hijos</strong> asciendan, eleven su nivel dentro de la sociedad y, <strong>com</strong>o afirma<br />

MARTI TUSQUETS (1989), lilas <strong>hijos</strong>, aquí, más que amados, son criados ll<br />

• El<br />

ascender es la última meta.<br />

3. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> "<strong>com</strong>plementaria"<br />

Es la que mantiene unos niveles de <strong>com</strong>unicación y cercanía en los que se<br />

aúnan lo que es <strong>com</strong>un y participado entre todos y lo que <strong>con</strong>stituye el núcleo<br />

básico y central de la propia individualidad.<br />

Lo participado, el denominado IIlugar <strong>com</strong>ún de encuentro ll<br />

, hace viable una<br />

interacción rica y <strong>con</strong>tinua, al tiempo que lo peculiar de cada miembro queda<br />

asegurado, sin que se presente la amenaza del peligro de perder la propia<br />

identidad.<br />

En este tipo de <strong>familia</strong> la distancia emocional es la adecuada para que cada<br />

uno se sienta IIsi mismo ll<br />

, a la vez que todos encuentran una posibilidad de<br />

enriquecimiento por lo que le aporta la presencia vivificante de los otros.<br />

Este modo de actuar es el más positivo y el que de una manera especial<br />

<strong>con</strong>stituye un modelo positivo a cuya <strong>con</strong>strucción ha de tenderse en el trabajo<br />

de orientación o terapia de la <strong>familia</strong>.


470 José Antonio Ríos González<br />

D. Por otros dinamismos disfuncionales<br />

Se entiende aquí por dinamismo disfuncional cualquier mecanismo que lejos<br />

de potenciar y ayudar a la evolución progresiva de los miembros de un sistema,<br />

<strong>con</strong>tribuye a la paralización de tal evolución, ya sea <strong>con</strong> la aparición de fijaciones<br />

en los procesos de desarrollo personal y del sistema, ya sea <strong>con</strong> la insistente<br />

recurrencia a regresiones que hacen oscilante dicho progreso personal o<br />

sistémico.<br />

En cualquier caso se trata de dinamismos que no resultan progresivos y<br />

evolutivos para la totalidad del sistema <strong>familia</strong>r. Esta doble vertiente -progresión<br />

y evolución hay que entenderla <strong>com</strong>o la doble base sobre la que se posibilite la<br />

aparición de las características positivas a que tantas veces se ha aludido ya<br />

en estas páginas: la estabilidad, la cohesión y el progreso.<br />

Cualquier mecanismo que sea un obstáculo para la realización de estas notas<br />

referidas al grupo <strong>familia</strong>r, puede ser catalogado <strong>com</strong>o dinamismo disfuncional.<br />

No todos colaboran <strong>con</strong> igual intensidad a la paralización del avance en el<br />

sistema <strong>familia</strong>r, pero es claro que cada cual <strong>con</strong>tribuye a una dificultad que el<br />

orientador o el terapeuta de la <strong>familia</strong> ha de tener muy presente.<br />

1. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> restrictiva<br />

<strong>La</strong> característica fundamental de este tipo de <strong>familia</strong> es su claro rechazo de la<br />

autonomía del hijo. De modo tácito, sin mensajes claros, sin lenguajes directos<br />

e inteligibles, crea un ambiente o <strong>con</strong>texto que limita al niño, al adolescente e,<br />

incluso, al miembro adulto del sistema.<br />

Es un clima <strong>familia</strong>r limitante de la originalidad, lo creativo, cuanto suponga<br />

expansión vital del hijo.<br />

Los modelos que ofrece -y que serán los únicos que acepte- son los preformados<br />

por arquetipos que canalizan un <strong>com</strong>portamiento <strong>con</strong>creto, de tal manera<br />

que salirse de estos modelos es <strong>con</strong>denarse a ser 11 raro 11 , 11peligrosoli , lIinadaptado<br />

ll<br />

, "anatema ll<br />

• El sujeto no puede crear nada, en la expresión feliz de ROF<br />

CARBALLO, porque crear algo sería romper algo yeso se vive <strong>com</strong>o una<br />

amenaza de retirada de afecto.<br />

Consecuencia de tales esquemas <strong>com</strong>portamentales es emprobrecer el horizonte<br />

y crear el tipo que el mismo ROF ha denominado "pensamiento sin<br />

imaginación ll<br />

, inteligencia sin imaginación. Su interpretación es que el grito del<br />

Mayo del 68 lI ila imaginación al poder!1I era el grito del hambre de personas<br />

limitadas por una <strong>familia</strong> y un estado restrictivos.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 471<br />

Por todo ello no tengo in<strong>con</strong>veniente en denominar a este tipo de <strong>familia</strong> <strong>con</strong><br />

el término de IIlimitante ll . Es el sistema que organiza toda la vida intrasistémica<br />

de modo limitante hablando, organizando y actuando en función de lo más<br />

destructivo y hasta de lo más patológico.<br />

Se repite aquí lo que en otro lugar se expuso <strong>com</strong>o el sistema en el que cuando<br />

los miembros actúan <strong>com</strong>o totalidad "valen menos ll que lo que debiera ser la<br />

suma total de sus <strong>com</strong>ponentes.<br />

Ante este tipo de <strong>familia</strong> la acción terapéutica fundamental está en ayudarla a<br />

descubrir algo que sea <strong>con</strong>structivo y capaz de estimular la capacidad creadora<br />

de sus miembros, para lo cual es eficaz el canalizar la <strong>com</strong>unicación hacia<br />

<strong>con</strong>tenidos <strong>con</strong>structivos y ayudarla a ver la existencia de lIalgoll valorable y en<br />

lo que, ya sea <strong>com</strong>o <strong>con</strong>junto, ya sea en el plano individual de sus miembros,<br />

***<br />

encuentren una plataforma sobre la que destacar en esa dirección. <strong>con</strong> otras<br />

palabras, hacer a la <strong>familia</strong> II<strong>com</strong>petentell en una dirección determinada, insis­<br />

tiendo para que tal grado de <strong>com</strong>petencia sea más claro y acentuado en el<br />

miembro designado <strong>com</strong>o "paciente ll de los <strong>con</strong>flictos que se derivan de la<br />

restricción o limitación <strong>con</strong> que se desenvuelve la vida del sistema <strong>familia</strong>r.<br />

El orientador o terapeuta debe actuar aquí de modo que la <strong>familia</strong> pueda abrir<br />

ampliamente el horizonte de sus planteamientos. <strong>La</strong>s estructuras de actuación<br />

dentro del proceso terapéutico han de ser más amplias de lo que habitualmente<br />

hace la <strong>familia</strong> aquí descrita. Modos <strong>con</strong>cretos de realizar tal objetivo es, por<br />

ejemplo, hacerles hablar de los aspectos sanos que vive la <strong>familia</strong>, planear algo<br />

<strong>con</strong>structivo, ayudarles a descubrir lIalgoll valorable en la totalidad del sistema<br />

o en alguno de sus subsistemas o, incluso, miembros individualizados. suele<br />

dar buen resultado obligarles a que en el interior de la misma sesión de<br />

orientación o terapia intercambien mensajes gratificantes para ellos: qué les<br />

agrada del otro, qué valoran, en qué creen que destacan los otros, en qué los<br />

ven más <strong>com</strong>petentes, qué les gusta del otro... , posibilidades que están vírgenes<br />

en muchas <strong>familia</strong>s <strong>con</strong> el inevitable empobrecimiento de la interacción intrasistémica.<br />

En la dinámica de tal <strong>con</strong>texto restrictivo y limitante florecen <strong>com</strong>portamientos<br />

que sólo resultan inteligibles a la luz de cuanto se ha dicho anteriormente. El<br />

miembro joven de tal tipo de <strong>familia</strong> trata de desafiar este <strong>con</strong>texto, adoptando<br />

***


472 José Antonio Ríos González<br />

para ello, <strong>com</strong>o lenguaje <strong>com</strong>unicativo, múltiples formas externas: lenguaje<br />

desgarrado, desafiante, vocabulario que irrita a los adultos, modos de vestir,<br />

aparte de <strong>com</strong>portamientos que adoptan formas que rozan lo patológico, tales<br />

<strong>com</strong>o los modos de decir IIno ll a través del <strong>com</strong>portamiento esquizofrénico,<br />

anorexiógeno, y cuya última lectura dinámica está muy cerca de lo que es un<br />

verdadero desafío a lo que no se acepta o no gusta en el propio <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r.<br />

Este modo de actuar <strong>con</strong>tra la situación restrictiva es algo que debe ser<br />

<strong>con</strong>ocido por el orientador y el terapeuta para poder introducirse en el sistema<br />

<strong>familia</strong>r que precisa su ayuda.<br />

De cualquier modo, y ampliando una idea ya apuntada, la finalidad terapéutica<br />

en estos casos es poder <strong>con</strong>seguir que la suma de lo que es cada miembro por<br />

sí mismo se vea potenciada <strong>con</strong> lo que son los otros, sin que ninguno de ellos<br />

pierda por el carácter restrictivo de que se viene hablando.<br />

Si la <strong>familia</strong> es, vista en su dinámica interna, algo parecido a esto:<br />

***<br />

1 + 1 + 1 + 1 = no a 4, sino = 3 ó a 2.5<br />

desde el punto de vista de los objetivos que se marca el orientador o el terapeuta,<br />

la <strong>familia</strong> ha de ser así:<br />

1+1+1+1=4<br />

lo cual cambia totalmente, tanto el planteamiento <strong>com</strong>o el pronóstico del proceso<br />

terapéutico.<br />

2. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> autista<br />

Corresponde al sistema <strong>familia</strong>r que ajusta su <strong>com</strong>portamiento a lo que es un<br />

IIsistema cerrado ll<br />

• Como tal -y según se vió ya en otro lugar- la dinámica<br />

fundamental es la de tender a lo destructivo <strong>con</strong> todas las <strong>con</strong>secuencias<br />

negativas que esto encierra. <strong>La</strong> <strong>com</strong>unicación y el <strong>con</strong>tacto en cuanto piedras<br />

claves de un dinamismo tendente al progreso, quedan aquí muy amenazados<br />

y el empobrecimiento se presenta tanto en los aspectos tendentes a la relación<br />

<strong>con</strong> el mundo exterior <strong>com</strong>o en aquéllos en que se asientan los mecanismos de<br />

funcionamiento intrasistémico.<br />

Actualmente es frecuente ver <strong>familia</strong>s sometidas a este funcionamiento, a<br />

veces por razones basadas en datos objetivos tales <strong>com</strong>o el inevitable aislamiento<br />

que la sociedad actual impone a muchos grupos, mientras que otras se<br />

cierran el horizonte hacia lo creativo y renovador por una pereza en movilizar<br />

resortes, crear nuevas pautas, estructurar nuevas relaciones.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 473<br />

<strong>La</strong> orientación y terapia de tales tipos de <strong>familia</strong> ha d"e buscar fundamentalmente<br />

la creación de un "sistema más abierto", en el que el <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> otros<br />

sistemas sea el funcionamiento habitual y en el que el intercambio de relaciones<br />

haga posible la organización de nuevas <strong>con</strong>ductas a nivel grupal o sistémico.<br />

Una tarea urgente en tales casos está en provocar nuevas estructuras de<br />

relación y modelar -mediante la colaboración creadora de todos los miembros<strong>con</strong>ductas<br />

autónomas y liberadoras.<br />

En tal tarea es <strong>con</strong>veniente asociarse al miembro más creativo del sistema<br />

<strong>familia</strong>r. En él puede en<strong>con</strong>trarse un aliado en forma de coterapeuta que<br />

movilice, desde dentro, cuanto se presenta <strong>com</strong>o paralizado y esclerótica. Para<br />

ello, al mismo tiempo, es útil hacer que la <strong>familia</strong> se remonte a aquéllas otras<br />

etapas de su desarrollo vital en las que lo creativo estuvo más o menos presente.<br />

Empalmar <strong>con</strong> aquello, volver a unir lo actual-pasivo <strong>con</strong> lo pasado-activo, suele<br />

dar buenos resultados. Aparte del <strong>com</strong>ponente gratificador que encierra el que<br />

la <strong>familia</strong> evoque épocas más sanas, tiene el enorme beneficio de ver que otras<br />

veces fueron capaces de hacer algo actualmente perdido. Es verdad que en<br />

ello aparecerá de manera inmediata la triste <strong>con</strong>templación de cuanto se ha<br />

perdido o abandonado, tal <strong>com</strong>o amistades, costumbres, relaciones, metas<br />

queridas y buscadas... , <strong>con</strong>templación que puede atemorizar por creer que es<br />

imposible recuperar todo ese caudal de experiencias, pero que encierra el gran<br />

valor de ver algo positivo en una etapa de la biografía de la <strong>familia</strong>. Tender<br />

nuevamente a ello, intentar recuperarlo, es un objetivo que hay que estimular.<br />

y por experiencia sé que algunas <strong>familia</strong>s han redescubierto lo que parecía<br />

totalmente perdido.<br />

3. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> esquizofrenógena<br />

Los más modernos estudios sobre la etiología y génesis de la esquizofrenia<br />

ponen el acento en señalar el <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r <strong>com</strong>o factor etiológico de la<br />

misma. (SLUZKI, RANSOM, 1976) y se describen las <strong>familia</strong>s <strong>con</strong> miembros<br />

esquizofrénicos en términos de modelos de retroacción y calibración (BATE­<br />

SON, 1961) Yen función de ver al funcionamiento de la <strong>familia</strong> <strong>com</strong>o un sistema<br />

cibernético (HALEY, 1959) en el que la esquizofrenia resulta ser el producto de<br />

un determinado tipo de interacción <strong>familia</strong>r (BATESON, JACKSON, HALEY Y<br />

WEAKLAND citados por SLUZKI y RANSOM).<br />

<strong>La</strong> esquizofrenia, por todo ello, puede ser vista desde ángulos diversos según<br />

el enfoque que adopte el observador:


474 José Antonio Ríos González<br />

El enfoque clásico se <strong>con</strong>densaría en esta afirmación:<br />

"Mirad estos pobres padres afligidos por este intolerable<br />

esquizofrénico... "<br />

El enfoque culpabilizador afirmaría lo siguiente:<br />

"Mirad este adorable esquizofrénico... hecho una pena por estos<br />

padres intolerables..."<br />

El enfoque sistémico integrador y relacional haría una afirmación en términos<br />

parecidos a éstos:<br />

"<strong>La</strong> <strong>familia</strong> de este esquizofrénico y este miembro esquizofrénico son<br />

nuestro objeto terapéutico: no hay un "antes" y un "después··; no hay<br />

··culpables" ni "víctimas", sino una unidad "paciente-sufriente".<br />

El tercer modo de ver la misma realidad incorpora una serie de matizaciones<br />

que no <strong>con</strong>viene pasar por alto para poder describir, aunque sea someramente<br />

y en términos muy operativos, la fisonomía de la <strong>familia</strong> que puede calificarse<br />

<strong>com</strong>o esquizofrenógena.<br />

Según las ideas de los autores anteriormente citados pueden destacarse los<br />

siguientes aspectos:<br />

1. <strong>La</strong> esquizofrenia es el resultado de una determinada interacción <strong>familia</strong>r.<br />

2. Hay una sucesión de experiencias que inducen tal sintomatología<br />

3. Por ello mismo, más que indagar en la búsqueda de una experiencia<br />

traumática en la etiología, hay que ver los modelos característicos de<br />

sucesiones que pueden explicar la aparición de la esquizofrenia.<br />

4. Estas sucesiones tienen la característica de que en base a ellas el<br />

paciente adquiere un "habitus" mental que queda ejemplificado en la<br />

"<strong>com</strong>unicación esquizofrénica", y así, el esquizofrénico "debe vivir en un<br />

universo donde las sucesiones de a<strong>con</strong>tecimientos son tales que sus<br />

modalidades <strong>com</strong>unicativas no <strong>con</strong>vencionales resultan apropiadas de<br />

algún modo·· (SLUZKI, 1976).<br />

5. BATESON afirma que la sucesión de este tipo de experiencias externas<br />

es responsable de los <strong>con</strong>flictos internos, apareciendo <strong>com</strong>o una "cadena<br />

de feedback··, sucesión irresoluble que se denomina ya <strong>con</strong> el término<br />

"doble vínculo".<br />

6. Este dinamismo hace nacer transacciones que estan llenas de "no<br />

<strong>con</strong>firmaciones" de sí y de los otros.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 475<br />

7. En la naturaleza de tal interacción aparece el verdadero <strong>com</strong>portamiento<br />

psicótico que puede ser el resultado, no de la quiebra de la capacidad de<br />

una persona para afrontar la realidad, sino de los esfuerzos para hacer<br />

frente a los mensajes <strong>con</strong>tradictorios y a las exigencias imposibles,<br />

pudiendo llegar, incluso, a que la psicosis de un miembro de la <strong>familia</strong><br />

-<strong>con</strong>siderada en términos de homeostasis <strong>familia</strong>r- puede ser una alternativa<br />

e<strong>con</strong>ómica a la des<strong>com</strong>pensación de otros muchos miembros o a<br />

una crisis <strong>familia</strong>r (SLUZKI, 1976, pág.69 edición en italiano)<br />

8. De aquí puede deducirse que, <strong>con</strong>templada desde el <strong>con</strong>texto distorsio­<br />

nado, la esquizofrenia es una <strong>com</strong>unicación igualmente distorsionada<br />

(BATESON, 1958c), al tiempo que <strong>con</strong> HALEY (1959c) puede describirse<br />

el <strong>com</strong>portamiento esquizofrénico en base a niveles de una <strong>com</strong>unicación<br />

peculiar centrada en el doble vínculo.<br />

Teniendo en cuenta tales <strong>con</strong>clusiones, la <strong>familia</strong> esquizofrenógena tiene unos<br />

perfiles muy <strong>con</strong>cretos que es preciso <strong>con</strong>ocer, no sólo para tratarla, sino para<br />

evitar que sus dinamismos desencadenen el <strong>com</strong>portamiento patológico de<br />

alguno de sus miembros.<br />

Siguiendo a SWLUZKI en la obra ya citada (páginas 109 a 115) parece que<br />

puede describirse tal tipo de <strong>familia</strong> acorde <strong>con</strong> las siguientes notas direrencia­<br />

doras:<br />

a) <strong>La</strong> <strong>familia</strong> esquizofrenógena logra una adaptación externa a costa de su<br />

disgregación interna.<br />

b) El miembro esquizofrénico se adapta a este ambiente <strong>familia</strong>r <strong>con</strong> formas<br />

de <strong>com</strong>portamiento <strong>com</strong>unicativo en el que el mundo interno y el externo<br />

quedan implícita o explícitamente negados.<br />

c) Es una <strong>familia</strong> fuertemente homeostática (BATESON).<br />

d) Los miembros de tal <strong>familia</strong> son incapaces de llegar a tomar decisiones,<br />

dado que ninguno asume la responsabilidad de poner ante sí y de modo<br />

claro un problema. Esto hace que el ambiente <strong>familia</strong>r de este tipo sea<br />

rígido e igualmente indeterminado <strong>con</strong> la misma rigidez.<br />

e) Dada la incapacidad de esta <strong>familia</strong> para "absorber" sus procesos de<br />

adaptación, se en<strong>con</strong>trará siempre intentando resolver sus viejos proble­<br />

mas, sin en<strong>con</strong>trar, por ello, un dinamismo progresivo y perfectivo.<br />

***


476 José Antonio Ríos González<br />

Si es interesante ver cuanto tiene lugar en el interior del sistema <strong>familia</strong>r total,<br />

no es menos útil ver algunos aspectos de la dinámica relacional que se establece<br />

entre el paciente designado <strong>com</strong>o esquizofrénico y las figuras del subsistema<br />

parental (padre y madre).<br />

Partiendo de lo más general hacia lo más específico, puede verse, <strong>con</strong> LUTZ<br />

(citado por KANNER, 1957) que las perturbaciones carenciales parentales<br />

inciden en lo que él denomina "perturbaciones del <strong>con</strong>tacto" y que para este<br />

autor <strong>con</strong>stituyen un elemento fundamental del síndrome de la esquizofrenia<br />

infantil.<br />

Para G. INGRASSIA (1966) un <strong>com</strong>ponente básico del mismo síndrome se<br />

encuentra en la falta de calor materno y paterno que es fundamental para el<br />

desarrollo psicobiológico infantil, juntamente <strong>con</strong> los otros síntomas (no adquisición<br />

o pérdida de <strong>con</strong>tacto objetivo <strong>con</strong> la realidad, aparición de un pensamiento<br />

autista, fenómenos de regresión y disociación).<br />

BOSZORMENYI-NAGY y FRAMO (1965) destacan cómo los padres del<br />

esquizofrénico tienen miedo a funcionar <strong>com</strong>o individuos autónomos en relación<br />

<strong>con</strong> el paciente, ya que actuar así significa para ellos la muerte del paciente. De<br />

ahí se sigue que éste explote el terror de los padres, para obtener de ellos<br />

gratificaciones infantiles en una relación eminentemente simbiótica y tan intensa<br />

que impide la maduración del mismo, de donde la destructividad del esquizofrénico<br />

no es de tipo interpersonal, sino motivada por la necesidad de una<br />

identificación sana, aunque muy primitiva (pág.484-487).<br />

Los mismos autores indican que los padres de esquizofrénicos siguen vinculados<br />

a las propias <strong>familia</strong>s de origen, hasta tal punto que no forman parte<br />

psicológicamente de la propia <strong>familia</strong> <strong>con</strong>yugal. En la misma línea están las<br />

investigaciones de LIDT, CORNELISON, FLECK y TERRY (1957) que aportan<br />

datos de 16 <strong>familia</strong>s estudiadas a lo largo de varios años, afirmando que en<br />

cinco de ellas los padres permanecían fieles a las respectivas <strong>familia</strong>s de origen,<br />

lo que supone un verdadero obstáculo para la <strong>con</strong>stitución de un nuevo sistema<br />

<strong>familia</strong>r integrado por los cónyuges. Tal apego afectivo -siguiendo el hilo de las<br />

ideas de los autores que estoy citando-, así <strong>com</strong>o la dependencia de uno o<br />

ambos cónyuges a una figura parental, tiene todas las características de una<br />

IIfijación" que impide que tal apego pueda transferirse al cónyuge. Creo que<br />

puede afirmarse que en tales casos se tiene <strong>con</strong>seguida la IIfiliación ll<br />

, pero a<br />

costa de sacrificar la II<strong>con</strong>yugalidadll y aunque <strong>con</strong> cierto nivel de IIpaternidad ll<br />

lograda sobre el hijo/hija esquizofrénico.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 477<br />

A este respecto RICKOFF, DAY e HIRSCH (1958) afirman que 1I •••el ir al<br />

servicio militar, el trasladarse de ciudad, el casarse y el tener <strong>hijos</strong> propios, a<br />

veces sólo significa un modo de obedecer a las <strong>con</strong>vicciones sociales que<br />

forman parte de las expectativas <strong>familia</strong>res, sin un verdadero sentido de la<br />

identidad separado de aquel del sistema <strong>familia</strong>r... 11, entendiendo por tal el<br />

sistema <strong>familia</strong>r de origen.<br />

Es aquí, en este <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r, donde la red de relaciones intrasistémica<br />

adopta formas que ayudan a clarificar lo que tiene lugar en el funcionamiento<br />

intrapsíquico y relacional delllpaciente ll . El hijo esquizofrénico está afectado por<br />

un tipo de apego que ata a los padres a estructuras <strong>familia</strong>res de sus respectivos<br />

pasados. Por ello BOSZORMENYI-NAGY (1969) afirman que el apego a la<br />

<strong>familia</strong> de origen no es, en el fondo, más que una forma del lIinvestimento<br />

emotivo" de los objetos interiores que hay que distinguir de aquél que actúa<br />

sobre las verdaderas relaciones interpersonales. Se hace, por tanto, difícil la<br />

salida de tales redes para estos padres ante el dilema de tener que optar por<br />

una forma de identidad II<strong>com</strong>o <strong>hijos</strong>ll frente a una identidad II<strong>com</strong>o padres ll .<br />

TOWNE, SAMPSON y MESSINGER (1961) destacan la importancia de este<br />

mundo intrapsíquico y presentan datos de 16 mujeres esquizofrénicas a raíz de<br />

un corto período de matrimonio. Estos autores sugieren que estas mujeres han<br />

caido en tal situación ante la tensión que desencadenaba el tener que optar por<br />

uno de los dos deberes que presentaban su participación en la <strong>familia</strong>: o la rotura<br />

de los ligámenes primarios <strong>con</strong> las <strong>familia</strong>s de origen, o, por otro lado, la síntesis<br />

de las identificaciones <strong>con</strong>flictivas de la infancia dentro de una posible identidad<br />

adulta. <strong>La</strong> crisis se deriva del hecho invitable de tener que afrontar varios<br />

fragmentos de identificación, así <strong>com</strong>o la defensa ante los mismos y que<br />

anteriormente habían sido percibidos <strong>com</strong>o parcialmente disociados.<br />

<strong>La</strong>s figuras parentales, separadamente <strong>con</strong>sideradas, ofrecen matices importantes<br />

de destacar aquí.<br />

<strong>La</strong> figura materna del esquizofrénico ha sido valorada por FRY (1962b) <strong>com</strong>o<br />

un verdadero factor etiológico, y JACKSON (1958b) ha destacado la relación<br />

que guarda el sentimiento de culpa <strong>con</strong> el <strong>con</strong>trol materno. BATESON insiste<br />

en el hecho que la madre del esquizofrénico castiga al hijo por su expectativa<br />

de castigo, <strong>con</strong> lo que quiere significar que el hijo debe permanecer anclado en<br />

este tipo de ligamen más que en este ligamen. El <strong>con</strong>texto de aprendizaje del<br />

esquizofrénico viene descrito en términos de relación <strong>con</strong> la madre; ésta se<br />

***


478 José Antonio Ríos González<br />

<strong>com</strong>porta de manera hostil cuando el hijo se le acerca y simula a veces un<br />

<strong>com</strong>portamiento hostil retirándose. <strong>La</strong> sensibilidad de la madre ante las acusaciones<br />

impide al hijo <strong>com</strong>entar o discriminar cuidadosamente lo que está<br />

<strong>com</strong>unicando, según la descripción que hace SLUZKI (1976) de tal <strong>com</strong>porta­<br />

miento.<br />

Para LIDZ y FLECK (1960) en las madres de esquizofrénicos existe la<br />

tendencia materna a <strong>con</strong>fluir las necesidades del hijo <strong>con</strong> las propias necesida­<br />

des, proyectándolas asísobre el hijo, ofreciendo al mismo tiempo una verdadera<br />

incapacidad para distinguir la frontera delllyo" de sí mismo <strong>con</strong> el del hijo, lo que<br />

explica por qué BOWEN (1960) afirma que las lamentaciones y quejas de las<br />

madres por la inadecuación de un hijo esquizofrénico pueden <strong>con</strong>siderarse<br />

<strong>com</strong>o una exteriorización de inadecuación de las propias madres. Esta afirmación<br />

la apoya en su experiencia en terapia <strong>familia</strong>r.<br />

<strong>La</strong> figura paterna ocupa en la génesis de los esquizofrénicos un lugar también<br />

destacado, ya que forma parte del triángulo que origina un doble vínculo. Junto<br />

a los mensajes <strong>con</strong>flictivos y al <strong>com</strong>portamiento psicótico, el padre es el tercer<br />

miembro potencial del Iltriángulo", asumiendo una de estas tres posiciones: o<br />

participa en el papel de "perseguidor" (WEAKLAND, 1960), o permanece <strong>com</strong>o<br />

testigo pasivo, o se <strong>con</strong>vierte en una víctima más. El padre entra aquí <strong>com</strong>o un<br />

factor negativo, ya que es incapaz de apoyar al hijo en su relación <strong>con</strong> la madre,<br />

aspecto que resultaría altamente beneficioso para una posterior evolución de la<br />

situación. <strong>La</strong> actitud del padre debiera ser la de intervenir cuando la madre se<br />

<strong>com</strong>porta hostilmente <strong>con</strong> el hijo esquizofrénico, cosa que no sucede.<br />

Una y otra figura parental tienen rasgos que, aunque no rígidos, permiten<br />

formar una idea aproximada del perfil de una y otra. Esquemáticamente, y<br />

teniendo en cuenta algunas investigaciones al respecto, pudieran ser las<br />

siguientes:<br />

***<br />

• <strong>La</strong>s madres son más protectivas e intrusivas que las de <strong>hijos</strong> normales.<br />

Tal característica no es peculiar del momento actual en que la esquizofrenia<br />

está más o menos estructurada, sino que parece ser una nota peculiar<br />

derivada de una actitud general hacia el hijo mucho antes de evidenciarse<br />

la perturbación esquizofrénica.<br />

FROM REICHMAN (1948) ha descrito tales madres <strong>com</strong>o <strong>con</strong>troladoras<br />

rigurosas, frías, rechazantes, amenazadoras y dominantes, aspectos que


Manual de Orientación y Terapia Familiar 479<br />

siguen en revisión por cuanto es un tema muy abierto a nuevas aportaciones.<br />

• Los padres han sido objeto de menor número de investigaciones, aunque<br />

se cuenta <strong>con</strong> aportaciones interesantes de las que pueden deducirse<br />

algunas características importantes:<br />

En general se les <strong>con</strong>sidera <strong>com</strong>o personalidades muy pasivas, especialmente<br />

en lo que se relaciona <strong>con</strong> las autoritarias madres esquizofrenógenas;<br />

igualmente aparecen <strong>com</strong>o más apartados de la relación <strong>familia</strong>r<br />

normal en cualquier <strong>familia</strong>, siendo descritos en muchas ocasiones <strong>com</strong>o<br />

padre periférico (CHEEK, 1965; CAPUTO, 1966) mientras que MISHLER<br />

y WAXLER (1966), destacan la menor dominancia de estos padres en<br />

<strong>com</strong>paración a la que aparece en los que tienen <strong>hijos</strong> normales.<br />

Otros autores han descrito algunas aproximaciones a lo que pudiera ser<br />

una tipología de padres de esquizofrénicos. Veamos algunas:<br />

LINDZ (1959) destaca <strong>com</strong>o tipo más frecuente el que denomina "distante"<br />

y que resulta ser muy semejante al "autoritario" de KANNER y EISENBERG<br />

(1959) en sus estudios sobre niños autistas.<br />

CLAUSEN y KOHNN (1964) ponen su atención en tres categorías de<br />

padres de esquizofrénicos: 1) pasivo, inmaduro y tendente a renunciar a<br />

funciones propias de la paternidad; 2) autoritario, sádico; y 3) frío, megalómano<br />

y narcisista.<br />

Para FLECK y LINDZ (1964) destacan los padres poco seguros de sí<br />

mismos y de su masculinidad, lo cual lleva a exigir admiración y atención<br />

<strong>con</strong>tinua para sostener la propia estima de sí mismos, de donde se sigue<br />

que tales padres resultan débiles, <strong>con</strong> un <strong>com</strong>portamiento paradójico e<br />

irracional, aspectos que afectan negativamente a la interacción <strong>con</strong> el hijo,<br />

máxime si admitimos la teoría de que el padre representa para el hijo un<br />

"objeto" decisivo de identificación al tiempo que para la hija se transforma<br />

en un objeto apropiado de amor que es un elemento fundamental para su<br />

transformación en mujer.<br />

En cualquier caso -y aquí reside un punto de atención para trabajar terapéuticamente<br />

<strong>con</strong> tales <strong>familia</strong>s- este tipo de profunda inseguridad en la figura<br />

paterna bloquea y obstaculiza los procesos normales de identificación y sus<br />

posteriores elaboraciones en la fase de identidad en el hijo, <strong>com</strong>o hombre, y en<br />

la hija <strong>com</strong>o mujer.


480 José Antonio Ríos González<br />

<strong>La</strong>s investigaciones de BOATMAN y SZUREK (1964) han puesto de relieve<br />

que los padres de niños esquizofrénicos o gravemente esquizoides están<br />

afectados gravemente por alteraciones neuróticas personales, haciendo verque<br />

esta neurosis de los padres era particularmente grave y acentuada en los meses<br />

inmediatamente anteriores y posteriores al nacimiento del hijo que presentaba<br />

después una psicosis esquizofrénica. Al mismo tiempo, y por lo que respecta a<br />

las actitudes educativas presentes en estos padres, se acusaban a sí mismos,<br />

y mutuamente entre los cónyuges, de haber sido excesivamente severos o<br />

demasiado indulgentes y muy frecuentemente ausentes. Todo ello pone de<br />

manifiesto que en cualquier caso hay datos para detectar una actitud <strong>con</strong>flictiva<br />

negativa o aspectos obsesivos o esquizoides en uno o en ambos progenitores,<br />

aparte de en<strong>con</strong>trar otras formas de distorsiones de la expresión afectiva<br />

<strong>con</strong>exas <strong>con</strong> dificultades somáticas, <strong>con</strong> problemas en la esfera de la sexualidad<br />

o <strong>con</strong> situaciones <strong>con</strong>flictivas de diverso tipo.<br />

Tales <strong>con</strong>flictos parentales juegan un papel importante en la génesis del<br />

<strong>com</strong>portamiento del hijo, advirtiéndose que en muchos casos el negativismo del<br />

hijo puede verse <strong>com</strong>o una participación en el mismo juego negativo de los<br />

padres.<br />

<strong>La</strong> orientación y terapia de tales modelos <strong>familia</strong>res ha de centrarse en la<br />

disolución de los aspectos negativos que impiden una fluida y profunda <strong>com</strong>u­<br />

nicación intra<strong>familia</strong>r. Una vez detectados los núcleos básicos en que ha<br />

quedado anclada la dinámica <strong>familia</strong>r, hay que programar muy bien los pasos<br />

a dar, marcándose objetivos muy <strong>con</strong>cretos y reales, todos ellos tendentes a<br />

disolver las barreras que hacen difícil la interacción entre el miembro calificado<br />

<strong>com</strong>o esquizofrénico y el resto de la <strong>familia</strong>.<br />

En estos casos la colaboración de todos los miembros del sistema <strong>familia</strong>r es<br />

imprescindible, aunque a alguno pueda parecer inútil su participación en la<br />

terapia. Puede ocurrir que el trabajo <strong>con</strong> la <strong>familia</strong> de un esquizofrénico se<br />

muestre <strong>com</strong>o lento y hasta estéril, pero siempre se <strong>con</strong>cluye que tal situación<br />

está dependiendo del <strong>con</strong>trol indirecto que ejerce un miembro no participativo<br />

o un miembro que, aunque físicamente presente en las sesiones, bloquee y<br />

descalifique de muchos modos la acción terapéutica.<br />

<strong>La</strong> reestructuración de los mecanismos que hacen posible la <strong>con</strong>quista de<br />

identificaciones es un objetivo básico, aunque el camino tenga que pasar en<br />

muchas ocasiones por una vinculación paciente-terapeuta que rompa las inhi-<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar 481<br />

biciones afectivas <strong>con</strong> las figuras parentales. El trabajo en coterapia facilita este<br />

proceso, ya que el paciente tiene alternativas para elegir a uno de los terapeutas<br />

<strong>com</strong>o modelo de identificación, sin verse obligado a tener que establecer una<br />

relación <strong>con</strong> uno de ellos. El saber alternar las intervenciones cuando se vea<br />

que puede ser más eficaz la acción de uno de los terapeutas, <strong>con</strong>stituye una de<br />

las claves de un trabajo eficaz.<br />

Parece necesario que la acción terapéutica fundamental se centre en la<br />

reestructuración de la relación padre/madre-hijo esquizofrénico, introduciendo<br />

elementos no-verbales que rompan el aislamiento y la dificultad de <strong>con</strong>ectar<br />

tanto <strong>con</strong>sigo mismo <strong>com</strong>o <strong>con</strong> el mundo entorno. Con excesiva frecuencia el<br />

deseo de colaborar de los padres y otros miembros del sistema se ve bloqueado<br />

por la escasa posibilidad de aprender cómase <strong>con</strong>ecta <strong>con</strong> el mundo interno<br />

del esquizofrénico. <strong>La</strong> terapia <strong>familia</strong>r <strong>con</strong>stituye una plataforma en la que<br />

realizar este lento aprendizaje. Pero de las modificaciones que se logra introducir<br />

en este nivel siempre se beneficia el sujeto y la propia <strong>familia</strong>.<br />

***<br />

Un punto fundamental a trabajar <strong>con</strong> las <strong>familia</strong>s de esquizofrénicos es el<br />

relativo a la disolución de los "dobles vínculos" ya expuestos en el capítulo II y<br />

que tienen aqu ísu mayor influencia. Para ello la <strong>familia</strong> ha de aprender a integrar<br />

en algo único y coherente aquello que transmite al miembro afectado, ya sea<br />

por la vía verbal (lino hagas esto porque nos desagrada", lino actúes así porque<br />

no te beneficia"... ), ya lo haga mediante el envio de un mensaje no-verbal<br />

(actitudes, gestos, tono de voz, acciones significativas que indican que lo dicho<br />

<strong>con</strong> las palabras no debe ser tenido en cuenta), lo cual equivale a decir<br />

simultáneamente, aunque sin palabras, algo así <strong>com</strong>o lino te sometas a esta<br />

orden", "si no lo haces así no pasa nada".<br />

El juego esquizofrénico se hace más <strong>com</strong>plicado cuando en el doble vínculo<br />

el segundo término (no Verbal) queda <strong>con</strong>cretado en las voces alucinatorias<br />

que oye el "enfermo". Lo dicho por los otros entra en <strong>con</strong>tradicción <strong>con</strong> lo que<br />

le "dicen las voces" que, por otra parte desea eliminar y <strong>con</strong>fiesa no querer<br />

escuchar. Ante este dilema cuanto se haga por a<strong>con</strong>sejar no hacer caso a las<br />

voces o, en la medida en que se pretenda que se es <strong>com</strong>prendido, intentar<br />

demostrar que no existen tales voces, será un intento fallido. Lo único posible<br />

desde una perspectiva paradójica es dar permiso al esquizofrénico para que<br />

oiga las voces ante nosotros, ampliando tal permiso para cuando esté fuera de<br />

la sesión de terapia. <strong>La</strong> respuesta más frecuente en tales casos es que "ya no<br />

oye" las voces, lo que quiere indicar que la paradoja funciona.


482 José Antonio Ríos González<br />

En el caso de mensaje verbal que entra en <strong>con</strong>tradicción <strong>con</strong> lo transmitido<br />

codificado, la estrategia está en aclarar que lo dicho <strong>con</strong> las palabras puede ser<br />

seguido o no, según prefiera el interesado, <strong>con</strong> lo que se le brinda la posibilidad<br />

de poder descalificar por sí mismo tal mensaje, pero que no lo perciba <strong>com</strong>o ya<br />

descalificado por quien se lo envía verbalmente. <strong>La</strong> <strong>con</strong>fusión que pueda existir<br />

en la percepción no servirá ya de defensa para seguir manipulando la interación.<br />

V, lo que es más importante, la <strong>familia</strong> saldrá así del juego sin fin en que se<br />

encuentran atrapados los miembros de sistemas de este tipo.<br />

4. Familias anorexígenas<br />

<strong>La</strong> aparición de la anorexia en el <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r plantea un problema<br />

terapéutico de gran interés: ver si la <strong>familia</strong> es causa de tal perturbación o, por<br />

otro lado, descubrir si es la anorexia la que obliga a la <strong>familia</strong> a estructurar un<br />

determinado estilo de <strong>com</strong>portamiento.<br />

<strong>La</strong> totalidad de las investigaciones realizadas sobre el tema se inclinan por la<br />

primera alternativa. Es la <strong>familia</strong> la que origina la aparición de la anorexia.<br />

Entre todos los estudios existentes sobre la terapia <strong>familia</strong>r de anoréxicos<br />

-aunque el mayor porcentaje de casos se encuentra en el sexo femenino y sólo<br />

entre un 3 y 10% en varones (LABOUCARIE y BARRES, 1970)-, destacan las<br />

aportaciones de M. SELVINI-PALAZZOLI (1963) y de S. MINUCHIN (1978),<br />

obras ya clásicas en el estudio de este problema.<br />

Junto a ellos, otros autores han hecho valiosas aportaciones que permiten<br />

clarificar los aspectos que intervienen en la génesis y <strong>con</strong>solidación del proble­<br />

ma.<br />

F. MANSILLA (1983) ha hecho una cuidadosa revisión de las aportaciones<br />

más destacadas, poniendo de relieve que el arco <strong>familia</strong>r en que se desarrolla<br />

la enfermedad hace posible su cronificación, así <strong>com</strong>o que de él depende la<br />

evolución de un tratamiento terapéutico, ya sea favoreciéndolo, retrasándolo o<br />

interrumpiéndolo. El mismo autor alude a la escasez de estudios sobre antece­<br />

dentes <strong>familia</strong>res y sobre la personalidad del enfermo antes de instaurarse el<br />

síndrome. De cualquier modo, y siguiendo su revisión, pueden destacarse<br />

algunos puntos que faciliten un mejor <strong>con</strong>ocimiento de lo que es el <strong>con</strong>texto<br />

<strong>familia</strong>r que ve aparecer la anorexia.<br />

1. En casi todos los estudios destaca la importancia central que ocupa la<br />

figura materna, ya sea por sus características personales (mujer tímida,<br />

tranquila, <strong>con</strong>ocedora de muchas privaciones de su infancia, depresiva


Manual de Orientación y Terapia Familiar 483<br />

<strong>con</strong> vómitos y <strong>con</strong> episodios de anorexia en la pubertad (SYLVESTER,<br />

1945).<br />

2. BOUTONIER y LEBOVICI (1948) destacan la importancia del papel de<br />

la madre a la que describen <strong>com</strong>o una mujer entregada, pasiva y frustrada<br />

en sus aspiraciones, incapaz de soportar la pasividad, intolerante y<br />

exigente, así <strong>com</strong>o portadora de un estilo que la hace mostrarse <strong>com</strong>o<br />

víctima del papel de buena madre que quiere asumir.<br />

3. FRAZIER y colaboradores (1955) ponen su acento en la ambivalencia de<br />

la madre que es asumida por la hija anoréxica, la cual, de modo in<strong>con</strong>sciente,<br />

actúa <strong>con</strong>tra los deseos hostiles de la madre poniendo en juego<br />

un mecanismo de autoprivación.<br />

4. Para NEMIAH (1958) existe una relación peculiar entre la paciente y la<br />

madre, destacando una mezcla ansiosa de sobreprotección y dominio<br />

agresivo. En tal relación, y siempre según dicho autor, madre e hija forman<br />

una unidad simbiótica turbulenta e inquieta.<br />

5. THOMA (1961) afirma que el <strong>com</strong>portamiento relacional paciente-madre<br />

pone de manifiesto una ambivalencia oral, ambivalencia deformada por<br />

mecanismos defensivos <strong>con</strong>ducentes a una deformación especial del<br />

"yo".<br />

6. Una característica importante de la personalidad materna es la destacada<br />

por ASPERGER (1963) cuando dice que estas madres son personas<br />

incapaces de proporcionar el calor necesario y una seguridad suficiente.<br />

<strong>La</strong> razón de tal incapacidad la pone en el carácter neurótico de las mismas.<br />

7. <strong>La</strong> dependencia de las anoréxicas respecto a las madres es destacada<br />

por KING (s/f).<br />

8. SELVINI-PALAZZOLI (1963) insiste en la insatisfacción de la madre; esto<br />

la lleva a establecer <strong>con</strong> la hija un tipo de relación muy parecido al que<br />

ella tuvo <strong>con</strong> la propia madre, eligiendo in<strong>con</strong>scientemente a la anoréxica<br />

para que le sirva de <strong>con</strong>suelo. Por ello, la hija debe ser obediente, sin<br />

caprichos y sin problemas personales.<br />

9. En línea muy semejante se expresa BRUCH (1965) cuando llama la<br />

atención sobre el hecho de que las madres están frustradas en sus<br />

aspiraciones -pese a que un gran número tienen estudios superiores- y<br />

que no pueden permitir a sus <strong>hijos</strong> iniciativa y actividad.<br />

10. <strong>La</strong> frustración de muchas de estas mujeres se <strong>con</strong>cretaba en ser desgraciadas<br />

en su matrimonio, tendiendo a sentir que los maridos dependen<br />

demasiado de ellas y que son excesivamente débiles, hasta el punto que


Manual de Orientación y Terapia Familiar 485<br />

entrada en la edad adulta y madurez sexual. (TAIPALE, TUOMI, AUKEE,<br />

1971). Ellos mismos afirman que el deseo de tales <strong>hijos</strong> por no volverse<br />

adultos nace en las madres.<br />

16. Los padres vienen descritos <strong>com</strong>o suaves, inactivos e incapaces de tomar<br />

una postura frente a sus mujeres (ASPERGER, 1963) Ypara SELVINI­<br />

PALAZZOLI (1963) las tendencias pasivas de la figura paterna están<br />

enmascaradas por mecanismos <strong>con</strong>trafóbicos, así<strong>com</strong>o suelen presentar<br />

una estructura de carácter obsesivo.<br />

17. Según ROWLAND (1970) el padre aparece <strong>com</strong>o una figura impaciente<br />

y afable, mientras que más de la mitad de ellos son muy reservados,<br />

tranquilos y ocupan el lugar de una figura pasiva en la <strong>con</strong>stelación<br />

<strong>familia</strong>r.<br />

18. Una tercera parte de los padres eran infelices en su matrimonio, <strong>con</strong><br />

tendencia a huir de sus mujeres mediante el refugio en hobbies y otras<br />

ocupaciones, así <strong>com</strong>o a mantener relaciones muy pobres en el plano<br />

sexual.<br />

19. <strong>La</strong> cercanía emocional padre-hija se reparte indistintamente en una<br />

tendencia a distanciarse de la hi"ja o a adoptar una <strong>con</strong>ducta muy seductora,<br />

lo que impulsa a ROWLAND a plantear la necesidad de estudiar <strong>con</strong><br />

profundidad la <strong>con</strong>ducta seductora del padre hacia la hija.<br />

20. Un <strong>com</strong>portamiento frecuente en la relación padre-hija es el que viene<br />

dominado por la presencia de <strong>com</strong>ponentes agresivos en la hija. Es una<br />

agresividad reprimida que han descrito SHAFFI, SALGUERO y FINCH<br />

(1972).<br />

21. WOLD (1973) indica que los padres son personas rígidas y de temperamento<br />

violento que habían sido criados por madres que dominaban a sus<br />

maridos. Ningún padre podía tolerar la agresividad de la hija, intentando<br />

bloquearla. En este <strong>con</strong>texto la madre entraba en <strong>com</strong>petencia <strong>con</strong> la hija<br />

porque temía el divorcio y percibía a la hija <strong>com</strong>o una abuela paterna del<br />

propio padre.<br />

22. HALMI Y LONEY (1973) han resaltado la incidencia del alcoholismo<br />

paterno en la anorexia, en<strong>con</strong>trando que su frecuencia es, al menos, dos<br />

veces mayor en las madres y tres veces mayor en los padres que en la<br />

población general.<br />

23. Otra característica de los padres de anoréxicos es su sentimiento de<br />

I/segundonesl/ y la gran preocupación por <strong>con</strong>servar unas apariencias<br />

externas aceptables, admirando la finura y la belleza y esperando una


486 José Antonio Ríos González<br />

<strong>con</strong>ducta semejante en los <strong>hijos</strong>. Esto es simultáneo a un buen éxito social<br />

que, no obstante, no les garantiza un claro sentimiento de seguridad.<br />

(BRUCH, 1974).<br />

De la interación de tales figuras parentales se deriva un clima <strong>familia</strong>r peculiar<br />

que debe ser tenido en cuenta de cara al planteamiento de la terapia <strong>familia</strong>r.<br />

MINUCHIN (1978) hace ver cómo estas <strong>familia</strong>s se autodefinen <strong>com</strong>o leales,<br />

protectoras, responsables y sensibles, sin darse cuenta de que tal solicitud<br />

inhibe la autonomía, la adaptación y el crecimiento de los <strong>hijos</strong>. Al mismo tiempo<br />

la "intrusión" aparece <strong>com</strong>o una nota esencial de las mismas, formando parte<br />

de un sistema <strong>con</strong> el que se pretende evitar otros <strong>con</strong>flictos más profundos.<br />

El valor "fraternidad" de la <strong>familia</strong> anoréxica es una característica funcional,<br />

siendo reacios a aceptar el mensaje de la separación, posibilidad que tratan de<br />

evitar mediante permanentes maniobras intrusivas. Esto se exterioriza mediante<br />

reacciones en las que se aprecia cómo, cuando una díada inicia una transacción,<br />

otros miembros se mezclan en la interacción para impedir la realización final de<br />

la transacción iniciada.<br />

Los miembros del sistema <strong>familia</strong>r anoréxico no se dan cuenta de cuánto se<br />

interfieren, aunque estas <strong>con</strong>tinuas interferencias impiden el planteamiento de<br />

límites y fronteras sanas. Es por ello por lo que MINUCHIN dice <strong>con</strong> gran<br />

grafismo que son <strong>familia</strong>s sin semáforos, <strong>familia</strong>s de puertas abiertas, donde<br />

todos ven todo.<br />

Otra característica es la hiperprotección: los padres protegen a la hija anoréxica<br />

ocasionando un dinamismo interactivo en el que destaca una gran dificultad<br />

para establecer una jerarquización, ya sea por tener un sistema de valores<br />

excesivamente centrado en el hijo o, por otro lado, un funcionamiento en el que,<br />

por <strong>con</strong>fundir autoridad <strong>con</strong> autoritarismo, renuncia a tal jerarquización. <strong>La</strong> hija<br />

anoréxica viene tratada <strong>con</strong> transacciones en las que ha de responder o <strong>com</strong>o<br />

una niña muy pequeña o <strong>com</strong>o un adulto igual a los padres.<br />

Es fácil intuir que en tal <strong>con</strong>texto la relación hija-<strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r queda muy<br />

alterada. De ahí que tenga razón FENICHEL (1966) cuando afirma que el<br />

anoréxico se niega a <strong>com</strong>er <strong>com</strong>o lenguaje expresivo de sentimientos negativos<br />

hacia los padres.<br />

En idéntica dirección hay que situar la opción de SELVINI-PALAZZOLI (1963)<br />

según la cual el sentimiento de impotencia de la anoréxica la lleva a sentirse<br />

incapaz de probar su poder en las relaciones interpersonales, lo que le hace<br />

ocuparse plenamente de una relación interpersonal <strong>con</strong> su propio cuerpo. Para


Manual de Orientación y Terapia Familiar 487<br />

ella la anorexia significa un entrenamiento que le permite vencer e ir captando<br />

progresivamente el poder. Su <strong>con</strong>clusión es clara: el débil y deformado yo de<br />

la anoréxica no sabe probar su autonomía en la realidad, si no es en el <strong>con</strong>flicto<br />

<strong>con</strong> el propio cuerpo.<br />

<strong>La</strong> dialéctica <strong>con</strong>flictiva que se instaura entre el cuerpo y la <strong>com</strong>ida es<br />

terriblemente dura. <strong>La</strong> autoprivación es un ataque a los deseos hostiles de la<br />

madre; el no <strong>com</strong>eres un desafío a la estructura formal de la <strong>familia</strong> que pretende<br />

autodefinirse <strong>com</strong>o IInormalll, IIfraternal ll , cuando en realidad hay una fuerte<br />

desunión. No <strong>com</strong>er, pero fundamentalmente lino <strong>com</strong>er juntos", es un modo de<br />

atacar la frialdad que encierra el tener que someterse a una norma que sólo<br />

tiende a salvar las apariencias. <strong>La</strong> anoréxica no quiere <strong>com</strong>er mediante el<br />

sometimiento a un ritual despojado de <strong>con</strong>tenidos afectivos. Tal vez sienta<br />

desde la infancia que la madre la alimentaba porque era su obligación, su deber,<br />

pero no porque en el <strong>com</strong>er hubiera una interacción rica de <strong>com</strong>unicación y<br />

encuentros profundos.<br />

Igualmente sucede <strong>con</strong> el cuerpo. <strong>La</strong> anoréxica está en guerra <strong>con</strong> su<br />

corporeidad. Pero una corporeidad de la que no es ajena la propia madre. <strong>La</strong><br />

anoréxica no <strong>com</strong>e, no engorda y no tiene menstruaciones (síndrome A.A.A.:<br />

Anorexia, Adelgazamiento, Amenorrea). Pero todo ello es un lenguaje: no <strong>com</strong>er<br />

para no engordar; no engordar para no adquirir formas femeninas; no menstruar<br />

para no recordar cíclicamente su <strong>con</strong>dición femenina. Pero más profundamente<br />

puede interpretarse que el <strong>con</strong>flicto no se reduce a una lucha <strong>con</strong> el propio<br />

esquema corporal, sino <strong>con</strong> la corporeidad maternal, <strong>con</strong> la figura materna. Tal<br />

vez por ello una niña de 7 años, atrapada en los inicios de este <strong>con</strong>flicto, me<br />

decía: licuando sea mayor quiero tener <strong>hijos</strong>, pero no quiero ser mamá",<br />

expresión en la que volcaba parte de la hostilidad que sentía porla propia madre.<br />

El cuerpo lo vive la anoréxica <strong>com</strong>o algo que pertenece más a la madre que<br />

a sí misma, y rechazo de la identificación <strong>con</strong> una madre devoradora hace que<br />

la anoréxica viva el medio <strong>familia</strong>r <strong>com</strong>o algo intolerable, superegoico, en<strong>con</strong>trándose<br />

al mismo tiempo sin una verdadera identidad (SELVINI-PALAZZOLI<br />

(1963).<br />

Para SELVINI-PALAZZOLI se da una relación sadomasoquista a nivel del<br />

subsistema <strong>con</strong>yugal, <strong>con</strong> <strong>com</strong>portamientos sádicos en el padre y un <strong>com</strong>po­<br />

nente masoquista en la madre, aunque en ella haya apariencia de suavidad y<br />

sumisión. El aislamiento de la hija resulta inevitable, aunque la diferenciación<br />

respecto a la madre se hace muy difícil. A tal dificultad <strong>con</strong>tribuye que los padres<br />

no han logrado una independencia clara respecto a los respectivos sistemas


488 José Antonio Ríos González<br />

<strong>familia</strong>res de origen, apreciándose que el marido se ha casado <strong>con</strong> una imagen<br />

materna idealizada, al tiempo que la esposa ve en su marido muchas caracte­<br />

rísticas aborrecidas de la propia madre. Es así <strong>com</strong>o la madre establece <strong>con</strong> la<br />

propia hija relaciones inadecuadas que tuvo en su <strong>familia</strong> de origen.<br />

Respecto a las relaciones <strong>con</strong> los hermanos, F. MANSILLA (1983) ha recogido<br />

también algunas investigaciones. El sentimiento de rivalidad y celotipia no<br />

parece que sea un factor desencadenante de la anorexia (ROWLANS,1970),<br />

aunque el mismo autor destaca que la mayoría de las anoréxicas son las<br />

primeras de dos hermanas, mientras que KAY (1967) hace ver que existe una<br />

incidenqia del 50% de <strong>hijos</strong> únicos entre los anoréxicos, dato que <strong>com</strong>parten A.<br />

CREMIEUX y DONGIER YLABOUCARIE y colaboradores (1956), añadiendo<br />

que un 20% está integrado por las hermanas mayores y en un 80% dominan<br />

las hijas sobre los varones. <strong>La</strong>s preferencias de la madre por un hermano del o<br />

la paciente las ha destacado el mismo ROWLAND, actitud que no era disimulada<br />

por la madre y que desencadena en las pacientes estrategias tendentes a llamar<br />

la atención (utilización de enfermedades sin base orgánica, buena <strong>con</strong>ducta,<br />

trabajo meticuloso en la escuela), así <strong>com</strong>o luchas frecuentes <strong>con</strong> el hermano<br />

preferido por la madre.<br />

<strong>La</strong> terapia de la <strong>familia</strong> anoréxica abarca la toma de una actividad terapéutica<br />

clara y la delimitación de unos objetivos que vayan marcando los pasos a dar,<br />

a fin de introducir cambios eficaces en la interacción del sistema <strong>familia</strong>r total.<br />

Respecto a las actitudes pueden indicarse las siguientes:<br />

***<br />

• Apoyar la individualización de la paciente anoréxica frente a la <strong>con</strong>fusión<br />

de identidad que percibe y que, de algún modo, se refuerza desde el mismo<br />

<strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r.<br />

• Aumentar las posibilidades en que realice de manera sana y adecuada a<br />

su edad la propia autonomía, tanto en la territorialidad emocional <strong>com</strong>o en<br />

las necesidades que sienta respecto a la demarcación de un propio<br />

territorio físico (habitación propia, ambiente de intimidad, lugar para estar,<br />

habitación <strong>con</strong> puertas cerradas).<br />

• Acentuar su <strong>com</strong>petencia en algo. Descubrir en qué es <strong>com</strong>petente y en<br />

qué se diferencia de los otros, a fin de evitar la <strong>con</strong>fusión y el ser tratada<br />

de un modo standarizado y nunca individual y propio.<br />

• Que capte que se hace respetar el espacio vital que le corresponde <strong>com</strong>o<br />

adolescente/joven, y que ella misma imponga mecanismos para que tal


Manual de Orientación y Terapia Familiar 489<br />

respeto sea algo <strong>con</strong>stante y aceptado por los demás miembros de la<br />

<strong>familia</strong>.<br />

• Enseñarla a defenderse por sí misma de la intrusión de padres y hermanos.<br />

Aquí hay que cuidar el no desafiar frontalmente el valor IIfraternidad ll<br />

que<br />

tanto estiman tales <strong>familia</strong>s. Pero <strong>con</strong>seguir que, en verdad, tal valor<br />

supuesto se ponga en crisis.<br />

• Prestar atención a cuanto dice y hace el paciente anoréxico., destacando<br />

cuanto sea valorable y en<strong>com</strong>iable. Aquí puede acentuarse el sentido de<br />

II<strong>com</strong>petenciall.<br />

• Establecer un <strong>con</strong>fín entre terapeuta y anoréxica frente a padres y hermanos.<br />

Hacerle ver al paciente que se le tiene muy en cuenta y se le acepta<br />

<strong>com</strong>o capaz y <strong>com</strong>petente en algo.<br />

• Que aprenda a adaptarse a las situaciones cuando tiene menos poder y<br />

a actuar de modo autónomo cuando tiene más poder. Que nunca tenga<br />

que recurrir al síntoma-anorexia para hacerse presente, darse a <strong>con</strong>ocer<br />

o recuperar un área de individuación.<br />

• No tratarla ni <strong>com</strong>o niña ni <strong>com</strong>o adulta, sino adecuarse <strong>con</strong>venientemente<br />

a la edad real que tiene y a todas sus exigencias <strong>com</strong>o tal. MINUCHIN<br />

insiste en la necesidad de hacer un re<strong>con</strong>ocimiento explícito del <strong>com</strong>portamiento<br />

adecuado a su edad real y <strong>con</strong>creta: liMe gustas cuando tienes<br />

15 años ll<br />

•<br />

• Que cada vez que la paciente demuestra <strong>com</strong>petencia en algo, el terapeuta<br />

destaque tal <strong>com</strong>portamiento, respondiéndole <strong>con</strong> interés, preguntándole<br />

cosas que resalten tal <strong>com</strong>portamiento y prolonguen el momento de<br />

<strong>com</strong>petencia. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> ha de percibir que el terapeuta da importancia a<br />

tal acto o <strong>com</strong>portamiento.<br />

• Crear un <strong>con</strong>texto en el que sea posible eliminar cuanto sea intrusivo,<br />

llegando, incluso, a descentralizar el síntoma-anorexia por la atención que<br />

se preste a otros síntomas o problemas presentes en la <strong>familia</strong>. Descentralizar<br />

a la paciente en cuanto lIenferma ll<br />

y IIfronterizar ll<br />

su situación es un<br />

paso importante a dar en este tipo de terapia.<br />

• Proteger el mantenimiento y defensa de los subsistemas existentes en la<br />

<strong>familia</strong>: que los padres no entren en el de los <strong>hijos</strong>; que los <strong>hijos</strong> no invadan<br />

el territorio propio de los adultos. El terapeuta ha de ser firme en su actitud<br />

para respetar los espacios vitales de cada cual.


490 José Antonio Ríos González<br />

Respecto a Jos objetivos pueden indicarse los siguientes:<br />

• Un objetivo importante, según MINUCHIN (1978) reside en <strong>con</strong>seguir la<br />

transformación del subsistema <strong>con</strong>yugal de modo que se favorezca la<br />

creación de límites precisos <strong>con</strong> los <strong>hijos</strong>.<br />

• Como <strong>con</strong>secuencia de lo anterior la madre deberá actuar menos <strong>com</strong>o<br />

madre y más <strong>com</strong>o esposa.<br />

• El padre ha de <strong>con</strong>tactar más y mejor <strong>con</strong> los <strong>hijos</strong>, desapareciendo la<br />

función lIintermediaria" de la madre.<br />

• En relación <strong>con</strong> el subsistema fraternal habrá que <strong>con</strong>seguir que los<br />

hermanos renuncien a cualquier actuación protectora <strong>con</strong> el sujeto anoréxico,<br />

asegurando a los hermanos que no es necesario que se ocupen tanto<br />

del paciente.<br />

• <strong>La</strong> rotura de este carácter aglutinador de los hermanos permitirá que el<br />

sujeto afectado por el síntoma recupere para sí una mayor autonomía,<br />

esencialmente en relación <strong>con</strong> su edad.<br />

• Crear nuevas IIdíadas ll<br />

y IItríadas ll<br />

que sean efectivas en el funcionamiento<br />

del sistema <strong>familia</strong>r; al mismo tiempo se hará posible la aparición de<br />

alianzas y coaliciones flexibles.<br />

• Estimular una mejor y más clara <strong>com</strong>unicación entre todos los miembros<br />

del sistema.<br />

• <strong>La</strong> estimulación de áreas de autonomía en la vida del paciente es algo que<br />

hay que trabajar en la terapia, haciendo que todos los miembros cooperen<br />

en la búsqueda de situaciones a través de las que sea posible <strong>con</strong>seguir<br />

este importante objetivo. El terapeuta debe estimular este funcionamiento<br />

(lI<strong>com</strong>e si quieres", II<strong>com</strong>e la cantidad que quieras", IIviste a tu gusto ll<br />

,<br />

IIdecora tu habitación <strong>com</strong>o desees", IIdistribuye tu tiempo libre <strong>com</strong>o mejor<br />

te parezca", "cierra la puerta de tu habitación y haz que llame quien desee<br />

entrar; tú dirás si se puede o no ll<br />

, lIentra y sal de casa cuando lo necesites<br />

y acorde <strong>con</strong> la edad que tienes", son posibles modos de favorecer esta<br />

<strong>con</strong>quista).<br />

• Hacer que la madre -casi siempre intrusiva y pocas veces capaz de<br />

descubrir aspectos positivos en la paciente- descubra aspectos dignos de<br />

valoración en ésta (lIqué es lo que más valora en su hija", "qué es lo que<br />

más le gusta de ella").<br />

<strong>La</strong> definición de un miembro sintomático que se haga exclusivamente a<br />

base de rasgos negativos no debe ser admitida por el terapeuta. Es más:


Manual de Orientación y Terapia Familiar 491<br />

resulta eficaz que sea el mismo terapeuta quien a lo largo de una sesión<br />

de terapia <strong>familia</strong>r haga <strong>com</strong>entarios tendentes a reforzar algunos aspec­<br />

tos del <strong>com</strong>portamiento o modo de ser del paciente C'yo creo que tú tienes<br />

deseo de superar este <strong>con</strong>flicto ll<br />

, lime parece que eres una persona <strong>con</strong><br />

posibilidades de valerte por tí misma ll<br />

, lime gusta cuando expresas... II ,<br />

licuando decides.. .'·, licuando eres capaz de decir a tu padre o a tu madre<br />

que... II ), sin dejar, por parecer poco importante, la valoración de matices<br />

exteriores que tienen gran resonancia en una adolescente, (lime gusta el<br />

modo que tienes de decir las cosas", IItienes un pelo muy bonito: Le gusta<br />

a tu madre?", lIeres muy bonita: No le gusta a tu padre presumir de hija?II),<br />

modos, por otra parte, de enseñar a los padres a descubrir facetas no<br />

valoradas en la hija.<br />

• Hacervera los padres que el <strong>con</strong>flicto anoréxico es, <strong>con</strong> mucha frecuencia,<br />

una tapadera que oculta o distrae de otras cosas. Es, en cierto modo, una<br />

protección <strong>con</strong>tra lIalgo·' (II mi mujer, sabe?, es muy nerviosa ll<br />

, lIes que en<br />

otras cosas que no tienen nada que ver <strong>con</strong> esto (?I) no estamos muy de<br />

acuerdo ll<br />

, IIsi se hiciesen algunas cosas <strong>com</strong>o yo digo esto sería otra<br />

cosall).<br />

De todo ello puede <strong>con</strong>cluirse que la terapia <strong>familia</strong>r en casos de anorexia ha<br />

de tender a un fortalecimiento del paciente <strong>com</strong>o ser individualizado y diferen­<br />

ciado del resto del sistema <strong>familia</strong>r. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> ha de aprender que en su interior<br />

y en su dinámica existen muchas cosas no utilizadas, muchos resortes inexplorados,<br />

aspectos aparentemente marginales que pueden movilizar las capacidades<br />

positivas y ocultas que sean el resorte adecuado para movilizar nuevas<br />

interacciones.<br />

Si hubiera que destacar algún punto, me inclinaría por reforzar todo lo que<br />

lleve a nuevos modos de autoafirmación personal de la paciente. Aunque para<br />

ello -<strong>com</strong>o se verá en el último capítulo- deban emplearse estrategias que<br />

acortan caminos y remueven obstáculos.<br />

5. Familia obesígena<br />

Sobre los postulados teóricos de cuanto se ha expuesto en el capítulo 111 al<br />

hablar de la alimentación y sus <strong>con</strong>secuencias, algunos autores (BRUCH, 1940)<br />

plantean la existencia de una <strong>familia</strong> obesígena, opinión que niega KAPLAN<br />

(1957).


492 José Antonio Ríos González<br />

Para los defensores de tal tipo de sistema <strong>familia</strong>r la razón reside en que la<br />

necesidad de hiperalimentarse es la reacción a una relación <strong>familia</strong>r alterada.<br />

Para BRUCH los obesos viven en un clima emocional ambivalente que impide<br />

la <strong>con</strong>quista de un espacio autónomo y reduce la posibilidad de experimentar<br />

sensaciones, pensamientos y vivencias <strong>com</strong>o provenientes del propio yo.<br />

En el fondo de las terapias <strong>familia</strong>res <strong>con</strong> sujetos obesos, cuando tal obesidad<br />

se deba a mecanismos emocionales derivados de una disfuncionalidad del<br />

sistema <strong>familia</strong>r, hay que reestructurar los dinamismos interactivos que desencadenan<br />

tensiones. Un matiz especial de tales tensiones parece derivarse de<br />

la dificultad que ofrece el ambiente <strong>familia</strong>r para permitir la descarga de<br />

agresividades <strong>con</strong>tenidas. En tal <strong>con</strong>texto se pone en funcionamiento un<br />

mecanismo cargado de oralidad que es la única y casi inmediata solución de<br />

las tensiones acumuladas.<br />

No es menos importante el rehacer los esquemas basados en el valor II<strong>com</strong>erll<br />

ya expuesto en otro lugar. Ayudar al sujeto y su <strong>familia</strong> a buscar otras <strong>com</strong>pensaciones<br />

forma parte de la línea de un proceso terapéutico, insistiendo en la<br />

idea de que la <strong>familia</strong> ofrezca, a cambio de reducir la <strong>com</strong>ida, otros apoyos<br />

emocionales que hagan innecesario el uso del <strong>com</strong>er <strong>com</strong>o un síntoma central<br />

del <strong>com</strong>portamiento que lleva a la obesidad.<br />

También aquí hay que recurrir a la capacidad terapéutica del paciente en el<br />

sentido de ponerle en situación de elegir lo que crea mejor para él, aún a costa<br />

de desafiar los esquemas <strong>familia</strong>res. IISi quieres <strong>com</strong>es, si no, no <strong>com</strong>as",<br />

indicación que ha de tener su paralelismo en lo <strong>com</strong>unicado a la <strong>familia</strong> en<br />

términos de lIestar gordo no es señal de estar sano ll , lIél -el P.O.- ya sabe qué<br />

ha de hacer: déjenle actuar por sí mismo ll .<br />

6. Familia normativa<br />

En las <strong>familia</strong>s normativas lo fundamental está en valorar la IInormall <strong>com</strong>o<br />

mito, lo que lleva, inevitablemente <strong>con</strong>exo, el ahogo de la espontaneidad de los<br />

individuos ydel mismo grupo <strong>familia</strong>r <strong>com</strong>o totalidad. Hay, por ello, una sofocación<br />

de lo espontáneo frente a la sobrevaloración de la norma o, <strong>con</strong> palabras<br />

de LACAN, lila ley del padre ll , de cuyas <strong>con</strong>secuencias algo ha quedado<br />

adelantado al hablar de las fidelidades ocultas.<br />

En la <strong>familia</strong> normativa hay un culto a la ley, a la norma; pero tal actitud<br />

responde a la necesidad profunda de respetar algo que aparece <strong>com</strong>o intocable.<br />

Se establece así una lucha interior entre el deseo por lo espontáneo, lo


Manual de Orientación y Terapia Familiar 493<br />

imprevisto, lo nuevo y, por otro lado, lo necesariamente impuesto. Lo original<br />

de la personalidad queda así muy bloqueado, debiendo optar en tales situaciones<br />

por una verdadera huida, lo que puede llevar al desafío de la norma <strong>con</strong><br />

formas de <strong>com</strong>portamientos que serán rechazadas por el sistema <strong>familia</strong>r, y,<br />

por otro lado, a la adopción de formas de <strong>con</strong>ducta que ofrecen un aspecto que<br />

roza la patología.<br />

Algunos <strong>com</strong>portamientos vistos en la <strong>con</strong>sulta tienen su explicación en este<br />

proceso dinámico. <strong>La</strong>s <strong>familia</strong>s especialmente rígidas y formalistas en la defensa<br />

y mantenimiento de la norma suelen tener algún hijo cuyo <strong>com</strong>portamiento<br />

sintomático queda encuadrado en lo dicho anteriormente. Habría que investigar<br />

<strong>con</strong> cuidado hasta dónde la huida en la droga, la evasión o los <strong>com</strong>portamientos<br />

nihilistas no tienen su raiz en un modo de rechazar y <strong>con</strong>testar un excesivo culto<br />

a lo normativo.<br />

<strong>La</strong> observación de <strong>familia</strong>s que cuadran perfectamente en este modelo lleva<br />

a la <strong>con</strong>clusión de que lo que para la observación superficial puede parecer<br />

anormal o patológico, es lo más normal -y a veces casi lo único posible- que<br />

puede hacer un miembro sintomático.<br />

<strong>La</strong> terapia <strong>con</strong> estas <strong>familia</strong>s tiene un objetivo prioritario: <strong>con</strong>seguir una mayor<br />

flexibilidad en el ejercicio y aplicación de las normas que estiman <strong>con</strong>venientes<br />

para la realización de un estilo educativo. Ello supone, por otra parte, la<br />

aceptación de que lo fundamental en la formación del hijo no es que se adecúe<br />

de manera rígida a una norma, sino que se salve prioritariamente su <strong>con</strong>dición<br />

humana en la que se integre equilibradamente el respeto a la ley. Lo <strong>con</strong>trario<br />

violenta y fuerza, al tiempo que elimina la originalidad creativa que puede<br />

hacerse <strong>com</strong>patible <strong>con</strong> la aceptación de la norma.<br />

Parte de la terapia reside en la incorporación en el hijo de cuadros de valores<br />

que vaya asimilando y a los que vaya respondiendo mediante la serena<br />

aceptación de sus propias responsabilidades. <strong>La</strong> maduración ética ante los<br />

valores, así <strong>com</strong>o la voluntaria imposición de límites acordes <strong>con</strong> el grado y nivel<br />

de maduración global de su personalidad, <strong>con</strong>stituirán para el terapeuta un<br />

terreno en el que trabajar en el sentido de hacer que sea el hijo quien se imponga<br />

a sí mismo los correctivos adecuados a cuanto valora <strong>com</strong>o verdadera transgresión.<br />

De este modo la norma se hace personal. De no hacerlo así puede que se esté<br />

poniendo la base para una reacción de rechazo ante el modo de imponer algo<br />

que, profundamente, no se desprecia.


494 José Antonio Ríos González<br />

7. Familia <strong>con</strong> <strong>com</strong>unicación de dirección por los otros<br />

Ha sido descrita así por MARTI-TUSQUETS (1980) destacando que la característica<br />

central reside en que la <strong>com</strong>unicación paterno-filial no existe o es muy<br />

pobre. Los <strong>hijos</strong>, por tanto, son formados por otros, mediante el envío de<br />

mensajes que imponen un determinado criterio. Como él afirma, esos 1I0tros ll<br />

pueden ser los <strong>com</strong>pañeros de colegio, los amigos, los miembros de grupos en<br />

los que el sujeto va integrándose, los mensajes de TV, del cine, lecturas, noticias<br />

y hasta de los tebeos. El hijo, en suma, se educa según el criterio de los demás.<br />

El rol de los padres en este tipo de <strong>familia</strong> es muy secundario, reforzado por<br />

la inseguridad y la necesidad más o menos <strong>con</strong>sciente de pedir ayuda y<br />

orientación. En medio de esta <strong>con</strong>fusión, el padre s610 ,transmite angustia,<br />

timidez, inquietud e inseguridad y el hijo termina por huir de un padre así. El hijo<br />

se cierra a todo <strong>con</strong>tacto verbal <strong>con</strong> los padres y decide establecer <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong><br />

los amigos o <strong>con</strong> algunas personas que le inspiren <strong>con</strong>fianza y cierta estabilidad.<br />

Lo <strong>com</strong>plejo de la situación queda patente cuando se observa que también en<br />

tal opción va a surgir la <strong>con</strong>tradicción. En II10s otros ll<br />

hay mensajes <strong>con</strong>tradictorios,<br />

ya que los <strong>con</strong>ceptos varían según el grupo del que procedan y no es lo<br />

mismo para todos Iltener éxito ll<br />

, 11progresar ll<br />

, lIadaptarse ll<br />

, "madurar ll<br />

, etc. <strong>La</strong>s<br />

tensiones dentro del sistema <strong>familia</strong>r aumentan al <strong>com</strong>probar que ni siquiera los<br />

métodos de enviar mensajes son los mismos en todos los grupos en que se<br />

mueve el hijo. Todo es diferente: los instrumentos de <strong>com</strong>unicación, el hecho<br />

de enviarlos, el lenguaje de los mismos, el sentido de códigos aparentemente<br />

idénticos. Si a ello se une la existencia de mensajes manipulativos, la <strong>com</strong>paración<br />

inevitable de los dados por la <strong>familia</strong> y los recibidos fuera de ella, así<br />

<strong>com</strong>o el enorme número de los recibidos por un niño o un adolescente, la<br />

<strong>con</strong>clusión es que, en verdad, la dirección de los elementos <strong>com</strong>unicativos se<br />

<strong>con</strong>vierte en algo necesitado de organización y estructuración.<br />

Ante tal situación la terapia <strong>familia</strong>r tiene que hacer frente a un desafío:<br />

coordinar los mensajes para que de tal tarea se siga un algo coherente y eficaz.<br />

No se trata, por tanto, de descalificar sistemáticamente lo que venga de fuera<br />

de la <strong>familia</strong>, sino de aprovechar los materiales que existan en otros mensajes<br />

para hacer posible una integración de lo aprovechable en todos.<br />

Tal vez la tarea más importante en tales casos sea la de hacer ver, tanto al<br />

sujeto <strong>com</strong>o a los miembros del sistema <strong>familia</strong>r, que el problema no reside en<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar 495<br />

recibir muchos y variados mensajes, sino en que lo transmitido por ellos no se<br />

elabora para limar <strong>con</strong>tradicciones que descalifican a unos frente a otros. Se<br />

requiere, por ello, una labor crítica que no dé todo por bueno, pero que tampoco<br />

rechace todo <strong>com</strong>o malo.<br />

Es posible que el hijo tienda a aceptar mejor lo que viene del exterior por creer<br />

que es menos interesado para objetivos <strong>con</strong>cretos. Un hijo piensa que, cuando<br />

el padre o el educador le indica algo, lo hace movido por resortes impositivos<br />

de los que no está ausente un interés particular. Se alberga ahí cuanto de<br />

<strong>com</strong>ponente manipulativo puede encerrar toda tarea educativa, tal y <strong>com</strong>o se<br />

dijo al hablar de la <strong>com</strong>unicación IIformativa ll<br />

• En tal caso no <strong>con</strong>viene enfrentarse<br />

<strong>con</strong> la actitud del hijo, sino aceptarla <strong>com</strong>o posiblemente válida; de este<br />

modo se garantiza la posibilidad de entrar en un diálogo que, en el <strong>con</strong>texto<br />

terapéutico, posibilite la implantación de estrategias paradójicas que puedan<br />

<strong>con</strong>ducir a un buen fin.<br />

8. Familia <strong>con</strong> <strong>com</strong>unicación tradicional<br />

<strong>La</strong> base del funcionamiento de este tipo de <strong>familia</strong> radica en el hecho de que<br />

los <strong>con</strong>ceptos tradicionales se transmiten de padres a <strong>hijos</strong> por medio de un<br />

canal de <strong>com</strong>unicación en el que están inmersas ambas generaciones (MAR­<br />

TI-TUSQUETS, 1980). <strong>La</strong> relación se establece por una vía <strong>com</strong>unicativa en la<br />

que se transmiten principios, valores, tradiciones. <strong>La</strong> actitud educativa de los<br />

padres es relativamente pasiva, dedicándose a <strong>con</strong>trolar el cumplimiento exacto<br />

de los mensajes transmitidos.<br />

En este tipo de <strong>familia</strong> los padres aparecen <strong>com</strong>o depositarios de lo tradicional,<br />

reduciendo su misión a la transmisión de ciertos principios (dignidad, deber,<br />

amor, <strong>con</strong>cepto del trabajo) que, a su vez, les ha sido transmitido a ellos pero<br />

sin que por ello se sientan dueños de lo que transmiten, sino sólo meros<br />

transmisores.<br />

Es fácil adivinar que en este <strong>con</strong>texto el papel de los <strong>hijos</strong> es de pura y simple<br />

imitación de los padres, lo que obliga a plantearse el interrogante de si en tales<br />

<strong>familia</strong>s hay una verdadera identificación en el sentido de "querer ser <strong>com</strong>o... 1I<br />

el padre.<br />

Si a ello se añade que la finaUdad educativa de tales padres es <strong>con</strong>seguir el<br />

triunfo de los <strong>hijos</strong> entendido <strong>com</strong>o sucesión en la aceptación de unos valores<br />

transmitidos, la situación adquiere relieves peculiares. Se piensa que el hecho<br />

de seguir una tradición va a llevar al objetivo de <strong>con</strong>seguir una situación


496 José Antonio Ríos González<br />

semejante a la paterna dentro del <strong>con</strong>texto social. Pero se olvida poner ante la<br />

vista que los valores transmitidos pueden tener un valor y sentido diferente en<br />

otra época histórica y en otro <strong>con</strong>texto que espera a los <strong>hijos</strong>.<br />

<strong>La</strong> terapia ha de tender, también <strong>con</strong> MARTI-TUSQUETS, a <strong>con</strong>seguir que el<br />

hijo internalice los valores transmitidos, haciéndolos propios y asimilándolos, en<br />

la medida que sea posible, <strong>com</strong>o parte de sí mismo. Igualmente hay que tender<br />

a que el hijo asuma alguna parte de tales mensajes, aunque no sea total.<br />

Es evidente que en la terapia <strong>familia</strong>r de tal tipo no puede omitirse el trabajo<br />

<strong>con</strong> la generación adulta del sistema <strong>familia</strong>r en un sentido muy <strong>con</strong>creto: que<br />

lo transmitido sea, en verdad, aceptado por quien lo <strong>com</strong>unica. En no pocas<br />

<strong>familia</strong>s se están transmitiendo valores en los que, simultáneamente y <strong>com</strong>o un<br />

verdadero IIdoble vínculo ll<br />

, se <strong>com</strong>unica la no creencia en ellos. Transmitir lo<br />

tradicional sólo por guardar una apariencia o por no plantearse <strong>con</strong>flictos de<br />

coherencia <strong>con</strong> todas sus <strong>con</strong>secuencias, es un modo de distorsionar la<br />

aceptación de un cuadro de referencias en que en<strong>con</strong>trar apoyo y respaldo para<br />

el progreso personal del hijo.<br />

<strong>La</strong> terapia debe desafiar estas <strong>con</strong>tradicciones porque sólo de su desaparición<br />

podrá seguirse un efecto positivo para la maduración del hijo.<br />

E. Modelos estructurales de Wertheim y reiss<br />

A los tipos anteriormente descritos hay que añadir los modelos de WERTHEIM<br />

(1973, 1975) Y REISS (1971) dada su importancia teórica y la riqueza de<br />

sugerencias que encierran de cara al trabajo terapéutico <strong>con</strong> la <strong>familia</strong>.<br />

WERTHEIM postula la existencia de una estructura multidimensional para<br />

hacer la descripción de las características del sistema <strong>familia</strong>r. Su pensamiento<br />

se articula en torno a tres factores fundamentales: morfostasis <strong>con</strong>sensual (Me),<br />

morfostasis forzada (Mf) y morfogénesis inducida (1M).<br />

Por morfostasis se entiende la cualidad del sistema que asegura la pervivencia<br />

de las reglas del mismo, así <strong>com</strong>o su estabilidad, distinguiendo dos modalidades:<br />

***<br />

• Morfostasis <strong>con</strong>sensual, referida a la disttibución adecuada del equilibrio<br />

del poder intra<strong>familia</strong>r y que se relaciona <strong>con</strong> la estabilidad del sistema<br />

<strong>familia</strong>r gracias al <strong>con</strong>senso de todos sus miembros. Este tipo de morfostasis<br />

<strong>con</strong>tribuye al desarrollo de la identidad individual y del grupo, así


Manual de Orientación y Terapia Familiar 497<br />

<strong>com</strong>o a la seguridad emocional de sus miembros. Implica, a su vez,<br />

aspectos de morfogénesis espontánea y adaptativa.<br />

• Morfostasis forzada es la que apoya sus raíces en los estados de desequilibrio<br />

del poder intra<strong>familia</strong>r y se refiere a la estabilidad aparente del<br />

sistema <strong>familia</strong>r, mantenida en ausencia de una genuina y <strong>con</strong>sensuada<br />

validación por parte de sus miembros. Este tipo de morfostasis <strong>con</strong>tribuye<br />

a la alineación del grupo <strong>familia</strong>r y de sus miembros, implicando un<br />

verdadero fracaso de la morfogénesis espontánea y adaptativa.<br />

• Junto a estas dos modalidades, WERTHEIM coloca la morfogénesis,<br />

entendiendo por tal la cualidad del sistema que asegura el cambio, la<br />

adaptación y la reestructuración. Es, por tanto, un cambio adaptativo que<br />

se realiza de manera natural y espontánea <strong>com</strong>o respuesta a las exigencias<br />

intra y extrasistémicas (morfogénesis espontánea). Esta autora centra<br />

su atención en la denominada morfogénesis inducida que describe <strong>com</strong>o<br />

la capacidad del sistema para realizar cambios adaptativos en respuesta<br />

a impulsos inducidos desde el exterior del propio sistema.<br />

<strong>La</strong> morfogénesis asegura la propia individualidad de los miembros del<br />

sistema, sin que por ello pierdan relación <strong>con</strong> el mismo. Una idea importante<br />

es la <strong>con</strong>tenida en la afirmación de que cuanto más baja sea la 1M<br />

más fuerte será el <strong>con</strong>flicto vivido en el interior de la <strong>familia</strong>.<br />

De la manera de <strong>com</strong>binar las tres dimensiones descritas, (IM,Mc y Mf) <strong>con</strong><br />

los niveles lIalto ll<br />

y IIbajoll, se obtienen 8 tipos de <strong>familia</strong>s. Veamos cada una de<br />

ellas, así <strong>com</strong>o sus niveles de integración y el pronóstico que cada una ofrece<br />

de cara al trabajo de Terapia Familiar, siguiendo en todo ello a CIGOLI (1977a).<br />

Tipos normales<br />

Prototipo de <strong>familia</strong>s adaptadas.<br />

1. Tipo abierto e integrado <strong>con</strong> 1M alto, Mc bajo y Mf bajo/alto. El pronóstico<br />

en T.F. lo presenta <strong>com</strong>o una <strong>familia</strong> accesible a la terapia, de breve<br />

duración y <strong>con</strong> resultados favorables.<br />

2. Tipo parcialmenmte abierto (intrasistémico) e integrado <strong>con</strong> 1M bajo, Mc<br />

alto y Mf bajo. Familia abierta a la realidad externa y a las diferencias<br />

extrasistémicas. Su bajo 1M indica que la adaptación se ha realizado de<br />

manera creativa, <strong>con</strong> procesos intra<strong>familia</strong>res más que <strong>com</strong>o resultado<br />

de presiones o empujes al <strong>con</strong>formismo.<br />

El pronóstico en T.F. es accesible, breve/largo y favorable.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 499<br />

7. Tipo cerrado y desintegrado <strong>con</strong> Mc bajo y Mf igualmente bajo. Es un tipo<br />

de <strong>familia</strong> poco estructurado y <strong>con</strong> poquísimos resortes para el cambio.<br />

Presentan en su interior un miembro <strong>con</strong> <strong>com</strong>portamiento delictivo o <strong>con</strong><br />

intentos de suicidio. Frecuentemente se dirigen a la policia o a los servicios<br />

sociales para que les ayuden a verse incapaces de funcionar sin <strong>con</strong>troles<br />

externos. El pronóstico de su T.F. está fuertemente limitado por una falta<br />

de motivación para cuanto supone la terapia, fácilmente caen en el fracaso<br />

y los resultados suelen ser desfavorables.<br />

8. Tipo parcialmente abierto (extrasistémico) y no integrado. Posee un 1M<br />

alto junto a un Mc y Mf bajos. Son tipos caracterizados por una escasa<br />

cohesión interna y es frecuente en <strong>familia</strong>s internamente inestables y en<br />

parejas muy jóvenes o muy inmaduras. En las parejas jóvenes se dan<br />

síntomas <strong>com</strong>o expresión de leves estados depresivos, perturbaciones<br />

psicosomáticas o <strong>con</strong> síntomas neuróticos muy <strong>com</strong>pulsivos ("acting­<br />

out ll<br />

); en las <strong>familia</strong>s inestables aparecen intentos de suicidio o <strong>con</strong>ducta<br />

antisocial en algún miembro. En cualquier caso no poseen capacidad de<br />

<strong>con</strong>trol intrasistémico.<br />

El pronóstico en T.F. es accesible, largo y de resultados muy variables.<br />

Este planteamiento de WERTHEIM ofrece la ventaja de poder integrardistintas<br />

variables que facilitan la <strong>com</strong>prensión del modelo a que hace referencia cada<br />

uno de los tipos descritos, así <strong>com</strong>o <strong>con</strong>tar <strong>con</strong> los factores que, en su<br />

dinamismo, <strong>con</strong>figuran un funcionamiento peculiar. A ello hay que añadir el valor<br />

pronóstico que ofrece cada uno de ellos, que ayuda enormemente a hacer el<br />

esquema sobre el que deberá discurrir el proceso terapéutico. Es, por todo ello,<br />

un buen instrumento de trabajo del que cada especialista podrá sacar sus<br />

<strong>con</strong>clusiones y aplicaciones personales.<br />

REISS (1971) plantea su tipología sobre modelos inductivos agrupados en<br />

torno a tres tipos:<br />

1. Familias sensibles al ambiente<br />

***<br />

***<br />

2. Familias sensibles a la distancia interpersonal<br />

3. Familias sensibles al <strong>con</strong>senso.<br />

Veamos cada una de ellas.


500 José Antonio Ríos González<br />

1. Familias sensibles al ambiente.<br />

Sus notas típicas son las siguientes:<br />

• Hijos normales.<br />

• Perciben el ambiente <strong>com</strong>o lógico y cognoscible.<br />

• Perciben el ambiente <strong>com</strong>o algo capaz de ser dominado.<br />

• Cada miembro de la <strong>familia</strong> valora la solución de los problemas ofrecida<br />

por los otros sobre la base de una cuidada objetividad.<br />

• <strong>La</strong> <strong>con</strong>clusión ante cualquier hecho se retrasa hasta que se haya obtenido<br />

toda la información del ambiente y sea <strong>com</strong>partida <strong>con</strong> los otros.<br />

• Los miembros están atentos a los lIinput ll<br />

que proceden del interior y<br />

exterior de la <strong>familia</strong>.<br />

• El desacuerdo se centra sobre el problema y no sobre la relación.<br />

• Los padres dan amplio espacio a los <strong>hijos</strong> y son felices al <strong>con</strong>statar tal<br />

capacidad.<br />

2. Familias sensibles a la distancia interpersonal<br />

<strong>La</strong>s características fundamentales son:<br />

• Hijos <strong>con</strong> perturbaciones del carácter.<br />

• Perciben al ambiente <strong>com</strong>o dividido en partes independientes, una para<br />

cada miembro de la <strong>familia</strong>.<br />

• <strong>La</strong>s decisiones se toman <strong>con</strong> prisas, utilizando la poca información que se<br />

tiene; la <strong>con</strong>clusión es muy retrasada.<br />

• Los miembros tienen la sensación de que la solución de los problemas es<br />

sólo un medio <strong>con</strong> el que cada miembro puede demostrar su independencia<br />

de la <strong>familia</strong>.<br />

• No tienen en cuenta las informaciones procedentes de los otros miembros,<br />

pero utilizan las que proceden del ambiente extra<strong>familia</strong>r.<br />

3. Familias sensibles al <strong>con</strong>senso.<br />

REISS señala <strong>com</strong>o características las que siguen:<br />

• Hijos esquizofrénicos.<br />

• Perciben el ambiente <strong>com</strong>o peligroso, no cognoscible y que no puede ser<br />

<strong>con</strong>trolado.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 501<br />

• Los miembros utilizan información de los otros, pero no del ambiente<br />

exterior.<br />

• Se da una <strong>con</strong>clusión prematura a los problemas porque <strong>con</strong>tinuar discutiendo<br />

una solución lleva a una amenaza de desacuerdo.<br />

• Si hay información proveniente del ambiente, se ignora; la razón de esta<br />

actitud está en preservar a la <strong>familia</strong> de llegar a una solución colectiva.<br />

Comparando los tipos descritos por WERTHEIM <strong>con</strong> los establecidos por<br />

REISS, CIGOLI, (1977a) encuentra el siguiente paralelismo:<br />

Tipos de WERTHE/M<br />

Familias Abiertas-Integradas<br />

Mcalto<br />

Mf bajo<br />

1M alto<br />

F. Abiertas al exterior,no integradas<br />

Mf bajo<br />

1M alto<br />

F. Cerradas-Pseudointegradas<br />

Mc bajo<br />

Mf alto<br />

1M bajo<br />

***<br />

Tipos de RE/SS<br />

Familias sensibles al ambiente<br />

(<strong>hijos</strong> normales)<br />

F. sensibles a la distancia interpersonal<br />

(<strong>hijos</strong> <strong>con</strong> perturbaciones de carácter)<br />

F. Sensibles al <strong>con</strong>senso<br />

(<strong>hijos</strong> esquizofrénicos)<br />

KANTOR y LEHR (1975) defienden un modelo cibernético que puede sintetizarse<br />

en el cuadro siguiente:<br />

Tipo de<br />

Familia<br />

Cerrada.<br />

Casual.<br />

Abierta.<br />

Mecanismos homeostáticos<br />

Rígidos-inflexibles.<br />

Imprevisibles.<br />

Flexibles.Sujetos a cambios<br />

Características de <strong>com</strong>portamiento<br />

Tiende a tiranizar y a individuar un chivo<br />

expiatorio. Familia desviante, <strong>con</strong>fusa,<br />

caótica a nivel <strong>com</strong>unicativo.<br />

Corre <strong>con</strong>stantes riesgos de desintegración.<br />

Familia que MINUCHIN ha descrito<br />

<strong>com</strong>o IIdelincuente ll<br />

y REISS ha denominado<br />

IIsensible a la distancia interpersonal ll<br />

•<br />

Pueden caer en desórdenes y divisiones.<br />

Puede presentar grietas.


502 José Antonio Ríos González<br />

Ambos autores plantean las estrategias terapéuticas en términos de lIespacioll,<br />

IItiempo ll y lIenergíall, mientras que al hablar de los objetivos los describen en<br />

función delllpoder ll , 11 relevancia afectiva ll y IIsignificatividad ll , haciendo que de la<br />

<strong>com</strong>binación de las seis variables salga una cuadrícula que detalle el <strong>com</strong>por­<br />

tamiento de cada <strong>familia</strong> <strong>con</strong>creta.<br />

De este modo, puede <strong>con</strong>tarse <strong>con</strong> un nuevo enfoque para abordar los<br />

problemas <strong>familia</strong>res a partir de la ideas de KANTOR y LEHR. Su desarrollo<br />

permite una visión que, aunque simplificada, <strong>con</strong>tiene elementos útiles para el<br />

trabajo de terapia <strong>con</strong> la <strong>familia</strong>.<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

APENDICE 1:<br />

MODELOS DE PAREJA Y ESTILO DE TERAPIA<br />

(J.A. Ríos, 1979 a 1983)<br />

En una serie de trabajos anteriores (Educadores, 105, 106, 107, 109 Y 110)<br />

hemos descrito varios tipos o modelos de parejas, Y,en otra serie (Educadores,<br />

111, 112, 113, 115, 117, 119 Y 121) los estilos de terapia que creemos más<br />

<strong>con</strong>veniente para cada tipo. Me remito a ellos aún <strong>con</strong>sciente de que necesitarían<br />

una revisión actualizada de muchos de sus puntos. Me limito a presentar<br />

sintéticamente lo que <strong>con</strong>stituyen tales artículos.<br />

MODELOS DE PAREJA<br />

(*) Parejas estimadas más funcionales y eficaces.<br />

1. Por la estabilidad de la relación:<br />

1.1. Estable-insatisfactoria<br />

1.2. Inestable-insatisfactoria<br />

1.3. Inestable-satisfactoria<br />

1.4. Estable-satisfactoria<br />

2. Por la regla de la relación:<br />

* 2.1. Pareja <strong>con</strong> reglas re<strong>con</strong>ocidas<br />

2.2. Pareja <strong>con</strong> reglas implícitas<br />

2.3. Pareja <strong>con</strong> reglas secretas<br />

2.4. Pareja <strong>con</strong> metareglas<br />

3. Por el tipo de sistema:<br />

* 3.1. Pareja <strong>con</strong> sistema <strong>con</strong>yugal abierto<br />

3.2. Pareja <strong>con</strong> sistema <strong>con</strong>yugal cerrado<br />

4. Por la historia-curriculum de la pareja: (GULOTTA, 1976)<br />

* 4.1. Pareja A<br />

4.2. Pareja H<br />

4.3. Pareja O<br />

4.4. Pareja S<br />

503


504 José Antonio Ríos González<br />

4.5. Pareja, V<br />

4.6. Pareja X<br />

4.7. Pareja Y<br />

* 4.8. Pareja I<br />

5. Por el <strong>com</strong>portamiento sintomático:<br />

5.1. Pareja fóbica<br />

5.2. Pareja histeroide<br />

5.3. Pareja esquizoide<br />

5.6. Pareja epileptoide<br />

6. Por la dinámica evolutiva de los cónyuges:<br />

6.1. Pareja <strong>con</strong> fijaciones evolutivas (orales, anales, fálicas)<br />

6.2. Pareja <strong>con</strong> regresiones evolutivas<br />

* 6.3. Pareja <strong>con</strong> estabilidad/madurez evolutiva<br />

7. Por el tipo de relación establecida:<br />

7.1. Pareja <strong>con</strong> II relación objetal ll<br />

* 7.2. Pareja <strong>con</strong> II relación objetiva ll<br />

8. Por el nivel de relación:<br />

8.1. Pareja Adulto-Niña<br />

8.2. Pareja Niño-Adulta<br />

8.3. Pareja Niño-Niña<br />

* 8.4. Pareja Adulto-Adulta<br />

9. Por las metas de la <strong>com</strong>unicación marital:<br />

9.1. Pareja <strong>con</strong> <strong>com</strong>unicación lIinformativa ll<br />

9.2. Pareja <strong>con</strong> <strong>com</strong>unicación IIformativa-manipulativa ll<br />

* 9.3. Pareja <strong>con</strong> <strong>com</strong>unicación IIprofunda ll<br />

10. Por el tipo de "troquelado":<br />

10.1. Pareja <strong>con</strong> troquelado simétrico<br />

10.2. Pareja <strong>con</strong> troquelado <strong>com</strong>plementario<br />

10.3. Pareja <strong>con</strong> troquelado distante/de distanci?miento<br />

10.4. Pareja <strong>con</strong> troquelado igualatorio.<br />

***


ESTILOS DE TERAPIA<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

1. Estilo <strong>com</strong>ún a todas las parejas:<br />

1.1. No repetir modelos dogmáticos<br />

1.2. Crear el modelo eficaz de ese momento<br />

1.3. Destacar <strong>con</strong>tenidos urgentes<br />

1.4. Provocar cambios necesarios<br />

1.5. Crear la técnica acorde a cada pareja<br />

2. Programación de objetivos:<br />

2. 1. Asp etos a abordar:<br />

2.1 1. la insatisfacción<br />

2.1 2. la inestabilidad<br />

2.1. . las reglas secretas<br />

2.1 4. las metareglas<br />

2.1.5. el sistema cerrado<br />

2.1.6. lo "objetal" de la relación<br />

2.1. . lo regresivo<br />

2.1. . las motivaciones de los tipos V y X<br />

2.2. Asp etos a dinamizar:<br />

2.2. . la estabilidad<br />

2.2. . las reglas <strong>con</strong>ocidas<br />

2.2. . la apertura del sistema<br />

2.2. . la madurez evolutiva<br />

2.2.5. lo "objetivo" de la relación<br />

2.2.6. lo adulto en la relación<br />

2.2.7. el troquelado <strong>com</strong>plementario<br />

2.2.8. los vínculos sanos<br />

2.2.9. los vínculos de la pareja tipo I<br />

2.2.10 la <strong>com</strong>unicación verbal<br />

2.2.11 la <strong>com</strong>unicación profunda<br />

505


506 José Antonio Ríos González<br />

2.3. Aspectos a <strong>con</strong>trolar:<br />

2.3.1. lo regresivo<br />

2.3.2. lo IIniño-niña ll<br />

2.3.3. la <strong>com</strong>unicación informativa<br />

2.3.4. el troquelado simétrico<br />

2.3.5. los modelos interactivos de la pareja O<br />

2.3.6. lo interactivo de la pareja S<br />

2.4. Aspectos a eliminar:<br />

2.4.1. los <strong>com</strong>portamientos sintomáticos<br />

2.4.2. las fijaciones<br />

2.4.3. la <strong>com</strong>unicación manipulativa<br />

2.4.4. el troquelado de distanciamiento<br />

2.4.5. la insatisfacción<br />

2.4.6. los vínculos neuróticos y falsos<br />

***


CAPITULO VII<br />

DIAGNOSTICO DE LA DINAMICA FAMILIAR<br />

A los largo de los capítulos anteriores se ha hablado mucho de aspectos<br />

íntimamente relacionados <strong>con</strong> el diagnóstico. He preferido ir exponiendo algunos<br />

puntos que, al tiempo que intentaban clarificar estratos del grupo <strong>familia</strong>r,<br />

así <strong>com</strong>o aspectos funcionales del mismo, sirviesen de pinceladas que ayuden<br />

a <strong>com</strong>prender lo que hay que hacer <strong>con</strong> la <strong>familia</strong> para poder iniciar un trabajo<br />

de orientación o de terapia.<br />

No obstante, parece obligado sintetizar en un capítulo específico cuanto se<br />

relaciona <strong>con</strong> el tema nunca agotado del diagnóstico de la dinámica <strong>familia</strong>r.<br />

Conviene, sin embargo hacer una aclaración: en la terapia <strong>familia</strong>r no se<br />

separa lo que en otros modelos terapéuticos <strong>con</strong>stituyen los niveles del· diagnóstico<br />

y el nivel de tratamiento. A la <strong>familia</strong> se la diagnostica al tiempo que se<br />

la trata terapéuticamente. Diagnóstico y terapia van unidos y se realizan<br />

simultáneamente. Otra cosa es que por claridad metodológica y <strong>con</strong> fines<br />

didácticos, queden separado en éste y el próximo capítulo.<br />

A fin de <strong>con</strong>seguir una mejor sistematización de cuanto deseo exponer, seguiré<br />

el siguiente orden:<br />

1. Qué diagnosticar.<br />

2. Cuándo y dónde diagnosticar.<br />

3. Cómo diagnosticar.<br />

4. Con qué diagnosticar.<br />

5. Para qué diagnosticar.


508.<br />

1. Qué diagnosticar<br />

José Antonio Ríos González<br />

Lo primero que hay que afirmar es que en el diagnóstico de la dinámica <strong>familia</strong>r<br />

que se defiende aquí prevalece el enfoque sistémico, tantas veces aludido. No<br />

se trata, por tanto, de una simple y mera recogida de información que suministran<br />

los miembros del sistema <strong>familia</strong>r. El enfoque clásico abunda en este<br />

aspecto: recoger el mayor número de datos para lo cual, en efecto, pueden ser<br />

necesarias varias sesiones de trabajo y de aplicación de pruebas al sujeto<br />

afectado por el motivo patente que desencadena la <strong>con</strong>sulta. Tal modelo clásico<br />

se basa en un modelo médico que insiste, y es verdad, en que una buena historia<br />

clínica <strong>con</strong>stituye un paso fundamental de cara a la curación del enfermo.<br />

Personalmente he dedicado muchos años a este modelo y en algún trabajo he<br />

dado cuenta de ello (RIOS GONZALEZ, 1963 f, 1965 a,b,c, 1968 e, 1971 a). Tal<br />

vez sea un aprendizaje que no debiera evitarse quien se inicia en el trabajo<br />

clínico, aunque posteriormente se adopte otra perspectiva.<br />

<strong>La</strong> diferencia radical está en que el diagnóstico de la <strong>familia</strong> no se centra en<br />

un miembro de ella, ni para estudiar su estructura psíquica individual ni para<br />

focalizar la acción posterior en sus <strong>con</strong>flictos, sino que pone su atención en el<br />

sistema total, en el estudio de la estructura de las relaciones que se establecen<br />

en el <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r y en las que, indudablemente, participan e intervienen<br />

todos los miembros. <strong>La</strong>s palabras de MINUCHIN (1974) son claras en este<br />

sentido cuando afirma que lIuno de los f¡nes del proceso diagnóstico es el de<br />

ampliar la <strong>con</strong>ceptualización del problema. <strong>La</strong> atención dirigida sobre un solo<br />

individuo que la <strong>familia</strong> ha elegido y <strong>con</strong>ceptualizado <strong>com</strong>o problema, debe<br />

ampliarse hasta <strong>com</strong>prender las interacciones que la <strong>familia</strong> tiene en su actual<br />

<strong>con</strong>texto ll<br />

(pag. 131, ed. italiana), siendo él quien da una descripción de lo que<br />

es el <strong>con</strong>cepto de dianóstico en este sentido al decir que <strong>con</strong>siste en una<br />

lIa<strong>com</strong>odación del terapeuta a la <strong>familia</strong> <strong>con</strong> el fin de <strong>con</strong>stituir un sistema<br />

terapéutico que se desprende de la valoración de sus experiencias de la<br />

interacción de la <strong>familia</strong> en el momento presente ll<br />

(id.,p. 130), lo cual, y junto al<br />

carácter de no limitación a un sujeto, tampoco tiene en cuenta el pasado, al<br />

menos de una manera absoluta. Se tiene en cuenta la influencia del pasado de<br />

los miembros en la formación del síntoma, así <strong>com</strong>o debe tenerse muy en cuenta<br />

la influencia de los mismos en el mantenimiento de los síntomas que se<br />

<strong>con</strong>templan en el momento actual.<br />

De tal modo, de <strong>con</strong>templar la realidad a diagnosticar se derivan los siguientes<br />

aspectos, siempre según la línea trazada por MINUCHIN (1978) y a cuyas<br />

páginas se refieren los paréntesis:


Manual de Orientación y Terapia Familiar 509<br />

• Mira al paciente en el <strong>con</strong>texto (p. 16 ed.ital.)<br />

• No sólo describe los <strong>con</strong>flictos del paciente <strong>con</strong> su <strong>con</strong>texto, sino que los<br />

<strong>con</strong>sidera significativos para su posterior terapia (p.16).<br />

• Delinea y abre al tratamiento terapéutico los aspectos del <strong>com</strong>portamiento<br />

de los miembros de la <strong>familia</strong> que obligan al paciente a mantener un<br />

determinado síntoma (p.15-16).<br />

• En vez de <strong>con</strong>centrarse sobre la vulnerabilidad psicológica o fisiológica<br />

del paciente tomado aisladamente, se mira a éste en su <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r<br />

(p.55).<br />

• <strong>La</strong> unidad de estudio y predicción no puede ser sólo el paciente, sino el<br />

modelo transaccional (p.55), la persona y su entorno <strong>com</strong>o una unidad<br />

integrada, lo que viene demostrado cuando se observa que al cambiar el<br />

<strong>con</strong>texto o el grupo, cambia el paciente.<br />

• Aparece, por tanto, la necesidad de observar las transacciones interpersonales<br />

y el cómo y en qué medida determinan la gama de los <strong>com</strong>portamientos<br />

de cada miembro de la <strong>familia</strong> (p.17).<br />

• liNo más el estudio del hombre independientemente de sus circunstancias<br />

-el hombre héroe-o Es necesario hacer un estudio que permita sustituir una<br />

visión del hombre <strong>com</strong>o ser influido por un <strong>con</strong>texto ll (p.17).<br />

• <strong>La</strong> unidad psicológica no es ya el individuo, sino el individuo en sus<br />

<strong>con</strong>textos sociales más significativos ll (p.26).<br />

• El <strong>com</strong>portamiento individual es el resultado de un movimiento circular de<br />

partes que se influyen mutuamente (p.26), de modo que tal <strong>com</strong>portamiento<br />

es simultáneamente IIcausadoll y IIcausantell, al tiempo que cada parte<br />

del sistema debe ser <strong>con</strong>siderada <strong>com</strong>o 1I0rganizantell y 1I0rganizadall<br />

respecto a otras partes (p.26).<br />

• <strong>La</strong> acción de una parte es, simultáneamente, la interrelación de otras<br />

partes del sistema, lo que lleva a que el sistema pueda ser activado en un<br />

determinado número de puntos o secuencias, <strong>con</strong>stituyendo verdaderos<br />

mecanismos de IIfeedback ll (p.26).<br />

• Un modelo <strong>com</strong>o el sistémico postula que ciertos tipos de organización<br />

<strong>familia</strong>r están estrechamente correlacionados <strong>con</strong> el desarrollo y mantenimiento<br />

de síndromes psicosomáticos en los niños, y que los síntomas<br />

de éstos, a su vez, juegan un papel importante en el mantenimiento de la<br />

homeostasis <strong>familia</strong>r (p.26-27).


510 José Antonio Ríos González<br />

• Por lo mismo, y este aspecto hay que destacarlo para una mejor <strong>com</strong>prensión<br />

del trabajo posterior, los síntomas deben ser definidos no sólo <strong>com</strong>o<br />

<strong>com</strong>portamientos de un miembro de la <strong>familia</strong>, sino de la interrelación de<br />

todos los miembros de la <strong>familia</strong> (p.27).<br />

• De ahí se deriva que este modelo afirme también la importancia de la<br />

experiencia psicológica de cada miembro de la <strong>familia</strong> (p.17).<br />

• Lo importante a destacar en el diagnóstico de la dinámica <strong>familia</strong>r es la<br />

<strong>con</strong>tinuidad de las influencias de los miembros del sistema total en la<br />

formación y mantenimiento del síntoma.<br />

• Por ello no hay necesidad de insistir en la causas históricas -el porqué de<br />

un síntoma-, sino en el uso que se hace del mismo en el momento presente<br />

-el para qué del síntoma-o<br />

Se trata, por tanto, de diagnosticar cómo funciona la <strong>familia</strong> en función de un<br />

síntoma que se destaca en el dinamismo del sistema.<br />

y su descubrimiento <strong>com</strong>o mecanismo circular e interactivo es ya un elemento<br />

básico de la acción terapéutica.<br />

Una segunda <strong>con</strong>sideración acerca del qué diagnosticarse centra en aspectos<br />

<strong>con</strong>cretos sobre los que hay que insistir en el <strong>con</strong>texto de lo que vamos a llamar<br />

primera entrevista <strong>con</strong> la <strong>familia</strong>.<br />

Teniendo en cuenta las aportaciones de MINUCHIN (1974) y las sugerencias<br />

de STIERLIN (1980), parece que puedan fijarse <strong>com</strong>o objetivos a diagnosticar<br />

los siguientes:<br />

Según MINUCHIN, y de ellos se habló ya en otro lugar, los principales sectores<br />

del diagnóstico de la interacción de la <strong>familia</strong>, son éstos:<br />

1. <strong>La</strong> estructura de la <strong>familia</strong>.<br />

2. <strong>La</strong> flexibilidad del sistema.<br />

3. <strong>La</strong> resonancia del sistema <strong>familia</strong>r.<br />

4. El <strong>con</strong>texto ambiental de la <strong>familia</strong>.<br />

5. El estadío de desarrollo y la puesta en práctica de lo propio del mismo,<br />

miembro por miembro.<br />

6. Los modos a través de los cuales los síntomas del paciente designado se<br />

usan dentro del sistema <strong>familia</strong>r para mantener los modelos transaccionales<br />

preferidos por la <strong>familia</strong>.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 511<br />

Para H. STIERLIN los objetivos del diagnóstico que ha de abordarse, son:<br />

1. Diagnosticar sistemáticamente la <strong>familia</strong> para elaborar una hipótesis<br />

dinámica relacional.<br />

2. Comprender la situación motivacional de la <strong>con</strong>sulta.<br />

3. Motivar a toda la <strong>familia</strong> para que realice una terapia <strong>familia</strong>r mediante las<br />

tareas de:<br />

- reducir miedos<br />

- dar <strong>con</strong>fianza<br />

- reducir vergüenzas<br />

- dar esperanza<br />

A ello añade otros dos objetivos que refuerzan una vez más la idea de que,<br />

en este tema, diagnóstico y terapia son niveles inseparables de una misma<br />

realidad:<br />

4. Establecer un <strong>con</strong>trato terapéutico.<br />

5. Preparar una terapia posterior.<br />

Teniendo en cuenta cuanto se desprende de lo anterior, mi esquema de trabajo<br />

<strong>con</strong> las <strong>familia</strong>s se estructura en torno a varios puntos sobre los que centro la<br />

atención a fin de <strong>con</strong>seguir una "idea de la <strong>familia</strong>" para actuar sobre ella.<br />

Areas de cambios<br />

Una vez definido el problema que desean <strong>con</strong>sultar, es necesario replantear<br />

la cuestión mediante lo que viene llamándose "redefinición ll<br />

del problema.<br />

Consiste en hacerles ver que el cambio deseado ha de ir en otra dirección<br />

diferente a la que ellos preven. Este enfoque permite analizar las características<br />

del sistema <strong>familia</strong>r en cuanto que alguna o algunas de ellas tienen que ver <strong>con</strong><br />

el <strong>con</strong>flicto <strong>con</strong>sultado.<br />

***<br />

Aunque en cada <strong>familia</strong> en<strong>con</strong>tramos múltiples características necesitadas de<br />

replanteamientos más sanos, pueden señalarse algunas áreas especialmente<br />

necesitadas de este trabajo: sistemas de interacción, mensajes (tanto en sus<br />

<strong>con</strong>tenidos <strong>com</strong>o en su relación), ya sean verbales o no verbales (símbolos,<br />

gestos, modales, tonos de voz, poder, dinero...), tipos de <strong>com</strong>unicación.


512<br />

Areas a diagnosticar<br />

José Antonio Ríos González<br />

Especialmente en lo relativo a la ampliación del campo diagnóstico. Se trata,<br />

por tanto, de ir más allá del sujeto designado <strong>com</strong>o paciente, para <strong>con</strong>templarlo<br />

<strong>com</strong>o una parte de un sistema permanentemente interactivo, lo que obliga a<br />

incluir al individuo <strong>con</strong> su <strong>familia</strong>, sus profesores, su estructura escolar, etc...<br />

(RIOS GONZALEZ, 1983 b,f,g). En tal sentido es necesario establecer una<br />

relación entre ciertas áreas y lo que se ofrece <strong>com</strong>o <strong>com</strong>portamiento necesitado<br />

de orientación o terapia. Cuanto se ha expuesto al hablar de la estructura del<br />

S.F.O. y de la actitud ante el mismo, tiene aquí su lugar <strong>con</strong>creto de valoración<br />

y diagnóstico: valores, poder, mitos, tabúes, etc... (capítulo V).<br />

Dinámica <strong>familia</strong>r<br />

No solo en su estructura o elementos que intervienen en ella, tales <strong>com</strong>o los<br />

miembros del sistema <strong>familia</strong>r propiamente dicho o personajes significativos en<br />

ese sistema <strong>familia</strong>r <strong>con</strong>creto, sino modos de interacción y <strong>com</strong>unicación. En<br />

ello intervienen fenómenos que se han analizado en otras páginas anteriores,<br />

tales <strong>com</strong>o existencia de dobles vínculos, triángulos perversos, reglas y sus<br />

clases, fidelidades ocultas, así <strong>com</strong>o el juego manipulativo de los síntomas, la<br />

persistencia de ritos y rituales, el ejercicio del poder, la autoridad, los tipos de<br />

disciplinas y la presión de las actitudes educativas parentales, sin olvidar los<br />

intercambios sanos o inadecuados que se establecen a partir de la estimación<br />

del paciente designado en cuanto IIser <strong>com</strong>petente en... II<br />

, IIser valioso en... II<br />

, IIser<br />

querido en... II<br />

•<br />

Un puesto destacado en la interacción lo ocupa el tema de los mensajes, tanto<br />

en el nivel de sus tipos (mensajes de <strong>con</strong>tenido y de relación) <strong>com</strong>o en el del<br />

modo de ser enviados (circularidad <strong>con</strong>tinua, inevitable verbal/no-verbal, tanto<br />

sana <strong>com</strong>o disfuncional y hasta patológica).<br />

Comportamientos<br />

Ocupa un lugar importante la distinción entre <strong>com</strong>portamientos afectuosos y,<br />

por tanto, potenciadores de estabilidad, cohesión y progreso personal y sistémico,<br />

y los <strong>com</strong>portamientos restrictivos o necesitados de cambios inmediatos.<br />

Igualmente hay que destacar en este apartado la posibilidad que ofrece el<br />

sistema <strong>familia</strong>r para la <strong>con</strong>quista y desarrollo de <strong>com</strong>portamientos autónomos,<br />

individualizados, acordes <strong>con</strong> la personalidad peculiar de cada miembro. Todo<br />

ello está muy vinculado al grado de riqueza afectiva que se potencia en la <strong>familia</strong>,


Manual de Orientación y Terapia Familiar 513<br />

por lo que se hace necesario un <strong>con</strong>tinuo esfuerzo para la superación de los<br />

<strong>com</strong>portamientos rígidos que bloquean y taponan la creatividad personal de los<br />

miembros.<br />

Un tema especial: el quintacolumnista<br />

En todo <strong>con</strong>flicto <strong>familia</strong>r se oculta un factor cuyo descubrimiento <strong>con</strong>stituye<br />

una pieza clave para su adecuada solución: la existencia de un miembro-quin­<br />

tacolumnista que, de alguna manera, refuerza y hace posible la persistencia de<br />

un síntoma perturbador. Se encierra en tal figura una aparente <strong>con</strong>tradicción,<br />

dado que, por una parte, se busca una solución al problema, mientras que por<br />

otro se hace lIalgoll para que la situación no cambie. <strong>La</strong> raíz de tal paradoja se<br />

centra en que de lo que se padece se beneficia algún miembro, a través del ya<br />

<strong>con</strong>ocido fenómeno del IIbeneficio secundario ll o IIneuróticoll que está presente<br />

en cualquier sintomatología.<br />

No es tarea fácil la de descubrir a este miembro quintacolumnista, pero es<br />

posible localizarlo. Su diagnóstico hay que hacerlo a través del hallazgo de<br />

pistas indicadoras de un cierto apoyo, justificación, racionalización de cuanto<br />

está a<strong>con</strong>teciendo en la <strong>familia</strong>. Gracias a estos mecanismos, ese miembro<br />

obtiene algún tipo de ventaja, aunque algunas veces sea tan pobre <strong>com</strong>o la de<br />

poder realizar de este modo un papel en la vida del miembro sintomático, ya<br />

sea <strong>com</strong>o protector, padre o madre amparador, receptor de estima o valoración,<br />

sin olvidar los aspectos más sutiles mediante los cuales el quintacolumnista<br />

adquiere ante los ojos del paciente designado un halo de figura que le entiende,<br />

<strong>com</strong>prende y defiende.<br />

Es un punto que, de no ser descubierto, se <strong>con</strong>vierte en verdadero obstáculo<br />

para la adecuada evolución de un problema materializado en la sintomatología<br />

de un miembro.<br />

Estos aspectos pueden quedar integrados dentro de lo que podemos denominar<br />

diagnósticos del <strong>con</strong>texto sistémico en cuanto de la relación de unos<br />

elementos <strong>con</strong> otros aparecerá un determinado tipo de <strong>familia</strong> sobre el que<br />

habrá que actuar a partir del momento en que se verifique el primer <strong>con</strong>tacto,<br />

la denominada primera entrevista en la que ya hay terapia aunque la exploración<br />

de los puntos señalados sea un objetivo prioritario.<br />

***


514 José Antonio Ríos González<br />

2. Cuándo y dónde diagnosticar<br />

Una idea <strong>com</strong>ún en todos los terapeutas de la <strong>familia</strong> es que lo que viene<br />

llamándose la primera entrevista es una pieza clave para la terapia basada en<br />

un buen <strong>con</strong>ocimiento de la dinámica <strong>familia</strong>r.<br />

Esta Primera Entrevista Familiar (P. E. F.), no obstante su aparente simplicidad,<br />

<strong>com</strong>prende varios aspectos que me parece oportuno distinguir:<br />

a. Su metodología<br />

b. Criterios prácticos para su realización.<br />

c. Técnicas a utilizar.<br />

d. Mi esquema de P.E.F.<br />

Veamos cada uno de ellos separadamente:<br />

a) Metodología de la primera entrevista <strong>familia</strong>r<br />

Ha de plantearse en función de lo que es la verdadera Terapia Familiar, tal y<br />

<strong>com</strong>o se entiende en el enfoque sistémico y relacional. Aunque ya se ha dicho<br />

y se ampliará más en el último capítulo, los fundamentos se toman de la Teoría<br />

General de Sistemas (T.G.S.) aplicada al análisis de la dinámica <strong>familia</strong>r.<br />

Hay que advertir, sin embargo, que la P.E.F. difiere en algunas cosas de lo<br />

que es una entrevista en términos clásicos. Señalo las diferencias más importantes:<br />

1. Se entiende por P.E.F. no sólo una sesión de trabajo <strong>con</strong> la totalidad del<br />

sistema <strong>familia</strong>r, sino que tras su enunciado se encierra la serie más o<br />

menos prolongada de <strong>con</strong>tactos que permiten establecer las coordenadas<br />

sobre las que se trazará el trabajo terapéutico <strong>con</strong> ese sistema <strong>familia</strong>r.<br />

2. Hay, en efecto, una primera entrevista o primer encuentro que tiene unos<br />

objetivos delimitados <strong>con</strong> un final igualmente <strong>con</strong>creto: los objetivos son<br />

los derivados de la necesidad de obtener aquellos datos que permitan<br />

hacer el planteamiento de futuras actuaciones sobre la <strong>familia</strong>; abarca lo<br />

dicho en el apartado anterior (qué diagnosticar). El final se articula en<br />

torno a los pasos a dar, el ritmo de trabajo <strong>con</strong> la <strong>familia</strong>, quiénes han de<br />

participar y cuanto abarca el tema del <strong>con</strong>trato terapéutico, <strong>com</strong>o se verá<br />

en su lugar.<br />

3. Por ello distingo entre primer encuentro y primera entrevista, dado que<br />

tienen ámbitos distintos, aunque el primero quede incluido en la segunda.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 515<br />

4. Es una idea también <strong>com</strong>ún la de admitir que el diagnóstico y la terapia<br />

<strong>familia</strong>r se inician <strong>con</strong> el primer <strong>con</strong>tacto telefónico. En el apartado d (mi<br />

esquema de P.E.F.) me referiré a un modelo de ficha en el que se recoge<br />

lo relativo al primer <strong>con</strong>tacto telefónico.<br />

5. <strong>La</strong> P.E.F. toma en cada autor una forma distinta, aunque todos coinciden<br />

en algunos elementos <strong>com</strong>unes. Esta diversidad depende del enfoque<br />

que pretenden dar a la integración o diferenciación más o menos clara<br />

entre diagnósticos y terapia de <strong>familia</strong> que se atiende en <strong>con</strong>sulta.<br />

6. Personalmente mantengo que <strong>con</strong> la <strong>familia</strong> no hay que establecer esta<br />

distinción de una manera tajante. Ya desde el primer encuentro hay tareas<br />

de diagnóstico, así <strong>com</strong>o en la misma hay tareas terapéuticas que se<br />

ponen en funcionamiento. <strong>La</strong> experiencia de cada día refuerza esta idea.<br />

7. Fácilmente se deduce que en la P.E.F. no hay aplicación de pruebas o<br />

tests de cualquier tipo. Tampoco se da entrada a un trabajo unilateral<br />

sobre el miembro señalado <strong>com</strong>o paciente. Se actúa sobre toda la <strong>familia</strong>,<br />

no sólo a través de la verbalización, sino utilizando métodos activos y<br />

dinámicos que pongan en juego las interacciones sobre las que se<br />

pretende actuar a partir de este momento.<br />

8. En la P.E.F. hay que establecer las bases para realizar unos cuantos<br />

pasos en el trabajo directo <strong>con</strong> la <strong>familia</strong>. Así, por ejemplo, resulta<br />

imprescindible tener muy claro que el"esquema lineal" clásico ha de ceder<br />

su puesto a lo que puede denominarse "esquema circular retroalimentadar".<br />

9. Los pasos a dar desde este primer momento, quedan sintetizados en los<br />

siguientes:<br />

- Pasar del individuo al sistema.<br />

- Pasar de los <strong>con</strong>tenidos a los procesos.<br />

- Pasar de interpretar a prescribir.<br />

- Pasar de buscar orígenes a <strong>com</strong>prender pautas.<br />

- Pasar de analizar síntomas a analizar los mensajes implícitos en<br />

tales síntomas.<br />

- Y pasar de indagar causas (etiología clásica según un modelo<br />

médico psiquiátrico) a reestructurar modelos de interacción.


516 José Antonio Ríos González<br />

b) Criterios prácticos para su realización<br />

Los que regulan el trabajo habitual que realizo <strong>con</strong> las <strong>familia</strong>s, pueden<br />

sintetizarse así:<br />

1. Trabajar <strong>con</strong> material movible en una sala amplia donde cada miembro<br />

de la <strong>familia</strong> pueda elegir <strong>con</strong> libertad el lugar que prefiera. Para ello utilizo<br />

sillones-módulos que puedan moverse y ser desplazados si fuera el caso.<br />

2. No indicar a ninguno el lugar que deben ocupar. Cuando entran en la sala<br />

no hay nadie ni existe ningún sillón de mayor o diferente rango, ya que si<br />

fuese así -y alguna vez lo he visto al tener que usar una silla diferente al<br />

resto- suele dejarse o para el miembro más importante de la <strong>familia</strong> o para<br />

el terapeuta que los atenderá.<br />

3. Es importante ver cómo se sientan los miembros de la <strong>familia</strong>: cómo<br />

quedan distribuidos en el espacio y en torno a quién o quiénes se agrupan<br />

los demás.<br />

4. El punto anterior es importante puesto que en base a ello puede hacerse<br />

una hipótesis inicial respecto a la existencia o no de alianzas, coaliciones,<br />

miembros aislados o periféricos, etc. Igualmente el terapeuta puede<br />

realizar algunos cambios jugando <strong>con</strong> el espacio físico de la sala, cambiando<br />

de lugar a alguno o cambiándose él <strong>con</strong> aquel miembro que<br />

interese desplazar en un momento dado. <strong>La</strong> presencia de un coterapeuta<br />

-modalidad que adopto habitualmente- permite una mayor flexibilidad en<br />

estas operaciones. También es importante ver qué sillón dejan libre para<br />

el terapeuta y coterapeuta: dónde lo sitúan, entre quiénes, al lado de<br />

quién...etc.<br />

5. El terapeuta, y a partir de esta situación, puede jugar <strong>con</strong> la <strong>familia</strong> todo<br />

el profundo tema de crear alianzas, reforzar coaliciones, destruir triángulos<br />

perversos, romper simbiosis, evitar hiperprotecciones, integrar miembros<br />

periféricos, <strong>con</strong>trolar intrusiones, establecer canales de relación y<br />

<strong>com</strong>unicación. Todo ello facilita la <strong>con</strong>strucción del mapa emocional de la<br />

<strong>familia</strong> <strong>com</strong>o pieza sobre la que asentar nuevas intervenciones.<br />

6. Sobre el manejo del espacio se van a asentar las estrategias de cambio,<br />

resistencia al cambio, reacciones ante los cambios, así <strong>com</strong>o las de<br />

proximidad emocional, cercanía emotiva, etc., técnica que permite descubrir<br />

interacciones que no sería fácil hacer patente mediante las simples<br />

técnicas verbales.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 517<br />

7. El primer encuentro tiene unos momentos especialmente significativos a<br />

los que deseo aludir aquí. Su desmenuzamiento didáctico no indica rigidez<br />

en su realización, sino deseo de clarificar cuanto incluye y supone. Una<br />

característica fundamental del trabajo <strong>con</strong> las <strong>familia</strong>s es la agilidad que<br />

hay que imprimir a los encuentros <strong>con</strong> la misma, al tiempo que intentar<br />

lograr una mezcla equilibrada de lo espontáneo y lo necesitado de rigor<br />

para no caer en una charla de café.<br />

Estos momentos significativos pueden ser los siguientes:<br />

a. Quién inicia la exposición del motivo que los trae a la <strong>con</strong>sulta.<br />

b. Cómo <strong>com</strong>parten los otros tal exposición: acuerdos, desacuerdos,<br />

reformulación del motivo.<br />

c. Reacción ante tales reacciones de los otros miembros: empatía,<br />

hostilidad, rechazo, alianza, asentamiento, indiferencia, crítica a la<br />

reformulación hecha.<br />

d. Mentalidad del S.F. ante el problema y nivel de <strong>com</strong>prensión del<br />

mismo S.F. de la situación motivacional que los trae.<br />

e. Motivación de todos para trabajar problemas <strong>com</strong>unes del S.F. una<br />

vez que capten que hay que pasar del paciente designado al sistema<br />

<strong>familia</strong>r total.<br />

f. Formulación del motivo hecha por el propio paciente designado.<br />

g. Soluciones intentadas hasta el momento de esta nueva <strong>con</strong>sulta, y<br />

grado de eficacia de las mismas. En caso <strong>con</strong>trario: qué alternativas<br />

se han intentado, quién las propuso, por qué no se ejecutaron y quién/<br />

quiénes colaboraron y/o las re"chazaron.<br />

Un punto importante a destacar en este primer encuentro es el de:<br />

h. Qué esperan obtener de la T.F. <strong>con</strong> una clara definición del cambio<br />

o cambios que desean alcanzar.<br />

En medio de este <strong>con</strong>junto de maniobras a poner en práctica, empiezan a<br />

delimitarse aspectos que <strong>con</strong>ducen a la formulación de algunos cambios<br />

iniciales en la línea de lo que viene denominándose Cambio-2, frente al<br />

Cambio-1 que se busca en los tratamientos clásicos.<br />

Es importante destacar algunos puntos-eje que permiten <strong>con</strong>ocer mejor a la<br />

<strong>familia</strong> <strong>con</strong> que inicia el trabajo de orientación o terapia. Por ejemplo:


518 José Antonio Ríos González<br />

• Mapa de <strong>com</strong>unicaciones transaccionales.<br />

• Reacciones sistémicas centradas en:<br />

- quién interrumpe a quién<br />

- cuándo interrumpe<br />

- en qué temas interrumpe<br />

- quién domina la situación<br />

• Comportamientos sintomáticos presentes en la <strong>familia</strong> y no sólo en el P. D.,<br />

<strong>con</strong> distinción clara de:<br />

- síntomas antiguos y persistentes (AP)<br />

- síntomas antiguos y temporales (AT)<br />

- síntomas recientes (R)<br />

• Relación significativa a través del síntoma:<br />

- vinculación del/de los síntomas a factores personales, ambientales<br />

situacionales, etc.<br />

- no intentar responder a la pregunta "por qué" tal síntoma, sino<br />

<strong>con</strong>ducir a la <strong>familia</strong> a que afronte la búsqueda de uan respuesta al<br />

interrogante "para qué"tal síntoma.<br />

• Delimitación entre síntoma/síntomas propios del P.D. y síntomas existentes<br />

en el S.F. bajo mil formas camufladas y, por lo mismo, descargadas<br />

de ansiedad y tensión.<br />

• Delimitación de un síntoma central al S.F. y en torno al cual giran otras<br />

muchas cosas que prefieren ignorarse o tapadas por alguno o algunos<br />

miembros del S.F. Esto obliga a una tares de desafío por parte del<br />

terapeuta para provocar una crisis que facilite el paso del P.D. al sistema.<br />

• Determinación, en cuanto es posible, de los <strong>com</strong>portamientos sintomáticos<br />

existentes en el S.F. <strong>com</strong>o totalidad, <strong>con</strong> lo cual se habrá realizado el paso<br />

indicado anteriormente. Cuanto se ha dicho en el capítulo 6 al hablar de<br />

las <strong>familia</strong>s sintomáticas, tiene quí una aplicación que facilita tal determinación.<br />

• Descubrimiento de los factores sistémicos influyentes, entendiendo por<br />

tales aquellos elementos personales, de ambiente o de situación que:


Manual de Orientación y Terapia Familiar 519<br />

a) o son causa desencadenante de la aparición de un <strong>com</strong>portamiento,<br />

síntoma, <strong>con</strong>flicto o problema.<br />

b) o son causa reforzante que <strong>con</strong>tribuye al mantenimiento del<br />

síntoma, problema, etc.<br />

• E. P.D. ha de ser visto a la luz de estos criterios:<br />

a) <strong>com</strong>portamiento sintomático prevalente<br />

b) <strong>com</strong>portamiento provocatorio del S.F.<br />

c) grado en que atrapa a otr%tros: a quién o a quiénes y para qué<br />

(beneficio secundario del síntoma)<br />

d) poder ejercido por el síntoma y gracias a él<br />

e) capacidad para expresar las propias necesidades<br />

f) capacidad para captar las necesidades de los otros: cuáles y<br />

(<br />

quiénes.<br />

c) Técnicas a utilizar<br />

El nivel de técnicas a utilizar se entrecruza <strong>con</strong> el de las tácticas y estrategias,<br />

todo lo cual <strong>con</strong>stituye un amplio capítulo en el que no hay más remedio que<br />

seleccionar. Expongo lo que <strong>con</strong>stituye en el momento actual un <strong>con</strong>junto central<br />

de técnicas tal y <strong>com</strong>o vengo trabajando en la terapia <strong>familia</strong>r yen su diagnóstico<br />

interaccional.<br />

1. No preguntar directamente a nadie al iniciar la entrevista <strong>con</strong> toda la<br />

<strong>familia</strong>; hacerlo de un modo tan neutro que impida canalizar de modo<br />

selectivo un tipo de planteamiento que la <strong>familia</strong> o algún miembro intuya<br />

<strong>com</strong>o más valioso o aceptado por parte del terapeuta o terapeutas. Por<br />

ejemplo:<br />

- "¿Qué les pasa o preocupa?"<br />

- "¿Qué ha hecho que pidan Vdes. una <strong>con</strong>sulta?"<br />

- "¿Qué ha desencadenado la necesidad de acudir a alguien que les<br />

escuche?".<br />

- "¿Qué les preocupa en estos momentos?".<br />

2. Observar los lenguajes no-verbales: posturas, movimientos, sonrisas,<br />

miradas evasivas o buscando apoyo, aprobación o refuerzo, movimientos<br />

de las manos, agitación de cualquier tipo, distensión...


520<br />

José Antonio Ríos González<br />

3. Si la <strong>familia</strong> o alguno de sus subsistemas tiende a centrar toda la<br />

verbalización del programa en un síntoma del P.D., llevarlos hacia la<br />

<strong>con</strong>templación de si existen o no otros síntomas en otros miembros o en<br />

todo el S.F., ya sea bajo forma de mitos, ritos, defensa de valores, tabúes,<br />

etc...<br />

4. Construir lo antes posible el "mapa emocional de la <strong>familia</strong>", utilizando<br />

<strong>com</strong>o material para ello:<br />

a) la colocación física que han adoptado en la misma sala de Terapia<br />

b) los canales de interacción <strong>com</strong>unicativa tal y <strong>com</strong>o van expresándose<br />

lIaqu í y ahora ll<br />

, <strong>con</strong> la exploración de si lo que sucede lIahora ll<br />

lIaqu f l<br />

, es lo que suele suceder en la vida ordinaria de la <strong>familia</strong>.<br />

5. Utilizar <strong>com</strong>plementariamente al 11 mapa de la <strong>familia</strong>" lo que vengo denominando<br />

lIel plano de la vivienda ll<br />

y lila sala de estar en casa" <strong>com</strong>o se<br />

expondrá al hablar de "cómo diagnosticar".<br />

6. Limitar cuanto sea posible la verbalización explicativa de lo que sucede<br />

en la <strong>familia</strong> y sus situaciones para dar paso preferente a "hacer lo que<br />

sucede ll<br />

• He visto a MINUCHIN canalizar las verbalizaciones hacia realizaciones<br />

<strong>con</strong>cretas. Ello expresa de un modo muy gráfico: liNo me diga<br />

Vd. cómo baila. Baile ll<br />

Traducido a cuanto deseo destacar aquíes idéntico<br />

a esto:<br />

- Dirigiéndome al padre:<br />

liNo me diga Vd. qué le a<strong>con</strong>seja o dice a su hijo. Hable ahora, aquí,<br />

<strong>con</strong> él para que yo vea cómo lo hace".<br />

- O a un adolescente:<br />

liNo me digas en qué te gustaría que cambiase tu madre. Mira: la<br />

tienes aquí, muy cerca: habla <strong>con</strong> ella y dile lo que quieres que<br />

cambie. Tal vez no te lo ha oído nunca ll<br />

•<br />

- O a una madre angustiada:<br />

"Comprendo lo mal que lo pasa Vd. Pero si me lo dice a mí a lo mejor<br />

avanzamos muy poco. Hable aquíy ahora <strong>con</strong> su hija para que vea<br />

lo que Vd. desea y espera de ella ll<br />

7. De este modo empiezan a establecerse nuevas interacciones <strong>com</strong>unicativas<br />

en niveles que muchas <strong>familia</strong>s tienen descuidados o, incluso<br />

inexplorados, porque no saben, no pueden o no quieren. Crear ese<br />

momento en la misma sesión de T.F. es un gran avance.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 521<br />

8. Establecer límites entre subsistemas o generaciones para lo cual, <strong>com</strong>o<br />

se ha anticipado ya en otros lugares, vale el manejo del espacio, de tal<br />

modo que colocando a los de un mismo subsistema en una sala de terapia,<br />

vean directamente cómo han de diferenciarse los mundos adultos e<br />

infantil, los <strong>hijos</strong>-niños de los <strong>hijos</strong>-<strong>adolescentes</strong>, así <strong>com</strong>o cualquiera de<br />

estos del mundo propio de los padres/adultos. Así captan cómo hay dos<br />

planos diferentes de cuya defensa y mantenimiento dependen la adecuada<br />

o inadecuada realización de procesos emocionales que <strong>con</strong>tribuyen a<br />

la maduración del individuo.<br />

Resultaría difícil y lento explicar este <strong>con</strong>texto evolutivo. Cuando lo ven<br />

realizado en la misma sesión lo captan. Y, sobre todo, lo ven referido a<br />

ellos mismos porque se realiza <strong>con</strong> ellos mismos.<br />

9. Hacer que la primera entrevista se <strong>con</strong>vierta ya en una verdadera sesión<br />

de Terapia Familiar, no limitando la acción del terapeuta a simples<br />

exploraciones sobre aspectos de la dinámica <strong>familia</strong>r. Parte de la habilidad<br />

del terapeuta reside en saber elegir desde el primer momento algunos<br />

aspectos o áreas <strong>con</strong>cretas sobre los que se marquen acciones <strong>con</strong><br />

finalidad terapéutica, de tal modo que al final de la sesión se hayan iniciado<br />

cambios mediante alguna estrategia de las que se hablará en el próximo<br />

capítulo.<br />

d) Mi esquema de P.E.F. (Primera Entrevista Familiar)<br />

Basado en la experiencia realizada hasta el momento presente, y teniendo en<br />

cuenta elementos útiles derivados de las sugerencias de otros expertos en el<br />

tema, mi actual esquema de trabajo se estructura en torno a los siquientes<br />

puntos:<br />

1. El primer <strong>con</strong>tacto telefónico<br />

2. El <strong>con</strong>tacto directo <strong>con</strong> la <strong>familia</strong> entera<br />

3. <strong>La</strong> sesión de T. F. <strong>con</strong> su correspondiente registro de datos.<br />

Veamos cada uno de ellos por separado.<br />

1. El primer <strong>con</strong>tacto telefónico<br />

Cualquier terapeuta de la <strong>familia</strong> <strong>con</strong> cierta experiencia, parte de la idea que<br />

la verdadera terapia <strong>familia</strong>r <strong>com</strong>ienza <strong>con</strong> la primera llamada telefónica.<br />

Tal llamada inicia una relación que debe ser entendida desde sus primeros<br />

momentos <strong>com</strong>o relación terapéutica. Por ello tiene su sentido, que va más allá


522 José Antonio Ríos González<br />

de la mera recogida de datos fríos sobre la persona que sufre determinadas<br />

alteraciones y se define <strong>com</strong>o "paciente" necesitada de atención especializada.<br />

El verdadero sentido está en ofrecer a la <strong>familia</strong> de tal paciente, un encuadre<br />

terapéutico en el que capten cómo trabajamos <strong>con</strong> ella y cuáles son las<br />

coordenadas en torno a las que ellos mismos han de adoptar una actitud<br />

igualmente terapéutica.<br />

El actual modo <strong>con</strong>creto de proceder en "Stirpe" toma la siguiente forma de<br />

actuación<br />

a) Ficha del primer <strong>con</strong>tacto telefónico (1)<br />

Recibida la primera llamada, la persona que la recibe -ordinariamente la<br />

Secretaria del Centro- <strong>com</strong>pleta los siguientes datos:<br />

1. Paciente designado: Nombre <strong>com</strong>pleto y edad.<br />

2. Estudios o profesión.<br />

3. Lugar que ocupa en la serie de hermanos y número de hermanos vivos.<br />

4. Domicilio postal y teléfono de <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> la persona que realiza esta<br />

primera llamada.<br />

5. Quién envía o a<strong>con</strong>seja que <strong>con</strong>sulten <strong>con</strong> nosotros.<br />

6. Motivo inicial que provoca la <strong>con</strong>sulta.<br />

7. Quién llama o pide la <strong>con</strong>sulta.<br />

8. Fecha de esta primera llamada. Quién la recibe en nuestro Centro.<br />

9. Estructura de la <strong>familia</strong>: Nombres (padre, madre, hijo 1º, 2º, 3º, 4º, etc...),<br />

edad, profesión/estudios de cada cual y observaciones que aporten al<br />

proporcionar tales datos.<br />

10. Breve síntesis del planteamiento que hace la persona que llama y pide la<br />

<strong>con</strong>sulta tal y <strong>com</strong>o la capte quien la recibe.<br />

11. Miembros que se citan para la primera sesión de <strong>familia</strong>.<br />

12. Citados para el día, mes... y hora.<br />

13. Serán recibidos por...<br />

Interesa <strong>com</strong>entar algún punto de los anteriormente señalados:<br />

Quién envía o a<strong>con</strong>seja que <strong>con</strong>sulten. Con ello se trata de averiguar el origen<br />

de la motivación, dado que <strong>con</strong> excesiva frecuencia se <strong>con</strong>sulta bajo algún tipo<br />

de presión derivado del prestigio de quien indica la <strong>con</strong>veniencia de someter a<br />

(1) Ver también ficha FTG, pág. 541-546<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar 523<br />

estudio una situación. No voy a detallar aquí el grado de incidencia <strong>con</strong> que tal<br />

<strong>con</strong>sejo viene dado por un profesional cualificado (psicólogo, orientador escolar,<br />

tutor, profesor, médico pediatra, psiquiatra, etc.) o por alguna persona <strong>con</strong> algún<br />

grado de influencia sobre esa <strong>familia</strong> <strong>con</strong>creta (asistente social, sacerdote,<br />

<strong>familia</strong>r <strong>con</strong> peso específico en la <strong>familia</strong>) o persona anteriormente tratada por<br />

nosotros que, por alguna razón, <strong>con</strong>oce esta nueva situación.<br />

Nuestra actual preocupación respecto a este punto está en la necesidad de<br />

plantear la posibilidad de que quien a<strong>con</strong>seja venir a T.F. venga también a la<br />

<strong>con</strong>sulta. Es la idea ya expuesta en otro lugar de que no basta ver al"señalado"<br />

(P.D.), sino ver junto a éste al "señalante", especialmente cuando se trata de<br />

alguna de las personas indicadas en las dos primeras categorías (profesional<br />

cualificado y persona influyente en la <strong>familia</strong>). <strong>La</strong> idea básica que respalda este<br />

intento es el <strong>con</strong>vencimiento -demostrado por la experiencia- de que si no se<br />

hace así, hay un área de IIpoder" que permanece fuera del <strong>con</strong>texto terapéutico<br />

<strong>con</strong> evidente influjo que puede invalidar y descalificar la acción de los terapeutas<br />

de la <strong>familia</strong>. Baste aludir al simple hecho de que la persona lIenviante/señalante<br />

ll<br />

pide a la <strong>familia</strong> una cierta información sobre lo que nosotros hemos dicho,<br />

hecho, opinado y a<strong>con</strong>sejado. Y ante tales datos esa persona adopta una actitud<br />

que se transforma en II<strong>con</strong>firmación" de nuestra intervención terapéutica o en<br />

IIdescalificación más o menos clara de la misma. En resumen: nuestra acción<br />

vendrá valorada fuera del propio <strong>con</strong>texto terapéutico.<br />

En estos momentos trabajamos más directamente este objetivo, aunque hay<br />

que' decir que la resistencia es muy fuerte, aunque no diferente a la que las<br />

mismas <strong>familia</strong>s ponen cuando reciben la información de que queremos verles<br />

a todos y no sólo al P.D.<br />

Quién llama o pide <strong>con</strong>sulta. Con este dato llega a <strong>con</strong>ocerse quién ostenta<br />

en un sistema <strong>familia</strong>r un grado de poder que es preciso detectar al iniciar el<br />

trabajo. Ordinariamente es la madre, lo que corrobora que en las áreas relacionadas<br />

<strong>con</strong> lo psíquico, educativo, escolar, y en general, la salud mental, es la<br />

madre la que recibe una IIdelegación ll<br />

<strong>familia</strong>r que <strong>con</strong>figura la dinámica en lo<br />

relativo a posesión de información, poder, centralización de tareas, etc.<br />

Teniendo en cuenta cuanto se ha expuesto al hablar del "poder ll<br />

y del papel<br />

de la madre en la orientación y terapia, este dato interesa resaltarlo desde el<br />

primer momento que tenemos información sobre una <strong>familia</strong>.<br />

Tarea del terapeuta es <strong>con</strong>firmar en los <strong>con</strong>tactos sucesivos si las <strong>con</strong>clusiones<br />

derivadas de esta hipótesis son correctas o no, en<strong>con</strong>trando ahí un filón sobre


524 José Antonio Ríos González<br />

el que asentar algunas intervenciones que se desarrollarán a lo largo de toda<br />

la T.F.<br />

Fécha de la primera llamada y quién la recibe. Respecto a la fecha del primer<br />

<strong>con</strong>tacto telefónico, únicamente interesa a fin de ver cómo es cierta la afirmación<br />

de M. SELVINI, según la cual es erróneo <strong>con</strong>ceder una entrevista de urgencia.<br />

Personalmente, y según mi experiencia, añadiría algo más: un período de tiempo<br />

entre la primera llamada y el primer encuentro, ayuda a tomar <strong>con</strong>ciencia de<br />

que lo que se va a empezar tiene un <strong>con</strong>texto inusual y fuera de los modelos<br />

clásicos, aparte de facilitar que en tal período reciban alguna información<br />

<strong>com</strong>plementaria de gran utilidad, tal y <strong>com</strong>o se verá enseguida.<br />

Es importante que este tiempo se aproveche para algo relacionado <strong>con</strong> la<br />

misma <strong>con</strong>strucción del "<strong>con</strong>texto sistémico" en que vamos a en<strong>con</strong>trarnos<br />

terapeutas y <strong>familia</strong> entera. Por ello, sí se les dirá en qué fecha serán recibidos<br />

(punto 12 de la ficha telefónica), advirtiendo en ese momento que antes de venir<br />

recibirán unas normas de cómo trabajamos y que en una hora/día que se<br />

acordará <strong>con</strong> cierta aproximación, la misma persona que pide la <strong>con</strong>sulta recibirá<br />

una llamada de uno de los terapeutas que los recibirán, para <strong>com</strong>pletar los datos<br />

que se le han pedido en este primer momento.<br />

Nuestro modo de trabajar nos lleva a implantar que el coterapeuta <strong>con</strong>ecte ya<br />

<strong>con</strong> la <strong>familia</strong> a través de esta nueva llamada que se hace desde nuestra<br />

<strong>con</strong>sulta. En ella, aparte de <strong>con</strong>firmar toda la información recibida en la primera,<br />

se explica <strong>con</strong> más detalle nuestra metodología y <strong>con</strong> un tono que tratamos<br />

incorpore algo más que lo que puede tener de frío y administrativo la <strong>com</strong>pilación<br />

de una ficha. El coterapeuta actúa ya <strong>com</strong>o definidor del <strong>con</strong>texto sistémico,<br />

insistiendo en algunos datos que son importantes: queremos ver a todos los de<br />

la <strong>familia</strong>, éste es nuestro modo de trabajar para tener una visión <strong>com</strong>pleta de<br />

cómo vive el P. D.; serán recibidos por dos miembros del equipo cuyos nombres<br />

se les proporcionan al mismo tiempo que nosotros tenemos los de cada miembro<br />

de la <strong>familia</strong>; se les advierte que tras el espejo unidireccional hay otros miembros<br />

del equipo que nos ayudarán a quienes estemos directamente <strong>con</strong> ellos y podrán<br />

intervenir en la sesión mediante un teléfono y para grabar en magnetofón las<br />

sesiones que tengamos.<br />

El fondo de la información intercambiada en esta segunda llamada servirá de<br />

punto de apoyo para que antes de recibir a la <strong>familia</strong> pueda establecerse una<br />

hipótesis sobre la que empezar a trabajar <strong>con</strong> la <strong>familia</strong>. Obrar de otro modo<br />

será, <strong>com</strong>o mínimo, perder el tiempo. Es aquí donde aparece especialmente


Manual de Orientación y Terapia Familiar 525<br />

luminosa la idea de M. SELVINI (1980) cuando hace ver que de no tener una<br />

hipótesis coherente <strong>con</strong> la epistemología sistémica adoptada, podría darse la<br />

impresión de que las intervenciones durante o al final de la sesión salen por arte<br />

de magia, cuando en realidad corresponden al desarrollo correcto de algunos<br />

principios establecidos sobre la información recibida.<br />

Toda esta información recogida por un coterapeuta se <strong>con</strong>vierte en material<br />

de trabajo en la pre-sesión que celebramos los terapeutas que intervenimos en<br />

una terapia <strong>familia</strong>r y aquéllos otros miembros del equipo o personas en<br />

formación que verán la sesión detrás del espejo. El replanteamiento de las<br />

hipótesis está previsto mediante la formulación de otras alternativas basadas<br />

en los datos obtenidos en esta llamada previa.<br />

Quién recibe a la <strong>familia</strong>. Siguiendo nuestro esquema, la <strong>familia</strong> es recibida<br />

por dos terapeutas, uno de los cuales ya ha establecido <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> la <strong>familia</strong><br />

mediante esa llamada telefónica que <strong>com</strong>pleta los datos de clasificación y<br />

burocracia que se obtienen en la primera.<br />

Esto facilita que la presencia en la sesión de un segundo terapeuta no se<br />

perciba <strong>com</strong>o una intromisión o la presencia de un espectador callado o menos<br />

activo que el que lleva la sesión. En el capítulo próximo se hablará de la coterapia<br />

<strong>com</strong>o método de trabajo y allí quedarán aclaradas algunas cosas. Es <strong>con</strong>veniente<br />

decir a la <strong>familia</strong> que serán recibidos por dos personas, cuyos nombres<br />

<strong>con</strong>ocen también desde este momento. Conviene tener muy presente que los<br />

terapeutas entran a formar parte del sistema <strong>familia</strong>r mientras dura la terapia.<br />

Síntesis del planteamiento hecho al pedir <strong>con</strong>sulta. Se trata de un resumen<br />

que destaca aquellos elementos informativos que pueden ser útiles para plantear<br />

la hipótesis antes citada. Todo puede ser aprovechable, aunque entre los<br />

datos y cuestiones planteadas <strong>com</strong>o lIimportantes ll por parte de la <strong>familia</strong>, los<br />

terapeutas deberán dar preferencia a aquéllos que, desde el enfoque sistémico,<br />

aparezcan <strong>com</strong>o IIprevalentesll para la formulación de la hipótesis y delimitación<br />

de los objetivos que cincunscriban la acción terapéutica.<br />

Parece importante ponderar aquí las actitudes de la <strong>familia</strong> tal y <strong>com</strong>o se han<br />

transmitido en la información recogida, especialmente en el tema de las resistencias<br />

para participar en la terapia, grado de <strong>con</strong>fianza/esperanza en lo que<br />

pueda hacerse, <strong>con</strong>vencimiento respecto a la necesidad o utilidad de hacer este<br />

tipo de <strong>con</strong>sulta, etc., así<strong>com</strong>o el grado de ansiedad que se percibe en la petición<br />

de ayuda.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 527<br />

2. El <strong>con</strong>tacto directo <strong>con</strong> la <strong>familia</strong> entera<br />

Pasado el primer trámite, tal y <strong>com</strong>o queda sintetizado en las llamadas<br />

telefónicas, se celebra la primera sesión de trabajo <strong>con</strong> la <strong>familia</strong>. En ella, <strong>com</strong>o<br />

se ha anticipado, empieza la Terapia Familiar, de tal modo que al hilo que se<br />

recoge información directa y se observan las interacciones, se empieza a actuar.<br />

Un objetivo prioritario de esta primera sesión es definir la hipótesis básica que<br />

explique el funcionamiento del sistema <strong>familia</strong>r que tenemos delante. Ello<br />

supone descartar las otras alternativas formuladas en la pre-sesión, así <strong>com</strong>o<br />

ir seleccionando objetivos, estrategias, "pasos a dar ll<br />

en las sesiones sucesivas.<br />

No es simple la tarea aquí esbozada, sino que <strong>con</strong>stituye un amplio panorama<br />

que va desde cuanto indican <strong>com</strong>o importante S.MINUCHIN, STIERLIN, M.SEL­<br />

VINI, hasta los detalles aparentemente más insignificantes pero que <strong>con</strong>stituyen<br />

piezas claves· para que puedan explicarse interacciones ocultas y no siempre<br />

fáciles de descubrir. Todo ello puede <strong>con</strong>templarse en el punto que sigue.<br />

3. <strong>La</strong> sesión de T.F. <strong>con</strong> su correspondiente registro de datos (1)<br />

En nuestra práctica habitual <strong>con</strong>tamos <strong>con</strong> un Modelo para la recogida de datos<br />

(P.E.F.) que es amplio y <strong>com</strong>plejo. Quien lo maneje puede pensar que es<br />

imposible recoger toda esa información en una sola sesión; y es cierto. No se<br />

trata de <strong>com</strong>pletar todo en una sesión, cosa utópica en cualquier enfoque y<br />

planteamiento, sino de tener un cuadro de referencia en torno al cual organizar<br />

todo lo que interesa <strong>con</strong>ocer de un sistema <strong>familia</strong>r, aunque vaya saliendo de<br />

un modo desordenado y aparentemente anárquico. Mi intención al <strong>con</strong>feccionar<br />

el P.E.F. ha sido poder ofrecer un todo unitario y coherente y cuyos puntos<br />

fundamentales, aparte de los de registro personal y de identificación, son los<br />

siguientes:<br />

1. Nombre P.D. y edad.<br />

2. Estudios/profesión.<br />

3. Fecha <strong>con</strong>tacto telefónico, <strong>con</strong> ...<br />

4. Fecha 1ª Entrevista Familiar, <strong>con</strong> ... y ...<br />

5. Enviado a/por...<br />

6. Participantes de la P.E.F.<br />

7. Distribución del espacio al inicio de la P. E. F. Y<strong>com</strong>entario sobre la misma.<br />

8. Motivo de la <strong>con</strong>sulta (inicial/patente, planteado verbalmente en la PEF<br />

por..., planteado telefónicamente por...)<br />

----<br />

(1) Ver también ficha SF, pág. 568-573


528 José Antonio Ríos González<br />

9. Definición del problema objeto de <strong>con</strong>sulta (por quien lo expone, por los<br />

otros, por el P.D.)<br />

10. Mentalidad del S.F. ante el problema <strong>con</strong>sultado.<br />

11. Empatía/Hostilidad del S.F. ante el problema expuesto.<br />

12. Grado de acuerdo/desacuerdo en su formulación. (Reformulación del<br />

problema (y quién/quiénes lo reformulan)<br />

13. Comprensión del S.F. de la situación motivacional.<br />

14. Motivación para trabajar juntos problemas <strong>com</strong>unes del S.F.<br />

15. Soluciones intentadas hasta ahora (fecha).<br />

16. Eficacia de las mismas (<strong>con</strong>sultas anteriores, <strong>con</strong>sejos/tratamientos da­<br />

dos, duración de los mismos, eficacia o resultados obtenidos, razón<br />

abandono).<br />

17. Alternativas no intentadas, aunque formuladas (cuáles, quién las propuso,<br />

quién las rechazó y por qué).<br />

18. Qué esperan obtener de la T. F.<br />

19. Definición del IIcambio ll<br />

que desean obtener.<br />

20. IICambios que desea obtener el P.D.<br />

21 Cambio-1 y Cambio-2.<br />

22. Actitud del S.F. ante el cambio-2<br />

23. Registro de cambios/manejo del espacio durante la P.E.F. (sentido y<br />

reacción de cada uno).<br />

24. Mapa de <strong>com</strong>unicaciones transaccionales intrasistémicas.<br />

25. Interacciones (quién interrumpe a quién y cuando; en qué temas se<br />

interrumpe y quién; quién domina las interacciones: poder).<br />

26. Modelos alternativos de <strong>com</strong>unicación intrasistémica.<br />

Sobre el <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r que puede detectar la serie de datos anteriores, hay<br />

que indagar acerca de la dinámica que se estructura en torno al síntoma o<br />

síntomas que afectan al P.D.<br />

Por ello nuestro modelo insiste en este punto a través de los siguientes:<br />

27. Sintomatología prevalente en el S.F. (tanto en el S.F. <strong>com</strong>o en el P.D. y<br />

en una triple dimensión: AP (antiguos y persistentes), AT (antiguos y<br />

temporales) y R (reciente aparición)<br />

28. Síntoma central en el S.F.<br />

29. Comportamiento sintomático en el S.F. (tipos): y observaciones.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 529<br />

30. Factores sistémicos influyentes (<strong>con</strong> influjo positivo y nexo <strong>con</strong> el síntoma;<br />

<strong>con</strong> influjo negativo y nexo).<br />

31. Interpretación sistémica de la relación "síntomas-factores".<br />

32. Posible utilización terapéutica de los síntomas y cuáles (analizar, dinamizar,<br />

<strong>con</strong>trolar, eliminar y prescribir).<br />

33. Comportamiento del P.D. (prevalente, provocativo, y otras modalidades<br />

que se especifiquen en el modelo/dossier).<br />

34. Aspectos del S.F. (alianzas, <strong>com</strong>unicación, <strong>con</strong>fines intrasistémicos, extrasistémicos,<br />

<strong>con</strong>fusión de roles, dobles vínculos, triángulos perversos,<br />

mitos, poder, etc...junto a otros allí detallados).<br />

35. Mensajes intrasistémicos en relación <strong>con</strong> el P.D. (de <strong>con</strong>tenido, de<br />

relación, <strong>con</strong>firmados, no-<strong>con</strong>firmados, rechazados, ignorados).<br />

36. Código de los mensajes: tipo y <strong>con</strong>tenido.<br />

37. Interacción <strong>familia</strong>r: aspectos y modos.<br />

38. Actitud del S.F. ante posibles "cambios" (deseo, poder, actitud/disposición,<br />

lucha... etc.<br />

39. Diagnóstico sistémico (del P.D., del S.F....).<br />

40. Diagnóstico estructural del S.F.<br />

41. Otras apreciaciones diagnósticas.<br />

42. Planteamiento del "<strong>con</strong>trato terapéutico"<br />

43. Objetivos primarios de la T.F. (<strong>con</strong>tenidos, prescripciones, etc.)<br />

44. Estrategias terapéuticas a tener en cuenta.<br />

45. Alternativas terapéuticas futuras.<br />

Aparte del Modelo P.E.F. (Stirpe, 1980) y <strong>con</strong>feccionado sobre la experiencia<br />

acumulada, <strong>con</strong>tamos <strong>con</strong> un breve modelo que facilita la toma de datos sobre<br />

cada sesión posterior en particular. El P.E.F. va <strong>com</strong>pletándose poco a poco,<br />

canalizando así todo el trabajo terapéutico; el Modelo S. T.F. (Sesión de Terapia<br />

Familiar) <strong>con</strong>sta de 20 items que recogen lo que sucede en una sesión <strong>con</strong>creta<br />

(participantes, cambios en el espacio, nuevas interacciones, <strong>con</strong>tenidos trabajados<br />

en la sesión utilización terapéutica de los síntomas, tareas, prescripciones,<br />

etc...), instrumento que posibilita un resumen de cada sesión y que ayuda a<br />

montar las estrategias de las siguientes.<br />

Es por ello, un apoyo más en la tarea de mantener en progreso el <strong>com</strong>etido<br />

de enriquecer la información para, sobre ella, seguir interviniendo <strong>con</strong> las<br />

técnicas adecuadas.


530<br />

3. Cómo diagnosticar<br />

José Antonio Ríos González<br />

De cuanto viene exponiéndose pueden <strong>con</strong>cluirse algunas ideas en relación<br />

<strong>con</strong> el modo de diagnosticar, dado que en las interacciones que empiezan a<br />

aparecer en la P.E.F. pueden apoyarse modos de seguir <strong>con</strong>ociendo el funcionamiento<br />

del S.F.<br />

No obstante, algunas ideas pueden <strong>con</strong>cretarse en resortes que, utilizados por<br />

el terapeuta, <strong>con</strong>tribuyen a clarificar la dinámica interna de la <strong>familia</strong>. Voy a<br />

exponer cuatro técnicas que facilitan esta labor:<br />

a) Construir el IImapa emocional" de la <strong>familia</strong>.<br />

b) Conocer el plano de la vivienda/casa.<br />

c) Saber cómo están en la sala de estar en casa.<br />

d) Observar la colocación en el espacio cuando acuden a la sesión<br />

del T.F.<br />

a) Construir el mapa emocional de la <strong>familia</strong><br />

Ha de hacerse a partirde los datos recogidos en la P.E.F. y <strong>con</strong> la incorporación<br />

de aquéllos que, obtenidos en las llamadas telefónicas, permitan <strong>con</strong>figurar <strong>con</strong><br />

mayor exactitud lo que es la vida emocional de la <strong>familia</strong>.<br />

Debe hacerse gráficamente y mediante la colocación en el centro de un<br />

folio/cartulina al P.D. procediendo a colocar <strong>con</strong> respecto a él a los demás<br />

miembros del S.F.<br />

<strong>La</strong> representación gráfica de las interacciones intrasistémicas se reflejará<br />

mediante el trazado de líneas que indiquen las atracciones/vinculaciones positivas<br />

o las repulsiones/rechazos existentes entre cada miembro y el resto de los<br />

que integran el S.F. Estas relaciones deben quedar representadas <strong>con</strong> claridad<br />

y en doble sentido, ya que no es lo mismo que el padre tenga una vinculación<br />

positiva <strong>con</strong> una hija (lo que podría explicarse mediante una línea de trazo<br />

<strong>con</strong>tinuo y fuerte) que, simultáneamente, la hija no corresponde a tal actitud<br />

paterna (lo que se representaría <strong>con</strong> una línea de puntos o trazos y <strong>con</strong> la<br />

intesidad leve que representa). En caso de no existir ningún tipo de relación, no<br />

se marca ningún tipo de trazado. Según los tipos de interacciones (positivas,<br />

negativas, intensas, superficiales, <strong>con</strong>stantes, ambivalentes, intermitentes)<br />

pueden emplearse distintos colores o diferentes modelos de trazados entre los<br />

miembros.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 531<br />

Fácilmente se adivina que <strong>con</strong> un gráfico de esta naturaleza quedan claramente<br />

indicadas las vinculaciones, alianzas, coaliciones, triangulaciones, así <strong>com</strong>o<br />

la existencia de miembros aislados o periféricos, todo ello según los <strong>con</strong>ceptos<br />

ya expuestos de cada una de estas modalidades de interacción y <strong>com</strong>unicación.<br />

Aquí han de entrar aquellas figuras vinculadas al <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r, aun cuando<br />

no vivan bajo el mismo techo, dato que enriquece poderosamente el <strong>con</strong>ocimiento<br />

intuitivo de un sistema <strong>familia</strong>r.<br />

b) Conocer el plano de la vivienda/casa<br />

Consiste en que un miembro, preferentemente el P.D., o <strong>con</strong> la colaboración<br />

de todos, <strong>con</strong>feccione sobre una cartulina el "plano" de la vivienda que habitan.<br />

Es una repetición del modo habitual de mostrar un plano cuando se intenta<br />

vender un piso a alguien. Una vez trazado el "plano" hay que especificar quién<br />

ocupa cada habitación para, de este modo, ver cómo están distribuidos los<br />

miembros en el territorio físico que ocupan.<br />

<strong>La</strong> finalidad es poder descubrir de manera rápida e intuitiva dos temas<br />

importantes que <strong>con</strong>dicionan el tipo y modelos de interacción <strong>familia</strong>r:<br />

• El tema de los <strong>con</strong>fines físicos o territoriales: el espacio en que la persona<br />

se encuentra <strong>con</strong>sigo misma <strong>com</strong>o requisito para la adquisición de la<br />

intimidad, estructuración de la identidad y derecho a la independencia y la<br />

autonomía.<br />

• El tema de los <strong>con</strong>fines emocionales según los cuales cada uno define<br />

diferenciación y marca los límites que regulan las relaciones <strong>con</strong> los otros.<br />

Hay que decir <strong>con</strong> frecuencia que estos <strong>con</strong>fines emocionales están<br />

<strong>con</strong>fusos porque también lo están los físicos o territoriales.<br />

Este resorte exploratorio es particularmente útil <strong>con</strong> niños y <strong>adolescentes</strong>, y<br />

de su adecuada utilización se siguen muchas aplicaciones inmediatas respecto<br />

a "cambios deseados", "delimitación del propio terreno", "separación entre<br />

subsistemas" y "separación entre generaciones".<br />

A veces da pie para entrar en un tema cuya ampliación nunca puede preverse:<br />

Qué te gustaría a tí -dicho a un P. 0.- que cambiase en esta distribución?"... Soy<br />

testigo de muchos cambios en la distribución de las dependencias de la casa<br />

para <strong>con</strong>seguir que un hijo o una hija encuentre una a<strong>com</strong>odación más acorde<br />

<strong>con</strong> exigencias profundas de su desarrollo evolutivo. Por ello puede utilizarse<br />

<strong>com</strong>o puerta de entrada para otros temas más profundos.


532 José Antonio Ríos González<br />

e) Saber cómo están en la sala de estar de casa<br />

<strong>La</strong> <strong>familia</strong> actual gira en torno a un gran espacio -el salón de estar en la mayoría<br />

de las viviendas- que aglutina y unifica a la <strong>familia</strong> en muchos momentos de la<br />

jornada. Si es verdad que <strong>con</strong>templamos profundas transformaciones en cuanto<br />

a momentos tradicionalmente aptos para lIestar juntos ll<br />

, tales <strong>com</strong>o los clásicos<br />

horarios de <strong>com</strong>er y cenar, todavía la <strong>familia</strong> coincide en algunas horas. Aunque<br />

sea simplemente para lIestar ll<br />

, para ver la televisión, para no-<strong>com</strong>unicarse a<br />

nivel verbal.<br />

Se trata de dibujar lIa vista de pájaro ll<br />

, la sala donde, por ejemplo, ven la<br />

televisión, ya que es un hecho frecuente. Se invita al niño a que dibuje el televisor<br />

-denominado ya en la cultura francesa <strong>com</strong>o lIel tercer padre ll<br />

(!)- y dibujar a los<br />

miembros según se coloquen en la sala. En la mayoría de los casos se ocupan<br />

puestos fijos que, indirectamente, tienen bastante que ver <strong>con</strong> los aspectos<br />

vinculados a la proximidad entre determinados miembros, el aislamiento de<br />

alguno, la cercan ía emocional de otros. Puede partirse de qué lugar ocupa cada<br />

cual cuando se sientan a <strong>com</strong>er, o dónde colocan a un invitado que viene a<br />

<strong>com</strong>partir la mesa o a pasar un rato.<br />

Cuanto se detecte mediante esta técnica hay que relacionarlo <strong>con</strong> lo descubierto<br />

por los procedimientos anteriores para, de este modo, reforzar las<br />

coincidencias que no suceden por acaso, sino que están basadas en mecanis­<br />

mos de interacción vividos in<strong>con</strong>sciente pero fuertemente.<br />

También en este sentido la realidad ofrece alternativas de intervención en<br />

forma de introducir cambios que vayan más allá del simple manejo del espacio:<br />

tras cambios en la colocación pueden facilitarse nuevas interacciones entre los<br />

miembros que empiezan a estar físicamente más cer<strong>cano</strong>s.<br />

d) Observar la colocación en el espacio cuando acuden a la sesión<br />

de T.F.<br />

Esta colocación, aparentemente casual, obedece también a pautas aprendi­<br />

das y a distancias mantenidas. Sirve para <strong>con</strong>struir el 11mapa emocional ll<br />

y saber<br />

IIquién es quién ll<br />

, <strong>com</strong>o se ha visto ya en varias ocasiones. Es ahí donde se<br />

apoya mi <strong>con</strong>vencimiento personal de que manejando este espacio de la sala<br />

de terapia pueden <strong>con</strong>seguirse muchas cosas en relación <strong>con</strong> la estructuración<br />

de la dinámica <strong>familia</strong>r: unir a los miembros del subsistema <strong>con</strong>yugal sentándo­<br />

los juntos, delimitar el mundo de los <strong>hijos</strong> colocándolos en una zona del círculo<br />

que se forma en el lugar que los atendemos, moviendo a quien <strong>con</strong>venga para<br />

que hablen entre sí, se miren, se acerquen. Yo mismo me muevo cediendo mi


Manual de Orientación y Terapia Familiar 533<br />

lugar a otro que me interesa que esté donde yo estaba, para ir colocándolos<br />

<strong>com</strong>o me <strong>con</strong>venga y así, mediante el uso del espacio, llegar a trasmitirles una<br />

idea que captarán perfectamente cuando la vean plasmada en la realidad de la<br />

nueva colocación.<br />

Aparte de lo indicado, la colocación de la <strong>familia</strong> en el espacio disponible nos<br />

permite ver cuáles son sus <strong>con</strong>cepciones de fondo respecto a la interacción<br />

emocional ya que en toda posición/colocación física se expresan actitudes<br />

internas tales <strong>com</strong>o:<br />

• <strong>La</strong> propia identidad personal es una diferenciación progresiva y delimitante<br />

entre el espacio interior y exterior.<br />

• Si no hay espacio exterior se dificulta la <strong>con</strong>quista del espacio interior o<br />

vital.<br />

• Hay un territorio físico y un territorio emocional.<br />

• El espacio que me dejan los otros supone poder tener un lugar para mí y<br />

para, desde él, relacionarme <strong>con</strong> los otros de modo sano.<br />

• El espacio responde a la necesidad profunda de sentirse lIindividuo ll ,<br />

IIpersonall.<br />

E.T. HALL, citado porJ.Y. DESJARDINS en una lección sobre el acercamiento<br />

erótico corporeo que sintetiza A.TONINI (1982), clasifica las distancias en<br />

función de términos dinámicos de cercanía o distancia emocional en distancia<br />

íntima, social, personal y pública. <strong>La</strong> distancia íntima presupone un <strong>con</strong>tacto; tal<br />

es por ejemplo, la que una madre tiene <strong>con</strong> el hijo cuando lo coge en brazos o<br />

la de dos personas en una relación amorosa. El <strong>con</strong>tacto físico tiene notables<br />

valores pragmáticos en este tipo de distancia puesto que refuerza la intimidad<br />

de la relación espacial. <strong>La</strong> distancia socia/se caracteriza porque en ella el único<br />

<strong>con</strong>tacto directo es visual; el espacio actúa <strong>com</strong>o defensa potencial respecto a<br />

posibles lIintrusionesll del exterior. Este tipo de distancia se da, por ejemplo, al<br />

discutir un negocio, al dirigirse a un superior, al hablar <strong>con</strong> una persona a la que<br />

no se ha tratado nunca. El espacio, en tal caso, más que unir, separa y se ocupa<br />

de objetos: una mesa, un mueble, un escritorio, <strong>con</strong>firmando así que la distancia<br />

que se tiene es la más apropiada para este tipo de relación. Muchas relaciones<br />

profesionales se enmarcan dentro de este tipo de distancia y así, por citar algún<br />

caso, el médico se IIdistancia ll gracias a la bata o al talón de recetas, el<br />

psicoanalista gracias al diván, el profesor merced a la mesa, todo lo cual<br />

estructura lo que puede denominarse distancia de guardia en la que juega un<br />

gran papel cualquier objeto distanciador y no discutido.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 535<br />

D. Si me acerco mucho, expreso más claramente mi emotividad y/o afectividad<br />

hacia la otra persona.<br />

Estas mismas aproximaciones de HALL, permiten plantear algunas intervenciones<br />

en las que la articulación de lo que <strong>con</strong>stituye el manejo del espacio, lo<br />

que aporta el desplazamiento del terapeuta <strong>com</strong>o expresión de apoyo, alianza,<br />

ayuda, interés, etc. y la libertad para a<strong>com</strong>pañar <strong>con</strong> un gesto de acercamiento<br />

cualquier intervención verbalizada, se <strong>con</strong>vierten en estrategias que desencadenan<br />

nuevas interacciones y permiten aprender nuevos modos de relación y<br />

<strong>com</strong>unicación.<br />

***<br />

Paralelamente a la colocación en la sala de terapia <strong>con</strong>viene observar, <strong>com</strong>o<br />

muy bien indica CIGOLI (1977a), quién habla, a quién habla y cómo habla, ya<br />

que en este entramado se <strong>con</strong>struye una verdadera modalidad dentro del<br />

sistema. Si, <strong>com</strong>o ya se ha dicho, el terapeuta abre brecha en la sesión mediante<br />

una pregunta del tipo de 11 ¿Quién quiere hablar de lo que les trae aquí?lI, el modo<br />

<strong>com</strong>o se desarrolle la inter<strong>com</strong>unicación a partir de este momento, dará indicaciones<br />

preciosas para <strong>con</strong>ocer matices <strong>com</strong>o la estructura de poder, las coaliciones,<br />

los tipos y niveles de <strong>com</strong>unicación, los niveles de <strong>con</strong>flictividad, las<br />

áreas de acuerdos, etc.<br />

Sobre este terreno podrán esbozarse las posibles reestructuraciones, la<br />

provocación de crisis, los desafíos y las prescripciones.<br />

4. Con qué diagnosticar<br />

Los instrumentos diagnósticos en la dinámica <strong>familia</strong>r pueden seleccionarse<br />

entre las numerosas técnicas que existen en este campo. Sin embargo, los<br />

terapeutas de la <strong>familia</strong> tendemos a prescindirde pruebas estandarizadas <strong>com</strong>o<br />

las utilizadas para el psicodiagnóstico. <strong>La</strong> razón es que lo que interesa <strong>con</strong>ocer<br />

de la <strong>familia</strong>, desde un enfoque sistémico, no puede ser medido <strong>con</strong> los tests<br />

más difundidos.<br />

Esto no invalida que, en realidad, el diagnóstico de la <strong>familia</strong> pueda servirse<br />

de algunas técnicas a las que quiero aludir para que quien desee <strong>con</strong>ocerlas y<br />

manejarlas pueda tener un punto de referencia.<br />

CIGOLI (1977a) ha reagrupado algunas técnicas cuyo <strong>con</strong>ocimiento puede<br />

ofrecer al terapeuta puntos de apoyo para cuando necesite objetivar algunos<br />

datos deducidos de su <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> la <strong>familia</strong>. Sobre la selección de dicho autor,


536 José Antonio Ríos González<br />

y citando entre paréntesis las páginas de la obra citada, es oportuno señalar las<br />

técnicas siguientes:<br />

• Tests de color (130)<br />

• Dibujo hecho por la <strong>familia</strong> (131)<br />

• Entrevista de diagnóstico de la <strong>familia</strong> (131)<br />

• Cuestionario QW/F (135)<br />

• Consenso<br />

• Escultura de la <strong>familia</strong> (140)<br />

• Test de interacción <strong>familia</strong>r (144)<br />

• Técnica del cambio de roles (155)<br />

• Técnica de SINFAN (157)<br />

• Test del juego interactivo (144)<br />

• Rorschah <strong>con</strong>sensual (155)<br />

• Cuestionario de <strong>con</strong>flictividad <strong>con</strong>yugal (145)<br />

• Técnica de las divergencias reveladas (154)<br />

• Análisis del proceso interactivo (145)<br />

• Juego estructurado (159)<br />

• Elección del objeto apropiado (148)<br />

• Re<strong>con</strong>ocimiento de estructuras (150)<br />

• Proyectar juntos (151)<br />

• Discusión de un proverbio (152)<br />

• Marionetas <strong>com</strong>o técnica expresiva de interacción <strong>familia</strong>r (153)<br />

Cada una de estas técnicas tiene su metodología y sus aplicaciones. Es<br />

evidente que <strong>con</strong>stituyen un arsenal de resortes que cada terapeuta utilizará<br />

tanto en función de sus necesidades <strong>com</strong>o según las caraterísticas de la <strong>familia</strong><br />

a estudiar en cada caso.<br />

MINUCHIN (1978) presenta una selección de IItareas <strong>familia</strong>res" que pueden<br />

utilizarse durante el desarrollo de una sesión de T.F. <strong>con</strong> vistas a descubrir los<br />

modelos interactivos y <strong>com</strong>unicativos que se ponen en juego: preparar entre<br />

todos un menú para cenar de acuerdo <strong>con</strong> unas pautas dadas, hablar de un<br />

litigio <strong>familia</strong>r reciente, que cada uno hable de lo que le guste hacer en <strong>familia</strong>,<br />

<strong>con</strong>struir entre todos una historia a partir de una lámina, etc.<br />

***


538 José Antonio Ríos González<br />

Sobre estos criterios, todos los datos recogidos mediante los pasos anteriormente<br />

descritos, ha de trazarse un camino a seguir en las sesiones de T.F.<br />

No hay diagnóstico de la dinámica <strong>familia</strong>r si no es en función de la terapia y<br />

hay que destacar la idea de que, por mucha y buena que sea la información<br />

previamente recogida, no bastará si no hay un trabajo posterior mediante las<br />

técnicas terapéuticas que se describen en el capítulo siguiente.<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

APENDICE 1.<br />

Instrumentos para la evaluación previa a la Terapia<br />

Familiar y la Terapia de Pareja<br />

1.1. MODELOS DE FICHA DE DATOS PARA LA CONSULTA<br />

1.1.1. FICHA DE FAMILIA (T.F.)<br />

Ret .<br />

Apellidos Nombre .<br />

Fecha nacimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Edad actual .<br />

Lugar nacimiento .<br />

Domicilio y Ciudad (C.P.) .<br />

Teléfonos de <strong>con</strong>tacto .<br />

Fecha de hoy .<br />

ESTRUCTURA DE LA FAMILIA<br />

Padre .<br />

Madre ..<br />

Hijo 12 ....•...<br />

Hijo 22 .•.••.•.<br />

Hijo 32 .•...•.•<br />

Hijo 42 ..•...•.<br />

Hijo 52 .<br />

Hijo 62 .<br />

NOMBRE EDAD<br />

PROF/ESTUD. OBSERVACIONES<br />

Si vive algún otro <strong>familia</strong>r en casa, indique quién: .<br />

Vienen a <strong>con</strong>sulta por <strong>con</strong>sejo de .<br />

Indique el motivo o motivos de la <strong>con</strong>sulta .<br />

¿Aceptan la intervención del equipo de STIRPE en la <strong>con</strong>sulta que hacen? (sí o no )....<br />

¿Aceptan su presencia tras el espejo unidireccional? .<br />

¿Aceptan la grabación en Vídeo <strong>con</strong>forme a las <strong>con</strong>diciones que se especifican en la<br />

Autorización que devuelven firmada? .<br />

¿Aceptan abonar al final de cada sesión los honorarios que se le han indicado? .<br />

¿Conocen y aceptan todos los miembros de la <strong>familia</strong> las <strong>con</strong>diciones y normas de nuestro<br />

modo de trabajar? .<br />

¿Desean añadir algo?<br />

(Entreguen esta hoja al ser recibidos en Consulta. Gracias)<br />

Fecha y firma:<br />

539


540 José Antonio Ríos González<br />

1.1.2. FICHA DE PAREJA (T.P.)<br />

MARIDO MUJER<br />

Apellidos Apellidos<br />

Nombre Nombre<br />

Edad Edad<br />

Estado civil Estado civil<br />

Natural de Natural de<br />

Fecha nacimiento Fecha nacimiento<br />

Ref. marido .<br />

Ref. mujer .<br />

Ocupación actual Ocupación actual<br />

Estudios hechos Estudios hechos<br />

Nombre y edad del padre Nombre y edad del padre<br />

Nombre y edad de la madre Nombre y edad de la madre<br />

Número de hermanos Número de hermanos<br />

Lugar que ocupa entre ellos Lugar que ocupa entre ellos<br />

Domicilio actual: Calle y ciudad (D.P) .<br />

Teléfonos de <strong>con</strong>tacto .<br />

Nos <strong>con</strong>ocemos hace. . . . . .. años. Nos casamos hace años.<br />

Hijos tenidos en el matrimonio:<br />

Edades .<br />

V= Varón o M= Mujer ..<br />

<strong>La</strong> iniciativa de la <strong>con</strong>sulta ha sido: Del marido: .<br />

De la mujer: .<br />

Mutuo acuerdo: .<br />

Consejo de otros: .<br />

2 3 4 5 6 7<br />

Indique el motivo o motivos de la <strong>con</strong>sulta: .<br />

¿Aceptan la intervención del equipo de STIRPE en la <strong>con</strong>sulta que hacen? (sí o no) .<br />

¿Aceptan su presencia tras el espejo unidireccional? ....<br />

¿Aceptan la grabación en Vídeo <strong>con</strong>forme a las <strong>con</strong>diciones que se especifican en la<br />

Autorización que devuelven firmada? ....<br />

¿Aceptan abonar al final de cada sesión los honorarios que se le han indicado? .<br />

¿Conocen y aceptan los dos las <strong>con</strong>diciones y normas de nuestro modo de trabajar? .<br />

¿Desean añadir algo? .<br />

(Entreguen esta Hoja al ser recibidos en <strong>con</strong>sulta. Gracias)<br />

Fecha y firma


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

CODIGO PARA COMPLETAR LA FICHA F.T.G.<br />

- Datos de identificación de la <strong>familia</strong> o pareja:<br />

- Familia o pareja:<br />

- Ref:<br />

- P.D. y edad<br />

- Enviados por:<br />

- Domicilio postal y teléfono:<br />

PRIMERA LLAMADA:<br />

Se <strong>con</strong>signa la fecha, quién la hace desde el sistema <strong>familia</strong>r y quién la recibe en el<br />

sistema terapéutico.<br />

1. MOTIVO DE LA CONSULTA:<br />

<strong>La</strong> persona que recibe la llamada telefónica hace una breve síntesis del motivo que<br />

presenta la <strong>familia</strong> o la pareja. Interesa <strong>con</strong>signar esta información <strong>con</strong> la mayor precisión<br />

posible, destacando el orden <strong>con</strong> que presentan sus preocupaciones. No es casual que<br />

en la primera demanda aparezcan <strong>com</strong>o problemas aspectos que posteriormente, a veces<br />

en la 2ª llamada, casi desaparecen. Tenemos cuidado en ordenar, tal y <strong>com</strong>o los muestran,<br />

los motivos: 1, 2, 3... etc. <strong>La</strong> <strong>com</strong>paración <strong>con</strong> lo que dirán en la segunda llamada y lo que<br />

saldrá en la 1ª sesión, es muy ilustrativa en orden a ver la dinámica de la problemática<br />

que les afecta.<br />

2. ESTRUCTURA DE LA FAMILIA<br />

Padre .<br />

Madre ..<br />

Hijo 1Q ..<br />

Hijo 2Q ..<br />

Hijo 3Q ..<br />

Hijo 4 2 ..<br />

Hijo 52 ..<br />

NOMBRE EDAD PROF/ESTUD. OBSERVACIONES<br />

Fecha de la 1ª llamada Recibida por .<br />

Completará datos en 2ª llamada en días de a .<br />

Citados para 1ª Sesión el día. . . . . . . . . . .. a las .<br />

Deberán venir a la 1ª sesión: .<br />

Serán recibidos por . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. y .<br />

Honorarios indicados: .<br />

Cuestionario previos entregados: .<br />

Fecha de entrega: Deberán enviarlos antes del día .<br />

Devueltos el día .<br />

Anulan la <strong>con</strong>sulta solicitada el día .<br />

No se ha vuelto a tener noticias: .<br />

Remitidos a la <strong>con</strong>sulta de: el día .<br />

Causa: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. ¿Acudieron a dicha <strong>con</strong>sulta? .<br />

Otras observaciones a tener en cuenta: .<br />

543


544 José Antonio Ríos González<br />

1.3. LA SEGUNDA LLAMADA TELEFONICA<br />

Ret .<br />

Familia/Pareja .<br />

Fecha 2ª llamada Hora Duración .<br />

Terapeuta que la hace <strong>La</strong> recibe .<br />

Recogida de datos:<br />

M- Motivo de la <strong>con</strong>sulta:( ) .<br />

T- Tiempo/Duración del problema <strong>con</strong>sultado ( ) .<br />

P- Presentación del problema que les preocupa ( )<br />

S- Solicitud que hacen a IIStirpe ll<br />

( ••••••• ) ••••••••••••••••••••••••••••••••••<br />

A- Actitud de quien pide la <strong>con</strong>sulta ( ) .<br />

C- Contra-actitud del terapeuta ( ) .<br />

D- Datos que se le han dado respecto a la metodología de IIStirpe ll<br />

( ••••• ) •••••••••<br />

R- Respuesta a nuestra metodología (<br />

H- Puntos para la formulación de Hipótesis:<br />

) .<br />

H-1: Problemática central: .<br />

H-2: Problemática periférica: .<br />

H-3: Favorable a la IIcircularidad ll<br />

: ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••<br />

H-4: Dificultades a la IIcircularidad ll<br />

: ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••<br />

H-S: Amenazas a la IIneutralidad ll<br />

: •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••<br />

Citados para el día: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. a las. . . . . . . . .. horas.<br />

Miembros citados definitivamente: .<br />

Otras observaciones de quien hace la 2ª llamada:<br />

1.4. CODIGO PARA COMPLETAR LA 2ª LLAMADA TELEFONICA<br />

M - MOTIVO DE LA CONSULTA:<br />

M.t. Determinación del nivel mental de un miembro del S.F.<br />

M. 1. 1. Por razones objetivas que preocupan<br />

M.1.2. Para aclarar dudas que preocupan<br />

M.1.3. Por otras razones: indicar cuáles.<br />

M.2. Problemas escolares de un miembro del S.F.<br />

M.2.1. Dificultades en los estudios<br />

M.2.2. Escaso rendimiento escolar<br />

M.2.3. Fracaso escolar así definido<br />

M.2.4. Otros trastornos de la vida escolar: cuáles.<br />

M.3. Orientación de un miembro del S.F.<br />

M.3.1. Orientación personal<br />

M.3.2. Orientación académico-escolar<br />

M.3.3. Orientación vocacional<br />

M.3.4. Orientación profesional<br />

M.3.5.<br />

M.3.S.


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

M.4. Crisis personales de un miembro del S.F.<br />

M.4.1. Desequilibrio de personalidad<br />

M.4.2. Trastorno de <strong>con</strong>ducta: indicar cuál<br />

M.4.3. Conflictos de adaptación: indicar área<br />

M.4.4. Problemas sexuales: especificar cuál<br />

M.S. Cuadros clínicos previamente diagnosticados<br />

M.5.1. Trastorno grave de personalidad: indicar cuál<br />

M.5.2. Trastorno leve de personalidad: indicar cuál<br />

M.5.3. Estado o crisis depresiva<br />

M.5.4. Alcoholismo<br />

M.5.5. Drogadicción<br />

M.6. Conflictos en las relaciones <strong>familia</strong>res<br />

M.6.1. Conflictos prematrimoniales<br />

M.6.2. Conflictos matrimoniales<br />

M.6.3. Conflictos relación padres-<strong>hijos</strong><br />

M.6.4. Conflictos relación entre hermanos<br />

M.6.5. Conflictos <strong>con</strong> S.F.O. del padre<br />

M.6.6. Conflictos <strong>con</strong> S.F.O. madre<br />

M.6.7. Otros <strong>con</strong>flictos: indicar cuáles<br />

M.7. * Explorar lo que supone el motivo de la <strong>con</strong>sulta en orden a la estabilidad,<br />

cohesión y capacidad de progreso de la <strong>familia</strong> <strong>com</strong>o sistema total<br />

T - TIEMPOIDURACION DEL PROBLEMA QUE CONSULTAN<br />

T.1. Años<br />

T.2. Meses<br />

T.3. Días<br />

T.4. Hoy<br />

T.5. Ahora mismo: crisis aguda<br />

T.6. No sabe precisarlo<br />

T.7. * Explorar si en este tiempo han intentado otras soluciones y cuáles, así <strong>com</strong>o<br />

la eficacia/ineficacia que han tenido. Igualmente si está bajo tratamiento de<br />

algún tipo (médico,psiquiátrico, terapéutico, psicológico...)<br />

P - PRESENTACION DEL PROBLEMA QUE LES PREOCUPA.<br />

(Forma de exponar la problemática que <strong>con</strong>sultan)<br />

P.1. Directa y claramente<br />

P.2. Dando rodeos y <strong>con</strong> explicaciones colaterales que hacen <strong>con</strong>fusa la situación<br />

que desean <strong>con</strong>sultar<br />

P.3. Distanciándose personalmente del eje del problema<br />

P.4. Hablando de sí mismo <strong>com</strong>o implicado en el problema<br />

P.5. Forzado por quien le ha a<strong>con</strong>sejado acudir a terapia y <strong>con</strong> escasa motivación<br />

para lo que van a hacer<br />

P.6. Otras modalidades en la presentación: describirlas<br />

P.7. * Explorar si el paciente y los demás miembros <strong>com</strong>parten este modo de<br />

presentar la situación.<br />

545


546 José Antonio Ríos González<br />

s - SOLICITUD QUE HACEN A "Stlrpe"<br />

(Lo que desea quien hace la llamada)<br />

S.1. Una <strong>con</strong>sulta <strong>con</strong>fusa sin especificar bien los limites ("hablar <strong>con</strong> un psicólogo",<br />

"<strong>con</strong>sultar un problema")<br />

S.2. Una terapia sin especificar más<br />

S.3. Aplicación de tests<br />

S.4. Solución inmediata de una situación crítica<br />

S.S. Terapia de grupo: explorar por qué<br />

S.6. Terapia de pareja: explorar por qué<br />

S.7. Terapia <strong>familia</strong>r: explorar la idea que tienen de esta modalidad<br />

S.8. Saber si un problema tiene solución o arreglo, pero sin ánimo de iniciar un<br />

tratamiento terapéuitico<br />

S.9. Que atendamos solamente al paciente que presentan, sin querer implicarse<br />

los demás miembros de la <strong>familia</strong> o la pareja<br />

A - ACTITUD DE QUIEN PIDE LA CONSULTA Y NOS HABLA<br />

(Forma en la persona se aproxima a nosotros)<br />

A.1. Angustiada (forma de hablar, tono de voz, atropello en la exposición, sin dar<br />

forma clara a lo que expone, por la urgencia <strong>con</strong> que solicita ser atendido, etc.)<br />

A.2. Desorientada: no sabe bien lo que quiere, le han remitido a nosotros y no sabe<br />

bien por qué ni para qué, pero sin angustia.<br />

A.3. Confiada: <strong>con</strong>fía en nosotros, le han apoyado para que acuda a <strong>con</strong>sulta, viene<br />

<strong>con</strong> esperanzas. (Si la esperanza es excesiva: "me han dicho que si vamos ahí,<br />

todo se arreglará", tomar nota de ello)<br />

A.4. Des<strong>con</strong>fiada: no espera nada, viene porque se lo han a<strong>con</strong>sejado, porque lo<br />

quieren otros de la <strong>familia</strong> o pareja, dudas sobre la eficacia de este paso, "por<br />

si suena la flauta... II<br />

A.S. Urgente: exige ser atendidos inmediatamente, en el mismo dia, enseguida.<br />

A.6. Agresiva: al imponer días y horas para ser recibidos, poniendo <strong>con</strong>diciones a<br />

nuestra metodología, queriendo dominar la situación y rechazando algún<br />

aspecto de nuestro modo de trabajar.<br />

A.7. Irónicamente: "Sé que esto no sirve para nada, pero...", o frases semejantes.<br />

A.8. Histérica: manipulando la información que da, ocultando datos, <strong>con</strong>tradiciéndose...<br />

A.9. Reticente: no responde directamente a lo que se pregunta, no da toda la información<br />

que tiene, Ilahora no puedo decir todo no puedo hablar claro, hay gente,<br />

me están escuchando..., no sé si decir todo 11<br />

A.10. Otras actitudes: describirlas.<br />

C - CONTRA-ACTITUD DE TERAPEUTA<br />

A partir de la actitud de la persona <strong>con</strong> quien hablamos es importante descubrir<br />

la "<strong>con</strong>tra-actitud" del terapeuta, ya que sobre ella se <strong>con</strong>struirán elementos<br />

favorables o negativos a la relación terapéutica y la neutralidad durante la misma.<br />

Entran aquí sentimientos, afectos, emociones de varios tipos que es preciso tener<br />

bien delimitadas.


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

D - EXPLICACION DE NUESTRA METODOLOGIA<br />

Este es el momento de exponer nuestra metodología <strong>con</strong> más detalles que en la<br />

1ª llamada, destacando especialmente los puntos siguientes:<br />

1. Que deben venir todos los miembros de la <strong>familia</strong><br />

2. Que serán recibidos por el Director del Centro y otro terapeuta.<br />

3. Que el equipo seguirá la sesión detrás del espejo<br />

4. Que grabaremos la sesión en vídeo y que deberán entregar firmada la<br />

autorización para tal grabación.<br />

s. Que todos los miembros de la <strong>familia</strong> han de <strong>con</strong>ocer estas <strong>con</strong>diciones de<br />

trabajo y cuantas se especifican en el Contrato que se les ha entregado.<br />

R - RESPUESTA A NUESTRA METODOLOGIA<br />

R.1. Aceptación sin dificultades<br />

R.2. Sorpresa agradable<br />

R.3. Curiosidad<br />

R.4. Indiferencia<br />

R.S. Ponen algunos reparos: indicarlos<br />

R.s. No aceptación. Rechazo<br />

R.7. Duda. Consultará <strong>con</strong> los otros miembros<br />

R.B. Otras: cuáles.<br />

H - PUNTOS PARA LA FORMULACION DE HIPOTESIS SISTEMICAS<br />

H.1. Problemática que se valora <strong>com</strong>o "centrall/ para la formulación de hipótesis<br />

ante la 1ª sesión de T.F.o T.P.<br />

H.2. Problemática "periférical/ que debe tenerse en cuenta en la formulación de<br />

las hipótesis.<br />

H.3. Hipótesis de cara a la I/circularidadl/ <strong>con</strong> esta <strong>familia</strong> o pareja: facilidades y<br />

dificultades.<br />

H.4. Hipótesis de cara a la I/neutralidadl/ <strong>con</strong> esta <strong>familia</strong> o pareja: amenazas más<br />

sobresalientes.<br />

547


1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1<br />

1


I PROCESO TERAPEUTICO FECHAS HECHA POR RECIBIDA POR OBSERVACIONES Y ORDEN MOTIVO T.PAREJA.<br />

1 1 Llamada:<br />

2 1 Llamada:<br />

Inicio TP: Final TP: Terapeutas:<br />

SESIONES DE TPAREJA:<br />

Núm. Fecha Vídeo Asisten Terapeutas Contenidos fundamentales de la sesi6n Observaciones<br />

1<br />

2<br />

J<br />

"'4<br />

D-S<br />

6<br />

7<br />

8<br />

9<br />

10<br />

11<br />

CONTROLES Y SEGUIMIENTOS:<br />

Esp2<br />

ESpl<br />

Cuest.STP Cueste A-TP (ant) Cueste D-TP (Durant) Cueste F-TP (Final)<br />

1 2 3 4 S 1 2 3 4 5 6 1 2 3 4 S 6 7 8 9 O 1 3 4 S 1 2 3 4 5 6 7 8 9<br />

OTROS CONTROLES:<br />

FECHAS RESPONDEN EVOLUCION OBSERVADA SITUACION ACTUAL OBSERVACIONES<br />

01<br />

01<br />

N<br />

C"­<br />

O<br />

m<br />

(D,<br />

» ::J<br />

O"<br />

::J (,-<br />

JJ<br />

6'<br />

m<br />

G)<br />

O<br />

::J<br />

N<br />

0),<br />

ro<br />

N


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

1.6. CODIGO PARA COMPLETAR LAS FICHAS FF YFP<br />

(Autor: José Antonio Ríos González)<br />

o. REFERENCIA: Número de orden en fichero y/año (ej: 2341/79)<br />

1. CASO: Nombre del PO o de <strong>com</strong>ponentes de pareja: varón/mujer<br />

2a. EDAD MARIDO en años cumplidos al <strong>con</strong>sultar<br />

2b. EDAD MUJER: idem<br />

3. ESTADO CIVIL: 1.(S)oltero. 2.(Cc)asado canónicamente. 3.(cv) casado civilmente.<br />

4.(V)iudo. 5.(Se)parado. 6.(Pd) En proceso de divorcio. 7.(O)ivorciado. 8.(Uni)ón<br />

<strong>con</strong>sensual-estable. 8.(O)tros.<br />

4a. NUMERO DE HERMANOS DEL P.D. O DEL MARIDO: indicar número<br />

4b. NUMERO DE HERMANOS DE LA MUJER: idem<br />

4b y 4c en FF: NUMERO HERMANOS PADRE Y MADRE DEL P.D.<br />

5a. LUGAR DEL P.D. O DEL MARIDO EN SU FRATRIA.: 1ª, 2ª, etc.<br />

5b. LUGAR DE LA MUJER EN SU FRATRIA: idem.<br />

5b y 5c en FF: LUGAR HERMANOS PADRE Y MADRE DEL P.D.<br />

(sin lugar en FF y FP)<br />

SEXO HERMANOS DEL MARIDO, incluido él.p. ej.: v-v-h-v-h-v<br />

(idem) SEXO HERMANOS DE LA MUJER,incluida ella. P.ej.: v-v-v-h-<br />

6a. ORIGEN DEL P.D.: lugar nacimiento: Indicar provincia<br />

6a. ORIGEN DEL PADRE O MARIDO: idem.<br />

6a. ORIGEN DE LA MADRE O MUJER: idem.<br />

(Consignar en parte superior recuadro)<br />

1. Alava 2. Albacete<br />

4. Almería 5. Avila<br />

7. Baleares 8. Barcelona<br />

10. Cáceres 11. Cádiz<br />

13. Ciud. Real 14. Córdoba<br />

16. Cuenca 17. Gerona<br />

19. Guadalajara 20. Guipuzcoa<br />

22. Huesca 23. Jaén<br />

25. Lérida 26. Logroño<br />

28. Madrid 29. Málaga<br />

31. Navarra 32.0rense<br />

34. Palencia 35. Palmas(las)<br />

37. Salamanca 38. S.Cruz Tene<br />

40. Segovia 41. Sevilla<br />

43. Tarragona 44. Teruel<br />

46. Valencia 47. Valladolid<br />

49. Zamora 50. Zaragoza<br />

52. Melilla 60. Europa<br />

62. Africa 63. Hispanoam.<br />

65. Oceanía.<br />

3. Alicante<br />

6. Badajoz<br />

9. Burgos<br />

12. Castellón<br />

15. Coruña, <strong>La</strong><br />

18. Granada<br />

21. Huelva<br />

24. León<br />

27. Lugo<br />

30. Murcia<br />

33.0viedo<br />

36. Pontevedra<br />

39. Santander<br />

42. Soria<br />

45. Toledo<br />

48. Vizcaya<br />

51. Ceuta<br />

61. Asia<br />

64 Norteamér.<br />

6b. RESIDENCIA ACTUAL del P.D., Padre y Madre o Marido y Mujer. (Código <strong>com</strong>o<br />

en 6a. y <strong>con</strong>signandolo en parte inferior del recuadro)<br />

553


554 José Antonio Ríos González<br />

7a. OCUPACION ACTUAL DEL P.D.<br />

7b. IDEM DEL PADRE. (En FP: 7a: OCUPACION DEL MARIDO)<br />

7c. IDEM DE LA MADRE (En FP: 7b: OCUPACION DE LA MUJER)<br />

1. Prof. liberal. Autónomo<br />

2. Empresario-Director-Gerente<br />

3. Docente (indicar nivel: EG B, Media, Superior)<br />

4. Funcionario no docente<br />

5. Trabajador especializado<br />

6. Trabajador no especializado<br />

7. Técnico de grado medio<br />

B. Ama de casa (sol.)<br />

9. Estudiante<br />

10. Jubilado<br />

11. Otra: indica cuál.<br />

Ba. ESTUDIOS REALIZADOS POR EL P.D.<br />

Bb. IDEM DEL PADRE (En FP: Bb: OCUPACION DEL MARIDO)<br />

Bc. IDEM DE LA MADRE (en FP: Bc: OCUPACION DE LA MUJER)<br />

1. Universitarios, superiores (licenciado, doctor)<br />

2. Perito, aparejador o ingeniero técnico<br />

3. Maestro de enseñanza primaria<br />

4. Otras titulaciones medias<br />

5. Grado medio: bachiller, FP, COU<br />

6. Estudios primarios, graduado escolar<br />

7. Sin estudios<br />

B. Analfabeto<br />

9a. ESTATUS SOCIO-ECONOMICO DEL P.D.<br />

9b. ESTATUS SOCIO-ECONOMICO DEL PADRE (En FP: DEL MARIDO)<br />

9C. ESTATUS SOCIO-ECONOMICO DE LA MADRE (En FP: DE LA MUJER)<br />

1. Muy alto<br />

2. Alto<br />

3. Medio-alto<br />

4. Medio<br />

5. Medio-ajo<br />

6. Bajo<br />

7. Muy bajo<br />

10. SE CONOCEN. Indicar los años. (En FF no hay lugar. Anotar en genograma al<br />

dorso)<br />

11. CASADOS, VIVEN JUNTOS desde: Indicar años. (En FF: idem)<br />

12. NUMERO DE HIJOS HABIDOS: Indicar el número: (En FF: idem)<br />

12a. EDADES ACTUALES DE LOS HIJOS: Inicar en números y del mayor al<br />

menor;p.ej.: 23, 19, 13,6.- (En FF: idem)<br />

12b. SEXO DE LOS HIJOS HABIDOS. del mayor al menor: así: v-v-h-v.<br />

(En FF: idem)


Manual de Orientación y Terapia Familiar 555<br />

13. ¿SEPARADOS?: En caso afirmativo, indicar años que hace se han separado.<br />

14. ENVIADOS POR:<br />

1. Propia iniciativa del PO o de la pareja.<br />

2. El padre del PO<br />

3. <strong>La</strong> madre del PO<br />

4. El marido<br />

5. <strong>La</strong> mujer<br />

6. Familiar del marido<br />

7. Familiar de la mujer<br />

8. Médico<br />

9. Psicólogo<br />

10. Asistente Social<br />

11. Sacerdote<br />

12. Institución (Escuela, Hospital, S. Sociales, etc)<br />

13. Antiguo paciente de Stirpe<br />

14. Familiar del marido tratado en Stirpe<br />

15. Familiar de la mujer tratado en Stirpe<br />

16 Otros medios (Inicar cuáles)<br />

15. MOTIVO-SINTOMA DE LA CONSULTA.<br />

1. Abuso medicamentos<br />

2. Adaptación, problemas de...<br />

3. Adelgazamiento<br />

4. Afectividad. Problemas de...<br />

5. Agorafobia<br />

6. Agresividad<br />

7. Alcoholismo<br />

8. Amenorrea<br />

9. Angustia<br />

10. Anorexia<br />

11. Anorgasmia<br />

12. Ansiedad<br />

13. Apatía<br />

14. Asma<br />

15. Bulimia<br />

16. Cefaleas<br />

17. Ciclotimia<br />

18. Celos infantiles<br />

19. Celos matrimonio<br />

20. Claustrofobia<br />

21. Cleptomanía<br />

22. Complejo inferioridad<br />

23. Conducta, problemas y trastornos<br />

24. Conflicto <strong>con</strong>yugal<br />

25. Conflicto <strong>con</strong> <strong>familia</strong> de origen marido<br />

26. Conflicto <strong>con</strong> <strong>familia</strong> de origen mujer<br />

27. Conflicto padres-<strong>hijos</strong><br />

28. Conflicto padre-hijo<br />

29. Conflicto padre-hija


556 José Antonio Ríos González<br />

30. Conflicto padre-<strong>hijos</strong><br />

31. Conflicto madre-<strong>hijos</strong><br />

32. Conflicto madre-hijo<br />

33. Conflicto madre-hija<br />

34. Conflicto <strong>con</strong> padre<br />

35. Conflicto <strong>con</strong> madre<br />

36. Conflicto entre hermanos<br />

37. Conflictos sociales<br />

38. Conflictos en el trabajo<br />

39. Delirios<br />

40. Demencia<br />

41. Dependencia neurótica<br />

42. Depresión mayor<br />

43. Depresión leve<br />

44. Desarrollo. Problemas y trastornos<br />

45. Dismenorrea<br />

46. Divorcio emocional: crisis<br />

47. Divorcio (pre-oo.): proceso ya iniciado<br />

48. Divorcio <strong>con</strong>sumado/separación real<br />

49. Drogadicción<br />

50. Encopresis<br />

51. Enuresis<br />

52. Escolaridad. Problemas y trastornos<br />

53. Esquema corporal: <strong>con</strong>flictos <strong>con</strong> el propio...<br />

54. Esquizofrenia catatónica<br />

55. Esquizofrenia paranoide<br />

56. Esquizofrenia residual<br />

57. Exhibicionismo<br />

58. Eyaculación precoz<br />

59. Fantasía excesiva<br />

60. Fatiga crónica<br />

61. Fobia<br />

62. Fracaso afectivo<br />

63. Fracaso escolar<br />

64. Fracaso matrimonial<br />

65. Fracaso noviazgo<br />

66. Fracaso profesional<br />

67. Fracaso vocacional<br />

68. Frigidez<br />

69. Fuga<br />

70. Hipersexualidad<br />

71. Hipersomnia<br />

72. Hipo<strong>con</strong>dria<br />

73. Hiposexualidad (inapetencia sexual)<br />

74. Histerismo<br />

75. Homofobia<br />

76. Homosexualidad<br />

77. Hurtos


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

78. Inadaptación afectiva<br />

79. Inadaptación <strong>con</strong>yugal<br />

80. Inadaptación escolar<br />

81. Inadaptación <strong>familia</strong>r<br />

82. Inadaptación personal<br />

83. Inadaptación profesional/laboral<br />

84. Inadaptación social<br />

85. Inadaptación vocacional<br />

86. Infidelidad <strong>con</strong>yugal<br />

89. In<strong>com</strong>unicación<br />

90. Inquietud/inestabilidad<br />

91. Inseguridad<br />

92. Insomnio<br />

93. Irritabilidad<br />

94. Juego patológico<br />

95. Lenguaje. Problemas y trastornos.<br />

96. Malos tratos<br />

97. Megalomanía<br />

. 98. Motricidad. Problemas y trastornos<br />

99. Mutismo electivo<br />

100. Negativismo<br />

101. Neurosis (indicar tipo)<br />

102. Obesidad<br />

103. Obsesión<br />

104. Onicofagia<br />

105. Paranoia<br />

106. Paranoidismo<br />

107. Pereza<br />

108. Pica<br />

109. Psicosomático. Problema y trastorno<br />

110. Psicosis.<br />

111. Rebeldía<br />

112 Rendimiento escolar. Poblemas y trastornos<br />

113. Retraso mental<br />

Separación/Ver divorcio (en 46, 47 o 48)<br />

114. Sexualidad. aversión y rechazo<br />

115. Sexualidad: desviación y <strong>con</strong>fusión identidad<br />

116. Sexualidad: disfunción erectiva del varón<br />

117. Sexualidad: disfunción orgásmica de la mujer<br />

118. Sexualidad: hipersexualidad<br />

119. Sexualidad: vaginismo<br />

120. Sexualidad: otros problemas: indicar cuál<br />

121. Síndrome A.A.A. (Anorexia, adelgazamiento, amenorrea)<br />

122. Sociopatía/<strong>con</strong>ducta delincuente<br />

123. Somatizaciones<br />

124. Sueño. Problemas y trastornos<br />

125. Suicidio: fantasía, intento, amenazas<br />

126. Superdotación intelectual<br />

557


558 José Antonio Ríos González<br />

127. Tartamudez<br />

128. Temores/Miedos<br />

129. Terrores nocturnos<br />

130. Tics<br />

131. Timidez<br />

132. Tristeza<br />

133. Ulcera<br />

134. Vómitos<br />

135. Voracidad <strong>com</strong>pulsiva<br />

136. Zurdera<br />

15.1. (En FP): SINTOMAS PREVIOS (en FF no hay espacio. Anotar margen)<br />

16. ANTIGÜEDAD DEL MOTIVO-SINTOMA: Indicar en número de años<br />

16.1.(En FP): ANTIGÜEDAD DE SINTOMAS PREVIOS (En FF no hay espacio)<br />

17. CONSULTAS PREVIAS REALIZADAS<br />

1. Médico general<br />

2. Psiquiatra<br />

3. Psicólogo<br />

4. Pediatra<br />

5. Logopeda<br />

6. Neurólogo<br />

7. Endocrino<br />

8. Ginecólogo<br />

9. Abogado<br />

10. Sacerdote<br />

11. Terapia individual<br />

12. Terapia de pareja<br />

13. Terapia de <strong>familia</strong><br />

14. Terapia de grupo<br />

15. Otros especialistas médicos: cual.<br />

16. Otros tipos de terapia. Cual<br />

17.1. RESULTADOS OBTENIDOS EN CONSULTAS ANTERIORES<br />

1. Optimo. Muy bueno. Problema solucionado<br />

2. Bueno, satisfactorio, estable<br />

3. Regular, transitorio, inestable<br />

4. Escaso, insuficiente, ineficaz<br />

5. Nulo, negativo<br />

6. No seguido, abandonado, sin terminar<br />

7. Fracaso terapéutico<br />

18. CICLO VITAL DE LA FAMILIA O DE LA PAREJA.<br />

1. Encuentro y noviazgo ("Caza y pesca")<br />

2. Matrimonio reciente (menos de 2 años)<br />

3. Etapa de extensión: nacimiento de <strong>hijos</strong><br />

4. Con <strong>hijos</strong> en edad preescolar (edad del "pastoreo")<br />

5. Con <strong>hijos</strong> en edad escolar<br />

6. Con <strong>hijos</strong> <strong>adolescentes</strong>: extensión <strong>com</strong>pleta. Crisis por la presencia de las<br />

características de la etapa evolutiva


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

7. Con <strong>hijos</strong> en edad juvenil: pre-<strong>con</strong>tracción<br />

8. Etapa de <strong>con</strong>tracción: <strong>hijos</strong> que despegan gradualmente<br />

9. Pseudo<strong>con</strong>tracción <strong>com</strong>pleta: el unido repleto" de <strong>hijos</strong> adultos que viven<br />

<strong>com</strong>o tales junto a los padres<br />

10. Contracción <strong>com</strong>pleta: el "nido vacío"; <strong>hijos</strong> fuera<br />

11. Etapa de disolución: jubilación<br />

12. Pareja sin <strong>hijos</strong><br />

13. Familia monoparental: no <strong>con</strong>yugalidad, viudez, separación,<br />

19. QUIEN PIDE LA CONSULTA.<br />

1. El padre del PO<br />

2. <strong>La</strong> madre del PO<br />

3. El marido<br />

4. <strong>La</strong> mujer<br />

5. Ambos cónyuges de <strong>com</strong>ún acuerdo<br />

6. Un hermano del PO<br />

7. Una hermana del PO<br />

8. Abuelo paterno<br />

9. Abuela paterna<br />

10. Abuelo materno<br />

11 . Abuela materna<br />

12. Un profesional. Indicar cuál.<br />

20. ACTITUD DEL SISTEMA CONYUGAL O FAMILIAR ANTE CONSULTA<br />

1. Positiva, colaboradora, aceptación<br />

2. Resistente, forzada<br />

3. Ambivalente<br />

4. Escasamente colaboradora<br />

5. Contraria, descalificadora<br />

6. Rechazo total. No la acepta.<br />

21. MOTIVACION DE QUIEN PIDE LA CONSULTA.<br />

1. Clara y bien definida: sabe lo que quiere y lo pide<br />

2. Ambigua: no está muy seguro/a de lo que quiere<br />

3. Forzada: porque se lo han a<strong>con</strong>sejado<br />

4. No sabe bien lo que quiere<br />

5. Nula. Viene obligado/a por circunstancias. Resistente<br />

6. Duda ante <strong>con</strong>diciones de <strong>con</strong>trato y metodología. Critica las <strong>con</strong>diciones<br />

del <strong>con</strong>trato terapéutico.<br />

22. TIPO DE APERTURA DEL S.F. O CONYUGAL: MODELO DEL SISTEMA.<br />

1. Morfogenético espontáneo<br />

2. Morfogenético forzado<br />

3. Ambivalencia morfogénesis-morfostasis<br />

4. Morfostasis <strong>con</strong>sensuada, acordada<br />

5. Morfostasis rígida.<br />

23. ESTRUCTURA DINAMICA FAMILIAR O CONYUGAL.<br />

23.1. CRISIS FAMILIAR O CONYUGAL.<br />

1. Por factores personales<br />

2. Por factores relacionales<br />

559


560 José Antonio Ríos González<br />

3. Por factores del <strong>con</strong>texto<br />

4. Por factores transitorios/de situación<br />

5. Tensión padres-<strong>hijos</strong><br />

6. Tensión <strong>con</strong> FF. de OO.<br />

7. Tensión entre hermanos<br />

8. Crisis o pre-divorcio<br />

9. Divorcio en trámite<br />

10. Post-divorcio<br />

11. Por enfermedad física<br />

12. Por enfermedad psíquica<br />

13. Por embarazo<br />

14. Por muerte<br />

15. Otras causas: indicar cuáles.<br />

23.2. CLIMA CONYUGAL-FAMILIAR<br />

(Medido a través del FES (Moos). Media total de la <strong>familia</strong> o la pareja en<br />

cada escala. O en el recuadro indicar la puntuación de cada miembro).<br />

1. Cohesión<br />

2. Expresividad<br />

3. Nivel de <strong>con</strong>flicto<br />

4. Grado de autonomía<br />

5. Actividad<br />

6. Intereses culturales<br />

7. Activ. socio-recreativa<br />

8. Moral-religioso<br />

9. Orden<br />

10. Control<br />

23.3. D.A.S. PAREJA (Medido a través del Spaniers)<br />

(Sólo en FP) (En FF el 23.3 es la Comunicación).<br />

Puntuación de cada esposo:<br />

1. Consenso<br />

2. Satisfacción<br />

3. Expresión afectiva<br />

4. Cohesión<br />

5. Ajuste total de pareja<br />

23.3. y 23.4. TIPO DE COMUNICACION PREVALENTE.<br />

(En FF: 23.3 a; En FP: 23.4 a)<br />

1. Verbal, directa, de <strong>con</strong>tenido, digital<br />

2. No verbal, codificada, de relación, analógica<br />

23.3. y 23.4. NIVEL DE COMUNICACION PREVALENTE.<br />

(En FF: 23.3 b; En FP: 23.4 b)<br />

1. Informativo<br />

2. Formativo-manipulativo<br />

3. Profundo-emocional<br />

4. Doble vínculo<br />

5. In<strong>com</strong>unicación


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

23.5. en FP. DECISIONES EN COMUN<br />

(En FF no figura este epígrafe)<br />

23.4. en FF y 23.6 en FP. EMOCION EXPRESADA (E.E.)<br />

1. Baja<br />

2. Media<br />

3. Alta<br />

23.5 en FF y 23.7 en FP. ESTILO AFECTIVO<br />

1. Apoyo emocional y afectivo<br />

2. Apoyo ambivalente<br />

3. Actitud crítica ante afectividad<br />

4. Culpabilización de lo afectivo<br />

5. Intrusismo/invasión en la vida afectiva<br />

6. Simbiosis negativa<br />

7. Rechazo afectivo<br />

8. Incapacidad expresión sentimientos y afectos.<br />

9. Frialdad, indiferencia.<br />

10. Anafectividad (carencia de afectos)<br />

23.6 en FF y 23.8 en FP. ESTILO DE APOYO<br />

1. Apoyo estimulante-positivo y expresado<br />

2. Entendimiento empático no expresado<br />

3. Apoyo ambivalente<br />

4. Apoyo en solución de problemas<br />

5. Apoyo en búsqueda de objetivos<br />

6. Indiferencia ante necesidad de apoyo<br />

7. Rechazo a toda petición de apoyo<br />

23.7 en FF. ESTILO DE AUTORIDAD<br />

1. Estimulante hacia la independencia creadora<br />

2. Autoritarismo estable<br />

3. Autoritarismo inestable<br />

4. Hiperprotección limitante<br />

5. Carencia y ausencia de autoridad<br />

6. Manipulación autoritaria<br />

23.8 en FF. ESTILO DE DISCIPLINA<br />

1. Equilibrada y maduradora<br />

2. Caprichosa y ambivalente<br />

3. Indiferente<br />

4. Rígida, severa, restrictiva<br />

5. Perfeccionista<br />

6. Indulgente, permisiva<br />

7. Protectora e infantilizante<br />

8. Carencia/ausencia de disciplina<br />

23.9 en FP. ESTILO DEFENSIVO<br />

1. Inteligente y eficaz (situación <strong>com</strong>o IIproblema ll<br />

)<br />

2. Controlador<br />

3. Dogmático, inflexible, rígido<br />

4. Sublimación e idealización<br />

561


562 José Antonio Ríos González<br />

5. Evasión<br />

6. Negación de la realidad.<br />

7. Somatización histérica ante problemas (situación vivida <strong>com</strong>o lIamenazall).<br />

23.9 en FF. ESTILO EDUCATIVO<br />

1. Equilibrado, <strong>con</strong>structivo y adecuado<br />

2. Hiperprotección indulgente<br />

3. Hiperprotección represiva<br />

4. Insuficiente<br />

5. Frustrante<br />

6. Traumatizante<br />

7. Inestable y am bivalente<br />

8. Rígida y perfeccionista<br />

9. Exigente<br />

10. Tensión <strong>familia</strong>r <strong>con</strong> influjo negativo<br />

11. Carencia, ausencia de estilo educativo<br />

12. Abandono educativo<br />

23.10. en FF y en FP. ESTILO DE INDIVIDUACION y APOYO DE<br />

IDENTIDAD PERSONAL<br />

1. Estimulante y facilitadora de la indiv.lidentidad<br />

2. Ambivalente ante la individuación e identidad<br />

3. Inhibidora y bloqueante de la individ/identidad<br />

4. Rechazo de la individuación y la identidad<br />

23.11. en FF y en FP. ESTILO INTERACTIVO<br />

1. Positivo, adecuado y estimulante<br />

2. Alta EE (Emoción Expresada): ver 23.4 y 23.6<br />

3. Simbiosis acaparadora<br />

4. Deficiente y limitante<br />

5. Ausente y nulo.<br />

23.12. en FF ESTILO PARENTAL<br />

1. Jerarquización bien definida y clara<br />

2. Constantemente <strong>com</strong>partido por ambas figuras<br />

3. Constantemente ambivalente<br />

4. Estilo que descalifica al padre<br />

5. Estilo que descalifica a la madre<br />

6. Predominio del padre (F. patrifocal)<br />

7. Predominio de la madre (F. matrifocal)<br />

8. Carencia real de la figura paterna<br />

9. Carencia IIvirtual ll de la figura paterna<br />

10. Carencia real de la figura materna<br />

11. Carencia Ilvirtual ll<br />

de la figura materna<br />

12. Carencia de estilo parental bien definido<br />

13. Jerarquización <strong>con</strong>fusa de atribuciones<br />

14. Estilo paterno negativo y destructivo<br />

15. Estilo materno negativo y destructivo


Manual de Orientación y Terapia Familiar 563<br />

23.13 en FF y 23.12 en FP. ESTILO PARA LA SOLUCION DE PROBLEMAS.<br />

1. Acuerdos tras aceptación del problema<br />

2. Valoración de los datos del problema: actitud inteligente y adaptada<br />

3. 1ntentos de solución por tanteo y error<br />

4. Utilización del humor/desdramatización<br />

5. Solución mediante imposición de órdenes<br />

6. Quejas, llanto... : actitud emocional ante el problema<br />

7. Somatización ante tensión por el problema<br />

8. Mecanismos varios de defensa<br />

9. Huida/evasión de la realidad ante problema<br />

10. No respuesta/inhibición y bloqueo<br />

11. Puro charlar y nada <strong>con</strong>cluir<br />

12. Negación del problema/realidad<br />

13. Carencia de habilidades resolutivas<br />

14. Comunicación distorsionada/patológica del problema<br />

15. Agresividad hacia el entorno (extrapunitividad)<br />

16. Agresividad hacia sí mismo (intrapunitividad)<br />

17. Sublimación del problema (arte, religión, etc.)<br />

23.14 en FF. ESTILO DE CONTEXTO ESTIMULANTE DEL DESARROLLO<br />

PERSONAL.<br />

1. Estímulos cognitivos para el desarrollo<br />

2. Estímulos afectivos para el desarrollo<br />

3. Inhibidores cognitivos del desarrollo<br />

4. Inhibidores afectivos del desarrollo<br />

23.15 en FF y 23.13 en FP. FIDELIDADES EN EL S.F y EN LA PAREJA.<br />

1. Normales, <strong>con</strong>scientes y asimiladas<br />

2. Al clan/tribu <strong>familia</strong>r de origen (SFO)<br />

3. Al padre<br />

4. A la madre<br />

5. A valores <strong>familia</strong>res no asimilados<br />

6. A mitos y tradiciones impuestas en el SFO<br />

7. Al estilo educativo del SFO<br />

8. A reglas/pautas/normas del SFO<br />

23.16. a) y b) en FF. FIGURAS PARENTALES.<br />

1. P. positivo-estimulante-cer<strong>cano</strong> emocionalmente<br />

2.M.<br />

3. P. frío y distante. Carencia de expresividad<br />

4. M. fría y distante. Carencia de expresividad<br />

5. P. ansioso<br />

6. M. ansiosa<br />

7. P. intrusivo/invasor/asfixiante<br />

8. M. intrusivalinvasora/asfixiante<br />

9. Carencia real del P. por muerte<br />

10. Carencia real de la M. por muerte


564 José Antonio Ríos González<br />

11. P. virtualmente ausente<br />

12. M. virtualmente ausente<br />

13. P. educativamente periférico<br />

14. M. educativamente periférica<br />

15. P. hiperprotector<br />

16. M. hiperprotectora<br />

17. P. rígido/exigente<br />

18. M. rígida/exigente<br />

19. P. perfeccionista<br />

20. M. perfeccionista<br />

21. P. aislado de la vida <strong>familia</strong>r<br />

22. M. aislada de la vida <strong>familia</strong>r<br />

23. P. autoritario<br />

24. M. autoritaria<br />

25. P. educativamente abandónico<br />

26. M. educativamente abandónica<br />

27. P. adoptante<br />

28. M. adoptante<br />

29. P. <strong>con</strong>flictivo/creador de tensiones<br />

30. M. <strong>con</strong>flictiva/creadora de tensiones<br />

31. P. <strong>con</strong> rasgos patológicos/trastornos psíquicos<br />

32. M. <strong>con</strong> rasgos patológicos/trastornos psíquicos<br />

33. Privación temporal/ocasional del P.<br />

34. Privación temporal/ocasional de la M.<br />

35. Privación <strong>con</strong>stante del P.<br />

36. Privación <strong>con</strong>stante de la M.<br />

23.17-a) en FF y 23.14 en FP: RELACION CON FF.OO.<br />

(distinguir la del P/Marido y la de la M/Mujer)<br />

1. Sana/independiente/límites claros<br />

2. Confusión de límites y fronteras<br />

3. Relación <strong>con</strong>trolada/defensiva<br />

4. Escasos Iím ites y fronteras<br />

5. Excesiva dependencia/invasión de lím ites<br />

6. Absorvente/simbiótica/dominante.<br />

23.17-b) en FF y 23.14 en FP: MIEMBROS INTRUSIVOS DE LAS FF.OO.<br />

(distinguir la del P/Marido y la de la M/Mujer)<br />

1. Padre<br />

2. Madrid<br />

3. Hermano/s<br />

4. Hermana/s<br />

5. Tíos paternos<br />

6. Tíos maternos<br />

7. Instituciones/grupos significativos para la F.<br />

23.18 en FF y 23.15 en FP: LIMITES EMOCIONALES ENTRE LOS MIEMBROS<br />

EN LA FAMILIA O LA PAREJA.<br />

1. Adecuados/claros/definidos: "puertas cerradas"<br />

2. Confusos: "puertas abiertas"


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

3. Limitantes de la intimidad personal<br />

4. Limitantes de la intimidad <strong>con</strong>yugal<br />

5. Rígidos<br />

6. Inexistentes. No hay límites<br />

23.19 en FF y 23.16 en FP: LIMITES FISICOSITERRITORIALES DE LOS<br />

MIEMBROS EN LA VIVIENDA.<br />

1. Adecuados/claros/definidos: "Puertas cerradas"<br />

2. Confusos/invasión de unos en otros: "puertas abiertas"<br />

3. Limitantes de la intimidad personal<br />

4. Limitantes de la intimidad <strong>con</strong>yugal<br />

5. Rígidos<br />

6. Inexistentes. No hay espacios propios.<br />

23.20 en FF y 23.18 en FP: MIEMBRO/S SINTOMATICOS EN FAMILIA O<br />

PAREJA.<br />

1. Ninguno<br />

2. Padre/Marido<br />

3. Madre/Mujer<br />

4. Abuelo paterno<br />

5. Abuela paterna<br />

6. Abuelo materno<br />

7. Abuela materna<br />

8. Hijo (no el PO)<br />

9. Hija (no el PO)<br />

10. Tío/a paterno<br />

11. Tío/a materno<br />

12. Otros (indicar cuáles)<br />

23.21 en FF y 23.19 en FP: ANTECEDENTES SINTOMATICOS EN<br />

MIEMBROS FF.OO.<br />

1. Ninguno<br />

2. Trastornos en la infancia<br />

3. Trastornos en la adolescencia/juventud<br />

4. Enfermedades crónicas<br />

5. Alcoholismo<br />

6. Orogodependencias<br />

7. Sida<br />

8. Trastornos afectivos<br />

9. Trastornos psicosomáticos<br />

10. Inadaptación escolar/académica<br />

11... laboral<br />

12. <strong>familia</strong>r<br />

13." <strong>con</strong>yugal<br />

14. social<br />

15. Otros: Indicar cuáles.<br />

565


566 José Antonio Ríos González<br />

23.22 en FF y 23.20 en FP: MITO FAMILIAR/CONYUGAL DOMINANTE.<br />

1. Armonía<br />

2. Disculpa/redención<br />

3. Salvación/protección<br />

4. Unidad <strong>familia</strong>r hasta que...<br />

S. Felicidad <strong>familia</strong>r hasta que...<br />

6. Normalidad <strong>familia</strong>r hasta que...<br />

7. Capaces de .<br />

8. Incapaces de .<br />

9. Hijo/a parecido/a a...<br />

10. Hijo/a que ha heredado de...<br />

11. Quien es quien en la <strong>familia</strong>: atribuciones.<br />

23.23 en FF y 23.21 en FP: PODER EN LA FAMILIA/PAREJA<br />

1. Compartido entre padres/cónyuges<br />

2. Reparto <strong>con</strong>sensuado abiertamente/explícitamente<br />

3. Poder paterno/marido<br />

4. Poder materno/mujer<br />

5. Poder centrado en un hijo: hijo genitorial<br />

6. Poder centrado en el PO.<br />

7. Poder centrado en Fa del padre/marido<br />

8. Poder centrado en Fa de la madre/mujer<br />

9. Ambigüedad<br />

10. Competitividad <strong>con</strong>flictiva por áreas<br />

11. Oculto, pero real y discutido<br />

12. Impuesto despóticamente<br />

13. No existe poder claro: caos, anarquía<br />

14. Depositado en figura significativa no <strong>familia</strong>r<br />

23.24 en FF y 23.22 en FP: RED SOCIAL DE LA FAMILIAlPAREJA<br />

1. Excelente y de buen apoyo<br />

2. Buena y suficiente<br />

3. Suficiente salvo en situaciones de estrés<br />

4. Media<br />

S. Limitada/escasa<br />

6. Insuficiente<br />

7. Nula<br />

23.25 en FF y 23.24 en FP: REGLAS EN LA FAMILIAlPAREJA<br />

1. Explícitas/re<strong>con</strong>ocidas<br />

2. Implícitas<br />

3. Secretas<br />

4. Metarreglas<br />

5. Sin reglas<br />

23.26 en FF y 23.25 en FP: ROLES EN LA FAMILIAlPAREJA<br />

A. Claridad<br />

1. Claros y definidos<br />

2. Indefinidos<br />

3. Confusos


Manual de Orientación y Terapia Familiar 567<br />

B. Distribución<br />

1. Complementaria: cada uno a uno<br />

2. Simétrica: todos a todo<br />

3. Conflictiva<br />

4. Imprevista<br />

5. Sin distribución<br />

6. Abandono de los atribuidos<br />

7. Rechazo de los asignados. No se acepta ninguno.<br />

23.26 en FP: SEXUALIDAD EN LA PAREJA<br />

(Medido a través del SF-82 de J.A. Ríos)<br />

1. INICIO:<br />

1.1. Inicio marido<br />

1.2. Inicio mujer<br />

1.3. Inicio mutuo acuerdo<br />

1.4. Inexistencia/inapetencia<br />

2. MOTIVACION:<br />

2.1. Apetece a ambos<br />

2.2. Apetece al marido y la mujer acepta<br />

2.3. Apetece a la mujer y el marido acepta<br />

2.4. Obligación aceptada sin <strong>con</strong>vencimiento<br />

2.5. Por <strong>com</strong>pasión o pena hacia el marido<br />

2.6. Por <strong>com</strong>pasión o pena hacia la mujer<br />

2.7. Por <strong>con</strong>seguir una mayor unidad de pareja<br />

2.8. Por aliviar o resolver tensiones y problemas<br />

2.9. Por verdadera <strong>com</strong>unicación de afecto y amor<br />

3. SATISFACCION:<br />

3. 1. Buena y estable<br />

3.2. Buena aunque inestable<br />

3.3. Insatisfactoria e inestable<br />

3.4. Estable e insatisfactoria<br />

3.5. Inestable e insatisfactoria<br />

3.6. Nula<br />

4. ESTABILIDAD:<br />

4.1. Buena<br />

4.2. Regular<br />

4.3. Escasa<br />

4.4. Nula<br />

5. DISFUNCION:<br />

5.1. Ninguna<br />

5.2. Alguna (indicar cual)<br />

5.3. Varias (indicar cuáles)<br />

23.27 en FF y 23.28 en FP: TIEMPO LIBRE EN LA FAMILIA/PAREJA<br />

1. Satisfactorio por adecuado al ciclo vital o necesidades profundas de cada<br />

miembro de la <strong>familia</strong> o pareja (<strong>familia</strong> y pareja <strong>com</strong>plementaria)<br />

2. Equilibrio por aceptación de tiempo libre y <strong>com</strong>partido cuando hay<br />

motivos


568 José Antonio Ríos González<br />

3. Conflicto por im posición inadecuada al ciclo vital de cada miembro de la<br />

fam i1ia o pareja (fam i1ia o pareja sim étrica)<br />

4. Todo el tiempo libre <strong>com</strong>partido. Asfixiante.<br />

23.28 en FF y 23.29 en FP: VALOR DOMINANTE EN LA FAMILIA/PAREJA<br />

1. Inteligencia/estudios/saberes<br />

2. Salud<br />

3. Comida<br />

4. Dinero<br />

5. Religión<br />

6. Política<br />

7. Sociedad<br />

8. Lo estético<br />

9. Orden/normas/horarios<br />

10. Respeto<br />

11. "Quedar bien ante los otros"<br />

12. No hay ningún valor dominante claro<br />

13. Otros: indicar cuáles.<br />

23.29 en FF. y 23.30 en FP: TIPO DE FAMILIA Y PAREJA<br />

Familia:<br />

1. Por estabilidad, cohesión y progreso:<br />

1. Sana<br />

2. Fóbica<br />

3. Obsesiva<br />

4. Histérica<br />

5. Ansiosa<br />

6. Anafectiva<br />

7. Neurótica/"enferma"/disfuncional<br />

8. Psicosomática<br />

9. IIQue hace enfermar"<br />

2. Por la figura central:<br />

1. Matrifocal<br />

2. Patrifocal<br />

3. Centrada en el PD<br />

4. Centrada en otro miembros del SF: cual.<br />

5. Equilibrada<br />

6. Hijo genitorial<br />

7. Abuelo paterno<br />

8. Abuela paterna<br />

9. Abuelo materno<br />

10. Abuela materna<br />

11. Monoparental (cuando falla el P. o M.)<br />

3. Por disfunciones o tipología del PD.<br />

1. Normal<br />

2. Restrictiva<br />

3. Autista<br />

4. Esquizofrenógena<br />

5. Anorexígena


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

6. Obesígena<br />

7. Normativa<br />

8. Con <strong>com</strong> unicación de dirección de los otros<br />

9. De <strong>com</strong>unicación tradicional<br />

10. Alcohólica<br />

11. Drogodependiente<br />

12. Delictiva<br />

13. Psicosomática<br />

4. Por el modelo estructural (OTF, 518)<br />

1. Abierto-integrado<br />

2. Parcialmente abierto-integrado<br />

3. Abierto-bastante integrado<br />

4. Parcialmente abierto-bastante integrado<br />

5. Parcialmente abierto-pseudointegrado<br />

6. Cerrado-pseudointegrado<br />

7. Cerrado-integrado<br />

8. Parcialmente abierto-no integrado<br />

9. Sensible al ambiente (OTF, 522)<br />

10. Sensible a la distancia interpersonal<br />

11. Sensible al <strong>con</strong>senso<br />

5. Por distancia emocional (OTF, 486)<br />

1. Familia IIdistante ll<br />

2. Familia IIsimétrica ll<br />

3. Familia II<strong>com</strong>plementariall<br />

6. Modelo de Minuchin (M) y Canevaro (C)<br />

1. Aglutinada (M)<br />

2. <strong>La</strong>xa (M)<br />

3. Cohesiva (C)<br />

4. Dispersiva (C)<br />

Pareja: (Ríos G., 1979-1980: Educadores núm. 105, 106, 107, 109, 110)<br />

1. Por la estabilidad de la relación:<br />

1. Estable-insatisfactoria<br />

2. Inestable-insatisfactoria<br />

3. Inestable-satisfactoria<br />

4. Estable-satisfactoria<br />

2. Por las reglas de la relación:<br />

1. Pareja <strong>con</strong> reglas re<strong>con</strong>ocidas<br />

2. Pareja <strong>con</strong> reglas implícitas<br />

3. Pareja <strong>con</strong> reglas secretas<br />

4. Pareja <strong>con</strong> metareglas<br />

5. Pareja sin reglas<br />

3. Por el tipo de sistema <strong>con</strong>yugal:<br />

1. Pareja <strong>con</strong> sistema <strong>con</strong>yugal abierto<br />

2. Pareja <strong>con</strong> sistema <strong>con</strong>yugal cerrado<br />

569


570 José Antonio Ríos González<br />

4. Por la historia curricular de la pareja:<br />

1. Pareja A<br />

2. Pareja H<br />

3. Pareja O<br />

4. Pareja S<br />

5. Pareja V<br />

6. Pareja X<br />

7. Pareja Y<br />

8. Pareja I<br />

5. Por el <strong>com</strong>portamiento sintomático:<br />

1. Pareja fóbica<br />

2. Pareja histeroide<br />

3. Pareja esquizoide<br />

4. Pareja epileptoide<br />

6. Por la dinámica evolutiva de los partners:<br />

1. Pareja <strong>con</strong> fijaciones evolutivas (orales, anales, fálicas)<br />

2. Pareja <strong>con</strong> regresiones evolutivas<br />

3. Pareja <strong>con</strong> estabilidad-madurez-progresión evolutiva<br />

7. Por el tipo de relación:<br />

1. Pareja <strong>con</strong> relación objetal<br />

2. Pareja <strong>con</strong> relación objetiva<br />

8. Por el nivel de la relación:<br />

1. Pareja adulto-niña<br />

2. Pareja adulta-niño<br />

3. Pareja niño-niña<br />

4. Pareja adulto-adulta<br />

9. Por las metas de la <strong>com</strong>unicación:<br />

1. Pareja <strong>con</strong> <strong>com</strong>unicación "informativa"<br />

2. Pareja <strong>con</strong> <strong>com</strong>unicación "manipulativa-formativa"<br />

3. Pareja <strong>con</strong> <strong>com</strong>unicación "profunda"<br />

10. Por el tipo de "troquelado"<br />

1. Pareja de troquelado simétrico<br />

2. Pareja de troquelado <strong>com</strong>plementario<br />

3. Pareja de troquelado distante/distanciamiento<br />

4. Pareja de troquelado igualatorio<br />

23.30 en FF y 23.27 en FP: ESTRES: GRADO y AGENTES.<br />

Grado:<br />

1. Muy alto<br />

2. Alto<br />

3. Medio<br />

4. Bajo<br />

5. Muy bajo


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

Agentes:<br />

1. Conflicto <strong>con</strong>yugal<br />

2. Pre-divorcio<br />

3. Divorcio/separación real<br />

4. Malos tratos<br />

5. Violencia<br />

6. Enfermedad crónica de un miembro<br />

7. Enfermedad ocasional grave<br />

8. Trastorno psíquico grave<br />

9. idem ocasional<br />

10. Inestabilidad laboral<br />

11. Paro<br />

12. Accidente<br />

13. Marginación/delincuencia<br />

14. Emigración (inadaptación por )<br />

15. Inmigración (inadaptación por )<br />

16. Cárcel<br />

17. Prostitución<br />

18. Drogadicción<br />

19. Alcoholismo<br />

20. Sida<br />

21. Muerte <strong>familia</strong>r cer<strong>cano</strong><br />

22. Muerte amigo<br />

23. Expulsión de colegio<br />

24. Fracaso sentimental<br />

25. Salida del hogar de algun miembro<br />

26. Violación<br />

27. Padre ausente<br />

28. Madre ausente<br />

30. Embazaro imprevisto hija<br />

31. Problemas e<strong>con</strong>ómicos graves<br />

32. Infidelidad <strong>con</strong>yugal<br />

33. Cambio de casa, piso, residencia, ciudad<br />

34. Tensión laboral o profesional<br />

35. Fracaso estudios<br />

36. Fracaso negocio/laboral<br />

37. Otros: indicar cuáles.<br />

***<br />

571


Manual de Orientación y Terapia Familiar 577<br />

1.8. CODIGO PARA COMPLETAR LAS FICHAS DE SESION DE FAMILIA (SF)<br />

y SESION DE PAREJA (SP)<br />

(Autor: José Antonio Ríos González)<br />

Datos de identificación de la <strong>familia</strong>/pareja<br />

Padre/edad - Madre/edad - Marido/edad - Mujer/edad<br />

Quiénes asisten a la sesión:<br />

Quiénes faltan a la sesión:<br />

Motivos de la falta: Breve síntesis de las causas de ausencia de algún miembro de<br />

la <strong>familia</strong>.<br />

Recuadro: Familia ... Ref.: ... Matrimonio... Ref...<br />

Sesión nº (<strong>con</strong> esta <strong>familia</strong>). Fecha y número video.<br />

¿Se aplazó?: A fín de ver las oscilaciones, abandonos, interrupciones, etc. y fecha<br />

en que estuvieron citados.<br />

Terapeutas: nombres de los que atienden a la <strong>familia</strong><br />

Grupo: Número del grupo/equipo que sigue la sesión tras el espejo.<br />

En la SP: Asisten: ... Terapeutas:...<br />

1. Hipótesis pre-sesión: Se registran las 2/3 hipótesis que formula el equipo <strong>con</strong> vistas<br />

a que sirvan de guía para la sesión que va a celebarse.<br />

En la post-sesión se registrará si han sido <strong>con</strong>firmadas (C) o no <strong>con</strong>firmadas (NC) a fin<br />

de tenerlo en cuenta para el proceso terapéutico posterior.<br />

2. Puntos a trabajar en la sesión: Aparte de las hipótesis formuladas en el epígrafe<br />

anterior, deberán <strong>con</strong>signarse algunos puntos o temas <strong>con</strong>cretos que sea útil abordar en<br />

la sesión. El tenerlos previstos, <strong>con</strong> independencia de que posteriormente la dinámica de<br />

la sesión permita o no abordarlos, es útil para saber upor dónde ir u , sobre todo cuando la<br />

<strong>familia</strong> maneja sus armas para <strong>con</strong>trarrestar, anular, bloquear o eludir lo que es más<br />

terapéutico y, por ello, más doloroso de afrontar.<br />

En la postsesión se <strong>con</strong>signará en la ficha si cada tema previsto se ha trabajado (T) o no<br />

(NT), y que esto facilita el <strong>con</strong>trol de los temas que van siendo eludidos o no afrontados.<br />

3. Evolución del motivo/síntoma: Se reservan espacios suficientes para <strong>con</strong>signar hasta<br />

5 motivos o síntomas que <strong>con</strong>stituyen el eje central de las preocupaciones de la <strong>familia</strong>.<br />

Los terapeutas han de ir valorando sesión a sesión qué cambios se verifican en este nivel.<br />

Para ello, junto al síntoma hay un espacio para anotar los cambios positivos/mejoría (C),<br />

la permanencia en el mismo nivel (1= igual) o el empeoramiento (P), pudiendo añadir<br />

alguna observación pertinente que no sea posible registrar en los espacios anteriores.<br />

4. y 5. Nuevos síntomas y nuevos pacientes: Obedecen estos epígrafes a la <strong>con</strong>veniencia<br />

de anotar los unuevos síntomas u que pueden aparecer, ya sea en el mismo PO o<br />

en cualquier otro miembro de la <strong>familia</strong> (Uen quién U ). <strong>La</strong> frecuencia <strong>con</strong> que se presentan<br />

estos fenómenos en bastantes <strong>familia</strong>s, hace <strong>con</strong>veniente tenerlo en cuenta para tomar<br />

buena nota de ello, dado que es una manifestación de cómo la <strong>familia</strong> necesita tener<br />

siempre algún síntoma que le permita mantener un nivel de estabilidad (homeostasis),<br />

aunque sea tan precario. <strong>La</strong> aparición de nuevos síntomas es una señal de alarma para


578 José Antonio Ríos González<br />

que el terapeuta trabaje ayudando a que el equilibrio no se haga a base de crear "nuevos<br />

pacientes ll<br />

• Marcarán nuevos caminos del trabajo a realizar. De lo <strong>con</strong>trario tendremos<br />

siempre en juego el tipo de "<strong>familia</strong> que hace enfermar" y que cronifica las situaciones<br />

disfuncionales.<br />

En la ficha SP sólo aparece el apartado 4.<br />

6. 7. 8. Y 9. Nuevos subsistemas: Más allá de los subsistemas clásicos, podemos ir<br />

viendo cómo la misma dinámica de la terapia crea otros nuevos (6, 5 en la SP). En ello<br />

intervienen, <strong>com</strong>o se sabe, las nuevas alianzas (7; 6 en la SP) y la determinación de los<br />

miembros afectados, las nuevas triangulaciones (8; 7 en la SP) y los afectados por<br />

ellas, así <strong>com</strong>o los enfrentamientos (9; 8 en la SP). Todos ellos explican muchos<br />

fenómenos de la interacción <strong>familia</strong>r en su creciente desarrollo. El registro de cada uno<br />

de estos mecanismos resulta útil para que el terapeuta y su equipo puedan tener idea<br />

clara de lo que sucede más allá de la pura sintomatología. No <strong>con</strong>viene olvidar que tras<br />

ellos se ocultan muchas maniobras de poder, <strong>con</strong>trol, resistencias al cambio, obtención<br />

de beneficios secundarios, etc.<br />

Un espacio para observaciones permite <strong>com</strong>pletar la información recogida en la sesión.<br />

10 (9 en la SP) Evolución de la Interacción <strong>familia</strong>r: En este apartado se recogerá la<br />

información que facilite una evaluación global de la evolución de la interacción, todo ello<br />

en relación <strong>con</strong> el estado inicial al <strong>com</strong>ienzo de la terapia. Se hará en términos de cambio<br />

y mejoría (C), de estabilidad o igualdad de la situación (1) o de claro empeoramiento (P).<br />

Se mantiene un espacio para posibles observaciones.<br />

11 (10 en la SP) Colaboración de los miembros/cónyuges en la Terapia: A veces<br />

dejamos de hacer un análisis de qué aporta o no aporta cada miembro del sistema <strong>familia</strong>r<br />

al esfuerzo y al trabajo que supone la misma terapia. Acostumbrados a ver lIel todo" <strong>com</strong>o<br />

"un sistema" nos olvidamos de sus IIpartes". Vemos el cuadro de <strong>La</strong>s Meninas, por<br />

ejemplo, pero no reparamos en cada uno de sus personajes <strong>com</strong>o tales. Esto empobrece<br />

la visión<br />

Por ello es necesario observar cómo colabora cada miembro: el padre, la madre, el PO,<br />

el hijo X o la hija Z o el marido y la mujer. Un simple registro (ver 14. en la SF) nos dará<br />

una rápida <strong>con</strong>templación de cómo colabora cada cual. De cara a la formulación de<br />

<strong>con</strong>notaciones, desafíos, prescripciones, son de gran utilidad estas anotaciones.<br />

12. (11 en la SP) Cumplimiento de las prescripciones dadas en la sesión anterior:<br />

Es evidente que muchos estancamientos y hasta abandonos de la terapia pueden residir<br />

en que las mismas <strong>familia</strong>s y parejas ven que hacemos prescripciones que no cumplen<br />

sin que ocurra nada especial por esta actitud de no-colaboración. Con demasiada<br />

frecuencia nos olvidamos de seguir la pista a lo que indicamos, haciéndonos ca-responsables<br />

de tales "fracasos". Un arma <strong>con</strong>tra este peligro reside en llevar un buen registro<br />

de las prescripciones dadas en el espacio que asignamos para sintetizar cada una, y un<br />

recuadro para detallar, simplemente, sío no. Con ello podemos tener en un simple vistazo,<br />

cuáles se llevan a cabo y cuáles no. De este modo, en cualquier momento que la <strong>familia</strong><br />

reproche que la terapia no <strong>con</strong>duce a nada, podremos mostrarles cuántas cosas de las<br />

indicadas han realizado y cuántas no.<br />

En nuestro equipo, aparte de la <strong>con</strong>servación en video de cuanto a<strong>con</strong>tece en la sesión,<br />

disponemos de una hoja-registro donde recogemos las prescripciones <strong>con</strong> toda clase de<br />

detalles. Un análisis del modo de darlas, la integración de todos los miembros en ella, y<br />

la elección del momento terapéutico para hacerlo, nos ofrece un buen instrumento para<br />

saber por qué funcionan o no las prescripciones dadas.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 579<br />

13 en la SF y 15 en la SP sirven para recoger aquí, por razones puramente de distribución<br />

del espacio de la ficha, los acuerdos respecto a la fecha de la próxima sesión (día y<br />

hora), quiénes asistirán, y otros acuerdos que <strong>con</strong>venga anotar para mayor precisión.<br />

14. Actitud de los miembros ante las prescripciones: Paralelamente a lo indicado en<br />

el punto anterior, dejamos <strong>con</strong>stancia de la actitud ante lo prescrito. El cumplirlas o no,<br />

así <strong>com</strong>o el colaborar para su realización o su bloqueo, depende mucho de la actitud<br />

básica que se adopte ante el mandato. Para <strong>con</strong>servar esta información, referida a cada<br />

miembro en particular, usamos los siguientes registros: (P)ositiva, (N)egativa, (I)indiferente,<br />

(O)ignora, (D)escalifica o (d)uda<br />

** (Este apartado no aparece en la ficha de SP)<br />

15., 16 Y 17 en la SF y 12, 13 Y 14 en la SP: Son los espacios reservados para el registro<br />

de tres tipos de intervenciones estratégicas ya clásicos en la Terapia Familiar Sistémica.<br />

No entramos aquí a discutir si mantienen o no su virtualidad dentro de la inevitable<br />

evolución de los modelos de intrvención según cada Escuela. Nos parecen útiles y eficaces<br />

y por ello, sin más, los mantenemos y los usamos. Tal vez el secreto de su uso y eficacia<br />

resida en saber dar un poco de cada una en el momento oportuno: una redefinición que<br />

quite patología a la situación, seguida de una acertada <strong>con</strong>notación que estimule lo que<br />

se hace en la <strong>familia</strong>, abre un camino real para poder prescribir <strong>con</strong> bastantes garantías<br />

de eficacia. Ysería, <strong>com</strong>o se ha afirmado, un modelo de intervención magistral en terapia<br />

<strong>familia</strong>r.<br />

Connotaciones dadas en la sesión: 15 en Sf y 12 en SP: Reservamos tres líneas que<br />

nos parecen suficientes para anotar las hechas en la sesión. Es verdad que muchas veces<br />

hacemos más de tres, pero es una buena media por sesión.<br />

Redefiniciones hechas en la sesión: 16 en Sf y 13 en SP: Igualmente para tres, ya<br />

que tampoco <strong>con</strong>viene abusar de ellas en una misma sesión. Que nadie piense qué sólo<br />

hay que hacer tres y siempre tres. Tambien aquí, <strong>com</strong>o en casi todo, la rigidez sería<br />

<strong>con</strong>traproducente.<br />

Prescripciones dadas en esta sesión: 17 en SF y 14 en SP: Su registro facilita el <strong>con</strong>trol<br />

de ellas en la sesión siguiente tal y <strong>com</strong>o se ha especificado en los puntos 12 y 13 de esta<br />

misma ficha. Es interesante resaltar que para la recogida de esta información <strong>con</strong>tamos<br />

<strong>con</strong> varios apartados: a quién se da (ya que aunque una buena prescripción debe<br />

<strong>com</strong>prometer a todos, no hay por qué evitar dirigirla fundamentalmente a un miembro),<br />

cual es su <strong>con</strong>tenido, qué objetivo o finalidad persigue y, finalmente, para <strong>com</strong>pletar en<br />

la sesión siguiente, si se ha cumplido o no (Control).<br />

18 en SF y 15 en SP: Proceso evolutivo de la dinámica de la Estructura Familiar y<br />

proceso evolutivo de la pareja.<br />

Es el capítulo más extenso de ambas fichas y es paralelo al <strong>con</strong>signado en el apartado<br />

23 de la FF y de la FP y que sirve de punto de referencia para su avaluación.<br />

Para <strong>com</strong>pletar cada una de estas casillas debe utilizarse el mismo Código presentado<br />

en las Fichas FF y FP.<br />

Evidentemente no puede <strong>con</strong>trolarse todo en cada sesión, pero sí es <strong>con</strong>veniente evaluar<br />

todos los aspectos que se pueda.<br />

También es posible si el equipo mantiene ciertas dosis de disciplina científica y rigor<br />

metodológico bajo la guía de un coordinador habilidoso, <strong>con</strong>diciones que no siempre se<br />

llevan a cabo. Este <strong>com</strong>etido es una tarea que puede hacerse fuera de la sesión y<br />

postsesión, y en nuestra metodología -tanto del equipo <strong>com</strong>o en el proceso de nuestro


580 José Antonio Ríos González<br />

Programa de Formación de Terapeutas- esta tarea se realiza en casa. Ningún especialista,<br />

por otra parte, IIhace todo ll<br />

cuando tiene a su paciente delante, sino que tal <strong>com</strong>etido es<br />

un deber que hay que llevar a cabo en horas extraordinarias. Por eso también estas horas<br />

hay que <strong>con</strong>tabilizarlas en la formación.<br />

Si <strong>com</strong>paramos los epígrafes 18 de esta ficha (SF) y 23 de la (FF), en<strong>con</strong>traremos algunas<br />

diferencias en la codificación de los distintos matices o subapartados que encierra cada<br />

una de ellas. Actuando <strong>con</strong> atención se verá que no presenta dificultades especiales.<br />

19 en la Sf: Comunicación predominante en la sesión.<br />

Reservamos un lugar especial al tema de la Comunicación, tanto en sus tipos (verbal y<br />

no verbal) <strong>com</strong>o en sus niveles (informativa, manipulativa y profunda), ya que es un<br />

aspecto al que damos gran importancia en el proceso de la Terapia Familiar. Se ha<br />

reservado el espacio <strong>con</strong>veniente para registrar tanto el tipo <strong>com</strong>o el nivel que utiliza<br />

preferente cada miembro de la <strong>familia</strong>: padre, madre, PD y resto de <strong>hijos</strong>. Solemos utilizar<br />

signos positivos cuando se da cualquiera de ellos en cada miembro, <strong>con</strong> lo que un simple<br />

vistazo nos muestra dónde se polariza el estilo <strong>com</strong>unicativo predominante o preferido<br />

por la <strong>familia</strong> <strong>com</strong>o <strong>con</strong>junto.<br />

20 en la Sf: Emoción Expresada (EE) en la sesión.<br />

Le damos bastante peso al <strong>con</strong>structo EE por cuanto se ha detectado <strong>com</strong>o un buen<br />

indicador de la persistencia de ciertas sintomatologías. Utilizando las categorías establecidas<br />

para su observación, recogemos en las casillas correspondientes lo que puede<br />

quedar <strong>con</strong>signado <strong>com</strong>o factores que influyen para el mantenimiento de los síntomas.<br />

<strong>La</strong> ficha SP no recoge estos dos capítulos, pero han de ser tenidos en cuenta en las<br />

sesiones de pareja por las mismas razones expuestas anteriormente.<br />

En ambas fichas aparece un lugar destacado para recoger los cambios de espacio en<br />

la sesión, teniendo presente que nos interesa anotar cómo está la <strong>familia</strong> o la pareja al<br />

inicio de la sesión y los momentos en que se introducen cambios a propuesta de alguno<br />

de los terapeutas. Un simple uso de siglas acordadas por el equipo facilita la realización<br />

de esta tarea. <strong>La</strong> recogida del momento en que se introduce el cambio (minutos en que<br />

se verifica), la hacemos <strong>con</strong> vistas a alguna investigación que nos permita en<strong>con</strong>trar<br />

nuevas pautas de intervención.<br />

Ambas fichas recogen información acerca de quién ha hecho el resumen de la sesión<br />

<strong>con</strong>forme a la metodología expuesta, así <strong>com</strong>o quién ha intervenido <strong>com</strong>o supervisor, si<br />

fuese el caso.<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

APENDICE 2.<br />

Cuestionarios de evaluación previa a la Terapia de<br />

Familia y Terapia de Pareja<br />

Desde hace varios años venimos utilizando en nuestra <strong>con</strong>sulta varios Cuestionarios<br />

<strong>com</strong>o instrumentos de Evaluación antes de empezar la Terapia de<br />

Familia o Pareja. Tras algunos años en que prescindimos de ellos, iniciando la<br />

terapia de manera directa -tal vez <strong>com</strong>o II rechazo ll<br />

a tantos años anteriores en<br />

que apoyabamos casi todo nuestro trabajo en los datos acumulados mediante<br />

la aplicación de tests y resortes de diversa índole- hemos vuelto a ellos, viendo<br />

que las pistas que abren poara el inicio de la terapia son muy importantes. Por<br />

otra parte, si no tenemos un cierto IIdiagnóstico ll<br />

inicial de las interacciones que<br />

se dan en el interior de los sistemas que abordamos terapéuticamente, malamente<br />

podremos tener un punto de referencia sobre el cual asentar la evaluación<br />

de los cambios que provoca la terapia.<br />

<strong>La</strong> amistosa invitación del profesor Vela en el prólogo a la primera edición de<br />

esta obra, ha sido, sin duda, un estímulo para volver a centrar lo que él denomina<br />

IItecnologías verificables ll<br />

• Es un paso hacia derroteros que otros irán profundizando<br />

<strong>con</strong> herramientas más finas. Pero mi gratitud a su <strong>con</strong>sejo ha de quedar<br />

patente en esta segunda edición.<br />

Aquí presentamos los instrumentos que venimos utilizando y que se nos van<br />

mostrando <strong>com</strong>o inicialmente válidos para nuestro objetivo. Poco a poco los<br />

iremos <strong>com</strong>probando para garantizar la fiabilidad en el sentido que nos interesa.<br />

V en ello estamos y en ello seguiremos y <strong>con</strong>tinuarán quienes nos precedan,<br />

que ya son muchos.<br />

2.1. CUESTIONARIOS IIA-TF II YIIA-Tp lI<br />

Con estos dos Cuestionario denominados nAII se pretende evaluar la situación<br />

que vive la <strong>familia</strong> o el matrimonio lIantes ll<br />

de iniciar la Terapia que solicitan.<br />

Es una manera de recoger la impresión subjetiva que tiene cada uno de los<br />

miembros del sistema sometido a <strong>con</strong>sulta, para poder tener un punto de partida<br />

sobre el que iniciar el trabajo terapéutico.<br />

581


582 José Antonio Ríos González<br />

2. 1.1. CUESTIONARIO A-TF ("A "ntes de la T. Familiar)<br />

Familia .<br />

Respuestas de: .<br />

Fecha: .<br />

Ref .<br />

Como información <strong>com</strong>plementaria a cuanto han sometido a nuestra <strong>con</strong>sideracion,<br />

desearíamos nos respondiese <strong>con</strong> independencia de los demás miembros de su <strong>familia</strong>,<br />

a las preguntas siguientes, eligiendo una de las posibilidades que se le ofrecen en cada<br />

cuestión:<br />

A.1. <strong>La</strong> situación <strong>familia</strong>r actual es:<br />

a. Buena<br />

b. Existen problemas<br />

c. Es francamente mala<br />

d. Es muy mala<br />

A.2. El problema que <strong>con</strong>sultamos se centra en:<br />

a. Los padres<br />

b. Afecta a todos<br />

c. Afecta a un hijo (indique su nombre: )<br />

d. Afecta a una hija (idem:)<br />

e. Afecta al padre<br />

f. Afecta a la madre<br />

A.3. Lo que yo espero de "Stirpe" es:<br />

a. Que nos ayuden a solucionar la situación<br />

b. Que nos solucionen todo en "Stirpe"<br />

c. No espero nada<br />

A.4. <strong>La</strong> invitación a que acudamos todos a la terapia:<br />

a. Me ha parecido la mejor forma de abordar la situación<br />

b. Me sosprende agradablemente<br />

c. Me produce curiosidad<br />

d. <strong>La</strong> acepto sin plantearme ningún problema<br />

e. Me deja indiferente<br />

f. Me sorprende negativamente y la rechazo<br />

A.S. Antes de venir a "Stirpe", pienso que la raíz de nuestros problemas está:<br />

a. En toda la <strong>familia</strong><br />

b. En una parte de la fam i1ia<br />

c. Sólo quien aparece <strong>com</strong>o IIpaciente ll<br />

d. Fuera de todos nosotros<br />

e. En: .<br />

A.6. Si quiere añadir algo sobre la situación <strong>familia</strong>r que van a <strong>con</strong>sultar, puede<br />

hacerlo a <strong>con</strong>tinuación:<br />

Firma:


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

2.1.2. CUESTIONARIO "A-TP" ("A "ntes de la Terapia de Pareja)<br />

Matrimonio: .<br />

Respuestas de .<br />

Fecha: .<br />

Ref.: .<br />

Como <strong>com</strong>plemento a cuanto someten a nuestra <strong>con</strong>sulta, deseamos nos responda<br />

personalmente a las cuestiones siguientes, eligiendo una de las alternativas que se<br />

ofrecen para cada pregunta:<br />

A.1. <strong>La</strong> situación matrimonial actual es<br />

a. Buena<br />

b. Existen problemas<br />

c. Es francamente mala<br />

d. Muy mala<br />

A.2. El problema que <strong>con</strong>sultamos se centra en:<br />

a. nosotros <strong>com</strong>o pareja<br />

b. toda la <strong>familia</strong><br />

c. en mi cónyuge<br />

d. mí<br />

e. mi <strong>familia</strong> de origen<br />

f. la <strong>familia</strong> de origen de mi cónyuge<br />

A.3. Lo que yo espero de IIStirpe ll<br />

es:<br />

a. Que nos ayuden a solucionar la situación<br />

b. Que nos solucionen todos<br />

c. No espero nada<br />

A.4. <strong>La</strong> invitación a que acudamos los dos juntos a la <strong>con</strong>sulta y la terapia<br />

a. Me ha parecido la mejor forma de abordar la situación.<br />

b. Me sorprende agradablemente<br />

c. Me produce curiosidad<br />

d. <strong>La</strong> acepto sin plantearme ningún problema<br />

e. Me deja indiferente<br />

f. Me sorprende negativamente y la rechazo<br />

A.5. Antes de venir a IIStirpe ll<br />

, pienso que la raíz de nuestros problemas está:<br />

a. En nosotros <strong>com</strong>o pareja<br />

b. En mi cónyuge<br />

c. En mí<br />

d. Sólo en quien aparece <strong>com</strong>o IIpaciente ll<br />

e. Fuera de nosotros<br />

f. En .<br />

A.B. Si quiere añadir algo sobre la situación matrimonial, puede hacerlo a<br />

<strong>con</strong>tinuación.<br />

Firma:<br />

583


584 José Antonio Ríos González<br />

2.2. CUESTIONARIOS S-TF YS-TP<br />

Hemos <strong>con</strong>feccionado estos dos Cuestionarios para evaluar la "actitud sistémica" que<br />

tiene cada miembro del sistema ante la <strong>con</strong>sulta que formulan. Al <strong>con</strong>testar cada uno por<br />

su cuenta podemos tener una información preciosa de cara a determinar quiénes van a<br />

estar más inclinados a colaborar <strong>con</strong> los terapeutas y quienes van a ponertodo su empeño<br />

en enfocar todo el problema <strong>com</strong>o el resultado lineal de <strong>con</strong>flictos o mecanimos intrapsíquicos<br />

del que aparece <strong>com</strong>o "paciente".<br />

2.2.1. CUESTIONARIO S-TF<br />

Familia .<br />

Respuestas de: .<br />

Ref.: .<br />

Agradeceremos que antes de ser recibidos en nuestra <strong>con</strong>sulta, nos responda, sin ponerse<br />

de acuerdo <strong>con</strong> los demás, las cuestiones siguientes:<br />

(Responda SI o NO a cada una de las preguntas)<br />

S.1. Pienso que la situación que vamos a <strong>con</strong>sultar es sólo de .<br />

y solamente hay que actuar sobre él/ella: .<br />

S.2. Pienso que la situación tiene algo que ver <strong>con</strong> toda nuestra <strong>familia</strong>: ....<br />

S.3. Pienso que la situación tiene algo que ver <strong>con</strong> la escuela/colegio/trabajo<br />

y hay que intervenir también en ese plano: .<br />

S.4. Pienso que todo lo que nos preocupa es del ambiente <strong>familia</strong>r y hay<br />

que actuar sobre todos por igual: .<br />

S.S. Pienso que todo es de tipo escolar/laboral y hay que actuar sobre la<br />

escuela/colegio/trabajo: .<br />

Firma


2.2.2. CUESTIONARIO S-TP<br />

Matrimonio: .<br />

Respuestas de: .<br />

Fecha: .<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

Ret.: .<br />

Agradeceremos que antes de ser recibidos en <strong>con</strong>sulta, cada uno de Vdes. responda,<br />

separadamente, a las siguientes cuestiones:<br />

(Responda SI o NO a <strong>con</strong>tinuación de cada pregunta)<br />

S.1. Pienso que la situación que vamos a <strong>con</strong>sultar es sólo de mi cónyuge<br />

y solamente hay que actuar sobre él/ella:<br />

S.2. Pienso que la situación tiene algo que ver <strong>con</strong> nuestro matrimonio: .....<br />

S.3. Pienso que la situación tiene algo que ver <strong>con</strong> agentes externos a<br />

nosotros y hay que actuar sobre ellos: .<br />

S.4. Pienso que todo es de nuesdtro matrimonio y hay que actuar en ese<br />

plano: .<br />

S.S. Pienso que todo es ajeno a nosotros y es ahí donde hay que<br />

actuar: (Señale dónde hay que actuar: ( ).<br />

Firma:<br />

2.3. F.E.S. ESCALA DE CLIMA SOCIAL EN LA FAMILIA. (Moss y Moss, 1984)<br />

El Manual editado por TEA (1984) la presenta <strong>com</strong>o el instrumento adecuado para<br />

lIapreciar las características socio-ambientales de todo tipo de <strong>familia</strong> ll<br />

ya que lIevalúa y<br />

describe las relaciones interpersonales entre los miembros de la <strong>familia</strong>, los aspectos de<br />

desarrollo que tienen mayor importancia en ella y su estructura básica ll<br />

•<br />

<strong>La</strong> escala <strong>con</strong>sta de 90 elementos agrupados en 10 subescalas que definen las tres<br />

dimensiones indicadas.<br />

1. <strong>La</strong>s relaciones evalúan el grado de <strong>com</strong>unicación y libre expresión dentro de la <strong>familia</strong><br />

y el grado de interacción <strong>con</strong>flictiva que la caracteriza. Comprende las subescalas de<br />

Cohesión (CO), Expresividad (EX) y Conflicto (CT).<br />

2. El desarrollo evalúa la importancia que tienen dentro de la <strong>familia</strong> ciertos procesos de<br />

desarrollo personal que pueden ser fomentados, o no, por la vida en <strong>com</strong>ún. Comprende<br />

las subescalas de Autonomía (AU), Actuación (AC), Intelectual-Cultural (IC), Social­<br />

Recreativo (SR) y Moralidad-Religiosidad (MR)<br />

3. <strong>La</strong> estabilidad nos da la información necesaria acerca de la estructura y organización<br />

de la <strong>familia</strong>, así <strong>com</strong>o el grado de <strong>con</strong>trol que se ejerce en la <strong>familia</strong>. <strong>La</strong>s subescalas que<br />

la integran son las de Organización (OR) y Control (CN)<br />

El perfil que nos da esta Escala proporciona una visión bastante exacta de los puntos en<br />

los que el terapeuta ha de centrar su trabajo para incrementar algunos aspectos y para<br />

reducir otros, todo ello en función de la situación de cada subescala dentro de una<br />

distribución de puntuaciones en torno a las puntuaciones medias según los baremos que<br />

TEA ha establecido para la población española.<br />

585


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

2.5.1. CUESTIONARIO SF-82-Parejas. (Ríos-Stirpe, 1982)<br />

Consta de 11 items que recogen la información necesaria para evaluar los siguientes<br />

aspectos:<br />

1. Unión ante las decisiones<br />

2. Areas percibidas <strong>com</strong>o <strong>con</strong>flictivas<br />

3. Tipo de <strong>com</strong>unicación marital<br />

4. Nivel de la <strong>com</strong>unicación en la pareja<br />

5. Tipología de pareja<br />

6. Sexualidad: iniciativa, motivación, nivel de satisfacción y afectividad<br />

7. Afectividad<br />

8. Poder y áreas de poder de cada cónyuge<br />

2.5.2. CUESTIONARIO SF-82 (Autoevaluación personal). (Ríos-Stirpe, 1982)<br />

Mediante 40 frases a las que el sujeto deberá responder si se ve reflejado en ellas (p.ej.:<br />

lime <strong>con</strong>sidero una persona feliz ll<br />

, IIvivo mejor que la media que me rodea ll<br />

, lino he tenido<br />

muchos problemas en mi vida ll<br />

) o <strong>com</strong>pletando algunas abiertas (IImis principales dificultades<br />

en la vida han estado centradas en los siguientes temas (señalar 3 por orden<br />

prioritario)lI, IImi enfermedad crónica/frecuente es....·, lIactualmente me están tratando por<br />

enfermedad (señalar cual)", se obtiene un perfil de cómo se percibe la persona. Su<br />

descripción y posible interpretación, da algunas pistas para destacar áreas en las que<br />

será <strong>con</strong>veniente incidir durante la terapia. Lo más importante es poder llegar a relacionar<br />

esta percepción <strong>con</strong> lo que se obtiene sobre el <strong>con</strong>texto <strong>con</strong>figurador de la personalidad<br />

tal y <strong>com</strong>o se aprecia a través de lo que haya respondido al Cuestionario SF-82 general,<br />

cuando se haga Terapia Familiar y al Cuestionario SF-82-Pareja cuando se inicie una<br />

Terapia de Pareja.<br />

***<br />

587


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CAPITULO VIII<br />

ORIENTACION y TERAPIA FAMILIAR<br />

DE LA DINAMICA FAMILIAR<br />

"Se tiene una teoría <strong>com</strong>o se tiene una mujer: por<br />

amor, por capricho o <strong>con</strong>veniencia. Por eso hay<br />

que procurar elegir y, además, tener suerte"<br />

(J. Bergamín)<br />

A lo largo de los capítulos anteriores, según iban apareciendo las oportunidades<br />

más aptas, he dado bastantes pinceladas que permiten formarse una idea<br />

del modelo terapéutico que he adoptado en mi trabajo. A través de ello se ha<br />

pretendido dar una idea de lo que es y en qué <strong>con</strong>siste y cómo se hace la Terapia<br />

Familiar. Paralelamente se ha intentado decir lo que puede ser una verdadera<br />

Orientación Familiar. Ambas cosas suponen, por evidentes, haber elegido una<br />

teoría y caminar bajo su sombra. Lo que hay que añadir además, es que, al<br />

menos hasta ahora, parece que tal elección IIda suerte ll<br />

, se obtienen resultados,<br />

se cambian cosas. <strong>La</strong>s razones de amor, capricho o <strong>con</strong>veniencia para tal<br />

elección también existen, y, aunque algo se dice en otro lugar, sería largo dar<br />

una explicación definitiva. Pero existen.<br />

Llegado este momento parece <strong>con</strong>veniente sistematizar en un capítulo cuanto<br />

puede haber quedado disperso en los anteriores, ya que así podrá tenerse una<br />

visión más estructurada de cuanto parece que encaja en el <strong>con</strong>ocimiento de la<br />

Terapia Familiar.


590 José Antonio Ríos González<br />

Tal <strong>con</strong>tenido se expone en los siguientes puntos:<br />

1. Una teoría de base para la T.F.<br />

2. El proceso de T.F.<br />

3. El <strong>con</strong>trato en T.F.<br />

4. Intervenciones y estrategias en T.F.<br />

5. EI"sabotaje" a la T.F.<br />

6. <strong>La</strong> coterapia en la T.F.<br />

7. Un tema abierto: la I'curación" o nmejoría n en T.F. y los instrumentos de<br />

evaluación del proceso.<br />

1. Una teoría de base para la T.f.<br />

<strong>La</strong> Terapia Familiar no es, frente a lo que algunos pueden pensar, un juego<br />

superficial, sino que corresponde a lo exigido y reforzado por un respaldo teórico<br />

elaborado a lo largo de muchos años por los hoy <strong>con</strong>siderados pioneros de su<br />

técnica (JACKSON, BATESON, WATZLAWICK, WEAKLAND, HALEY, MINU­<br />

CHIN, SLUZKI, SATIR, SELVINI-PALAZZOLI, sin olvidar las aportaciones básicas<br />

de MILTON H. ERICKSON) y sobre cuyos planteamientos pueden<br />

establecerse algunos criterios que pueden resumirse en los siguientes puntos:<br />

a) El enfoque adoptado aquí es el derivado del hecho de que el proceso de<br />

maduración personal que respalda la <strong>familia</strong> se asienta en el modo de<br />

plantear y desarrollar las relaciones que vinculan a los distintos miembros<br />

del S.F.<br />

b) Tales relaciones <strong>con</strong>figuran, aun admitiendo la diversidad y diferenciación<br />

debida a raíces personales -lila raíz del <strong>con</strong>flicto está dentro del sujeto",<br />

en tal enfoque- un estilo propio de relacionarse <strong>con</strong> el ambiente, lo que<br />

hace plantearse un nuevo modo de afrontar el <strong>con</strong>flicto: cambiar la<br />

estructura del sistema relacional que une a este sujeto <strong>con</strong> los demás<br />

miembros del sistema en que se desarrolla y crece.<br />

c) Tal planteamiento se centra en las teorías sistémicas que niegan validez<br />

a cualquier intento de explicación de un fenómeno <strong>com</strong>o algo aislado.<br />

d) Esto obliga a modificar el modo clásico de observar y tratar un <strong>con</strong>flicto<br />

en la dinámica de las relaciones <strong>familia</strong>res. No vale ya aislarlo de su<br />

<strong>con</strong>texto, sino que obliga a observar el mismo problema <strong>com</strong>o el resultado<br />

de una interacción que tiene lugar en el interior de un sistema determinado.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 591<br />

e) <strong>La</strong> terapia de las relaciones <strong>familia</strong>res - cualquiera que sea el subsistema<br />

en que tiene lugar el <strong>con</strong>flicto- va a centrarse en la acción sobre elllsistema<br />

relacional ll del que forma parte el sujeto señalado <strong>com</strong>o <strong>con</strong>flictivo, difícil<br />

o problemático.<br />

f) Aún más: si en algún caso - y no suele ser raro que suceda así- uno o<br />

más miembros del sistema <strong>familia</strong>r se niegan a colaborar en la terapia,<br />

puede actuarse sobre un solo miembro <strong>con</strong>siderado <strong>com</strong>o un auténtico<br />

subsistema formado por una única unidad (él mismo), induciendo modificaciones<br />

en la estructura del sistema mediante los cambios que se operen<br />

en ese sujeto <strong>con</strong>creto. Hay un eco del cambio del sujeto en el interior del<br />

propio sistema que lo acoge.<br />

g) Consecuentemente a todo esto, no hay que <strong>con</strong>formarse <strong>con</strong> un diagnóstico<br />

individual del miembro designado <strong>com</strong>o IIpaciente ll , sino que se hace<br />

necesario profundizar en lo que se presenta <strong>com</strong>o lenguaje cifrado que<br />

obedece a un código <strong>con</strong> el que se transmite un significado <strong>com</strong>unicacional<br />

en el ámbito de ese sistema relacional <strong>con</strong>creto.<br />

h) Lo que se <strong>con</strong>templa la mayoría de las veces en el planteamiento <strong>familia</strong>r<br />

de un problema es un enfoque que resalta cuanto se vive <strong>com</strong>o anormal<br />

o casi patológico, mientras que tras lo que ellos denominan II<strong>com</strong>portamiento<br />

anormal ll , IItrastornos de <strong>con</strong>ducta ll , IIdificultades de aprendizaje ll ,<br />

IIdificultades de adaptación ll , "<strong>con</strong>ducta irregular ll o sintomatología patológica,<br />

se oculta una <strong>familia</strong> disfuncional o sintomática.<br />

i) No hay, en la mayoría de los casos, una <strong>familia</strong> patológica. En la T.F. hay<br />

que salir del terreno de los encuadres psicopatológicos, y mediante una<br />

verdadera tarea de IIdespsiquiatrización ll y IIdespsicopatologización ll ,<br />

efectuar una nueva descripción de las <strong>con</strong>ductas. Esta descripción,<br />

saliendo de los encadres en función del <strong>con</strong>cepto de enfermedad, ha de<br />

hacerse en términos de relaciones disfuncionales, plagadas de <strong>com</strong>unicaciones<br />

simultáneas en diversos niveles y <strong>con</strong> distintos lenguajes.<br />

j) <strong>La</strong> terapia -<strong>com</strong>o el diagnóstico- debe hacerse en términos de relaciones<br />

que trabajen sobre los cambios a introducir en las reglas <strong>com</strong>unicativas.<br />

Estas reglas bloquean los funcionamientos sanos, porque se refuerzan<br />

para mantener estilos que inciden en la estructuración de <strong>con</strong>ductas<br />

<strong>con</strong>flictivas, al tiempo que se estudian las posibles modificaciones o<br />

cambios que movilicen las posiciones que la misma <strong>familia</strong> defiende <strong>com</strong>o<br />

inamovibles.


592 José Antonio Ríos González<br />

k) <strong>La</strong> terapia, en último término, va a actuar sobre las leyes y reglas que<br />

presiden el juego sistémico de una <strong>familia</strong>, adoptando estrategias que<br />

modifiquen la interacción que dificulta el desarrollo armónico, coherente<br />

y progresivo de sus miembros. De este modo el sistema <strong>familia</strong>r podrá<br />

<strong>con</strong>vertirse en un elemento'dinamizante de maduración personal.<br />

Es evidente que tal enfoque discrepa y se aparta un tanto de los estilos clásicos<br />

de terapia. Históricamente se explica porque la ciencia ha evolucionado desde<br />

posturas eminentemente centradas en el individuo por el peso de la tradición<br />

médica y médico-psiquiátrica que ha volcado todo sobre lIel enfermo ll<br />

<strong>con</strong> el<br />

deseo de en<strong>con</strong>trar la explicación de sus malestares en raíces bioquímicas,<br />

neurológicas o intrapsíquicas. Tampoco resuelve todas las situaciones el método<br />

psicoanalítico que no actúa sobre el <strong>con</strong>texto. Ambos enfoques aportan<br />

instrumentos de gran utilidad, y aun re<strong>con</strong>ociendo su validez, mi inclinación se<br />

polariza por un nuevo modo de otear la realidad del que me <strong>con</strong>sulta.<br />

Para mí es esencial analizar el II<strong>con</strong>texto ll<br />

porque sin él no se <strong>com</strong>prende<br />

totalmente el por qué de un <strong>com</strong>portamiento. Se trata de ver al sujeto no <strong>com</strong>o<br />

un lIenfermo ll<br />

o <strong>com</strong>o un ser aislado sometido a la presión de IItraumas ll<br />

***<br />

insuperables en un momento de su evolución personal. Se trata de verlo <strong>com</strong>o<br />

una pieza, un elemento, un eslabón del sistema en que ha nacido, crece y se<br />

desarrolla.<br />

El problema <strong>con</strong>sultado -y, por ello, abordado en <strong>familia</strong> y <strong>con</strong> toda la <strong>familia</strong><br />

presente <strong>com</strong>o ya se ha dicho- viene <strong>con</strong>siderado <strong>com</strong>o elresultado de un modo<br />

de <strong>com</strong>unicación disfuncional en el interior del sistema. El <strong>com</strong>portamiento, por<br />

tanto, se <strong>con</strong>templa desde la óptica de un lenguaje <strong>con</strong> el que el sujeto que lo<br />

soporta y sufre quiere expresar algo que no acierta a formular <strong>con</strong> el lenguaje<br />

verbal. O algo que no le es permitido en ese <strong>con</strong>texto. Es, pues, un lenguaje<br />

no-verbal, cifrado, codificado.<br />

En la misma linea se postula que la idea que tiene en en cuenta la T.F. es la<br />

de ver a la <strong>familia</strong> <strong>com</strong>o un grupo primario y punto de <strong>con</strong>fluencia de interacciones<br />

en el que es posible un encuentro perfectivo, una <strong>com</strong>unicación profunda<br />

y un <strong>con</strong>tacto siempre progresivo en el que la <strong>con</strong>quista de la madurez y el<br />

enriquecimiento personal y afectivo es algo intentado y querido por todos (RIOS<br />

GONZALEZ 1980a).


Manual de Orientación y Terapia Familiar 593<br />

<strong>La</strong> personalidad se entiende en la T.F. <strong>com</strong>o totalidad que se libera y hace<br />

posible el despliegue de posibilidades latentes y bloqueadas por la presión que<br />

ejercen las relaciones disfuncionales en el interior del S.F.<br />

El apoyo epistemológico viene dado por la Teoría General de Sistemas, ya<br />

que la <strong>familia</strong>, aparte de otras muchas <strong>con</strong>sideraciones que no se discuten aquí,<br />

es un verdadero sistema sometido a características, leyes y <strong>con</strong>secuencias<br />

derivadas de la inter<strong>com</strong>unicación que entablan los miembros de todo sistema<br />

vivo.<br />

El encuadre del trabajo terapéutico es el sistémico y relacional lo que lleva a<br />

la aceptación inicial de que el miembro presentado <strong>com</strong>o enfermo no es tal, sino<br />

que lo enfermo es la relación que une a los miembros, a los subsistemas o al<br />

funcionamiento global del sistema total.<br />

Todo este respaldo teórico es el que fundamenta cuanto sigue y que se refiere<br />

más directamente a los aspectos prácticos derivados del mismo.<br />

2. El proceso de T.f. (1)<br />

Una vez iniciada la T. F. pueden distinguirse diversas fases que permiten poder<br />

seguir <strong>con</strong> cierta sistematización todo lo que va teniendo lugar al <strong>com</strong>pás que<br />

se avanza o mientras aparecen fases mesetarias y situaciones de progreso.<br />

***<br />

No puede olvidarse que el proceso es entendido por cada terapeuta de un<br />

modo particular, acorde tanto <strong>con</strong> sus presupuestos teóricos <strong>com</strong>o <strong>con</strong> la<br />

modalidad y estilo que inevitablemente se imprime en la terapia. Esta es la razon<br />

por la que quien observa a un terapeuta de <strong>familia</strong> verá que hace cosas muy<br />

semejantes a otros, aunque esto no anula la personalidad del mismo para<br />

incorporar en un momento dado algo suyo que no se encuentra en otros<br />

terapeutas. Es, <strong>con</strong> otras palabras, lo que marca un estilo y lo que, en caso de<br />

no ser entendido así, puede originar discusiones acerca de lo que IIdebió<br />

hacerse ll<br />

o IIdebió omitirse ll<br />

en una sesión <strong>con</strong>creta o en un momento preciso<br />

de la misma. Es una discusión inútil. Lo importante es que, cualquiera que sea<br />

el estilo, el terapeuta sepa por qué y para qué hace una determinada intervención<br />

en la sesión. Debe saberlo en cuanto a la razón de por qué hace algo<br />

<strong>con</strong>creto, al tiempo que debe encuadrarlo <strong>con</strong> lo hecho anteriormente y <strong>con</strong> lo<br />

que seguirá dentro del mismo proceso.<br />

(1) Ver pág. 645-650


594 José Antonio Ríos González<br />

Para <strong>con</strong>seguir este encuadre cada terapeuta elegirá un modelo entre los<br />

existentes o, si su experiencia lo permite, estructurará un cuadro de referencias<br />

en el que tenga claro el camino que desea recorrer; <strong>con</strong> cada <strong>familia</strong> irá trazando<br />

un proceso peculiar y según las notas típicas de ellas, pero siempre tendrá un<br />

apoyo donde poder redefinir lo que quiera y donde en<strong>con</strong>trar explicación a<br />

cuanto está haciendo <strong>con</strong> cada <strong>familia</strong>. Por otra parte, tales referencias servirán<br />

para <strong>con</strong>trolar la evolución de la terapia de cada <strong>familia</strong>.<br />

Entre los modelos existentes que dan explicación del proceso terapéutico<br />

quiero destacartres para exponerfinalmente los puntales en que personalmente<br />

apoyo todo proceso terapéutico.<br />

S. MINUCHIN establece un proceso en el cual el objetivo fundamental de sus<br />

intervenciones es el de <strong>con</strong>seguir una "curación" mediante lo que denomina<br />

"reestructuración activa" y cuyos elementos centrales son:<br />

• El terapeuta se alía <strong>con</strong> alguno de los miembros del sistema <strong>familia</strong>r en<br />

<strong>con</strong>tra de otros provocando, <strong>con</strong> alianzas, la crisis de la <strong>familia</strong> para, de<br />

este modo, permitir nuevas experiencias.<br />

• Plantea tareas que <strong>con</strong>funden o equivocan a los miembros de la <strong>familia</strong> y<br />

les obliga a cambiar de modo de pensar.<br />

• Manda a los miembros la realización de tareas que han de desarrollar fuera<br />

de la sesión de terapia.<br />

Todo el proceso se caracteriza por la integración del terapeuta en el sistema<br />

<strong>familia</strong>r que está tratando, formando parte de él y poniéndolo permanentemente<br />

en crisis que obliguen a la búsqueda de nuevas interacciones que desplacen y<br />

eliminen las transacciones disfuncionales y esclerotizantes.<br />

M. SELVINI-PALAZZOLI pone toda la fuerza del proceso terapéutico en la<br />

utilización de las prescripciones paradójicas que <strong>con</strong>vulsionan el funcionamiento<br />

rutinario de la <strong>familia</strong>. En este sentido el terapeuta actúa <strong>com</strong>o guía del grupo<br />

<strong>familia</strong>r, interviniendo de manera muy activa y directa y partiendo de la aprobación<br />

del síntoma que les preocupa (<strong>con</strong>notación positiva), lleva la situación al<br />

límite al no prohibir ni luchar directamente <strong>con</strong>tra el síntoma, sino dando permiso<br />

para que tal síntoma siga vigente. Desde ese momento se hace lo mismo, pero<br />

<strong>con</strong> un sentido distinto, desmintinendo así el carácter de mensaje cifrado que<br />

había adquirido el síntoma. Paradójicamente el sistema <strong>familia</strong>r percibe lo<br />

absurdo del <strong>com</strong>portamiento y moviliza capacidades latentes que son más<br />

sanas, eliminando de este modo el <strong>com</strong>portamiento sintomático.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 595<br />

C.A. WHITAKER adopta la táctica de intervenir para provocar que la <strong>familia</strong><br />

descargue en las sesiones toda la fuerza que desencadena tensiones y <strong>con</strong>flictos,<br />

a<strong>con</strong>sejando a la <strong>familia</strong> que traigan a la sesión todos los problemas que<br />

les afectan. Con ello intenta <strong>con</strong>seguir que la <strong>familia</strong> quede liberada de tales<br />

tensiones, permitiendo de este modo ir profundizando en los <strong>con</strong>flictos de la<br />

<strong>familia</strong>, profundización que se logra mediante la salida a la luz de los problemas.<br />

El final del proceso está en la re<strong>con</strong>ciliación <strong>familia</strong>r.<br />

Personalmente estructuro el proceso terapéutico en torno a los siguientes<br />

puntos:<br />

1. Modificar el sistema de relaciones interpersonales mediante la estimulación<br />

a la <strong>com</strong>unicación verbal, directa y sin códigos, aunque de ello se<br />

sigan crisis momentáneas que cuando se utilizan mensajes de relación<br />

quedan soterradas pero aparecen posteriormente <strong>con</strong> efectos más destructivos<br />

y peligrosos.<br />

2. Estimular la utilización de interacciones positivas mediante el descubrimiento<br />

de los aspectos y rasgos en que el P. D. o cualquier otro miembro<br />

es <strong>com</strong>petente, capaz, valioso, etc. En la sesión estimulo que se interactúe<br />

mediante este tipo de relación, desplazando así los modos negativos,<br />

rechazantes o ignorantes de las capacidades del otro.<br />

3. Enriquecer la red de interacciones <strong>familia</strong>res mediante la creación de<br />

nuevos centros de interés <strong>com</strong>ún y en los que participen activamente<br />

todos los miembros para <strong>con</strong>seguir determinadas metas que se fijan a<br />

través de pactos y acuerdos en el interior de la misma sesión de terapia.<br />

4. Delimitar "generaciones" y "subsistemas" dentro de la <strong>familia</strong>, eliminando<br />

lo que alguien ha descrito <strong>com</strong>o "ensalada mixta de personas" para<br />

<strong>con</strong>seguir que cada subsistema o cada generación (los adultos, los<br />

<strong>hijos</strong>-niños, los <strong>hijos</strong>-<strong>adolescentes</strong>) tengan bien definida su identidad y su<br />

lugar en el <strong>con</strong>texto general de la <strong>familia</strong>.<br />

5. Facilitar la normal evolución somatopsíquica de cada miembro del sistema<br />

<strong>familia</strong>r; esto es particularmente importante para el paciente designado,<br />

habitualmente más castigado y menos definido y potenciado. Esta evolución<br />

normal ha de responder a las exigencias y características del ciclo<br />

vital de cada miembro.<br />

6. Flexibilizar las actitudes educativas y los modelos sistemáticos para<br />

eliminar cuanto <strong>con</strong>stituya una rigidez patógena o disfuncional en relación<br />

a la edad y grado de autonomía que precise cada miembro del sistema.


596 José Antonio Ríos González<br />

7. Reestructurar la jerarquización sana y equilibrada dentro del S. F., potenciando<br />

una adecuada autoridad <strong>com</strong>partida en el subsistema <strong>con</strong>yugal<br />

para evitar fisuras por las que se escapa el hijo aprovechando la falta de<br />

unidad de criterios respecto a lo que <strong>con</strong>viene hacer en el funcionamiento<br />

de la <strong>familia</strong>.<br />

8. El punto anterior queda ampliado en la <strong>con</strong>quista de un estilo educativo<br />

a ejercer <strong>com</strong>o padres (subsistema parental) y en el que queden equilibradamente<br />

integrad.os los aspectos relacionados <strong>con</strong> las actitudes educativas,<br />

la autoridad y el ejercicio de la disciplina.<br />

9. Ofrecer modelos maduradores de disciplina que no destruyan la interacción<br />

maduradora al tiempo que ofrecen un esquema de valores y referencias<br />

que faciliten la toma de decisiones personales de modo autónomo<br />

frente a la heteronomía típica de niveles infantiles.<br />

10. Poner a cada miembro en su lugar adecuado <strong>con</strong>forme a las exigencias<br />

de su momento evolutivo, su pertenencia a un subsistema y <strong>com</strong>o<br />

integrante de una determinada generación. Con ello se perfilará el camino<br />

que haga posible la cohesión interna personal, la estabilidad emocional<br />

y el progreso evolutivo individual dentro del sistema <strong>familia</strong>r.<br />

Con todo ello se pretende que la <strong>familia</strong> sea vista <strong>com</strong>o una unidad de<br />

tratamiento en la que se <strong>con</strong>siga la solución de las dificultades que encuentra<br />

un miembro de cara a su maduración.<br />

Todo el proceso admite la distinción de fases que en cada autor toman una<br />

forma diferente. En cualquier caso, parece que el ritmo de la terapia es el único<br />

criterio válido para poder indicar en cada caso lo que <strong>con</strong>venga ir realizando<br />

para <strong>con</strong>seguir una mayor eficacia terapéutica.<br />

***<br />

Por ello no parece fácil reducir a categorías los pasos a dar. El trabajo<br />

demuestra cómo <strong>con</strong> cada <strong>familia</strong> hay que ir marcando sesión a sesión II10s<br />

pasos a dar ll<br />

, todo ello a la luz de lo que se va logrando, las resistencias que se<br />

encuentran y lo que parece más apto para seguir estimulando fuerzas positivas<br />

y <strong>con</strong>trolando aquéllas que aparezcan <strong>com</strong>o negativas. Estos elementos son<br />

los que facilitan ir replanteando <strong>con</strong>tinuamente cuáles son los puntos focales<br />

en los que apoyarse, los resortes que aparecen más sutiles en cada terapia y,<br />

desde ahí, los objetivos inmediatos que regulen la acción del terapeuta.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 597<br />

Por la importancia práctica que encierra para no perder el norte del rumbo<br />

terapéutico, parece <strong>con</strong>veniente destacar que el terapeuta ha de estar preguntándose<br />

a lo largo de todo el proceso 11 ¿qué relación hay entre lo que está<br />

pasando al P. D. Ylo que es esta <strong>familia</strong> en que ha nacido y vive ll<br />

? Sólo así podrá<br />

mantenerse el <strong>con</strong>texto sistémico, aun en aquellos momentos en que, por<br />

estrategia momentánea, se trabaje <strong>con</strong> el P.D. o <strong>con</strong> alguna parte del S.F. total.<br />

De lo <strong>con</strong>trario se utilizará un esquema lineal que no tiene nada que ver <strong>con</strong> lo<br />

que es la esencia de la T.F.<br />

Otro punto importante en este mismo sentido es el que viene estructurado por<br />

el ritmo y numero de sesiones de T. F. que se realizan <strong>con</strong> cada <strong>familia</strong>. <strong>La</strong> <strong>familia</strong><br />

pregunta cuánto va a durar la terapia que se inicia. O, si no lo pregunta, se lo<br />

plantea en su interior. Y, de algun modo, hay que dar una respuesta que pueda<br />

ir desde una indicación más o menos evasiva hasta una transmisión que haga<br />

captar la importancia de su colaboración para la rapidez y eficacia del tratamiento.<br />

No faltan quienes marcan un numero <strong>con</strong>creto de sesiones (SELVINI-PA­<br />

LAZZOLI y su equipo, 1982) al final de las cuales se replantea una serie de<br />

sesiones o se <strong>con</strong>cluye el tratamiento. Tal criterio, apoyado en una larga y<br />

<strong>con</strong>trolada experiencia, se <strong>con</strong>creta en 10 sesiones y así es mantenido por<br />

cuantos siguen la directriz del grupo de Milán representado por MARA SELVI NI.<br />

Otros terapeutas plantean sesiones durante un largo periodo de tiempo (WHI­<br />

TAKER y colaboradores).<br />

Mi postura personal se centra en indicar a las <strong>familia</strong>s la realización de un<br />

numero corto de sesiones aunque distribuido a lo largo de un periodo no<br />

intensivo que viene ocupando el equivalente a un curso escolar que da cabida<br />

a un numero de sesiones cer<strong>cano</strong> a las 10 ó 12. No fijo tal numero al <strong>com</strong>enzar<br />

la terapia aunque sí hago ver a la <strong>familia</strong> el encuadre general, destacando que<br />

llegar al final es lo importante, aunque tal llegada dependa del ritmo que seamos<br />

capaces de coger, los obtáculos que en<strong>con</strong>tremos, las paradas que hagamos<br />

y los acelerones que sepamos aguantar. Uso la imagen de que mi respuesta a<br />

su pregunta es equivalente a lo que <strong>con</strong>testaría si me preguntasen cuánto vamos<br />

a tardar en ir desde Madrid a Burgos: todo depende de cómo esté la circulación<br />

(interacciones, transacciones, mensajes, <strong>com</strong>unicaciones), el tráfico en dirección<br />

<strong>con</strong>traria (resistencias, descalificaciones, mensajes no captados, ausencia<br />

de algun miembro a las sesiones), el cansancio (de la <strong>familia</strong>, del P.D., de los<br />

terapeutas), sin olvidar la capacidad de soportar equipajes (prescripciones,<br />

tareas, cambios a introducir, nuevos modelos a incorporar, interacciones a<br />

modificar, <strong>com</strong>unicaciones a poner en práctica).


598 José Antonio Ríos González<br />

El ritmo, sin embargo, ayuda a que el número de sesiones resulte eficiente<br />

porque no parece <strong>con</strong>veniente, al menos en mi experiencia, marcar un ritmo<br />

fuerte (semanal, por ejemplo) cuando la <strong>familia</strong> no es capaz de poner en juego<br />

las nuevas modalidades de relación tal y <strong>com</strong>o se transmiten en las tareas a<br />

realizar, las prescripciones a ejecutar o los descubrimientos de nuevos modos<br />

de estructurar la vida <strong>familia</strong>r. Para no quedar en una excesiva vaguedad puedo<br />

decir que el ritmo habitual en las terapias que realizamos en IIStirpe ll<br />

suele<br />

adoptar una cadencia que suele ir de una frecuencia quincenal en las 3 primeras<br />

sesiones, pasando a unas tres semanas de intervalo en las 3/4 siguientes y<br />

mensual en el resto de sesiones hasta finalizar la terapia.<br />

Debo advertir que hacia la cuarta sesión no tengo ningún in<strong>con</strong>veniente en<br />

invitar a la <strong>familia</strong> a que ella misma marque el ritmo que desea establecer.<br />

Algunas veces esta invitación la hago al propio P.D., lo que suele servir para<br />

acoplarme mucho más al ritmo de los interesados y transmitirles el deseo que<br />

tengo de devolverles la capacidad terapéutica. Es evidente que aquí no se<br />

mantiene ningún pensamiento omnipotente acerca de la capacidad de los<br />

terapeutas, sino que se va a una dimensión nueva en la que el P.D., o el S.F.<br />

interviene <strong>con</strong> un papel activo cuajado de capacidad decisoria.<br />

En los casos en que el ritmo pueda presentarse <strong>com</strong>o lento, alrededor de la<br />

4 1 sesión (que viene a suponer 2 meses de tratamiento aproximadamente) se<br />

hace ver a la <strong>familia</strong> que se ha llegado a un punto en el que suele haberse<br />

recorrido la mitad del tratamiento de tipo medio. Esta reflexión parece desencadenar<br />

mecanismos de reactivación de procesos que se mantenían <strong>con</strong> cierta<br />

pasividad. Es un buen momento para hacer ver que el proceso terapéutico<br />

debiera haber atravesado su propio Ecuadory que quedan tantas sesiones (aquí<br />

suelo fijar un número <strong>con</strong>creto) para que lleguemos al final. Puedo añadir que<br />

cuando a estas alturas se ha avanzado poco, se corre el riesgo de hacer más<br />

largo el proceso de tratamiento. El criterio de avance está en relación <strong>con</strong> la<br />

aparición o no de cambios en el funcionamiento del sistema <strong>familia</strong>r. Pero de<br />

esto se hablará <strong>con</strong> más detalle en el punto 7 de este capítulo.<br />

3. El <strong>con</strong>trato en T.f. (1)<br />

Partiendo de la idea de <strong>con</strong>siderar al Contrato Terapéutico (C.T.) <strong>com</strong>o un<br />

instrumento para establecer un cuadro de referencias en que plantear la relación<br />

<strong>familia</strong>-terapeuta, parece inevitable que en él quede definido un objetivo <strong>com</strong>ún<br />

para los miembros del S.F. y los terapeutas.<br />

(1) Ver págs. 627-634


Manual de Orientación y Terapia Familiar 599<br />

Sin <strong>con</strong>trato -aunque sea mínimamente elaborado- no parece posible establecer<br />

unos vínculos que faciliten la estructuración de nuevas redes de <strong>com</strong>unicación<br />

<strong>con</strong> la posibilidad de plantear e introducir cambios en la interacción <strong>familia</strong>r.<br />

El <strong>con</strong>trato debe esbozarse en el primer <strong>con</strong>tacto directo <strong>con</strong> la <strong>familia</strong>; si<br />

alguna vez no queda suficientemente establecido, las sesiones posteriores<br />

pueden tomar una forma no siempre <strong>con</strong>trolable por los terapeutas o, incluso,<br />

caer en una atonía terapéutica que inutiliza las esfuerzos de la <strong>familia</strong> y de<br />

quienes llevan la terapia.<br />

Un <strong>con</strong>trato mínimo -y así lo indico en el Modelo P.E. F.- debe tener definidos<br />

los siguientes puntos:<br />

a) Características de las sesiones en cuanto que serán vistos todos los<br />

miembros de la <strong>familia</strong> <strong>con</strong> las distintas modalidades de agrupación de<br />

los miembros según <strong>con</strong>veniencias a la vista de la evolución del proceso.<br />

En este sentido las posibilidades pueden ser: todos -subsistema <strong>con</strong>yugal/parental-<br />

subsistema fraternal <strong>con</strong> P.D. - sólo P.O.- sólo subsistema<br />

fraternal - P.D. Y padres - algún miembro <strong>con</strong> algún miembro <strong>con</strong> poder<br />

en S.F. - P.D. <strong>con</strong> algún miembro <strong>con</strong> poder en S.F.<br />

En cualquiera de estas alternativas debe definirse claramente que ninguna<br />

de ellas invalida el deseo permanente de trabajar a nivel sistémico, así<br />

<strong>com</strong>o es <strong>con</strong>veniente definir si la información que se reciba en las<br />

sesiones <strong>con</strong> un sector del S.F. puede o no utilizarse de cara al resto de<br />

la <strong>familia</strong>.<br />

b) Ritmo y frecuencia de las sesiones de T.F. acorde <strong>con</strong> las indicaciones<br />

que se han dado ya en otro lugar.<br />

c) Planteamiento e<strong>con</strong>ómico de la T.F. a fin de no dejar <strong>con</strong>fuso el tipo de<br />

relación que se establece. Este punto es el que permite transmitir que la<br />

intervención es estrictamente profesional, sin que ello impida el poder<br />

negociar las <strong>con</strong>diciones a la luz de la situación real de cada <strong>familia</strong>.<br />

d) Otros aspectos inherentes a la metodología de la terapia, tales <strong>com</strong>o que<br />

serán atendidos por dos terapeutas auxiliados por los miembros del<br />

equipo que <strong>con</strong>templa la sesión tras el espejo unidireccional, que éstos<br />

pueden intervenir en la sesión a través del teléfono interno, que las<br />

sesiones serán grabadas en magnetofón o video para un mejor seguimiento<br />

de la <strong>familia</strong> y <strong>con</strong> fines didácticos y no <strong>com</strong>erciales, así <strong>com</strong>o que<br />

la sesión puede interrumpirse en un momento dado si los terapeutas<br />

necesitan cambiar impresiones <strong>con</strong> los que siguen la sesión detrás del<br />

espejo. Algunos equipos de T.F. interrumpen sistemáticamente la sesión


600 José Antonio Ríos González<br />

cuando faltan diez ó quince minutos para discutir <strong>con</strong>juntamente las<br />

prescripciones a dar.<br />

Dentro de este grupo de pautas o <strong>con</strong>diciones me parece importante<br />

añadir que algunas <strong>familia</strong>s necesitan que se les haga la advertencia<br />

-<strong>com</strong>o parte del C.T.- de que no se recibirá ninguna información paralela<br />

fuera del <strong>con</strong>texto de la sesión, ya sea llamando por teléfono o buscando<br />

una ocasión fuera de la sesión <strong>con</strong>junta. Si alguna vez sucediera así han<br />

de saber que todo lo que llegue a los terapeutas fuera de la sesión se<br />

hará objeto de discusión dentro de la primera que se celebre.<br />

En el C.T. hay que distinguir, por otra parte, lo que pide la <strong>familia</strong> y lo que,<br />

frente a tal <strong>con</strong>cepto, puede ofrecer el terapeuta.<br />

<strong>La</strong> experiencia demuestra que cuando la <strong>familia</strong> acepta el esquema metodológico<br />

de acudir a una T.F. viene movida internamente por varias demandas y<br />

necesidades:<br />

***<br />

1. Una solución rápida y eficaz <strong>con</strong> el menor esfuerzo de todos y el menor<br />

tiempo posible.<br />

2. Una intervención terapéutica para la que están dispuestos a proporcionar<br />

datos que se centran en la información sobre el P. D. Yno tanto sobre otros<br />

miembros e interacciones del S.F.<br />

3. Una disponibilidad circunscrita a facilitar un cambio modelo Cambio-1,<br />

dado que ignoran que la postura que adoptamos en T.F. es una <strong>con</strong>tinua<br />

referencia a la movilización de mecanismos que hagan posible el planteamiento<br />

del cambio en la línea del Cambio-2.<br />

4. Que se actúe -y que se profundice, dicen- sobre el P.D. Esta idea, aún<br />

cuando se haya iniciado un proceso terapéutico y se encuentren en<br />

camino de una evolución positiva desde el punto de vista terapéutico,<br />

suele ser recurrente siempre que aparecen momentos de crisis, paralizaciones<br />

en la terapia, nuevos problemas, resistencias al cambio o cualquier<br />

otro tipo de situación que desencadena la amenaza de que se puede<br />

empeorar o retroceder. Igualmente se refuerza este deseo cuando es otro<br />

el que empieza a lIempeorarll, fenómeno que sabemos muy bien actúa<br />

sobre las <strong>familia</strong>s disfuncionales y en la medida en que el P.D. empieza<br />

a liberarse de interacciones inadecuadas. <strong>La</strong> estabilidad homeostática<br />

amenazada inclina a volver a P. D. <strong>com</strong>o único responsable de sus propios<br />

males.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 601<br />

5. Los objetivos que la <strong>familia</strong> desea hacer objeto de C.T. son: curar al P.D.,<br />

aliviar la tensión o estrés actuales, recibir pautas y hasta I/recetasl/<br />

<strong>con</strong>cretas para obrar rectamente en la educación, potenciación o ayuda<br />

al miembro señalado <strong>com</strong>o paciente.<br />

6. Difícilmente se plantean que l/junto al/ o l/frente al/ cuanto han hecho <strong>con</strong><br />

mayor o menor éxito, hay otras alternativas para cuyo descubrimiento y<br />

puesta en práctica han de estimular su creatividad, originalidad y hasta<br />

cierta capacidad de desafiar moldes, mitos, rituales, etc. Todo ello <strong>con</strong>stituye<br />

caminos para recuperar algunos niveles de la propia capacidad<br />

terapéutica oculta o bloqueada.<br />

<strong>La</strong> idea del C.T. por parte de la <strong>familia</strong> está muy limitada. Sobre la base mínima<br />

ya apuntada hay que ir <strong>con</strong>siguiendo una apertura que permita desfocalizar el<br />

problema-eje centrado exclusivamente en el P.D. para pasar al S.F.<br />

<strong>La</strong> no delimitación de este modo de platear la terapia lleva a la posturaadptada<br />

por algunos psicólogos que dicen hacer terapia <strong>familia</strong>r cuando, en realidad lo<br />

único que hacen es trabajar <strong>con</strong> la <strong>familia</strong> sin abandonar intervenciones y<br />

estrategias que sólo tiene en cuenta al paciente. Lo que hacen es trabajar <strong>con</strong><br />

el paciente, aunque en presencia de los otros <strong>familia</strong>res. Esto no es hacerterapia<br />

<strong>familia</strong>r porque no se moviliza nada relativo al sistema <strong>familia</strong>r. Y el C.T. debe<br />

evitar este error desde el <strong>com</strong>ienzo.<br />

Lo que ofrece el terapeuta de la <strong>familia</strong> y ha de quedar esbozado en el C.T.<br />

es algo que puede resumirse así:<br />

***<br />

1. Ofrecer un proceso de recodificación de mensajes e interacciones en el<br />

interior del sistema <strong>familia</strong>r.<br />

2. Ofrecer un camino de búsqueda y descubrimiento de soluciones no<br />

rápidas, sino caminos nuevos sobre los que pueda discurrir una nueva<br />

relación sistémica de <strong>familia</strong>.<br />

3. Una nueva perspectiva mediante el esfuerzo dirigido a provocar cambios,<br />

aunque aparezca <strong>com</strong>o más lenta la solución del <strong>con</strong>flicto-eje o la<br />

desaparición del síntoma.<br />

4. Incitar a todos a actuar para descubrir dónde <strong>con</strong>viene introducir cambios<br />

que favorezcan la maduración del P.D. y del sistema entero.<br />

5. No aceptar la definición dada sobre el P.D. <strong>com</strong>o enfermo y negar la<br />

intervención terapéutica en términos psicopatológicos, sino hacer ver que<br />

ira en otra dirección y nivel.


602 José Antonio Ríos González<br />

Desde aquí los terapeutas tienen que trabajar para que la <strong>familia</strong> capte que el<br />

<strong>con</strong>texto terapéutico que encuadra el C.T. tiene un trasfondo inevitable que<br />

puede exteriorizarse en lo siguiente:<br />

• Que deseamos <strong>com</strong>prometer a todos los miembros del S.F. en la tarea<br />

terapéutica que se inicia, planteando si ante la resistencia de uno o más<br />

miembros debemos negarnos a la terapia o establecer las coordenadas<br />

en que actuaremos en tales casos.<br />

• Que es deseable que elllenviante ll (tutor, profesor, médico, etc.) participe<br />

en la terapia, planteando ahí el interrogante de si en algunos casos<br />

debemos negarnos a recibir y tratar a la <strong>familia</strong> sin la presencia de tal<br />

miembro <strong>con</strong> poder sobre el S.F.<br />

• Que en algunas situaciones es <strong>con</strong>veniente que participe un miembro<br />

<strong>familia</strong>r ausente, buscando la fórmula para que esto pueda realizarse en<br />

un momento <strong>con</strong>creto.<br />

• Hacer patente que nuestro enfoque y técnica se basan en la búsqueda de<br />

una actitud que haga posible <strong>com</strong>prender que el cambio/mejoria/curación<br />

del P.D. sólo vendrá cuando el S.F. <strong>com</strong>o tal haya cambiado aquellas<br />

cosas que aparecen <strong>com</strong>o disfuncionales.<br />

Límites del <strong>con</strong>trato<br />

Los límites del C.T. pueden establecerse desde tres dimensiones: a) desde el<br />

terapeuta; b) desde el enfoque sistémico; c) atendiendo al <strong>con</strong>cepto IImejoría/progreso··<br />

en el proceso terapéutico.<br />

a) Desde el terapeuta:<br />

1. Delimitando el sector o aspecto del IIproblema-base ll sobre el que se va<br />

a actuar y esto de un modo claro. Es el caso de las <strong>familia</strong>s en que o el<br />

P.D. o cualquier otro miembro está siendo atendido por otro especialista<br />

(pedagogo, psiquiatra, terapeuta). Hacer ver que sólo actuará en aquellos<br />

aspectos relacionados <strong>con</strong> el funcionamiento <strong>familia</strong>r, dejando en manos<br />

del otro experto lo que se le ha en<strong>com</strong>endado. A la larga se planteará aquí<br />

la <strong>con</strong>veniencia de una integración de las líneas de tratamiento que<br />

puedan en<strong>con</strong>trar interferencias involuntarias.<br />

2. Delimitar en el C.T. objetivos <strong>con</strong>cretos y parcialmente escalonados,<br />

aunque se vea desde el principio de la T.F. que hay otras muchas cosas<br />

que hacer. Un <strong>con</strong>trato muy amplio en objetivos puede <strong>con</strong>vertirse en un


Manual de Orientación y Terapia Familiar 603<br />

"furor <strong>con</strong>tractual" que apesadumbraría a la <strong>familia</strong> y bloquearía las<br />

necesarias intervenciones por parte del terapeuta.<br />

3. Un límite necesario: fijar un solo objetivo terapéutico que permita dar a la<br />

<strong>familia</strong> el estímulo derivado de la obtención de éxitos o resultados <strong>con</strong>cretos<br />

en un área precisa. Sobre estos éxitos parciales pueden apoyarse<br />

nuevas intervenciones que <strong>con</strong>stituirán nuevas metas a <strong>con</strong>seguir.<br />

4. Este límite en el C.T. parece imprescindible cuando la <strong>familia</strong> se encuentra<br />

en un nivel de angustia que la sitúa en una especie de "pozo" que reclama<br />

un tipo de intervención de "pronto socorro" o "terapia de urgencia". El<br />

límite del terapeuta se establecerá ahí mediante la definición del aspecto<br />

<strong>con</strong>creto a trabajar para sacar a la <strong>familia</strong> de tal fondo angustioso.<br />

5. Es obvio que hay un limite en el terapeuta cuando las características de<br />

la situación sometida a <strong>con</strong>sulta desbordan las posibilidades de actuar<br />

por parte del terapeuta, ya sea por su preparación o por la dificultad<br />

subjetiva de manejar un problema <strong>con</strong>creto. Este es un límite deontológico<br />

sobre el que no es necesario insistir.<br />

b) Desde el enfoque sistémico:<br />

1. Una vez hecha la opción sistémica, el <strong>con</strong>trato debe ceñirse al ámbito de<br />

la intervención en que el punto de actuación sea la interacción y sus<br />

formas.<br />

2. Se plantea el tema de si desborda los límites marcados por el enfoque<br />

sistémico la posiibilidad de armonizar un "<strong>con</strong>trato <strong>familia</strong>r" <strong>con</strong> un posible<br />

o <strong>con</strong>veniente "<strong>con</strong>trato individual" que canalice la actuación sobre un<br />

miembro del sistema. Personalmente me inclino a no hacer esta <strong>com</strong>binación<br />

"<strong>familia</strong>/individuo", a no ser que se mantenga el criterio de <strong>con</strong>siderar<br />

al sujeto <strong>com</strong>o un subsistema y no se pierda el enfoque de trabajar,<br />

a través del individuo, a todo el sistema. Pero, tal vez, este tema necesite<br />

alguna elaboración especial basada en experiencias que no pueden<br />

despreciarse (NAVARRO MAURO, 1983).<br />

3. Marcar una frontera de intervención cuando se da paralelamente a la de<br />

otros expertos. En tales casos parece oportuno <strong>con</strong>cretar muy bien<br />

nuestro ámbito: "Voy a moverme en lo que son las relaciones <strong>familia</strong>res,<br />

en lo que pueda <strong>con</strong>tribuir a una mejora de los estilos de <strong>com</strong>unicación<br />

que tiene ustedes, pero no voy a entrar en ..., por ejemplo lo que está<br />

haciendo el pediatra, el psiquiatra, el educador".


604 José Antonio Ríos González<br />

c) Atendiendo al<strong>con</strong>cepto de "mejoría''/''progreso'' en elproceso terapéutico:<br />

Desde esta perspectiva bastaría indicar que el terapeuta puede marcarse<br />

<strong>com</strong>o límite de su intervención, aquella situación en la que aparezca un cambio<br />

en forma de II mejoría ll que acerca a lo que la <strong>familia</strong> desea obtener <strong>com</strong>o<br />

IIcuraciónll. Seguir trabajando sobre la <strong>familia</strong> a partir de este punto de inflexión,<br />

debe ser algo a ponderar y decidir en función de una nueva formulación del C.T.<br />

Personalmente pienso que siempre que se obtiene un nivel de IImejoría ll hay<br />

que plantear a la <strong>familia</strong> hasta dónde quieren llegar y si desean o no <strong>con</strong>tinuar<br />

en una determinada dirección. Me parece importnate plantearse <strong>con</strong> espíritu<br />

crítico el esquema clásico de decidir nosotros -y, a veces, hasta imponer- que<br />

debe seguirse una terapia. Es un modo sutil de minar las potencialidades de<br />

autorrecuperación de un sistema <strong>familia</strong>r.<br />

Algunos terapeutas adoptan el procedimiento de leer a las <strong>familia</strong>s un texto en<br />

el que se especifican los aspectos que abarca el Contrato. Así A. EGUIREN y<br />

R. PEREIRA (1983) que han estudiado la reacción de las <strong>familia</strong>s ante tal<br />

propuesta. Su <strong>con</strong>trato leído es el siguiente:<br />

***<br />

1) El tratamiento se desarrollará a lo largo de 10 sesiones de aproximadamente<br />

1 hora de duración y cada 3 semanas más o menos. Si Vdes.<br />

aceptan, ésta sería la primera sesión. Al término de cada sesión se les<br />

indicará la fecha de la siguiente.<br />

2) <strong>La</strong>s sesiones tendrán lugar los ...de ...a...horas<br />

3) <strong>La</strong>s sesiones se grabarán en video siempre que podamos disponer de él,<br />

y ocasionalmente se podrá ver un trozo de la grabación de la sesión<br />

anterior.<br />

4) Unos minutos antes de finalizar la sesión, los terapeutas saldremos a<br />

cambiar impresiones, y elaborar las indicaciones pertinentes que se darán<br />

oralmente, o bien por escrito, al finalizar la sesión.<br />

5) Esta es una Terapia de Familia, que atañe al <strong>con</strong>junto de la <strong>familia</strong>, por<br />

lo que es muy importante que estén dispuestos a acudir todos los<br />

miembros de la <strong>familia</strong>. En caso de que algún miembro de la <strong>familia</strong> no<br />

pueda acudir, desearíamos se nos <strong>com</strong>unicase anticipadamente.<br />

6) Todos los <strong>con</strong>tactos <strong>con</strong> la <strong>familia</strong> se mantendrán únicamente en el curso<br />

de las sesiones.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 605<br />

7) Esta va a ser, repetimos una vez más, una Terapia de Familia, por lo que<br />

esperamos que a lo largo de las sesiones hablen de las dificultades de la<br />

<strong>familia</strong>.<br />

Ahora nos gustaría que durante unos minutos discutieran Vdes. este <strong>con</strong>trato<br />

que les proponemos, y nos <strong>com</strong>uniquen después su decisión.<br />

Los mismos terapeutas agrupan estos puntos en 4 bloques, dado que <strong>con</strong> ellos<br />

tratan de transmitir a las <strong>familia</strong>s el fondo de la terapia <strong>familia</strong>r ya que se les<br />

habla del lIencuadrell (puntos 1 y 2) de la técnica a utilizar (puntos 3 y 4), de la<br />

IIcircularidad ll (puntos 5,6 y 7) Y se plantean en un cuarto bloque el análisis de<br />

la toma de decisión.<br />

Observan que la respuesta dada al <strong>con</strong>trato ofrecido es global, sin entrar a<br />

discutir aspectos particulares del mismo, que la decisión que se toma no suele<br />

adoptarse en el espacio de tiempo que se les <strong>con</strong>cede para ello, sino que viene<br />

tomada previamente, aunque en ese momento la actualizan y asumen de un<br />

modo más claro. Destacan la respuesta que dan las <strong>familia</strong>s a la circularidad<br />

(puntos 5, 6 Y 7) Y que les obliga a plantearse abiertamente el funcionamiento<br />

<strong>familia</strong>r y la cuestión de los roles establecidos en el sistema.<br />

<strong>La</strong> redefinición del Contrato Terapéutico<br />

Teniendo en cuenta que el proceso terapéutico es abierto y, por lo mismo,<br />

susceptible de cambios y modificaciones en función de la marcha del mismo,<br />

se plantea la necesidad de tener abierta la redefinición del <strong>con</strong>trato establecido.<br />

En otro lugar he trazado algunas pautas que ayuden a formar un criterio respecto<br />

a este tema (RIOS GONZALEZ, 1983 h)<br />

El C.T. habrá que redefinirlo:<br />

• Cuando avanza la terapia y se palpan progresos en algún sentido. Se trata<br />

de una redefinición para a<strong>com</strong>odar los pasos sucesivos que afectan a<br />

cuestiones cardinales del proceso de terapia.<br />

• Cuando la acción terapéutica encuentra resistencias en aquellos puntos<br />

que se aprecia una ineficacia de las intervenciones tendentes a <strong>con</strong>seguir<br />

determinados objetivos.<br />

• Cuando un determinado problema, definido en unos términos precisos,<br />

queda desbordado, ya sea porque el problema-base del <strong>com</strong>ienzo exige<br />

una ampliación en función de las exigencias de la <strong>familia</strong>.<br />

• Cuando la creatividad de los miembros abre nuevas posibilidades de<br />

intervención.


606 José Antonio Ríos González<br />

• Cuando un "momento terapéutico" impone la necesaria orientación de la<br />

línea iniciada en un nuevo sentido.<br />

• Cuando se aprecia una cierta invitación, explícita o no, a entrar en otras<br />

cuestiones aparentemente secundarias y hasta periféricas, pero que<br />

tienen que ver <strong>con</strong> la génesis y evolución del problema-base.<br />

Estas redefiniciones se hacen patentes en algunos momentos específicos.<br />

Momentos adecuados para plantear la redefinición del Contrato<br />

terapéutico<br />

<strong>La</strong> experiencia demuestra que hay momentos especialmente críticos para<br />

plantear esta situación. Desde mi punto de vista los momentos más idóneos<br />

son:<br />

• Cuando las intervenciones terapéuticas llevan el proceso a la necesidad<br />

de abordar nuevos datos que no estaban patentes en el momento de iniciar<br />

la T.F.<br />

• Cuando el terapeuta estime que hay necesidad de pasar de un problema<br />

inicial a otra dimensión que estuvo oculta o que no se manifestó claramente<br />

en la información dada en el inicio de la T.F.<br />

• Cuando, <strong>con</strong> respecto al ritmo, se cambia lo establecido porque se ve<br />

utilidad de modificarlo para devolver a la <strong>familia</strong> cierto nivel de capacidad<br />

terapéutica.<br />

• Cuando aparecen otros nuevos sintomas en el P.D. o en algún otro<br />

miembros del S.F.<br />

• Cuando la aparición de resistencias al cambio hacen inviable una estrategia<br />

esbozada para el trabajo de los terapeutas.<br />

• Cuando el proceso de crecimiento/mejoría hace innecesario alguno de los<br />

puntos establecidos en el planteamiento inicial.<br />

• Cuando haya necesidad de pasar del P.D. o del sistema total a un<br />

subsistema, dejando a un lado los demás. Ejemplo típico de esta redefinición<br />

es cuando se abandona la acción sobre el paciente para operar sobre<br />

el subsistema <strong>con</strong>yugal o sobre el subsistema fraternal.<br />

• Siempre que se vea útil reducir a un objetivo muy <strong>con</strong>creto la acción<br />

terapéutica.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 607<br />

4. Intervenciones y estrategias en T.f. (1)<br />

Es un capítulo bastante desarrollado en la bibliografía existente y en el que la<br />

variedad de estilos se muestra de un modo claro. En todas las obras sobre T.F.<br />

se encuentran sugerencias que permiten que cada cual forme su propio modo<br />

de intervenir.<br />

Sin embargo, la clasificación más sistemática es la ofrecida por S. MINUCHIN<br />

(1974) en torno a dos puntos centrales: a) operaciones de asociación;<br />

b) operaciones de reestructuración.<br />

a) <strong>La</strong>s de asociación<br />

Son procedimientos para provocar una reestructuración, y sirviéndose de ellas<br />

el terapeuta usa los movimientos propios de la <strong>familia</strong> <strong>con</strong> el fin de empujarla<br />

en la dirección de los objetivos terapéuticos. Se pone en marcha siempre que<br />

se subrayan las acciones realizadas por el terapeuta <strong>con</strong> el fin de establecer<br />

una relación <strong>con</strong> los <strong>com</strong>ponentes del sistema o <strong>con</strong> el sistema <strong>com</strong>o tal: sentir<br />

el dolor de un miembro, apoyar a uno aislado, sostener al más débil, dejarse<br />

querer por uno de ellos. MINUCHIN afirma que lIel terapeuta se usa a sí mismo<br />

creando alianzas y coaliciones; creando, reforzando o debilitando <strong>con</strong>fines y<br />

<strong>con</strong>trastando o sosteniendo modelos transaccionales ll<br />

•<br />

<strong>La</strong>s técnicas para <strong>con</strong>seguir este fin son:<br />

a) Mantenimiento: apoyo a la estructura <strong>familia</strong>r, incluso de forma activa y<br />

empleando el humor. Puede funcionar <strong>com</strong>o reestructurador el apoyar a<br />

unos y no a otros.<br />

b) Rastreo: mediante preguntas clarificadoras sin cuestionamiento de la<br />

estructura <strong>familia</strong>r, utilizando <strong>com</strong>entarios de aprobación.<br />

c) Mimetismo: uso de operaciones para a<strong>com</strong>odarse a un estilo o a las<br />

modalidades afectivas de una <strong>familia</strong>. Como muy bien dice él adopta el<br />

IItempoll de <strong>com</strong>unicación de la <strong>familia</strong>, a<strong>com</strong>odándose a su ritmo. IISi la<br />

<strong>familia</strong> está inhibida, sus <strong>com</strong>unicaciones son <strong>con</strong>cisas ll<br />

•<br />

b) <strong>La</strong>s de reestructuración<br />

Son intervenciones terapéuticas tendentes a afrontar o a desafiar a la <strong>familia</strong><br />

en el intento de imponer un cambio terapéutico. Tienden a introducir cambios<br />

en las reglas precedentes del sistema, y suelen tener <strong>com</strong>o característica la de<br />

ser intervenciones dramáticas que provocan el progreso hacia objetivos tera-<br />

(1) Ver págs. 653-655


608 José Antonio Ríos González<br />

péuticos. Creo que pueden estimarse <strong>com</strong>o verdaderos revulsivos. Para ejercer<br />

bien este tipo de estrategia el terapeuta debe haber alcanzado en el sistema<br />

<strong>familia</strong>r un verdadero papel de líder.<br />

Suelen señalarse siete tipos de operaciones de reestructuración:<br />

a) Captar los modelos transaccionales de la <strong>familia</strong> para actualizarlos,<br />

recreando los canales de <strong>com</strong>unicación, usando técnicas de estimulación<br />

o de inhibición de dicha <strong>com</strong>unicación. A este fin <strong>con</strong>tribuye el manejo y<br />

reestructuración del espacio, cuestión sobre la que se ha hablado ya<br />

ampliamente. Este instrumento permite explorar y activar las relaciones<br />

privilegiadas en el sistema <strong>familia</strong>r.<br />

b) Determinar los límites, logrando un grado correcto de flexibilidad o de<br />

rigidez según que los sistemas <strong>familia</strong>res carezcan de la intimidad necesaria.<br />

c) Aumentarlas tensiones, provocar crisis y estrés para valorar la capacidad<br />

de cambio y reestructuración del sistema, precipitar la situación actual y<br />

desencadenar la aparición de nuevos <strong>con</strong>textos. Con ello, además, se<br />

bloquean las pautas transaccionales habituales y se acentúan las diferencias<br />

para introducir cambios.<br />

d) Asignar <strong>com</strong>petencias o tareas creando nuevos esquemas de <strong>com</strong>unicación<br />

mediante <strong>com</strong>portamientos que se pretende <strong>con</strong>vertir en <strong>con</strong>scientes<br />

para toda la <strong>familia</strong>. Aplicado al síntoma hace posible que el sujeto que lo<br />

padece adquiera <strong>con</strong>ciencia sobre él. <strong>La</strong>s prescripciones logran avances<br />

muy importantes en este terreno, <strong>com</strong>o se verá enseguida.<br />

e) Utilizar los síntomas mediante prescripciones, exageración del síntoma,<br />

desfocalización del síntoma o alejamiento del P.D., adopción de un nuevo<br />

síntoma <strong>com</strong>o más importante, desplazando la atención hacia otro miembro<br />

aparentemente sano; también puede utilizarse el reetiquetamiento del<br />

síntoma haciendo que se tome <strong>con</strong>ciencia sobre nuevos aspectos del<br />

síntoma, así <strong>com</strong>o modificar el afecto hacia el síntoma invitando a tomar<br />

<strong>con</strong>ciencia sobre vínculos afectivos que pueden <strong>con</strong>seguirse <strong>con</strong> esa<br />

situación sintomática.<br />

f) Manipularelhumor, recurriendo a la imitación exagerada del estilo <strong>familia</strong>r<br />

para suscitar mecanismos de enfrentamiento de la disfunción por parte<br />

de la <strong>familia</strong>. Luego se volverá sobre el particular.<br />

g) Sostener, educary guiar, aspectos que han de mantenerse a lo largo del<br />

proceso terapéutico y dando más peso a cada una de estas funciones<br />

según el tipo de <strong>familia</strong> y la relación terapéutica que logre establecerse.


Preescripciones reestructurantes<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

Un capítulo en la T.F. es el <strong>con</strong>stituido por las prescripciones reestructurantes<br />

y a ellas merece la pena dedicar un <strong>com</strong>entario.<br />

Se entiende por tales el proceso dirigido a modificar los esquemas relacionales<br />

que se usan habitualmente en la <strong>familia</strong>. Para ello se utilizan elementos y<br />

energías que ya están presentes en el S.F., al menos a niveles potenciales. Se<br />

trata, <strong>con</strong> una imagen, de modificar el edificio usando mejor los mismos ladrillos<br />

(ANDOLFI, 1976, 1977, 1977ayb, 1982).<br />

Hay varios tipos entre los que <strong>con</strong>viene destacar los siguientes:<br />

• Prescripción <strong>con</strong>trasistémica: Tiende a <strong>con</strong>trarrestar abiertamente la homeostasis<br />

del S.F. y solicita del P.D. un cambio haciendo apelo a las<br />

energías de cuya falta se lamenta.<br />

• Prescripción del <strong>con</strong>texto: Con ella se favorece la formación y mantenimiento<br />

de un "<strong>con</strong>texto terapéutico" mediante el mandato de mantener el<br />

mismo <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r que han adoptado in<strong>con</strong>scientemente.<br />

• Prescripción de "desvío": Desviar artificialmente el problema del P.D. a<br />

otro miembro del S.F., creando un nuevo P.D. que movilice nuevos<br />

movimientos y cambios significativos.<br />

• Prescripción de reelaboración sistémica: Con ella se trata de reestructurar<br />

directamente los esquemas relacionales presentes, mediante la utilización<br />

de los elementos ya existentes. Se reestructuran los modelos <strong>com</strong>unicativos<br />

usuales en el S. F., sustituyéndolos por otros nuevos y más funcionales.<br />

Es, en último término, una reelaboración de lo ya existente.<br />

• Prescripción de refuerzo: Dirigida a reforzar movimientos ya presentes en<br />

el S.F. y valorados <strong>com</strong>o útiles para el cambio. Favorece lo que el S.F.<br />

pone en juego en virtud de su potencialidad autoterapéutica.<br />

• Prescripción de utilización del síntoma: Con ella se ataca y ridiculiza el<br />

síntoma a través de su propia acentuación.<br />

• Prescripción de las reglas: Dirigida a remover directamente al S.F. entero<br />

a través del mandato de reglas "peculiares" de la <strong>familia</strong>.<br />

• Prescripción de los ritos: Es una prescripción ritualizada para bloquear las<br />

interferencias del sistema y organizada de tal manera que envuelve a todos<br />

los miembros del S.F. Ordinariamente se dicta al final de la sesión de<br />

terapia. Una modalidad interesante de este tipo es la utilizada por M.<br />

SELVINI-PALAZZOLI (1977a) en forma de prescripción alternativa.<br />

609


610 José Antonio Ríos González<br />

<strong>La</strong>s tres últimas pertenecen al modelo de prescripciones paradójicas basadas,<br />

<strong>com</strong>o técnica, en el uso de la paradoja.<br />

HALEY (1955) define la paradoja <strong>com</strong>o la situación en la que una afirmación<br />

es verdadera si es falsa, hecho que se debe a que manda dos mensajes al<br />

mismo tiempo a diferentes niveles de abstracción de forma que, negando uno<br />

se afirma el otro. De la paradoja se ha derivado el famoso "doble vínculo" o<br />

"doble mensaje" de tanta importancia para la <strong>com</strong>prensión de las interacciones<br />

esquizofrénicas, pero de indudable utilización para otras muchas situaciones.<br />

ANDOLFI (1977a y b) ha estudiado ampliamente este uso, destacando cómo<br />

la paradoja utilizada en la terapia <strong>familia</strong>r queda justificada por la evidencia <strong>con</strong><br />

que se presentan <strong>familia</strong>s que piden ayuda (un mensaje), al tiempo que<br />

rechazan toda oferta en este sentido (negación del mensaje), lo que pone a los<br />

terapeutas en una situación de doble mensaje: cada intento de ayuda por parte<br />

del terapeuta es descalificado en otro nivel por la <strong>familia</strong> que desea ser ayudada.<br />

<strong>La</strong> única manera de romper este juego es prescribir el síntoma, las reglas o los<br />

ritos.<br />

Momento de prescribir<br />

Aunque de alguna manera se han sistematizado algunos momentos para<br />

realizar las prescripciones, destacando el modelo según el cual éstas deben<br />

hacerse al final de la sesión, parece <strong>con</strong>veniente dejar abierto el campo de<br />

actuación ya que creo que es útil tener en cuenta lo que es el "momento<br />

terapéutico" u ocasión propicia para hacer una intervención. Ese momento<br />

puede ser un instante que no se repita más. Y hay que aprovecharlo.<br />

Por ello, sin negar validez al esquema de la prescripción dada tras el cambio<br />

de impresiones entre los terapeutas y miembros del equipo que están tras el<br />

espejo, me atrevería a afirmar que debe prescribirse cuando aparezca un<br />

momento idóneo al hilo de desarrollo de la sesión. Esto, sin embargo, debe estar<br />

regulado por otro criterio importante: no debe prescribirse sin haber logrado<br />

poder sobre el sistema <strong>familia</strong>r, aspecto que importa destacar porque la eficacia<br />

de la prescripción está en función de este dato. Comparto plenamente la opinión<br />

de G. VELLA (1981) cuando dice que el momento oportuno forma parte del factor<br />

"tempo·· de la estrategia; en este IItempo ll entra la adquisición de poder por parte<br />

del terapeuta. El mismo autor marca ciertas <strong>con</strong>diciones que personalmente<br />

tengo muy en cuenta en el trabajo <strong>con</strong> <strong>familia</strong>s: dar la prescripción en el<br />

momento en que aparezca clara su <strong>con</strong>exión <strong>con</strong> lo que se está tratando, darla<br />

lentamente para que pueda ser captada suficientemente, repetirla algunas


Manual de Orientación y Terapia Familiar 611<br />

veces a lo largo de la sesión, lograr que se reciba si ser discutida por la <strong>familia</strong><br />

dentro de la sesión -a lo cual ayuda, sin duda, el modo de hacerla al final de<br />

todo- y, siempre según VELLA, no dejarla para el final.<br />

Este modo de dar y repetir la prescripción <strong>com</strong>o si se tratara de un bucle que<br />

se va rizando a lo largo de la sesión, es el modelo que prefiero. Al final, a lo<br />

sumo, repito <strong>com</strong>o en resumen los puntos básicos que <strong>con</strong>tiene la prescripción<br />

o prescripciones dadas.<br />

Prescripciones antiterapéuticas<br />

Si la prescripción se da bien, surte efecto. Si se muestra ineficaz es porque no<br />

se ha dado bien o no ha sido clara o se ha elegido un mal momento. De lo<br />

afirmado por G.VELLA (1981) pueden indicarse algunos modelos antiterapéuticos<br />

que hay que evitar:<br />

• Cuando se da para mantener a la <strong>familia</strong> distante porque el terapeuta teme<br />

ser envuelto por la <strong>familia</strong>.<br />

• Cuando se enfatiza el carácter directivo.<br />

• Cuando se hace para recuperar el <strong>con</strong>trol que se pierde en la relación<br />

terapéutica.<br />

• Cuando <strong>con</strong> ella el terapeuta se defiende de su propia ansiedad en un<br />

momento tenso de la sesión.<br />

En este caso equivaldría a una maniobra de distracción de los <strong>con</strong>tenidos<br />

o las situaciones ansiógenas.<br />

• Cuando surgen derivadas de un IIfuror terapéutico ll<br />

sostenido por sentimientos<br />

de omnipotencia que va a<strong>com</strong>pañado de una ola de prescripciones.<br />

• Cuando se dan tantas prescripciones dentro de una sesión que no hay ni<br />

espacio ni tiempo para desarrollarlas antes de la próxima sesión. Esta<br />

saturación produce fatiga y desánimo que hace que la <strong>familia</strong> abandone<br />

el intento de realización de lo prescrito.<br />

• Cuando el terapeuta las usa para envolver a la <strong>familia</strong>, pero no para entrar<br />

más directamente en la introducción de cambios en el sistema relacional.<br />

• Cuando provoca una interrupción prematura del <strong>con</strong>texto terapéutico,<br />

alejando a la <strong>familia</strong>.<br />

• Cuando se prescribe bajo el impulso de mecanismos transferenciales o<br />

<strong>con</strong>tratransferenciales del terapeuta <strong>con</strong> el sistema <strong>familia</strong>r total o <strong>con</strong>


612 José Antonio Ríos González<br />

algún miembro en particular. Yo diría que se trata de una prescripción para<br />

"machacar" algo o alguien (en caso de <strong>con</strong>tratransferencia negativa) o<br />

para ganarse a alguien (en el caso de la positiva).<br />

• Cuando la prescripción es una "prescripción imposible" que no puede<br />

seguirse y <strong>con</strong> la que el terapeuta oculta su hostilidad hacia el paciente<br />

designado, la <strong>familia</strong> o algún otro miembro.<br />

De todo lo anterior se <strong>con</strong>cluye que la prescripción es una herramienta de<br />

trabajo o, <strong>con</strong> palabras de ANDOLFI (1977a) un "instrumento de cambio", pero<br />

no una técnica propiamente dicha. No <strong>con</strong>stituye, por tanto, una intervención<br />

resolutiva, sino una modalidad táctica para entrar en el sistema relacional de la<br />

<strong>familia</strong>. Y así debe usarse.<br />

***<br />

Categorías de intervención terapéutica<br />

A la vista del proceso terapéutico las intervenciones pueden adoptar diversas<br />

modalidades. <strong>La</strong>s posibles alternativas de actuación más frecuentes son las<br />

siguientes:<br />

1. Acción terapéutica sobre la <strong>familia</strong> en su totalidad y sin exclusión de<br />

ninguno de los miembros que integran el sistema. No sólo padres e <strong>hijos</strong>,<br />

sino ampliable a abuelos, tíos o parientes que <strong>con</strong>vivan y mantengan<br />

relación estrecha <strong>con</strong> la <strong>familia</strong> en estudio.<br />

2. Acción sobre alguno de los subsistemas que estén más directamente<br />

vinculados al motivo de la <strong>con</strong>sulta. Puede ser el subsistema <strong>con</strong>yugal,<br />

paterno-filial, materno-filial, fraternal o parcialmente fraternal (varones<br />

solos; hembras solas; hermanos mayores solos; hermanos menores .<br />

solos). En alguna fase de la T.F. pueden alternarse algunos de los aquí<br />

apuntados.<br />

3. Acción sobre el paciente designado, ya sea individualmente, ya sea<br />

asociándolo a alguno de los miembros del sistema. Para ello puede ser<br />

útil asociarlo al miembro menos afectado por el <strong>con</strong>flicto básico o aquél<br />

al que el P.D. se encuentre más sanamente vinculado.<br />

4. Acción terapéutica alternante en la que se intercalan algunos de los<br />

modos anteriores. Todo ello, no obstante, debe hacerse sin perder de<br />

vista el <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r <strong>com</strong>pleto. De otro modo se llegaría a formas<br />

paralelas de terapia dentro de una misma <strong>familia</strong>, pero no a una terapia<br />

<strong>familia</strong>r bien entendida.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 613<br />

Sobre estas categorías, cada terapeuta ha de saber elegir en cada momento<br />

lo que estime más eficaz para sus objetivos.<br />

Algunas normas prácticas para intervenir<br />

Aunque el modo práctico de intervenir sólo puede aprenderse viendo intervenir<br />

a otro o interviniendo personalmente, no resulta estéril indicar algunas normas<br />

que faciliten encuadrar las intervenciones dentro de un posible camino que se<br />

ofrece <strong>com</strong>o eficaz. Veamos algunas normas:<br />

1. Debe intervenirse respetando a las personas y al sistema <strong>familia</strong>r en su<br />

estilo, ideología, aceptación de valores y características generales. Un<br />

desafío frontal a cualquiera de estos puntos lleva al fracaso o, al menos,<br />

a un rechazo camuflado ,que provoca tensión y clima enrarecido para<br />

poder trabajar <strong>con</strong> calma. Si se trabaja en coterapia ambos terapeutas<br />

deben hablar sobre lo que perciben en este sentido acerca de la <strong>familia</strong>.<br />

2. No entrar en la <strong>familia</strong> nada más que hasta donde ellos quieran y puedan<br />

dejar entrar en cada momento. A este respecto hablo a las <strong>familia</strong>s de la<br />

costumbre existente en mi tierra cuando se recibe a alguien en la propia<br />

casa: al principio se les abre la puerta y se les atiende allí; si se repite la<br />

situación se les introduce hasta el interior, pero sin dar mucha <strong>con</strong>fianza;<br />

en ulteriores ocasiones se les invita a pasar y a sentarse; esto va tomando<br />

nuevas formas. <strong>La</strong> señal más clara de una amistad más <strong>con</strong>solidada y<br />

aceptada es lIenseñarles la casa ll<br />

• Siguiendo esta imagen digo a las<br />

<strong>familia</strong>s que no voy a entrar más allá de donde ellos permitan y quieran.<br />

y voy entrando <strong>con</strong>forme ellos me abren las puertas, al ritmo de su<br />

<strong>con</strong>fianza y de verse respetados. No quiero ser de los que en las primeras<br />

preguntas lIentran en la alcoba ll<br />

y hasta indagan lo que ocurre en el lecho<br />

matrimonial. Si voy a enseñar a delimitar terrenos hay que empezar<br />

respetando esta regla.<br />

3. Adecuar las intervenciones al <strong>con</strong>texto de la <strong>familia</strong> y tratar de a<strong>com</strong>odar<br />

toda acción terapéutica a tal realidad, G.VELLA (1981) dice que una<br />

<strong>familia</strong> <strong>con</strong> rituales y reglas bien codificadas debe recibir prescripciones<br />

largas y detalladas, mientras que una <strong>familia</strong> caótica no acepta tales<br />

prescripciones.<br />

4. Hacer ver a la <strong>familia</strong> nuestra dificultad para ayudarles, especialmente<br />

cuando se trata de <strong>familia</strong>s descalificadoras de las intervenciones. Lo que<br />

se ha denominado II<strong>con</strong>fesión de la <strong>con</strong>fusión ll<br />

es un modo de intervenir


614 José Antonio Ríos González<br />

para movilizar algo nuevo (liNo tengo nada que decirles ll<br />

, IIsi no hay<br />

cambios, tiro la toalla ll<br />

).<br />

5. Usar un lenguaje a<strong>com</strong>odado al nivel sociocultural de la <strong>familia</strong>. Hay<br />

<strong>familia</strong>s que necesitan un lenguaje directo y claro; otras admiten el uso<br />

de <strong>com</strong>paraciones y metáforas Csu hijo es <strong>com</strong>o esta planta que tengo<br />

aquí. Para que crezca no puedo tirar de ella, aunque yo tenga prisas para<br />

verla hermosa y <strong>con</strong> flores; debo respetar su ritmo y, a lo sumo cuidarla<br />

y regarla. Ella crecerá cuando sea primavera. Así es su hijo/hija").<br />

6. Hacer intervenciones cortas cuando la <strong>familia</strong> no ofrece posibilidades de<br />

incorporar elementos productores de cambio que necesiten una larga<br />

explicación. <strong>La</strong> explicación corta debe transmitir una pauta, un criterio. A<br />

veces, porque la realidad es así, hasta una cuasi-receta de algo muy<br />

<strong>con</strong>creto a hacer (" mañana estarás sólo en tu habitación durante una hora.<br />

y si alguien quiere entrar en la habitación ha de llamar. Tú dirás si se<br />

puede entrar o no ll<br />

).<br />

7. Algunos padres necesitan oír cosas en una intervención terapéutica larga.<br />

Suelo decir que se trata aquí de dar a los padres una mini-clase sobre<br />

aspectos evolutivos del hijo, por ejemplo. Es una explicación que respaldará<br />

lo que se les va a prescribir o lo que ellos mismos harán a partir de<br />

ese momento ("Sepan ustedes que un niño necesita jugar todos los días.<br />

El juego aporta a un niño...bla, bla, bla..."y les explico algo más) o lIun<br />

adolescente necesita hacer la experiencia de su autonomía porque...bla,<br />

bla, bla...).<br />

8. Cuando el terapeuta ve que pierde poder debe intervenir menos y llevar<br />

a la <strong>familia</strong> a una posición en la que ella misma, por ejemplo, descubra<br />

sus propias <strong>con</strong>tradicciones, su tendencia a descalificar, su resistencia a<br />

introducir cambios.<br />

9. Mantener una actitud neutral ante todos los miembros, aunque espontáneamente<br />

se establezcan lazos transferenciales <strong>con</strong> algún miembro. El<br />

que la T.F. no aborde el uso terapéutico de la transferencia -<strong>com</strong>o en el<br />

modelo clásico psicoanalítico- no quiere decir que no se dé el inevitable<br />

fenómeno de la transferencia. Lo que ha de hacerse en tales casos, sin<br />

perder neutralidad, es plantear la posibilidad de establecer una alianza<br />

terapéutica <strong>con</strong> ese miembro. Cada terapeuta puede llegar a definir <strong>con</strong><br />

qué tipos <strong>con</strong>cretos de personalidad, rasgos peculiares, rol asignado en<br />

la <strong>familia</strong> y hasta lugar que se ocupa en la fratría, le resulta más fácil<br />

establecer estos lazos que potencian las alianzas.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 615<br />

10. En este mismo sentido hay que tener muy claro <strong>con</strong> qué miembros del<br />

sistema aparecen mayores dificultades de intervenir, ya sea porque se<br />

les percibe <strong>com</strong>o hostiles, cerrados, descalificadores, o porque transferencialmente<br />

<strong>com</strong>unican imágenes <strong>con</strong> las que el propio sistema <strong>familia</strong>r<br />

ayuda a clarificar este fenómeno. riEse es el hermano que no he querido<br />

tener", "éste es el padre que siempre he rechazado" ...). <strong>La</strong> <strong>con</strong>templación<br />

de una sesión grabada puede facilitar el descubrimiento de aquellos<br />

miembros del sistema <strong>con</strong> los que tendemos a no interaccionar, los que<br />

evitamos sistemáticamente.<br />

11. <strong>La</strong> intervención terapéutica desde el enfoque sistémico ha de agilizar la<br />

circularidad del sistema, por lo que es imprescindible establecer un tipo<br />

de relación/<strong>com</strong>unicación radial, sin que nadie quede fuera del juego<br />

(" ¿Cómo ves tú la actuación de tu madre <strong>con</strong> X?", 11 ¿Y la de tu padre <strong>con</strong><br />

tu madre cuando X hace tal cosa?", 11 ¿Y tú qué haces en esas ocasiones?",<br />

11 ¿Y qué pasa después <strong>con</strong> tus hermanos pequeños?"... y así sucesiva­<br />

mente).<br />

12. Cortar cuando se vea que la circularidad no funciona, haciéndoles notar<br />

que se trata de ver cómo ven todos lo de todos y cómo actúan todos <strong>con</strong><br />

todos. Una interacción radial centrada en el P.D., por ejemplo, no debe<br />

admitirse en la terapia sistémica.<br />

13. El terapeuta debe integrarse en el sistema <strong>familia</strong>r desde el primer<br />

<strong>con</strong>tacto. En T.F. no es la esfinge inasequible e impenetrable del psicoanalista<br />

clásico, defendido de toda <strong>con</strong>taminación emocional <strong>con</strong> el mundo<br />

emocional del paciente y "fuente sellada" para cualquier intento de<br />

<strong>con</strong>ocimiento personal por parte del paciente. El terapeuta <strong>familia</strong>r está a<br />

la intemperie y ha de llega a ser un miembro más del sistema mientras<br />

dura la sesión, sin que ello le lleve a perder prestigio y poder para intervenir<br />

<strong>con</strong> autoridad y eficacia.<br />

Esta integración es muy activa. Interviene mediante actuaciones en las<br />

que se maneja el espacio físico (cambio de lugar <strong>con</strong> otro), acorta<br />

distancias (me acerco a un miembro y no temo poner la mano encima o<br />

tocarle, cogiendo en mis brazos a un niño pequeño o sentando en mis<br />

piernas a otro). No existen las barreras de la mesa del despacho, ni la<br />

que provoca la bata blanca, el bloque de recetas o el material de los tests<br />

que son, en la fantasía del"enfermo", armas de poder.<br />

Una estrategia idónea para lograr esta meta es el uso del mimetismo ya<br />

descrito. Cito algún ejemplo:


616 José Antonio Ríos González<br />

- Ante un hijo criticado por sus muchos errores, me identifico <strong>con</strong> él y<br />

<strong>com</strong>eto -aposta- algún error que procuro agrandar ante todos para<br />

transmitir a los padres que también yo <strong>com</strong>eto errores, cosa que no<br />

hará nunca un terapeuta clásico. Mediante tal maniobra intento <strong>con</strong>seguir:<br />

a) que el chico se sienta apoyado por mí; b) que desdramatice sus<br />

errores; c) que el padre empiece a ser más <strong>com</strong>prensivo <strong>con</strong> errores<br />

que no son graves.<br />

- Ante un padre angustiado por la <strong>con</strong>ducta o los síntomas de un hijo me<br />

pongo en su lugar <strong>com</strong>o padre y le expreso -sin pudores vergonzantesque<br />

yo también me preocupo <strong>con</strong> los males de mi hijo, pero que puede<br />

en<strong>con</strong>trarse una actitud menos angustiada ante el <strong>con</strong>flicto.<br />

Al establecer esta alianza mediante la identificación <strong>con</strong> su situación,<br />

se abre un camino para seguir explorando la vida <strong>familia</strong>r.<br />

- Ante un adolescente azotado porque le han suspendido -¡casuística<br />

abundante!- le digo que también a mí me suspendieron alguna vez y<br />

que eso es un episodio secundario frente a lo importante que es<br />

madurar <strong>com</strong>o persona y no sólo tener éxito <strong>com</strong>o lIinteligencia ll<br />

•<br />

Mezclando lo serio <strong>con</strong> el humor suelo hablarles así:<br />

IITambién a mí me suspendieron. Y lo pasé mal, claro. Y cuentan en mi<br />

casa que iba llorando y apenas podía hablar. Pero aquello fueron<br />

episodios, porque ahora -y me dirijo a los padres- ¿han preguntado<br />

Vdes. antes de venir a mi <strong>con</strong>sulta si he tenido o no suspensos? ... ¿Se<br />

irán Vdes. por saber que he sido <strong>com</strong>o su hijo porque también a mí me<br />

suspendieron alguna vez? .. 11<br />

- Ante el niño rebelde, y al explorar cómo se manifiesta, puedo aludir a<br />

situaciones personales; ante la rivalidad fraterna hablo de mis riñas<br />

infantiles <strong>con</strong> mis hermanos y de cómo después se en<strong>con</strong>traban<br />

caminos -tambJén infantiles- para hacer las paces y restañar heridas.<br />

14. Esta implicación del terapeuta en el <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r supone la utilización<br />

distendida del sentido del humor, instrumento útil y tarea difícil en algunas<br />

ocasiones, pero no por ello despreciable.<br />

Desde un punto de vista teórico resulta importante destacar que muchas<br />

<strong>familia</strong>s utilizan lo que MINUCHIN (1974) ha denominado IIhumor restringido<br />

ll<br />

, sea cual sea el <strong>con</strong>tenido de los temas que se discuten. Su uso<br />

<strong>con</strong>stituye una táctica que invita a la unión y, <strong>com</strong>o él mismo afirma,<br />

supone un trabajo auténticamente reestructurante. <strong>La</strong> imitación exagerada<br />

de un estilo <strong>familia</strong>r <strong>con</strong>stituye un mecanismo de enfrentamiento <strong>con</strong>


Manual de Orientación y Terapia Familiar 617<br />

la anomalía que se quiere eliminar.<br />

El uso del humor en la T.F. puede expresarse según él a través de:<br />

- Imitación exagerada de la <strong>familia</strong><br />

- Adopción de un humor distinto al que predomina en ese S.F.<br />

- Intensificación de algunos <strong>com</strong>portamientos que, llevados a sus últimas<br />

<strong>con</strong>secuencias, resultan chocantes, ridículos, <strong>con</strong>tradictorios.<br />

- Propiciar una salida sana a <strong>com</strong>ponentes afectivos que no son aceptados<br />

en la relación habitual de la <strong>familia</strong>.<br />

- Valoración de la presencia de un afecto predominante en la dinámica<br />

<strong>familia</strong>r al que se le pone la mordaza por miedo a su expresión o al<br />

sentimiento de ridículo que provoca en quien desea <strong>con</strong>trolarlo.<br />

Por ello el humor se ofrece <strong>com</strong>o un verdadero instrumento de terapia, aunque<br />

su uso deba tener en cuenta algunas advertencias que deseo destacar:<br />

- Su uso ha de ser muy humano: no puede utilizarse de modo que haga<br />

pensar al otro que hay falta de respeto, burla, mofa o crítica despiadada.<br />

Por ello hay que <strong>con</strong>trolar muy bien lo que habitualmente se cataloga<br />

<strong>com</strong>o IIbroma ll<br />

• <strong>La</strong> <strong>familia</strong> sufre mientras está en terapia y hay que evitar<br />

arrojar acíbar sobre las heridas.<br />

- Este criterio de respeto y tacto hay que mantenerlo de manera especial<br />

<strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>. El adolescente puede interpretar la broma o la ironía<br />

<strong>com</strong>o una burla. <strong>La</strong> razón está en que su propia afectividad le impide<br />

realizar la elaboración intelectual que da origen a la interpretación<br />

jocosa de una vertiente agria de la realidad.<br />

- Un <strong>con</strong>tenido a transmitir a la <strong>familia</strong> o a un miembro en especial es<br />

que vean, a través del terapeuta, que la vida tiene también su vertiente<br />

cómica. Ayudarles <strong>con</strong> el humor a desdramatizar ciertas realidades es<br />

un índice de buena salud mental.<br />

Es por ello por lo que el humor bien manejado sirve para adentrarse en niveles<br />

que no captarían de otros modos. Algunos aspectos que resultan impenetrables<br />

empiezan a mostrar facetas más asequibles.<br />

Otras modalidades basadas en el humor son las desarrolladas porWHITAKER<br />

(NAPIER y WHITAKER, 1978; VELLA, 1981) mediante su IImétodo irónico ll<br />

y<br />

cuya eficacia está ampliamente demostrada.


618 José Antonio Ríos González<br />

Ejemplos de algunas estrategias de uso personal en T.F.<br />

Algunas experiencias de formación de terapeutas de <strong>familia</strong> me han llevado<br />

al <strong>con</strong>vencimiento de que los que se inician desean ver muy en particular qué<br />

dice y cómo lo dice el terapeuta cuando trabaja <strong>con</strong> una <strong>familia</strong>. Los métodos<br />

de formación a través de video o de escuchar grabaciones de sesiones, son<br />

una prueba de esta realidad. Terapeutas que empiezan están muy atentos a<br />

coger literalmente lo que dice el terapeuta experimentado.<br />

Esto hay que admitirlo, aunque haciendo una salvedad que puede evitar<br />

muchos errores: cada uno tiene su estilo y no deben IIcopiarselt modos <strong>con</strong>cretos<br />

de actuar o decir. Es válido el fondo, pero que cada cual lo <strong>con</strong>vierta al propio<br />

lenguaje una vez que ha visto muchas intervenciones.<br />

No obstante esta limitación, no me parece in<strong>con</strong>veniente mostrar algunos<br />

ejemplos tomados de mi experiencia. Para ello, y <strong>con</strong> el fin de seleccionar<br />

algunas secuencias <strong>con</strong>cretas <strong>con</strong>templadas por otros y valoradas <strong>com</strong>o capaces<br />

de movilizar a la <strong>familia</strong> o de introducir cambios, tomo aquéllas que han<br />

destacado los colaboradores que participan <strong>con</strong>migo en coterapia y que, desde<br />

un ángulo crítico me han hecho ver la reiteración y validez de las intervenciones<br />

que he seleccionado. Agradezco a Santiago Alonso, Mayte Aragonés, José Luis<br />

Martorell y Carolina de Miguel sus aportaciones en este plano, entresacadas de<br />

las sesiones que hemos tenido en coterapia <strong>con</strong> algunas <strong>familia</strong>s:<br />

1. "Tú sabes por qué habeis venido aqul". Es un modo no canalizador de<br />

invitar a un miembro a presentar el motivo de la <strong>con</strong>sulta.<br />

2. "Yo quiero que tú nos ayudes un poco a ... " a fin de abrir un camino al<br />

establecimiento de alianzas o coaliciones <strong>con</strong> un miembro o una parte del<br />

S.F.<br />

3. "Si tú quieres, me lo cuentas; si no, no", es una estrategia tendente a que<br />

un miembro tome por sí mismo la decisión de dar información, relatar un<br />

episodio, aportar un dato. Suele romper las defensas ante la actitud de<br />

respeto del terapeuta que no invade la intimidad a que tienen derecho los<br />

miembros de la <strong>familia</strong>. Con el P.D. da buen resultado porque se ve<br />

respetado.<br />

4. "Yo sé que tú lo entiendes muy bien", dirigido a un sujeto (P.D., otro<br />

miembro, padre, madre) es una forma de ofrecerle un apoyo emocional<br />

que destaca la valoración que hace el terapeuta del individuo.<br />

5. "¿Qué te gustaría cambiar en tu casa?" es una pregunta tendente a que<br />

el P. O. exprese aquellas cosas que necesitan un cambio por ser recibidas


Manual de Orientación y Terapia Familiar 619<br />

<strong>com</strong>o disfuncionales dentro del sistema interactivo. Unas veces puede<br />

<strong>con</strong>cretarse en cambios materiales y de vivienda ("tener una habitación<br />

para mr l<br />

, "que me dejen elegir mis amistades", "que me permitan más<br />

libertad").<br />

6. "¿Qué tipo de padre/madre quieres tener tú?", lo que enfrenta a toda la<br />

<strong>familia</strong> <strong>con</strong> la definición de un modelo paterno/materno adecuado a cada<br />

uno de sus <strong>hijos</strong>. En esta línea suelo decir también:<br />

7. "Dí a tu padre/madre el padre/madre que tú necesitas porque ellos no<br />

aciertan a saberlo sin tu ayuda", <strong>con</strong> lo que se abre una puerta a la<br />

<strong>com</strong>unicación en niveles profundos de los que no pueden estar ausentes<br />

sentimientos, afectos, emociones, niveles de aspiración, peticiones afectivas.<br />

8. "Habla <strong>con</strong> tu padre/madre, que tienes ahora tan cerca, de... " frase que<br />

intenta desencadenar una interacción dentro de la sesión de terapia. Si<br />

esto va a<strong>com</strong>pañado de un cambio físico que haga que esos dos miembros<br />

se sienten juntos y puedan hablarse cara a cara, el refuerzo de la<br />

interacción es más eficaz.<br />

9. Cuando algún miembro de la <strong>familia</strong> se refiere o alude a algo relacionado<br />

<strong>con</strong> otro, le digo: "Dile a ... lo que me ibas a <strong>con</strong>tar a ml", a<strong>com</strong>pañando<br />

la frase de un cambio en el territorio de la sala de terapia a fin de acercarlos<br />

y que hablen <strong>con</strong> mayor cercanía física y emocional.<br />

1O. Si deseo ayudar al padre/madre a que se decidan a iniciar movimientos<br />

de cambios en el sistema <strong>familia</strong>r, me siento a su lado, cambiando el<br />

puesto <strong>con</strong> alguno al tiempo que le digo: "Yo creo que para Vd. va a ser<br />

difícil, pero podría intentar... (y le indico qué cambios serían oportunos).<br />

Refuerzo más la invitación si introduzco un cierto desafío, diciéndole, "No<br />

sé si va a ser capaz". Esto vale para <strong>con</strong> cualquier otro miembro.<br />

11. En el caso anterior hay una alianza pedida no directamente. Si quiero<br />

hacer más directa y explícita mi petición de alianza, suelo decir: "Tú (Vd.)<br />

Y yo vamos a hacer un pacto: (y le doy las pinceladas del mismo para<br />

hablar y <strong>con</strong>cretar) .. ¿Te parece bien?".<br />

12. Si el P.D. se muestra resistente a cambiar algo relacionado <strong>con</strong> su<br />

<strong>com</strong>portamiento, sus síntomas, etc. intento una prescripción envolvente<br />

tanteando cómo recibirá la formulación de la prescripción. Y le digo: "Si<br />

tú necesitas eso (no estudiar, no dormir, pegar a los otros, robar, no<br />

<strong>com</strong>er, molestar a tu madre, desobedecer a tu padre, no ir a la escuela...)


620 José Antonio Ríos González<br />

yo te doy permiso para que lo sigas haciendo desde hoyy tus padres no<br />

te van a decir nada ni te van a reñir".<br />

13. Otras veces uso una fórmula paralela pero más punzante: "Si tú necesitas<br />

eso (...) yo te lo mando, y vas a ... (fastidiar a tu madre, no <strong>com</strong>er, no<br />

obedecer) hasta que volvamos a vernos", o "hasta el domingo próximo y<br />

luego me llamas por teléfono", o "una hora cada día, para lo cual dime y<br />

dile a tus padres qué hora eliges".<br />

14. Si los padres describen al P.D. de un determinado modo, ordinariamente<br />

destacando los aspectos menos positivos de su personalidad, interrumpo<br />

el relato preguntando: "¿ Y a quién de Vdes. se parece en eso?", lo que<br />

supone introducir un factor <strong>familia</strong>r que abra un camino a una nueva<br />

manera de <strong>con</strong>templar los mismos datos.<br />

15. Si la descripción abunda en lo negativo, pregunto a todos, indis­<br />

criminadamente, "Qué destacaríais <strong>com</strong>o positivo en MM, ?", abriendo una<br />

rueda informal de aportaciones o, <strong>con</strong> lenguaje de A.T., IIcaricias ll<br />

• Lo<br />

penoso de algunas <strong>familia</strong>s es que se ven y se desean para destacar algo<br />

positivo en uno de sus miembros. El humor vale aquí, para decirles, por<br />

ejemplo: "¿ Tiene buena letra... ?", "¿Sabe arreglar un plomo?", "¿No le<br />

gustan a ninguno los ojos que tiene?", etc. Aquí hay que estar atentos<br />

para no aceptar <strong>com</strong>o respuestas válidas las generalidades que se<br />

ocultan detrás de las valoraciones que se hacen <strong>con</strong> frases <strong>com</strong>o "Todo",<br />

"Que es muy bueno/buena". Cuando se responde así hay que seguir<br />

explorando para diferenciar más en aspectos positivos precisos.<br />

16. Cuando los padres se detienen en relatar hechos esporádicos, anécdotas,<br />

pequeñas o grandes escaramuzas de la vida <strong>familia</strong>r, suelo derivarel tema<br />

hacia cualquiera de estos dos derroteros: 1) o pregunto a quien lo cuenta:<br />

"¿ y tú (Vd.) qué hace en esas ocasiones?", y ante su respuesta sigo<br />

preguntando que me cuenten más secuencias derivadas de un episodio<br />

para <strong>con</strong>struir la cadena interactiva y ver cómo termina; ó 2) pregunto:<br />

"¿En su <strong>familia</strong> de origen ocurría esto mismo?", para que, una vez que<br />

me haya hablado de su S.F.O. vuelva a preguntar lo mismo al otro<br />

cónyuge. Es un modo de ver lo que puede haber aquí de transmisión de<br />

pautas, fidelidades ocultas, repetición de ritos, mantenimiento de mitos,<br />

etc.<br />

17. Cuando los padres cuentan <strong>com</strong>portamientos de los <strong>hijos</strong> y los califican<br />

de inadecuados, hago que hablen entre ellos de tal tema: "Hable Vd. <strong>con</strong><br />

su hija de eso que me está <strong>con</strong>tando". Demasiadas veces no son capaces


Manual de Orientación y Terapia Familiar 621<br />

de hablar directamente y vuelven a mirarme o a <strong>con</strong>tarmelo a mí. En tales<br />

casos o me hago el distraído mirando para otro lado, o les hago un gesto<br />

<strong>con</strong> la mano para decirle dónde y quién es su interlocutoren ese momento.<br />

Al cabo de un rato en que hablan, discuten, se crispan, se escuchan, tratan<br />

de <strong>com</strong>prenderse, les interrumpo y les pregunto: "Siempre que hablan ¿lo<br />

hacen así?", o "¿Desde cuándo no hablan así?". Esto lo hago también<br />

cuando deseo abrir cauces de <strong>com</strong>unicación entre una pareja. Tengo oído<br />

a alguna pareja en varios quinquenios de matrimonio que lino hablaban<br />

asr l<br />

(sin reñir, sin enfadarse, sin discutir, poniéndose en el lugar del otro)<br />

IIdesde que eran novios ll<br />

•••<br />

18. Viendo cómo interactúan los miembros suelo aprovechar la ocasión para<br />

transmitirles lo que es el enfoque sistémico y el <strong>con</strong>texto relacional. Y les<br />

digo "Ustedes están bien; lo que está mal (enferma) es la relación".<br />

19. Si detecto en algún miembro una actitud de reserva, hostilidad y agresividad,<br />

me adelanto a ello haciendo explícita su existencia. Y le digo al<br />

miembro en que aprecio tal postura: "Debes estar cogiéndome una<br />

manía... ", <strong>con</strong> lo que se da la posibilidad de descargar la tensión que<br />

obstaculiza la terapia y puede originar la descalificación de cuanto haga<br />

el terapeuta.<br />

20. Cuando alguien habla por otro, interrumpo diciendo: "Espera. Nos lo va a<br />

decir o <strong>con</strong>tar él".<br />

21. Cuando un miembro interrumpe a otro, o a mí mismo, queriendo cambiar<br />

de tema, le hago una pregunta rápida: "¿Me has oído bien?" o "¿Has<br />

escuchado lo que te estaba diciendo él?"<br />

22. Si al dirigirme a uno me dice que le repita la pregunta, suelo interpretar<br />

que quiere tomarse tiempo para pensar una respuesta digna. En tales<br />

casos, sobre todo si se repite más de una vez, le digo: "Si me has<br />

entendido, <strong>con</strong>téstame; si no me has entendido no te preocupes, déjalo".<br />

<strong>La</strong> mayoría de las veces demuestra que había oído y entendido perfectamente.<br />

Lo que <strong>con</strong>firma mi hipótesis.<br />

23. Cuando el subsistema parental (padre/madre) funciona bien pero impidiendo<br />

a estos adultos ser personas y miembros de un subsistema<br />

<strong>con</strong>yugal (marido/mujer) <strong>con</strong> sus exigencias y necesidades desplazadas<br />

por querer ser buenos padres, les digo: "Los padres no deben renunciar<br />

a ser personas. ¿Desde cuando no se sienten Vdes. personas, marido y<br />

mujer?"... Son sorprendentes las cosas que se escuchan.


622 José Antonio Ríos González<br />

24. Si los padres desean tomar excesivas decisiones en términos de castigos<br />

a un hijo, les sugiero que dejen que sea el hijo quien se imponga una<br />

corrección: "Que desde hoy él mismo se imponga elcastigo que crea que<br />

se merece", lo que lleva a que un hijo-niño valore la responsabilidad de<br />

sus actos y se auto<strong>con</strong>trole sin sentir estimulada la rebeldía que puede<br />

suscitar la imposición parental.<br />

25. L<strong>La</strong>mo la atención sobre la <strong>con</strong>fianza que han de depositar en un hijo al<br />

decirles: "Su hijo/hija sabe lo que le <strong>con</strong>viene. Déjenle a su ritmo hasta la<br />

próxima sesión".<br />

26. Cuando se prescriben cosas <strong>con</strong>cretas encargo a un miembro, generalmente<br />

el más pequeño de la <strong>familia</strong>, para que <strong>con</strong>trole el cumplimiento<br />

de lo prescrito y nos informe en la sesión siguiente de las incidencias<br />

observadas.<br />

27. De este tipo de <strong>con</strong>trol hago mayor uso cuando, al <strong>com</strong>ienzo de una T.F.,<br />

y <strong>con</strong> el fin de descubrir quién puede estar reforzando la permanencia de<br />

un síntoma, prescribo una toma de decisiones en períodos alternativos a<br />

cargo de padre y madre. Es cuando digo: "Desde hoy Vd. (al padre) va a<br />

decidir todo lo que se refiere a la vida de N.N. (el P.D.) los lunes, miércoles<br />

y viernes; y Vd. (a la madre) va a decidir lo <strong>con</strong>veniente los martes, jueves<br />

y sábados. El domingo, día libre". Suele verse que un hijo IIfunciona bien ll<br />

cuando decide uno de ellos y no cuando decide y gobierna otro. A veces,<br />

y siempre inspirado en la prescripción alternativa de M. SELVINI, marco<br />

semanas alternantes, según la entidad de lo que desee desenmascarar.<br />

28. El refuerzo de ciertos niveles de autonomía e independencia en un hijo lo<br />

hago mediante la entrega al hijo de mi número de teléfono diciéndole:<br />

"Cuando tú decidas no venira la terapia o quieras hablar<strong>con</strong>migo, puedes<br />

llamarme a este teléfono. Así puedes hacerlo aún sin <strong>con</strong>tar <strong>con</strong> tus<br />

padres".<br />

29. <strong>La</strong> toma de <strong>con</strong>ciencia de que muchas veces el P.D. es un eslabón que<br />

utilizan los padres para mantener el status que de una situación muy<br />

precaria, poniendo al hijo <strong>com</strong>o mampara de otros <strong>con</strong>flictos, la afronto<br />

diciéndoles: "Parece que muchos padres se mantienen unidos por el<br />

problema de un hijo y el único diálogo que mantienen es por ese hijo,<br />

¿qué harán Vdes. cuando se resuelva la situación de X?". Muchas veces<br />

los he visto mirarse <strong>com</strong>o preguntándose: ··verdaderamente ¿qué haremos<br />

tú y yo juntos cuando no tengamos este problema?lI.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 623<br />

30. Cuando establezco alianzas las pongo de relieve sin equívocos. Para<br />

evitar que alguna vez piensen que me alío <strong>con</strong> quien no lo hago, les<br />

advierto lo siguiente: "Cuando vean que asiento <strong>con</strong> la cabeza o cualquier<br />

gesto a lo que me <strong>com</strong>unican no interpreten que les estoy dando la razón<br />

o que estoy de acuerdo <strong>con</strong> ello. Simplemente quiero expresar que les<br />

escucho y sigo elhilo. Cuando esté de acuerdo <strong>con</strong> algo lo diré claramente<br />

<strong>con</strong> mis palabras (lenguaje verbal) y no <strong>con</strong> gestos (lenguaje no-verbal)).<br />

31. <strong>La</strong> perspectiva evolutiva de una intervención la adopto mediante la<br />

metáfora de la edad real frente a la edad simulada. "Me gusta cuando<br />

hablas <strong>com</strong>o un chico de 8 años", "Me encanta cuando decides <strong>com</strong>o una<br />

chica de 16 años". "Sólo te escucharé cuando hables <strong>com</strong>o un chaval de<br />

17 años", porque aceptar otros modos es <strong>con</strong>firmar un <strong>com</strong>portamiento<br />

distorsionado para una madurez acorde <strong>con</strong> su ciclo evolutivo.<br />

32. El terreno debido a esta correspondencia entre edad evolutiva y grado de<br />

independencia lo expreso cuando le digo a los padres que tienen que<br />

admitir un terreno propio de los <strong>hijos</strong> sin intrusiones indebidas. Uso la<br />

expresión "en el mundo de los niños/<strong>adolescentes</strong> no deben entrar los<br />

mayores".<br />

33. Si deseo delimitarel terreno de influencia de la madre, asigno alguna tarea<br />

de las que hace habitualmente a la responsabilidad del padre, diciéndole<br />

a ella: "Vd. va a descansar unos días dejando que su marido haga tal y<br />

cual cosa". Desafío su <strong>com</strong>promiso al añadir: "No sé si va a ser capaz de<br />

esto".<br />

34. Cuando no se ve avance pongo un límite. Y digo: "Si de aquí a tal sesión<br />

no hay.avances, tiramos la toalla".<br />

35. Y, finalmente, si la <strong>familia</strong> decide interrumpir la terapia se les cita para una<br />

última sesión: "No solemos cerrarningún caso sin teneruna <strong>con</strong>versación<br />

que fije el acuerdo de no <strong>con</strong>tinuar más en terapia". Con ello se evita la<br />

manipulación de que algún miembro o una parte imponga a los otros una<br />

decisión que no <strong>com</strong>parten. Si alguno decide <strong>con</strong>tinuar la terapia se<br />

redefine el Contrato Terapéutico y se sigue.<br />

***<br />

En estos 35 puntos o secuencias de intervención he querido mostrar algunos<br />

ejemplos típicos frecuentes en la T.F. Valgan de orientación mientras llega el<br />

momento de publicar sesiones <strong>com</strong>pletas <strong>com</strong>entadas tal y <strong>com</strong>o tengo proyec­<br />

tado para el futuro.


624 José Antonio Ríos González<br />

5. El IIsabotaje ll a la T.f.<br />

Los mayores esfuerzos de los terapeutas de <strong>familia</strong> pueden quedar inutilizados<br />

si se cae en algunas de las IItrampas ll<br />

que tiende el mismo desarrollo del proceso<br />

terapéutico. Sabotear la T.F. no es difícil, máxime si se tiene en cuenta que al<br />

intervenir muchos miembros en una misma terapia, la invalidación de cuanto se<br />

hace puede saltar en cualquier momento.<br />

Sin excesiva amplitud, entre otras cosas porque es un tema sobre el que hay<br />

que recoger más experiencias, pueden señalarse algunos tipos de II sabotaje ll<br />

que agrupo en torno a tres puntos:<br />

A. Sabotaje por resistencias del S.F.<br />

B. Sabotaje por resistencias técnicas.<br />

C. Sabotaje derivado de errores que deben evitarse.<br />

A. Sabotaje por resistencias del S.F.<br />

Destacaré en primer lugar todos los tipos de resistencias al cambio que intenta<br />

introducir en el S. F. la técnica de terapia sistémica. Desde el intento de mantener<br />

a toda costa una búsqueda de Cambio-1 frente al objetivo de <strong>con</strong>seguir un<br />

Cambio-2, hasta los mensajes tendentes a descalificar cualquier intervención<br />

del terapeuta.<br />

<strong>La</strong> persistencia de algunas IIreglas" <strong>familia</strong>res pueden <strong>con</strong>vertirse en formas<br />

camufladas de IIsabotaje ll<br />

, ya que tales reglas agrupan a los miembros para<br />

mantener inamovibles mitos y formas de <strong>com</strong>portamiento que no desean<br />

cambiarse. He <strong>con</strong>templado un verdadero sabotaje montado tras la regla<br />

formulada por el padre y según la cual no había por qué acudir a un psicólogo.<br />

<strong>La</strong> formulación era tajante: lilas manchegos no necesitamos terapia ll<br />

• Y no hubo<br />

forma, a pesar de los deseos y necesidad de la esposa, madrileña de pura cepa.<br />

Ella podía necesitarla. Ella no era manchega.<br />

Cuando se trabaja <strong>con</strong> un P.D. niño o adolescente y, por tanto, aún dependiente<br />

e<strong>con</strong>ómicamente de los padres, puede interesarse el bloqueo de todo<br />

esfuerzo por cambiar mediante la negativa de los padres. Siempre hemos<br />

llegado a acuerdos válidos.<br />

Otra forma de sabotear la terapia <strong>con</strong>siste en la ausencia de algún miembro<br />

a las sesiones. Cuando suceda así puede establecerse el criterio de que lila<br />

sesión se celebrará <strong>con</strong> los que asistan ll<br />

• Esta pauta es válida cuando tales<br />

ausencias son, en efecto, para bloquear el trabajo. Por ello el tema de no


Manual de Orientación y Terapia Familiar 625<br />

celebrar sesiones si no están todos puede ser un modo de ofrecer una pista<br />

para tal maniobra descalificadora.<br />

s. Sabotaje por resistencias técnicas<br />

BOSZORMENYI-NAGY (1965), entre otros, ha señalado algunos posibles<br />

sabotajes centrados en la afirmación de que lo que se expresa <strong>com</strong>o resistencia<br />

del S.F. muchas veces es la resistencia del terapeuta que no está íntimamente<br />

<strong>con</strong>vencido de la T.F., todo ello a causa de su formación tradicional más<br />

polarizada en la causalidad lineal que en la circular. En este sentido puedo decir<br />

que he visto psicólogos que, intentando superar esta situación, no han sido<br />

capaces de pasar de un enfoque a otro.<br />

Cuando no se supera el dualismo IItratamiento individualllrtratamiento de la<br />

<strong>familia</strong> ll pueden aparecer nuevas resistencias, admitiendo que la T.F. trata de<br />

abordar la integración entre lo lIintrapsíquico ll y lo lIinterpersonal ll ,todo ello dentro<br />

del microcosmos <strong>familia</strong>r visto <strong>com</strong>o red de interacciones permanentes.<br />

Ya ha quedado dicho en otros lugares que T.F. no es terapia del P.D. en<br />

presencia de otros. Se encierra aquí una trampa fácil sintetizada en que quien<br />

sólo tenga experiencia de terapia individual puede inclinarse hacia el aislamiento<br />

del P.D.; de este modo sólo hará terapia de una persona del sistema y no de la<br />

<strong>familia</strong> <strong>com</strong>o unidad. Este riesgo puede resolverse, cuando parezca necesario<br />

actuar sobre un miembro <strong>con</strong>creto, mediante la asociación de todos a la<br />

búsqueda de soluciones para aquel miembro aislado, sin perder de vista que lo<br />

fundamental es la creación de nuevas interacciones.<br />

Modos de boicotear la terapia <strong>familia</strong>r es hacer sesiones individuales a un<br />

miembro, centrarse exclusivamente en el síntoma o síntomas del P.D., así <strong>com</strong>o<br />

evitar la creación de redes de <strong>com</strong>unicación dentro del sistema.<br />

<strong>La</strong> práctica diaria demuestra que siempre pueden aparecer situaciones reales<br />

que empujan a tomar derroteros técnicos que, aunque respetables y útiles en<br />

otros <strong>con</strong>textos, desviarán al terapeuta de la búsqueda de lo que es la verdadera<br />

terapia <strong>familia</strong>r. Nunca se estará lo suficientemente atento para evitar estos<br />

escollos, mucho más cuando aún haciendo terapia de <strong>familia</strong> se siguen utilizando<br />

otros esquemas metodológicos para el tratamiento de ciertos individuos.<br />

También es cierto que la opción por la T.F. ha de vivirse <strong>com</strong>o un <strong>com</strong>promiso<br />

que debe ir precedido de un largo período de sedimentación de ideas y de<br />

aprendizaje de técnicas. A este respecto es interesante la idea de FISCH,<br />

WATZLAWICK, WEAKLAND y BOOIN (1972) cuando afirman que los terapeutas<br />

<strong>familia</strong>res son una masa desordenada y que el salto desde su especiali-


626 José Antonio Ríos González<br />

zación originaria a la terapia de la <strong>familia</strong> se ha <strong>con</strong>vertido en un vino demasiado<br />

fuerte para algunos de ellos, hasta tal punto que en la soledad de sus <strong>con</strong>sultas<br />

privadas están meditando la idea de otro salto, esta vez desde la ortodoxia de<br />

la terapia <strong>familia</strong>r a métodos de curación que todavía ni siquiera tienen un<br />

nombre.<br />

También aquí caben formas "silvestres" de terapia <strong>familia</strong>r. Y en ellas se<br />

es<strong>con</strong>den verdaderos sabotajes.<br />

c. Sabotaje derivado de errores que deben evitarse<br />

Hacer la lista de los posibles errores a evitar en la T.F. resulta un intento<br />

desproporcionado. Algunos se han ido señalando a lo largo de todo este<br />

volumen, según aparecían determinados temas. Pero una vez más parece<br />

oportuno destacar algunos, ya sea por lo frecuentes que suelen ser, ya sea por<br />

la influencia que tienen sobre el buen desarrollo del proceso terapéutico. Cada<br />

terapeuta podrá añadir otros más que le haya mostrado su propia experiencia<br />

personal.<br />

1. Señalar inmediatamente la existencia de un <strong>con</strong>flicto, tensión o problema<br />

entre el P.D. y uno o ambos progenitores. Esto, aunque sea visto desde<br />

el primer momento, hay que saber esperar para mostrarlo. Lo mejor es<br />

hacerlo cuando el terapeuta tenga el <strong>con</strong>vencimient.o de que tiene ya un<br />

cierto grado de poder.<br />

2. Aún adquirido el poder y visto <strong>con</strong> claridad tal <strong>con</strong>flicto, hay que dejarlo<br />

caer, sin tratar de <strong>con</strong>vencerles de que aquello es <strong>com</strong>o lo vemos<br />

nosotros. Es un error intentar que acepten lo que aún no ven porque no<br />

pueden o no quieren.<br />

3. Igualmente es erróneo discutir <strong>con</strong> la <strong>familia</strong> aquellos aspectos que, por<br />

tenerlos previamente muy elaborados, forman parte de su propia vida. A<br />

lo sumo puede hacerse una indicación de que "parece ser..." que aquel<br />

aspecto <strong>con</strong>stituye un probable punto neurálgico de ciertas disfunciones<br />

existentes en el sistema. Es mejor dejarlos morir de muerte natural, sin<br />

tratar de <strong>con</strong>vencerlos.<br />

4. Un error frecuente es el de desafiar frontalmente un mito oficial de la<br />

<strong>familia</strong> (el orden, la unidad, la felicidad, etc...). Hay que trabajar su<br />

desaparición mediante la creación de otras formas más sanas de relación.<br />

5. Dar muchas prescripciones cuando ni el ritmo de aceptación de la <strong>familia</strong><br />

es lo suficientemente ágil para integrarlas y desarrollarlas, ni cuando el


Manual de Orientación y Terapia Familiar 627<br />

tiempo permite su realización. Abusar de las prescripciones es aniquilar<br />

la fuerza cambiante de las paradojas.<br />

6. Improvisar la sesión de T. F. al hilo de lo que vaya saliendo. Eso es también<br />

un esquema clásico según el cual el terapeuta trabaja <strong>con</strong> el material que<br />

aporta el paciente al ritmo de sus libres asociaciones. En T.F también<br />

existe lo que en otro lugar se ha descrito <strong>com</strong>o IImomento terapéutico ll<br />

•<br />

Pero lo verdaderamente eficaz es tener unas hipótesis de trabajo para<br />

cada sesión. A esta preparación, y en este sentido, lo vengo denominado<br />

IIpasos a dar ll<br />

en cada sesión, elaborados sobre la base de los pasos<br />

dados en las sesiones anteriores y las hipótesis de por dónde puede<br />

discurrir la sesión a celebrar. A veces no se recorren todos los IIpasos"<br />

previstos, pero la experiencia demuestra que trazan un camino que hace<br />

que el terapeuta no se desvíe de un objetivo. Otras veces permite no<br />

perder el norte cuando la <strong>familia</strong> se agita, cuando aparecen resistencias<br />

o cuando el caos es tal que da la impresión de que no hay salidas a la<br />

<strong>con</strong>fusión <strong>familia</strong>r. Volviendo a los pasos no se dan IIpalos de ciego ll<br />

•<br />

7. Otro error: no reflexionar sobre la sesión celebrada y dejar los cabos<br />

sueltos. Esto debe hacerse en dos fases: inmediatamente de terminada<br />

la sesión y juntamente <strong>con</strong> el coterapeuta y los que hayan visto la sesión<br />

desde el espejo. En esta fase se trata de destacar aquellas cosas<br />

importantes y que resaltan más a esta primera valoración. Una segunda<br />

fase es, pasados unos días cuando se prepare de modo más inmediato<br />

la próxima sesión y se fijen, según lo dicho, los nuevos pasos. El tiempo<br />

y la distancia suelen ser buenos auxiliares para dar serenidad y ponderación<br />

a cuanto se intenta valorar. En esta segunda fase suelen tomar<br />

nuevos <strong>con</strong>fines las percepciones de las personas vistas y de la información<br />

dada.<br />

6. <strong>La</strong> coterapia en la T.F<br />

El trabajo de coterapia plantea muchos problemas sobre cuya evolución y<br />

adecuada solución hay necesidad de investigar <strong>con</strong> rigor y amplias muestras.<br />

Esta es la razón por la que necesariamente hay que reducirse, por el momento,<br />

a presentar algunos puntos de referencia en torno a los cuales puede plantearse<br />

una acción terapéutica en términos de coterapia. En otro momento habrá que<br />

profundizar sobre este aspecto.


628 José Antonio Ríos González<br />

Lo primero que deseo manifestar es que mi preferencia por la coterapia en<br />

T.F. es clara. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> puede demasiado para enfrentarse a ella sólo. Es más:<br />

algunas <strong>familia</strong>s pueden demasiado y no hay más remedio que prepararse para<br />

el trabajo <strong>con</strong> ellas mediante la <strong>con</strong>frontación -no en términos de lucha, guerra<br />

o escalada para ver quién puede más- de dos sistemas: el sistema <strong>familia</strong>r y el<br />

sistema terapéutico. El trabajo debe integrar a ambos sistemas cuando se opta<br />

por no trabajar <strong>com</strong>o terapeuta solo ante un grupo <strong>familia</strong>r. Indudablemente este<br />

modelo obliga a perfilar muy bien aspectos que cuando se ven en un sólo<br />

terapeuta quedan un tanto simplificados, tales <strong>com</strong>o el visto de la integración<br />

del terapeuta en el S.F. Es evidente que la <strong>familia</strong> que acude a terapia se ve<br />

IIfrente a ll<br />

un sistema integrado por expertos que cuentan <strong>con</strong> armas poderosas:<br />

la técnica, el poder, las prescripciones, sus <strong>con</strong>ocimientos en suma. <strong>La</strong>s<br />

fantasías de la <strong>familia</strong> pueden adquirir niveles no siempre <strong>con</strong>ocidos, agrandados,<br />

por evidentes, <strong>con</strong> toda la información previa que han almacenado antes<br />

de decidirse a <strong>con</strong>sultar: acerca del equipo terapéutico y basados en la información<br />

que les da otro especialista, una <strong>familia</strong> ya atendida y hasta la información<br />

paralela que se buscan acerca de la personalidad y <strong>com</strong>petencia de los<br />

terapeutas.<br />

El sistema terapéutico, por otra parte, se les muestra <strong>com</strong>o algo muy estructurado,<br />

nada caótico, y percibido así a través de las normas que se le dan en<br />

las llamadas previas. Saben, por otra parte, que serán atendidos por más de un<br />

terapeuta que, a su vez, estarán ayudados por los miembros del equipo que<br />

siguen la sesión detrás del espejo y que, <strong>com</strong>o un batallón de refuerzo, pueden<br />

intervenir en la sesión a través del teléfono interno. En suma: un sistema muy<br />

<strong>com</strong>pacto que va a trabajar sobre un sistema (el <strong>familia</strong>r) percibido <strong>com</strong>o<br />

desintegrado, nada cohesivo, muy caótico.<br />

Es de ahí de donde hay que asegurar que el coterapeuta que trabaja <strong>con</strong> uno<br />

que hace intervenciones más frecuentes no se sienta, ni sea percibido, <strong>com</strong>o<br />

figura secundaria en el proceso de terapia. Lo diré <strong>con</strong> otras palabras: el<br />

coterapeuta no es el observador silencioso y un tanto lejano de los grupos<br />

clásicos de terapia. El coterapeuta es un elemento activo que interviene cuando<br />

lo estima oportuno y se calla cuando parece <strong>con</strong>veniente. Desde esa idea base<br />

hay que estructurar un esquema de trabajo que haga posible la intervención<br />

simultánea de los dos terapeutas y la integración ocasional de las sugerencias<br />

y aportaciones que hace el resto del equipo que <strong>con</strong>templa la sesión.<br />

Cuando se trabaja así, aparece una evidente in<strong>com</strong>odidad y sensación de estar<br />

IIsolo ante el peligro ll<br />

cuando por circunstancias imprevistas tiene que trabajarse


Manual de Orientación y Terapia Familiar 629<br />

solo frente a una <strong>familia</strong>. Y la <strong>familia</strong>, cuando pueda valorarse el dato, es muy<br />

probable que se encuentre incómoda ante un solo terapeuta.<br />

Mi experiencia personal trata de basarse en lo que el ejercicio diario me<br />

enseña, aunque apoyándome en ideas de WHITAKER NAPIER (1979), 808­<br />

ZORMENYI-NAGY y FRAMO (1965), destacando algunos puntos en torno a los<br />

que debe organizarse el trabajo en coterapia:<br />

1. <strong>La</strong> formación de la pareja terapéutica debe basarse en una simpatía mutua<br />

que asegure una suficiente disponibilidad para colaborar sin recelos y <strong>con</strong><br />

la garantía de evitar <strong>com</strong>petencias inútiles en términos de rivalidad.<br />

2. <strong>La</strong> pareja terapéutica debe <strong>con</strong>tar <strong>con</strong> unas ideas básicas <strong>com</strong>unes y una<br />

aceptación del esquema metodológico que postula la línea terapéutica a<br />

seguir.<br />

3. No basta una identidad de formación teórica, sino un cierto período de<br />

ejercicio <strong>con</strong>junto en el que se haya probado que son capaces de trabajar<br />

juntos sin rechazos de ningún tipo.<br />

4. <strong>La</strong> coterapia no debe amenazar en ningún momento la identidad de cada<br />

terapeuta, sino servir de apoyo para ella, a fin de <strong>con</strong>seguir -<strong>com</strong>o en la<br />

<strong>familia</strong>- un sistema <strong>com</strong>plementario en el que cada personalidad aporta<br />

elementos importantes para la identificación de los miembros del sistema<br />

en tratamiento.<br />

5. Aunque en la práctica haya uno que hace las veces de terapeuta primero,<br />

por llamarle de algún modo, el que se mantiene en segundo plano por<br />

razones de estrategia no puede aparecer ante la <strong>familia</strong> <strong>com</strong>o un auxiliar<br />

o asistente del terapeuta.<br />

6. En las situaciones de formación en T.F. este equilibrio <strong>com</strong>plementario<br />

es más difícil de lograr por la inseguridad del novato o por el temor a<br />

intervenir <strong>con</strong> riesgo de equivocarse o no acertar en las intervenciones.<br />

Puede paliarse mediante la invitación a intervenir en algunas secuencias<br />

más sencillas de la terapia, así <strong>com</strong>o destacando por parte del terapeuta<br />

más experto la unidad de criterios cuando interviene el coterapeuta o,<br />

simplemente, cuando se intenta transmitir a la <strong>familia</strong> alguna idea que se<br />

estima importante para la marcha de la terapia.<br />

7. También puede reforzarse la idea de IIsistema terapéutico" mediante la<br />

intervención del coterapeuta en formación en la recogida de información<br />

previa al <strong>com</strong>ienzo de la T.F. <strong>La</strong>s llamadas telefónicas previas al primer<br />

encuentro ofrecen la posibilidad de mostrar un trabajo en equipo.


630 José Antonio Ríos González<br />

8. Personalmente refuerzo esta idea mediante intervenciones del tipo de:<br />

IIComo ha dicho...XII, li<strong>La</strong> idea dada por X... II, 11 Nosotros pensamos que en<br />

este caso sería bueno... II , IIPara nosotros es fundamental. ...', evitando<br />

hablar en primera persona a lo largo de la sesión.<br />

9. Algunos terapeutas experimentados insisten en la idea de llevar a la<br />

terapia una <strong>com</strong>plementariedad de papeles de tal modo que un terapeuta<br />

haga las veces de padre vigoroso y el otro el de madre sedante, <strong>com</strong>o<br />

una unidad equilibrada o, <strong>con</strong> palabras de WHITAKER, <strong>com</strong>o un IIbuen<br />

matrimonio profesional".<br />

10. Esto no obliga a que la pareja terapéutica esté formada por hombre y<br />

mujer, aunque esta <strong>com</strong>binación ofrece mayores alternativas de modelos<br />

para las <strong>familia</strong>s. Lo que se trata es de lograr la oferta de unos padres<br />

simbólicos para lo que, según NAPIER y WHITAKER, no es imprescindible<br />

la presencia de sexos opuestos.<br />

11. El significado simbólico para la <strong>familia</strong> se logra gracias al juego equilibradar<br />

que presentan los terapeutas en el <strong>con</strong>texto de una relación coherente<br />

y estable <strong>con</strong> la alternancia de papeles.<br />

12. Este modelo alternativo puede verse <strong>con</strong>centrado en la estrategia según<br />

la cual los terapeutas actúan o no actúan en un momento de la sesión.<br />

11 Estar dentro/estar fuera ll<br />

es el modo de <strong>con</strong>seguir una presencia eficaz.<br />

13. Esta posibilidad permite que si un terapeuta se ve <strong>con</strong>fuso en el trabajo<br />

<strong>con</strong> la <strong>familia</strong> pueda pedir al otro su ayuda o intervención, ya sea mediante<br />

gestos <strong>con</strong>venidos, ya sea pidiendo directamente este refuerzo.<br />

14. <strong>La</strong> actitud de silencio y espera del terapeuta que no interviene en un<br />

momento enseña a la <strong>familia</strong> ese arte díficil de IIsaber estar ll<br />

sin intrusismos.<br />

Si desea intervenir puede hacerlo, lo cual, por su parte, no obliga al<br />

otro a abandonar lo que estaba haciendo. Rogarle que espere es un<br />

procedimiento que impide que la terapia tome un rumbo distinto.<br />

15. <strong>La</strong>s intervenciones esporádicas de uno de los terapeutas no deben<br />

romper nunca el hilo <strong>con</strong>ductor que lleva la sesión. Esta sincronía es<br />

fundamental para que nunca haya dos líneas de terapia en una misma<br />

sesión.<br />

16. Lo mismo hay que decir respecto a la incorporación o no de lo que aportan<br />

y sugieren quienes están viendo la sesión detrás del espejo. El terapeuta<br />

que lleva más directamente la sesión decidirá si tal aportación se toma o<br />

no para seguir el trabajo terapéutico.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 631<br />

17. Si un terapeuta se ve envuelto por los manejos de la <strong>familia</strong>, deberá<br />

intervenir el otro. Si no se capta tal situación, el terapeuta en dificultad<br />

debe decirlo. Personalmente uso un procedimiento: me dirijo al coterapeuta<br />

y le digo abiertamente II¿Qué hacemos <strong>con</strong> esta <strong>familia</strong>?lI, o más<br />

aún, liNo sé qué hacer <strong>con</strong> esta <strong>familia</strong> ll<br />

dando paso a la intervención del<br />

otro para sacar a la sesión de un punto caótico.<br />

18. El saber salir en el sentido expuesto permite, por otra parte, tomar<br />

perspectivas de observación un tanto alejadas, lo que facilita objetivar<br />

datos y situaciones. El estar <strong>con</strong>tinuamente metido en la sesión, sin<br />

respiros, es <strong>com</strong>o estar en el bosque, <strong>con</strong> los árboles tan encima que no<br />

dejan ver más allá de lo inmediato.<br />

19. Coordinar este juego IIdentro-fuera ll<br />

es fruto de la práctica y de la captación<br />

intuitiva del otro para intervenir invitando a salir al que actúa <strong>con</strong> más<br />

frecuencia. A veces hay que IIsalir ll<br />

para no intervenir inadecuadamente,<br />

cosa que puede suceder siempre que hay una <strong>con</strong>tratransferencia <strong>con</strong><br />

algún miembro de la <strong>familia</strong>. IIEntrar ll<br />

a una intervención de tal miembro<br />

podría ser nociva o, al menos, inútil. En esta situación, <strong>com</strong>o cuando se<br />

juega al tenis en pareja, hay que dejar pasar lo que dice aquel miembro.<br />

Que esa pelota la devuelva el otro terapeuta.<br />

20. Lo mismo hay que decir respecto a la división de tareas a realizar en la<br />

sesión. Debe tenerse previsto si es <strong>con</strong>veniente que ante determinados<br />

pasos a dar sea uno u otro terapeuta el que hace esa intervención. Así<br />

los momentos previstos <strong>com</strong>o más delicados o importantes no se dejan<br />

a la improvisación del momento.<br />

21. Si un terapeuta en un día <strong>con</strong>creto no está en buenas <strong>con</strong>diciones C'hay<br />

momentos difíciles, días negros, semanas llenas de angustia y años de<br />

monotonía ll<br />

, afirma WHITAKER) debe dejar la voz cantante al otro. De lo<br />

<strong>con</strong>trario la sesión puede discurrir por derroteros estériles.<br />

Todo ello, bien estructurado, puede dar lugar a la creación de un modelo de<br />

coterapia que haga posible el desarrollo armónico de un proceso. <strong>La</strong> experiencia<br />

de cada cual irá aportando a estas bases lo que parezca más <strong>con</strong>veniente.


632 José Antonio Ríos González<br />

7. Un tema abierto: la IIcuraciónll o IImejoría ll en T.f. y los<br />

instrumentos de evaluación del proceso.<br />

<strong>La</strong> mejoría de una situación sometida a T.F. puede detectarse mediante las<br />

modificaciones que se observan entre una sesión y otra. Pero esto no es siempre<br />

fiable, especialmente cuando la descarga de tensiones <strong>con</strong>tribuye a una distensión<br />

que alivia los <strong>con</strong>flictos.<br />

El tema más importante es el de plantear en qué <strong>con</strong>siste la curación en T.F.<br />

dado que, <strong>con</strong>tra lo que ocurre en otras terapias, se trabaja <strong>con</strong> un sistema<br />

aunque sea a partir de la presencia de un síntoma que preocupa.<br />

Todos los estudios de T.F. coinciden en que hay una idea central: hay curación<br />

cuando hay cambios, y tal cambio puede verse siempre que la terapia haya<br />

<strong>con</strong>seguido la formación de nuevas estructuras <strong>familia</strong>res (MINUCHIN, 1978)<br />

<strong>con</strong> lo que, aparte de otras cosas ya dichas, ofrece la posibilidad de trazar un<br />

camino en el que la activación del descubrimiento de nuevos modelos transaccionales<br />

sea un objetivo terapéutico, siempre según MINUCHIN.<br />

Para BOSZORMENYI-NAGI (1965) la curación se verifica siempre que se<br />

<strong>con</strong>sigue una clarificación emotiva de las relaciones, cuando se eliminan las<br />

distorsiones transaccionales y cuando quedan fuera de juego las proyecciones<br />

in<strong>con</strong>scientes que están en la raíz de los sufrimientos de muchas <strong>familia</strong>s.<br />

El esquema de trabajo que hemos adoptado en mi equipo cuenta <strong>con</strong> unas<br />

ideas en torno a las cuales podemos establecer un nivel de mejoría/curación en<br />

las terapias <strong>familia</strong>res. Lo presento seguidamente aunque no puedo ofrecer<br />

datos que <strong>con</strong>firmen la fiabilidad de esta hipótesis. En esta tarea estamos<br />

embarcados aunque <strong>con</strong> las inevitables limitaciones de modelos de evaluación<br />

y <strong>con</strong>trol, aspecto que estimamos está abierto a estudios amplios y sistemáticos.<br />

Para nosotros la curación vendrá en función de:<br />

1. Modificación del sistema de relación que tiene la <strong>familia</strong> al inicio de la T.F.<br />

2. Enriquecimiento, en grado, intensidad y niveles, del tipo de <strong>com</strong>unicación<br />

intrasistémica, tanto a nivel de sistema total <strong>com</strong>o en los parciales de cada<br />

subsistema.<br />

3. Enriquecimiento afectivo y elevación del tono emocional del <strong>con</strong>texto<br />

<strong>familia</strong>r: mayor relación, mejores <strong>con</strong>tactos, <strong>com</strong>unicaciones más profundas.<br />

4. Delimitación clara y no caótica de las generaciones que <strong>con</strong>viven en la<br />

<strong>familia</strong>, eliminando la denominada lIensalada mixta de personas ll<br />

• Que


Manual de Orientación y Terapia Familiar 633<br />

cada uno sea una entidad personal diferenciada a fin de que se facilite la<br />

normal evolución somatopsíquica de cada miembro según su momento o<br />

ciclo evolutivo.<br />

5. Conquista de una mayor flexibilidad en los estilos educativos (actitudes,<br />

autoridad, disciplina) para eliminar las rigideces disfuncionales y hasta<br />

patógenas.<br />

6. Consecución de una clara jerarquización en el sistema <strong>familia</strong>r, sin<br />

renunciar a responsabilidades paterno/maternas a<strong>com</strong>odadas al nivel<br />

sociocultural y a las necesidades de cada sistema <strong>familia</strong>r <strong>con</strong>creto.<br />

7. Establecimiento de modelos equilibrados de autoridad y disciplina que no<br />

destruyan la interacción maduradora dentro del S.F.<br />

8. Consecución de que cada miembro esté en su lugar generacional y<br />

susbsistémico, <strong>con</strong> respuestas de <strong>com</strong>portamiento adecuadas a su<br />

edad/momento evolutivo para que la interacción <strong>con</strong> los demás miembros<br />

del S.F. le ayude a <strong>con</strong>seguir mayor cohesión interna, mayor estabilidad<br />

emocional que haga innecesarios los <strong>com</strong>portamientos sintomáticos para<br />

diferenciarse de los otros y garantice un progreso evolutivo individual.<br />

9. Que el S.F. total <strong>con</strong>siga, igualmente, la cohesión interna, la estabilidad<br />

y el progreso <strong>com</strong>o grupo humano en crecimiento.<br />

De este modo tenemos un camino para marcar los pasos a dar, creando los<br />

presupuestos que hagan posible la evolución y el crecimiento del sistema y sus<br />

<strong>com</strong>ponentes. Ahí centramos nuestro <strong>con</strong>cepto de IIcuraciónll<br />

Instrumentos de evaluación del proceso (1)<br />

Por el momento <strong>con</strong>tamos únicamente <strong>con</strong> algunos esquemas de valoración<br />

hechos sobre la base de la observación directa de los cambios que se van<br />

operando entre sesiones de terapia. Su sistematización requiere un trabajo<br />

minucioso al que se va a prestar atención inmediata. Pensamos que la edición<br />

<strong>com</strong>entada de sesiones de T.F. grabadas en nuestro equipo facilitará la <strong>con</strong>strucción<br />

de un diseño que mida cuanto interesa en este terreno.<br />

Un segundo instrumento puede ser el de realización de <strong>con</strong>troles al cabo de<br />

cierto tiempo, no sólo para ver los resultados obtenidos en la T.F., sino también<br />

para poder evaluar la persistencia de los resultados obtenidos. Sobre las bases<br />

que nos ofrece un instrumento <strong>con</strong> el que valoramos los resultados y permanencia<br />

de éstos en las terapias realizadas a nivel individual desde 1965,<br />

preparamos el adecuado para valorar los procesos de T.F.<br />

(1) Ver págs. 635-644


634 José Antonio Ríos González<br />

Agradezco en este sentido algunas ideas aportadas por NAVARRO GONGO­<br />

RA (Instituto de Psicoterapia. Salamanca) a través del material aún inédito que<br />

ha adaptado del Cuestionario utilizado en el Family Institute de Cardiff y que<br />

evalúa parámetros <strong>com</strong>o recuperación, relación <strong>con</strong> el terapeuta y <strong>con</strong> el centro<br />

de <strong>con</strong>sulta. Su línea de trabajo en este sentido se <strong>con</strong>creta en la recogida de<br />

los datos que aporta la <strong>familia</strong> a los 6 meses de finalizada la terapia. Los<br />

resultados aún no son <strong>con</strong>ocidos.<br />

Nuestras limitaciones, la falta de respuesta en algunas <strong>familia</strong>s tratadas -lo<br />

que puede ser un indicio de que quieren olvidar un pasado y mantener nuevos<br />

niveles de independencia- <strong>con</strong>tribuyen a que, en efecto, la evaluación de la<br />

curación y mejoría sea aún un tema abierto.<br />

***<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

APENDICE 1.<br />

EL CONTRATO TERAPEUTICO<br />

1.1. Modelo de <strong>con</strong>trato para la TERAPIA DE FAMILIA<br />

(Entregado antes de iniciar la Terapia)<br />

CONTRATO TERAPEUTICO<br />

1. Una vez recibida la petición de <strong>con</strong>sulta, mantendrá <strong>con</strong> Vdes. una<br />

<strong>con</strong>versación telefónica uno de los terapeutas que les recibirán en la<br />

primera sesión. El fin de la misma es <strong>com</strong>pletar algunos de los datos antes<br />

de ser recibidos.<br />

2. Entre esta llamada y la primera sesión deberán <strong>com</strong>pletar una serie de<br />

cuestionarios previos para tener la información que nos permita formar<br />

una idea acerca de algunas cuestiones que tendremos que trabajar juntos<br />

a lo largo de la Terapia. En otros momentos del proceso volveremos a<br />

solicitar de Vdes. la colaboración necesaria para seguir <strong>com</strong>pletando<br />

datos. Sin haber recibido los cuestionarios debidamente cumplimentados<br />

por cada uno de Vdes., no iniciaremos la Terapia solicitada.<br />

3. A la primera sesión deberán acudir TODOS LOS MIEMBROS DE LA<br />

FAMILIA, entendiendo por tal todos los que viven en la casa. Solamente<br />

si el terapeuta que les llame decide otra cosa, esta norma se mantendrá<br />

sin excepción.<br />

4. En las sesiones sucesivas se entenderá que han de seguir acudiendo<br />

TODOS. En caso de que los terapeutas que dirigen la Terapia decidan<br />

que alguno o algunos de los miembros no han de asistir a alguna sesión,<br />

lo dirán expresamente. Cualquier decisión tomada en <strong>familia</strong> en <strong>con</strong>tra<br />

de esta 'norma será objeto de análisis en la sesión.<br />

5. Con independencia del motivo de la Terapia Familiar que hayan expuesto<br />

ustedes, y de acuerdo <strong>con</strong> nuestra metodología, a la TERCERA SESION<br />

vendrán solamente los padres/matrimonio y a alguna posterior (puede<br />

ser la 4ª o la 5ª) vendrán solamente los <strong>hijos</strong>/hermanos. Esta es una regla<br />

que les recordaremos llegado ese momento del proceso terapéutico.<br />

6. El número aproximado de sesiones de T.F. a celebrar en nuestro enfoque<br />

técnico es el <strong>com</strong>prendido entre 8 y 10 sesiones <strong>con</strong> un ritmo de distancia<br />

entre 3/4 semanas, abarcando así un tiempo total que oscila alrededor de<br />

los 11/12 meses de terapia.<br />

635


636 José Antonio Ríos González<br />

7. En cada sesión se les citará para la siguiente, indicando día y hora de<br />

celebración. Una vez aceptada por Vdes. no se modificará salvo fuerza<br />

mayor y en caso de no acudir a la sesión acordada SE ABONARA<br />

IGUALMENTE. Basta que acuda un miembro de la <strong>familia</strong> para que la<br />

sesión se celebre, ya que nuestro modelo terapéutico lo a<strong>con</strong>seja así.<br />

8. Siempre serán atendidos por DOS TERAPEUTAS de nuestro equipo,<br />

pudiendo cambiar en algún caso, ya que tras el espejo unidireccional los<br />

demás miembros del equipo que les atienden siguen todas y cada una de<br />

las sesiones que celebremos. Tales miembros pueden intervenir en la<br />

terapia a través del teléfono interno y están obligados al secreto profesional<br />

<strong>com</strong>o los terapeutas que les atienden directamente. El director de<br />

STIRPE es uno de los terapeutas fijos, pero en algunas sesiones puede<br />

delegar su tarea en otro miembro del equipo.<br />

9. Si no hay razón técnica en <strong>con</strong>tra, grabaremos en video las sesiones,<br />

observando en ello las normas deontológicas que regulan el uso exclusivo<br />

de la grabación por parte del equipo o <strong>con</strong> fines didácticos y tareas de<br />

formación en STI RPE o en<strong>com</strong>endadas al mismo. Este punto deberán ser<br />

aceptado por Vdes. mediante la firma de la Autorización según el modelo<br />

que se les adjunta.<br />

10. Es norma a mantener por nuestra parte no admitir información parcial<br />

entre una sesión y otra, ya sea telefónicamente o de cualquier otro modo.<br />

Si ocurriese así, rogaremos a quien la facilita, la autorización necesaria<br />

para su uso ante toda la <strong>familia</strong>. De lo <strong>con</strong>trario podemos llegar a tener<br />

información no utilizable que será un obstáculo para la eficacia de la<br />

terapia. A lo largo de la sesión cada cual puede exponer la necesidad de<br />

un "territorio personal reservado" y cuya utilización se acordará entre<br />

todos los de la <strong>familia</strong> y los terapeutas.<br />

11. Si en alguna situación <strong>con</strong>creta algún miembro de la <strong>familia</strong> está bajo<br />

algún tratamiento terapéutico (psiquiátrico, psicológico, farmacológico,<br />

etc.), necesitaremos la AUTORIZACION del especialista que lo atiende a<br />

fin de delimitar claramente el ámbito de nuestra intervención y evitar una<br />

duplicidad de criterios que resulten negativos para el bien del sujeto en<br />

tratamiento. Lo mismo se hará cuando a lo largo de la terapia se vea la<br />

necesidad de acudir a otro especialista. Mientras se decide o aclara una<br />

situación <strong>com</strong>o la expuesta, se interrumpirá la Terapia Familiar.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 637<br />

12. <strong>La</strong> terminación del proceso terapéutico deberá <strong>con</strong>certarse mutuamente<br />

entre la <strong>familia</strong> y los terapeutas, cualquiera que sea el motivo de su<br />

finalización. De cualquier modo, ha de manifestarse claramente y estando<br />

de acuerdo TODOS LOS MIEMBROS DE LA FAMILIA. Por ello no<br />

admitiremos la <strong>con</strong>clusión de la Terapia fuera de una sesión en la que se<br />

dé por terminado el <strong>con</strong>trato terapéutico.<br />

13.Tanto en este momento final <strong>com</strong>o en alguno intermedio del proceso se<br />

les rogará respondan un Cuestionario de Control de la Terapia que nos<br />

permita hacer una valoración del trabajo realizado y los resultados obte­<br />

nidos o fracasos acumulados. Con tal información -y la recogida en las<br />

sesiones celebradas- redactaremos un INFORME EVOLUTIVO DE LA<br />

T.F. que les será entregado para su <strong>con</strong>ocimiento y uso.<br />

14. Una vez terminada la T.F. nuestro equipo volverá a ponerse en <strong>con</strong>tacto<br />

<strong>con</strong> Vdes. de una manera cómoda al cabo de 6, 12 Y 24 meses para<br />

evaluar la situación posterior a la terapia realizada. De este modo, si<br />

hubiese necesidad, estarán atendidos por nuestra parte para cualquier<br />

duda o aclaración.<br />

15. Si realizadas las 10 sesiones que se indican en el punto 6, la <strong>familia</strong> o el<br />

equipo de STIRPE ven la necesidad de tener alguna sesión más, podrá<br />

plantearse un nuevo Contrato en el que se determinen los <strong>con</strong>tenidos para<br />

las nuevas sesiones, los miembros que asistirán, el ritmo y fechas de la/s<br />

sesión/nes de la nueva fase, así <strong>com</strong>o los honorarios si fuese el caso.<br />

Para tales objetivos se tendrían en cuenta los datos obtenidos mediante<br />

los Cuestionarios citados en el número 13 de este Contrato<br />

16. Los honorarios a abonar por sesión <strong>con</strong>certada se les indicarán en el<br />

momento de aceptar la Terapia Familiar, una vez recogida toda la<br />

información indicada en los puntos 1 y 2, Yel inicio de la terapia por parte<br />

de Vdes. significará que aceptan los honorarios fijados. El abono de los<br />

mismos ha de hacerse al final de cada sesión a cualquiera de los<br />

terapeutas que les atiendan.<br />

17. Les rogamos que para cualquier <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> nuestro equipo tengan en<br />

cuenta los horarios de secretaría que se les indicarán oportunamente.<br />

Con la secretaria determinarán si lo que desean <strong>com</strong>unicar deberán<br />

hablarlo directamente <strong>con</strong> alguno de los terapeutas que les atienden o lo<br />

transmite ella misma. De este modo garantizamos una atención <strong>con</strong>ve­<br />

niente y eficaz. En cualquier caso dejen siempre su nombre <strong>com</strong>pleto y<br />

teléfono de <strong>con</strong>tacto.


638 José Antonio Ríos González<br />

18. El <strong>con</strong>tenido de este Contrato debe ser <strong>con</strong>ocido por TODOS los<br />

miembros de la <strong>familia</strong> antes de venir a terapia. Lo <strong>con</strong>trario será un<br />

obstáculo para la buena marcha de nuestro trabajo.<br />

Madrid, . . . . .. de de 199<br />

NOTA IMPORTANTE: Una vez fijada la fecha y sesión a celebrar, no se les<br />

volverá a recordar. Rogamos tomen buena nota de ello para evitar molestias<br />

innecesarias.<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

1.2. MODELO DE CONTRATO PARA LA TERAPIA DE PAREJA.<br />

(Entregado antes de iniciar la Terapia)<br />

CONTRATO TERAPEUTICO<br />

1. Una vez recibida la petición de <strong>con</strong>sulta, uno de los terapeutas que les<br />

atenderán en la primera sesión, mantendrá <strong>con</strong> Vdes. una <strong>con</strong>versación<br />

telefónica para <strong>com</strong>pletar algunos datos antes de ser recibidos.<br />

2. Entre esta llamada y la primera sesión deberán <strong>com</strong>pletar una serie de<br />

Cuestionarios previos para tener la información que nos permita formar<br />

una idea acerca de algunas cuestiones que tendremos que trabajar juntos<br />

a lo largo de la Terapia. En otros momentos del proceso volveremos a<br />

solicitar de Vdes. su colaboración para seguir <strong>com</strong>pletando datos. Sin<br />

haber recibido los Cuestionarios aludidos no iniciaremos la Terapia solicitada.<br />

3. A la primera sesión/entrevista deberán acudir los dos cónyuges.<br />

4. En las sesiones sucesivas se entenderá que han de seguir acudiendo los<br />

dos, salvo indicación expresa de los terapeutas. Cualquier decisión<br />

<strong>con</strong>traria que tome la pareja será objeto de análisis en la sesión.<br />

5. El número aproximado de sesiones de terapia de pareja a tener, según<br />

nuestro modelo técnico, es el <strong>com</strong>prendido entre 8 y 10, <strong>con</strong> un ritmo de<br />

distancia entre 3/4 semanas, abarcando un periodo total que oscila<br />

alrededor de 12 meses.<br />

6. En cada sesión se les citará para la siguiente, indicándoles día y hora de<br />

celebración. Una vez aceptada por Vdes. no se modificará salvo fuerza<br />

mayor. En caso de no acudir a la sesión <strong>con</strong>certada SE ABONARA<br />

IGUALMENTE LA CANTIDAD FIJADA AL INICIAR LA TERAPIA. Basta<br />

que acuda uno de los cónyuges para que la sesión se celebre.<br />

7. No se tendrán sesiones individuales salvo cuando se acuerde así en una<br />

exposición clara por parte de la pareja y sean aceptadas por los terapeutas.<br />

Igualmente podrán tenerse cuando, a petición de los terapeutas, los<br />

cónyuges lo acepten. Nunca se celebrarán por decisión unilateral de<br />

cualquiera de las partes.<br />

8. Siempre serán atendidos por DOS TERAPEUTAS de nuestro equipo,<br />

pudiendo cambiar en algún caso, ya que tras el espejo están los demás<br />

miembros del equipo que les atiende. Estos miembros pueden intervenir<br />

en la terapia a través del teléfono interno, y están obligados al secreto<br />

profesional <strong>com</strong>o los terapeutas que les atienden directamente. El Direc-<br />

639


640 José Antonio Ríos González<br />

tor de STIRPE es uno de los terapeutas fijos, pero en alguna ocasión<br />

puede delegar su tarea en otro miembro del equipo quedando él tras el<br />

espejo.<br />

9. Si no hay razón técnica en <strong>con</strong>tra, grabaremos en Vídeo las sesiones<br />

celebradas, observando en ello las normas deontológicas que regulan el<br />

uso exclusivo de la grabación por parte del equipo o <strong>con</strong> fines didácticos<br />

y tareas de formación impartidas por STIRPE. Este punto deberá ser<br />

aceptado por Vdes. mediante la firma de la Autorización que se les<br />

adjunta.<br />

10. Es norma a mantener por nuestra parte no admitir información parcial<br />

entre las sesiones, ya sea telefónicamente o de cualquier otro modo. Si<br />

ocurriese así, rogaremos al que la facilite la autorización necesaria para<br />

su uso ante el otro. De lo <strong>con</strong>trario podemos llegar a tener información<br />

no-utilizable que será un obstáculo para la eficacia de la terapia. Si alguno<br />

cree necesario solicitar un IIterritorio personal reservado", deberá exponerlo<br />

en una sesión de pareja y se tomarán los acuerdos <strong>con</strong>venientes<br />

<strong>con</strong>forme a lo dicho en el punto 7.<br />

11. Si al acudir a Terapia de Pareja cualquiera de los cónyuges está bajo<br />

tratamiento psiquiátrico, psicológico o terapéutico <strong>con</strong> otro especialista,<br />

deberá exponerlo. En tal caso necesitaremos la AUTORIZACION del<br />

especialista en cuestión antes de iniciar la Terapia de Pareja, a fin de<br />

delimitar claramente el ámbito de nuestra intervención y evitar una duplicidad<br />

de criterios que puedan resultar nocivos para el bien de la/s<br />

persona/s implicada/s. Lo mismo se hará cuando a lo largo de la Terapia<br />

se vea la necesidad de acudir a otro especialista. Mientras se decide o<br />

aclara una situación <strong>com</strong>o la expuesta, se interrumpirá la Terapia de<br />

Pareja iniciada.<br />

12. <strong>La</strong> terminación de la Terapia de Pareja deberá acordarse mutuamente<br />

entre el matrimonio y los terapeutas, cualquiera que sea el motivo de su<br />

finalización. Tal deseo ha de manifestarse claramente y estando de<br />

acuerdo AMBOS CONYUGES. Por ello, no admitiremos la <strong>con</strong>clusión de<br />

la Terapia fuera de una sesión en la que se dé por terminado el <strong>con</strong>trato<br />

terapéutico.<br />

13. Si uno de los miembros de la pareja desea <strong>con</strong>tinuar de manera personal<br />

un tratamiento individual se elaborará un nuevo <strong>con</strong>trato <strong>con</strong>forme a las<br />

circunstancias del caso, técnicas, ritmo, número de sesiones, <strong>con</strong>tenidos<br />

y terapeuta responsable.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 641<br />

14. Tanto en el momento final <strong>com</strong>o en otros intermedios del proceso, se les<br />

rogará respondan un Cuestionario de Control de la Terapia que nos<br />

permita hacer una valoración del trabajo realizado y los resultados obtenidos<br />

o fracasos acumulados. Con tal información -y la recogida en las<br />

sesiones tenidas- redactaremos un INFORME EVOLUTIVO DE LA TE­<br />

RAPIA DE PAREJA que les será entregado para su uso.<br />

15. Una vez terminada la terapia, nuestro equipo volverá a ponerse en<br />

<strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> Vdes. de una manera cómoda al cabo de 6, 12 Y24 meses<br />

para evaluar la evolución y situación posterior a la terapia realizada. De<br />

este modo, estaremos a su disposición para cualquier duda o aclaración.<br />

16. Si realizadas las 10 sesiones previstas en el punto 5, la pareja o el equipo<br />

de STIRPE ven la necesidad de tener alguna sesión más, podrá plantearse<br />

un nuevo Contrato en el que se determinen los <strong>con</strong>tenidos, ritmo y<br />

fechas de las sesiones de la nueva fase, así <strong>com</strong>o los honorarios si fuese<br />

el caso. Para todo ello se tendrían en cuenta los datos obtenidos mediante<br />

los Cuestionarios citados en el número 14 de estas Normas.<br />

17. Los honorarios a abonar por cada sesión se les indicarán en el momento<br />

de aceptar la Terapia de Pareja, una vez recogida toda la información<br />

citada en los puntos 1 y 2, Y el inicio de la Terapia por parte de Vdes.<br />

significará la aceptación de los honorarios fijados. El abono de los mismos<br />

ha de hacerse al final de cada sesión a cualquiera de los terapeutas que<br />

les atiendan.<br />

18. Les rogamos que para cualquier <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> nuestro equipo tengan en<br />

cuenta los horarios de Secretaría que se les indiquen oportunamente. Con<br />

la Secretaria determinarán si la información que desean transmitir la<br />

<strong>com</strong>unica ella misma o es <strong>con</strong>veniente <strong>con</strong>ectar <strong>con</strong> alguno de los<br />

terapeutas. De este modo garantizamos una atención <strong>con</strong>veniente y<br />

eficaz. En cualquier caso dejen su nombre <strong>com</strong>pleto y teléfono de <strong>con</strong>tacto<br />

para facilitar la <strong>con</strong>exión <strong>con</strong> Vdes.<br />

19. El <strong>con</strong>tenido de estas Normas debe ser <strong>con</strong>ocido por ambos cónyuges<br />

antes de venir a Terapia. Lo <strong>con</strong>trario será un obstáculo para la buena<br />

marcha de nuestro trabajo.<br />

Madrid, . . . .. de de 199<br />

Nota importante: Una vez se les de día y hora para la próxima sesión no<br />

se les volverá a recordar. Rogamos tomen buena nota de ello para evitar<br />

molestias innecesarias.


642 José Antonio Ríos González<br />

1.3. MODELO DE AUTORIZACION PARA GRABACIONES DE VIDEO.<br />

(A devolver finnado antes de iniciar la Terapia)<br />

AUTORIZACION PARA GRABACION EN VIDEO<br />

O/DI mayor de edad,<br />

autorizo a D. José Antonio Ríos González, Psicólogo (Colegiado nº M-4232) y Director de<br />

•• Stirpe", a grabar en video las sesiones de terapia <strong>familia</strong>r/terapia de pareja que tengan<br />

<strong>con</strong> nosotros desde el día de la fecha, <strong>con</strong> objeto de que puedan ser estudiadas en el<br />

proceso de la terapia que hemos aceptado, así <strong>com</strong>o <strong>con</strong> fines didácticos en las<br />

actividades de formación de dicho Centro.<br />

El uso de las grabaciones queda autorizado bajo las siguientes <strong>con</strong>diciones:<br />

1. En el uso de las mismas se respetará el secreto profesional de los <strong>con</strong>tenidos.<br />

2. No se hará ninguna copia para uso exterior a "Stirpe".<br />

3. <strong>La</strong>s grabaciones se usarán exclusivamente:<br />

a) para el mejor seguimiento del proceso de la terapia por parte del Director de<br />

"Stirpe" y los miembros de su equipo técnico y de supervisión.<br />

b) para la investigación dentro de la institución y <strong>con</strong> vistas a seminarios, <strong>con</strong>gresos<br />

y cursos de formación.<br />

c) para el entrenamiento de profesionales en los programas formativos de "Stirpe".<br />

d) no podrán solicitarse copias de los vídeos <strong>con</strong> fines jurídicos en casos matrimoniales<br />

o afines.<br />

4. En los supuestos anteriores, "Stirpe" se <strong>com</strong>promete a no exhibir ninguna grabación<br />

cuando entre los participantes en c) se encuentre alguna persona que <strong>con</strong>ozca a la<br />

<strong>familia</strong> o pareja seguida en terapia.<br />

5. Todas las personas implicadas en cualquiera de los supuestos anteriores, quedan<br />

obligadas al secreto profesional que se cita en el punto 1.<br />

6. D. José Antonio Ríos González, <strong>com</strong>o director de "Stirpe", se responsabiliza de la<br />

guardia y custodia de las grabaciones realizadas, vigilando para que en ningún caso<br />

salgan del archivo del Centro fuera de su <strong>con</strong>trol y utilización.<br />

Con expresa aceptación de todos los puntos anteriores, firman el siguiente acuerdo las<br />

siguientes personas:<br />

O/DI .<br />

y O. José Antonio Ríos González. Director.<br />

en Madrid a de de 199 .<br />

Nota:<br />

Cualquier limitación a los puntos anteriores deberá <strong>con</strong>signarse al dorso firmada por<br />

ambas partes.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 643<br />

APENDICE 2.<br />

Instrumentos de Evaluación del Proceso de Terapia de<br />

Familia y Terapia de Pareja.<br />

2.1. CUESTIONARIOS DE CONTROL 110 11 •<br />

2.1.1. Control "D" para la terapia <strong>familia</strong>r<br />

(Aplicado entre la 5 il y 6ª sesión de Terapia)<br />

Familia: .<br />

Respuestas de .<br />

Fecha: .<br />

Ref .<br />

D. SITUACiÓN DURANTE EL PROCESO DE TERAPIA FAMILIAR.<br />

(Se han tenido sesiones)<br />

0.1. Si ha faltado a alguna sesión, ¿Cuál fué el motivo?<br />

0.2. Según transcurren las sesiones, de T.F.<br />

a. Obtengo más información sobre mi <strong>familia</strong>.<br />

b. Obtengo más información sobre cómo funcionamos <strong>com</strong>o tal.<br />

c. Obtengo más información sobre el <strong>com</strong>portamiento de algún miembro.<br />

d. No descubro nada sobre nuestro funcionamiento<br />

e. No he obtenido más información sobre mi <strong>familia</strong><br />

f. No he obtenido más información sobre el funcionamiento <strong>com</strong>o <strong>familia</strong>.<br />

0.3. El verdadero problema de mi <strong>familia</strong>:<br />

a. Se ha planteado abiertamente<br />

b. Se tiene en cuenta, pero se tapa <strong>con</strong> otros secundarios<br />

c. Se evita a toda costa<br />

d. No se ha planteado abiertamente en ningún momento<br />

0.4. El verdadero problema de mi <strong>familia</strong>, según mi opinión, es:<br />

0.5. Durante el tiempo que está durando la T.F.<br />

a. Pienso que es positivo <strong>con</strong>tinuar<br />

b. Sigo sin ver qué pasará después<br />

c. Sigo por no oponerme a los demás<br />

d. Me parece una tontería gastar tiempo y dinero<br />

0.6. Los cambios en el funcionamiento <strong>familia</strong>r durante la T.F.<br />

a. Aparecieron muy pronto<br />

b. Tardaron en aparecer<br />

c. No han aparecido aún<br />

0.7. Durante la sesiones de T.F. tengo la impresión de que los terapeutas<br />

a. Nos entienden a todos sin tomar partido por ninguno<br />

b. Entienden sólo a alguno/s miembro/s de la <strong>familia</strong><br />

c. No nos entienden


644 José Antonio Ríos González<br />

0.8. De los terapeutas destaco <strong>com</strong>o positivo<br />

a. <strong>La</strong> forma de tratar la situación <strong>con</strong>sultada<br />

b. <strong>La</strong>s tareas que nos en<strong>com</strong>iendan<br />

c. <strong>La</strong>s aclaraciones/explicaciones que nos proporcionan<br />

d. Otras cosas: indicar cuáles<br />

e. Nada<br />

0.9. De ellos destaco <strong>com</strong>o negativo<br />

a. <strong>La</strong> forma de tratar la situación <strong>con</strong>sultada<br />

b. <strong>La</strong>s tareas que nos en<strong>com</strong>iendan<br />

c. <strong>La</strong>s aclaraciones/explicaciones que nos proporcionan<br />

d. Otras cosas: indicar cuáles<br />

e. Nada<br />

0.10. En lo referente al número de terapeutas que han tomado parte en las<br />

sesiones, me parece<br />

a. Muy bien<br />

b. Bien<br />

c. Regular<br />

d. Mal<br />

e. Muy mal<br />

D. 11. Cuando se ha cambiado de terapeuta, me ha parecido<br />

a. Muy bien<br />

b. Bien<br />

c. Regular<br />

d. Mal<br />

e. Muy mal<br />

O. 12. Si tales cambios han repercutido en Vd., en algún sentido, exponga sus<br />

efectos, tanto positivos <strong>com</strong>o negativos<br />

D. 13. Sobre el número de sesiones tenidas hasta ahora, me ha parecido<br />

a. Demasiadas<br />

b. Suficientes<br />

c. Pocas<br />

D. 14. Sobre el ritmolfrecuencia de las sesiones tenidas, me ha parecido<br />

a. Un ritmo adecuado para nosotros<br />

b. Un ritmo suficiente<br />

c. Un ritmo demasiado cer<strong>cano</strong> entre sesiones<br />

d. Un ritmo demasiado distante entre sesiones<br />

D. 15. En el termómetro siguiente indique el grado de satisfacción/éxito o<br />

insatisfacciónlfracaso que atribuye Vd. a la T.F. hasta este momento:<br />

Muy insatisfecho Muy satisfecho<br />

Fracaso Exito<br />

O 2 3 4 5 6 7 8 9 10<br />

O. 16. Si desea añadir algo, puede hacerlo a <strong>con</strong>tinuación:


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

2.1.2. Control "D" para la Terapia de Pareja<br />

(Aplicado entre la 5ª y 6ª sesión de Terapia)<br />

Matrimonio: . . . . . . . . Ref.: .<br />

Respuestas de: (marido o mujer)<br />

Fecha: .<br />

o. SITUACION CONYUGAL DURANTE LA TERAPIA DE PAREJA.<br />

(Se han tenido sesiones de pareja)<br />

0.1. Si ha faltado a alguna sesión, indique el motivo:<br />

0.2. Según transcurren las sesiones de Terapia de Pareja:<br />

a. Obtengo más información sobre mi matrimonio<br />

b. Obtengo más información sobre cómo funcionamos <strong>com</strong>o tal<br />

c. Obtengo más información sobre mi <strong>com</strong>portamiento <strong>con</strong>yugal<br />

d. Obtengo más información sobre el <strong>com</strong>portamiento de mi cónyuge<br />

e. Voy descubriendo algo nuevo sobre mi matrimonio<br />

f. No obtengo más información sobre mi matrimonio<br />

g. No obtengC? más información sobre cómo funcionamos <strong>com</strong>o tal<br />

h. No obtengo más información sobre mi <strong>com</strong>portamiento <strong>con</strong>yugal<br />

i. No obtengo más información sobre el <strong>com</strong>portamiento de mi cónyuga<br />

j. No descubro nada nuevo sobre mi matrimonio<br />

0.3. El verdadero problema de mi matrimonio:<br />

a. Se ha planteado abiertamente<br />

b. Se tiene en cuenta, pero se tapa <strong>con</strong> otros secundarios<br />

c. Se evita a toda costa<br />

d. No se ha planteado abiertamente en ningún momento<br />

0.4. El verdadero problema de mi matrimonio, según mi criterio, <strong>con</strong>siste en:<br />

O.S. Durante el tiempo que está durando la Terapia:<br />

a. Pienso que es positivo <strong>con</strong>tinuar<br />

b. Sigo sin ver qué pasará después<br />

c. Sigo por no oponerme a mi cónyuge<br />

d. Me parece una tontería gastar tiempo y dinero<br />

0.6. Los cambios en nuestro funcionamiento <strong>con</strong>yugal durante la Terapia:<br />

a. Aparecieron muy pronto<br />

b. Tardaron en aparecer<br />

c. No han aparecido aún<br />

0.7. Durante las sesiones de Terapia tengo la impresión de que los terapeutas:<br />

a. Nos entienden a los dos sin tomar partido por ninguno<br />

b. Entienden sólo a mi cónyuge y toman partido por él<br />

c. Me entienden sólo a mí y se ponen de mi parte<br />

d. No nos entienden<br />

645


646 José Antonio Ríos González<br />

0.8. De los terapeutas, destaco <strong>com</strong>o positivo:<br />

a. <strong>La</strong> forma de tratar la situación <strong>con</strong>sultada<br />

b. <strong>La</strong>s tareas que nos en<strong>com</strong>iendan entre sesiones<br />

c. <strong>La</strong>s aclaraciones y explicaciones que nos proporcionan<br />

d. Otras cosas (indicar cuáles)<br />

e. Nada<br />

0.9. De los terapeutas, destaco <strong>com</strong>o negativo:<br />

a. <strong>La</strong> forma de tratar la situación <strong>con</strong>sultada<br />

b. <strong>La</strong>s tareas que nos en<strong>com</strong>iendan entre sesiones<br />

c. <strong>La</strong>s aclaraciones y explicaciones que nos proporcionan<br />

d. Otras cosas (indicar cuáles)<br />

e. Nada<br />

0.10. En lo referente al número de terapeutas que han tomado parte en las<br />

sesiones, me parece:<br />

a. Muy bien<br />

b. Bien<br />

c. Regular<br />

d. Mal<br />

e. Muy mal<br />

0.11. Cuando se ha cambiado de terapeuta por alguna razón, me ha parecido<br />

a. Muy bien<br />

b. Bien<br />

c. Regular<br />

d. Mal<br />

e. Muy mal<br />

0.12. Si tales cambios han repercutido en Vd. en algún sentido, exponga los<br />

efectos positivos y negativos<br />

O.13. Sobre el número de sesiones tenida hasta ahora, me han parecido<br />

a. Demasiadas<br />

b. Suficientes<br />

c. Pocas<br />

O.14. Sobre el ritmolfrecuencia de las sesiones tenidas, me parece:<br />

a. Un ritmo adecuado para nosotros<br />

b. Un ritmo suficiente<br />

c. Un ritmo demasiado cer<strong>cano</strong> entre sesión y sesión<br />

d. Un ritmo demasiado distante entre sesiones<br />

0.15. En el termómetro siguiente, indique el grado de satisfacción/éxito o Insatlsfacclónlfracaso<br />

que atribuye Vd. a la Terapia de Pareja hasta este momento:<br />

Muy insatisfecho Muy satisfecho<br />

Fracaso Exito<br />

O 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10<br />

0.16. Si desea añadir algo, puede hacerlo a <strong>con</strong>tinuación:


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

2.2. CUESTIONARIOS DE CONTROL uFu<br />

2.2.1. Control "F" para la Terapia de Familia<br />

(Aplicado al final de la Terapia)<br />

Familia: .<br />

Respuestas de .<br />

Fecha: .<br />

Ret.: .<br />

F. SITUACION FAMILIAR UNA VEZ TERMINADA LA TERAPIA FAMILIAR<br />

(Terminadalinterrumplida en el mes de ).<br />

(Sesiones tenidas: )<br />

F.1. Actualmente, y una vez terminada (o interrumpida) la T.F., la situación <strong>familia</strong>r,<br />

la valoro <strong>com</strong>o:<br />

a. Muy buena. Han cambiado muchas cosas.<br />

b. Buena. Han cambiado algunas cosas.<br />

c. Seguimos <strong>com</strong>o estábamos. No ha cambiado nada.<br />

d. Mala. Han cambiado muy pocas cosas. Alguna está peor.<br />

e. Muy mala. Estamos peor que antes.<br />

F.2. <strong>La</strong> situación del problema/síntoma que <strong>con</strong>sultamos:<br />

a. Ha desaparecidio. Está totalmente solucionado.<br />

b. Ha mejorado: está encauzada su solución y la intentamos entre todos.<br />

El problema sigue presente, pero no molesta.<br />

c. Está todo igual que antes: no intentamos lo que puede <strong>con</strong>ducir a la solución.<br />

El problema sigue molestando.<br />

d. Está mal: no sabemos qué hacer para solucionarlo. Está presente de forma<br />

muy molesta.<br />

e. Está muy mal: sabemos qué hacer, pero no queremos cambiar nada para<br />

solucionarlo. <strong>La</strong> presencia del problema resulta insoportable.<br />

F.3. Los cambios que se han verificado durante la T.F.<br />

a. Han sido definitivos y positivos y se mantienen actualmente. Hemos cambiado<br />

mucho y para bien.<br />

b. Están claros los cambios, aunque aparecen "sombras" en algunos momentos<br />

o situaciones. Hemos cambiado algo.<br />

c. Los cambios se dieron, pero duraron poco. Hemos cambiado poco.<br />

d. No se han dado cambios. No hemos cambiado.<br />

e. Se han dado cambios, pero para peor. Hemos cambiado para estar peor que<br />

antes de <strong>con</strong>sultar.<br />

(*Si se ha verificado algún otro cambio: vivir fuera de casa, separación,<br />

cambios en la estructura de la <strong>familia</strong> por algún nacimiento o muerte,<br />

indíquelo junto a la respuesta dada)<br />

F.4. Actualmente, y tras la experiencia vivida en la T.F.<br />

a. Me alegra haber pasado por tal experiencia<br />

b. Todavía no sé valorarlo<br />

c. Me fastidia el tiempo y el dinero que hemos perdido<br />

647


648 José Antonio Ríos González<br />

F.S. <strong>La</strong> relación <strong>familia</strong>r, globalmente<br />

a. Ha evolucionado favorablemente: nos relacionamos mejor que antes. Se han<br />

dado cambios cualitativos en la relación <strong>familia</strong>r.<br />

b. Se han clarificado bastante: ya sabemos cómo relacionarnos. Se han<br />

aclarado muchas cosas.<br />

c. Está todo igual que antes: no avanzamos en la relación y no se han dado<br />

cambios.<br />

d. Está peor que antes. Se han producido empeoramientos.<br />

F.6. <strong>La</strong> sltuacion <strong>familia</strong>r, globalmente<br />

a. Es más sana, estable y rica<br />

b. No ha avanzado nada en salud, estabilidad y riqueza<br />

c. Está <strong>com</strong>o estaba al iniciar la T. F.<br />

d. Está peor que entonces.<br />

F.7. Los resultados generales obtenidos, los valoro <strong>com</strong>o<br />

a. Buenos.<br />

b. Medios.<br />

c. Malos.<br />

F.S. Después de la T.F. tenida, ¿a<strong>con</strong>sejaría a otras <strong>familia</strong>s <strong>con</strong> problemas pasar<br />

por una experiencia de este tipo?<br />

a. Sí<br />

b. No sé<br />

c. No<br />

F.9. En el termómetro siguiente, indique el grado de satisfacción/éxito o insatisfacciónnracaso<br />

que atribuye a la T.F. tenida<br />

Muy insatisfecho<br />

Fracaso<br />

Muy satisfecho<br />

Exito<br />

o 234 S 6 78 9 10<br />

F.10. Si desea añadir algo más, puede hacerlo a <strong>con</strong>tinuación.


Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

2.2.2. Control "F" para la Terapia de Pareja.<br />

(Aplicado al final de la Terapia)<br />

Matrimonio: .<br />

Respuestas de: .<br />

Fecha: .<br />

Ref.: .<br />

F. SITUACiÓN CONYUGAL UNA VEZ TERMINADA LA TERAPIA DE PAREJA<br />

(Terminada/interrumpida en Sesiones tenidas )<br />

F.1. Actualmente, y una vez terminada (o interrumpida) la Terapia de Pareja, la<br />

situación matrimonial, es:<br />

a. Muy buena: han cambiado positivamente muchas cosas<br />

b. Buena: han cambiado positivamente algunas cosas<br />

c. Seguimos <strong>com</strong>o estábamos: no ha cambiado nada<br />

d. Mala: han cambiado muy pocas cosas. Alguna está peor<br />

e. Muy mala: estamos peor que antes.<br />

F.2. <strong>La</strong> situación del problema que <strong>con</strong>sultamos:<br />

a. Ha desaparecido: está totalmente solucionado<br />

b. Ha mejorado: está encauzada su solución y la intentamos entre los dos. El<br />

problema está presente, pero no molesta.<br />

c. Está todo igual que antes: no intentamos lo que puede <strong>con</strong>ducir a la solución.<br />

El problema sigue molestando.<br />

d. Está mal: no sabemos qué hacer para solucionarlo. Está presente de forma<br />

muy molesta.<br />

e. Está muy mal: sabemos qué hacer, pero no queremos cambiar nada para<br />

solucionarlo. <strong>La</strong> presencia del problema resulta insoportable.<br />

F.3. Los cambios que se han verificado durante la Terapia de Pareja:<br />

a. Han sido definitivos y positivos y se mantienen actualmente. Hemos cambiado<br />

mucho y para bien.<br />

b. Están claros los cambios, aunque aparecen "sombras" en algunos momentos<br />

o situaciones. Hemos cambiado algo.<br />

c. Los cambios se dieron, pero duraron poco. Hemos cambiado poco.<br />

d. No se han dado cambios. No hemos cambiado.<br />

e. Se han dado cambios, pero para peor. Hemos cambiado para estar peor<br />

que antes.<br />

* Si se ha dado algún otro cambio (estar fuera de casa, inicio de separación,<br />

separación real cambio de trabajo, etc) indíquelo junto a la respuesta elegida<br />

en esta pregunta.<br />

F.4. Actualmente, y tras la experiencia vivida en la Terapia de Pareja:<br />

a. Me alegra haber pasado por tal experiencia<br />

b. Todavía no sé valorarla<br />

c. Me fastidia el tiempo y dinero que hemos perdido<br />

649


650 José Antonio Ríos González<br />

f.S. <strong>La</strong> relación matrimonial, globalmente:<br />

a. Ha evolucionado positivamente: nos relacionamos mejor que antes. Se han<br />

dado cambios cualitativos en la relación.<br />

b. Se han clarificado bastantes cosas: ya sabemos cómo relacionarnos.<br />

c. Está todo igual que antes: no avanzamos en la relación y no se han dado<br />

cambios.<br />

d. Está peor que antes: se han producido empeoramientos.<br />

F.S. <strong>La</strong> situación matrimonial, globalmente:<br />

a. Es más sana, estable y rica.<br />

b. No ha avanzado nada en salud, estabilidad y riqueza.<br />

c. Está <strong>com</strong>o estaba al iniciar la Terapia de Pareja.<br />

d. Está peor que estaba al empezar la Terapia.<br />

F.7. Los resultados generales obtenidos, los valoro <strong>com</strong>o:<br />

a. Muy buenos.<br />

b. Buenos.<br />

c. Regulares.<br />

d. Malos.<br />

e. Muy malos.<br />

F.S. Después de la Terapia de Pareja tenida, ¿a<strong>con</strong>sejaría a otros matrimonios<br />

<strong>con</strong> problemas pasar por una experiencia de este tipo?<br />

a. Sí.<br />

b. No sé.<br />

c. No.<br />

F.9. En el termómetro siguiente, indique el grado de Insatlsfacclónlfracaso o<br />

satisfacción/éxito que atribuye a la Terapia de Pareja tenida:<br />

Muy insatisfecho<br />

Fracaso<br />

o 234 5 s 7 S 9<br />

F.10. Si desea añadir algo más puede hacerlo a <strong>con</strong>tinuación:<br />

Muy satisfecho<br />

Exito<br />

10


652 José Antonio Ríos González<br />

Conclusión: Como <strong>con</strong>secuencia de lo anteriormente descrito, se les a<strong>con</strong>seja....<br />

(Espacio reservado para señalar si <strong>con</strong>viene una entrevista/sesión de <strong>con</strong>trol,<br />

un nuevo <strong>con</strong>tacto al cabo de cierto tiempo que se les indica, o, simplemente,<br />

se reitera el buen funcionamiento destacando lo innecesario de <strong>con</strong>tinuar la<br />

terapia al tiempo que se <strong>con</strong>nota positivamente el esfuerzo hecho por todos<br />

para llegar a este final, felicitándoles en nombre de todo el equipo)<br />

Madrid, de de 199 .<br />

Firma del Director del Equipo


Manual de Orientación y Terapia Familiar 653<br />

APENDICE 3.<br />

Proceso Terapéutico y Formato de Sesiones en Terapia<br />

Familiar y de Pareja<br />

Presentamos un posible esquema que oriente el proceso terapéutico a seguir.<br />

No se trata, <strong>com</strong>o es evidente, de un esquema que haya que seguir rígidamente,<br />

lo que equivaldría a aniquilar la creatividad y espontaneidad del terapeuta. Se<br />

trata de tener una especie de IIgu ía ll<br />

centrada en lo que la experiencia muestra<br />

<strong>com</strong>o posibles pasos a dar desde el inicio de la Terapia. Se presenta <strong>com</strong>o<br />

Terapia de Familia, sobre cuyo esquema hay que hacer las debidas adaptaciones<br />

cuando se aplique a Parejas.<br />

1 1 SESION: (Citados tocios los miembros de la f. y la pareja)<br />

1. Saber algo más de Vdes.: que se presenten.<br />

2. Presentarnos y presentar nuestro modo de trabajar: metodología (coterapia,<br />

equipo, espejo, grabación en vídeo) y saber si todos <strong>con</strong>ocen las<br />

Normas del Contrato Terapéutico. Aclarar las dudas que tengan.<br />

3. Historia de la enfermedad-motivo-síntoma vista por cada uno de los<br />

miembros de la <strong>familia</strong>, empezando por los más pequeños.<br />

4. Qué han hecho por solucionar la situación.<br />

5. Qué esperan de nosotros.<br />

6. Qué están dispuestos a hacer para buscar una salida,<br />

7. Cómo les vemos nosotros <strong>con</strong> los datos que tenemos: FES, ATF, STF<br />

(en caso de <strong>familia</strong>s) y DAS, FES, ATP, STP, SF-82 YSF-82 <strong>com</strong>plementario<br />

(en caso de parejas).<br />

8. Redefinición que hacemos de la situación que nos <strong>con</strong>sultan.<br />

9. Connotar algo positivo en el PO. o en la Pareja.<br />

10. Connotar aquellas características de las que la <strong>familia</strong> o la pareja se siente<br />

orgullosa o se lamenta.<br />

11. Prescribir algo hasta la próxima sesión (síntoma, estilo <strong>familia</strong>r o <strong>con</strong>yugal,<br />

modelo educativo, <strong>con</strong>texto...)<br />

12.. Fijar una próxima sesión: fecha, hora y quiénes deben veniry cómo actuar<br />

si alguno no quiere venir.


654 José Antonio Ríos González<br />

21 SESION: (Citados todos, igualmente que en la 11)<br />

1. Revisión, en caso de faltar alguno de los citados, de las causas de su<br />

ausencia.<br />

2. Revisión de las prescripciones dadas en 1ª sesión.<br />

3. Nuevas redefiniciones, si fuese el caso.<br />

4. Explorar rituales y ritos existentes en la <strong>familia</strong> o en la pareja.<br />

5. Prescripciones indirectas (información que se les da <strong>com</strong>o agente de<br />

cambio-2) para reactivar la morfogénesis del sistema <strong>familia</strong>r o <strong>con</strong>yugal.<br />

6. Revisar las estrategias y estilo que tienen para solucionar problemas,<br />

tratando de descubrir en ello quién es el miembro o miembros más<br />

morfostático (no-cambio) o IIquintacolumnista ll<br />

de la <strong>familia</strong>.<br />

7. Proponer la búsqueda de posibles alternativas eficaces a poner en<br />

práctica hasta la próxima sesión. Formulación de <strong>com</strong>promisos <strong>con</strong>cretos<br />

por todas las partes, <strong>con</strong> independencia de la <strong>con</strong>fianza/des<strong>con</strong>fianza que<br />

tengan para que resulten útiles o viables, así <strong>com</strong>o <strong>con</strong> independencia de<br />

lo que haga el otro o los otros.<br />

8. En la TF citar sólo a los padres para la 3ª sesión. En la TP, si fuese<br />

oportuno, citarlos por separados para las sesiones 3ª y 4ª, manteniendo<br />

el orden de recibir en primer lugar a la mujer y en segundo lugar al marido.<br />

3 1 SESION (Sólo <strong>con</strong> los padres según punto 5 del Contrato)<br />

1. Genograma de las Familias de Origen (FF.OO) de los padres (o marido<br />

y mujer) y lugar del padre y madre en el genograma respectivo. Atribuciones<br />

<strong>familia</strong>res sobre ellos y actitud y repercusiones ante las mismas.<br />

2. Importancia del síntoma en las historias previas de las FF.OO. de los<br />

padres. Repercusiones y actitudes.<br />

3. Estilo emocional de las respuestas de los padres ante la presencia de<br />

síntomas en el PO. y en el SFCreado.<br />

4. Estilos educativos parentales adoptados ante 2 y 3.<br />

5. Expresión del estrés generado por el síntoma.<br />

6. Análisis de la E.E. (Emoción Expresada) en los padres:<br />

C.C. (Comentarios críticos), H (Hostilidad) lE (Implicación emocional),<br />

C.P. (Comentarios positivos) C (Calor).<br />

7. Prescripción indirecta sobre la E.E. <strong>familia</strong>r <strong>con</strong> vistas al cambio-2 en la<br />

interacción que mantiene el síntoma.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 655<br />

8. Posible sondeo acerca de la relación de los padres <strong>com</strong>o subsistema<br />

<strong>con</strong>yugal y su influencia en el síntoma del PD.<br />

9. (¿Es <strong>con</strong>veniente diagnosticar la interacción <strong>con</strong>yugal?: En tal caso: dar<br />

DAS, SF-82 de pareja, SF-82 <strong>com</strong>plementario, ATP, STP, y FES sobre<br />

las propias FF.OO.<br />

10. Si se plantea abiertamente un problema de pareja: ofrecer la posibilidad<br />

de alguna/algunas sesiones de pareja a la vista de los resultados de los<br />

Cuestionarios señalados en el punto anterior (9). En caso de no optar por<br />

tal alternativa, citar para la 4ª sesión a todos los miembros (<strong>com</strong>o en 1ª Y<br />

2ª sesión) o sólo a los <strong>hijos</strong>/hermanos tal y <strong>com</strong>o está previsto en el mismo<br />

Contrato.<br />

4 1 SESION: (O <strong>con</strong> todos los miembros, o sólo <strong>con</strong> la pareja parental!<br />

<strong>con</strong>yugal, o sólo <strong>con</strong> los <strong>hijos</strong>)<br />

A) Si sólo <strong>con</strong> los <strong>hijos</strong>/hermanos:<br />

1. Cómo ven ellos el SF.<br />

2. Cómo ven a los padres.<br />

3. Cómo ven al PD y su situación.<br />

4. Cómo ven y valoran las repercusiones del síntoma del PD. sobre la <strong>familia</strong><br />

total, sobre algún subsistema <strong>con</strong>creto, sobre las personas individualmen­<br />

te.<br />

s. Qué cambios proponen en la interacción <strong>familia</strong>r <strong>com</strong>o tal (<strong>com</strong>unicación,<br />

relación, encuentro, <strong>con</strong>tacto)<br />

6. Interacciones fraternas: Alianzas intra-hermanos, coaliciones, triangula­<br />

ciones, enfrentamientos. Sus repercusiones.<br />

7. Utilización terapéutica de lo en<strong>con</strong>trado en el punto anterior: posibles<br />

prescripciones directas o indirectas.<br />

8. (Si es el caso): autorización para mostrara los padres el video de la sesión<br />

<strong>com</strong>pleta o en alguna de sus partes.<br />

9. Otros acuerdos de cara al futuro del proceso terapéutico.<br />

S) Si sólo <strong>con</strong> la pareja:<br />

*** Todo en función de lo que parezca oportuno de cara a una Terapia<br />

de Pareja.<br />

e) Si <strong>con</strong> todos los miembros:<br />

1. Revisión de la evolución y situación planteada al inicio de la T. Familiar.


656 José Antonio Ríos González<br />

2. Revisión sobre el cumplimiento o no de las prescripciones dadas en las<br />

sesiones 1 y 2.<br />

3. Plantear alternativas <strong>con</strong>ducentes al Cambio-2 en el SF.<br />

51 SESION (Nuevamente <strong>con</strong> todos los miembros de la <strong>familia</strong> o pareja)<br />

1. Revisión de los pasos dados y de los efectos de las sesiones anteriores<br />

<strong>con</strong> alguno o algunos de los subsistemas.<br />

2. Trabajar los aspectos que se vean menos reforzados en el camino<br />

recorrido.<br />

3. Prescribir tareas tendentes a mantener los cambios o a provocar los que<br />

aún no hayan aparecido<br />

Antes de la 6ª sesión se les aplica el Cuestionario de ControlllD II .<br />

6 1 SESION: (Con todos)<br />

A la vista de los resultados del Cuestionario se <strong>com</strong>entan a la <strong>familia</strong> los<br />

elementos más importantes: aspectos positivos que va manifestando la<br />

<strong>familia</strong> o la pareja, aspectos Iimitantes que aparecen, factores de cambio<br />

o de resistencia en el proceso terapéutico llevado a cabo hasta ese<br />

momento, factores en que pueden apoyarse para mantener la estabilidad<br />

lograda o para avanzar de manera más eficaz.<br />

Si la evolución es positiva, puede proponerse a la <strong>familia</strong> o a la pareja que<br />

sean ellos quienes marquen el ritmo a seguir en la celebración de la<br />

próxima sesión. Ordinariamente no dejamos más de 3 meses de intervalo<br />

entre la 5ª y 6ª sesión a fín de evitar un distanciamiento excesivo. Si no<br />

se atreven a distanciar más de cuatro semanas la próxima semana,<br />

mantenemos el mismo ritmo de nuestra metodología (4 semanas entre<br />

sesión y sesión). El sentido de esta estrategia es el valorar en qué medida<br />

aceptan la devolución que hacemos de la IIcapacidad terapéutica ll en<br />

ellos.<br />

1. Comentario general sobre los resultados obtenidos en la aplicación del<br />

Cuestionario IID II<br />

2. Comentarios específicos sobre los puntos siguientes:<br />

2.1. Media obtenida <strong>familia</strong>rmente<br />

2.2. Quién está más y menos satisfecho<br />

2.3. Sobre el IIverdadero problema ll de la <strong>familia</strong> y sus implicaciones<br />

a la luz de lo que aparece en las respuestas dadas.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 657<br />

2.4. Sobre la aparición de los "cambios" y posibles causas a favor o<br />

en <strong>con</strong>tra. Es el momento de "revisar" las prescripciones dadas<br />

y el nivel de su cumplimiento o falta de realización.<br />

2.5. Sobre el número y ritmo de sesiones tenidas y posibles modificaciones.<br />

2.6. Otros aspectos que parezcan <strong>con</strong>venientes en cada caso <strong>con</strong>creto.<br />

Todo cuanto antecede se <strong>con</strong>densa en el Informe Evolutivo de la<br />

Terapia que se entrega a la <strong>familia</strong> o la pareja (Ver el Modelo correspondiente).<br />

72, S9 Y91 SESIONES:<br />

En estas sesiones deben programarse <strong>con</strong>tenidos en función de lo que<br />

parezca más oportuno a la luz de cuanto haya salido en las sesiones anteriores.<br />

Hacer un catálogo de <strong>con</strong>tenidos nos llevaría muy lejos, pero es <strong>con</strong>veniente<br />

tener en cuenta, por si no hubieran salido en las primeras sesiones, los<br />

siguientes puntos.<br />

Familias.<br />

1. Tipos de Comunicación<br />

2. Niveles de Comunicación<br />

3. Mitos <strong>familia</strong>res<br />

4. Valores <strong>familia</strong>res<br />

5. Ritos y rituales <strong>familia</strong>res<br />

6. Estilos educativos<br />

7. Modelos de autoridad<br />

8. Modelos de disciplina<br />

9. Estilos afectivos y expresividad emocional<br />

10. Estilos para la solución de problemas<br />

(Pueden elegirse otros siguiendo los <strong>con</strong>tenidos de la Estructura de la Familia<br />

según se indican en el Modelo de Ficha Familiar (FF) y Ficha de sesión Familiar<br />

(SF)<br />

Parejas:<br />

Los mismos que en las <strong>familia</strong>s, además de:<br />

1. Interacción psicoafectiva en la pareja<br />

2. Interacción psicosexual en la pareja<br />

3. Relaciones y límites <strong>con</strong> las Familias de Origen de cada cónyuge.


658 José Antonio Ríos González<br />

4. Hitos de dolor en la vida marital<br />

5. Heridas no superadas de la experiencia marital<br />

(Puede hacerse un listado de otros <strong>con</strong>tenidos siguiendo cuanto se indica<br />

sobre Estructura de la Pareja en las FP (ficha de pareja) y SP (sesión de pareja).<br />

102 SESION (<strong>con</strong> todos los miembros de la <strong>familia</strong> y pareja)<br />

A. Si es sesión IIde cierre o alta,1I debe hacerse una recapitulacion de todo<br />

lo tratado en la Terapia.<br />

Es <strong>con</strong>veniente centrarse en esta última sesión en algunos puntos que<br />

sirvan para que tanto la <strong>familia</strong> <strong>com</strong>o la pareja se lleve algunos criterios<br />

de referencia en torno a los cuales puedan establecer elementos de<br />

referencias que les permitan seguir evaluando por ellos mismos cuanto<br />

les siga a<strong>con</strong>teciendo. Especialmente, y según nuestra experiencia,<br />

insistimos en los puntos siguientes:<br />

1. Si, <strong>con</strong> respecto al momento en que iniciaron la terapia, cuanto les<br />

preocupa (síntoma, problema, <strong>con</strong>flicto...) se presenta <strong>con</strong> la<br />

misma frecuencia o no.<br />

2. Si los mismos datos, aunque aparezcan <strong>con</strong> la misma frecuencia,<br />

tienen menor intensidad o no.<br />

3. Si aunque mantengan idéntica frecuencia e intensidad, duran<br />

menos sus efectos.<br />

4. En cualquier alternativa posible de las anteriores, si ponen en<br />

marcha nuevos mecanismos de superación y ajuste que no<br />

habían descubierto o adquirido antes de la terapia.<br />

B. Si no es sesión "de cierre o alta ll<br />

, debe hacerse cuanto antecede, aunque<br />

ha de plantearse el <strong>con</strong>tenido de alguna o algunas nuevas sesiones. En<br />

tal caso se abre un nuevo II<strong>con</strong>trato terapéutico ll<br />

siguiendo las líneas de<br />

cuanto se indica en el Modelo de Contrato que aparece en otro lugar y,<br />

si es posible, -ya que lo creemos útil- fijar unos <strong>con</strong>tenidos monográficos<br />

para las 2 ó 3 nuevas sesiones.<br />

Al final de esta sesión se les aplica el Cuestionario de Control IIF" de<br />

Terapia Familiar o de pareja y sobre su <strong>con</strong>tenido se entrega a la <strong>familia</strong><br />

o la pareja un Informe evolutivo final de acuerdo <strong>con</strong> el modelo presentado<br />

en otro lugar de este volumen.<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar 659<br />

APENDICE 4<br />

LAS HIPOTESIS SISTEMICAS EN TERAPIA FAMILIAR<br />

HIPOTESIS<br />

(Guía que procura información. Tentativa para iniciar la Terapia o una sesión <strong>con</strong>creta)<br />

HIPOTESIS LINEAL<br />

(<strong>La</strong> tradicional de la búsqueda de la etiología causa-efecto: IIPor qué existe el síntoma ll<br />

)<br />

HIPOTESIS SISTEMICA<br />

(Guía que nos da información sobre cómo funciona la <strong>familia</strong>.<br />

"Para qué existe el síntoma ll<br />

•<br />

IIQué función tiene el síntoma en esta <strong>familia</strong> ll<br />

IIQué relación existe entre el síntoma y ésta <strong>familia</strong> <strong>con</strong>creta en éste momento<br />

<strong>con</strong>creto de su ciclo vital)<br />

TENTATIVA (1)<br />

Para iniciar la Terapia<br />

o una sesión <strong>con</strong>creta.<br />

VERDADERA<br />

VALIDADA (3)<br />

CONFIRMADA<br />

Se interviene<br />

Se sigue trabajando<br />

en esa dirección<br />

Facilita el trazado<br />

de una línea terapéutica.<br />

PROVOCATORIA (2)<br />

Desafío para provocar la aparición<br />

de una información oculta o secreta<br />

hasta entonces.Nuevas informaciones).<br />

FALSA<br />

(Se eliminan variables que parecían<br />

posibles)<br />

Si en parte: Si toda ella:<br />

MODIFICADA<br />

Se adapta para<br />

aplicarla terapéuticamente.<br />

RECHAZADA<br />

Se abandona<br />

definitivamente<br />

(1) Necesaria para iniciar una sesión o entrevista<br />

(2) Necesaria para provocar nuevas informaciones que se mantienen ocultas<br />

(3) Necesaria para intervenir<br />

(J.A. Ríos: Adaptación del modelo de Milán que presenta NAVARRO, 1989)


660 José Antonio Ríos González<br />

APENDICE 5<br />

MODELO DE SESION EN LA ESCUELA DE MILAN<br />

MODELO DE ENTREVISTA SEGUN EL GRUPO DE MILAN<br />

(NAVARRO, 1989, C. de TF. 9-10, pp. 41-62. * Adaptac. de J.A. RIOS)<br />

1. Contacto inicial<br />

2. Pre-sesión<br />

3. Obtención de datos<br />

4. Inter-sesión<br />

5. Intervención final<br />

6. Post-sesión<br />

7. Seguimiento<br />

... 2. Pre-sesión 3 4 7 2 .<br />

PROCESOS DURANTE LA SES/ON EN LA ESCUELA DE M/LAN<br />

1. DEFINICION DEL CONTEXTO:<br />

1. 1. Información del cliente<br />

*1.2. Información al cliente<br />

*1.3. Procesamiento de la evaluación sobre la información obtenida<br />

2. GENERACION DE HIPOTESIS:<br />

2.1. Formulación de hipótesis<br />

2.1.1. Hipótesis sistémicas<br />

2.2.2. Hipótesis tentativas<br />

("De la misma manera que la entrevista no se <strong>com</strong>ienza sin una hipótesis<br />

tentativa, la intervención no se imparte sin una hipótesis validada"<br />

(NAVARRO, pág. 44)<br />

3. VALIDACION DE HIPOTESIS:<br />

3.1. Validación de hipótesis<br />

*3.2. Formulación de hipótesis provocatorias<br />

3.3. Adquisición de nuevas informaciones<br />

3.4. Discusión y validación de nuevas hipótesis<br />

4. INTERVENCION:<br />

4. 1. Intervención<br />

4.2. Validación hipótesis<br />

4.3. Nuevas hipótesis<br />

4.4. Adquisición nueva información<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar 661<br />

APENDICE 6.<br />

ESTRATEGIAS EN ORIENTACION y TERAPIA FAMILIAR<br />

MODELOS DE INTERVENCIONES TERAPEUTICAS<br />

REDEFINICIONES CONNOTACIONES PRESCRIPCIONES<br />

Formular en Aprobar y reforzar Ordenar/insinuar<br />

términos evoluti- lo que hace la lo que puede llevar<br />

vos lo que se <strong>familia</strong> tanto a introducir<br />

percibe en positivo <strong>com</strong>o cambios-2.<br />

términos pato- negativo.<br />

lógicos.<br />

Deben hacerse Deben hacerse Pueden hacerse<br />

desde la 1ª desde la 1ª cuando se tenga<br />

sesión. sesión. poder sobre SF.<br />

y siempre que se<br />

vuelva a lo patológico<br />

o disfuncional.<br />

De la <strong>con</strong>ducta DIRECTAS<br />

de la <strong>familia</strong> en<br />

la misma sesión o<br />

de toda la <strong>con</strong>ducta<br />

sintomática.<br />

Prescripción de la<br />

<strong>con</strong>ducta sintomática<br />

C'Más de lo mismo").<br />

Del síntoma<br />

("Hacer de modo <strong>con</strong>sciente<br />

lo que se hace<br />

in<strong>con</strong>scientemente").<br />

Ritualizada<br />

(Asegurar que entre<br />

un cambio en el sistema)<br />

Invariables (Milán)<br />

(Acciones que desencadenan<br />

cambios es-tructurales<br />

en el sistema<br />

Delimitan sistemas).<br />

INDIRECTAS<br />

Nueva información<br />

del sr al SF <strong>com</strong>o<br />

agente de cambio.<br />

Se a<strong>com</strong>odan al<br />

ritmo de la <strong>familia</strong>.<br />

Se les devuelve la<br />

capacidad terapéutica<br />

a la Familia.


662 José Antonio Ríos González<br />

APENDICE 7.<br />

LAS PRESCRIPCIONES INDIRECTAS EN ORIENTACION<br />

y TERAPIA FAMILIAR<br />

A las prescripciones clásicas en Terapia Familiar, que creemos pueden<br />

llamarse IIprescripciones directas ll por cuanto es el terapeuta el que manda a la<br />

<strong>familia</strong> <strong>com</strong>o tal la realización de ciertas tareas entre sesión y sesión, hay que<br />

añadir las que venimos denominando prescripciones indirectas (RIOS GON­<br />

ZALEZ, 1987).<br />

Entiendo por prescripciones indirectas aquéllas que no vienen dictadas exactamente<br />

a la <strong>familia</strong> en el proceso de una sesión o al final de la misma <strong>com</strong>o<br />

hacen algunos modelos de todos <strong>con</strong>ocidos. Consisten fundamentalmente en<br />

proporcionar una información que se <strong>con</strong>vierte en agente de cambio en el<br />

interior del sistema <strong>familia</strong>r.<br />

Es, por tanto, la <strong>familia</strong> la que ha de aplicarse a sí misma aquello que le viene<br />

dado por el terapeuta en forma de ideas, <strong>con</strong>ceptos, esquemas de referencias<br />

sobre los que <strong>con</strong>struir un nuevo modo de actuar.<br />

Su fundamentación está en que la experiencia demuestra <strong>con</strong> macha<strong>con</strong>ería<br />

que muchas <strong>familia</strong>s llegan a ser disfuncionales o <strong>con</strong>flictivas a causa de la<br />

ignorancia que tienen acerca de mecanismos elementales, reglas primarias,<br />

ideas básicas acerca de lo que es el proceso de crecimiento de los miembros<br />

-según su edad- o del sistema <strong>com</strong>o totalidad. Intentar que una <strong>familia</strong> adquiera<br />

todo ello de manera clara y sistemática cuando está en crisis, es una pretensión<br />

inútil y estéril. Sin embargo, y dada su inicial disponibilidad para IIcurarsell,<br />

mejorar o cambiar, el terapeuta puede utilizar cuanto proporciona la orientación<br />

educativa para transmitir a la <strong>familia</strong> aquello que de haberlo poseido anteriormente<br />

le hubiese evitado caer en el <strong>con</strong>flicto que les hace sufrir lIaqur l<br />

y lIahora ll<br />

•<br />

Su <strong>con</strong>tenido puede ser muy variado. En el caso de niños o <strong>adolescentes</strong>, lo<br />

que los padres necesitan es descubrir IIqué es un niño ll<br />

, IIcómo reacciona un<br />

adolescente ll<br />

, IIqué necesita una adolescente ll<br />

, lila importancia del juego ll<br />

, lIel<br />

valor de la autonomía y la independencia ll<br />

, lIen qué <strong>con</strong>siste la verdadera<br />

autoridad ll<br />

, IIcómo se imparte la disciplina ll<br />

o IIcómo se logra una <strong>com</strong>unicación<br />

profunda ll<br />

• Son, por decirlo del modo que lo presentamos a las mismas <strong>familia</strong>s,<br />

IImini-rollos ll<br />

sobre psicología evolutiva, teoría de la <strong>com</strong>unicación, estilos edu­<br />

cativos, modelos e interacción... En pocas palabras: todo aquello que los padres<br />

no <strong>con</strong>ocen y que pueden ser el núcleo básico.de un nuevo modo de actuar en<br />

la vida <strong>familia</strong>r.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 663<br />

Su momento dependerá del grado de "capacidad autoterapéutica" que posea<br />

la <strong>familia</strong> o que en el trascurso de la terapia vayan adquiriendo. Para mí es un<br />

elemento clave poder devolver a la <strong>familia</strong>, y cuanto antes, su capacidad<br />

terapéutica. <strong>La</strong>s prescripciones indirectas son el instrumento <strong>con</strong> el que veo se<br />

logra <strong>con</strong> mayor rapidez este objetivo.<br />

Su aplicación ha de respetar las mismas reglas que presiden la utilización de<br />

las prescripciones directas <strong>con</strong> la <strong>familia</strong>: eligiendo el momento adecuado, <strong>con</strong><br />

la implicación de todos los miembros del sistema <strong>familia</strong>r y sin dar pie para la<br />

discusión o para el rechazo.<br />

Su eficacia está en función de la claridad <strong>con</strong> que logremos transmitir a la<br />

<strong>familia</strong> aquellas ideas que deseamos actuen <strong>com</strong>o motor de nuevos cambios<br />

en la interacción del sistema. De tal claridad dependerá que ellos sepan<br />

transformar en mandatos propios lo que solamente se les insinua <strong>com</strong>o factores<br />

positivos de cara a la propia evolución. Esta eficacia puede ser inmediata o<br />

mediata. <strong>La</strong> primera tiene lugar cuando en la sesión siguiente vemos que la<br />

<strong>familia</strong> aporta informaciones según las cuales se han dado "cambios" a partir<br />

del uso de aquello que les fué <strong>com</strong>unicado. <strong>La</strong> segunda se obtiene cuando el<br />

efecto multiplicador de aquellas ideas dadas, aparecen más tardíamente o<br />

quedan <strong>com</strong>o un nuevo bagaje <strong>con</strong> el que la <strong>familia</strong> empieza a poner en juego<br />

otros resortes para aceptar los cambios (morfogénesis) o para afrontar las<br />

resistencias de un modo distinto o <strong>con</strong> otro talante (morfostasis afrontada).<br />

Su valor terapéutico reside en que, por una parte, se a<strong>com</strong>oda al ritmo de<br />

cada <strong>familia</strong> ("sólo florece cuando es primavera", "si tiramos de las ramas para<br />

que crezca más aprisa, arrancamos la planta", "al coche no lo llevamos siempre<br />

en directa"..., son metáforas para explicar lo que pretendemos). Por otra parte<br />

es la <strong>familia</strong> la que, de manera in<strong>con</strong>sciente, pone en juego dinamismos que<br />

cree ha originado ella misma <strong>con</strong> su esfuerzo. Esta sensación de "poder hacer"<br />

es la base de la re<strong>con</strong>quista de lo que he llamado anteriormente "capacidad<br />

terapéutica de la <strong>familia</strong>".<br />

A todo ello hay que añadir que dirigiéndonos de este modo a toda la <strong>familia</strong>,<br />

evitamos que algún miembro intente descalificar lo que le mandamos. Aquí no<br />

mandamos nada; simplemente decimos "cosas que pueden hacerse", "cosas<br />

que son útiles", "herramientas que producen cambios". Y les dejamos a ellos<br />

para que caminen sobre tal senda.


664 José Antonio Ríos González<br />

APENDICE 8:<br />

LOS SENTIMIENTOS DEL TERAPEUTA DURANTE LA<br />

SESION<br />

Cuando los terapeutas se han adentrado en el análisis del interior de sus<br />

pacientes han tenido muy en cuenta el <strong>con</strong>trol de sus emociones y sentimientos.<br />

El modelo clásico del terapeuta más maduro coincide, al menos <strong>com</strong>o utopía,<br />

<strong>con</strong> aquél que no deja traslucir cuanto a<strong>con</strong>tece en su interior mientras escucha<br />

a su paciente. Es una regla sabia y oportuna que facilita un cierto distanciamiento<br />

emocional para no dejarse llevar por una <strong>con</strong>tratransferencia que puede<br />

resultar nociva.<br />

Tanto ha sido la insistencia en este punto que el principio de la lIabstinencia ll<br />

del terapeuta asienta sus raíces en esta experiencia. Y no vamos a discutir su<br />

valor y utilidad.<br />

Sin embargo, se hable o no de ello, el terapeuta tiene sus sentimientos. Tanto<br />

es así que ya sea por su presencia normal o por su impertinente presión, todos<br />

somos <strong>con</strong>scientes de lo que influye durante el desarrollo de una sesión de<br />

terapia.<br />

Hasta ahora se hablaba poco de ello, <strong>com</strong>o si admitirlo fuese re<strong>con</strong>ocerse más<br />

débil que callándolo. Pero en la terapia <strong>familia</strong>r, y si se trabaja en coterapia o<br />

<strong>con</strong> equipo, la cuestión resulta más meridiana; es imposible ignorar esta<br />

realidad. En el recinto recoveco del analista clásico no hay quien detecte este<br />

flujo emocional del terapeuta. Pero en la terapia <strong>familia</strong>r, sí se detecta, porque<br />

1I0tros ojosll ven lo que nosotros queremos ignorar.<br />

Los terapeutas <strong>familia</strong>res hemos empezado a descubrir lo que se oculta en<br />

este mundo tan interno. Y se han <strong>con</strong>vocado Seminarios, Encuentros, Jornadas<br />

Nacionales (Cáceres, 1992) y Congresos Europeos (Sorrento, 1992) para<br />

reflexionar a fondo sobre ello. WHITAKER (1981) afirma que lIel terapeuta debe<br />

dejarse envolver personalmente; su participación emotiva en <strong>con</strong>frontación <strong>con</strong><br />

la <strong>familia</strong> aumenta lentamente y a veces el terapeuta no es <strong>con</strong>sciente de la<br />

profundidad de su implicación hasta que no sucede algo que saca a la superficie<br />

estos sentimientos ll .<br />

<strong>La</strong> experiencia clínica <strong>con</strong> las <strong>familia</strong>s pone de relieve cuanto expresan estas<br />

palabras y por nuestra parte, y desde hace algunos años, ponemos sobre el<br />

tapete esta cuestión tras la celebración de toda sesión de terapia de <strong>familia</strong> o<br />

de pareja, para lo cual creemos necesario tener <strong>com</strong>o esquema de referencias


Manual de Orientación y Terapia Familiar 665<br />

los siguientes aspectos y acerca del cual ya hemos presentado un trabajo en<br />

las Jornadas Nacionales de Terapia Familiar sobre el tema de los sentimientos<br />

en la terapia (RIOS, SANCHEZ y VILLAR, 1992d)<br />

1. Para trabajar en este plano hay que distinguir varios niveles del hecho<br />

afectivo que se produce en la interacción personal que puede aparecer<br />

entre terapeuta/<strong>familia</strong> o entre equipo terapéutico/<strong>familia</strong>.<br />

2. Talllhecho afectivo ll es <strong>com</strong>plejo por su misma naturaleza y hay que saber<br />

qué entiende cada uno cuando utiliza la palabra genérica de IIsentimiento ll .<br />

3. En tal IIhecho ll deben distinguirse tres planos:<br />

3.1. Los sentimientos o estados de ánimo o disposición afectiva,<br />

especialmente de agrado o desagrado hacia personas, objetos,<br />

actitudes, u opiniones.<br />

3.2. <strong>La</strong>s emociones o estados afectivos intensos y relativamente<br />

breves originados por una situación, pensamiento o imagen<br />

agradable o desagradable que activa y excita al sujeto.<br />

3.3. <strong>La</strong>s pasiones o pulsiones que están <strong>con</strong>stituidas por estados<br />

afectivos intensos y de larga duración desencadenados por la<br />

presencia de estímulos que movilizan vivencias in<strong>con</strong>scientes<br />

que afloran al nivel de la <strong>con</strong>ducta de forma impetuosa y desequilibradora.<br />

En ellas se descargan tensiones mediante la ejecución<br />

de actos que buscan la satisfacción de una necesidad removida.<br />

<strong>La</strong> presencia de cada uno de estos estados afectivos durante la<br />

sesión de terapia, tiene manifestaciones muy diferentes y efectos<br />

muy distintos.<br />

Los sentimientos aparecen de manera lenta y progresiva, su permanencia<br />

no es intensa y pueden producir una sensación de amenaza por parte del objeto<br />

o persona que los provocan. Suelen desencadenar ansiedad vaga y difusa que<br />

ordinariamnte se desvía no prestándole atención. Si esta ansiedad alcanza un<br />

umbral más alto provoca un estado de ánimo desagradable, displacero malestar<br />

generalizado e incómodo, obstaculiza el mantenimiento de la serenidad necesaria<br />

para seguir afrontando la realidad de manera objetiva, obstaculiza el<br />

aprendizaje entendido <strong>com</strong>o adecuada percepción de la información que nos<br />

llega y su elaboración para una recta utilización. En tal estado se desorganiza<br />

la función adaptativa que hay que mantener para la buena <strong>con</strong>ducción de la<br />

sesión, ya que o queda paralizada o la hiperactiva <strong>con</strong> inevitables efectos


666 José Antonio Ríos González<br />

negativos sobre el buen trabajo terapéutico. Finalmente, disminuye el rendimiento<br />

y la eficacia o éxito de la terapia, poniendo gérmenes que pueden<br />

<strong>con</strong>ducir al fracaso o al rechazo.<br />

<strong>La</strong>s emociones aparecen y desaparecen en un escaso margen de tiempo. Su<br />

aparición es intensa y no gradual y suele producir angustia <strong>con</strong> sus efectos<br />

<strong>con</strong><strong>com</strong>itantes, aparte de reacciones somáticas que son características de<br />

cualquier estado emocional, en forma de incertidumbre, pavor, defensa ante la<br />

amenaza, necesidad de huir o apartarse del "objeto ll<br />

que la provoca o, en el<br />

polo opuesto, acercarse a dicho "objeto". <strong>La</strong>s emociones se manifiestan en<br />

forma de Ilrespuestas primarias" en las que se <strong>con</strong>sigue una liberación de<br />

energía que no es fácil de manejar. Un efecto inmediato de las emociones es<br />

la pérdida de Ilneutralidad ll<br />

y lIequilibrio ll<br />

por parte del terapeuta, des<strong>com</strong>pensando<br />

el <strong>con</strong>trol de los estados afectivos que pone en marcha. A veces puede<br />

derivar hacia trastornos de la percepción por la angustia ante su no-<strong>con</strong>trol. El<br />

rendimiento y la eficacia terapéutica queda muy disminuido mientras dura su<br />

presión sobre el terapeuta.<br />

<strong>La</strong>s pasiones o pulsiones polarizan todo el potencial afectivo que las sustenta<br />

<strong>con</strong> el desencadenamiento de pérdida de equilibrio, limitación de la capacidad<br />

de enjuiciar la realidad y del sentido crítico ante lo que se <strong>con</strong>templa. El terapeuta<br />

puede verse <strong>con</strong>fundido intelectualmente, arrastrado por una <strong>com</strong>pulsividad<br />

para actuar de manera inmediata y no regulada por la reflexión. <strong>La</strong> lucha interna<br />

que se desencadena es muy fuerte y al tener un bajo tiempo de latencia, se<br />

actúa <strong>con</strong> menor precisión en la elección de respuesta y se <strong>com</strong>ete mayor<br />

número de errores. Por la misma razón la información se analiza peor y la<br />

eficacia terapéutica queda más reducida. Es evidente que para la <strong>familia</strong> los<br />

resultados positivos quedan muy mediatizados: la <strong>con</strong>ducta del terapeuta se<br />

sitúa en una simple descarga sin objetivo <strong>con</strong>structivo. El sentimiento de culpa<br />

y autorreproche suele aparecer muy pronto en el terapeuta.<br />

Una adecuada utilización del mundo de los sentimientos en la terapia debe<br />

hacerse mediante una metodología que ayude a su mejor canalización. Creemos<br />

<strong>con</strong>veniente fijar estas <strong>con</strong>diciones:<br />

a. Describir y clasificar las reacciones afectivas ante el clima emocional que<br />

se crea en la sesión de terapia.<br />

b. Distinguir bien los sentimientos removidos apenas vayan apareciendo<br />

durante la misma sesión.<br />

c. El equipo terapéutico, o el otro terapeuta cuando se trabaja en coterapia,<br />

puede estar atento a derivar hacia esferas más <strong>con</strong>structivas cuanto


Manual de Orientación y Terapia Familiar 667<br />

detecte en el terapeuta que se envuelto en cualquiera de estos estados<br />

afectivos.<br />

d. Valorar la repercusión de los sentimientos de la <strong>familia</strong> tratada sobre las<br />

vivencias de los sentimientos que tiene el terapeuta en relación <strong>con</strong> su<br />

propio Sistema Familiar de Origen.<br />

e. Construir estrategias de defensa que le impidan caer en las IItrampas ll<br />

que<br />

generan estos mismos estados de ánimo.<br />

f. Construir instrumentos tendentes a evaluar los sentimientos del terapeuta<br />

durante la sesión.<br />

En el trabajo citado anteriormente hemos presentado la coterapia <strong>com</strong>o un<br />

elemento estratégico para evitar el atrapamiento en el mundo de los afectos.<br />

Viendo los sentimientos, emociones y pasiones desencadenados por la <strong>con</strong>templación<br />

de algunas secuencias de sesiones grabadas en vídeo (Cfr. I.c.) nos<br />

adherimos a la idea de WHITHAKER según la cual lila relación <strong>con</strong> el terapeuta<br />

es una IIzona de seguridad ll<br />

a la que puede volverse cuando se pierden ciertos<br />

<strong>con</strong>troles ll<br />

• De este modo el trabajo se hace de una manera coordinada para<br />

que 11 mientras un terapeuta queda implicado <strong>con</strong> la <strong>familia</strong> y se <strong>com</strong>promete <strong>con</strong><br />

sus situaciones <strong>con</strong>flictivas, el otro espera en silencio y observa, pronto a ayudar<br />

al colega si lo necesita, pero permaneciendo siempre menos <strong>com</strong>prometido y<br />

más objetivo que el terapeuta que se <strong>com</strong>promete activamente ll<br />

Es indispensable saber manejar la coterapia porque no sabemos en qué<br />

momento puede aparecer lo que hemos denominado IIhecho afectivo ll<br />

• <strong>La</strong><br />

observación atenta sobre sí mismo y la observación por parte del otro terapeuta<br />

o del equipo que está tras el espejo, pueden ser los medios aptos para descubrir<br />

cuándo hace su aparición el mundo afectivo del terapeuta. Ese es el momento<br />

que el mismo WHITAKER ha descrito <strong>com</strong>o IImomento alternativo ll<br />

de IIdentro/fuera<br />

ll<br />

que es lIesencial para permitir a los dos mantenerse <strong>com</strong>o IIsí mismos ll<br />

y de <strong>con</strong>servar la propia personalidad ll<br />

• Si la coterapia va más allá de lo que es<br />

la relación entre los dos terapeutas que trabajan cara a cara <strong>con</strong> la <strong>familia</strong>, y<br />

llega a <strong>con</strong>cebirse <strong>com</strong>o la integración de los que siguen la sesión tras el espejo,<br />

todos verán más cosas. Habrá que pasar a indagar cómo expresar al otro que<br />

estamos en peligro. Algunas veces lo decimos, pero otras muchas lo dejamos<br />

pasar. y tal vez reside ahí la causa de muchos fracasos porque perdemos la<br />

imparcialidad que hace eficaz nuestro trabajo.<br />

***


EPILOGO<br />

Más allá de lo afirmado en 1984<br />

En el Epnogo de la primera edición de esta obra, <strong>com</strong>enzaba hablando de la<br />

realidad de la Orientación y Terapia Familiar en los ámbitos universitarios. Lo,<br />

que afirmaba allí -lila universidad actual, en nuestro país, no forma terapeutas<br />

de <strong>familia</strong> ll<br />

-, sigue siendo una realidad, aunque más matizada. Ya he mostrado<br />

datos según los cuales, y aunque aún sea en pocas Universidades y a cargo<br />

de muy pocos profesores, esta afirmación tiene que ser matizada. Ya hay espacios<br />

universitarios donde la formación de orientadores y terapeutas <strong>familia</strong>res<br />

han iniciado un camino muy prometedor, aunque no carente de obstáculos.<br />

Si entonces afirmé que la demanda era fuerte, esto sigue imponiéndose de<br />

manera evidente y clara. Lo que en 1984 era una experiencia de cuatro años<br />

en la Formación de Terapeutas Familiares en nuestro centro IIStirpe ll<br />

, se ha<br />

mantenido de manera ininterrumpida, y estamos en el curso XV que supone<br />

otras tantas promociones de terapeutas <strong>familia</strong>res. Con el mismo enfoque<br />

metodológico que queda reflejado en este volumen, la formación que impartimos<br />

sigue siendo aceptada. En ella se integra lo teórico, lo práctico y la adquisición<br />

de habilidades terapéuticas <strong>con</strong>forme se exige ya desde los Estatutos de la<br />

Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas (FEAP). Se trata, por<br />

ello, de una formación fuertemente asentada sobre el trabajo lIen vivo ll<br />

y directo<br />

<strong>con</strong> las <strong>familia</strong>s que atendemos en nuestra <strong>con</strong>sulta y en el que participan<br />

cuantos se están formando. El <strong>con</strong>cepto de IIsistema ll<br />

abarca también al equipo<br />

que integramos en el Programa de Formación.


670 José Antonio Ríos González<br />

<strong>La</strong> formación de terapeutas de <strong>familia</strong>.<br />

<strong>La</strong> universidad actual, en nuestro país, no forma terapeutas de <strong>familia</strong>. Habrá<br />

quien, <strong>con</strong> más sarcasmo, pueda decir que los planes de estudios de las<br />

actuales facultades de psicología no forman para ningún tipo de terapias. El<br />

tema es <strong>com</strong>plejo y no es el momento de entrar en él. Pero si inicio el epnogo<br />

de este volumen <strong>con</strong> una formulación de tal clase es porque, en realidad,<br />

muchos jóvenes psicólogos quieren adquirir formación práctica en esta línea.<br />

Y, a veces, no encuentran el dónde ni el cómo de tal preparación para la práctica<br />

profesional.<br />

<strong>La</strong> demanda actual es fuerte y soy testigo de ello desde que hace varios cursos,<br />

y al amparo de lo que el enfoque sistémico ofrece <strong>com</strong>o referencia metodológica<br />

para el estudio de los problemas clínicos de la edad evolutiva, ofrezco a los<br />

alumnos de Psicología Evolutiva y de Orientación Edcucativa un Seminario<br />

sobre Orientación y Terapia Familiar. <strong>La</strong> acogida es óptima y algunos de ellos<br />

siguen actualmente una formación más estructurada en las técnicas adecuadas.<br />

Igual resonancia ha tenido el tema en los cursos de formación de Asesores<br />

Familiares que desde 1979 puso en marcha el Instituto de Ciencias del Hombre<br />

.y en los que impartí las enseñanzas de Terapia Familiar. De aquella simiente<br />

han germinado otros que han buscado una profundización en el tema.<br />

Lo que se pide en el momento de cerrar este volumen lo estoy <strong>con</strong>templando<br />

en "Stirpe ll<br />

, donde, de un modo sistemático, hay personas que se adiestran en<br />

el manejo de las técnicas sistémicas bajo mi dirección. Con el enfoque metodológico<br />

que se ha expuesto a lo largo de esta obra, la formación en T.F. se<br />

adquiere mediante la participación en sesiones directas <strong>con</strong> las <strong>familia</strong>s atendidas<br />

en nuestra <strong>con</strong>sulta. No es, por tanto, una formación a través del vídeo,<br />

<strong>com</strong>o abunda en otros grupos. Para mí es fundamental ver a la <strong>familia</strong> "en vivo"<br />

y experimentar en esta situación cuanto ayuda a integrarse en el sistema <strong>familia</strong>r<br />

que se trata. Es, por ello, un trabajo práctico y directo, donde la preparación de<br />

la sesión y la discusión de lo hecho en ella, <strong>con</strong>stituye el instrumento de<br />

formación a lo largo de un período de tiempo suficientemente amplio para<br />

<strong>con</strong>seguir seguridad y manejo de las técnicas.<br />

Sin entrar en detalles que harían interminables estas páginas, es <strong>con</strong>veniente<br />

indicar los eslabones fundamentales en que se apoya la estructura formativa<br />

que podemos ofrecer en el momento actual dentro de nuestro equipo.<br />

***


Manual de Orientación y Terapia Familiar 671<br />

<strong>La</strong> parte teórica de la formación del terapeuta <strong>familia</strong>r viene dada al ritmo de<br />

cuanto se ve en las sesiones <strong>con</strong> las <strong>familia</strong>s. No hay, por tanto, un curso teórico<br />

aislado de la práctica, sino que ésta sirve de plataforma viva sobre la que ir<br />

encajando los <strong>con</strong>ocimientos derivados de lecturas <strong>con</strong>cretas, la ampliación de<br />

aquellas ideas que se han visto encarnadas en las intervenciones terapéuticas<br />

realizadas en la sesión, así <strong>com</strong>o la reflexión sobre los <strong>con</strong>tenidos teóricos que<br />

se van desgranando a lo largo del tiempo de trabajo directo. Para <strong>con</strong>tar <strong>con</strong> un<br />

respaldo teórico amplio y <strong>con</strong>creto en el modelo adoptado, he escrito este<br />

volumen. No sé si <strong>con</strong> ello se clarificará un camino que recorro hace muchos<br />

años. Quiero ser optimista en el momento de dar a la luz estas páginas.<br />

<strong>La</strong> parte práctica de tal formación, tras varios intentos a modo de prueba y<br />

después de algunos años en que lo que puede ser un esquema de enseñanza<br />

no ha estado muy delimitado, queda organizada así:<br />

• Organización de los terapeutas en formación en grupos de 6/8 personas<br />

que <strong>con</strong>templan tras el espejo las sesiones de T.F.<br />

• Visión de 3 sesiones de terapia cada mes <strong>con</strong> la posibilidad de seguir<br />

simultáneamente y a lo largo de un curso escolar varias <strong>familia</strong>s, a fin de<br />

<strong>con</strong>templar la diversidad de modelos <strong>familia</strong>res y la variedad de problemas<br />

que acuden a la <strong>con</strong>sulta.<br />

• Estas 3 sesiones mensuales se hacen <strong>com</strong>patibles <strong>con</strong> otras que estén<br />

desarrollándose en nuestro Centro en horarios distintos a los dedicados a<br />

la formación.<br />

• En las horas de formación el tiempo se distribuye en tres tareas:<br />

a) Pre-síntesis del caso en terapia, a cargo del terapeuta que dirige las<br />

sesiones o a cargo de uno de los terapeutas en formación que actúan<br />

rotatoriamente, <strong>com</strong>o "supervisores" de cada sesión. En esta pre-síntesis,<br />

que ocupa de 30 a 45 minutos, se prepara la sesión que va a tener lugar<br />

ese día, partiendo del resumen escrito que presenta el supervisor de la<br />

sesión anterior y en el que se recogen las sugerencias de todos los que<br />

han <strong>con</strong>templado la sesión y cuantos <strong>com</strong>entarios parezcan oportunos,<br />

para marcar los "pasos a dar" en la terapia <strong>con</strong> esa <strong>familia</strong>.<br />

b) Sesión de terapia <strong>familia</strong>rde la <strong>familia</strong> citada yen la que intervienen dos<br />

terapeutas (coterapia) y en la que uno de los que están en formación<br />

asume la responsabilidad de seguir <strong>con</strong> más detalle la sesión, canalizando<br />

las posibles aportaciones que deseen hacer los otros y transmitiéndolas<br />

a través del telefonillo a los terapeutas que están trabajando directamente


672 José Antonio Ríos González<br />

<strong>con</strong> la <strong>familia</strong>. A este responsable del seguimiento de la sesión le estamos<br />

denominando IIsupervisorll y es el que redactará un resumen escrito de la<br />

sesión para la pre-síntesis de la seguiente. <strong>La</strong> sesión de T.F. dura<br />

alrededor de 75 minutos.<br />

c) Comentario y síntesis de la sesión celebrada, lo que abarca otros 30 ó<br />

40 minutos y en los que se realizan varias tareas: análisis de la sesión<br />

(aspectos importantes de la misma, discusión de lo hecho, <strong>com</strong>entarios<br />

sobre las estrategias seguidas, realización o no de los IIpasos a dar ll<br />

previstos, prescripciones hechas, etc.), previsión de cambios en la interacción<br />

<strong>familia</strong>r, alternativas futuras y IIpasos a dar ll en la próxima sesión.<br />

Esta fase final se <strong>con</strong>vierte en un momento y etapa fundamental para la<br />

formación de terapeuta <strong>familia</strong>r, tanto por lo que tiene de descubrimiento de por<br />

qué se han hecho determinadas cosas, <strong>com</strong>o por lo que supone de aplicación<br />

directa de lo <strong>con</strong>ocido teóricamente. Sin que en nuestro esquema <strong>con</strong>stituya un<br />

elemento básico, no dejamos de <strong>com</strong>entar aspectos que pueden incidir en la<br />

marcha del proceso terapéutico posterior, tales <strong>com</strong>o la acumulación de agresividad<br />

hacia la <strong>familia</strong> o alguno de los miembros, sincronía de los terapeutas,<br />

elementos transferenciales que <strong>con</strong>viene clarificar para evitar <strong>con</strong>fusiones.<br />

Algunos grupos de formación se detienen aquí en preguntarse qué ha aprendido<br />

cada uno viendo esa sesión, qué ha visto de la propia <strong>familia</strong> al ver interaccionar<br />

a la que se tiene en terapia, qué se descubre sobre el modo personal de<br />

interactuar <strong>con</strong> los otros. <strong>La</strong> no incorporación de estos factores en nuestro<br />

esquema de formación se basa en el <strong>con</strong>vencimiento personal de que cuanto<br />

afecta a la vida personal del terapeuta debe clarificarse en otros <strong>con</strong>textos<br />

(terapia personal, partipación en grupos terapéuticos), y no mezclarse <strong>con</strong> la<br />

formación técnica. Otra cosa es que <strong>com</strong>parta la idea de que el terapeuta <strong>familia</strong>r<br />

tenga logrado un nivel de autoafirmación personal <strong>con</strong>cretado en la voluntad de<br />

crecer personalmente y que se realice mediante la <strong>con</strong>quista de un equilibrado<br />

sentido delllyoll, un sano sentido de satisfacción dela propia vida y la posibilidad<br />

real y <strong>con</strong>stante de transmitir a los otros seguridad, serenidad y deseo de ser<br />

IIsí mismo ll (WHITAKER).<br />

En los otros aspectos más personales, lo único que hago, <strong>com</strong>o encuadre<br />

general de un proceso de formación a seguir, es invitar a los que desean trabajar<br />

en T.F. a <strong>con</strong>ocer la propia <strong>familia</strong>, así <strong>com</strong>o sus tensiones. Esto no es hacer<br />

terapia de <strong>familia</strong> a los terapeutas <strong>familia</strong>res. Si alguno quiere hacerla antes de<br />

trabajar en ello, allá él. Lo que sí importa es tener examinados, de algún modo,<br />

los puntos de tensión y <strong>con</strong>flicto que se han vivido en las respectivas <strong>familia</strong>s


Manual de Orientación y Terapia Familiar 673<br />

de origen o se viven en la <strong>familia</strong> propia que se ha <strong>con</strong>stituido. Esto es importante<br />

para usar el mimetismo en la terapia. Y, por evidente, para saber en cada<br />

momento por qué actúo así <strong>con</strong> esta <strong>familia</strong> <strong>con</strong>creta. El coterapeuta, el<br />

supervisor o los que <strong>con</strong>templan la sesión, pueden ayudarnos a ver demasiadas<br />

cosas ocultas.<br />

<strong>La</strong> utilización del vídeo, la escucha de sesiones grabadas, la selección de<br />

secuencias significativas de los modos de intervenir en la T.F., <strong>con</strong>stituyen<br />

instrumentos adecuados para la formación de terapeutas. Esas grabaciones<br />

modélicas permiten sistematizar la enseñanza práctica de cómo iniciar una<br />

terapia <strong>familia</strong>r, cómo intervenir, cómo prescribir, cómo apoyar al paciente<br />

designado, cómo <strong>con</strong>trolar a un miembro intrusivo, cómo desafiar, ironizar, crear<br />

nuevas alianzas e interacciones. <strong>La</strong> selección de pasajes importantes en cada<br />

uno de estos puntos es una tarea a la que estamos dedicando tiempo. De sus<br />

resultados daremos cuenta un día.<br />

***<br />

Finalmente hay que decir que las referencias metodológicas de cada escuela<br />

deben tenerse en cuenta a la hora de ofrecer un programa formativo en T.F. A<br />

lo largo de todo este volumen se han hecho <strong>con</strong>tinuas referencias a escuelas y<br />

autores <strong>con</strong>cretos que han aportado grandes ideas para un cuerpo doctrinal<br />

bastante desarrollado. Ello no impide que <strong>con</strong> tales mimbres se <strong>con</strong>struyan<br />

distintos cestos. Todo depende del modo de entrelazarlos y su textura puede<br />

descubrirse al <strong>con</strong>ocer las obras básicas de tales autores y escuelas.<br />

En mi esquema metodológico se dan cita, <strong>com</strong>o valiosísimas mimbres, la<br />

Escuela de la Comunicación del Mental Research Institute de Palo Alto (California)<br />

<strong>con</strong> la inevitable referencia a las aportaciones de JACKSON, BATESON,<br />

·HALEY, WTZLAWICK, WEAKLAND, SATIR, BELL, SLUZKI; el enfoque lIestructural<br />

ll<br />

de la Philadelphia Child Guidance Clinic en la que destaca de manera<br />

fundamental la obra y pensamiento de MINUCHIN de quien cualquier terapeuta<br />

<strong>familia</strong>r es tributario. Tengo muy en cuenta, por razones objetivas de escuela y<br />

por motivaciones muy personales de mis años de formación en Italia, las<br />

geniales aportaciones de MARA SELVINI-PALAZZOLI y su Escuela de Milán<br />

(Centro per lo studio della famiglia), así<strong>com</strong>o las enseñanzas recibidas del grupo<br />

de L. CANCRINI y de G. VELLA a través de <strong>con</strong>tactos e intercambios que se<br />

prolongan hasta el momento actual. De manera más indirecta, pero no por ello<br />

menos incisiva, están las aportaciones de C. WHITAKER. Muy lejano en el<br />

***


674 José Antonio Ríos González<br />

tiempo, aunque <strong>con</strong> evidentes influencias en la formulación de hipótesis y en el<br />

recurso de sus aportaciones, debo citar las sugerencias debidas a ACKERMAN<br />

en su planteamiento psicoanalítico del tratamiento de la <strong>familia</strong>, así <strong>com</strong>o<br />

BERESTEIN y sus enfoques de la enfermedad mental en la <strong>familia</strong>. Más<br />

recientemente he incorporado ideas de STIERLIN en cuyos enfoques intuyo la<br />

existencia de ideas que, una vez desarrolladas, abrirán nuevos campos a tareas<br />

de prevención para la salud y el equilibrio psíquico del sistema <strong>familia</strong>r.<br />

En todos estos nombres se apoya mi esquema de formación de terapeutas de<br />

<strong>familia</strong>. Y a ellos recurro cada vez que tengo una duda, necesito revisar un punto<br />

o preciso supervisar mi propio trabajo.<br />

***


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710 José Antonio Ríos González<br />

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RIOS' GONZALEZ, J.A. (1967b): <strong>La</strong> tipología de Sheldon: esquema de observación<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1967c): <strong>La</strong> tipología de Sheldon: esquema de observación<br />

(11). Educadores, 43, 413-422.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1967d): <strong>La</strong> tipología de Sheldon: esquema de observación<br />

(111). Educadores, 44, 583-592.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1967e): Cualidades y aptitudes profesionales en los<br />

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Madrid.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1968g): Cómo son y cómo se <strong>com</strong>portan los <strong>adolescentes</strong>.<br />

Tiempo y Educación. Tomo IV, pp. 65-80. Bibliografía Española. Madrid.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1968h): Por qué fracasan algunos escolares. Tiempo<br />

y Educación. Tomo 111, pp. 321-336. Bibliográfica Española. Madrid.<br />

AIOS GONZALEZ, J.A. (1968i): Teoría y práctica de la Orientación Profesional<br />

de Insuficientes Mentales. I Seminario Iberoameri<strong>cano</strong> Orientación Profesional.<br />

Madrid. Actas, pp. 408-413


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RIOS GONZALEZ, J.A. (1968k): Síntomas y factores en inadaptadosjuveniles.<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A.(1970d): Presentación al volumen de J. Guil/aumin.<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1970e): Presentación a "Cuando el amor no es<br />

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Madrid.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1973b): Interrogantes de la Pedagogía Familiar.<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1973e): Fracaso escolary prepubertad. Educadores.<br />

73, 435-440.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1973f): Fracaso escolar, personalidad y ambiente<br />

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712 José Antonio Ríos González<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1974a): Juguetes, cine, deporte y arte infantil. Marsiega,<br />

Madrid.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1974b): Actitud educativa ante la droga. Educadores.<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1974c): Los procesos de socialización durante la<br />

infancia. Educadores, 78, 399-408.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1974d): Tensiones <strong>familia</strong>res durante la adolescencia.<br />

Educadores, 79, 561-570.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1974e): Matías: un caso de <strong>com</strong>portamiento sintomático.<br />

Educadores, 80, 737-749.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1975a): <strong>La</strong> <strong>familia</strong>. ¿Enferma o muerta? Educadores,<br />

81,97-105.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1975b): <strong>La</strong> <strong>familia</strong> <strong>com</strong>o <strong>con</strong>texto de <strong>com</strong>unicación<br />

educativa. Educadores, 82, 233-242.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1975c): Familia y <strong>com</strong>portamiento sintomático. Educadores,<br />

83, 399-406.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1975d): El síntoma <strong>com</strong>o lenguaje y <strong>com</strong>unicación.<br />

Educadores, 84, 553-564.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1975e): Síntoma y diagnóstico en edad evolutiva.<br />

Educadores, 85, 755-762.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1976a): Los niños del divorcio. 11 El divorcio, problema<br />

humano ll<br />

• Karpos. Madrid.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1976b): <strong>La</strong>ura: inicio y evolución de un mapa <strong>familia</strong>r.<br />

Educadores, 86, 79-88.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1976c): <strong>La</strong> madre en la estructura emocional del niño.<br />

Educadores, 87, 227-238.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1976d): Relación materna y afectividad satisfecha.<br />

Educadores, 88, 379-386.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1976e): Cuando el hijo rompe <strong>con</strong> el hogar. Educadores,<br />

89, 531-542.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 713<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1976f): Familia y actitudes educativas de los padres.<br />

Educadores, 90, 699-714.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1977a): Identificación y elección de modelos en la<br />

adolescencia. Educadores, 91, 87-102.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1977b): Un <strong>con</strong>flicto <strong>familia</strong>r: la separación de los<br />

padres. Educadores, 92, 259-268.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1977c): Incidencia de la separación de los padres en<br />

los <strong>hijos</strong>. Educadores, 93, 411-422.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1977d): Los <strong>hijos</strong> adoptivos: aportaciones al estudio<br />

de sus aspectos psicológicos. Educadores, 94, 605-618.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1977e): Los <strong>hijos</strong> adoptivos: motivaciones de la<br />

decisión. Educadores, 95, 76-778.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1978a): El padre en la dinámica personal del hijo.<br />

Educadores, 96, 93-104.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1978b): Dinámica de los procesos de indentificación<br />

en el <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r. Educadores, 97, 275-287.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1978c): Otros modelos de indentificación en los<br />

procesos evolutivos. Educadores, 98, 425-433.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1978d): Figura paterna y procesos evolutivos del hijo.<br />

Educadores, 99, 629-640.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1978e): Trastornos emocionales por abandono. "Niños<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1978f): Once años de bibliografía española sobre la<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1979a): Forma de violencia <strong>con</strong>tra elniño en la <strong>familia</strong>.<br />

Educadores, 101, 89-98.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1979b): Abandono afectivo y dinámica <strong>familia</strong>r. 102,<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1979c): Diagnóstico y terapia relacional en la edad<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1979d): <strong>La</strong> terapia relacional en el subsistema <strong>con</strong>yugal.<br />

Educadores, 104, 597-611.


714 José Antonio Ríos González<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1979h): Algunos aspectos del Rorschach en los<br />

<strong>con</strong>flictos de la pareja. (Mesa redonda sobre Personalidad, Pareja y Familia).<br />

VI Congreso Nacional de Psicología. Pamplona, Actas, pp. 1095-1096.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1980a): El padre en la dinámica personal del hijo.<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1980b): Conclictos del matrimonio en <strong>con</strong>flictos<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1980c): Bases Psicopedagógicas de la educación<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1980d). (En colaboración <strong>con</strong> F. Garre): Psicología,<br />

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• P.P.C.<br />

Madrid.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1980e): Modelos relacionales en la dinámica de la<br />

pareja (11). Educadores, 106, 101-118.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1980f): Modelos relacionales en la dinámica de la<br />

pareja (11/). Educadores, 107, 245-260.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1980g): Mode/os relacionales en /a dinámica de la<br />

pareja (IV). Educadores, 109, 575-592.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1980h): Modelos relacionales en la dinámica de la<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1980i): Amenazas al bienestar del niño desde el<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1981 a): Estilos de terapia en la dinámica de la pareja.<br />

Educadores, 111, 73-82.<br />

AIOS GONZALEZ, J.A. (1981 b): Estilos de terapia en la dinámica de la pareja<br />

(11). Educadores, 112, 253-264.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1981 c): Estilos de terapia en la dinámica de la pareja<br />

(1/1). Educadores, 113, 411-420.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 715<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1981 d): Estilos de terapia en la dinámica de la pareja<br />

(IV). Educadores, 115, 715-724.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1981 e): El enfoque relacional en la terapia <strong>familia</strong>r.<br />

Rev. Psicologia y Psiquiatría Humanista, n Q 0,39-46.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1981 f): Aportaciones al enfoque de la terapia <strong>familia</strong>r.<br />

Ponencia. I Congreso Nacional de Psicologia Humanista. Barcelona.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1982a): Estilos de terapia en la dinámica de la pareja<br />

(V). Educadores, 117, 251-260.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1982b): Estilos de terapia en la dinámica de la pareja<br />

(VI). Educadores, 119, 553.562.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1982c): Familia y Orientación. Revista de Educación,<br />

270,49-66.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1982d): Asesoría Familiar en los tratornos escolares.<br />

IINueva Asesoría Familiar ll<br />

• Karpos. Madrid.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1982e): El <strong>con</strong>senso en la dinámica de la <strong>familia</strong>.<br />

IIAlternativas de la Familia Consensual ll<br />

• Karpos. Madrid.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1982f): Prólogo de la obra de M. Marland: El arte de<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1982g): <strong>La</strong> relación Tutor-Familia en los procesos de<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1983a): Crisis Familiares: causas y repercusiones.<br />

Narcea. Madrid.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1983b): Trastornos escolares y ambiente emocional<br />

del aula. Un enfoque sistémico de la relación educativa. Bordón, 248, 315-336.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1983c): Estilos de terapia en la dinámica de la pareja<br />

(y VII). Educadores, 121, 101-112.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1983d): Apego y diálogo no-verbal en la infancia (1).<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1983e): Dolor y sufrimiento por ambiente <strong>familia</strong>r<br />

inadecuado. li<strong>La</strong> juventud en su dolor y sufrimiento ll<br />

• Instituto de Ciencias del<br />

Hombre. Madrid.<br />

AIOS GONZALEZ, J.A. (1983f): Pedagogía Correctiva. Ponencia. IIDimensio­<br />

nes de la especialidad en Orientación ll<br />

• 1ª Jornadas de Orientación Educativa.<br />

UNED. Madrid. Inédito.


716 José Antonio Ríos González<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (19839): Orientación y Terapia Familiar en trastornos<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1983h): El <strong>con</strong>trato: límites y redefinición durante el<br />

proceso terapéutico. IV Jornadas de Terapia Familiar. Vitoria. Inédito.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1984a): Apego y diálogo no-verbal en la infancia (11).<br />

Educadores, 126, 101-113.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1984b): Análisis de las interacciones <strong>familia</strong>res. En<br />

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• Santillana. Madrid.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1984c): Educación Familiar. En IIDiccionario de<br />

Educación Especial ll<br />

• Santillana. Madrid.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1984d): Orientación Familiar: En IIDiccionario de<br />

Educación Especial ll<br />

• Santillana. Madrid.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1984e): Planificación familar. En IIDiccionario de<br />

Educación especial ll<br />

• Santillana. Madrid.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1984f): Educación sexual. En 11 Diccionario de Educación<br />

Especial ll<br />

• Santillana. Madrid.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1984): Criterios: <strong>La</strong> orientación de la <strong>familia</strong>. Educadores,<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1984): El proceso educativo en la <strong>familia</strong>: programa<br />

básico de educación preescolar. Educadores, 128, 417-433<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1984): Trastornos escolares. ABC de la Educación,<br />

14,1<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1985a): <strong>La</strong> significación evolutiva de la <strong>familia</strong> en el<br />

desarrollo normal y patológico del niño. En IIConflictividad infantil y sistema<br />

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• (pp. 15-26) Universidad Pontificia de Salamanca. Salamanca.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1985b) Acción de la <strong>familia</strong> en los trastornos de<br />

<strong>con</strong>ducta. Educadores, 131, 87-99<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1985c) Aspectos abandonados de la educación<br />

<strong>familia</strong>r. Educadores, 133, 437-447<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1985d) Orientación y terapia <strong>familia</strong>r en casos de<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1986a): Orientación y Terapia Familiar en las<br />

rupturas matrimoniales. En li<strong>La</strong>s rupturas matrimoniales ll<br />

• (pp. 185-193) Universidad<br />

Pontificia de Salamanca. Salamanca.


Manual de Orientación y Terapia Familiar 717<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1986b) <strong>La</strong> crisis <strong>familia</strong>r. En li<strong>La</strong> <strong>familia</strong> hoy: <strong>con</strong>vivencia<br />

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(pp. 217-236). ASETES. Madrid,<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1986C) <strong>La</strong> paternidad desprestigiada. En IIEI<br />

<strong>con</strong>flicto generacional y la <strong>familia</strong> ll<br />

• (pp. 31.41) Universidad Pontificia de Comillas.<br />

Madrid.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1987a) Los niños en las prescripciones indirectas en<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1987b) Terapia <strong>familia</strong>r y divorcio. En li<strong>La</strong>s procesos<br />

(pp. 9-19) UNED (Asturias) y Col. de Abogados de Gijón. Gijón.<br />

matrimoniales ll<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1987c) Terapia Familiar y divorcio: la intervención<br />

más idónea. Cuadernos de Terapia Familiar, 2, 14-25<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1987d) <strong>La</strong> 2ªllamada telefónica en la Terapia Familiar.<br />

Cuadernos de Terapia Familiar, 3, 37-46<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1988) Aportaciones al tratamiento de la vejez desde<br />

la Terapia de la Familia. En IIHacia una vejez nueva ll<br />

(pp. 329-335) Ed. San<br />

Esteban. Salamanca<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1989a) Minusválidos psíquicos y <strong>familia</strong>. En IIlntervención<br />

<strong>con</strong> minusválidos psíquicos gravemente afectados ll<br />

• (pp. 35-51) Junta<br />

de Castilla-<strong>La</strong> Mancha. Toledo.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1989b) Pautas para la atención a menores <strong>con</strong><br />

ambiente <strong>familia</strong>r difícil, desde la perspectiva de la Terapia Familiar. En IIBienestar<br />

Social y desarrollo de los derechos sociales ll<br />

• (pp. 257-263) Ed. San<br />

Esteban. Salamanca.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. y colaboradores (1990a) 25 años de IIStirpe ll<br />

•<br />

Separata central de Cuadernos de Terapia Familiar, 15, I-XXXV<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1990b) Distintos niveles de la Orientación Familiar.<br />

En IIBoletín sobre la Familia ll<br />

• Univ. Pontificia de Salamanca, 1,9-17<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1990c) <strong>La</strong> <strong>familia</strong> para la <strong>con</strong>vivencia en la intimidad<br />

y en la fidelidad. En li<strong>La</strong> Familia, respuesta individual y social ll<br />

(pp. 45-67)<br />

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RIOS GONZALEZ, J.A. (1991 a) Configuración de la personalidad moral en la<br />

<strong>familia</strong>. En IICrisis de valores y <strong>familia</strong> ll<br />

• (pp. 39-50) Universidad de Comillas.<br />

Madrid.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A.A (1991 b) Una experiencia de Orientación<br />

Educativa para universitarios. VII Jornadas Nacionales de Orientación Escolar<br />

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718 José Antonio Ríos González<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1992a) Entrevista <strong>con</strong> Luigi Onnis. Cuadernos<br />

de Terapia Familiar, 19, 45-52<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1992b) Cinco modelos de fichas en la Terapia<br />

Familiar (1 1 parte) Cuadernos de Terapia Familiar. 21, 17-29.<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1992c) Entre los anillos (divertimento olimpico sobre<br />

las <strong>familia</strong>s) Cuadernos de Terapia Familiar. 21, 49-56<br />

RIOS GONZALEZ, J.A., SANCHEZ, N., VILLAR, Z. (1992d) Los<br />

sentimientos del terapeuta durante la sesión de terapia <strong>familia</strong>r. Taller en las<br />

XIII Jornadas Nacionales de Terapia Familiar. Cáceres. (Actas en prensa).<br />

RIOS GONZALEZ, J.A. (1992e): Sentimientosy rituales de duelo en eldivorcio.<br />

Ponencia XIII Jornadas Nacionales de T.F. (Cáceres) (En prensa) y Workshops<br />

en I Congreso Internacional EFTA (Mourning rituals and feelings during Divorce)<br />

(Sorrento-Italia) (En prensa)<br />

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ZAPATA, R. (1978): Concepciones <strong>con</strong>temporáneas sobre la <strong>familia</strong> en la<br />

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ZUK, G.H. (1971): Fami/y Therapy: A Triadic-Based Approach, New York,<br />

Behavioral Publ.<br />

ZUK, G.H. (1974): Progress and Practice in Fami/y Therapy. Haverford, Pa.:<br />

Psychiatry and Behavioral Science Associates.<br />

REVISTAS ESPECIALIZADAS EN ORIENTACION y<br />

TERAPIA FAMILIAR<br />

***<br />

A.ESPAÑOLAS<br />

CUADERNOS DE TERAPIA FAMILIAR<br />

Editor-Fundador-Director: José A. Ríos.<br />

Edita: ··Stirpe n . Madrid.<br />

Fundada en 1987.<br />

Números aparecidos: 23-24. El nº 18 es un número monográfico dedicado a<br />

la Terapia Familiar Breve. El 23-24 es un número monográfico <strong>com</strong>o<br />

homenaje a los 25 años de la aparición de nPragmática de la Comunicación<br />

humanan<br />

Frecuencia: Cuatrimestral.<br />

Sistema: Suscripción directa o venta en librerías especializadas.<br />

Contenido: Trabajos de investigación clínica, experiencias relacionadas <strong>con</strong> la<br />

<strong>familia</strong>, libros y revistas, Museo de Citas, Vuelta a los clásicos, Mi encuentro<br />

<strong>con</strong> la terapia <strong>familia</strong>r, casos <strong>com</strong>entados, Noticias.<br />

Dirección: Paseo Delicias, 65, A. 3ª, 2º B. 28045. Madrid.<br />

Tfno. 91/527 32 56


Manual de Orientación y Terapia Familiar 731<br />

FAMILIA. Revista de Ciencias y Orientación Familiar.<br />

Director: Dionisia Borobio.<br />

Edita: Universidad Pontificia de Salamanca. Escuela Universitaria oe Ciencias<br />

de la Familia.<br />

Fundada en 1990<br />

Números aparecidos: 7<br />

Frecuencia: Semestral<br />

Sistema: Suscripción directa y venta en librerías.<br />

Contenido: Estudios, documentación, <strong>com</strong>unicaciones, selección bibliográfica,<br />

recensiones,<br />

Dirección: Compañía, 5. 37008. Salamanca<br />

Tfnos. 923/21 22 60 Y 21 30 39<br />

REVISTAS ESPAÑOLAS que han publicado trabajos sobre TERAPIA<br />

FAMILIAR<br />

- Clínica y Análisis Grupal. Madrid.<br />

Educadores. Madrid.<br />

Informacio Psicológica. Colegio de Psicólogos. País Valenciano.<br />

Psicopatología. Madrid.<br />

Psiquis. Madrid.<br />

Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. Madrid.<br />

Revista de Psicología. Universidad de Tarragona.<br />

Revista de Psicoterapia (yen su cabecera anterior 11 Revista de Psiquiatría<br />

y Psicología Humanista). Barcelona.<br />

TERAPIA FAMILIAR.<br />

B. EXTRANJERAS (en español)<br />

Editor-Fundador-Director: Alfredo Canevaro<br />

Edita: Editorial ACE<br />

Fundada en 1978<br />

Números aparecidos: 20<br />

Frecuencia: Semestral<br />

Sistema: Suscripción directa y venta en librerías especializadas<br />

Contenido: Trabajos sobre la temática de terapia <strong>familia</strong>r y <strong>com</strong>entarios bibliográficos.<br />

Dirección: Casilla de correos 94, Suco 28. Buenos Aires. Argentina.


732 José Antonio Ríos González<br />

SISTEMAS FAMILIARES.<br />

Directora: Adela G. García.<br />

Edita: Asociación Sistémica de Buenos Aires.<br />

Fundada en 1985<br />

Números aparecidos: 21<br />

Frecuencia: Cuatrimestral<br />

Sistema: Suscripción directa y venta en librerías especializadas.<br />

Contenido: Trabajos sI terapia <strong>familia</strong>r, noticias y <strong>com</strong>entarios bibliográficos.<br />

Dirección: Juncal 3611. PB IIB II (1425). Buenos Aires. Argentina.<br />

Tfno. 804-4231<br />

C. EXTRANJERAS (En otras lenguas)<br />

E. GUTIERREZ (1988):Ha presentado en IICuadernos de Terapia Familiar ll<br />

un<br />

interesante estudio acerca de la presencia, nacimiento y desarrollo de<br />

revistas sobre Terapias en el período 1950-1987. Si se observan sus datos<br />

puede apreciarse cómo el incremento de las revistas sobre Terapia Familiar<br />

ha sido superior al de otras modalidades (<strong>con</strong>sejo matrimonial, terapia<br />

de <strong>con</strong>ducta, modificación de <strong>con</strong>ducta, terapia marital).<br />

Aparte de las <strong>con</strong>signadas en el trabajo citado, reseñamos las siguientes:<br />

- Atraverso lo specchio. Viale Regina Margherita, 37 - 00198 Roma<br />

(Italia)<br />

- Cahiers critiques de thérapie <strong>familia</strong>le et de pratiques de réseaux.<br />

14, Rue des Arts - 31068 Toulouse Cedex (Francia)<br />

- Connessioni. Rivista di <strong>con</strong>sulenza e ricarca sui sistemi umani. Centro<br />

Milanese di Terapia della Famiglia. Via Leopard;, 19 - 20123 Milano<br />

(Italia).<br />

- Familien-dynamik. Postfach, 32, 28 Ch-8049 Zürich (Suiza)<br />

- Family Process. 149 East 78th Sto New York - N.Y. 10021 (USA)<br />

- Family Systems Medicina. F.S.M., Inc 149 East 78th. Sto New York-<br />

N.Y. 10021 (USA)<br />

- Fokus Pa Familien. Scandinavian University Press. PO Box 2959<br />

Toyen - N-0608 Oslo (Noruega)<br />

- Psicobiettivo. Via Francesco Denza, 52 - 00197 Roma (Italia)<br />

- Psicoterapia e scienze umane. Viale Monza, 106 - 20127 Milano (Ital.)<br />

- Terapia Familiare. Via Guattani, 15 - 00161 Roma (Italia)<br />

- Zeitschrift für Systemische Therapie. Verlag Modernes Lernen.<br />

Hohe Strabe 39, D. 44139. Dortmund (Alemania).


Prólogo (9)<br />

Prólogo segunda edición (17)<br />

Introducción (21)<br />

INDICE GENERAL<br />

Cap.l. Planteamiento de la Orientación Familiar (27)<br />

A. Concepto de Orientación Familiar (35). B. Niveles de Orientación Familiar (36):<br />

a) nivel educativo de la O.F.: finalidad (36),objetivos (37), instrumentos para su<br />

realización (37); b) nivel de asesoramiento de la Orientación Familiar (38): finalidad<br />

(38), objetivos (38), instrumentos para su realización (38); c) nivel de tratamiento<br />

terapéutico en la Orientación Familiar (39): finalidad (39), objetivos (39), instrumentos<br />

para su realización (40). Notas al Cap.1 (40). Apéndice 1: Escuelas de Terapia Familiar<br />

(42). Apéndice 2: <strong>La</strong> Terapia y la Orientación Familiar en España (47).<br />

Cap.tl. El Sistema Familiar (54)<br />

A. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> <strong>com</strong>o sistema (54): a) <strong>con</strong>cepto del sistema (55), sistema abierto (56),<br />

sistema cerrado (56), grupo primario (57) tipos de sistema según niveles (58);<br />

b) interacción en el sistema (59):índice de interacción <strong>familia</strong>r (60), escala de interacción<br />

<strong>familia</strong>r (60). B. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> y sus ciclos vitales (62): 1. El inicio de la <strong>familia</strong> (63):<br />

a) <strong>con</strong>seguir una adaptación de pareja (64), b) establecer unos niveles de <strong>com</strong>unicación<br />

(67): Tipos de <strong>com</strong>unicación (69): la <strong>com</strong>unicación verbal (69), la <strong>com</strong>unicación no<br />

verbal (70), tipos de mensajes (72), el doble vínculo (76) el tema de las reglas (77):<br />

reglas re<strong>con</strong>ocidas (78), reglas implícitas (79), reglas secretas (79), metarreglas (79);<br />

los niveles de <strong>com</strong>unicación (80): la <strong>com</strong>unicación informativa (80), la <strong>com</strong>unicación<br />

racional (80), la <strong>com</strong>unicación emotiva y profunda (81); los sistemas de <strong>com</strong>unicación<br />

(82). c) alcanzar unos cauces de encuentro y <strong>con</strong>tacto (84): el encuentro <strong>con</strong> los otros<br />

(84): <strong>familia</strong> distante (86), <strong>familia</strong> simétrica (86), <strong>familia</strong> <strong>com</strong>plementaria(86); el <strong>con</strong>tacto<br />

entre los miembros (87): <strong>con</strong>tacto por relación objetiva (87), <strong>con</strong>tacto por relación<br />

"objetal" (89), <strong>con</strong>tacto por relación madura (91), <strong>con</strong>tacto por relación infantil (91). d)<br />

fijar unas metas de relación (91). e) crear unos <strong>con</strong>fines respecto al S.F.O. de cada


734 José Antonio Ríos González<br />

cónyuge (92). 11. El ser padres (93), el triángulo perverso (96). 111. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> <strong>con</strong> <strong>hijos</strong><br />

en edad preescolar (100): abandono y subsistema madre-hijo en período preescolar<br />

(103), efectos del abandono materno (105).IV. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> <strong>con</strong> <strong>hijos</strong> en edad escolar<br />

(111): la socialización (111), el juego (113): juegos de ejercicio (117), juegos de símbolo<br />

(117), juegos de reglas (118), el juego: teorías (121), el juego: clasificación (123); el<br />

descubrimiento del amigo (125). <strong>La</strong> identificación <strong>con</strong> los adultos (126): procesos de<br />

identificación (130). V. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> <strong>con</strong> <strong>hijos</strong> <strong>adolescentes</strong> (132): la adolescencia <strong>com</strong>o<br />

tránsito (134): proceso de interiorización (139), proceso de adaptación social (140),<br />

proceso de integración (141), proceso de maduración (142), dificultades en la esfera<br />

emotivo-afectiva (143), dificultades en la esfera social (143), dificultades en la esfera<br />

escolar (144), dificultades en la esfera vocacional-profesional (146), dificultades en la<br />

esfera de los valores (146), la crisis de la identidad personal (147), la adolescencia en<br />

el <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r (150), la <strong>familia</strong> ante la necesidad de independencia del hijo (152),<br />

la <strong>familia</strong> ante la necesidad de autonomía del hijo (154), la <strong>familia</strong> ante la necesidad<br />

de originalidad del hijo (156), actitudes ante el adolescente (158). VI. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> <strong>con</strong><br />

<strong>hijos</strong> jóvenes y la rotura de dependencias (160): la rotura <strong>con</strong> el hogar (168), qué hacer<br />

en tales situaciones? (173). VII. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> y la pérdida de <strong>con</strong>trol directo sobre los <strong>hijos</strong><br />

(176). Notas al Cap.1I (182). Apéndice 1: <strong>La</strong> Terapia Familiar <strong>con</strong> niños (185). Apéndice<br />

2: <strong>La</strong> Terapia Familiar <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong> (187). Apéndice 3: Cambios <strong>familia</strong>res en la<br />

adolescencia (188). Apéndice 4: Peligro ante los cambios <strong>familia</strong>res en la adolescencia<br />

(189). Apéndice 5: Contrastes intergeneracionales en la adolescencia (191).<br />

Cap. 111. Los miembros del Sistema Familiar (193)<br />

El encuentro perfectivo <strong>con</strong> la madre (198): el apego (199), el diálogo mímico de la<br />

lactancia (204), el descubrimiento de un "objeto significante" (212): A. estadio preobjetal<br />

(nacimiento) (212), B. estadio del objeto precursor (3 a 6 meses) (212), C. estadio<br />

del objeto Iibidinal (8 a 10 meses) (213): la depresión anaclítica (213), el hospitalismo<br />

(214); la estructuración del psiquismo mediante el influjo de los "organizadores" (216),<br />

los procesos de pre-identificación (217), el aprendizaje de los hábitos primarios (218):<br />

alimentación y esquema corporal (221), alimentación y sexualidad (224); la madre en<br />

la orientación y terapia <strong>familia</strong>r (228). El encuentro perfectivo <strong>con</strong> el padre (231): A. <strong>La</strong><br />

paternidad <strong>com</strong>o interacción maduradora (235). B. Procesos de vinculación <strong>con</strong> el<br />

padre (237): 1. prepaternidad y covada (237), 2. apego y figura paterna (241),<br />

3. integración precoz <strong>con</strong> el hijo (245), 4. identificación (248), 5. la oferta de un código<br />

de valores (250), 6. autoridad y disciplina (251): 1. autoritarismo estable (252),<br />

11. autoritarismo inestable (253),111. sobreprotección (254), IV. independencia creadora<br />

(255); 7. el respaldo de la adquisición de identidad (260), 8. desarrollo personal y<br />

relación paternal (261): a) desarrollo <strong>con</strong>gnitivo y figura paterna (262), b) otras<br />

capacidades y figura paterna (271), c) papel sexual y figura paterna (271). C. Procesos<br />

de desvinculación <strong>con</strong> el padre (276). D. <strong>La</strong> privación paterna (278). E. El problema de<br />

los sustitutos paternos (280). F. El padre en la Orientación y Terapia Familiar (282). El<br />

encuentro perfectivo <strong>con</strong> los iguales en la <strong>con</strong>stelación de hermanos o fratría (287),<br />

1. valor de la fratría en la maduración (288); 2. rivalidad fraterna (289): rivalidad cuerpo<br />

a cuerpo (290), rivalidad de rechazo (291), rivalidad mediante la negación del rival<br />

(292); 3. reacción al nacimiento de un hermano y respuesta a la frustración (293):<br />

a) <strong>com</strong>portamientos agresivos (293), b) <strong>com</strong>portamientos regresivos (294), la regresión-agresión<br />

(294), factores que <strong>con</strong>tribuyen a tales tipos de reacción (295): 1. edad<br />

al nacer el hermano (296), 2. sexo (296), 3. preparación psicológica para el hecho


Manual de Orientación y Terapia Familiar 735<br />

(296), 4. alejamiento ocasional (296), 5. antecedentes patológicos <strong>familia</strong>res (303),<br />

6. estructura del núcleo <strong>familia</strong>r (303), 7. <strong>con</strong>diciones psicológicas antecedentes del<br />

primogénito (297), otros tipos de reacción (297), actitud educativa de los padres ante<br />

el nacimiento de un hermano (298); 4. el orden que se ocupa en la fratría (300): el<br />

primogénito (300), el segundogénito (302), el tercero o tercerón (303), los <strong>hijos</strong><br />

intermedios (304), el hijo último (305), el hijo único (306), los <strong>hijos</strong> gemelos (308);<br />

5. los papeles asignados dentro de la fratría <strong>com</strong>o subsistema <strong>familia</strong>r (313): objetivos<br />

del trabajo de orientación y terapia <strong>con</strong> la fratría: crear áreas de <strong>com</strong>petencia (317),<br />

<strong>con</strong>trolar las formas <strong>con</strong> que se ha <strong>con</strong>tribuido a la creación de tal papel y mito (319),<br />

asegurar que la <strong>familia</strong> permita la manifestación espontánea de lo que cada miembro<br />

tiene en síde positivo (319), un caso especial de asignación de papeles: el hijo genitorial<br />

(320); 6. algunos datos sobre el orden de nacimiento y patología psíquica en edad<br />

evolutiva (321).<br />

Cap. IV. Los subsistemas en el sistema <strong>familia</strong>r (327)<br />

A. Subsistema <strong>con</strong>yugal (327), B. subsistema parental (328), C. Subsistema filial (328).<br />

a) Dinámica de los subsistemas (329): la rigidez del subsistema (330); la excesiva<br />

flexibilidad del subsistema (331). b) Presentación gráfica de los subsistemas (333).<br />

c) Conflictos inter-subsistémicos (340): tensión (340); lucha (341). d) Confines territoriales<br />

y vitales entre subsistemas (344): 1. <strong>con</strong>fines territoriales entre subsistemas<br />

(345): el caso de Roberto (348), el caso de Javier (348); 2. <strong>con</strong>fines vitales entre<br />

subsistemas (351). e) Elementos básicos de un subsistema sano (356): 1. que el<br />

subsistema sea algo más que la suma de sus partes (356); 2. que tenga bien definido<br />

los límites o fronteras respecto a los demás subsistemas (359); 3. identidad del<br />

subsistema y autonomía de sus miembros (359): el caso de María Luisa (360); 4. que<br />

la autonomía del sistema no sea una amenaza a la autoridad y jerarquía del sistema<br />

global (361); 5. Que el subsistema facilite a cada miembro el planteamiento y resolución<br />

de : a) el tema de la autonomía (364), b) el tema de la <strong>com</strong>petencia (364), c) el tema<br />

de la propia intimidad (368), d) el tema de la sana independencia (370). Apéndice 1:<br />

<strong>La</strong> sesión <strong>con</strong> el subsistema parental (371). Apéndice 2: <strong>La</strong> sesión <strong>con</strong> el subsistema<br />

fraternal (372).<br />

Cap. V. Los modelos <strong>familia</strong>res (373)<br />

El sistema <strong>familia</strong>r de origen (376): A. <strong>La</strong> estructura del S.F.0. (377): 1. miembros (379);<br />

2. valor dominante (380): a) la inteligencia (381), b) la salud (382), c) la <strong>com</strong>ida (383),<br />

d) el dinero (385): gastar (385), ahorrar (387); e) otros valores (388); 3. poder ostentado<br />

(389); 4. mito fundamental (391): clases de mitos (394): a) mitos de armonía (395),<br />

b) mitos de disculpa y redención (395), c) mitos de salvación y protección (396); tipos<br />

de mitos (397): a) el mito de la unidad <strong>familia</strong>r (397), b) el mito de la felicidad <strong>familia</strong>r<br />

(398), c) el mito de la "normalidad" (399), d) el mito de la capacidad para....' (401),<br />

e) el mito de I·a quién se parece....• (403), f) el mito de "de quién ha heredado....• (404),<br />

actitud ante los mitos (405); 5. elementos del cisma <strong>familia</strong>r (407); 6. miembro/s<br />

sintomático/s del S.F.O. (408); 7. actitudes educativas básicas (409); 8. autoridad<br />

predominante (412); 9. disciplina predominante (412); 10. principales crisis padecidas<br />

(413); 11. fidelidades ocultas en el S.F.O. (415): fidelidades al clan y a la tribu (416),<br />

fidelidades al padre y a la madre (417). B) la actitud ante el S.F.O. (419): modelos<br />

aceptados y rechazados (420); valores aceptados y rechazados (421); mitos aceptados<br />

y rechazados (422); tabúes aceptados y rechazados (423); miedos aceptados y


736 José Antonio Ríos González<br />

rechazados (424); coaliciones y alianzas aceptadas y rechazadas (425). El sistema<br />

<strong>familia</strong>r creado (426). El sistema <strong>familia</strong>r querido/deseado (433). Apéndice 1: <strong>La</strong> <strong>familia</strong><br />

de origen del terapeuta (F.O.T.) (437).<br />

Cap. VI. Tipos de <strong>familia</strong> (439)<br />

Cuadro-síntesis de modelos/tipos de <strong>familia</strong> (439). A. Por el grado de estabilidad,<br />

cohesión y progreso (441): 1. <strong>familia</strong>s sintomáticas (441): a) <strong>con</strong>fusión de generaciones<br />

(443), b) <strong>con</strong>flictos <strong>con</strong>tinuos (444), c) escasa autonomía personal (444), d) fuerte<br />

resistencia al cambio (445); 1. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> neurótica (447),2. la <strong>familia</strong> fóbica (448),<br />

3. la <strong>familia</strong> obsesiva (449), 4. la <strong>familia</strong> histérica (450), 5. la <strong>familia</strong> ansiosa (450),<br />

6. la <strong>familia</strong> anafectiva (453), actitud ante la <strong>familia</strong> sintomática (453). 2. <strong>familia</strong>s sanas<br />

(456): cuadro <strong>com</strong>parativo entre <strong>familia</strong> sana y <strong>familia</strong> no sana (456), características<br />

de la <strong>familia</strong> sana (458). B. Por la figura que centraliza la dinámica del S.F. (459): 1. la<br />

<strong>familia</strong> matrifocal (460); 2. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> patrifocal (462); 3. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> focalizada en otro<br />

miembro no parental (465). C. Por la "distancia emocional" entre sus miembros (467):<br />

a. <strong>La</strong> <strong>familia</strong> "distante" (467) ; 2. la <strong>familia</strong> "simétrica" (468); 3. la <strong>familia</strong> II<strong>com</strong>plementaria<br />

U<br />

(469). D. Por otros dinamismos disfuncionales (470): 1.la <strong>familia</strong> restrictiva (470);<br />

2. la <strong>familia</strong> autista (472); 3. la <strong>familia</strong> esquizofrenógena (473); 4. <strong>familia</strong>s anorexígenas<br />

(482); 5. <strong>familia</strong> obesígena (491); 6. <strong>familia</strong> normativa (492); 7. <strong>familia</strong> <strong>con</strong> <strong>com</strong>unicación<br />

de dirección por los otros (494). 8. <strong>familia</strong> <strong>con</strong> <strong>com</strong>unicación tradicional (495).<br />

E. Modelos estructurales de Wertheim y Reiss (496). Tipos de <strong>familia</strong>s según Cigoli:<br />

Tipos normales (497), Tipos bastante integrados (498), Tipos pseudo-integrados (498),<br />

Tipos no integrados (498). Tipos de <strong>familia</strong>s según Reiss (499): 1. Familias sensibles<br />

al ambiente (500), 2. Familias sensibles a la distancia interpersonal (500), 3. Familias<br />

sensibles al <strong>con</strong>senso (500). Apéndice 1: Modelos de pareja y estilo de terapia (503).<br />

Cap. VII. Diagnóstico de la dinámica <strong>familia</strong>r (507)<br />

1. Qué diagnosticar (508): áreas de cambios (511); áreas a diagnosticar (512); dinámica<br />

<strong>familia</strong>r (512); <strong>com</strong>portamientos (512); un tema especial: el quitacolumnista (513).<br />

2. Cuándo y dónde diagnosticar (514): a) metodología de la primera entrevista <strong>familia</strong>r<br />

(514); b) criterios prácticos para su realización (516); c) técnicas a utilizar (519); d) mi<br />

esquema de P.E.F. (521): 1) el primer <strong>con</strong>tacto telefónico (521): a) ficha del primer<br />

<strong>con</strong>tacto telefónico (522): quién envia o a<strong>con</strong>seja que <strong>con</strong>sulte (522), quién llama o<br />

pide la <strong>con</strong>sulta (523), fecha de la primera llamada y quién la recibe (524), quién recibe<br />

a la <strong>familia</strong> (525), síntesis del planteamiento hecho al pedir la <strong>con</strong>sulta (525), miembros<br />

que se citan para la P.E.F. (526); 2) el <strong>con</strong>tacto directo <strong>con</strong> la <strong>familia</strong> entera (527);<br />

3) la sesión de T.F. <strong>con</strong> su correspondiente registro de datos (527).3. cómo diagnosticar<br />

(530): a) <strong>con</strong>struir elllmapa emocional de la <strong>familia</strong> (530), b) <strong>con</strong>ocer el plano de<br />

la vivienda/casa (531), c) saber cómo están en la sala de estar de casa (532),<br />

d) observar la colocación en el espacio cuando acuden a la sesión de T.F. (532).<br />

4. Con qué diagnosticar (535).5. Para qué diagnosticar (537). Apéndice 1: Instrumentos<br />

para la evaluación previa a la Terapia Familiar y la Terapia de Pareja (539). Apéndice<br />

2: Cuestionarios de evaluación previa a la Terapia de Familia y Terapia de Pareja (581).<br />

Cap. VIII. Orientación y Terapia de la Dinámica Familiar (589)<br />

1. Una teoría de base para la T.F. (590).2. El proceso de T.F. (593).3. El <strong>con</strong>trato en<br />

T.F. (599): límites del <strong>con</strong>trato (602): a) desde el terapeuta (602), b) desde el enfoque


Epnogo:<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 737<br />

sistémico (603), c) atendiendo al <strong>con</strong>cepto de "mejoría/progreso" en el proceso<br />

terapéutico (604); la redefinición del <strong>con</strong>trato terapéutico (605); momentos adecuados<br />

para plantear la redefinición del <strong>con</strong>trato terapéutico (606). 4. Intervenciones y estrategias<br />

en T.F. (607): a) las de asociación (607); b) las de reestructuración (607):<br />

prescripciones reestructurantes (609); momento de prescribir (610); prescripciones<br />

antiterapéuticas (611); categorías de intervención terapéutica (612); algunas normas<br />

prácticas para intervenir (613); ejemplos de algunas estrategias de uso personal en<br />

T.F. (618).5. El 11sabotaje 11 a la T.F. (624): A. sabotaje por resistencias del S.F. (624);<br />

B. sabotaje por resistencias técnicas (625); C. sabotaje derivado de errores que deben<br />

evitarse (626). 6. <strong>La</strong> coterapia en la T.F. (627). 7. Un tema abierto: la "curación" o<br />

"mejoría" en T.F. y los instrumentos de evaluación del proceso (632): instrumentos de<br />

evaluación del proceso (633). Apéndice 1: El Contrato Terapéutico (635). Apéndice 2:<br />

Instrumentos de evaluación del proceso de Terapia de Familia yterapia de Pareja (643).<br />

Apéndice 3: Proceso Terapéutico y formato de sesiones en Terapia Familia y de Pareja<br />

(653). Apéndice 4: <strong>La</strong>s hipótesis sistémicas en Terapia Familiar (659). Apéndice 5:<br />

Modelo de sesión en la Escuela de Milán (660). Apéndice 6: Estrategias en Orientación<br />

y Terapia Familiar (661). Apéndice 7: <strong>La</strong>s Prescripciones Indirectas en Orientación y<br />

Terapia Familiar (662). Apéndice 8: Los sentimientos del terapeuta durante la sesión<br />

(664).<br />

Más allá de lo afirmado en 1984 (669). <strong>La</strong> formación de terapeutas de <strong>familia</strong> (670).<br />

Bibliografía (675).<br />

Indice General (733).<br />

Indice de Autores (739)<br />

Indice de Materias (751)


A<br />

ACKERMAN, 440, 674, A1-1<br />

ADLER, 300, 302, 303, 305, 309, 310,<br />

312<br />

AJURIAGUERRA, 67, 103, 107,201,<br />

205,206,207,209,219,222,225,<br />

23f1, 241, 243, A2-1<br />

ALBADALEJO, A2-1,<br />

ALBERT, 270<br />

ALEXANDER, 223, 225<br />

ALKIRE, 463<br />

ALONSO, 618<br />

ALTUCHER, 257, 273<br />

ALTUIS, 265<br />

AMES, 246<br />

AMOROSI, 223<br />

ANDOLFI, 454, 609, 610, 612, A1-1<br />

ARAGONES, 618<br />

ARANA, A2-1<br />

ARTO, 127,272<br />

ASPERGER, 483, 485<br />

AUKEE, 485<br />

B<br />

BACH, 274<br />

BADOLATO, 232, 235, 237, 238<br />

INDICE DE AUTORES<br />

BANDURA, 127,249<br />

BALES, 55<br />

BARBAG ELATA, A2-1<br />

BARCLAY, 265<br />

BARLETTA, 106, 310, 311<br />

BARRES, 483<br />

BARRON, 308, 309<br />

BASSI, 227<br />

BATESON, 75, 76, 79,473,474,475,<br />

477,590,673, A1-1<br />

BAUDOUIN, 293, 302<br />

BECKER, 389<br />

BELL, 673, A1-1<br />

BELLOTII, 237<br />

BENEDETTI, 107, 108,215,313<br />

BENO, 105<br />

BERESTEIN, 674<br />

BERGAMIN, 561<br />

BERNAN, 63, 440<br />

BERNSTEIN, 75, 441<br />

BERTALANFFY, 53,55<br />

BENTZEN, 266<br />

BEYEBACH, A2-1<br />

BILLER, 257,258, 261,262,263,265,<br />

266,268,270,271,273,274,275,<br />

278,462,464,465<br />

BISHOP, A1-1<br />

BLACK,53


740 José Antonio Ríos González<br />

BLANCHARD, 263, 266<br />

BLANCO, A2-1<br />

BLOOO, 463<br />

BOATMAN, 480<br />

BOCCI, 104<br />

BOOIN, 464, 673<br />

BOLLEA, 93, 235<br />

BONFATII, 321,323,324<br />

BOSTOCK, 169<br />

BOSZORMENYI, 97, 395, 405, 406, 476,<br />

477, 625, 629, 632, A1-t<br />

BOUCHARO, 241<br />

BOULOING, 57<br />

BOUTONIER, 483<br />

BOWEN, 478, A1-1<br />

BOWERMAN, 463<br />

BOWLBY, 67,104,109,199,200,201,<br />

207,244,245<br />

BRANNIGAN, 271<br />

BRAZELTON, 246<br />

BRENES, 54<br />

BRIK, A2-1,<br />

BROOERICK, 53, A1-1,<br />

BRUCH, 221, 223, 224, 225, 483, 490,<br />

491,492<br />

BUCKLEY,53<br />

BURLINGHAM, 280, 308, 309, 310<br />

BURTON, 275<br />

e<br />

CABRERO, A2-1<br />

CACCIAGUERRA, 313<br />

CAMAIONI, 234<br />

CAMPO, A2-1<br />

CAMPOS, 244<br />

CANCRINI, 75, 79, 96, 673<br />

CAPLAN, 109<br />

CAPUTO, 389,479<br />

CARLSMITH, 265<br />

CARRASCO, A2-1<br />

CARRERAS, A2-1<br />

CASCARlO, 266<br />

CATELL, 55, 308<br />

CHAMBERS, 269<br />

CHEEK, 273, 479<br />

CHOGOYA, A1-1<br />

CIBELLI, 106<br />

CIGOLI, 53, 389, 497, 535<br />

CLARKE, 247<br />

CLAUSEN, 479<br />

COGAN, 242<br />

COHEN, 244<br />

COOLEY,57<br />

CORNELISON, 476<br />

CORMAN, 129,289,292<br />

CORTES, 264<br />

CREMIEUX, 488<br />

CREMERIUS, 417, 418<br />

CROSS, 270<br />

. CRUCHET, 135<br />

CUOINI, 235, 237<br />

CUKIER-HEMEURY, 67, 206, 207, 209<br />

CUSUMANO, 265<br />

D<br />

OAY, 460, 477<br />

DAUW, 269, 270<br />

DE GIORGIS, 313<br />

DELAISI DE PERCEVAL, 235, 237, 247<br />

DE MIGUEL, 618<br />

DE NICOLAS, A2-1<br />

DE TONI, 135<br />

DELL'ANTONIO, 106<br />

DESCURET, 293<br />

DESJARDINS, 533<br />

DEUTSCH, 263<br />

DI CAGNO, 108, 109<br />

DI NUOVO, 310, 311<br />

DIAZ ALLUE, 28<br />

DINELLI, 233, 234, 235, 236, 237<br />

DISTLER, 257, 273, 463<br />

DOERING, 240<br />

DONGIER, 488<br />

DREVER, 273<br />

DREYFUS, 223<br />

DYLL, 267


E<br />

EACLES, 308<br />

EDMONDSON, 460<br />

EDLER, 463<br />

EGUIREUN, 604<br />

EHRHARDT, 275<br />

EISENBERG, 479<br />

EMERSON, 244<br />

EMERY,53<br />

ENTWISLE, 240<br />

EPSTEIN, 464, A1-1<br />

ERICKSON, 147, 149, 198,205,226,<br />

260,392,393,419,590<br />

ERICKSON, M.H., 590<br />

ESCUDERO, A2-1<br />

ESPINA, A2-1<br />

EYSENCK, 308<br />

F<br />

FARBAIRN, 175<br />

FARINA, 390<br />

FAUNCE, 60, 441<br />

FEDELMAN, 244<br />

FENICHEL, 308, 486<br />

FERGUSON, 463<br />

FERNANDEZ, A2-1<br />

FINCH, 485<br />

FINZI, 223<br />

FISCH, 617<br />

FLAHERTY, 244<br />

FLEMING, 264<br />

FLECK, 476, 478, 479<br />

FERREI RA, 389, 391, 392, 464<br />

FRAMO, 476, 621, A1-1<br />

FREEDMAN, 308<br />

FREIXA, A2-1<br />

FREUD, 280, 385, 424<br />

FROM, 477<br />

FRY, 477<br />

G<br />

GALINO, 269<br />

GALTON, 308<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

GARDNER, 273<br />

GARRE, A2-1<br />

GATTI, 225<br />

GEERDEN, 266<br />

GIORGIS, 107, 108<br />

GLUECK y GLUECK, 258<br />

GOLINKOFF, 246<br />

GOTTESMAN, 308<br />

GOVER, 464<br />

GREEN, 275<br />

GRILLO, 106<br />

GRUNEBAUM, 267<br />

GUILLO, A2-1<br />

GUITTON, 93,170,182<br />

GULLOTTA, 79, 446<br />

GUNTRIP, 175<br />

GURMAN, A1-1<br />

GUTIERREZ, A1-1, A2-1<br />

H<br />

HALMI, 485<br />

HALEY, 54, 76, 77,91,443,473,475,<br />

590,610,673, A1-1<br />

HALL, 121,533,535<br />

HARLOW, 67,199,200,201,203,207,<br />

241<br />

HARTMANN, 308, 310<br />

HARVEY, 252<br />

HEATON, 244<br />

HELD, 223<br />

HELSON, 269, 270<br />

HENDERSON, 270<br />

HENNEBORRN, 242<br />

HERGOG, 280<br />

HERVAS, A2-1<br />

HETHERINGTON, 275<br />

HINDE, 200<br />

HIRSCH, 477<br />

HOFFMAN, 248, 258, 464<br />

HOLSTEI, 251,159,258<br />

HOLZBERG, 390.<br />

HORST, 448, 450<br />

HUSSEN, 249<br />

741


742<br />

I<br />

INGMAN, 244<br />

INGRASSIA, 476<br />

J<br />

JACKSON, 54, 76, 77, 91, 400, 429, 446,<br />

473,477,582,673, A1-1<br />

JERSILD, 126<br />

JIMENEZ BURILLO, 57<br />

JIMENEZ DIAZ, A2-1<br />

JOFFRE, 108<br />

JOHNSON, 227<br />

JUNG, 293, 387<br />

K<br />

KAGAN, 245, 271, 302<br />

KANNER, 476, 479<br />

KANTOR, 501,502<br />

KAPLAN, 221, 224, 491<br />

KARPMAN, 308, 310<br />

KAY, 488<br />

KAYTON, 273<br />

KELLER, 308<br />

KIMBALL, 267<br />

KING, 280, 483<br />

KLAUSER, 464<br />

KLEIN, 106, 123<br />

KOCH, 312<br />

KOHN, 479<br />

KOTELCHUCK, 244, 246<br />

KYNLEY, 463<br />

L<br />

LABOUCARIE, 482, 488<br />

LAGO, A2-1,<br />

LAMB, 237, 242, 243, 244, 247<br />

LANDY, 264<br />

LANG, 270<br />

LANSKY, 272<br />

LAUGHLIN, 450<br />

LEBOVICI, 483<br />

LEFKOWITZ, 257<br />

José Antonio Ríos González<br />

LEHR, 501<br />

LENNARD, 75, 441<br />

LEONARD, 308, 310<br />

LERNER, 389<br />

LESSING, 262, 263, 264<br />

LEWIS, 246<br />

LEXENAIRE, 221,224<br />

LEZINE, 67, 206, 207, 209, 310<br />

LEVITT, 464<br />

LEVY, 461<br />

LIDT, 476<br />

LIDZ, 478, 479, A1-1<br />

LIEBENBERG, 240<br />

LIEBERMAN, 270<br />

LIEF, 63, 440<br />

LIENDO, A1-1<br />

LINARES, A2-1<br />

LINDZ, 478, 479<br />

LOCKHART, 386, 387<br />

LONEY, 485<br />

LONG, 275<br />

LOPEZ-BARBERA, A2-1<br />

LORENZ, 67, 200<br />

LORIMIER, 127<br />

LOUGHLIN, 265<br />

LOWEN, 214, 227<br />

LUBAN-PLOZZA, 302, 304, 306, 441<br />

LUPOI, 227<br />

LUTTE, 134,260<br />

M<br />

MACCOBY, 265, 275<br />

MACFARLANE, 237, 241, 242<br />

MADANES, A1-1<br />

MAGAZ, A2-1<br />

MANRIQUE, A2-1<br />

MANSILLA, 482, 484, 488<br />

MARCELINNI, 106<br />

MARCHESI, 142<br />

MARIAS, 150,378,379, A2-1<br />

MARTI-TUSQUETS, 440, 451,469,494,<br />

495, 496, A2-1<br />

MARTIN, 440, A2-1<br />

MARTIN SANTOS, 362


MARTINEZ DE VELASCO, A2-1<br />

MARTINEZ MUÑIZ, 144<br />

MARTINEZ ZULAICA, A2-1<br />

MARTORELL, 618<br />

MARZURKEREVWICZ, 266<br />

MASSON, A1-1<br />

MASTERS, 227<br />

MAUCO, 332<br />

MAYOR ZARAGOZA, A2-1<br />

MEAD, 138<br />

MENDOUSSE, 158<br />

MEREDITH, 464<br />

MESSINGER, 477<br />

MILLAN, A2-1<br />

MINUCHIN, 30, 61,197,198,346,353,<br />

354,363,435,446,455,457,482,<br />

490,508,510,520,527,536,537,<br />

590,594,607,616,632,673, A1-1,<br />

MIRET MAGDALENA, A2-1<br />

MISHLER, 75, 441, 479<br />

MONEDERO, 101<br />

MONEY, 275<br />

MONRO, 109<br />

MOSS, 245, A2-7<br />

MOWRER, 249<br />

MOYNIHAM, 280<br />

MULTIMER, 265<br />

MURREL, 464<br />

MUSSEN, 14,249<br />

N<br />

NAPIER, 228, 229,617,629, 630<br />

NAVARRO GONGORA, 634, A1-1, A2-1<br />

NELSEN, 265, 275<br />

NELSON, 262, 264<br />

NEMIAH, 483<br />

NOVELLETTO, 321, 323, 324<br />

o<br />

OLEA, A2-1<br />

O'LEARY, A2-1,<br />

OLSON,76<br />

ORlO, 256, 257, 412<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 743<br />

ORWELL, 395<br />

OWEN, 308<br />

p<br />

PANTARono, 106<br />

PARKE, 237, 239,240, 242,247<br />

PARSON, 56, 249<br />

PASINI, 226, 227<br />

PECK, 464<br />

PEDERSEN, 235, 242<br />

PEDERSON, 246<br />

PEREARNAU, 269<br />

PEREIRA TERCERO, 596, A2-1<br />

PEREIRA MIRAGAYA, A2-1<br />

PEREZ BOULLOSA, A2-1<br />

PEREZ DE LAZARRAGA, A2-1<br />

PEREZ DE LEON, A2-1<br />

PETTIGREN, 460<br />

PIAZZA, 237<br />

PINILLOS, 144, 174, 176,254,255,259,<br />

A2-1<br />

PIZZORNO, 53<br />

POBLACION, A2-1<br />

POEY, 273<br />

POWEL, 265<br />

POWER, 247<br />

PRATA, A1-1<br />

PRESTON, 266<br />

R<br />

RABINER,60<br />

RADIN, 268<br />

RAKOFF, 224<br />

RAMBAUD, 323<br />

RANSON, 473<br />

RAPISARDA, 106<br />

RAPPAPORT, 53<br />

RAU, 265<br />

RAVETTO, 108<br />

REICHMAN, 478<br />

REISS, 440, 496, 499, 501<br />

RESTA, 106,206<br />

. REUTER, 262


744<br />

REYMOND-RIVIER, 113,260<br />

RICHARDS, 246<br />

RICHTER, 448, 450<br />

RICKOFF, 477<br />

RIOS GONZALEZ, 22, 28, 29, 59, 66, 99,<br />

127,143,144,145,175,181,203,<br />

206,248,252,253,266,268,272,<br />

276,280,287,351,409,413,415,<br />

441,466,508,512,492,105,A2-1,<br />

A1-2, A1-6, A2-7, A1-8, A8-8<br />

RISKIN, 60, 441<br />

RITCHEY, 244<br />

RIVES, A2-1<br />

ROBSON,246<br />

ROCHE, A2-1,<br />

RODRIGUEZ ABELLAN, A2-1<br />

RODRIGUEZ-ARIAS, A2-1, A2-1<br />

ROF CARBALLO, 67, 105, 111, 175,<br />

182,235,251,278,362,415,416,<br />

466, 468, 469, 470, A2-1<br />

ROGERS,275<br />

ROHER,460<br />

ROIG,53<br />

ROJERO, A2-1<br />

ROSENBERG, 264<br />

ROSENOW,134<br />

ROUSSEAU, 132, 133<br />

ROWLAND, 484, 485, 488<br />

RUBENSTEIN, 464<br />

RUBIN,248<br />

RUFIOT, A1-1<br />

RUIZ DE MUNAIN, A2-1<br />

s<br />

SAGER,440<br />

SALGUERO, 485<br />

SAMPSON, 477<br />

SANCHEZ, A8-8<br />

SANDLER,108<br />

SANTROCK, 263, 274, 275<br />

SANZ, A1-1, A2-1<br />

SARRO, A2-1<br />

SATIR, 76, 590, 617, 673, A1-1<br />

SCHAEFFERBELL, 259<br />

SCHARADER, A1-1<br />

José Antonio Ríos González<br />

SCHILLER, 82<br />

SCHROEDER, 252<br />

SCHUHAM, 463<br />

SEARS y SEARS, 274, 275<br />

SELVINI PALAZZOLI, 54, 77, 391, 423,<br />

482,483,485,486,487,524,525,<br />

527, 590, 594, 597, 609, 673, A1-1,<br />

SHAFFI,485<br />

SHAW,268<br />

SHIELDS,310<br />

SIEFKES,390<br />

SINES,308<br />

SLEnO,322<br />

SLUZKI, 473, 474, 475, 478, 590, 673,<br />

A1-1<br />

SOJIT,75<br />

SPELKE, 244, 271<br />

SPITZ,67, 101, 104,201,207,212,213,<br />

215,216,217,235,245<br />

STACHOWIAK,464<br />

STANFIELD,258<br />

STEWART,240<br />

STIERLIN, 391, 394, 395, 396, 405, 406,<br />

510, 511, 527, 673, A1-1<br />

STOLZ,275<br />

STRODTBECK, 464<br />

SUAREZ, A2-1<br />

SUDIA,280<br />

sunOM-SMITH,264<br />

SZUREK,480<br />

T<br />

TAIPALE,485<br />

TANZER,242<br />

TEJERA DE MEER, 127,272<br />

TERRANA, 293, 295<br />

TERRY, 47&::- .<br />

THIS,235<br />

THOMA,483<br />

TILLER, 475, 461<br />

TOLOR,271<br />

TONINI,533<br />

TOURAINE, 221, 223<br />

TOWNE,477


TRAPP, 464<br />

TRETHOWAN, 240<br />

TUOMI, 485<br />

v<br />

VAN DES BOSCH, 220, 224<br />

VAZ, A2-1<br />

VAZQUEZ, A2-1<br />

VELLA, 238,457, 610,611,613, 617,<br />

673, A2-1<br />

VIELBAHN, 224<br />

VILLAR, A8-8<br />

VIOLA, 223<br />

VIVALDI, 227<br />

VOGTHAGERBAUMER, 237, 242<br />

w<br />

WALTERS, 249<br />

WATT, 273<br />

WATZLAWICK, 77, 78, 79, 590, 625,<br />

673, A1-1<br />

WAXLER, 75, 389,441,479<br />

WEAKLAND, 76, 78, 473, 478, 590, 625,<br />

673, A1-1<br />

WEIN, 246<br />

WEISBERG, 270<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 745<br />

WELLS, 60, 270<br />

WERTHEIM, 440, 496, 497, 501<br />

WESTLEV, 464<br />

WHITAKER, 228, 229, 595, 597, 617,<br />

629,630,631, A1-1, A8-8<br />

WHITE, 268<br />

WHOLFORD, 271<br />

WILD, 389, 390<br />

WILLEMSEN, 244<br />

WINTER, 389<br />

WINNICOTT, 108<br />

WISHLER, 389<br />

WITKIN, 265<br />

WOLD, 506<br />

WOLFE, 112,463<br />

WVNNE, 75, 280, 395, A1-1<br />

y<br />

VELA, 262, A2-1<br />

z<br />

ZAMPIRO DE VICENTI, 237<br />

ZAZZO, 199,309,310,313<br />

ZEICHNER, 276<br />

ZUK, 97, 99, A1-1<br />

ZURIMENDI, A2-1


A<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar<br />

INDICE DE MATERIAS<br />

*(Cuando aparece A1-8 significa que tal <strong>con</strong>tenido se encuentra en el Apéndice 1 del<br />

capítulo 8; A2-7: Apéndice 2 del capítulo 7)<br />

Abandono, 180<br />

<strong>com</strong>plejo de... , 162<br />

efectos del... , 105-110<br />

materno, 103-105<br />

Actitudes educativas a crear, 587<br />

Actitudes educativas erróneas, 252-255<br />

Adaptación, 497<br />

individual, 65<br />

pareja, de, 64-67<br />

social, proceso de... , 139, 140-141<br />

Adaptación social y padre, 271<br />

Adolescencia,<br />

cambios <strong>familia</strong>res en la..., A2-2<br />

en la estructura, A2-2<br />

en las funciones, A2-2<br />

en el desarrollo, A2-2<br />

peligro ante los cam bias en la ..., A2-2<br />

en la estructura, A2-2<br />

en las funciones, A2-2<br />

en el desarrollo, A2-2<br />

<strong>com</strong>o ciclo vital de la <strong>familia</strong>, 132-160<br />

<strong>com</strong>o crisis de identidad, 132-134<br />

<strong>com</strong>o tránsito, 134-137<br />

<strong>com</strong>prensión elevadora ante la, 158<br />

<strong>con</strong>traste intergeneracional en la... ,<br />

A2-2<br />

en el <strong>con</strong>texto <strong>familia</strong>r, 150-160<br />

terapia <strong>familia</strong>r <strong>con</strong>... , A2-2<br />

actitud terapéutica en la ... , A2-2<br />

modelos estratégicos en la ... ,<br />

A2-2<br />

objetivos de la... , A2-2<br />

Adultismo, 413<br />

Adultos. educación permanente de... ,37<br />

Afectiva, <strong>com</strong>unicación, 202<br />

Afectividad, 200<br />

(anafectividad), 103<br />

Afecto, entrega de... , 216<br />

maternalizado, 206<br />

Aferencias emocionales, 107<br />

Ajuste diádico de la pareja (DAS), A2-7<br />

Alianzas, 516<br />

Alienación, 497<br />

Alimentación, 219-227<br />

esquema corporal y..., 221-224<br />

interferencia en el proceso de... ,<br />

219-221<br />

pecho artificial, 107<br />

747


748 José Antonio Ríos González<br />

Alimentación (<strong>con</strong>t.)<br />

proceso de del hijo, 219-221<br />

sexualidad y , 224-227<br />

voracidad <strong>com</strong>pulsiva, 220<br />

Ambiente<br />

. <strong>familia</strong>r, 29<br />

internalizado, 67<br />

Ambivalencia sexual, 129<br />

Amenazas, 40<br />

Amigo<br />

<strong>com</strong>o aliado y rival, 125<br />

descubrimiento deL .. , 125-126<br />

imaginario, 126<br />

presencia-valor deL .. , 125<br />

real y permanente, 125<br />

Amor<br />

al cónyuge, 94<br />

al hijo, 94<br />

materno, 103<br />

Anaclítica, depresión, 213-214<br />

Anafectividad, 103<br />

Análisis de <strong>con</strong>texto, 34<br />

Análisis Transaccional (A.T.), 81,125<br />

Anarquía de las tendencias, 158<br />

Angustia del 8 2 mes, 213<br />

Anorexia, 383, 482<br />

Anoxia afectiva, (anafectividad), 103<br />

Ansiedad (participación ansiógena) 108<br />

Apego, 67, 199-204, 177<br />

afectividad y ..., 200-201<br />

búsqueda de cercanía en eL .. , 201<br />

<strong>com</strong>unicación afectiva, 202<br />

<strong>com</strong>ponente fisiológico, 201<br />

<strong>con</strong>ducta del neonato humano, 201<br />

<strong>con</strong>tacto táctil en eL .. , 203<br />

<strong>con</strong>tacto oral en el..., 200<br />

dependencia emocional, 201<br />

hitos esenciales en la relación<br />

madre-hijo, 200<br />

figura paterna en eL .. , 241-245<br />

necesidad de <strong>con</strong>tacto en eL .. , 201<br />

socialización y ... , 200<br />

teorías sobre vínculo y apego, 202<br />

Asociaciones de TF en España, A2-1<br />

Auto<strong>con</strong>trol, dificultades y padre, 271<br />

Autonomía, 361-363, 587<br />

hijo (del) 362<br />

personal, 444, 459, 488<br />

Ausencia del padre, 461<br />

virtual del padre, 266, 461<br />

Autoprivación, 487<br />

Autoridad, 361,588<br />

Y disciplina, 251-260<br />

oposición a la... , 113<br />

Autoritarismo estable, 252-253<br />

inestable, 253-254<br />

Autorización grabación en vídeo, A1-8<br />

B<br />

Balance Theory, 53<br />

Barrera emocional, 136, 137<br />

e<br />

Calibración, 473<br />

Cambio, 497, 517<br />

cambio-1, 409,592<br />

cambio-2, 409, 592<br />

cambios de estructura <strong>familia</strong>r en la<br />

adolescencia, A2-2<br />

de funciones de la <strong>familia</strong> en la<br />

adolescencia, A2-2<br />

de desarrollo fam iliar en la<br />

adolescencia, A2-2<br />

Carencias (semi), 106, 107<br />

paterna, 262-264, 266, 278-279<br />

Caso Javier (un caso de territorio físico y<br />

emocional), 348<br />

Caso Maria Luisa (un caso de <strong>con</strong>fusión<br />

subsistémica), 360<br />

Caso Roberto (un caso de territorialidad),<br />

348<br />

Catexia libidinal, 176<br />

Celotipia, 488<br />

Cercanía, 469<br />

búsqueda de... 201<br />

Ciclos vitales de la <strong>familia</strong>, 30, 62, 63, 329<br />

del sujeto, 587<br />

<strong>hijos</strong> en edad preescolar, 100-110<br />

<strong>hijos</strong> en edad escolar, 111-132


Ciclos vitales de la <strong>familia</strong> (<strong>con</strong>t.)<br />

<strong>hijos</strong> <strong>adolescentes</strong>, 132-160<br />

<strong>hijos</strong> jóvenes, 154, 160-182<br />

rotura de dependencias, 160-182<br />

pérdida de <strong>con</strong>trol de <strong>hijos</strong>, 176-182<br />

Circularidad, 31, 512, 515<br />

Cisma, 407, 416<br />

Clima de <strong>com</strong>unicación profunda, 159<br />

Clima social de la <strong>familia</strong> (FES), A2-7<br />

Coalición estable, 98<br />

intergeneracional, 96-97<br />

Coherencia, 459<br />

Cohesión, 441, 459<br />

<strong>com</strong>o objetivo en la TF, 588<br />

Comunicación, 54, 366, 453, 511-512,<br />

520<br />

abierta, 83-84<br />

afectiva, 202<br />

cerrada, 83<br />

digital, 69<br />

disfuncional, 34, 583-584<br />

emotiva, 80, 81-82, 159<br />

esquizofrénica, 473<br />

estructura de, 55<br />

informativa, 80<br />

intelectual, 83<br />

interpersonal, 459<br />

intra<strong>familia</strong>r, 480<br />

meta<strong>com</strong>unicación, 74-75<br />

niveles de la, 37, 67, 80-82, 469, 587<br />

nivel formativo-manipulativo, 453<br />

nivel informativo, 80, 453<br />

no verbal, 34, 69, 70-72, 151, 155,378,<br />

519<br />

profunda (ver emotiva)<br />

racional, 80, 81<br />

signos en primeros años de vida, 111<br />

sistemas de, 68, 82-84<br />

abierto, 83-84<br />

cerrado, 83<br />

<strong>con</strong>vencional, 82-83<br />

intelectual, 83<br />

tipos, 37, 68, 69-80, 587<br />

(ver encuentros, tipos de...)<br />

verbal, 69-70, 378<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 749<br />

Competencia, 366, 488<br />

Complejo de abandono, 162<br />

de Edipo, 179<br />

Cómplice, 100<br />

Comprensión elevadora <strong>con</strong> adolescente,<br />

158<br />

Comportamiento afectivo, 512<br />

psicótico, 475<br />

sintomático, 518<br />

Conducta del neonato, 201<br />

Confianza básica (Erickson), 68<br />

Conflictos inter-subsistémicos, 340<br />

Confusión de identidad y padre, 260<br />

Connotación positiva, 586<br />

Constelación de hermanos (Ver Fratría)<br />

Contacto<br />

necesidad de... , 201<br />

oral, 200<br />

perfectivo, 37<br />

táctil, 203<br />

Contexto (meta<strong>con</strong>texto) 79-80, 509, 513<br />

Continuidad del yo, 148<br />

Contrato en TF<br />

límites del. .., 602<br />

desde el terapeuta, 602<br />

desde el enfoque sistémico, 603<br />

desde la mejoría, 604<br />

lo que pide la <strong>familia</strong>, 600-601<br />

lo que ofrece el terapeuta, 601-602<br />

modelo de...en TF y TP, A1-8<br />

redefinición del... , 605-606<br />

momento para la ... , 606<br />

Control durante la TF y TP, A2-8<br />

final de la TF y TP, A2-8<br />

Conyugalidad (ver Pareja), 476<br />

Coterapeuta, 524<br />

Coterapia en la TF, 627-631<br />

IICovada ll<br />

y padre, 237-240<br />

Crecimiento evolutivo, ritmo de..., 30<br />

Crisis, 413-415, 421<br />

adolescente, 137, 138, 141-142<br />

identidad personal, 147-150<br />

de identidad y padre, 260<br />

de originalidad, 144<br />

Criterios prácticos en TF, 516


750 José Antonio Ríos González<br />

"Cuadernos de TF", A2-1<br />

Cuestionarios de evaluación previa a la<br />

TF y TP, A2-7<br />

A-TF Y A-TP, A2-7<br />

S-TF y S-TP, A2-7<br />

Escala de Clima Social (FES), A2-7<br />

Escala de Ajuste Diádico (DAS), A2-7<br />

SF-82, SF-82 pareja y SF-82 de<br />

Autoevaluación personal, A2-7<br />

Cuidado materno, 104<br />

Curación en TF. (ver Mejoría)<br />

D<br />

D.A.S. (Escala ajuste diádico, de<br />

Spaniers), A2-7<br />

Delimitar generaciones, 587<br />

subsistemas, 587<br />

Dependencia<br />

emocional, 201<br />

maduradora, progresiva, adulta, 66,<br />

165-168<br />

neurótica, limitante, infantil, 67,<br />

165-168, 175, 178, 181-182<br />

oculta (ver fidelidades)<br />

rotura de, 163, 167<br />

Depresión<br />

anaclítica, 213, 214<br />

infantil, 108-109<br />

Derivante, 522<br />

Desafío, aprendizaje por..., 158<br />

Desarrollo cognitivo y padre, 262-271<br />

motriz y padre, 271<br />

personal y relación paternal, 261-276<br />

<strong>familia</strong>r en la adolescencia, cambios<br />

en eL .. , A2-2<br />

Desmaternalización, 104, 218<br />

Despertar afectivo, 140<br />

Despsicopatologizar el síntoma, 583<br />

Despsiquiatrizar el síntoma, 583<br />

Destete, 102<br />

Díada, 490<br />

Diagnóstico de interacción <strong>familia</strong>r,<br />

61-62,508<br />

instrumentos de ..., 535<br />

objetivos del... en TF, 537<br />

Diálogo mímico de la lactancia, 204-211<br />

Dificultades terapéuticas, 613<br />

Dinámica <strong>familia</strong>r, 511<br />

Disciplina,<br />

modelos de..., 588<br />

tipos de... , 55<br />

Disponibilidad afectiva, 126<br />

Distancia emocional, 467,533<br />

Distorsión cualitativa, 109<br />

Doble interdependencia, 56<br />

Doble vínculo, 71-72, 76, 474<br />

teoría del... 76-77<br />

E<br />

Ecología, 373<br />

Ecosistema, 374<br />

Edipo (fase edípica), 147<br />

Educación permanente de adultos, 37<br />

Educador, el padre <strong>com</strong>o..., 262<br />

Educativas, actitudes...erróneas, 252<br />

"Efecto Guadiana" y figura paterna, 245<br />

Embarazo y padre, 232<br />

Emocional, dependencia, 201<br />

Encuentro biológico, 68<br />

<strong>con</strong>sigo mismo, 68<br />

cultural, 68<br />

<strong>familia</strong> <strong>com</strong>o lugar de..., 198<br />

interpersonal, 37<br />

personal, 68<br />

transcendental, 68<br />

Energía, 502<br />

Enfermo crónico, 461<br />

Enfoque sistémico, 582-583<br />

Entrega de afecto, 216<br />

Entrevista, primera, 510, 514, 521, 526<br />

Equilibrio óptimo (teoría), 441<br />

Errores en TF, 626-627<br />

Escala de clima social de la <strong>familia</strong> (FES)<br />

A2-7<br />

interacción <strong>familia</strong>r, 60-61<br />

interacción personal, 61<br />

Escuela de padres, 37<br />

Escuelas de Terapia Familiar, A1-1<br />

Terapeutas del cambio, A1-1


Escuelas de Terapia Familiar (<strong>con</strong>t.)<br />

Orientación paradójica, A1-1<br />

Orientación estratégica, A1-1<br />

Orientación estructuralista, A1-1<br />

Orientación experimental, A1-1<br />

Escuela Psicoanalítica, A1-1<br />

Escuela Existencial, A1-1<br />

Escuela Transgeneracional, A1-1<br />

Escuela de la Comunicación, A1-1<br />

Escuela Estructural, A1-1<br />

Escuela Ecléctica, A1-1<br />

Escuela Estratégica, A1-1<br />

Escuela Sistémica, A1-1<br />

Escuela paradógica, A1-1<br />

Esfera<br />

emotivo-afectiva, 139, 143<br />

escolar, 139, 144-145<br />

social, 139, 143-144<br />

valores, 139, 146-147<br />

vocacional-profesional, 139, 146<br />

Espacio <strong>com</strong>ún de encuentro en la fam ilia,<br />

84, 86-87<br />

físico, 516, 521, 530, 533<br />

personal, 454<br />

(territorio) físico, 344<br />

(territorio) psicológico, 351<br />

vital,,'488<br />

España, Asociaciones de TF en... , A2-1<br />

Federación Española de Asociaciones<br />

de TF en... , A2-1<br />

Formación de orientadores en... A2-1<br />

terapeutas en , A2-1<br />

Jornadas de TF en A2-1<br />

Masters en TF en A2-1<br />

Orientación Familiar en... A2-1<br />

Revista de TF en... , A2-1<br />

Terapia Familiar en... , A2-1<br />

Espesor histórico (J.Marías), 150,378,<br />

379<br />

Espontaneidad, 492<br />

Esquema corporal y alimentación,<br />

221-224<br />

Estabilidad, 441 , 496<br />

Estabilidad emocional <strong>com</strong>o objetivo en<br />

TF,596<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 751<br />

Estilo educativo a crear en la <strong>familia</strong>, 596<br />

Estilos (actitudes) educativas erróneas,<br />

252<br />

Estratos en la <strong>familia</strong>, 152<br />

Estrategias e intervenciones en TF,<br />

607-623<br />

categorías de , 612<br />

ejemplos de , 618-623<br />

Estructura, 61, 377, 434<br />

formal en la fam ilia, 138<br />

del sistema <strong>familia</strong>r, 193<br />

de los subsistemas, 194<br />

cambios en la... <strong>familia</strong>r en la adolescencia,<br />

A2-2<br />

Etiología, 373<br />

Evaluación del proceso terapéutico, 633<br />

instrumentos de , 633<br />

cuestionarios de previa a la TF y TP,<br />

A1-7<br />

instrumentos de ... previa a la TF y TP,<br />

A2-7<br />

Evolutivo, ritmo de crecimiento... , 30<br />

Exito escolar y vida <strong>familia</strong>r, 266-268<br />

Exterogestación, 105<br />

F<br />

Factor, 151<br />

Familia (Ver también Sistema Familiar)<br />

abierta, 55, 56<br />

anafectiva, 453<br />

anorexígena, 482<br />

ansiosa, 451<br />

autista, 472<br />

caótica, 501<br />

cerrada, 56-57<br />

ciclos vitales en la... , 62-63<br />

<strong>com</strong>plementaria, 86-87, 469<br />

<strong>com</strong>unicación y... , 29, 198<br />

<strong>con</strong>cepto de... , 54<br />

<strong>con</strong>cepto sistémico, 593<br />

<strong>con</strong>figurada por el entorno, 56<br />

<strong>con</strong>fusa, 501<br />

<strong>con</strong>tacto, la ... <strong>com</strong>o lugar de... , 198<br />

creada (ver Sistema Familiar C., SFC)


754 José Antonio Ríos González<br />

Huída, (ver vínculos, rotura de...)<br />

Humor, uso del. .. en TF, 608, 616-617,<br />

618<br />

I<br />

Identidad, 454<br />

<strong>con</strong>fusión de , 147, 149<br />

<strong>con</strong>fusión de y padre, 260<br />

crisis de.. y padre, 260<br />

definida, 595<br />

desatelización de padres y modelos,<br />

260<br />

personal en adolescencia, 132-133,<br />

138<br />

psicosexual y padre, 272<br />

respaldo paterno a la ... , 260<br />

Identificación<br />

<strong>con</strong> adultos, 126-127<br />

cruzada o <strong>con</strong> el otro sexo, 129<br />

madre, <strong>con</strong> la..., 127<br />

modelo de... , 141, 159-160<br />

respuestas negativas de la... , 131<br />

padre, <strong>con</strong> el. .. , 110, 126-127<br />

preidentificación <strong>con</strong> la madre, 110,<br />

213-215<br />

primaria o <strong>con</strong> el padre, 110, 126-127<br />

248-250<br />

primaria, <strong>con</strong>diciones para la... ,<br />

248-249<br />

proceso de..., 130-132<br />

secundaria o <strong>con</strong> la madre, 126-127,<br />

128, 280-282<br />

In<strong>con</strong>sciente, 376<br />

Independencia<br />

creadora, 256-257<br />

madura y adulta, 165, 166<br />

mito de..., 165<br />

sana, 370<br />

Indice de interacción <strong>familia</strong>r, 60<br />

Infancia, 379, 382, 387<br />

Informe evolutivo en TF y TP., A2-8<br />

Inmadurez enzimática, 105<br />

inmunológica, 105<br />

neurológica, 105<br />

Inseguridad, 494<br />

Instrumentos de diagnóstico, 535<br />

fichas para la evaluación previa TF y<br />

TP, A1-7<br />

Integración precoz padre-hijo, 245-248<br />

Integración, proceso de..., 139, 141-142<br />

Interacción, 31,511<br />

entre los miembros, 195<br />

<strong>familia</strong>r, 596<br />

<strong>familia</strong>r, diagnóstico de, 61-62<br />

<strong>familia</strong>r, escala de..., 60-61<br />

redes de..., 55<br />

sistémica, 454<br />

Interiorización, proceso de..., 139-140<br />

Interrupciones, 443<br />

Intervenciones en TF (ver Estrategias)<br />

alternativas, 613<br />

categorías de..., 593, 612<br />

cortas, 614<br />

de asociación, 606<br />

de reestructuración, 607<br />

largas, 614<br />

sobre la <strong>familia</strong> total, 612<br />

el paciente designado, 612<br />

los subsistemas, 612<br />

Intimidad, 159, 368<br />

aislamiento, 160-161<br />

Intrafami1iar, 388, 415<br />

Intrusión, 332, 441 , 465, 486<br />

J<br />

Jerarquía <strong>familia</strong>r, 362, 363<br />

Jerarquización sana en la <strong>familia</strong>, 596<br />

Jornadas Nacionales de TF en España,<br />

A2-1<br />

Jóvenes, <strong>com</strong>o ciclo vital <strong>familia</strong>r, 154,<br />

160-182<br />

Juego, 113-124<br />

clasificación de los..., 123-124<br />

<strong>com</strong>o expresión, 114<br />

de <strong>con</strong>tacto y padre, 247<br />

verbales y padre, 247<br />

estructuras lúdicas:<br />

de ejercicio, 117<br />

de símbolo, 117-118


Juego (<strong>con</strong>t.)<br />

de reglas, 118-121<br />

explicación de los ... , 124<br />

frustración en el... , 106<br />

sistémico, 32<br />

teorías de los... 121-123<br />

t. de enfoque terapéutico, 123<br />

t. del descanso, 121<br />

t. del excedente de energía, 121<br />

t. del atavismo, 121<br />

t. del ejercicio preparatorio, 121<br />

t. del animismo, 122<br />

t. de la derivación por ficción, 122<br />

t. de la información y la redundancia,<br />

122<br />

t. psicoanalíticas sobre el ... , 122<br />

t. catártica, 122<br />

t. piagetiana, 123<br />

Juguete, 114-116<br />

L<br />

<strong>La</strong>ctancia materna, 104<br />

<strong>com</strong>o diálogo mímico, 204-211<br />

en madres primíparas, 207<br />

posturas de la madre en la... , 209-211<br />

<strong>con</strong>diciones para posturas adecuadas,<br />

209<br />

resistencia a la madre en la ... , 207<br />

Lenguaje<br />

cifrado, 32, 34<br />

no verbal (ver Comunicación), 34, 519<br />

sintomático, 70, 151, 154<br />

Libidinal, catexia, 176<br />

objeto... , 207-208, 213<br />

Límites en la <strong>familia</strong>, 458<br />

Llamada telefónica, primera, 521-526<br />

M<br />

Madre, 478<br />

abandono de la... , 103-105<br />

abandono materno, sintomatología del,<br />

107-109<br />

afectividad y ... , 200<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 755<br />

alimentación y madre, 218-227<br />

apego y ... , 199-204<br />

apego, teorías del vínculo que origina<br />

el..., 202<br />

amor materno, 67<br />

<strong>com</strong>o esposa, 229<br />

<strong>com</strong>o persona, 229<br />

<strong>com</strong>portamiento materno, 228-230<br />

<strong>com</strong> unicación afectiva <strong>con</strong> la ...200<br />

<strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> la madre, necesidad de ... ,<br />

201<br />

<strong>con</strong>tacto táctil <strong>con</strong> la madre, 203<br />

<strong>con</strong>tacto oral <strong>con</strong> la madre, 203<br />

cuidado materno, 104<br />

dependencia emocional de la... , 201<br />

desmaternalización, 104, 218<br />

esposa, <strong>La</strong> ... <strong>com</strong>o, 229<br />

hitos en la relación madre-hijo, 200<br />

internalización de la figura m., 104-105<br />

intrusiva, actitud ante la madre... ,<br />

229-230<br />

(ver protagonismo m., 229)<br />

lactancia materna, 104<br />

<strong>com</strong>o diálogo mímico, 204-211<br />

posturas adecuadas en la... , 209-211<br />

maternaje<br />

excesivo, 229<br />

inadecuado, 108<br />

necesidades, satisfacción de... , 199<br />

objeto informe e indistinto, 105<br />

percibida <strong>com</strong>o distinta de sí mismo,<br />

106<br />

persona. <strong>La</strong> <strong>com</strong>o, 229<br />

poder de la , <strong>con</strong>trolar el. .. , 230<br />

preidentificación <strong>con</strong> la madre, 110,<br />

217- 218<br />

prim ípara, 207<br />

protagonismo excesivo de la ... , 229<br />

relación madre-hijo, 102, 103<br />

relación perturbada <strong>con</strong> la... , 108<br />

rol materno, 55<br />

separación cualitativa madre-hijo, 215<br />

separación cuantitativa madre-hijo, 215<br />

subsistema madre-hijo, 95, 103<br />

subsistema madre-padre, 95


756 José Antonio Ríos González<br />

Madre (<strong>con</strong>t.)<br />

terapia fam i1iar. Lugar de la ... en la<br />

228-231<br />

vinculación madre-hijo, 208<br />

Maduración, papel de la fratría en la...,<br />

287-288<br />

Maduración, proceso de..., 139, 142<br />

Mapa de la <strong>familia</strong>, 92, 333, 364, 443<br />

emocional de la <strong>familia</strong>, 351, 516, 520,<br />

530<br />

Masters Formación Terapeutas Familiares,<br />

A2-1<br />

Maternaje inadecuado, 108<br />

Maternalizado, afecto, 206<br />

Matrifocal, <strong>familia</strong>, 389, 460<br />

Matrimonio (unidad <strong>con</strong>yugal), formación<br />

del, 64<br />

Matrimonial, preparación, 64-92<br />

Mejoría en la TF, 632-634<br />

según Minuchin, 593-595, 604<br />

Mensaje, 459<br />

de aceptación o rechazo en niño, 103<br />

de <strong>con</strong>tenido, 72-73<br />

de relación, 70, 73-74<br />

no verbal, 67, 481<br />

Meta<strong>com</strong>unicación, 75, 444<br />

Meta<strong>con</strong>texto, 79-80<br />

Metamensaje, 444<br />

Metarreglas, 78, 79-80<br />

Miembros de la <strong>familia</strong>, 526<br />

interacción entre los..., 195<br />

Mímico, lactancia <strong>com</strong>o diálogo, 204-211<br />

Mito, 391, 406, 409, 420, 422, 423, 425,<br />

434,449<br />

Modelo, 373, 374, 375, 383<br />

cibernético, 501<br />

ficha PEF, 527<br />

ficha STF, 529<br />

Morfogénesis, 497<br />

adaptativa, 497<br />

espontánea, 497<br />

inducida, 497<br />

Morfostasis, 496<br />

<strong>con</strong>sensual, 496<br />

forzada, 497<br />

Motivación a la <strong>familia</strong>, 511,517,523<br />

de la <strong>con</strong>sulta, 511, 517<br />

Motriz, desarrollo..y padre, 271<br />

Multigeneracional, 406<br />

N<br />

Narcisismo,<br />

regresión narcisista, 178<br />

respuestas narcisistas, 131<br />

socializado, 161<br />

Necesidades, satisfacción de..., 200<br />

Neonato, <strong>con</strong>ducta del... , 201<br />

Neurótico, radical, 442<br />

vínculos, 163<br />

Niños, la terapia <strong>familia</strong>r <strong>con</strong> , A1-2<br />

actitud terapéutica en la , A1-2<br />

modelos estratégicos de la..., A1-2<br />

objetivos de la..., A1-2<br />

IINo lI<br />

(el) <strong>com</strong>o organizador psíquico, 216<br />

No-paciente, 445<br />

o<br />

Obesidad<br />

obesígena, <strong>familia</strong>, 221, 223-224<br />

Objetal, relación, 177, 106,89-91<br />

idem preobjetal, 106<br />

Objetivos del diagnóstico en TF, 537<br />

Objeto, figura tutelar, 175<br />

libidinal, 207, 213<br />

llpérdida de... II , 176<br />

significante, 212-216<br />

Octavo mes, angustia del... , 213<br />

Oral, <strong>con</strong>tacto, 203<br />

Organizadores del psiquismo infantil,<br />

216-217<br />

<strong>La</strong> sonrisa <strong>com</strong>o..., 216<br />

<strong>La</strong> angustia del 8 2 mes <strong>com</strong>o..., 216<br />

El11no ll <strong>com</strong>o ..., 216<br />

Orientación de padres, 28-29, 37<br />

gabinete de, 38-39<br />

Orientación escolar, 28<br />

Orientación fam i1iar, 27<br />

campo de la ..., 27


758 José Antonio Ríos González<br />

Pareja (<strong>con</strong>t.)<br />

ajuste diádico de... (DAS), A2-7<br />

amor <strong>con</strong>yugal, 94<br />

<strong>con</strong>trato en Terapia de... , A1-8<br />

formación de la..., 64<br />

modelos de... A1-6<br />

estilos de terapia de... , A1-6<br />

Pareja terapéutica, (ver Coterapia)<br />

Participación ansiógena, 108<br />

Parto y padre, 233<br />

Patrifocal, <strong>familia</strong>, 389<br />

Pecho artificial, 106<br />

Personalidad, 375, 387, 433<br />

Poder intra<strong>familia</strong>r, 496, 497<br />

de la madre (<strong>con</strong>trolar el..) 230<br />

Práctica, Formación de Terapeutas, 671<br />

modalidades de , 672<br />

Preescolar,<br />

edad preescolar, 100<br />

ciclo vital, 100-11 O<br />

Preidentificación <strong>con</strong> la madre, 110<br />

Prematrimonial, preparación, 64-92<br />

Prematuro, 106<br />

Prenatal, rechazo, 105<br />

Prescripciones,<br />

antiterapéuticas, 611<br />

<strong>con</strong>trasistémicas, 609<br />

<strong>con</strong>texto (de), 609<br />

IIdesvío ll<br />

(de), 609<br />

indirectas en terapia <strong>familia</strong>r, A7-8<br />

momento de prescribir, 607-610<br />

normas prácticas según Ríos, para... ,<br />

613-617<br />

paradójicas, 594, 610<br />

reestructurantes, 609<br />

reelaboración sistémica, 609<br />

refuerzo (de), 609<br />

reglas (de), 609<br />

ritos (de), 609<br />

utilización del síntoma (de), 609<br />

Primer encuentro, 514, 516, 525<br />

Primera entrevista, 510, 514-517, 521,<br />

526<br />

Primera llamada telefónica, 521-525<br />

Principios, 495<br />

Proceso de<br />

adaptación social, 139, 140-141<br />

evaluación del. .. en TF, 633<br />

instrumentos de evaluación de!...,<br />

633-634, A2-7<br />

integración, 139, 141-142<br />

interiorización, 139-140<br />

maduración, 139, 142<br />

simbiótico, 469<br />

Terapia Familiar, 593-598<br />

en Minuchin, 594<br />

en Ríos, 595-596<br />

en Selvini, 594<br />

en Whitaker, 595<br />

Progreso evolutivo <strong>com</strong>o objetivo de la<br />

TF,596<br />

Pronóstico, 498<br />

Psicogrupo, 113<br />

Psicosomáticos, trastornos, 337<br />

Psicótico, <strong>com</strong>portamiento, 475<br />

Pubertad, 134, 135<br />

Q<br />

IIQuintacolumnista ll<br />

R<br />

Rebusque, tareas de ..., 125<br />

Rechazo prenatal, 105<br />

Redefinición, 511<br />

Redes de interacción, 55<br />

Reestructuración, 454<br />

activa en Minuchin, 594<br />

Reglas, 332, 367, 496<br />

del SFO, 77<br />

implícitas (RI), 78, 79<br />

metarreglas (MR), 78, 79<br />

re<strong>con</strong>ocidas (RR), 78, 79<br />

secretas (RS), 78, 79<br />

sistémicas, 31<br />

Regresiones, 470<br />

Relación disfuncional, 592<br />

madre-hijo, 102-103<br />

hitos de la..., 200<br />

en la <strong>familia</strong>, 151,513


Relación disfuncional (<strong>con</strong>t.)<br />

interpersonal, 595<br />

objetal, 89, 106, 176<br />

padre-hijo, 103<br />

Relacional, terapia, 592<br />

Resistencia, 445, 498<br />

Resistencias en TF, 624, 625<br />

Respeto a la <strong>familia</strong>, 595<br />

Retroacción, 473<br />

Revistas de Terapia Familiar, A2-1<br />

Ritmo crecimiento evolutivo, 30<br />

Rito, 153-154<br />

Ritual, 449<br />

Rivalidad, 488<br />

fraterna, 289-292<br />

cuerpo a cuerpo, 290<br />

de rechazo, 291-292<br />

mediante la negación del rival, 292<br />

Rodeo en el triángulo <strong>familia</strong>r, 98<br />

Rol(es)<br />

aceptación del. .. , 147<br />

asignados en la fratría, 313-321<br />

materno, 55<br />

paterno, 55<br />

s<br />

Sabotaje a la TF, 625-627<br />

por errores terapéuticos, 626<br />

por resistencias del SF, 624<br />

por resistencia técnica, 625<br />

Sentimientos del terapeuta en sesión,<br />

A8-8<br />

Servicios de Orientación de padres, 38-39<br />

Servicios de Terapia Relacional, 41<br />

Seguridad emocional, 497<br />

Separación cualitativa y cuantitativa<br />

madre-hijo, 211<br />

Sesión de TF, 527<br />

e<strong>con</strong>ómicos, aspectos... de la, 599<br />

grabación de la ... , 600<br />

número de sesiones en TF, 597<br />

pasos a dar en la ... , 596<br />

ritmo entre ... , 597, 598, 599<br />

<strong>con</strong> el subsistema parental, A1-4<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 759<br />

<strong>con</strong> el subsistema fraternal, A2-4<br />

Sexual, ambivalencia, 129<br />

identidad... y padre, 271-276<br />

Sexualidad y alimentación, 224-227<br />

Significatividad, 502<br />

Síntoma, 56, 351,454,510,518<br />

despsicopatologizar el ... , 591<br />

despsiquiatrizar el. .. , 591<br />

<strong>com</strong>o lenguaje, 74, 110, 151<br />

sintomático, lenguaje, 70, 110,<br />

153-154<br />

sintomatología de abandono materno,<br />

107-109<br />

Sistema abierto, 56, 58, 455<br />

animal, 58<br />

cerrado, 56, 472<br />

cibernético, 58, 473<br />

<strong>con</strong>cepto de, 55-56<br />

elemental dinámico, 58<br />

estructura estática, 58<br />

estructura del S.F., 55, 193<br />

estructura de los subsistemas, 194<br />

<strong>familia</strong>r (S.F.) 54, 374-377, 379, 380,<br />

388,390,403,405,431,432,434<br />

<strong>familia</strong>r creado (S.F.C.) 57, 64, 95, 152,<br />

179,180,375,389,421,425,426,<br />

427, 429-434, 435<br />

<strong>familia</strong>r querido o deseado (S.F.Q/O)<br />

152,376,433,434,435<br />

<strong>familia</strong>r de origen (S.F.O.) 64, 66, 92,<br />

96,375-379,380,388,390,393,<br />

394,398,403,407,408,409,411,<br />

413,414,418,419,424,425,426,<br />

427,429,430,431,434,512<br />

flexibilidad del. .. , 61<br />

interacción en el..., 58<br />

naturaleza del..., 54<br />

relacional, 31, 591<br />

resonancia del. .. , 61<br />

rotura <strong>con</strong> el ... , 168-176<br />

social, 58<br />

socio-genético, 58<br />

tipos de... , 58<br />

terapeuta en el ... , 615<br />

terapéutico, 615<br />

trascendental, 58


760 José Antonio Ríos González<br />

Sistémico,<br />

paradigma, 54<br />

reglas del juego... , 32<br />

teorías sistémicas, 31<br />

Socialización, 111-113<br />

ámbito de la..., 30<br />

apego y..., 200<br />

etapas de su desarrollo, 112<br />

Sociogrupo, 113<br />

Sonrisa (la primera) <strong>com</strong>o organizador<br />

psíquico, 216<br />

"Stirpe U<br />

, modelo de Formación de<br />

Terapeutas en ..., 671<br />

Sublimación, 141<br />

Subsistema, 54, 194, 195, 327 Y ss.<br />

<strong>con</strong>fines territoriales, 344<br />

<strong>con</strong>fines vitales, 351<br />

<strong>con</strong>yugal (pareja), 327, 490<br />

dinámica de los, 329<br />

filial (ver fraternal)<br />

flexibilidad del, 330, 359<br />

fraternal, (ver fratría), 313-321, 328,<br />

386,391,433,434,435,490<br />

la sesión <strong>con</strong> el , A2-4<br />

individuo <strong>com</strong>o , 591<br />

intervenciones en los... , 612<br />

lucha en, 341<br />

madre-hijo, 95, 103<br />

padre-hijo, 95, 103<br />

padre-madre, 95<br />

parental, 328, 596<br />

la sesión <strong>con</strong> el ... A1-4<br />

rigidez del, 330<br />

sano, 356<br />

tensión en el, 340<br />

vinculación entre miembros deL .. , 196<br />

Super-ego, 148<br />

Sustitutos paternos, 280-282<br />

T<br />

Tabú, 391,420,423,424,434<br />

Táctil, <strong>con</strong>tacto, 203<br />

Tareas de rebusque, 125<br />

Técnicas a utilizar, 519, 535-536<br />

Asignar <strong>com</strong>petencias, 608<br />

Aumentar tensiones, 608<br />

Captar modelos transaccionales, 608<br />

Circularidad, 614<br />

Determinar límites, 608<br />

Doble mensaje, 609<br />

Doble vínculo, 609<br />

Manejar el humor, 616<br />

Mantenimiento, 607<br />

Mimetismo, 608, 615<br />

Neutralidad, 614<br />

Rastreo, 608<br />

Sostener, educar, guiar, 608<br />

Utilizar los síntomas, 608<br />

Tendencias, 136<br />

Teorías<br />

de base para la TF, 590-593<br />

Balance Theory, 53<br />

del doble vínculo, 76-77<br />

TGS (Teoría Gral. Sistemas), 53<br />

del intercambio, 45<br />

de la <strong>familia</strong>, 53<br />

sistémicas, 31,593<br />

sobre vínculo y apego, 202<br />

Teórica, Formación... de Terapeutas, 671<br />

Terapeuta en el sistema terapéutico, 615<br />

fam ilia de origen deL .. , A1-5<br />

sentimientos del... en sesión. A8-8<br />

Terapia <strong>familia</strong>r, nivel de... , 35, 36, 39-41<br />

autorización grabación vídeo en... A1-8<br />

<strong>con</strong>trato terapéutico en..., A1-8<br />

<strong>con</strong>trol durante la , A1-8<br />

<strong>con</strong>trol final de la , A1-8<br />

informe evolutivo en la... , A1-8<br />

Terapia de pareja:<br />

autorización grabación vídeo en... , A1-8<br />

<strong>con</strong>trato terapéutico en la..., A1-8<br />

<strong>con</strong>trol durante la , A1-8<br />

<strong>con</strong>trol final de la , A1-8<br />

estilo en... A1-6<br />

informe evolutivo en la..., A1-8<br />

Relacional, 592<br />

Servicios de..., 40<br />

Tercer miembro en la relación, 444<br />

Termodinámica, 2 Q principo de la..., 56


Terreno<br />

emocional en la <strong>familia</strong>, 444<br />

físico en la <strong>familia</strong>, 444<br />

Tiempo, 501<br />

.Tipo de <strong>familia</strong>, (ver Familias), 373<br />

Tradiciones, 495<br />

Transacciones, 498<br />

Transmisión, 495<br />

Trastornos psicosomáticos, 337<br />

Tríada, 478, 490<br />

Triángulo/triangulación, 478<br />

perverso, 96-100, 444<br />

Troquelado, 86<br />

u<br />

Unidad <strong>con</strong>yugal, formación de la... 64<br />

Urdim bre <strong>con</strong>stitutiva (Rof), 466<br />

Manual de Orientación y Terapia Familiar 761<br />

v<br />

Valores, 468, 495<br />

de los padres, 342<br />

de referencia en la TF, 596<br />

Video. Autorización grabación en ... A1-8<br />

Vínculos, 54, 327<br />

apego, teorías sobre vínculo y... , 202<br />

búsqueda de..., 171-173<br />

huída de... , 171-173<br />

neuróticos, 163<br />

rotura de... afectivos, 140, 166<br />

Voracidad <strong>com</strong>pulsiva, 220<br />

Yo antilibidinal, 175<br />

libidinal, 175


1. LA DROGA, PROBLEMA HUMANO DE NUESTRO TIEMPO<br />

Guerra, F., Hagget, H.R., de Vicente Monjo, P., Saenz de Pipaon, J.,<br />

Klaus, T., Rof Carballo, J., de la Quintana, P., Solms, H., <strong>La</strong>ín Entralgo, P.<br />

Seminarios y Ediciones, 1974<br />

2. EL CANSANCIO DE LA VIDA<br />

González Seara, L., Pinillos, J.L., Rof Carballo, J., Yela, M., Marías, J.,<br />

Valzelli, L., Grinker, R.R., Bugard, P., Oswald, l., Rodríguez Delgado,<br />

J.M., González de Cardedal, O.<br />

Karpos, Madrid 1975<br />

3. LA FAMILIA, DIALOGO RECUPERABLE<br />

Michel, A., Lisón, C., Paz, Y., R. Delgado, J.M., González Seara, L., de la<br />

Quintana, P., <strong>La</strong>suen, J.R., de Prada, J.M., Arana, J., del Campo, S., Garre,<br />

F., de la Peña, P., Pinillos, J.L., Brown, J., Yela, M., Marías, J., Kellmer<br />

Pringle, M., RofCarballo, J.<br />

Karpos, Madrid 1976.<br />

4. FRONTERAS VIVAS DEL PSICOANALISIS<br />

Rof Carballo, J.<br />

Karpos, Madrid 1975.<br />

5. EL DIVORCIO, PROBLEMA HUMANO<br />

Arana. J., Simó Santonja, V.L., Vela, L., Montoya Triviña, B., Garre, F.,<br />

Aradillas, A., Ríos González, J.A., Pérez Serrano, M., Zarraluqui, L.,<br />

Karpos, Madrid 1976.<br />

6. TERCERA EDAD<br />

Aguirre, J.A., Duocastella, R., Mckenna, J.B., Alonso, J., Rof Carballo, J.,<br />

Garre, F., de la Quintana, P., Prados Arrarte, J., Marías, J., Arana, J.<br />

Karpos, Madrid 1977<br />

7. COMUNICACION Y LENGUAJE<br />

<strong>La</strong>pesa, R. (coord.), Lorenzo, E., Pinillos, J.L., Lázaro Carreter, F., Alarcos,<br />

E., Monge, F., Alvar, M., Badía A.M., de Bustos, E., Seco, M.<br />

Karpos, Madrid 1978<br />

8. TRABAJO Y ESTRES<br />

Kagan, A., Taché, J. Taché, l., Groen, J.J. Cordón, F., Rodríguez Delgado,<br />

J.M., Selye, H., Sigüenza, M., Yela, M., Rof Carballo, J.<br />

Karpos, Madrid 1978


764 Otras Publicaciones leH<br />

9. SUBNORMALIDAD PSIQUICA _<br />

Duocastella, R., Fierro, A., Mayor, F., Arana, J., Campos Castelló, J., Rof,<br />

J., Pelechano, V., Pérez Marin, J., García Iriarte, E., Fernández Sedano, R.<br />

Karpos, Madrid 1978<br />

10. CAMBIO GENERACIONAL Y SOCIEDAD<br />

Jover, J.M., Marias, J., Chacel, R., Carpintero, Helio., González Seara, L.,<br />

Lázaro Carreter, F., Arana, J., <strong>La</strong>ín Entralgo, P., Rof, J., Acosta, R.<br />

Karpos, Madrid 1978.<br />

11. NIÑOS DIFICILES, DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO<br />

Arana, J., Campos Castello, J., Vela, A., Ríos González, J.A., Sancho Rof,<br />

J.M., González de Rivera, J.L., Camarero, J., Iraizoz, E., Olza, M.<br />

Karpos, Madrid 1978.<br />

12. PRIMERA INFANCIA<br />

Ajuriaguerra, J.<br />

Cuadernos Ciencias del Hombre num 1.,<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, Madrid 1978<br />

13. ESTUDIO BIOPSICOSOCIAL DE JUBILADOS - ICAM 79<br />

Carrasco, J.L., Vela, A., Arana, J.<br />

Cuadernos Ciencias del Hombre numo 2-3,<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, 1979<br />

14. HIGIENE PREVENTIVA DE LA TERCERA EDAD<br />

Marias, J., Carrasco, J.L., R. Delgado, J.M., Yela, M., Pinillos, J.L., Borrachero,<br />

J., Mnez <strong>La</strong>ge, J.M., Vega Díaz, E., Rof, J., Ruíz Oriol, M.<br />

Karpos, Madrid 1979.<br />

15. LIBERTADES PERSONALES Y CONVIVENCIA SOCIAL<br />

Marias, J., Yela, M., Azcárate, J., Hernández Gil, A., Fuentes Quintana,<br />

E., Cebrián, J.L., Tusell, J., de la Villa, L.E., Rof Carballo, J., Acosta, R.,<br />

Karpos, Madrid 1980<br />

16. MANUAL DE PSIQUIATRIA<br />

González de Rivera, J.L., Vela, A., Arana, J. (coord).Karpos, Madrid 1980.<br />

17. RELACIONES FAMILIARES PADRES E HIJOS<br />

Marias, J., Pinillos, J.L., Ríos González, J.A. Karpos, Madrid 1980.<br />

18. LA JUVENTUD COMO ES.<br />

Arana, J., Carrasco, J.L. Karpos, Madrid 1980.<br />

19. INTEGRACION SOCIAL DEL SUBNORMAL.<br />

Saizarbitoria, R., Sánchez Llamosas, J. P., De Ramón-<strong>La</strong>ca, M.L., Trueta,<br />

M., Rodríguez, S., Domínguez, M. J. Carrasco, J.L., Arana, J., Gayarre,<br />

C., Ramos, P., Pérez Marin, J.M. Pérez Marín, J., Sáinz de Robles, F., Villares,<br />

J., Rof Carballo, J.<br />

Karpos, Madrid 1980.


Otras Publicaciones ICH 765<br />

20. NIÑOS DESASISTIDOS DEL AMBIENTE FAMILIAR.<br />

Arana, J., Carrasco, J.L. Karpos, Madrid 1980.<br />

21. LAJUVENTUD EN LA FAMILIA Y EN LA SOCIEDAD.<br />

Krebs, H., Marías, J., Morales, R., Van Raffay, A., Arana, J., Carrasco,<br />

J.L., Herreros, A., Hill, P., Rof Carballo, J., García Moreno, C.<br />

Karpos, Madrid 1980.<br />

22. LA DROGA EN LA JUVENTUD.<br />

Marias, J., Vicente Monja, P., Calle Guglieri, J. A., López Muñiz, M., Carrasco,<br />

J.L., Arana, J., Ramón Cavero, M.A., Freixa, F., Pastor y Aldeguer,<br />

V., Del Rey Calero, J., Rof Carballo, J.<br />

2 8 ed. Instituto de Ciencias del Hombre, Madrid 1984.<br />

23. DEMOGRAFIA SANITARIA DE LA ANCIANIDAD.<br />

Arbelo C., A., Hemández R., G.<br />

Karpos, Madrid 1981.<br />

24. PSICOSOCIOLOGIA DE LA JUVENTUD DROGADICTA.<br />

Arana, J., Carrasco, J.L., De Vicente, P.<br />

Karpos, Madrid 1981.<br />

25. HIPERTENSION ARTERIAL<br />

Martínez de Letona, J., Jiménez Casado, M., San Martín, H., Pastor y AIdeguer,<br />

V., Masa Vázquez, C., Charro Salgado, A.L., Noya, M., Rapado,<br />

Aurelio., Usandizaga, J.A., Junco Aguado, E., Aguirre Errasti, C., Paredero<br />

del Bosque Martín, V., Rof Carballo, J.<br />

Karpos, Madrid 1981.<br />

26. EPIDEMIOLOGIA y SALUD DE LA COMUNIDAD<br />

Del Rey Calero, J.<br />

Karpos, Madrid 1982.<br />

27. LA CRISIS MUNDIAL DE LA SALUD<br />

San Martín, H.<br />

Karpos, Madrid 1982.<br />

28. NUEVA ASESORIA FAMILIAR<br />

Mayor Zaragoza, F., De Ajuriaguerra, J., Ríos Gonzalez, J.A., Daniel<br />

O,Leary., Freixá, F., Vázquez Palencia, M., Rof Carballo, J., Vella, G.,<br />

Karpos, Madrid 1982.<br />

29. ALTERNATIVAS DE LA FAMILIA CONSENSUAL<br />

Yela, M., Ríos, A., Arana, J., Garre, F., Magaz S, C., Pinillos, J.L.,<br />

Carrasco, J. L. Karpos, Madrid 1982.<br />

30. EL METODO ESTADISTICO EN LA INVESTIGACION MEDICA<br />

Carrasco de la Peña, J.L.<br />

Karpos, Madrid 1982.


766 Otras Publicaciones leH<br />

31. ECONOMIA y SALUD<br />

Abel-Smith, B., J., Griffiths, A., Rey Calero, J., Palacios y Carvajar, J.,<br />

Yuste, F.J., Zschock, D.K., Velarde Fuertes, J., San Martín, H., Lobo, F.,<br />

<strong>La</strong>ncho de León, J.L., De Miguel, J., Pastor.,<br />

Karpos, Madrid 1982.<br />

32. CREATIVIDAD MEDITERRANEA<br />

García Sabell, D., Mauro, F., Starova, L., Salah, F., Sert, J.L., Hassan, F.,<br />

Bohigas, O., Mayor Zaragoza, F., Elmandjra, M., Rodríguez Delgado, J.<br />

M., Mullender, J., <strong>La</strong>vie, A., Zanuso, M., Aguirre Gili, P., Folch, R., Eco,<br />

U., Ayala, F., Menna, F., Kokólis, X., Bouhdiba, A., Bru, C.M., Roí, J.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, Madrid 1983.<br />

33. EL DOLOR: MECANISMOS BASICOS NEUROFISIOLOGICOS y<br />

FARMACOLOGICOS<br />

Guillemin, R., Bloch, B., R. Delgado, J.M., Herz, A., Wall, P., Figueiras<br />

Mendez, R., Martín Rodriguez, J.G., Bustos, J.C., Flórez, J., Henry, J.L.,<br />

Peral Rodríguez, J., Rabassa, B., <strong>La</strong>ín Entralgo, P., Bravo, G., Honorato,<br />

J., Fatela, L,V., Gybel, J., Alexandre, M.A., Martín, M.I., Colado, M.I.,<br />

García de Jalón, P.D. Roí Carballo, J.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, Madrid 1983<br />

34. LA JUVENTUD EN SU DOLOR Y SUFRIMIENTO<br />

Pinillos, J.L., López de Oruezabal, J., Valero, A., Ríos González, J.A.,<br />

Arana, J., Marti-Tusquets, J.L., Cánovas Sánchez, F., Miret Magdalena,<br />

E., Yela, M., Roí Carballo, J.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, Madrid 1983.<br />

35. TECNICAS DE ESTUDIO<br />

Peláez Salvador, M.C.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, Madrid 1984.<br />

36. ORIENTACION y TERAPIA FAMILIAR<br />

Ríos González, J.A.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, Madrid 1984.<br />

37. INFORMATICA y EVOLUCION DE LA SOCIEDAD<br />

Solana, L., Asúa, F., Eced, M.A., Tolosa, E., Berenguer, J.M., Maestre, P.,<br />

Rincón, J.M., Robinson, D., Czap, H., Buchanan, B., Bruce, J., Martínez,<br />

V., No, J., Danzin, A.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, Madrid 1984.<br />

38. AGRESION SOCIAL<br />

De Miguel, A., Marías, J., Jackson, G., López, A., Mayor, F., R. Delgado,<br />

J.M., Valero, A., Fdez. Ríos, M., Arana, J., Roí, J., García Sabell, D.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, Madrid 1985.


Otras Publicaciones leH 767<br />

39. GENETICA MOLECULAR<br />

Subirana, J.A., Oró, J., Rohme, D., Cerdá, E., Osuna, A., Alonso, C., Vázquez,<br />

D., Wllianson, R., Schwartz, Ch., Modolell, J., R. Villanueva, J.,<br />

Barbacid, M., Mckusich, V., Salas, M., Mayor, F., Alonso, C.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, Madrid 1985.<br />

40. CLIMATERIO FEMENINO O LA EDAD CRITICA DE LA MUJER<br />

Usandizaga, J.A.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, 1986.<br />

41. PROGRAMACION INFORMATICA: SISTEMAS EXPERTOS<br />

Portaencasa, R., Sowa, J.F., Buchanan, B., Calle, J.A., Bautista, E., Prestan,<br />

J., Queralt, M., <strong>La</strong>ra, B., Cuena, J., De Mántaras, R.L., Mayor<br />

Zaragoza, F., Acosta, R.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, Madrid 1986.<br />

42. TRABAJO HUMANO Y EFICAZ EN LA BANCA<br />

Criado, E., González, J., Lundahl, U., Matilla, A., Nakasuji, S., Pinillos,<br />

J.L., Ribera, P., Spangaro, N., Termes, R., Valcárcel, J.R., Yela, M.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, Madrid 1986.<br />

43. ¿QUE ES EL HOMBRE? (1)<br />

Arana, J., <strong>La</strong>ín Entralgo, P., Huarte, J., R. Delgado, J.M., Rof Carballo, J.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, Madrid 1986.<br />

44. ¿QUE ES EL HOMBRE? (11)<br />

Marías, J., Barraquer Bordas, Ll., Yela, M., Mayor, F.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, Madrid 1986.<br />

45. LA NUEVA FRONTERA DEL MEDICAMENTO<br />

<strong>La</strong>ín entralgo, P., Elguero, J., Del Rio, J., Mnez-<strong>La</strong>ge, J.M., Mayor Zaragoza,<br />

F., R. Villanueva, J., Bayes, A., Borja, J., Erill, S., Lobo, F.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, 1986.<br />

46. ENVEJECIMIENTO BIOLOGICO y SALUD<br />

Machado, A., Grisolia, S., Barraquer Bordas, LL., Loew, D.M., Weil, C.,<br />

Bayés, A., Tomer, P., Guindo, J., Ajuriaguerra, J., Rey Bellet-Muller, M.,<br />

Grande Covián, F., Yela, M., González de Cardedal, O.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, 1986<br />

47. INMUNOLOGIA: NUEVOS AVANCES<br />

Alber, Ekkerhard, D., Chigigos, Michael, A., Femández Cruz, E., Gómez<br />

de la Concha, E., Gutiérrez, C., Kreisler, M., Mayor Zaragoza, F., Milla<br />

Santos, A., Segovia de Arana, J.M., Spreafico, F. Instituto de Ciencias del<br />

Hombre, 1986.


768 Otras Publicaciones ICH<br />

48. NUEVAS FRONTERAS EN LA HIPERTENSION ARTERIAL<br />

Bolli. P., Guazzi, M., Melby, J., Michel, J.B., Pardel, H., Revert, L., Robinson,<br />

B., Roí Carballo, J., Rodicio, J.L., Sancho Roí, J., Swales, J.D.,<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, 1986.<br />

49. PSICOLOGIA CLINICA DEL NIÑO<br />

Ajuriaguerra, J. de., Arana, J.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, 1986.<br />

50. INFORMATICA EN LA EDUCACION<br />

Arana, J., Barceló, M., Batlle, J., Castells, César Díaz, J., García de Ansoleaga,<br />

J., A., De Isasa, J., Martínez, L., Montoto, L., Novoa, J., Pazos,<br />

J.M., Queralt, M., Timón, J., Vázquez, R., Zorita, L.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, 1987.<br />

51. NIÑOS DIFICILES, LIMITES PERSONALES Y SOCIALES (1)<br />

Abrisqueta, J.A., Campos, J., Casado, E.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, 1987<br />

52. NIÑOS DIFICILES, LIMITES PERSONALES Y SOCIALES (11)<br />

Roí, J., Vela, M., Arana, J., García Aldea, M.C., Melendo, M.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, 1988.<br />

53. TRATAMIENTO INSUFICIENTE DEL DOLOR<br />

Cervero, F., Flórez, J., Honorato, J., Montes, B.,Lipton, S., López Timoneda,<br />

F., Vidal, F., Montero, A., Muriel, C., Swerdlow, M., Madrid, J.L.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, 1988.<br />

54. DROGADICCION, DATOS PARA UNA RESPUESTA<br />

De Torres, S., Vázquez, E., Gómez de la Concha, E., R. Delgado, J.M.,<br />

Arana, J., Pinillos, J.L., Freixa, F., López López, E.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, 1989.<br />

55. RESISTENCIAS A LA INNOVACION DE SISTEMAS COMPLEJOS.<br />

III FORO DE ISSYK-KUL<br />

Mayor Zaragoza, F., Punset, E., <strong>La</strong>szlo, E., Ottone, D., Toffler, A., Urquidi,<br />

V., Nilsson, S., Aboussenna, M., Hasselbach, H., Segura, A., Forti, A.,<br />

Crozier, M., Roí, J., Touraine, A., Toffler, H., Putzeis, G., Arana, J., Ustinov,<br />

P., Livanelli, O.Z., Carrascosa, M.J. Zolotov, A., Papacristou, T.,<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, 1989. (También en versión<br />

inglesa).<br />

56. DISFUNCIONES CEREBRALES DE APRENDIZAJE<br />

Arana, J., Campos Castello, J., Hirst, W., Gazzaniga, M.S., Boddy, J., Toledo,<br />

M., Galaburda, A.M., Lázaro, A., Riera, S., Spehr, H., Gutiérrez<br />

Zuloaga, l.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, 1989.


Otras Publicaciones leH 769<br />

57. CEREBRO HUMANO Y TECNOLOGIA INTELIGENTE<br />

Aertsen, A., Arana, J., Davies, D.R., Dchgans, J., Fernández, R.,<br />

García Rosa, R., Goiricelaya, l., López de Mántaras, R., Pinillos, J.L.,<br />

Portaencasa, R., Rakic, P., Ster, J., Yamakawa, T.,<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, 1989.<br />

58 . BASES BIOLOGICAS DE LA MEMORIA<br />

García-Austt, E., Rodríguez Delgado, J.M., Yela, M.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, 1990<br />

59 . LA FAMILIA: RESPUESTA INDIVIDUAL Y SOCIAL. UNA OPCION<br />

DE VIDA<br />

Molina, C., Arana, J., Ríos, J.A., Pinillos, J.L., Van Dyke, D.C., Rof, J.,<br />

Dexeus, J.M., Marías, J., Magaz, C., Trueta, M., Usandizaga, J.A.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, 1990<br />

60. LENGUAJE: DIAGNOSTICO/EVALUACION<br />

Arana, J., Deltour, J.1., Barret, M.F., García Cenador, A., De la Fuente,<br />

M., Armesto, C., Díaz de Tudanca, R., Lázaro, A., Toledo, M., Luceño,<br />

J.L., Mansanet, l., Izquierdo, G.<br />

Instituto de Ciencias del Hombre, 1991<br />

61. RECURSOS HUMANOS EN LA EMPRESA MODERNA<br />

J. Arana<br />

62. CUADERNOS ICH DE LOGOPEDIA - N° 1: Introducción a la Logopedia<br />

- Psicología Evolutiva y del Lenguaje - Lingüística General<br />

J. Arana, P. Aramburuzabala, A. García Cenador, B. Suárez Buratti.<br />

63. CUADERNOS ICH DE LOGOPEDIA - N° 2: Anatomofisiología y Naurofisiología<br />

M. de la Fuente, M. Toledo<br />

64. CUADERNOS ICH DE LOGOPEDIA - N° 3: Fonoaudiología - Fisiopatología<br />

de la Fonación y la Audición<br />

C. Barajas y cols., M. Toledo<br />

65. CUADERNOS ICH DE LOGOPEDIA - N° 4: Deontología Logopédica.<br />

Intervención del Logopeda: Area Sanitaria y Area Pedagógica<br />

P. Aramburuzabala, J.L. Luceño, M. de la Fuente<br />

66. CUADERNOS ICH DE LOGOPEDIA - N° 5: Bases para el tratamiento<br />

logopédico - Diagnóstico y Evaluación del Lenguaje<br />

A. García Cenador, C. Armesto, M. de la Fuente, R. Díaz de Rudanca<br />

67. CUADERNOS ICH DE LOGOPEDIA - N° 6: Trastornos del Lenguaje<br />

de origen neurológico (1): <strong>La</strong> Afasia - Otras alteraciones neuropsicológicas<br />

de la <strong>com</strong>unicación<br />

M. de la Fuente, C. Armesto


770 Otras Publicaciones ICH<br />

68. CUADERNOS ICH DE LOGOPEDIA - N° 7: Trastornos del Lenguaje<br />

de origen neurológico (11): Parálisis Cerebral<br />

R. G6mez-Chico<br />

69. CUADERNOS ICH DE LOGOPEDIA - N° 8: <strong>La</strong> Educación Vocal- Iniciación<br />

a la Musicoterapia - <strong>La</strong> Psi<strong>com</strong>otricidad<br />

P. <strong>La</strong>go Castro, R. Garelli

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