mcastro - Tecnológico de Costa Rica

El tango pertenece a la música popular, y para que un género musical sea
popular necesita una cierta cantidad de información o de elementos estéticos
ya conocidos por los individuos en el momento de la percepción.
Al insertar en el título la palabra “tango” se alude a que se va a narrar algo
enmarcado en un ambiente popular y de una temática particular.
A propósito de la música popular Mario Diezmercado (1981:8) indica que en la
sociedad cada cual elige, de acuerdo con sus necesidades, su código de
comunicación musical y que el autor para darse a entender, a veces lo
selecciona de una manera inconsciente, pero escogiendo uno o varios sectores
de la sociedad como receptor. Podrá tener la intención de dirigirse a todos,
pero subraya, este tipo de texto aunque se ocupa de la clase baja no va dirigido
a ella, porque esta clase no lee.
Recordemos la importancia de la música popular en la sociedad, pues “su
función es mantener un contacto vivo con las raíces ancestrales, y aunque
muchas de las funciones originales han desaparecido o cambiado, la música
popular siempre está ligada a una función social específica y necesaria.”
(Castro, 1988: 143).
Ernesto Sábato en su libro sobre el tango, considera que la mejor definición de
lo que es un tango la dio Enrique Santos Discépolo cuando dijo: “Es un
pensamiento triste que se baila” (Sábato, 1968:11).
Para Sábato: “El cuerpo del Otro es un simple objeto, y el solo contacto con la
materia no permite trascender los límites de la soledad. Motivo por el cual el
puro acto sexual es doblemente triste, ya que no solo deja al hombre en su
soledad inicial, sino que la agrava y ensombrece con la frustración del intento.”
Este es uno de los mecanismos, explica, de la tristeza del tango, tan
frecuentemente unida a la desesperanza, al rencor, a la amenaza y al
sarcasmo. Hay en el tango un resentimiento erótico y una tortuosa
manifestación del sentimiento de inferioridad ya que el sexo es una de las
formas primarias del poder.
El machista se siente obligado a ser macho al cuadrado o al cubo, “no sea que
una de esas ni siquiera lo consideren macho a la primera potencia.” (Idem:15).
Según Sábato el tango tiene una proyección social porque relata comunes
problemas, denuncias, sucesos, críticas, todo lo que se ha dado en llamar “la
tanguidad”.
Por otra parte dice Horacio Ferrer que entre un vaso de alcohol y una ramera
se sembró la simiente de una pura belleza musical:
“Porque el tango se engendra en el talentoso y lozano ejercicio creador
de la mala vida del arrabal porteño del 80. Es la obra muy límpida de
esos impuros. De una pequeña aristocracia al revés. De esta “élite” de
descastados a la cual, sin embargo, nadie podrá acusar de copiona ni
podrá negar la más radical originalidad. (Ferrer, 1980: 47)