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v. La familia con hijos adolescentes - M-cano.com

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Manual de Orientación y Terapia Familiar 343<br />

<strong>con</strong> mayor o menor claridad un cierto esquema de valores, traducido la mayoría<br />

de las veces en metas u objetivos que desean para los <strong>hijos</strong>, aparece la<br />

preocupación por los IIdebería..." y en torno a los cuales se estructuran verdaderas<br />

presiones <strong>con</strong> las que se lucha desde este subsistema. Unas veces serán<br />

normas sociales (lIdebería portarse así en sociedad, en la escuela, en una<br />

reunión de amigos, en una visita... 11) otras son normas éticas ("debería ser menos<br />

egoísta, más generoso, más responsable, más bueno, más obediente..."), otras<br />

son normas que regulan un cierto modelo estimado <strong>com</strong>o mejor rdebería<br />

estudiar más, aprovechar mejor el tiempo, rendir más, organizar mejor su tiempo<br />

de estudio... II )<br />

Todo ello no es censurable siempre que se mantenga en niveles en los que la<br />

exigencia no impida la realización de otras necesidades básicas del hijo o <strong>hijos</strong><br />

que se ven afectados por la presencia de esta lucha <strong>con</strong> tantas apariencias de<br />

exigencias normales, equilibradas, lógicas. Lo censurable, y lo que a su vez<br />

origina la lucha, es que un alto nivel de exigencias va a originar actitudes<br />

educativas rígidas o desproporcionadas para lo que el sujeto afectado puede<br />

dar en ese momento de sU,evolución personal.<br />

Hay muchos padres que, ya sea porque ellos pudieron exigirse mucho a sí<br />

mismos o, por el <strong>con</strong>trario, porque sufren las <strong>con</strong>secuencias de que no se les<br />

enseñó a ello o nadie les pidió nada, proyectan sobre los <strong>hijos</strong> esta vivencia y<br />

dan gran importancia a la implantación de estos valores. A veces los mismos<br />

padres se autodefinen Ilmuy exigentes ll en todos los planos del <strong>com</strong>portamiento<br />

de un hijo niño o adolescente. Esas madres que se denominan a sí mismas Ilel<br />

ojo vigilante", se manifiestan en el mismo transcurso de una sesión <strong>con</strong> toda la<br />

<strong>familia</strong> de un modo muy particular: durante la sesión, y mientras se habla <strong>con</strong> la<br />

dinámica propia de esta técnica de terapia <strong>familia</strong>r, la madre está <strong>con</strong>trolando<br />

todos y cada uno de los movimientos de los <strong>hijos</strong>. Con gestos, miradas,<br />

pequeños movimientos de cabeza, advertencias mediante el lenguaje inequívoco<br />

de las manos, o breves mensajes verbales, pretende mantener las riendas<br />

del <strong>com</strong>portamiento de cada hijo. En una palabra: no deja actuar libre y<br />

espontáneamente a cada hijo. Si interviene el terapeuta se justifica bajo razones<br />

de tipo social, educativo, de tratar bien los objetos presentes en la sala o los<br />

muebles sobre los que actúan los <strong>hijos</strong> (la silla que ocupan, la mesa alrededor<br />

de la que se sientan, una maceta, un cenicero, una lámpara, un pequeño<br />

adorno).<br />

Sobre tal realidad inequívoca se asienta uno de los medios más idóneos para<br />

poder actuar de modo directo sobre los esquemas <strong>familia</strong>res en este sentido.

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