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Su rostro se ilumina con una amplia sonrisa
y la voz suaviza el tono, sin perder el
aplomo, cuando abordamos el tema de su
tierra natal, donde dio sus primeros pasos
como formador de compatriotas, como
enseñante, primero de Educación Primaria
y luego de Educación Secundaria, y donde
comenzó su relación con la política, a
través de la representación sindical.
Alfredo Valles creció en La Perla del
Guadiana, como también se le conoce
a la capital de Durango, desenvolviendo
sus juegos infantiles entre la cultura y la
tradición de la ciudad, caracterizada
por su arquitectura, con casi un millar de
edificios construidos en siglos pasados,
Centro Histórico único en el país, que
fue declarado Patrimonio Cultural de la
Humanidad por la Unesco. Ahí aprendió
la importancia de la solidaridad y del
servicio, valores que reforzó al desarrollar
la actividad docente.
El sentido crítico del dirigente se refleja
al comentar con agudeza: “Creo que
requerimos impulsar la actividad
económica para que las condiciones
sigan mejorando en el estado, porque
Durango está ubicado geográficamente
en una posición nada estratégica”. Pero
para el dirigente partidista, lo más valioso
del terruño donde nació es su gente;
población agradecida, hospitalaria, con
grandes valores y enorme cultura.
Lado B
22
Un rápido vistazo al reloj indica que el
tiempo ha transcurrido y la agenda debe
continuar. El maestro Valles se confiesa
pragmático y enamorado de la música.
“me gusta tocar guitarra en mis tiempos
libres y devoro la lectura cuando esta en
mis manos”.
Pero más allá de eso, resalta su interés por
hacer notar a los aliancistas que el partido
turquesa es un espacio abierto, donde
se escucha, se atiende y se resuelve; en
esos términos y en ese orden, a efecto de
generar confianza y credibilidad. En su
visión, Nueva Alianza –“partido que llevo
tatuado con fuego en el corazón”– no
debe verse como un proyecto sino como
una realidad tangible, posible y que tiene
futuro.
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