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v. La familia con hijos adolescentes - M-cano.com

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Manual de Orientación y Terapia Familiar 283<br />

niveles de la realización del <strong>com</strong>promiso tomen forma muy diversas y peculiares<br />

según cada miembro.<br />

Una vez dado este paso, la presencia paterna enla orientación o terapia puede<br />

esquematizarse acorde <strong>con</strong> los siguientes objetivos.<br />

- Que afronte junto a los miembros la toma de <strong>con</strong>ciencia del tema que<br />

<strong>con</strong>stituye el motivo de la <strong>con</strong>sulta. Es un paso necesario para poder afrontar<br />

el cambio de las reglas, ritos, rotura de mitos y adquisición de nuevos modelos<br />

de interacción. De no hacerlo así seguirá manteniéndose la idea de que el<br />

<strong>con</strong>flicto que se <strong>con</strong>sulta es algo que sólo está en el interior del paciente<br />

designado. El padre -culturalmente muy lejos de verse <strong>com</strong>prometido en los<br />

niveles profundos de la relación <strong>con</strong> el hijo- ha de iniciar una toma de <strong>con</strong>ciencia<br />

que le lleve a abrirse a la posibilidad de tener algo que ver <strong>con</strong> aquello que se<br />

<strong>con</strong>sulta. Y esto no sólo a nivel teórico o especulativo-racional, sino <strong>con</strong> la<br />

subsiguiente <strong>con</strong>clusión de que ha de hacer algo <strong>con</strong>creto para empezar el<br />

cambio que se desea.<br />

Si el padre no entra en este juego interactivo, se mantendrá fuera del ámbito<br />

en que actuará la terapia o la orientación, lo que inevitablemente lleva <strong>con</strong>sigo·<br />

reservarse un potencial de poder que actuará a modo de freno en el esfuerzo<br />

de cambio y de trabajo terapéutico que realicen los demás miembros. El<br />

terapeuta de la <strong>familia</strong> no puede dejar este cabo suelto, a no ser que prefiera<br />

afrontar el trabajo <strong>con</strong> una <strong>familia</strong>- sabiendo que un miembro preponderante -el<br />

padre, en este caso- va a manejar hilos de poder desde fuera del <strong>con</strong>texto<br />

terapéutico. <strong>La</strong>s inexperiencias del terapeuta que <strong>com</strong>ienza <strong>con</strong> <strong>familia</strong>s facilitan<br />

este poder y son las causa de esterilidades en el esfuerzo del terapeuta y de los<br />

que participan en la terapia <strong>familia</strong>r. Los modos en que este <strong>con</strong>trol a distancia<br />

se hace patente son muchos: descalificación del trabajo terapéutico, críticas a<br />

las pautas que van apareciendo, intentos de sabotear las tentativas de cambio,<br />

negativa a posibilitar que quienes quieran puedan participar en la terapia.<br />

Algunas veces -y tengo experiencia de ello- se niega la colaboración e<strong>con</strong>ómica<br />

para que la terapia pueda llevarse a cabo, sobre todo cuando son los miembros<br />

jóvenes de la <strong>familia</strong> los que desean mantener las sesiones porque encuentran<br />

un apoyo y refuerzo en ellas. No hace falta decir que una dificultad de tal<br />

naturaleza tiene fácil solución mediante la redefinición del <strong>con</strong>trato terapéutico<br />

y su vertiente e<strong>con</strong>ómica <strong>con</strong> aquellos miembros menos solventes que deseen<br />

<strong>con</strong>tinuar la terapia.

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