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Nigidio Fígulo: un pitagórico romano - Tecnológico de Costa Rica

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<strong>Nigidio</strong> <strong>Fígulo</strong>: <strong>un</strong> <strong>pitagórico</strong> <strong>romano</strong><br />

Resumen<br />

Luis A. Fallas López *<br />

En este artículo se presenta la figura <strong>de</strong> <strong>Nigidio</strong> <strong>Fígulo</strong>, el <strong>pitagórico</strong> más reconocido<br />

<strong>de</strong> la antigua Roma, valorada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong>l pitagorismo griego se <strong>de</strong>scriben<br />

las características <strong>de</strong> este singular personaje, cuya principal contribución está en ser<br />

<strong>un</strong>a puerta <strong>de</strong> entrada para el pensamiento griego en Roma. <strong>Nigidio</strong> hizo recordar el<br />

papel político que distinguió al primitivo pitagorismo, el carácter religioso <strong>de</strong>l mismo,<br />

así como su amor por el conocimiento, mas su peculiar aporte lo constituyen sin duda<br />

sus trabajos astrológicos y mágicos, que van a matar <strong>un</strong> nuevo rumbo en el <strong>de</strong>sarrollo<br />

<strong>de</strong> esta conocida escuela filosófica.<br />

Pitagorismo antiguo<br />

Una particularidad <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong>l pensamiento griego es la generación en tierras<br />

itálicas <strong>de</strong>l pitagorismo. En efecto, Pitágoras toma trascen<strong>de</strong>ncia efectiva al<br />

trasladarse hacia tierras <strong>de</strong> la Magna Grecia, no obstante que no podría consi<strong>de</strong>rarse<br />

como exiliado que rompe con sus raíces y su m<strong>un</strong>do; al contrario, el maestro <strong>de</strong>l<br />

nuevo movi-miento lleva <strong>un</strong> "hálito <strong>de</strong> santidad oriental" que será esencial en la<br />

labor <strong>de</strong> concertación <strong>de</strong> sus seguidores. Su ruta <strong>de</strong> acceso a la "fama" es occi<strong>de</strong>nte,<br />

allá don<strong>de</strong> aprecian con <strong>un</strong> poco <strong>de</strong> más candi<strong>de</strong>z y cierto grado <strong>de</strong> ingenuidad los<br />

eternos principios <strong>de</strong> que él era partícipe (¿acaso ya los siglos VI Y V a. C. no mostraban<br />

en los itálicos <strong>de</strong>l sur las características intelectuales tan propias <strong>de</strong>l latino<br />

posterior?). A su paso por Crotona y Metaponto logra el no pobre honor <strong>de</strong> re<strong>un</strong>ir en<br />

torno suyo <strong>un</strong> círculo <strong>de</strong> "amantes <strong>de</strong>l saber" que no sólo le circ<strong>un</strong>darán, sino<br />

también le coayudarán en la reafirmación y el sustento <strong>de</strong> su personalidad y su<br />

pensamiento.<br />

Añadamos a esto que es precisamente en Italia don<strong>de</strong> el pitagorismo da resultado,<br />

pues convence no sólo a <strong>un</strong>os cuantos escogidos, sino a<strong>de</strong>más a com<strong>un</strong>ida<strong>de</strong>s<br />

enteras, con consecuencias políticas evi<strong>de</strong>ntes.<br />

Del pitagorismo antiguo dos caras <strong>de</strong> <strong>un</strong>a misma moneda son manifiestas: la ciencia<br />

y la religión. Una com<strong>un</strong>idad que siguiese al maestro <strong>de</strong> Samos no pue<strong>de</strong> asumir la<br />

<strong>un</strong>a sin la otra. La creencia que proclama Pitágoras tiene rasgos diversos, todos<br />

marcadamente orientales; recor<strong>de</strong>mos tan sólo la trasmigración <strong>de</strong> las almas, el<br />

ascetismo y el dualismo tipo órtico. Esta fe se instituye con <strong>un</strong>a verticalidad esencial,<br />

don<strong>de</strong> el maestro cumple f<strong>un</strong>ciones religiosas, morales, políticas y, por supuesto,<br />

intelectuales. La religiosidad incluye la aceptación <strong>de</strong> <strong>un</strong>a dogmática y <strong>un</strong>a distinción<br />

<strong>de</strong> gentes bastante radicales; la fe ciega en las verda<strong>de</strong>s proclamadas por el maestro,<br />

que no a todos son cognoscibles, permea la esencia misma <strong>de</strong> los primeros grupos.<br />

Pero, j<strong>un</strong>to a la fe, se <strong>de</strong>be a<strong>un</strong>ar la búsqueda intelectual y, por supuesto, el trabajo<br />

con los números, que a lo largo <strong>de</strong> la historia se les ha reconocido. Entendamos aquí<br />

el carácter <strong>de</strong> ciencia como <strong>un</strong>a búsqueda <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r el entorno yel mismo todo<br />

con parámetros estrictos y dícese exactos, esto es, como el intento <strong>de</strong> aplicar <strong>un</strong>a<br />

* Licenciado en filosofía. Profesor <strong>de</strong> la Escuela <strong>de</strong> filosofía <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> <strong>Costa</strong> <strong>Rica</strong>


especie <strong>de</strong> YVCú!-lCúV que nos mida todo aquello que a nuestro enten<strong>de</strong>r se nos<br />

hace realidad. El <strong>pitagórico</strong> entien<strong>de</strong>, quizás, antes que los <strong>de</strong>más presocráticos, que<br />

la intelección <strong>de</strong> lo otro se hace factible con la herramienta categorial, la que para sus<br />

propios intereses se asume con razones numéricas.<br />

A nuestro escaso enten<strong>de</strong>r, el pitagorismo estatuye <strong>un</strong>a concepción <strong>de</strong>l m<strong>un</strong>do que<br />

está plagada <strong>de</strong> categorizaciones, a<strong>un</strong>que no lo pudiesen enten<strong>de</strong>r así. No obstante,<br />

parece haber <strong>un</strong>a dicotomía en la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong> estos itálicos.<br />

Dice Aristóteles en la Metafísica A que para el <strong>pitagórico</strong> todo es número y que en ello<br />

esa totalidad se explica; pero esto no es tan claro si nos remitimos a los textos que nos<br />

ha heredado la tradición, los que, por supuesto, no pudieron haber pertenecido a la<br />

primera generación <strong>de</strong> <strong>pitagórico</strong>s, a menos que rompieran con las normas <strong>de</strong> su<br />

maestro. Buena parte <strong>de</strong> los fragmentos con que contamos hoy no consi<strong>de</strong>ran el<br />

número sino <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l concepto <strong>de</strong> harmonía, y -añadimos nosotros- esta bajo la<br />

intuición <strong>de</strong> la analogía proporciona lista. Si bien se consi<strong>de</strong>ra que el pitagorismo fue<br />

importante para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la numerologia (inclúyase allí lo que se quiera) más<br />

trascen<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el p<strong>un</strong>to <strong>de</strong> vista filosófico parece su aporte a la analogía. Esto se<br />

hace patente, por ejemplo, en la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> los <strong>pitagórico</strong>s <strong>de</strong> generaciones<br />

cercanas al siglo IV a. C., tal como Filolao <strong>de</strong> Crotona y Arquitas <strong>de</strong> Tarento (cf., por<br />

ejemplo, el fragmento 2 <strong>de</strong> los atribuidos al filósofo tarentino). También es posible ver<br />

este carácter en el Timeo <strong>de</strong> Platón, cuya concepción cumple con la riqueza que<br />

incluye el proporcionalismo analógico.<br />

El pitagorismo tiene <strong>un</strong> <strong>de</strong>sarrollo histórico muy particular, que empieza, como hemos<br />

dicho, con <strong>un</strong> tipo <strong>de</strong> círculo relativamente cerrado, que <strong>de</strong> alg<strong>un</strong>a manera ya<br />

suscitaba odios políticos. De estos pequeños grupos se pasa a la dispersión total, con<br />

hechos tan significativos como el incendio en casa <strong>de</strong> Milón, catástrofe que eliminó a<br />

<strong>un</strong>a gran cantidad <strong>de</strong> ellos. Alg<strong>un</strong>os discipulos supieron llevar a<strong>de</strong>lante el pensamiento<br />

más o menos original <strong>de</strong>l maestro <strong>de</strong> Samos y le hicieron renacer en diversos<br />

momentos y lugares, especialmente en el siglo Va. C., claro ejemplo <strong>de</strong> ello es la<br />

com<strong>un</strong>idad pitagórica que se establece en Tarento al mando <strong>de</strong> Arquitas, grupo que<br />

llegará a mantenerse hasta mediados <strong>de</strong>l siglo IV a. C. De este periodo conservamos<br />

alg<strong>un</strong>os <strong>de</strong> los aportes más importantes, no sólo en ámbitos metafísicos, sino también<br />

científicos; asi tenemos, por ejemplo, <strong>de</strong>sarrollos matemáticos como la concepción <strong>de</strong><br />

los cuerpos cónicos y la intelección <strong>de</strong> las proporciones musicales, teorizaciones que<br />

en su mayoría superan las com<strong>un</strong>es anécdotas y atribuciones que se enlazan a la<br />

figura <strong>de</strong> Pitágoras mismo.<br />

En siglos posteriores parece haber <strong>de</strong>saparecido dicho movimiento filosófico y no es<br />

sino hasta el siglo I a. C. en que se cita a <strong>Nigidio</strong> <strong>Fígulo</strong> como el reinstaurador <strong>de</strong>l<br />

pitagorismo, luego vendrán los más importantes neo<strong>pitagórico</strong>s, Apolonio <strong>de</strong> Tiana y<br />

Mo<strong>de</strong>rato <strong>de</strong> Ga<strong>de</strong>s (s. Id. C.), a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> Nicómaco <strong>de</strong> Gerasa y Teón <strong>de</strong> Esmirna (s.<br />

11), entre otros; todos estos sin llegar a conformar <strong>un</strong> círculo religioso y científico tal<br />

como lo hubiese querido Pitágoras mismo.<br />

Debemos recordar que el neopitagorismo, a pesar <strong>de</strong> estar tan lejos <strong>de</strong> los primeros<br />

círculos, pudo haber tenido origen en los restos <strong>de</strong> com<strong>un</strong>ida<strong>de</strong>s que se mantuvieron<br />

en Italia, a<strong>de</strong>más la estructura f<strong>un</strong>damental <strong>de</strong>l pensamiento y vida se mantienen. Sin<br />

embargo, lo que encontramos en <strong>un</strong> pensador como Filolao parece no repetirse, el<br />

énfasis <strong>de</strong> la época es otro, la ten<strong>de</strong>ncia más fuerte es hacia la mística, la ascética, la<br />

mántica, la magia, etc. Por otra parte, es notoria la búsqueda <strong>de</strong> conj<strong>un</strong>tar el<br />

pensamiento platónico y el <strong>pitagórico</strong>, recor<strong>de</strong>mos a propósito <strong>de</strong> ello a Numenio <strong>de</strong><br />

Apamea, Plutarco <strong>de</strong> Queronea y Apuleyo <strong>de</strong> Madaura, pensadores que <strong>de</strong> alg<strong>un</strong>a<br />

manera preparan, entre otras cosas, al neoplatonismo.


ROMA<br />

Es difícil apreciar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva helénica los aportes a la filosofía por parte <strong>de</strong><br />

los latinos <strong>de</strong>l siglo I a. C. Si bien los <strong>romano</strong>sJoman las categorías, el 'lenguaje y las<br />

formas <strong>de</strong> los griegos para a<strong>de</strong>ntrarse en la aventura filosófica, su colaboración no se<br />

ha <strong>de</strong>jado ver como la mejor. Del encuentro <strong>de</strong> culturas que significó la conquista <strong>de</strong><br />

oriente se sigue <strong>un</strong>a ten<strong>de</strong>ncia, <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los conquistadores, a asumir en su propio<br />

ser los logros más importantes <strong>de</strong> aquellos, lo cual implicó <strong>un</strong>a especie <strong>de</strong> reconquista<br />

y colonización intelectual. El <strong>romano</strong> docto probablemente se siente filósofo, pero su<br />

aporte técnico o real al pensamiento no es fácil <strong>de</strong> reconocer. El paso que da la<br />

filosofía romana es extraño al heleno, supera el intelectualismo i<strong>de</strong>alizado por Aristóteles;<br />

el filósofo profesional pier<strong>de</strong> la vanguardia, su bagaje cultural <strong>de</strong>be ser <strong>un</strong>a<br />

f<strong>un</strong>damentación para su acción práctica: la faena politica, allí don<strong>de</strong> se enmarca y<br />

entien<strong>de</strong> la figura <strong>de</strong> Cicerón.<br />

Marco Tulio Cicerón, <strong>un</strong> político filósofo, no es <strong>un</strong> <strong>un</strong> caso aislado, le ro<strong>de</strong>an <strong>un</strong> círculo<br />

<strong>de</strong> reconocidos intelectuales, todos con <strong>un</strong>a perspectiva semejante: la f<strong>un</strong>damentación<br />

teórica <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s propias <strong>de</strong>l <strong>romano</strong>, las que no tenían sino<br />

institucionalizaciones prácticas. Este círculo <strong>de</strong> "filósofos" no es homogéneo,<br />

especialmente si se consi<strong>de</strong>ran las diversas escuelas filosóficas que entraban en<br />

acción; <strong>de</strong>beríamos, al menos, contar entre estas al estoicismo, al epicureísmo y a la<br />

Aca<strong>de</strong>mia. No obstante el proyecto que traza Cicerón es relativamente abierto, él<br />

recoge <strong>de</strong>s<strong>de</strong> joven <strong>de</strong> aquí y <strong>de</strong> allá no sin enfrentar los aspectos que a juicio rompen<br />

con la romanidad, la que poco a poco se va <strong>de</strong>finiendo.<br />

Entre los intelectuales apreciados por Cicerón merece ser consi<strong>de</strong>rado <strong>Nigidio</strong> <strong>Fígulo</strong>,<br />

por quien tiene <strong>un</strong>a gran admiración:<br />

n<strong>un</strong>c P. <strong>Nigidio</strong>, <strong>un</strong>i omnium doctissimo et sanctissimo et maxima quondam<br />

gratia et mihi certe amicissimo, ne benigne qui<strong>de</strong>m polliceri possum. ( Cic. ep. ad<br />

fam. IV, 13)<br />

(Entonces al Pretor <strong>Nigidio</strong>, único siendo el más docto y virtuoso <strong>de</strong> todos y alg<strong>un</strong>a<br />

vez, por <strong>un</strong>a gracia máxima, tambié.n ciertamente el mejor amigo para mí, no puedo<br />

en efecto prometerle nada con benignidad.)<br />

<strong>Nigidio</strong> estaba <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esa clase política que era ansíada por Cicerón,<br />

fuit enim vir ille cum ceteris artibus, quae qui<strong>de</strong>m dignae libero essent, ornatus<br />

omnibus, tum acer investigator et diligens earum rerum, quae a natura involutae<br />

vi<strong>de</strong>ntur. (Cic. Tim. 1, 1.)<br />

(Pues aquel hombre no sólo estuvo adornado con todas las otras artes, que sin duda<br />

son dignas <strong>de</strong> <strong>un</strong> libre, sino también fue <strong>un</strong> agudo y diligente investigador <strong>de</strong> esas<br />

cosas que parecen oscuras para la naturaleza.)<br />

Él mismo tenía sus adherentes o al menos sus simpatizantes, que eran parte <strong>de</strong> los<br />

intelectuales aristócratas a los que <strong>de</strong> algún modo quería re<strong>un</strong>ir Cicerón; a<strong>un</strong>que éste<br />

último probablemente no compartiría mayor cosa <strong>de</strong> la filosofía pitagórica en que se<br />

amparaba <strong>Nigidio</strong>, a pesar <strong>de</strong> que ambos pudieron haber compartido el estudio <strong>de</strong><br />

fuentes, tal como el Timeo. Por otra parte, podríamos aceptar como cierta la siguiente<br />

afirmación <strong>de</strong> Plutarco, a propósito <strong>de</strong> las particulares relaciones entre ambos personajes,<br />

a saber:


.('Anseni...' XXVII)<br />

(Cicerón mismo confesaba que los más bellos y mayores consejos, por los cuales<br />

siendo cónsul rectificó la patria, los compuso j<strong>un</strong>to con el filósofo P. <strong>Nigidio</strong>.)<br />

<strong>Nigidio</strong> <strong>Fígulo</strong> fue <strong>un</strong> hombre <strong>de</strong> reconocida cultura, puesto aliado incluso <strong>de</strong> Varrón;<br />

basta recordar los testimonios <strong>de</strong> Aulo Gelio:<br />

Nigidius Figulus, horno, ut ego arbitror, iuxta M. Varronem doctissimus... (N. A.<br />

IV, 9,1) (<strong>Nigidio</strong> <strong>Fígulo</strong>, el hombre, como yo lo pienso, j<strong>un</strong>to con M. Varrón es el más<br />

docto)<br />

verba s<strong>un</strong>t ipsa haec P. Nigidii, hominis in studiis bonarum artium praecellentis,<br />

quem M. Cicero ingenii doctrinarumque nomine summe reveritus est... (N.A. XI,<br />

11)<br />

(Estas son las mismas palabras <strong>de</strong>l Pretor <strong>Nigidio</strong>, hombre sobresaliente en los estudios<br />

<strong>de</strong> las buenas artes, al que Cicerón respetó sumamente por razón <strong>de</strong> su ingenio y<br />

doctrinas.)<br />

P. Nigidius, civitatis Romanae doctissimus... (N, A, XVII, 7,4)<br />

(P. <strong>Nigidio</strong>, el más docto <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Roma)<br />

Aliado <strong>de</strong> esa erudición, que probablemente se remita a más campos <strong>de</strong> los que se<br />

citan como tratados por él en las referencias con que contamos, asume los cargos<br />

políticos <strong>de</strong> trib<strong>un</strong>o en el año 60 a. C. y <strong>de</strong> pretor en el 58. Su acción pública le lleva a<br />

conocer Oriente; se cita con cargos políticos en Asia. Mas tiene <strong>un</strong> final infeliz en el<br />

exilio dadas sus diferencias con adversarios políticos.<br />

Pocos datos biográficos más interesan, la mayoría <strong>de</strong> los testimonios que nos refieren<br />

la personalidad <strong>de</strong> este <strong>pitagórico</strong> hablan <strong>de</strong> sus especiales caracteristicas no tanto<br />

como erudito y orador, sino como adivinador y mago, cuestiones que le eran al parecer<br />

muy particulares.<br />

<strong>Nigidio</strong> <strong>Fígulo</strong> como <strong>pitagórico</strong><br />

Toda interpretación <strong>de</strong> <strong>un</strong> pensador pue<strong>de</strong> estar cargada <strong>de</strong> los juicios <strong>de</strong>l<br />

comentador. En este caso particular, nosotros llevamos <strong>un</strong>a carga i<strong>de</strong>ológica que<br />

pue<strong>de</strong> ser injusta en la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> este <strong>romano</strong>, pero que no po<strong>de</strong>mos<br />

<strong>de</strong>sechar, a falta <strong>de</strong> mejores perspectivas. _iríamos que <strong>un</strong> pensador <strong>pitagórico</strong> se<br />

discierne no por las alabanzas hacia el maestro <strong>de</strong> Samos, o por su adhesión al<br />

mismo, sino por su capacidad <strong>de</strong> constituir <strong>un</strong>a doctrina o al menos <strong>un</strong>a práctica<br />

intelectual que contenga los parangones <strong>pitagórico</strong>s, que, como los hemos citado<br />

atrás, no son otros sino el número en <strong>un</strong>a armonía que se hace analógica. El hecho <strong>de</strong><br />

repetir <strong>un</strong>a doctrina, tal como la transmigración <strong>de</strong> las almas o la reencarnación, es <strong>un</strong><br />

plano <strong>de</strong> fe y no <strong>de</strong> elaboración filosófica.<br />

No obstante, hay suficientes ejemplos en la antigüedad <strong>de</strong> continuadores <strong>de</strong> las<br />

escuelas que no aportan nadanuevo,mashacen posible la transmisión <strong>de</strong> la doctrina, lo<br />

cual sin duda es muy valioso.


<strong>Nigidio</strong> <strong>Fígulo</strong> es <strong>un</strong> caso muy especial, pues como "pensador <strong>pitagórico</strong>" no aporta<br />

nada significativo, y, sin embargo, es <strong>de</strong> <strong>un</strong>a importancia trascen<strong>de</strong>ntal como<br />

preámbulo en la constitución <strong>de</strong>l neopitagorismo, que ya no será el mismo tipo <strong>de</strong><br />

doctrina que conocimos en los griegos, dado que empezará a manejar aspectos, que<br />

estando implícitos en las com<strong>un</strong>ida<strong>de</strong>s antiguas, no fueron los más significativos para<br />

el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l pensamiento griego.<br />

Dora Liuzzi, autora <strong>de</strong>l único texto que conocemos sobre este "<strong>pitagórico</strong>", lo titula<br />

con dos adjetivos particulares: astrólogo y mago, como queriendo advertir los<br />

aspectos más rimbombantes <strong>de</strong>l <strong>romano</strong>. En efecto, la citada erudición <strong>de</strong> este pretor<br />

se suma a su aparente habilidad con las conocidas prácticas orientales, tan<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñadas por otros filósofos. <strong>Nigidio</strong> era<br />

‘interpres hominum divumque'; 'interpres' medium est: nam et <strong>de</strong>orum<br />

interpretator et hominum, quibus divinas indicat mentes, interpres vocatur et<br />

notandum... (Serv. ad Aen. X, 175)<br />

("Intérprete <strong>de</strong> los hombres y <strong>de</strong> los dioses"; "intérprete" es <strong>un</strong> medio: pues el<br />

intérprete <strong>de</strong> los dioses y <strong>de</strong> los hombres, a quienes indica las intencio-nes divinas, se<br />

llama intérprete.)<br />

Por eso podía llegar a pre<strong>de</strong>cir sucesos trascen<strong>de</strong>ntales históricos o naturales; por<br />

ejemplo, cuenta Suetonio:<br />

quo natus est die, cum <strong>de</strong> Catilinae coniuratione ageretur in curia et Octavius ob<br />

uxoris puerperium serius adfuisset, nota ac vulgata res est p. Nigidium comperta<br />

morae causa, ut horam quoque partus acceperit, adfirmasse dominum terrarum<br />

orbi natum. (August. c. XCIV)<br />

(Ahora bien nació en el día en que se ocupaba en el senado <strong>de</strong> la conjura <strong>de</strong> Catilina y<br />

Dctavio llegó más tar<strong>de</strong> por el parto <strong>de</strong> su esposa, y habiendo sido conocida y<br />

divulgada la cosa, estando segura la causa <strong>de</strong> la tardanza, el P. <strong>Nigidio</strong>, dado que<br />

también supo la hora <strong>de</strong>l parto, afirmó que había nacido para el orbe <strong>un</strong> señor <strong>de</strong> sus<br />

tierras.)<br />

Esta capacidad no se <strong>de</strong>bía a otra cosa que al estudio <strong>de</strong> las estrellas; a propósito <strong>de</strong>l<br />

mismo caso <strong>de</strong> la profecía sobre Octavio, se justificaba así:<br />

Dio XLV, 1)<br />

: (Cass.<br />

(Discernió que eran las mejores [situaciones] <strong>de</strong> las que se dan, según él, en el ore<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong>l cielo y en los cambios <strong>de</strong> los astros, cambios que cumplen ellos naciendo <strong>un</strong>os por<br />

otros y mezclándose <strong>un</strong>os con otros en las homilías [concentraciones] y separaciones.)<br />

En otras palabras, la astrología era el medio eficaz para la consi<strong>de</strong>racíón <strong>de</strong> la<br />

naturaleza tanto humana como <strong>un</strong>iversal o cósmica. Señala D. Liuzzi que<br />

<strong>Nigidio</strong> aveva studiato, come innanzi <strong>de</strong>tto, i rapporti <strong>de</strong>ll'astronomia con<br />

I'astrologia e tali legami si notano nell'opera, se ad essa si riferisce Lucano nella<br />

Farsalia e se si confrontano le dottrine nigidiane con quelle che troviamo negli<br />

scritti astrologici attribuiti all'egizio Nechepso-Petosiri<strong>de</strong>. (<strong>Nigidio</strong> Figulo,


"Astrologo e Mago", pág. 14)<br />

Sus fuentes son, sin duda, orientales; asimismo los rasgos <strong>de</strong> sus labores en estos<br />

campos.<br />

La obra más significativa en cuanto al arte <strong>de</strong> la predicción es el Calendario<br />

brontoscópico, calendario que según este adjetivo <strong>de</strong>bía remitirse a los truenos (1)<br />

o al menos a fenómenos celestes. El origen <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong><br />

predicción según señala Liuzzi está en los etruscos, para quienes los rayos eran<br />

manifestación <strong>de</strong> la vol<strong>un</strong>tad <strong>de</strong> los dioses, a<strong>un</strong>que quizás la fuente primera <strong>de</strong> estos<br />

fuera babilonia. Los fenómenos que predice muy diversos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hechos <strong>de</strong> la<br />

naturaleza enfocados hacia el campo, como, por ejemplo:<br />

Liuzzi, op.<br />

cit., pág. 30)<br />

(Si truena, la atmósfera estará cálida, habrá ab<strong>un</strong>dancia <strong>de</strong> frutos y las corrientes <strong>de</strong><br />

los rios [llenas estarán] <strong>de</strong> no pocos peces, y los cuerpos por cierto estarán faltos <strong>de</strong><br />

fuerza.)<br />

Circ<strong>un</strong>stancias que <strong>de</strong>bían ocurrir el día catorce <strong>de</strong> <strong>un</strong> mes <strong>de</strong> j<strong>un</strong>io. También se<br />

encuentran discernimientos previos <strong>de</strong> acontecimientos políticos importantes<br />

paraRoma; así para el día catorce <strong>de</strong> julio,<br />

Liuzzi, Op. cit., pág. 32)<br />

(Si truena, se an<strong>un</strong>cia que llega a ser para <strong>un</strong>o el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> todos. Este mismo será el<br />

más injusto en las cosas públicas.)<br />

Posiblemente las predicciones se realizarían para diversos años; alg<strong>un</strong>as pertenecen,<br />

según refiere para quienes los rayos eran Liuzzi, a la última parte <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l<br />

<strong>pitagórico</strong>, lo cual se calcula por las conjeturas políticas que implican estos fuera<br />

babilonia. Los distintos hechos "profetizados”.<br />

De este calendario interesa para <strong>un</strong>a interpretación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pitagorismo tan sólo la<br />

aparente fuente científica, por <strong>de</strong>cirlo <strong>de</strong> alg<strong>un</strong>a manera, que constituiría la<br />

observación <strong>de</strong> los astros celestes. Suponiendo que estas predicciones no se tratasen<br />

<strong>de</strong> simples actos <strong>de</strong> magia o <strong>de</strong> astrología, sino más bien <strong>de</strong> algún esfuerzo <strong>de</strong> sacarle<br />

algún partido al conocimiento <strong>de</strong> que sería partícipe como <strong>pitagórico</strong>, podríamos<br />

asumir que se <strong>de</strong>be sumar este texto para <strong>un</strong>a <strong>de</strong>bida comprensión <strong>de</strong>l calendario:<br />

At Figulus cui cura<br />

<strong>de</strong>os secretaque caeli<br />

nosse fuit, quem non stellarum Aegyptia Memphis<br />

aequaret visu numerisque moventibus astra,<br />

aut hic errat, ait,<br />

ulla sine lege per aevum<br />

m<strong>un</strong>dus et incerto<br />

discurr<strong>un</strong>t si<strong>de</strong>ra motu:<br />

aut, si fata movent,<br />

(D.<br />

(O.


orbi generique paratur<br />

humano matura<br />

lues... (Lucan. 1,639 ss.)<br />

(Y Figulo, a quien le fue encargado conocer los dioses y los secretos <strong>de</strong>l cielo, y a<br />

quien no se iguala la egipcia [ciudad] <strong>de</strong> Menfis en la visión <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> las estrellas<br />

y <strong>de</strong> los astros en sus movimientos, dice "o aqui erra el m<strong>un</strong>do sin ley alg<strong>un</strong>a por la<br />

eternidad; o, si mueven los <strong>de</strong>stinos, se prepara <strong>un</strong>a precipitosa corrupción para el<br />

orbe y el género huma-no.)<br />

Siendo así, <strong>de</strong> algún modo se compren<strong>de</strong>ría el movimiento en el cielo bajo <strong>un</strong>a cierta<br />

numerable regularidad, bajo la vieja y buscada "armonía" musical <strong>de</strong> que hablaban<br />

los antiguos. Obviamente para <strong>un</strong> <strong>romano</strong>, menos interesado en <strong>un</strong>a comprensión<br />

filosófica que se justifique por símisma, los hechos cotidianos tanto políticos, como<br />

económicos, <strong>de</strong>bían ser el fin a que ten<strong>de</strong>r, la labor astrológica <strong>de</strong>bería tener <strong>un</strong> norte<br />

claro en las circ<strong>un</strong>stancias que se había <strong>de</strong> vivir. No obstante, se nos hace sumamente<br />

dificultoso suponer algún grado <strong>de</strong> justificación analógica o armónica en estos<br />

"tronados" presagios, la mayoría <strong>de</strong> los cuales parecen la obra <strong>de</strong> <strong>un</strong> "pitoniso". Se<br />

citan a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> este calendario alg<strong>un</strong>as otras obras, <strong>de</strong> las que sólo se cuentan con<br />

referencias, a pesar <strong>de</strong> que podrían tener alg<strong>un</strong>a importancia. Entre esas, <strong>un</strong>a sobre<br />

los sueños que podría ser el antece<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l brontoscópico calendario; otra las<br />

vísceras, que según señala Liuzzi es <strong>un</strong> tema que <strong>de</strong> alg<strong>un</strong>a manera se justifica <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong> la concepción pitagórica <strong>de</strong> la reencarnación; <strong>un</strong>a más sobre el viento, en la que se<br />

establecen relaciones entre este fenómeno natural y los astros, específicamente la<br />

l<strong>un</strong>a. Estas obras podrían consi<strong>de</strong>rarse aportes <strong>de</strong> algún modo científicos <strong>de</strong>l <strong>romano</strong>;<br />

sin embargo, también parecen contextualizarse en la perspectiva <strong>de</strong> su actividad<br />

astrológica.<br />

Son parte <strong>de</strong> importante consi<strong>de</strong>ración los fragmentos <strong>de</strong> la 'Sphaera' y los <strong>de</strong> la<br />

'Sphaera Graecanicae', dado que revelan preocupaciones particulares <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su<br />

actividad intelectual, siendo ésta, la astrológica, la más abrasada por su doctrina; así,<br />

por ejemplo, el fragmento VI da a conocer su preocupación por los cálculos <strong>de</strong> parale<br />

los. Y, a<strong>un</strong>que prácticamente todos los fragmentos presentan <strong>un</strong>a <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> los<br />

fenómenos astrales por vía mítica:<br />

(<strong>de</strong> Capricorno sic refert:) immortali honore donatum, quo in tempore Typhon in<br />

monte Tauro spel<strong>un</strong>cam haberet et [Aegyptum] incoleret. immortalis conivisse,<br />

dum possent ei obsistere, cum eis consilium Pan daret, si neque terras<br />

relinquere velent neque Typhonis immanitati resistere possent... (XIV alcanza a<br />

los inmortales por Schol Germ. p. 87. 11)<br />

([En tomo a Capncornio asi se refiere:] Se le había obsequiado con el honor <strong>de</strong> la<br />

immortalidad, en. el tiempo en que Tlfon dommaba <strong>un</strong>a caverna en el monte Tauro y<br />

[Egipto] habitaba. EI inmortal se <strong>de</strong>scuidaba, mientras podían resistirse cuando Pan<br />

les daba consejo, si es que no querrían abandonar Ias tierras y no podían resistir la<br />

curelada <strong>de</strong> Tifón...).<br />

No se pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar trozos como el siguiente, que sin lugar a<br />

dudas se <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>r en la perspectiva pitagórica que hemos consi<strong>de</strong>rado atrás:<br />

(Nigidius <strong>de</strong> Virgine ita refert:) Virginem lustitiam dici sive Aequitatem, quae ab<br />

hominibus recesserit et ad immortales merito pervenerit. Cum in terra mortals<br />

conveniret, omnibus locis conciliabulisque solitam consistere et praecipere<br />

hominibus, ne temereab aequitate atque iustitia <strong>de</strong>sce<strong>de</strong>rent: quamdiu mortals<br />

monitis oboedissent, tamdiu bitam sine cura ac sollicitudine facturos. Sed cum


neglegentius aequitatem obserbarent insidiasque <strong>de</strong>clinassent, cupiditate<br />

eg avaritia alter alterum <strong>de</strong>ciperent, ab hominibus discessisse. (Schol. Germ. P.<br />

65,20)<br />

([<strong>Nigidio</strong> así dice <strong>de</strong> la Virgen:] se llama virgen a la justicia o equidad, que se habrá <strong>de</strong><br />

alejar <strong>de</strong> los hombres y que alcanza a los mortales, se el mérito. Cuando en la tierra<br />

mantiene ordinaria en todos los lugares y conciliábulos y que estos no se alejen a cie<br />

gas <strong>de</strong> la equidad y la justicia. Cuanto obe<strong>de</strong>cen los mor tales sus consejos, tanto lIe<br />

garán a hacer <strong>un</strong>a vida sin preocupación e inquietud. Pero cuando <strong>de</strong> la forma más<br />

negligente observaren la equidad y caigan en insidias, y por el <strong>de</strong>seo y la avaricia se<br />

engañen el <strong>un</strong>o al otro, se ale jará <strong>de</strong> los hombres.)<br />

Aquí la equidad consti tuye <strong>un</strong> elemento categorial trascen<strong>de</strong>ntal no sólo para la<br />

comprensión <strong>de</strong> lo astral, sino también para la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> la vida humana.<br />

Quizás podríamos damos la libertad <strong>de</strong> asumir la equidad no simplemente como <strong>un</strong><br />

concepto moral, sino <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la perspectiva pitagórica, como <strong>un</strong> encuentro<br />

conceptual entre lo matematizable, lo analogable que se hace armonía, y el referente<br />

humano y social. Esta dicotomía es quizás la obra <strong>de</strong>l encuentro <strong>de</strong>l <strong>romano</strong> y la<br />

tradición pitagórica; a<strong>un</strong>que sin duda no se trata <strong>de</strong> algo completamente nuevo, basta<br />

recordar la labor <strong>de</strong>l pitagorismo en ética y política. Es obvio que, si le consi<strong>de</strong>ramos<br />

como está explícito en este fragmento, el proporcionalismo, que hemos asumido como<br />

valor esencial en el pitagorismo, no pue<strong>de</strong> ser exclusivo <strong>de</strong> esta escuela, <strong>de</strong> hecho se<br />

podría encontrar en diversas tradiciones filosóficas, mitológicas y literarias; no<br />

obstante se nos hace indispensable requerir <strong>de</strong>l texto para concertar lo <strong>pitagórico</strong> <strong>de</strong><br />

este <strong>romano</strong>.<br />

Un aspecto que acerca a <strong>Nigidio</strong> a la larga tradición griega es su extendida "cultura" o<br />

conocimientos generales, que hemos citado atrás; sin embargo esto no es algo que<br />

fuera distintivo <strong>de</strong> los <strong>pitagórico</strong>s, puesto que <strong>un</strong> sabio <strong>de</strong> esta escuela no<br />

necesariamente dominaba muchos campos, a pesar <strong>de</strong> que pue<strong>de</strong>n existir ejemplos.<br />

La gran capacidad citada <strong>de</strong>l <strong>romano</strong> podía significar <strong>un</strong> amplio conocimiento en<br />

materias no políticas, pero no necesariamente ciencias matemáticas sino ciencias<br />

ocultas y astrología, las que podían impactar más por noveda<strong>de</strong>s que interesarían a<br />

los <strong>romano</strong>s. Esto no es signo <strong>de</strong> seguimiento <strong>de</strong> la tradición <strong>de</strong> la escuela, pero sí<br />

constituye <strong>un</strong> paso importante para los subsiguientes neo<strong>pitagórico</strong>s, para quienes<br />

Pitágoras era <strong>un</strong>a figura pletórica <strong>de</strong> saber, <strong>un</strong> hombre cuyas capacida<strong>de</strong>s le llevaban<br />

a conocimientos superiores, tales como aquellos que caracterizaban a <strong>Nigidio</strong>.<br />

Todo eso <strong>de</strong> algún modo nos presenta el singular acercamiento <strong>de</strong> este <strong>romano</strong> a la<br />

vieja escuela pitagórica. Pero nos resta el cuestionamiento más importante a que nos<br />

hemos <strong>de</strong>dicado, esto es: consi<strong>de</strong>rar la posibilidad <strong>de</strong> que este <strong>romano</strong> fuera<br />

realmente <strong>un</strong> pensador que siguiese la línea más significativa, a la luz <strong>de</strong> lo que<br />

<strong>de</strong>cíamos más arriba, <strong>de</strong> la doctrina pitagórica: si asume <strong>de</strong>l algún modo el analogismo<br />

armónico. Esto no parece tener <strong>un</strong>a respuesta clara. Ni siquiera el posible con<br />

cienzudo estudio <strong>de</strong>l Timeo platónico, que se intuye por la carta <strong>de</strong> Cicerón a <strong>Fígulo</strong><br />

citada como V fragmento doxográfico <strong>de</strong>l texto <strong>de</strong> Liuzzi, salva la respuesta. El<br />

conocimiento <strong>de</strong>l Timeo respalda su apego a la doctrina pitagórica, sobre todo<br />

consi<strong>de</strong>rando que <strong>de</strong>bían existir pocas fuentes <strong>de</strong> estudio <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las mismas<br />

com<strong>un</strong>ida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la escuela que quedarían para este primer siglo a. C., pero no implica<br />

aportes importantes en su análisis y seguimiento, más bien esto parece estar en el<br />

plano fi<strong>de</strong>ísta, asimismo las referencias que hemos citado más arriba. Esto, a nuestro<br />

modo <strong>de</strong> ver, objetaría la importancia <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> su "pensamiento".<br />

<strong>Nigidio</strong> Fñigulo y su significadopara el pitagorismo


<strong>Nigidio</strong> no dice nada a la historia <strong>de</strong> la filosofía pitagórica, en esencia es <strong>un</strong> pensador<br />

mediocre, que no pue<strong>de</strong> aportar más que <strong>un</strong> buen o mal uso <strong>de</strong> alg<strong>un</strong>as <strong>de</strong> sus<br />

doctrinas. Sin embargo, tuvo la fama suficiente como para volver a traer a colación el<br />

pitagorismo. La filosofía en Roma da <strong>un</strong>a gran salto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo teorético griego a lo fenoménico<br />

y antropológico, el paso que impulsa y <strong>de</strong> algún modo conmueve toda la<br />

historia ulterior. <strong>Nigidio</strong> está en este momento <strong>de</strong> transición, vive con los suyos <strong>un</strong>a<br />

transformación <strong>de</strong>l m<strong>un</strong>do político y cultural que perdurará por siglos. Su aporte <strong>de</strong>be<br />

consi<strong>de</strong>rarse allí. El mismo hecho <strong>de</strong> que su vida esté marcada por hechos políticos<br />

trascen<strong>de</strong>ntales ya nos habla <strong>de</strong> su particularidad. En esto no está solo, el pitagorismo,<br />

ya lo hemos citado, había consentido la necesidad <strong>de</strong> la acción pública, incluso<br />

había entrado en labores "m<strong>un</strong>danas"; allí don<strong>de</strong> este <strong>romano</strong> estaba presente<br />

(a<strong>un</strong>que, sin duda, las distancias son significativas, basta recordar la constitución <strong>de</strong><br />

las ciuda<strong>de</strong>s a manos <strong>de</strong> los <strong>pitagórico</strong>s y compararlas con las posibilida<strong>de</strong>s reales <strong>de</strong><br />

<strong>un</strong> pretor como el que consi<strong>de</strong>ramos).<br />

No po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> atribuir a <strong>Fígulo</strong> la inmediata conformación <strong>de</strong>l neopitagorismo,<br />

el que manejará sus elementos, tales como el aprecio por las religiones orientales y<br />

sus prácticas características, y sumará muchos más, incluyendo el ascetismo y el<br />

simbolismo <strong>de</strong> los números. Este <strong>romano</strong> es <strong>un</strong>a puerta <strong>de</strong> entrada más para el<br />

helenismo en Roma, así como tantos otros, <strong>un</strong>a puerta que, sin <strong>de</strong>jarlo pasar todo,<br />

abre ante el eflujo <strong>de</strong> <strong>un</strong>a corriente que no podía ser olvidada.<br />

Bibliografía<br />

Barnes, Jonathan, Los filósofos presocráticos. Cátedra, 1992.<br />

Fallas López, Luis A., "La analogia pitagórica". En Revista <strong>de</strong> filosofia <strong>de</strong> la<br />

Universidad <strong>de</strong> <strong>Costa</strong> <strong>Rica</strong>, San José, v. XXX, n° 73, diciembre 1992.<br />

Garcia J<strong>un</strong>ceda, José A., De la mistica <strong>de</strong>l número al rigor <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a: Sobre la<br />

prehistoria <strong>de</strong>l saber occi<strong>de</strong>ntal. Madrid, Editorial Fragua, 1975.<br />

G. S. Kirk, J. E. Raven y M. Schofield, Los filósofos presocráticos. Madrid, Editorial<br />

Gredos, 1987 2aed.<br />

Liuzzi, Dora, (Cura) <strong>Nigidio</strong> Figulo "astrologo e mago", testimonianze e frammenti.<br />

Lecce, Edizioni Milella, 1981.<br />

Poratti, Armando y otros, Los filósofos presocráticos I y 111. Madrid, Editorial Gredos,<br />

1985.<br />

Timpanaro Cardini, Maria, (trad. y comentarios) Pitagorici Testimonianze e Frammenti.<br />

Firenze, "La nuova Italia", Editrice, reimpresión 1969<br />

Palabras clave: Pitagorismo, metafísica, <strong>Fígulo</strong>, <strong>Nigidio</strong> <strong>Fígulo</strong>, pensamiento, Italia.

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