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v. La familia con hijos adolescentes - M-cano.com

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10 Mariano Vela<br />

milmente será la última. No es tampoco nada clara, ni siquiera indudable, a pesar<br />

de la alarma.<br />

Yo creo que lo más característico de la <strong>familia</strong> en los últimos tiempos es su<br />

creciente privatización. Ese es uno de los factores decisivos de la crisis, aunque<br />

no el único.<br />

Antes, al menos en Occidente y desde Roma. la <strong>familia</strong> era, sobre todo, una<br />

institución. Se <strong>con</strong>stituía, pública y formalmente, sobre el matrimonio, y éste se<br />

regía por normas religiosas, éticas y legales y <strong>con</strong>suetudinarias de enorme<br />

vigencia social, que, sin excluirlos necesariamente, envolvían y trascendían o<br />

amenguaban los criterios, sentimientos, preferencias y decisiones privadas de<br />

los cónyuges.<br />

Su carácter institucional daba una gran solidez y estabilidad a la <strong>familia</strong>. Su<br />

rotura pública solía ser legalmente inviable o ditrcil y, en general, socialmente<br />

<strong>con</strong>denada; los miembros de la <strong>familia</strong> solían padecerla <strong>com</strong>o un fracaso, un<br />

estigma y una tragedia. Es verdad, sin embargo, que, <strong>con</strong> frecuencia y proporción<br />

variables según las épocas, coexistían, aliado de la institución matrimonial,<br />

no siempre internamente sólida, otras formas de cohabitación y <strong>con</strong>vivencia hoy<br />

más patentes y entonces más ocultas.<br />

<strong>La</strong> inclusión en la institución matrimonial del <strong>com</strong>promiso basado en la aceptación<br />

amorosa, deliberada y mutua de los <strong>con</strong>trayentes, en principio libres y<br />

radicalmente iguales, fué introducida por el cristianismo, aunque matizada en la<br />

práctica de muy diverso modo, según los tiempos, los pueblos y las culturas.<br />

<strong>La</strong> importancia de la decisión privada no ha hecho sino crecer. Hoyes<br />

predominante y positivamente sancionada por la sociedad. No excluye la<br />

aceptación de normas institucionales, pero cada vez las exige menos y, en todo<br />

caso, cuando se aceptan, suele subrayarse el carácter personal y privado del<br />

tal aceptación, incluso si la decisión privada se <strong>con</strong>sidera por los cónyuges <strong>com</strong>o<br />

irrevocable, o, al menos, <strong>com</strong>o permanente. Hoy coexisten formas de matrimonio<br />

y <strong>familia</strong> distintas, pero todas coinciden, aunque <strong>con</strong> grados y matices, en<br />

admitir entre sus fundamentos la decisión privada.<br />

Esta privatización creciente supone, a la vez, riesgos y <strong>con</strong>quistas. El riesgo<br />

principal es la superficialidad. <strong>La</strong> <strong>con</strong>quista principal es el acendramiento.<br />

<strong>La</strong> decisión privada es, por de pronto, privada, de los individuos que la adoptan,<br />

sin demasiada presión de otras instancias. Corre el riesgo de ser superficial, de<br />

fundarse en el capricho, la precipitación inexperta, la atracción momentánea e,<br />

incluso, la deliberada intención de establecer una asociación temporal y pasajera,<br />

mientras la unión <strong>com</strong>plazca. El matrimonio y la <strong>familia</strong>, sin apenas el apoyo

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