<strong>Un</strong> <strong>análisis</strong> <strong>ético</strong> y est<strong>ético</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>parques</strong> <strong>zoológicos</strong>Gadamer teorizó <strong>de</strong> forma magistral 19 que la objetividad plena, por muy noble que seacomo i<strong>de</strong>al, es inalcanzable, pues cada uno <strong>de</strong> nosotros compren<strong>de</strong>mos el mundo <strong>de</strong>s<strong>de</strong>nuestra propia perspectiva. Gadamer explicó cómo cada cultura nos sitúa en un punto <strong>de</strong> vista,y cómo cada punto <strong>de</strong> vista tiene su propio horizonte, es <strong>de</strong>cir, permite percibir y compren<strong>de</strong>rciertos aspectos <strong>de</strong> la realidad, mientras que otros se le escapan. Para po<strong>de</strong>r alcanzar más allá<strong>de</strong> ese horizonte, necesitamos acercarnos a otros puntos <strong>de</strong> vista. El diálogo con personas <strong>de</strong>culturas diversas pue<strong>de</strong> contribuir a ampliar nuestra comprensión <strong>de</strong> la realidad.Solemos pensar que esa diversidad <strong>de</strong> horizontes solo la hallamos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la humanidad,con las diferentes culturas o con las diferentes perspectivas individuales. Pero las otrasespecies son también diferentes perspectivas sobre el mundo. Los animales perciben el mundosubjetivamente, como nosotros, y cada uno lo hace <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista propio. La riqueza<strong>de</strong> la biosfera, por tanto, no consiste simplemente en que alberga objetos distintos, sino sobretodo en que alberga una pluralidad <strong>de</strong> subjetivida<strong>de</strong>s.El i<strong>de</strong>al científico <strong>de</strong> alcanzar una visión objetiva <strong>de</strong> la realidad es fundamental paraavanzar en una comprensión cada vez más precisa, profunda y rigurosa <strong>de</strong> la naturaleza. Sinembargo, no <strong>de</strong>bemos olvidar que nosotros perseguimos esa objetividad i<strong>de</strong>al <strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestrasubjetividad, y que la realidad incluye muchas otras subjetivida<strong>de</strong>s distintas que la perciben yla conocen cada una a su manera. Y si queremos conocer la realidad, <strong>de</strong>bemos esforzarnos porcompren<strong>de</strong>r, en la medida <strong>de</strong> lo posible, esas otras subjetivida<strong>de</strong>s. Por ello, <strong>de</strong>bemos evitar unerror en el que es fácil caer: confundir la objetividad con la subjetividad humana, instaurarnuestro punto <strong>de</strong> vista como el único válido y olvidar la pluralidad <strong>de</strong> perspectivas queexisten. Conocer científicamente a <strong>los</strong> animales y apreciar<strong>los</strong> estéticamente implica intentaracercarse, en la medida <strong>de</strong> lo posible, a compren<strong>de</strong>r su subjetividad. Aquí merece la penarecordar <strong>los</strong> trabajos <strong>de</strong> Thomas Nagel y <strong>de</strong> Antonio Damasio. 20En vez <strong>de</strong> valorar esa pluralidad <strong>de</strong> perspectivas, y <strong>de</strong>dicarnos a estudiarla y protegerla, amenudo imponemos nuestra forma <strong>de</strong> vivir y nuestro punto <strong>de</strong> vista como hegemónicos. Si loanalizáramos en <strong>los</strong> términos <strong>de</strong> T. W. Adorno, podríamos <strong>de</strong>cir que estamos imponiendonuestra i<strong>de</strong>ntidad sobre las otras especies animales, e impidiendo que se muestren comodiferentes, como alternativas a nuestra forma <strong>de</strong> vivir. No <strong>los</strong> reconocemos como seresautónomos, no reconocemos sus puntos <strong>de</strong> vista, su subjetividad. Los tratamos como objetos y<strong>los</strong> reducimos a aquel<strong>los</strong> aspectos que nos resultan útiles. Su significado queda reducido a surelación con nosotros. No solo <strong>los</strong> convertimos en instrumentos a nuestro servicio, sino queproyectamos nuestros símbo<strong>los</strong> sobre el<strong>los</strong>, <strong>de</strong> tal modo que para muchos seres humanosresulta difícil apreciar al animal en sus propios términos, como <strong>de</strong>fendía Saito, pues quedaoculto <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> muchas capas sucesivas <strong>de</strong> símbo<strong>los</strong> humanos.Los zoos instrumentalizan a <strong>los</strong> animales como lo hacen muchas otras industrias. En sucaso, les han encontrado a <strong>los</strong> animales una utilidad estética: exhibir<strong>los</strong> para que el públicopueda contemplar<strong>los</strong>. Así, <strong>los</strong> zoos encierran a <strong>los</strong> animales en espacios concebidos comoescaparates, precisamente para reducir a <strong>los</strong> animales a objetos ornamentales. Lo único queles importa <strong>de</strong> el<strong>los</strong> es su aspecto externo, su apariencia, ese patrón <strong>de</strong> formas, texturas ycolores que <strong>de</strong>leita <strong>los</strong> sentidos <strong>de</strong>l público e inspira a <strong>los</strong> diseñadores <strong>de</strong> objetos que seven<strong>de</strong>n en las tiendas <strong>de</strong> rega<strong>los</strong>. Esa contemplación estética que se ofrece a <strong>los</strong> visitantes es19 Gadamer, Hans-Georg, Verdad y Método, Salamanca, Sígueme, 1977 (1960).20 Nagel, Thomas, “What Is It Like to Be a Bat?”, Phi<strong>los</strong>ophical Review, 83, 1974, p. 435-450.Nagel, Thomas, The View from Nowhere, Oxford <strong>Un</strong>iversity Press, 1986.Damasio, Antonio, Self Comes to Mind, London, Vintage Books, 2010.128Actas I Congreso internacional <strong>de</strong> la Red española <strong>de</strong> Fi<strong>los</strong>ofíaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. XVIII (2015): 115-129.
Marta TAFALLAsuperficial. Si queremos apreciar estéticamente a <strong>los</strong> animales <strong>de</strong> una manera seria yprofunda, tenemos que apreciar<strong>los</strong> como aquello que son, siguiendo la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Yuriko Saito yAllen Carlson. Tenemos que apreciar<strong>los</strong> como sujetos, y tenemos que apreciar<strong>los</strong> viviendo susvidas en libertad en sus ecosistemas, que es el único modo <strong>de</strong> apreciar no solo un cuerpo, sinosobre todo, una forma <strong>de</strong> vivir, un punto <strong>de</strong> vista sobre la realidad.En <strong>los</strong> zoos, así como <strong>los</strong> animales se ven privados <strong>de</strong> libertad, apartados <strong>de</strong> suecosistema y sometidos a una forma <strong>de</strong> vida que no es la suya, así se impi<strong>de</strong> también a <strong>los</strong>visitantes conocer y apreciar estéticamente a <strong>los</strong> animales como aquello que son. Podríamos<strong>de</strong>cir, pues, que <strong>los</strong> zoos son fábricas <strong>de</strong> olvido. Los animales allí encerrados olvidan sui<strong>de</strong>ntidad, hasta el punto <strong>de</strong> que ya no serían capaces <strong>de</strong> sobrevivir en su ecosistema. Y <strong>los</strong>visitantes <strong>de</strong>l zoo olvidan lo que son <strong>los</strong> animales. <strong>Un</strong>os y otros olvidan la libertad, condiciónnecesaria para que la propia i<strong>de</strong>ntidad pueda <strong>de</strong>sarrollarse.ConclusiónDado que la única función que realizan <strong>los</strong> zoos es una función estética, y dado que no larealizan <strong>de</strong> forma satisfactoria, po<strong>de</strong>mos sostener que no existen buenas razones que legitimenla existencia <strong>de</strong> <strong>los</strong> zoos. Para <strong>los</strong> animales, lo mejor es po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>sarrollar en sus hábitats suforma <strong>de</strong> vivir, y para las personas que quieran apreciar estéticamente a <strong>los</strong> animales, lo mejores observar<strong>los</strong> en libertad.Por supuesto, salir a ver animales en la naturaleza es más incómodo que hacerlo en el zoo,pero también más interesante. Como sostenía Jorge Riechmann en el <strong>de</strong>bate que siguió a lapresentación <strong>de</strong> este texto en el congreso, apreciar estéticamente a <strong>los</strong> animales en lanaturaleza incluye apren<strong>de</strong>r a esperar, a ser paciente, a vivir el tiempo <strong>de</strong> otro modo. Creo quetambién implica apren<strong>de</strong>r a expresar gratitud. Los zoos fomentan la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que <strong>los</strong> animalesson nuestra propiedad y <strong>de</strong>ben estar siempre disponibles para nosotros. Salir a la naturaleza,buscar<strong>los</strong>, seguir sus huellas, esperar… nos recuerda que <strong>los</strong> animales tienen cosas másimportantes que hacer que estarse quietos para que <strong>los</strong> miremos. Y cuando finalmentelogramos ver<strong>los</strong>, nos sentimos agra<strong>de</strong>cidos por haber tenido esa oportunidad.Alguien podría objetar que, quien no tiene medios para viajar a África, nunca podrá ver aun león. Pero todos estamos ro<strong>de</strong>ados <strong>de</strong> la fauna <strong>de</strong> <strong>los</strong> ecosistemas en que vivimos, y sisalimos a caminar por el campo, o incluso por la ciudad, encontraremos diversos animalessugerentes, elegantes o misteriosos a <strong>los</strong> que observar y apreciar. Los animales no son soloesas “especies estrella” que publicitan <strong>los</strong> zoos. Hay tantos animales distintos que ni siquierasabemos con seguridad cuántas especies existen. Por otra parte, si queremos ver al león,encontraremos multitud <strong>de</strong> libros, fotografías y documentales que son al mismo tiempo unalección <strong>de</strong> ciencia y una oportunidad para el aprecio est<strong>ético</strong>. Nuevas tecnologías permitenacercarnos cada vez más a <strong>los</strong> animales salvajes. <strong>Un</strong>a estrategia interesante consiste encolocar pequeñas cámaras en el cuerpo <strong>de</strong> <strong>los</strong> animales para grabar su vida cotidiana. Siempreque no les cause ningún daño, es una manera <strong>de</strong> observar su día a día. Aunque no po<strong>de</strong>mosponernos completamente en su piel, intentamos acercarnos un poco a su punto <strong>de</strong> vista. Eso esalgo que un zoo no nos permitirá jamás, precisamente porque sitúa a <strong>los</strong> animales al otro lado<strong>de</strong> <strong>los</strong> barrotes <strong>de</strong> una jaula.Actas I Congreso internacional <strong>de</strong> la Red española <strong>de</strong> Fi<strong>los</strong>ofíaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. XVIII (2015): 115-129. 129