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Maestro-Artesano

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104 NORBERTO OROPESA<br />

capital, donde estaban apareciendo pequeños sindicatos o agrupaciones<br />

de artesanos, como las tejedoras de Puente Alto y unos artesanos<br />

que trabajaban el metal. Ahí estaba un caballero famoso que hacía<br />

candelabros, el señor Castillo y otro de Combarbalá. Eso fue bueno.<br />

Cuando ya hubo cambio de gobierno, ahí llegamos arriba los artesanos,<br />

se abrió la venta a los países socialistas: Alemania, Yugoslavia,<br />

Rusia; y ahí se empezó a ver más de esos países interesados en apoyar<br />

la causa acá y empezaron a interesarse en esa parte de su proyecto,<br />

la artesanía. Yo vendía, pero nunca había visto que me catetearan<br />

para que entregara. En aquel tiempo, le entregaba a un local famoso,<br />

el faba, uno de los grandes de la venta de artesanía. Le entregaba a<br />

esta tienda y después a otros locales más del centro de Santiago. Y yo<br />

vendía harto, si fue el boom de la perdiz, porque me pedían por docena<br />

esas figuras a las que le hacía por el lado una decoración como alita. Tal<br />

como en Chile cuando algo está de moda y se venden cosas por aquí y<br />

por allá, las vendí todas. Y también lo demás.<br />

Cema empezó a pedirme cantidades determinadas. Terminaba, iba a<br />

entregar y ya me estaban pidiendo que llevara más cosas, y así andaba.<br />

No daba abasto. Entonces un día, en la casa que vivía yo en<br />

Recoleta, en la entrada había una mampara y un pequeño jardincito.<br />

Me acuerdo que tenía una entrega para un comerciante que me había<br />

pedido un lote de cosas, las tenía en una mesa. Y de repente llamaron,<br />

me golpearon la puerta, y yo salí a ver. “Hola don Norberto, venimos<br />

de Cema a buscar cosas, como usted se perdió... Es que ya se vendió<br />

todo, se fue a Alemania, entonces necesitamos más cosas. ¿Tiene ahora?”.<br />

“No, no tengo”. Y el comprador era grandote y miró para adentro:<br />

“¿Y eso que tiene allá que está en la mesa del comedor?” “No,<br />

esos los tengo pedidos, tengo que entregarlos. Además que ustedes se<br />

demoran como una semana en pagar, o quince días”. “¿Ah sí? Véndame<br />

eso”.“Es que tengo que entregarlos”, y era platita al tiro. Me hice<br />

de rogar y llamó a otra persona que andaba con él y le dijo: “Tráeme<br />

el maletín”. Igual que en la mafia. Entonces llegó, abrió el maletín<br />

y dijo: “Muéstrale”. Estaba lleno de plata. Venía a comprar contante<br />

y sonante, “porque usted está vendiendo... Dígame cuánto, y sumamos”,<br />

me dijo. Y yo pensé: “¿Qué hago?” “Bueno”, dije, y ahí mismo<br />

compraron todo al tiro, me pagaron contante y sonante y listo. Esto

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