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PROPUESTA DE LECTURA DE UN CUENTO DE CARMEN<br />

NARANJO:<br />

“CUATRO VERSIONES SOBRE UN TANGO UNIVERSAL”<br />

Licda. Maritza Castro<br />

<strong>Costa</strong> <strong>Rica</strong><br />

Resumen<br />

Con gran economía <strong>de</strong> lenguaje, la autora penetra en los bajos fondos y <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

cuatro perspectivas diferentes reconstruye la vida y muerte <strong>de</strong> una prostituta.<br />

El cuento es una <strong>de</strong>nuncia <strong>de</strong>l alto grado <strong>de</strong> culpabilidad que tiene la sociedad<br />

indiferente ante el problema <strong>de</strong> los marginados.<br />

El relato se <strong>de</strong>sarrolla en los bajos fondos y gira alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong><br />

Camelia, una joven prostituta que llegada <strong>de</strong>l campo se instala en la ciudad.<br />

Creemos pertinente insertar este cuento, dada su estructura y estrategia<br />

narrativa, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l ámbito <strong>de</strong> lo legal. Decimos esto a manera <strong>de</strong> hipótesis<br />

que trataremos <strong>de</strong> fundamentar a lo largo <strong>de</strong> esta propuesta. Para lograrlo,<br />

iremos sacando los hilos necesarios para construir el tejido <strong>de</strong> relación entre el<br />

texto que tenemos <strong>de</strong>lante y la lectura que <strong>de</strong> él haremos.<br />

Comencemos por el título:<br />

El título es consi<strong>de</strong>rado como el primer contacto <strong>de</strong>l lector con un texto, por lo<br />

cual nos remitimos a lo que al respecto dice Amalia Chaverri: “ejerce sobre el<br />

lector su autoridad como programador <strong>de</strong> lectura” (Chaverri, 1986:3) y continúa:<br />

es una con<strong>de</strong>nsación <strong>de</strong>l texto y al mismo tiempo una imposición porque<br />

impone fronteras a las que <strong>de</strong>be someterse el lector. Es al mismo tiempo un<br />

discurso sobre un texto y sin embargo, aunque es un elemento autónomo, no<br />

es in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l texto que acompaña.<br />

Centrándonos sobre la palabra “versión”, <strong>de</strong>l título que nos ocupa, leemos:<br />

“Modo que tiene cada uno <strong>de</strong> referir un mismo suceso. // Cada una <strong>de</strong> las<br />

formas que adopta la relación <strong>de</strong> un suceso, el texto <strong>de</strong> una obra o la<br />

interpretación <strong>de</strong> un tema.” (Diccionario RAE.1992: 1476) Y como se especifica<br />

que son cuatro, en a<strong>de</strong>lante las i<strong>de</strong>ntificaremos cada una por separado.<br />

En cuanto al término “universal” lo enten<strong>de</strong>mos como un conjunto <strong>de</strong> individuos<br />

o elementos entre los cuales se consi<strong>de</strong>ran una o más características. Se<br />

aplica al hombre y a sus relaciones con hombres <strong>de</strong> diferentes países, en el<br />

sentido <strong>de</strong> algo general.<br />

El tango:<br />

La palabra “tango” es clave en el título porque dirige nuestra lectura hacia un<br />

género específico y por lo tanto nos <strong>de</strong>tendremos en ella.


El tango pertenece a la música popular, y para que un género musical sea<br />

popular necesita una cierta cantidad <strong>de</strong> información o <strong>de</strong> elementos estéticos<br />

ya conocidos por los individuos en el momento <strong>de</strong> la percepción.<br />

Al insertar en el título la palabra “tango” se alu<strong>de</strong> a que se va a narrar algo<br />

enmarcado en un ambiente popular y <strong>de</strong> una temática particular.<br />

A propósito <strong>de</strong> la música popular Mario Diezmercado (1981:8) indica que en la<br />

sociedad cada cual elige, <strong>de</strong> acuerdo con sus necesida<strong>de</strong>s, su código <strong>de</strong><br />

comunicación musical y que el autor para darse a enten<strong>de</strong>r, a veces lo<br />

selecciona <strong>de</strong> una manera inconsciente, pero escogiendo uno o varios sectores<br />

<strong>de</strong> la sociedad como receptor. Podrá tener la intención <strong>de</strong> dirigirse a todos,<br />

pero subraya, este tipo <strong>de</strong> texto aunque se ocupa <strong>de</strong> la clase baja no va dirigido<br />

a ella, porque esta clase no lee.<br />

Recor<strong>de</strong>mos la importancia <strong>de</strong> la música popular en la sociedad, pues “su<br />

función es mantener un contacto vivo con las raíces ancestrales, y aunque<br />

muchas <strong>de</strong> las funciones originales han <strong>de</strong>saparecido o cambiado, la música<br />

popular siempre está ligada a una función social específica y necesaria.”<br />

(Castro, 1988: 143).<br />

Ernesto Sábato en su libro sobre el tango, consi<strong>de</strong>ra que la mejor <strong>de</strong>finición <strong>de</strong><br />

lo que es un tango la dio Enrique Santos Discépolo cuando dijo: “Es un<br />

pensamiento triste que se baila” (Sábato, 1968:11).<br />

Para Sábato: “El cuerpo <strong>de</strong>l Otro es un simple objeto, y el solo contacto con la<br />

materia no permite trascen<strong>de</strong>r los límites <strong>de</strong> la soledad. Motivo por el cual el<br />

puro acto sexual es doblemente triste, ya que no solo <strong>de</strong>ja al hombre en su<br />

soledad inicial, sino que la agrava y ensombrece con la frustración <strong>de</strong>l intento.”<br />

Este es uno <strong>de</strong> los mecanismos, explica, <strong>de</strong> la tristeza <strong>de</strong>l tango, tan<br />

frecuentemente unida a la <strong>de</strong>sesperanza, al rencor, a la amenaza y al<br />

sarcasmo. Hay en el tango un resentimiento erótico y una tortuosa<br />

manifestación <strong>de</strong>l sentimiento <strong>de</strong> inferioridad ya que el sexo es una <strong>de</strong> las<br />

formas primarias <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r.<br />

El machista se siente obligado a ser macho al cuadrado o al cubo, “no sea que<br />

una <strong>de</strong> esas ni siquiera lo consi<strong>de</strong>ren macho a la primera potencia.” (I<strong>de</strong>m:15).<br />

Según Sábato el tango tiene una proyección social porque relata comunes<br />

problemas, <strong>de</strong>nuncias, sucesos, críticas, todo lo que se ha dado en llamar “la<br />

tanguidad”.<br />

Por otra parte dice Horacio Ferrer que entre un vaso <strong>de</strong> alcohol y una ramera<br />

se sembró la simiente <strong>de</strong> una pura belleza musical:<br />

“Porque el tango se engendra en el talentoso y lozano ejercicio creador<br />

<strong>de</strong> la mala vida <strong>de</strong>l arrabal porteño <strong>de</strong>l 80. Es la obra muy límpida <strong>de</strong><br />

esos impuros. De una pequeña aristocracia al revés. De esta “élite” <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>scastados a la cual, sin embargo, nadie podrá acusar <strong>de</strong> copiona ni<br />

podrá negar la más radical originalidad. (Ferrer, 1980: 47)


Las cuatro versiones que nombra el título las hemos clasificado, para<br />

i<strong>de</strong>ntificarlas en la lectura, <strong>de</strong> la siguiente manera:<br />

1- Versión <strong>de</strong>l portero o versión premonitoria<br />

2- Versión <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong>l bar o versión <strong>de</strong>l observador<br />

3- Versión <strong>de</strong>l huésped o versión <strong>de</strong> la sociedad indiferente<br />

4- Versión <strong>de</strong>l chulo o versión mercantil<br />

La primera versión comienza en el párrafo inicial:<br />

“Y le puedo asegurar que lo vi lo vi, nunca he mentido, ni he necesitado<br />

hacerlo, pues la verdad se impone sobre lo sucedido para <strong>de</strong>stronar el<br />

oficio <strong>de</strong> mentir. Lo cierto es que nadie me ha oído con tanta atención<br />

como uste<strong>de</strong>s y hasta me están grabando como si fuera un personaje<br />

importante, a mí un simple portero sin remuneración alguna, (…) Tengo<br />

un olfato para los presagios que ni les cuento, (…) La primera vez que la<br />

vi, supe <strong>de</strong> lleno que era protagonista <strong>de</strong> un tango, víctima <strong>de</strong> un crimen<br />

pasional.”(Naranjo,1999: 1)<br />

Es fácil comprobar que esta versión respon<strong>de</strong> a alguien que está haciendo una<br />

<strong>de</strong>claración, cuando leemos que el personaje: “asegura” haber sido testigo<br />

visual, que “dice la verdad” y recalca “nadie me ha oído con tanta atención<br />

como uste<strong>de</strong>s y hasta me están grabando”. A<strong>de</strong>más conoce la historia <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el principio, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer día que vio a la mujer sobre la que están<br />

indagando. Respon<strong>de</strong> a una actitud premonitoria porque con solo ver a aquella<br />

mujer él predice que va a morir víctima <strong>de</strong> un crimen pasional.<br />

Todo el ambiente coinci<strong>de</strong> con la escena <strong>de</strong> un interrogatorio don<strong>de</strong> el portero<br />

está frente a unos interlocutores claramente <strong>de</strong>finibles si bien no hemos<br />

escuchado su voz.<br />

En la segunda versión, la <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong>l bar dice entre otras cosas:<br />

“La conocí <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que llegó <strong>de</strong>l campo a la ciudad, con ese oficio tan<br />

visible <strong>de</strong> venta a ratos. Nunca estuve con ella porque me cuido, con<br />

esto <strong>de</strong>l sida es peligroso meterse con cualquiera. A<strong>de</strong>más ella tenía su<br />

vigilante, su chulo, un tipo mal encarado que a su modo le llevaba la<br />

contabilidad. (…) se confortaba con un inmenso silencio como si fuera<br />

un alivio para sus penas oscuras, realmente inconfesables.”(Naranjo,<br />

1999: 2-3)<br />

Gran actualidad tienen hoy al respecto, las palabras <strong>de</strong> Simone <strong>de</strong> Beauvoir a<br />

pesar <strong>de</strong> los años que han pasado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que escribió:<br />

“La necesidad biológica – <strong>de</strong>seo sexual y <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> una posteridad –<br />

que pone al macho bajo la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la hembra, no ha liberado<br />

socialmente a la mujer (…) los dos sexos no han compartido nunca el<br />

mundo por partes iguales, y todavía hoy aunque su condición está<br />

evolucionando, la mujer pa<strong>de</strong>ce <strong>de</strong> muchas <strong>de</strong>sventajas. En casi ningún


país su estatuto legal es idéntico al <strong>de</strong>l hombre, y a menudo la <strong>de</strong>ja en<br />

una situación muy <strong>de</strong>sfavorable. Aunque le sean reconocidos ciertos<br />

<strong>de</strong>rechos abstractamente, una larga costumbre impi<strong>de</strong> que encuentren<br />

una expresión concreta en las costumbres. Económicamente, los<br />

hombres y las mujeres constituyen casi dos castas;” (Beauvoir, 1986:<br />

16)<br />

Leemos la cita <strong>de</strong> Beauvoir a la luz <strong>de</strong> la segunda versión, don<strong>de</strong> queda <strong>de</strong><br />

manifiesto que una pobre mujer comercializada por un chulo tiene ciertamente<br />

una <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia económica <strong>de</strong>nigrante. En su versión el tipo <strong>de</strong>l bar observó<br />

siempre a Camelia <strong>de</strong> lejos y da ahora testimonio ante un interlocutor ausente<br />

igual que el anterior. Como <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l bar conocía a la mujer que a<br />

menudo llegaba a tomarse ahí un trago. El se expresa <strong>de</strong> Camelia como <strong>de</strong><br />

“una cualquiera”, comenta sobre “sus penas oscuras, realmente inconfesables”<br />

y la <strong>de</strong>scribe como “un inmenso silencio”. En otras palabras, una mujer sin<br />

i<strong>de</strong>ntidad, que no tuvo acceso a la palabra aunque los otros sí hablan y<br />

abusan - <strong>de</strong> ella. Y si Camelia comerciaba con el sexo, una <strong>de</strong> las formas<br />

primarias <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, según apuntamos líneas atrás, lo cierto es que nunca<br />

ejerció el po<strong>de</strong>r, porque nunca tuvo acceso a la palabra, paradójicamente<br />

consi<strong>de</strong>rada como la forma <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r por excelencia.<br />

También esta segunda versión cabe <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l paradigma <strong>de</strong> lo legal, pues las<br />

palabras <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong>l bar están respondiendo a un interrogatorio.<br />

De la tercera versión, la <strong>de</strong>l huésped, apuntamos:<br />

“Como quieren que la <strong>de</strong>fina: una percanta cualquiera, casi podía <strong>de</strong>cir<br />

barata (…) La pura verdad es que estas mujeres <strong>de</strong> la vida alegre son<br />

muy solas, resi<strong>de</strong>n en el <strong>de</strong>samparo y por lo general comunican cierta<br />

<strong>de</strong>sazón que incomoda.” (Naranjo, 1999: 3)<br />

Y contestando al interrogatorio que continúan formulando esas voces ausentes.<br />

Dice:<br />

“No me pregunten más, no sé nada y pienso que cada huésped <strong>de</strong> esta<br />

casa es el responsable <strong>de</strong> sus muchas puñaladas, al fin y al cabo le<br />

teníamos una <strong>de</strong>terminada envidia a su libertad y a esa forma <strong>de</strong> vivir<br />

como le da la gana.” (Naranjo: 4)<br />

Pi<strong>de</strong>n a este informante que <strong>de</strong>fina a Camelia y él respon<strong>de</strong> que es una<br />

“percanta” voz <strong>de</strong> la jerga <strong>de</strong>l lunfardo. Así se inserta el texto <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l<br />

paradigma <strong>de</strong>l tango don<strong>de</strong> en un mundo <strong>de</strong> los bajos fondos, <strong>de</strong> “la mala vida<br />

<strong>de</strong> arrabal” a la que se refiere Ferrer, pululan las percantas cualquiera, es <strong>de</strong>cir,<br />

<strong>de</strong> uso público, que una vez gastadas, se <strong>de</strong>sechan como si fueran objetos. La<br />

ironía <strong>de</strong> la frase: “las mujeres <strong>de</strong> la vida alegre son muy solas, resi<strong>de</strong>n en el<br />

<strong>de</strong>samparo…” sitúa al personaje en la “elite <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sclasados”, siempre<br />

según Ferrer, y remite al ámbito en el que está inscrito el tema. Esta versión<br />

<strong>de</strong>l huésped cumple con la función social específica <strong>de</strong> poner <strong>de</strong> nuevo en<br />

evi<strong>de</strong>ncia la sordi<strong>de</strong>z y el <strong>de</strong>samparo en que viven las mujeres <strong>de</strong> la vida


alegre, y cuando confiesa que “cada huésped <strong>de</strong> esta casa es responsable<br />

<strong>de</strong> sus muchas puñaladas” no hace otra cosa que culpar no solo a esa casa<br />

sino por extensión metafórica a la sociedad en que vivimos, que con su<br />

indiferencia es la responsable <strong>de</strong>l abuso <strong>de</strong> la mujer marginada. Por todo esto<br />

consi<strong>de</strong>ramos que esta versión sintetiza y refleja la actitud <strong>de</strong> una sociedad<br />

indiferente.<br />

En la cuarta versión, la <strong>de</strong>l chulo, que calificamos como versión mercantil,<br />

vemos cómo en sus <strong>de</strong>claraciones mantiene su “<strong>de</strong>recho a trabajar y ganarse<br />

la vida”, situación que le parece justa aunque se trate <strong>de</strong>l abuso <strong>de</strong> una mujer<br />

como objeto <strong>de</strong> cambio.<br />

Confirmamos que estas <strong>de</strong>claraciones están impregnadas <strong>de</strong> frases y vocablos<br />

pertenecientes al ámbito <strong>de</strong> lo mercantil cuando leemos: “liquidar ese negocio<br />

ambulante que me producía reales”, “aseguraba un próspero negocio”,<br />

“Cuando le dije lo <strong>de</strong> la comisión no pidió rebaja”, “era mi negocio”, “uno pue<strong>de</strong><br />

hacer fortuna”. Y otras palabras como: “regateo”, “pacto”, “escuetos negocios”.<br />

El chulo conocía el pasado <strong>de</strong> Camelia: había sido una niña abusada<br />

sexualmente:<br />

“tenía un padrastro que la violó así no más porque le dio la gana y la<br />

atropelló violentamente con sus apetitos”. (Naranjo, 1999: 4)<br />

El chulo se <strong>de</strong>squita, dolido <strong>de</strong> haber perdido su negocio y <strong>de</strong>lata al dueño <strong>de</strong><br />

casa:<br />

“Ella me contó que el dueño <strong>de</strong> la casa, coquetón y maja<strong>de</strong>ro, le tiró las<br />

cartas y predijo que muy pronto alguien con un puñal la <strong>de</strong>jaría sin una<br />

seña <strong>de</strong> vida.” (Naranjo, 1999: 5)<br />

Después <strong>de</strong> leer las cuatro versiones <strong>de</strong> los hombres que <strong>de</strong> distinta manera se<br />

relacionaron con la mujer asesinada, es evi<strong>de</strong>nte que no son otra cosa que<br />

<strong>de</strong>claraciones dadas en un interrogatorio <strong>de</strong> tipo <strong>de</strong>tectivesco.<br />

Es en los últimos renglones <strong>de</strong>l texto don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>speja la incógnita <strong>de</strong> quién<br />

fue el asesino, aclaración hecha por un narrador omnisciente que irrumpe al<br />

final y pone en primer plano al dueño <strong>de</strong> casa, personaje que se había<br />

mantenido oculto hasta ese momento.<br />

El narrador omnisciente hace una síntesis <strong>de</strong> la situación y como dictando una<br />

sentencia la resume diciendo: “<strong>de</strong>tuvieron al dueño <strong>de</strong> la posada” y apunta que<br />

nadie se extrañó <strong>de</strong> que hubiera sido ese el <strong>de</strong>tenido. En otras palabras, él<br />

sabía que tácitamente todos reconocían al dueño como el asesino porque:<br />

“Soñaba <strong>de</strong>masiado con puñales presentes en los encuentros…”<br />

Ese narrador omnisciente cierra el último renglón <strong>de</strong>l cuento con la frase<br />

<strong>de</strong>finitoria - como <strong>de</strong> un juez - refiriéndose a Camelia: “Ella se retiró al olvido,<br />

mo<strong>de</strong>sta como era.” Queda manifiesta así la estrategia <strong>de</strong> hacer saltar al<br />

primer plano a un narrador que se ha hecho el ausente a lo largo <strong>de</strong>l relato


porque ha cedido la palabra a los personajes. De esta manera se ha logrado<br />

una información más amplia y una i<strong>de</strong>ntificación más con<strong>de</strong>nsada, amarrando<br />

todos los hilos y aclarando las incógnitas al momento <strong>de</strong>l punto final.<br />

Concluimos diciendo que este relato es ante todo una <strong>de</strong>nuncia <strong>de</strong> las<br />

implicaciones sociales en la vida <strong>de</strong> los marginados, <strong>de</strong> los olvidados, <strong>de</strong> los<br />

débiles. Y en este caso específico, la prostituta es doblemente marginada: por<br />

ser prostituta y por ser mujer. Ella es observada, <strong>de</strong>finida, criticada y juzgada a<br />

partir <strong>de</strong>l punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> los hombres. Des<strong>de</strong> que aparece en escena ya es<br />

premonitoriamente consi<strong>de</strong>rada víctima <strong>de</strong> un crimen pasional. Y por su<br />

condición <strong>de</strong> mujer ingenua que viene <strong>de</strong>l campo y cae en las fauces <strong>de</strong> la<br />

ciudad, nada bueno se espera para ella. No tiene otra salida <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la<br />

sociedad que la margina que ser prostituta. Esta problemática social la<br />

con<strong>de</strong>nsa el título en la palabra “tango”.<br />

Confirmamos que el cuento pertenece formalmente, al ámbito <strong>de</strong> lo legal por<br />

estructurarse, como hemos expuesto, bajo la forma <strong>de</strong> interrogatorios,<br />

<strong>de</strong>claraciones y una sentencia al final. A<strong>de</strong>más, la estrategia narrrativa agiliza<br />

la síntesis y facilita la expresividad logrando así gran economía <strong>de</strong> lenguaje.<br />

Todas condiciones que insertan este cuento <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la literatura <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong><br />

milenio.<br />

Bibliografía<br />

Beauvoir <strong>de</strong>, Simone. (1986) El segundo sexo. Buenos Aires. Ediciones Siglo<br />

Veinte.<br />

Castro, Maritza. (1988). La Cultura Popular en un Texto <strong>de</strong> Virgilio A. Mora R.<br />

Tesis para optar el grado <strong>de</strong> Licenciada en Filología Española. San Pedro <strong>de</strong><br />

Montes <strong>de</strong> Oca: Universidad <strong>de</strong> <strong>Costa</strong> <strong>Rica</strong>.<br />

Chaverri, Amalia. (1986). Introducción a una Titulología <strong>de</strong> la Novelística<br />

<strong>Costa</strong>rricense. Tesis para optar al grado <strong>de</strong> licenciatura en Filología Española.<br />

San Pedro <strong>de</strong> Montes <strong>de</strong> Oca: Universidad <strong>de</strong> <strong>Costa</strong> <strong>Rica</strong>.<br />

Diezmercado, Mario. (1981, noviembre–diciembre) Canción Y Comunicación.<br />

Música, Casa <strong>de</strong> las Américas. Boletín #91, La Habana.<br />

Ferrer, Horacio. (1980), El Libro <strong>de</strong>l Tango. Tomo I. Buenos Aires: Antonio<br />

Tersol Editor.<br />

Naranjo, Carmen. (1999) Los Poetas También se Mueren. Inédito.<br />

Real Aca<strong>de</strong>mia Española. Diccionario <strong>de</strong> la Lengua Española. XXI Edición<br />

(1992). Madrid: Espasa – Calpe, S.A.<br />

Sábato, Ernesto. (1968) Tango. Discusión y Clave. Buenos Aires. Editorial<br />

Losada S.A.

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