Gaston Ugalde - INFO
Art publication with a selection of texts featuring the work of renowned artists Gaston Ugalde
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El Salar, quien puede dudarlo, es un
espacio ritual, ritualizado y ritualizante.
Cuando lo conoces y lo ves por primera
vez, quedas paralizado: el flujo energético
del Salar y sus propios ritos empiezan a
penetrarte y a envolverte y allí es donde
regresas al sentido, pero ya eres distinto,
ya el Salar te ha transfigurado.
Gastón Ugalde o El Artista: Gastón, es,
quien puede dudarlo, El-Artista-Boliviano-por-Excelencia.
Multidisciplinario,
multipremiado, itinerante, nómade expresivo
y nómade existencial, creativo
sin cura, amante-poeta y guerrero como
a él mismo le gustaba definirse, ha ido
encontrando en su lúcido peregrinar por
el camino del arte hecho en Bolivia, los
rostros de la tierra, las hojas de coca, las
marchas campesinas e indígenas, la piedra,
el aguayo, como la materia prima
fundacional de toda su creación.
Pero si algo, algo que funde espacio,
tiempo, materia, misterio y cosmos en un
sola dimensión, algo marcó a Ugalde en
su derrotero, ese algo fundamental y que
trasciende, eso es el Salar de Uyuni.
Para Gastón, el Salar es madre y padre a la
vez. Su indudable desmesura de espíritu
para casi todo encuentra en el Salar –
un santuario del vacío por excelencia-,
una indudable correspondencia anímica
y vivencial. Allí todo sucede, allí todo
puede suceder, allí todo fue sucediendo
aunque para los profanos sólo se trate
de sal, de piedras, de viento, de cactus,
de cielo. Gastón, apelando al arma
fundamental que todo artista genuino
atesora, supo hacer de esta ámbito
extremo, de estos desiertos gélidos y
que a la vez te calcinan, un mundo
nuevo, un mundo artístico, un mundo
donde el único límite posible era el de la
creatividad humana. Un mundo donde
la creación del ser se entramó, se anudó,
se fundió, con la más maravillosa de las
obras jamás concebidas: la naturaleza.
Me piden mil caracteres sobre Gastón
Ugalde. Sólo diré, porque se angosta.
Gastón es el más creativo, no sólo de
todos los artistas bolivianos vivos, sino
de todos los bolivianos. Gastón tiene un
fuego, un empuje, un arte, que yo siento,
que admiro. El ha sido capaz de sintetizar
a Cecilio, a Marina, al Chueco, a Túpac
Katari, a todos, y lanzarlos al infinito,
desde el presente hacia el futuro, como
es la hechura y la promesa que encierra
todo arte, si es vivido, si es genuino.
La obra de Gastón, la obra del Ugalde,
tiene un mérito, tiene un mérito
indudable: carga una marca. Es de
Bolivia. Es, simplemente, suya, propia.
Es única. Es boliviana. Y por síntesis de
lo boliviano, es universal.
Es Ugalde. Es de Tembladerani, La
Paz. Es del Salar de Uyuni, Potosí. Es
suya su marca, pero también es de todos
los que la sientan así. Es nuestra. Es de
todos. Es inolvidable. Es arte. Lo de
Gastón Ugalde, más allá de todas las
clasificaciones, es una sola cosa: es su
vida. Es su arte. Es arte.
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