mcastro - Tecnológico de Costa Rica

Las cuatro versiones que nombra el título las hemos clasificado, para
identificarlas en la lectura, de la siguiente manera:
1- Versión del portero o versión premonitoria
2- Versión del tipo del bar o versión del observador
3- Versión del huésped o versión de la sociedad indiferente
4- Versión del chulo o versión mercantil
La primera versión comienza en el párrafo inicial:
“Y le puedo asegurar que lo vi lo vi, nunca he mentido, ni he necesitado
hacerlo, pues la verdad se impone sobre lo sucedido para destronar el
oficio de mentir. Lo cierto es que nadie me ha oído con tanta atención
como ustedes y hasta me están grabando como si fuera un personaje
importante, a mí un simple portero sin remuneración alguna, (…) Tengo
un olfato para los presagios que ni les cuento, (…) La primera vez que la
vi, supe de lleno que era protagonista de un tango, víctima de un crimen
pasional.”(Naranjo,1999: 1)
Es fácil comprobar que esta versión responde a alguien que está haciendo una
declaración, cuando leemos que el personaje: “asegura” haber sido testigo
visual, que “dice la verdad” y recalca “nadie me ha oído con tanta atención
como ustedes y hasta me están grabando”. Además conoce la historia desde
el principio, desde el primer día que vio a la mujer sobre la que están
indagando. Responde a una actitud premonitoria porque con solo ver a aquella
mujer él predice que va a morir víctima de un crimen pasional.
Todo el ambiente coincide con la escena de un interrogatorio donde el portero
está frente a unos interlocutores claramente definibles si bien no hemos
escuchado su voz.
En la segunda versión, la del tipo del bar dice entre otras cosas:
“La conocí desde que llegó del campo a la ciudad, con ese oficio tan
visible de venta a ratos. Nunca estuve con ella porque me cuido, con
esto del sida es peligroso meterse con cualquiera. Además ella tenía su
vigilante, su chulo, un tipo mal encarado que a su modo le llevaba la
contabilidad. (…) se confortaba con un inmenso silencio como si fuera
un alivio para sus penas oscuras, realmente inconfesables.”(Naranjo,
1999: 2-3)
Gran actualidad tienen hoy al respecto, las palabras de Simone de Beauvoir a
pesar de los años que han pasado desde que escribió:
“La necesidad biológica – deseo sexual y deseo de una posteridad –
que pone al macho bajo la dependencia de la hembra, no ha liberado
socialmente a la mujer (…) los dos sexos no han compartido nunca el
mundo por partes iguales, y todavía hoy aunque su condición está
evolucionando, la mujer padece de muchas desventajas. En casi ningún